0% encontró este documento útil (0 votos)
428 vistas226 páginas

DH3

Este número de la revista Derechos Humanos México se enfoca en el tema del Estado de Derecho. Incluye seis artículos escritos por investigadores del Centro Nacional de Derechos Humanos que analizan el Estado de Derecho desde diferentes perspectivas como su significado, principios y tensiones; la contribución de los organismos no jurisdiccionales de protección de derechos humanos en México en relación al derecho humano al agua; las acciones colectivas y su papel en fortalecer al Estado mexicano; el video-vigil
Derechos de autor
© Attribution Non-Commercial (BY-NC)
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
428 vistas226 páginas

DH3

Este número de la revista Derechos Humanos México se enfoca en el tema del Estado de Derecho. Incluye seis artículos escritos por investigadores del Centro Nacional de Derechos Humanos que analizan el Estado de Derecho desde diferentes perspectivas como su significado, principios y tensiones; la contribución de los organismos no jurisdiccionales de protección de derechos humanos en México en relación al derecho humano al agua; las acciones colectivas y su papel en fortalecer al Estado mexicano; el video-vigil
Derechos de autor
© Attribution Non-Commercial (BY-NC)
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 226

Derechos Humanos Mxico

Ao 5

15
2010

Nm

Revista del Centro Nacional de Derechos Humanos

1990

Aniversario 2010

ISSN: 1870-5448

Nueva poca

1990

Aniversario 2010

Los derechos humanos, un compromiso de todos

CENTRO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS

Cupn de suscripcin
Enve este cupn con sus datos completos, as como el original de la ficha de depsito a la Subdireccin de Distribucin y Comercializacin de Publicaciones, Oklahoma nm. 133, col. Npoles, Delegacin Benito Jurez, C. P. 03810, Mxico, D. F. Tel.: 56 69 23 88, ext. 6103 Cuota de suscripcin por un ao (3 nmeros al ao): $180.00 Forma de pago: depsito bancario en Grupo Financiero Banorte, nmero de cuenta 0175978980 Nombre: ----------------------------------------------------Cargo:  ------------------------------------------------------Institucin: --------------------------------------------------Direccin: ---------------------------------------------------Colonia: ----------------------------------------------------Ciudad: - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Estado: -------------------Telfono: - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Fax: ---------------------Correo electrnico: -------------------------------------------Av. Ro Magdalena 108, colonia Tizapn, Delegacin lvaro Obregn, C. P. 01090, Mxico, D. F. Tel.: 56 16 86 92, pgina electrnica: www.cndh.org.mx, correo electrnico: [email protected]

Ao 5 Nm.

15
2 010

Revista del Centro Nacional de Derechos Humanos

Derechos Humanos Mxico

Comit Asesor
Enrique Belda Prez Pedrero (Espaa) Miguel Carbonell Snchez (Mxico) Miriam Crdenas Cant (Mxico) Vctor Manuel Coll Borges (Mxico) Juan Manuel Charry Uruea (Colombia) Paulette Dieterlen Struck (Mxico) Alejandro Straffon Ortiz (Mxico) Yolanda Gmez Snchez (Espaa) Rafael Grasa Hernndez (Espaa) Consuelo Maqueda Abreu (Espaa) Rafael Mrquez Piero (Mxico) Ana Rosa Martn Minguijn (Espaa) Vctor Manuel Martnez Bull Goyri (Mxico) Marcos Francisco Masso Garrote (Espaa) Gonzalo Moctezuma Barragn (Mxico) Julio Csar Ortiz (Colombia) Serafn Ortiz Ortiz (Mxico) Ricardo Pozas Horcasitas (Mxico) Mara Elena Rebato Peo (Espaa) Francisco Javier Daz Revorio (Espaa)

Comit Editorial de la CNDH


Jos Luis Caballero Ochoa Manuel Becerra Ramrez Mara del Refugio Gonzlez Domnguez Nuria Gonzlez Martn Victoria Adato Green Ariadna Estvez Lpez

Derechos Humanos Mxico, Revista del Centro Nacional de Derechos Humanos, nueva poca, ao 5, nm. 15, septiembre-diciembre 2010, es una publicacin cuatrimestral editada por la Comisin Nacional de los Derechos Humanos. Perifrico Sur nm. 3469, col. San Jernimo Ldice, Del. Magdalena Contreras, C. P. 10200, Mxico, D. F., tel. 5681-8125, Lada sin costo 01-800-7152000. Editor responsable: Eugenio Hurtado Mrquez; diseo: Irene Vzquez del Mercado Espinoza; formacin tipogrfica: H. R. Astorga. Reserva de Derechos al uso exclusivo nm. 04-2006-051514073300-102 otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. ISSN 1870-5448. Impresa por Grupo Editorial Zeury, S. A. de C. V., Belice nm. 15, col. Olivar de los Padres, C. P. 01080, Mxico, D. F., se termin de imprimir en noviembre de 2010 con un tiraje de 1,000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura de la CNDH. Queda absolutamente prohibida la reproduccin total o parcial de los contenidos e imgenes de esta publicacin sin previa autorizacin de la CNDH.

Centro Nacional de Derechos Humanos. Av. Ro Magdalena nm. 108, col. Tizapn, Delegacin lvaro Obregn, C. P. 01090, Mxico, D. F. Telfonos: 56 16 86 92 al 95 y del 97 al 99, Fax: 56 16 86 86 Correo electrnico: [email protected]

Contenido
PRESENTACIN ARTCULOS Estado de Derecho: significado, principios y tensiones Alonso Rodrguez Moreno Contribucin de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua Luisa Fernanda Tello Moreno La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano Mara Elena Lugo Garfias Video-vigilancia del bicentenario: un lmite al derecho a la privacidad y una vulneracin al Estado de Derecho Diego Garca Ricci Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones? Moiss Jaime Bailn Corres Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social Carlos Brokmann Haro 15 9

41

67

91

105

129

BIbLIOGRAFA El Estado de Derecho en la ltima dcada. Bibliografa general Eugenio Hurtado Mrquez NUEVAS ADQUISICIONES Libros (mayo-agosto, 2010)

159

Centro de Documentacin y Biblioteca

201

NUEVAS PUbLICACIONES Libros (septiembre-diciembre, 2010) Publicaciones 219

Presentacin

P resentacin
El ltimo nmero del ao 2010 est consagrado al Estado de Derecho. Se trata de un nmero monogrfico que se complementa con una amplia bibliografa sobre el tema. Pensamos que a partir de los trabajos que contiene se puede realizar una reflexin sobre este tipo de Estado, desde perspectivas distintas aunque siempre complementarias ya que nos inspira el fortalecimiento del Estado de Derecho en nuestro pas, para poder impulsar cada da ms una cultura de la legalidad. Los estudios que comprende este volumen fueron realizados por investigadores del CENADEH. El primero, elaborado por Alonso Rodrguez Moreno, se titula Estado de Derecho: significado, principios y tensiones. En sus pginas el autor se propone definir en sentido amplio qu es el Estado de Derecho y cules son los principios orgnicos ms importantes que se derivan de l, sus elementos constitutivos y las tensiones o paradojas que han sealado algunos de sus tericos ms importantes. A fin de lograr satisfactoriamente el objetivo, el autor acude a algunas de las obras clsicas sobre este tema, mediante las cuales presenta tanto el origen del concepto, como las circunstancias en las que se formul. La intencin de este breve trabajo no es otra que hacer comprender de manera sencilla el significado de un trmino que est en boca de todos (juristas, filsofos, abogados) pero que muy pocos saben bien a bien cul es su contenido. A continuacin, Luisa Fernanda Tello Moreno aborda un tema especfico: Contribucin de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua. Su propsito es estudiar el papel de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en Mxico, en relacin con el reconocimiento y cumplimiento del derecho al agua, a travs de sus Recomendaciones, con el objetivo de evaluar su coadyuvancia al respecto, y su posible contribucin al fortalecimiento del Estado de Derecho. En la primera parte plantea un esquema general de los modernos Estados de Derecho y el papel que las Comisiones de Proteccin de los Derechos Humanos desarrollan en l; en segundo lugar, describe el rgimen jurdico del derecho humano al agua y el saneamiento dentro del sistema universal de proteccin de los derechos humanos, as como las disposiciones al respecto en el sistema jurdico nacional; posteriormente, analiza las Recomendaciones emitidas por distintas instituciones protectoras de derechos humanos en el pas en materia del derecho al agua, atendiendo especficamente al estudio de las conductas que motivaron las quejas; la calificacin y acreditacin de violaciones a derechos humanos; los criterios relevantes emitidos por los organismos; las referencias a la normativa internacional en la materia; sus puntos resolutivos, y su contribucin al fortalecimiento del Estado de Derecho. Ms adelante, Mara Elena Lugo Garfias se ocupa de La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano. El trabajo muestra que la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 consagr entre sus derechos, algunos de naturaleza colectiva; sin embargo, no estableci el
[9]

10
Presentacin

Un tema vinculado con el Estado de Derecho, desde la perspectiva de la observacin de las reglas al interior de una comunidad indgena, es el que aborda Carlos Brokmann Haro en el artculo Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social. El autor explica que estas sociedades tienen una concepcin especfica y propia de los derechos y las obliga-

instrumento jurdico para hacerlos valer, por lo que los derechos agrarios y labora les transitaron por diversas fases de cumplimiento primero administrativo y luego jurisdiccional, ya que desde 1992 se incluy la accin de grupo en la materia de proteccin al consumidor, que no se ha ejercido, y finalmente, en julio de 2010, se incorpor la adicin de un prrafo en el artculo 17 constitucional que prescribe las acciones colectivas. Asimismo, hace un anlisis comparativo de las acciones colectivas en Estados Unidos de Amrica, Brasil, Colombia y Espaa, acompaado de la opinin especfica en torno a esta figura procesal por parte de algunos estudiosos en esos pases sobre su experiencia. Para terminar, aborda algunas consideraciones desde la teora general proceso al respecto, y pasa a enunciar entre los objetivos indirectos de las acciones colectivas cmo es que fortalecen el Estado de Derecho y el Estado Social de Derecho en Mxico. Diego Garca Ricci se ocupa de un tema perfectamente delimitado que titula Video-vigilancia del bicentenario: un lmite al derecho a la privacidad y una vulneracin al Estado de Derecho. En este estudio se examina la decisin del Gobierno del Distrito Federal de instalar y usar ocho mil cmaras de vigilancia en toda la ciudad de Mxico a travs del Proyecto Bicentenario Ciudad Segura. En sus pginas argumenta que a pesar de ser un proyecto orientado a mejorar las condiciones de seguridad de todos los habitantes esta ciudad, su implementacin no slo limita importantes derechos fundamentales como lo es el derecho a la privacidad, sino adems amenaza el fortalecimiento del Estado de Derecho. Para ello, se presentan al lector algunas breves ideas sobre este concepto de Estado, para despus analizar el contenido, componentes y alcances del derecho a la privacidad. Finalmente, se concluye que la adopcin desmesurada de los sistemas de video-vigilancia podra afectar algunas de las estructuras bsicas del Estado de Derecho. Moiss Jaime Bailn Corres analiza el tema: Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones? En este ensayo se sostiene que el Acta Constitutiva de la Federacin Mexicana y la Constitucin Federal de 1824 son los primeros documentos que marcan una ruptura ms clara con la legalidad del Antiguo Rgimen en materia de derechos del hombre y de la idea de formar un pleno Estado de Derecho en Mxico. Influidos por documentos gestados en la independencia estadounidense y en la Revolucin francesa, adems de la Constitucin de Cdiz, se establecen una serie de derechos civiles y polticos para los mexicanos, e instituciones polticas. Sin embargo, el autor percibe algunas ausencias como las de libertad de conciencia y la religiosa; adems, de no consignarse con claridad los temas de la igualdad y libertad personal, ni abordarse la cuestin de los derechos de los pueblos indgenas. Ello resulta de la correlacin de las dos grandes fuerzas que integran el nuevo pacto social nacional: una apuntalada en los grupos de propietarios que quieren mantener las cosas slo con independencia pero sin cambios en la estructura social, y otra que busca estos cambios: la necesidad de mantener la unidad del pas lleva a que esos dos documentos fundacionales reflejen internamente las dos posiciones.

ciones de los individuos con respecto a la comunidad. El tequio es uno de los principales instrumentos de la solidaridad social dentro de las corporaciones tradicionales y propone que dicha institucin puede servir para comprender el marco cultural de esos derechos y obligaciones. El trabajo se inicia con una breve revisin conceptual para analizar despus el desarrollo histrico de la institucin del tequio en varias regiones. Considera al tequio como el compromiso del gobernante con su comunidad, y afirma que al lado de otros mecanismos de la propia comunidad se constituyen como agentes de la cooperacin y la solidaridad evitando la fisin y el desbordamiento de los conflictos internos. De ah el inters de estudiarlo como elemento de legalidad de las comunidades indgenas y quiz de legitimidad en los casos que se cumplen cabalmente las obligaciones. Finalmente, Eugenio Hurtado Mrquez elabor para este nmero una amplia bibliografa sobre la doctrina que se produjo en la ltima dcada sobre el Estado de Derecho. Los autores pertenecen a las ms diversas latitudes y abordan el tema desde distintas perspectivas. La bibliografa muestra de qu manera se ha extendido la reflexin sobre el tema, por lo menos en la ltima dcada, y que sta ha dejado de ser preocupacin exclusiva del mundo occidental. Pretende servir de gua para ahondar en el estudio del Estado de Derecho, que frente a las complejas realidades del mundo globalizado constituye, todava, el paradigma a seguir en la construccin o reconstruccin de los Estados que se han incorporado a este paradigma, cuyos orgenes se remontan al siglo XVIII. El nmero se complementa, como otras veces, con el listado de las nuevas adquisiciones del Centro de Documentacin y Biblioteca del CENADEH y las nuevas publicaciones de la Comisin Nacional de los Derechos Humanos. Con este volumen la CNDH aspira a enriquecer la discusin sobre un tema viejo y nuevo a la vez. Viejo en aquellos pases que comenzaron a implantarlo desde la fase final del Antiguo Rgimen, y nuevo en todos los que se han ido incorporando al modelo.

11
Presentacin

Artculos

A rtculos
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones
Alonso Rodrguez Moreno*

RESUMEN: En este ensayo nos proponemos definir (en sentido amplio) qu es el Estado de Derecho y cules son los principios orgnicos ms importantes que se derivan de l (I), sus elementos constitutivos (II) y las tensiones o paradojas que han sealado algunos de sus tericos ms importantes (III). A fin de lograr satisfactoriamente el objetivo que nos hemos fijado, acudiremos a algunas de las obras clsicas sobre este tema. La intencin de este breve trabajo nos es otra que hacer comprender de manera sencilla el significado de un trmino que est en boca de todos (juristas, filsofos, abogados) pero que muy pocos saben bien a bien cul es su contenido. ABSTRaCT: In this paper we propose to identify (broadly) what is the rule of law and what are the most important organizing principles derived from them (I), its constituent elements (II) and the tensions or paradoxes that have marked some of its most important theoretical (III). In order to successfully achieve the goal we have set, we will turn to some of the classics on this subject. The intent of this short paper is simply to make it easy to understand the meaning of a term that is on everyones lips (lawyers, philosophers, political scientists) but very few know their content. SUMArIO: Introduccin. I. Sobre el Estado de Derecho. 1. Breve desarrollo histrico. 2. Qu es el Estado de Derecho? II. Principios del Estado de Derecho (distribucin y organizacin). 1. El principio de distribucin y los derechos fundamentales. 2. Principio de organizacin (la divisin de poderes). 3. La Constitucin. III. Algunas tensiones o problemas del Estado de Derecho. IV. Conclusiones.

Introduccin En el primer apartado hablaremos someramente del origen de este concepto y las circunstancias histricas en el que se origin. Posteriormente, daremos una definicin aproximativa de lo que significa Estado de Derecho y el lugar que ocupa en la Teora de Estado. En el segundo apartado expondremos los dos principios del Estado de Derecho: 1) El principio de distribucin y 2) el principio de organizacin. El primero nos dar pie a hablar sobre el concepto de libertad moderna y los derechos hu-

* Investigador del Centro Nacional de Derechos Humanos de la CNDH.

[ 15 ]

16
Alonso Rodrguez Moreno

manos. El segundo lo abordaremos desde la necesidad de todo Estado de Derecho de una Constitucin y de la divisin de poderes. Por ltimo, sealaremos algunos cuestionamientos o ataques que actualmente se hacen al concepto de Estado de Derecho y analizaremos si es posible superarlos. Dos advertencias. Primera: por Estado entendemos la corporacin formada por un pueblo, dotada de un poder de mando originario y asentada en un determinado territorio. O para decirlo de manera an ms resumida: la corporacin territorial dotada de un poder de mando originario. sta es una definicin jurdica tomada del estudio clsico de Georg Jellinek Teora general del Estado.1 Por la extensin y objetivo de esta investigacin nos ser imposible analizar el fondo de esta definicin, as que la tomaremos de manera acrtica, confiados en el prestigio, la importancia histrica y la influencia de su autor. Segunda: en este trabajo nos referiremos a Estado de Derecho en sentido estricto, es decir, el que hunde sus races en el pensamiento liberal burgus de los siglos XVIII y XIX. El Estado de Derecho entendido as es el que hoy en da se encuentra consagrado, con sus distintos matices, en las constituciones de la gran mayora de los pases democrticos.

I. Sobre el Estado de Derecho Sera un despropsito intentar dar una definicin en sentido estricto del Estado de Derecho. Primero, tendramos que definir Estado, cosa por lo dems imposible, y luego, tendramos que definir Derecho, nudo gordiano que ni el propio Alejandro Magno podra cortar con su potente espada. As que ms que una definicin, intentaremos aproximarnos al significado de este concepto y sus presupuestos. Primero expondremos las causas histricas que dieron paso a la formulacin de este concepto, para despus hablar de su significado y de algunos de los principios orgnicos que se derivan de l.

1. Breve desarrollo histrico Histricamente, slo fue posible hablar de Estado de Derecho cuando se consider que la libertad personal era el fundamento de cualquier comunidad poltica. Desde el siglo XVI, la libertad se comenz a considerar como una facultad subjetiva de hacer todo aquello que no estuviese prohibido por la ley natural.2 As considerado, el libre arbitrio representaba el primero de los derechos;3 en l se basaban todos los dems. Los hombres libres pactaban la creacin de un poder poltico, por lo que la soberana de dicho poder era derivada y tena un
1 Georg Jellinek, Teora general del Estado. Trad. de Fernando de los Ros. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2000, p. 196. 2 Para una visin en conjunto del cambio en el concepto libertad a partir de la edad moderna, vid. Francisco Carpintero, La ley natural. Historia de un concepto controvertido. Madrid, Ediciones Encuentro, 2008. 3 Vid. Francisco Carpintero et al., El derecho subjetivo en su historia. Cdiz, Universidad de Cdiz, 2003, especialmente el ensayo del autor principal, que versa sobre el derecho subjetivo en la Edad Media y Moderna.

nico fin: el bien de los ciudadanos. El poder del gobernante se deba limitar, pues, a la proteccin de sus gobernados, quienes le haban comisionado tal mandato y le haban investido de una particular soberana nicamente para ello. sta fue la posicin (como es lgico, con sus bemoles) de algunos de los integran tes de la llamada Segunda Escolstica Espaola4 y de casi todos los autores que conforman la Escuela de Derecho Natural Racionalista5 (Grocio, Pufendorf, Wolff y Locke, por mencionar slo algunos),6 cuyo origen se encuentra, segn algunos tericos, en Hugo Grocio y, segn otros, en Fernando Vzquez de Menchaca.7 Tambin los monarcmacos, es decir, aquellos que se oponan al poder desptico de los reyes, suscriban este modo de concebir el origen y finalidad del poder. Pensemos, por ejemplo, en Altusio.8 Es a partir de una visin de la libertad como el ms originario de todos los derechos y como el fundamento de cualquier ley o autoridad que se puede hablar del principio de distribucin.9 El contenido de este principio reza: el individuo tiene una libertad desptica, irrestricta (potentia), mientras que el Estado ha sido facultado con un poder limitado (potestas) por la ley. Dicho principio es uno de los dos torales del Estado de Derecho, el otro es el de organizacin, del que ya tendremos oportunidad de hablar. Junto con el derecho a la libertad, el otro que tambin se consider universal y originario, ya que se desprenda naturalmente del primero, era el de igualdad. Estos dos derechos fueron los que se calificaron como fundamentales, es decir, que pertenecen a todo hombre por el simple hecho de serlo. Tendremos que esperar hasta Locke para incluir la propiedad privada10 en el catlogo de los derechos humanos bsicos. Para poder explicar la gnesis de la sociedad civil y del poder poltico, la mayora de los tericos iusracionalistas acudieron al concepto de estado de naturaleza, el cual hace referencia a una etapa de la humanidad (que ya fue superada) en la que ningn hombre estaba sometido a otro, cada cual ejerca su libertad sin restriccin alguna y todos eran iguales entre s. Salvo contados autores que la consideraron como una etapa histrica que realmente existi (como Grocio,11 por ejemplo), el estado de naturaleza represent en la Escuela racionalista una licencia terica, una forma mtica de fundar la sociedad y justificar los lmites del poder poltico. Una forma mtica, s, pero desde la que se desprendan una serie de consecuencias reales. En este estado primigenio no haba otra ley que no fuera la de la naturaleza. El contenido de esta ley eran los principios que el hombre puede conocer inmediatamente por su razn. Sin embargo, como tales principios son pocos y gen4 Para un resumen de las posturas filosfico-jurdicas de los pensadores que conformaron la Segunda Escolstica Espaola, vid. Gregorio Peces Barba et al., Historia de los derechos fundamentales. Trnsito a la modernidad, siglos XVI y XVII. Madrid, Dykinson, 1999, t. I, cap. V. 5 Para una explicacin de la filosofa de los lmites del poder en los siglos XVI y XVII, vid. G. Peces Barba et al., op. cit., supra, nota 4, t. I, cap. III. 6 Vid. F. Carpintero, op. cit., supra, nota 2, pp. 149-222. 7 Por ejemplo, Alfred Verdross, La filosofa del derecho del mundo occidental. 2a. ed. Trad. de Mario de la Cueva. Mxico, UNAM, 1983, pp. 171 y ss. 8 Vid. Jos Luis Soberanes Fernndez, Sobre el origen de las declaraciones de derechos humanos. Mxico, UNAM, 2009, pp. 81 y ss. 9 G. Peces Barba et al., op. cit., supra, nota 4, p. 65. 10 Vid. J. L. Soberanes Fernndez, op. cit., supra, nota 8, pp. 128-129. 11 Vid. ibid., pp. 101 y 102.

17
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

18
Alonso Rodrguez Moreno

ricos, no eran suficientes para resolver los conflictos que se presentaban entre los hombres. Comenzaron los conflictos: cada individuo pensaba que sus pretensiones estaban justificadas, ya que provenan de su primer derecho: la libertad. Es comn la tendencia al pesimismo antropolgico entre los iusnaturalistas racionalistas, aquel dictum que se atribuye a Hobbes, pero cuya historia es mucho ms antigua: homo homini lupus (el hombre es el lobo del hombre), es moneda corriente en sus construcciones tericas. Para evitar una guerra generalizada (la famosa guerra de todos contra todos de Hobbes) el hombre debi llegar a un acuerdo: cediendo parte de su libertad natural, constituy un poder central y soberano que se dedicara a administrar la justicia y a castigar al que rompiera con el orden establecido o, dicho en una palabra: conservar en lo posible y hacer compatibles los distintos derechos subjetivos de los ciudadanos. Este pacto fue llamado por los tericos iusnaturalis tas contrato social.12 Ahora bien, para lograr esta administracin de la justicia es necesario conceder un poder realmente grande al que gobierna. Y si bien es verdad que el poder soberano pertenece a los gobernados, pues llegado el caso podran deponer a un prncipe que se ha convertido en tirano, su ejercicio slo se da en conjunto, por lo que el ciudadano individual realmente tiene poco poder. En cambio, el gobernante tiene todo el poder a su disposicin en su individualidad, pese a que tal poder es derivado. Esta desproporcin y el continuo riesgo de que el gobernante se trocara en dspota fueron los motivos que hicieron que los tericos del derecho y la poltica construyeran sistemas que regularan las relaciones entre el poder soberano y los gobernados. As, ya en el siglo XVIII, se elevaron a rango de derechos fundamentales (esto es, anteriores al Estado, indisponibles, universales, imprescriptibles, inembargables) la libertad, la igualdad y la propiedad. Y, para resaltar su valor fundacional de cualquier sociedad poltica, se los consagr en las distintas constituciones. Adems, se teoriz ya no slo sobre los lmites del poder del soberano, sino que tambin se crearon candados estructurales, como la divisin de poderes, para lograr pesos y contrapesos que obligaran al gobernante a utilizar su soberana en favor de la poblacin exclusivamente. Todo esto dio paso al moderno Estado de Derecho, en el que, precisamente, lo que se busca es despolitizar el poder del Estado, es decir, despersonificarlo y reducir al mnimo las decisiones discrecionales de los rganos administrativos, a travs de su subsuncin en el Derecho. Es ms: el Estado tiene que llegar a identificarse con el orden jurdico o, dicho de manera ms radical, ser el orden jurdico. De considerar que una persona sola es el Estado (Ltat, cest moi, El Estado soy yo, deca Luis XIV, y Luis XVI afirmaba: es legal porque yo lo quiero), se pasa a concebir el Estado como una corporacin constituida por un pueblo, un poder de mando originario (gobierno) y un territorio especfico. Sumado a lo anterior, este poder de mando originario no puede quedar al arbitrio de un solo individuo, sino que tiene que ser un poder compartido, contrapesado y regulado exhaustivamente por el Derecho. Lo que debe imperar entonces no es la voluntad (caprichosa) de la persona que representa el gobierno; antes bien, las personas que hacen cabeza en cada uno de
12 Para un excelente estudio de las teoras contractualistas, vid. Gregorio Peces-Barba et al., Historia de los derechos fundamentales. Siglo XVIII. Vol. II: La filosofa de los derechos humanos. Madrid, Dykinson, 2001, cap. VI.

los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) han de tener por nica misin hacer que se cumpla la ley que los ciudadanos (a travs de sus representantes) han sancionado. Uno de los autores ms importantes para configurar el moderno Estado de Derecho fue Jean-Jacques Rousseau. Partiendo de la afirmacin de que todo hombre es libre e igual, el Ciudadano de Ginebra propone un sistema de gobierno que se base en las leyes y no en las personas. Inicialmente, el Hombre (en el estado de naturaleza) viva en paz y tena virtudes morales naturales, pero con el paso del tiempo, al igual que la estatua de Glauco ese pescador boecio convertido en dios de los mares que se deform por el agua salina y el aire, al punto de ya no tener rostro, se ha corrompido. Esta corrupcin trajo como consecuencia la desigualdad social, que, a diferencia de la desigualdad fsica o intelectual natural (de la cual Rousseau no deriva ningn derecho humano), depende de una especie de convencin y est establecida o cuando menos autorizada, por el consentimiento de los hombres.13 Si la desigualdad social es voluntaria, la nica forma de erradicarla es a travs del imperio de la ley. La propuesta de un Estado de Derecho, donde exista la democracia y se respeten los derechos humanos, est contenida en la obra ms conocida del ginebrino: El contrato social,14 tambin conocido como el Manuscrito de Ginebra. Los dos grandes problemas con los que esta obra se enfrentaba eran el Estado absoluto y desptico de los reyes franceses y el elitismo de la primera opinin pblica (aristcrata, clerical), que era la que marcaba las directrices para el gobierno del pueblo. Es necesario acabar con estos dos pilares de la poltica injusta; es necesario reformar las estructuras econmicas, jurdicas, sociales del viejo Estado para recuperar, aunque sea parcialmente, la libertad, la igualdad, la paz y la seguridad perdidas. Tres son las tesis polticas fundamentales de Rousseau.15 Para acabar con el despotismo de los reyes es necesario separar el gobierno y la soberana; el imperio de la ley es la nica forma de acabar con las injusticias sociales; y la voluntad general (volont gnral) como base de la ley y del gobierno. Como se puede ver, en estas tres tesis se contienen los elementos fundamentales del Estado de Derecho. De la ltima, el de Ginebra derivar la necesidad de la forma de gobierno republicana y democrtica. Si las leyes y no los hombres son los que tienen que gobernar a la nacin, entonces sta ser un Repblica, nico gobierno legtimo.16 Todos han de estar sometidos, pues, a la ley, mas esto no los esclaviza sino que los libera porque favorece a todos. Le ley es una racionalizacin de la voluntad general. Qu es la voluntad general para Rousseau? Antes que nada tenemos que advertir que hay un sentido formal y un sentido material de este concepto. En el primer sentido la volont gnral ha de entenderse como el carcter universal que sta tiene desde el punto de vista subjetivo. Son las ideas de soberana popular, opinin pblica democrtica o genuina o sufragio universal (en contra de
13 Jean-Jaques Rousseau, Segundo discurso: sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, en su Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres y otros escritos. Trad. de A. Pintor Ramos. Madrid, Tecnos, 1987, p. 126. 14 Del contrato social. Trad. de Mauro Armio. Madrid, Alianza Editorial, 1998. 15 Vid. G. Peces-Barba et al., op. cit., supra, nota 12, t. II, vol. II, p. 268. 16 J.-J. Rousseau, op. cit., supra, nota 14, p. 62.

19
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

20
Alonso Rodrguez Moreno

la primera opinin, es decir, la de las elites), las que definen la voluntad general en esta primera acepcin. Frente al gobierno absoluto, la voluntad de todos identificada, en un plano ideal, con el consenso voluntario, o en un plano menos ideal, mediante la regla de las mayora, es la que debe convertirse en ley e imperar.17 En su sentido material, la voluntad general est limitada o restringida.18 Ya no es el sufragio universal que se trasforma inmediatamente en ley; ahora la voluntad de la mayora, para tener un valor poltico real, necesita encaminarse o guiarse por las premisas mismas de la democracia y de la ley: buscar el bien de la mayora (en un sentido utilitario), respetar siempre los derechos humanos y tomar decisiones basadas en la racionalidad entre otras. As, la voluntad general ya no es la mera suma de voluntades que autorizan a tomar, por principio, cualquier decisin. En suma: por encima del conjunto de libertades se deben respetar las tres grandes exigencias tico-polticas de la modernidad ilustrada: los derechos humanos, el Estado de Derecho y la democracia. La voluntad general, para serlo realmente, jams se podr oponer a cualquiera de estas exigencias, antes bien, ha de fomentarlas y resguardarlas. Escuchemos a Rosseau: La voluntad general tiene como nico fin asegurar los bienes, la vi da y la libertad de cada miembro mediante la proteccin de todos. [] As, la primera y ms importante mxima de gobierno legtimo y popular, es decir, del que tiene por objeto el bien del pueblo, es la de guiarse en todo por la voluntad popular.19 sta entendida as es infalible.20 Qu es, pues, lo que justifica la existencia del Estado? La defensa de las libertades o derechos subjetivos. Y eso es tan cierto hoy como lo fue para los tericos del iusnaturalismo. Uno de los filsofos polticos ms importantes de nuestra poca sigue dando una justificacin del Estado en trminos de derechos subjetivos: Los derechos subjetivos slo pueden ser puestos en vigor y slo pueden ser hechos cumplir por organizaciones que tomen decisiones colectivamente vinculantes a la forma jurdica que estn revestidas. Esta interna conexin del derecho con el poder poltico se refleja en las implicaciones que, en punto a derecho objetivo, tienen los derechos subjetivos.21 Los hombres aisladamente no pueden ser los propios garantes de sus derechos, pues estaramos frente a la ley del ms fuerte: los dbiles siempre sufriran injusticias, de ah la necesidad de instaurar un orden estatal como poder de sancin, como poder de organizacin y como poder de ejecucin porque los derechos han de imponerse, porque la comunidad jurdica necesita tanto de una fuerza estabilizadora de su identidad como de una administracin organizada de justicia.22

G. Peces-Barba et al., op. cit., supra, nota 12, t. II, vol. II, p. 272. Vid. ibid., p. 279. 19 J.-J. Rousseau, Discurso sobre la economa poltica. Trad. de J. E. Candela. Madrid, Tecnos, 1985, pp. 13-14. 20 Vid. J.-J. Rousseau, op. cit., supra, nota 14, pp. 52-57. 21 Jrgen Habermas, Facticidad y validez. Sobre el derecho y el Estado democrtico de Derecho en trminos de teora del discurso. 5a. ed. Trad. de Manuel Jimnez Redondo. Madrid, Trotta, 2008, p. 200. 22 Ibid., p. 201.
18

17

2. Qu es el Estado de Derecho? El actual concepto de Estado de Derecho tiene, como hemos dicho, su fundamento en la libertad moderna. Las dos caractersticas de esta libertad son la autonoma y el individualismo.23 La primera de ellas se refiere a la capacidad de todo hombre de autogobernarse, es decir, dirigir su vida como mejor le plazca, siempre y cuando no vulnere las libertades de los dems. En este sentido, la libertad ha de considerarse como una facultad o derecho subjetivo oponible a terceros como ya lo dijimos. O dicho en un palabra: en lo que respecta a su ser (tanto su cuerpo como su psique), todo individuo es su propio seor o dueo. La segunda indica que el titular del libre arbitrio siempre es una persona considerada aisladamente, como una esfera de libertad. Segn la acepcin laxa, cabe caracterizar al Estado de Derecho como todo Estado que respete sin condiciones el derecho objetivo vigente y los derechos subjetivos que existan.24 Esto significa legitimar y eternizar el estado de cosas vigente y tener por ms importante la conservacin de los derechos bien adquiridos que la existencia del propio Estado. Hay, como se echa de ver, una primaca de la persona y sus derechos sobre la existencia misma del Estado. Consecuentemente, los derechos bien adquiridos de un estamento o de un ciudadano son capaces de detener cualquier accin poltica. La Edad Media, vista desde esta nocin general de Estado de Derecho, es un autntico estado de derechos subjetivos, un segn Max Weber entresijo de derechos bien adquiridos, en oposicin al moderno Estado de Derecho, en el cual lo que prima es la ordenacin de reglas abstractas, esto es: la ordenacin jurdica objetiva.25 La acepcin de Estado de Derecho en el sentido liberal burgus slo puede definirse a travs de contraposiciones.26 La primera, el contraste con el Estado de fuerza: el Estado de Derecho liberal es principalmente un Estado de leyes, y por tanto, toda fuerza debe estar justificada en ellas. La segunda, la diferencia que existe entre el Estado de Derecho y el Estado de polica, de bienestar, o cualquier otra clase de Estado que no se proponga exclusivamente el mantenimiento del orden jurdico.27 Por orden jurdico hemos de entender aquel que est basado en la propiedad privada y en la libertad personal. Y el Estado tiene como principal funcin ser el garante armado de dicho orden, paz y seguridad. Carl Schmitt, uno de los tericos polticos ms importantes del siglo XX, sostiene que el Estado de Derecho liberal slo puede recibir un sentido preciso cuando, adems de los principios generales de libertad y de la defensa del Derecho para proteger aqulla, se establecen ciertos criterios orgnicos. El ms fundamental de estos criterios es el principio de la divisin de poderes. Su origen se remonta a la poltica clsica inglesa que tiene uno de sus mximos representante en Blackstone, la cual atribuye el poder supremo al parlamento, conformado por ambas cmaras y el rey. Sin embargo, su terico ms potente fue
23 Para un anlisis filosfico de la libertad moderna, vid. Dudley Knowles, Introduccin a la filosofa poltica. Trad. de Feliz de la Uz Prez. Mxico, Ocano, 2009, pp. 86-102. 24 Carl Schmitt, Teora de la Constitucin. Trad. de Francisco Ayala. Madrid, Alianza Editorial, 2009, p. 141. 25 Wirtschaft und Gesellschaft, p. 745. Citado en ibid. 26 Idem. 27 Idem.

21
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

22
Alonso Rodrguez Moreno

Montesquieu, quien ya concibe claramente tres poderes independientes, iguales entre s, que se equilibran mutuamente y que mantienen, no obstante, puntos de contacto entre s.28 En la obra de Kant la divisin de poderes recibe una justificacin terica rotunda, pues en ella se concibe a cada uno de los poderes como personas morales, la cuales deben completarse mutuamente y subordinarse unas a otras.29 Junto con la divisin de poderes existen otros criterios orgnicos que permiten delimitar la definicin de Estado de Derecho liberal, y que veremos a continuacin. a) Slo se podr calificar de Estado de Derecho a aquel Estado en el que las injerencias en la libertad individual estn justificadas en una ley.30 Esto significa que toda la administracin de un Estado que pretenda ser de Derecho debe estar dominada por la reserva y la preeminencia de la ley. O dicho en palabras de Habermas:
El proceso de juridificacin no ha de limitarse a las libertades subjetivas de accin de las personas privadas y a las libertades comunicativas de los ciudadanos. Tiene que extenderse asimismo a ese poder poltico (el gobierno del Estado) que el propio medio que es el derecho presupone ya y al que tanto la produccin del derecho como la imposicin del derecho deben su fctica capacidad de vincular.31

A este principio le podemos llamar de legalidad de la administracin o principio de organizacin; slo un Estado en el que la maquinaria estatal est pormenorizadamente controlada por las leyes y que, por tanto, toda intromisin de su poder en la esfera individual est justificada de forma legal, puede llamarse, pues, de Derecho. b) nicamente se considerar Estado de Derecho a aqul cuya actividad que de comprendida en un sistema de competencias rigurosamente circunscritas. Este criterio se desprende de la divisin y distincin de poderes, la cual contiene el principio de la mensurabilidad de todas las manifestaciones del Estado. As, el Estado slo puede, por principio, hacer aquello que le permite la ley, mientras que el ciudadano puede, por principio, hacer todo lo que no le prohba el orden jurdico vigente (principio de distribucin). Para garantizar esto es necesario cumplir con las exigencias de legalidad, competencia, controlabilidad y forma judicial. c) Por ltimo, hablemos de una de las caractersticas orgnicas de mayor relevancia para el Estado de Derecho liberal: la independencia judicial.32 sta se refiere a la independencia para los pleitos de derecho privado y los asuntos penales. Y para garantizarla es necesario el control judicial de la administracin. Dicho control permite que los rganos de la jurisdiccin administrativa no slo estn constituidos exclusivamente de burocracia profesional, sino que su estructura orgnica tambin provenga del seno de la sociedad.

28 29

G. Jellinek, op. cit., supra, nota 1, p. 452. Rechtslehre, 45, 48. Tomado de idem. 30 C. Schmitt, op. cit., supra, nota 24, p. 142. 31 J. Habermas, op. cit., supra, nota 21, p. 199. 32 C. Schmitt, op. cit., supra, nota 24, pp. 142-143.

Como se echa de ver, el ideal del Estado de Derecho liberal es la conformacin judicial general de toda la vida del Estado a travs de tres criterios orgnicos: el principio de distribucin, el principio de organizacin y la independencia judicial. Hemos hablado de algunas formas de Estado antitticas respecto del Estado de Derecho. Hemos mencionado alguno de los criterios orgnicos ms importantes que se derivan de este concepto. Ahora, intentemos aproximarnos a su justificacin y a su significado. El terico ms importante del Estado de Derecho en el siglo XX es Hans Kelsen. Su Teora pura del derecho no tiene ms intencin que eliminar todas las ideologas polticas, las cuales segn nuestro autor, al suponer que Estado y Derecho son cosas distintas, justifican la existencia de actos (estatales) que se encuentran por encima del orden jurdico y que se justifican por las voluntades de quienes toman la decisin. Pero dichos actos slo pueden responder a intereses subjetivos, sean stos de un grupo grande o reducido. Para la teora pura del derecho, el Estado no est por encima del orden jurdico, sino que l mismo es parte constituyente de ese orden: La teora pura del derecho muestra que el Estado, en tanto ordenacin de la conducta humana, slo puede ser un orden coactivo y por consiguiente un orden jurdico, que por lo tanto todo Estado es, en sentido amplio, Estado de Derecho.33 Y cmo define el jurista austriaco dicho concepto? Estado de Derecho, segn el uso tradicional de la palabra, significa un orden coactivo solo relativamente centralizado que prev ciertas garantas tpicas para la juridicidad de los actos de aplicacin del derecho para la libertad individual de los sujetos sometidos al derecho.34 En esta definicin se contienen todos los elementos que nosotros hemos venido mencionando: la existencia orden coactivo que regula los actos de aplicacin del derecho (principio de organizacin), los cuales son realizados por la administracin del Estado (principio de distribucin), para el cuidado de la libertad individual de los ciudadanos (que es la que justifica la existencia del Estado de Derecho). La teora pura del derecho busca la eliminacin de cualquier decisin arbitraria por parte de la autoridad, la cual slo existe para la produccin, garanta y aplicacin del orden jurdico. Mas nos equivocaramos si creyramos que estos tres deberes de la administracin se encuentran fuera del orden jurdico. Escuchemos a Kelsen:
La teora pura del derecho muestra adems que cuando se afirma que el Estado produce y garantiza el derecho slo se describe en forma figurada el hecho de que determinados hombres (determinados por el derecho, mediante un procedimiento reglado por el orden jurdico y por lo tanto, en el carcter otorgado por el orden jurdico de rganos de la comunidad constituida por el orden jurdico), creen normas jurdicas, las apliquen y las ejecuten con fuerza coactiva, que los actos del Estado en tanto persona jurdica [] slo pueden serle atribuidos sobre la base de un orden jurdico.35

23
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

33 Hans Kelsen, Qu es la teora pura del derecho? Trad. de Ernesto Garzn Valds. Mxico, Fontamara, 2009, p. 36. 34 Idem. Las cursivas son nuestras. 35 Ibid., pp. 36 y 37.

24
Alonso Rodrguez Moreno

Kelsen intenta por todos los medios eliminar la pretendida dualidad de Estado y Derecho, dualidad que al decir del antiguo profesor de Harvard no tiene ningn estatuto cientfico. La intencin de aquellos que afirman la distincin entre estos dos conceptos no es otra que liberarse, segn las necesidades polticas, de los lazos del orden jurdico.36 El Estado (o el gobierno, para ser ms precisos) tiene un poder para realizar sus propias funciones entre las que se encuentra la fuerza coactiva para hacer cumplir la ley?, s; pero esto no significa que dicho poder sea anmico, es decir, que est fuera de la ley, pues la forma en cmo se debe usar viene dado y restringido por el derecho mismo y no por el arbitrio del soberano. Sostiene Habermas, en la misma lnea que Kelsen: La idea de Estado de Derecho exige que las decisiones colectivamente vinculantes del poder estatal organizado al que el poder ha de recurrir para el cumplimiento de sus propias funciones, no slo se revistan de la forma del derecho, sino que a su vez se legitimen atendindose al derecho legtimamente estatuido.37 Lo primero que hay que dejar asentado con toda claridad es que el gobierno no se identifica con el Estado, sino que nicamente es un rgano de creacin y aplicacin del derecho instituido por el propio orden jurdico. En este sentido, no existen o al menos en la teora pura del derecho son inexistentes los actos polticos extrajurdicos. El gobierno, en efecto, puede, en ejercicio de su actividad especfica, crear nuevo derecho mediante actos vlidos no anulables, es decir, actuando legalmente: de acuerdo con la Constitucin vlida. No se puede de ninguna forma sostener dos rdenes que existen independientes el uno del otro. La existencia de dos rdenes autnomos se ha justificado por la supuesta existencia de dos tipos de derecho: el pblico (poltico) y el privado (jurdico). En su monumental Teora general del Estado,38 Kelsen dedica un captulo a desmentir la pretendida distincin radical entre uno y otro.39 Si bien acepta (con fuertes dudas) una diferencia en el objeto de cada uno de estos derechos, niega por completo que sean antitticos, esto es, que tengan valores jurdicos distintos, como pretenden algunos tericos que abogan por la existencia autnoma de estos dos derechos. Al derecho pblico segn las teoras jurdicas que justifican esta dualidad del derecho le corresponderan todos los actos de autoridad que versan sobre la materia poltica, administrativa, penal, procesal e internacional, mientras que el privado, por su parte, se compondra por todo el derecho restante (el civil principalmente). Pero deducir de aqu la mayor jerarqua del derecho pblico sobre el privado es una total inconsecuencia. El orden jurdico es uno y puede enlazar tanto un deber a un acaecimiento como a una manifestacin de la voluntad humana, por lo que sera un contrasentido reconocer mayor valor jurdico a tal acaecimiento.40 En este orden de ideas, la soberana no puede entenderse como un poder a mano de los representantes del gobierno, sino como la supremaca del orden estatal jurdico, el cual comprende a los dems ordenes parciales, determinando el mbito de validez de todos ellos, sin ser a su vez determinado por ningn orden superior: es un orden unitario y nico, desIbid., p. 38. J. Habermas, op. cit., supra, nota 21, p. 202. Las cursivas son del autor. 38 Hans Kelsen, Teora general del Estado. Trad. de Luis Legaz y Lacambra. Mxico, Ediciones Coyoacn, 2008. 39 Ibid., pp. 105-119. 40 Ibid., p. 112.
37 36

de el momento que excluye a los restantes rdenes.41 As, la soberana no es otra cosa que un concepto formal, un concepto jurdico fundamental. Se puede ver cmo Kelsen pretende con su teora pura del derecho dar una primaca absoluta al orden jurdico vigente sobre cualquier manifestacin particular o cualquier funcin administrativa estatal. El Derecho debe, pues, ser el presupuesto del Estado y no al revs. Eso, esencialmente, es el Estado de Derecho. A tal punto hay una primaca absoluta de la ley en la obra de Kelsen que el concepto de voluntad general, en sentido formal (como lo expusimos al hablar del Estado de Derecho en Rousseau), no existe. La suma de los arbitrios de todos los miembros de un Estado no puede jams oponerse al imperio de la ley. La racionalidad del derecho no puede ser cuestionada an en el caso de que toda la poblacin quisiera hacerlo. Ser autentica voluntad general slo aquella que se apegue a los principio de legalidad consagrados en la norma fundamental. En este sentido y en esto coincide Kelsen con Rousseau la voluntad general es infalible. El jurista austriaco ve con claridad meridiana que los dos sentidos de voluntad general (formal y material) que Rousseau expone en su Contrato social son del todo incompatibles. La voluntad general (en sentido formal) es la base de la democracia, de la repblica y de cualquier ley; pero la voluntad general, para ser autntica (en sentido material), necesita basarse en la racionalidad y exigencias de la ley, de la democracia y de la Repblica. Este argumento circular no queda del todo resuelto en la obra del Ciudadano de Ginebra. Kelsen, por su parte, ve que el sentido formal de la volont gnral es meramente una artimaa poltica que no tiene validez para una teora positiva y pura del derecho, y por tanto, decide prescindir de ella. Una vez que el poder constituyente se convierte en constituido (creando la Ley Fundamental o, con ms precisin, la Constitucin), ya no hay marcha atrs. Es curioso que dos autores como Kelsen y Hobbes, que se encuentran en las antpodas en todos los sentidos, coincidan al menos en lo puramente formal de esta aseveracin. El segundo, como es lgico, no afirma que el poder constituido es la ley, sino el soberano, el que tiene decisin soberana. Modernamente, otro autor que se ha ocupado del Estado de Derecho, siguiendo en los puntos esenciales a Kelsen, pero en otros separndose con una distancia clara y crtica, es Jrgen Habermas. Su libro Facticidad y validez representa uno de los intentos ms serios para repensar el Estado de Derecho en un era pos-positivista. En lo que respecta a la supuesta dualidad entre Estado y Derecho, Habermas asegura que no se relacionan contradictoriamente, sino que el Estado es el presupuesto del derecho, pero no en el sentido de que ste se subordine a aqul. El propio Estado, basado en las formas jurdicas que lo constituyeron, es capaz de garantizar y fomentar el Derecho. Escuchemos al pensador alemn:
El poder estatalmente organizado no entra, por as decir, desde fuera para colocarse al lado del derecho, sino que es presupuesto por el derecho mismo y se establece a s mismo en formas jurdicas. El poder poltico slo puede desplegarse a s mismo a travs de un cdigo jurdico que haya sido institucionalizado a travs

25
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

41

Ibid., p. 142.

26
Alonso Rodrguez Moreno

de un cdigo jurdico que haya sido institucionalizado en forma de derechos fundamentales.42

Adems, las amplias posibilidades del poder estatal poder que tiene la potestad para punir y sancionar (y, llegado el caso, matar) a cualquier gobernado que se haga acreedor a ello tienen que estar siempre justificadas en la ley vigente: La dominacin poltica se apoya en un potencial de amenaza y sancin, que viene cubierto por medios de violencia acuartelados; pero simultneamente, viene autorizada mediante derecho legtimo.43

II. Principios del Estado de Derecho (distribucin y organizacin) Antes de abordar los temas que nos hemos propuesto en este apartado, creemos conveniente explicar el concepto de ley en el Estado de Derecho liberal burgus. La ley ha tenido diversos significados a lo largo de la historia, dependiendo de las creencias y necesidades de cada poca. La acepcin de ley que corresponde al Estado de Derecho proviene del rompimiento con el antiguo orden monrquico absolutista de los siglos XVIII y XIX. Qu fue lo que motivo a los hombres a levantarse en armas contra los monarcas? Pues, en resumidas cuentas, la creencia de que un rgimen poltico en el que gobernara un solo hombre era injusto. La experiencia haba llevado a los ciudadanos a abominar (especialmente la clase burguesa, que ha sido tradicionalmente la que ha liderado las grandes revoluciones) un sistema en donde los reyes posean un poder irrestricto y tendan a corromperse, generando las peores injusticias: pobreza, analfabetismo, violacin de los derechos fundamentales et al. El problema de fondo, entonces, es que la soberana fuera ejercida por un solo hombre, porque ste poda fcilmente trocarse tirano y dirigir a su nacin caprichosamente, a travs de la Razn de Estado. Cul era el mejor sistema para reemplazar tal estado de cosas? El imperio de la ley. En vez de un gobierno personal, basado en la voluntad de un individuo, se instaurara un gobierno de la ley, basado en la voluntad de los gobernados, voluntad que ser representada por el rgano legislativo. Por tanto, la ley slo podr tener un concepto formal para el Estado de Derecho. Cmo se define el concepto formal de ley propio del Nuevo Rgimen, esto es, del Estado de Derecho liberal? Ley es lo acordado por los rganos legislativos competentes, dentro del procedimiento legislativo prescrito.44 Y esta ley obliga tanto a los gobernados, como al propio rgano que la haya legislado. Por imperio de la ley, entonces, hemos de entender el gobierno de la Representacin popular. Detrs de la ley late el inters de los gobernados de que se respete su libertad personal. La intencin ms profunda de la burguesa al querer implantar el Estado de Derecho fue la proteccin de sus derechos particulares. El gobierno gobernara, s, pero a travs de la ley, por lo que ninguna intervencin estatal en la esfera del individuo podra estar por encima de ella. Precisa42 43

J. Habermas, op. cit., supra, nota 21, p. 201. Ibid., p. 203. 44 C. Schmitt, op. cit., supra, nota 24, p. 153.

1. El principio de distribucin y los derechos fundamentales Las primeras declaraciones de derechos fueron las que emitieron las colonias de Norteamrica.46 Es slo a partir de ese momento que podemos hablar de una era democrtica o, ms exactamente, liberal. La primera Declaracin fue la de Virginia (12 de junio de 1776), modelo, segn Georg Jellinek,47 de todas las dems. La siguiente fue la de Pensylvania (11 de noviembre de 1776), y a sta siguieron otros estados. Sin embargo, no toda las colonias hicieron este tipo de declaraciones. Sostiene Carl Schmitt48 que los ms importantes derechos de estas declaraciones son la libertad, la propiedad privada, la seguridad personal, el derecho de resistencia y las libertades de conciencia y de religin. El Estado debe ser el garante de estas prerrogativas. Todos estos derechos, afirma Jellynek,49 se desprenden de uno fundamental: el del derecho a la libertad de conciencia o religin. Aqu no es lugar para discutir la precisin histrica de esto, as que remitimos a algunos trabajos especializados sobre el tema.50 La Declaracin [francesa] de Derechos del Hombre y del Ciudadano,51 por su parte, proclama como derechos fundamentales ms importantes: la libertad, la propiedad, la seguridad y el derecho de resistencia, pero no la libertad de religin ni de asociacin. Pese a las conexiones histricas con las declaraciones estadounidenses, la francesa tiene ciertas peculiaridades. La ms importante es que con ella no se pretende fundar un Estado nuevo, como s con la estado45 Para las distintas formas que puede tomar la democracia, as como los distintos mtodos de eleccin popular se puede ver: H. Kelsen, op. cit., supra, nota 38, cap. IX del libro III. 46 Para una historia detallada de las declaraciones norteamericanas se puede ver: Gregorio PecesBarba et al., Historia de los derechos fundamentales. T. II: Siglo XVIII, vol. III: El derecho positivo de los derechos humanos. Derechos humanos y comunidad internacional: los orgenes del sistema. Madrid, Dykinson, 2001, cap. XV. 47 Vid. La Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Trad. de Adolfo Posada. Mxico, UNAM, 2003. 48 Op. cit., supra, nota 24, pp. 164-165. 49 Op. cit., supra, nota, 47, p. 38. 50 Una obra colectiva donde se aborda in extenso y desde diversos ngulos este tema es: G. PecesBarba et al., op. cit., supra, nota 4. 51 Para una reflexin histrica y jurdica detallada de la Declaracin francesa, vid. G. Peces-Barba et al., op. cit., supra nota 46, cap. XVI.

Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

mente sta es la diferencia esencial entre ordenanza y ley: la primera vena dada por la voluntad de un rey; mientras que la segunda debe, para serlo realmente, provenir del inters popular. Por tanto, el Estado de Derecho consagra como forma de gobierno a la democracia.45 Si le ley representa la opinin popular, la democracia (indirecta o representativa) es necesaria. Hasta aqu con el tema de la ley. Ahora analicemos el contenido del principio de distribucin, principio que hemos explicado lneas arriba. Este contenido no es otro que los derechos humanos. Como ste es un tema amplsimo, lo que aqu haremos ser dar un esquema muy general de su origen y la funcin que desem pean en el Estado de Derecho.

27

28
Alonso Rodrguez Moreno

unidense. La francesa da por supuesto el concepto de ciudadano y conserva el estado de las cosas: el Estado nacional ya existente. Su finalidad es, en todo caso, recordar de forma solemne la existencia de unos derechos y unas obligaciones. El poder pblico ser legtimo si se dirige a fomentarlos y protegerlos; de lo contrario corre el riesgo de la resistencia y, en ltima instancia, la destitucin de los individuos que lo detentan. El principio de distribucin, consagrado de forma incondicional en las declaraciones americanas, aparecer slo como un momento de modificacin en el marco de una unidad poltica existente.52 Cul es la significacin histrica de las declaraciones de derechos humanos para la conformacin del Estado de Derecho? En toda Declaracin se establecen los principios sobre los cuales se apoya y renueva la unidad poltica de un pueblo. Cuando en virtud de un suceso poltico trascendente se funda un nuevo Estado o se cambian radicalmente las bases donde descansaba el orden estatal por medio de una revolucin, entonces una declaracin solemne es la expresin natural de la conciencia de que, en un momento decisivo, se da una cierta direccin al propio destino poltico.53 Esto fue lo que ocurri con las Declaraciones de los Estados Americanos de 1776, la francesa de 1789 y la rusa de 1918. Los derechos humanos tienen un estatuto singular, por lo que no se les puede asimilar a otros derechos garantizados y protegidos por la Ley Fundamental. No todo derecho fundamental se encuentra garantizado en la Constitucin de un Estado de Derecho y, a la inversa, no toda ley que defiende de una u otra forma el principio de distribucin se refiere necesariamente a un derecho humano. Son derechos fundamentales aquellos que son anteriores y superiores al Estado, por lo que ste no los otorga, sino que los reconoce y protege. Por tanto, estos derechos no son bienes jurdicos, sino esferas de la Libertad, de las que resultan los derechos, y precisamente derechos de defensa.54 Esta aseveracin corresponde restrictivamente a los derechos que se han llamado de primera generacin, esto es, aquellos que tienen a la libertad individual por esencia y fin. Ms adelante hablaremos de los derechos sociales, en donde el Estado acta activamente para garantir una serie de prestaciones. Los derechos humanos (en la primera etapa de su teorizacin) son, pues, derechos que tiene el hombre frente al Estado (especficamente, frente a los rganos que detentan el poder). Y tienen la nota de individualidad propia de libre arbitrio en sentido liberal. Los derechos concretos que se derivan de la consideracin del individuo aislado y libre son: libertad de conciencia, libertad personal, inviolabilidad del domicilio, secreto de la correspondencia y propiedad privada, casi todos ellos consagrados en la declaracin francesa.55 Ahora bien, tambin la relacin con otros individuos genera una serie de derechos fundamentales, sin dejar de estar basados en la libertad personal: libre manifestacin del pensamiento, libertad de cultos, libertad de reunin y libertad de asociacin y de sindicacin. No obstante, hay que hacer una advertencia. Estos derechos se pueden considerar fundamentales mientras los individuos no salgan de la situacin apoltica de lo social puro y el Estado reconozca tan
52 53

Vid. C. Schmitt, op. cit., supra, nota 24, p. 166. Ibid., p. 167. 54 Ibid., p. 169. 55 Vid. G. Peces-Barba et al., op. cit., supra, nota 12, pp. 269-293.

slo la libre competencia y la libre discusin entre ellos,56 pues una vez que estos derechos pierden su carcter individual, es decir, cuando ya no se basan en la libertad personal, y su contenido se compone de manifestaciones sociales, se vuelve necesario su regulacin y normacin. Y esto se debe a que han abandonado la esfera particular. Estos dos grupos de derechos (derechos de libertad del individuo aislado y derechos de libertad del individuo en relacin con otros) pueden calificarse de garantas individuales de la esfera de la libertad, de la libre competencia y de la libre discusin. Existen otros derechos del individuo una vez que forma parte de un Estado con el estatuto de ciudadano. Son los llamados derechos poltico-democrticos del ciudadano individual. Entre ellos se cuentan: la igualdad ante la ley, el derecho de peticin, igualdad en el sufragio e igualdad en el acceso a los cargos pblicos, por mencionar los ms importantes. Desde la dcada de los ochentas del siglo fenecido, se habla de una tercera generacin57 de derechos (la primera se refiere a los derechos de libertad civiles y los derechos polticos, y la segunda a los derechos sociales y culturales): los derechos de solidaridad (o fraternidad). Derechos tales como el derecho a la paz, a la calidad de vida, al acceso a la tecnologa, a la solucin de problemas alimenticios y demogrficos y al desarrollo pleno de la personalidad pueden incluirse en esta generacin. Lo peculiar de estos derechos es que implican la cooperacin entre los pases, de ah que se les califique de solidaridad. Pasando a otro tema, los derechos humanos son absolutos, en el sentido de que no se garantizan con arreglo a las leyes, sino que la injerencia legal aparece como excepcin, y, por cierto, como una excepcin limitada en principio y mensurable, regulada en trminos generales. Entindase bien esto ltimo. Por absolutos no nos referimos a que bajo ninguna circunstancia puedan quebrantarse, porque esto nos llevara al problema de la colisin y jerarqua entre los derechos, del todo irresoluble desde este punto de vista. Hablemos un poco ms sobre esto ltimo para que no quede ninguna duda. El carcter absoluto de los derechos fundamentales no significa que no puedan, en determinadas circunstancias, ser limitados por el poder estatal. Ahora bien, lo que garantiza el Estado de Derecho es que estas limitaciones son la excepcin y que han de estar siempre basadas en la ley, de suerte que sean controlables y mensurables. Pensemos en el derecho a la libertad personal. Una persona que comete un delito grave no puede apelar a este derecho para evitar ser encarcelado. Ha roto, por decirlo de una manera terica, el contrato tcito por el que l se encuentra en la sociedad, a saber: que su libertad no puede afectar o vulnerar los derechos de las otras libertades injustamente (es decir, ilegalmente). Al violar la ley, smbolo del pacto social, ha perdido lo ilimitado, en principio, de su derecho a ser libre, y se le podr castigar justamente con la privacin de su libertad, pues eso es lo que la ley misma prev. En suma: las limitaciones de la libertad garantizada en los derechos fundamentales slo pueden tener lugar con
C. Schmitt, op. cit., supra, nota 24, p. 170. El primer autor que dividi los derechos humanos es tres generaciones, basndose en las tres prerrogativas de la Revolucin francesa (libertad, igualdad y fraternidad), fue Karel Vasak, en su libro Human Rights: A Thirty-Year Struggle: The Sustained Efforts to Give Force of Law to the Universal Declaration of Human Rights. Pars, UNESCO, 1977.
57 56

29
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

30
Alonso Rodrguez Moreno

base en una ley, es decir, de una norma general, y mediante un acto de aplicacin de la ley.58 Como dijimos lneas arriba, junto con los derechos de libertad estn los derechos sociales. stos se refieren a las prestaciones positivas del Estado. A diferencia de los de primera generacin, los sociales no pueden ser ilimitados, pues todo derecho a prestaciones ajenas es limitado.59 El aseguramiento de estos derechos es relativo, pues ms que concederlos particularmente a todos los individuos que forman parte de la poblacin, se crean estructuras idneas para que los ciudadanos interesados puedan acceder a ellos. Por ejemplo, el derecho al trabajo slo puede consistir en un sistema de organizaciones, inscripciones, certificados de trabajo, seguros de desempleo, etctera; pero jams podra indicar que el Estado tiene la obligacin de conseguir trabajo a todos sus ciudadanos, cosa, por lo dems, absurda e imposible. Algunos de los derechos sociales son: el derecho a la asistencia y subsidio, derecho a la enseanza e instruccin gratuita, el derecho a un seguro mdico estatal, el derecho a una vivienda y el derecho al trabajo. Por ltimo, para el Estado de Derecho liberal la significacin jurdica de los derechos fundamentales es tal que su aseguramiento no se agota en las leyes comunes. Antes bien, estos derechos tienen que ser reconocidos por la Ley Suprema, es decir la Constitucin. Y an ms: son el contenido esencial de sta. Esto significa que pertenecen a la sustancia de la Constitucin, la configuran. Y si bien pueden ser modificados en situaciones especiales por la propia Constitucin, los derechos humanos no pueden ser depuestos jams en su totalidad. Una revisin constitucional no podr tener por objeto suprimir la Constitucin, sino revisar las leyes contenidas en ella.60

2. Principio de organizacin (la divisin de poderes) Hasta donde tenemos conocimiento, el Instrument of Government de Cromwell (1653) es el primer documento jurdico que intenta dividir el poder entre el Rey y el Parlamento. Al tiempo que esto ocurra, ya se pergeaban teoras sobre la necesidad de la distincin y el control recprocos de las diversas ramas de la actividad del Estado. En su Tratado sobre el Gobierno civil, Locke distingue entre el poder para crear las leyes (el Legislativo) y el poder encargado de ejecutarlas (Ejecutivo).61 No es bueno, segn el pensador ingls, que los mismos hombres que crean las leyes las ejecuten. Esto se debe, como es lgico, a que quien tiene en sus manos las posibilidades legislativas y ejecutivas puede utilizar la forma de la ley para medidas y mandatos de su propia conveniencia. En el clebre captulo VI, del libro XI, de su libro titulado El espritu de las leyes (1748), Montesquieu expone la divisin de poderes.

C. Schmitt, op. cit., supra, nota 24, p. 181. Las cursivas son del autor. Vid. ibid., p. 174. 60 Vid. ibid., p. 181. 61 Para la comprensin de la filosofa poltica de Locke, vid. G. Peces-Barba et al., op. cit., supra, nota 4, cap. VII.
59

58

Como se echa de ver, el Ejecutivo no consiste nicamente en el poder para ejecutar las leyes, sino que tambin es la actividad propia del Estado.63 Por otro lado, sorprende que el propio Montesquieu afirme que el tercer poder, el Judicial, sea en cierta manera nulo.64 Parecera, pues, que la esencia de la divisin de poderes slo indica la distincin entre el Ejecutivo y el Legislativo. En lo que respecta a Estados Unidos de Norteamrica, la divisin de poderes se consagra en la Constitucin federal de 1787. Adems de la distincin entre cada una de las autoridades superiores, que permite frenos y controles mutuos, existe una efectiva separacin de los poderes: el Legislativo, compuesto por dos Cmaras (la de Representantes y la del Senado) que forman el Congreso, y el Ejecutivo, que est imposibilitado para dar iniciativas de ley, si bien puede oponer reparos a las leyes que provengan del Congreso, los cuales se podrn zanjar mediante la votacin mayoritaria de las dos terceras partes de los integrantes de las cmaras. Tampoco tiene la capacidad de disolver el Congreso. En suma: la Constitucin norteamericana impide que existe cualquier relacin entre ambos poderes: los asla. La primera Constitucin francesa que consagr la divisin de poderes fue la de 1791. En ella se habla de separacin de poderes en vez de divisin. A diferencia de la de los Estados Unidos de Norteamrica, no establece una separacin total entre los poderes, antes bien, establece un sistema de contrapesos recprocos para lograr un equilibrio.65 La divisin de poderes desvela dos cosas. En primer trmino, la separacin entre las autoridades superiores del Estado y, por tanto, la delimitacin de la competencia de cada una. En segundo trmino, el recproco influjo y contrapeso de las facultades de estos poderes diferenciados.66 Este esquema de separacin lleva a considerar que el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial son tres organizaciones de la actividad estatal aisladas entre s. De esta forma, es del todo incompatible la actuacin de un funcionario de un poder en otro. La divisin de poderes tiene por finalidad dividir el trabajo (legislar y ejecutar) que se asienta en lgicas argumentativas distintas y diferenciar institucionalmente cada poder a fin de ligar todo el funcionamiento administrativo del Estado al derecho establecido democrticamente, es decir, que el poder administrativo slo pueda regenerarse y obrar a partir del conocimiento de la voluntad de los gobernados.67 Al legislativo le corresponde, en efecto, recoger a travs de la
62 Montesquieu, El espritu de las leyes. Trad. de Nicols Estvanez. Buenos Aires, Ediciones Libertad, 1944, p. 150. 63 C. Schmitt, op. cit., supra, nota 24, p. 188. 64 Montesquieu, op. cit., supra, 62, p. 156. 65 C. Schmitt, op. cit., supra, nota 24, p. 188. 66 Ibid., p. 189. 67 Vid. J. Habermas, op. cit., supra, nota 21, p. 241.

Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

En todos los Estados hay tres clases de Poder pblico: el poder legislativo, el ejecutivo para asuntos exteriores y el ejecutivo para la poltica interna. Por el primero, el Prncipe o autoridad emite unas nuevas leyes para un cierto tiempo. Por el segundo declara la paz o la guerra, enva embajadas y las recibe, vela por la seguridad y previene de los ataques del enemigo. Por el tercero castiga los crmenes y dirime los pleitos civiles. El ltimo es el Poder judicial.62

31

32
Alonso Rodrguez Moreno

creacin de normas el querer del pueblo (el elemento ms importante del Estado) y acudir al Ejecutivo para que la ejecute (con la debida reserva de ley). El principio orgnico de la divisin de poderes resulta fundamental para cualquier Constitucin de un Estado de Derecho. De suerte que, a causa de su importancia, debe quedar por encima de toda reforma y revisin de la Ley Fundamental. Ahora bien, para Hans Kelsen, fundador de la teora positivista o teora pura del derecho, la divisin de poderes al menos tal y como la entendieron los iusnaturalistas racionalistas contiene elementos polticos que no son deseables para un autntico Estado de Derecho. Cuando hay una divisin en el poder unitario del Estado, es decir, en la soberana, se corre el riesgo de que aparezcan elementos metajurdicos. Esto se debe a que como la ejecucin no es realmente nada sin la legislacin y viceversa, los representantes de los cada uno de estos poderes tendern a negociar el apoyo que necesitan el uno del otro. La divisin de poderes surgi en el contexto de la monarqua absoluta, para oponrsele a travs de la limitacin del poder omnmodo del rey (poder de legislacin y ejecucin). Tal limitacin, como hemos visto, slo podra lograrse si se reparta dicho poder en dos rganos independientes. El motivo, pues, que llev a los tericos modernos a restringir el poder del monarca a travs de la distincin de tres poderes es poltico: impedir la injerencia injustificada del poder estatal en la esfera de la libertad privada. No obstante, la idea de concebir la soberana como una sustancia que se puede dividir cuantitativamente no tiene ningn sostn lgico, sino nicamente poltico.68 Adems, segn Kelsen, tal divisin no garantiza en absoluto la proteccin de la libertad personal:
Aun suponiendo a los rganos de la legislacin completamente distintos y separados de los ejecutivos, siempre queda intacta la posibilidad para aqullos de penetrar a su arbitrio en la esfera de libertad individual, reducindola al mnimo, por medio de las normas generales creadas por ellos. Y si la ejecucin ha de responder al principio de legalidad, no hay salvacin para la libertad individual.69

A nuestro modo de ver, la reticencia de Kelsen hacia la divisin de poderes se debe, en definitiva, a su visin del Estado: ste es una mera ficcin; no existe como tal; lo nico que es verdadero y actuante es el derecho. Si esto es as, distinguir poderes en el seno del Estado indicara que en l existe algo ms que el derecho (la legislacin).Pero todo aquello que existe fuera del derecho no responde a una lgica jurdica positiva y, por tanto, resulta daino para el autntico Estado de Derecho. Cuando en el ltimo apartado de este trabajo hablemos de algunas tensiones nsitas del Estado de Derecho, volveremos sobre este tpico. Baste aqu con lo dicho. Otro autor que ve en la divisin de poderes una mera ficcin poltica es Jelli nek. Su oposicin, a diferencia de la de Kelsen, se debe no tanto al problema terico de la divisin (cosa que se puede hacer muy bien en papel), cuanto a los problemas casi insalvables que surgen cuando se quiere instaurar en la rea

68 69

H. Kelsen, op. cit., supra, nota 38, p. 335. Idem.

3. La Constitucin La Constitucin de un Estado coincide con la forma en que los individuos y los grupos se organizan entre ellos.72 De ah que slo sea producida por la actividad humana consciente. En virtud de esta actividad concreta, el Estado se convierte en una unidad de accin y es entonces cuando cobra existencia (se constituye).73 O dicho de otro modo: Al adquirir la realidad social ordenacin y forma de una especial manera, es cuando el Estado aparece en su existencia y modos concretos.74 Esta forma de concebir el Estado y su Constitucin podemos llamarla realista. Segn Lasalle, esta Constitucin real, que no es la escrita, sino la que se refiere a las relaciones de poder que se dan entre los hombres, ha sido poseda por todos los pases. Sin embargo, estas relaciones de poder y las formas de organizacin humana mutan constantemente, por lo que se vuelve necesario fijar una Constitucin escrita (sta s con mayscula) que fije en el tiempo los elementos ms importantes de esa constitucin (o constituciones) real (reales). De suerte que se logre una relativa estabilidad y permanencia. La Constitucin del Estado no es, por tanto, un proceso sino un producto; no una actividad sino forma de actividad: es una forma abierta a travs de la cual pasa la vida, vida en forma nacida de la vida.75 Toda asociacin permanente, como la que se da en el concepto poblacin, necesita pues un principio de ordenacin conforme al cual se constituya y desarrolle su voluntad. Este principio ser el que limite la situacin y posicin de los miembros que forman parte de una asociacin y la relacin entre ellos.76 La Constitucin entendida como norma fundamental que establece los principios bsicos y permanentes de la organizacin de una sociedad es el elemento ms importante para el Estado de Derecho. Elemento, adems, donde se consagrarn y protegern los principios orgnicos del Estado de Derecho (la divisin de poderes y los que se derivan de ella) y las garantas fundamentales que guan y dan sentido a la propia Constitucin: los derechos humanos o los ms importantes, al menos. Se llama Constitucin organizada a la que ha sido normada por el derecho conscientemente establecido y asegurado con la fuerza soberana. En este sentido, es una estructura normativa de sentido. Hasta el da de hoy se discute si la constitucin real debe ser recogida en todos sus puntos por la Constitucin organizada (cosa del todo imposible por la dinamicidad de la realidad social y la
G. Jellinek, op. cit., supra, nota 1, p. 452. Ibid., pp. 452-453. 72 Hermann Heller, Teora del Estado. Trad. de Luis Tobio. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1985, p. 267. 73 Ibid., p. 268. 74 Idem. 75 Idem. 76 G. Jellinek, op. cit., supra, nota 1, p. 457.
71 70

Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

lidad.70 Pone el ejemplo del constituyente francs, que si bien en la Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano se apoy fuertemente en esta doctrina, en la realidad no la llev a sus ltimas consecuencias, sino que ms bien hizo del rgano legislativo uno al que vienen unirse los dems poderes.71

33

34
Alonso Rodrguez Moreno

estaticidad que deben tener las normas) o una debe existir al lado de la otra o de plano negar la una y afirmar la otra. Esta ltima posibilidad tiene sus representantes ms antitticos en Kelsen y Carl Schmitt. El primero hace consistir todo el Estado en un simple deber ser; mientras que el segundo aboga por una Constitucin carente de normatividad. Heller77 suscribe una postura intermedia: toda Constitucin organizada, para poder existir, debe recoger y actualizar los principios de la constitucin real. Nos parece la postura ms sensata. De los derechos humanos y la divisin de poderes (los dos principios constitutivos del Estado de Derecho) no se puede derivar una particular forma de gobierno o forma poltica. As, el Estado de Derecho puede tener cualquier forma poltica (monarqua, democracia o aristocracia), siempre y cuando el poder est limitado por la libertad personal (los derechos humanos) y la divisin de poderes. Una monarqua que acepta los lmites impuestos por una Constitucin se convierte en una monarqua constitucional; asimismo, una democracia que acepte los principios liberales del Estado de Derecho se convertir en una democracia moderada o constitucional. Las formas absolutas de gobierno son las nicas que repugnan al Estado de Derecho. Segn Carl Schmitt,78 la Constitucin burguesa del Estado de Derecho es mixta, en el sentido de que en ella existen tanto los elementos propios de la libertad individual, como unos elementos polticos formales. De hecho, sostiene el pensador renano,79 el Estado siempre descansa en una vinculacin y mixtura de los distintos principios polticos formales. Estos principios son dos: identidad y representacin. Identidad entre qu? En primer lugar, entre el pueblo y el Pueblo. Aqul se refiere a los hombres histricos y reales que se congregan en una plaza pblica para dar su opinin (la democracia directa) o que acuden a las urnas a ejercer su voto (democracia indirecta). ste, en cambio, se refiere a la voluntad general de Rousseau, la cual posee originariamente la autoridad para legislar y trasciende a los individuos concretos. El pueblo es cambiante (los hombres mueren); el Pueblo es permanente. El pueblo tiene siempre una minora opositora; el Pueblo, al representar la voluntad general, posee la verdad (jurdica) en un solo sentido. En este ltimo caso, aquellos que votaron en contra de la opinin de la mayora desaparecen como fuerza poltica y quedan asumidos en el Pueblo. Otra identidad que el Estado de Derecho presupone es la que se da entre poder constituyente y poder constituido. Antes de explicar esta identidad conviene establecer qu se entiende por el primero y qu se entiende por el segundo. Poder constituyente es la voluntad poltica cuya fuerza o autoridad es capaz de adoptar la concreta decisin de conjunto sobre modo y forma de la propia existencia poltica, determinando as la existencia de la unidad poltica como un todo.80 De esta definicin se sigue que cualquier ley constitucional es, por su contenido, la normacin que lleva a la prctica la voluntad constituyente. En la Edad Media la potestas constituens se atribua exclusivamente a Dios. Non est enim potestas nisi Deus, todo poder viene de Dios, dice la Carta a los Romanos (13, 1) de San Pablo. En cambio, durante la Revolucin francesa, Sie77 78

H. Heller, op. cit., supra, nota 72, p. 278. C. Schmitt, op. cit., supra, nota 24, p. 203. 79 Idem. 80 Ibid., p. 94. Las cursivas son del autor.

ys formul la doctrina segn la cual el poder constituyente perteneca al Pueblo (o a la Nacin, entendida como unidad poltica con capacidad de obrar).81 El pueblo constituye un poder al que le otorga soberana para administrar la justicia, legislar y ejecutar las leyes. Este poder es, precisamente, el constituido. Ahora bien, tal soberana pertenece originalmente al pueblo y sigue pertenecindole pese a que lo ha delegado (as o afirman la mayora de las constituciones democrticas modernas). Esto parecera ser una peticin de principio: el pueblo delega el poder pero, al mismo tiempo, lo sigue poseyendo. Si ya no pose yera tal poder, no habra forma de destituir a los representantes de los rganos del Estado que se han corrompido, pues slo ellos tendran, paradjicamente, esa facultad. Asimismo, sera absurdo afirmar que el Gobierno tiene poder, pero ese po der no le corresponde actualmente o de manera propia: sera imposible que gobernara. Para zanjar esta dificultad se acude a la ficcin de una identidad entre el poder constituyente y el constituido. As, el poder constituido gobierna pero siempre bajo el imperio de la ley que se le ha dado con anterioridad, como si cumpliera nicamente con un mandato. A pesar de tal identificacin, no deja de haber algunos problemas lgicos que no se superan del todo. Por su parte, la representacin es necesaria para que la voluntad general tome forma de ley a travs del poder legislativo. Cuando la poblacin de un Estado supera cierto nmero, la participacin directa de la poblacin se hace impracticable. Adems, se necesita una permanencia en la toma de decisiones para legislar en tal o cual tema y para cumplir con los requisitos que la Constitucin exige para la creacin de las leyes. De suerte tal que la democracia indirecta, es decir, aquella en la que se eligen representantes para que ejerzan los distintos poderes estatales, ha sido la forma de gobierno ms efectiva para el funcionamiento del Estado de Derecho. Desde antao, se considera que el Parlamento o Poder Legislativo es el rgano que representa al Pueblo en la toma de decisiones y en la creacin de leyes. Hoy por hoy, en todos los Estados de Derecho el ciudadano emite un voto (que tiene un valor cualitativo y cuantitativo) para elegir a las personas que representarn su voluntad durante un periodo estable de tiempo (entre cuatro y seis aos, con posibilidad de reeleccin, en algunos pases, por ejemplo, Estados Unidos de Norteamrica). Por ltimo, apuntar que dentro de la democracia directa hay distintas formas de ejercer el voto.

35
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

III. Algunas tensiones o problemas del Estado de Derecho Hay dos grupos de problemas que podemos encontrar en el Estado de Derecho. Uno es de orden terico y el otro es de orden prctico. Hablemos del primero. La mayora de las objeciones tericas que se le pueden oponer al concepto de Estado de Derecho se deben al origen o fundamentacin que se le atribuya. As, si el Estado de Derecho se justifica sobre las bases liberales iusnaturalistas de los siglos XVI y XVII, se le puede objetar inconsecuencias de tipo lgico, como las que esgrime Kelsen en su Teora general del Estado, y desde una toma de postura de corte decisionista, como es la de Schmitt, se puede acusar de irreal e impracticable el sistema positivista kelseniano. Veamos algunas de estas crticas.
81

Idem.

36
Alonso Rodrguez Moreno

Segn Hans Kelsen, en el Estado de Derecho de corte iusnaturalista se dan una serie de identificaciones o distinciones de tipo prctico (o ms exacto: poltico) que no tienen ningn sostn en el terreno lgico. Por ejemplo, dividir el poder unitario del Estado en tres es un sinsentido para una teora pura (positivista) del Derecho: el poder no es una sustancia que se pueda dividir cuantitativamente,82 como ya lo mencionbamos arriba. Y el nico poder que realmente existe y que se identifica con el Estado mismo es el Legislativo.83 O, ahora refirindonos al problema de la identidad, presuponer que el poder constituyente y el constituido son lo mismo (o un paso antes: suponer que existe algo as como un poder constituyente y uno constituido) es una ficcin poltica que nada tiene que ver con el orden jurdico autntico, es decir, el lgico-positivo. Slo existe la Ley Fundamental o Constitucin en sentido jurdico-positivo; la que proviene, como afirman los iusnaturalistas racionalistas, del contrato social no tiene ningn valor para el Derecho, pues comete el error de derivar de un hecho especial (un contrato), al que la norma general enlaza un deber jurdico, la existencia de toda norma de Derecho; he aqu un pars pro toto, un procedimiento razonador simplista, favorito del pensamiento primitivo.84 Podemos encontrar este tipo de crticas en toda la teora del Estado de Kelsen. Las crticas de pensador nacionalizado estadounidense hacia los principales conceptos del Estado de Derecho liberal burgus son vlidas desde el sistema positivo que l adopta. Ahora bien, otro autor que critica duramente no slo el concepto de Estado de Derecho liberal, sino el sistema positivo kelseniano, es Carl Schmitt. Partiendo de lo que l considera el autntico nomos de la tierra,85 es decir, la originaria creacin del derecho partiendo de la toma de tierra (asentamiento y ordenacin), denuncia las contradicciones nsitas en el concepto Estado de Derecho (tanto en la tradicin iusnaturalista como en la positivista). Su crtica86 se podra resumir de la siguiente manera: los elementos polticos en un Estado siempre han de existir; de hecho, son esenciales para su ereccin. Un Estado despolitizado del todo (como pretende Kelsen) es un oxmoron. Por qu? Pensemos en la caracterstica esencial que define al soberano: segn Schmitt la posibilidad de declarar el Estado de excepcin,87 la cual no puede estar regulada exhaustivamente en una Constitucin, pues llegado el caso, y gracias a esta posibilidad, las constituciones se pueden abrogar, derogar o suspender, para conservar o proteger derechos. Se podra argumentar que toda declaratoria de un estado de
82 Lo que la teora tradicional seala como tres poderes o funciones distintas del Estado, no son ms que la forma jurdica positiva de ciertos relativos apoyos en el proceso de creacin jurdica, particularmente importantes desde el punto de vista poltico. No existe pues una yuxtaposicin de funciones ms o menos inconexas y an esencialmente distintas como afirma la teora tradicional, impulsada por ciertas tendencias polticas, sino una jerarqua de los distintos grados del proceso creador del Derecho. H. Kelsen, op. cit., supra, nota 38, p. 325. 83 Toda funcin (o poder) del Estado es una funcin de creacin jurdica: el proceso evolutivo o graduado de la creacin normativa. Idem. 84 Ibid., p. 327. 85 Vid. El nomos de la tierra en el derecho de gentes del ius publicum europaeum. Trad. de Dora Schilling Thou . Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1979. 86 Para ver detenidamente las crticas de Carl Schmitt al concepto Estado de Derecho se pueden revisar los siguientes libros: op. cit., supra, nota 24, y Sobre el parlamentarismo. Trad. de Thies Nelson y Rosa Grueso. Madrid, Tecnos, 1990. 87 Es soberano quien decide sobre el estado de excepcin. Teologa poltica. Trad. de Jos Luis Vicaas. Madrid, Trotta, 1999, p. 10.

excepcin debe seguir un procedimiento y unas reglas en las que se establecen los casos en la que dicha declaratoria se puede dar. S, pero no olvidemos, recuerda Schmitt, que la interpretacin de la ley, es decir, su forma de ser aplicado en la realidad (en el mundo del ser) no se encuentra en el derecho mismo (deber ser), sino que siempre queda al arbitrio de alguien: pende de la decisin de aquellos que sustentan el poder soberano. Pongamos por caso la seguridad nacional, que es uno de los motivos por los que se permite declarar una excepcin en la mayora de las constituciones democrticas. Seguridad nacional se dice de muchas maneras. Quin decide cundo realmente estamos en una situacin en donde se actualice este supuesto? Por mucho que se especifique qu significa seguridad nacional, siempre tiene que haber una interpretacin o una decisin personal, prudencial (de muchas, de pocas o de una sola persona) y, en este caso concreto, urgente (no se puede prestar a un plebiscito), que no est ni puede estar previsto en la ley, por muy pormenorizada que sta sea. O dicho en una palabra: toda situacin excepcional se determina en el mbito poltico, que es el de las decisiones personales. Por otra parte, el Derecho presupone la existencia de un orden que no puede ser dado por l mismo, sino que tiene que ser establecido por la soberana estatal. Por tanto, hablar de orden jurdico es un error, puesto que lo primero (el orden) es una condicin de posibilidad del Derecho, que el Derecho no es capaz de darse a s mismo. Retomando la famosa frase de Hobbes del Leviatn, Schmitt dir: la autoridad (la soberana) y no la verdad es la causa de la ley. En una palabra: hablar de Estado de Derecho es una contradictio in terminis. El Derecho siempre necesita una instancia ajena a l mismo una instancia poltica para conservarse, tener validez e inserir en la realidad; esa instancia es el Estado y, concretamente, las autoridades superiores del Estado (los soberanos o soberano). Esto es claro si pensamos en la aplicacin del Derecho: el derecho tiene la vocacin de actuar en la realidad; sin embargo, el derecho mismo no contiene la forma en cmo ha de ser aplicado, porque est formulado como un mero deber ser. Es necesario, pues, la decisin poltica (como interpretacin y aplicacin) para aplicar el derecho en la realidad. Al igual que lo dicho con Kelsen: las crticas de Schmitt tienen valor desde su particular toma de postura (el nomos del derecho de gentes europeo, que hunde sus races en la Edad Media). Habermas ha intentado superar las divergencias tericas de estos autores reconstruyendo el origen y la evolucin del Estado y del Derecho desde la sociologa. Esto le permite mantenerse (relativamente) al margen de la toma de una postura ideolgica y, por tanto, evitar muchos escollos insuperables. No es este lugar para explicar la rica y fructfera teora del discurso del filsofo ms importante de la segunda generacin de la Eescuela de Frncfort aplicada al Derecho y el Estado democrtico. Dejamos entonces la referencia.88 Hemos hablado de algunos de los problemas tericos (ideolgicos) que se plantean al Estado de Derecho. Hemos visto que casi todos ellos dependen de una particular toma de postura, y esto los hace relativos. Ahora hablemos someramente de algunos problemas prcticos (histricos) del Estado de Derecho.

37
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

88

J. Habermas, op. cit., supra, nota 21.

38
Alonso Rodrguez Moreno

Algunos autores afirman que el Estado de Derecho est en crisis. El eje de la crtica de esta afirmacin es la decreciente eficacia vinculante de la ley parlamentaria y el riesgo que corre el principio de la divisin de poderes de venirse abajo en un Estado que se ve confrontado con tareas crecientes y cualitativamente nuevas. La estructura administrativa que actualmente tiene vigencia en los estados democrticos surgi en un contexto histrico del todo distinto. En el siglo XVIII la administracin poda concentrarse en las tareas de orden que se necesitaban en una sociedad econmica que se autorregulaba, por lo que el Estado slo deba intervenir, en principio cuando el orden constitucional que garantizaba los derechos personales se vea perturbado. Ahora, sin embargo, el Estado ha asumido tareas sociales y, como consecuencia, su actividad ya no se reduce, como en la poca clsica del Estado de Derecho, a la regla general de la pasividad y la regla excepcional de la actividad atmica y controlada, sino que ahora incluye la prestacin de servicios, la creacin de infraestructura, el aseguramiento y cumplimiento de prestaciones; en definitiva, la administracin de nuestra poca se dedica a tareas de regulacin-control polticos que intentan planear y mejorar el futuro de los ciudadanos. As, la moderna prctica administrativa presenta un grado de complejidad, de dependencia de la situacin y de incertidumbre tan alto, que no cabe nunca anticiprsele de forma completa y, en consecuencia, tampoco se la puede predeterminar normativamente.89 En este sentido, parece que Schmitt tiene razn al invocar la decisin (y no el derecho) como la esencia del funcionamiento estatal. Ante esta realidad que se puede comprobar fcticamente, los principios clsicos del Estado de Derecho (de distribucin y de organizacin) pueden vulnerarse, al menos parcialmente. Esto significa el fracaso definitivo del Estado de Derecho? Por supuesto que no. Significa, ms bien, que es necesario repensarlo para actualizar sus estructuras y ponerlas a la altura de los tiempos. Es necesario, pues, pensar formas alternativas de estructuracin del Estado de Derecho que den respuesta a las necesidades globales pero, que al mismo tiempo, respeten sus principios orgnicos.

IV. Conclusiones Dar una definicin estricta, es decir, vlida temporal y universalmente del Estado de Derecho es imposible. En todo caso, podemos acercarnos a su significado estudiando sus principios. stos son dos: el principio de distribucin y el principio de organizacin. ste se refiere a que el individuo tiene una libertad, en principio, ilimitada, mientras que el Estado tiene, en principio, una libertad limitada. O dicho en otros trminos: en el Estado de Derecho el individuo puede hacer todo aquello que no le prohba la ley; en cambio, el Estado slo puede hacer aquello que le permite la ley. Esto se debe a que el individuo es originalmente libre y posee una serie de derechos fundamentales que jams deben ser vulnerados injustamente por el Estado. En este sentido (y en ningn otro), tales derechos tienen por caracterstica esencial ser absolutos. El especial valor de estos derechos hace necesaria su inclusin en el orden constitucional de Esta89

Ibid., p. 516.

do. Y an ms: los derechos fundamentales configuran y dan existencia a la Constitucin. El principio de organizacin, por su parte, indica esencialmente el control (cualitativo y cuantitativo) que debe existir en un Estado de Derecho sobre todas las actividades estatales. Y este control viene dado por la LEY. El elemento orgnico del que se derivan todos los dems es la divisin de poderes. Un poder tan grande como el soberano en las solas manos de un solo rgano o una sola persona siempre corre el riesgo de volverse desptico. Para evitar que esto ocurra es necesario dividirlo: un poder Ejecutivo, un poder Legislativo y un poder Judicial. De esta forma, se crean una serie de frenos y limitaciones entre los distintos poderes, pues los unos no funcionan sin los otros y, por tanto, necesitan cooperar mutuamente. Para que estos principios sean los que rijan las relaciones entre gobernantes y gobernados es necesario que se consagren en el orden constitucional. La Constitucin normada es aquel documento positivo en el cual se encuentran protegidos de manera especial los elementos bsicos del origen, objeto y fin de un determinado Estado. De ah que tambin se le conozca con el nombre de Ley Fundamental. La Constitucin genera un orden jurdico o imperio de la ley: el manejo y las decisiones estatales no se basan en las decisiones personales de aquellos que detentan el poder sino en el Derecho establecido por las leyes empezando por la Constitucin. La Constitucin del Estado de Derecho liberal, a su vez, tiene dos principios: el de identidad y el de representacin. Por el primero el pueblo se convierte en el Pueblo y el Poder constituyente en el Poder constituido. Por el segundo, el Poder Legislativo, a travs de sus titulares (o representantes) elegidos democrticamente por el pueblo, convierte en Ley la voluntad de los ciudadanos. Con todos estos elementos podemos aproximarnos al significado de Estado de Derecho. Estado de Derecho es una comunidad organizada, asentada en un territorio delimitado y con un poder de mando originario que otorgar (o transferir) a los representantes (sin perderlo) que elija democrticamente (por lo que su forma de gobierno es una Repblica), que se ha constituido como tal a travs de una Constitucin normada que consagra los principios de distribucin y de organizacin, y los que se derivan stos: la divisin de poderes y los derechos humanos. Por otra parte, es necesario repensar todos estos principios que constituyen el Estado de Derecho a fin de actualizarlos y ponerlos a la altura de los tiempos globales en que vivimos. As se podr evitar cualquier vulneracin injusta de los derechos subjetivos por parte del poder estatal.

39
Estado de Derecho: significado, principios y tensiones

A rtculos
Contribucin de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua
Luisa Fernanda Tello Moreno*
RESUMEN: El propsito de este trabajo es estudiar el papel de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en Mxico, en relacin con el reconocimiento y el cumplimiento del derecho al agua, a travs de sus Recomendaciones, con el objetivo de evaluar su coadyuvancia al respecto, y su posible contribucin al fortalecimiento del Estado de Derecho. La primera parte aborda un esquema general de los modernos Estados de Derecho y el papel que las Comisiones de Proteccin de los Derechos Humanos desa rrollan en l. En segundo lugar, se describe el rgimen jurdico del derecho humano al agua y el saneamiento dentro del sistema universal de proteccin de los derechos humanos, as como las disposiciones al respecto en el sistema jurdico nacional. Pos teriormente, se analizan las Recomendaciones emitidas por distintas insti tuciones protectoras de derechos humanos en el pas en materia del derecho al agua, atendiendo especficamente al estudio de las conductas que motivaron las quejas; la calificacin y acreditacin de violaciones a derechos humanos; los criterios relevantes emitidos por los organismos; las referencias a la normativa internacional en la materia; sus puntos resolutivos, y su contribucin al fortalecimiento del Estado de Derecho. ABSTRaCT: The purpose of this article is to study the labor of the institutions for the promotion and protection of human rights in Mxico, within the recognition and fulfillment of the right to water and sanitation, through their recommendations; with the aim to examine their contribution to strengthen the Rule of Law. The first part of the article shows a general scheme of the modern concept of Rule of Law and the role of the local institutions for the promotion and protection of human rights in it. The second part describes the regime of the right to water and sanitation in the United Nations human rights system as in Mexican law. Furtherly, several recommendations issued by the local human rights institutions are analyzed, attending to the actions that motivated the original petitions; the proved human rights violations; the institutions outstanding criteria; the references to international human rights law; their specific recommendations to the government authorities and their contribution in strengthening the Rule of Law.

* Investigadora del Centro Nacional de Derechos Humanos de la CNDH.

[ 41 ]

42
Luisa Fernanda Tello Moreno

SUMArIO: Introduccin. I. El Estado de Derecho y los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos. II. El derecho al agua y el saneamiento. 1. Normativa internacional. 2. Sistema jurdico mexicano. III. Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos como garantes del derecho al agua. 1. Tipos de conductas consideradas violatorias de derechos humanos. 2. Calificacin de las Recomendaciones y acreditacin de violaciones a derechos humanos. 3. Criterios relevantes y adecuacin a la normativa internacional en materia de derechos humanos. 4. Puntos resolutivos de las Recomendaciones y su contribucin al fortalecimiento del Estado de Derecho. IV. Conclusiones.

Introduccin La configuracin de los Estados modernos es impensable sin la existencia de mecanismos o instituciones que promuevan la defensa, la proteccin y la observancia de los derechos humanos. La tarea especfica de estos sistemas u organismos constituye tanto una caracterstica, como un aspecto primordial del Estado de Derecho, que a su vez tiende a fortalecerlo, al fomentar el cumplimiento de algunos de sus rasgos representativos, como el respeto a la ley y a los derechos humanos, as como a la determinacin de las responsabilidades en que incurran los servidores pblicos que falten a sus deberes, ya sea por el incumplimiento de la ley o en virtud de la vulneracin de los derechos de las personas. El respeto a los derechos humanos en los modernos Estados de Derecho implica tambin la observancia de los derechos consagrados en el orden jurdico internacional, por el derecho internacional de los derechos humanos, mismo que los Estados se han comprometido a respetar. Bajo esta perspectiva, el derecho humano al agua, de reciente reconocimiento, al no haber sido incluido en los textos y tratados principales en materia de derechos humanos que han configurado la prctica de la comunidad internacional, no ha sido objeto de una aceptacin similar a la de los derechos reconocidos en dichos documentos; lo que no quiere decir que no existan disposiciones jurdicas que exijan su cumplimiento. Su reciente reconocimiento se ha dado a travs de interpretaciones sobre su inclusin implcita en dichos instrumentos internacionales, con motivo de su adopcin en algunas convenciones sectoriales en materia de derechos humanos y en virtud de la emisin de documentos elaborados por organismos internacionales en los que se desarrolla su contenido normativo. En nuestro pas, el derecho al agua no se encuentra explcitamente reconocido en la Constitucin, sin embargo, ello no implica que no haya tanto disposiciones que implcitamente lo supongan, como motivos jurdicos suficientes para justificar su exigencia y cumplimiento. Tambin en tratados internacionales, leyes federales y secundarias, se advierten mandatos que imponen a distintas autoridades la realizacin de diversas acciones, con el fin de proveer a las personas de agua potable en condiciones especficas. En este contexto, las Co misiones de Proteccin de los Derechos Humanos tienen la responsabilidad de velar por el cumplimiento del derecho y garantizarlo. El propsito de este trabajo es estudiar la actuacin de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos (ONJPDH) en nuestro pas, en relacin con el reconocimiento y el cumplimiento del derecho al agua,

I. El Estado de Derecho y los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos Para la elaboracin de este trabajo se partir de la concepcin del Estado de Derecho, como el Estado contemporneo surgido despus de la Segunda Guerra Mundial, que entre sus elementos conjunta el imperio de la ley (caracterstico del Estado Liberal de Derecho), los derechos fundamentales, incluidos los derechos sociales (propios del Estado Social) y una forma democrtica de gobierno,1 como principios informadores. Este modelo de Estado Constitucional de Derecho ha sido considerado como la representacin fuerte o sustancial2 del Estado de Derecho, en el que los poderes pblicos se encuentran limitados o sujetos a la ley, tanto en relacin con las formas, como a los contenidos, y se caracteriza por tener Constituciones rgidas y porque sus normas deben ser acordes a la Norma Suprema, en contraposicin a la acepcin dbil o formal de Estado de Derecho.3 En palabras de Ferrajoli, en el modelo que nos ocupa todos los poderes estn vinculados al

1 Constanza Margiotta, Estado de Derecho Constitucional, Diccionario bsico de derechos humanos. Cultura de los derechos en la era de la globalizacin. Mxico, Flacso, 2009. 2 Vase Luigi Ferrajoli, Pasado y futuro del Estado de Derecho, en Miguel Carbonell et al., coords., Estado de Derecho, concepto, fundamentos y democratizacin en Amrica Latina. Mxico, UNAM / ITAM / Siglo XXI Editores, 2002, pp. 187-188. 3 Ibid., p. 187. Se considera que esta acepcin dbil o formal del Estado de Derecho es representada por Estados en los que el poder pblico es conferido por la ley y ejercido de acuerdo con las formas legalmente establecidas pare ello, sin que implique necesariamente que se encuentre sujeto a la ley y sin atencin especial sobre su contenido.

Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

a travs de sus Recomendaciones, con el objetivo de evaluar su coadyuvancia al respecto y, con ello, su posible contribucin al fortalecimiento del Estado de Derecho. Para ello, en la primera parte se aborda un esquema general del Estado de Derecho actual y el papel que los ONJPDH en Mxico desarrollan en l. En segundo lugar se describe el rgimen jurdico del derecho humano al agua y el saneamiento dentro del sistema universal de proteccin de los derechos humanos, as como las disposiciones al respecto en el sistema jurdico nacional. En la tercera parte se analizan Recomendaciones emitidas por distintas Comisiones Estatales e Instituciones Protectoras de Derechos Humanos en el pas en materia del derecho al agua, atendiendo especficamente al estudio de las conductas que motivaron la interposicin de las quejas o su inicio de oficio; la calificacin y acreditacin de violaciones a derechos humanos; los criterios relevantes emitidos por los organismos, en atencin a los casos individuales analizados; las referencias a la normativa internacional en la materia; sus puntos resolutivos, y la contribucin de los mismos al fortalecimiento del Estado de Derecho, en su caso. Por ltimo, se presenta un apartado de conclusiones, a partir del anlisis realizado.

43

44
Luisa Fernanda Tello Moreno

respeto de principios sustanciales, establecidos por las normas constitucionales,4 uno de esos principios es el respeto a los derechos fundamentales. Dentro de este modelo, los Estados se encuentran tambin, hasta cierto punto, subordinados al orden jurdico internacional, cuyo desarrollo especfico en el mbito de los derechos humanos comprende la adopcin de dos documentos bsicos, la Carta de la Organizacin de las Naciones Unidas y la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, que en opinin del autor determinan dos imperativos como lmites a la soberana de todos los Estados de la comunidad internacional: la paz y la tutela de los derechos fundamentales.5 Siguiendo al autor, la consagracin de los derechos humanos en la Declaracin y posteriormente en los Pactos que desarrollan los derechos en ella contemplados (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticas y Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales) caracteriza a los derechos humanos no slo como derechos constitucionales, sino tambin como dere chos supraestatales,6 por lo que su cumplimiento ha de ser exigido en concordancia tanto con la norma fundamental, como con el sistema normativo internacional de la materia. Bajo esta perspectiva, se tomarn las exigencias internas planteadas por Rodolfo Vzquez, como requisitos para que los Estados puedan ser realmente considerados como Estados de Derecho, a saber: 1) la primaca de la ley; 2) la responsabilidad de los funcionarios; 3) el control judicial de la constitucionalidad, y 4) el respeto y promocin de los derechos fundamentales.7 Estos elementos sern considerados para efecto de evaluar la contribucin de los ONJPDH en el fortalecimiento del Estado de Derecho; es decir, se analizar la medida en la que contribuyen al cumplimiento de los elementos sealados, exceptuando el control judicial de la constitucionalidad, dado que dicha materia se encuentra fuera de su competencia. De la necesidad de respetar y promover los derechos humanos surgen los mecanismos u organismos encargados de protegerlos y promoverlos, que cuando se encuentran previstos en las Constituciones se consideran integrantes de la llamada jurisdiccin constitucional de la libertad.8 La institucin de este tipo de organismos, derivados, pero diferentes del Ombudsman sueco, prolifer en la comunidad internacional en la segunda mitad del siglo pasado,9 llegando a consolidarse como organismos fundamentales en los Estados modernos y como referentes democrticos en s mismos.
Idem. Luigi Ferrajoli, Derechos y garantas. La ley del ms dbil. 3a. ed. Trad. de Andrs Ibez y Andrea Greppi. Madrid, Trotta, 2002, p. 144. 6 Ibid., p. 145. 7 Rodolfo Vzquez, El Estado de Derecho: una justificacin, en M. Carbonell et al., op. cit., supra, nota 2, p. 111. 8 Vase Hctor Fix-Zamudio, Justicia constitucional, Ombudsman y derechos humanos. 2a. ed. Mxico, CNDH, 2001, pp. 292 y ss. El jurista menciona que esta jurisdiccin constitucional de la libertad se integra por instrumentos jurdicos de carcter predominantemente procesal, dirigidos a tutelar las normas constitucionales que consagran los derechos fundamentales de las personas; no obstante, incluye a las instituciones de tipo Ombudsman por su funcin esencial de tutelar estos derechos. 9 Vase Carlos F. Natarn, La defensa no jurisdiccional de los derechos fundamentales en Mxico. Estudio del Sistema Nacional de Organismos de Proteccin de Derechos Humanos. Mxico, CNDH, 2005, pp. 52 y ss. El estudio se refiere al surgimiento de estas instituciones en diversos pases tanto europeos, como de Amrica Latina.
5 4

Los objetivos y caractersticas principales de estos organismos se encuentran contemplados en los Principios de Pars,10 que comprenden, entre sus facultades, la presentacin al gobierno de dictmenes, Recomendaciones, propuestas e informes sobre todas las cuestiones relativas a la proteccin y promocin de los derechos humanos, incluyendo las disposiciones legislativas, administrativas o de organizacin judicial o proyectos de ley, relacionados con estos derechos; sealar situaciones de violacin a los mismos, as como promover y asegurar que la legislacin, los reglamentos y las prcticas nacionales se armonicen con los instrumentos internacionales de derechos humanos en los que el Estado sea parte, y que su aplicacin sea efectiva. En nuestro pas, esta atribucin le ha sido conferida a los ONJPDH, cuya competencia se fundamenta en el mandato constitucional previsto en el artculo 102, apartado B, que ordena la creacin de este tipo de organismos tanto en el seno del Congreso de la Unin, como en las legislaturas de las entidades federativas. Tienen como encargo principal proteger los derechos humanos que ampara el orden jurdico del pas, mediante la recepcin de quejas que versen sobre actos u omisiones del mbito administrativo, provenientes de cualquier au toridad, que vulneren los derechos humanos (con excepcin de los atribuidos a integrantes del Poder Judicial de la Federacin); tampoco pueden conocer de asuntos de las materias laboral, electoral y jurisdiccional. En el mbito Federal, la disposicin establece como el organismo respectivo, a la Comisin Nacional de los Derechos Humanos, organismo autnomo que tambin tiene la facultad de conocer sobre las inconformidades relacionadas con las Recomendaciones, acuerdos u omisiones de los organismos creados en las entidades federativas. Conforme a su ley, tiene como objeto esencial la proteccin, observancia, promocin, estudio y divulgacin de los derechos humanos en nuestro sistema jurdico.11 Como instrumentos dirigidos a la tutela de los derechos humanos, las Comisiones y Procuraduras nacionales de proteccin a estos derechos pueden ser caracterizadas como garantas institucionales o garantas polticas secundarias,12 debido a que su actuacin comienza a partir de que los derechos han sido vulnerados; sus fines son evitar que las violaciones a los derechos continen y, en la medida de lo posible, restituir su goce. Se analizar el cumplimiento de dichos fines, entre otros, en relacin con las Recomendaciones emitidas por violaciones al derecho al agua.

45
Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

10 Principios Relativos al Estatuto y Funcionamiento de las Instituciones Nacionales de Proteccin y Promocin de los Derechos Humanos; se trata de un conjunto de Recomendaciones emitidas durante la primera reunin tcnica internacional de examen y actualizacin de las instituciones internacionales de derechos humanos, y adoptadas por la Asamblea General de la ONU, mediante su Resolucin 48/134, del 4 de marzo de 1993. 11 Artculo 2o. de la Ley de la Comisin Nacional de los Derechos Humanos. 12 Rodrigo Gutirrez Rivas, Garantas de proteccin del derecho al agua en Mxico: un panorama, Cuestiones Constitucionales. Revista Mexicana de Derecho Constitucional. Mxico, nm. 21, julio-diciembre de 2009, pp. 156-165. Basndose en la teora multinivel de las garantas de los derechos, el autor establece dos tipos de garantas principales, las institucionales y las sociales; a las primeras corresponden las polticas y las judiciales. Las garantas polticas primarias son constituidas por mecanismos de resguardo a cargo de los poderes polticos, cuyo objetivo es determinar el contenido normativo del derecho; mientras que las secundarias, encargadas a otro tipo de rganos polticos, tienen como fin controlar y reparar la violacin de una garanta primaria.

46
Luisa Fernanda Tello Moreno

II. El derecho al agua y el saneamiento 1. Normativa internacional A pesar de que el derecho al agua no se encuentra contemplado explcitamente en ningn tratado general de derechos humanos, sino slo en convenciones especficas,13 se ha entendido su inclusin implcita en dichos instrumentos, en la medida que stos se refieren al derecho a un nivel de vida adecuado, que incluye el goce de condiciones apropiadas de alimentacin, salud, vivienda y servicios sociales necesarios,14 as como a contar con servicios pblicos bsicos, como parte del derecho a un medio ambiente sano.15 Pero a partir de la emisin de la Observacin General Nmero 15 (OG15), del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales16 (CDESC), en el 2002, en la que, en virtud de los artculos 11 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (PIDESC), relativos a los derechos a un nivel de vida adecuado y a la salud, respectivamente, se infiere y desarrolla normativamente el derecho humano al agua, inici una nueva etapa en el reconocimiento de este derecho, marcado por su aceptacin por parte de diversos sectores sociales alrededor del mundo; incluso podra decirse que fue un elemento indispensable en el reconocimiento formal de este derecho en algunos pases.17 Dicha Observacin define el derecho al agua como el derecho de todas las personas a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y domstico; y comprende al saneamiento18 como parte del derecho, estableciendo su importancia fundamental para la dignidad, la vida privada y la salud de las personas, as como en funcin de la proteccin de las reservas y recursos de agua.19 No obstante, en la primera etapa de desarrollo del derecho, el aspecto del saneamiento no fue siempre identificado con el derecho al agua, siendo dejado un tanto de lado, por lo que el derecho era normalmente entendido como el acceso a la cantidad de agua suficiente para beber; lamentablemente, las cifras que alertan sobre la falta de acceso a servicios de saneamiento bsico son mu13 Vanse artculos 20 y 26 del Convenio III de Ginebra, relativo al Trato Debido a Prisioneros de Guerra; 85 y 89 del Convenio IV de Ginebra, sobre la Proteccin Debida a las Personas Civiles en Tiempo de Guerra; 54 y 14, de los Protocolos I y II, adicionales a los Convenios de Ginebra, relativos a la Proteccin de Vctimas de los Conflictos Armados Internacionales y No Internacionales, respectivamente; 24 de la Convencin sobre los Derechos del Nio, y 14 de la Convencin sobre la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer. 14 Vanse: Declaracin Universal de Derechos Humanos (artculo 25) y Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (artculo 12). 15 En el mbito regional, el Protocolo Adicional a la Convencin Americana de Derechos Humanos en materia de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales contempla esta disposicin en su artculo 11. 16 rgano facultado para supervisar la aplicacin del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales e interpretar sus disposiciones, conforme a la Resolucin 1985/17, del 28 de mayo de 1985, del Consejo Econmico y Social de la ONU. 17 La mayora de los pases que han incorporado el derecho al agua a sus Constituciones lo han hecho recientemente. Algunos ejemplos: Blgica (2005), Bolivia (2009), Ecuador (2008), Sudfrica (1996) y Uruguay (2004). 18 Vase Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, Observacin General Nmero 15, El derecho al agua, Documento E/C.12/2002/11, prrafo 12. 19 Ibid., prrafo 24.

2. Sistema jurdico mexicano La Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos no contempla el derecho al agua y el saneamiento como derecho humano de manera expresa, sin embargo, en distintos artculos ordena la realizacin de ciertas actividades para que el recurso y los servicios respectivos sean disponibles para los habitantes, por lo que la inclusin de dichas disposiciones permite afirmar su reconocimiento implcito.27 El artculo 27 constitucional, despus de establecer que la propiedad de las tierras y aguas dentro de los lmites del territorio nacional corresponde originariamente a la nacin, la cual tiene el derecho de transmitir su dominio a los particulares, por medio de la propiedad privada, y especificar que la explotacin, uso o aprovechamiento de los recursos por parte de los particulares no podr realizarse sino mediante las concesiones otorgadas por el Ejecutivo; indica, casi
20 Las cifras ms recientes indican que 884 millones de personas en el mundo carecen de agua potable, mientras que 2,600 millones no tienen acceso a servicios de saneamiento bsico; vase Asamblea General de la ONU, Resolucin 64/292, El derecho humano al agua y el saneamiento, 28 de julio de 2010, prrafo cuarto del prembulo. 21 Organizacin Mundial de la Salud, El medio ambiente y la salud de los nios, en http://www.who. int/mediacentre/factsheets/fs284/es/index.html 22 Vase Consejo de Derechos Humanos, Informe de la Experta independiente sobre la cuestin de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el acceso al agua potable y el saneamiento, Catarina de Albuquerque, 1 de julio de 2009, Documento A/HRC/12/24. 23 Consejo de Derechos Humanos, Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre el alcance y el contenido de las obligaciones pertinentes en materia de derechos humanos relacionadas con el acceso equitativo al agua potable y el saneamiento que imponen los instrumentos internacionales de derechos humanos, Documento A/HRC/6/3, del 16 de agosto de 2007. 24 Asamblea General de la ONU, op. cit., nota 20. 25 Vase Departamento de Informacin Pblica de la Asamblea General, Documento GA/10967. 26 La Resolucin fue adoptada con 122 votos a favor y 41 abstenciones. 27 R. Gutirrez Rivas, op. cit., supra, nota 12, p. 152.

Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

cho mayores a los indicadores sobre la carencia de agua potable,20 y dada la importancia del primero en trminos de dignidad, salud y en la reduccin de la mortalidad infantil,21 los ltimos desarrollos del derecho han puesto especial atencin en los servicios de saneamiento. Especficamente, los informes de la experta independiente sobre la cuestin de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el acceso al agua potable y el saneamiento,22 as como el realizado por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos,23 sobre el mismo tema. En este contexto se dio el acontecimiento ms reciente en la construccin del derecho que nos ocupa, su reconocimiento por parte de la Asamblea General de la ONU, que a travs de la Resolucin 64/29224 declara el derecho al agua potable y el saneamiento como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos. Si bien la Resolucin ha sido objeto de una gran polmica por parte de los representantes de los Estados al interior de la Asamblea General,25 valga mencionar que, aun cuando no fue adoptada por consenso, tampoco fue objeto de ningn voto en contra,26 lo que de alguna manera puede fortalecer sus efectos, pues fue tambin muy bien recibida por parte de la sociedad civil alrededor del mundo.

47

48
Luisa Fernanda Tello Moreno

a modo de principio, que la ley regular el aprovechamiento de aguas de uso comn y la provisin de las acciones de fomento necesarias para elevar el nivel de vida de sus pobladores (fraccin VII). Del precepto se deriva la obligacin de las autoridades de ejecutar acciones dirigidas a regular la distribucin y el acceso a los recursos hdricos necesarios para el desarrollo y el bienestar de las personas. Por otra parte, al referirse a los derechos de los pueblos y comunidades ind genas, la fraccin VI del apartado A, del artculo 2o., les otorga autonoma para disfrutar y usar, de modo preferente, los recursos naturales de los lugares donde habitan y que sus comunidades ocupan; y el apartado B, fraccin IV, establece que los tres niveles de gobierno tienen la obligacin de ampliar la cobertura de los servicios sociales bsicos, con el fin de abatir sus carencias y rezagos. De ello se derivan las obligaciones tanto de no interferir en el aprovechamiento de los recursos naturales, como de realizar acciones con el fin de ampliar los servicios bsicos, entre los cuales, obviamente, se incluyen servicios de agua potable y drenaje. Otras disposiciones que no pueden desvincularse del acceso al agua son las relativas a los derechos a la salud y a la alimentacin; es en este sentido que el acceso al agua potable y el saneamiento son considerados prerrequisitos para el goce de otros derechos humanos, pues no podra gozarse de una alimentacin o salud adecuadas28 sin agua potable y servicios de saneamiento apropiados. En el prrafo cuarto del artculo 4o. se establece que toda persona tiene derecho a la proteccin de la salud y que la ley definir las bases y modalidades para el acceso a los servicios correspondientes. Si bien el precepto constitucional no abunda sobre el contenido mnimo del derecho, la Ley General de Salud, reglamentaria del mismo, desarrolla algunas cuestiones relacionadas con el saneamiento, la calidad del agua y el acceso a la misma. De la ley se deriva que el saneamiento bsico es materia de salubridad general (artculo 3o., fraccin XVI); su promocin, as como la educacin para la salud y el mejoramiento de las condiciones sanitarias ambientales, son consideradas servicios bsicos de salud para efectos de la proteccin del derecho (artculo 27, fraccin I); y en cuanto a la prestacin de los servicios de salud, las autoridades sanitarias, educativas y laborales deben apoyar y fomentar acciones relacionadas con el acceso al agua potable (artculo 65, fraccin IV). Un aspecto fundamental del derecho al agua es que el acceso al recurso sea continuo,29 en ese sentido, la Ley General de Salud contempla en su artculo 121 que las personas que intervengan en su abastecimiento no podrn suprimir la dotacin de servicios de agua potable y avenamiento de los edificios habitados, excepto en los casos que determinen las disposiciones generales aplica28 En este sentido, la Observacin General Nmero 14, del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, relativa al derecho al disfrute del ms alto nivel posible de salud, establece que ste es un derecho inclusivo, que abarca los principales factores determinantes de la salud, entre otros, el acceso a agua limpia y a condiciones sanitarias adecuadas. Documento E/C.12/2000/4. 29 Conforme a los preceptos establecidos en la Observacin General Nmero 15, los elementos del derecho deben de ser adecuados a la dignidad, la vida y la salud humanas, por lo que su ejercicio debe de comprender en toda circunstancia los factores de disponibilidad, calidad y accesibilidad. En ese sentido, el factor de disponibilidad implica que el abastecimiento del recurso sea continuo y suficiente para cubrir los usos personales y domsticos de las personas. Vase Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, op. cit., supra, nota 18, prrafos 11y 12.

bles; disposicin que en principio presume una proteccin en contra de cortes o la suspensin del servicio.30 Si bien las disposiciones anteriores no desarrollan todas las implicaciones sobre el acceso al agua en el ejercicio del derecho a la proteccin de la salud, sientan ciertas bases sobre las cuales partir, como por ejemplo que el saneamiento es un servicio bsico de salud y que, en principio, no se puede privar a las personas del abastecimiento de agua potable. Volviendo a la Constitucin es importante precisar que la misma no comprende el derecho a la alimentacin ms que como el derecho de los nios y las nias a la satisfaccin de sus necesidades de alimentacin, salud, educacin y sano esparcimiento para su desarrollo integral, en el prrafo sptimo del mismo artculo 4o., y establece su preservacin como un deber correlativo de padres, tutores y custodios, con la obligacin del Estado de proveer lo necesario para propiciar el respeto a su dignidad y el ejercicio pleno de sus derechos. Aunque ninguna otra disposicin constitucional hace referencia a este derecho, del precepto sealado se deriva la obligacin de los poderes pblicos de proveer los elementos necesarios para el ejercicio de los derechos mencionados, lo que necesariamente entraa medios de disponibilidad de los servicios bsicos de agua y saneamiento. La Constitucin comprende otro aspecto relacionado con la materia del acceso al agua, su carcter de servicio pblico. Si bien, Organismos No Gubernamentales y promotores de derechos humanos han insistido en la necesidad de dejar de ver el tema del agua slo como la prestacin de un servicio,31 no se puede dejar de lado la importancia de los servicios pblicos en la satisfaccin de las necesidades bsicas y derechos de las personas, ya que constituyen un medio ideal para allegarles agua potable y de servicios de saneamiento adecuado. Como bien se han definido, los servicios pblicos representan actividades tcnicas, encaminadas a la satisfaccin de necesidades colectivas o bsicas,32 cuyos principios rectores son la regularidad, la uniformidad, la adecuacin y la igualdad. Pero tambin constituyen indicadores sociales de bienestar33 y ltimamente se les vincula con la teora de los derechos en el sentido de que muchos de ellos, sobre todo los econmicos sociales y culturales, tienen el fin de asegurar que las personas puedan satisfacer algunas necesidades bsicas; en cierta medida, la creacin de los servicios pblicos obedece a la necesidad de implementar y hacer eficaces esos derechos.34 Por ello, la responsabilidad de las au30 Al efecto, la Observacin General Nmero 15 establece que cuando las autoridades realicen alguna accin que interfiera con el ejercicio del derecho al agua de las personas por deudas en el pago del servicio, se deber tomar en cuenta su capacidad de pago, y en ningn momento se les deber privar del mnimo indispensable de agua. Vase Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, op. cit., supra, nota 18, prrafo 56. 31 Vase Alejandro Cruz, Debe el gobierno dejar de ver el tema del agua slo como la prestacin de un servicio, La Jornada, 13 de agosto de 2010. http://www.jornada.unam.mx/2010/08/13/index.php?se ction=capital&article=033n2cap 32 Miguel Acosta Romero, Teora general del derecho administrativo. 9a. ed. Mxico, Porra, 1990, p. 737. 33 Yuri Pavn Romero, Servicios pblicos, legitimadores de los sistema democrticos estables, en David Cienfuegos y Luis Gerardo Rodrguez, coords., Actualidad en los servicios pblicos en Iberoamrica. Mxico, UNAM, 2008, p. 501. 34 J. Alberto Real Alcal, Diferencias culturales, extensin de los derechos y servicios pblicos universales en el Estado de Derecho contemporneo, en D. Cienfuegos y L. Gerardo Rodrguez, coords., op. cit., supra, nota 33, p. 569.

49
Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

50
Luisa Fernanda Tello Moreno

toridades en cuanto a su prestacin se liga tambin a la existencia del Estado Social de Derecho35 y la teora de la democracia. En nuestro pas, conforme al inciso a) de la fraccin III del artculo 115 constitucional, los municipios tienen a su cargo los servicios pblicos de agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposicin de aguas residuales, entre otros. Este aspecto tambin se relaciona con la disposicin mencionada al principio del apartado, respecto del mandato constitucional dirigido a los tres niveles de gobierno, de ampliar la cobertura de los servicios sociales bsicos de los pueblos y comunidades indgenas. En este contexto, cabe mencionar que la gestin de los recursos hdricos se encuentra a cargo de la Comisin Nacional del Agua, dependiente del Poder Ejecutivo, que a travs de la Ley de Aguas Nacionales ejerce funciones de administracin, regulacin, control y proteccin del dominio pblico del agua, as como de vigilancia en el cumplimiento de las Normas Oficiales Mexicanas sobre la calidad de los recursos hdricos en distintos mbitos. Sin embargo, esta ley se refiere prcticamente a cuestiones tcnicas, econmicas y administrativas, por lo que no incluye derechos subjetivos articulables frente a la jurisdiccin constitucional36 relacionadas con el derecho de las personas de acceder al recurso. Las disposiciones anteriores, tanto constitucionales como legales, implican la responsabilidad de las autoridades de realizar diversas acciones con el fin de allegar a las personas los servicios necesarios para la satisfaccin de sus derechos y necesidades bsicas. Por otra parte, se tiene la obligacin de cumplir con las disposiciones de las convenciones internacionales que contemplan el derecho al agua y las derivadas de la interpretacin del CDESC del Pacto Internacional de la materia, desarrollada en la OG15, pues conforme a la interpretacin del artculo 133 de la Constitucin, realizada por la Suprema Corte de Justicia de la Nacin, los tratados internacionales son parte del derecho interno y se ubican jerrquicamente en segundo plano respecto de la Carta Magna, y sobre las leyes federales;37 adems, la tesis de amparo en revisin 1475/98, de la que se deriva esta interpretacin, establece que cuando un tratado obliga a ampliar la esfera de libertades de los gobernados o compromete al Estado a realizar determinadas acciones en beneficio de grupos tradicionalmente dbiles, debe considerarse constitucional. En este sentido, los ONJPDH tienen la responsabilidad de promover y asegurar que la legislacin y las prcticas nacionales estn en armona con los instrumentos internacionales de derechos humanos, como lo indican los Principios de Pars; aspecto fundamental tratndose de los derechos sociales, dado el limitado desarrollo doctrinario sobre su contenido mnimo esencial, por lo que la

Idem. Vase Miguel Carbonell, Notas para el estudio del derecho a la alimentacin y el derecho al agua, Revista de la Facultad de Derecho de Mxico. Mxico, t. LIV, nm. 241, 2004, p. 29. 37 Rubro tratados internacionales se ubican jerrquicamente por encima de las leyes federales y en un segundo plano respecto de la constitucin federal, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, t. X, noviembre de 1999, novena poca, pleno, tesis p. LXXVII/99, p. 46.
36

35

apelacin a estndares internacionales constituye un elemento imprescindible para dotarlos de contenido,38 como sucede con el derecho al agua.

51
Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

III. Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos como garantes del derecho al agua Como se seal en el primer apartado de este trabajo, tanto la Comisin Nacional como las Comisiones y Organismos Locales de Derechos Humanos tienen la encomienda constitucional de proteger y defender los derechos de esta naturaleza que ampara el orden jurdico nacional; desde esta perspectiva, conocen de quejas por violaciones a los mismos y determinan su existencia y los medios para subsanar los daos ocasionados mediante conciliaciones o la emisin de las Recomendaciones respectivas. Para analizar de qu manera la actuacin de los ONJPDH contribuyen al respeto y ejercicio del derecho humano al agua, y con ello al cumplimiento de la ley y al fortalecimiento del Estado de Derecho, se analizaron diversas Recomendaciones emitidas por las Comisiones de las entidades federativas,39 as como de la Comisin Nacional. Si bien las Recomendaciones son instrumentos de ltima instancia en la labor de las Comisiones Protectoras de Derechos Humanos, son los documentos pblicos por excelencia de este tipo de instituciones, por lo que resulta ms sencillo analizar las Recomendaciones que otro tipo de documentos, como las conciliaciones. Aparte, en ellas es posible advertir el contexto completo en que se dieron las violaciones, as como la actuacin de las autoridades y de los organismos protectores, y su interpretacin de las situaciones dadas y las Recomendaciones giradas a la autoridad responsable con miras tanto a subsanarlas, como a determinar la responsabilidad de los servidores pblicos involucrados. Cabe sealar que el anlisis de las Recomendaciones se limitar al estudio de los documentos en s mismos, como instrumentos para dar cuenta de las violaciones del derecho al agua y procurar su cumplimiento, sealando a las au toridades responsables las acciones adecuadas para subsanarlas, mas no a su nivel de cumplimiento por parte de las autoridades, ya que no se tuvo acceso a la totalidad de la informacin respectiva.40
38 Christian Courtis, El mundo prometido. Escritos sobre derechos sociales y derechos humanos. Mxico, Fontamara, 2009, p. 23. 39 Para el estudio se analizaron 53 Recomendaciones emitidas por las Comisiones de Chiapas, Chihuahua, Distrito Federal, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacn, Nayarit, Oaxaca, Puebla, San Luis Potos, Tamaulipas, Veracruz, Yucatn y de la CNDH, entre 2007 y 2010. Se incluyeron tambin 10 Recomendaciones emitidas con anterioridad, por su pertinencia temtica. El criterio de seleccin de las Recomendaciones utilizadas fue en funcin de las Recomendaciones disponibles en lnea, en las pginas de internet de las Comisiones protectoras de derechos humanos a nivel nacional; la exclusin de alguna entidad en particular se debi a que en sus pginas no se desplegaba el texto de las Recomendaciones, a que los enlaces (links) estuvieran rotos y no se pudiera acceder a las mismas o a que no se encontraran Recomendaciones del tema buscado. Asimismo, se omite el anlisis de las Recomendaciones 101/1992, 18/1997, 19/1997, 47/2002, 46/2003 y 06/2004 de la CNDH, por haber sido objeto de un estudio anterior, en Luisa Fernanda Tello Moreno, El acceso al agua potable como derecho humano. Mxico, CNDH, 2008, pp. 126-128. 40 De las Recomendaciones analizadas, nicamente en 30 se sealaba su estado de cumplimiento (de las Comisiones del Distrito Federal, Guanajuato, Michoacn y Puebla), de las cuales 21 se encontraban totalmente cumplidas; cabe sealar que algunas de las actualizaciones del estado de cumplimien-

52
Luisa Fernanda Tello Moreno

1. Tipos de conductas consideradas violatorias de derechos humanos Independientemente de las voces con las que los ONJPDH calificaron las conductas consideradas como violatorias a los derechos en las Recomendaciones emitidas por quejas relacionadas con el derecho al agua,41 en este apartado se muestra una categorizacin de las mimas, atendiendo al hecho predominante de reclamo o causa de la violacin. La mayora de las quejas que motivaron las Recomendaciones obedecen a inconformidades debidas a la falta de acceso al servicio pblico de agua potable, sin embargo, tambin se encontraron algunas generadas por la omisin de las autoridades de proveer servicios pblicos de drenaje o porque stos eran deficientes. Para la presente clasificacin, el acceso a servicios pblicos de drenaje y alcantarillado ser considerado como un aspecto del derecho al saneamiento, en el entendido de que ste, en el mbito de los derechos humanos, se configura como un sistema para la recogida, el transporte, el tratamiento y la eliminacin o reutilizacin de excrementos humanos, as como de aguas residuales domsticas;42 y en Mxico predomina un sistema de drenaje combinado, que traslada en una misma tubera tanto las aguas de desecho, como las aguas pluviales. Las Recomendaciones fueron motivadas por distintos hechos o acciones, que pueden dividirse en seis grupos principales: a) suspensin del servicio pblico de agua potable; b) cobros arbitrarios y de naturaleza distinta al servicio de agua;43 c) omisin ante la solicitud de instalacin de servicios de drenaje y agua potable o deficiencias en el funcionamiento de los sistemas de drenaje; d) falta de acceso al servicio pblico de agua potable en instalaciones distintas de los domicilios particulares; e) contaminacin y calidad del agua, y f) situacin prevaleciente tanto en separos y crceles municipales como en reclusorios estatales y federales.44 A. Suspensin del servicio pblico de agua potable Esta categora responde a las quejas de cuyos hechos se desprendi la suspensin del servicio pblico de agua potable,45 motivada por algn adeudo en el pago del mismo, generalmente. Estas situaciones fueron consideradas contra-

to de las mismas correspondan incluso al ao de 2007, por lo que dichos datos pueden ser poco acordes con la realidad actual. 41 Cabe sealar que no todas las Recomendaciones fueron motivadas a raz de quejas ciudadanas, muchas de ellas, sobre todo aquellas en las que se muestran posibles afectaciones colectivas, fueron iniciadas de oficio por los organismos respectivos. 42 Vase Consejo de Derechos Humanos, Informe de la Experta independiente sobre la cuestin de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el acceso al agua potable y el saneamiento, Catarina de Albuquerque, 1 de julio de 2009, Documento A/HRC/12/24, prrafo 63. 43 Normalmente aunados a la suspensin del servicio pblico de agua potable. 44 Se incluye la referencia a este tipo de situaciones sin que las Recomendaciones relativas se hayan incluido en la investigacin, debido a su extensa cantidad y a que a pesar de normalmente referir condiciones de carencia de servicios de agua y saneamiento, no se profundiza sobre las mismas; se trata de una situacin estructural, caracterstica de este tipo de centros. 45 Guanajuato (Resolucin del 10 de marzo de 2008); Guerrero (Recomendaciones 09/2008 y 65/2008); Michoacn (Recomendaciones 207/06, 84/2008, 46/2009 y 119/2009); Oaxaca (04/2010); Puebla (33/2008); San Luis Potos (23/2008); Tamaulipas (16/06 y 22/06); Veracruz (50/2003 y 96/2009), y Yucatn (02/2002).

B. Cobros arbitrarios y de naturaleza distinta al servicio de agua potable Una cifra importante de los asuntos comprendidos en las Recomendaciones analizadas hacen alusin a cobros excesivos e indebidos por el servicio pblico de agua potable, y en consecuencia la suspensin del servicio por la falta del pago,46 u ocasionado por la negativa de los quejosos de aportar pagos o cooperaciones por un concepto distinto.47 En el primer supuesto se advirtieron reclamos por aumentos desmedidos en las tarifas de los servicios; cobros de excedentes e intereses; irregularidades en los cobros a plazos; cobros dobles (por usos comerciales y domsticos a la vez o por servicios ya pagados), o en funcin del nmero de personas que habitaban en un domicilio. En el segundo se observaron situaciones en las que se solicitaba a las personas el pago de cuotas para cubrir los costos de diversas obras pblicas en sus poblaciones o comunidades, como el empedrado, la pavimentacin, la rehabilitacin de pozos o incluso por la negativa de los quejosos de ejecutar trabajos (faenas) comunitarios. Los casos que conforman ambos supuestos constituyen abusos de autoridad, pues se trata de cobros y acciones no previstas en las leyes, para cuya realizacin, las autoridades correspondientes no se encontraban facultadas. Cabe enfatizar que, en el segundo de los supuestos sealados, la decisin de suspender los servicios pblicos de agua potable derivaba generalmente de consensos tomados en asambleas comunales o comits locales de agua, ante los cuales las autoridades municipales justificaban no poder interferir. En estos casos se advirti tambin la violacin a las garantas de seguridad jurdica y legalidad, consagradas en los artculos 14 y 16 de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos al tratarse de rganos no facultados para tomar dichas decisiones y por imponer cobros y sanciones no previstos en las leyes.
46 Es el caso de las Recomendaciones emitidas por las Comisiones de Chihuahua (08/2009); Guerrero (63/2009); Michoacn (73/2005, 41/2007, 91/2007 y 47/2009), y Puebla (30/2008 y 28/2010). 47 Oaxaca (13/2010) y Puebla (01/2007, 23/2007, 45/2007, 48/2007, 53/2007, 61/2007, 14/2009, 20/2009, 25/2009 y 55/2009).

Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

rias a las disposiciones legales de los municipios o entidades, en virtud de que, en muchas ocasiones, ante la falta de pago por los servicios de agua disponen su limitacin, mas no su corte; o porque en el caso de que la suspensin procediera, no se respetaron las garantas de legalidad, seguridad jurdica y audiencia, ante los actos de privacin y molestia, en contravencin a los artculos 14 y 16 de la Constitucin federal, respectivamente. En este sentido se observ normalmente una manifestacin de desapego a la legalidad, ya que los artculos sealados imponen que nadie puede ser privado de sus propiedades, posesiones o derechos sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho, y que nadie puede ser molestado en su persona, domicilio, papeles o posesiones sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento; aspectos normalmente incumplidos.

53

54
Luisa Fernanda Tello Moreno

C. Omisin ante la solicitud de instalacin de servicios de drenaje y agua potable o deficiencias en el funcionamiento de los sistemas de drenaje Este rubro comprende reclamos relacionados con el saneamiento48 y aunque no todos los asuntos tratan de problemas originados por falta de acceso al servicio, en muchas ocasiones el funcionamiento deficiente del sistema provoc diversos daos y violaciones a los derechos de las personas. Algunos de los casos versaron sobre la falta de conexin a la red de agua potable y drenaje en los domicilios de los quejosos, quienes habiendo solicitado el servicio o conexin a las autoridades correspondientes no recibieron respuesta u obtuvieron una negativa sin fundamento ni motivacin alguna. Tambin comprendieron situaciones en las que las autoridades celebraron convenios, comprometindose a realizar las obras y arreglos necesarios para introducir el sistema de agua potable en ciertas reas de alguna comunidad o a crear sistemas de drenaje y alcantarillado para el cauce de las aguas fluviales, incumpliendo los compromisos adquiridos. Tratndose de deficiencias en el funcionamiento de los sistemas de drenaje, los quejosos manifestaron su desbordamiento, lo que ocasion diversos daos en sus viviendas, como inundaciones de aguas negras, reblandecimiento de las construcciones, hundimientos y el riesgo latente de afectaciones en la salud. D. Falta de acceso al servicio pblico de agua potable en instalaciones distintas de los domicilios particulares No obstante que en este apartado slo obra una Recomendacin, se decidi incluirla debido a su importancia. Se trata de la Resolucin del 30 de noviembre de 2007, emitida por la Procuradura de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato,49 dirigida al Secretario de Educacin del Estado, debido a la falta de agua en una escuela, lo que provocaba que nios y nias tuvieran que hacer uso de letrinas, ponindose en riesgo su salud. Si bien en la pgina de internet del organismo no se incluye el texto completo de la Resolucin, por lo que no se pudo tener acceso a los detalles del caso, la Recomendacin constituye un precedente importante en relacin con las condiciones de operacin de las escuelas, contempladas por la normativa internacional al respecto. En ese sentido, se ha determinado que la disponibilidad del derecho a la educacin implica, entre otros elementos, que las instalaciones educativas cuenten con las condiciones necesarias para el desarrollo de las actividades que en ellas se realizan, por lo que adems de contar con materiales y recursos especializados para ello, debern tener instalaciones sanitarias para ambos sexos y agua potable;50 la falta de alguno de estos servicios constituye tambin una violacin al derecho a la educacin. El caso que nos ocupa fue considerado como violacin a los derechos de los nios.
48 Guanajuato (resoluciones del 3 de agosto de 2007 y 20 de junio de 2008); Guerrero (78/2009); Michoacn (85/2006); Nayarit (20/2009); Puebla (47/2008 y 28/2009), y Veracruz (01/2010). 49 Expediente 144/06-SE de la zona sureste, iniciado de oficio, disponible en http://www.derechoshumanosgto.org.mx/images/stories/pdheg/documentos/gaceta2007_1.pdf 50 Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, Observacin General Nmero 13, El derecho a la educacin, Documento E/C.12/1999/10, prrafo sexto.

E. Contaminacin y calidad del agua Aunque los asuntos relacionados con la contaminacin de los recursos hdricos podran ser considerados como temas directamente vinculados con el derecho a un medio ambiente sano y ecolgicamente equilibrado o con el derecho a la proteccin de la salud, se incluyeron algunas Recomendaciones, dada su estrecha relacin con el acceso al agua, con su cuidado,51 su calidad para efectos de consumo humano,52 en las que los ONJPDH advirtieron la violacin del derecho al agua. F. Situacin prevaleciente tanto en separos y crceles municipales, as como en reclusorios estatales y federales Si bien en el presente trabajo no se da cuenta de las Recomendaciones relativas a las situaciones prevalecientes tanto en separos y crceles municipales, como en reclusorios estatales y federales, donde los internos carecen de agua para cubrir sus necesidades de higiene personal y consumo, as como de servicios de saneamiento dignos y adecuados, no poda dejar de mencionarse esta situacin, patente casi en cada visita de un Organismo de Proteccin a los Derechos Humanos en el pas, a cualquier centro de detencin o reclusin.53

55
Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

2. Calificacin de las Recomendaciones y acreditacin de violaciones a derechos humanos La metodologa utilizada por los ONJPDH en la calificacin de quejas y la elaboracin de Recomendaciones difiere incluso al interior de una misma institucin, por lo que a pesar de que en los textos de las Recomendaciones se seale la transgresin a alguna disposicin legal, sta no siempre es identificada con la violacin a un derecho humano en particular; incluso pueden llegar a sealarse violaciones a derechos humanos en general, sin expresarse cules derechos fueron vulnerados; o no mencionarse violaciones en lo absoluto,54 limitndose
51 Distrito Federal (09/2003 y 05/2010); Estado de Mxico (49/1998 y 15/2009); Jalisco (07/2007 y 01/2009), y Oaxaca (14/2019). 52 Guanajuato (Resolucin del 30 de noviembre de 2007, expediente 302/06-S de la zona sur) y Michoacn (55/2005). 53 Dicha situacin puede corroborarse en las Recomendaciones de los ONJPDH en cualquier entidad en materia de reclusorios y centros de detencin. De manera especfica, vase: Informe Especial de la CNDH sobre la Situacin de los Derechos Humanos en las Estaciones Migratorias y Lugares Habilitados por el Instituto Nacional de Migracin en la Repblica Mexicana (2005); Informe Especial de la Comisin de Derechos Humanos del Distrito Federal sobre la Situacin de los Centros de Readaptacin en el Distrito Federal (2005); Informe Especial de la CNDH sobre la Situacin de los Derechos Humanos en los Centros de Reclusin de la Repblica Mexicana, dependientes de Gobiernos Locales y Municipales (2004); Informe Especial de la CNDH sobre la Situacin de los Derechos Humanos en los Centros de Readaptacin Social y Reclusorios Preventivos Varoniles y Femeniles del Distrito Federal (2002); Recomendacin General 14/2002 de la CNDH, sobre las Mujeres Internas en los Centros de Reclusin en la Repblica Mexicana, y, de manera general, el Diagnstico Nacional de Supervisin Penitenciaria (2009). 54 Una situacin similar se advierte en Armando Meneses et al., comps., Digesto de Recomendaciones emitidas por los organismos de proteccin de derechos humanos en Mxico. Mxico, CNDH / CDHDF / CDHEP / Universidad Iberoamericana, 2009.

56
Luisa Fernanda Tello Moreno

a expresar el tipo de conducta con que se calific la queja, cuando era apenas una presunta violacin. En este contexto, el conjunto de Recomendaciones mencionadas en el apartado anterior fueron calificadas o clasificadas como distintas conductas y derechos humanos violados. Se sealaron las siguientes conductas:
Cobro indebido. Incumplimiento de un deber. Omisin, deficiencia o insuficiencia en la prestacin adecuada del servicio pblico en materia de agua. Negativa o inadecuada prestacin de servicios pblicos en materia de agua. Prestacin indebida del servicio pblico.

Se mencionaron las violaciones a los siguientes derechos:


Al agua. A la legalidad y a la seguridad jurdica. Al medio ambiente, al desarrollo y al bienestar. A la salud. A los servicios pblicos.

El hecho de que en una Recomendacin no se mencione el derecho humano vulnerado, independientemente de la referencia a la transgresin de otro tipo de normas o disposiciones jurdicas, resta fuerza a las resoluciones de las instituciones de proteccin a los derechos humanos y, en consecuencia, a la posibilidad de que los derechos vulnerados encuentren pronta satisfaccin. En el conjunto de Recomendaciones analizadas, los derechos incumplidos de manera recurrente fueron los de legalidad y seguridad jurdica a consecuencia de actos infundados o no motivados; nicamente en cinco ocasiones que se vern ms adelante se hizo referencia directa a la violacin al derecho humano al agua.

3. Criterios relevantes y adecuacin a la normativa internacional en materia de derechos humanos Este apartado comprende una breve referencia sobre los criterios relevantes de los ONJPDH en la defensa del derecho al agua, as como a los tratados de derechos humanos sealados en los textos de las Recomendaciones analizadas, con el fin de determinar su adecuacin a los parmetros internacionales en materia del derecho al agua y el saneamiento. A. Obligacin de las autoridades de vigilar la prestacin de los servicios En la Recomendacin 08/2009, emitida por la Comisin Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua, la Junta Municipal de Agua justificaba el corte del servicio pblico de agua potable por mora en el pago, en virtud de un contrato de

[] aun cuando los Comits de Agua Potable sean designados por los integrantes de las comunidades; que stos sean regidos por usos y costumbres y que en la mayora de las ocasiones sufraguen los gastos necesarios para el suministro del agua potable, no significa que la autoridad municipal y el Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado sean ajenos al servicio y por tanto, eludan la responsabilidad que tienen para resolver la problemtica que enfrentan los quejosos y que pueden enfrentar otros pobladores.55

En este sentido, la OG15 establece como elemento de la obligacin de proteger el derecho que los Estados impidan a terceros menoscabar su disfrute, entendiendo por terceros a particulares, grupos, empresas y otras entidades.56 Por otra parte, en el ltimo informe de la experta independiente de la materia, se establece que un marco de derechos humanos no dicta una forma particular de servicio, dejando a los Estados en libertad de decidir las mejores maneras de prestarlo;57 sin embargo, e independientemente de que los proveedores del servicio sean actores estatales, privados o informales, las autoridades no pueden desentenderse de sus obligaciones de derechos humanos en cuanto al derecho al agua, correspondindoles proteger a las personas frente a los abusos de terceros.58 Si bien en los casos de las Recomendaciones presentadas no se citaron los criterios de las disposiciones internacionales, se observa que los argumentos de los organismos resultan acordes a ellos. B. Caractersticas y calidad de los servicios pblicos Tratndose de las caractersticas y la calidad de los servicios pblicos, se advirtieron consideraciones respecto de la obligacin de la administracin pblica municipal en la prestacin de los servicios de agua potable, drenaje y alcantarillado, en su carcter de orden pblico, que debe prestarse en forma permanente y continua, conforme a sus caractersticas tericas. Adems se caracteriz a los mismos como necesidades prioritarias que deben de realizarse sin desatencin en perjuicio de la ciudadana usuaria, requirindose que en las obras destinadas a su prestacin, se vigile y controle, tanto su estudio, como su diseo,
Recomendacin 01/2007, de la Comisin de Derechos Humanos del Estado de Puebla. Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, op. cit., supra, nota 18, prrafo 23. 57 Consejo de Derechos Humanos, Report of the independent expert on the issue of human rights obligations related to Access to safe drinking water and sanitation. Catarina de Albuquerque, Documento A/HRC/15/31, del 29 de junio de 2010, prrafo 15. 58 Ibid., prrafos 16 y 17.
56 55

Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

adhesin, argumentando que la relacin entre el organismo operador y los usuarios es de naturaleza estrictamente contractual y sujeta slo a la legislacin civil. En este caso, la Comisin consider inaplicable dicho criterio debido a las afectaciones al derecho a la salud que la carencia del servicio podra conllevar, adems de sealar que el agua es un elemento de primera necesidad e indicar que la legislacin local prohiba la suspensin del servicio. Tratndose de casos en que los comits de agua potable eran los encargados de proporcionar y administrar el servicio, se encontr el siguiente criterio:

57

58
Luisa Fernanda Tello Moreno

proyecto, presupuesto, mejoramiento, construccin, operacin, conservacin, mantenimiento, ampliacin y rehabilitacin, a efecto de garantizar efectivamente la prestacin uniforme, continua y permanente del servicio, en concordancia con lo establecido en la ley.59 Al respecto, la normativa internacional establece como parte del contenido del derecho al agua, el derecho a no ser objeto de injerencias, como por ejemplo, no sufrir cortes arbitrarios del suministro,60 lo que implica la permanencia y continuidad del servicio. Adems, define como uno de sus elementos el factor de disponibilidad, referido a que el abastecimiento sea continuo y suficiente 61 para los usos personales y domsticos. En este caso se observa tambin que a pesar de no citarse las disposiciones internacionales, los criterios y argumentos de la Comisin son acordes los mismos. C. Normativa internacional de derechos humanos y mencin expresa del derecho Partiendo de que en la mayora de las Recomendaciones se mencionan las disposiciones transgredidas tanto de la Constitucin Federal, como de las leyes locales aplicables y en lo general, artculos del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, as como de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos (respecto de las garantas de audiencia, legalidad y seguridad jurdica), se analiz la inclusin de las disposiciones internacionales en materia de derechos humanos relacionadas con los derechos sociales, que tienen una mayor relacin con el derecho al agua, esto es, los artculos relativos del Protocolo Adicional a la Convencin Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador), del Pacto de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales y, en su caso, la OG15, del Comit respectivo. Al respecto, se advirti que slo en seis de ellas se mencion el PIDESC,62 en nueve se hizo alusin al Protocolo de San Salvador63 y slo cuatro refieren la OG15.64 Las menciones respecto de la violacin del derecho al agua tambin son diversas y pudieron encontrarse tanto en los apartados de observaciones, como en los puntos especficos recomendados. A continuacin se citan algunas referencias de las Recomendaciones que consideramos ms importantes en materia del derecho al agua a nivel nacional y que, evidentemente, comprenden la mencin sobre el incumplimiento de este derecho y la argumentacin que lo soporta.

59 Recomendacin 20/2009, de la Comisin de Defensa de los Derechos Humanos para el Estado de Nayarit. 60 Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, op. cit., supra, nota18, prrafo 10. 61 Ibid., prrafo 12. 62 Chihuahua (08/2009); Distrito Federal (09/2003 y 05/2010); Jalisco (01/2009); Puebla (53/2007 y 61/2007), y San Luis Potos (23/2008). 63 Distrito Federal (09/2003 y 05/2010); Jalisco (01/2009), y Puebla (01/2007, 48/2007, 53/2007, 61/2007, 30/2008 y 28/2010). 64 Distrito Federal (09/2003 y 05/2010); Guanajuato (Resolucin del 10 de marzo de 2008, expediente 343/07-O de la zona oeste), y Oaxaca (04/2010).

La primera Recomendacin en mencionar la violacin del derecho al agua es la 09/2003, de la Comisin de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), documento paradigmtico al respecto, ya que a principios de esta dcada se pronunci sobre el derecho, basndose en la OG15, ante una conducta omisa de la autoridad local para reparar una fuga originada por una fisura en un acueducto de distribucin, desperfecto que contaba ya con un ao de antigedad y ocasionaba la prdida de 10 litros de agua por segundo. La Comisin Local acredit la violacin del derecho humano al agua en conexidad con los derechos a la vida, a la salud y a un medio ambiente sano, considerando inaceptable la indiferencia de la autoridad responsable durante tan extenso periodo. En la Recomendacin 23/2008, de la Comisin Estatal de Derechos Humanos de San Luis Potos, se advierte la violacin del derecho humano al agua, entre otros, y aunque no se menciona la OG15, de su lectura se advierte que el texto se basa en la misma. Justifica la existencia de la violacin al derecho estableciendo que aunque no est especficamente establecido en la Constitucin, ni tratados internacionales, se encuadra en la categora de las garantas indispensables para asegurar el derecho a un nivel de vida adecuado, porque es una de las condiciones fundamentales para la supervivencia. Calificada como negativa o inadecuada prestacin del servicio en materia de agua, la Resolucin del 10 de marzo de 2008, de la Procuradura de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato, solicita a la autoridad en los puntos especficos recomendados la realizacin de todas y cada una de las acciones estimadas pertinentes para que tanto el quejoso, como sus vecinos, cuenten a la brevedad posible con el servicio pblico de agua potable y alcantarillado y con ello se d cabal cumplimiento a la Observacin General Nmero 15 emitida por el Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, garantizando el derecho humano al acceso al agua potable. Por otra parte, en la Recomendacin de la Comisin Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, relativa a la contaminacin del ro Santiago, el derecho al agua se configur como uno de los derechos violados y dentro de sus puntos resolutivos se solicit a las autoridades la realizacin de acciones estrechamente relacionadas con los principios de acceso al agua potable como derecho humano. Entre ellos se requiri que el plan integral para dotar de agua potable a la ciudad de Guadalajara se basara primordialmente en estudios diagnsticos que garanticen el acceso al agua para la vida humana y abandonar la actual preponderancia econmica que se le da a la oferta del lquido vital, e iniciar un proyecto que permita en un plazo mximo de 20 aos, garantizar de forma gratuita, los primeros 30 litros de agua por persona al da y a partir de esa cantidad se fijen tarifas con base en criterios de sostenibilidad financiera y el principio del usuario paga, establecindose que los cobros no debern realizarse por el lquido vital que es un derecho humano, sino por la operacin que permita su distribucin. Los puntos resolutivos de esta Recomendacin son quiz los que en mayor medida se identifican con las concepciones de la defensa y proteccin del derecho humano al agua; son acordes al principio establecido en la OG15, respecto de que el agua debe tratarse como un bien social y cultural, y no fundamen-

59
Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

60
Luisa Fernanda Tello Moreno

talmente como un bien econmico.65 Aunque la Observacin no impone la gratuidad del suministro del recurso66 como medida obligatoria, sino como una posibilidad, los promotores del derecho defienden el suministro de una cantidad mnima y bsica de agua gratuita por persona al da, como garanta del derecho o como derecho mnimo, ya que el acceso a la vida no es una cuestin de consumo; y a partir de ello proponen categorizar los usos del agua atribuyndole precios distintos segn el fin de destino67o mayores por costos por la utilizacin de grandes cantidades del recurso. Por otra parte, aunque la Recomendacin 04/2010, emitida por la Comisin para la Defensa de los Derechos Humanos de Oaxaca, no menciona expresamente la violacin del derecho humano al agua, recoge disposiciones de la OG15 respecto de la naturaleza y las caractersticas de las obligaciones que entraa el derecho, concluyendo que
[...] los gobiernos deben abstenerse de tomar cualquier medida que impida a la poblacin satisfacer estos derechos, y tomar las medidas que estimen pertinentes para que la poblacin tenga acceso al lquido protegiendo el acceso sobre terceras personas que pretendan interferir; por tanto, puede inferirse como una violacin a la obligacin de respetar y proteger, la interrupcin o desconexin arbitraria o injustificada de los servicios o instalaciones de agua.

En la parte final establece que la privacin del servicio de agua potable resulta una violacin flagrante a los derechos humanos. Por ltimo, la Recomendacin 05/2010 de la CDHDF, emitida a causa del suministro de agua potable en situacin de riesgo y por afectaciones graves a la sustentabilidad ambiental del Distrito Federal, se refiere a la construccin de viviendas sobre la tubera de un acueducto, cuyo derecho de va no fue respetado a pesar de su utilidad pblica. Debido a las viviendas, la tubera no ha sido objeto de servicios de mantenimiento, aparte de que el peso sobre la misma puede ocasionar su colapso, lo que generara una gran tragedia, ya que las instalaciones no cuentan con vlvulas de control locales y para frenar el transporte del agua, se requerira un considerable periodo de tiempo. En este caso se conjuntan problemticas muy complejas debido a que las viviendas que ah se encuentran son asentamientos urbanos irregulares, que aparte de estar en una zona de alto riesgo no cuentan con servicios pblicos bsicos, por lo que para almacenar el agua utilizan recipientes industriales, tambos de metal o plstico deteriorados y oxidados, algunos con sedimentos de concreto o asbesto; al no contar con sistemas de drenaje adecuados han construido sus propios drenajes y fosas spticas que se descargan directamente en el subsuelo o en arroyos cercanos. El organismo considera en riesgo la conservacin de los recursos hdricos del acueducto en cuestin, el agua surtida a la zona, la salud y la seguridad de
Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, op. cit., supra, nota 18, prrafo 12. Ibid., prrafo 27. 67 Vanse Pedro Arrojo, El agua potable debe ser un derecho accesible a todos los seres humanos, en http://www.infoecologia.com/Biodiversidad/bio2004/abril04/arrojo-2004043.htm, y Cline Dubreuil, The Right to Water from Concept to Implementation. Mxico, Consejo Mundial del Agua / Editores Buena Onda, 2006, p. 4.
66 65

4. Puntos resolutivos de las Recomendaciones y su contribucin al fortalecimiento del Estado de Derecho Los puntos resolutivos de las Recomendaciones son justamente los puntos de recomendacin; aquello que los ONJPDH solicitan a las autoridades responsables de vulnerarlos, con objeto de modificar las conductas que dieron pie a dichas violaciones; evitar su repeticin; restituir a los quejosos en los derechos afectados; obtener las reparaciones adecuadas por los daos y perjuicios ocasionados, y, en su caso, la instruccin de los procedimientos que permitan sancionar a los servidores pblicos responsables de los hechos. Este apartado da cuenta del contenido de los distintos requerimientos realizados a las autoridades en las Recomendaciones analizadas. A. Acciones especficas Este tipo de solicitudes son consecuencia de las circunstancias especficas que ocasionan las violaciones a derechos humanos, por lo que los ONJPDH requirieron la realizacin de acciones acordes para subsanar los derechos en cada caso en particular. Por ejemplo, en el caso de la Recomendacin motivada por la contaminacin del ro Santiago en Jalisco, la Comisin solicit, en el largo plazo, el establecimiento de medidas tendentes a garantizar el derecho al agua, especficamente, mediante el otorgamiento de 30 litros diarios de agua por persona.

68

Recomendacin 12/1993, de la Comisin de Derechos Humanos del Estado de Coahuila.

Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

las personas que habitan sobre las tuberas; adems de que en caso de que la tubera colapsara se dejara sin agua a gran parte de la Delegacin Poltica de la localidad. En este sentido, ha establecido la responsabilidad de las autoridades de causar aspectos regresivos en el abastecimiento y gestin de la calidad del agua. Este tipo de resoluciones son perfectibles y podran aproximarse mucho ms al contenido del derecho al agua comprendido en las disposiciones internacionales de la materia, sin embargo, se puede apreciar un avance en comparacin con resoluciones de la dcada pasada, que ante la denuncia de la ineficacia de los servicios pblicos y a pesar de establecer la gravedad de los actos y las omisiones de la autoridad municipal en la prestacin de los diversos servicios pblicos a que est obligado por mandato de ley debe quedar establecido que servicios pblicos y derechos humanos o garantas son conceptos inconfundibles estas omisiones no implican precisamente la violacin a derechos humanos,68 quedando dicho aspecto de la queja sin ningn otro pronunciamiento ni solucin. De ah a la fecha puede afirmarse que las cosas han cambiado y si bien son pocos los casos en que los ONJPDH sealan expresamente la violacin del derecho humano al agua, se advierte una tendencia cada vez mayor de concientizacin al respecto.

61

62
Luisa Fernanda Tello Moreno

De las Recomendaciones analizadas se advirti el requerimiento de acciones especficas como las siguientes: proteger los mantos acuferos; preservar los bosques; conservar el suelo; implementar acciones de educacin e higiene; realizar evaluaciones de impacto ambiental en los cuerpos de agua; verificar o descartar la existencia de fuentes de contaminacin en el agua del subsuelo; realizar tareas de mantenimiento en las redes de distribucin de agua potable; reconsiderar cobros; realizar trabajos para solucionar problemticas de aguas fluviales; rehabilitar sistemas de drenaje; asesorar a los quejosos en los requisitos necesarios para acceder a la conexin de la red de agua potable, y supervisar la idoneidad y permanencia de los servicios pblicos, adems de no condicionarlos. El cumplimiento de estas acciones resulta fundamental para poner fin a los hechos o conductas que generaron las violaciones a derechos humanos, as como para evitar su repeticin, pues se dirigen a componer y verificar las prcticas contrarias a los derechos. En esta perspectiva la inclusin de requerimientos especficos destinados a solucionar los casos individuales constituyen factores determinantes en la observancia futura de los derechos vulnerados, que al fomentar su cumplimiento contribuyen a fortalecer el Estado de Derecho. B. Respeto a la ley Fueron muchos los textos de las Recomendaciones en los que se solicit a las autoridades respectivas, de distintas formas, cumplir con las disposiciones legales. En este sentido se advirtieron peticiones especficas como respetar la garanta de legalidad; respetar la legalidad; cumplir la ley; sujetar su actuar a la ley; abstenerse de incumplir la ley, y evitar la suspensin de los servicios de agua potable a los usuarios sin la debida notificacin. Este aspecto pone el dedo en la llaga respecto del incumplimiento de la ley por parte de los poderes pblicos, al sealar su atencin en su deber de cumplirla, lo que contribuye a recordarles su responsabilidad en el reconocimiento de la supremaca de la ley e indicarles que no tienen facultad para realizar conductas o imponer sanciones que no se encuentren previstas en las normas jurdicas, lo que contribuye al cumplimiento de uno de los elementos fundamentales del Estado de Derecho: el respeto a la supremaca de la ley. C. Garantizar y respetar los derechos humanos Asimismo, dentro de los puntos resolutivos de las Recomendaciones analizadas se advirti el llamado de los ONJPDH tanto a garantizar los derechos especficos materia de los casos analizados, por ejemplo, el derecho al agua, como a respetar los derechos fundamentales en general o a abstenerse de vulnerarlos. En este sentido, aunque no todas las Recomendaciones aludieron a la violacin del derecho al agua explcitamente, normalmente sealaron con suficiencia la violacin de otros derechos humanos, como los derechos a la salud, al medio ambiente, a la legalidad y a la seguridad jurdica, entre otros. La funcin de los ONJPDH en la defensa de estos derechos contribuye definitiva y ampliamente al respeto y cumplimiento de los mismos, pues es, en muchas ocasiones, la ltima instancia u oportunidad con que cuentan las personas

D. Investigar la responsabilidad de los servidores pblicos involucrados En la mayora de los casos revisados, las Comisiones de Derechos Humanos solicitaron a autoridades como presidentes y contralores municipales, as como a los ayuntamientos el inicio de procedimientos administrativos disciplinarios; o inclusive a los procuradores estatales, el inicio de averiguaciones previas para la investigacin de las conductas realizadas por los servidores pblicos en cuestin, con el fin de determinar sus responsabilidades en los hechos que motivaron la emisin de las Recomendaciones. El hecho de que las Comisiones Pblicas sealen no slo el incumplimiento de la ley y la vulneracin de derechos humanos, sino que promuevan el inicio de los procedimientos establecidos en las disposiciones legales con el fin de determinar las responsabilidades de los servidores pblicos involucrados en los hechos, constituye un elemento de importantes consecuencias para el fortalecimiento del Estado de Derecho, ya que fomenta la posibilidad de tener un control efectivo de los actos de gobierno, aspecto que le otorga legitimidad y promueve el cumplimiento de la ley y la justicia. En este sentido, debe recordarse que en un Estado Constitucional de Derecho los poderes pblicos se encuentran sujetos a la ley. Adems, la informacin que los ONJPDH pueden allegarse durante la integracin de los expedientes de queja constituye un elemento invaluable en trminos de transparencia y acceso a la informacin, al hacerse pblicos en cierta medida mediante las Recomendaciones; ello facilita que se investiguen las responsabilidades de funcionarios determinados e identificados previamente, y contribuye a que los procedimientos de determinacin de responsabilidades sean consecuencia directa de violaciones especficas de derechos humanos y obtengan mayor credibilidad ante la opinin pblica.

Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

para lograr el goce de sus derechos humanos o impedir que se sigan vulnerando; como se seal en el primer apartado del trabajo, normalmente se acude a ellos cuando los derechos ya han sido vulnerados. El respeto a los derechos humanos consagrados nacional e internacionalmente implica la adecuacin de los poderes pblicos al modelo de Estado Constitucional de Derecho surgido despus de la Segunda Guerra Mundial, en el que se conjuntan los derechos fundamentales caractersticos del Estado Liberal y del Estado Social, y la subordinacin al derecho internacional de los derechos humanos, como lo seala Ferrajoli. En este sentido, la actuacin de los ONJPDH que fomentan el respeto y cumplimiento de estos derechos es acorde a la concepcin de este modelo de Estado de Derecho. En Mxico, lamentablemente no hay una tradicin arraigada de los poderes pblicos respecto del reconocimiento y cumplimiento de normas internacionales en materia de derechos humanos; menos an, cuando los derechos no se encuentran contemplados expresamente en la Constitucin. En estos casos, la funcin de los ONJPDH es indispensable y casi el nico recurso al que las personas pueden recurrir; especficamente en el caso de la violacin del derecho al agua, motivada por hechos como la suspensin del suministro, resulta muy difcil, oneroso y poco prctico, el acudir a los tribunales jurisdiccionales para requerir la reinstauracin de los servicios.

63

64
Luisa Fernanda Tello Moreno

E. Restitucin del derecho vulnerado La mayora de las Recomendaciones analizadas comprendan en sus puntos resolutivos la solicitud de restituir a las vctimas en el goce de los derechos humanos vulnerados o el restablecimiento de los servicios suspendidos. En este orden de ideas, se peda la conexin o reconexin de los servicios pblicos interrumpidos, la instalacin de servicios faltantes o, en su caso, la reparacin de aquellos deficientes. El requerimiento sobre la restitucin de los derechos humanos vulnerados constituye una ms de las acciones realizadas por los ONJPDH, con el fin de promover su observancia y brindar justicia a los afectados. F. Reparacin del dao Aun cuando la restitucin es una forma de reparacin del dao, en dos de los casos analizados69 se contemplaron solicitudes de reparacin de los daos causados a los quejosos distintas de la restitucin. Estas previsiones normalmente responden a la gravedad de los daos ocasionados a los quejosos y en casos como los analizados pueden responder a la contaminacin de los recursos hdricos, a la falta de suministro de agua o al hecho de que las personas carentes del servicio hubiesen destinado recursos econmicos para satisfacer su derecho bsico al agua potable mientras no tuvieron acceso al recurso. En el caso de la Recomendacin emitida por la contaminacin del ro Santiago, las solicitudes relativas a la reparacin implicaron la realizacin de diversas acciones, entre ellas, el pago de indemnizaciones en favor de las personas afectadas. En la otra Recomendacin, la solicitud de reparar el dao fue general y no estableci acciones precisas para el efecto. Los precedentes de reparacin del dao por la violacin del derecho al agua en las Recomendaciones analizadas son mnimos, esto puede entenderse en virtud de que las reparaciones del dao se dan generalmente por violaciones graves a los derechos humanos, y stas normalmente se determinan por la naturaleza de los daos causados a las vctimas en los casos individuales. No obstante, este tipo de reparaciones constituye un principio de justicia y de equidad que debe imperar en un Estado democrtico de derecho;70 ya que demuestran el compromiso de los poderes pblicos con el respeto a los derechos humanos de las personas al hacerse responsables por las violaciones ocasionadas, la consideracin debida a los gobernados en su individualidad, su aprecio por el cumplimiento de las leyes y su vocacin de justicia y democracia.

69 Recomendaciones 1/2009 y 23/2008, de la Comisin Estatal de Derechos Humanos de Jalisco y de la Comisin Estatal de Derechos Humanos de San Luis Potos, respectivamente. 70 Emilio lvarez Icaza, La experiencia de la Comisin de Derechos Humanos del Distrito Federal en materia de reparacin del dao por violaciones a los derechos humanos, p. 39, en http://www.bibliojuridica.org/libros/6/2680/6.pdf

IV. Conclusiones El aspecto fundamental del Estado de Derecho no consiste en el respeto irrestricto a sus normas y principios en todo momento, sino en la aplicacin de las leyes y la existencia y eficacia de los mecanismos destinados a garantizar el cumplimiento de los derechos y subsanar su vulneracin; es decir, en la existencia de recursos o la activacin de procedimientos dirigidos a recomponer las situaciones de violacin, promover la seguridad jurdica y la justicia, evitando la impunidad. Tratndose de violaciones al derecho humano al agua, las Recomendaciones de los ONJPDH analizadas en el presente trabajo demostraron contribuir al fortalecimiento del Estado de Derecho mediante el sealamiento del incumplimiento de las leyes (nacionales e internacionales), as como de la vulneracin a diversos derechos humanos; y en virtud de las solicitudes realizadas a los poderes pblicos con el fin de efectuar acciones tendentes a evitar la repeticin de las violaciones; a restituir a los afectados en los derechos vulnerados, y a solicitar la determinacin de responsabilidades de los servidores pblicos involucrados en los hechos. Si bien no es posible establecer el grado de cumplimiento de las Recomendaciones analizadas, los datos a que se tuvo acceso no demostraron un alto porcentaje de incumplimiento de las mismas, por lo que puede presumirse la eficacia de los ONJPDH como un elemento ms que contribuye al fortalecimiento del Estado de Derecho, en trminos especficos de la observancia de los derechos humanos. Es verdad que el nmero de Recomendaciones relacionadas con el derecho al agua es mnimo en comparacin con las existentes respecto de la violacin de otros derechos sociales, como el derecho a la salud o el derecho a la educacin, pero debe tomarse en cuenta que el derecho que nos ocupa, dado su tardo reconocimiento y falta de referencia expresa en el ordenamiento jurdico nacional, no constituye un derecho fcilmente aceptado o reconocido por los agentes jurdicos, incluidos algunos defensores de derechos humanos. Es este contexto, la actuacin de los ONJPDH demuestra que poco a poco van contribuyendo a revertir dicha situacin, y si bien algunos de ellos no tienen an muy clara la existencia y nocin del derecho humano al agua y el saneamiento, han sabido hacer respetar el derecho de acceso de las personas a los servicios pblicos que les permite acceder al recurso. Este aspecto es invaluable, porque en muchos de los casos el acudir a las Comisiones de Derechos Humanos es el nico o el ltimo recurso con que las personas cuentan para defender sus derechos; adems de que estas instituciones, en ocasiones, son las nicas en posibilidad y con la disponibilidad de ayudarles a que esto suceda independientemente del empleo de garantas sociales o la intervencin de organismos internacionales y de reivindicar el derecho humano al agua reconocido en el orden jurdico internacional. La mayora de los casos comprendidos en las Recomendaciones analizadas constituyen el mnimo de los problemas existentes en el pas, relacionados con el derecho al agua. En pocos casos se da cuenta de problemas serios, complejos y agravados por cuestiones polticas e intereses econmicos, como podra ser el caso de la Recomendacin de la contaminacin del ro Santiago; sin embargo, no puede minimizarse la actuacin de las Comisiones que, en diversas ocasiones, han significado la diferencia para las vctimas de violaciones a este derecho.

65
Contribuciones de los Organismos No Jurisdiccionales de Proteccin de los Derechos Humanos en el fortalecimiento del Estado de Derecho: el caso del derecho al agua

A rtculos
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano
Mara Elena Lugo Garfias*

RESUMEN: El trabajo muestra que la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 estableci entre sus derechos algunos de naturaleza colectiva, as como que hizo falta la inclusin del instrumento jurdico para hacerlos valer, por lo que los derechos agrarios y laborales transitaron por diversas fases de cumplimiento administrativo y luego jurisdiccional que desde 1992 se incluye la accin de grupo en la materia del consumidor pero no se ha ejercido, y la determinacin de adicionar al artculo 17 un prrafo que disponga las acciones colectivas en julio de 2010. Asimismo, hace un anlisis comparativo de las acciones colectivas en los Estados Unidos de Amrica, Brasil, Colombia y Espaa, acompaado de la opinin especfica en torno a la figura procesal de algunos estudiosos en esos pases sobre su experiencia, para terminar en las consideraciones desde la teora general proceso al respecto, y enunciar entre los objetivos indirectos de las acciones colectivas cmo es que fortalecen el Estado de Derecho y el Estado Social de Derecho en Mxico. ABSTRaCT: The study shows that the United Mexican States Constitution in 1917 established between their rights, some of them of collective nature and that took the inclusion of the legal instrument to enforce them, so the agricultural and labor rights transited by various stages of administrative enforcement and then jurisdictional, that, since 1992 it includes the group action in the matter of the consumer but has not been exercised, and the determination to add a paragraph to Article 17 which provides collective actions in July 2010. It also makes a comparison of collective action in the United States of America, Brazil, Colombia and Spain, accompanied by a specific opinion about the procedural possibility of some scholars in those countries about their experience, to finish on the considerations from general theory about process, and formulate the objectives colective indirect actions how to strengthen the rule of law and social state of law in Mexico. SUMArIO: Introduccin. I. Derechos y acciones colectivas en Mxico. II. Acciones colectivas en Estados Unidos, Brasil, Colombia y Espaa. 1. Estados Unidos. 2. Brasil. 3. Colombia. 4. Espaa. III. La accin y las acciones colectivas en la teora general del proceso. IV. Conclusiones.

* Investigadora del Centro Nacional de Derechos Humanos de la CNDH.

[ 67 ]

68
Mara Elena Lugo Garfias

Introduccin El instrumento procesal de las acciones colectivas se ha identificado en Estados Unidos de Amrica desde 1938, ha sido difundido e incorporado con sus caractersticas en otros ordenamientos, para conocerlo y estar en posibilidad de reflexionar si dicha figura aportara al Estado mexicano algn soporte al ser formalmente adicionada en el artculo 17 constitucional. Ante esto, es necesario hacer una comparacin con otros pases, por lo que se revisar la legislacin respecto de Estados Unidos de Amrica, pas en el que surgen Brasil y Espaa, que las establecen en relacin con la proteccin de los consumidores, y Colombia, que las dispone de manera general. Se inicia estableciendo los derechos colectivos dispuestos en la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos en 1917 y la evolucin de su justiciabilidad, as como la inclusin formal de la accin de grupo en la Ley Federal de Proteccin al Consumidor y la mencin de la denuncia popular en la Ley General de Equilibrio Ecolgico y la Proteccin al Ambiente, para tener un panorama de cmo se ha atendido lo previsto en el ordenamiento jurdico con respecto a la realidad. En seguida, se revisarn las previsiones jurdicas sobre acciones colectivas en los pases sealados, especificando en cada caso sobre los titulares y el objeto, as como sus caractersticas generales que nos permitan apreciar su tratamiento, si existe una uniformidad y enunciar si hay algn vnculo con su modelo de Estado. Por ltimo, es necesario establecer qu son las acciones colectivas, cules son sus elementos, quin las ejercita, quin es el sujeto obligado, cul es su objeto y qu fines persiguen desde el punto de vista procesal para asentar su esencia, especficamente respecto del titular de la accin colectiva y su objeto y en qu medida ello fortalecera a un Estado, en particular, al Estado mexicano.

I. Derechos y acciones colectivas en Mxico En Mxico la Constitucin de 1917 al momento de ser expedida responda a diferentes modelos de Estado con elementos que provenan de otras pocas. Mara del Refugio Gonzlez afirma con base en la doctrina y la interpretacin constitucional que el conjunto de modelos que contiene conforma un modelo constitucional diverso que tambin tendra el carcter de fundador, en este caso del llamado Estado Social de Derecho.1 Es as que la Constitucin recoge los derechos sociales que se relacionan con la propiedad y las condiciones laborales, pero a decir de Mara del Refugio Gonzlez no se cuenta ni con la identificacin de los beneficiarios, ni con las instituciones que los harn eficaces, lo cual encontrara entre otras explicaciones que se trataba de una categora jurdica no desarrollada, la escasa proteccin social que se haba dado en otros Estados a sectores desfavorecidos haba

1 Mara del Refugio Gonzlez, Constitucin, revolucin y reformas. Derechos individuales y derechos sociales, texto en prensa, proporcionado por la autora.

sido enunciada como asistencia,2 e instruccin, pero no como derechos susceptibles de ser protegidos o garantizados, al menos, formalmente. El Estado mexicano, en el artculo 27, fracciones VI, reconoci que los ncleos de poblacin que guardaran estado comunal de hecho o por derecho tendran la capacidad de disfrutar de tierras, aguas y bosques que les fueren restituidas, y VII, reconoci que constituan una corporacin,3 y respecto del artculo 123, la fraccin XX, dispuso que las diferencias o los conflictos se someteran a la decisin de una Junta de Conciliacin y Arbitraje. La proteccin de las comunidades indgenas en materia agraria, no obstante que contaba con herramientas como la Ley del 6 de enero de 1915, en la cual se les reconoca personalidad jurdica, se resolvi con las reformas a la fraccin X del artculo 27 constitucional en 1934, cuando se determina la dotacin de tierras y aguas a ejidos, as como la fraccin XI, que dispone la forma de operar la implementacin y cumplimiento de tales derechos, mediante la intervencin del Ejecutivo.4 Mara del Refugio Gonzlez menciona que tal actividad qued a cargo del Poder Ejecutivo, mediante la Comisin Nacional Agraria y la Secretara de Fomento. En la reforma de 1937 al artculo 27, fraccin VII, se adiciona que las cuestiones de lmites, de jurisdiccin federal, seran resueltas por el Ejecutivo y, en caso de inconformidad, reclamndola ante la Suprema Corte de Justicia de la Nacin.5 En 1983 al artculo 27 se adiciona la fraccin XIX, que establece que debern tomarse las medidas para la expedita y honesta imparticin de la justicia agraria para garantizar la seguridad jurdica en la tenencia de la tierra ejidal y comunal.6 En 1992, la reforma al artculo 27, fraccin VII, es la que reconoce expresamente la personalidad jurdica de los ncleos de poblacin ejidales y comunales y se protege su propiedad sobre la tierra, tanto para el asentamiento humano como para las actividades productivas. Se suprime el derecho a la dotacin de tierras y aguas a ejidos al derogarse la fraccin X y se adiciona un segundo prrafo a la fraccin XIX en el que se dispone la transformacin de los procedimientos administrativos por jurisdiccionales mediante tribunales agrarios, con el fin

69
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

2 Vid. Constitucin francesa de 1791, Ttulo Primero, Disposiciones fundamentales garantizadas por la Constitucin. Apartado en el que se habla de la organizacin y establecimiento de un socorro pblico para asistir socialmente a nios abandonados, invlidos y desempleados, as como la instruccin pblica a todos los ciudadanos; la Constitucin francesa de 1793 contiene los siguientes artculos relacionados con derechos sociales: 18. La libertad de todos los hombres de contratarse; 21. La ayuda pblica; 22. La necesidad de la instruccin, y 23. La garanta social que es la accin de todos para asegurar a cada uno el goce y la conservacin de sus derechos, y la Constitucin francesa de 1848, en el captulo II Derechos de los ciudadanos garantizados por la Constitucin, prev el fomento del trabajo por: enseanza primaria gratuita, educacin profesional, igualdad de relaciones obrero-patrono, institucin de previsin y crdito, instituciones agrcolas, obras pblicas para emplear brazos y asistencia a nios abandonados, enfermos y ancianos sin medios. 3 Diario Oficial, Mxico, 4a. poca, t. LXXXII, nm. 8, 5 de febrero de 1917, p. 150, consultada en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum/CPEUM_orig_05feb1917.pdf, el 1 de septiembre de 2010. 4 Diario Oficial, Mxico, t. V, nm. 30, 1 de enero de 1934, p. 123, consultada en http://www.diputados. gob.mx/LeyesBiblio/ref/dof/CPEUM_ref_014_10ene34_ima.pdf, el 1 de septiembre de 2010. 5 Diario Oficial, 6 de diciembre de 1937, p. 2, consultado en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/dof/CPEUM_ref_025_06dic37_ima.pdf, el 1 de septiembre de 2010. 6 Diario Oficial, 3 de febrero de 1983, pp. 4 y 5, consultado en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/dof/CPEUM_ref_102_03feb83_ima.pdf, el 1 de septiembre de 2010.

70
Mara Elena Lugo Garfias

de resolver lmites de los terrenos ejidales y comunales, as como la tenencia de la tierra, que se hallaren pendientes a la fecha de la reforma,7 lo que integrara los intereses colectivos en materia agraria. Jos Ovalle Favela precisa que la personalidad moral en el amparo sobre derecho agrario se incluy mediante la reforma de 1963 a la Ley de Amparo de 1935, ya en un Libro Segundo Del Amparo en materia Agraria en 1976, numeral 213.8 En el caso de materia laboral ocurre que tambin hizo falta incluir el diseo institucional de proteccin, desde la federalizacin de la legislacin respecto de la facultad del Congreso en esa materia, hasta la naturaleza jurdica de las Juntas de Conciliacin y Arbitraje que en el estado de Yucatn ya se tena previsto.9 La Junta Federal de Conciliacin y Arbitraje fue creada mediante decreto publicado en el Diario Oficial el 23 de septiembre de 1927, y se faculta al Congreso de la Unin para expedir leyes en materia laboral, adicionando la fraccin X del artculo 73 en 1929. Los conflictos colectivos econmicos en materia laboral surgen entre un sindicato y la mayora de los trabajadores de una empresa y los patrones debido a que sus relaciones laborales se ven alteradas por un nuevo contrato colectivo de trabajo, porque ste es modificado o porque se interrumpe el mismo o se da por terminado; el laudo o resolucin que se emita puede modificar las condiciones laborales, sin que llegue a reducir los derechos mnimos que les corresponden, lo que se encuentra previsto a partir del artculo 900 de la Ley Federal del Trabajo.10 Cuando el inters laboral en debate sea el de la colectividad de trabajadores se trata de un conflicto colectivo y cuando alguno de los sujetos involucrados en l lo somete a la autoridad laboral corresponde a una accin colectiva. Tal naturaleza se le atribuye no por el sujeto sino por el objeto a dilucidar, proviene del inters, lo cual sirve como justificacin a la accin.11 Esas acciones colectivas tuvieron un periodo que corresponde a las dcadas de los treintas y los cuarentas, y que actualmente ya no se recurre a su promo cin porque prefieren negociar los contratos colectivos de trabajo o los contratos de ley.12 Para ampliar el periodo del ejercicio colectivo en materia laboral por medio de la accin judicial de los sindicatos, particularmente en materia de amparo se hace una revisin de las tesis jurisprudenciales de la quinta a la novena pocas respecto del derecho a la sindicacin exclusivamente. Los criterios del Poder Judicial de la Federacin mexicano en torno al derecho a la sindicacin fueron localizados bajo la expresin sindicatos, de la que resultaron 1,111 tesis, de las que 88 son jurisprudenciales y de stas se selec-

7 Diario Oficial, 6 de enero de 1992, pp. 3 y 4, consultado en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/dof/CPEUM_ref_120_06ene92_ima.pdf, el 1 de septiembre de 2010. 8 Jos Ovalle Favela, Las acciones colectivas en el derecho mexicano, Revista del Instituto Federal de Defensora Pblica. Mxico, ao 1, nm. 2, diciembre de 2006, pp. 73 y 81. 9 M. del R. Gonzlez, op. cit., supra, nota 1. 10 J. Ovalle Favela, op. cit., supra, nota 9, p. 73. 11 Porfirio Marquet Guerrero, La procedencia de las acciones colectivas en el derecho mexicano del trabajo, Pemex Lex. Mxico, nms. 95-96, mayo-junio de 1996, pp. 52 y 53. 12 Ibid., p. 75.

cionaron 48 por tratarse de situaciones relativas al ejercicio de ese derecho o bien porque la interpretacin se refiere a su contenido. Los criterios en los que se consider que hay una aportacin en torno al contenido que caracteriza el derecho a la sindicacin se presentan bajo las siguientes condiciones: 1) que los sindicatos se constituyen por trabajadores o patrones en activo que defiendan sus intereses; 2) que para la permanencia en un sindicato no se requiere ser trabajador en activo; 3) que el sindicato est obligado a preservar la tutela del derecho al trabajo y sus beneficios mientras dure el mismo, y una vez obtenida la jubilacin; 4) que los rganos de representacin de los sindicatos son a los que corresponde la personalidad de tal corporacin reconocida en la Constitucin cuando permite la coaligacin; 5) que el registro del sindicato es el acto que oficializa la agrupacin, formalmente administrativo y materialmente laboral, y 6) que la legitimacin corresponde al sindicato para reclamar la negativa de su registro.13 De lo que se desprende que es la asociacin la que est legitimada para promover, en nombre de sus agremiados, aunque sin la necesidad de que haya sido reconocida oficialmente, ya que pueden hacerlo sus representantes por haber decidido coaligarse. En este caso, se trata de un grupo identificado o determinado que slo puede promover en grupo en favor de los derechos de los trabajadores, por lo que efectivamente se trata de un titular transindividual. Los criterios en los que se consider que hay proteccin especial en favor del derecho a la sindicacin se presentan bajo las siguientes condiciones:1) la suplencia de la queja respecto de un sindicato opera para defender derechos laborales vulnerados por cualquier autoridad; 2) que un sindicato siempre debe actuar por el derecho de los trabajadores sin preferencias ni exclusin del mejor calificado; 3) cuando un sindicato cometa un acto contrario a derecho que perjudique a un trabajador ser responsable de los daos, y 4) la cancelacin del registro de un sindicato se demanda ante las Juntas de Conciliacin y Arbitraje porque los agremiados tienen derechos adquiridos.14 En conclusin, la proteccin especial en favor del derecho a la sindicacin se da siempre que se defiendan los derechos de los trabajadores agremiados, lo cual constituye un objeto colectivo. No obstante, con el transcurso del tiempo, la figura jurdica para efectos procesales no se ha modificado, sigue teniendo los mismos elementos.

71
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

13 Se pueden ver, entre otras, las siguientes tesis en materia laboral: Nmero de IUS: 181431, novena poca, Tesis: 2a./J. 56/2004, Instancia: 2a. Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, tomo: XIX, mayo de 2004, pg. 595. Nmero de IUS: 198224, novena poca, Tesis: 2a./J. 26/97, Instancia: 2a. Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, tomo: VI, julio de 1997, pg. 146. Nmero de IUS: 915743, quinta poca, Instancia: 2a. Sala, Ap. 2000, tomo V, Trabajo, Jurisprudencia SCJN, pg. 492. Nmero de IUS: 915742, octava poca, Instancia: 4a. Sala, Ap. 2000; tomo V, Trabajo, Jurisprudencia SCJN, pg. 492. 14 Se pueden ver, entre otras, las siguientes tesis en materia laboral: Nmero de IUS: 184002, novena poca, Tesis: 2a./J. 42/2003, Instancia: 2a. Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, tomo: XVII, junio de 2003, p. 285. Nmero de IUS: 242781, sptima poca, Instancia: 4a. Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federacin, 181-186 Quinta Parte, p. 78. Nmero de IUS: 243085, sptima poca, Instancia: 4a. Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federacin, 151-156 Quinta Parte, p. 227.

72
Mara Elena Lugo Garfias

Por otro lado, la Ley Federal de Proteccin al Consumidor15 de 1992 prev otra figura procesal y son las acciones de grupo que tambin pueden ser colectivas con la representacin de la Procuradura.16 El artculo 26 le atribuye legitimacin procesal para promover ante el tribunal que corresponda la conducta que ha tenido como consecuencia ocasionar daos y perjuicios a la salud o al patrimonio de consumidores, para obtener una sentencia con efectos declarativos en ese sentido y de condena para que se ordene la reparacin de los daos y perjuicios por la va incidental. Es una atribucin discrecional de la Procuradura una vez que analice la gravedad de los daos, el nmero de reclamaciones que se han presentado y la afectacin general que causa a la salud o al patrimonio de los consumidores. De igual forma, puede solicitar una medida cautelar para impedir, suspender o modificar la realizacin de las conductas que generan los daos.17 Por su parte, el medio ambiente en Mxico es atendido por una Secretara centralizada y dependiente del titular del Ejecutivo Federal, la del Medio Ambiente y Recursos Naturales, apoyada por diversas reas de trabajo; una de ellas es la Procuradura Federal de Proteccin al Ambiente (Profepa), que busca el cumplimiento de las leyes ambientales y evitar el deterioro del mismo. La Profepa ha implementado para el desarrollo de su labor la recepcin de denuncias que dan lugar a una investigacin de tipo administrativo como la denuncia popular, la cual se encuentra dispuesta en el artculo 189 de la Ley General de Equilibrio Ecolgico y Proteccin al Ambiente expedida en 1988, el cual prev que
Toda persona, grupos sociales, organizaciones no gubernamentales, asociaciones y sociedades podrn denunciar ante la Profepa u otras autoridades, hechos, actos u omisiones que produzcan o puedan producir un desequilibrio ecolgico o daos al ambiente o a los recursos naturales o contravenga las disposiciones de la ley y de los dems ordenamientos que regulen materias relacionadas con proteccin al ambiente.

Como se observa, se atribuye personalidad a los individuos, a las organizaciones, sociedades, asociaciones y a los grupos sociales, las primeras cuatro denunciantes que en un momento dado tienen una representacin por s mismos o de carcter legal, el grupo social no definido, podra serlo de inters divisible, pero con causa de origen comn, en ese caso, de un inters individual homogneo, como los dueos de una franja de parcelas, por derrame de petrleo o afectados por un inters no divisible como los habitantes de una zona boscosa por la tala inmoderada e ilcita de rboles, sin embargo, no hay precisiones al respecto.
15

16 La Procuradura Federal del Consumidor (Profeco) es un organismo descentralizado de servicio social con personalidad jurdica y patrimonio propios, cuya dependencia se establece con la Secretara de Economa, naturaleza jurdica y dependencia econmica que puede ser uno de los motivos por los que hasta el 2006, en 14 aos de vida no se hubiera promovido ninguna accin de grupo. Vid. J. Ovalle Favela, op. cit., supra, nota 8, p. 92. 17 J. Ovalle Favela, ibid., pp. 90-92.

2010.

Consultada en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/113.pdf, el 1 de septiembre de

El objeto de la denuncia popular es la produccin o futura produccin de un desequilibrio ecolgico, de daos al ambiente o a los recursos naturales, o bien, la violacin del ordenamiento jurdico. La determinacin que emitir la Profepa en la denuncia popular es una re comendacin, calificada de autnoma y no vinculatoria, es decir, un pronunciamiento como autoridad encargada del cumplimiento de la ley ambiental y del no deterioro para que se tomen acciones al respecto. Si se recibe ms de una denuncia por los mismos hechos se proceder a la acumulacin. El Estado mexicano, a principios del siglo XX, se consolida con un documento: la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, que en su artculo 40 establece su forma de Estado con otros elementos relativos al sistema poltico y de gobierno, Repblica, representativa, democrtica, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su rgimen interior; pero unidos en una federacin establecida segn los principios de esta ley fundamental, sin embargo, fue complementado con otros que los tericos identificaron como modelo fundador, el Estado Social de Derecho. Tipo de Estado que qued caracterizado por los derechos atribuidos constitucionalmente a los ncleos de poblacin en estado comunal y a los trabajadores. En cuanto a los primeros, como bien refiere Mara del Refugio Gonzlez, garantizados por el Ejecutivo y no mediante una accin jurisdiccional, sino como ya se ha mencionado. El titular en tales derechos colectivos son la comunidad y el ejido, reconocidos como una corporacin. El objeto fue la dotacin, la restitucin y la cuestin de lmites de tierras. Por lo que hace a los segundos, la Constitucin Poltica de 1917 previ el derecho a coaligarse, formando sindicatos de trabajadores y asociaciones profesionales patronales, es as que el sindicato sera el encargado de velar por los derechos de los trabajadores. Los titulares de los derechos colectivos en materia laboral son los sindicatos. El objeto de los derechos colectivos en materia laboral son las condiciones laborales de los trabajadores. La tercera forma de accin colectiva jurisdiccional en Mxico es la de grupo en materia de proteccin al consumidor, pero hasta 2006 no se haba ejercido. El titular en la accin de grupo para la proteccin de consumidores es la Profeco y el objeto son los daos y perjuicios a la salud o al patrimonio de los consumidores. La denuncia popular en materia de medio ambiente se presenta ante autoridades administrativas y su determinacin es una recomendacin autnoma no vinculatoria, por ello es que no la contamos como accin colectiva. Pero como se ha hecho el desglose en los otros casos los titulares son: toda persona, grupos, sociedades y asociaciones y el objeto es la denuncia de actos u omisiones que produzcan o puedan producir un desequilibrio econmico o daos al medio ambiente o a los recursos naturales. En consecuencia, el accionar colectivo en Mxico ha sido en dos materias: la agraria y la laboral; no obstante que la Constitucin de 1917 previ la proteccin de derechos colectivos, su operatividad ha tenido que transitar diversas fases, que en principio fueron resueltas por otras vas, como el juicio de amparo laboral para la modificacin de las condiciones de los trabajadores por su negociacin,

73
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

74
Mara Elena Lugo Garfias

desde los aos cuarentas a la fecha en que ha cado en desuso y, actualmente, para identificar a la parte legitimada para promoverlo y sobre qu puede versar su accin, el juicio de amparo en materia agraria, desde su incorporacin en la Ley de Amparo ante tribunales agrarios a su creacin y reconocimiento de la personalidad de comunidades y ejidos hace apenas dos dcadas, y las acciones de grupo de consumidores representados por la Profeco previstas desde 1992 sin ser utilizadas. Lucio Cabrera habla de las caractersticas de los nuevos derechos humanos en Mxico al referirse a los intereses colectivos o difusos y son las siguientes: se encuentran en el derecho pblico y en el privado; son de difcil codificacin por su dispersin en la Constitucin; formalmente pertenecen al derecho administrativo y es difcil definir a los sujetos activo y pasivo,18 lo que en parte concuerda con lo que acabamos de abordar, porque respecto de la difcil codificacin podra llamrsele difcil ubicacin en la Constitucin mexicana, puesto que el Captulo I De las garantas individuales es el que incluye los derechos, sean de ejercicio individual o colectivo, salvo los contenidos en el artculo 123; por otro lado, el sujeto activo, al no poder ser identificado plenamente, puede quedar en la ficcin de determinable o ausente, y en cuanto al sujeto pasivo directa o indirectamente lo ser el Estado. El Estado mexicano debe superar esa etapa de imprecisin sobre el instrumento eficaz para hacer valer los derechos sociales y colectivos; si bien es cierto que al concebirse el juicio de amparo en 1847 se proyect slo respecto de los derechos ejercidos por individuos con un agravio personal, tambin lo es que al expedirse la Constitucin de 1917, previendo derechos colectivos y en un modelo fundador del Estado Social de Derecho, qued pendiente su garanta y que se fue resolviendo, como ya qued asentado, pero a la fecha se ha definido, al modificar el artculo 17 de la Constitucin, adicionando un prrafo tercero, el cual establece que El Congreso de la Unin expedir las leyes que regulen las acciones colectivas. Tales leyes determinarn las materias de aplicacin, los procedimientos judiciales y los mecanismos de reparacin del dao. Los jueces federales conocern de forma exclusiva sobre estos procedimientos y mecanismos.19 En efecto, el legislador tiene ahora el peso de disear un procedimiento con la amplitud que la proyeccin de amparo le permita visualizar, debido a que en primer trmino habla de materias y no de los derechos en los que identifica un objeto indivisible, como los difusos, los colectivos y los individuales homogneos, por lo que de entrada podra entenderse que se pretende acotar, enseguida sobre el procedimiento, en el que es muy delicado considerar al titular de la accin colectiva, quines sern los legitimados a ejercerla, particularmente, por lo que hace a los efectos de la sentencia cuando el colectivo contempla presentes y ausentes, determinados y determinables y, en su caso, si les corresponde la reparacin del dao cuando se trata de una indemnizacin. La iniciativa de la adicin al artculo 17 constitucional la present el senador Jess Murillo Karam el 7 de febrero de 2008 y se turn a las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales, Gobernacin y de Estudios Legislativos para su
18 Lucio Cabrera Acevedo, La tutela de los intereses colectivos, o difusos, en XIII Jornadas Iberoamericanas de Derecho Procesal. Mxico, UNAM, 1993, p. 216. 19 Diario Oficial, Mxico, t. DCLXXXII, nm. 21, 29 de julio de 2010, p. 2.

estudio y dictamen, siendo aprobada en la sesin del 10 de diciembre de 2009 por mayora de 100 votos, se envi a la Cmara de Diputados el 15 del mismo mes y ao citados, se turn a la Comisin de Puntos Constitucionales, el dictamen de esta ltima se aprob por 319 votos en favor y una abstencin, el 25 de marzo de 2010.20 La minuta del dictamen destaca que efectivamente, el establecer los derechos en la Ley Fundamental no conforma el Estado de Derecho mexicano, si no son provistos del instrumento para hacerlos valer y acceder a la justicia. Se asienta una reflexin sobre la complejidad actual de las relaciones sociales que si no cuentan con la forma de reducir sus tensiones, se genera un caos, provocando la ineficacia de la organizacin jurdico-poltica y social al no solventar la realidad. Al discernir sobre la incorporacin de los derechos colectivos en el orden jurdico interno, subsisten dos problemas: 1) que los legitimados no pueden hacerlos valer como grupo y 2) que debe superarse la perspectiva clsica de la proteccin individual, para lo que hay que redisear las instituciones jurdicas. Se hace una enumeracin de las materias, aunque termine abrindose, al sealar que, entre otras, lo son: el patrimonio, el espacio pblico, la seguridad pblica, el ambiente, la libre competencia econmica, los derechos de autor, la propiedad intelectual y derechos del consumidor, con el fin de evitar un dao contingente, hacer cesar el peligro, la amenaza, la vulneracin o la reparacin del agravio sobre los mismos. En las consideraciones se cae en la cuenta de que de no aprobarse dicha iniciativa se incurrira en la proteccin de una declaracin terica de que existen derechos sociales y lo que se requiere es una accin por inters general legitimada, para nuevos sujetos de derechos que permita el desarrollo de un Estado Social de Derecho. Se identifica como denominador comn la trascendencia de la esfera individual, pero hay que precisar el segundo de ellos, y no obstante, que hace alusin a la proteccin de intereses difusos, derechos sociales y derechos colectivos, no menciona expresamente el otro elemento de esa caracterstica comn y que es la naturaleza colectiva del objeto o materia, que no puede ser dividido o, en ese caso, lo hara cada individuo por su cuenta, salvo el caso de los intereses individuales homogneos que si se pueden dividir, pero que provienen de una causa comn. No se puede dejar de mencionar que un representante en la Cmara de Diputados ya present la iniciativa del proyecto de decreto que expide la Ley Reglamentaria del Prrafo Tercero del Artculo 17 de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, el 4 de agosto de 2010, misma que fue turnada a

75
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

20 Iniciativa del senador Jess Murillo Karam con proyecto de Decreto que adiciona el artculo 17 de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) en materia de acciones colectivas, 7 de febrero de 2008, 2o. periodo ordinario, Gaceta, nm. 185, consultada en http://www.senado.gob. mx/index.php?ver=sp&mn=2&id=7119&1g=60, el 15 de septiembre de 2009. Proyecto de Decreto por el que se adiciona un prrafo tercero y se recorre el orden de los prrafos subsecuentes del artculo 17 de la CPEUM, en Gaceta Parlamentaria. Cmara de Diputados, nm. 2976-IV, 25 de marzo de 2010, consultada en http://www.diputados.gob.mx/cedia/sia/dir/Dir-ISS-05-10_Anexo-Dict.pdf, el 15 de septiembre de 2010. Sistema de informacin Legislativa, Cmara de Diputados, consultado en http://gaceta.diputados.gob.mx/Gaceta/Dictamenes/61/gp61_alsegundo.html, el 16 de septiembre de 2010.

76
Mara Elena Lugo Garfias

las Comisiones Unidas de Gobernacin y Justicia, dicha iniciativa ser objeto de consideracin en otro espacio.21

II. Acciones colectivas en Estados Unidos, Brasil, Colombia y Espaa 1. Estados Unidos En Estados Unidos de Amrica, desde el 16 de septiembre de 1938, las Reglas Federales de Procedimiento Civil para las Cortes de Distrito22 son las que establecen las acciones colectivas, Class Actions. La regla 23.a establece ciertos requisitos previos para su procedencia, y que son los que la definen; en principio se refiere a uno o varios miembros de una clase que pueden demandar o ser demandados en los siguientes casos: 1) que la clase sea tan numerosa que el litisconsorcio no pueda practicarse; 2) que las cuestiones de hecho o de derecho sean comunes a la clase; 3) que las reclamaciones o defensas del representante sean tpicas de las de clase, y 4) que los representantes deben proteger adecuadamente los intereses de clase. El primero de ellos se refiere al titular y ms que una limitacin a una cantidad o la determinacin de sta, dispone un motivo prctico, en el sentido de considerar previamente las implicaciones y consecuencias del juicio que impediran hacerlo bajo la figura del litisconsorcio. Ahora bien, se previene que un colectivo o clase puede ser subdividido en subclases, las que sern tratadas por separado.23 El segundo y tercero mencionan sobre el objeto; son los que dan una caracte rstica slida respecto de la colectividad de las acciones, al prever que las cuestio nes de hecho y derecho debern ser comunes a la clase o del inters de clase, no homognea pero s en proteccin de sa como una unidad, lo que queda reforzado al sealar que las reclamaciones sern las que comnmente se pretenden en las acciones colectivas. Tan es as que el cuarto establece que el representante deber cuidar de proteger los intereses de clase, debidos a que puede haber miembros ausentes que deben ser adecuadamente protegidos. Sin embargo, se encuentra establecido que el objeto puede ser limitado o parcial.24 Tambin se disponen tipos de acciones colectivas o de clase sin asignar ttulo alguno, pero se pueden distinguir como de fallo unitario, con o sin la posibilidad de exclusin del colectivo. Sin exclusin, debiendo distinguir entre acciones colectivas y acciones individuales o se generara el riesgo de juicios incongruentes respecto de miembros de la clase, as como reglas incompatibles para la parte contraria o el perjuicio de la capacidad de proteccin de su inters. As co mo la consideracin de que la proteccin judicial final es respecto de la clase como una unidad, aunque haya miembros que se opongan y que no acten de

21 Gaceta Parlamentaria, nm. 3069, 6 de agosto de 2010, consultada en http://gaceta.diputados. gob.mx/base/inis/61/gp61_b_quien.php3, el 16 de septiembre de 2010. 22 Federal Rules of Civil Procedure. Washington, U. S. Government Printing Office, 2008, p. 27, consultadas en http://judiciary.house.gov/hearings/printers/110th/civil2008.pdf, el 25 de agosto de 2010. 23 Vid. regla 23.c.4.B. 24 Vid. regla 23.c.4.A.

manera uniforme respecto de los dems, la sentencia ser declarativa para todos los miembros.25 Es por lo anterior que a juicio de los tribunales la accin colectiva es la manera eficaz de tratar la controversia, y el juez deber analizar que el inters de los miembros de clase controla el procesamiento o defensa de las acciones individuales, as como el grado e inters con relacin a una controversia ya iniciada por o contra miembros de clase, la conveniencia de la concentracin de tal litigio y sus probables dificultades.26 Una vez iniciada la accin de clase el tribunal proceder a certificar la accin de clase como tal, definiendo la clase y su reclamacin, la publicacin y las defensas. Si la orden niega la certificacin de clase puede ser modificada antes de que termine el juicio.27 Por lo que hace a las notificaciones dispone se haga a aquellas personas que hayan sido excluidas, sobre los fallos favorables o no slo respecto de los miembros de la clase. 28 Los titulares en una Class Action o accin colectiva en Estados Unidos de Amrica son las clases numerosas. El objeto son las cuestiones de hecho o de derecho que correspondan a una clase, con las reclamaciones tpicas de clase, por lo que debe haber una adecuada proteccin del inters de clase. Se deben resolver las cuestiones comunes al grupo para que se justifique la accin de clase.29 Mauro Cappelletti establece las siguientes aportaciones: 1) en cuanto al titular accionante, dice que lo es de una parte del derecho; 2) que el debido proceso legal no puede operar de la misma manera en las Class Actions, por ejemplo, cuando es un gran nmero no todas pueden ser odas; 3) la autoexclusin del juicio, y 4) la concepcin del dao causado, para estar en posibilidad de que quienes se consideren afectados puedan entrar.30 Lorenzo Mateo Bujosa refiere que las Class Actions tienen una justificacin terica basada en: 1) la teora de la comunidad de inters, la existencia del grupo deriva de la naturaleza del derecho o inters cuya titularidad corresponde a los miembros potenciales del grupo; 2) la teora del consentimiento consiste en que es necesario otorgar ste por los miembros del grupo, y 3) la teora sustantiva o material trata de que el rgano jurisdiccional se asegure que los procesos no lesionen los derechos del grupo.31

77
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

2. Brasil La Constitucin de la Repblica Federativa de Brasil, vigente en 1988, estableci la defensa del consumidor en sus artculos 5o., fraccin XXXII, corresponVid. regla 23.b. 1.A y B y 23.b. 2. Vid. regla 23.b. 3.A a D. 27 Vid. regla 23.c.1.A a C. 28 Vid. regla 23.c.2.A y B y 23.c.3. 29 Lorenzo Mateo Bujosa Vadell, El procedimiento de las acciones de grupo (class actions) en los Estados Unidos de Amrica, Justicia. Revista de Derecho Procesal. Barcelona, nm. 1, 1994, p. 83. 30 Mauro Cappelletti, La proteccin de los intereses colectivos o difusos, en op. cit., supra, nota 18, pp. 250 y 251. 31 L. M. Bujosa Vadell, op. cit., supra, nota 29, pp. 72-73.
26 25

78
Mara Elena Lugo Garfias

diente al Captulo I, De los derechos y deberes individuales y colectivos del Ttulo II, De los derechos y garantas fundamentales, 170, fraccin V, del Ttulo VII, Del orden econmico y financiero, Captulo I, De los principios generales de la actividad econmica y en el 4832 de las Disposiciones transitorias, otorgando al Congreso Nacional 120 das despus de la promulgacin de la Constitucin para expedir el Cdigo de Defensa del Consumidor, lo que se hizo en septiembre de 1990. El Cdigo de Defensa del Consumidor en el Ttulo I, De los derechos del consumidor, Captulo I, Disposiciones generales, artculo 2o.,33 define como consumidor a toda persona fsica o jurdica que adquiere o utiliza un producto o servicio como destinatario final, y en su pargrafo nico establece la equiparacin a consumidor de una colectividad de personas que haya intervenido en las relaciones de consumo. El Ttulo III, De la defensa del consumidor en juicio, Captulo I, Disposiciones generales, establece en su artculo 81 que la defensa de los intereses y derechos de los consumidores y de las vctimas podr ser ejercida en juicio individualmente o a ttulo colectivo, el pargrafo nico distingue la defensa colectiva en el caso de intereses o derechos difusos, intereses o derechos colectivos e intereses o derechos individuales homogneos. Los intereses o derechos colectivos son definidos para efectos del Cdigo como transindividuales, de naturaleza indivisible, de que sea titular el grupo, categora o clase de personas ligadas entre s o con la parte contraria por una relacin jurdica base. Los intereses o derechos tienen dos caractersticas: la superacin de la individualidad y la indivisibilidad; para que haya una accin colectiva el grupo se constituir en torno al inters. Por su parte, tambin se dispone la defensa de los intereses o derechos individuales homogneos, que se conciben por el origen comn de los demandantes. Una reforma al Cdigo en 1995 modific el artculo 82 y dispuso que los titula res de la accin colectiva lo seran: 1) el Ministerio Pblico; 2) la Unin, los estados, los municipios y el Distrito Federal; 3) las entidades u rganos de la Administracin Pblica aunque sin personalidad jurdica, de forma directa o indirecta, para defensa de los intereses y derechos colectivos, y 4) las asociaciones legalmente constituidas por lo menos un ao antes, que incluyan entre sus fines la defensa de los derechos de los consumidores y autorizada en asamblea. El artculo 84 prev una pretensin en la que se obtenga una sentencia constitutiva, tratndose del cumplimiento de la obligacin de hacer o no hacer, concediendo el juez la tutela especfica o determinar providencias que aseguren el resultado prctico equivalente al pedimento. De igual forma se busca una sentencia de condena para obtener una reparacin de los daos, pero en ningn caso habr antelacin de costas, emolumentos, honorarios de peritos u otras, ni condena para la asociacin autora, salvo que se compruebe mala fe. Al tratar el objeto no se debe olvidar que se trata de la accin colectiva para la defensa de los intereses y derechos de los consumidores, por lo que los mis32 Constitucin de la Repblica Federativa de Brasil, Mxico, UNAM / FCE, 1994, pp. 8, 10, 96 y 140, consultada en http://www.bibliojuridica.org/libros/4/1875/3.pdf, el 6 de septiembre de 2010. 33 Cdigo de Defensa del Consumidor, Ley nm. 8,078, 11 de septiembre de 1990, consultada en http://www.brasil.gov.br/sobre/ciudadania/consumidor/codigo-de-defensa-del-consumidor-1, el 25 de agosto de 2010.

mos se encuentran dispuestos en el artculo 6o. y se trata de la proteccin de los derechos a la vida, la salud y la seguridad por riesgos provocados por productos o servicios considerados peligrosos o nocivos; la educacin y divulgacin sobre el consumo adecuado de los productos y servicios, respetando la libertad de eleccin y contratacin; la informacin adecuada y clara sobre los diferentes productos y servicios con las especificaciones correspondientes, incluyendo los riesgos; la proteccin contra la publicidad engaosa o abusiva, mtodos comerciales coercitivos o desleales, prcticas y clusulas abusivas e impuestas; la modificacin de clusulas contractuales que establezcan prestaciones desproporcionadas o hechos supervenientes que las tornen excesivamente onerosas; la efectiva prevencin y reparacin de daos patrimoniales, individuales, colectivos y difusos; el acceso a rganos jurisdiccionales y administrativos para prevenir o reparar daos patrimoniales individuales, colectivos o difusos, asegurada la proteccin jurdica, administrativa o tcnica a los necesitados; facilitar la defensa de sus derechos, y la adecuada y eficaz prestacin de los servicios pblicos en general. Por su parte, las acciones colectivas para la defensa de intereses individuales homogneos tienen como titulares para el ejercicio de la accin a los mismos que en el caso de los intereses o derechos colectivos, los que podrn actuar a nombre propio y en el inters de las vctimas o de sus sucesores, la accin civil de responsabilidad por los daos individualmente sufridos.34 Iniciada la accin, ser publicada la orden del juez en el rgano oficial, para que los interesados participen en el proceso como litisconsortes, adems de la divulgacin en los medios de comunicacin social de la institucin de la defensa del consumidor.35 Si la demanda es procedente, la sentencia condenar de forma genrica, fijando la responsabilidad por los daos causados. Tendr efectos de cosa juzgada y erga omnes para beneficiar a todas las vctimas y sus sucesores en el caso de los intereses individuales homogneos, si no participaron como litisconsortes, en la accin colectiva, pueden hacerlo de forma individual.36 Los titulares de las acciones colectivas brasileas que protegen intereses o derechos colectivos e intereses o derechos individuales homogneos son entidades pblicas y privadas con personalidad jurdica, salvo entidades pblicas que no la tengan, pero se dediquen a proteger ese tipo de intereses. El objeto de proteccin son los derechos de los consumidores que se pueden concretar en vida, salud, derecho a la informacin, acceso a un recurso judicial y la prevencin y reparacin de un dao patrimonial.

79
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

3. Colombia En la Constitucin Poltica de Colombia de 1991, el artculo 88 establece las acciones populares y de grupo que protegen, las primeras derechos e intereses colectivos, y las segundas originadas por los daos ocasionados a un nmero
34 35

Artculo 91 Cdigo de Defensa del Consumidor. Artculo 94 Cdigo de Defensa del Consumidor. 36 Artculos 95 y 103 Cdigo de Defensa del Consumidor.

80
Mara Elena Lugo Garfias

plural de personas, sin perjuicio de las correspondientes acciones particulares. Es de mencionarse que el Ttulo II, De los derechos, las garantas y los deberes, el Captulo III, contiene los Derechos Colectivos y del Ambiente, es decir, el objeto se enuncia desde la Ley Fundamental. La proteccin y aplicacin de los derechos, como se titula el Captulo IV, distingue las acciones que se pueden ejercer para tales efectos, al corresponder la accin de tutela respecto de los derechos fundamentales, los cuales se encuentran en el Captulo I, del Ttulo II, del artculo 11 al 41, y que corresponden a los derechos civiles y polticos de la poblacin colombiana, refirindolos como de aplicacin inmediata porque genera la expedicin de una orden para que la autoridad pblica acte o se abstenga de hacerlo.37 Las acciones populares y de grupo fueron reglamentadas en la Ley 472 de 1998, por la cual se desarrolla el artculo 88 de la Constitucin Poltica de Colombia en relacin con su ejercicio. Tales acciones son definidas por los artculos 2o. Acciones populares. Son los medios procesales para la proteccin de los derechos e intereses colectivos,38 es decir, un instrumento o medio de garanta, cuyo objeto es evitar un dao contingente, hacer cesar el peligro, la amenaza, la vulneracin o agravio sobre los derechos e intereses colectivos, o restituir las cosas a su estado anterior cuando fuere posible,39 la pretensin en este tipo de accin de acuerdo con la sentencia que se pretende obtener es declarativa y constitutiva, porque una vez reconocido que existe la contingencia de violacin o ella misma habr que modificar la situacin de facto o jurdica para que cese o haya una restitucin, se trata de prevenir un mal mayor o bien frenar un dao que ya est ocurriendo o volver las cosas a su estadio inicial, y el 3o. Acciones de grupo. Son aquellas acciones interpuestas por un nmero plural o un conjunto de personas que renen condiciones uniformes respecto de una misma causa que origin perjuicios individuales para dichas personas. Las condiciones uniformes deben tener tambin lugar respecto de todos los elementos que configuran la responsabilidad,40 lo que en este caso conforma pluralidad es la causa comn que puede llegar a agrupar a los afectados o bien, stos pueden interponer sus acciones judiciales de manera individual, y agrega: La accin de grupo se ejercer para obtener el reconocimiento y pago de indemnizacin de los perjuicios,41 se trata de obtener una resolucin de tipo declarativa, en la que se haga el reconocimiento de la violacin de un derecho y de condena para obtener un pago indemnizatorio. Los titulares en las acciones populares estn previstos en el artculo 12,42 en cinco apartados: 1) toda persona natural o jurdica, se trata de una persona fsica o moral, que tenga un representante legal; 2) las Organizaciones No Gubernamentales, la Organizaciones Populares, Cvicas o de ndole similar, ese tipo de organizacin son constituidas en sociedades o asociaciones y, en consecuencia, pueden contar con un representante legal; 3) las entidades pblicas
37 Vid. artculos 83 a 87 de la Constitucin Poltica de Colombia, consultada en http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/cp/constitucion_politica_1991.html#1, el 6 de septiembre de 2010. 38 Vid. artculo 2o. de la Ley 472 de 1998, consultada en http://www.oas.org/juridico/spanish/col_ RES16.HTM, el 25 de agosto de 2010. 39 Idem. 40 Artculo 3o., ibid. 41 Idem. 42 Idem.

que no sean responsables de los hechos de afectacin que cuando se encuentran cumpliendo funciones de control, intervencin o vigilancia se percatan de una amenaza o vulneracin; 4) el Procurador General de la Nacin, el Defensor del Pueblo y los Personeros Distritales y municipales, en lo relacionado con su competencia, debido a que segn sus facultades se encuentran en la posibilidad de tener conocimiento de hechos que den lugar a la promocin de un accin popular, y 5) los Alcaldes y dems servidores pblicos que por razn de sus funciones deban promover la proteccin y defensa de estos derechos e intereses. Del punto tres al cinco tambin se advierte que tales servidores pblicos cumplirn con tal atribucin mediante un representante legal. Carlos Frederico Mars de Souza menciona que al hablar de la legitimacin activa respecto de los derechos colectivos y difusos se refiere a personas con nombre propio postulando derechos ajenos.43 El objeto en las acciones populares viene perfilado en la Constitucin Poltica colombiana, el Ttulo II, Captulo III, denominado De los derechos colectivos y del ambiente, de los artculos 78 al 82,44 y se dispone sobre la regulacin del control de calidad de bienes y servicios de la comunidad que afecten la salud, la seguridad y el aprovisionamiento de los consumidores, el derecho de la comunidad a un medio ambiente sano, la planificacin del Estado en el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales para garantizar un desarrollo sostenible, la prevencin y control de factores de deterioro ambiental, se prohbe el uso de armas qumicas, biolgicas, nucleares, as como la introduccin de residuos nucleares y desechos txicos, y el ingreso y la salida de recursos genticos y su utilizacin de acuerdo al inters nacional, la obligacin del Estado de velar por la proteccin de la integridad del espacio pblico y su destinacin al uso comn, de la utilizacin del suelo y del espacio areo urbano en defensa del inters comn. A manera de lista, el artculo 4o.45 de la Ley 472 de 1998, pero no taxativa, al utilizar la expresin entre otros menciona los derechos e intereses colectivos como: un ambiente sano; la moralidad administrativa; el espacio pblico y los bienes de uso pblico; el patrimonio pblico; el patrimonio cultural de la nacin; la seguridad y salubridad pblicas y su acceso; la libre competencia econmica; el acceso a los servicios pblicos; la prohibicin de la fabricacin, importacin, posesin, uso de armas qumicas, biolgicas y nucleares; la introduccin a su territorio de residuos nucleares y txicos; la seguridad y prevencin de desastres previsibles tcnicamente; la realizacin de construcciones, edificaciones y desarrollos urbanos respetando las disposiciones jurdicas y prevaliendo la calidad de vida de los habitantes; los derechos de los consumidores y usuarios, y, por ltimo, incluye los establecidos en la Constitucin, leyes ordinarias y tratados de derecho internacional celebrados por Colombia. Las materias a las que se refieren tales derechos e intereses son: medio am biente sano y proteccin de su deterioro; moralidad administrativa; espacio, bienes y patrimonio pblico y cultural de la nacin; seguridad y salubridad pblica y acceso; libre competencia; servicios pblicos, y consumidores y usuarios, los
43 Carlos Frederico Mars de Souza Filho, Los difusos derechos colectivos, El Otro Derecho. Bogot, vol. 8, nm. 22, 1998, p. 118. 44 Constitucin Poltica de Colombia, op. cit., supra, nota 37. 45 Ley 472, op. cit., supra, nota 38.

81
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

82
Mara Elena Lugo Garfias

que inciden en los derechos humanos a la vida, la salud, el medio ambiente, la legalidad y, por tanto, de la seguridad jurdica. En las acciones de grupo, los titulares son delimitados en el artculo 4846 de la Ley 472 de 1998 y estn constituidos por el grupo de personas naturales o jurdicas, o las que solicitan la representacin del Defensor del Pueblo y los Personeros Municipales y Distritales o, cuando se trata de personas en desamparo e indefensin, el grupo debe estar integrado al menos por 20 personas y debe mediar la asistencia de un abogado, de acuerdo con los artculos 46 y 49. El objeto ser el mismo que en el caso de las acciones populares, es decir, los derechos colectivos y del ambiente, aunque en el artculo 5547 se establece que procedern por la vulneracin de derechos o intereses colectivos; hay que recordar que la enumeracin de la Ley 472 de 1998 no es limitativa, adems de remitir a los definidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos celebrados por el Estado colombiano, por lo que al usar la expresin inters sugiere una ampliacin del objeto. La esencia de las acciones colectivas, segn Antonio Gidi,48 queda establecida en la reglamentacin; es la posibilidad de entrar o salir del grupo, y es el caso de la Ley 472 de 1998, debido a que entre los requisitos de admisin de la demanda dispone el artculo 52.449 que si no fuere posible proporcionar el nombre de todos los individuos de un mismo grupo, expresar los criterios para identificarlos y definir el grupo, por lo que se contempla la posibilidad de entrar despus de iniciada la demanda y hasta antes de la apertura de pruebas, por medio de un escrito, conforme al artculo 55, si es despus de la sentencia, ello no incrementar el monto de la indemnizacin que ya qued ordenada; es as que la sentencia contendr los requisitos que debern cumplir los ausentes en el proceso para poder reclamar la indemnizacin, de acuerdo con el artculo 65.2, y, por ltimo, se prev la salida o exclusin del grupo, cuando uno de sus miembros as lo manifieste dentro de los cinco das siguientes del trmino de traslado de la demanda, no quedando vinculado por la sentencia. En las acciones populares los titulares son: las personas naturales o jurdicas, los Organismos No Gubernamentales, las entidades pblicas, el Procurador General de la nacin, el Defensor del Pueblo, Personeros Distritales y Municipales y Alcaldes. El objeto trata sobre la vida, la salud, el medio ambiente, el desarrollo sostenible y la legalidad. En las acciones de grupo los titulares son: la persona natural o jurdica, a solicitud de representacin el Defensor del Pueblo, y los Personeros Distritales y Municipales. No pasa inadvertido para Beatriz Londoo que el Cdigo Civil colombiano dispone las acciones populares siguientes: En defensa del concebido no nacido. 2. En contra de obras que contaminen el aire y lo hagan conocidamente daoso, artculos 993, 994 y 998. 3. Contra edificios que amenacen ruina, rboles mal

Idem. Idem. 48 Antonio Gidi, Las acciones colectivas y la tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales en Brasil. Un modelo para pases de derecho civil. Mxico, UNAM, 2004, p. 35. 49 Ley 472 de 1998, op. cit., supra, nota 38.
47

46

arraigados, cambio de direccin de aguas, artculos 988 y ss. 4. En defensa de bienes de uso pblico, artculo 1005. 5. Por dao contingente, artculo 2,359.50

83
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

4. Espaa La Constitucin espaola de 1978 previene en el artculo 149.1.651 que el Estado tiene competencia exclusiva en materia de legislacin procesal; es por ello que expide la Ley de Enjuiciamiento Civil en el 2000,52 que tutela jurisdiccionalmente las acciones que tienen como pretensin las siguientes: de condena a determinada prestacin, la declaracin de existencia de derechos y de situaciones jurdicas, la constitucin, modificacin o extincin de estas ltimas, la ejecucin, la adopcin de medidas cautelares.53 Los titulares de las acciones o que tienen la capacidad para ser parte son, entre otras, los grupos de consumidores o usuarios afectados por un hecho daoso cuando los individuos que lo compongan estn determinados o sean fcilmente determinables. Para demandar en juicio ser necesario que el grupo se constituya con la mayora de los afectados,54 al igual que las entidades habilitadas conforme a la normativa comunitaria europea para el ejercicio de la accin de cesacin en defensa de los intereses colectivos y de los intereses difusos de los consumidores y usuarios.55 Asimismo, se encuentran legitimadas para la defensa de derechos e intereses de los consumidores y usuarios las asociaciones de consumidores y usuarios legalmente constituidas, el Ministerio Fiscal y las entidades habilitadas para el ejercicio de cesacin para la defensa de los intereses colectivos y de los intereses difusos de los consumidores y usuarios.56 La Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios57 considera consumidores o usuarios a las personas fsicas o jurdicas que actan en un mbito ajeno a una actividad empresarial o profesional.58 Los derechos bsicos de los consumidores y objeto de las acciones colectivas son: 1) la proteccin contra los riesgos que puedan afectar su salud o seguridad; 2) la proteccin de sus legtimos intereses econmicos y sociales, particularmente del abuso en clusulas de contratacin; 3) la indemnizacin de daos y la reparacin de perjuicios; 4) la informacin correcta sobre bienes y servicios y la educacin y divulgacin al respecto; 5) la participacin en la elaboracin de

50 Beatriz Londoo Toro, Las acciones colectivas en defensa de los derechos de tercera generacin, Revista Estudios Socio-Jurdicos. Santa Fe de Bogot, vol. 1, nm. 2, mayo de 1999, p. 106. 51 Constitucin espaola de 1978, consultada en http://constitucion.rediris.es/legis/1978/ce1978. html, el 7 de septiembre de 2010. 52 Ley 1/2000, del 7 de enero de 2000, de Enjuiciamiento Civil, consulta en http://civil.udg.es/normacivil/estatal/LEC/L1.htm, el 2 de septiembre de 2010. 53 Vid. artculo 5. 54 Vid. artculo 6,7. 55 Vid. artculo 6,8. 56 Vid. artculo 11. 57 Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, Real Decreto 1/2007, publicada en el BOE, nm. 287, del 30 de noviembre de 2007, pp. 49181-49215, consultada en http://civil.udg.es/normacivil/estatal/contract/RDL1-07.htm#a08, el 7 de septiembre de 2010. 58 Vid. artculo 3.

84
Mara Elena Lugo Garfias

disposiciones generales y su representacin en asociaciones legalmente constituidas, y 6) la proteccin eficaz en la situacin de la que se trate.59 La Ley de Enjuiciamiento Civil considera la pluralidad de partes, disponiendo la comparecencia en juicio de varias personas como demandantes o demandados, si las acciones provienen de un mismo ttulo o causa, lo que sera una accin en razn de intereses individuales homogneos aunque no lo diga con tales expresiones. Tambin establece la posibilidad de entrada o intervencin en el juicio de sujetos originariamente no demandantes o demandados, mientras se encuentre pendiente un proceso, si se acredita tener inters directo y legtimo en el resultado del pleito, particularmente si se trata de un consumidor.60 En cuanto a la publicidad e intervencin en procesos para la proteccin de derechos e intereses colectivos y difusos de consumidores y usuarios, stos podrn intervenir en el proceso en cualquier momento, pero slo podrn realizar los actos procesales que no hubieran precluido, cuando se trate del proceso deber considerarse si los consumidores y usuarios son determinados o fcilmente determinables y deber comunicrseles.61 Se establece la acumulacin de acciones cuando no son incompatibles entre s; existe un nexo por razn del ttulo o causa de pedir y se funda en los mismos hechos, con el fin de obtener una sola sentencia por quien sea parte y procede, entre otros casos: cuando se trata de la proteccin de los derechos e intereses colectivos o difusos que las leyes reconozcan a consumidores y usuarios.62 Las acciones colectivas espaolas tienen como titulares a las asociaciones, al Ministerio Fiscal y a las entidades habilitadas. Laura Carballo Pieiro seala que la personalidad para iniciar una accin colectiva no debiera limitarse a las asociaciones y corporaciones, sino que debieran participar todas las posiciones y defensas distintas y considera necesario poner atencin a la formacin de clase y a la publicidad, o en su caso, notificacin de interposicin de los ausentes, para que decidan sobre la conveniencia de reservar su derecho para un proceso posterior o su expresa participacin,63 adems de destacar la necesidad de un mecanismo de cierre para que los no presentes puedan impugnar. De lo que se observa su postura por el grupo definitivamente determinado, excluyendo la posibilidad del determinable y de la entrada al juicio y, en caso contrario, pide se cuente con un recurso para combatir la resolucin. El objeto se constituye con la proteccin de la salud, los intereses econmicos y sociales, el derecho a la informacin, la proteccin eficaz, ello con el fin de obtener una indemnizacin o una reparacin. Joaqun Silguero, a propsito del reconocimiento del titular de la accin colectiva, cita algunos criterios jurisprudenciales de conjuntos de personas determinadas o identificables que por intereses comunes o convergentes organizados para actuar en conjunto, que pueden no tener personalidad jurdica.64
Vid. artculo 8. Vid. artculos 12 y 13 de la Ley 1/2000, op. cit., supra, nota 52. 61 Vid. artculo 15,2. 62 Vid. artculos 71, 72, 74 y 76. 63 Laura Carballo Pieiro, La tipicidad de las acciones colectivas en el ordenamiento jurdico espaol, Justicia. Revista de Derecho Procesal. Barcelona, nms. 3-4, 2007, pp. 64-65. 64 STS 16 de marzo de 1994 (RJ1994/1985) y STS 27 de julio de 1994 (RJ1994/6929), Joaqun Silguero Estagman, Las acciones colectivas de grupo, Revista Vasca de Derecho Procesal y Arbitraje. San Sebastin, Espaa, t. XV, nm. 3, septiembre de 2003, p. 619.
60 59

III. La accin y las acciones colectivas en la teora general del proceso En la teora general del proceso se establece en qu consiste una accin, una pretensin y quines son los sujetos que las pueden ejercer, componentes que hay que considerar para luego invocar la concepcin de las acciones colectivas y establecer tambin sus elementos. Jos Ovalle Favela hace un recorrido histrico y doctrinario en el que diferencia el derecho subjetivo, del derecho subjetivo pblico, de la pretensin y de la accin que llegaban a ser confundidos como esta ltima, para luego definirla como el derecho subjetivo procesal que se confiere a las personas para promover un proceso ante el rgano jurisdiccional, obtener una sentencia de ste sobre una pretensin litigiosa y lograr, en su caso, la ejecucin coactiva de la sentencia.65 Cipriano Gmez Lara concibe por accin, el derecho, la potestad, la facultad o actividad, mediante la cual un sujeto de derecho provoca la funcin jurisdiccional.66 La accin tiene dos condiciones, la pretensin y el inters jurdico, lo cual se debe a que la naturaleza de la misma es estrictamente procesal, y su planteamiento ante la autoridad jurisdiccional deber incluir la peticin o reclamacin que formula la actora o acusadora, ante el juzgador, contra la parte demandada o acusada, en relacin con un bien jurdico,67 y respecto del inters jurdico la relacin que debe existir entre la situacin de hecho contraria a derecho o el estado de incertidumbre jurdica que afecte a la parte actora y la necesidad de la sentencia demandada, as como en la aptitud de sta para poner fin a dicha situacin o estado,68 que, como se observa, debe estar dispuesto en el derecho, lo cual nos indica que puede ser legal, constitucional o convencional en materia internacional. Luis Alfredo Brodermann hace la distincin entre inters individual homogneo e inters colectivo y dice que el primero es individual y divisible como el inters jurdico tradicional, pero la homogeneidad de su causa lo convierte en colectivo de forma accidental, cuya accin permite alcanzar en sus efectos a quien sea ausente al litigio. Los segundos son de naturaleza transindividual e indivisible, resultando un colectivo determinado por una relacin jurdica existente e indeterminado o difuso si no hay relacin jurdica.69 El derecho subjetivo se constituye con relaciones entre el titular, el obligado y la prestacin, no son slo formulaciones abstractas u objetos; as, si una de las partes en la relacin no cumple su parte, se requerir el instrumento jurdico para hacerla valer, en este caso la accin judicial. scar Abalde Cantero afirma que los derechos colectivos debern ser legales cuando se trate de una proteccin y para ser considerados derechos humanos colectivos depender del concepto que se tenga.70
Jos Ovalle Favela, Teora general del proceso. Mxico, Oxford University Press, 2010, p. 163. Cipriano Gmez Lara, Teora general del proceso. Mxico, UNAM, 1974, p. 99. 67 J. Ovalle Favela, op. cit., supra, nota 65, p. 166. 68 Ibid., p. 165. 69 Luis Alfredo Brodermann Ferrer, Los efectos de la sentencia en las acciones de grupo en Mxico, Alegatos. Mxico, nm. 63, mayo-agosto de 2006, pp. 343-344. 70 scar Abalde Cantero, Algunos interrogantes en torno al reconocimiento de los derechos colectivos: el derecho de autodeterminacin como figura paradigmtica, Revista Vasca de Administracin Pblica. Oati, Gipuzcoa, nm. 59, enero-abril de 2001, pp. 42-43.
66 65

85
La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

86
Mara Elena Lugo Garfias

Ahora bien, con base en qu se toma la decisin respecto de la pretensin, el autor refiere que tiene que ver con el tipo de resolucin que se demanda, con el tipo de inters que se busca proteger y con el derecho subjetivo material que se pretende hacer valer segn el derecho sustantivo de que se trate y la rama del derecho a la que se refiera. En cuanto al tipo de resolucin puede ser declarativa, constitutiva, de condena, ejecutiva y cautelar; el tipo de inters puede ser particular, colectivo y de grupo, y en cuanto al derecho subjetivo material en acciones civiles, mercantiles, laborales, penales, de amparo, etctera. En el caso de las acciones colectivas pueden pretenderse los diversos tipos de resolucin, respecto del inters se han identificado el colectivo y el de grupo y en relacin con el derecho subjetivo material, puede presentarse en las ramas laboral, civil, de amparo, etctera. Por su parte, la sentencia en las acciones colectivas se debe regir por los principios de: 1) pro et contra, donde la cosa juzgada vale con resultado favorable o no; 2) in utilibus, extendindose a los ausentes, y 3) secundum eventum litis, el perjuicio es slo de la accin colectiva y no de la individual. Los efectos, tanto en la accin colectiva como en la de grupo, pueden ser declarativos o de condena.71 Beatriz Londoo reflexiona sobre la consideracin de otros principios respecto de la accin colectiva en general, que de hecho fueron discutidos en el Congreso colombiano para expedir la Ley 472 de 1998 y son los siguientes: 1) de precaucin y carcter oficioso de la actuacin judicial; 2) acciones pblicas de de rechos humanos y no litis; 3) defensa de todos los derechos colectivos; 4) nue vos actores para las acciones colectivas por medio de una legitimacin amplia; 5) sobre la jurisdiccin y competencia; 6) pacto de cumplimiento; 7) alivio de los costos procesales, y 8) incentivos como la recompensa.72 Por lo que hace a las partes en un proceso que no sea penal se tiene al actor o demandante y al demandado. El actor debe contar con la legitimacin ad processum y ad causam, la primera s cuenta con la aptitud de comparecer en juicio y la segunda se deriva de su vinculacin con el litigio objeto del proceso de que se trate.73 Es as que desde el aspecto procesal el tipo de inters manifestado en la pretensin ser el que determine la naturaleza particular, colectiva o de grupo de la accin, lo que atender si el mismo es divisible en el particular, no divisible y transindividual en el colectivo, o bien, divisible cuyo origen sea una causa comn en el de grupo. Una vez revisada la naturaleza procesal de la accin, se especificar sobre la accin colectiva y Jos Ovalle Favela concibe a las acciones colectivas como aquellas que se ejercen para proteger los intereses de toda una comunidad de personas. Antonio Gidi ofrece la siguiente definicin una accin colectiva es la accin promovida por un representante (legitimacin colectiva), para proteger el derecho que pertenece al grupo de personas (objeto del litigio) y cuya sentencia obligar al grupo como un todo (cosa juzgada).74 Los elementos esenciales son la
71 72

L. A. Brodermann Ferrer, op. cit., supra, nota 69, pp. 347-348. B. Londoo Toro, op. cit., supra, nota 50, pp. 120-127. 73 J. Ovalle Favela, op. cit., supra, nota 65, p. 273. 74 A. Gidi, op. cit., supra, nota 48, p. 31.

[...] los remedios procesales colectivos frente a los agravios y perjuicios pblicos. Mediante stas cualquier persona perteneciente a un grupo de la comunidad est legitimado procesalmente para defender al grupo afectado por unos hechos o conducta comunes, con lo cual, simultneamente, protege su propio inters, obteniendo en ciertos casos el beneficio adicional de la recompensa que, en determinados eventos otorga la ley.77

Juan Montero establece la caracterstica de los intereses colectivos en un importante nmero de personas, determinadas o determinables, entre las que existe un vnculo jurdico y una persona jurdica como representante en defensa de tal inters.78 El Anteproyecto de Cdigo Modelo de Procesos Colectivos para Iberoamrica, en su Captulo I, Disposiciones Generales, concibe que la accin colectiva ser ejercida para la tutela de los intereses o derechos colectivos, al definirlos como, Artculo 1o. [] I. Intereses o derechos difusos, as entendidos los supraindividuales, de naturaleza indivisible, de que sea titular un grupo, categora o clase de personas ligadas entre s o con la parte contraria por una relacin jurdica de base.79 Kazuo Watanabe diferencia entre intereses o derechos colectivos e intereses o derechos difusos segn la determinabilidad de las personas titulares, que puede provenir de dos tipos de relaciones, una, la jurdica base que las une, ejemplo: los miembros de una asociacin, y dos, el vnculo jurdico de la causa que las une, ejemplo: contribuyentes, asegurados y estudiantes, entre otros.80 De lo que identifican quienes se han dedicado a estudiar y perfeccionar las acciones colectivas mediante modelos de implementacin en los rdenes jurdicos, as como los Estados revisados que ya lo han hecho, se observan dos tipos de acciones: las que protegen derechos o intereses colectivos y las que protegen derechos individuales homogneos.
Ibid., p. 32. Ibid., pp. 35 y 36. 77 Germn Sarmiento Palacio, Las acciones populares y la defensa del medio ambiente, en Derecho y medio ambiente. Bogot, Cerec / Fescol, 1992, p. 231, citado por B. Londoo Toro, op. cit., supra, nota 50, p. 104. 78 Juan Montero Aroca, La legitimacin en el proceso civil. Madrid, Civitas, 1994, pp. 65-66, citado por Anbal Quiroga Len Nuevas tendencias en materia de legitimacin y cosa juzgada en las acciones colectivas en el Per, Revista Jurdica del Colegio de Abogados de la Libertad. Trujillo, Per, nm. 141, 2008, p. 131. 79 Antonio Gidi y Eduardo Ferrer Mac-Gregor, coords., La tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales homogneos. Hacia un cdigo modelo para Iberoamrica. Mxico, Porra / Instituto Iberoamericano de Derechos Procesal, 2003, p. 655. 80 Kazuo Watanabe, Acciones colectivas: cuidados necesarios para la correcta fijacin del objeto litigioso del proceso, en op. cit., supra, nota 79, p. 8.
76 75

La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

existencia del representante, la proteccin del derecho de grupo y el efecto de la cosa juzgada. Aunque de stos, ser proteccin del derecho de grupo la que la distinga de una accin individual que es el objeto del procedimiento.75 As como que los efectos de cosa juzgada incidan en el colectivo demandante determinado con un consentimiento expreso de entrar al litigio y determinable o miembros ausentes, de lo contrario no ser considerada accin colectiva.76 Germn Sarmiento define a las acciones populares colombianas como

87

88
Mara Elena Lugo Garfias

En relacin con los titulares, la determinacin de stos no es uniforme porque puede exigirse que se trate de una persona jurdica o no, siempre y cuando haya una representacin, lo que no puede pasar inadvertido es la posibilidad de trabajar con colectivos determinados o determinables, es decir, con ausentes, pero que no se han enterado de la accin judicial por la afectacin que sufrieron y que les puede beneficiar, por lo que la inclusin y la exclusin debe estar presente en tales acciones. Por lo que hace al objeto, se ha dividido en proteccin de consumidores y los que amparan derechos o intereses colectivos y aun cuando haya enumeraciones se advierte que no son taxativas, por lo que debe considerarse la adaptacin a cada Estado y no perder de vista que el inters jurdico a proteger sea indivisible, teniendo en cuenta lo ya previsto en los diversos rdenes jurdicos. Giancarlo Rolla refiere que la persona humana, considerada en su proyeccin social es el centro de proteccin de los derechos fundamentales en los ordenamientos constitucionales, particularmente, en torno a la evolucin del Estado social como una complementariedad de la esfera de libertad con la igualdad, individualismo, librecambismo e igualdad formal con solidaridad, promocin social e igualdad material, por otro lado, el principio personalista en conexin con el Estado social ofrece una reinterpretacin del principio de igualdad por la diversidad individual y colectiva, componentes de la sociedad contempornea en razn de la paridad de las personas y la prohibicin de la discriminacin irrazonable, por lo que hay que reconocer y garantizar las diferencias.81 Por ltimo, se han identificado diversos objetivos en las acciones colectivas que se dividen en directos e indirectos. A. Directos: 1) la economa procesal al tratarse colectivamente para todos los participantes;82 2) el acceso a la justicia para el colectivo a un nico proceso y para personas que no pueden valerse por s mismas, por ejemplo, por inviabilidad de la pretensin individualmente; 3) la efectividad del derecho material por orden judicial o por cumplimiento voluntario;83 4) el mejoramiento de la eficiencia judicial, respecto de la duplicacin de la determinacin de hechos, el anlisis legal de decisiones inconsistentes,84 y 5) el logro de una modificacin en el comportamiento, como su funcin preventiva o corrern el riesgo de una accin colectiva.85 B. Indirectos: 1) que los derechos e intereses colectivos cuenten con un medio eficaz para exigir su respeto, cumplimiento y reparacin, construido conforme a sus necesidades; 2) la previsin de acciones colectivas darn al Estado la congruencia legal, constitucional y convencional, si se tienen previstos derechos colectivos; 3) el cumplimiento de deberes ciudadanos en torno a su colectividad,
81 Giancarlo Rolla, Garanta de los derechos fundamentales y justicia constitucional. Mxico, Porra / Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, 2006, pp. 51-52. 82 Tambin se establece como objetivo en el caso de Singapur, vid. Jeffrey Pinsler, Las acciones colectivas en Singapur, en Procesos colectivos. La tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales homogneos en una perspectiva comparada. Mxico, Porra, 2003, p. 70. 83 Para 1, 2 y 3 vid. A. Gidi, Las acciones colectivas en Estados Unidos, en op. cit., supra, nota 82, pp. 1-2. 84 Tambin se establece como objetivo en el caso de Singapur, vid. Jeffrey Pinsler, Las acciones colectivas en Singapur, op. cit., supra, nota 82, p. 70. 85 Para 4 y 5 vid. Garry D. Watson Q. C., Las acciones colectivas en Canad, en op. cit., supra, nota 82, pp. 27-28.

IV. Conclusiones Las acciones jurisdiccionales de inters colectivo que se han previsto en Mxico son en materia laboral, agraria y del consumidor. Los titulares, para quienes fueron previstas tales acciones, son los sindicatos, las comunidades y los ejidos y los consumidores. Existe una figura jurdica de denuncia popular para grupos, asociaciones y sociedades en materia ambiental, pero es para obtener una determinacin de una autoridad administrativa. El Estado mexicano nace con elementos de tipo social, aunque constitucionalmente no queda definido como social, sin embargo, ha sido identificado por los tericos como modelo fundador de Estado Social, lo cual se refuerza con la reciente adicin al artculo 17 de la Ley Fundamental para incluir las acciones colectivas, como garanta o instrumento que se adeudaba para proteger ese tipo de intereses. Las Class Actions estadounidenses aportaron la figura procesal y algunas caractersticas que la definiran, tales como: 1) la consideracin del colectivo como una unidad; 2) el que la pretensin fuera de clase o respecto del inters de la misma; 3) que la sentencia surtiera efectos para esa clase; 4) la limitacin o parcialidad del objeto; 5) la subdivisin de la unidad, y 6) la inclusin y exclusin. Las acciones colectivas brasileas aportaron la proteccin y defensa de los consumidores en caso que se involucraran derechos o intereses colectivos y dere chos o intereses individuales homogneos provenientes de una causa comn. Los titulares son entidades pblicas o asociaciones con personalidad jurdica, salvo las entidades pblicas que aunque no la tengan se dediquen a la proteccin de los consumidores. El objeto sobre el que versan las acciones colectivas brasileas son: vida, salud, derecho a la informacin, acceso a un recurso judicial y la prevencin y reparacin de un dao patrimonial. Las acciones populares y de grupo colombianas aportaron respecto de los titulares, que en ambos tipos el Defensor del Pueblo pudiera ser representante del colectivo, en cuanto a la de grupo condicionan que deba estar constituido por 20 personas. Por cuanto hace al objeto, ste versa sobre la vida, la salud, el medio ambiente y la legalidad. Las acciones colectivas espaolas no tienen una denominacin particular, pero se identifican con las de grupo al provenir de una causa comn respecto de derechos e intereses colectivos de los consumidores y usuaros.

La determinacin de las acciones colectivas para el fortalecimiento del Estado mexicano

si hay derechos colectivos previstos y el instrumento procesal para hacerlos valer se generar la tendencia a respetarlos y cumplirlos; 4) el fortalecimiento de la cultura de la legalidad, tanto de la poblacin en general como de los servidores pblicos; 5) el fortalecimiento del Estado de Derecho, cuando dos de sus pilares son apuntalados, la legalidad y la seguridad jurdica, y 6) el fortalecimiento del Estado de Derecho Social, cuando se establece el instrumento jurdico para exigir el cumplimiento de los derechos colectivos previstos en el orden jurdico.

89

90
Mara Elena Lugo Garfias

Su aportacin respecto de los titulares es que el grupo sea determinado o determinable, lo que se relaciona con la posibilidad de inclusin y exclusin. Su aportacin a los modelos anteriores consiste en una precisin respecto del objeto cuando seala la proteccin de intereses econmicos y sociales, que son derivados de la relacin que nace del consumo, pero no se haban expresado de esa forma. Los cuatro Estados mencionados consideran el instrumento procesal de la accin colectiva; dos de ellos, Colombia y Espaa, tienen el modelo de Estado Social de Derecho en sus Cartas Fundamentales, lo cual no significa que sea privativo de cierto modelo de Estado, sino que constituye una figura procesal necesaria para fortalecer la legalidad y la denuncia. En el Estado Social de Derecho la accin colectiva es una figura imprescindible cuando se establecen derechos colectivos. El titular de una accin colectiva debe ser el grupo determinado o determinable, y el objeto de una accin colectiva debe ser el derecho o inters indivisible. En Mxico las acciones colectivas contribuirn a reforzar las garantas de legalidad y de seguridad jurdicas en favor de las personas, as como la posibilidad de contar con un recurso efectivo para dilucidar los conflictos en razn de intereses colectivos. Con lo que adems est armonizando y cumpliendo el derecho interno con el derecho internacional de los derechos humanos que exige este tipo de recursos.

A rtculos
Video-vigilancia del bicentenario: un lmite al derecho a la privacidad y una vulneracin al Estado de Derecho
Diego Garca Ricci*
RESUMEN: Este trabajo examina la decisin del Gobierno del Distrito Federal de instalar y usar ocho mil cmaras de vigilancia en toda la ciudad de Mxico a travs del Proyecto Bicentenario Ciudad Segura. Se argumenta que a pesar de ser un proyecto orientado a mejorar las condiciones de seguridad de todos los habitantes de esta ciudad, su implementacin no slo limita importantes derechos fundamentales como los es el derecho a la privacidad, sino adems amenaza el fortalecimiento del Estado de Derecho. Para ello, se presentan al lector algunas breves ideas sobre este concepto de Estado, para despus analizar el contenido, componentes y alcances del derecho a la privacidad. Finalmente, se concluye que la adopcin desmesurada de los sistemas de video-vigilancia podra afectar algunas de las estructuras bsicas del Estado de Derecho. ABSTRaCT: This paper examines the decision of the Mexico City government to install and use over eight thousand video cameras in the city through the Bicentennial Secure City Project. Although the project aims to provide more security to all of Mexico Citys inhabitants, this paper argues that its implementation not only poses important limitations to fundamental rights, such privacy, but also threatens the consolidation of the rule of law in the country. The reader is offered a brief set of ideas related to the Rule of Law, followed by an analysis of the content, components and outreaches of the right to privacy. Finally, it concludes that the immoderate adoption of video-surveillance systems may affect some of the basic structures of the Rule of Law. SUMArIO: Introduccin. I. Del Estado territorial al Estado de Derecho y al Estado Constitucional de Derecho. II. El derecho a la privacidad. III. Proyecto Bicentenario Ciudad Segura. IV. Conclusiones.

Introduccin Han transcurrido ms de 50 aos desde que George Orwell present al mundo la idea de vivir en una sociedad bajo la omnipresente vigilancia del Estado. La ficcin narrada en su icnica novela, 1984, despierta en el lector sentimientos de horror y angustia que fcilmente se dejan atrs con tan slo cerrar las pginas del relato. Sin embargo, qu sucedera si no pudiramos escapar y de pronto descubriramos que los ficticios escenarios orwellianos han comenzado a formar parte de nuestra realidad actual? Tendramos que reconocer que, efectiva* Investigador del Centro Nacional de Derechos Humanos de la CNDH.

[ 91 ]

92
Diego Garca Ricci

mente, una parte importante de nuestra individualidad se habra perdido: nuestra privacidad. En marzo de 2009 el Gobierno del Distrito Federal present a la opinin pblica su programa de seguridad denominado Proyecto Bicentenario Ciudad Segura, el cual contempla la instalacin de ocho mil cmaras de vigilancia en toda la ciudad de Mxico y una inversin de alrededor de 400 millones de dlares. El objetivo principal? Combatir a la delincuencia y mejorar las condiciones de seguridad pblica en la capital. De acuerdo con el discurso oficial, se trata del cambio en materia de seguridad ms importante y radical en los ltimos cuarenta aos. Aunque en un primer momento el proyecto resulta muy convincente, si se analiza con cuidado, presenta un problema interesante. Si bien es cierto que detrs de la adopcin de este tipo de polticas pblicas se encuentra la legtima obligacin del Estado de proporcionar a los habitantes de la ciudad de Mxico aquellas condiciones de seguridad que les aseguren un adecuado nivel de bienestar, tambin lo es que la implementacin de dichas polticas implican un costo importante en la esfera de los derechos fundamentales de todos los capitalinos. Una pregunta se vuelve inevitable: hasta dnde puede el Estado, a travs de la instalacin y el uso de cmaras de video, limitar el ejercicio legtimo de los otros derechos de los ciudadanos? Este artculo se enfocar a analizar concretamente el impacto que el uso masificado de dichas cmaras tendr en uno de los derechos humanos reconocidos por la propia Constitucin mexicana: el derecho a la privacidad. Ms an, se argumentar por qu la adopcin desmesurada de este tipo de video-vigilancia estatal puede poner en riesgo no slo la consolidacin de una sociedad orientada a los derechos humanos como la que alcanzamos aspirar, sino uno de los pilares bsicos de todo sistema democrtico: el Estado de Derecho. En la primera parte de este trabajo se revisarn muy brevemente algunas ideas relacionadas con el concepto Estado de Derecho, a fin de establecer cules sern las bases sobre las que partir nuestro planteamiento. En la segunda, se abordar el derecho a la privacidad, su contenido y alcances, as como su ubicacin dentro del orden constitucional mexicano. Se argumentar adems que la falta de conceptos normativos, jurisprudenciales y doctrinales en nuestro pas ha ocasionado respuestas tardas de la sociedad a proyectos que han invadido su privacidad. Finalmente, en un tercer lugar, se tomar como ejemplo el programa Proyecto Bicentenario Ciudad Segura para analizar si la instalacin y el uso desmedidos de las cmaras de video, efectivamente, afectan la privacidad de los capitalinos y, con ello, debilitan el Estado de Derecho en nuestro pas.

I. Del Estado territorial al Estado de Derecho y al Estado Constitucional de Derecho La vida en sociedad supone la existencia del Estado. Herman Heller explica que la funcin de ste se vuelve necesaria cuando los grupos sociales han alcanzado un sedentarismo y divisin de trabajo tan desarrollados, que exigen una ordenacin unitaria para las relaciones entre los miembros de una comunidad

humana.1 Adems, el Estado nos dice el autor ejerce una funcin poltica, esto es, despliega y aplica poder social organizado, por lo que representa la organizacin y actuacin autnoma de cooperacin social en un territorio.2 El Estado es, pues, una comunidad de individuos con poder de mando, esto es, donde unos mandan y otros obedecen, todos asentados en un mismo territorio. Georg Jellinek lo defini con gran claridad a principios del siglo XX: es la unidad de asociacin dotada originariamente de poder de dominacin, y formada por hombres asentados en un territorio.3 A pesar de que el Estado es una unidad de poder, ste no lo ejerce de forma ilimitada. Tanto Jellinek como Heller reconocen que el Estado siempre acta limitado por un orden jurdico que no slo crea, sino que adems asegura su cumplimiento.4 El Estado enfatiza Jellinek es ante todo un sujeto de derecho, esto es, con derechos y deberes.5 Por lo tanto, desde sus orgenes en la Edad Antigua con el Estado territorial, Estado y Derecho son conceptos que aparecen intrnsecamente vinculados el uno con el otro.6 Durante la Edad Media el Estado se caracteriz por ser una poliarqua integrada por la coexistencia y accin conjunta de diversos poderes, grupos e instituciones tradicionales: monarcas, parlamentos, seores feudales, la Iglesia, el Imperio, cuerpos administrativos y magistrados, entre otros. Sin embargo, de todos estos grupos, el rey fue quien goz del ms absoluto poder de mando.7 Esto dio como resultado que el Estado se concibiera como un pacto entre el soberano y sus sbditos, en el que se establecan derechos y deberes recprocos.8 Sin embargo, la soberana9 del monarca fue lo que le permiti la concentracin del poder en su persona, lo cual se vio reflejado en sus facultades de crear las leyes y de administrar justicia. Esto permiti la consolidacin del absolutismo, donde la distincin entre el Estado y el Rey resultaba apenas perceptible y cuyo clmax se alcanz con el reinado del Luis XIV en Francia: el Estado soy yo. An as, dentro del propio Estado absoluto, se pudo observar que el Derecho funga como un precario mecanismo para limitar o intentar limitar la soberana del monarca. Muestra de lo anterior fue la existencia de las leyes y costumbres que hacan valer los otros grupos de poder; de la organizacin judicial creada por la propia autoridad real, y del derecho antiguo y la costumbre del que el propio Rey era parte.10
1

93
Video-vigilancia del bicentenario: un lmite al derecho a la privacidad y una vulneracin al Estado de Derecho

Ibid., p. 222. Georg Jellinek, Teora general del Estado. Trad. de Fernando de los Ros. 1a. reimp. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2002, pp. 193-194. 4 H. Heller, op. cit., supra, nota 1, p. 225. 5 G. Jellinek, op. cit., supra, nota 3, p. 195. 6 Ibid., p. 266. 7 Manuel Garca Pelayo, Derecho constitucional comparado. Madrid, Alianza, 1999, pp. 26-27 y 34-35. 8 G. Jellinek, op. cit., supra, nota 3, p. 267. 9 Para Bodino la soberana es el poder absoluto y perpetuo de una repblica o la potestad suprema sobre ciudadanos o sbditos no sometida a la ley. Aunque el propio Bodino reconoci la existencia de algunos vocablos acuados para describir el poder supremo como maiestas, summa potestas o summum imperium, lo que a l le preocup fue madurar el concepto para interpretar el surgimiento de los grandes estados territoriales. Vid. Jean Bodin, Los seis libros de la Repblica. 3a. ed. Trad. de Pedro Bravo Gala. Madrid, Tecnos, 1997, pp. 47 y ss. 10 M. Garca Pelayo, op.cit., supra, nota 7, p. 26.
3

y ss.

Herman Heller, Teora del Estado. 16a. reimp. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1997, pp. 220

94
Diego Garca Ricci

La Ilustracin y el racionalismo introdujeron un cambio de paradigma que no slo alter la forma de entender al Estado, sino la funcin del propio Derecho como lmite regulador de la autoridad estatal. Para terminar con la arbitrariedad y los abusos cometidos por el monarca, se volvi necesario crear una nueva estructura que fuera capaz no slo de poner orden entre los diferentes grupos que detentaban poder en la Edad Media, sino que adems fijara lmites efectivos a quienes desempearan las funciones pblicas. Esa estructura se encontr en la Constitucin. En ella se establecern ahora, de una sola vez, de manera total, exhaustiva y sistemtica el conjunto de normas jurdicas que regularn las funciones del Estado, sus rganos y sus competencias.11 Para alcanzar lo anterior fue necesario despersonalizar la soberana, esto es, quitarle al Rey la suprema autoridad para trasladrsela entonces al pueblo, quien habr de ejercerla en el mayor acto de supremaca: la expedicin de su Constitucin. Es a travs de este instrumento jurdico como el propio pueblo determin la forma como habr de conducirse el Estado en el ejercicio del poder pblico. A fin de evitar que se repitiera lo ocurrido durante el absolutismo, toda constitucin deba prever dos aspectos fundamentales: 1) la garanta de los derechos del individuo y 2) la divisin de poderes. Esto aparecer reflejado en uno de los documentos ideolgicos ms importantes del pensamiento ilustrado: la Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Al respecto, su artculo 16 establece: Toda sociedad en la que la garanta de los derechos no est asegurada ni determinada la separacin de poderes, no tiene una constitucin.12 De esta forma, ser el Derecho, a travs de la Constitucin, la que limitar la actuacin del Estado. Este cambio de orden iniciado a finales del siglo XVIII y consolidado durante todo el siglo XIX dio origen al Estado de Derecho. El Estado de Derecho signific el triunfo del liberalismo frente al absolutismo y al despotismo ilustrado.13 En esta etapa nos dice Zagrebelsky la sociedad comenzaba a ser el punto central para la comprensin del Estado. Esto se reflej en un cambio de visin de la propia ley, pues dej de concebirse a sta como la expresin de la voluntad estatal, capaz de imponerse a los individuos con el fin de cumplir los intereses propios del soberano, para convertirse en el medio que asegurase la garanta de los derechos de aqullos. As, el propio Zagrebelsky identifica los elementos tpicos del Rechstsstaat: 1) la supremaca de la ley (entendida sta como un acto emanado de un Parlamento representativo) sobre la administracin; 2) la subordinacin a la ley de los derechos de los ciudadanos, y c) la presencia de jueces independientes con competencia exclusiva para aplicar la ley a las controversias ocurridas entre los ciudadanos y entre stos y la administracin.14 De esta forma, Estado de Derecho se traduce en la certeza de que la autoridad estatal slo podr actuar con fundamento en algn precepto legal. Esto es lo que tambin se conoce como principio de legalidad.

Ibid., pp. 34-35. http://www.elysee.fr/elysee/espagnol/las_instituciones/los_textos_fundadores/la_declaracion_ de_los_derechos_del_hombre/la_declaracion_de_los_derechos_del_hombre.21654.html (ltima visita: septiembre 8, 2010). 13 Gustavo Zagrebelsky, El derecho dctil. Ley, derechos, justicia. 8a. ed. Trad. de Mariana Gascn. Madrid, Trotta, 2008, p. 21. 14 Ibid., pp. 22-23.
12

11

A pesar de que el modelo de Estado de Derecho introdujo una de las mayores fortalezas de la vida en sociedad, esto es, el principio de legalidad como garanta de proteccin de los derechos de los ciudadanos, dicho modelo no fue capaz de prever su propia debilidad. Permtaseme elaborar sobre este punto. Si para evitar la actuacin arbitraria del Estado se impuso la obligacin de que ste actuara siempre con fundamento en una disposicin legal, bastara entonces adaptar el contenido de las leyes conforme a los intereses de unos cuantos, para actuar, s, legalmente, pero con arbitrariedad. Esta gran debilidad alcanz su mxima notoriedad con la llegada del Nacional Socialismo a Alemania, cuando Adolfo Hitler tomo control del Poder Legislativo y pudo expedir leyes contrarias a los derechos de los individuos, particularmente, de los judos.15 Las grandes crisis ocurridas durante las primeras dcadas del siglo XX demostraron que el modelo de Estado Liberal de Derecho no fue suficiente para evitar las arbitrariedades y abusos cometidos por las autoridades estatales, enmascarados a travs de las leyes. Resultaba indispensable encontrar un nuevo mecanismo que fuese capaz de evitar que se repitieran acontecimientos como los ocurridos durante la dictadura nazi. Una vez ms, este mecanismo se encon tr en el Derecho, a travs del replanteamiento del papel de la Constitucin, con lo que se da el surgimiento del Estado Constitucional de Derecho en oposicin al Estado Liberal de Derecho descrito anteriormente. El Estado Constitucional de Derecho establece como requisito de validez para todas las leyes, el de adecuarse y subordinarse al contenido de la Constitucin. Eso quiere decir que no slo deben de cumplir con el procedimiento de creacin previsto en la Constitucin como lo sostena el positivismo jurdico caracterstico del Estado Liberal de Derecho, sino que, adems, deben estar acordes con los valores tico-polticos y los derechos fundamentales previstos en ella. Se trata, pues, como dira Luigi Ferrajoli, de un control del derecho sobre el derecho, en forma de vnculos y lmites jurdicos a la produccin jurdica.16 En todo caso, el Estado de Derecho no es ms que la sujecin del legislador a la constitucin, modelo a travs del cual se ha consolidado en Europa continental desde la segunda mitad del siglo XX la idea de que la Constitucin es la ley suprema dentro de todo estado nacional.17 Esta concepcin, no obstante, se ha replanteado ltimamente a partir del surgimiento de la Unin Europea y de la idea de adoptar una Constitucin comn a todos los pases del continente. A pesar de ser un tema sumamente interesante, no se entrar a su anlisis, pues ello rebasara los propsitos de este artculo. A diferencia de lo ocurrido a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX donde s hubo una ruptura con el rgimen anterior el Estado Constitucional
15 Un ejemplo de estas leyes fue la Ley para la restauracin del servicio profesional del 7 de abril de 1933, que le impidi a los judos trabajar o asistir a escuelas y facultades. Vid. Michael Burleigh y Wolfgang Wippermann, The Racial State: Germany 1933-1945. Cambridge, Cambridge University Press, 1991, pp. 386 y ss. 16 Luigi Ferrajoli, Derechos y garantas. La ley del ms dbil. 4a. ed. Trad. de Perfecto Andrs Ibez y Andrea Greppi. Madrid, Trotta, 2004, pp. 18-19. Subrayado en el original. 17 Cfr. Marbury vs. Madison , 5 U.S. (1 Cranch) 137; 2 L. Ed. 60 (1803). En Estados Unidos de Amrica la supremaca de la constitucin y, por ende, la sujecin del poder legislativo a los principios que ella misma establece, qued establecida desde 1803 cuando el juez Marshal redact la sentencia dictada en este caso. Disponible en: http://www.constitution.org/ussc/005-137a.htm (ltima visita: septiembre 8, 2010). Para una versin en espaol, vid. Revista Peruana de Derecho Constitucional, Lima, nm. 1, 1999, pp. 665-689.

95
Video-vigilancia del bicentenario: un lmite al derecho a la privacidad y una vulneracin al Estado de Derecho

96
Diego Garca Ricci

de Derecho no supone un rompimiento con el Estado Liberal de Derecho, pues contina con el mismo principio ideolgico de establecer un gobierno de leyes y no de hombres.18 No obstante, s se proclamaron nuevos elementos caractersticos que lo convirtieron en un nuevo modelo de Estado: a) la supremaca de los derechos fundamentales sobre las leyes y actos de la autoridad estatal y 2) la existencia de un sistema de justicia constitucional que les otorgue plena garanta. A partir de este breve recorrido por los diferentes modelos de Estado que ha seguido la humanidad a lo largo de la historia, podemos observar que el Derecho siempre ha fungido con mayor o menor xito como un lmite a la autoridad estatal. Ahora bien, el advenimiento de una nueva era digital, caracterizada por el uso masificado de la tecnologa para la recopilacin y el almacenamiento de datos, plantea un cambio social que podra someter a prueba los principios ideolgicos principio de legalidad, supremaca de la Constitucin sobre los que se sustenta el Estado Constitucional de Derecho. Es precisamente bajo este enfoque como se analizar el Programa Bicentenario Ciudad Segura. Cul es su fundamento jurdico? Cules son las premisas bajo las cuales operar este sistema de cmaras de video-vigilancia que ha venido instalando el Gobierno de la ciudad de Mxico? Cules son sus objetivos? Son lo suficientemente importantes como para justificar una invasin al derecho a la privacidad? Para poder dar respuesta a estas interrogantes se necesita explicar brevemente en qu consiste este derecho fundamental.

II. El derecho a la privacidad Las primeras conceptualizaciones del derecho a la privacidad fueron acuadas por la doctrina estadounidense a finales del siglo XIX, cuando Samuel Warren y Louis Brandeis publicaron su ensayo The Right to Privacy en 1890. La preo cupacin de los autores en ese momento era al igual que hoy la proteccin de la persona frente al surgimiento de las innovaciones tecnolgicas, que, en ese momento, eran las fotografas instantneas. La difusin masificada de stas, lograda a travs de los peridicos, haba invadido los ms sagrados recintos de la vida domstica y privada.19 Los autores entendieron que todos los seres humanos tenemos un derecho a la privacidad, el cual definieron como el derecho a no ser molestado (the right to be let alone). De esta forma, el derecho a la privacidad se podra definir como el derecho que todo individuo tiene a separar aspectos de su vida privada del escrutinio pblico. A finales de los aos sesentas, esta concepcin fue ampliada por la propia academia norteamericana, para incluir, dentro del propio derecho a la privacidad, la facultad que todos los individuos tienen para determinar el cundo, cmo y hasta qu punto su informacin personal es comunicada a los dems.20 Entonces, este derecho no slo garantiza la inadecuada intervencin de los dems
G. Zagrebelsky, op. cit., supra, nota 13, p. 34. Samuel Warren y Louis Brandeis, The Right to Privacy, Harvard Law Review, Cambridge, Mas., vol. IV, nm. 5, diciembre de 1890, pp. 193 y ss. Una versin electrnica se encuentra disponible en: http:// faculty.uml.edu/sgallagher/Brandeisprivacy.htm (ltima visita: septiembre 8, 2010). 20 Vid. Alan Westin, Privacy and Freedom. Nueva York, Ateneum, 1967, p. 7.
19 18

en la vida privada de las personas, sino que adems les otorga a stas el control sobre su propia informacin. As pues, el derecho a la privacidad tiene dos componentes, en algunas ocasiones uno muy distinto del otro y, en otras, muy intricados. El primero es el derecho a aislarse de todos los dems, sin importar si se trata de la familia, la comunidad o el Estado. Esta dimensin le permite al individuo escudarse fsica y emocionalmente de las entremetedoras miradas de los dems. El segundo es el derecho a controlar la informacin de uno mismo, incluso despus de haberla divulgado. Es el propio individuo el nico facultado para decidir cundo, cmo y hasta qu grado comparte su informacin personal. Esta dimensin del derecho a la privacidad resulta de gran relevancia en toda democracia, pues les permite a los ciudadanos participar activamente en sociedad sin necesidad de renunciar al control de sus datos personales. De esta forma, son los propios ciudadanos los que deciden cundo participan en sociedad y cundo se retiran.21 En Mxico, el derecho a la privacidad no fue expresamente reconocido como tal por la Constitucin de 1917. Sin embargo, ello no quiere decir que no exista en el derecho mexicano. Los constituyentes s incluyeron, en el artculo 16 constitucional, ciertas protecciones aisladas sobre aspectos relacionados con la privacidad, tales como el derecho que tenemos todos los ciudadanos de no ser molestados en nuestras personas, familias, domicilios, papeles y posesiones, sino en virtud de una orden escrita firmada por autoridad competente. Otra referencia del propio texto constitucional donde se observa claramente una proteccin a la privacidad es la que prescribe la inviolabilidad de las comunicaciones privadas. Al respecto, la propia Constitucin mexicana habla sobre la sancin que deber de aplicarse a todo acto que atente contra la libertad y privaca de las mismas. Recientemente, en junio de 2009, se reform el artculo 16 constitucional para proteger otro aspecto de nuestra privacidad: el derecho de todo individuo a la proteccin de sus datos personales y la correlativa facultad para acceder, rectificar, cancelar u oponerse a la divulgacin de stos.22 Es importante aclarar que este derecho, en s mismo, no agota el derecho a la privacidad, pues nicamente comprende uno de los dos componentes descritos lneas arriba, esto es, el derecho a controlar la informacin personal. Sin embargo, su incorporacin en nuestra Constitucin har de l un instrumento eficaz para mejorar la proteccin de la privacidad en Mxico. Aunque el derecho internacional de los derechos humanos tampoco habla de un derecho a la privacidad como tal, s refiere el derecho que toda persona tiene a no ser objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada.23 Esto plantea una diferencia importante con nuestra Constitucin, pues sta no establece textualmente la proteccin de la vida privada. Por esta misma razn, los instrumentos internacionales podran ser utilizados como fundamento jurdico para mejo21 Janlori Goldman, Privacy and Individual Empowerment in the Interactive Age, en Collin Bennett y Rebecca Grant, eds. Visions of Privacy: Policy Choices for the Digital Age. Toronto, University of Toronto Press, 1999, pp. 101-102. 22 La reforma constitucional fue publicada en el Diario Oficial de la Federacin el 1 de junio de 2009. 23 Vid. artculo 12 de la Declaracin Universal de Derechos Humanos, 10 de diciembre de 1948; artculo 17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, 16 de diciembre de 1966, y artculo 11 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, 22 de noviembre de 1969.

97
Video-vigilancia del bicentenario: un lmite al derecho a la privacidad y una vulneracin al Estado de Derecho

98
Diego Garca Ricci

rar la proteccin del derecho a la privacidad en nuestro pas debido a que han sido firmados y ratificados por el Estado mexicano.24 Tampoco ha quedado clara la razn de por qu en Mxico ni la jurisprudencia25 ni la doctrina26 han desarrollado conceptos como los mencionados anteriormente encaminados hacia la proteccin del derecho a la privacidad. Una posible razn podra ser que los especialistas se han enfocado en analizar otros aspectos previstos en el propio artculo 16 constitucional, como lo es el principio de legalidad o la privacin de la libertad, dejando el estudio del derecho a la privacidad para un momento posterior. Otra explicacin podra estar vinculada con el hecho de que, a diferencia de las sociedades anglosajonas, la mexicana no ha considerado a la privacidad como una de sus metas colectivas fundamentales. Algunos autores han encontrado que el inters de dichas sociedades anglosajonas especialmente la estadounidense por proteger su privacidad data desde el establecimiento de los primeros puritanos ingleses en Estados Unidos, al tratarse de comunidades humanas que se esforzaban a toda costa por alcanzar su privacidad personal en formas de solitud, intimidad, anonimato y reserva. Uno de los propsitos para alcanzar dicha solitud explica David Flaherty era el de escapar por unos instantes de la vida en comn, para dedicarse a la oracin y contemplacin.27 Analizar las razones de por qu en Mxico no se ha estudiado con mayor profundidad a la privacidad es una cuestin que dejaremos para otro momento. Sin embargo, por ahora, lo que s podemos resaltar es que este desinters ha dejado en el pas un profundo vaco de contenidos normativos, jurisprudenciales y doctrinales sobre el derecho a la privacidad. Esto se ha puesto de manifiesto cuando el Gobierno ha tratado de implementar programas que, a decir de la reaccin ciudadana, han invadido aspectos ms sutiles de la privacidad de los ciudadanos.

24 En trminos del artculo 133 constitucional y de su interpretacin por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin, los dos ltimos instrumentos mencionados en la nota anterior se encuentran integrados al orden jurdico mexicano. En el caso de la Declaracin, sus disposiciones, por s mismas, no son jurdicamente vinculantes, sin embargo, podran adquirir tal carcter si se llegaran a convertir en una norma consuetudinaria, la cual, no obstante, tendra que probarse. 25 Lentamente, el Poder Judicial Federal ha comenzado a definir algunas ideas relacionadas con el derecho a la privacidad. Por ejemplo, un Tribunal Colegiado de Circuito emiti una tesis en la que sostuvo que la cuestin de alimentos era un valor superior a la privacidad, por lo que las autoridades jurisdiccionales no violaban el derecho a la privacidad cuando solicitaban informacin a los centros de trabajo respecto de los ingresos de los deudores de alimentos. Vid. http://www2.scjn.gob.mx/ius2006/ UnaTesislnkTmp.asp?nIus=182497&cPalPrm=PRIVACIDAD,&cFrPrm= La Suprema Corte de Justicia de la Nacin (SCJN) tambin ya ha emitido algunas tesis aisladas donde ha comenzado a definir, muy precariamente, el derecho a la privacidad. Al respecto, vid. Tesis 2a. LXIII/2008, Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, novena poca, Segunda Sala, t. XXVII, mayo de 2008, p. 229. 26 La mayora de la doctrina espaola y mexicana tratan el tema como derecho a la intimidad (no as a la privacidad) vinculndolo con el derecho al honor y a la propia imagen. Al respecto, vid. Jos Alfredo Caballero Gea, Derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen calumnias e injurias. Madrid, Dykinson, 2004; Ana Azurmendi Adarraga, El derecho a la propia imagen. Su identidad y aproximacin al derecho a la informacin. Madrid, Civitas, 1997; Marcia Muoz de Alba Medrano, Derecho a la privacidad en los sistemas de informacin pblica, en Estudios en homenaje a Don Manuel Gutirrez de Velasco, Mxico, UNAM, 2000, pp. 571-609. 27 David H. Flaherty, Visions of Privacy: Past, Present and Future, en C. Bennett y R. Grant, eds., op. cit., supra, nota 21, pp. 19-21.

Al respecto, recurdese el programa del Gobierno federal a travs del cual se oblig a toda la ciudadana a inscribir el nmero de su telfono celular en el Registro Nacional de Usuarios de Telefona Mvil (Renaut).28 La creacin de este registro fue acordada cuando se celebr el Acuerdo Nacional por la Seguridad Jurdica, la Justicia y la Legalidad.29 Si bien, en la firma de ese Acuerdo participaron representantes tanto de los diferentes niveles de gobierno como de la sociedad civil organizada, la decisin de crear el Renaut no provino del rgano de representacin de los ciudadanos, esto es, del Congreso de la Unin. Se trat, pues, de una iniciativa del propio Gobierno federal (base segunda, fraccin VII del Acuerdo) sobre la que nunca present evidencias empricas contundentes que lo llevaran a justificar por qu este registro, efectivamente, era un mecanismo eficaz para combatir a la delincuencia organizada y garantizar as la seguridad pblica. No obstante lo anterior, el Renaut alcanz legitimidad popular cuando el propio Congreso de la Unin, al reformar la Ley Federal de Telecomunicaciones, lo convalid.30 La razn de por qu cuando el Renaut fue propuesto por el Poder Ejecutivo Federal no caus ningn malestar entre la poblacin reflej, pues, el poco valor que la sociedad mexicana le ha otorgado a su privacidad, pues en ese momento nadie se opuso a la creacin de dicho registro. Sin embargo, cuando el plazo sealado para registrar los nmeros telefnicos se acerc, fue cuando la propia sociedad se percat de que haba perdido el control de una informacin que, hasta entonces, slo perteneca a su mbito privado: el nmero de su telfono celular. As, al perder el control de esa informacin, se infringi el segundo componente del derecho a la privacidad que arriba sealbamos, pues los ciudadanos perdieron el control de decidir si le daban o no al Estado su nmero telefnico. Esta prdida se vio reflejada de diferentes maneras. La primera fue la resistencia de algunos usuarios a inscribir sus nmeros telefnicos en el Renaut.31 La segunda, los registros hechos con nombres falsos o ficticios. La tercera, la interposicin de diversos juicios de amparo promovidos contra el propio Rena ut.32 Este ltimo caso result del todo interesante, pues hubo quienes efectivamente argumentaron que el Renaut era violatorio al derecho a la privacidad y a la inviolabilidad de las comunicaciones privadas, previstos ambos en el artculo 16 constitucional. La Suprema Corte de Justicia de la Nacin (SCJN) finalmente resolvi este asunto y declar constitucional el Reanut, pues estim que en ste slo se desglosan las llamadas y los mensajes telefnicos efectuados en diversos telfonos celulares, sin que se desprenda el contenido de las conversaciones sostenidas.33 As, la SCJN sostuvo que el Renaut no implica una violacin a la garanta de privacidad e inviolabilidad de las comunicaciones, pues esas
www.renaut.gob.mx Publicado en el Diario Oficial de la Federacin el 25 de agosto de 2008. 30 Las reformas fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federacin el 15 de mayo de 2009. 31 Solo 68 % de usuarios se inscribi en Renaut, El Universal, 11 de abril de 2010, disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/671943.html (ltima visita: septiembre 8, 2010). 32 La Comisin Federal de Telecomunicaciones estim que entre 10 y 50 mil lneas se registraron con nombres falsos. Vid. Provisional, la suspensin a Telcel para no cortar servicio: Cofetel, La Jornada, 15 de abril de 2010, disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2010/04/15/index.php?section=economia &article=024n1eco (ltima visita: septiembre 8, 2010). 33 La Corte declara vlido el Renaut, El Universal, 8 de julio de 2010, disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/178917.html (ltima visita: septiembre 8, 2010)
29 28

99
Video-vigilancia del bicentenario: un lmite al derecho a la privacidad y una vulneracin al Estado de Derecho

100
Diego Garca Ricci

garantas tienden a proteger el contenido de la comunicacin realizada, sin que sea afectada por el solo registro de los nmeros y tipo de servicio utilizado por los usuarios.34 El caso Renaut es ilustrativo por diferentes motivos. Primero, porque ense que la sociedad mexicana apenas est tomado conciencia de la importancia del derecho a la privacidad. Segundo, porque demostr una gran ausencia de contenidos normativos, valorativos y jurisprudenciales sobre este derecho, pues cuando el Registro fue presentado como un programa del Gobierno federal, la propia sociedad no pudo articular objecin alguna. Tercero, porque a pesar de que el Renaut no fue una decisin del legislador, sino una iniciativa gubernamental, aqul adquiri plena legitimidad popular cuando ste reform la Ley Federal de Telecomunicaciones. Cuarto, porque de acuerdo con la resolucin de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin, el Renaut no viol la Constitucin mexicana, independientemente de que en su sentencia no analiz el derecho a la privacidad en los trminos expuestos en el apartado anterior, esto es, como la facultad del individuo de controlar su informacin personal y de decidir a quin le proporciona su nmero telefnico y a quin no. El Mximo Tribunal, como ya se seal, enfoc su anlisis nicamente en la accin de registrar un nmero telefnico y en determinar si dicho registro afectaba o no la inviolabilidad de las comunicaciones privadas. Lo anterior permite concluir que si bien es cierto que el Renaut, efectivamente, impuso un lmite al derecho a la privacidad de los mexicanos, tambin lo es que formalmente cumpli con los principios de los Estados Liberal y Constitucional del Derecho descritos en el apartado anterior, pues el lmite se estableci en una ley en sentido formal y material Ley Federal de Telecomunicaciones y, adems, su constitucionalidad qued convalidada por uno de los mecanismos del sistema de justicia constitucional en Mxico: el juicio de amparo. No obstante lo anterior, subsiste la pregunta: si la sociedad mexicana hubiera tenido una mejor nocin de su derecho a la privacidad, habra aceptado la creacin del Renaut? Responderla implicara entrar en un terreno especulativo del que cada quien podr salir con la respuesta que encuentre ms satisfactoria. Sin embargo, una certeza s podra establecerse: la forma como se implement el Renaut no le dio otra alternativa a los ciudadanos ms que rendir su privacidad frente al Estado. Me explico. Al habrsele impuesto a los individuos la disyuntiva entre registrar su nmero telefnico o sufrir la cancelacin de su lnea, optaron por lo primero. As, una parte de nuestra privacidad se perdi, pues el absoluto control que ejercamos sobre la informacin relativa a nuestro telfono celular, esto es, sin la intervencin del Estado, simplemente desapareci por no tener otra alternativa. El caso Renaut nos permitir analizar crticamente el Proyecto Bicentenario Ciudad Segura, a fin de determinar si, efectivamente, el Estado, a travs de la instalacin y uso de las cmaras de video-vigilancia, comete una violacin a nuestro de derecho a la privacidad.

34 Vid. Amparo en Revisin 482/2010 fallado el 7 de julio de 2010, disponible en: http://www2.scjn. gob.mx/expedientes/

III. Proyecto Bicentenario Ciudad Segura El programa fue anunciado en marzo de 2009 por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Contempla la instalacin y uso del alrededor de ocho mil cmaras de vigilancia colocadas en diferentes puntos de la ciudad de Mxico. Tendr un costo total de 400 millones de dlares de los Estados Unidos de Amrica. Participarn dos empresas, una mexicana y otra francesa: Telmex y Thales. Su propsito es reforzar los sistemas de seguridad pblica a fin de convertirlos en ms exitosos en el combate a la delincuencia, terrorismo, la vigilancia en sitios estratgicos, as como la previsin y proteccin de personas.35 De acuerdo con la informacin pblica disponible en la pgina de internet de la Secretara de Seguridad Pblica local, el proyecto se centra en el Eje de Seguridad y Justicia Expedita del Programa General de Desarrollo del Distrito Federal 2007-2012.36 En dicho eje se establece como estrategia gubernamental, entre otras: El gobierno empleara recursos cientficos tecnolgicos novedosos, para respaldar la actividad policiaca y la efectividad de las acciones en materia de seguridad.37 Uno de los objetivos de dicho Eje es: El Gobierno de la ciudad de Mxico se ha propuesto mejorar las condiciones propias del entorno de la seguridad pblica y de procuracin de justicia, con apego al respeto de los derechos humanos.38 Ahora bien, conforme a lo dispuesto por el artculo 122, base quinta, apartado E, de la Constitucin mexicana, le corresponde al Presidente de la Repblica el mando supremo de los cuerpos de seguridad pblica en el Distrito Federal. Para ello, el artculo 34 del Estatuto de Gobierno del Distrito Federal lo faculta a designar, a propuesta del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, al servidor pblico que tendr el mando directo de la fuerza pblica. No obstante lo anterior, no debe perderse de vista que la seguridad pblica es una facultad del Congreso de la Unin, pues no fue una de las materias conferidas a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Por esta razn, la Ley de Seguridad Pblica del Distrito Federal vigente fue promulgada por el Congreso de la Unin y publicada en el Diario Oficial de la Federacin el 19 de julio de 1993. Todo lo anterior cobra particular relevancia para analizar con mayor cuidado el Proyecto Bicentenario Ciudad Segura descrito anteriormente. A todas luces, el Proyecto obedece a un legtimo objetivo: el inters del Gobierno del Distrito Federal de mejorar las condiciones de seguridad pblica de la ciudad de Mxico. Sin embargo, al hacerlo a travs de la instalacin y uso de cmaras de vigilancia infringe indebidamente nuestro derecho a la privacidad de la siguiente forma. Si bien es cierto que la va pblica es, per se, un espacio pblico, no lo es menos que tambin es el lugar donde los individuos podemos ejercer un aspecto de nuestra privacidad: el anonimato. Es a travs de este anonimato como tambin

101
Video-vigilancia del bicentenario: un lmite al derecho a la privacidad y una vulneracin al Estado de Derecho

35 Ciudad Segura dotar a la polica de 8 mil puntos de videovigilancia simultnea, La Jornada, 10 de marzo de 2009. 36 Vid. Proyecto Bicentenario Ciudad Segura, disponible en: http://portal.ssp.df.gob.mx/Portal/ProyBicCdadSeg.htm (ltima visita: septiembre 8, 2010). 37 Vid. Programa General de Desarrollo del Distrito Federal 2007-2012, p. 40, disponible en: http:// www.df.gob.mx/work/sites/gdf/resources/LocalContent/191/2/programa2007_2012.pdf 38 Idem.

102
Diego Garca Ricci

podemos ejercer otra dimensin de nuestra propia libertad: la de no sentirnos observados por los dems. De esta forma, cuando se est bajo la mirada de una cmara de vigilancia, experimentamos una prdida en nuestra privacidad debido a que se produce en nosotros un efecto de inhibicin. Perdemos, como dice Lisa Austin, dos aspectos importantes de nuestra propia individualidad: 1) nuestra habilidad de actuar y pensar de formas impopulares, esto es, de ser individuos distintos a los dems, y 2) nuestra habilidad de tener una autntica vida interior y relaciones ntimas.39 Para la propia Austin, cuando los ciudadanos estamos bajo una video-vigilancia experimentamos una prdida de nuestra privacidad, pues sentimos la presin de actuar de conformidad con los dictados de las normas pblicas, de tal forma que perdemos nuestra habilidad de tener una vida privada.40 Ahora bien, si la instalacin y uso de cmaras de vigilancia implican una invasin a la privacidad por los motivos antes descritos, corresponde ahora analizar si dicha invasin podra justificarse conforme a los principios del Estado Liberal y Constitucional de Derecho que analizamos en el primer apartado de este trabajo. En primer lugar, podra sealarse que el Proyecto Bicentenario Ciudad Segura se desprende del Programa General de Desarrollo del Distrito Federal 2007-2012, esto es, un programa gubernativo. La Ley de Seguridad Pblica del Distrito Federal vigente no establece disposicin alguna en la que se faculte a quienes tienen el mando de la fuerza pblica en la capital del pas, a instalar y hacer uso de cmaras de video para garantizar la seguridad de los habitantes de la ciudad de Mxico. En este sentido, si como ya se discuti prrafos arriba, la instalacin de estos equipos tecnolgicos infringen el derecho a la privacidad de los capitalinos, estamos en presencia de una autntica violacin a un derecho fundamental no establecida en una ley en sentido formal y material. Como ya se seal lneas arriba, el principio ideolgico del Estado Liberal y Constitucional de Derecho es el de establecer un gobierno de leyes, no de hombres, para evitar as la arbitrariedad de la autoridad estatal. El Proyecto Bicentenario Ciudad Segura es un programa que, si bien es cierto podra beneficiar a los ciudadanos de la ciudad de Mxico, tambin lo es que stos no lo han aprobado, pues an no han consentido legtimamente que la polica capitalina instale y use cmaras de vigilancia en las calles y avenidas para que los vigilen. Al no contar an con un fundamento legal, el referido programa carece de legitimidad popular, pues ha excluido a los ciudadanos en la formacin de la voluntad poltica y en la toma de decisiones para la adopcin de un programa que es demasiado costoso en trminos de libertades pblicas. EL Proyecto Bicentenario Ciudad Segura debilita entonces el Estado de Derecho, pues no observa el principio de reserva de ley, esto es, que los lmites a los derechos fundamentales slo pueden estar establecidos en la propia Constitucin o en una ley en sentido formal y material. As lo ha reconocido la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando, en su opinin consultiva OC-6/86, declar:
39 Lisa Austin, Privacy and the Question of Technology, Law and Philosophy, La Haya, vol 22, nm. 2, 2003, pp. 145-147. 40 Idem. Subrayado en el original.

De esta forma, al no autorizar la Ley de Seguridad Pblica del Distrito Federal el uso y la instalacin de cmaras de vigilancia en la ciudad de Mxico, el Proyecto Bicentenario Ciudad Segura limita ilegalmente nuestro derecho a la privacidad, con lo que se atenta contra el Estado Liberal y Constitucional de Derecho. Ms an, para el caso de que se llegara a reformar la citada Ley y se autorizara a la polica capitalina a instalar y usar cmaras de vigilancia en la ciudad de Mxico, dicha reforma podra incluso ser objeto de una segunda revisin por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin, a fin de que sta verificara s, efectivamente, el Proyecto Bicentenario Ciudad Segura viola o no indebidamente nuestro derecho a la privacidad. En caso de que la Corte determinara que el Proyecto s limita el derecho a la privacidad de los capitalinos, entonces tendra que proporcionarnos las razones de por qu la limitacin se considerara legtima en una sociedad democrtica y orientada a los derechos humanos como es la que aspiramos alcanzar en nuestro pas. El Proyecto Bicentenario Ciudad Segura le plantea nuevamente a la sociedad un reto, que es el de qu tanto somos capaces de defender nuestro derecho a la privacidad. Una vez ms se observa que la ausencia de conceptos normativos, jurisprudenciales y doctrinales harn ms complicada la defensa. Sin embargo, la experiencia vivida con la implementacin del Renaut nos demuestra que los nicos que podremos frenar o limitar la creacin de una sociedad vigilada permanentemente por el Estado, somos los propios capitalinos. En este sentido, conviene subrayar que no se trata de frenar proyectos que podran asegurar un bienestar comn a toda la sociedad del Distrito Federal como lo es el de disfrutar de una ciudad ms segura, sino de que seamos los propios ciudadanos los que participemos en la formacin de la voluntad poltica y en la toma de decisiones de proyectos tan costosos como el que ahora discutimos, pues ellos plantean lmites muy importantes a un derecho a la privacidad que apenas se est construyendo en Mxico. Si los ciudadanos no reaccionamos an te programas como el Proyecto Bicentenario Ciudad Segura, nos arriesgamos a conocer nuestra privacidad, justamente, cuando ya la hayamos perdido y con ello, debilitaramos la consolidacin del Estado de Derecho en nuestro pas.

IV. Conclusiones Desde sus orgenes en la Edad Antigua, el Estado ha actuado sujeto a los lmites impuestos por la propia comunidad a travs del Derecho. Sin embargo, las arbitrariedades cometidas por los monarcas durante el Medioevo dieron lugar al surgimiento de un nuevo modelo de Estado que fuera capaz de poner lmites efectivos a los responsables de las funciones pblicas: el Estado de Derecho.

Video-vigilancia del bicentenario: un lmite al derecho a la privacidad y una vulneracin al Estado de Derecho

[] acaso la [garanta] ms relevante tenga que ser que las limitaciones se establezcan por una ley adoptada por el Poder Legislativo, de acuerdo con lo establecido por la Constitucin. A travs de este procedimiento no slo se inviste a tales actos de asentimiento de la representacin popular, sino que se permite a las minoras expresar su inconformidad, proponer iniciativas distintas, participar en la formacin de la voluntad poltica o influir sobre la opinin pblica para evitar que la mayora acte arbitrariamente.

103

104
Diego Garca Ricci

Es bajo este nuevo paradigma como surgi formalmente el principio de legalidad, esto es, la certeza de que la autoridad estatal slo podr actuar cuando una ley as se lo autorice. La gran debilidad de este modelo estatal, no obstante, se alcanz en las primeras dcadas del siglo XX con la Alemania nazi. El resultado de esta crisis fue el replanteamiento del rol de la Constitucin dentro del propio orden jurdico para dar lugar as al Estado Constitucional de Derecho. El derecho a la privacidad se encuentra previsto en el artculo 16 de la Constitucin mexicana. Sin embargo, en el pas existe una ausencia de conceptos normativos, jurisprudenciales y doctrinales sobre este derecho fundamental. Esto ha dado lugar a que la sociedad responda tardamente cuando el Estado implementa programas que claramente invaden su privacidad como fue el caso del Registro Nacional de Usuarios de Telefona Mvil. Al no disponer de un fundamento legal totalmente claro, la instalacin y el uso de las cmaras de video previstos en el Proyecto Bicentenario Ciudad Segura no slo violan el derecho a la privacidad de los habitantes de la ciudad de Mxico, sino que adems debilitan el fortalecimiento del Estado de Derecho que queremos alcanzar en nuestro pas.

A rtculos
Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?
Moiss Jaime Bailn Corres*
RESUMEN: En este ensayo se sostiene que el Acta Constitutiva de la Federacin Mexicana y la Constitucin Federal de 1824 son los primeros documentos que marcan una ruptura clara con la legalidad del antiguo rgimen en materia de derechos del hombre y avanzan en la idea de formar un Estado de Derecho en Mxico. Influidos por documentos gestados en la independencia estadounidense y en la Revolucin francesa, adems de la Constitucin de Cdiz, se establecern una serie de derechos civiles y polticos para los mexicanos, pero habr algunas ausencias como la de la libertad de conciencia y la religiosa; adems de no consignarse con claridad los temas de la igualdad y libertad personal, ni abordarse la cuestin de los derechos de los pueblos indgenas. Ello resulta de la correlacin de las dos grandes fuerzas que integran el nuevo pacto social nacional: una apuntalada en los grupos de propietarios que quieren mantener las cosas slo con independencia pero sin cambios en la estructura social, y otro que busca estos cambios: la necesidad de mantener la unidad del pas lleva a que esos dos documentos fundacionales reflejen internamente las dos posiciones. De igual forma se aborda cmo es tratado el tema de los derechos de los pueblos indgenas en algunas Constituciones estatales. El ensayo seala cmo esas disputas entre las fuerzas que conformaron el nuevo pas no permitiran sino hasta 1857 el establecimiento claro y preciso de un captulo especfico de los derechos del hombre en la Constitucin Federal, no obstante que a nivel estatal se tuvieran avances importantes en algunos casos. ABSTRaCT. This essay presents the argument that the Constitutive Act of the Mexican Federation and the 1824 Federal Constitution were the first documents to make a clear break with the ancien rgimes legality regarding human rights. They also meant an advance on the idea of establishing a Rule of Law in Mexico, because, influenced by documents originating in the U. S. Independence, the French Revolution, and the Cdiz Constitution, a series of civil and political rights were established for all Mexicans. Nevertheless, there were some absentees, such as freedom of conscience and religion, the fact that personal equality and freedom were not clearly defined, and the rights of indigenous peoples were not approached. This was due to the correlation between the two great sides that integrated the new national social pact: one was based on the groups of owners that only wanted independence with no changes in the social structure, and the second one wanted these changes. The need for national unity meant that these two foundational documents internally reflect both political positions. The text also studies how the rights of indigenous peoples were approached in some states constitutions.
* Investigador del Centro Nacional de Derechos Humanos de la CNDH.

[ 105 ]

106
Moiss Jaime Bailn Corres

The essay highlights the fact that these disputes between the main political forces that conformed the new nation would not allow until after 1857 establishing a clear and precise chapter regarding human rights in the Federal Constitution, although there had been important advances at the state level in some cases. SUMArIO: Introduccin. I. La federacin mexicana. 1. El Acta Constitutiva. 2. La Constitucin de 1824. II. Derechos humanos en las Constituciones estatales. 1. Jalisco y otros estados. 2. Oaxaca cocida aparte. III. Los derechos de los pueblos indgenas. 1. La federacin y los estados. 2. De nuevo el caso de Oaxaca. IV. La libertad y la esclavitud en las Constituciones mexicanas. V. Un captulo de derechos del hombre en la legislacin nacional. VI. Algunas consideraciones finales.

Introduccin La historia de los derechos humanos, y de la lucha por su reconocimiento en las disposiciones jurdicas de las naciones, comenz a finales del siglo XVIII junto con estos grandes movimientos sociales que marcaron la entrada de la humanidad en la poca moderna: la independencia estadounidense y la Revolucin francesa. La Declaracin de Derechos del Estado de Virginia del 12 de junio de 1776, la Declaracin de Independencia norteamericana del 4 de julio de 1776 y la Declaracin de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional de la Revolucin francesa el 26 de agosto de 1789, son las primeras manifestaciones en favor de una serie de reclamos que tendran que ver con las relaciones que el hombre individualmente considerado establece con los poderes pblicos: la libertad, la seguridad jurdica, la igualdad, la propiedad, la posibilidad de alcanzar la felicidad de los pueblos. El poder pblico surge como resultado no de una disposicin divina, sino de la soberana popular: he aqu la base desde la que empezara a construirse el concepto de las democracias modernas. Su importancia radica en que por primera vez se reconocen derechos al hombre por el simple hecho de serlo, concedindoseles el carcter de universales.1 Para algunos autores, ese acto represent uno de los momentos decisivos que marcan el fin de una etapa y el inicio de otra.2 En estas declaraciones de derechos resaltan dos aspectos centrales. Por un lado la aparicin del individuo como persona, como sujeto de derechos, y el establecimiento de que el poder pblico ha de hallar lmites en su ejercicio en la li bertad y en la igualdad de los hombres. Por eso la libertad es considerada la base sobre la que descansa y el reconocimiento de los dems derechos; y la igualdad tendra igual fuerza cimentadora. Por otro lado, la prefiguracin de lo que actualmente se entiende por Estado de Derecho. Es decir, una serie de caractersticas de lo que se conoce como Estado liberal burgus, Estado democrtico de Dere cho, etctera; a saber, la distribucin y el ejercicio del poder entre varios detentadores (divisin de poderes), la supremaca de la Constitucin y el sometimiento de la autoridad a la ley, un control judicial adecuado, y el establecimiento de
1 Jaime Jurez Hernndez, Derechos humanos y garantas individuales su defensa, Derechos y Humanos, Mxico, ao 6, nm. 11, 2001, pp. 25-33. 2 Norberto Bobbio, La Revolucin francesa y los derechos del hombre, Foro, Bogot, nm. 12, junio de 1990, p. 58.

derechos y libertades fundamentales para los individuos que conforman la sociedad en cuestin. Casi se ha vuelto un lugar comn afirmar que las primeras Constituciones mexicanas, sobre todo el Acta Constitutiva de la Federacin y la Constitucin Federal de 1824, marcan una ruptura fundamental con el Antiguo Rgimen por sus postulados esenciales en favor de los derechos humanos, y que en este derrotero los grandes avances de la Constitucin de Cdiz jugaron un papel fundamental. Pero las cosas no fueron as tan llanas. La estructura de clases colonial y la existencia de una fuerte disputa entre las elites polticas por el rumbo del nuevo pas, llevaran a matizar el tema de los derechos humanos en estos primeros esfuerzos constitucionales y a que no se concretaran en esos ordenamientos con la claridad que a veces se les ha querido ver. En este pequeo ensayo seminal pretendemos rastrear en estos importantes documentos la presencia del tema de los derechos del hombre, y compararlos con su expresin en los dos primeros ordenamientos jurdicos que surgieron en las entidades federativas en esos mismos aos de formacin del sistema poltico mexicano. Enseguida se hacen algunas consideraciones breves sobre los derechos de los pueblos indgenas en esos documentos constitucionales. Finalmente queremos ver el tratamiento que se da a dos derechos fundamentales: el de la igualdad y el de la libertad, para rematar en un balance del tema de la esclavitud en estos documentos germinales de nuestra composicin actual como nacin plural. Partimos del supuesto de que si estos derechos tan fundamentales no estn suficientemente especificados en esos documentos, sin duda alguna se trat de omisiones que fueron resultado de la correlacin de fuerzas en un pas que recin naca y lo haca amenazado de la reconquista, tanto desde fuera como desde el propio interior del pas, como del acoso de las grandes potencias de ese tiempo, Inglaterra, Francia y los pujantes Estados Unidos de Norteamrica.

107
Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

I. La federacin mexicana Con la independencia de Mxico, pactada a partir de los Tratados de Crdova y del Plan de Iguala, y desaparecido el primer sueo del Imperio mexicano, el deseo de establecer un Estado de Derecho, as como de garantizar derechos del hombre, son dos aspectos que estn presentes en el pensamiento y la accin poltica de los mexicanos de entonces. Estara presente, como ya lo haba estado desde principios de la guerra civil de Independencia, entre los bandos en disputa. La Constitucin de Cdiz de marzo de 1812 y la llamada Constitucin de Apatzingn de octubre de 1814, dentro de otros importantes documentos, son prueba fundamental de ello. Claro que lo que para unos era un Estado de Derecho apegado a una concep cin moderna, de divisin de poderes, control constitucional, respeto a los derechos humanos y democracia, para la otra postura ser la de mezclar esos aspectos del diseo del nuevo Estado, como el mantenimiento de los privilegios y fueros de las clases sociales coloniales, amn de una sola religin. De manera que los primeros fundamentos legales del nuevo Estado y la nueva nacin

108
Moiss Jaime Bailn Corres

resultarn de una mezcla de estos dos pensamientos polticos detrs de los que estaban dos fuerzas sociales en disputa; la propia realidad social del nuevo pas as lo era: independiente, pero colonial en su composicin de clases y en la estructura de la desigualdad social. A diferencia de la Constitucin de Apatzingn, que s lo tena, tanto en el Acta Constitutiva de la Federacin del 31 de enero de 1824, como en la Constitucin Federal del 4 de octubre de ese ao, no contienen un apartado o catlogo especial consagrado a los derechos del hombre. Una interpretacin dominante en este sentido es que se debe a la gran influencia que tuvo la Constitucin estadounidense, en su versin original antes de las primeras 10 enmiendas. Se crea que una Constitucin Federal debera limitarse a fijar la estructura de los poderes federales y dejar a las Constituciones particulares de los estados la emisin de una declaracin de derechos. Pero tambin recordemos que en la Constitucin de Cdiz tampoco se estableca con captulo especfico al respecto, como s en la Constitucin francesa de 1793, que es emitida junto con una Declaracin de Derechos del Hombre.3 Creo que los constituyentes de Cdiz trataron de evitar las referencias directas a la Declaracin de Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Asamblea Francesa y a la Constitucin de ese pas, como una forma de marcar sus diferencias frente al imperio napolenico que haba hecho abdicar a los herederos al trono espaol e impuesto al hermano de Napolen. De la misma manera, en los debates del Congreso Constituyente mexicano de 1824, las referencias en discursos e intervenciones son sobre todo a la Constitucin estadounidense,4 aunque el espritu de Cdiz estara metido en aspectos bsicos como la libertad de imprenta por un lado y la intolerancia religiosa por el otro (aunque contena aspectos poco desarrollados como la libertad civil, lo que implica que no exista libertad de conciencia en sentido lato); el derecho de propiedad; los dems derechos legtimos de los individuos que [] componen la nacin y la seguridad jurdica.5 Habra que marcar cierta distancia con Espaa y lo que ella representaba, pero en la prctica, sin decirlo, parte del pensamiento heredado de Cdiz se filtrar en la primera Constitucin mexicana y en las Constituciones estatales de esa primera dcada independiente. A lo largo de los articulados tanto del Acta Constitutiva como de la Constitucin Federal de 1824, hay el reconocimiento de una serie de derechos del hombre, que sobre todo correspondan a los llamados derechos civiles y polticos, as como aspectos de un nuevo orden legal que los hacen ver como parte de ese desarrollo mexicano hacia el establecimiento de un pleno Estado de Derecho. No obstante, hay temas que no aparecen: uno de ellos es la libertad de conciencia, por predominar la influencia gaditana de la intolerancia religiosa tanto en estos documentos federales como en todas las 19 Constituciones de igual nmero de estados que conformaban la federacin en esos primeros aos de vida independiente.
3 Constitucin francesa de 1793 en http://www.diputados.gob.mx/biblioteca/bibdig/const_mex/ const_fra.pdf 4 Se pueden ver los debates, extrados de los peridicos de la poca El guila Mexicana y El Sol, en el libro Acta constitutiva. Crnicas de la federacin. Mxico, Secretara de Gobernacin, 1974. 5 Constitucin poltica de la monarqua espaola. 18 de marzo de 1812, en Manuel Dubln y Jos Mara Lozano, Legislacin mexicana o coleccin completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la Repblica. Mxico, Imprenta del Comercio, 1876, t. 1, nm. 96, pp. 349380.

1. El Acta Constitutiva6 En el caso del Acta Constitutiva se seala que la soberana reside radical y esencial mente en la nacin, por lo que corresponde a sta, por medio de sus representantes, adoptar y establecer la forma de gobierno y dems leyes fundamentales que le parezcan convenientes para su conservacin y mayor prosperidad, modificndolas o varindolas segn crea ms conveniente. Asume que la nacin adopta el rgimen de gobierno de repblica representativa popular federal, por lo que sus partes integrantes son estados independientes, libres y soberanos en su administracin y gobierno interior. Asimismo, se establece un principio fundamental del Estado de Derecho: la separacin de poderes en Ejecutivo, Legislativo y Judicial, prohibindose tanto que dos o ms de estos poderes puedan reunirse en una corporacin o persona, as como tampoco el Legislativo residir en una sola persona. A la manera estadounidense, este cuerpo se compondra de dos Cmaras: se establece en este rgano la facultad de proteger y arreglar la libertad de imprenta en toda la federacin. En cuanto al Poder Judicial, se consigna otro importante derecho del hombre, el de la seguridad jurdica, afirmando que ninguno ser juzgado en los estados y territorios sino por leyes dadas y tribunales establecidos antes del acto por el cual se les juzgue, quedando prohibidos los juicios por comisin especial y toda ley retroactiva. De la misma forma, se establecen para los estados de la federacin la divisin de poderes y la prohibicin de reunirse dos poderes en uno solo. El Congreso de esos estados se compondra del nmero de individuos que establezcan sus Constituciones, electos popularmente y entretanto se organizaba su gobierno interior, se observaran las leyes vigentes. Como sabemos, estas llamadas leyes vigentes sobre todo eran, en su mayora, disposiciones de origen colonial, por lo que los jueces tendran que apelar al orden de prelacin, dando lugar a lo que han llamado derecho de transicin.7 En las prevenciones generales se establece la obligacin de la nacin de proteger con leyes sabias y justas los derechos del hombre y del ciudadano, pero no se explicitan cules son esos derechos. Asimismo, siguiendo el texto gaditano, todos los habitantes de la federacin tienen libertad de escribir, imprimir y publicar ideas polticas, sin autorizacin previa, bajo las restricciones y la responsabilidad de las leyes. Cdiz tambin empezara a pesar ms en el famoso artculo 4o., que acotaba, sin duda alguna, la libertad de imprenta y de pensamiento, estableciendo la religin de estado al afirmar que la religin de la nacin mexicana es y ser perpetuamente la catlica apostlica, romana. La nacin la protege con leyes sabias y justas y prohbe el ejercicio de cualquier otra.8

109
Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

6 En este inciso, mientras no se diga lo contrario, las referencias provienen del Acta Constitutiva de la Federacin. Enero 30 de 1824, en M. Dubln y J. M. Lozano, op. cit., supra, nota 5, nm. 385, pp. 693697. 7 Vase Mara del Refugio Gonzlez, Notas para el estudio del proceso de codificacin civil en Mxico (1821-1928), en Jorge A. Snchez-Cordero Dvila, coord., Libro del cincuentenario del Cdigo Civil. Mxico, UNAM, 1978, pp. 95-136. 8 Acta Constitutiva de la Federacin. Enero 30 de 1824, en M. Dubln y J. M. Lozano, op. cit., supra, nota 5, nm. 385, pp. 693-697.

110
Moiss Jaime Bailn Corres

2. La Constitucin de 18249 Por lo que respecta a la Constitucin de 1824, en el prembulo del decreto se encuentran claves muy importantes para entender este fundamental documento de nuestra historia legislativa. Dice que uno de los propsitos del Congreso Constituyente fue:
[] crear un Gobierno firme y liberal sin que sea peligroso; [] hacer reinar la igualdad ante la ley, la libertad sin desorden, la paz sin presin, la justicia sin rigor, la clemencia sin debilidad; [ ] asegurar al Poder Judicial una independencia tal que jams cause inquietudes a los inocentes ni menos preste seguridad al crimen. He aqu la ventaja del sistema de federacin. Darse cada pueblo a s mismo leyes anlogas a sus costumbres, localidades y dems circunstancias, [] crear los tribunales necesarios para el pronto castigo de los delincuentes y la proteccin de la propiedad y la seguridad de sus habitantes. Pero en medio de esos progresos de civilizacin, la patria exige de nosotros gran des sacrificios, y un religioso respeto a la moral. Vuestros representantes os anuncian que si queris poneros al nivel de la repblica feliz de nuestros vecinos del Norte, es preciso que procuris elevaros al alto grado de virtudes cvicas y privadas que distinguen a ese pueblo singular. Esta es la base de la verdadera libertad, y la mejor garanta de vuestros derechos y de la permanencia de vuestra Constitucin. La fe en las promesas, el amor al trabajo, la educacin de la juventud, el respeto a sus semejantes, he aqu, mexicanos, las fuentes de donde emanar vuestra felicidad y la de vuestros nietos. Sin estas virtudes, sin la obediencia debida a las leyes y a las autoridades, sin un profundo respeto a nuestra adorable religin, en vano tendremos un Cdigo lleno de mximas liberales, en vano haremos ostentacin de buenas leyes, en vano proclamaremos la santa libertad. Inculcad, pues, a vuestros comitentes las reglas eternas de la moral y el orden pblico: enseadles la religin sin fanatismos, el amor a la libertad sin exaltacin, el respeto ms inviolable a los derechos de los dems, que es el fundamento de las asociaciones humanas [ ] puesto que sin justicia no hay libertad, y la base de la justicia no puede ser otra que el equilibrio entre los derechos de los dems con los nuestros. He aqu resuelto el problema de la ciencia social.10

En este discurso est la esencia del tipo de Constitucin que resultara. De la misma forma que el Acta Constitutiva, la Constitucin se manifiesta en primer trmino por la libertad y la independencia de la nacin del Gobierno espaol y cualquier otra potencia; adopta la forma de gobierno de repblica representativa popular federal; y establece que la religin de la nacin mexicana es y ser perpetuamente la catlica apostlica y romana, que ser protegida por leyes sabias y justas, prohibindose el ejercicio de cualquier otra. Se establece la divisin de poderes, pero se omite la prohibicin para que puedan juntarse dos poderes en uno, que estaba en el Acta, pero se entiende que tambin rige este precepto porque la Constitucin estatuye el respeto a aquella. El Poder Legis9 Constitucin federal de los Estados Unidos Mexicanos. 4 de octubre de 1824, en ibid., nm. 427, pp. 719-737. 10 Idem.

lativo se compondr de dos Cmaras electas en forma indirecta, de acuerdo con la normativa que cada legislatura establezca para reglamentar las cualidades de los electores, aunque se asienta la base poblacional para el nmero de representantes ante el Congreso General.11 Respecto de los derechos humanos explcitamente reconocidos, queda el Congreso General facultado en el artculo 49, fraccin III, para proteger y arreglar la libertad poltica de imprenta, de modo que jams se pueda suspender su ejercicio, ni abolirse en ninguno de los estados. En cuanto a las facultades y restricciones del presidente, establecidas en la seccin IV, el artculo 110 seala varias fracciones relacionadas con derechos del hombre: La fraccin XIX dispone que el presidente debe cuidar que la justicia se administre pronta y cumplidamente por la Corte Suprema, tribunales y juzgados de la federacin, y que sus sentencias se ejecuten segn las leyes. En el artculo 112, en cuanto a las restricciones del presidente relacionadas con el derecho a la seguridad jurdica, la fraccin II dice que no podr el presidente privar a ninguno de su libertad, ni imponer pena alguna; pero cuando lo exija el bien y seguridad de la federacin podr realizar arrestos, debiendo poner a los arrestados, en el trmino de 48 horas a disposicin de juez competente. Por su parte, en cuanto al derecho a la propiedad, la fraccin III del mismo artculo dispone que el presidente no podr ocupar la propiedad de ningn particular, ni corporacin, ni turbarle en la posesin, uso o aprovechamiento de ella; cuando esto fuera necesario por causa de utilidad general, deber contar con la previa aprobacin del Senado, o en su receso, del Consejo de Gobierno, y con indemnizacin al afectado. Otra fraccin, la IV, establece que tampoco podr el presidente impedir las elecciones y dems actos que estn relacionados con la facultad de las Cmaras de integrarse como gran jurado (segunda parte del artculo 38). Por su parte, segn el artculo 116, el Consejo de Gobierno tendra la facultad de velar por la observancia de la Constitucin, del Acta Constitutiva y leyes gene rales formando un expediente relativo a estos objetos, y hacer las observaciones al presidente para el mejor cumplimiento de la Constitucin y las leyes de la Unin. Y la Suprema Corte tendr, dentro de otras atribuciones, la de conocer de las infracciones a las Constitucin y leyes generales, segn se prevenga por ley. La seccin sptima, del Ttulo V, referida al Poder Judicial, de reglas generales a que se sujetar en todos los estados y territorios de la federacin la administracin de justicia, salvo los militares y eclesisticos que seguiran con sus propios tribunales y leyes, constituye la parte ms importante en materia de derechos del hombre de la Constitucin de 1824. En primer lugar, dispone que en los estados se prestar entera fe y crdito a los actos, registros y procedimientos de los jueces y dems autoridades estatales. Que el Congreso General uniformar las leyes, segn las que debern probarse dichos actos, registros y procedimientos.12 Que la pena de infamia no
El articulado que sigue a continuacin en este subapartado proviene de idem. Cosa que como sabemos a nivel federal tardara ms de medio siglo en concretarse hasta la aparicin del Cdigo Civil de 1870 para el Distrito Federal y territorios, aunque en Oaxaca se haya dado un avance fundamental de 1828 a 1829 con un Cdigo que estuvo vigente hasta 1837. En Zacatecas se public un proyecto de Cdigo, como en Jalisco y en Guanajuato se convoc a un concurso para presen12 11

111
Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

112
Moiss Jaime Bailn Corres

pasar del delincuente que la hubiera merecido segn las leyes. Es asimismo prohibida para siempre la pena de confiscacin de bienes, as como todo juicio por comisin y toda ley retroactiva. Se manda adems que ninguna autoridad aplicar clase alguna de tormento sea cual fuere la naturaleza y estado del proceso. Nadie podr ser detenido sin que haya semiplena prueba o indicio de que es delincuente. Ninguno podr ser detenido por indicios ms de 60 horas. Ninguna autoridad podr librar orden para el registro de casas, papeles y otros efectos de los habitantes de la Repblica, sino en los casos expresamente dispuestos por la ley y en la forma que sta determine. Con las anteriores disposiciones se reconocen los derechos a la seguridad jurdica y a la seguridad de la propiedad frente a actos del Estado. Otras disposiciones importantes son las siguientes: a ningn habitante de la Repblica se le tomar juramento sobre hechos propios al declarar en materias criminales; los militares y eclesisticos seguirn sujetos a las autoridades a que estn en la actualidad segn las leyes vigentes; no se podr entablar pleito alguno en lo civil ni en lo criminal, sobre injurias, sin hacer constar de haberse intentado el medio de la conciliacin; a nadie podr privarse el derecho para determinar sus diferencias por medio de jueces rbitros, nombrados por ambas partes, sea cual fuere el estado del juicio. El artculo 161 establece la obligacin de los estados de proteger a sus habitantes en el uso de la libertad que tienen de escribir, publicar e imprimir sus ideas polticas sin necesidad de licencia, revisin o aprobacin anterior a la publicacin, cuidando que se observen las leyes generales en la materia. Como dato relevante, la primera Constitucin mexicana, adems de no dedicar expresamente un captulo a los derechos del hombre, no define a los mexicanos ni el concepto de ciudadana (en este ltimo caso es semejante a la Constitucin estadounidense). sta es una facultad que se dej a las legislaturas de los Estados. Sin embargo, a pesar de estos importantes derechos reconocidos al hombre frente al poder pblico, dos derechos fundamentales estn ausentes en el Acta Constitutiva y en la Constitucin de 1824. stos son los de la igualdad y el de la libertad personal. No hay mencin a ellos, como tampoco hay una declaracin que aboliera la esclavitud que exista en algunas regiones del pas. Igual acontecera con los derechos o privilegios si se le quiere ver as, que las comunidades y pueblos indgenas haban gozado durante el periodo colonial. Y esto no es cosa pequea, por lo que conviene revisarla un poco. Es bien cierto que desde el primer Congreso Constituyente, en tiempos del imperio de Iturbide, el 17 de septiembre de 1822 el Congreso haba emitido un decreto para dar cumplimiento al artculo 12 del Plan de Iguala, disponiendo que en todo registro y documento pblico o privado al sentar los nombres de los ciudadanos del imperio se omitiera clasificarlos por su origen. Agregaba adems que en los libros parroquiales no debera ya hacerse distincin alguna de origen, aunque continuara en lo que respecta a los aranceles para la graduacin de

tar una propuesta adecuada a la entidad. Vase, por ejemplo, Mara del Refugio Gonzlez, El derecho civil en Mxico 1821-1871 (apuntes para su estudio). Mxico, UNAM, 1988.

II. Derechos humanos en las Constituciones estatales En el primer periodo de la independencia de Mxico, la federacin se integraba de 19 estados y cuatro territorios. Los estados eran Chiapas, Chihuahua, Coahuila y Tejas, Durango, Guanajuato, Jalisco, Mxico, Michoacn, Nuevo Len, Oaxaca, Puebla, Quertaro, San Luis Potos, Occidente (Sonora y Sinaloa), Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatn y Zacatecas. Haba cuatro territorios que eran los de Colima, Santa Fe de Nuevo Mxico, la Alta California y la Baja California. Los estados se regiran por sus propias Constituciones y los territorios seran administrados desde la federacin. Dos importantes regiones de Mxico, que desde los tiempos de la guerra civil de la dcada del diez, y ya conseguida sta, durante el imperio de Iturbide, se haban mantenido activas poltica y militarmente en favor de la independencia primero y luego del establecimiento de un orden federal, eran Jalisco y Oaxaca. De ah que no era de sorprender que fueran las primeras en promulgar sus Constituciones particulares, o desarrollarlas incluso, al mismo tiempo en que se estaba gestando la Constitucin Federal. La Constitucin del estado de Jalisco sera promulgada el 18 de noviembre de 1824, y la de Oaxaca el 10 de enero de 1825. Es decir, lo hicieron un mes y medio, y tres meses despus de promulgada la Carta Federal.

1. Jalisco y otros estados Analicemos primero la Constitucin de Jalisco para ver cmo se expresan en ella el tema de los derechos humanos, el Estado de Derecho y, sobre todo, los derechos de igualdad y libertad. A diferencia de la Constituciones Federal y la de Oaxaca, la jalisciense no posee un prembulo que nos d idea del sentido filosfico que orienta el documento, por lo que el procederemos directamente a los contenidos del articulado. Como esta Constitucin no dispone de una capitulo de derechos, tendremos que encontrarlos dispersos en diversos artculos. No obstante, por ser la primera, es la ms radical en su federalismo, ya que sus dos primeros artculos definen
13 Orden del Soberano Congreso Constituyente Mexicano del 17 de septiembre de 1822, en M. Dubln y J. M. Lozano, op. cit., supra, nota 5, nm. 313, pp. 628-629.

Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

derechos y obvenciones en tanto se clasificaban con otro mtodo ms justo y oportuno.13 Sin embargo, habr que destacar que la Constitucin Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824 no dice nada acerca de la esclavitud, aunque se discuti en las sesiones del constituyente. Pensamos que esos derechos fundamentales fueron atenuados sus reclamos, frente a los centralistas, con tal de poder definir una Constitucin Federal inicial. Regresaremos ms adelante a este tema, para pasar a revisar la cuestin de los derechos del hombre y el Estado de Derecho en las Constituciones estatales de ese tiempo.

113

114
Moiss Jaime Bailn Corres

al Estado como libre e independiente de cualquier otro de los Estados Unidos Mexicanos y de cualquier otra nacin, y que retiene su soberana y libertad en lo que toca a su administracin y gobierno interior.14 Algo que resalta es la fuerza del tema de la libertad de conciencia asociada a la intolerancia religiosa, ya que su artculo 7o. establece que la religin del estado es la catlica, apostlica y romana sin tolerancia de otra alguna y que el estado fijar y costear todos los gastos necesarios para la conservacin del culto. Aunque la mayora de las Constituciones estatales, dentro de ellas las de Chiapas, Chihuahua y Durango, establecern la intolerancia religiosa, la de Jalisco, como la de Coahuila y Tejas irn ms all al responsabilizar al estado del mantenimiento del culto.15 Enseguida, la Constitucin jalisciense dispone que todo habitante o transente goza de los derechos imprescriptibles de libertad, igualdad, propiedad y seguridad, la libertad de imprenta (aunque no se establece que sin previa censura como en otras Constituciones) y prohbe la esclavitud en todo su territorio. Sin embargo, no abunda ms en estos derechos. Por esos motivos al establecer el derecho de igualdad slo distingue a dos tipos de personas que viven en la entidad: jaliscienses y ciudadanos jaliscienses, fijando las caractersticas de uno y otro. El gobierno del estado es definido como republicano, representativo popular federado, por lo que no puede haber en el estado empleo ni privilegio alguno hereditario, y se establece la divisin de poderes, prohibindose la reunin de los tres o de dos de ellos en una persona o corporacin. A diferencia de otras Constituciones estatales que s lo harn, como las de Chihuahua,16 Coahuila y Tejas, y Durango,17 la de Jalisco no atribuye al Congreso la vigilancia de la aplicacin de la libertad de imprenta. La de Chiapas desde el principio, al establecer la libertad de imprenta sin censura previa, salvo los escritos que tratan materia de religin que estarn sujetos a censura del ordinario eclesistico.18 Por consiguiente, en este caso la libertad de imprenta y pensamiento queda acotada por la intolerancia religiosa. La fraccin VII del artculo 117 de la Constitucin de Jalisco ordena que dentro de las funciones del gobernador est la de cuidar que la justicia se administre pronta y cumplidamente por los tribunales del estado y de que se ejecuten sus sentencias, pero esto no deber mezclarse con el examen de las causas pendientes ni disponer durante el juicio de las personas de los reos. Por mandato posterior del artculo 185, ni el Congreso ni el gobernador podrn ejercer funciones judiciales o avocarse causas pendientes o reabrir las concluidas. De la misma manera, en el Ttulo III, referente al Poder Judicial, se establecen una serie de derechos relacionados con el debido proceso. Nadie podr ser juzgado sino por tribunales establecidos, ni podr nombrarse comisin especial al efecto. La igualdad ante la ley queda garantizada al disponerse que cualquier persona, de cualquier estado o condicin, sea juzgada con las mismas leyes
14 Constitucin Poltica del Estado Libre de Xalisco. 18 de noviembre de 1824, en Coleccin de Constituciones de los Estados Unidos Mexicanos. Mxico, Imprenta de Galvn, 1828, t. 3, pp. 263327. 15 Constitucin del Estado de Coahuila y Tejas. 11 de marzo de 1827, en op. cit., supra, nota 14, t. 1, pp. 195-273. 16 Constitucin del Estado de Chihuahua. 7 de diciembre de 1855, en ibid., pp. 156-194. 17 Constitucin del Estado de Durango. 1 de septiembre de 1826 en ibid., pp. 274-319. 18 Constitucin del Estado de las Chiapas. 9 de febrero de 1826, en ibid., pp. 102-155.

2. Oaxaca cocida aparte A diferencia de Jalisco, en Oaxaca s se incorpor un prembulo que permite entender el sentido que los constituyentes locales pretendan darle a este primer gran documento fundamental regional. En el captulo preliminar de la Constitucin Poltica del Estado de Oaxaca de 10 de enero de 1825, los constituyentes exponen a sus representados que: los largos padecimientos que habis sufrido y los sacrificios de toda especie que habis hecho para adquirir vuestra independencia y libertad, os hacan acreedores a tener un gobierno libre y justo, que hallara en la sabia combinacin de los principios la mejor garanta de su duracin.19 Siguen diciendo:
Ante todas cosas observareis la conservacin de nuestra santa religin pura e intacta: porque an prescindiendo de los sentimientos catlicos que animan al Estado y a sus representantes, estos saben como legisladores, que nada es ms conveniente para formar las costumbres (sin las cuales ningunas leyes pueden subsistir) que la religin cristiana que predica los deberes sociales y que enseo a los griegos y romanos, que los ilotas y los esclavos no eran bestias, sino hombres y hermanos suyos.20

Y efectivamente, siguiendo el esquema de la Constitucin Federal, el captulo primero es: Del Estado de Oaxaca, su religin y su territorio.21 En l, la intolerancia religiosa apareca como uno de los primados fundamentos de la carta oaxaquea. Los legisladores oaxaqueos asumen sin embargo:
[] que estn grabados con mano firme los principios de una Constitucin republicana, que asegura para siempre vuestras libertades pblicas e individuales: que ha conservado en toda su plenitud la independencia y soberana del Estado para su administracin interior, sin destruir por eso las relaciones que debe mantener con los Estados unidos [sic] de la Confederacin Mexicana. Los derechos civiles de los oajaqueos [sic] estn consignados muy detalladamente, y en vez de principios vagos y definiciones inexactas, se han reducido a leyes prcticas estas preciosas verdades del orden social, ponindolas por este

19 El Congreso Constituyente: a los habitantes del Estado, Constitucin Poltica del Estado Libre de Oajaca. Mxico, Imprenta de la guila, 1825, pp. I-VIII. 20 Idem. 21 Idem.

Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

civiles y criminales. Nadie puede ser juzgado sin informacin sumaria del hecho y decreto motivado por tribunal competente. Nadie podr ser preso por delito que no merezca pena corporal, ni ninguna autoridad podr librar orden de registro de casas, papeles y efectos de sus habitantes, salvo en los casos previstos por la ley. Se prohben los tormentos y el apremio, as como imponer a cualquier reo la confiscacin de bienes en materia criminal; ninguna pena ser trascendental para la familia del que la sufre.

115

116
Moiss Jaime Bailn Corres

medio a cubierto de los ataques de los opresores y de las desastrosas quimeras de la anarqua. La igualdad ante la ley, la libertad civil, la seguridad de vuestras personas, el asilo de vuestras casas y la garanta de vuestras propiedades se han convertido en leyes fundamentales, que a ninguna autoridad ni persona privada ser lcito infringir impunemente. Los derechos polticos se han concedido a todos los miembros de la asociacin. Ser oajaqueos [sic] y tener veinte y un aos de edad o diez y ocho siendo casados, son condiciones que se exigen para ser ciudadanos en ejercicio.22

Y efectivamente, en los primeros captulos se hace mencin a los derechos del hombre que otorga la Constitucin. En los tres primeros captulos, los artculos del 7o. al 30 van encaminados a convertirse en declaracin de derechos: Del Estado de Oaxaca, su religin y territorio; De los oaxaqueos, sus derechos y obligaciones, y De los ciudadanos oaxaqueos, derechos polticos que les pertenecen y causas por las cuales se pierden o suspenden. Los 25 captulos siguientes van encaminados a la organizacin interior del estado.23 En el caso de los derechos polticos, al igual que en todas las Constituciones estatales, son determinados por el estado de origen. As se habla de ciudadanos, en este caso oaxaqueos, para los nacidos ah, y establece requisitos para los avecindados provenientes de otros estados, de otros lugares del continente que estuvieron bajo la tutela espaola y para extranjeros (de nacionalidad diferente a la americana con previa dominacin espaola), que gozando del derecho de ser oaxaqueo obtuviera de la legislatura carta especial de ciudadano.24 Sin embargo, al igual que otras constituciones, la situacin de ser sirviente domstico dedicado inmediatamente a la persona era una de las causales de prdida de los derechos ciudadanos.25 El artculo 9o. de la Constitucin oaxaquea dice que los derechos civiles que garantiza son la libertad individual y la seguridad personal, la libertad de imprenta, el derecho de propiedad, la igualdad ante la ley, el derecho de peticin y el derecho a ser gobernados por la Constitucin y leyes que sean conformes a ella. Como consecuencia de esos derechos, ningn oaxaqueo podr ser aprisionado, arrestado, ni detenido, salvo los casos determinados por las leyes y en la forma en que ellas prescriban. Por ello, los que realicen rdenes arbitrarias debern ser castigados por atentar contra la seguridad y libertad individual, de la misma manera que quienes, con bases legales sean llamados o apresados

Idem. Constitucin Poltica del Estado Libre de Oaxaca. 10 de enero de 1825, en Coleccin de leyes y decretos del Gobierno del estado de Oaxaca. Oaxaca, Gobierno del Estado de Oaxaca, 1902, vol.1, pp.49-103. 24 Idem. 25 Estos fueron tambin los casos de los estados de Durango, Chihuahua, Guanajuato, Estado de Mxico, Michoacn, Quertaro, Yucatn y Veracruz. Rodolfo Lara Ponte, Los derechos humanos en el constituyente mexicano. Mxico, UNAM / Porra, 2002, pp. 65-66. En el captulo II: De los naturales y ciudadanos del Estado, la Constitucin del Estado de Mxico, estableca en su artculo 21: Tiene suspensos los derechos de ciudadano, dentro de otros: 5o. El sirviente domstico. Constitucin del Estado de Mxico. 14 de febrero de 1828. Texcoco, 1828, p. 422.
23

22

ante autoridad competente, debern obedecer, ya que toda desobediencia ser reputada como delito. Como consecuencia de estos derechos de libertad y seguridad personal, tambin se encuentra el derecho a que las casas no sean allanadas, ni sus libros, papeles ni correspondencia epistolar secuestrados, examinados ni interpretados, sino en los casos previstos por las legislacin y bajo la responsabilidad del juez. En cuanto a la libertad de imprenta, todos tienen derecho de publicar sus opiniones polticas y pensamientos, quedando sujetos a las leyes que deben reprimir los abusos de esa libertad: pero escritos relativos a cuestiones religiosas no podrn imprimirse sin la previa censura y licencia del ordinario eclesistico, tal y como lo establecera luego la Constitucin de Chiapas. Asimismo, los oaxaqueos pueden disponer de sus bienes, muebles o inmuebles, corporales o incorporales, que les pertenezcan en propiedad, as como emplear sus facultades naturales o adquiridas, como les agrade con tal de que no daen a otros ni a la sociedad. Slo por causa de necesidad pblica o utilidad comn, la autoridad podr disponer de una propiedad particular, pero indemnizando previamente a precios justos. Queda abolida la pena de confiscacin de bienes y se prohbe su establecimiento. Los prstamos que el Estado contraiga son inviolables por lo que debern ser religiosamente cumplidos. Todos los oaxaqueos son iguales ante la ley, sin otras diferencias que las que ella misma establezca, por lo que todos tienen derecho a ser admitidos en los empleos del Estado, sin otros motivos en la eleccin que los mritos personales, virtudes, idoneidad y talentos de cada uno. Por lo anterior, la Constitucin prohbe que existan en la entidad distinciones, autoridades y poderes hereditarios, ni podrn concederse privilegios exclusivos en el comercio y otras actividades. Todo oaxaqueo tiene derecho de reclamar a la legislatura la observancia de la Constitucin y denunciar las infracciones que de ella se cometan, as como el invaluable derecho de peticin. Pero tambin se sealan obligaciones, como en otras cartas estatales: Ser fieles a la Constitucin general de la nacin y a la particular del Estado; vivir sumisos a las leyes y autoridades constituidas; contribuir a los gastos del Estado, servir a la patria y defenderla con las armas cuando sea el caso. Finalmente, prescribe la obligacin de ser justos y benficos, fieles en sus pactos, moderados, econmicos, templados y virtuosos: siendo buenos hijos, buenos padres. Buenos hermanos, buenos amigos, buenos esposos. Sin duda alguna, los juristas y constituyentes oaxaqueos, aunque mantuvieron con firmeza el tema de la intolerancia religiosa, dieron lneas de avanzada en materia de derechos del hombre en su Constitucin particular, yendo, sin romperla, ms all de la propia Constitucin Federal. Y esto quedar de manifiesto en otro tema toral de nuestro anlisis de los primeros documentos constitucionales del Mxico independiente: el de la igualdad y la libertad, asociados al tema de la esclavitud, que veremos enseguida.

117
Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

118
Moiss Jaime Bailn Corres

III. Los derechos de los pueblos indgenas 1. La federacin y los estados A principios de la independencia, Mxico tena una poblacin aproximada de seis y medio millones de personas, de las que cerca del 60 % eran indgenas, 22 % eran mestizos y castas, y 18 % eran espaoles y criollos.26 Como hemos mencionado, la creencia de que con desaparecer las distinciones coloniales hacia la poblacin indgena los igualara automticamente al resto de los ciudadanos, llevaran a que los primeros documentos constitucionales de la federacin hicieran invisibles a ms de la mitad de la poblacin mexicana que comparta la cultura y las formas de organizacin indgenas. Las nicas menciones a ellos estn contenidas en la fraccin X del artculo 13 del Acta Constitutiva, y en la fraccin XI del artculo 50 de la Constitucin de 1824, que seala dentro de las facultades del Congreso la de arreglar el comercio con las naciones extranjeras, y entre los diferentes Estados de la federacin y tribus de los indios.27 Sin embargo, si las disposiciones federales desechan los derechos de las corporaciones comunitarias en un afn de marcar una ruptura completa con el orden colonial, en algunas de las realidades estatales se logra el respeto a las formas de organizacin y participacin colectiva de las comunidades indgenas. No fue el caso de muchas Constituciones como la Constitucin del Estado de Occidente (hoy Sonora y Sinaloa) de 1825, que no marca ninguna diferencia entre pueblos indios y mestizos, dispone facultades para que el Congreso arreglara lo relacionado con los lmites de los ciudadanos indgenas y emplaza para que todos los indgenas que anduvieran desnudos se vistieran eso s, da un tiempo de 25 aos para ello, ya que el plazo terminara en 1850.28 Pero s fue el caso de la Constitucin Poltica del Estado de Sonora de 1831 (cuando se separa de lo que hoy es Sinaloa), en la que se garantiza el respeto a las formas de organizacin poltica y propiedad de la tierra de los pueblos indios.29 Tambin es el caso de la primera Constitucin yucateca (23 de abril de 1825), que dispone que se establecieran ayuntamientos donde convenga, no pudiendo dejar de haberlos en las ciudades villas y cabeceras de partido; en los pueblos de tres mil almas o ms; en aquellos que no teniendo los tres mil sea necesario por su industria, ilustracin, agricultura y comercio; y en aquellos que no tenga lugar el establecimiento de ayuntamientos, habr una junta municipal compuesta de tres individuos anualmente elegibles por el mismo pueblo, y un alcalde conciliador de nombramiento del gobierno a propuesta de la misma

26 Josefina Zoraida Vzquez, El establecimiento del Mxico independiente. (1821-1848), en Gisela von Wobeser, coord., Historia de Mxico. Mxico, SEP / Academia Mexicana de Historia / FCE, 2010, pp. 163-183, y Arturo Warman, Los indios mexicanos en el umbral del milenio. Mxico, FCE, 2003, pp. 41-62. 27 Acta Constitutiva de la Federacin. Enero 30 de 1824 y Constitucin federal de los Estados Unidos Mexicanos. 4 de octubre de 1824, en M. Dubln y J. M. Lozano, op. cit., supra, nota 5, nm. 385, pp. 693-697 y nm. 427, pp. 719-737. 28 Hctor Cuauhtmoc Hernndez Silva, Insurgencia y autonoma. Historia de los pueblos yaquis: 1821-1910. Mxico, CIESAS / INI, 1996, p. 74. (Col. Historia de los Pueblos Indgenas de Mxico) 29 Ibid., p. 87.

2. De nuevo el caso de Oaxaca A cinco aos de la independencia, Oaxaca tena una poblacin aproximada de medio milln de habitantes, de los que ms del 80 % eran indgenas. Estaba integrada por 805 pueblos, de los que 150 tenan reconocimiento de ayuntamientos constitucionales y 655 eran repblicas herederas de las repblicas de indios.33 La vida de los pueblos indgenas se vio amenazada al principio de la independencia por la fraccin ms modernizante: los federalistas. Presos de un fervor inspirado en Francia y Estados Unidos, pero tambin en la Constitucin de Cdiz de 1812, algunas de las primeras medidas del Congreso Federal se encaminaban a igualar ante la ley a todos los ciudadanos y a combatir a algunas instituciones coloniales. Esto afectara las corporaciones comunitarias, las que haban dispuesto de muchos recursos legales de proteccin y apelacin para mantener sus posesiones y formas de vida como lo eran las repblicas de indios. Los nuevos gobiernos buscaran crear para la administracin de los pueblos una entidad de poder local constitucional: el municipio, instancia de organizacin poltica otorgada a determinados asentamientos por reunir requisitos de poblacin y riqueza. Heredaban la tradicin de los constituyentes de Cdiz que en Espaa buscaran reducir el elevado nmero de autoridades locales, formadas por razn consuetudinaria, fortaleciendo en su lugar las nuevas entidades creadas por la ley.34
30

389.

Constitucin del Estado de Yucatn. 6 de abril de 1825, en op. cit., supra, nota 14, t. 3, pp. 388-

31 Manuel Ferrer Muoz y Mara Bono Lpez, Pueblos indgenas y Estado nacional en Mxico en el siglo XIX. Mxico, UNAM, 1998, pp. 56-59. 32 Constitucin del Estado de las Chiapas. 9 de febrero de 1826, en op. cit., supra, nota 14, t. 1, pp. 102-155. 33 Decreto del 6 de mayo de 1826. Divisin y arreglo de los partidos que componen el Estado Libre de Oaxaca, en op. cit., supra, nota 23, vol. 1: pp. 258-297. 34 Concepcin de Castro, La revolucin liberal y los municipios espaoles. Madrid, Alianza Editorial, 1979.

Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

junta.30 Por decreto anterior de 26 de julio de 1824, se reconocan en Yucatn de manera interina las repblicas (amparadas en las disposiciones mencionadas) y sus tradicionales caciques. Posteriormente, la Constitucin de septiembre de 1868 eliminar estas disposiciones, as como se hara en la de Sonora en 1861, fortaleciendo las posiciones liberales, individualista y combatiendo a los pueblos indios.31 Tambin de manera lateral, la Constitucin del estado de Chiapas dejaba abiertas las posibilidades para la organizacin de la poblacin indgena en su artculo 75 en el que menciona que: Para el gobierno interior de los pueblos habr ayuntamientos elegidos popularmente en todos los que tengan nmero de mil almas a lo menos; o aunque sea menor su poblacin, si as lo exigen sus circunstancias. Y en el artculo 77 se dispone que, en los lugares ms poblados, adems de los ayuntamientos, hubieran alcaldes auxiliares, eligindose tambin en los pueblos y rancheras que no puedan tener ayuntamiento los dichos funcionarios, y adems regidores y sndicos, todo conforme a las disposiciones en la materia.32

119

120
Moiss Jaime Bailn Corres

El deseo de la poltica federalista era el de abolir la diferencia de compartimientos entre espaoles e indios, en los que cada uno tena su cuerpo de representacin, para otorgar un principio de igualdad a ambos grupos y a las castas. Con las reformas federalistas se esperaba que los pueblos perdieran sus formas tradicionales de gobierno local, integrndose a otras comunidades mayores. Sin embargo, en el caso de Oaxaca las aspiraciones federales no prosperaran mucho. Por ejemplo, recin lograda la independencia y en tanto se promulgaba la primera Constitucin Poltica, en la Ley Orgnica del Estado de Oaxaca de 1824, se reconocan las particularidades de la organizacin que heredaba el nuevo estado del periodo colonial. Para la administracin de una poblacin tan dispersa, el ordenamiento estableca las gubernaturas departamentales para el control regional, responsabilizaba a los ayuntamientos y repblicas de la recaudacin del impuesto de capitacin, prevea que el 3 % de lo recolectado quedara en las municipalidades y mandaba que las autoridades existentes se mantuvieran en sus funciones mientras se proceda con un nuevo estatuto.35 De la misma manera, la Constitucin estatal de 1825 combin el deseo federa lista de disponer de una instancia de poder local que sustentara al estado nacional en gestacin, con el respeto a las formas de organizacin comunitaria, las cuales se esperaba desaparecieran poco a poco. As, los pueblos cuya poblacin fuera de tres mil habitantes podran nombrar ayuntamientos compuestos de alcaldes, regidores y sndicos.36 Junto a esta categora selecta de municipalidades, se reconoca otra forma de autoridad local, la de los pueblos indios. En los asentamientos que no cumplan los requisitos para el establecimiento de ayuntamientos, habra municipalidades que se llamaran repblicas, las cuales tendran como mnimo un alcalde y un regidor para la conduccin de sus asuntos. Desapareca definitivamente el nombre de gobernador de repblica y en su lugar el funcionario local que encabezar a los pueblos sera el alcalde. La creacin de municipalidades constitucionales ser una categora conseguida primero sobre todo por los viejos asientos de la dominacin colonial en los que ya exista una diferenciacin social y tnica marcada. Oaxaca, Huajuapan y Tehuantepec, que haban tenido categora de repblica de espaoles, sern las primeras ciudades regionales de la poca independiente. A ellas se agregarn otras que, integradas inicialmente por poblados indgenas, ya disponan de poblacin mestiza, convirtindose en municipios constitucionales.37 Algunas repblicas solicitaron su conversin como por ejemplo Teotitln del Camino, al que la legislatura manda erigirse como municipio en 1825; Teposcolula lo hace en 1829, y Tuxtepec en 1847.38
35 Decreto del 25 de mayo de 1824. Ley Orgnica para el Gobierno del Estado de Oaxaca. Primera parte, en op. cit., supra, nota 23, vol. 1: pp. 18-32. 36 Constitucin Poltica del Estado Libre de Oaxaca. 10 de enero de 1825, en op. cit., supra, nota 23, vol. 1, pp. 48-98. 37 Rodolfo Pastor menciona cmo en la mixteca, por ejemplo, se erigan en municipalidades constitucionales las anteriores repblicas indias de Tlaxiaco, Nochixtln, Tamazulapan, Santa Mara Tataltepec y Chilapa, a causa de que ya eran dominadas por la poblacin ladina o mestiza. De los 133 municipios constitucionales que estima se manejaban en las cifras oficiales de principios de los aos independientes, 17 eran de la regin mixteca. Campesinos y reformas: la mixteca 1700-1856. Mxico, El Colegio de Mxico, 1987, p. 421. 38 Decreto del 5 de marzo de 1825; Decreto del 8 de agosto de 1829, y Decreto del 27 de enero de 1847, en op. cit., supra, nota 23, vol. 1: pp. 130-131, 348 y 448.

Sin embargo, aunque el poder gubernamental trat de minar en un principio la autonoma local reduciendo el nmero de pueblos, la resistencia misma de las comunidades a perder sus espacios de poder y la inestabilidad del sistema poltico regional llevaron pronto a una reversin del proceso. Al reglamentar la parte constitucional relativa al establecimiento de gobiernos locales, los diputados oaxaqueos tuvieron que mitigar un poco sus exigencias reduccionistas. Reconocen en el ayuntamiento constitucional el modelo a seguir, pero tambin aceptan que se mantenga la forma de repblicas indgenas en las poblaciones menores de tres mil habitantes. Incluso les otorgan el derecho de integrar esta forma de gobierno en los pueblos con comarcas hasta de quinientos pobladores. En los primeros aos independientes se estableca que los pueblos cuya comarca tuviera ms de tres mil habitantes, pero menos de cinco mil, tendran ayuntamientos integrados por dos alcaldes, cinco regidores y un sndico procurador. Los que pasaran de cinco mil, pero menores a los siete mil o de 10 mil, tendran un regidor ms o dos segn el caso. Para la ciudad de Oaxaca se dispona un ayuntamiento de tres alcaldes, nueve regidores y un sndico dos aos ms tarde la ley le otorga otros tres regidores. Para los pueblos menores de estas cifras poblacionales, si posean la ilustracin e industria suficientes, podran tener ayuntamiento. Por el otro lado, para los pueblos que no tuvieran los requisitos anteriores, pero cuya comarca fuera menor de tres mil habitantes, se reitera lo asentado en la Constitucin: seran repblicas. stas se integraran de un alcalde y dos regidores en pueblos que no llegaran a los 500 habitantes; tendran un regidor ms si siendo mayores de 500 no llegaran a mil habitantes; seran de dos alcaldes y cuatro regidores si tenan entre mil y dos mil habitantes; y dos alcaldes y cinco regidores para los menores de tres mil almas. Este reconocimiento a las dimensiones de las unidades polticas preexistentes en los pueblos es un reflejo de la dificultad misma del gobierno, pese a quererlo, para eliminar la comunidad india.39 Las instrucciones para el gobierno econmico de los pueblos, encaminadas al control poltico regional, en su parte fundamental se ocupan de las repblicas y en segundo trmino aparecen los ayuntamientos, lo que da idea de la importancia que las primeras tenan en la vida poltica local en Oaxaca.40 La ley estableca, para ambos tipos de municipalidades, que los ciudadanos deberan reu nirse el 1 de diciembre de cada ao a fin de elegir entre los vecinos un grupo de electores municipales, tres veces mayor al nmero de cargos a que tena derecho la administracin del pueblo. A la semana siguiente, los electores nombraran a pluralidad absoluta de votos a los miembros del ayuntamiento o repblica que fungiran por el plazo de un ao a partir del primer da de enero. El prximo ao los cargos de concejales se renovaran por mitad.41 Desde finales del siglo XVIII haba ocurrido un proceso de democratizacin interna en la organizacin poltica de los pueblos por el debilitamiento de los cacicazgos indios. Esto haba permitido el acceso a la representacin poltica a la
39 40

121
Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

Decreto del 25 de enero de 1825, en op. cit., supra, nota 23, vol. 1, p. 106. Decreto del 13 de marzo de 1825, en ibid., pp. 209-222. 41 Decreto del 25 de enero de 1825, en ibid., pp. 106-110.

122
Moiss Jaime Bailn Corres

gente del comn, o comuneros. Con la nueva reglamentacin los pueblos indios siguieron con sus procedimientos tradicionales de designacin de la autoridad en la que las formas civiles de gobierno se mezclaban con las asociadas a sus cultos religiosos. Pero adems, los pueblos no slo tendern a mantener sus formas de gobierno local,42 sino que incluso algunas comunidades menores lucharn por crear nuevas unidades republicanas. As, por ejemplo, varias poblaciones de la costa, entre ellas Tepesala, Lo de Soto, Santo Domingo y El Maguey, al unirse obtienen su repblica en 1826.43 Al ao siguiente, Huapanapa y Jltipan del partido de Huajuapan forman el pueblo de Trujapan de la Unin. Los habitantes de Peras se convierten en repblica en 1849.44 Respecto de los municipios constitucionales, muy pronto el inters de crearlos decae ante la realidad regional. Alrededor de 1823 se hablaba de unos 150 municipios de este tipo en Oaxaca, mientras que en 1831 el gobernador del estado informaba que quedaban slo 17, ya que los dems pueblos seguan con su organizacin de repblicas.45

IV. La libertad y la esclavitud en las Constituciones mexicanas Quiz la existencia de la explotacin de esclavos en algunas zonas de colonizacin norteamericana, en Texas principalmente, y la persistencia de algunas formas de servidumbre que no son abolidas en algunas regiones, llevaron a que la Constitucin de 1824 no se declarara en contra de este principal obstculo para el establecimiento de un sistema de derechos humanos como es el de negar el primer principio: el de la libertad misma de la persona humana. Esto puede ser as, porque el Congreso Constituyente haba emitido un decreto prohibiendo la esclavitud, el cual no fue considerado en la redaccin constitucional. As, el 13 de julio de 1824, el soberano Congreso General Constituyente de los Estados Unidos Mexicanos decreta lo siguiente:
1. Queda para siempre prohibido en el territorio de los Estados unidos mexicanos el comercio y trfico de esclavos, procedentes de cualquier potencia, y bajo cualquier bandera. 2. Los esclavos que se introdujeren contra el tenor del artculo anterior, quedan libres con slo el hecho de pisar el territorio mexicano. 3. Todo buque, ya sea nacional o estrangero [sic] en que se transporten, o introduzcan esclavos al territorio mexicano, ser irremisiblemente confiscado con el resto de su cargamento; y el dueo, el comprador, el capitn, el maestre y el piloto sufrirn la pena de diez aos de presidio.
42 As por ejemplo, San Pedro Tidaa, pueblo de Teposcolula, el 25 de noviembre de 1821 eligi su gobernador de repblica, dos alcaldes, cuatro regidores, un escribano, dos jueces, cuatro topiles y otros funcionarios locales. Estos datos fueron tomados del archivo judicial de Teposcolula, vid. Ronald Spores, Multi-Level Government in Nineteenth Century Oaxaca, en Ronald Spores y Ross Hassig, eds., Five Centuries of Law and Politics in Central Mexico. Nashville,Vanderbilt University, 1984, pp. 145-171. 43 Decreto del 30 de septiembre de 1826, en op. cit., supra, nota 23, vol 1, pp. 318-319. 44 Decreto del 5 de diciembre de 1849, en ibid., p. 593. 45 R. Pastor, op. cit., supra, nota 37, p. 427.

Por otra parte, es necesario recordar que cinco aos despus de promulgada la Constitucin, durante la presidencia de Vicente Guerrero, hubo un decreto aboliendo la esclavitud, pero ste no fue expedido por el Congreso, sino durante el periodo en que el Ejecutivo tena facultades extraordinarias por la invasin de Isidro Barradas.47 Por el contrario, el artculo 7o. del captulo I de la Constitucin oaxaquea es tajante y muy completo a este respecto:
El Estado est obligado a conservar con leyes sabias y justas, la igualdad, la libertad, la propiedad y seguridad de todos los individuos que lo componen, y de todo hombre que habite en l, aunque sea extranjero y en clase de transente. Por tanto, prohbe que se introduzcan esclavos en su territorio: se encarga de libertar a los que actualmente existen en l, indemnizando previamente a los propietarios; y declara libres a los hijos que nacieran de aqullos, desde el da en que sea publicada la constitucin en la capital.48
46 Decreto de prohibicin del comercio y trfico de esclavos. Libertad a los que pisen el territorio mexicano. Penas a los que los introduzcan. Tiempo en que stas tendrn efecto. 13 de julio de 1824, en Coleccin de los decretos y rdenes del Soberano Congreso Constituyente mexicano. Desde su instalacin en 5 de noviembre de 1823, hasta 24 de diciembre de 1824 en que ces. Mxico, Biblioteca Virtual de El Colegio de Mxico, www.colmex.mx 47 La abolicin de la esclavitud se haba dictado en el Bando de Hidalgo y en los Sentimientos de la nacin de Morelos. Como fueron todas ellas legislaciones que no operaron en todo el territorio nacional y de muy corta duracin, no tuvieron, pese a su alto valor justiciero, efectos reales de envergadura, ms que influir en disposiciones posteriores. Con esos antecedentes, y dado que hubo omisin del tema, no en las sesiones del Constituyente, pero s en la redaccin final de la Constitucin de 1824. Con base en el uso de facultades extraordinarias, el primer Presidente de origen indio y negro de Mxico, Vicente Guerrero, emite un decreto el 15 de septiembre de 1829, en el aniversario del inicio de la lucha por la independencia. En l, aludiendo a los derechos sagrados que la naturaleza le ha dado a los mexicanos, a los que la nacin protege con leyes sabias y justas, de conformidad como lo expre saba el artculo 30 del Acta Constitutiva de la Nacin Mexicana (puesta en vigencia por l, por lo que lo facultaba para emitir legislacin), decreta: 1o. Que la esclavitud es abolida en la Repblica, 2o. Que cuando las circunstancias del tesoro lo permitan, los dueos de esclavos sern indemnizados de la forma en cmo provean las leyes. Por lo que se manda que el decreto sea impreso, publicado y circulado de manera completa. Sin embargo, los patronos tejanos y coahuilenses, que apuntalaban, sobre todo los pri meros, la colonizacin del norte en base a la explotacin esclavista, presionan a Guerrero y consiguen la excepcin de la regla en esos casos, argumentndose que se refera a la esclavitud relacionada con la do minacin colonial y no a la derivada de la colonizacin estadounidense en Mxico. La corta duracin del periodo de Guerrero, y la reinstalacin de la Constitucin de 1824 llevaron seguramente a la anulacin del decreto de rango nacional, en William Forrest Sprague, Vicente Guerrero: Mexican Liberator: A Study in Patriotism. Chicago, R. R. Donelly & Sons, 1939. Para conocer una hiptesis sobre el racismo imperante en el tiempo de Guerrero, y cmo influy, junto con medidas tomadas durante su administracin, para el triste destino de ser juzgado de manera arbitraria en juicio sumario y luego fusilado, a pesar de existir el procedimiento constitucional de Gran Jurado a cargo de las Cmaras y luego de la Suprema Corte de Justicia, se puede consultar mi artculo reciente: Moiss Jaime Bailn Corres, Guerrero y los derechos humanos, Derechos Humanos Mxico. Mxico, ao 5, nm. 13, 2010, pp. 99-134. 48 Constitucin Poltica del Estado Libre de Oaxaca. 10 de enero de 1825, en op. cit., supra, nota 23, vol. 1, pp. 49-103. La Constitucin del Estado de Mxico de 1827, con menor nfasis, tambin dedica un artculo, el 6o. del captulo I, Del Estado, su territorio, religin y forma de gobierno, del Ttulo I de Dis-

Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

4. Esta ley tendr su efecto desde el mismo da de su publicacin; pero en cuanto a las penas prescritas en el artculo anterior, no lo tendr hasta seis meses despus, respecto de los colonos que en virtud de la ley de 14 de octubre ltimo sobre colonizacin del Istmo de Huazacoalcos [sic] desembarquen esclavos con el fin de introducirlos en el territorio mexicano.46

123

124
Moiss Jaime Bailn Corres

En cumplimiento a este precepto, en el otoo de 1825 el Congreso local emite una orden mediante la cual faculta al gobierno para que disponga de nueve mil pesos del erario a fin de pagar la libertad a los esclavos del trapiche de Ayo tla, en la regin de la caada, principal centro de concentracin esclavista en Oaxaca.49 Con menor especificidad otras Constituciones estatales tambin se expresan en contra de la esclavitud. La chiapaneca dice en su artculo 7o. Ningn habitante chiapaneco ser esclavo. Una ley dispondr la indemnizacin de los que actualmente los tengan.50 La de Chihuahua, por su parte, dice en el mismo artculo: En el territorio del estado todos nacen libres aunque sus padres sean esclavos. Para los que estn actualmente sujetos a esta condicin, se dar una ley que establezca el modo de manumitirlos.51 En el caso de la Constitucin del estado de Coahuila y Tejas (entonces formando los dos una unidad poltica) en su artculo 13 afirma que: En el estado nadie nace esclavo desde que se publique esta Constitucin en la cabecera de cada partido y despus de seis meses tampoco se permite su introduccin bajo ningn pretexto.52 En este caso no se dice nada de los esclavos previamente existentes. Con ligeras variantes, con la excepcin del caso de Tabasco, todos los dems estados que en la dcada de los aos veintes del siglo XIX emitieron sus Constituciones particulares, tambin prohben expresamente la esclavitud y el trfico de esclavos: Durango, Guanajuato, Mxico, Michoacn, Nuevo Len, Puebla, Quertaro, San Luis Potos, Occidente (Sonora y Sinaloa), Tamaulipas, Veracruz, Jalisco y Yucatn.53 Sin lugar a dudas, la incorporacin en la Constitucin oaxaquea y la decisin de su Congreso de actuar en consecuencia respecto de la esclavitud antecede a otro tipo de derechos que en la regin surea sern respetados y legislados.

V. Un captulo de derechos del hombre en la legislacin nacional La primera mencin expresa a los derechos del hombre en un captulo especial y la referencia a la prohibicin de la esclavitud en Mxico no vendra de una propuesta liberal o federal. El proyecto de reforma de 1840 del gobierno conservador, que no se concret, incorpora en dos de sus ttulos secciones y captulos relacionados a los derechos humanos. En la seccin primera del primer ttulo, su artculo cuarto expresa claramente: En el territorio mexicano ninguno es esclavo, ni noble o plebeyo por su origen. Todos sus habitantes son libres e iguales ante la ley, sin otras distinciones que las que se establezca en consideracin a la virtud, a la

posiciones generales en los siguientes trminos: En el estado nadie nace esclavo, ni se permite su introduccin, en op. cit., supra, nota 25, p. 419. 49 Decreto del 27 de septiembre de 1825, en op. cit., supra, nota 23, vol. 1, p. 255. Curiosamente, el decreto se da en el cuarto aniversario de la consumacin de la independencia mexicana, significacin que copiar Guerrero cuatro aos ms tarde, pero en el aniversario del inicio de la lucha libertaria. 50 Constitucin del Estado de las Chiapas, en op. cit., supra, nota 14, t. 1, p. 109. 51 Constitucin del Estado de Chihuahua. 7 de diciembre de 1825, en ibid., p. 158. 52 Constitucin del Estado de Coahuila y Tejas. 11 de marzo de 1827, en ibid., p. 199. 53 Para un mayor detalle, vanse las partes conducentes en los tt. 1-3.

VI. Algunas consideraciones finales En este ensayo hemos sealado que los derechos humanos como categora jurdica y poltica son producto del pensamiento moderno, aunque algunos de los fundamentos pueden rastrearse en la herencia de grecolatina y en el universo religioso judeo cristiano. Ha sido el iusnaturalismo la doctrina que inspir las primeras declaraciones de derechos en Virginia en 1776 y en Francia en 1789, en las que se establecen los derechos civiles y polticos del hombre considerado desde su existencia individual, para marcar un parte aguas con el tipo de libertades o privilegios que predominaban en la Edad Media y que constituan la base de un sistema de organizacin social basado en los estamentos. Ahora el individuo es el centro de atencin y se proclama la igualdad de todos, as como el establecimiento de lmites al poder del Estado. El hombre en estado de natu54 Proyecto de Reforma Constitucional de 1840, en Felipe Tena Ramrez, Leyes fundamentales de Mxico 1808-2002. Mxico, Porra, 2002, pp. 249-303. 55 Se trata del proyecto de Ley de Garantas Individuales presentado al Senado el 29 de enero de 1849, derivado del voto particular de Mariano Otero, producido dentro de la Comisin de Constitucin; y el otro es el presentado por Jos Mara Lafragua en la sesin del 3 de mayo de 1847, durante la discusin del voto particular de Mariano Otero, en dicha sesin present un proyecto de Ley Constitucional Reglamentaria del Artculo 4o. del Acta de Reformas. Ninguno de los dos proyectos fue aprobado y el primero fue de gran influencia en la elaboracin del Estatuto de Comonfort y en la Constitucin de 1857. Vase R. Lara Ponte, op. cit., supra, nota 25, pp. 67-72. 56 Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos de 1857, en F. Tena Ramrez, op. cit., supra, nota 54, pp. 406-429.

Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

capacidad y al servicio pblico.54 De ah en adelante liberales y conservadores, con una u otra excepcin, incluirn el tema de la prohibicin de la esclavitud y la de dar prioridad a los derechos del hombre. El proceso culmina en 1857 en la Constitucin Federal que abiertamente declara el rechazo a la esclavitud. Por ese motivo, la decisin de la legislatura oaxaquea, para incluir el rechazo a la esclavitud en su artculo 7o. desde 1825, y emitir en ese mismo ao un decreto para su aplicacin concreta, resulta de gran trascendencia en materia de derechos humanos en Mxico y Amrica Latina. Aunque el llamado Cdigo de las Siete Leyes conservadoras de 1836 no entra al tema de los derechos humanos, a partir de su propuesta de 1840 y 1843 empieza a incorporar una declaracin de derechos del hombre al igual que los liberales. El tema central de diferencia es la desconcentracin o concentracin del poder y el combate a los fueros, sobre todo el religioso y el debate sobre la tolerancia de cultos, lo que distingue la fuerza de una y otra propuesta de tipo de gobierno centralista o federalista, liberal o conservador y al tema de la profundidad de las garantas individuales. Un intento que qued en eso fue el propsito del Constituyente de 1847 de ir ms all de una enunciacin de derechos del hombre, proponiendo la regulacin de los mismos, a travs de una ley de garantas de nivel constitucional y de una ley que reglamentara la proteccin de tales derechos.55 Sera el legislador mexicano de 1857 el que dara peso fundamental a una declaracin de derechos en la nueva Constitucin, dedicndole la seccin I, del Ttulo I, De los derechos del hombre con 29 artculos.56

125

126
Moiss Jaime Bailn Corres

raleza posee unos derechos previos a la existencia de la sociedad y del Estado, y para garantizar estos derechos establece un pacto social mediante el cual delega en el Estado la salvaguarda de los mismos. Luego pues el Estado no otorga esos derechos y, por ello, se le imponen lmites. Si bien se puede decir que en los casos europeo y estadounidense hay una correspondencia del devenir histrico con las generaciones de derechos, en el caso de las colonias americanas que se independizan hasta el siglo XIX el desarrollo de las generaciones de derechos parece mezclarse. As es el caso de Mxico, en el que, buscando romper con todo lo que signific la colonizacin espaola, reivindican, en primer trmino, el derecho a la autodeterminacin de los pueblos, que pareciera corresponder a la tercera generacin de derechos, junto con derechos que pueden ser considerados de primera generacin como la libertad del individuo y el combate a la esclavitud, y de segunda generacin como los reclamos por justicia social. Sin embargo, en el caso mexicano, no los hombres que hicieron la independencia, sino los que construyeron luego las primeras Constituciones, los asuntos de la justicia social y el del reconocimiento de las desiguales condiciones en que vivan los indgenas, fueron dejados de lado. A pesar de que hubo posiciones en ese Congreso y en otros, respecto de la cuestin de los pueblos indgenas, predomin el fervor encaminado a fortalecer y proteger al individuo, enfrentando a las comunidades indgenas, que eran dbiles, pero dejando en suspenso a otras corporaciones poderosas como la Iglesia y ejrcito. En muchos casos se inspiraron en el modelo de la independencia y Constitucin estadounidense; en otros recurrieron a temas como la intolerancia religiosa, pero se olvidaran, en este enfrentamiento, de los reclamos por la justicia social para los ms desprotegidos y del derecho a la diferencia y a la conservacin de sus culturas y territorios de los pueblos indgenas que, en parte, haban sido respetados por el orden legal colonial. El Estado mexicano que se construa con el esfuerzo de los pueblos indios que inundaron las primeras etapas de la lucha, se consolidaba con su abandono. A esta actitud contribuy, sin duda alguna, una lectura poco crtica de los aportes que el pensamiento de Bartolom de Las Casas y de Francisco de Vitoria haban hecho siglos atrs en favor de los indios, dentro de ellos los mexicanos. El deseo de romper con el viejo orden colonial llev a abandonar aportaciones al pensamiento en favor de los derechos humanos de los pueblos indgenas que hubieran resuelto muchos de los actuales dilemas del tema en Mxico. Al mismo tiempo, el deseo de formar una nueva nacin independiente de Espaa llevara a que los distintos actores de poder pactaran a nivel nacional una Constitucin de carcter federal, de divisin de poderes, de predominio constitucional, apuntando a la instauracin del Estado de Derecho, pero un tanto temerosa en materia de los derechos del hombre. Este temor radicaba en la dificultad de construir un equilibrio poltico en una sociedad recin enfrentada en una guerra civil; amenazada de la reconquista por parte de Espaa y de sectores proespaoles en el interior, as como tambin por las potencias internacionales que buscaban influir en ella. De ah que primero se plantearon un Estado con controles y, algunos, no todos ni en toda su magnitud, de los derechos establecidos en otros documentos constitucionales de su tiempo.

Derechos humanos y Estado de Derecho: la igualdad, la libertad y los derechos indgenas en las primeras Constituciones mexicanas. Algunas omisiones?

Lo mismo pas en las entidades del pas, las que sin embargo normaron con 127 mayor fuerza otros derechos humanos, como el de la libertad y la igualdad y se manifestaron en contra de la esclavitud. El caso de Oaxaca se distingue por la fuerza de sus constituyentes e intelectuales por ir un poco ms all, sin desbordar el margen federal, pero estableciendo con mayor claridad cotos al poder pblico frente a los derechos del hombre considerado individualmente y al mismo tiempo reconociendo derechos colectivos a los pueblos indgenas, dentro de ellos el de la autonoma. Tan frgil era el equilibro poltico y el empate de las fuerzas del cambio y de la conservacin, que tendra que pasar medio siglo para que Mxico dispusiera de una Constitucin en la que se plasmar el pleno Estado de Derecho en su concepcin moderna; la revolucin de Ayutla sera la mecha. Sin embargo, de nueva cuenta, al ser de inspiracin liberal, el proyecto poltico resultado de la Constitucin de 1857 seguira olvidando la problemtica de los derechos de los pueblos indgenas. Tal olvido, aunque no siempre en los mbitos regionales como el de Oaxaca, seguira presente hasta el alzamiento zapatista de enero de 1994, cuando la lucha de los pueblos indgenas por su reconocimiento se trepara a la mesa de la agenda nacional, para concretarse, aunque no de manera plena, en las reformas constitucionales del 14 de agosto de 2001. Pero sa es otra historia que corresponde a otro guin no existente en esta entrega.

A rtculos
Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social
Carlos Brokmann Haro*

RESUMEN. Las sociedades indgenas tienen una concepcin especfica y propia de los derechos y las obligaciones de los individuos con respecto a la comunidad. El tequio es uno de los principales instrumentos de la solidaridad social dentro de las corporaciones tradicionales y nuestra hiptesis es que puede servir para comprender el marco cultural de estos derechos y obligaciones. Comenzamos con una breve revisin conceptual para analizar despus el desarrollo histrico de la institucin del tequio en varias regiones. ABSTRaCT. Native American societies have a specific indigenous concept about the rights and obligations of an individual in regard to the community. Tequio is one of the main instruments of social solidarity within traditional corporate groups and we hypothesize that it can be useful to understand the cultural framework of these rights and duties. We begin with a brief conceptual discussion to proceed with an analysis of the historical development of the tequio institution in several regions. SUMArIO: Introduccin. Derechos y obligaciones en el marco comunitario. I. La comunidad indgena y sus mecanismos de solidaridad social. II. Estructura y funcin del tequio a travs de la historia. III. Conclusiones. Hacia una definicin de los derechos y las obligaciones en la comunidad.

Introduccin. Derechos y obligaciones en el marco comunitario El debate actual acerca del Estado de Derecho sigue cauces y caminos diversos. Del rule of law al rechsstaat, los instrumentos conceptuales para acercarse al problema son complejos y han sido diseados, en su mayora, para el anlisis de los sistemas jurdicos y las condiciones contemporneas. No obstante, a la luz de las reformas judiciales, de la situacin de la proteccin de los derechos humanos y de la situacin general del pas, parece necesario abordar el tema para comenzar a comprender lo que ocurre en los diversos grupos de la sociedad. Nuestra propuesta es tener un acercamiento al tema a travs de la comprensin de los derechos y obligaciones en el marco de la comunidad indgena. Es imposible aproximarse al problema de la legalidad en una sociedad indgena utilizando solamente instrumentos y conceptos jurdicos occidentales, conside* Investigador del Centro Nacional de Derechos Humanos de la CNDH.

[ 129 ]

130
Carlos Brokmann Haro

rando que la antropologa jurdica ha llegado a la conclusin de que las diferencias no son solamente cuestin de trminos, sino del significado de estos trminos en contextos especficos. Cada periodo y sus instituciones jurdicas deben ser vistas e interpretadas a la luz de las condiciones particulares en las que evolucionaron. De manera similar, el fenmeno del derecho representa, como cualquier aspecto social, la expresin de necesidades humanas que surgen de un ambiente social particular que cambia dependiendo del periodo en cuestin. Por este motivo, partiendo de propuestas anteriores, consideramos pertinente acercarnos al problema de los derechos y las obligaciones en el contexto de la comunidad indgena a travs de uno de sus principales instrumentos de solidaridad social: el tequio. Una antropologa jurdica completa del tequio es imposible por razones de tiempo y espacio, pero proponemos analizar algunos de sus aspectos ms relevantes, enfatizando su carcter de marco explicativo de los derechos y obligaciones dentro de las comunidades tradicionales. Nuestra hiptesis es que no se trat solamente de una manera de organizar el trabajo colectivo, sino que fue instrumental en la conformacin de las relaciones sociales. Adems que el tequio es un marco idneo para determinar, precisamente, el porqu de los derechos y obligaciones tradicionales en las comunidades indgenas. La razn de ser de los instrumentos de solidaridad social est enraizada en el tiempo y tiene correlatos culturales, econmicos, sociales y simblicos muy diversos. Por esta razn nuestro texto comienza con una breve discusin de la importancia de algunos de los mecanismos que han sido identificados por la an tropologa en diversas comunidades indgenas. Como marco para la discusin proponemos algunas hiptesis acerca de la concepcin del sentido del orden y el papel de las unidades dentro de las estructuras sociales, una plataforma para comenzar a identificar la idea de la legitimidad y la legalidad. Varios instrumentos de solidaridad, como el sistema de cargos, la cooperacin o la guelaguetza, se discuten slo como ejemplos que sirven para mostrar la diversidad que existe en los sistemas jurdicos de las comunidades tradicionales. El siguiente inciso propone revisar el desarrollo histrico que ha tenido el tequio desde la poca prehispnica, en la cual aparece con un papel preponderante en ciertas regiones. Resulta evidente que fue concebido como una labor fundamentalmente social, es decir, relacionada con la reproduccin del ncleo a travs de la solidaridad organizada. Pero tambin aparece de manera muy clara el hecho de que en la conceptualizacin original el tequio era la carga de cada miembro de la sociedad, sin importar su adscripcin corporativa ni posicin jerrquica. El campesino, el noble, el sacerdote y el gobernante tenan su tequio y es posible que la carga de los dioses fuese concebida como el suyo. La Conquista signific una paulatina (a veces, muy veloz) transformacin de las comunidades de la Nueva Espaa a travs de la adopcin de instituciones y prcticas nuevas. En lo que se refiere al tequio, se inici un proceso mediante el cual se fue debilitando hasta reducirse a la labor que se entrega a la comunidad para el bien comn. La transformacin no fue similar en todas las reas; algunas permanecieron con mecanismos de solidaridad bien desarrollados hasta la actualidad. Con el fin de comparar en tiempo y especio hemos citado ejemplos diversos que permiten comprender la supervivencia, refuncionalizacin o gradual desaparicin del tequio a la luz de los principales procesos histricos.

I. La comunidad indgena y sus mecanismos de solidaridad social La comunidad en Mesoamrica ha enfatizado histricamente diferentes formas de legalidad, que en conjunto han dado legitimidad a los sistemas polticos internos y externos. En un contexto en el cual, como hemos propuesto con anterioridad, ley y justicia no son sinnimos, la ecuacin entre los dos conceptos es equilibrada mediante mecanismos particulares. Dichos mecanismos son objeto de este texto y podemos sintetizar su funcin social al considerarlos instrumentos que aseguran la reciprocidad social dentro de un marco ms amplio. La reciprocidad se considera obligatoria porque el cosmos es visto como un todo orgnico y los seres que lo habitan como mutuamente dependientes. Si un segmento no cumple con sus obligaciones, el conjunto se debilita y los efectos comienzan a concatenarse de modo que el resultado final es catastrfico. Esta percepcin de los derechos y las obligaciones fue la base de los sistemas jurdicos y no puede ser vista de manera autnoma ni fuera de un marco cultural especfico.1 Los sistemas jurdicos oscilaron entre el legalismo y la aplicacin de los usos y costumbres con un amplio margen de discrecionalidad por parte del gobernante. En cambio, la definicin de justicia es andar derecho hasta un punto, o enderezar aquello que est chueco.2 Un concepto que permite identificar principios de comportamiento basados en la tica compartida y que nos servir para explicar y analizar los mecanismos de solidaridad comunitaria hasta nuestros das. La legitimidad, hasta donde podemos identificarla, se asociaba en la antigedad con el empate entre el sistema jurdico y el sentido de la justicia; consistencia, confia bilidad, eficacia, equidad. En trminos contemporneos se trata de un concepto que no alcanza a inscribirse en el plano de la legalidad, debido a que no es posible responder los cuestionamientos esenciales acerca de los alcances y lmites de la libertad y la igualdad que seala para este efecto Bader.3
1 Carlos Brokmann Haro, La estera y la silla. Individuo, comunidad, Estado e instituciones jurdicas nahuas. Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2006, pp. 78-79. 2 Jerome K. Offner, Law and Politics in Aztec Texcoco. Nueva York, Cambridge University Press, 1983, p. 244. 3 Veit Michael Bader, Dilemmas of Ethnic Affirmative Action. Benign State-Neutrality or Relational Ethnic Neutrality?, Citizenship Studies. Londres, vol. 2, nm. 3, 1998, pp. 453-454.

Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

Nos proponemos analizar el tequio a lo largo del eje de su condicin como mecanismo de la solidaridad social como plataforma para comprender los alcances y significados de los derechos y obligaciones dentro de la comunidad indgena tradicional. Como hemos visto, el tema no fue elegido al azar; el tequio es una de las instituciones mejor identificadas y con mayores fuentes de informacin a lo largo de la historia. En diferentes formas, aparece como un elemento fundamental para estructurar la sociedad en regiones y tiempos muy alejados entre s. Como sealamos en el texto, otras instituciones comunitarias tuvieron lugar slo a partir del contacto europeo, aun cuando su sustancia y funciones puedan antecederlo. Adems, el tequio, reducido en la actualidad, y eso en aquellas regiones en las que sobrevive, objeto de crticas acerca de su significado, sentido, utilidad, validez y vigencia. Con este texto consideramos posible aportar en algo al debate.

131

132
Carlos Brokmann Haro

Existen varias formas de analizar los derechos y obligaciones de la comunidad indgena sin necesidad de debatir el carcter de la legalidad en este contexto. En algunas regiones el enlace entre los estamentos de la nobleza y los plebeyos (aunque se discute la naturaleza e importancia de diversos grupos complementarios) no fue slo a travs de las relaciones de propiedad, sino de los derechos y obligaciones diferenciadas. En la Mixteca, por ejemplo, stos estaban claramente especificados con base en la carga de cada uno de los grupos. Expresado en trminos antropolgicos, los plebeyos deban tequio en forma de tributo y servicios personales para la comunidad y el seoro.4 A su vez, la nobleza deba proteccin militar y religiosa a cambio de recibir este tequio; cada grupo social tena una forma de vida, basada en los derechos y obligaciones que les correspondan, estatudas en funcin de su calidad.5 Desde el punto de vista del Tiempo Largo, como el aplicado por la arqueologa, la estabilidad comunitaria parecera ser la norma general. Se ha propuesto que el Estado durante el periodo Posclsico sustentaba una parte importante de su autoridad y legitimidad en un discurso mtico y legendario de tradiciones escritas y orales. Este discurso justificaba la existencia de la soberana, estableca las obligaciones sagradas del gobernante y planteaba un arreglo contractual recproco de acuerdo con el cual el gobernante sera materialmente mantenido por los comunes, mientras que el provea de paz, bienestar y seguridad para el todo social.6 Cada zona y poca tuvo una organizacin y relaciones especficas propias. Las diferencias regionales que existieron entre las diversas organizaciones comu nitarias indgenas se acentuaron a partir de la Conquista. Funciones, atribuciones y tareas, expresadas originalmente a travs de los derechos y obligaciones emanados de la relacin con el seoro fueron reformuladas a travs de un nuevo lenguaje jurdico. En la Nueva Espaa se estableci una suerte de gobierno dual, segn la expresin de Pedro Carrasco, en el cual los indgenas fueron perdiendo autonoma de manera gradual, con amplias variaciones en tiempo y espacio, como veremos ms adelante. Para l, la modificacin principal deriv de la paulatina prdida de poder por parte de la antigua nobleza, que en algunas regiones fue desplazada y virtualmente haba perdido la mayor parte de sus privilegios a finales de la poca colonial.7 El proceso culmin en el siglo XIX con la supresin legal de todos los derechos de esta nobleza, con lo cual las comunidades terminaron por transformar su orden interno al abolir la diferenciacin
4 A lo largo de este artculo emplearemos los trminos plebeyo y noble en el sentido en que definieron la sociedad estamental indgena a travs de milenios. Esto no significa que no existiesen enormes diferencias internas en ambos estamentos, as como numerosos grupos intermedios cuya adscripcin a uno de ellos no es posible en algunos casos. No se trat de categoras de naturaleza econmica, ya que existen casos de plebeyos con mayor riqueza que la mayora de los nobles, como fue el caso de muchos de los integrantes de la pochtecyotl del centro de Mxico durante el Posclsico. Otra precisin que consideramos pertinente es que usaremos macehual como sinnimo de plebeyo y pilli como equivalente a noble. Esto se debe a la extensin de la terminologa nahua a travs de la Nueva Espaa a raz de su empleo como virtual lingua franca debido a la participacin de contingentes de hablantes de esta lengua como apoyo a los conquistadores en casi todas las regiones. 5 Rodolfo Pastor, Campesinos y reformas: la mixteca, 1700-1856. Mxico, Centro de Estudios Histricos, El Colegio de Mxico, 1987, pp. 219-220. 6 Richard E. Blanton et al., Ancient Mesoamerica: A Comparison of Change in Three Regions. 2a. ed. Cambridge, Cambridge University Press, 1997, p. 204. (New Studies in Archaeology) 7 Pedro Carrasco, La jerarqua civicorreligiosa en las comunidades de Mesoamrica: antecedentes precolombinos y desarrollo colonial, en Jos R. Llobera, comp., Antropologa poltica. Barcelona, Anagrama, 1979, p. 335. (Col. Biblioteca de Antropologa, 12)

estamental. De manera anloga, las vas de resolucin de conflictos y de esta133 blecer relaciones con otras comunidades y la autoridad de los niveles superiores tambin se transformaron a partir de la Colonia. Uno de los cambios principales fue el establecimiento de un solo sistema jurdico, en el cual los tribunales de cada instancia sirvieron a las comunidades para resolver sus pleitos y pugnas a travs del litigio.8 El proceso de la adaptacin al sistema jurdico europeo supuso una de las principales formas de defensa de la comunidad y termin por constituir una fuente importante de la identidad indgena. Entre las diversas manifestaciones de esta conciencia de la legalidad Ferrer y Bono han considerado que las Composiciones de Tierras que comenzaron en la poca colonial y que tuvieron su apogeo en el siglo XIX fueron probablemente el litigio principal en cuanta y en lo relacionado con el fortalecimiento de la identidad comunitaria a travs de la oposicin a la amenaza externa. Para ellos, se trat de procesos en los cuales las comunidades, actuando de manera corporativa, buscaron legalizar aquellas propiedades y posesiones que desde su perspectiva eran ya legtimas, pero a travs de medios innovadores.9 Esta misma voluntad de legalizar los derechos y obligaciones que antes se aplicaban a partir del uso y la costumbre fue identificada en el aumento constante de los litigios derivados de bienes materiales, especialmente en aquellos casos en que se registraron impugnaciones.10 Un ejemplo anlogo al equivalente al concepto de legalidad en el mundo mesoamericano es el principio del estatuto social, basado en la separacin en al menos dos grupos diferentes. La nobleza y los plebeyos se distinguan por una serie de derechos y obligaciones especficas al estamento que descansaban en una serie de principios jurdicos explcitos.11 Una de las vertientes ms desarrolladas de los sistemas jurdicos, de hecho, fue la que estableca las distinciones entre estamentos a partir de la propiedad, la vestimenta y diversas manifestaciones culturales. La mayor parte de la evidencia documental proviene del centro de Mxico durante el Posclsico, pero en opinin de diversos investigadores estas condiciones deben haber existido en otros contextos geogrfica y temporalmente ms alejados. Un segundo camino para entender los derechos y las obligaciones en el plano de las comunidades es analizar el discurso jurdico y metajurdico. De gran inters resultan los discursos morales, de los que conservamos varios debido a la importancia que les dieron diversos cronistas tempranos. Este huehuetlatolli seala con gran precisin los alcances de la concepcin orgnica del conjunto social al referirse a las obligaciones de los gobernantes:
Mi seor, yrguete en el sitio donde quizs por un momento, por un da, en el lugar de sus sandalias, al lado izquierdo del Dueo de la cercana y de la proximidad, de
8 Nancy M. Farriss, Maya Society under Colonial Rule: The Collective Enterprise of Survival. Princeton, Princeton University Press, 1984, pp. 28 y 399. 9 Manuel Ferrer Muoz y Mara Bono Lpez, Pueblos indgenas y Estado nacional en Mxico en el siglo XIX. Mxico, UNAM, 1998, p. 337. (Serie: Estudios Histricos, 79) 10 James Lockhart, Los nahuas despus de la Conquista. Historia social y cultural de la poblacin indgena del Mxico central, siglos XVI-XVIII. Trad. de Roberto Reyes Mazzoni. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1999, pp. 246-247. 11 Michael E. Smith y Marilyn A. Masson, eds., The Ancient Civilizations of Mesoamerica. A Reader. Malden / Oxford, Blackwell Publishers, 2000, p. 21.

Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

134
Carlos Brokmann Haro

quien es el hogar, la casa, el Seor nico, Dios, le sirves de sandalia, a cuya izquierda ests [estas frases significan que es su vasallo], a quien asistes, a quien prestas servicios; t lo representas, t eres su imagen, sus ojos, su mandbula [...] en tu interior, en tus entraas, en tu seno, en tu garganta escondi, puso su libro, la palabra, lo que es negro, lo que es rojo [lo negro y lo rojo es un difrasismo con el que se alude a la sabidura y a lo jurdico], en donde aparecen los dardos del guila, del ocelote, que as ests lanzando, devolviendo [...] Y te ha dado manos, pies [vale tanto como te ha dado vasallos], Dios a ti te dio el ala, la cola (el pueblo) el cual en tu agua, en tu monte (la ciudad) est disperso, se esparce. T lo guas, lo conduces, haces que lo amen; por eso te pint, te puso color el Seor Nuestro [vale como puso en ti la sabidura]; y te puso labios, dientes [quiere decir te dio la palabra para convencer y los dientes para castigar]. A su gobierno, a su seoro le das honra, lo haces prosperar, as ya por l trabajas mucho, intensamente, as presides su estera de guila, su estera de ocelote.12

En otras regiones no es claro el estatuto de los estamentos ni, mucho menos, sus relaciones en trminos de la propiedad sobre los medios de produccin. El rgimen de propiedad de la tierra no es tan evidente en este caso; la nobleza pudo haber posedo las mejores tierras, pero Spores considera que este fenmeno fue muy tardo. Adems, la naturaleza del control social es difcil de dilucidar, porque el siqui (semejante al calpulli nahua) fueron los plebeyos quienes las trabajaban y no existe registro que permita identificar su relacin con ellas en trminos de posesin, propiedad o usufructo.13 Partiendo del punto de vista de la ideologa, todo se conjunta al entender que desde tiempos inmemoriales la religin se bas en el culto a la personificacin de las fuerzas de la naturaleza y distintos principios csmicos. El ser humano, dependiente de estas deidades para su reproduccin, deba servir al mundo sobrenatural mediante actos privados y pblicos de sacrificio que lo alimentaran y permitiran su propia supervivencia.14 La relacin de mutua dependencia refleja la propia organizacin social y explica el nfasis cultural en la reciprocidad como acto esencial y el porqu cada unidad (familia, linaje, aldea, pueblo) tena que organizarla en su propio nivel. La identidad indgena es tema de debate entre los investigadores. Diversas posiciones han dominado la visin de cada poca slo para ser reemplazadas conforme existen avances en cuanto a los estudios y su interpretacin. Monaghan, por ejemplo, rechaza la actual postura dominante acerca de que la identidad debe identificarse con base en la comunidad, dado que en ciertas zonas de la Mixteca esta unidad parece operar en cuanto a fronteras sociales y propo12 Huehuetlatolli. Testimonios de la antigua palabra. Estudio introductorio de Miguel Len-Portilla. Trad. de Librado Silva Galeana. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1991, pp. 143-145. Consideramos que la referencia a las cargas de los plebeyos, de la nobleza y, finalmente, del gobernante, aparecen de manera especialmente clara en esta cita. Hemos propuesto en otros textos que el difrasismo nhuatl la estera y la silla (in petatl in icpalli) alude a todo lo que se refiere al gobierno, pero que su simbolismo se extiende a la esfera de la percepcin acerca del Estado en su conjunto. Se trata, pues, de un concepto que implica la constitucin de una serie de instituciones que legitimaran al conjunto social y que podran verse como una forma de precisar los alcances del buen gobierno. 13 Mara de los ngeles Romero Frizzi, Economa y vida de los espaoles en la Mixteca Alta: 15191720. Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia / Gobierno del Estado de Oaxaca, 1990, p. 41. (Col. Regiones de Mxico) 14 Ronald L. Spores, The Mixtec in Ancient and Colonial Times. Norman, University of Oklahoma Press, 1984, pp. 342 y 344.

ne abandonar las ideas previas acerca de los grupos corporados. En el nivel de 135 la unidad domstica (household), los mixtecos no definen esta estructura con base en la morfologa o conexin entre sus miembros, sino en trminos de prcticas generales; el hogar como donde se alimentan unos a otros y se visten unos a otros. Es decir, justamente con base en los lazos de reciprocidad que hemos sealado previamente y con base en el modelo propuesto por Sahlins acerca de la relacin directamente proporcional entre distancia fsica, grado de parentesco y solidaridad que existe en las comunidades no-polticas.15 La continuidad de las unidades sociales en todos los niveles depende de un proceso que se desenvuelve orgnicamente de los actos que los crean en primera instancia. De esta forma, las definiciones tradicionales deben adoptar una perspectiva que incorpore todos los niveles de organizacin social y los principios y valores que las enlazan de manera funcional. Los habitantes de Nuyoo estn emparentados entre s por compartir una sustancia comn; deben actuar solidariamente entre s con base en el principio de que esto los distingue de los dems y los relaciona con un territorio especfico. Las ceremonias de la comunidad son vistas por Monaghan como el colapso ritualizado de las diferencias internas y la conformacin de una gran casa (great house) del pueblo en su conjunto. En un caso especfico, al incorporarse otra comunidad en el plan escolar, sus habitantes fueron inmediatamente incorporados en el ciclo de intercambios rituales de ese espacio especfico. Como l mismo define: La comunidad es una conjuncin de usos de los cuales emergen claras imgenes de la vida social.16 De esta manera, la base de la comunidad son las relaciones sociales, que surgen de la interaccin entre lo humano y el plano de lo sagrado. De manera destacada, las relaciones de reciprocidad, que hoy descansan en mecanismos desde abajo como el tequio y el sistema de cargos, antiguamente fueron organizadas desde arriba y constituyeron una de las funciones centrales del seoro. En este sentido, la informacin permite a Pastor afirmar que lo que se le entregaba en servicios y especie al gobernante no fue un impuesto en el sentido contemporneo, sino el tequio que le corresponde por su papel de cabeza poltica local en el orden csmico.17 Cecelia Klein ha trabajado el simbolismo mesoamericano de la casa como una metfora por extensin de la unidad y el orden del cosmos. Se describa al cielo como una suerte de casa bien ordenada, opuesta al inframundo que se encontraba en completo desorden. Basndose en fuentes de informacin que
15 El modelo propuesto por Marshall Sahlins se bas en sus observaciones etnogrficas y puede considerarse uno de los pilares tericos de la Escuela de la Ecologa Cultural, junto con las propuestas de Julian Steward y Elman Service. Para Sahlins se puede identificar en aquellas sociedades basadas en lazos gentilicios una clara correlacin entre la distancia fsica, la relativa al parentesco y el tono de las relaciones. As, la unidad domstica contiene al grupo familiar emparentado de manera ms cercana, sus miembros se encuentran a corta distancia entre s y las relaciones entre ellos se caracterizan por una reciprocidad positiva casi absoluta. Es decir, dentro de la familia nuclear se espera que los actos sean solidarios sin mediar consideracin alguna acerca del momento en que sta sea compensada. Pero a mayor distancia esta solidaridad comienza a revertirse, pasando de lo positivo hacia lo equilibrado y de all a la reciprocidad negativa, caracterizada por la percepcin de que se debe obtener provecho sin consideracin alguna (como en un conflicto armado). 16 John Monaghan, The Covenants with Earth and Rain: Exchange, Sacrifice, and Revelation in Mixtec Sociality. Norman, University of Oklahoma Press, 1999, pp. 356-358 y 362. (The Civilization of the American Indian, 219) 17 R. Pastor, op. cit., supra, nota 5, pp. 50-51.

Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

136
Carlos Brokmann Haro

van de los chilam balam hasta la afirmacin de Sahagn de que los nahuas pensaban y tomaban como verdad que los cielos son como una casa, describe cmo esta visin ha perdurado hasta la actualidad. En Zinacantn los habitantes piensan que sus casas fueron diseadas acorde con la estructura de los cielos; entretejidos y con perfecto orden. Para los mayas coloniales, los caminos rectos llevaban a los niveles superiores, aquellos retorcidos y sinuosos implicaban peligros y la posibilidad de alcanzar el inframundo. Esta ltima metfora obviamente se asocia con la de que el hombre justo de las crnicas de Mesoamrica era quien segua el camino recto, idea utilizada con frecuencia y que hemos asociado en varias ocasiones con la definicin indgena de la justicia. Las afirmaciones de Klein resultan muy interesantes y atractivas debido a la inmediata asociacin con la cooperacin y solidaridad comunitarias como la forma de poner orden en el caos. Desde este opunto de vista se explica el discurso de las comunidades acerca de los peligros de que el tequio, el sistema de cargos, la cooperacin y otras costumbres corporativas no sean cumplidas, con lo cual la estructura social quedara reducida al desorden absoluto.18 Corresponde bien con el discurso acerca de la organizacin social que hemos visto desde la poca prehipnica hasta nuestros das, incluyendo fuentes muy diversas. El nfasis en los beneficios de la cooperacin y la solidaridad en todos los niveles de la comunidad es un efecto directo de esta perspectiva, una explicacin de perspectiva ms amplia para el comunitarismo que hemos destacado en Mesoamrica. No obstante, consideramos necesario sealar que en sus anlisis estructu rales del imaginario en Mesoamrica, las oposiciones determinadas por Alfredo Lpez Austin entre los niveles de los mundos superiores y los mundos inferiores no encontramos esta idea de orden contra desorden. Un ejemplo muy claro de la estructuracin de la sociedad indgena alrededor de los derechos y obligaciones comunitarios se aprecia en la antigua Mixteca. El factor principal de la diferenciacin social fue el criterio poltico, que se hallaba estructurado con base en las obligaciones especficas de cada sector de la poblacin, as como sus derechos a partir del cumplimiento de las primeras. El eje de las obligaciones, segn diferentes fuentes de informacin, pudo ser una versin muy amplia del tequio, mientras que los derechos eran conmensurables en trminos de la posicin de cada unidad con respecto a la redistribucin. El seor o monarca deba unir al grupo, proveyendo un principio de cohesin tnica mediante el principio de parentesco divino con el numen tutelar. Como defini Rodolfo Pastor, su tequio era, pues, la carga de gobernar; se trataba de un intermediario para obtener el favor sagrado, que se encargaba de la coordinacin del aparato burocrtico, al mantener la concordia social mediante su intervencin y de la vital tarea de distribuir la carga del tributo para luego redistribuirlo.19 Asimismo, como hemos sealado en otros textos, parte de su carga fue fungir como juez principal del seoro para vigilar el orden y mantener la estructura social, siendo el nico con posibilidad de condenar a muerte. Los nobles del com-

18 Cecelia Klein, Woven Heaven, Tangled Earth: A Weavers Paradigm of the Mesoamerican Cosmos, en Anthony F. Aveni y Gary Urton, eds., Ethnoastronomy and Archaeoastronomy in The American Tropics. Nueva York, Academy of Sciences, 1982, pp. 4-8. (Annals of the New York Academy of Sciences, 385) 19 R. Pastor, op. cit., supra, nota 5, pp. 57-59.

plejo sistema servan en diversa formas al Estado, destacando su participacin como consejeros y medianeros en las cortes, segn Herrera y Tordesillas.20 A la mayora, perteneciente al estamento de los plebeyos y que se desempeaban primordialmente como campesinos, les corresponda como tequio dar tributo en especie (tributo) y servicios al seor. Los guerreros y hombres libres del pueblo tenan que dar su tequio de sangre, ya que sus servicios militares servan para acrecentar el dominio y consolidarlo. Algo similar se interpretaba acerca del sacerdocio, cuyo tequio era el complemento religioso de los servicios militares. Por ltimo, los esclavos y terrazgueros no tributaron directamente, porque fueron propiedad de los nobles y carecan de personalidad jurdica. Adems, no siendo miembros de la comunidad no entraban en el crculo de los derechos y obligaciones ni se consideraba que tuviesen un papel relevante en su condicin objetivada. Un aspecto que debemos resaltar es que las comunidades indgenas nunca han sido organismos exentos de conflicto. Mientras que Aguirre Beltrn, Bonfil, Caso, Nader, Cohen y otros antroplogos han enfatizado la accin de la solidaridad interna como fuerza cohesionante, diversos investigadores han estudiado fenmenos contrarios. Es evidente que siempre existen fuerzas centrfugas sociales, como el faccionalismo analizado por Dennis o Greenberg.21 Pero el tequio y otros mecanismos actan casi siempre como agentes de la cooperacin y la solidaridad evitando la fisin y el desbordamiento de los conflictos internos. Al analizar la organizacin social y el patrn de asentamiento de Zinacantn en los Altos de Chiapas, Frank Cancian ha propuesto que los segmentos de cada comunidad no tienen un carcter autnomo, sino que juegan un papel conjunto que es, precisamente, aquello que provee la estructura y la funcin de la comunidad. En este caso se trata de las aldeas (hamlets) que integran cada pueblo y que desempean un papel fundamental como intermediarios (mediators) del proceso social. La mediacin se basa en que cada aldea est socialmente incompleta en tanto no rene el mnimo de funciones cvicas, econmicas y polticas para convertirse en una unidad autnoma. Por ejemplo, una aldea, que se define aqu como un grupo de casas o villa pequea que carece de templo y de otros elementos asociados con la complejidad urbanstica. Es, por lo tanto, una dimensin comparativa y no absoluta, porque se basa en la integracin del conjunto urbano que pueda definirse como completo desde el un punto de vista interiorizado en cada cultura. En el caso de las comunidades indgenas, las unidades ms complejas podran definirse bien como pueblos, desde el punto de vista de los atributos urbanos, o como municipios partiendo de una perspectiva poltica. En su papel como clula de la organizacin social, las aldeas tienen un carcter informal en sus relaciones con el exterior, que difcilmente est articulado por completo. Este tipo de asentamiento tiende a desaparecer a travs de su crecimiento o bien a travs de su integracin formal dentro de las estructuras reconocidas. En Zinacantn el modelo funcion durante dcadas debido a que se incluy el nombramiento de representantes de todas las aldeas
20 Antonio de Herrera y Tordesillas, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del Mar Ocano. Madrid, en la Imprenta Real por Juan Flamenco, 1601-1615, 4 vols., en http:// www.memoriachilena.cl/mchilena01/temas/ documento_detalle.asp, consultado en agosto de 2010. 21 Jeffrey H. Cohen, Cooperation and Community: Economy and Society in Oaxaca. Austin, University of Texas Press, 1999, p. 114.

137
Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

138
Carlos Brokmann Haro

dentro del sistema rotativo de cargos en el nivel municipal, permitiendo la existencia de un colchn entre stas y el impacto exterior.22 La mediacin conjunt un poderoso sistema cvico-religioso que aseguraba las fiestas religiosas, el funcionamiento del aparato civil e inclusive la resolucin de conflictos mediante los distintos mecanismos de solidaridad dentro de la comunidad. Un ejemplo de los peligros de la ausencia de los mecanismos de cooperacin y solidaridad que hemos descrito es la existencia de reas de conflicto permanente. La falta de instrumentos para la resolucin de conflictos, tanto dentro como hacia fuera de las comunidades, ha generado zonas peligrosas histricamente. El conflicto comunitario en Oaxaca asume formas cclicas, de forma muy diferente a otras regiones. En Oaxaca, cada incidente de importancia, como el asesinato, la aprehensin de algn miembro de la comunidad o la invasin de tierras representa una causa de reavivamiento de choques que parecan superados. Las relaciones entre comunidades, que podran haber tenido una mejora, se rompen de nuevo y se agudiza el conflicto. La participacin del individuo es fundamental para probar su lealtad y pertenencia a la comunidad. La lucha por la tierra se enarbola como bandera, que crea un sentimiento de identidad basado en la opocisin contra los otros. El relato o discurso que se elabora localmente acerca de cmo se tiene derecho sobre las tierras en cuestin es fundamental en este mecanismo identitario, ya que el antagonismo se reaviva y sirve para volver a construir barreras que definen al grupo. Con cada nuevo incidente del litigio no slo se recuerdan todas las antiguas disidencias que separan a los del pueblo, sino que se elabora un nuevo tema respecto del cual las dos comunidades puedan adoptar, otra vez, posiciones polares, opuestas.23 La microcultura del conflicto especfico se retroalimenta con cada incidente, creando lo que podra interpretarse como una condicin estructural de conflicto permanente entre las comunidades. Esta tendencia a la repeticin cclica del conflicto requiere hoy, al igual que en los tiempos ms remotos, de la creacin y el fortalecimiento de mecanismos que compensen mediante lazos sociales y formas de resolucin. La solidaridad y la cooperacin son la base de las comunidades indgenas. Desde la poca prehispnica hasta la actualidad los sistemas que desarrollaron en cada regin para organizar y encauzar estos esfuerzos conjuntos han sido quiz las instituciones comunitarias de mayor importancia para asegurar su supervivencia.24 El papel que los investigadores le han concedido a los mecanismos de solidaridad ha variado, pero suele ser muy alto entre los antroplogos. En el modelo de la Comunidad Corporativa Cerrada (Closed Corporate Community) propuesto por Wolf, la perspectiva es que sirven para constituir comunidades virtualmente autnomas, cuya relacin con lo externo suele estar marcada por el conflicto constante y la oposicin a los intereses mutuos. Esta visin fue pri22 Frank Cancian, The Hamlet as Mediator: 1556, Ethnology: An International Journal of Cultural and Social Anthropology. Pittsburg, vol. 35, nm. 3, 1996, pp. 215-217 y 226. 23 Philip Adams Dennis, Conflictos por tierras en el valle de Oaxaca. 1a. reimp. Trad. de Cecilia Paschero. Mxico, Direccin General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes / Instituto Nacional Indigenista, 1990, pp. 200-201. (Col. Presencias, 33) 24 Gonzalo Aguirre Beltrn, Formas de gobierno indgena. Mxico, Instituto Nacional Indigenista, 1980, pp. 23-24. (Col. INI, 10)

En un Estado con una autoridad altamente centralizada, es fcil ver una conexin entre la realeza y los intereses y la solidaridad de la comunidad en su conjunto. En las sociedades que carecen de gobierno centralizado, los valores sociales no pueden estar simbolizados por una sola persona, sino que se distribuyen en puntos cardinales de la estructura social. En este caso nos encontrarnos con mitos, dogmas, ceremonias rituales, poderes msticos, etc., asociados con los segmentos, y cuya funcin es definir y mantener las relaciones que existen entre los segmentos. Las ceremonias peridicas que subrayan la solidaridad de los segmentos (as como la solidaridad entre ellos) contra los intereses seccionales que existen en estos grupos.26

No importa si se trata de una banda, una tribu, un cacicazgo o un Estado, siempre existen mecanismos de solidaridad que sirven para la preservacin y la reproduccin del orden social. Adems, el aspecto ideolgico es importante, porque se explican las razones por las cuales el ritual y el sacrificio tienen un papel preponderante en la simbolizacin de estas relaciones sociales en cualquier contexto. Para Bartolom Clavero, un problema de la codificacin de los sistemas jurdicos indgenas es que el concepto amerindio de esta solidaridad es ms amplio que el occidental. Para reforzar esta idea cita el ubuntu africano, una prctica en la que:
Segn Yvonne Mokgoro, magistrada actualmente de la Corte Constitucional de la Repblica de Sudfrica, el trmino ubuntu, comn al isizul y al xhosa, denota una forma de solidaridad humana para la que no hay palabra en ingls, como tampoco en espaol, pues se carece del concepto y de la prctica, y que se entiende mejor mediante una perfrasis: Umuntu ngumuntu ngabantu, Motho ke motho ba batho ba bangwe, Una persona tan slo puede ser persona a travs de otras personas, lo cual, por cuanto implica, alcanza a los pueblos.27

N. M. Farriss, op. cit., supra, nota 8, pp. 222-223. Meyer Fortes y E. E. Evans-Pritchard, Sistemas polticos africanos, en Jos R. Llobera, comp., op. cit., supra, nota 7, p. 104. 27 Bartolom Clavero, Geografa jurdica de Amrica Latina: pueblos indgenas entre constituciones ladinas, en: http://www.udg.edu/tabid/12256/language/ca-ES/Default.aspx/Publicacions/Altrespublicacions/tabid/12270/language/es-ES/Default.aspx, publicado en 2008, consultado en marzo de 2010.
26

25

Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

vilegiada por muchos aos, especialmente a travs del indigenismo y su percepcin esttica de las sociedades indgenas. Solidaridad, cooperacin, exclusividad y comunitarismo fueron utilizados como categoras que preservaran idealmente el orden establecido. En la actualidad, la mayora de los analistas concuerdan en que la historia de estos grupos jams fue fra; tuvo amplias variaciones y cambios que, de hecho, refuncionalizaron los propios mecanismos que en principio serviran para prevenir cualquier alteracin del sistema.25 Los mecanismos de solidaridad, por otra parte, no deben ser vistos como una manifestacin exclusivamente mesoamericana, ya que cualquier sociedad los presenta y utiliza con propsitos muy similares. Extrapolando los principios identificados en estudios africanos a mediados del siglo XX, Meyer y Evans-Pritchard proponen que:

139

140
Carlos Brokmann Haro

La visin de los mixtecos contemporneos percibe a la comunidad como un gran hogar, en el cual cada parte del edificio social (sea persona, familia nuclear o cualquier otra unidad social) se subsume en el orden general y tiene una funcin especfica en el orden general. La sntesis comunitaria es el resultado del conjunto de instrumentos corporativos, comenzado por el tequio y culminando quiz con el sistema de cargos. Monaghan encontr que esta cosmovisin corporativa se basa en creencias muy antiguas, en la reafirmacin contante del pacto entre la tierra y la lluvia a travs de la jerarqua cvico-religiosa y en la anulacin virtual de los rasgos individuales. Para l:
Se podra decir inclusive que en la fiesta los participantes comienzan como individuos inherentemente domsticos el intercambi de saa tiene lugar entre los hogares y luego, mientras la gente come de la misma tortilla, son reconstruidos de tal manera que los objetivos corporativos y la accin de autosacrificio se vuelven particularmente atractivos.28

Esta subcultura corporativa, al impulsar el principio comunitarista sobre los intereses personales y familiares crea tensiones sociales inevitables. De entrada, significa que al cumplir por completo con estos objetivos por definicin una persona descuida los dems aspectos, lo que genera actitudes de ambivalencia, intentos por zafarse de las obligaciones y otras manifestaciones de la tensin inherente a las contradicciones del discurso. Como ocurra en el siqui hace ms de 500 aos, los funcionarios electos vigilan la aportacin de cada individuo al tequio. Cuando alguno no acude al llamado del caracol, lo visitan en su domicilio para escuchar sus explicaciones. Si no son satisfactorias o se trata de un patrn recurrente, puede incurrir inclusive en penas de reclusin temporal, que se ha identificado en varias ocasiones. El castigo final por continuar las transgresiones es la expulsin del pueblo, un acto que implica la prdida de las tierras debido al rgimen de propiedad comunal y, en sntesis, la destruccin del modo de vida de esta persona. La gravedad de la pena implcita en no participar en el tequio tiene tanto peso social, que en varios de los estudios etnogrficos que mencionamos no se cita un solo caso en el cual se haya cumplido la sentencia debido a que los individuos terminan por llegar a un acuerdo con la comunidad. Por ejemplo, en Nuyoo no se tiene registro de que nadie haya continuado su negativa a participar en el tequio al recibir la advertencia de esta ltima medida por parte de la autoridad de la comunidad. Cohen apunta que en Santa Ana del Valle, Oaxaca, la participacin en el tequio, como en otros mecanismos de solidaridad dentro de las comunidades, no es una cuestin innata. Los pobladores no slo tienen un discurso ambivalente sino que aprecian claramente las ventajas personales para no hacerlo en diversas ocasiones. Un principio lgico, pero que contradice la nocin durkheimiana de la solidaridad mecnica como el cemento de estas sociedades.29 De hecho, la agencia humana juega un papel fundamental, porque se perciben tambin las ventajas de entrar en nuevas relaciones de solidaridad recproca, cuyo carcter puede ser

28 29

J. Monaghan, op. cit., supra, nota 16, pp. 253-254. J. H. Cohen, op. cit., supra, nota 21, pp. 62-63 y 107.

ms o menos permanente. Una cooperacin de carcter dinmico y que se ajusta a las condiciones de cada caso; la ms ambivalente de las fuerzas. En las comunidades indgenas tradicionales las formas de cooperacin y solidaridad juegan un papel fundamental. La reproduccin de estas unidades sera imposible sin el concurso de sus integrantes a travs de los mecanismos descritos, as como por otras manifestaciones especficas en tiempo y espacio, como la guelaguetza o la cooperacin. El tequio es quiz el principal de estos instrumentos solidarios porque rebasa las fronteras regionales y tnicas y se ha identificado a travs de la historia en casi todos los contextos indgenas. Consideramos que este carcter tan extendido se basa en su utilidad prctica en condiciones socioeconmicas cambiantes, su capacidad de adaptacin a travs del tiempo y a la fuerza simblica que ha mantenido a travs de la historia. Mediante el concepto del tiu como servicio a la comunidad Monaghan ha identificado una clara relacin entre los cargos indgenas y el autosacrificio; la muerte es el tiu final, como apuntan sus informantes. Al comparar a quienes no realizan tequio con los perros, los mixtecos aluden a que este servicio comunitario es lo que qe necesita para establecer relaciones sociales estables, permanentes y permitir la reproduccin de los pueblos. Para l:
Tomar a cuestas un cargo o trabajar en el tequio es participar en una actividad que es el mnimo necesario para la vida colectiva. Al igual que el Pacto con la Tierra (Covenant with Earth), en el cual los cuerpos de las personas son comidos, en el servicio comunitario uno paga la deuda en la que se incurri (otro significado del trmino tiu) con recursos del hogar, por lo que los nuyootecos dicen que la casa ha sido comida y dejada flaca. La sensacin de alienacin del cargo puede ser vista as como relacionada de cerca con la experiencia de muerte y el propsito de la muerte reafirmar el Pacto y la renovacin del mundo est amarrado con el sentido de obligacin que evoca la idea del cargo.30

141
Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

El servicio a la comunidad existe de esta forma como un autosacrificio en el cual cada persona debe dar lo que le corresponde para asegurar la coexistencia y la reproduccin sociales. Es conveniente apuntar que el tequio fue y es quiz el principal instrumento de solidaridad social dentro de las comunidades indgenas, pero que existieron otros. Quiz el ms estudiado y de mayor difusin regional es el sistema de cargos, descrito por Carrasco como:
Uno de los rasgos fundamentales de las comunidades tradicionales de indios campesinos de Mesoamrica es la jerarqua cvico religiosa que combina la mayor parte de los cargos civiles y ceremoniales de la organizacin de la ciudad en una nica escala de cargos anuales. Todos los hombres de la comunidad tienen que participar en ella y todos tienen la oportunidad de ascender a los escalones superiores y alcanzar el status de ancianos. Este sistema est ntimamente vinculado a todos los aspectos importantes de la estructura social de la comunidad... Puede caracterizarse como un tipo de democracia en que todos los cargos estn abiertos a todos los hombres y en que el funcionamiento de la escala tiene como resultado,
30

J. Monaghan, op. cit., supra, nota 16, pp. 251-252.

142
Carlos Brokmann Haro

en ltimo trmino, que todo el mundo participe por turno en las responsabilidades de los cargos.31

El ordenamiento descrito de la autoridad indgena fue el resultado directo de la Conquista, que supuso la introduccin de una tipologa diferente a la prehispnica.32 Pero una segunda transformacin histrica se debi a la gradual desaparicin de los derechos y obligaciones especficos de la nobleza indgena. Al debilitarse, varios de los elementos de esta jerarqua cvico-religiosa se pueden relacionar directamente con el propsito de homologar a los individuos dentro de la comunidad, eliminando la posibilidad de una acumulacin monetaria que permita romper la relativa igualdad econmica que existe dentro de ella. El sistema de cargos normalmente se considera una manera de implementar el trabajo comunitario. Desde esta perspectiva el tequio sera slo una de las actividades de los funcionarios electos dentro de la comunidad por este mtodo. No obstante, consideramos que si tomamos en cuenta diversos elementos del sistema de cargos, ste aparece como un autntico tequio, debido a que se trata de una funcin desempeada para el beneficio comunitario: El cargo se dedica a cumplir y cubrir las necesidades de la comunidad. Las ventajas para el funcionario existen, pero no son de ndole econmica. El cargo conlleva prestigio temporal dentro de la comunidad para el individuo que lo cumple, pero no una posicin permanente. El cargo implica una erogacin importante de recursos. An en los casos en los cuales el funcionario recibe apoyo de la comunidad, su desembolso suele consumir la mayor parte de los ahorros familiares. En la ptica del tequio comunitario, el cargo cumple las necesidades comunitarias y no slo no representa un agente de divisin de clases, sino que al consumir los ahorros familiares destruye su posible transformacin en un capital originario. Para citar solamente un caso especfico, identificado en Zinacantn:
Los cargos dentro del sistema varan. Sin embargo, segn la mayora de los estudios, se dividen en cuatro categoras generales... [En tercer nivel] Subiendo la escalera, sigue el regidor, cargo que combina tareas religiosas y polticas. Un regidor se responsabiliza de tareas administrativas, entre ellas, la recaudacin de impuestos, la resolucin de conflictos y la supervisin del tequio (trabajo comunitario). Tambin participa en el nombramiento de gente para los cargos menores.33

De esta manera el sistema de cargos cumple funciones identificadas tericamente en el modelo de la comunidad corporativa cerrada de Wolf. En primer lugar, asegura la relativa igualdad interna al permitir que casi todos los miembros de una comunidad tengan un puesto administrativo. En segundo trmino y mediante la
31 Pedro Carrasco, La jerarqua civicorreligiosa en las comunidades de Mesoamrica: antecedentes precolombinos y desarrollo colonial, en J. R. Llobera, comp., op. cit., supra, nota 7, p. 323. 32 G. Aguirre Beltrn, op. cit., supra, nota 24, pp. 37-38. 33 Laura Carlsen, Autonoma indgena y usos y costumbres: la innovacin de la tradicin, Chiapas, num. 7, 1999, en: http://membres.multimania.fr/revistachiapas/No7/ch7carlsen.html, consultado en agosto de 2010.

II. Estructura y funcin del tequio a travs de la historia El tequio es, como hemos definido, uno de los principales mecanismos de la solidaridad social en las comunidades indgenas tradicionales. Pero este carcter vara segn el grupo tnico y la regin de la que estemos hablando. No solamente nos referimos a su papel dentro de los instrumentos de la solidaridad, sino a la percepcin y las actitudes que existen dentro de comunidades especficas acerca de la costumbre de llevarlo a cabo y participar en l. En un estudio antropolgico de Santa Ana del Valle, Oaxaca, Jeffrey Cohen determin que el tequio contemporneo es uno de los principales instrumentos de la solidaridad social y la reproduccin comunitaria. El lazo solidario informal comienza por la familia, que es reforzada mediante el compadrazgo y, como es costumbre regional, la guelaguetza. Ms all de los vnculos informales se encuentra cooperacin intracomunitaria en costumbres como el tequio, la cooperacin en forma de aportacin monetaria directa, el servicio en el sistema de cargos y las mayordomas especiales. Citando a su informante Romn Snchez, Porqu hacemos estas cosas? Porque debemos... nos hacen santaeros. Pero Cohen advierte que la cooperacin y la solidadridad comunitarias no carecen de actitudes contradictorias y ambivalentes. La organizacin de cuadrillas para el tequio es difcil, las personas quieren zafarse de los cargos por su alto costo econmico y en general cada forma de solidaridad requiere una fuerza coercitiva para funcionar.34 De manera que lo que se vuelve importante en el anlisis es determinar los mecanismos que permiten que la cooperacin estructure la accin social. Este proceso es fundamental ya que la reciprocidad solidaria es la base de los sistemas armnicos descritos por Nader, evitando el desbordamiento violento de los conflictos que ocurren dentro de las comunidades. Para los mixtecos de Nuyoo la participacipn en el tequio y las actividades corporativas de la comunidad es fundamental. No hacerlo significa el ostracismo social y una imagen devaluada de esta persona. Por ejemplo, un insulto acostumbrado es equiparar a alguien con un perro, catalogado como un animal sucio, pulgoso y que se alimenta de basura y excremento. La comparacin se aplica a individuos cuyo comportamiento rompe la convivencia comunitaria, especialmente con quienes no cumplen con el tequio. Esto se debe a que localmente se cree que los perros se tratan de zafar de sus responsabilidades. El rechazo a la participacin en l y las dems formas de solidaridad son castigados de tal manera que son pocas opciones individuales, incluyendo la emigracin ante la imposibilidad de cambiar la norma social. Confrontado con el hecho de que en otro pueblo asentamiento no se realizaba tequio, un informante respondi: No hay tequio? Deben vivir como perros all. El resto de la comunidad consider atinado el comentario porque perciben el tequio
34

J. H. Cohen, op. cit., supra, nota 21, pp. 1-3 y 7.

Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

destruccin del posible capital dentro de la comunidad, es un agente fundamental en la preservacin del orden tradicional. Un hecho relevante es que este carcter cerrado y esttico fue, no obstante, resultado de las transformaciones coloniales, decimonnicas y contemporneas puesto que en la poca prehispnica las comunidades estaban jerarquizadas rgidamente.

143

144 pobrecer el nivel de vida y simboliza la ausencia de relaciones de solidaridad dentro


de la comunidad. Sin alianzas sociales ni cooperacin comunitaria, en el imaginario regional la opcin parece un conjunto de individuos preocupados slo con sus propios intereses, cuya moral se degradara al igual que la conducta de los perros en opinin de los habitantes de esta comunidad mixteca. En este punto es conveniente hacer una pausa para reflexionar acerca del papel de los mecanismos de solidaridad social dentro de las comunidades. A lo largo de es te trabajo hemos visto una marcada inclinacin por considerarlos variables de re troalimentacin positiva, es decir, agentes de la estabilidad y permanencia a la mane ra del modelo de la comunidad corporativa cerrada, pero existen fenmenos similares en diversos puntos del planeta. Por supuesto, el caso de las diversas corporaciones campesinas en distintos continentes ha sido objeto de acalorado debate y anlisis. Otros ejemplos, como la corve medieval que continu hasta la Revolucin francesa, o bien el subbotnik sovitico que fue impulsado como trabajo colectivo destinando un da a la semana a beneficio de la colectividad, muestran que son prc ticas que pueden continuar vigentes dentro del marco de sociedades relativamente abiertas. En algunas comunidades indgenas se ha identificado una constante tensin debido a la contradiccin bsica entre la jerarqua civil-religiosa y las unidades domsticas. La jerarqua civil-religiosa sirve para articular el calor vital en la construccin de la gran casa social, pero esto se lleva a cabo a costa de la independencia y recursos de las unidades domsticas. Esta tensin se agudiz en el proceso de modernizacin de los ltimos siglos, cuando las privatizaciones debilitaron a las corporaciones religiosas por la prdida de propiedades y llevaron a aumentar los ser vicios y diezmos familiares, adems de alterar el orden anterior, como veremos ms adelante. As, se reconocen dinmicas histricas que llevan a las instituciones y mecanismos tradicionales a adaptarse a las nuevas necesidades, sin haber puntos de ruptura completa, como sera el dejar de hacer fiestas religiosas. Los habitantes de algunas comunidades reconocen los cambios en sus costumbres e instituciones, sugiriendo que la visin esttica no es indgena en s misma.36 Por ejemplo, el anlisis del mito de Remigio Sarabia (hroe del Sitio de Huajuapan y colaborador del general Jos Ma. Morelos) sirve para mostrar la construccin de nuevas identidades y la atencin por no crear invenciones, resaltando el hecho de que la dinmica histrica ha provocado que las sociedades indgenas tengan una constante transformacin. En el contexto actual, el tequio en las zonas zapotecas se complementa con la llamada cuota, considerada un servicio tradicionalmente donado por los adultos masculinos a manera de un impuesto municipal. La comunidad de Talea complementa esta labor con fondos municipales, estatales y federales, adems de aprovechar, como hemos dicho, el tequio de los acusados de cometer algn delito para el beneficio de la comunidad.37 Carlos Brokmann Haro

como el instrumento para que todos vivan mejor.35 No realizar tequio significa em-

El tequio, por s mismo, no transforma la convivencia cotidiana en una comunidad armnica, en opinin de Cohen. Para l, se trata de un segundo nivel de solidaridad que se colocara sobre la guelaguetza que enlaza a las familias enJ. Monaghan, op. cit., supra, nota 16, pp. 145-147. Ibid., pp. 358-363. 37 Laura Nader, Harmony Ideology: Justice and Control in a Zapotec Mountain Village. Stanford, Stanford University Press, 1990, p. 77.
36 35

tre s. Es un mecanismo similar, pero que acta en el nivel de la comunidad, a travs de una donacin individual que tiene aspectos contradictorios y dinmicos, pero que se percibe como algo que se entrega al conjunto social. En Santa Ana del Valle las personas que se niegan a cumplir con el tequio son encarceladas a la vista pblica, un elemento ms en las tensiones con los grupos evanglicos que se niegan a realizarlo. Adems de evitar las sanciones sociales y jurdicas, participar en el tequio reporta beneficios importantes, como ha subrayado Cohen.38 Sin embargo, el sistema se encuentra en crisis actualmente debido a la migracin y las innovaciones tcnicas, que requieren una educacin diferente a la que reciben los indgenas. Un aspecto que rara vez se discute es la manera en la cual las formas tradicionales de solidaridad y cooperacin comunitaria, como el tequio, se encuentran en una crisis de carcter histrico. Ms all del debate liberal acerca de los aspectos no volitivos de los individuos en participar en estas actividades, es necesario analizarlas en el marco de los constantes cambios que sufren las regiones indgenas. El tequio ha sido una institucin central a travs de la historia de las comunidades, pero est sujeto a factores como la prdida de la importancia de la autosustentacin comunitaria, los problemas de llevar a cabo actividades agropecuarias en el mercado contemporneo y otros semejantes. Uno de los principales es que el tequio depende de los tiempos libres de comunidades ru rales de perfil bsicamente campesino. En el contexto histrico es evidente que las comunidades, basadas en la agricultura y produciendo cierto excedente que permita su reproduccin y la del aparato poltico gobernante, entregaron un tequio elevado, pero dentro de sus posibilidades. Las temporadas de preparacin de las tierras, de siembra y de cosecha estaban intercaladas con los periodos dedicados a los diferentes tequios. Uno de los principios bsicos de los mecanismos de regulacin social indgenas, como seran el sistema de cargos y el tequio, ha sido la homologacin de la posicin econmica de los miembros de la comunidad previniendo que sea sencilla la acumulacin. Hoy, en diferentes regiones y pueblos los asalariados, como maestros, empleados y jornaleros, pagan por suplirlos en el cumplimiento del tequio. La gradual preponderancia del trabajo libre asalariado, con jornadas regulares y permanentes, ha debilitado en el nivel pragmtico la posibilidad de que un miembro de la comunidad participe en los tequios, sin importar su disposicin para ello. El tequio representa, en este sentido, una manifestacin de cooperacin solidaria que aseguraba la reproduccin comunitaria y el cumplimiento de las obligaciones que se le imponan desde el exterior. El sistema capitalista significa su gradual prdida de importancia en tanto no sea adaptado a las condiciones culturales especficas de estas regiones. Durante la poca prehispnica el tequio fue un instrumento fundamental en la organizacin de la comunidad para cumplir los objetivos comunes y los del seoro. Hemos propuesto que el sacrificio es el tequio humano a cambio de la posibilidad de vida que otorgan los dioses en el sentido de que lo percibimos como un enlace global de causa y efecto, una expresin prctica de que cada persona o unidad tenan derechos y obligaciones especficas en funcin de su

145
Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

38

J. H. Cohen, op. cit., supra, nota 21, pp. 107-112.

146
Carlos Brokmann Haro

posicin en el cosmos.39 Por este motivo los vocabularios y diccionarios de la poca no definen al tequio como una actividad nicamente laboral. Lo mencionan en contextos diferentes, permitiendo elaborar una taxonoma cultural que abarca buena parte de las actividades de una comunidad. Tambin permite identificar tequios especficos para cada miembro de la sociedad, dependiendo de su estamento, pertenencia corporativa e inclusive de su situacin anmica y de salud. Sus manifestaciones regionales fueron muy diferentes, por lo que haremos un breve resumen de las principales caractersticas de algunos de los sistemas de tequio. Durante la poca de la Triple Alianza el Estado gradualmente control polticamente a los calpultin, especialmente en las reas urbanas de la cuenca de Mxico. Un ejemplo de la subsuncin de los principios gentilicios es la organizacin tarda de las estructuras comunitarias, en la cual la denominacin de los funcionarios era considerada anloga entre una y otra adscripcin. Pedro Carrasco considera que en este periodo los
[...] jefes de distrito (tepixque, calpixque, tequitlatoque o calpuleque) solan ser sucedidos por un hijo o pariente cercano, pero tambin se exigan condiciones para el cargo y edad avanzada... Los ancianos del distrito (calpulhueuetque) constituan un grupo importante en todas las funciones ceremoniales del distrito y eran consultados por el jefe del distrito en todas las cuestiones de importancia.40

Es evidente que la disgregacin comunitaria de los nahuas y de sus instrumentos primordiales est reflejada en el hecho de que funciones tericamente diferentes son consideradas similares para esos momentos. As, el jefe tradicional de la unidad comunitaria (calpuleque) se considera sinnimo al encargado de la cobranza del tributo (calpixque) o a la del representante del seoro (tequitlatoque). El Consejo de Ancianos, cuya posicin en otros tiempos y en otras unidades polticas lo constitua en una institucin de primera importancia, quedaba reducido a un rgano deliberativo o, en todo caso, de carcter consultivo. En palabras de Lockhart: eran los macehualli como sostn principal del coatequitl o trabajo rotativo obligatorio, a quienes se simbolizaba por el armazn para llevar cargas y el mecapal.41 Pero estas condiciones de sojuzgamiento comunitario no se pueden extender a todas las regiones de Mesoamrica en el periodo del contacto. El tequio fue en la Mixteca el instrumento principal, no solamente de la solidaridad comunitaria, sino de toda la estructura social. Podemos verlo como la trama sobre la que descansaba el tejido social, como aparece claramente en esta fascinante cita de Francisco de Burgoa:
[...] y, para que no se descuidasen [los macehuales en sus labores], tenan sealados como pregoneros oficiales que elegan por ao para que todas las maanas al despuntar el sol, subidos en lo ms alto de la casa de su repblica, con grandes voces llamasen y excitasen a todos diciendo salid, salid a trabajar, a trabajar. Y con
C. Brokmann Haro, op. cit., supra, nota 1, p. 134. Pedro Carrasco, La jerarqua civicorreligiosa en las comunidades de Mesoamrica: antecedentes precolombinos y desarrollo colonial, en J. R. Llobera, comp., op. cit., supra, nota 7, p. 327. 41 J. Lockhart, op. cit., supra, nota 10, p. 143.
40 39

El tequio aparece claramente como el enlace entre todos los grupos de la sociedad mixteca, base del sustento y con una organizacin tan desarrollada que el mismo aparato serva en la labor preventiva para el sistema jurdico. Pero el tequio no era visto slo como el trabajo comunitario. Tampoco nicamente como las obligaciones del gobernante como refiere la frase en nhuatl itonal in tlacatl, que puede traducirse como lo que es carga de la persona, parece referirse en general a la carga especfica del gobernante. Es decir, podra interpretarse, como afirma Rodolfo Pastor, como lo que el seor debe dar: su tequio. Tambin podra implicar su destino, en este caso, como gobernante.43 Como sea, se trata de una frase hecha que denota aquello que el gobernante deba hacer por corresponder con su papel en la vida. No. El tequio era, precisamente, lo que enlazaba en cierto plano los derechos y las obligaciones de todos los sectores sociales. En el ciclo del fluido vital que permite la reproduccin social, cada persona tiene una carga que debe cumplir. De la naturaleza divina el monarca tuvo una serie de atribuciones nicas, propias de un dspota. Es el nico que puede condenar a muerte dentro de un Estado, por lo que en este caso la ejecucin tiene sentido como sacrificio ritual. En este plano, las exigencias del gobernante mixteco no son un tributo con su acepcin laica, sino la entrega de lo que le corresponde por tratarse de una divinidad. El trmino mixteco es ilustrativo de este principio; los tributos del seor son sassi yya, lo del rey. Pastor propone que el smil se puede establecer con el itonal in tlacatl nhuatl y encuentra un paralelismo cercano entre estos tributos y las ofrendas a los dioses.44 El tequio tuvo un carcter muy complejo en el contexto de las sociedades indgenas de Mesoamrica. Durante el periodo colonial, las necesidades de la autoridad y los grupos interesados en aprovechar la mano de obra fueron reduciendo su mbito al rubro del servicio personal. En este sentido, los estudios de Silvio Zavala apuntan a una gradual restriccin de lo que podramos entender por tequio, pasando de un trmino de cobertura muy amplia hasta reducirse a los servicios que los individuos deban prestar a travs de la organizacin comunitaria. De la misma forma, es evidente que la importancia del tequio debi relacionarse con el grado de desarrollo econmico y de las relaciones contractuales del trabajo. Como ha mostrado Dougnac, la mita, altamente desarrollada bajo el dominio incaico, fue sufriendo una transformacin debido a los costos de la mano de obra y la paulatina desaparicin de las estructuras prehispnicas.
42 Francisco de Burgoa, Geogrfica descripcin. Mxico, Gobierno del Estado de Oaxaca, Instituto Oaxaqueo de las Culturas / UNAM, Instituto de Investigaciones Antropolgicas / Conaculta / INA / Universidad Autnoma Benito Jurez de Oaxaca / Biblioteca Francisco de Burgoa / Grupo Editorial Miguel ngel Porra, 1997, pp. 151-152. 43 La traduccin de la frase y sus posibles interpretaciones nos fueron proporcionadas por el doctor Federico Navarrete, del Instituto de Investigaciones Histricas de la UNAM, a quien agradecemos sus observaciones al respecto. 44 R. Pastor, op. cit., supra, nota 5, p. 38.

Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

rigor excesivo castigaban al que faltaba de su tarea, que le tenan otros ministros ya sealada y con esta providencia se hallaban todos con suficiencia para el sustento de la vida. A esto llegaba el celo de quienes gobernaban, en informarse de las costumbres de sus vecinos y de todos los forasteros que entraban y salan y que y de que traan y llevaban, sin que se atreviese alguno a disimularlos o encubrirlos, porque el castigo era tan ejemplar, que vivan muy escarmentados.42

147

148
Carlos Brokmann Haro

An la mita del Potos pas a segundo trmino con el desastre demogrfico y, para mediados del siglo XVII, fue siendo reemplazada poco a poco por el trabajo libre asalariado. De manera que debieron existir diversos derroteros en el desarrollo y especializacin del trabajo comunitario, que preferimos continuar agrupando bajo el trmino tequio debido a nuestro propsito comparativo. En nuestra opinin, el tequio, entendido como los servicios personales entregados y organizados desde la comunidad, debieron subsistir principalmente en reas en las que los pueblos indgenas no fueron sometidos a las presiones de la modernizacin econmica de manera tan fuerte, o bien en contextos en los cuales constituy una forma de resistencia ante las presiones externas. Los cambios socioeconmicos en diferentes regiones de la Nueva Espaa llevaron a la transformacin de los sistemas de tequio. Entre los nahuas se ha notado la tendencia a homologar las obligaciones de la nobleza con las de los plebeyos, puesto que en documentos coloniales tardos se comienza a perder el antiguo derecho a estar exento de esta obligacin. No obstante, como comenta Lockhart, este hecho no signific un empobrecimiento como regla, sino que el repartimiento, que en el siglo XVI signific la principal forma de tributacin en servicios, haba perdido importancia.45 Las nuevas formas de relacin laboral y tributaria significaron un sesgo hacia el trabajo libre asalariado o manifestaciones que no dependan de la cooperacin comunitaria. El patrn de resistencia indgena ante la presin o la amenaza externa se expres, como hemos mencionado, de maneras diversas. Una de ellas fueron los frecuentes litigios relacionados con el cobro del tequio, entendido ya nicamente como la obligacin de prestar servicios personales al encomendero, los frailes o la autoridad. Existen muchos juicios cuya documentacin permite atisbar en la construccin del nuevo orden a travs de la defensa comunitaria alrededor del tequio, sometido ahora a las normas y jurisdiccin externas.46 Esta normativa se desarroll desde el siglo XVI: En Nueva Espaa el cuatequil qued definitivamente estructurado bajo el virrey Martn Enrquez hacia 1580. Slo proceda por disposicin del virrey la Audiencia o el juzgado de indios siguindose una tramitacin del todo similar a la que se ha sealado para el virreinato del Per.47 Un mbito en el cual los conflictos fueron constantes fue el del repartimiento, utilizado para proveer de mano de obra a las haciendas y a las minas. Dougnac menciona diversos casos de litigio e inclusive abierta confrontacin por este motivo, utilizando el caso de la mita del Potos peruano como el ejemplo ms acabado y mejor estudiado de este tipo de servicio personal forzoso. En otros casos la resistencia se manifest en una gradual disminucin de las obligaciones mediante diversas estrategias de las comunidades. En Yucatn el tequio termin por asociarse con el trmino lunero por ser el lunes el da destinado al trabajo comunitario, sin importar si se llevaba a cabo para las estancias o bien para la propia colectividad. No obstante, la prctica del lunero signific, a la larga, su gradual conversin en peones de hacienda a travs del incremento en las
J. Lockhart, op. cit., supra, nota 10, pp. 192-193. Woodrow Borah, El Juzgado General de Indios de la Nueva Espaa. Trad. de Juan Jos Utrilla. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1985, p. 204. 47 Antonio Dougnac Rodrguez, Manual de historia del derecho indiano. 2a. ed. Mxico, UNAM / McGraw-Hill, 1998, p. 264. (Serie C: Estudios Histricos, 47)
46 45

[...] el altpetl ya no participaba en el abastecimiento de la mano de obra. Un solo indgena se contrataba directamente, en una relacin personal, con un patrn espaol o con su representante durante cierto tiempo y bajo las condiciones acordadas... la paga monetaria (a veces una parte en especie) era el nico factor que motivaba al trabajador temporal a aceptar el empleo. A pesar de los cambios, el lugar de los trabajadores en la estructura de las propiedades agrarias y en la sociedad... descenda en lnea directa de los patrones anteriores a la conquista.49

En principio la situacin de los indgenas como individuos no cambiaba mucho, pero los factores que mencionamos provocaron alteraciones cada vez mayores, incluyendo el debilitamiento de la estructura comunitaria. Haciendas y pueblos se enfrentaron en diversas regiones y, contando con el apoyo de los gobiernos y los principios liberales, las haciendas fueron orillando a las comunidades a realizar las faenas mediantes mecanismos diversos.50 Esto llev a que el tequio se restringiese nicamente al mbito comunitario y que slo se refiriese a cierto tipo de labor. La monetarizacin paulatina hizo surgir nuevos mecanismos de solidaridad comunitaria como la cooperacin, cuya base es la entrega monetaria a cambio de los servicios. Adems, el golpe de gracia para el tequio como forma especfica sobrevino con una serie de normas que terminaron con la costumbre, comenzando con la abolicin del servicio personal. Al equipararse el tequio como trabajo forzoso la legislacin federal llev a que se conservara solamente dentro de las comunidades, amparado en los usos y costumbres.51 Los cambios ocurridos en las comunidades no tuvieron siempre salidas pacficas. Para la mayora de los investigadores, conflictos como la Guerra de Castas de Yucatn, de los yaquis y otras fueron resultado directo de la confrontacin de los dos modelos de vida, un panorama que contina vigente en la actualidad. La Revolucin Mexicana tuvo un profundo impacto en la vida de las comunidades campesinas, aunque las reformas instauradas debido a la confrontacin no impidieron que continuase la dinmica anterior. En efecto, a pesar de que las comunidades libraron importantes batallas armadas en los frentes meridionales de la Repblica y, posteriormente, a travs de la accin legislativa, no revirtieron la gradual modernizacin. Con ello los mecanismos de solidaridad social, como el tequio, continuaron debilitndose, aunque figuras jurdicas como
M. Ferrer Muoz y M. Bono Lpez, op. cit., supra, nota 9, pp. 477-478. J. Lockhart, op. cit., supra, nota 10, pp. 608-609 y 611. 50 N. M. Farriss, op. cit., supra, nota 8, pp. 216-217. 51 M. Ferrer Muoz y M. Bono Lpez, op. cit., supra, nota 9, p. 300.
49 48

Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

demandas y, quiz, en la oferta pecuniaria que se comenz a dar a cambio de los servicios. La Independencia no signific una transformacin radical en la estructura de las comunidades indgenas ni en el sistema del tequio. La tendencia previa a disminuir su importancia se fue acentuando conforme avanz la modernizacin econmica y jurdica del pas. La cada vez ms abierta lucha de las comunidades por legalizar sus propiedades y posesiones tradicionales provocaron litigios jurdicos, pero tambin confrontaciones armadas en torno a lo que perciban como sus derechos legtimos.48 En sntesis, Lockhart vio en este desarrollo una clara continuidad en lo que se refiere al tequio desde el siglo XVII:

149

150
Carlos Brokmann Haro

el ejido preservaron el marco de la propiedad comunitaria y la lgica de sus prcticas internas. En este sentido fue el proyecto histrico, como escribiera John Womack, de unos campesinos que no queran cambiar y que, por eso mismo, hicieron una revolucin. El tequio es una costumbre que actualmente existe en diversas comunidades indgenas. No es generalizado, ya que desde hace dcadas no se presenta en diversos grupos tnicos, como, por ejemplo, entre los purhpechas. En este caso, Aguirre Beltrn identific varias razones para ello, incluyendo la existencia de una serie de fuentes de ingresos que permitan realizar las faenas necesarias a partir de la contratacin de los trabajadores.52 Por lo tanto, sera necesaria una discusin puntual y casustica del tequio en sus manifestaciones contemporneas, debido a que es difcil proponer afirmaciones generales. Es comn identificar su presencia con el sistema de cargos debido a que la propia poblacin indgena percibe que existe una estrecha relacin entre las dos prcticas:
En muchas comunidades indgenas el sistema de cargos refuerza la solidaridad entre familias y vecinos, ya que stos tienen que asumir una parte del trabajo cotidiano del carguero. Varios estudios y testimonios resaltan la manera en que el tequio funciona como un mecanismo de sobrevivencia de la misma comunidad. En San Pablo Yaganiza, Oaxaca, el equipo del Comisariado de Bienes Comunales expres: Los usos y costumbres no los inventamos nosotros pero, eso s, gracias a esta normatividad sobrevivimos. Ciento veinte hombres dan su tequio gratis. Sera un dineral para el gobierno pagarles... Claro que nos afecta la caresta, el maz no basta, pero no tenemos deudas, tenemos un pueblo alumbrado, y tenemos nuestra tortillera. El apoyo mutuo dentro de la comunidad, los tequios y las cooperaciones de los comuneros son fundamentales.53

En otros casos, el tequio se considera slo uno entre varios mecanismos de solidaridad comunitaria. Para algunos grupos tnicos, se trata ahora de un nivel de solidaridad, que se encuentra sobre otros ms sencillos, articulando las fuerzas locales en la esfera de la comunidad y colocndose debajo de las obligaciones hacia el exterior. Entre los mayas se ha desarrollado la milpa como una forma de cooperacin ms all de la reciprocidad familiar, estableciendo alianzas de obligaciones mutuas. Se trata tambin de una manifestacin que no se basa en el parentesco y que asegura la igualdad esencial de la comunidad.54 Es decir, de las mismas funciones que habra tenido el tequio, pero que ahora se cumplen mediante alianzas sociales de alcance ms limitado. En la Oaxaca el concepto tradicional del tequio se ha debilitado a travs de prcticas como el trabajo libre asalariado. ste ha permitido que algunos miembros de la comunidad, que ahora no tienen tiempo o ha dismunuido su inters por la realizacin del tequio, contraten a otros para cumplir sus obligaciones comunitarias. El resultado inmediato es que existen individuos exentos del tequio a travs de su pago, mientras que los miembros ms pobres de la comunidad
G. Aguirre Beltrn, op. cit., supra, nota 24, p. 195. L. Carlsen, Autonoma indgena y usos y costumbres: la innovacin de la tradicin, op. cit., supra, nota 33. 54 Annabel de Frece y Nigel Poole, Constructing Livelihoods in Rural Mexico: Milpa in Mayan Culture, Journal of Peasant Studies. Londres, vol. 35, nm. 2, abril de 2008, pp. 347-348.
53 52

subsisten, precisamente, de cumplir con el tequio ajeno. Lo interesante es que Cohen ha notado que el crdito comunitario se otorga a quien lo paga, con lo cual se monetariza la relacin y pierde sentido solidario el tequio en s mismo. Un segundo agente de cambio se debe a que los proyectos de construccin de infraestructura y modernizacin son cada vez ms complejos. El trabajo especializado no puede ser cubierto directamente a travs del tequio debido a la capacitacin insuficiente.55 Esto ha significado tambin la necesaria contratacin de especialistas a travs de la cooperacin pecuniaria y la simbolizacin del tequio a travs de los pagos monetarios. En la regin zapoteca de Oaxaca el tequio existe en forma del trabajo comunitario que desempean exclusivamente los hombres, como ha subrayado Nader. Un tequio se organiza con un propsito especfico a travs de la autoridad municipal, que distribuyen a los trabajadores en grupos de unos 10. La labor se centra en obras de beneficio comn como la reparacin de escuelas, palacio municipal, iglesia, construccin de caminos, sistemas de irrigacin y otros de este tipo. En la actualidad el tequio principal se lleva a cabo tras la instalacin de las autoridades anuales del sistema de cargos, en el mes de enero.56 Esta fecha corresponde tambin con los periodos sealados en los frecuentes litigios coloniales al respecto, que solan ocurrir porque la autoridad o el encomendero requera el tequio en temporadas destinadas a la labor agrcola. En general, como ocurre con otras actividades subsidiarias, como fueron por ejemplo las guerras en Mesoamrica, el calendario de actividades se determina por los temporales, la roza, el sembrado y la cosecha. El tequio es convocado en Santa del Valle mediante el sonido de un caracol, que marca la hora del comienzo de la labor comunitaria. Exactamente de la misma manera en que Francisco de Burgoa lo describiese desde el siglo XVII.57 En Talea el edificio mismo de la Presidencia Municipal fue construido por medio del tequio, aunque con una variante de inters. Consisti en que los acusados que no podan pagar sus multas en efectivo fueron obligados a cubrirlas mediante su trabajo en la obra.58 Se trata de una relacin simblica, pues la Presidencia Municipal es el sitio donde se asienta el Gobierno local, incluyendo el tribunal y es adonde acude el miembro de la comunidad para la reparacin de algn dao. En casos de un patrn de asentamiento disperso similar al identificado en diversas regiones desde la poca prehispnica, la organizacin de la cooperacin comunitaria parece depender ms de la autoridad local, situada slo por encima de los lazos gentilicios. Monaghan ha identificado este nivel inferior en la Mixteca a travs de los funcionarios de las aldeas (hamlets) que integran una comunidad o pueblo. En Nuyoo los agentes de estas aldeas dispersas son elegidos dentro de ellas, administran los fondos locales, le reportan al municipio y son los encargados de la organizacin del tequio. Todos los hombres deben contribuir al tequio y tambin se les requiere una cooperacin monetaria para cubrir las necesidades de cada aldea.59 El sistema permite resolver los problemas internos a travs de la participacin nicamente de los miembros de esta
55 56

151
Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

J. H. Cohen, op. cit., supra, nota 21, pp. 115-117. L. Nader, op. cit., supra, nota 37, pp. 44-45. 57 J. H. Cohen, op. cit., supra, nota 21, p. 107. 58 L. Nader, op. cit., supra, nota 37, p. 29. 59 J. Monaghan, op. cit., supra, nota, 16, pp. 27-28.

152
Carlos Brokmann Haro

subcomunidad. Es un principio organizativo vigente desde pocas muy antiguas y, de hecho, las anomalas que se pueden detectar en el patrn contemporneo se refieren a eventos histricos muy lejanos en el tiempo. La migracin en las comunidades indgenas ha provocado cambios estructurales cuyos efectos apenas comienzan a investigarse. La ausencia de los hombres en ciertas comunidades implica que el tequio no solamente se debilita, sino que los lazos solidarios que creaba son reemplazados por mecanismos como las remesas. Este dinero permite realizar obras de inters pblico, pero mediante la contratacin asalariada que elimina el principio comunitario. Algo semejante se ha notado en el caso de los nombramientos de los sistemas de cargos, que son costeados y ocupados por migrantes a pesar de su ausencia, debilitando la razn de su existencia. No obstante, algunos casos recientes muestran que la identidad de la comunidad indgena, base del tequio, no ha dejado de ser til. Analizando los conflictos recientes en Tepoztln y el EZLN, Stolle-McAllister ha identificado la refuncionalizacin de la identidad indgena. Ante las presiones que la comunidad percibe como amenazas externas, los lazos de reciprocidad internos se han recuperado e inclusive fortalecido. De hecho, subraya que en varias dimensiones la comunidad se fue creando a s misma a lo largo del conflicto. Discurso indgena, solidaridad y acciones contra el exterior fueron todos elementos que reforzaron la identidad local. Al mismo tiempo, al terminar las presiones y amenazas externas, el sentido de pertenencia, la solidaridad generalizada y la identidad compartida se fueron debilitando, dando paso a los intereses particulares.60 Zinacantn representa un caso muy interesante en el cual los programas federales de la SEP, el INI y de obra pblica significaron el debilitamiento de los lazos con el ncleo del pueblo. Las viviendas dispersas que integraban las aldes circunvecinas, al recibir estos servicios y comenzar proyectos de construccin propios, fueron levantando iglesias y edificios de gobierno propios. El resultado fue el empoderamiento de las anteriores clulas y su transformacin en comunidades plenas con todas las actividades asociadas tradicionelmente con este papel. El gobierno propio signific el nombramiento de autoridades por va de la eleccin y la adopcin de sistemas de cargos autnomos. El nuevo templo permiti integrar a los flamantes funcionarios dentro de la tradicional jerarqua cvico-religiosa. Contar con un mercado local en la plaza recin construida llev a tener ingresos municipales independientes. En conjunto, las transformaciones llevaron al fin del modelo de codependencia de las aldeas en favor del empoderamiento de cada una; para los zinacantecos, la adopcin de una identidad nueva, en la cual los mecanismos de solidaridad cetrpetos se revirtieron de manera centrfuga. Los roles de las aldeas, tendientes a completar la comunidad mediante su aportacin al ncleo, fueron cambiando consiguientemente.61 Tequio, cargos y cooperacin pasaron de ser entregados a la fiesta de la iglesia del pueblo, el nombramiento de las autoridades rotativas desde el centro y las obras pblicas diseadas desde all hacia cada una de las partes que lo integra60 John Stolle-Mcallister, Local Social Movements and Mesoamerican Cultural Resistance and Adaptation, Social Movement Studies. Journal of Social, Cultural and Political Protest. Londres, vol. 6, nm. 2, 2007, pp. 162-163 y 166-167. 61 F. Cancian, op. cit., supra, nota 22, pp. 220-226.

ba. Para mediados de los aos noventas el cambio haba alcanzado ya a varias de las anteriores subunidades y debilitado el sistema nuclear por completo.

153
Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

III. Conclusiones. Hacia una definicin de los derechos y las obligaciones en la comunidad El tequio, como postulamos desde el principio de este texto, fue y en algunas regiones contina siendo el ms importante de los sistemas de solidaridad y cooperacin social dentro de las comunidades indgenas. La definicin actual se ha limitado a entenderlo como el trabajo que se destina a fines que beneficien a toda la comunidad. Pero a travs de la historia sus alcances fueron mucho ms amplios, llegando a ser en ciertos casos el principal articulador del esfuerzo colectivo. Entre mixtecos y mayas, por ejemplo, se trat de la institucin de mayor importancia en este sentido, si bien hemos subrayado que fue fundamental en toda Mesoamrica. La primera conclusin es evidente; el tequio tuvo un significado amplio y puede relacionarse con el concepto de la carga que toda persona o unidad tiene con los dems, sin importar que se trate de seres sobrenaturales, de plebeyos, corporaciones o el mismo gobernante. El itonal in tlacatl va ms all del trabajo en s mismo y se refiere a lo que le corresponda al seor, a su carga, a su destino.62 Lo que cada parte debe dar y, a su vez, lo que puede esperar. Es decir, una definicin mnima de los derechos y obligaciones vistos desde la comunidad indgena. En conjuncin con las manifestaciones locales de instrumentos de solidaridad (como la guelaguetza, el sistema de cargos, la cooperacin y otros ms), el tequio form la base operativa de estos derechos y obligaciones, orientados especficamente a la preservacin del orden comunitario. En el Mxico contemporneo diversos rasgos comunitarios que caracterizaron la organizacin tradicional indgena se han alterado casi en su totalidad. Uno de los menos estudiados ha sido el carcter incompleto de los segmentos que integran a las comunidades tradicionales. En el modelo histrico, los pueblos eran integrados por clulas que carecan, precisamente, de los atributos urbansticos y polticos para funcionar de manera autnoma. De la misma forma en la cual los calpultin se aglutinaban alrededor de estructuras polticas como el altepetl, las villas y aldeas centraron ciertas actividades en el pueblo colonial. La mediacin ocurrida durante la poca prehispnica es difcil de aprehender, pero hemos notado antes la importancia de los instrumentos jurdicos en la legitimacin de cada unidad poltica.63 Las obras de Chimalpahn, por ejemplo, rebosan casos en los cuales esta legitimacin resultaba crucial para la conciencia de le62 Constantino Medina Lima, traduccin y paleografa, Testamento de Don Francisco Verdugo Quetzalmamalictzin y Tratado del principado y nobleza de San Juan Teotihuacan. Incluye los documentos 242, 244, 245-1 y 245-2, en: http://www.amoxcalli.org.mx /fichaTecnica.php?id=243, consultado en agosto de 2010. 63 Para una discusin pormenorizada de los mecanismos de legitimacin utilizados por diversos grupos tnicos de mesoamrica sugerimos revisar los incisos correspondeintes en obras anteriores. Carlos Brokmann, Hablando fuerte. Antropologa jurdica comparativa de Mesoamrica. Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2008; Carlos Brokmann, La justicia en el mundo prehispnico. Prlogo de los ministros Sergio A. Valls Hernndez, Arturo Zaldvar Lelo de Larrea y Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2010. (Col. Episodios y Personajes del Poder Judicial de la Federacin, 13)

154
Carlos Brokmann Haro

galidad dentro de las comunidades y estados. Un altpetl no quedaba consti tuido hasta establecer sus aspectos institucionales a travs de la tlahtocyotl; antes de este punto el conglomerado poda ser descrito como una constelacin de calpultin, fuesen migrantes o habindose establecido previamente. En la poca colonial el proceso de constitucin de la unidad poltica como ncleo legtimanente establecido pas, por supuesto, por las nuevas estructuras impuestas por la Corona. Miranda, Zavala, Gibson, Lockhart, Garca Martnez y otros investigadores han descrito el complejo proceso mediante el cual los antiguos seoros vivieron frecuentes luchas intestinas entre las antiguas cabeceras y sus sujetos. Percibiendo las ventajas de la emancipacin poltica, en distintas regiones los sujetos se contituyeron como pueblos de por s en la nomenclatura poltica contempornea a travs de la contruccin de un templo, el permiso para celebrar tianguis peridicos y, finalmente, el reconocimiento como ayuntamiento. El empoderamiento de las partes signific no solamente el debilitamiento de las cabeceras, sino que provoc en algunos casos un proceso de balcanizacin cuyos efectos pueden notarse hasta nuestros das. Este factor pes tambin en las formas y mecanismos de la solidaridad debido a que el punto de vista de la comunidad como ente orgnico supone que al enlazarse con sus similares o con los superiores existira cierta reciprocidad. As, el tequio que en un principio repre sentaba la contribucin de todos los segmentos, fuesen asentamientos, estamentos u hogares, a la estabilidad del seoro e, indirectamente, del cosmos, se fue convirtiendo solamente en una forma de contribucin laboral. Este proceso puede ser entendido nicamente como un empobrecimiento de la tradicin cultural, pero sera errneo verlo de esta manera. En realidad se trat de una adaptacin a las condiciones histricas, cuya profunda influencia social, econmica y en las relaciones de trabajo signific el asedio a las comunidades. Algunas respondieron adaptndose a la modernizacin e implementando sistemas basados en el trabajo libre asalariado. Otras reforzaron el tequio y otras sistemas de solidaridad comunitaria al grado que hoy se entrega una cantidad de horas mayor que en cualquier otro momento. En el contexto actual se registran discusiones acerca de la obligatoriedad del tequio dentro de las comunidades. Los casos de grupos religiosos no-catlicos son conocidos y se refieren en general a la negativa de estas denominaciones de participar finaciera y laboralmente en constumbres que consideran ajenas a sus convicciones. Los conflictos han sido frecuentemente violentos y, aunque la confrontacin no ha sido siempre la regla, existe preocupacin por la preservacin de los derechos humanos en estas discusiones. Otra variable que se discute es la participacin de la autoridad de los sistemas de cargos en el tequio. En la antigedad la nobleza estaba exenta del trabajo comunitario debido a que se consideraba que la administracin, el mbito religioso y la guerra eran sus formas de dar tequio a la comunidad.64 Hoy se presentan casos en los cuales esta prerrogativa se considera discutible, aun cuando el argumento es que el desampeo de un cargo resulta no solamente muy oneroso, sino que es un autntico servicio a la comunidad, por lo cual debera tomarse como una forma de tequio. Los derechos y las obligaciones que los habitantes de las comunidades perciben como propios han cambiado en la historia. Hemos revisado de forma su64

L. Nader, op. cit., supra, nota 37, p. 280.

cinta algunos de los principales, entre los cuales destacaramos el fin de la divisin estamental y su reemplazo por mecanismos de homologacin social, la prdida de importancia de la solidaridad y la cooperacin como fundamento econmico y algunos otros. De alguna manera, estos cambios se refieren a la dinmica histrica en la que estn inmersas estas comunidades, por lo cual lamentarlos tendra slo un nimo de recordatorio folclrico, bienintencionado pero ftil. Un ejemplo de estas transformaciones fue la gradual desaparicin de los derechos y obligaciones de la nobleza indgena. Base de la sociedad antes de la Conquista, la gradual importacin de nuevas formas de organizacin social, pol tica y jurdica, as como la brutal catstrofe demogrfica llevaron a su debilita mien to y posterior supresin en el siglo XIX. Pero la nobleza misma logr sobrevivir en algunas zonas mediante la refuncionalizacin de sus obligaciones. Impedidos de defender al ala y la cola por las armas, desde principios de la Colonia se transformaron en sus abogados en los complicados litigios entablados para legalizar las propiedades comunitarias.65 En la actualidad lo importante es que las comunidades puedan enfrentar la inevitable modernizacin mediante su empoderamiento. Fortalecidas y con la capacidad de mantener sus derechos culturales, al mismo tiempo deben gozar por fin de plenitud en el goce de sus garantas constitucionales y dejar de ser extranjeros en su propia patria.66

155
Comunidad, derechos y obligaciones. El tequio como mecanismo de solidaridad social

65 66

W. Borah, op. cit., supra, nota 46, pp. 37-89. G. Aguirre Beltrn, op. cit., supra, nota 24, p. 6.

Bibliografa

B ibliografa
El Estado de Derecho en la ltima dcada. Bibliografa general
Eugenio Hurtado Mrquez*

ADAMS, Thomas K., The Establishment of Order and the Rule of Law: Legitimacy in the Tradition of Non-Traditional Operations (NTOs), en Max G. Manwaring y Anthony James Joes, editores, Beyond Declaring Victory and Coming Home: The Challenges of Peace and Stability Operations, Londres, Praeger, 2000, pp. 41-54. ADMAY, Catherine Adcock, Constitutional Comity: Mediating the Rule of Law Divide, en North Carolina Journal of International Law and Commercial Re gulation, Chapel Hill, vol. 26, nm. 3, 2001, pp. 723-742. AGUIAr, Azul, Democracia sin Estado de Derecho. El Ministerio Pblico en Mxico, en El Cotidiano. Revista de la Realidad Mexicana Actual, Mxico, ao 24, nm. 153, enero-febrero de 2009, pp. 29-36. AHLUND, Christian, Major Obstacles to Building the Rule of Law in a Post-Conflict Environment, en New England Law Review, Boston, vol. 39, nm. 1, 2004, pp. 39-45. AJANI, Gianmaria, Fa Zhi, Rule of Law, Stato di Diritto, en Gianmaria Ajani y Jrg Luther, compiladores, Modelli giuridici europei nella Cina contemporanea, Npoles, Jovene, 2009, pp. 189-208. ALA HAMOUDI, Haider, Toward a Rule of Law Society in Iraq: Introducing Clinical Legal Education into Iraqi Law Schools, en Berkeley Journal of International Law, Berkeley, vol. 23 nm. 1, 2005, pp. 112-135.

ALAMINOS, Antonio, La opinin pblica europea y el Estado de Derecho: democracia y participacin poltica, en Sistema. Revista de Ciencias Sociales, Madrid, nm. 202, enero de 2008, pp. 21-46. ALArCN REQUEJO, Glmer, Estado de Derecho, derechos humanos y democracia. Pautas para la racionalidad jurdicopoltica desde Elas Daz, prlogo de Eusebio Fernndez, Madrid, Dykinson, 2007, 578 pp. ALEMIKA, Etannibi E. O., Police, Policing and Rule of Law in Transitional Countries, en Lone Lindholt et al., editores, Human Rights and the Police in Transitional Countries, La Haya, Kluwer Law International, 2003, pp. 63-95. ALLAIN, Jean, A Century of International Adjudication: The Rule of Law and its Limits, La Haya, T. M. C. Asser Press, 2000, xvii, 264 pp. ALLISON, William Thomas, Military Justice in Vietnam: The Rule of Law in American War, Lawrence, University Press of Kansas, 2007, xiv, 230 pp. ALLOTT, Philip, Towards the International Rule of Law: Essays in Integrated Constitutional Theory, Londres, Cameron May, 2005, 489 pp. ALMQVIST, Jessica, Human Rights, Culture, and the Rule of Law, Oxford, Hart, 2005, xiii, 242 pp. AL-NAIEEM, Abd, et al., The Rule of Law and Human Rights in Jordan, en Eugene Cotran y Mai Yamani, editores, The Rule of Law in the Middle East and the

* Director Editorial, Centro Nacional de Derechos Humanos de la CNDH.

[ 159 ]

160
Eugenio Hurtado Mrquez

Islamic; Human Rights and the Judicial Process, Nueva York, Tauris Publishers, 2000, pp. 81-90. ALPONTE, Juan Mara, Montesquieu: una proposicin para el Estado de Derecho, en Examen, Mxico, ao XII, nm. 146, enero de 2002. ALTEr, Karen J., Establishing the Supremacy of European Law: The Making of an International Rule of Law in Europe, Oxford, Oxford University Press, 2001, xxvi, 258 pp. ALVArADO, Arturo y Diane Davis, Cambio poltico, inseguridad pblica y deterioro del Estado de Derecho en Mxico: algunas hiptesis en torno del proceso actual, Arturo Alvarado y Sigrid Arzt, editores, El desafo democrtico de Mxico: seguridad y Estado de Derecho , Mxico, El Colegio de Mxico, 2001, pp. 115-144. ALVArADO, Arturo y Diane Davis, Cambio poltico, inseguridad pblica y deterioro del Estado de Derecho en Mxico, en Estudios Sociolgicos, Mxico, vol. XIX, nm. 55, enero-abril de 2001, pp. 239-245. ALVArADO, Arturo y Sigrid Arzt, editores, El desafo democrtico de Mxico: seguridad y Estado de Derecho, Mxico, El Colegio de Mxico, 2001, 234 pp. LVArEZ MEJA, Sal Esteban, Reforma del Estado y legitimidad democrtica. Un principio para un nuevo Estado de Derecho en Oaxaca, en Cuadernos de Literatura Jurdica, Oaxaca, nm. 2, noviembre de 2008. LVArEZ MONTErO, Jos Lorenzo, El Estado de Derecho y la seguridad pblica en Mxico, en Revista Jurdica Veracruzana, Xalapa de Enrquez, t. LXV, nm. 81, noviembre-diciembre de 2001, pp. 5-22. ALVErGUE, Pablo Mauricio, Estado de Derecho, origen y desarrollo histrico, en Anuario 2007, El Salvador, Universidad Jos Matas Delgado, 2007, pp. 95140. ANAWALT, Howard C., International Intellectual Property, Progress, and the Rule of Law, en Santa Clara Computer and High Technology Law Journal, Santa Clara, vol. 19, nm. 2, 2002, pp. 383-405. ANCONA TELLAECHE, Jos Manuel, La importancia de preservar el Estado de Derecho, en Justicia Fiscal y Administra-

tiva, Mxico, cuarta poca, nm. 1, julio de 2005. ANDO, Salvo, Religion and the Rule of Law: Religious Freedom as a Fundamental Element to Guarantee Equality, en Mediterranean Journal of Human Rights, Malta, vol. 6, 2002, pp. 39-105. ANDErSON, Paul H., A Minnesota Judges Perspective on the Rule of Law in China and Kyrgyzstan, en Minnesota Journal of International Law, Minneapolis, vol. 18, nm. 2, verano de 2009, pp. 343-356. ANDrADE CATTONI DE OLIVEIrA, Marcelo, A Constituio entre o direito e a poltica: uma reflexo sobre o sentido performativo do projeto constituinte do Estado Democrtico de Direito no marco da teoria do discurso de Jrgen Habermas, en Revista Brasileira de Estudos Polticos, Bello Horizonte, nm. 95, enero-junio de 2007, pp. 155-179. ANDrS, Saj, editor, Judicial Integrity, La Haya, Martinus Nijhoff, 2004, 328 pp. ANNAN, Kofi, The Effectiveness of the International Rule of Law in Maintaining International Peace and Security, en Erwin Mller et al., editores, Menschenrechtsschutz, Baden-Baden, Nomos, 2002, pp. 31-61. ANSOLABEHErE SESTI, Karina, Cultura de la legalidad, Estado de Derecho y democracia, en Cultura de legalidad, Mxico, Secretara de Gobernacin, Orden Jurdico Nacional, 2008, pp. 299-306. ANSUSTEGUI ROIG, Francisco Javier, Las definiciones del Estado de Derecho y los derechos fundamentales, en Sistema. Revista de Ciencias Sociales, Madrid, nm. 158, septiembre de 2000. ANSUSTEGUI ROIG, Francisco Javier, De los derechos y el Estado de Derecho. Aportaciones a una teora jurdica de los derechos, Bogot, Universidad Externado de Colombia, 2007, 253 pp. (Serie de Teora Jurdica y Filosofa del Derecho, 47) APODACA, Clair y Corinne Dufka, The Rule of Law and Human Rights, en Judicature, vol. 87, nm. 6, 2004, pp. 292299. ArANDA GArCA, Erick E., Una sentencia iluminada? Democracia como consecuencia organizativa en el Estado de Derecho, en Cauces, Mxico, ao I, nm. 3, julio-septiembre de 2002.

ArANGO ESCMEZ, Jos F., Diagnstico del Estado de Derecho en Mxico, en El Proyecto Feliz. Revista de Ciencia Jurdica, Cultura y Entretenimiento, Mxico, ao VI, nm. 43, septiembre de 2006. ArCHIBUGI, Daniele, Envisioning a Global Rule of Law, en James P. Sterba, editor, Terrorism and International Justice, Nueva York, Oxford University Press, 2003, pp. 158-170. ArNOLD, Jrg, La superacin del pasado de la RDA ante las barreras del derecho penal del Estado de Derecho, en La insostenible situacin del derecho penal, Granada, Comares, 2000, pp. 307-340. ArNOLD, Jrg et al., editores, Estado de Derecho y delincuencia de Estado en Amrica Latina. Una visin comparativa, Mxico, UNAM, 2006, xv, 422 pp. (Serie Doctrina Jurdica, 311) ArNOLD, Roberta, The Applicability of the Law of Occupation to Peace Support Operations, en Roberta Arnold et al., editores, Practice and Policies of Modern Peace Support Operations under International Law, Ardsley, Nueva York, Transnational, 2006, pp. 91-115. ArONOFSKY, David, September 11 Reflections from Ground Zero: Parent, International Law Teacher and Rule of Law Perspectives, en Case Western Reserve Journal of International Law, Cleveland, vol. 34, nm. 2, 2002, pp. 185-188. ArrOCHA OLABUENAGA, Pablo, Consideraciones sobre el Estado de Derecho en el plano internacional, en Anuario Mexicano de Derecho Internacional, Mxico, vol. X, 2010, pp. 173-197. ArrOYO MOrENO, Jess A., Por qu no existe en Mxico el Estado de Derecho, en El Mundo del Abogado. Una Revista Actual, Mxico, ao 4, nm. 27, julio de 2001. ArrOYO ZAPATErO, Luis, Poltica criminal y Estado de Derecho en las sociedades contemporneas, en Sergio Garca Ramrez y Olga Islas de Gonzlez Mariscal, coordinadores, Panorama internacional sobre justicia penal. Temas penales diversos. Culturas y Sistemas Jurdicos Comparados. Sptimas Jornadas sobre Justicia Penal, Mxico, UNAM, 2007, pp. 3-17. ATIENZA, Manuel, Virtudes judiciales. Sobre la seleccin y formacin de los jueces en el Estado de Derecho, en Miguel

Carbonell et al., compiladores, Jueces y derecho; problemas contemporneos, Mxico, Porra, 2004, pp. 3-30. AUGHTErSON, E. P., Pursuing Fugitives across National Boundaries: State Sanctioned Abduction and the Rule of Law, en Lawasia, Journal of the Law Association for Asia and the Pacific, Queensland, 2000-2001, pp. 155-169. AZLAN, Shah y Visu Sinnadurai, Constitutional Monarchy, Rule of Law, and Good Governance: Selected Essays and Speeches, Kuala Lumpur, Professional Law Books, 2004, xxxv, 428 pp. BACCHUS, James, Groping toward Grotius: The WTO and the International Rule of Law, en Harvard International Law Journal, Harvard, vol. 44, nm. 2, 2003, pp. 533-550. BACKEr, David y David Carroll, NGOs and Constructive Engagement: Promoting Civil Society, Good Governance and the Rule of Law in Liberia, en International Politics, Basingstoke, Hants, vol. 38, nm. 1, pp. 1-26. BACKEr, L. C., Reifying Law: Government, Law and the Rule of Law in Governance Systems, en Penn State International Law Review, University Park, Pennsylvania, vol. 26, 2008, pp. 521-563. BEZ SILVA, Carlos, Transicin poltica y Estado de Derecho en Mxico (32 aos despus de 1968), en Lex. Difusin y Anlisis, Torren, tercera poca, ao VI, nm. 69, marzo de 2001. BALBUENA, Armida et al., Estado de Derecho y crisis de la soberana en Amrica Latina: algunas notas entre la pesadilla y la esperanza, en Antonio del Cabo y Gerardo Pisarello, editores, Constitucionalismo, mundializacin y crisis del concepto de soberana; algunos efectos en Amrica Latina y en Europa, Alicante, Universidad de Alicante, 2000, pp. 65-84. BALDWIN, Jr., Fletcher N., The Rule of Law, Terrorism, and Countermeasures Including the USA Patriot Act of 2001, en Florida Journal of International Law, Gainesville, vol. 16, nm. 1, 2004, pp. 43-87. BLZ, Kilian, Human Rights, the Rule of Law and the Construction of Tradition: the Egyptian Supreme Administrative Court and Female Circumcision (Appeal no. 5257/43, 28 December 1997), en

161
Bibliografa

162
Eugenio Hurtado Mrquez

Eugene Cotran y Mai Yamani, editores, The Rule of Law in the Middle East and the Islamic; Human Rights and the Judicial Process, Nueva York, Tauris Publishers, 2000, pp. 35-50. BArBEr, N. W., The Rechtsstaat and the Rule of Law, en University of Toronto Law Journal, Toronto, vol. Vol. LIII, nm. 4, invierno de 2003, pp. 443-454. BrCENAS CHVEZ, Hilario, Hacia un Estado de Derecho, en Revista del Instituto de la Judicatura Federal, Mxico, nm. 6, 2000. BArSHEFSKY, Charlene, Trade Policy and the Rule of Law, en Minnesota Journal of Global Trade, Minneapolis, vol. 9, 2000, pp. 361-368. BASSIOUNI, M. Cherif, The Regression of the Rule of Law under the Guise of Combating Terrorism, en Revue Internationale de Droit Pnal, Burdeos, vol. 76, nm. 1-2, 2005, pp. 17-26. BASTA FLEINEr, Lidija R., Rule of Law and Organisation of the State in Asia: The Multicultural Challenge, Ble, Helbing y Lichtenhahn, 2000, xvi, 329 pp B AXI , Upendra, Rule of Law in India: Theory and Practice, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 324-345. BEArD, Jennifer, The Confessional Framework of Rule of Law Development: How to Offer Salvation to Willing Legal Subjects, en Nordic Journal of International Law, La Haya, vol. 75, nms. 3-4, 2006, pp. 409-449. BEATTY, David M., The Ultimate Rule of Law, Oxford, Oxford University Press, 2004, xvii, 193 pp. BELANDrIA RODrGUEZ, Margarita, Venezuela, un Estado de Derecho?, en Dikaiosyne. Revista Semestral de Filosofa Prctica, Mrida, ao IX, nm. 17, diciembre de 2006, pp. 7-25. BELLAMY, Richard, Norberto Bobbio: Estado de Derecho y democracia, en Doxa. Cuadernos de Filosofa del Derecho, Alicante, nm. 28, 2005, pp. 73-80. BENAVINCE, Emilio S., The Rule of Law in International Relations and the NATO War: A Canadian Enforcement Strategy, en NATO Aggression on the FR Yugoslavia 99, Novi Sad, Servia, Associa-

tion for Legal Theory and Practice, 2000, pp. 225-236. BErBEr RESNDIZ, Carlos, Estado de Derecho para el proceso de reforma de la Universidad Autnoma de Guerrero, en Reflexiones Jurdicas, Chilpancingo, ao III, nm. 9, septiembre-diciembre de 2000. BErGLING, Per, Rebuilding Justice: International Administrations as Promoters of Rule of Law and Human Rights, en Tidsskrift for rettsvitenskap, Oslo, vol. 116, nm. 4, 2003, pp. 469-498. BErGLING, Per, Rule of Law on the International Agenda: International Support to Legal and Judicial Reform in International Administration, Transition and Development Co-operation, Antwerpen, Intersentia, 2006, xv, 310 pp. BErGO, Monica, I confini di Guantanamo: Obama e la Rule of Law, en Quaderni Costituzionali, Bolonia, ao XXIX, nm. 3, septiembre de 2009, pp. 699-701. BErKOWITZ, Roger, Error-Centricity, Habeas Corpus, and the Rule of Law as the Law of Rulings, en Louisiana Law Review, Baton Rouge, Louisiana, vol. 64, nm. 3, primavera de 2004, pp. 477-518. BErNArD, James, Funciones y lmites de las fuerzas de polica en el Estado de Derecho, en Anuario de Derecho, Panam, ao XXVI, nm. 29, 2000. BErTI, Giorgio, Diritti umani - nuovi diritti - trasformazione dello Stato di Diritto, en Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, Madrid, nm. 7, 2003, pp. 29-42. BETTS, Wendy et al., The Post-Conflict Transitional Administration of Kosovo and the Lessons-Learned in Efforts to Establish a Judiciary and Rule of Law, en Michigan Journal of International Law, Ann Arbor, vol. 22, nm. 3, 2001, pp. 371-389. BIANCHI, Andrea, Ad-Hocism and the Rule of Law, en European Journal of International Law, Oxford, vol. 13, nm. 1, 2002, pp. 263-272. BIJSTErVELD, Sophie van, The Empty Throne: Democracy and the Rule of Law in Transition, Utrecht, Lemma, 2002, 378 pp. BIrKINSHAW, Patrick, Supranationalism, the Rule of Law, and Constitutionalism in the Draft Union Constitution, en Yearbook of European Law, Oxford, vol. 23, 2005, pp. 199-223.

BLANKENBUrG, Erhard, Independence and Accountability of the Judiciary: Two Sides of a Coin: Some Observations on the Rule of Law in Central Europe, en Andrs Saj, editor, Human Rights with Modesty: The Problem of Universalism, La Haya, Martinus Nijhoff, 2004, pp. 207-224. BOGDANOVSKAIA, I., The Constitutional Court of Russia: the Hard Way to the Rule-of-Law State, en Journal of Constitutional Law in Eastern and Central Europe, Boxtel, Holanda, vol. 10, nm. 2, 2003, pp. 171-181. BHLHOFF, Klaus, Rechtsanwlte und Menschenrechte im Spannungsverhltnis mit der Rule of Law, en Gerald Aksen et al., editores, Global Reflections on International Law, Commerce and Dispute Resolution: Liber amicorum in Honour of Robert Briner, Pars, International Chamber of Commerce, 2005, pp. 127-141. BOOT-MATTHIJSSEN, Machteld, Bridge over Troubled Waters: The International Criminal Court and the International Extension of the Rule of Law, en Alfred van Staden et al., editores, Cannons and Canons: Clingendael Views of Global and Regional Politics, Assen, Holanda, Royal van Gorcum, 2003, pp. 82-106. BOUMAKANI, Benjamin, Ltat de Droit en Afrique, en Revue Juridique et Politique des tats Francophones, Pars, vol. 57, nm. 4, 2003, pp. 445-472. BOYD, Richard, The Rule of Law or Law as Instrument of Rule?: Law and the Economic Development of Japan with Particular Regard to Industrial Policy, en Christoph Antons, editor, Law and Development in East and Southeast Asia , Londres, Routledge / Curzon, 2003, pp. 154-196. BrADY, R., Terrorism and the Rule of Law: a European Perspective, en Virginia Journal of International Law, Charlottesville, vol. 48, nm. 3, 2008, pp. 647-657. BrAML, Josef, Rule of Law or Dictates by Fear: A German Perspective on American Civil Liberties in the War against Terrorism, en Fletcher Forum of World Affairs, Medford, Mass., vol. 27, nm. 2, verano-otoo de 2003, pp. 115-140. BrAND, Jrgen, La evolucin del concepto europeo de Estado de Derecho, en Anuario de Derecho Constitucional La-

tinoamericano, Montevideo, ao 12, t. I, 2006, pp. 37-63. BrANDON, Ben, Terrorism, Human Rights and the Rule of Law: 120 Years of the UKs Legal Response to Terrorism, en Criminal Law Review, Londres, diciembre de 2004, pp. 981-997. BrAVO AGUILAr, Nauhcatzin Tonatiuh, Impunidad y Estado de Derecho, en Revista Jurdica Jalisciense, Guadalajara, ao 15, nm. 2, julio-diciembre de 2005. BrEWEr-CArAS, Allan Randolph, La ilegtima mutacin de la Constitucin por el juez constitucional y la demolicin del Estado de Derecho en Venezuela, en Revista de Derecho Poltico, Madrid, nms. 75-76, mayo-diciembre de 2009, pp. 291-325. BrOOKS, Rosa Ehrenreich, The New Imperialism: Violence, Norms, and the Rule of Law, en Michigan Law Review, Ann Arbor, vol. 101, nm. 7, 2003, pp. 2275-2340. BrOOMHALL, Bruce, International Justice and the International Criminal Court: Between Sovereignty and the Rule of Law, Oxford, Oxford University Press, 2003, x, 215 pp. BUCHANAN, Allen, The Quebec Secession Issue: Democracy, Minority Rights, and the Rule of Law, en Stephen Macedo y Allen Buchanan, editores, Secession and Self-Determination, Nueva York, New York University Press, 2003, pp. 238-271. BUCKLEY, Ross P., The Role of the Rule of Law in the Regulation of Global Capital Flows, en Spencer Zifcak, editor, Globalisation and the Rule of Law, Londres, Routledge, 2005, pp. 140-160. BUErGENTHAL, Thomas, The Proliferation of Disputes, Dispute Settlement Procedures and Respect for the Rule of Law, en Arbitration International, La Haya, vol. 22, nm. 4, 2006, pp. 495-499. BULL, Carolyn, No Entry without Strategy: Building the Rule of Law under UN Transitional Administration, Tokio, United Nations University Press, 2008, 332 pp. BUMGArDNEr, Lewis, Seminar C: The Rule of Law in Post-Conflict Situations: Conflict Termination, Legitimacy, and Peace Building, en International Peacekeeping, Londres, vol. 9, 2005, pp. 237-240. BUrKE, Kevin, Understanding the International Rule of Law as a Commitment to

163
Bibliografa

164
Eugenio Hurtado Mrquez

Procedural Fairness, en Minnesota Journal of International Law, Minneapolis, vol. 18, nm. 2, verano de 2009, pp. 357-370. CABALLErO, Jos Antonio, La transicin del absolutismo al Estado de derecho, en Mara del Refugio Gonzlez y Sergio Lpez Aylln, editores, Transiciones y diseos institucionales, Mxico, UNAM, 2000, pp. 19-48. CANDELA SOrIANO, Mercedes, Los derechos humanos, la democracia y el Estado de Derecho en la accin exterior de la Unin Europea: evolucin, actores, instrumentos y ejecucin, Madrid, Dykinson, 2006, 366 pp. CANTN J. Octavio, Derechos sociales y Estado de Derecho. Su dimensin internacional, en Bien Comn y Gobierno, Mxico, ao 6, nm. 67, junio de 2000. CArABANTE MUNTADA, Jos Mara, Qu aporta la religin al Estado de Derecho? Comentario sobre el encuentro de Benedicto XVI con Jrgen Habermas, en Foro. Revista de Ciencias Jurdicas y Sociales, Madrid, nueva poca, nm. 4, 2006, pp. 221-228. CArBONELL, Miguel et al., compiladores, Estado de Derecho. Concepto, fundamentos y democratizacin en Amrica Latina, Mxico, UNAM / ITAM / Siglo XXI, 374 pp. CArBONELL, Miguel, Calidad de la democracia y Estado de Derecho, Toluca, Instituto Electoral del Estado de Mxico, 2006, 23 pp. (Reflexiones de Poltica Democrtica, 2) CArBONELL, Miguel, Breves consideraciones sobre la perspectivas del Estado de Derecho en Mxico, en Bien Comn y Gobierno, Mxico, ao XII, nm. 133, enero de 2006. CArBONELL, Miguel y Rodolfo Vzquez, compiladores, El Estado de Derecho: dilemas para Amrica Latina, Lima, Palestra Editores, 2009, 248 pp. CrDENAS, Jaime, Es posible el Estado de Derecho sin adhesin al sistema normativo?, en Problema. Anuario de Filosofa y Teora del Derecho, Mxico, nm. 1, 2007, pp. 203-245. CArOTHErS, Thomas, The Rule-of-Law Revival, en Thomas Carothers, editor, Promoting the Rule of Law Abroad: In Search of Knowledge, Washington, D.

C., Carnegie Endowment for International Peace, 2006, pp. 3-14. CArOTHErS, Thomas, Promoting the Rule of Law Abroad: In Search of Knowledge, Washington, D. C., Carnegie Endowment for International Peace, 2006, pp. xv, 363 pp. CArPIZO, Jorge, Los medios de comunicacin masiva y el Estado de Derecho, la democracia, la poltica y la tica, en Gustavo Cajica, compilador, Ensayos jurdicos en memoria de Jos Mara Cajica Camacho, Puebla, Editorial Cajica, 2002, vol. I. CArPIZO, Jorge, Los medios masivos de comunicacin y el Estado de Derecho, la democracia, la poltica y la tica, en Vctor Bazn, coordinador, Defensa de la Constitucin; garantismo y controles. Libro en reconocimiento al Doctor Germn J. Bidart Campos, Buenos Aires, Ediar / Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires / Instituto de Investigaciones Jurdicas y Sociales Ambrosio L. Gioja, 2003, pp. 441-456. CArTEr, M., The Rule of Law, Legal Rights in the Charter, and the Supreme Courts New Positivism, en Queens Law Journal, Ottawa, vol. 33, 2008 pp. 453-486. C ArTY, K., Strategic Police Matters: Addressing Threats to Security and Stability: Policing and the Rule of Law, en Yearbook on the Organization for Security and Co-Operation in Europe (OSCE), Hamburgo, 2007, pp. 297-310. CASS, R. A., The Rule of Law in Time of Crisis, en Howard Law Journal, Washington, D. C., vol. 51, 2008, pp. 653-676. CASSEL, Douglass, The United States Supreme Court Rulings on Detention of Enemy Combatants: Partial Vindication of the Rule of Law, en International Law Forum du Droit International, La Haya, vol. 6, nms. 3-4, 2004, pp. 122-125. CASTALDI, Lauren, Judicial Independence Threatened in Venezuela: The Removal of Venezuelan Judges and the Complications of Rule of Law Reform, Georgetown Journal of International Law, Washington, D. C., vol. 37, nm. 3, primavera de 2006, pp. 477-506. CASTELLANOS GOT, Milton Emilio, Del Estado de Derecho al estado de justicia, 2a. ed., Mxico, Porra, 2009, xviii, 284 pp.

CEA EGAA, Jos Luis, Estado Constitucional de Derecho, nuevo paradigma jurdico, en Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, Montevideo, ao 11, t. I, 2005, pp. 43-56. CEDE, Franz, The Development of the Rule of Law in Russia: Justice, Human Rights and Civil Society, en Gerald Hinteregger y Hans-Gerorg Heinrich, editores, Russia: Continuity and Change, Viena, Springer, 2004, pp. 379-398. CErVANTES HErrErA, Jos, Las Constituciones locales, reflejo de un Estado de Derecho y democrtico (enmiendas posibles), en Francisco Jos de Andrea Snchez, coordinador, Derecho constitucional estatal. Estudios histricos, legislativos y terico-prcticos de los estados de la Repblica mexicana , Mxico, UNAM, 2001, pp. 159-170. CHAGOYA ROMErO, Rogelio Mario, Estado de Derecho y crisis de la ley, en Cuadernos de Literatura Jurdica, Oaxaca, nm. 2, noviembre de 2008. CHAIHArK, Hahm, Rule of Law in South Korea: Rhetoric and Implementation; en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 385-416. CHANDLEr, David, Imposing the Rule of Law: The Lessons of BiH for Peacebuilding in Iraq, en International Peacekeeping, Londres, vol. 11, nm. 2, 2004, pp. 312-333. CHANG, Denis, Rule of Law: qu modelo debe adoptar China?, en Rafael Domingo et al., coordinadores, Hacia un derecho global; reflexiones en torno al derecho y la globalizacin, Navarra, Aranzadi / Universidad de Navarra, Ctedra Garrigues, 2006, pp. 155-158. CHArLESWOrTH, Hilary, Whose Rule?: Women and the International Rule of Law, en Spencer Zifcak, editor, Globalisation and the Rule of Law, Londres, Routledge, 2005, pp. 83-95. CHASKALSON , A., The Widening Gyre: Counter-Terrorism, Human Rights and the Rule of Law, en Cambridge Law Journal, Cambridge, vol. 67, 2008, pp. 69-91. CHATrCHYAN, Allison Morrill y Amanda E. Wooden, Linking Rule of Law and Environmental Policy Reform in Armenia

and Georgia, en Christopher P. M. Waters, editor, The State of Law in the South Caucasus, Basingstoke, Palgrave / Macmillan, 2005, pp. 144-178. CHAVEZ, Rebecca Bill, The Rule of Law and Courts in Democratizing Regimes, en Kheit E. Whittington et al., editores, The Oxford Handbook of Law and Politics, Oxford, Oxford University Press, 2008, pp. 63-80. CHEN, Albert H. Y. y Anne S. Y., Debating Rule of Law in the Hong Kong Special Administrative Region, 1997-2002, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 250-285. C HEN , Tsung-Fu, The Rule of Law in Taiwan: Culture, Ideology, and Social Change, C. Stephen Hsu, editor, Understanding Chinas Legal System: Essays in Honor of Jerome A. Cohen, Nueva York, New York University Press, 2003, pp. 374-409. CHESTErMAN, Simon, Legality Versus Legitimacy: Humanitarian Intervention, the Security Council, and the Rule of Law, en Security Dialogue, Oslo, vol. 33, nm. 3, 2002, pp. 293-307. CHESTErMAN, Simon, An International Rule of Law?, en American Journal of Comparative Law, Washington, D. C., vol. 56, 2008, pp. 331-361. CHEVALIEr, Jacques, Ltat de Droit, Pars, La Documentation Franaise, 2004, 112 pp. (Problmes Politiques et Sociaux, 898) CHEVALIEr, Jacques, Ltat de Droit, 5a. ed., Pars, Montchrestein, 2010, 158 pp. Chinas Efforts and Achievements in Promoting the Rule of Law, en Chinese Journal of International Law, Oxford, vol. 7, 2008, pp. 513-555. CHOUKrOUNE, Leila, Chine-OMC: ltat de Droit par louverture au commerce international?, en Revue de Droit des Affaires Internationales, Londres, nm. 6, 2002, pp. 655-672. CHrISTOPH, Antons, editor, Law and Development in East and Southeast Asia, Londres, Routledge / Curzon, 2003, pp. 154-196. CIFUENTES VArGAS, Manuel, Seguridad y justicia: puntales del Estado de Dere-

165
Bibliografa

166
Eugenio Hurtado Mrquez

cho, en Pemex Lex, Mxico, nms. 145-146, julio-agosto de 2000. CLArK, D. Ross y Cindy A. Millar, British Columbia Tobacco Litigation and the Rule of Law, en Patricia Hughes, Patrick A. Molinari, editores, Participatory Justice in a Global Economy: the New Rule of Law, Montral, Thmis, 2004, pp. 439-457. CLASSEN, Claus Dieter, Polens Rechtsstaat am Vorabend des EU-Beitritts, Tubinga, Mohr Siebeck, 2004, xiv, 216 pp. COELLO NUO, Ulises, El Estado de Derecho; imperio de leyes justas?, en Revista de la Facultad de Derecho de Mxico, t. LVII, nm. 248, julio-diciembre de 2007, pp. 253-266. COGAN, Jacob Katz, Noncompliance and the International Rule of Law, en The Yale Journal of International Law, New Haven, vol. 31, nm. 1, 2006, pp. 189-210. COHEN, Barak, Democracy and the MisRule of Law: The Israeli Legal Systems Failure to Prevent Torture in the Occupied Territories, en Indiana International & Comparative Law Review, Indianapolis, vol. 12, nm. 1, 2001, pp. 75-105. COHEN, Mathilde, The Rule of Law as the Rule of Reasons, en Rule of Law and Harmony Society, Beijing, Academy of Jurisprudence of China Law Society, 2009, t. I, pp. 335-358. COICAUD, J., The United Nations in the International Security and Criminal Justice Politics: Making the Rule of Law Work, en Kauko Aromaa y Slowomir Redo, editores, For the Rule of Law: Criminal Justice Teaching and Training across the World, Helsinki, Academic Book Store, 2008, pp. 45-52. CONCHA, Hugo, Amrica Latina: entre el impulso democratizador y la creacin de un Estado de Derecho, en Isonoma, Mxico, nm. 14, abril de 2001, pp. 65-78. Conference: Economic Development and the Rule of Law in Latin America, en Arizona Journal of International and Comparative Law , Tucson, vol. 25, 2008, pp. 263-462. COONEY, Sean, The Effects of Rule of Law Principles in Taiwan, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 417-445.

COrCUErA, Santiago, Sentido de la reconciliacin en un Estado de Derecho, en Cuestin Social, Mxico, ao 8, nm. 3, julio-septiembre de 2000. CrDOBA DEL VALLE, Enrique, El constitucionalismo mexicano y el Estado de Derecho, en Judith Aguirre Moreno et al., compiladores, Transiciones del derecho, Xalapa, Universidad Veracruzana, 2005, pp. 35-42. COrELL, Hans, A Challenge to the United Nations and the World: Developing the Rule of Law, en Temple International and Comparative Law Journal, Filadelfia, vol. 18, nm. 2, 2004, pp. 391-402. COrELL, Hans, International Law in Flux, en 14. Forum Globale Fragen: Vlkerrecht im Wandel. Auswrtiges Amt, Berln, Bonifacius GmBH, Paderborn, 2006, pp. 101-110. COrONADO FrANCO, Fernando, Derechos humanos, Poder Judicial y Estado Constitucional de Derecho, en Gustavo Cajica, compilador, Ensayos jurdicos en memoria de Jos Mara Cajica Camacho, Puebla, Editorial Cajica, 2002, vol. I. COrTIAS-PELEZ, Len, De la frmula trinitaria como fundamento del Estado Democrtico y Social de Derecho, en Cuestiones Constitucionales, Mxico, nm. 5, julio-diciembre de 2001, pp. 33-87. COSSO, Jos Ramn, Estado de Derecho y constitucionalismo, en Revista Mexicana de Derecho Pblico, Mxico, nm. 5, septiembre de 2003. COSSO, Jos Ramn, Constitucin y Estado de derecho, en Este Pas. Tendencias y Opiniones, Mxico, nms. 155-156, febrero-marzo de 2004. COSSO, Jos Ramn, Es la transparencia una condicin del Estado de Derecho?, en Este Pas. Tendencias y Opiniones, Mxico, nm. 175, octubre de 2005. COSSO, Jos Ramn, Estado de Derecho: conceptos, funciones y lmites, en Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, Madrid, nm. 11, 2007, pp. 51-72. COSSO, Jos Ramn, Registros domiciliarios y Estado de Derecho. Voto particular, en Iter Criminis. Revista de Ciencias Penales, Mxico, cuarta poca, nm. 1, enero-febrero de 2008, pp. 171-198. COTrAN, Eugene, The Rule of Law in Palestine: Reviewing the Building of Legal Ins-

titutions, en Eugene Cotran y Mai Yamani, editores, The Rule of Law in the Middle East and the Islamic; Human Rights and the Judicial Process, Nueva York, Tauris Publishers, 2000, pp. 66-70. COWEN, Tim, Justice Delayed is Justice Denied: The Rule of Law, Economic Development and the Future of the European Community Courts, en European Competition Journal, Londres, vol. 4, nm. 1, junio de 2008, pp. 1-57. CrANE, David M., The Second Cold War: The Rule of Law in the Age of IslamicFascism, en Elizabeth Andersen y David M. Crane, editores, Proceedings of the First International Humanitarian Law Dialogs, August 29, 2007, at the Chautauqau Institution, Washington, American Society of International Law, 2008, pp. 47-53. CrAWFOrD, James, International Law and the Rule of Law, en Adelaide Law Review, Adelaida, vol. 24, nm. 1, 2003, pp. 3-12. CrPEAU, Franois, Confrence de clture: la difficile insertion de ltat de Droit dans le paradigme de la mondialisation, en Daniel Mockle, director, Mondialisation et tat de Droit, Bruselas, Bruylant, 2002, pp. 399-411. CUETO LEGASPI, Roberto del, Estado de Derecho y su impacto en las finanzas de las empresas, en Ciclo de conferencias Derecho y economa, Mxico, UNAM, 2006, pp. 65-95. CULLEN, Richard, Freedom of the Press and the Rule of Law, en Steve Tsang, editor, Judicial Independence and the Rule of Law in Hong Kong, Londres, Palgrave, 2001, pp. 157-179. CUTLEr, Leonard, The Rule of Law and the Law of War: Military Commissions and Enemy Combatants post 9/11, Lewiston, N. Y., Edwin Mellen Press, 2005, iv, 361 pp. CZArNOTA, Adam, Barbarians ante Portas or the Post-Communist Rule of Law in Post-Democratic European Union, en Wojciech Sadurski et al ., editores , Spreading Democracy and the Rule of Law?: The Impact of EU Enlargement on the Rule of Law, Democracy and Constitutionalism in Post-Communist Legal Orders , Dordrecht, Springer, 2006, pp. 283-297.

CZArNOTA, Adam, Rethinking the Rule of Law after Communism, Budapest, Central European University Press, 2005, 383 pp. CZUCZAI, J., Constitutional Preparation for EU Accession in the New Central and Eastern European Member States: Is the Rule of Law better than the Rule of Politics?, en Jaap W. de Zwaan et al., editores, The European Union: An Ongoing Process of Integration: Liber amicorum Alfred E. Kellermann, La Haya, T. M. C. Asser Press, 2004, pp. 269-283. DAM, Kenneth W., The Law-Growth Nexus: The Rule of Law and Economic Development, Washington, Brookings Institution Press, 2006, xi, 320 pp. DANIELS, Ronald J. y Michael Trebilcock, The Political Economy of Rule of Law Reform in Developing Countries, en Michigan Journal of International Law, Ann Arbor, vol. 26, nm. 1, 2004, pp. 99-140. DAINO, Roberto, The Importance of the Rule of Law and Respect for Contractual Rights in Transition Countries, en Mads Andenas y Gerard Sander, editores, Enforcing Contracts in Transition Economies, Londres, British Institute of International and Comparative Law, 2005, pp. 3-10. DAUVErGNE, Catherine, Sovereignty, Migration and the Rule of Law in Global Times, en Modern Law Review, Londres, vol. 67, nm. 4, 2004, pp. 588-615. DAVIDSON, Gail et al., Lawyers and the Rule of Law on Trial: Sedition Prosecutions in Malaysia, en Criminal Law Forum: An International Journal, Dordrecht, vol. 12, nm. 1, 2001, pp. 1-23. DAVIS, Kevin E., What Can the Rule of Law Variable Tell us about Rule of Law Reforms?, en Michigan Journal of International Law, Ann Arbor, vol. 26, nm. 1, 2004, pp. 141-161. DEAN, Richard N., Corporate Governance and Rule of Law, en Jan H. Kalicki y Eugene K. Lawson, editores, Russian-Eurasian Renaissance?, Washington, Woodrow Wilson Center, 2003, pp. 309-334. DELBrCK, Jost, Right v. Might: Great Power Leadership in the Organized International Community of States and the Rule of Law, en Jochen Abr. Frowein et al., editores, Verhandeln fr den Frieden. Negotiating for Peace. Liber ami-

167
Bibliografa

168
Eugenio Hurtado Mrquez

corum Tono Eital, Berln, Springer Verlag, 2003, pp. 23-39. DELISLE, Jacques y Kevin P. Lane, Hong Kongs Endgame and the Rule of Law (I): The Struggle over Institutions and Values in the Transition to Chinese Rule, en University of Pennsylvania Journal of International Business Law, Filadelfia, vol. 25, nm. 4, 2004, pp. 1467-1523. DELISLE, Jacques y Kevin P. Lane, Hong Kongs Endgame and the Rule of Law (II): The Hong Kongs Endgame and the Rule of Law (II): The Battle over the Peo ple and the Business Community in the Transition to Chinese Rule, en University of Pennsylvania Journal of International Business Law, Filadelfia, vol. 25, nm. 4, 2004, pp. 1525-1746. DELLAPENNA, Joseph W., Does the Rule of Law Matter in the Hong Kong Special Administrative Region?, en Joseph W. Dellapenna y Patrick M. Norton, editores, China and Hong Kong in Legal Transition: Commercial and Humanitarian Issues, Chicago, American Bar Association, 2000, pp. 91-140. DELLEr, Nicole et al., Rule of Power or Rule of Law?: An Assessment of U. S. Policies and Actions Regarding SecurityRelated Treaties, Nueva York, Apex Press, 2003, xxxviii, 227 pp. DErMIZAKY PErEDO, Pablo, Estado de Derecho y justicia constitucional en el siglo XX, en Revista del Tribunal Constitucional, Sucre, nm. 7, mayo de 2006, pp. 13-26. DEWOST, Jean-Louis, Globalization and the Rule of Law, en George A. Bermann et al., editores, Transatlantic Regulatory Cooperation. Legal Problems and Political Prospects, Oxford, Oxford University Press, 2001, pp. 29-34. DIAMOND, Larry, The Rule of Law as Transition to Democracy in China, en Suisheng Zhao, editor, Debating Political Reform in China: Rule of Law vs. Democratization, Armonk, N. Y., Sharpe, 2006, pp. 79-90. DAZ, Elas, Estado de Derecho y derechos humanos, en Gustavo Cajica, compilador, Ensayos jurdicos en memoria de Jos Mara Cajica Camacho, Puebla, Editorial Cajica, 2002, vol. I. DAZ, Elas, Estado de Derecho y sociedad democrtica, en Raffaele de Giorgi, compilador, Il diritto e la differenza; scritti in

onore di Alessandro Baratta, Lecce, Italia, Edizioni Pensa Multimedia, 2002, t. I. DAZ, Elas, Carl Schmitt: La destruccin del Estado de Derecho, en Revista Jurdica de la Universidad Autnoma de Madrid, Madrid, nm. 8, 2003, pp. 143-162. DAZ, Elas, Estado de derecho y sociedad democrtica, en Luis Aguiar de Luque, compilador, Constitucin, Estado de las autonomas y justicia constitucional. (Libro homenaje al profesor Gumer sindo Trujillo), Valencia, Tirant lo Blanch / Organismo Autnomo de Museos y Cen - tros, Caja Canarias / Obra Social y Cultural y Gobierno de Canarias, 2005, pp. 85110. DAZ, Elas, Estado de Derecho y legitimidad democrtica, en Miguel Carbonell y Rodolfo Vzquez, compiladores, El Estado de Derecho: dilemas para Amrica Latina, Lima, Per, Palestra Editores, 2009, pp. 73-118. DICKENSON, Laura A., Using Legal Process to Fight Terrorism: Detentions, Military Commissions, International Tribunals, and the Rule of Law, en Southern California Law Review, Los ngeles, vol. 75, nm. 6, 2002, pp. 1407-1492. DIJK, Jan J. M. van, Does Crime Pay?: On the Relationships between Crime, Rule of Law and Economic Growth, en Forum on Crime and Society, Nueva York, vol. 1, nm. 1, 2001, pp. 1-16. DOEBBLEr, Curtis, The Rule of Law v. Staying in Power: The State of Egypt v. Saad Eddin Mohammed Ibrahim: Criminal Case No. 13422/2000 before the Egyptian Court of Cassation, Criminal Division, Cairo, Egypt, en Yearbook of Islamic and Middle Eastern Law, La Haya, vol. 6, 2003, pp. 353-363. DOErNBErG, Donald L., Sovereign Immunity, or, The Rule of Law: The New Federalisms Choice, Durham, N. C., Carolina Academic Press, 2005, xii, 254 pp. DOLDUr, Constantin, Consequences of the Decisions of the Constitutional Court and the State Governed by the Rule of Law in Romania, en Journal of Constitutional Law in Eastern and Central Europe, Boxtel, Holanda, vol. 9, nm. 1, 2002, pp. 97-114. DONFACK SOKENG, Lopold, Ldification de ltat de Droit en Afrique: entre universalit et spcificit, en Revue de Droit Afri-

cain: Doctrine & Jurisprudence, Blgica, vol. 7, nm. 26, 2003, pp. 133-191. DONLON, F., Rule of Law: From the International Criminal Tribunal for the Former Yugoslavia to the War Crimes Chamber of Bosnia and Herzegovina, en Dina Francesca Haynes, editor, Deconstructing the Reconstruction: Human Rights and the Rule of Law in Postwar Bosnia and Herzegovina, Londres, Ashgate, 2008, pp. 257-284. DONNELLY, Samuel J. M., Reflecting on the Rule of Law, its Reciprocal with Rights, Legitimacy and Other Concepts and Institutions, en Syracuse Journal of International Law and Commerce, Syracuse, vol. 32, nm. 2, 2005, pp. 233-268. DOUGHErTY, Richard J., Thomas Jefferson and the Rule of Law: Executive Power and American Constitutionalism, en Northern Kentucky Law Review , Highland, Heights, vol. 28, nm. 3, 2001, pp. 513-535. DOUGLAS-SCOTT, Sionaidh, The Rule of Law in the European Union: Putting the security into the Area of Freedom, Security and justice, en European Law Review, Londres, vol. 29, nm. 2, 2004, pp. 219-242 DrUMBL, Mark A., Rights, Culture, and Crime: The Role of Rule of Law for the Women of Afghanistan, en Columbia Jo urnal of Transnational Law, Nueva York, vol. 42, nm. 2, 2004, pp. 349-390. DrUMBL, Mark A., The Iraqi High Tribunal and Rule of Law: Challenges, en Proceedings of the Annual Meeting of the American Association of International Law, vol. 100, Washington, AAIL, 2006, pp. 79-83 DUAN, Jielong, Statement on the Rule of Law at the National and International Levels, en Chinese Journal of International Law, Oxford, vol. 7, 2008, pp. 509-512. DUCA, Patrick del, The Rule of Law: Mexicos Approach to Expropriation Disputes in the Face of Investment Globalization, en UCLA Law Review, Los ngeles, vol. 51, nm. 1, 2003, pp. 35-141. DUFOUr, Genevive et al., La mondialisation de ltat de Droit entre dislocation et recomposition: le cas du Codex Alimentarius et du droit transnational, Les Cahiers de Droit, Pars, vol. 47, nm. 3, 2006, pp. 475-514.

DUrN RIBErA, Willman Ruperto, Los derechos fundamentales como contenido esencial del Estado de Derecho, en Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano , Montevideo, ao 9, 2003, pp. 283-290. DYZENHAUS, David, Judicial Independence, Transitional Justice and the Rule of Law, en Otago Law Review, Otago, Nueva Zelanda, vol. 10, nm. 3, 2003, pp. 345-369. DYZENHAUS, David, The Logic of the Rule of Law: Lessons from Willis, en University of Toronto Law Journal, Toronto, vol. LV, nm. 3, verano de 2005, pp. 691-714. DYZENHAUS, David, The Rule of (Administrative) Law in International Law, en Law and Contemporary Problems, Durham, vol. 68, nms. 3-4, 2005, pp. 127-166. DYZENHAUS, David, The Pasts and Future of the Rule of Law in South Africa, en South African Law Journal, Claremont, Cape Town, vol. 124, nm 4, 2007, pp. 734-761. DZIEDZIC, Michael J. y Benjamin Lovelock, An Evolving Post-Conflict Role for the Military: Providing a Secure Environment and Supporting the Rule of Law, en M. Cherif Bassiouni, editor, Post-Conflict Justice, International and Comparative Criminal Law Series, Ardsley, N. Y., Transnational Publishers, 2002, pp. 851-862. EDELSTAM, Gunilla, The European Union and the Common Values of Democracy and Rule of Law, en Revue Europenne de Droit Public, Bruselas, vol. 14, nm. 1, primavera de 2002, pp. 767-772. EDLIN, D. E., Institutional Identity and the Rule of Law: Belmarsh, Boumediene, and the Construction of Constitutional Meaning in England and the United States, en Loyola of Los Angeles Law Review, Los ngeles, vol. 41, nm. 2, invierno de 2008, pp. 481-528. ELLIOT, Robin M., British Columbias Tobacco Litigation and the Rule of Law, en Patricia Hughes, editor, Participatory Justice in a Global Economy: The New Rule of Law, Montreal, Thmis, 2004, pp. 459-472. ELLIS, Jaye, The Straddlings Stocks Agreement and the Precautionary Principle as Interpretive Device and Rule of Law, en Ocean Development and Internatio-

169
Bibliografa

170
Eugenio Hurtado Mrquez

nal Law, Londres, vol. 32, nm. 4, 2001, pp. 289-311. ELLIS, Mark S., Searching for the Meaning of the Rule of Law: Finding Extraordinary People, en Minnesota Journal of International Law, Minneapolis, vol. 18, nm. 2, verano de 2009, pp. 425-430. EMMErT, F. Market Economy, Democracy or Rule of Law?: What Should be Prioritized to Promote Development?, en Astrid Epiney et al., editores, Die Herausforderung von Grenzen: Festschrift fr Roland Bieber, Baden-Baden, Nomos / Dike, 2007, pp.104-116. ESPArZA VALDIVIA, Martn Hugo, Consideraciones acerca del Estado de Derecho, en Alegatos, Mxico, nm. 46, septiembre-diciembre de 2000. ESPINOSA-SALDAA B., Eloy, Presidencialismo latinoamericano: sus alcances, los riesgos que genera a la plena vigencia del Estado de Derecho y algunas notas sobre la vialidad de las propuestas planteadas al respecto, en Domingo Garca Belaunde, coordinador, Constitucionalismo y derechos humanos, Lima, Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional (Seccin Peruana), 2002, pp. 73-94; y en Miguel Carbo nell, coordinador, Derechos fundamentales y Estado. Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Mxico, UNAM, 2002, pp. 183204. FADEL, Mohammad, Rules, Judicial Discretion, and the Rule of Law in Nasrid Granada: an Analysis of al-Hadiqa almustaqilla al-na.dra fi al-fatawa al-.sadira an ulama al-.ha.dra, en Robert Gleave y Eugenia Kermeli, editores, Islamic Law: Theory and Practice, Londres, I. B. Tauris, 2001, pp. 49-86. FANCHIOTTI, Vittorio, Stato di Diritto e ragion di Stato: il caso Abu Omar e la Consulta, en Questione Giustizia, Miln, nm. 3, 2009. FANG, Qiang y Roger des Forges, Where Chinese Rulers above the Law?: Toward a Theory of the Rule of Law in China from Early Times to 1949 CE, en Stanford Jour nal of International Law, Stanford, vol. 44. Nm. 1, 2008, pp. 101-146. FArBEr, Daniel A., The Rule of Law and the Law of Precedents, en Minnesota Law Review, Minneapolis, vol. 90, nm. 5, mayo de 2006, pp. 1173-1203.

FArMEr, Jr., John J., The 2004 Paul Miller Distinguished Lecture: The Rule of Law in an Age of Terror, en Rutgers Law Re view, Newark, N. J., vol. 57, nm. 2, 2005, pp. 747-770. FArrALL, Jeremy, The Future of UN Peacekeeping and the Rule of Law, en Proceedings of the American Society of International Law, Annual Meeting, Washington, ASIL, 2007, vol. 101, pp. 160-163. FELDBrUGGE, Ferdinand, The Rule of Law in the European CIS States, en Review of Central and East European Law, La Haya, vol. 26, nm. 3, 2000, pp. 213-230. FELDBrUGGE, Ferdinand, Russia, Europe, and the Rule of Law, La Haya, Martinus Nijhoff, 2007, 223 pp. FELDBrUGGE, Ferdinand, The Rule of Law in Russia in a European Context, en Ferdinand Feldbrugge, editor, Russia, Europe, and the Rule of Law, La Haya, Martinus Nijhoff, 2007, pp. 203-216. FENWICK, Stewart, The Rule of Law in Mongolia: Constitutional Court and Conspiratorial Parliament, en The Australian Journal of Asian Law, Melbourne, vol. 3, nm. 3, 2001, pp. 213-235. FErENCZ, Benjamin B., A World of Peace under the Rule of Law: the View from America, en Washington University Global Studies Law Review, San Luis, Mo., vol. 6, nm. 3, 2007, pp. 663-674. FErNANDO, Basil, Police and the Rule of Law in Asia, en Lone Lindholt et al., editores, Human Rights and the Police in Transitional Countries, La Haya, Kluwer Law International, 2003, pp. 29-49. FErrAJOLI, Luigi, El papel de la funcin judicial en el Estado de Derecho, en Justicia Electoral , Mxico, nm. 18, 2003. FErrAJOLI, Luigi, Estado social y Estado de Derecho, en Vctor Abramovich et al., compiladores, Derechos sociales; instrucciones de uso, Mxico, Fontamara, 2003, pp. 11-22. FErrAJOLI, Luigi, Pasado y futuro del Estado de Derecho, en Miguel Carbonell, editor, Noeconstitucionalismo(s), 4a. ed., Madrid, Trotta, 2009, pp. 13-30. FISCHLEr, Gil et al., Self-Determination in the Canadian Legal Order: The Rule of Law Ruled Out?, en Griffins View on International and Comparative Law, Utrecht, vol. 5, nm. 1, 2004, pp. 18-25.

FITZPATrICK, Joan, Sovereignty, Territoriality, and the Rule of Law, en Hastings International and Comparative Law Review, San Francisco, vol. 25, nm. 3, 2002, pp. 303-340. FITZPATrICK, Peter, Gods would be Needed...: American Empire and the Rule of (International) Law, en Leiden Journal of International Law, La Haya, vol. 16, nm. 3, 2003, pp. 429-466. FIX-FIErrO, Hctor y Sergio Lpez Aylln, Legitimidad contra legalidad. Los dilemas de la transicin jurdica y el Estado de Derecho en Mxico, en Poltica y Gobierno, Mxico, vol. VIII, nm. 2, segundo semestre de 2001, pp. 347-393. FIX-ZAMUDIO, Hctor, Reflexiones sobre el Estado de Derecho democrtico y social y la justicia administrativa en el siglo XXI, en Investigaciones Jurdicas, Guanajuato, segunda poca, vol. XXV, nm. 83, julio-diciembre de 2007. FLOrES, Imer B., Assessing Democracy and Rule of Law: Access to Justice, en Aleksander Peczenik, editor, Proceedings of the 21st IVR World Congress. Part I: Justice, Stuttgart, Franz Steiner Verlag, 2004, pp. 146-154. FONDEVILA, Gustavo, compilador, Instituciones, legalidad y Estado de Derecho; en el Mxico de la transicin democrtica, Mxico, Fontamara, 2006, 476 pp. (Doctrina Jurdica Contempornea, 34) FOrTINO LIMA, Pablo, Estado de Derecho en Mxico, en Summa, Tlaxcala, tercera poca, nm. 2, septiembre de 2002. FrASEr, David, The Jews of the Channel Islands and the Rule of Law, 1940-1945: Quite Contrary to the Principles of British Justice, Brighton, Sussex Academic Press, 2000, ix, 261 pp. FrEEH, Louis J. Ensuring Public Safety and National Security under the Rule of Law, en John Prados, editor e introductor, America Confronts Terrorism: Understanding the Danger and how to Think about It, Chicago, Ivan R. Dee, Publisher, 2002, pp. 315-325. FrAS, Pedro J., Estado de Derecho y seguridad jurdica, en Revista Latinoamericana de Estudos Constitucionais, Fortaleza, Brasil, nm. 1, enero-junio de 2003. FrIEND, James Hugo, The Rocky Road toward the Rule of Law in China: 19792000, en Northwestern Journal of In-

ternational Law and Business, Chicago, vol. 20, nm. 3, 2000, pp. 369-381. FrOESE, Devrin, Professor Raz, the Rule of Law, and the Tobacco Act, en The Canadian Journal of Law and Jurisprudence, Toronto, vol. 19, nm. 1, 2006, pp. 161-175. FrOSINI, Tommaso Edoardo, El Estado de Derecho se ha detenido en Guantnamo, en Revista Espaola de Derecho Constitucional, Madrid, ao 26, nm. 76, enero-abril de 2006, pp. 33-74. GABA, Laurent, Ltat de Droit et la dmocratie en Afrique subsaharienne, en Daniel Mockle, director, Mondialisation et tat de Droit, Bruselas, Bruylant, 2002, pp. 200-274. GAGArIN, Michael, The Rule of Law in Gortyn, en Edward M. Harris y Lene Rubinstein, editores, The Law and the Courts in Ancient Greece, Londres, Duckworth, 2004, pp. 173-183. GALLArDO, Helio, Nuevo orden internacional, derechos humanos y Estado de Derecho en Amrica Latina, en Crtica Jurdica, Mxico, nm. 22, 2003, pp. 255-270. GALLIGAN, B., The Ambiguities of the Rule of Law, en Azymardi Azra y Wayne Hudson, editores, Islam beyond Conflict: Indonesian Islam and Western Political Theory, Aldershot, Ashgate, 2008, pp. 25-30. GALVO DA ROCHA, Fernando A. N., Legitimidade do direito penal no Estado Democrtico de Direito, en Revista Brasileira de Estudos Polticos , Bello Horizonte, nm. 95, enero-junio de 2007, pp. 99-127. GArCA ESPINOSA DE LOS MONTErOS, Dilcya Samantha, San Salvador Atenco: entre la tolerancia gubernamental y la preservacin del Estado de Derecho, en Bien Comn, Mxico, ao 8, nm. 94, octubre de 2002. GArCA FONG, Gustavo, Pluralismo, Estado de Derecho y derechos humanos, en Jos Emilio Rolando Ordoez Cifuentes, coordinador, La construccin del estado nacional: democracia, justicia, paz y Estado de Derecho; XII Jornadas Lascasianas, Mxico, UNAM, 2004, pp. 59-78. GArCA FONG, Gustavo, Pluralismo, Estado de Derecho y derecho humanos, Guatemala, Universidad Rafael Land-

171
Bibliografa

172
Eugenio Hurtado Mrquez

var, 2005, xi, 23 pp. (Cuaderno de Estudio, 65) GArCA GALN, Juan Bosco, Poltica criminal y Estado de Derecho, en Gerardo Laveaga, coordinador, Uso legtimo de la fuerza, Mxico, Instituto Nacional de Ciencias Penales, 2008, pp. 17-20. GArCA LABELLA, Joaqun, Sobre el Estado de Derecho, en Anales de la Ctedra Francisco Surez, Granada, nm. 37, 2003, pp. 371-396. GArCA MONTEALEGrE, Germn, El Estado de Derecho desde la ptica de la dogmtica, en Summa, Tlaxcala, tercera poca, nm. 2, septiembre de 2002. GArCA NOrIEGA, Andrs Gerardo, De la decadencia del Estado de Derecho al paradigma del estado constitucional, en De Jure, Colima, segunda poca, ao 4, nm. 1, septiembre de 2005, pp. 64-85. GArCA-SALMONES, Mnica, The Ethos of the Rule of Law in the International Legal Discourse: Portrait of an Outsider, en International Community Law Review, La Haya, vol. 10, 2008, pp. 29-49. GArrIDO GMEZ, Ma. Isabel, Derechos fundamentales y Estado Social y Democrtico de Derecho, Madrid, Editorial Dilex, 2007, 255 pp. GArZA GrIMALDO, Jos Gilberto, La interpretacin constitucional como medio para la consolidacin del Estado de Derecho democrtico y social, en Lex. Difusin y Anlisis, Torren, tercera poca, ao XII, nm. 155, mayo de 2008. GArZA KELLY, Humberto de la, Crisis y crtica de nuestro Estado de Derecho, en Derecho Siglo XXI, San Nicols de los Garza, N. L., nm. 2, mayo-agosto de 2000. GAVOUNELI, Maria, State Immunity & The Rule of Law, Atenas, Sakkoulas, 2001, 222 pp. GEOrGE, Robert, Reason, Freedom and the Rule of Law: Their Significance in the Natural Law Tradition, en The American Journal of Jurisprudence, Notre Dame, vol. 46, 2001, pp. 249-256. GILLESPIE, John, Transplanting Commercial Law Reform: Developing a Rule of Law in Vietnam, Aldershot, Ashgate, 2006, xii, 350 pp. GINSBUrG, Tom y Tamir Moustafa, Rule by Law: The Politics of Courts in Authoritarian Regimes, Cambridge, Cambridge University Press, 2008, 392 pp.

GOLDSMITH, Peter Lord, Terrorism and the Rule of Law, en New Mexico Law Review , Albuquerque, vol. 35, nm. 1, 2005, pp. 215-228. GOLDSTONE, Richard, The Rule of Law, en James Wilmot y Linda van de Vijver, editores, After the TRC: Reflections on Truth and Reconciliation in South Africa, Atenas, Ohio, Ohio University Press, 2000, pp. 157-162. GMEZ RODrGUEZ, Juan Manuel, El Estado de Derecho desde una perspectiva cultural, en Mximo N. Gmiz Parral y Jorge Arturo Garca Rub, compiladores, Las entidades federativas en la reforma constitucional, Mxico, UNAM, 2005, pp. 107-122. GNGOrA PIMENTEL, Genaro David, Estado de Derecho, Constitucin y Poder Judicial en Mxico, en Lex. Difusin y Anlisis, Torren, tercera poca, ao XI, nm. 130, abril de 2006. GOODMAN, Carl F., Japans New Civil Procedure Code: Has it Fostered a Rule of Law Dispute Resolution Mechanism?, en Brooklyn Journal of International Law, Brooklyn, vol. 29, nm. 2, 2004, pp. 511-616. GOODMAN, Carl F., The Rule of Law in Japan: A Comparative Analysis, 2a. ed., La Haya, Kluwer Law International, 2008, 576 pp. GOODSTADT, Leo F., Prospects for the Rule of Law: The Political Dimension, en Steve Yui-Sang Tsang, editor, Judicial Independence and the Rule of Law in Hong Kong, Londres, Palgrave / Macmillan, 2001, pp. 180-201. GONZLEZ, Mara del Refugio, La construccin del Estado de Derecho en Mxico. Los derechos fundamentales (la situacin del indgena), en Miguel Carbonell, coordinador, Derechos fundamentales y Estado. Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Mxico, UNAM, 2002, pp. 345-368. GONZLEZ, Mara del Refugio y Jos Antonio Caballero Jurez, El proceso de formacin del Estado de Derecho en Mxico. Los modelos de Estado en la Constitucin de 1917, en Jos Mara de la Serna de la Garza y Jos Antonio Caballero Jurez, editores, Estado de Derecho y transicin jurdica, Mxico, UNAM, 2002, pp. 47-94.

GONZLEZ DE COSSO, Francisco, El Estado de Derecho: un enfoque econmico, prlogo de Luis Enrique Graham Tapia, Mxico, Porra, 2007, xvii, 105 pp. GONZLEZ OrOPEZA, Manuel, Recent Problems and Developments on the Rule of Law in Mexico, en Texas International Law Journal, Austin, vol. 40, nm. 3, primavera de 2005, pp. 577-584. GONZLEZ OrOPEZA, Manuel, Terrorismo y Estado de Derecho: Resoluciones paradigmticas de las Cortes Supremas de Amrica del Norte, en Lex. Difusin y Anlisis, Torren, tercera poca, ao XII, nm. 155, mayo de 2008. GONZLEZ PLACENCIA, Luis, Democratizacin y Estado de Derecho, en Alegatos , Mxico, nm. 50, enero-abril de 2002. GONZLEZ PrIETO, Luis Aurelio, El franquismo y el Estado de Derecho, en Sistema. Revista de Ciencias Sociales, Madrid, nm. 187, julio de 2005, pp. 3-34. GONZLEZ RIVAS, Juan Jos, director, Pluralismo religioso y Estado de Dere cho, Madrid, Consejo General del Poder Judicial, Centro de Documentacin Judicial, 2004, 415 pp. (Cuadernos de Derecho Judicial, XI) GONZLEZ DE LA VEGA, Ren y Geraldina Gonzlez de la Vega, Estado de Derecho, derechos fundamentales y legislacin penal en el constitucionalismo mexicano, en Diego Valads y Miguel Carbonell, coordinadores, El proceso constituyente mexicano a 150 aos de la Constitucin de 1857 y 90 de la Constitucin de 1917, Mxico, UNAM, 2007, pp. 447 476. GONZLEZ VIDAUrrI, Alicia y Augusto Snchez Sandoval, Del Estado de Derecho al Derecho del Estado Terrorista, en Sergio Garca Ramrez, coordinador, Estudios jurdicos en homenaje a Olga Islas de Gonzlez Mariscal, Mxico, UNAM, 2007, t. II, pp. 215-240. GOrDILLO, Agustn, El Estado de Derecho en estado de emergencia, en La Ley, Buenos Aires, ao LXV, nm. 195, 12 de octubre de 2001. GOZZI, Gustavo, Stato di Diritto e diritti soggettivi in Germania tra otto e novecento, en Francesco Belvisi y Franco Cavina, compiladores, Diritto e filosofia nel XIX secolo, Miln, Giuffr, 2002, pp. 463-496.

GrEEN, L. C., The Rule of Law and Human Rights in the Balkans, en The Canadian Yearbook of International Law, Vancouver, vol. 37, 2000), pp. 223-256. GrEENSTEIN, Richard K., Why the Rule of Law?, en Louisiana Law Review, Baton Rouge, Louisiana, vol. 66, nm. 1, otoo de 2005, pp. 63-94. GrEENWOOD, Christopher, New World Order or Old?: The Invasion of Kuwait and the Rule of Law, en Essays on War in International Law, Londres, Cameron May, 2006, pp. 517-554. GrENFELL, Laura, Legal Pluralism and the Rule of Law in Timor Leste, en Leiden Journal of International Law, La Haya, vol. 19, nm. 2, 2006, pp. 305-337. GrEIFF, Pable de, Truth Telling and the Rule of Law, en Tristan Anne Borer, editor, Telling the Truths: Truth Telling and Peace Building in Post-Conflict Societies, Notre Dame, University of Notre Dame Press, 2006, pp. 181-206. GrOSS, Norman, Noble Purposes: Nine Champions of the Rule of Law, Atenas, Ohio, Ohio University Press, 2007, xi, 144 pp. GUDIO PELAYO, Jos de Jess, La reforma judicial federal y el Estado de Derecho, en Jurdica. Anuario del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, Mxico, nm. 33, 2003, pp. 425-433. GUDIO PELAYO, Jos de Jess, Democracia, Estado de Derecho y acceso al juez como derecho fundamental, en Lex. Difusin y Anlisis, Torren, tercera poca, ao VIII, nm. 103, enero de 2004; y en Revista Jurdica, Aguascalientes, nm. 27, 2005. GULIYEVA, Gulara, Democratization and the Rule of Law in Azerbaijan: Europes Relevance, en Christopher M. Waters, editor, The State of Law in the South Caucasus, Basingstoke, Palgrave / Macmillan, 2005, pp. 41-58. GUMEDZE, Sabelo, Human Rights and the Rule of Law in Swaziland, en African Human Rights Law Journal, Pretoria, vol. 5, nm. 2, 2005, pp. 266-286. GUTIrrEZ, Daniel C., The State of Rebellion and the Rule of Law, en Philippine Law Journal, Quezon City, vol. 76, nm. 1, 2001, pp. 56-76. HAFNEr, Gerhard, The Rule of Law and International Organizations, en Klaus Dic-

173
Bibliografa

174
Eugenio Hurtado Mrquez

ke et al., editores, Weltinnenrecht: liber amicorum Jost Delbrck, Berln, Duncker & Humblot, 2005, pp. 307-314. HAGAN, John y Sanja Kutnjak Ivkovic, War Crimes, Democracy, and the Rule of Law in Belgrade, the Former Yugoslavia, and Beyond, en Annals of the American Academy of Political and Social Science, Filadelfia, vol. 605, nm. 1, mayo de 2006, pp. 129-151. HALEY, John O. y Veronica Taylor, Rule of Law in Japan, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S. , Londres, Routledge, 2004, pp. 446-474. HALTErN, Ulrich R., Die Rule of Law zwischen Theorie und Praxis: Grundrechtsrechtsprechung und Verfassungstheorie im Kontext, en Der Staat, Berln, vol. 40, nm. 2, 2001, pp. 243-271. HAMMErGrEN, Linn, Latin American Experience with Rule of Law Reforms and its Applicability to Nation Building Efforts, en Case Western Reserve Journal of International Law, Cleveland, vol. 38, nm. 1, 2006, pp. 63-93. HAMPTON, Jean, Democracy and the Rule of Law, en Claire Finkelstein, editor, Hobbes on Law, Aldershot, Ashgate, 2005, pp. 485-516. HANSEN, Annika S., From Intervention to Local Ownership: Rebuilding a Just and Sustainable Rule of Law after Conflict, en Carsten Stahn y Jann K. Kleffner, editores, Jus post bellum: Towards a Law of Transition from Conflict to Peace, Cambridge, Cambridge University Press, 2008, pp. 131-151. HArPEr, Erica, Studying Post-Conflict Rule of Law: The Creation of an Ordinary Crimes Model by the United Nations Transitional Administration in East Timor, en The Australian Journal of Asian Law, Melbourne, vol. 8, nm. 2, 2006, pp. 155-207. HArrIS, W. R., A World of Peace and Justice under the Rule of Law: From Nuremberg to the International Criminal Court, en Washington University Global Studies Law Review, San Luis, Mo., vol. 6, nm. 3, 2007, pp. 689-702. HArTZ, Halvor A. et al., Safeguarding a Viable Peace: Institutionalizing the Rule of Law, en Jock Covey et al., editores,

The Quest for Viable Peace: International Intervention and Strategies for Conflict Transformation, Washington, D. C., United States Institute of Peace Press, 2005, pp. 157-204. HArVEY, Colin, Refugees, Asylum Seekers, the Rule of Law and Human Rights, en David Dyzenhaus, editor, The Unity of Public Law, Oxford, Hart, 2004, pp. 201-223. HArVEY, Colin, And Fairness for All?: Asylum, National Security, and the Rule of Law, en Victor V. Ramraj et al., editores, Global Anti-Terrorism Law and Policy, Cambridge, Cambridge University Press, 2005, pp. 152-178. HArVEY, Colin, The Rule of Law in Times of Trouble: Asylum, National Security and Human Rights, en Paul Eden y Thrse ODonnell, editores, September 11, 2001: A Turning Point in International and Domestic Law, Ardsley, N. Y., Transnational Publishers, 2005, pp. 455-496. HASSALL, Graham, Governance, Legitimacy and the Rule of Law in the South Pacific, en Anita Jowitt y Tess Newton Cain, editores, Passage of Change: Law, Society and Governance in the Pacific, Canberra, Pandanus Books, Research School of Pacific and Asian Studies, Australian National, University, 2003, pp. 51-69. HAYDE, Wayne, Ideals and Realities of the Rule of Law and Administration of Justice in post Conflict East Timor, en International Peacekeeping, Londres, vol. 8, 2004, pp. 65-97. HAYNES, Dina Francesca, editor, Deconstructing the Reconstruction: Human Rights and Rule of Law in Postwar Bosnia and Herzegovina, Aldershot, Ashgate, 2008, 338 pp. HEGArTY, A. Transforming Justice, Reclaiming the Rule of Law: Legal Transition in Complex Power-Sharing Agreements, en Marc Weller y Barbara Metzger, editores, Settling Self-Determination Disputes: Complex Power-Sharing in Theory and Practice, La Haya, Martinus Nijhoff, 2008, pp. 599-626. HEINZE, Eric, Power Politics and the Rule of Law: Shakespeares First Historical Tetralogy and Laws Foundations, en Oxford Journal of Legal Studies, Oxford, vol. 29, nm. 1, primavera de 2009, pp. 139-168.

HELLEr, Hermann, Estado de Derecho o dictadura?, en Abz. Informacin y Anlisis Jurdicos, Morelia, segunda poca, ao 6, nm. 128, febrero de 2001. HENCKAErTS, Jean-Marie, Study on Customary International Humanitarian Law: a Contribution to the Understanding and Respect for the Rule of Law in Armed Conflict, en International Review of the Red Cross, Ginebra, vol. 87, nm. 857, 2005, pp. 175-212. HENLEY, Kenneth, Human Rights and the Rule of Law: Sovereignty and the International Criminal Court, en David A. Reidy y Mortimer N. S. Seller, editores, Universal Human Rights: Moral Order in a Divided World, Lanham, Rowman y Littlefield, 2005, pp. 173-186. HENNING, Mnica Clarissa y Eltor Breunig, O controle de constitucionalidade na teoria pura do direito de Kelsen e suas perspectivas em face do Estado Democrtico de Direito, en Revista do Direito, Santa Cruz do Sul, Brasil, nm. 14, julio-diciembre de 2000. HErDEGEN, Matthias, Estado de Derecho, responsabilidad poltica y buena go bernabilidad, en Revista de Estudios Socio-Jurdicos, Bogot, vol. 9, nm. 2, julio-diciembre de 2007, pp. 11-26. HErNNDEZ CAMArGO, Lolymar, La reconstruccin del Estado de Derecho venezolano: aspectos esenciales para la transformacin, en Revista de Estudios de la Administracin Local, Madrid, nms. 292-293, mayo-diciembre de 2003, pp. 329-342. HErNNDEZ RAMrEZ, Jos Luis y Rogelio Morfn Snchez, La seguridad pblica, el Estado de Derecho y los derechos humanos en Mxico de cara al siglo XXI, en Jos Luis Hernndez Ramrez y Rogelio Morfn Snchez, Violencia, poltica criminal y seguridad pblica; realidad y desafos en el siglo XXI, Mxico, Instituto Nacional de Ciencias Penales, 2003, pp. 217-254. HErNNDEZ-TrUYOL, Berta Esperanza, The Rule of Law and Human Rights, en Florida Journal of International Law, Gainesville, vol. 16, nm. 1, 2004, pp. 167-194. HEUSCHLING, Luc, tat de droit=Rechtsstaat, Pars, Dalloz, 2002, xii, 739 pp. HEUSEr, Robert, What Rule of Law?: The Traditional Chinese Concept of Good

Government and Challenges of the 21st Century, en Zeitschrift fr auslndisches ffentliches Recht und Vlkerrecht, Heidelberg, vol. 64, nm. 3, 2004, pp. 723-734. HEYDEBrAND, Wolf, Globalization and the Rule of Law at the End of the 20th Century, en European Yearbook in the Sociology of Law, Miln, vol. 2000 (2001), pp. 25-127. HINTErSTEININGEr, Margit Maria, Enhancing the Rule of Law within the European Union - The Contribution of the Treaty of Nice: Some Observations Concerning the Amendments to TEU Arts. 7 and 46, en Austrian Review of International and European Law, Viena, vol. 5, 2000, pp. 31-79. HOFFMAN, Paul l., The Alvarez Case and the Rule of Law, en Anne F. Bayefsky, editor, Human Rights and Refugees, Internally Displaced Persons and Migrant Workers: Essays in Memory of Joan Fitzpatrick and Arthur Helton, La Haya, Martinus Nijhoff, 2006, pp. 321-348. HOGG, Peter W. y Cara F. Zwibel, The Rule of Law in the Supreme Court of Canada, en University of Toronto Law Journal, Toronto, vol. LV, nm. 3, verano de 2005. HOLLAND, H. Brian, The Failure of the Rule of Law in Cyberspace?: Reorienting the Normative Debate on Borders and Territorial Sovereignty, en The John Marshall Journal of Computer & Information Law, Chicago, vol. 24, nm. 1, 2005, pp. 1-34. HOrN, Hans-Rudolf, Aspectos sociales del Estado de Derecho contemporneo, en Revista Derecho del Estado, Bogot, nm. 11, diciembre de 2001, pp. 7-25; y en Cuestiones Constitucionales, Mxico, nm. 5, julio-diciembre de 2001, pp. 145-171. HOWArD, A. E. Dick, Constitutionalism and the Rule of Law in Central and Eastern Europe, en Hans-Joachim Cremer et al., editores, Tradition und Weltoffenheit des Rechts: Festchrift fr Helmut Steinberg, Berln, Springer, 2002, pp. 755-769. HUANG, Reyko, Counterterrorism and the Rule of Law, en Agns Hurwitz y Reyko Huang, editores, Civil War and the Rule of Law: Security, Development, Human Rights, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. 261-284.

175
Bibliografa

176
Eugenio Hurtado Mrquez

HUErTA LArA, Rosario, Derechos humanos y Estado de Derecho en el siglo XIX mexicano, en Letras Jurdicas, Xalapa de Enrquez, ao 2, nm. 4, julio-diciembre de 2001. HUFFMAN, James L., American Legal History According to Horwitz: The Rule of Law Yields to Power, en Tulsa Law Review, Tulsa, vol. 37, nm. 4, 2002, pp. 953-965. HUGHES, Patricia, The Rule of Law: Challenges in a Global Economy, en, Patricia Hughes y Patrick A. Molinari, editores, Participatory Justice in a Global Economy: The New Rule of Law: la nouvelle rgle de droit, Montral: Thmis, 2004, pp. 29-63. HUGHES, Patricia y Patrick A. Molinari, editores, Participatory Justice in a Global Economy: The New Rule of Law: la nouvelle rgle de droit, Montral: Thmis, 2004, xii, 519 pp. HULET, Craig B., The Hydra of Carnage: Bushs Imperial War-Making and the Rule of Law: An Analysis of the Objectives and Delusions of Empire, Quinault, Artful Nuance, 2002, 329 pp. HUrWITZ, Agns, Civil War and the Rule of Law: Security, Development, Human Rights, en Agns Hurwitz y Reyko Huang, editores, Civil War and the Rule of Law: Security, Development, Human Rights, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. 21-45. HUrWITZ, Agns, The Rule of Law and Peace-building Processes, en Agns Hurwitz y Reyko Huang, editores, Civil War and the Rule of Law: Security, Development, Human Rights, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. HUSSAIN, Nasser, The Jurisprudence of Emergency: Colonialism and the Rule of Law, Ann Arbor, University of Michigan Press, 2003, 194 pp. HUTCHISON, Kay Bailey, Democracy and the Rule of Law, en The International Lawyer, Dallas, vol. 39, nm. 3, 2005, pp. 663-665. IBArrA, David, Estado de Derecho, Constitucin e instituciones, en Revista de la Facultad de Derecho de Mxico, t. LV, nm. 243, 2005, pp. 269-278. IBArrA, David, Estado de Derecho, Constitucin e instituciones, en Ciclo de conferencias Derecho y economa, Mxico, UNAM, 2006, pp. 19-30.

IYEr, Venkata, Democracy, Human Rights, and the Rule of Law. Essays in Honour of Nani Palkhivala, Nueva Delhi, Butterworths India, 2000, xxv, 276 pp. JACKSON, Russell K., Lawlessness within a Foreign State as a Legal Basis for United States Military Intervention to Restore the Rule of Law, en Military Law Review, Charlottesville, vol. 187, 2006, pp.1-42. J ACOBSON , Jon L., Whales, the IWC, and the Rule of Law, en Robert L. Fried heim, editor, Toward a Sustainable Whaling Regime , Washington, University of Washington Press, 2001, pp. 80-104. JASSO MATA, Angelina, La cultura de la legalidad como estrategia para alcanzar un Estado de Derecho en Mxico, en Themis. Nueva Generacin, Xalapa de Enrquez, ao 2, nm. 2, julio-diciembre de 2001. JAYAKUMAr, N. K., Terrorism, Rule of Law and Human Rights, en G. Gopa Kumar, editor, International Terrorism and Global Order in the Twenty First Century, Nueva Delhi, Kanishka Publishers, 2003, pp. 71-80. JAYASUrIYA, Kanishka, Globalization, Sovereignty, and the Rule of Law from Political to Economic Constitutiona lism?, en Neil Walker, editor, Relocating Sovereignty, Aldershot, Ashgate / Dartmouth, 2006, pp. 361-379. JENSEN, Erik G. y Thomas C. Heller, editores, Beyond Common Knowledge Empirical Approaches to the Rule of Law, Stanford, Stanford Law and Politics, 2003, xiii, 435 pp. JENSEN, Erik G., The Rule of Law and Judicial Reform the Political Economy of Diverse Institutional Patterns and Reformers Responses, en Erik G. Jensen y Thomas C. Heller, editores, Beyond Common Knowledge Empirical Approaches to the Rule of Law, Stanford, Stanford Law and Politics, 2003, pp. 336-381. JENSEN, Erik G., Justice and the Rule of Law, en Charles T. Call y Vanessa Wyeith, editores, Building States to Build Peace, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. 119-142. JINGDONG, Liu, La Organizacin Mundial de Comercio y el Estado de Derecho en China, en Arturo Oropeza Garca, coor-

dinador, Mxico-China. Culturas y sistemas jurdicos comparados, Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas / Asociacin de Agentes Aduanales de Mxico / Asociacin de Agentes Aduanales de Nuevo Laredo, 2008, pp. 255-296. JOHNSON, Kevin R., U. S. Border Enforcement Drugs, Migrants, and the Rule of Law, en Villanova Law Review, Villanova, vol. 47, 2002, pp. 897-919. JOHNSTON, Angus y Edward Powles, The Kings of the World and their Dukes Dilemma Globalisation, Jurisdiction and the Rule of Law, en Piet Jan Slot y Mielle Bulterman, editores, Globalisation and Jurisdiction, La Haya, Kluwer Law International, 2004, pp. 13-54. JOIrEMAN, Sandra Fullerton, Inherited Legal Systems and Effective Rule of Law Africa and the Colonial Legacy, en The Journal of Modern African Studies, Cambridge, vol. 39, nm. 4, diciembre de 2001, pp. 571-596. JOWELL, Jeffrey, Beyond the Rule of Law towards Constitutional Judicial Review, en Public Law. Londres, invierno de 2000, pp. 671-683. JOWELL, Jeffrey, The Rule of Law Today, en Jeffrey Jowell y Dawn Oliver, editores, The Changing Constitution, 5a. ed., Oxford, Oxford University Press, 2004, pp. 5-25. KAHN, Jeffrey, Federalism, Democratization, and the Rule of Law in Russia, Oxford, Oxford University Press, 2002, xii, 326 pp. KAHN, Jeffrey, The Search for the Rule of Law in Russia, Georgetown Journal of International Law, Washington, D. C., vol. 37, nm. 2, 2005, pp. 353-409. KAHN, Jeffrey, The Search for the Rule of Law in Russia, en Georgetown Journal of International Law, Washington, vol. 37, nm. 2, 2006, pp. 353-410. KAHN, Paul W., American Exceptionalism, Popular Sovereignty, and the Rule of Law, en Michael Ignatieff, editor, American Exceptionalism and Human Rights, Princeton, Princeton University Press, 2005, pp. 198-222. KAHN, Paul W., Universal Jurisdiction or the Rule of Law?, en Richard Falk et al., editores, Human Rights: Critical Concepts in Political Science, Londres, Routledge, 2007, pp. 160-173.

KAHN, V., Vladimir Putin and the Rule of Law in Russia, en Georgia Journal of International and Comparative Law, Atenas, vol. 36, nm. 3, 2008, pp. 511-558. KALAMKArJAN, Ruben Amajakovic, Gospodstvo prava (Rule of Law) v mezdunarodnych otnosenijach, Mosc, Editorial Nauka, 2004, 492 pp. KANE, Ibrahima, Guinea Building the Rule of Law and Social Development, en Abdullahi A. An-Naim, editor, Human Rights under African Constitutions, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 2003, pp. 97-151. KATZ, Isaac, El Estado de Derecho en Mxico, en Bien Comn, Mxico, ao 9, nm. 100, abril de 2003. KELLY, Michael, The Role of the Military in Globalizing the Rule of Law, en Spencer Zifcak, editor, Globalisation and the Rule of Law, Londres, Routledge, 2005, pp. 184-203. KILCOMMINS, Shane y Barry Vaughan, A Perpetual State of Emergency Subverting the Rule of Law in Ireland, en The Cambrian Law Review, Ceredigion, Gales, vol. 35, 2004, pp. 55-80. KINLEY, David, The Universalizing of Human Rights and Economic Globalization What Roles for the Rule of Law?, en Spencer Zifcak, editor, Globalisation and the Rule of Law, Londres, Routledge, 2005, pp. 96-118. KIrBY, Michael, Globalizing the Rule of Law? Global Challenges to the Traditional Ideal of the Rule of Law, en Spencer Zifcak, editor, Globalisation and the Rule of Law, Londres, Routledge, 2005, pp. 65-80. KLEINFELD, Rachel, Competing Definitions of the Rule of Law, en Thomas Carothers, editor, Promoting the Rule of Law Abroad in Search of Knowledge, Washington, D. C., Carnegie Endowment for International Peace, 2006, pp. 31-74. KLUG, Heinz, The Rule of Law, War, or Terror, en Wisconsin Law Review, Madison, nm. 2, 2003, pp. 365-384. KOBACH, K. W., Reinforcing the Rule of Law: What States Can and Should Do to Reduce Illegal Immigration, en Georgetown Immigration Law Journal, Washington, vol. 22, nm. 3, primavera de 2008, pp. 459-483. KCHLEr, Hans, editor, The Iraq Crisis and the United Nations. Power Politics vs.

177
Bibliografa

178
Eugenio Hurtado Mrquez

the International Rule of Law. Memoranda and Declarations of the International Progress Organization (19902003), Viena, International Progress Organization, 2004, 105 pp. KHNE, Michiel, Rule of Law Put to the Test: The Case of Judicial Rule-Making by Agreement, en Netherlands International Law Review, La Haya, vol. LI, nm. 1, 2004, pp. 77-98. KOHONA, Palitha T. B., The Advancement of the International Rule of Law the Ro le of the United Nations, en R. K. Dixit y C. Jayaraj, editores, Dynamics of International Law in the New Millennium, Nueva Delhi, Indian Society of International Law, 2004, pp. 21-34. KOHONA, Palitha T. B., The International Rule of Law and the Role of the United Nations, en The International Lawyer. Dallas, vol. 36, nm. 4, 2002, pp. 1131-1144. KOSSICK, Robert, The Rule of Law and Development in Mexico, en Arizona Journal of International and Comparative Law, Tucson, vol. 21, nm. 2, 2004. pp. 715-834. KrAMEr, Matthew H., On the Moral Status of the Rule of Law, en The Cambridge Law Journal, Cambridge, vol. 63, parte 1, marzo de 2004, pp. 65-97. KrASKA, James, The Law of the Sea Convention: a National Security Success: Global Strategic Mobility Through the Rule of Law, en The George Washington International Law Review, Washington, vol. 39, 2007, pp. 543-572. KrASTEV, Ivan, Corruption, Anti-Corruption Sentiments, and the Rule of Law, en Adam Czarnota et al., editores, Rethinking the Rule of Law after Communism, Budapest, Central European University Press, 2005, pp. 323-339. KrAWIETZ, Werner, editor, On Different Legal Cultures, Premodern and Modern States, and the Transition to the Rule of Law in Western and Eastern Europe, Berln, Duncker & Humblot, 2002, 531 pp. KrITZ, Neil J., The Rule of Law in the Postconflict Phase: Building a Stable Peace, en Chester A. Crocker et al., editores, Turbulent Peace: The Challenges of Managing International Conflict, Washington, United States Institute of Peace Press, 2001, pp. 801-820. KrITZ, Neil J., The Rule of Law in Conflict Management, en Chester A. Crocker et

al., editores, Leashing the Dogs of War: Conflict Management in a Divided World, Washington, United States Institute of Peace Press, 2007, pp. 401-424. KrUK, Maria, Progrs et limites de ltat de Droit, en Pouvoirs: Revue Franaise dtudes Constitutionnelles et Politiques, Pars, nm. 118, 2006, pp. 73-90. KrYGIEr, Martin, False Dichotomies, True Perplexities, and the Rule of Law, en Andrs Saj, editor, Human Rights with Modesty: The Problem of Universalism, La Haya, Martinus Nijhoff, 2004, pp. 251-277. KrYGIEr, Martin, Rethinking the Rule of Law after Communism, en Adam Czarnota et al., editores, Rethinking the Rule of Law after Communism, Budapest, Central European University Press, 2005, pp. 265-277. KUUrADI, Ioanna, Law, Liberty and the Rule of Law, en Rule of Law and Harmony Society, Beijing, Academy of Jurisprudence of China Law Society, 2009, t. I, pp. 151-191. KUMM, Mattias, International Law in National Courts the International Rule of Law and the Limits of the Internationalist Model, en Virginia Journal of International Law, Charlottesville, vol. 44, nm. 1, 2003, pp. 19-32. KUrNITZKY, Horst de, Cul Estado de Derecho?, en Horst de Kurtnitzky, compilador, Globalizacin de la violencia, Mxico, Colibr / Instituto Goethe de M x ico / Asociacin Mexicana de Amigos de la Universidad Ben Gurin en el Nguev, 2000, pp. 83-86. KUTCHEr, Norman, To Speak the Unspeakable AIDS, Culture and the Ru le of Law in China, en Syracuse Journal of International Law and Commerce, Syracuse, vol. 30, nm. 2, 2003, pp. 271-286. KWA, Hong Ip, PSOs Establishing the Rule of Law through Security and Law Enforcement Operations, en Roberta Arnold y Geert-Jan Alexander Knoops, editores, Practice and Policies of Modern Peace Support Operations under International Law, Ardsley, N. Y., Transnational, 2006, pp. 3-34. LAGSUB, Archelle F., On Bloodshed, National Healing and the Rule of Law the Genocide Convention and its Progress, Problems and Prospects, en Ateneo

Law Journal, Manila, vol. 48, nm. 4, marzo de 2004, pp. 1301-1378. LArA GUADArrAMA, Mauricio, Democracia, Estado de Derecho y Estado constitucional de derecho, en Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Arturo Zaldvar Lelo de Larrea, coordinadores, La ciencia del derecho procesal constitucional. Estudios en homenaje a Hctor Fix-Zamudio en sus cincuenta aos como investigador del derecho, t. II, Tribunales constitucionales y democracia, Mxico, UNAM / Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional / Marcial Pons, 2006, pp. 813-826. LE BOrGNE, Guy, tablir ltat de droit en Bosnie-Herzgovine, en Revue Dfense Nationale, Pars, vol. 61, nm. 4, 2005, pp. 64-70. LEE, H., Competing Conceptions of Rule of Law in Malaysia, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 225-249. LEGEAIS, Raymond, La Convention Europenne des Droits de lHomme, un guide vers ltat de Droit lexemple de la Russie, en Le droit pnal laube du troisime millnaire. Mlanges offerts Jean Pradel, Pars, Cujas, 2006, pp. 1097-1110. LENAErTS, K., The Rule of Law and the Coherence of the Judicial System of the European Union, en Common Market Law Review, La Haya, vol. 44, nm. 6, 2007, pp. 1625-1659. LEVINSON, Jared, Indonesias Odyssey a Nations Long, Perilous Journey to the Rule of Law and Democracy, en Arizona Journal of International and Comparative Law, Tucson, vol. 18, nm. 1, 2001, pp. 103-139. LEVY-DABBAH, Simn, India y su Estado de Derecho, en Foreign Affairs, Mxico, vol. 7, nm. 1, enero-marzo de 2007, pp. 44-53. LI, Yahong, Pushing for Greater Protection the Trend toward Greater Protection of Intellectual Property in the Chinese Software Industry and the Implications for Rule of Law in China, en University of Pennsylvania Journal of International Economic Law, Filadelfia, vol. 23, nm. 4, 2002, pp. 637-661.

LIMA PAL, Pablo, Principios que rigen la justicia penal y su importancia en el Estado de Derecho, en Summa, Tlaxcala, tercera poca, nm. 2, septiembre de 2002. LINDSEY, Tim, Indonesia Devaluing Asian Values, Rewriting Rule of Law, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 286-323. LISTON, Mary, Willis, Theology, and the Rule of Law, en University of Toronto Law Journal, Toronto, vol. LV, nm. 3, verano de 2005. LOMBArDI, Clark B. y Nathan J. Brown, Do Constitutions Requiring Adherence to Sharia Threaten Human Rights? How Egypts Constitutional Court Reconciles Islamic Law with the Liberal Rule of Law, en American University International Law Review, Washington, vol. 21, nm. 3, 2006, pp. 379-435. LPEZ AYLLN, Sergio y Hctor Fix-Fierro, Tan cerca, tan lejos!. Estado de Derecho y cambio jurdico en Mxico (1970-1999), en Boletn Mexicano de Derecho Comparado, Mxico, nueva serie, ao XXXIII, nm. 97, enero-abril de 2000, pp. 155-267. LPEZ-AYLLN, Sergio y Hctor Fix-Fierro, Faraway, so Close! the Rule of Law and Legal Change in Mexico, 19702000, en Lawrence M. Friedman y Rogelio Prez-Perdomo, editores, Legal Culture in the Age of Globalization, Stanford, Stanford, University Press, 2003, pp. 285-351. LOrENZ, Frederick M., The Rule of Law in Kosovo Problems and Prospects, en Criminal Law Forum. An International Journal, La Haya, vol. 11, nm. 2, 2000, pp. 127-142. LOrENZ, Frederick M., Civil-Military Cooperation in Restoring the Rule of Law: Case Studies from Mogadishu to Mitrovica, en Cherif Bassiouni, editor, Post-Conflict Justice, International and Comparative Criminal Law Series, Ardsley, N. Y., Transnational Publishers, 2002, pp. 829-849. LSING, Norbert, Estado de Derecho, seguridad jurdica y desarrollo econmico, en Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, Madrid, nm. 6, 2002, pp. 273-298.

179
Bibliografa

180
Eugenio Hurtado Mrquez

LSING, Norbert, Juez y Poder Judicial en el Estado de Derecho, en Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Arturo Zaldvar Lelo de Larrea, coordinadores, La ciencia del derecho procesal constitucional. Estudios en homenaje a Hctor Fix-Zamudio en sus cincuenta aos como investigador del derecho, t. V, Juez y sentencia constitucional, Mxico, UNAM / Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, 2008, pp. 181-197. LOZANO TOVAr, Eduardo, La evolucin del Estado de Derecho, en Summa, Tlaxcala, tercera poca, nm. 2, septiembre de 2002. LUBIS, N. A. Fadhil, Islamic Perspectives on the Rule of Law and Constitutionalism, en Azyumardi Azra y Wayne Hudson, editores, Islam beyond Conflict: Indonesian Islam and Western Political Theory, Aldershot, Ashgate, 2008, pp. 9-15. LUBMAN, Stanley B., Sino-American Relations and Chinas Struggle for the Rule of Law, en Joseph W. Dellapenna y Patrick M. Norton, China and Hong Kong in Legal Transition Commercial and Humanitarian Issues, Chicago, American Bar Association, 2000, pp. 9-60. LUCAS Y MUrILLO DE LA CUEVA, Fernando de, Lder y liderazgo en el Estado de Derecho: desmitificacin del lder, en Ral Modoro y Pedro de la Vega, directores, Estudios de teora del Estado y derecho constitucional en honor de Pablo Lucas Verd, Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2000, pp. 363-374. LUCY, William, Abstraction and the Rule of Law, en Oxford Journal of Legal Studies, Oxford, vol. 29, nm. 3, otoo de 2009, pp. 481-509. MACCUTCHEON, J. Paul, Sports Discipline and the Rule of Law, en Steve Greenfield y Osborn Guy, editores, Law and Sport in Contemporary Society, Londres, Routledge, 2000, pp. 115-128. MACEDO DE LA CONCHA, Rafael, Fortalecimiento del Estado de Derecho para consolidar la democracia, en El Mundo del Abogado. Una Revista Actual, Mxico, ao 8, nm. 73, mayo de 2005. MACAS RODrGUEZ, Francisco, La justicia administrativa como imperativo del Estado de derecho, en Germn Cisneros Faras et al., coordinadores, Justicia ad-

ministrativa. Segundo Congreso Iberoamericano de Derecho Administrativo, Mxico, UNAM, 2007, pp. 353-380. MACKAY, Jr., Kenneth H., Corruption, Transparency and Rule of Law, en Florida Journal of International Law, Gainesville, vol. 13, nm. 1, 2000, pp. 10-16. MACLArEN, John, Reflections on the Rule of Law: the Georgian Colonies of New South Wales and Upper Canada,1788-1837, en Diane Kirkby y Catharine Coleborne, editores, Law, History, Colonialism: the Reach of Empire, Manchester, Manchester University Press, 2001, pp. 46-62. MADrAZO, Alejandro, Estado de Derecho y cultura jurdica en Mxico, en Isonoma. Revista de Teora y Filosofa del Derecho, Mxico, nm. 17, octubre de 2002, pp. 203-223. MADrID HUrTADO, Miguel de la, Constitucin, Estado de Derecho y democracia, Mxico, UNAM, 2004, xiii, 241 pp. (Serie Doctrina Jurdica, 187) MAGEN, Amichai y Leonardo Morlino, editores, International Actors, Democratization and the Rule of Law: Anchoring Democracy? , Londres, Routledge, 2008, 304 pp. MALArINO, Ezequiel, Polica y Estado de Derecho en Latinoamrica, en Dilogo Poltico, Buenos Aires, ao XXV, nm. 3, septiembre de 2008, pp. 179-230. MANI, Rama, Contextualizing Police Reform: Security, the Rule of Law and Post-Conflict Peacebuilding, en Tor Tanke Holm y Espen Barth Eide, editores, Peacebuilding and Police Reform, 2000, pp. 9-26. MANI, Rama, Exploring the Rule of Law in Theory and Practice, en Agns Hurwitz y Reyko Huang, editores, Civil War and the Rule of Law: Security, Development, Human Rights, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. 21-45. MANSELL, Wade, Goodbye to all that?: the Rule of Law, International Law, the United States, and the Use of Force, en Journal of Law and Society, Cardiff, vol. 31, nm. 4, 2004, pp. 433-456. MArAVALL, Jos Mara, The Rule of Law as a Political Weapon, en Jos Mara Maravall y Adam Przeworski, editores, Democracy and the Rule of Law, Nueva York, Cambridge University Press, 2003, pp. 261-301.

MArAVALL, Jos Mara y Adam Przeworski, editores, Democracy and the Rule of Law, Nueva York, Cambridge University Press, 2003, xi, 321 pp. MArCOU, Jean, tat et tat de Droit en Turquie, en Pouvoirs: Revue Franaise dtudes Constitutionnelles et Politiques, Pars, nm. 115, 2005, pp. 25-40. MrQUEZ RBAGO, Sergio R., Estado de Derecho en Mxico, en Lex. Difusin y Anlisis, Torren, tercera poca, ao XI, nm. 145, julio de 2007. MrQUEZ RBAGO, Sergio R., Estado de Derecho en Mxico, en Estado, derecho y democracia en el momento actual. Contexto y crisis de las instituciones contemporneas, Monterrey, Fondo Editorial Jurdico, 2008, pp. 211-230. MArS, Joan R., Deadly Force, Colonialism, and the Rule of Law: Police Violence in Guyana, Westport, Greenwood Press, 2002, xvii, 200 pp. MArSHALL, Margaret H., Threats to the Rule of Law: State Courts, Public Expectations & Political Attitudes, en Daedalus, Cambridge, Mass., vol. 137, nm. 4, otoo de 2008, pp. 122-128. MArTIN, Robert, The Rule of Law in Zimbabwe, en The Round Table. The Commonwealth Journal of International Affairs , Londres, vol. 95, nm. 384, 2006, pp. 239-253. MArTNEZ PICHArDO, Jos, Democracia y Estado de Derecho en Mxico, en Iniciativa. Revista del Instituto de Estudios Legislativos de la LV Legislatura del Estado de Mxico, Toluca, tercera poca, ao 7, nms. 24-25, julio-diciembre de 2004, pp. 3-9. MArTNEZ VErA, Rogelio, La corrupcin gubernamental como un ataque frontal al Estado de Derecho, en Iustitia, Monterrey, nm. 2, febrero de 2002. MArUSTE, Rait, Democracy and the Rule of Law in Estonia: Progress Achieved and the Problems Remaining, en Review of Central and East European Law, La Haya, vol. 26, nm. 3, 2000, pp. 311-327. MASON, Anthony, The Rule of Law and International Economic Transactions, en Spencer Zifcak, editor, Globalisation and the Rule of Law, Londres, Routledge, 2005, pp. 121-139. MATTEI, Ugo y Laura Nader, Plunder: When the Rule of Law is Illegal, Hoboken, N. J., Wiley-Blackwell, 2008, 296 pp.

MBUNDA, Luitfried, Securing Human Rights through the Rule of Law in Tanzania, en Paul Tiyambe Zeleza y Philip J. McConnaughay, editores, Human Rights, the Rule of Law, and Development in Africa, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 2004, pp. 144-156. MEDINA LIMN, Benito, La justicia como el instrumento de equilibrio del Estado de Derecho, en Diego Valads y Rodrigo Gutirrez Rivas, coordinadores, Memoria del IV Congreso Nacional de Derecho Constitucional, t. I, Justicia, Mxico, UNAM, 2001, pp. 327-335. MEDINA LIMN, Benito El Poder Judicial y el juicio de amparo como el instrumento de equilibrio del Estado de Derecho, en Fernando Serrano Migalln, coordinador, Estudios jurdicos en homenaje a Ignacio Burgoa Orihuela, Mxico, Porra / UNAM, Facultad de Derecho, 2004, pp. 125-132. MELNDEZ-VALDS NAVAS, Marina, Identidad y Estado de Derecho, en Foro. Revista de Ciencias Jurdicas y Sociales, Madrid, nueva poca, nm. 7, 2008, pp. 93-115. MELISSAS, Dimitris K., The Elaboration of Legal Norms in a State Governed by the Rule of Law, en Jahrbuch des ffentlichen Rechts der Gegenwart, Tubinga, vol. 49, 2001, pp. 145-155. MErTEN, Detlef, Rule of Law am Scheideweg von der nationalen zur internationalen Ebene, en Zeitschrift fr ffentliches Recht, Viena, vol. 58, nm. 1, 2003, pp. 1-19. MIJANGOS, Mara de la Luz y Jaime Crdenas, Estado de Derecho y corrupcin, prlogo de Diego Valads, Mxico, Porra / UNAM, 2005, xxv, 328 pp. (Serie Doctrina Jurdica, 271) M ILACIC , Slobodan, Ltat de Droit postcommuniste contre-temps entre les urgences politiques et les rcurrences culturelles. Sur les effets induits dune construction sous pression, en Mlanges Paul Sabourin: tudes en lhon neur de Paul Sabourin, Bruselas, Bruylant, 2001, pp. 259-272. MILLArD, Eric, Ltat de Droit, ideologie contemporaine de la democratie, en Boletn Mexicano de Derecho Comparado, Mxico, nueva serie, ao XXXVII, nm. 109, enero-abril de 2004, pp. 111-140.

181
Bibliografa

182
Eugenio Hurtado Mrquez

MILLS, Jon L., Principles for Constitutions and Institutions in Promoting the Rule of Law, en Florida Journal of International Law, Gainesville, vol. 16, nm. 1, 2004, pp. 115-131. MILLS, Jon L., The Role of Law Schools in the Development of Inter-American Relations and the Rule of Law, a Discussion by Law School Deans from the Americas, Florida Journal of International Law, vol. 13, nm. 1, 2000, pp. 114-117. MINESHIMA, Dale, The Rule of Law and EU Expansion, The Liverpool Law Review, Liverpool, vol. 24, nms. 1-2, 2002, pp. 73-87. MIrEILLE, Delmas-Marty, Present-Day China and the Rule of Law: Progress and Resistance, en Chinese Journal of International Law, Oxford, vol. 2, nm. 1, 2003, pp. 11-28. MITrA, Subrata K., Democracy and the Rule of Law in the Post-Colonial Context: An Agenda in Search of a Theory, en Thomas Fleiner y Lidija R. Basta Fleiner, editores, Rule of Law and Organisation of the State in Asia: The Multicultural Challenge, Berln, Springer, 2000, pp. 31-60. MOCKLE, Daniel, Mondialisation et tat de Droit, en Daniel Mockle, director, Mondialisation et tat de Droit, Bruselas, Bruylant, 2002, pp. 27-80. MOCKLE, Daniel, director, Mondialisation et tat de Droit, Bruselas, Bruylant, 2002, xiv, 411 pp. MODAK-TrUrAN, M. C., A Process Theory of Natural Law and the Rule of Law in China, en Penn State International Law Review, Filadelfia, vol. 26, 2008, pp. 607-652. MOECKLI, Daniel, The US Supreme Courts Enemy Combatant Decision: A Major Victory for the Rule of Law?, en Journal of Conflict and Security Law, Oxford, vol. 10, nm. 1, 2005, pp. 75-99. MONrOY CABrA, Marco Gerardo, Necesidad e importancia de los tribunales constitucionales en un Estado Social de Derecho, en Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, Montevideo, 2004, ao 10, t. I, pp. 15-39. MONrOY GUEVArA, Pilar, Estado de Derecho, en Summa, Tlaxcala, tercera poca, nm. 2, septiembre de 2002.

MONTES DE OCA, Maricela et al., Estado de Derecho, en Mxico?, en Revista de la Universidad del Valle de Atemajac, Guadalajara, ao XX, nm. 54, eneroabril de 2006, pp. 12-26. MOOrE, John Norton, Treaty Interpre tation, the Constitution and the Rule of Law, Virginia Journal of International Law, Charlottesville, vol. 42, nm. 1, 2001, pp. 163-263. MOOrE, John Norton, Treaty Interpretation, the Constitution, and the Rule of Law, Dobbs Ferry, N. Y., Oceana Publications, 2001, vii, 172 pp. MOrA MOLINA, Juan Jess, El garantismo jurdico de Luigi Ferrajoli. Un estudio de filosofa del derecho sobre la frgil relacin entre la democracia, la Constitucin y el Estado de Derecho, Huelva, Universidad de Huelva, 2004, 176 pp. MOrAIS, Herbert V., Fighting International Crime and its Financing: the Importance of Following a Coherent Global Strategy Based on the Rule of Law, en Villanova Law Review, Villanova, vol. 50, nm. 3, 2005, pp. 583-644. MOrALES AVILS, Gregorio, Estado de Derecho y seguridad, en Altamirano. Revista del H. Congreso del Estado de Guerrero, Chilpancingo, segunda poca, ao 3, nm. 14, febrero-marzo de 2000. MOrALES CULLAr, Rolando, Los derechos indgenas en el Estado de Derecho, en Summa, Tlaxcala, tercera poca, nm. 2, septiembre de 2002. MOrALES-PAULN, Carlos A., La reforma del Estado de Derecho, en Reforma Ju dicial. Revista Mexicana de Justicia, Mxico, nm. 11, enero-junio de 2008, pp. 61-68. MOrENO HErNNDEZ, Moiss, Estado de Derecho y poltica criminal, en Sergio Garca Ramrez y Olga Islas de Gonzlez Mariscal, coordinadores, Panorama internacional sobre justicia penal. Temas penales diversos. Culturas y Sistemas Jurdicos Comparados. Sptimas Jornadas sobre Justicia Penal, Mxico, UNAM, 2007, pp. 69-90. MOSCOW, John W., Impact of Bank Secrecy on the Rule of Law in the World, en Current Developments in Monetary and Financial Law, Washington, International Monetary Fund, 2003, vol. 2, pp. 579-589.

MOYEr, Homer E., Jr., et al., The History of CEELI, the ABAs Rule of Law Initiative, and the Rule of Law Movement Going Forward, en Minnesota Journal of International Law, Minneapolis, vol. 18, nm. 2, verano de 2009, pp. 304-342. MTAKI, C. K., The Quest for Rule of Law in a Free Market Economy, en Recht in Afrika, Colonia, vol. 5, nm. 2, 2002, pp. 165-181. MUGrABY, Muhamad, Some Impediments to the Rule of Law in the Middle East and Beyond, en Fordham International Law Journal, Nueva York, vol. 26, nm. 3, 2003, pp. 771-784. MUKHTAr, Sabah Al, The Rule of Law in Iraq: Does It Exist?, en Eugene Cotran y Mai Yamani, editores, The Rule of Law in the Middle East and the Islamic; Human Rights and the Judicial Process, Nueva York, Tauris Publishers, 2000, pp. 71-80. MUNN, Christoper, The Rule of Law and Criminal Justice in the Nineteenth Century, en Steve Tsang, editor, Judicial Independence and the Rule of Law in Hong Kong, Basingstoke, Palgrave / Macmillan, 2001, pp. 19-47. MUNTArBHOrN, Vitit, Rule of Law and Aspects of Human Rights in Thailand: from Conceptualization to Implementation?, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 346-370. MUrPHY, John F., The United States and the Rule of Law in International Affairs, Cambridge, Cambridge University Press, 2004, ix, 367 pp. MUrPHY, John F., Medelln v. Texas: Implications of the Supreme Courts Decision for the United States and the Rule of Law in International Affairs, en Suffolk Transnational Law Review, Boston, vol. 31, 2008, pp. 247-277. MUSHKAT, Miron y Roda Mushkat, Economic Growth, Democracy, the Rule of Law, and Chinas Future, Fordham International Law Journal, Nueva York, vol. 28, nm. 4, 2005. pp. 229-258. MUTUA, Makau, Justice under Siege: The Rule of Law and Judicial Subservience in Kenya, Human Rights Quarterly, Baltimore, vol. 23, nm. 1, 2001, pp. 96-118.

NAGAN, Winston, The New Bush National Security Doctrine and the Rule of Law, en Berkeley Journal of International Law, Berkeley, vol. 22, nm. 3, 2004, pp. 375-438. NELLE, Dietrich, Mosambik am Scheideweg: die Verfassung von 2004, en Verfassung und Recht in bersee, Baden-Baden, vol. 38, nm. 2, 2005, pp. 174-200. NELSON, William E., Marbury v. Madison, Democracy, and the Rule of Law, en Tennessee Law Review, Knoxville, vol. 71, nm. 2, 2004, pp. 217-239. NEUMAN, Gerald L., Comment, CounterTerrorist Operations and the Rule of Law, en European Journal of International Law , Oxford, vol. 15, nm. 5, 2004, pp. 1019-1029. NEUMAN, Gerald L., Jurisdiction and the Rule of Law after the 1996 Immigration Act, en Harvard Law Review, Cambridge, Mass., vol. 113, nm. 8, 2000, pp. 1963-1998. NEWTON, Michael A., The Iraqi Special Tribunal: the Rule of Law and Human Rights Synergy, en Susan C. Breau y Agnieszka Jachec-Neale, editores, Testing the Boundaries of International Humanitarian Law, Londres, British Institute of International and Comparative Law, 2006, pp. 113-153. NGUGI, Joel M., Policing Neo-Liberal Reforms: The Rule of Law as an Enabling and Restrictive Discourse, en University of Pennsylvania Journal of International Economic Law, Filadelfia, vol. 26, nm. 3, 2005, pp. 513-599. N AOLIN, Fionnuala y Michael Hamilton, Gender and the Rule of Law in Transitional Societies, en Minnesota Journal of International Law, Minneapolis, vol. 18, nm. 2, verano de 2009, pp. 380-402. NICHOLSON, Penelope, Judicial Independence and the Rule of Law: The Vietnam Court Experience, en The Australian Journal of Asian Law, Melbourne, vol. 3, nm. 1, 2001, pp. 37-58. NOGUEIrA ALCAL, Humberto, Estado de Derecho, buen gobierno, gobernabilidad o gobernanza, en Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, Buenos Aires, Konrad Adenauer Stiftung, 2000, pp. 35-53. NEZ TOrrES, Michael, El sistema presidencial de Gobierno y el Estado de

183
Bibliografa

184
Eugenio Hurtado Mrquez

Derecho, en Rafael Estrada Michel, compilador, La divisin del poder pblico. Temas constitucionales, Mxico, Porra / Universidad Latina de Amrica, 2007, pp. 181-200. NYAMU-MUSEMBI, C., Ruling out Gender Equality?: The Post-Cold War Rule of Law Agenda in Sub-Saharan Africa, en Andre Cornwall y Maxine Molyneux, editores, The Politics of Rights: Dilemmas for Feminist Praxis, Londres, Routledge, 2008, pp. 19-33. OCONNOr, Sandra Day, Toward a Common Rule of Law: A Legacy of Integration, en Ninon Colneric et al., editores, Une communaut de droit: Festschrift fr Gil Carlos Rodrguez Iglesias, Berln, Berliner Wissenschafts-Verlag, 2003, pp. 17-20. OCONNOr, Sandra Day, Vindicating the Rule of Law: The Role of the Judiciary, en Chinese Journal of International Law, Oxford, vol. 2, nm. 1, 2003, pp. 1-9. OCONNOr, Vivienne, Rule of Law and Human Rights Protections through Criminal Law Reform: Model Codes for Postconflict Criminal Justice, en International Peacekeeping, Londres, vol. 13, nm. 4, 2006, pp. 517-530. ODONNELL, Guillermo, Why the Rule of Law Matters, en Journal of Democracy, Baltimore, vol. 15, nm. 4, octubre de 2004, pp. 32-46. ODUJIrIN, Adekemi, The Rule of (Criminal) Law Absolute Liability and the Canadian Charter of Rights and Freedoms, en Common Law World Review, Bristol, vol. 32, nm. 2, 2003, pp. 161-178. OLIVIEr, Michle E., International and Regional Requirements for good Governance and the Rule of Law, en South African Yearbook of International Law, Durban, vol. 32, 2007, pp. 39-52. OLSON, Walter K., The Rule of Lawyers: How the New Litigation Elite Threatens Americas Rule of Law, Nueva York, St. Martins Press, 2003, 358 pp. ONEILL, William G., UN Peacekeeping Operations and Rule of Law Programs, en Agns Hurwitz y Reyko Huang, editores, Civil War and the Rule of Law: Security, Development, Human Rights, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. 91113. OrDUA, Armando E., Confianza, Estado de Derecho y democracia, en Asam-

blea, Mxico, tercera poca, vol. 1, nm. 1, marzo de 2001. OrNAGHI, Lorenzo, Stato di Diritto e diritti del cittadino, en Iustitia, Roma, ao LXI, nm. 3, julio-septiembre de 2008, pp. 273-283. OrOPEZA ESTrADA, Mauricio, Cmo ensear derecho cuando no hay Estado de Derecho, en El Mundo del Abogado. Una Revista Actual, Mxico, ao 7, nm. 66, octubre de 2004. OrSI BATTAGLINI, Andrea, Alla ricerca dello Stato di Diritto. Per una giustizia non amministrativa, Miln, Giuffr, 2005, ix, 192 pp. (Universit di Firenze, Pubblicazioni della Facolt di Giurisprudenza, 90) OrTS, Eric W., The Rule of Law in China, en Vanderbilt Journal of Transnational Law, Nashville, vol. 34, nm. 1, 2001, pp. 43-115. OSWALD, Bruce M., The Rule of Law on Peace Operations: A Cornerstone of Effective Peace Operations, en International Peacekeeping, Londres, vol. 8, 2004, pp. 291-299. OTSU, Hiroshi, tat de Droit, contrle jurisdictionnel de lgalit et pouvoir normatif autonome local au Japon, en Revue Franaise de Droit Constitutionnel, Pars, nm. 65, enero de 2006, pp. 13-35. PALOMBELLA, Gianluigi, El abuso del derecho, del poder y del Rule of Law, en Doxa. Cuadernos de Filosofa del Derecho, Alicante, nm. 29, 2006, pp. 33-58. PALOMBELLA, Gianluigi, The Rule of Law, Democracy, and International Law. Learning from the US Experience, en Ratio Juris, Oxford, vol. 20, nm. 4, diciembre de 2007, pp. 456-484. PALOMBELLA, Gianluigi, Il Rule of Law oltre lo Stato, en Rivista Trimestrale di Diritto Pubblico, Roma, nm. 2, 2009, pp. 325-358. PALOMBELLA, Gianluigi, Rule of Law. Argomenti di una teoria (giuridica) istituzionale, en Sociologia del Diritto, Miln, vol. XXXVI, nm. 1, 2009, pp. 27-66. PALOMBELLA, Gianluigi, The Rule of Law beyond the State: Failures, Promises and Theory, en International Journal of Constitutional Law, Oxford, vol. 7, nm. 3, julio de 2009, pp. 442-467. PALOMBELLA, Gianluigi y Neil Walker, editores, Relocating the Rule of Law , Oxford, Hart Publishing, 2008, 244 pp.

PALTIEL, Jeremy, To Whom Must We Answer?: Exploring the Relationship between Sovereignty, the Rule of Law and Human Rights in Chinese and Canadian Practice, en Errol Mendes y Anik Lalonde-Roussy, editores, Bridging the Global Divide on Human Rights: Canadian-China Dialogue, Aldershot, Ashgate, 2003, pp. 53-75. PANGALANGAN, Raul C., The Philippine People Power Constitution, Rule of Law, and the Limits of Liberal Constitutionalism, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S. , Londres, Routledge, 2004, pp. 371-384. PAQUErTON, Sylvie, Les exigences de ltat de Droit dans le concept de patrimoine commun de lhumanit: rflexion autour de la mise en reprsentation de la lgitimit au plan international, en Daniel Mockle, director, Mondialisation et tat de Droit, Bruselas, Bruylant, 2002, pp. 322-351. PArIOTTI, Elena, Soft Law e ordine giuridico ultra-statuale tra Rule of Law e democracia, en Ragion Pratica, Bolonia, nm. 32, junio de 2009, pp. 87-106. PArISEAULT, John R., Applying the Rule of Law in the War on Terror: An Examination of Guantanamo Bay through the Lens of the U. S. Constitution and the Geneva Conventions, en Hastings International and Comparative Law Review, San Francisco, vol. 28, nm. 3, 2005, pp. 481-501, PArrA PEA, Jacqueline, La educacin superior en un Estado de Derecho, en Summa, Tlaxcala, tercera poca, nm. 2, septiembre de 2002. PArrA TAPIA DE MOrALES, Ivonne, Estado de Derecho, Poder Judicial y la proteccin de los derechos humanos, en Frnesis. Revista de Filosofa Jurdica, Social y Poltica, Maracaibo, vol. 7, nm. 1, abril de 2000. PSArA, Luis, Estado de derecho y justicia en Amrica Latina, en Revista Oficial del Poder Judicial, Lima, vol. 1, nm. 1, 2007, pp. 309-323. PSArA, Luis, Estado de Derecho y justicia en Amrica Latina, en Altamirano. Revista del H. Congreso del Estado de Guerrero, Chilpancingo, sexta poca, ao 9, nm. 36, julio de 2009.

PATrONO, Mario, La forza dei diritti: il Regno Unito dalla Rule of Law allHuman Rights Act 1998: sulle tracce di un lungo inseguimento, en Silvio Gambino, compilador, La protezione dei diritti fondamentali: Europa e Canada a confronto: liber amicorum in occasione del conferimento della Laurea honoris causa da parte della Facolt di Scienze Politiche della Universit della Calabria, Miln, Giuffr, 2004, pp. 213-239. PECH, Laurent, Rule of Law in France, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 79-112. PEErENBOOM, Randall, Globalization, Path Dependency and the Limits of Law: Administrative Law Reform and Rule of Law in the Peoples Republic of China, en Berkeley Journal of International Law, Berkeley, vol. 19, nm. 2, 2001, pp. 161-264. P EErENBOOM , Randall, Chinas Long March toward Rule of Law, Cambridge, Cambridge University Press, 2002, xvii, 673 pp. PEErENBOOM, Randall, Let One Hundred Flowers Bloom, One Hundred Schools Contend: Debating Rule of Law in China, en Michigan Journal of International Law, vol. 23, nm. 3, 2002, pp. 471-544. PEErENBOOM, Randall, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, xxiii, 479 pp. PEErENBOOM, Randall, Varieties of Rule of Law: An Introduction and Provisional Conclusion, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S. , Londres, Routledge, 2004, pp. 1-55. PEErENBOOM, Randall, Human Rights and Rule of Law: Whats the Relationship?, en Georgetown Journal of International Law, Washington, vol. 36, nm. 3, primavera de 2005, pp. 809-945. PEErENBOOM, Randall, A Government of Laws: Democracy, Rule of Law, and Administrative Law Reform in China, en Suisheng Zhao, editor, Debating Political Reform in China: Rule of Law vs.

185
Bibliografa

186
Eugenio Hurtado Mrquez

Democratization, Armonk, N. Y., Sharpe, 2006, pp. 58-78. PEErENBOOM, Randall y Weitseng Chen, Developing the Rule of Law, en Bruce Gilley y Larry Diamond, editores, Political Change in China: Comparisons with Taiwan, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. 135-159. PEErENBOOM, Randy, Competing Conceptions of Rule of Law in China, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 113-145. PELEZ GUTIrrEZ, Juan Carlos, Terrorismo, antiterrorismo y Estado de Derecho. Una aproximacin crtica al control de constitucionalidad ejercido sobre los tipos penales de terrorismo en Francia y Colombia, en Revista Derecho del Estado, Bogot, nm. 10, junio de 2001. PEA, Mani Thess Q., People Power in a Regime of Constitutionalism and the Rule of Law, en Philippine Law Journal, Quezon City, vol. 76, nm. 1, 2001, pp. 1-30. PErEIrA, Anthony W., Political (In)Justice: Authoritarianism and the Rule of Law in Brazil, Chile, and Argentina, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 2005, xvi, 262 pp. PErEIrA COUTINHO, Lus Pedro, Secularism and the Rule of Law, Rule of Law and Harmony Society, Beijing, Academy of Jurisprudence of China Law Society, 2009, t. I, pp. 365-379. PErEIrA MENAUT, Antonio Carlos, Rule of Law y Estado de Derecho, en Boletim da Faculdade de Direito, Coimbra, vol. LXXVII, 2001. PErEIrA MENAUT, Antonio Carlos, Rule of Law o Estado de Derecho, Madrid, Marcial Pons, Ediciones Jurdicas y Sociales, 2003, 127 pp. (Prudentia Iuris, 5) PrEZ DE ACHA, Luis Manuel, Estado de Derecho y contienda electoral, en Lex. Difusin y Anlisis, Torren, tercera poca, ao VIII, nm. 109, julio de 2004. PrEZ LUO, Antonio Enrique, Derechos humanos, Estado de Derecho y Constitucin, 9a. ed., Madrid, Tecnos, 2005, 659 pp. PrEZ PErDOMO, Rogelio, Reforma judicial, Estado de Derecho y revolucin en Venezuela, en Luis Psara, compilador,

En busca de una justicia distinta; experiencias de reforma en Amrica Latina, Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones, Jurdicas, 2004, pp. 335-376. PETErSMANN, Ernst-Ulrich, Multilevel Judicial Governance of International Trade Requires a Common Conception of Rule of Law and Justice, en Journal of International Economic Law, Filadelfia, vol. 10, 2007, pp. 529-551. PETIT, R. y N. Jain, Preserving the Rule of Law in the Age of the War on Terror: Lessons from the Experience of International Criminal Tribunals, en Elizabeth Andersen y David M. Crane, editores, Proceedings of the First International Humanitarian Law Dialogs, August 29, 2007, at the Chautauqau Institution, Washington, American Society of International Law, 2008, pp. 67-76. PETIT DE GABrIEL, Eulalia W., Constitucin Europea y lucha contra el terrorismo. Evolucin o involucin del Estado de Derecho?, en Manuel Carrasco Durn et al., coordinadores, Derecho constitucional para el siglo XXI. Actas del VIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Navarra, Editorial Aranzadi, 2006, t. I, pp. 2393-2418. PIANA, D., Judicial Policies and European Enlargement: Building the Image of a Rule of Law Promoter, en Furio Cerutti y Sonia Lucarelli, The Search for a European Identity: Values, Policies and Legitimacy of the European Union, Londres, Routledge, 2008, pp. 176-192. PICHArDO DAZ, ngel, Reflexiones jurdicas del papel de las comunidades indgenas ante el actual Estado de Derecho, en Vnculo Jurdico, Zacatecas, nm. 58, abril-junio de 2004. PIOUS, Richard M., The War on Terrorism and the Rule of Law, Los ngeles, Roxbury, 2006, xv, 280 pp. PIQUET, Hlne, tat de Droit et tradition juridique chinoise, en Daniel Mockle, director, Mondialisation et tat de Droit, Bruselas, Bruylant, 2002, pp. 161-199. PISArELLO, Gerardo, Estado de Derecho y crisis de la soberana en Amrica Latina: algunas notas entre la pesadilla y la esperanza, en Miguel Carbonell y Rodolfo Vzquez, compiladores, El Estado de Derecho: dilemas para Amrica Latina, Lima, Per, Palestra Editores, 2009, pp. 223-248.

PLATAS MArTNEZ, Arnaldo, Una aproximacin al Estado de Derecho de Luigi Ferrajoli, en Letras Jurdicas, Xalapa de Enrquez, ao 8, nm. 15, enero-junio de 2007, pp. 1-7. PLATAS MArTNEZ, Arnaldo, tica y Estado de Derecho, en Letras Jurdicas, Xalapa de Enrquez, ao 10, nm. 19, enerojunio de 2009, pp. 1-7. PONTOH, Alvin, The Rule of Law in the Peoples Republic of China: An Elusive Goal?, en Griffins View on International and Comparative Law, Amsterdam, vol. 7, nm. 2, 2006, pp. 125-140. P OPESCU , Sofia, Ltat de Droit et lintegration europenne, en Studii de Drept Romnesc, Bucarest, nueva serie, ao 17(50), nms. 1-2, enero-junio de 2005. POPKIN, Margaret, Peace without Justice: Obstacles to Building the Rule of Law in El Salvador, Filadelfia, Pennsylvania State University Press, 2000, xvi, 287 pp. POrTANTIErO, Juan Carlos, Ciudadana, instituciones y Estado de Derecho, en Jean Franois Prudhomme, compilador, Demcratas, liberales y republicanos, Mxico, El Colegio de Mxico, 2000 pp. 177-186. POWELL, Stephen J., Regional Economic Arrangements and the Rule of Law in the Americas: the Human Rights Face of Free Trade Agreements, en Florida Journal of International Law, Gainesville, vol. 17, nm. 1, 2005, pp. 59-99. PrESSEr, S. B., Judicial Ideology and the Survival of the Rule of Law: A Field Guide to the Current Political War over the Judiciary, en Loyola University Chicago Law Journal, Chicago, vol. 29, pp. 2008, 427-468. PrILLAMAN, William C., The Judiciary and Democratic Decay in Latin America: Declining Confidence in the Rule of Law, Westport, Praeger, 2000, vii, 198 pp. PrINCIPE, Michael L., Albert Venn Dicey and the Principles of the Rule of Law: Is Justice Blind? A Comparative Analysis of the United States and Great Britain, Loyola of Los Angeles International & Comparative Law Review, Los ngeles, vol. 22, nm. 3, 2000, pp. 357-373. QIANFAN, Zhang, Rule of Law and Harmony Society, en Rule of Law and Harmony Society, Beijing, Academy of

Jurisprudence of China Law Society, 2009, t. I, pp. 107-131. QUAST, Shelby R., Rule of Law in PostConflict Societies: What is the Role of the International Community?, en New England Law Review, Boston, vol. 39, nm. 1, 2004, pp. 45-52. QUNIVET, N., Promoting and Abiding by the Rule of Law: UN Involvement in PostConflict Justice, en Roberta Arnold and Geert-Jan Alexander Knoops, editores, Practice and Policies of Modern Peace Support Operations under International Law, Ardsley, N. Y., Transnational, 2006, pp. 35-66. RAJAGOPAL, B., Rule of Law in Security, Development and Human Rights: In ternational Discourses, Institutional Responses, en Richard Falk et al., editores, Human Rights: Critical Concepts in Political Science, Londres, Routledge, 2007, pp. 49-65. RAJAGOPAL, B., Invoking the Rule of Law: International Discourses, en Agns Hurwitz y Reyko Huang, editores, Civil War and the Rule of Law: Security, Development, Human Rights, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. 47-67. RAMCHArAN, Bertrand, The Guyana Court of Appeal: The Challenges of the Rule of Law in a Developing Country, Londres, Cavendish, 2002, xliv, 189 pp. RAMrEZ CArDONA, Alejandro, El estado de justicia: ms all del Estado de Derecho, 3a. ed., Bogot, Editorial El Bho, 2006, 365 pp. RAUSCH, C. y V. OConnor, Model Codes: Laying the Foundations of the Rule of Law, en Agns Hurwitz y Reyko Huang, editores, Civil War and the Rule of Law: Security, Development, Human Rights, Boulder, Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. 115-137. RAZ, Joseph, El Estado de Derecho y su virtud, en Miguel Carbonell y Rodolfo Vzquez, compiladores, El Estado de Derecho: dilemas para Amrica Latina, Lima, Per, Palestra Editores, 2009, pp. 13-41. REAL ALCAL, J. Alberto del, Del EstadoNacin de derecho al Estado de Derecho postnacional, en Miguel Alejandro Lpez Olvera y Luis Gerardo Rodrguez Lozano, coordinadores, Tendencias actuales del derecho pblico en Iberoamrica, Mxico, Porra, 2006, pp. 153-171.

187
Bibliografa

188
Eugenio Hurtado Mrquez

REAL ALCAL, J. Alberto del, Diferencias culturales, extensin de los derechos y servicios pblicos universales en el Estado de Derecho contemporneo, en David Cienfuegos Salgado y Luis Gerardo Rodrguez Lozano, coordinadores, Actualidad de los Servicios Pblicos en Iberoamrica, Mxico, UNAM, 2008, pp. 569-588. REAVLEY, Thomas M., The Rule of Law for Judges, en Pepperdine Law Review, Malibu, vol. 30, nm. 1, 2002, pp. 79-91. REITZ, John C., Export of the Rule of Law, en Transnational Law & Contemporary Problems, Iowa, City, vol. 13, nm. 2, 2003, pp. 429-486. REMY-GrANGEr, Dominique, The Ambiguities of the State Based on the Rule of Law: A Unitary System la franaise, en Thomas A. J. A. Vandamme y JanHerman Reestman, editores, Ambiguity in the Rule of Law: The Interface between National and International Legal Systems, Groningen, Europa Law Publishing, 2001, pp. 51-62. RENDN HUErTA BArrErA, Teresita, El Estado de Derecho en el mbito municipal, en Cultura de legalidad, Mxico, Secretara de Gobernacin, Orden Jurdico Nacional, 2008, pp. 53-62. RICHArDSON, B., A New Human Rights Agenda for the United States: New Realism, Human Rights, and the Rule of Law, en Harvard Human Rights Journal, Boston, vol. 21, 2008, pp. 1-6. RIDGWAY, Delissa A. y Mariya A. Talib, Globalization and Development: Free Trade, Foreign Aid, Investment and the Rule of Law en California Western International Law Journal, San Diego, vol. 33, nm. 2, 2003, pp. 325-344. RISHWOrTH, Paul, The Rule of International Law?, en Grant Huscroft y Paul Rishworth, editores, Litigating Rights: Perspectives from Domestic and International Law, Oxford, Hart Publishing, 2002, pp. 267-279. RIVErA ESTrADA, Hctor, Modernidad y Estado de Derecho puntualizaciones tericas. Primera parte, en Anales de Jurisprudencia, Mxico, sexta poca, t. 252, julio-agosto de 2001, pp. 353-423. RIVErA ESTrADA, Hctor, Modernidad y Estado de Derecho puntualizaciones tericas. Segunda y ltima parte, en Anales de Jurisprudencia, Mxico, sex-

ta poca, t. 253, septiembre-octubre de 2001, pp. 331-407. RIVErA SANTIVAEZ, Jos Antonio, director, Justicia constitucional y Estado de Derecho, Sucre, Tribunal Constitucional, 2003, 202 pp. (Memoria, 7) RDEr, T. J., Little Steps Forward: Some Remarks on the Rome Conference on the Rule of Law in Afghanistan, en Max Planck Yearbook of United Nations Law, Heidelberg, vol. 11, 2007, pp. 307-312. RODrGUEZ DAZ, Isaas, El Estado de Derecho y de justicia social en el marco de la alternativa bolivariana para la Amrica y El Caribe ALBA-, Caracas, Ministerio Pblico, Direccin de Relaciones Internacionales= 2007, 64 pp. (Ministerio Pblico. Direccin de Relaciones Institucionales, II) RODrGUEZ NAVA, Cenobio, El Estado de Derecho en Mxico, en Summa, Tlaxcala, tercera poca, nm. 2, septiembre de 2002. ROGErS, Steven, Philippine Politics and the Rule of Law, en Journal of Democracy, Baltimore, vol. 15, nm. 4, octubre de 2004, pp. 111-125. ROSALES ArGELLO, Francisco, El Estado de Derecho en los pases centroamericanos y los procesos de paz. La funcin de las Cortes de Constitucionalidad, en Justicia. Revista del Poder Judicial, Managua, segunda poca, ao 10, nm. 33, abril de 2005. ROSE-ACKErMAN, Susan, Rendicin de cuentas y el Estado de Derecho en la consolidacin de las democracias, en Perfiles Latinoamericanos, Mxico, ao 12, nm. 26, julio-diciembre de 2005, pp. 9-54. ROSENFELD, Michel, The Rule of Law and the Legitimacy of Constitutional Democracy, en Southern California Law Review , Los ngeles, vol. 74, nm. 5, 2001, pp. 1307-1351. ROSSIDES, Eugene T. American Foreign Policy Regarding Cyprus and the Rule of Law, en Eugene T. Rossides y Van Coufoudakis, editores, The United States & Cyprus: Double Standards and the Rule of Law, Washington, American Hellenic Institute Foundation, 2002, pp. 24-57. ROSSIDES, Eugene T. y Van Coufoudakis, editores, The United States & Cyprus: Double Standards and the Rule of Law,

Washington, American Hellenic Institute Foundation, 2002, 408 pp. ROTH, Wulf-Henning, The More Economic Approach and the Rule of Law, en Dieter Schmidtchen et al., editores, The More Economic Approach to European Competition Law, 2007, pp. 37-57. RUEBNEr, Ralph, Democracy, Judicial Review and the Rule of Law in the Age of Terrorism: The Experience of Israel: A Comparative Perspective, en Georgia Journal of International and Comparative Law, Atenas, vol. 31, nm. 3, 2003, pp. 493-545. RUIZ HArrEL, Rafael, Violencia contra el Estado de Derecho, en Horst de Kurtnitzky, compilador, Globalizacin de la violencia, Mxico, Colibr / Instituto Goethe de Mxico / Asociacin Mexicana de Amigos de la Universidad Ben Gurin en el Nguev, 2000, pp. 71-82. RUIZ RODrGUEZ, Virgilio, Estado de Derecho y soberana, en Jurdica. Anuario del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, Mxico, nm. 34, 2004, pp. 283-300. RUIZ VALErIO, Jos Fabin, Democracia o Constitucin? El debate actual sobre el Estado de Derecho, Mxico, Fontamara, 2009, 233 pp. (Coleccin Argumentos, 82) RMELIN, Nida, Human Dignity and the Foundation of Rule of Law, en Rule of Law and Harmony Society, Beijing, Academy of Jurisprudence of China Law Society, 2009, t. I, pp. 433-453. SACHDEV, Rohit, Comparing the Legal Foundations of Foreign Direct Investment in India and China: Law and the Rule of Law in the Indian Foreign Direct Investment Context, en Columbia Business Law Review, Nueva York, nm. 1, 2006, pp. 167-214. SADAT, Leila Nadya, Terrorism and the Rule of Law, Washington University Global Studies Law Review, San Luis, Mo., vol. 3, 2004, pp. 135-154. SADAT, Leila Nadya, Terrorism and the Rule of Law, en Elizabeth Andersen y David M. Crane, editores, Proceedings of the First International Humanitarian Law Dialogs, August 29, 2007, at the Chautauqau Institution, Washington, American Society of International Law, 2008, pp. 119-154.

SADUrSKI, Wojciech y Adam Czarnota, editores, Spreading Democracy and the Rule of Law?: The Impact of EU Enlargement on the Rule of Law, Democracy and Constitutionalism in Post-Communist Legal Orders, Dordrecht, Springer, 2006, xii, 390 pp. SAETTONE, Mariella, El Estado de Derecho y los derechos econmicos, sociales y culturales de la persona humana, en Revista IIDH, San Jos de Costa Rica, nm. 40, julio-diciembre de 2004, pp. 133-154. SAITO, Natsu Taylor, Will Force Trump Legality after September 11?: American Jurisprudence Confronts the Rule of Law, Georgetown Immigration Law Journal , Washington, vol. 17, nm. 1, 2002, pp. 1-62. SALAZAr UGArTE, Pedro, Cultura de la legalidad y Estado de Derecho, en Cultura de legalidad, Mxico, Secretara de Gobernacin, Orden Jurdico Nacional, 2008, pp. 307-325. SMANO RENTErA, Miguel ngel, El derecho de los pueblos indios versus derecho de Estado, en Carlos Durand Alcntara et al., coordinadores, Hacia una fundamentacin terica de la costumbre jurdica india, Mxico, Universidad Autnoma Chapingo, Sociologa Rural / Plaza y Valds Editores, 2000, pp. 67-82. SAMPAY, Arturo E., Nocin del Estado de Derecho, fragmentos, 1939, en Vctor Tau Anzotegui, coordinador, Antologa del pensamiento jurdico argentino (1901-1945), Buenos Aires, Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho, 2007-2008, t. I, pp. 419-422. SAMPFOrD, Charles, Reconceiving the Rule of Law for a Globalizing World, en Spencer Zifcak, editor, Globalisation and the Rule of Law, Londres, Routledge, 2005, pp. 9-31. SNCHEZ COrDErO DE GArCA VILLEGAS, Olga, Estado de Derecho, para quin?, en Revista Acadmica, Mxico, ao II, nm. 4, enero de 2005. SANDErS, Katherine, Parihaka and the Rule of Law, en Auckland University Law Review, Auckland, vol. 11, 2005, pp. 174-200. SANDS, Philippe, The International Rule of Law: Extraordinary Rendition, Complicity and its Consequences, en Droit du pouvoir, pouvoir du droit: mlanges

189
Bibliografa

190
Eugenio Hurtado Mrquez

offerts Jean Salmon, Bruselas, Bruylant, 2007, pp. 1075-1094. SANNErHOLM, R., Legal, Judicial and Administrative Reforms in Post-Conflict Societies: Beyond the Rule of Law Template en Journal of Conflict and Security Law, Oxford, vol. 12, 2007, pp. 65-93. SANTAOLALLA LPEZ, Fernando, Actos polticos, inteligencia nacional y Estado de Derecho, en Revista Espaola de Derecho Constitucional, Madrid, nm. 65, mayo-agosto de 2002, pp. 107-132. SCHAIBLE, Damian S., Life in Russias Closed City: Moscows Movement Restrictions and the Rule of Law, en New York University Law Review, Nueva York, vol. 76, nm. 1, 2001, pp. 344-373. SCHEPPELE, Kim Lane, Guardians of the Constitution: Constitutional Court Presidents and the Struggle For the Rule of Law in Post-Soviet Europe, en University of Pennsylvania Law Review, Filadelfia, vol. 154, nm. 6, 2006, pp. 1757-1852. SCHEUErMAN, William E., Economic Globalization and the Rule of Law, en Richard Bellamy, editor, Constitutionalism and Democracy, Aldershot, Ashgate / Dartmouth, 2006, pp. 437-459. SCHILL, S., Fair and Equitable Treatment. As an Embodiment of the Rule of Law, en R. Hofmann y Christian J. Tams, editores, The International Convention on the Settlement of Investment Disputes, Washington, ICSID, 2007, pp. 31-72. SCHLEMMEr-SCHULTE, Sabine, The World Banks Role in the Promotion of the Rule of Law in Developing Countries, en Sabine Schlemmer-Schulte y Ko-Yung Tung, editores, Liber amicorum Ibrahim F. I. Shihata: International Finance and Development Law, Boston, Brill, 2001, pp. 677-725. SCHLICHTMANN, K., Has Indian Negotiating Power, to Achieve an International Order Based on Justice and the Rule of Law, Increased since the 1998 Nuclear Tests?, en Anthony dSouza y Carmo dSouza, editores, World Constitutionalism, Cambridge, Cambridge Scholars Publishing, 2007, pp. 189-206. SCHMAHL, Stefanie, Die Rule of Law in den Vereinten Nationen: berlegungen anhand der Lockerbie-Affire, en Recht und Politik, Berln, vol. 37, nm. 4, 2001, pp. 219-235.

SCHMID, Alex, United Nations Measures against Terrorism and the Work of the Terrorism Prevention Branch: The Rule of Law, Human Rights and Terrorism, en Wolfgang Benedek, Alice Yotopou los-Marangopoulos, editores, Anti-Terrorist Measures and Human Rights, La Haya, Martinus Nijhoff, 2004, pp. 53-65. SCHNEIDErMA, David, Canadian Constitutionalism, the Rule of Law and Economic Globalization, en Patricia Hughes y Patrick A. Molinari, editores, Participatory Justice in a Global Economy: The New Rule of Law: la nouvelle rgle de droit, Montral: Thmis, 2004, pp. 65-85. SCHUBErT, Gunter, Pan Weis Consultative Rule of Law Regime: Reforming Authoritarianism in China, en Suisheng Zhao, editor, Debating Political Reform in China: Rule of Law vs. Democratization, Armonk, N. Y., Sharpe, 2006, pp. 111-121. SCHNEMANN, Bernd, Peligros para el Estado de Derecho a travs de la europeizacin de la administracin de justicia penal?, en Teresa Armenta Deu et al., coordinadores, El derecho procesal penal en la Unin Europea. Tendencias actuales y perspectivas de futuro, Madrid, Editorial Colex, 2006, pp. 19-36. SCHWArZE, Jrgen, I principi dello Stato di Diritto per lazione amministrativa nella vecchia e nella nuova Unione Europea, en Rivista Italiana di Diritto Pubblico Comunitario, Miln, ao XIV, nm. 6, 2004, pp. 1279-1308. SCHWArTZ, Alan, The New Textualism and the Rule of Law Subtext in the Supreme Courts Bankruptcy Jurisprudence, en New York Law School Law Review , Nueva York, vol. 45, nms. 1-2, pp. 2001, 149-197. SEGALL, Eric J., Justice OConnor and the Rule of Law, en University of Florida Journal of Law and Public Policy, Gainesville, vol. 17, nm. 1, 2006, pp. 107-137. SEKOLEC, Jernej, The Rule of Law and the Transition to a Market-Based Economy, en Mads Andenas y Gerard Sander, Enforcing Contracts in Transition Economies, Londres, British Institute of International and Comparative Law, 2005, pp. 11-19.

SELZNICK, Philip, American Society and the Rule of Law, en Syracuse Journal of International Law and Commerce, Syracuse, vol. 33, nm. 1, 2005, pp. 29-39. SEPLVEDA IGUNIZ, Ricardo, Del Estado de Derecho al Estado de derechos, en Cultura de legalidad, Mxico, Secretara de Gobernacin, Orden Jurdico Nacional, 2008, pp. 327-331. SErNA DE LA GArZA, Jos Mara, y Jos Antonio Caballero Jurez, editores, Estado de Derecho y transicin jurdica, Mxico, UNAM, 2002, 290 pp. (Serie Doctrina Jurdica, 95) SHAMIrY, Najeeb, The Rule of Law in Yemen: Uniting North and South, en Eugene Cotran y Mai Yamani, editores, The Rule of Law in the Middle East and the Islamic; Human Rights and the Judicial Process, Nueva York, Tauris Publishers, 2000, pp. 107-127. SHEArEr, Ivan, Australia, the United States and the Rule of Law in International Affairs: Comparisons and Contrasts, en Adelaide Law Review, Adelaide, vol. 26, nm. 2, 2005, pp. 191-209. SHEEHY, Benedict, Fundamentally Conflicting Views of the Rule of Law in China and the West & Implications for Commercial Disputes, en Northwestern Journal of International Law and Business, Chicago, vol. 26, nm. 2, invierno de 2006, pp. 225-266. SHELEFF, Leon, The Rule of Law, Human Rights and the Good Society, en Israel Yearbook on Human Rights, Tel Aviv, vol. 30, 2001, pp. 289-303. SHErIF, Adel Omar, The Rule of Law in Egypt from a Judicial Perspective: A Digest of the Landmark Decisions of the Supreme Constitutional Court, en Eugene Cotran y Mai Yamani, editores, The Rule of Law in the Middle East and the Islamic; Human Rights and the Judicial Process, Nueva York, Tauris Publishers, 2000, pp. 1-34. SHKArICH, Svetomir, Constitutional Judiciary, Rule of Law and Separation of Powers in the Republic of Macedonia, en Journal of Constitutional Law in Eastern and Central Europe, Boxtel, vol. 9, nm. 1, 2002, pp. 1-50. SIErrA MADErO, Dora Mara, Estado de Derecho, imperio del derecho y debido proceso ante la transicin poltica mexicana en los albores del siglo XXI, en

Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Arturo Zaldvar Lelo de Larrea, coordinadores, La ciencia del derecho procesal constitucional. Estudios en homenaje a Hctor Fix-Zamudio en sus cincuenta aos como investigador del derecho, t. XI, Justicia, federalismo y derecho constitucional, Mxico, UNAM / Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, 2008, pp. 771-782. SIMPSON, Eileen, Stop to the Hague: Internal Versus External Factors Suppressing the Advancement of the Rule of Law in Serbia, en Georgetown Journal of International Law, Washington, vol. 36, nm. 4, verano de 2005, pp. 1255-1288. SIMSOVIC, Douglas J., No Fixed Address: Universality and the Rule of Law, en Revue Juridique Thmis, Montreal, vol. 35, nm. 3, 2001, pp. 739-773. SIUDIKA, A., Insider Trading Regulations in the Context of the Principle of Rule of Law: The United States and the European Union Perspective, en European Journal of Law Reform, Utrecht, vol. 9, 2007, pp. 91-111. SLIEDrEGT, Elies van, Arresting War Criminals: male captus bene detentus, Human Rights and the Rule of Law, en W. A. M. van Dijk y J. L. Hovens, editores; Arresting War Criminals, Nijmegen, Wolf Legal Productions, 2000, pp. 73-83. SMITH, Gordon B., The Procuracy, Putin and the Rule of Law in Russia, en Ferdinand Feldbrugge, editor, Russia, Europe, and the Rule of Law, La Haya, Martinus Nijhoff, 2007, pp. 1-14. SOLOrIO BANDA, Licurgo Daniel, La persona, el nuevo desafo al Estado de Derecho, en Migracin y derechos humanos; 8o. Certamen de ensayo sobre derechos humanos, Toluca, Comisin de Dere chos Humanos del Estado de Mxico / LV Legislatura del Estado de Mxico, 2005, pp. 189201. SPOTA, Alberto Antonio, Globalizacin y gobernabilidad en el Estado de Derecho. Hay posibilidad de controlar los efectos de la globalizacin?, en Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, Madrid, nm. 5, 2001, pp. 335-360. SrIrAM, C. L., Prevention and the Rule of Law: Rhetoric and Reality, en Agns Hurwitz y Reyko Huang, editores, Civil War and the Rule of Law: Security, Development, Human Rights , Boulder,

191
Bibliografa

192
Eugenio Hurtado Mrquez

Lynne Rienner Publishers, 2008, pp. 71-90. STABErOCK, Gerald, Quo Vadis Caucasus?: The Rule of Law or Rule of Power?, en Humanitres Vlkerrecht, Berln, vol. 17, nm. 4, 2004, pp. 262-271. STEGEr, Debra, The Rule of Law or the Rule of Lawyers?, en The Journal of World Investment, Ginebra, vol. 3, nm. 5, octubre de 2002, pp. 769-792. STEIN, Robert, Rule of Law: What Does it Mean?, en Minnesota Journal of International Law, Minneapolis, vol. 18, nm. 2, verano de 2009, pp. 293-303. STEIN, Robert, Teaching the Rule of Law, en Minnesota Journal of International Law, Minneapolis, vol. 18, nm. 2, verano de 2009, pp. 403-414. STEMPEL, Philipp, Der Internationale Strafgerichtshof, Vorbote eines Weltinnenrechts?: eine Studie zur Reichweite einer Rule of Law in der internationalen Politik, Duisburg, Institut fr Entwicklung und Frieden der Universitt Duisburg, 2005, 72 pp. STEPHENSON, Matthew C., A Trojan Horse behind Chinese Walls?: Problems and Prospects of U. S.-Sponsored Rule of Law Reform Projects in the Peoples Republic of China, en UCLA Pacific Basin Law Journal, Los ngeles, vol. 18, nm. 1, 2000, pp. 64-97. STErN, Craig A., The Common Law and the Religious Foundations of the Rule of Law before Casey, en University of San Francisco Law Review, San Francisco, vol. 38, nm. 3, 2004, pp. 499-524. STEWArT, Hamish, Investigative Hearings into Terrorist Offences: A Challenge to the Rule of Law, en The Criminal Law Quarterly , Toronto, vol. 50, nm. 4, 2005, pp. 376-402. S TITH , R., Securing the Rule of Law through Interpretive Pluralism: An Argument from Comparative Law, en Hastings Constitutional Law Quarterly, San Francisco, vol. 35, 2008, pp. 401-447. STrOMSETH, Jane E., Pursuing Accountability for Atrocities after Conflict: What Impact on Building the Rule of Law?, en Georgetown Journal of International Law, Washington, vol. 38, nm. 2, 2007, pp. 251-322. STrOMSETH, Jane E., Strengthening Demand for the Rule of Law in Post-Conflict Societies, en Minnesota Journal of

International Law, Minneapolis, vol. 18, nm. 2, verano de 2009, pp. 415-424. STrOMSETH, Jane E. et al., Can Might Make Rights?: Building the Rule of Law after Military Interventions, Nueva York, Cambridge University Press, 2006, x, 414 pp. SUMMErS, Robert, Los principios del Estado de Derecho, en Miguel Carbonell y Rodolfo Vzquez, compiladores, El Estado de Derecho: dilemas para Amrica Latina, Lima, Per, Palestra Editores, 2009, pp. 43-72. SZKELY, Alberto, Democracia, reforma judicial, Estado de Derecho en Mxico, en Revista de la Facultad de Derecho de Mxico, t. LII, nm. 237, 2001, pp. 209-218. TABOADA, Mara Leticia, Procuracin e imparticin de justicia, fundamentos del Estado de Derecho mexicano, en Administracin, procuracin e imparticin de justicia; Memoria del Congreso Nacional e Internacional, Puebla, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla / Inacipe / Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2008, pp. 527-532. TAJIMI, Makoto, Democracy and Rule of Law in Chinese Supervision System (1), en Comparative Law Review, Tokio, vol. 38, nm. 3, 2005, pp. 27-67. TAJIMI, Makoto, Democracy and Rule of Law in Chinese Supervision System (2), en Comparative Law Review, Tokio, vol. 39, nm. 2, 2006, pp. 53-90. TAMANAHA, Brian Z., On the Rule of Law: History, Politics, Theory, Cambridge, Cambridge University Press, 2004, viii, 180 pp. TAMANAHA, Brian Z. Rule of Law in the United States, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S. , Londres, Routledge, 2004, pp. 56-78. TAMANAHA, Brian Z., The Tension between Legal Instrumentalism and the Rule of Law, en Syracuse Journal of International Law and Commerce, Syracuse, vol. 33, nm. 1, 2005, pp. 131-154. TEITEL, Ruti G., Humanitys Law: Rule of Law for the New Global Politics, en Cornell International Law Journal, Ithaca, vol. 35, nm. 2, 2002, pp. 355-387. TEITEL, Ruti G., Global Rule of Law: Universal and Particular, en Andrs Saj,

editor, Human Rights with Modesty: The Problem of Universalism, La Haya, Martinus Nijhoff, 2004, pp. 231-247. TEITEL, Ruti G., The Alien Tort and the Global Rule of Law, en International Social Science Journal, Pars, vol. 57, nm. 3, 2005, pp. 551-560. TEITEL, Ruti G., Transitional Rule of Law, en Adam Czarnota et al., editores, Rethinking the Rule of Law after Communism, Budapest, Central European University Press, 2005, pp. 279-294. THIO, Li-ann, Lex Rex or Rex Lex?: Competing Conceptions of the Rule of Law in Singapore, en UCLA Pacific Basin Law Journal, Los ngeles, vol. 20, nm. 1, 2002, pp. 1-76. THIO, Li-ann, Rule of Law within a NonLiberal Communitarian Democracy: The Singapore Experience, en Randall Peerenboom, editor, Asian Discourses of Rule of Law: Theories and Implementation of Rule of Law in Twelve Asian Countries, France and the U. S., Londres, Routledge, 2004, pp. 183-224. THrEr, Daniel y Beat Dold, Rassismus und Rule of Law: Erstmalige Verurteilung wegen Rassendiskriminierung durch den Europischen Gerichtshof fr Menschenrechte, en Europische Grundrechte-Zeitschrift, Kehl / Rhein, vol. 32, nm. 1-3, 2005, pp. 1-12. TOLBErT, David, Whither the Rule of Law in an Age of Terror?, en Elizabeth Andersen y David M. Crane, editores, Proceedings of the First International Humanitarian Law Dialogs, August 29, 2007, at the Chautauqau Institution, Washington, American Society of International Law, 2008, pp. 77-86. TOLBErT, David y Andrew Solomon, United Nations Reform and Supporting the Rule of Law in Post-Conflict Societies, en Harvard Human Rights Journal, Boston, vol. 19, primavera de 2006, pp. 29-62. TONDINI, Matteo, Exporting the Rule of Law: Human Rights Abroad during Conflicts and Peace Operations, en Pace Diritti Umani, Padua, vol. 3, nm. 1, 2006, pp. 83-107. TrIANTAFYLLOU, Dimitris, The European Charter of Fundamental Rights and the Rule of Law: Restricting Fundamental Rights by Reference, en Common Market Law Review, La Haya, vol. 39, nm. 1, 2002, pp. 53-64.

TrOPEr, Michel, Obedience and Obligation in the Rechtsstaat, en Jos Mara Maravall y Adam Przeworski, editores, Democracy and the Rule of Law, Nueva York, Cambridge University Press, 2003, pp. 94-108. TSAGOUrIAS, Nicholas, Globalization, Order and the Rule of Law, en Finnish Yearbook of International Law, La Haya, vol. 11, 2003, pp. 247-264. TSANG, Steve, Commitment to the Rule of Law and Judicial Independence, en Steve Tsang, editor, Judicial Independence and the Rule of Law in Hong Kong, Basingstoke, Palgrave / Macmillan, 2001, pp. 1-18. TSANG, Steve, editor, Judicial Independence and the Rule of Law in Hong Kong, Basingstoke, Palgrave / Macmillan, 2001, xvi, 208 pp. TUNHEIM, John, Rule of Law and the Kosovo Constitution, en Minnesota Journal of International Law, Minneapolis, vol. 18, nm. 2, verano de 2009, pp. 371-379. TUrNEr, Karen G. et al., editores, The Limits of the Rule of Law in China, Seattle, University of Washington Press, 2000, xiv, 348 pp. TUrNEr, Robert F., American Unilateralism and the Rule of Law, en Ronald St. John Macdonald y Douglas Johnston, compiladores y editores, Towards World Constitutionalism: Issues in the Legal Ordering of the World Community, La Haya, Brill, 2005, pp. 77-101. TUrPIN, Dominique, Rapport de synthse: mondialisation et tat de Droit: quelques rflexions, en Daniel Mockle, director, Mondialisation et tat de Droit, Bruselas, Bruylant, 2002, pp. 383-398. UPHAM, Frank K., Mythmaking in the Ruleof-Law Orthodoxy, en Thomas Carothers, editor, Promoting the Rule of Law abroad: In Search of Knowledge, Washington, Carnegie Endowment for International Peace, 2006, pp. 75-104. UPHAM, Frank K., The Illusory Promise of the Rule of Law, en Andrs Saj, editor, Human Rights with Modesty: The Problem of Universalism, La Haya, Martinus Nijhoff, 2004, pp. 279-313. UrBINA, Sebastin, Some Considerations about the Rule of Law, en Rechtstheorie, Berln, vol. 33. nms. 2-4, 2002, pp. 495-513.

193
Bibliografa

194
Eugenio Hurtado Mrquez

VALADS, Diego, Sistema electoral y Estado de Derecho, en Estudios en homenaje a Don Miguel Gutirrez de Velasco Mxico, UNAM, 2000, pp. 701-717. VALADS, Diego, La no aplicacin de las normas y el Estado de Derecho, en Boletn Mexicano de Derecho Comparado, Mxico, nueva serie, ao XXXV, nm. 103, enero-abril de 2002, pp. 589-620. VALADS, Diego, Problemas constitucionales del Estado de Derecho, Mxico, UNAM, 2002, 131 pp. (Serie Estudios Jurdicos, 69) VALADS, Diego, The Rule of Law as a Cultural Problem: The Case of Mexico, en Jahrbuch des ffentlichen Rechts der Gegenwart, Tubinga, vol. 52, 2004, pp. 59-77. VALDS OSOrIO, Guadalupe A., Poltica criminal, Estado de Derecho y funcin judicial, en Iter Criminis. Revista de Derecho y Ciencias Penales, Mxico, nm. 4, 2000. VALLES LPEZ, Olga Leticia, La democracia y el Estado de Derecho, en Lex. Difusin y Anlisis, Torren, tercera poca, ao VIII, nm. 122, agosto de 2005. VANDAMME, Thomas A. J. A. y Jan-Herman Reestman, editores, Ambiguity in the Rule of Law: The Interface between National and International Legal Systems, Groningen: Europa Law Publishing, 2001, xii, 175 pp. VANKOVSKA, Biljana, Rule of Law and Democratic Control of Armed Forces in the Post-Cold War Era, en International Problems, Belgrado, vol. 55, nms. 3-4, 2003, pp. 307-323. VANOSSI, Jorge Reinaldo A., Estado de Derecho. Democracia y control. La Corte Suprema de Justicia. Responsabilidad de gobernantes. El defensor del Pueblo. Representacin y participacin. Partidos polticos. Seguridad Jurdica. Clusulas econmicas y sociales. Educacin. Modernizacin. Transparencia, 4a. ed., Buenos Aires, Editorial Astrea, 2008, xxiv, 677 pp. VANOSSI, Jorge Reinaldo, La ineluctable relacin de interdependencia de la seguridad jurdica con el Estado de Derecho, en Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, Madrid, nm. 13, 2009.

VAUGHAN, Barry y Shane Kilcommins, Terrorism, Rights and the Rule of Law: Negotiating Justice in Ireland, Cullompton, Devon, Willan Publishing, 2008, 234 pp. VZQUEZ, Rodolfo, Liberalismo, Estado de Derecho y minoras, Mxico, Paids, 2001, 186 pp. (Biblioteca Iberoamericana de Ensayo, 11) VZQUEZ, Rodolfo, El Estado de Derecho y su justificacin, en Miguel Carbonell y Rodolfo Vzquez, compiladores, El Estado de Derecho: dilemas para Amrica Latina, Lima, Per, Palestra Editores, 2009, pp. 119-144. VZQUEZ PrEZ, Gabriel C., La seguridad y crisis del Estado de Derecho, en Bien Comn y Gobierno, Mxico, ao 7, nm. 77, mayo de 2001. VZQUEZ ROBLES, Guillermo Gabino, El doble rostro de la seguridad jurdica en el Estado de Derecho, en Justicia Fiscal y Administrativa, Mxico, cuarta poca, nm. 5, julio de 2005. VErA, Carlos de, Arbitrating Harmony: Med-Arb and the Confluence of Culture and Rule of Law in the Resolution of International Commercial Disputes in China, en Columbia Journal of Asian Law, Nueva York, vol. 18, nm. 1, otoo de 2004, pp. 149-194. VIGNOLO CUEVA, Orlando, La clusula del Estado de Derecho, el principio de legalidad y la administracin pblica: postulados bsicos y transformacionales, en Revista de Derecho, Piura, Per, nm. 10, enero-diciembre de 2009, pp. 93-115. VILLALOBOS ANTNEZ, Jos Vicente, tica, gobernabilidad y Estado de Derecho en Amrica Latina, en tiempos de globalizacin, en Cuestiones Polticas, Maracaibo, nm. 29, julio-diciembre de 2002. VILLAMOr LUCIA, Fernando, Estado de Derecho y ius puniendi, en Revista del Tribunal Constitucional, Sucre, nm. 7, mayo de 2006. VLIET, Sebastian van de, Addressing Corruption and Organized Crime in the Context of Re-Establishing the Rule of Law, en Dina Francesca Haynes, editor, Deconstructing the Reconstruction: Human Rights and the Rule of Law in Postwar Bosnia and Herzegovina, Aldershot, Ashgate, 2008, pp. 205-234.

VOGEL, Frank E., The Rule of Law in Saudi Arabia: Exploring Contradictions and Traditions, en Eugene Cotran y Mai Yamani, editores, The Rule of Law in the Middle East and the Islamic; Human Rights and the Judicial Process, Nueva York, Tauris Publishers, 2000, pp. 128-136. WAGNEr, Viktoria, Palestinian Judiciary and the Rule of Law in the Autonomous Areas: An Introduction, Jerusalem, Palestinian Academic Society for the Study of International Affairs, 2000, 156 pp. WALSH, Dermot, Bloody Sunday and the Rule of Law in Northern Ireland, Basingstoke, Macmillan Press, 2000, xiv, 349 pp. WANDErLEY JNIOr, Bruno, A obrigatoriedade do voto em face da liberdade do cidadao no Estado Democrtico de Direito, en Revista da Faculdade de Direi to da Universidade Federal de Minas Gerais, Belo Horizonte, nm. 39, enerojunio de 2001. WANG, Guiguo, The Globalized Economy in Quest of Globalization of the Rule of Law: From the Perspective of the National Treatment Principle, en The Journal of World Investment, Ginebra, vol. 2, nm. 1, 2001, pp. 21-52. WANG, Guiguo, Globalising the Rule of Law, en Indian Journal of Internatio nal Law, Nueva Delhi, vol. 48, nm. 1, 2008, pp. 21-44. WANG, Jiangyu, The Rule of Law in China: A Realistic View of the Jurisprudence, the Impact of the WTO, and the Prospects for Future Development, en Singapore Journal of Legal Studies, Singapur, deciembre de 2004, pp. 347-389. WArE, Alyn, Rule of Force or Rule of Law: Legal Responses to Nuclear Threats from Terrorism, Proliferation, and War, en Seattle Journal for Social Justice, Seattle, vol. 2, nm. 1, otoo-invierno de 2003-2004, pp. 243-286. WASHINGTON, Ellis, The Nuremberg Trials: The Death of the Rule of Law (in International Law), en Loyola Law Review; Nueva Orleans, vol. 49, nm. 3, 2003, pp. 471-518. WATErS, Christopher P. M., Rule of Law in the Secessionist States, en Christopher P. M. Waters, editor, The State of Law in the South Caucasus, Basingstoke, Palgrave / Macmillan, 2005, pp. 59-77.

WEBEr, Albrecht, El principio de Estado de Derecho como principio constitucional comn europeo, en Revista Espaola de Derecho Constitucional, Madrid, ao 28, nm. 84, septiembre-diciembre de 2006, pp. 27-59. WEBBEr, Grgoire Charles N., Legal Lawlessness and the Rule of Law: A Critique of Section 25.1 of the Criminal Code, en Queens Law Journal, Kingston, Ontario, vol. 31, nm. 1, otoo de 2005, pp. 121-147. WEErAMANTrY, Lucian G., The Courts as Custodians of the Rule of Law and Fundamental Freedoms, en Sri Lanka Journal of International Law, Sri Lanka, vol. 12, junio de 2000, pp. 139-152. WEEZEL, Alex van, Autoamnistas y Estado de Derecho, en dgar Carpio Marcos y Camilo Surez Lpez de Castilla, coordinadores, El Estado contra los Derechos; Pena de muerte, violencia de gnero y autoamnista, Lima, Per, Palestra Editores, 2007, pp. 73-94. WEI, Pan, Reflections on the Consultative Rule of Law Regime: A Response to my Critics, en Suisheng Zhao, editor, Debating Political Reform in China: Rule of Law vs. Democratization, Armonk, N. Y., Sharpe, 2006, pp. 247-254. WEI, Pan, Toward a Consultative Rule of Law Regime in China, en Suisheng Zhao, editor, Debating Political Reform in China: Rule of Law vs. Democratization, Armonk, N. Y., Sharpe, 2006, pp. 3-40. WEIN, Sheldon, Moral Pluralism and the Rule of Law, en Arend Soeteman, editor, Pluralism and Law: Proceedings of the 20th IVR World Congress Amsterdam, 2001, Wiesbaden, Steiner, 2003, vol. 2, pp. 186-193. WEINSTEIN, Jack B., Proselytizers for Our Rule of Law, en Brooklyn Journal of International Law, Brooklyn, vol. 28, nm. 3, 2003, pp. 675-682. WELCHMAN, Lynn, The Middle East Peace Process and the Rule of Law: Irreconcilable Objectives?, en Eugene Cotran y Mai Yamani, editores, The Rule of Law in the Middle East and the Islamic; Human Rights and the Judicial Process, Nueva York, Tauris Publishers, 2000, pp. 51-65. WELTON, Mark David, Islam, the West, and the Rule of Law, en Pace International

195
Bibliografa

196
Eugenio Hurtado Mrquez

Law Review, White Plains, N. Y., vol. 19, nm. 2, 2007, pp. 169-194. WEST, Robin, Reconstructing the Rule of Law, en The Georgetown Law Journal, Washington, vol. 90, nm. 1, 2001, pp. 215-221. WHITEBrEAD, Charles H., The Rule of Law, Judicial Self-Restraint, and Unanswered Questions: Decisions of the United States Supreme Courts 2003-2004 Term, en Whittier Law Review, Costa Mesa, California, vol. 26, nm. 1, 2004, pp. 101-196. WHITFOrD, William C., The Rule of Law: New Reflections on an Old Doctrine, en East African Journal of Peace & Human Rights, Kampala, Uganda, vol. 6, nm. 2, 2000, pp. 157-179. WILLIAMS, George, The Rule of Law and the Regulation of Terrorism in Australia and New Zealand, en Victor V. Ramraj et al., editores, Global Anti-Terrorism Law and Policy, Cambridge, Cambridge University Press, 2005, pp. 534-552. WILLIAMSON, John C., Establishing Rule of Law in Post-War Iraq: Rebuilding the Justice System, en Georgia Journal of International and Comparative Law, Atenas, vol. 33, nm. 1, 2004, pp. 229-244. WOO, Meredith Jung-En, The Rule of Law, Legal Traditions and Economic Growth: The last Asian Example, en Ha-Joon Chang, editor, Institutional Change and Economic Development, Tokio, United Nations University Press, 2007, pp. 157-174. WOOLF, Lord, The Rule of Law and a Change in the Constitution, en The Cambridge Law Journal, Cambridge, vol. 63, nm. 2, julio de 2004, pp. 317-330. YArOSHEFSKY, Ellen, Military Lawyering at the Edge of the Rule of Law at Guantanamo: Should Lawyers be Permitted to Violate the Law, en Hofstra Law Review, Hempstead, N. Y., vol. 36, invierno de 2007, pp. 563-600. YU, Lei, Rule of Law or Rule of Protectionism: Anti-Dumping Pratices toward China and the WTO Dispute Settlement System, In: Columbia Journal of Asian Law, Nueva York, vol. 15, nm. 2, 2002, pp. 293-343. ZAMOrA GrANT, Jos, El Estado de Derecho, en Summa, Tlaxcala, tercera poca, nm. 2, septiembre de 2002. ZELEZA, Paul Tiyambe y Philip J. McConnaughay, editores, Human Rights, the

Rule of Law, and Development in Africa, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 2004, vi, 302 pp. ZHANG, Baohui, Toward the Rule of Law: why Chinas Path will be Different from the West, en Suisheng Zhao, editor, Debating Political Reform in China: Rule of Law vs. Democratization, Armonk, N. Y., Sharpe, 2006, pp. 122-137. ZHAO, Suisheng, Toward a Rule of Law Regime: Political Reform under Chinas Fourth Generation of Leadership, en Suisheng Zhao, editor, Debating Political Reform in China: Rule of Law vs. Democratization, Armonk, N. Y., Sharpe, 2006, pp. 3-40. ZHAO, Suisheng, editor, Debating Political Reform in China: Rule of Law vs. Democratization, Armonk, N. Y., Sharpe, 2006, xv, 295 pp. ZIEGErT, Klaus A., Globale Bukowina: Regelungsbedarf Oder Rule of Law des globalen Rechts?, en Peter Nahamowitz y Rdiger Voigt, editores, Internationale Organisationen und Regelungsbereiche, Baden-Baden, Nomos 2002, vol. 2, pp. 101-126. ZIFCAK, Spencer, Globalizing the Rule of Law: Rethinking Values and Reforming Institutions, en Spencer Zifcak, editor, Globalisation and the Rule of Law, Londres, Routledge, 2005, pp. 32-64. ZIFCAK, Spencer, editor, Globalisation and the Rule of Law, Londres, Routledge, 2005, viii, 222 pp. ZIFCAK, Spencer, Western and Islamic Conceptions of the Rule of Law, en Azyumardi Azra y Wayne Hudson, editores, Islam beyond Conflict: Indonesian Islam and Western Political Theory, Aldershot, Ashgate, 2008, pp. 31-40. ZOLO, Danilo y P. Costa, compiladores, Lo Stato di Diritto. Storia, teoria e critica, Miln, Feltrinelli, 2002, 856 pp. ZOrrILLA MArTNEZ, Pedro G., El Estado de Derecho como instrumento de desarrollo y modernizacin, en Homenaje pstumo Dr. Pedro G. Zorrilla Martnez, Mxico, Grupo Editorial y de la Publicidad Quinto Centenario, 2000, pp. 65-78. ZOrrILLA MArTNEZ, Pedro, El derecho, los valores y la cultura. Importancia del Estado de Derecho, en Derecho y Cultura, Mxico, nm. 1, otoo de 2000, pp. 17-20.

Z OU , Keyuan, Chinas Legal Reform: Towards the Rule of Law, La Haya, Martinus Nijhoff, 2006, xii, 266 pp. ZOU, Keyuan y Yongnian Zheng, Chinas Third Constitutional Amendment: A Leap Forward towards Rule of Law in China, en Yearbook Law & Legal Practice in East Asia, Oxford, vol. 4, 2000, pp. 29-41. ZUCKErT, Michael, Hobbes, Locke and the Problem of the Rule of Law, en Claire

Finkelstein, editor, Hobbes on Law, Aldershot, Ashgate, 2005, pp. 517-536. ZIGA UrBINA, Francisco, Reforma constitucional: democracia y Estado de Derecho, en Manuel Carrasco Durn et al., coordinadores, Derecho constitucional para el siglo XXI. Actas del VIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, Navarra, Editorial Aranzadi, 2006, t. I, pp. 107-205.

197
Bibliografa

Nuevas adquisiciones

N uevas adquisiciones
Centro de Documentacin y Biblioteca

Libros (mayo-agosto, 2010) ABELLN SALOrT, Jos Carlos, Biotica, autonoma y libertad. Madrid, Fundacin Universitaria Espaola, 2006, 415 pp. (Monografas, 105) 174.2 / A134b / 25920 ABELLN, Fernando, Seleccin gentica de embriones: entre la libertad reproductiva y la eugenesia. Granada, [Comares], 2007, xxxii, 198 pp. (Biblioteca de Derecho y Ciencias de la Vida, 27) 573.2 / A134s / 25895 ABELLN, Jos Luis, coord., El reto europeo: identidades culturales en el cambio de siglo. I Jornadas de Hispanismo Filosfico. [Madrid], Trotta, Asociacin de Hispanismo Filosfico, [1994], 432 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Filosofa) 306 / A134r / 25969 ABrEU Y ABrEU, Juan Carlos, Los tribunales y la administracin de justicia en Mxico. Una historia sumaria. [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2006], 138 pp. (Episodios y Personajes del Poder Judicial de la Federacin, 8) 347.013 / A154t / 26186 Acceso al tratamiento de SIDA en Bolivia y Paraguay. Cooperacin internacional y movilizacin social. Rio de Janeiro, Associao Brasileira Interdisciplinar de AIDS (ABIA), 2006, 57 pp. Cuad. 362.11822 / A172 / 26158 ACQUATELLA, Jean y Alicia Brcena, eds., Poltica fiscal y medio ambiente. Bases para una agenda comn. Santiago de

Chile, CEPAL, 2005, 266 pp. Grf. Tab. Cuad. (Libros de la CEPAL, 85) 344.046 / P688 / 26148 ADAME GODDArD, Jorge, El matrimonio civil en Mxico (1859-2000) . Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2004, xi, 120 pp. (Serie: Estudios Jurdicos, 59) 346.016 / A194m / 26030 AGUADO LPEZ, Sara, La multirreincidencia y la conversin de faltas en delito: problemas constitucionales y alternativas poltico-criminales . [Madrid], Iustel, [2008], 155 pp. 364.1 / A272m / 25923 AGUILAr SAHAGN, Luis Armando, Educacin, derechos de la infancia y derecho al desarrollo. [Mxico], Instituto de Filosofa, Plaza y Valds, [2008], 164 pp. 323.4054 / A284e / 26098 AGUILErA PEDrOSA, Antonio, Hombre y cultura. [Madrid], Trotta, [1995], 235 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Filosofa) 304.2 / A284h / 25944 AIBAr, Julio y Daniel Vzquez, coords., Autoritarismo o democracia?: Hugo Chvez y Evo Morales. Mxico, Flacso, [2009], 337 pp. (Dilemas de la Poltica en Latinoamrica) 321.4 / A292a / 25992 AIBAr, Julio y Daniel Vzquez, coords., Poltica y sociedad en Mxico. Entre el desencuentro y la ruptura. Mxico, Flacso, [2008], 335 pp. (Serie: Dilemas de la Poltica en Latinoamrica) 320.972 / A292p / 25995

[ 201 ]

202
Centro de Documentacin y Biblioteca

AIBAr, Julio y Daniel Vzquez, coords., Vox Populi. Populismo y democracia en Latinoamrica. Mxico, Flacso, [2007], 363 pp. (Serie: Dilemas de la Poltica en Latinoamrica) 321.4 / A292v / 25993 ALArCN REQUEJO, Glmer, Estado de Derecho, Derechos Humanos y democracia. Pautas para la racionalidad jurdico-poltica desde Elas Daz. [Madrid], Instituto de Derechos Humanos Bartolom de las Casas, Universidad Carlos III de Madrid, [2007], 578 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 340.11 / A324e / 25913 LVArEZ DE NEYrA KAPPLEr, Susana, La prueba de ADN en el proceso penal. Granada, [Comares], 2008, ix, 174 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Col. Estudios de Derecho Procesal Penal, 22) 574.8732 / A486p / 25891 LVArEZ OrTEGA, Miguel, La filosofa del derecho de Ernesto Garzn Valds. [Madrid], Dykinson, [2008], 486 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 340.11 / A486f / 25917 AMAT LLOMBArT, Pablo, Derecho de la biotecnologa y los transgnicos. (Especial referencia al sector agrario y alimentario). Valencia, Tirant lo Blanch, 2008, 382 pp. (Tirant Monografas, 538) 631.523 / A528d / 25927 AMENGUAL COLL, Gabriel, La moral como derecho. Estudio sobre la moralidad en la filosofa del derecho de Hegel. [Madrid], Trotta, [2001], 478 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Filosofa) 340.1 / A538m / 25963 ANSUTEGUI ROIG, F. J. et al., eds., Derechos fundamentales, valores y multiculturalismo. [Madrid], Fundacin El Monte, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperacin, Dykinson, [2005], 269 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 303.482 / D548 / 25911 APArICIO WILHELMI, Marco, La construccin de un orden pblico constitucional complejo. Derechos y Constitucin en el Estado espaol como estado autonmico e integrado en la Unin Europea. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2009, viii, 149 pp. (Serie: Ensayos Jurdicos, 34) 342.02946 / A642c / 26049

APArISI MIrALLES, ngela, tica y deontologa para juristas. 2a. ed. Pamplona, EUNSA, [2008], 476 pp. (Serie: Derecho) 340.1 / A642e / 25919 ArrOYO ALEJANDrE, Jess y Salvador Berumen Sandoval, coords., Migracin a Estados Unidos: remesas, autoempleo e informalidad laboral. [Mxico], Universidad de Guadalajara, Segob. Instituto Nacional de Migracin, Centro de Estudios Migratorios, DGE Ediciones, 2009, 412 pp. Cuad. Grf. 325.1 / A832m / 26001 ArTEAGA BASUrTO, Carlos, Guillermo Campos y Covarrubias y Mario Pia Cano, coords., Estado, economa y pobreza en Mxico. [Mxico], UNAM, Escuela Nacional de Trabajo Social, Universi dad Autnoma de Chapingo, Universidad Autnoma Metropolitana, Instituto Politcnico Nacional, Plaza y Valds, [2007], 353 pp. (Serie: Problemtica Rural y Urbana, 1) 362.5 / A838e / 26099 ASS, Rafael de, El juez y la motivacin en el derecho. [Madrid], Instituto de Derechos Humanos Bartolom de las Casas, Universidad Carlos III de Madrid, Dykinson, [2005], 167 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 347.014 / A848j / 25950 AZUELA RIVErA, Mariano, Amparo. Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, 2006, 501 pp. (Apuntes de las Clases Impartidas por Ilustres Juris tas del Siglo XX, 2) 342.085 / A998a / 26202 AZUELA RIVErA, Mariano, Garantas. Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, [2008], 390 pp. (Apuntes de las Clases Impartidas por Ilustres Juristas del Siglo XX, 1) 342.085 / A998g / 26203 BArCELLONA, Pietro, Postmodernidad y comunidad. El regreso de la vinculacin social. 3a. ed., [Madrid], Trotta, [1999], 141 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 301 / B226p / 25965 BECErrA RAMrEZ, Manuel y Klaus Mller Uhlenbrock, coords., La juridificacin de las relaciones internacionales. Un an-

lisis plural. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, Facultad de Estudios Superiores Acatln, 2008, x, 221 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 448) 327 / B412j / 26037 BECErrA RAMrEZ, Manuel y Klaus Mller Uhlenbrock, coords., Textos de la nueva cultura de la propiedad intelectual. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2009, xiii, 232 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 475) 346.0482 / B412t / 26045 BENTEZ OrTZAr, Ignacio F., Lorenzo Morillas Cueva y Jaime M. Peris Riera, coords., Estudios jurdico-penales sobre gentica y biomedicina. [Madrid], Dykinson, [s. a.], 510 pp. 573.2 / B496e / 25914 BErrOCAL LANZArOT, Ana Isabel y Jos Carlos Abelln Salort, Autonoma, libertad y testamentos vitales (Rgimen jurdico y publicidad). Madrid, Dykinson, [s. a.], 322 pp. (Col. Monografas de Derecho Civil, 8) 174.2 / B564a / 25905 BOrJA JIMNEZ, Emiliano, Violencia y criminalidad racista en Europa occidental: la respuesta del derecho penal. Granada, [Comares], 1999, xiv, 407 pp. (Bibliote ca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal, 14) 320.56 / B826v / 25900 BrANDArIZ GArCA, Jos ngel, Poltica criminal de la exclusin. El sistema penal en tiempos de declive del Estado social y de crisis del Estado-nacin. Granada, [Comares], 2007, xviii, 292 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal y Criminologa, 86) 345 / B886p / 25884 BUENO ArS, Francisco, Nociones de prevencin del delito y tratamiento de la delincuencia. [Madrid], Dykinson, 2008, 505 pp. (Estudios de Criminologa y Poltica Criminal, 13) 364.1 / B952n / 25956 BUTCHArT, A. et al., Manual for Estimating the Economic Costs of Injuries Due to Interpersonal and Self-Directed Violence. [Francia], World Health Organization, Department of Health and Human Services, Centers for Disease Control and Prevention, [2008], 48 pp. Tab. Cuad. 303.62 / B992m / 26180

CABALLErO JUrEZ, Jos Antonio y scar Cruz Barney, Historia del derecho. Memoria del Congreso Internacional de Culturas y Sistemas Jurdicos Comparados. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2005, x, 347 pp. (Doctrina Jurdica, 266) 340.01 / C114h / 26034 CABO MArTN, Carlos de, La reforma constitucional en la perspectiva de las fuentes del derecho. [Madrid], Trotta, [2003], 102 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 342.02946 / C122r / 25967 CABO MArTN, Carlos de, Sobre el concepto de ley. [Madrid], Trotta, [2000], 116 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 340.1 / C122s / 25970 CALIFOrNIA DEPArTMENT OF DEVELOPMENTAL SErVICES, ESTADOS UNIDOS, Analizando la calidad de vida. [Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 1999], 105 pp. (Col. Manuales y Guas. Serie: Catlogos y Guas, 5) 170.2 / E92a / 26177 CAMACHO SOLS, Manuel y Diego Valads, coords., Gobernabilidad democrtica: qu reforma? Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, Cmara de Diputados. LIX Legislatura, 2004, xxv, 605 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 205) 321.80972 / C184G / 26031 CMArA DE DIPUTADOS. XL LEGISLATUrA, MXICO, Derechos Humanos de las mujeres. Marco jurdico bsico nacional e internacional. [Mxico, Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Gnero, 2007], 151 pp. 305.4 / C184d / 26024 CMArA DE DIPUTADOS. XL LEGISLATUrA, MXICO, Foro Nacional de Presupuestos para la Igualdad entre Mujeres y Hombres. [Mxico, Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Gnero, 2007], 78 pp. 305.4 / C184f / 26025 CAMPIONE, Roger, La teora social de A. Giddens. Una lectura crtica desde la teora jurdica. [Madrid], Dykinson, [s. a.], 233 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 302.1 / C188t / 25960 CANTArErO BANDrS, Roco, Administracin de justicia y obstruccionismo judicial. [Madrid], Trotta, [1995], 142 pp.

203
Nuevas adquisiciones

204
Centro de Documentacin y Biblioteca

(Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 347.013 / C222a / 25931 CrDENAS GUTIrrEZ, Salvador, Administracin de justicia y vida cotidiana en el siglo XIX. Elementos para una historia social del trabajo en la Judicatura Federal y en los Tribunales de Distrito. [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2007], 349 pp. 347.013 / C256a / 26214 CrDENAS GUTIrrEZ, Salvador, El juez y su imagen pblica. Una historia de la judicatura mexicana. Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2006, xv, 293 pp. 347.014 / C256j / 26216 CArPIZO, Jorge, El expediente Posadas a travs de la lupa jurdica. Averno de impunidades. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2004, xv, 391 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 176) 364.152 / C274e / 26029 CErMI ESTATAL, Discapacidad severa y vida autnoma. [s. l., Comit Espaol de Representantes de Personas con Discapacidad], 2002, 50 pp. 362.4 / C414d / 26171 CIENFUEGOS SALGADO, David y Luis Gerardo Rodrguez Lozano, coords., Actualidad de los servicios pblicos en Iberoamrica. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2008, xx, 712 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 429) 350.87 / C448a / 26038 CIENFUEGOS SALGADO, David y Luis Gerardo Rodrguez Lozano, coords., Rgimen jurdico municipal en Iberoamrica . Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2008, xx, 753 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 421) 352.0072 / C448r / 26039-40 CIENFUEGOS SALGADO, David y Rafael Estrada Michel, Procesos judiciales de la Independencia mexicana. [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2006], 197 pp. Fot. (Episodios y Personajes del Poder Judicial de la Federacin, 2) 972.032 / C448p / 26184 CLAVErO, Bartolom, Happy Constitution. Cultura y lengua constitucionales. [Madrid], Trotta, [1997], 277 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 342.02946 / C516h / 25941

COLOQUIO SOBrE DErECHOS SOCIALES (2005: octubre 25-28, Mxico), Memoria del Coloquio sobre Derechos Sociales. Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2006, x, 247 pp. (Col. Memorias) 344 / C614m / 26212 COMISIN DE DErECHOS HUMANOS DEL DISTrITO FEDErAL, MXICO, Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal. Mxico, Comisin de Derechos Humanos del Distrito Federal, [Comit Coordinador para la Elaboracin del Diagnstico y Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal], 2009, 1266 pp. 323.4 / M582p / 25984-85 COMISIN DE DErECHOS HUMANOS DEL ESTADO DE MXICO, Informe anual de actividades 2008. [Toluca], Comisin de Derechos Humanos del Estado de Mxico, [2008?], 312 pp. Cuad. Grf. Fot. 350.917252 / M582i / 2008 / 25977 COMISIN DE DErECHOS HUMANOS DEL ESTADO DE MOrELOS, Informe anual 2008. [Cuernavaca], Comisin de Derechos Humanos del Estado de Morelos, [2009?], 111 pp. Cuad. Grf. 350.917249 / M854i / 2008 / 25982 COMISIN DE DErECHOS HUMANOS DEL ESTADO DE QUINTANA ROO, Sptimo informe 2008. Segundo periodo. [Chetumal, Quintana Roo], Comisin de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo, [2009], 261 pp. Grf. Fot. 350.917267 / Q6s / 2008 / 25981 COMISIN DE LOS DErECHOS HUMANOS DEL ESTADO DE CHIAPAS, Primer informe de actividades 2007. [s. l.], Comisin de los Derechos Humanos del Estado de Chiapas, [2007?], 102 pp. Cuad. Grf. Fot. 350.917275 / C44p / 2007 / 25983 COMISIN ESTATAL DE DErECHOS HUMANOS DE C HIHUAHUA , Informe anual 2009 . [Chihuahua], Comisin Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua, 2010], 153 pp. Grf. Cuad. Fot. Map. 350.917216 / C52i / 2009 / 26131 COMISIN ESTATAL DE DErECHOS HUMANOS DE SONOrA, Cuarto informe 2008. [Hermosillo, Sonora], Comisin Estatal de Derechos Humanos de Sonora, [2009], 100 pp. Anexos. Grf. Cuad. Fot. 350.917217 / S842c / 2008 / 25980 COMISIN ESTATAL DE DErECHOS HUMANOS, ZACATECAS (ESTADO), Segundo informe de actividades 2008-2009. [s.

l., Comisin Estatal de Derechos Humanos, 2009?], 176 pp. Grf. Tab. 350.917243 / Z14s / 2008-2009 / 25978-79 COMISIN INTErAMErICANA DE DErECHOS HUMANOS, Informe anual de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos 2007. Washington, Organizacin de los Estados Americanos. Comisin Interamericana de Derechos Humanos, 2008, 2 vols., Incluye DC-ROM. 323.4098 / O62i / 2007 / 26003-04 COMISIN NACIONAL DE LOS DErECHOS HUMANOS, MXICO, Bienvenidos al infierno del secuestro. Testimonios de migrantes. Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2009, 93 pp. 364.154 / M582b / 26217-19 COMISIN NACIONAL DE LOS DErECHOS HUMANOS, MXICO, Campaa Nacional de Promocin y Difusin de los Derechos Fundamentales de las Mujeres Trabajadoras. Algunos Aspectos de la Violencia de Gnero: el Caso de la Mujer Trabajadora. 3a. reimp. Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2010, 83 pp. 305.49 / M582c / 26064-66 COMISIN NACIONAL DE LOS DErECHOS HUMANOS, MXICO, Informe de actividades del 1 de enero al 31 de diciembre de 2009. Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2010, 686 pp. Anexos. Cuad. Tab. 350.9172 / M582i / 2009 / 26085-87 COMISIN NACIONAL DE LOS DErECHOS HUMANOS, MXICO, Sptimas Jornadas Nacionales sobre Vctimas del Delito y Derechos Humanos. Seguridad Pblica. Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2010, 170 pp. 362.88 / M582s / 26067-69 COMISIN NACIONAL DE LOS DErECHOS HUMANOS, MXICO, Tercer informe especial sobre el derecho a la igualdad entre mujeres y hombres. Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2010, 423 pp. Cuad. Grf. 305.4 / M582t / 26220-22 COMIT PErMANENTE ENTrE OrGANISMOS, Gua del IASC sobre salud mental y apoyo psicosocial en emergencias humanitarias y catstrofes. [Ginebra, Comit Permanente entre Organismos (IASC), 2007], ix, 206 pp. Cuad. 362.2 / C634g / 26178

COMMISSION AGAINST COrrUPTION OF MACAO, Annual Report of the Commission Against Corruption of Macao 2007. [Macao, Commission against Corruption of Macao SAR, 2008], 164 pp. Tab. Fot. Grf. 350.95126 / M116a / 2007 / 25608 CONCHA CANT, Hugo Alejandro y Jos Antonio Caballero Jurez, Diagnstico sobre la administracin de justicia en las entidades federativas. Un estudio institucional sobre la justicia local en Mxico. Mxico, National Center for State Courts, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2001, XXIV, 380 pp. Tab. Grf. (Serie: Doctrina Jurdica, 61) 347.013 / C648d / 26027 CONSEJO NACIONAL DE DISCAPACIDAD DE ESTADOS UNIDOS, El futuro accesible. [Washington], Consejo Nacional de Discapacidad, [2001], v, 102 pp. 362.4 / C666f / 26169 COrrES AYALA, Patricia, tica de la diferencia. Ensayos sobre Emmanuel Levinas. [Mxico], Fontamara, [2009], 146 pp. (Col. Argumentos, 95) 170 / C734e / 26108 CUENCA GMEZ, Patricia, El sistema jurdico como sistema normativo mixto. La importancia de los contenidos materiales en la validez jurdica. [Madrid], Instituto de Derechos Humanos Bartolom de las Casas, Universidad Carlos III de Madrid, Dykinson, [2008], xxiv, 614 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 340.1 / C948s / 25959 CUESTA ArZAMENDI, Jos Luis de la, ed., El maltrato de personas mayores. Deteccin y prevencin desde un prisma criminolgico interdisciplinar. [Donostia], Instituto Vasco de Criminologa, [2006], 213 pp. 305.26 / M228 / 26176 DArNSTDT, Thomas, La trampa del consenso. [Madrid], Trotta, Fundacin Alfonso Martn Escudero, [2005], 245 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 342.02943 / D196t / 25972 DEFENSOr DEL PUEBLO ANDALUZ, ESPAA, Resumen del informe anual 2007. [s. l., Defensor del Pueblo Andaluz, 2007?], 88 pp. Grf. Cuad. Fot. 350.91468 / A564r / 2007 / 25991 DEFENSOr DEL PUEBLO DE LA COMUNIDAD FOrAL DE NAVArrA, ESPAA, Informe anual 2007. [s. l., Defensor del Pueblo

205
Nuevas adquisiciones

206
Centro de Documentacin y Biblioteca

de la Comunidad Foral de Navarra, 2008], 258 pp. Graf. Cuad. 350.914652 / N29i / 2007 / 25988 DEFENSOr DEL PUEBLO DE LA COMUNIDAD FOrAL DE NAVArrA, ESPAA, Informe anual 2008. [s. l., Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra, 2009], 298 pp. Grf. Cuad. 350.914652 / N29i / 2008 / 25989 DEFENSOr DEL PUEBLO DE LA COMUNIDAD FOrAL DE NAVArrA, ESPAA, Informes especiales del Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra durante 2008. [s. l., Defensor del Pueblo de la Comunidad Foral de Navarra, 2008], 287 pp. 323.4094652 / N29i / 25990 DEFENSOrA DEL PUEBLO, PEr, Undcimo informe anual de la Defensora del Pueblo: enero-diciembre 2007. [Lima, Per], Defensora del Pueblo, [2008], 585 pp. Cuad. Grf. 350.9185 / P432d / 2007 / 26005 DELGADO AGUADO, Julin, coord., Estudios sobre la violencia. [Madrid], Gobierno de Canarias, Dykinson, 2006, 178 pp. (Cuadernos de Seguridad y Polica, 2) 303.62 / D448e / 25915 DEPArTAMENTO DE ESTADO, ESTADOS UNIDOS, La lucha contra el lavado de dinero. Perspectivas econmicas. [s. l], Departamento de Estado de Estados Unidos, 2001, 87 pp. 364.133 / E92l / 26173 DAZ REVOrIO, F. Javier, Los derechos fundamentales del mbito educativo en el ordenamiento estatal y autonmico de Castilla-La Mancha. [s. l.], Ediciones Parlamentarias de Castilla-La Mancha, [s. a.], 305 pp. 344.07 / D682d / 26165 DOMNGUEZ NrEZ, Freddy y Raymundo Vzquez Soberano, coords., Razn y sentido de la Repblica. Los desafos del pensamiento de Jurez en el Mxico contemporneo. [Mxico], Universidad Jurez Autnoma de Tabasco, Programa Integral del Fortalecimiento Institucional, Secretara de Educacin Pblica, 2006, 208 pp. (Col. Manuel Mestre Ghigliazza. Historia y Pensamiento Social) 320.513 / D848r / 26204 EL DEFENSOr DEL PUEBLO, ESPAA, Resumen del informe a las Cortes Generales

ao 2007. [Madrid, El Defensor del Pueblo, 2007?], 113 pp. Cuad. Fot. 350.9146 / E86r / 2007 / 25986 EL DEFENSOr DEL PUEBLO, ESPAA, Resumen del informe a las Cortes Generales ao 2008. [Madrid, El Defensor del Pueblo, 2008?], 127 pp. Cuad. Fot. 350.9146 / E86r / 2008 / 25987 ELIZALDE CArrANZA, Miguel ngel, Las medidas comerciales multilaterales para la proteccin del medio ambiente y el sistema multilateral del comercio. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2008, liv, 470 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 434) 304.2 / E39m / 26050-51 ESCUCHUrI AISA, Estrella, Teora del concurso de leyes y de delitos. Bases para una revisin crtica. Granada, [Comares], 2004, xxi, 474 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal, 60) 345.02 / E81t / 25897 FArFN MENDOZA, Guillermo, Los orgenes del seguro social en Mxico: un enfoque neoinstitucionalista histrico. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2009, xi, 265 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 494) 368.4 / F216o / 26041 FArIA, Jos Eduardo, El derecho en la economa globalizada. [Madrid], Trotta, [2001], 283 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 340.1 / F222d / 25936 FErNNDEZ RUIZ, Jorge y Jos Alfonso Herrera Garca, Teora y praxis, de la contratacin administrativa. El caso del estado de Guerrero . Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2004, xxii, 189 pp. (Doctrina Jurdica Estatal, 5) 351.711 / F386t / 26033 FErNNDEZ VILLAZALA, Toms, La medicin del delito en la seguridad pblica. [Madrid], Dykinson, [2007], 211 pp. (Estudios de Criminologa y Poltica Criminal, 10) 364.14 / F386m / 25953 FLOrES MENDOZA, Ftima, La objecin de conciencia en derecho penal. Granada, [Comares], 2001, xxv, 511 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal, 23) 343.0126 / F598o / 25881

FLOrES, Marcello, Diccionario bsico de Derechos Humanos. Cultura de los derechos en la era de la globalizacin. Mxico, Flacso, [2009], 358 pp. C323.403 / F598d / 25999 FOrEIGN AND COMMONWEALTH OFFICE, LONDrES, Human Rights Annual Report 2002. [Londres], Foreign and Commonwealth Office, 2002, 253 pp. Tab. Fot. 341.5 / F686h / 2002 / 26010 GALLArDO MOYA, Rosario, Democracia sindical interna. Un anlisis jurdico. [Madrid], Trotta, [1996], 258 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 331.88 / G172d / 25935 GArCA ArN, Mercedes, coord., Trata de personas y explotacin sexual. Granada, [Comares], 2006, xvii, 331 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal y Criminologa, 79) 341.77 / G248t / 25898 GArCA ESPAA, Elisa, El premio a la colaboracin con la justicia. Especial consideracin a la corrupcin administrativa. Granada, [Comares], 2006, xii, 166 pp. (Estudios de Derecho Penal y Criminologa, 72) 350.99 / G248p / 25886 GArCA RAMrEZ, Sergio y Leticia A. Vargas Casillas, coords., Proyectos legislativos y otros temas penales. Segundas Jornadas sobre Justicia Penal. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2003, viii, 319 pp. Grf. (Serie: Doctrina Jurdica, 129) 345.05 / G248p / 26145 GArCA RUIZ, Yolanda, Reproduccin humana asistida: derecho, conciencia y libertad. [Granada], Comares, 2004, xxi, 318 pp. (Biblioteca Comares de Derecho y Ciencias de la Vida, 19) 174.2 / G248r / 25893 GArCA, Ma. Nieves, coord., La igualdad de la mujer y la violencia de gnero en la sociedad informada. [Madrid], Universidad Rey Juan Carlos. Servicio de Publicaciones, Dykinson, [2007], 173 pp. (Actas, 11) 305.42 / G248i / 25948 GArrIDO MArTN, Eugenio, Jaume Masip Palleja y Carmen Herrero Alonso, Autoeficacia y delincuencia. [Madrid], Dykinson, 2009, 220 pp. Grf. (Estudios de Criminologa y Poltica Criminal, 15) 364.4 / G284a / 25904

GArrIDO, Vicente y Jorge Sobral, La investigacin criminal. La psicologa aplicada al descubrimiento, captura y condena de los criminales. [Barcelona], Nabla, [2008], 541 pp. 364.12 / G284i / 25921 GAYOL, Vctor, El nacimiento del Poder Judicial en Mxico. Del Superior Tribunal Insurgente a la Suprema Corte de Justicia de la Nacin (1815-1825). [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2006], 203 pp. (Episodios y Personajes del Poder Judicial de la Federacin, 7) 347.013 / G366n / 26187 GIrALDO MOrENO, Javier, Derechos Humanos y cristianismo. Trasfondos de un conflicto. [Madrid], Dykinson, 2008, 494 pp. (Col. Religin y Derechos Humanos) 261.72 / G498d / 25912 GOBIErNO DEL DISTrITO FEDErAL, MXICO (D. F.), Tu futuro en libertad. Por una sexualidad y salud reproductiva con responsabilidad. [Mxico], Gobierno del Distrito Federal, Secretara de Educacin del Distrito Federal, Secretara de Salud, Inmujeres-DF, [2008], 165 pp. Fot. Cuad. 306.7 / M582t / 26175 GMEZ FErNNDEZ, Itziar, La accin legislativa para erradicar la violencia de gnero en Iberoamrica. Compilacin iberoamericana de leyes contra la violencia de gnero. Valencia, Tirant lo Blanch, 2008, 789 pp. 305.49 / G582a / 25924 GMEZ-JArA DEZ, Carlos, ed., Teora de sistemas y derecho penal. Fundamentos y posibilidades de aplicacin. Granada, [Comares], 2005, xviii, 557 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal, 70) 345.11 / T412 / 25896 GONZLEZ GAUDIANO, dgar J., Educacin ambiental: trayectorias, rasgos y escenarios. [Mxico], UANL, Instituto de Investigaciones Sociales, Plaza y Valds, [2007], 233 pp. (Col. Desarrollo Sustentable) 304.2 / G614e / 26096 GONZLEZ GMEZ, Alejandro, coord., Repensando el derecho penal desde Michoacn. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2006], 422 pp. 345.11 / G614r / 26210 GUISASOLA LErMA, Cristina, Reincidencia y delincuencia habitual. (Regulacin le-

207
Nuevas adquisiciones

208
Centro de Documentacin y Biblioteca

gal, balance crtico y propuesta de lege ferenda). Valencia, Tirant lo Blanch, 2008, 171 pp. (Col. los Delitos, 81) 364.1 / G948r / 25930 GUTIrrEZ ESPADA, Cesreo y Mara Jos Cervell Hortal, El derecho internacional en la encrucijada. Curso general de derecho internacional pblico. 2a. ed. [Madrid], Trotta, [2008], 636 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 341 / G974d / 25937 HBErLE, Peter, Libertad, igualdad, fraternidad. 1789 como historia, actualidad y futuro del Estado constitucional. [Madrid], Trotta, [1998], 96 pp. (Mnima Trotta) 342.0294 / H11l / 25947 HABErMAS, Jrgen, Conciencia moral y accin comunicativa . [Madrid], Trotta, [2008], 197 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Filosofa) 170 / H11c / 25933 Hctor Fix-Zamudio. Premio Internacional Justicia en el Mundo, 2004. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2005, 112 pp. 340.08 / F522 / 26205 HErNNDEZ, Natalio, De la exclusin al dilogo intercultural con los pueblos indgenas. [Mxico], Plaza y Valds, Universidad Intercultural de Chiapas, [2009], 204 pp. 305.801 / H43d / 26092 HErNNDEZ-DAZ, Jorge, Grupos indgenas en Oaxaca. Situacin sociodemogrfica. [Mxico], Instituto de Investigaciones Sociolgicas de la UABJO, Plaza y Valds, [2005], 139 pp. Cuad. Fot. 312.937274 / H43g / 26101 HIrSCH, Andrew von, Censurar y castigar. [Madrid], Trotta, [1998], 181 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 345.077 / H58c / 25932 HOUTMAN, Irene, Karin Jettinghoff y Leonor Cedillo, Sensibilizando sobre el estrs laboral en los pases en desarrollo. Un riesgo moderno en un ambiente de trabajo tradicional: consejos para empleadores y representantes de los trabajadores. [Francia, Organizacin Mundial de la Salud, 2008], vi, 41 pp. Cuad. (Serie: Proteccin de la Salud de los Trabajadores, 6) 158.7 / H78s / 26181 HUMAN RIGHTS COMMISSION, NUEVA ZELANDA, 2008-2011 Statement of Intent

and Service Performance. [s. l.], Human Rights Commission. The Office of Human Rights Proceedings, [2009?], 48 pp. Tab. Cuad. 350.91931 / N89d / 2008-11 / 26013 HUMAN RIGHTS COMMISSION, NUEVA ZELANDA , Report of the Human Rights Commission Te Kahui Tika Tangata and the Office of Human Rights Proceedings Te Tari Whakatau Take Tika Tangata for the Year ended 30 June 2008. [Auckland, New Zealand, Human Rights Commission, 2008?], 75 pp. Cuad. 350.91931 / N89r / 2008 / 26011 HUNT, Lynn, La invencin de los Derechos Humanos. [Barcelona], Tusquets Editores, [2009], 288 pp. (Tiempo de Memoria, 76) 323.4 / H94i / 26110 IEZ, Enrique, coord., Plantas transgnicas: de la ciencia al derecho. Granada, [Comares], 2002, xvii, 271 pp. (Biblioteca Comares de Derecho y Ciencia de la Vida, 16) 631.523 / I12p / 25882 INTErNATIONAL COUNCIL ON HUMAN RIGHTS POLICY, Evaluar la eficacia de las instituciones nacionales de Derechos Humanos. [Versoix, Suiza, Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2005], 51 pp. 341.481 / I61d / 26162 INZUNZA CZArES, Enrique, La exacta aplicacin de la Ley Penal y el mandato de determinacin. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, Escuela Libre de Derecho de Sinaloa, 2009, ix, 162 pp. (Serie: Estudios Jurdicos, 138) 345 / I63e / 26048 JESCHECK, Hans-Heinrich y Thomas Weigend, Tratado de derecho penal. Parte general. 5a. ed. renovada y ampliada. Granada, [Comares], 2002, xliv, 1066 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica) 345 / J43t / 25899 JIMNEZ LArA, Antonio y Agustn Huete Garca, La discriminacin por Motivos de discapacidad. Anlisis de las respuestas recibidas al Cuestionario sobre Discriminacin por motivos de Discapacidad promovido por el CERMI Estatal. [s. p. i.], 81 pp. Cuad. 362.4 / J53d / 26174 JIMNEZ, Salvador, Vctor M. Martnez y Enrique Belda, coords., Problemas actua-

les de la responsabilidad patrimonial sanitaria. Jornadas Hispano-Mexicanas sobre el Derecho a la Salud y la Responsa bilidad Patrimonial Sanitaria. Toledo, 28 y 29 de noviembre de 2007. [Navarra], Consejo Consultivo de Castilla-La Mancha, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, Sescam, Thomson, Civitas, [2008], 496 pp. (Monografas) 344.04 / J53p / 26163-64 Kelsen, Marshall y Bello: textos seleccionados. [Managua, Nicaragua, Corte Suprema de Justicia, Centro de Documentacin e Informacin Judicial], 2009, 215 pp. 342.02 / K35 / 26002 KUBLI-GArCA, Fausto, Rgimen jurdico de la bioseguridad de los organismos genticamente modificados. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2009, xxiii, 293 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 483) 631.523 / K87r / 26044 KWIATKOWSKA, Teresa, Controversias de la tica ambiental. [Mxico], Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa, Plaza y Valds, [2008], 170 pp. 304.2 / K98c / 26093 LAFONT NICUESA, Luis, El delito de acoso moral en el trabajo. Valencia, Tirant lo Blanch, 2008, 467 pp. (Tirant Monografas, 582) 344.01 / L172d / 25926 LANDA GOrOSTIZA, Jon-Mirena, La poltica criminal contra la xenofobia y las tendencias expansionistas del derecho penal (A la vez una propuesta interpretativa de la <normativa antidiscriminatoria> del CP 1995 y un anlisis crtico de la incipiente Jurisprudencia). Granada, [Comares], 2001, xvi, 282 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal, 25) 305 / L242p / 25883 LANDAVErDE CONTrErAS, Melvin Leonardo, Joaqun Galileo Soto Campos y Jorge Marcelo Torres Lipe, Delitos informticos. [s. l.], Universidad de El Salvador, 2000, 86 pp. 323.445 / L242d / 26170 LANZArOTE MArTNEZ, Pablo, La vulneracin del plazo razonable en el proceso penal. Granada, [Comares], 2005, xxii, 132 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Col. Estudios de Derecho Procesal Penal, 15) 345.05 / L258v / 25901

LAPOrTA, Francisco J., El imperio de la ley. Una visin actual . [Madrid], Trotta, [2007], 283 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 340.1 / L276i / 25945 LArA Y MATEOS, Rosa Mara, Vivir muriendo. La estigmatizacin a hombres que tienen sexo con hombres (HSH) seropositivos del Puerto de Veracruz. [Mxico], Centro Nacional para la Prevencin y el Control del VIH/Sida (Censida), Colectivo Sol, [2006], 400 pp. (Col. ngulos del SIDA, 7) 612.11822 / L284v / 26028 LASCUrAIN FErNNDEZ, Carlos F., Anlisis de la poltica ambiental: desafos institucionales. [Mxico], Fundacin Cooperar por Veracruz, El Colegio de Veracruz, Plaza y Valds, [2006], 221 pp. 304.2 / L316a / 26091 LEMA AN, Carlos, Reproduccin, poder y derecho. Ensayo filosfico-jurdico sobre las tcnicas de reproduccin asistida. [Madrid], Trotta, [1999], 429 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 174.2 / L482r / 25968 LOZANO COrTS, Maribel, Estudio y prevencin de la violencia intrafamiliar hacia la mujer, en los municipios de Benito Jurez y Jos Mara Morelos, estado de Quintana Roo, Mxico. [Mxico], Universidad de Quintana Roo, Plaza y Valds, [2009], 170 pp. Tab. Grf. 305.42 / L858e / 26100 LUCAS MArTN, Javier de y ngeles Solanes Corella, eds., La igualdad en los derechos: claves de la integracin. [Madrid], Gobierno de Espaa, Ministerio de Ciencia e Innovacin, Dykinson, [2008], 541 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 325.1 / I37 / 25949 LUNA PLA, Issa, Movimiento social del derecho de acceso a la informacin en Mxico. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2009, xix, 199 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 471) 323.445 / L926m / 26042 MArCHESI, Jaime y Justo Sotelo, tica, crecimiento econmico y desarrollo humano. [Madrid], Trotta, [2002], 203 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Ciencias Sociales) 174 / M316e / 25940

209
Nuevas adquisiciones

210
Centro de Documentacin y Biblioteca

MArCOS PrEZ, Daniel y Diego J. Gonzlez Velasco, Turismo accesible. Hacia un turismo para todos. [s. l.], Comit Espaol de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), 2003, 111 pp. Grf. Cuad. (Col. Cermies, 4) 362.4 / M314t / 26166 MArTN UrANGA, Amelia, La proteccin jurdica de las innovaciones biotecnolgicas. Especial consideracin de su proteccin penal. Granada, [Comares], 2003, xxiv, 547 pp. 174.9574 / M358p / 25889 MArTNEZ ROLDN, Luis, Jess A. Fernndez Surez y Leonor Surez Llanos, La ley desmedida. Estudios de legislacin, seguridad y jurisdiccin. [Madrid], Dykinson, [2007], 339 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 340.1 / M362l / 25951 MASI CLAVEL, Juan, ed., Pruebas genticas. Gentica, derecho y tica. [Madrid], Universidad Pontificia Comillas, Descle de Brouwer, 2004, 254 pp. (Dilemas ticos de la Medicina Actual, 18) 573.2 / P948 / 25975 MATTEUCCI, Nicola, Organizacin del poder y libertad. Historia del constitucionalismo moderno. [Madrid], Trotta, Universidad Carlos III de Madrid. Departamento de Derecho Pblico y Filosofa del Derecho, [1998], 318 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 342.02 / M412o / 25964 MAYOrDOMO RODrIGO, Virginia, El delito de trfico ilegal e inmigracin clandestina de personas a la luz de los textos internacionales. [Madrid], Comunidad de Madrid, Consejera de Inmigracin y Cooperacin, Iustel, [2008], 286 pp. (Monografas) 341.77 / M428d / 25922 MNDEZ BAIGES, Vctor y Hctor Claudio Silveira Gorski, Biotica y derecho . [Barcelona], UOC, [2007], 214 pp. (Derecho, 84) 174.2 / M516b / 25976 MOLINA SUrEZ, Csar de Jess, Ren Garca Castro y Ana Lidia Garca Pea, coords., La vida, el trabajo y la propiedad en el Estado de Mxico. Los primeros juicios de amparo en la segunda mitad del siglo XIX. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2007], 294 pp. Tab. 342.082 / M734v / 26209

MONTIEL Y DUArTE, Isidro A., Vocabulario de jurisprudencia. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2007], 242 pp. Facsmil de: Vocabulario de jurisprudencia / Isidro A. Montiel y Duarte. Imprenta de V. e Hijos de Mungua, 1878. C340.03 / M814v / 26213 MOrALES MOrENO, Humberto, El Poder Judicial de la Federacin en el siglo XX. Una breve historia institucional 1895-1996. [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2007], 249 pp. Cuad. (Episodios y Personajes del Poder Judicial de la Federacin) 347.013 / M842p / 26185 MOrALES, Csar y Soledad Parada, eds., Pobreza, desertificacin y degradacin de los recursos naturales. Santiago de Chile, CEPAL, 2005, 267 pp. Grf. Tab. Cuad. (Libros de la CEPAL, 87) 362.5 / P688 / 26149 MUrrIETA CUMMINGS, Patricia, Poder y resistencia. El proceso de permanencia de los nios de la calle en la ciudad de Mxico . [Mxico], Plaza y Valds, [2008], 116 pp. 362.72 / M984p / 26105 NAVA ESCUDErO, Csar, Estudios Ambientales. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2009, xxii, 429 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 473) 304.2 / N28e / 26043 NAVArrO BONILLA, Diego y Miguel ngel Esteban Navarro, coords., Terrorismo global. Gestin de informacin y servicios de inteligencia. Madrid, [Plaza y Valds], 2007, 329 pp. 303.62 / N29t / 26107 NICOLS JIMNEZ, Pilar, La proteccin jurdica de los datos genticos de carcter personal. Bilbao, [Comares], 2006, xxiii, 400 pp. 573.2 / N53p / 25890 NIETO, Alejandro, Crtica de la razn jurdica. [Madrid], Trotta, [2007], 242 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 340.1 / N56c / 25934 NIETO, Alejandro, El desgobierno judicial. 3a. ed. [Madrid], Trotta, Fundacin Alfonso Martn Escudero, [2005], 301 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 347.013 / N56d / 25938 NOHLEN, Dieter, Derecho y poltica en su contexto. Mxico, UNAM, Instituto de

Investigaciones Jurdicas, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, 2008, xxv, 188 pp. (Serie: Estudios Jurdicos, 129) 321.4 / N75d / 26146 NOHLEN, Dieter, Sistemas electorales en su contexto. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, 2008, xxiii, 205 pp. (Serie: Estudios Jurdicos, 128) 321.4 / N75s / 26035-36 NSW OMBUDSMAN, AUSTrALIA, Annual Report 2007-2008. [Sydney, NSW, NSW Ombudsman, 2008?], 224 pp. Graf. Fot. Cuad. 350.91944 / N87a / 2007-08 / 26014 NEZ DE CASTrO, Ignacio, De la dignidad del embrin. Reflexiones en torno a la vida humana naciente. Madrid, Universidad Pontificia Comillas, 2008, xiii, 178 pp. (Ctedra de Biotica, 16) 573.2 / N95d / 25974 NEZ RODrGUEZ, Carlos Juan, La marcha de la dignidad indgena como bsqueda de la autonoma. [Mxico], Plaza y Valds, [2008], 239 pp. 323.11 / N95m / 26103 OCAMPO, Jos Antonio y Ernesto Ottone, coords., Equidad, desarrollo y ciudadana. Agenda econmica. 2a. ed. [Colombia], CEPAL, Alfaomega, 2000, xix, 188 pp. (Col. Economa de Amrica Latina) 344.046 / O17e / 26147 OFFICE OF THE OMBUDSMAN, IrLANDA, Annual Report 2007 = Tuarascil Bhliantil 2007. [Dubln], Office of the Ombudsman, [2008?], 63, 63 pp. Tab. Grf. 350.91415 / I72a / 2007 / 26016 OFFICE OF THE OMBUDSMAN, IrLANDA, Ombudsman Annual Report 2008 = Ombuds man Tuarascil Bhliantil 2008. [Dubln], Office of the Ombudsman, [2008?], 128, 136 pp. Tab. Grf. Fot. 350.91415 / I72a / 2008 / 26021 OFFICE OF THE OMBUDSMAN, MAUrICIO, 34th Annual Report of the Ombudsman: January-December 2007. [Mauritius, Government Printing Office, 2008], 79 pp. Cuad. 350.916982 / M416t / 2007 / 26009 OFICINA INTErNACIONAL DEL TrABAJO, Estudio de la explotacin sexual comercial

infantil y adolescente en Chile. [Lima], Oficina Internacional del Trabajo, [2004], 151 pp. Cuad. Map. (Serie: Documento de Trabajo, 191) 362.76 / O29e / 26168 OMBUDSMAN ONTArIO, TOrONTO (CANAD), Annual Report 2007-2008. [Toronto, Ontario], Ombudsman Ontario, [2008?], 62 pp. Cuad. Grf. Fot. Il. 350.91713541 / T674a / 2007-08 / 26017 OMBUDSMAN, IrLANDA DEL NOrTE, Annual Report of the Assembly Ombudsman for Northern Ireland and the Northern Ireland Commissioner for Complaints for 2008-2009. [Colegate, Norwich, Northen Ireland Ombudsman, 2009], 99 pp. Tab. Grf. 350.91416 / I72a / 2008-09 / 26019 O MBUDSMAN , I rLANDA DEL N OrTE , Annual Report of the Assembly Ombudsman for Northern Ireland and the Northern Ireland Commissioner for Complaints for 2007-2008 . [Belfast, Northern Ireland Ombudsman, 2008?], 94 pp. Tab. Grf. 350.91416 / I72a / 2007-08 / 26020 OrGANIZACIN DE LOS ESTADOS AMErICANOS. COMISIN INTErAMErICANA DE DErECHOS HUMANOS, La infancia y sus derechos en el sistema interamericano de proteccin de Derechos Humanos = The Rights of the Child in the Inter-American Human Rights System. [Washington], Organizacin de Estados Americanos, Comisin Interamericana de Derechos Humanos, 2009, 62, 60 p., Incluye CD. 362.7042 / O62i / 26006 OrTIZ TrEVIO, Rigoberto, El Ministro Jos Mara Lozano. Luchador incansable por los Derechos Humanos. [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2007], 100 pp. Fot. (Episodios y Personajes del Poder Judicial de la Federacin, 10) 347.014 / O72m / 26183 PArLIAMENTArY COMMISSIONEr FOr CIVIL RIGHTS, HUNGrA, Annual Report on the Activities of the Parliamentary Commissioner for Civil Rights in 2007: Abbreviated Version. [Budapest], Office of the Parliamentary Commissioner, 2008, 132 pp. Tab. Grf. 350.91439 / H94A / 2007 / 26012 PArSONS, Wayne, Polticas pblicas. Una introduccin a la teora y la prctica del

211
Nuevas adquisiciones

212
Centro de Documentacin y Biblioteca

anlisis de polticas pblicas. Mxico, Flacso, [2007], 815 pp. 350 / P238p / 26000 PEDrAJAS, Abdn, Despido y derechos fundamentales. Estudio especial de la presuncin de inocencia. [Madrid], Trotta, [1992], 396 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 344.01 / P338d / 25939 PEDrO HABA, Enrique, Metodologa jurdica irreverente. Elementos de profilaxis para encarar los discursos jurdicos terrenales (a contrapelo de las fabulaciones dominantes en la ms actual teora del derecho). [Madrid], Instituto de Derechos Humanos Bartolom de las Casas, Universidad Carlos III de Madrid, Dykinson, [2006], 440 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 364.12 / P338m / 25954 PENICHE LPEZ, Vicente, Garantas y amparo. Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, [2008], 300 pp. (Apuntes de las Clases Impartidas por Ilustres Juristas del Siglo XX, 3) 342.085 / P376g / 26201 PEA, Lorenzo y Txetxu Ausn, eds., Los derechos positivos. Las demandas justas de acciones y prestaciones. Madrid, Plaza y Valds, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, 2006, 406 pp. (Col. Theoria Cum Praxi. Studia, 2) 323.4 / D548 / 26095 PrEZ DE LA FUENTE, scar, Pluralismo cultural y derechos de las minoras. Una aproximacin iusfilosfica. [Madrid], Instituto de Derechos Humanos Bartolom de las Casas, Universidad Carlos III de Madrid, Dykinson, [2005], 624 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 323.423 / P414p / 25957 PrEZ SANZBErrO, Guadalupe, Reparacin y conciliacin en el sistema penal. Apertura de una nueva va? Granada, [Comares], 1999, xxxii, 474 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal, 11) 362.88 / P414r / 25892 PICONT NOVALES, Teresa, Hermenutica, argumentacin y justicia en Paul Ricoeur. [Madrid], Dykinson, [2005], 355 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 340.01 / P488h / 25918

PLASCENCIA VILLANUEVA, Ral y Daniel Karam Toumeh, coords., Compendio de Normas Oficiales Mexicanas sobre el derecho a la proteccin de la salud. Mxico, Instituto Mexicano del Seguro Social, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2010, 1093 pp. Anexos. Cuad. Tab. 344.04 / P612c / 26088-90 PrOCUrADUrA GENErAL DE LA REPBLICA, MXICO, La detencin. Derechos Humanos en la prctica policial. Mxico, Procuradura General de la Repblica, 2003, 183 pp. 363.2 / M582d / 26026 PUCHET, Martn, Nora Rabotnikof, Francisco Valds Ugalde y Gisela Zaremberg, Justicia y libertad. Tres debates entre liberalismo y colectivismo. Mxico, Flacso, UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales, 2008, 169 pp. 320.51 / P952j / 25998 PUYANA, Alicia y Guillermo Farfn, coords., Desarrollo, equidad y ciudadana. Las polticas sociales en Amrica Latina. [Mxico], Flacso, Plaza y Valds, [2003], 352 pp. 341.482 / P988d / 26097 QUErEJETA GONZLEZ, Miguel, Discapacidad / dependencia. Unificacin de criterios de valoracin y clasificacin. [s. l., s. e.], 2003, 160 pp. Cuad. Grf. 362.4 / Q1d / 26172 QUINTErO ROMErO, Dulce Mara y Mara de Lourdes Beltrn Lara, coords., Educacin y Derechos Humanos en el desarrollo. Mxico, Comisin de Defensa de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero, Universidad Autnoma de Guerrero, Instituto Politcnico Nacional-ESIME Culhuacn, [2008], 202 pp. Cuad. 323.4 / Q6e / 26160 RAMrEZ RODrGUEZ, Juan Carlos y Griselda Uribe Vzquez, coords., Masculinidades: el juego de gnero de los hombres en el que participan las mujeres. [Mxico], Academia Jalisciense de Ciencias, Academia Mexicana de Estudios de Gnero de los Hombres, Programa Interdisciplinario de Estudios de Gnero, Fondo de Poblacin de las Naciones Unidas, Plaza y Valds, [2008], 308 pp. 305.49 / R174m / 26106 RAMrEZ SOLrZANO, Martha Alida, Hombres violentos. Un estudio antropolgi-

co de la violencia masculina. 2a. ed. [Mxico], Instituto Colimense de las Mujeres, Instituto Jalisciense de las Mujeres, Plaza y Valds, [2007], 268 pp. 305.42 / R174h / 26102 RAMN CHOrNET, Consuelo, Violencia necesaria? La intervencin humanitaria en derecho internacional . [Madrid], Trotta, [1995], 117 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 341.65 / R176v / 25973 RAMOS PASCUA, Jos Antonio, La tica interna del derecho. Democracia, Derechos Humanos y principios de justicia. [Bilbao], Descle de Brouwer, [2007], 173 pp. (Col. tica Aplicada, 12) 323.4 / R178e / 25902 RAMOS VZQUEZ, Jos Antonio, Concepcin significativa de la accin y teora jurdica del delito. Valencia, Tirant lo Blanch, 2008, 502 pp. (Tirant Monografas, 537) 364.1 / R178c / 25925 REAL ALCAL, J. Alberto del, Nacionalismo e identidades colectivas: la disputa de los intelectuales (1762-1936). Los debates sobre el tema nacional en los mbitos de la historia, la sociedad civil y el Estado. [Madrid], Instituto de Derechos Humanos Bartolom de las Casas, Universidad Carlos III de Madrid, Universidad de Jan, Dykinson, [2007], 455 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 320.54 / R276n / 25955 REBOLLO DELGADO, Lucrecio y Yolanda Gmez Snchez, Biomedicina y proteccin de datos. [Madrid], Dykinson, [2008], 318 pp. 573.2 / R286b / 25907 REVILLA GONZLEZ, Jos-Alberto, El interrogatorio del imputado. Valencia, Tirant lo Blanch, 2000, 157 pp. (Tirant Monografas, 181) 345.01 / R462i / 25928 REY PrEZ, Jos Luis, El derecho al trabajo y el ingreso bsico. Cmo garantizar el derecho al trabajo? [Madrid], Instituto de Derechos Humanos Bartolom de las Casas, Universidad Carlos III de Madrid, [s. a.], 534 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 344.1 / R472d / 25909 REYES JUrEZ, Alejandro, Adolescencias entre muros. Escuela secundaria y la construccin de identidades juveniles.

Mxico, Flacso, [2009], 196 pp. Cuad. (Col. Tesis Premiadas) 373.27 / R474a / 25996 REYES SAHAGN, Abelardo, Qu es la transicin poltica. [Mxico], Gobierno del Estado de Aguascalientes, Coordinacin General de Asesores, [2001], 56 pp. (Textos para la Transicin, 4) 320 / R474q / 26206 RIVAYA, Benjamn, El materialismo jurdico. La presunta teora del derecho de Marvin Harris. [Madrid], Instituto de Derechos Humanos Bartolom de las Casas, Universidad Carlos III de Madrid, Dykinson, [2007], 277 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 340.1 / R622m / 25952 RODrGUEZ CALErO, Juan Manuel, Principios del derecho y razonamiento jurdico. [Madrid, Dykinson, 2004], 159 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 340.1 / R674p / 25958 RODrGUEZ ENrQUEZ, Corina, La organizacin del cuidado de nios y nias en Argentina y Uruguay. Santiago de Chile, CEPAL, Unidad Mujer y Desarrollo, 2007, 66 pp. Cuad. Grf. (Serie: Mujer y Desarrollo, 90) 331.4 / R674o / 26150 RODrGUEZ GMEZ, Edgardo, coord., Aportacin de la teologa de la liberacin a los Derechos Humanos. [Madrid], Dykinson, [2008], 247 pp. (Col. Religin y Derechos Humanos) 323.4 / R674a / 25903 RODrGUEZ MEDINA, Carmen, Salud pblica y asistencia sanitaria en la Unin Europea. Una Unin ms cercana al ciudadano. Granada, [Comares], 2008, xiv, 318 pp. (Biblioteca Comares de Derecho y Ciencias de la Vida, 31) 614 / R674s / 25894 RODrGUEZ MErINO, Jos Ma., tica y Derechos Humanos en la era biotecnolgica. [Madrid], Dykinson, [2008], 262 pp. (Col. Religin y Derechos Humanos) 174.9574 / R674e / 25916 ROMN PrEZ, Rosario y Zonia Sotomayor Peterson, Masculinidad y violencia homicida. [Mxico], Plaza y Valds, [2007], 260 pp. 305.42 / R742m / 26104 ROMEO CASABONA, Carlos Mara, ed., Biotecnologa y derecho. Perspectivas en

213
Nuevas adquisiciones

214
Centro de Documentacin y Biblioteca

derecho comparado. Bilbao, [Comares], 1998, xxi, 407 pp. 174.9574 / B666 / 25887 ROSA JAIMES, Vernica de la, Acciones positivas y Derechos Humanos: el caso de los pueblos originarios de Mxico. Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2010, 253 pp. 323.11 / R768a / 26079-81 RUIZ RUIZ, Ramn, La tradicin republicana. Renacimiento y ocaso del republicanismo clsico. [Madrid], Instituto de Derechos Humanos Bartolom de las Casas, Universidad Carlos III de Madrid, Dykinson, [s. a.], 446 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 321.86 / R924t / 25961 RUIZ SANZ, Mario, La construccin coherente del derecho. [Madrid], Dykinson, [2009], 329 pp. (Col. Derechos Humanos y Filosofa del Derecho) 340.1 / R924c / 25908 SALCEDO BELTrN, Carmen, coord., Investigacin, gentica y derecho. Valencia, Tirant lo Blanch, 2008, 302 pp. (Tirant Monografas, 567) 573.2 / S226i / 25929 SNCHEZ COrDErO DVILA, Jorge A., Les Biens Culturels Prcolombiens leur Protection Juridique. [Pars], Librairie Gnrale de Droit et de Jurisprudence (L. G. D. J.), [2004], xix, 476 pp. 344.094 / S336b / 26161 SNCHEZ LZArO, Fernando Guanarteme, Poltica criminal y tcnica legislativa. Prolegmenos a una dogmtica de lege ferenda. Granada, [Comares], 2007, xxiv, 173 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal y Criminologa, 87) 345.052 / S336p / 25885 SArrE, Miguel, coord., Barmetro local. Una silueta del debido proceso penal en Chiapas, Distrito Federal, Durango, Morelos y Nuevo Len. [Mxico], Asociacin Mexicana para las Naciones Unidas, [2007], 128 pp. Cuad. Grf. Tab. 345 / S466b / 26152 SCHMITT, Carl, Tierra y mar. Una reflexin sobre la historia universal. [Madrid], Trotta, [2007], 107 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 327 / S552t / 25971 SEGUrA PErAITA, Carmen, Hermenutica de la vida humana. En torno al Informe Natorp de Martin Heidegger. [Madrid],

Trotta, [2002], 178 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Filosofa) 121.68 / S586h / 25942 SEGUrA SErrANO, Antonio, El derecho internacional humanitario y las operaciones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas. [Mxico], Universidad de Granada, Ministerio de Defensa, Ejrcito de Tierra, Direccin de Investigacin y Anlisis, Plaza y Valds, [2007], 253 pp. 341.65 / S586d / 26094 SNDIC DE GrEUGES DE CATALUNYA, ESPAA, Sndic memoria 2007. [Barcelona, Sndic de Greuges de Catalunya, 2007?], 35 pp. Cuad. Grf. Fot. 350.91467 / C334s / 2007 / 26015 S OCIAL WATCH , Social Watch. Informe 2007. En dignidad y derechos cmo hacer realidad el derecho universal a la seguridad social. [Montevideo, Instituto del Tercer Mundo, 2007], xii, 236 pp. Cuad. Grf. tab. 362.5 / S818s / 2007 / 26182 SOLLEIrO, Jos Luis, coord., Gestin del conocimiento en centros de investigacin y desarrollo de Mxico, Brasil y Chile. Mxico, Flacso, IDRC, [2009], 107 pp. Cuad. Grf. 303.483098 / S834g / 25997 SPECIAL INVESTIGATIONS UNIT, CANAD, Annual Report 2006-2007. One Law. [Toronto, Ontario], Special Investigations Unit, [2008], 36 pp. Fot. Tab. Grf. 363.2 / S868a / 2006-07 / 26023 SUBIJANA ZUNZUNEGUI, Ignacio Jos, El principio de proteccin de las vctimas en el orden jurdico penal. Del olvido al reconocimiento. Granada, [Comares], 2006, xxii, 372 pp. (Biblioteca Comares de Ciencia Jurdica. Estudios de Derecho Penal, 73) 362.88 / S948p / 25888 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, La audiencia constitucional en el amparo. [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2008], 115 pp. (Col. Figuras Procesales Constitucionales, 2) 342.02 / M582a / 26189 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, La Constitucin Mexicana y sus alegoras. [Mxico], Poder Judicial de la Federacin, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2006], 105 pp. Fot. 342.02 / M582c / 26215

SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, La descentralizacin en la imparticin de justicia federal. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2007], 192 pp. (Serie: El Poder Judicial Contemporneo, 4) 347.013 / M582d / 26191 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, La equidad de gnero en el Poder Judicial de la Federacin. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2006], 127 pp. (Serie: El Poder Judicial Contemporneo, 3) 305.49 / M582e / 26193 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, La independencia del Poder Judicial de la Federacin. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2006], 141 pp. (Serie: El Poder Judicial Contemporneo, 1) 347.013 / M582i / 26194 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, La ley y el derecho. Bicentenario del natalicio de Benito Jurez. Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2007, 298 pp. 347.013 / M582l / 26208 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, La publicidad de las actividades jurisdiccionales del Poder Judicial de la Federacin. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2007], x, 109 pp. 347.013 / M582p / 26200 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, La Suprema Corte de Justicia de la Nacin y la libertad de expresin. [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2007], 172 pp. 323.443 / M582s / 26211 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, La suspensin del acto reclamado en el amparo. [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2008], 131 pp. (Col. Figuras Procesales Constitucionales, 1) 342.085 / M582s / 26190 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, Las garantas de igualdad. 2a. ed. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2007], 143 pp. (Col. Garantas Individuales, 3) 342.085 / M582g / 26197 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, Las garantas de libertad. 2a. ed. [Mxico, Suprema Corte de Justicia

de la Nacin, 2007], 198 pp. (Col. Garantas Individuales, 4) 323.44 / M582g / 26196 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, Las garantas de seguridad jurdica. 2a. ed. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2007], 196 pp. (Col. Garantas Individuales, 2) 342.085 / M582g / 26198 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, Las garantas individuales. Parte general. 2a. ed. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2007], 114 pp. (Col. Garantas Individuales, 1) 342.085 / M582g / 26199 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NA CIN, Mxico, Las garantas sociales. 2a. ed. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2008], 233 pp. 323.4 / M582g / 26195 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NACIN, Mxico, Las pruebas en la controversia constitucional y en la accin de inconstitucionalidad. [Mxico], Suprema Corte de Justicia de la Nacin, [2007], 141 pp. (Col. Figuras Procesales Constitucionales, 3) 342.11 / M582p / 26188 SUPrEMA COrTE DE JUSTICIA DE LA NA CIN, Mxico, Transparencia y acceso a la informacin en el Poder Judicial de la Federacin. [Mxico, Suprema Corte de Justicia de la Nacin, 2006], 249 pp. (Serie: El Poder Judicial Contemporneo, 2) 323.445 / M582t / 26192 TAMAYO, Juan J., ed., Biotica y religin. [Madrid], Dykinson, [2007], 193 pp. (Col. Religin y Derechos Humanos) 174.2 / B666 / 25906 TArr, G. Alan, Comprendiendo las constituciones estatales. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2009, xviii, 353 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 465) 342.02 / T262c / 26047 THE CONTrOL YUAN, CHINA, A Brief Report on the Work of the Control Yuan: JanuaryDecember 2008. Taiwan, The Control Yuan, [2009], 57 pp. Cuad. Grf. Fot. 350.9151 / C56a / 2008 / 26018 TOrrES NAFArrATE, Javier, Niklas Luhmann: la poltica como sistema. [Mxico], Universidad Iberoamericana, [2009], 446 pp. (Col. Teora Social) 301.7 / T694n / 26109

215
Nuevas adquisiciones

216
Centro de Documentacin y Biblioteca

UNAM. INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOCIALES, MXICO, Estudio sobre los Derechos Humanos en Mxico. Anlisis y evaluacin. [s. l.], UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales, Unidad de Estudios sobre la Opinin, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, [s. a.], 3 vols. Map. 323.40972 / M582e / 26155-57 U NITED N ATIONS . C ENTrE FOr H UMAN RIGHTS, United Nations Action in the Field of Human Rights. Nueva York, United Nations, 1994, xi, 417 pp. 341.23 / U47u / 26159 UNITED NATIONS. HIGH COMMISSIONEr FOr HUMAN RIGHTS, International Covenant on Civil and Political Rights. Selected Decisions of the Human Rights Committee under the Optional Protocol. Nueva York, United Nations, 2005, 194 pp. 341.481 / U47i / 26153 VALDS, Luz Mara, coord., Derechos de los mexicanos: introduccin al derecho demogrfico. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2009, xvi, 472 pp. (Serie: Doctrina Jurdica, 462) 323.40972 / V17d / 26046 VALENCIA ESCAMILLA, Laura, La disciplina parlamentaria en Mxico. La LVII Legislatura de la Cmara de Diputados. Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2005, xi, 232 pp. (Serie: Doctrina Jurdicas, 221) 328.30972 / V19d / 26032 VZQUEZ GONZLEZ, Carlos y Mara Dolores Serrano Trraga, eds., Derecho penal juvenil. (LO 5/2000, de 12 de enero, Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores, revisada y puesta al da mediante las LO 7/2000, 9/2000, 9/2002, 15/2003, 8/2006 y el reglamento de 30 de julio de 2004). 2a. ed. [Madrid], Dykinson, [2007], xxxviii, 587 pp.

(Estudios de Criminologa y Poltica Criminal, 5) 364.36 / D548 / 25910 VICENTE GIMNEZ, Teresa, coord., Justicia ecolgica y proteccin del medio ambiente. [Madrid], Trotta, [2002], 285 pp. (Col. Estructuras y Procesos. Serie: Derecho) 304.2 / V65j / 25946 WAFAQI MOHTASIB (OMBUDSMAN) OF PAKISTAN, Annual Report 2008. Islamabad, Pakistan, Wafaqi Mohtasib (Om buds man)s Secretariat, [2008?], 122 pp. Apndices. Tab. 350.915491 / P154a / 2008 / 26022 WIELANDT, Gonzalo y Carmen Artigas, La corrupcin y la impunidad en el marco del desarrollo en Amrica Latina y el Caribe: un enfoque centrado en derechos desde la perspectiva de la Naciones Unidas. Santiago de Chile, CEPAL, Divisin de Desarrollo Social, 2007, 52 pp. (Serie: Polticas Sociales, 139) 350.9 / W67c / 26151 ZAGrEBELSKY, Gustavo, Historia y constitucin. [Madrid], Trotta, [2005], 91 pp. (Mnima Trotta) 342.02 / Z18h / 25943 ZAGrEBELSKY, Gustavo, Principios y votos. El Tribunal Constitucional y la poltica. [Madrid], Trotta, [2008], 109 pp. (Mnima Trota) 342.02 / Z18p / 25966 ZArEMBErG, Gisela, Mujeres, votos y asistencia social en el Mxico priista y la Argentina peronista. Mxico, Flacso, [2009], 362 pp. Cuad. Grf. 305.4 / Z41m / 25994 ZUrrIArIN, Roberto Germn, coord., Clulas madre: ciencia, tica y derecho. Madrid, Ediciones Internacionales Universitarias, [2009], 212 pp. (Col. Tribuna Siglo XXI) 174.2 / Z95c / 25962

Nuevas publicaciones

N uevas publicaciones
Septiembre-diciembre, 2010

200 aos de derechos humanos en Mxico Mxico, CNDH/AGN, 2010, 106 pp. Aids in Culture. Aspects of the Cultural History of Aids Volume 1. Mxico, CNDH, 2010, 280 pp.

Campaa Nacional para Promover la Equidad entre Mujeres y Hombres en el Hogar. Responsabilidades Familiares Compartidas. Entre Tod@s es Mejor 2a. reimp. Mxico, CNDH, 2010, 26 pp.

Ven a conocernos. Coordinacin del Programa sobre Asuntos de la Familia, la Niez Personas Adultas Mayores y Discapacidad 2a. ed. Mxico, CNDH, 2010, 24 pp.

Declaracin sobre la Proteccin de todas las Personas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes 3a. reimp. Mxico, CNDH, 2010, 12 pp.

[ 219 ]

220

Examen Peridico Universal Mxico, CNDH, 2010, 80 pp.

Comisin Nacional de los derechos Humanos Mxico, CNDH, 2010, 36 pp.

The National Human Rights Commission Mxico, CNDH, 2010, 36 pp.

Comission Nationale des Droits de Lhomme Mxico, CNDH, 2010, 36 pp.

Cdigo de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley 5a. reimp. Mxico, CNDH, 2010, 16 pp.

Conjunto de Principios para la Proteccin de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detencin o Prisin 3a. reimp. Mxico, CNDH, 2010, 20 pp.

221

Normatividad de la Comisin Nacional de los Derechos Humanos Mxico, CNDH, 2010, 244 pp.

Recomendaciones Generales 1/2001 a 18/2010 Mxico, CNDH, 2010, 448 pp.

Muestra-Diagnstico Nacional de Accesibilidad en Inmuebles de la Administracin Pblica Federal Mxico, CNDH, 2010, 176 pp.

Coleccin multidisciplinaria sobre vctimas del delito. Volumen 1 Mxico, CNDH, 2010, 128 pp.

Los derechos humanos de los mexicanos 6a. reimp. Mxico, CNDH, 2010, 92 pp.

Principios Bsicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley 5a. reimp. Mxico, CNDH, 2010, 16 pp.

222

Masculinidades gnero y derechos humanos Mxico, CNDH, 2010, pp.

Reglas Mnimas de las Naciones Unidas para la Administracin de la Justicia de Menores (Reglas de Beijing) 5a. reimp. Mxico, CNDH, 2010, 44 pp.

Sobre los derechos fundamentales y sus garantas 5a. reimp. Mxico, CNDH, 2010, 44 pp.

Capacidad jurdica de las personas con discapacidad Mxico, CNDH, 2010, 124 pp.

Programa Nacional de Promocin y Difusin de los Derechos Humanos de las Personas Adultas Mayores. Programa y Gua de aplicacin 2a. ed. Mxico, CNDH, 2010, 48 pp.

Programa Nacional de Promocin y Difusin de los Derechos Humanos de las Personas Adultas Mayores. Sesiones informativas 2a. ed. Mxico, CNDH, 2010, 44 pp.

223

Derechos humanos de las mujeres indgenas Mxico, CNDH, 2010, 24 pp.

Los derechos de los pueblos y comunidades indgenas Mxico, CNDH, 2010, 28 pp.

Los derechos de la niez indgena Mxico, CNDH, 2010, 24 pp.

Gua de orientacin jurdica para personas con discapacidad 2a. ed. Mxico, CNDH, 2010, 64 pp.

Recomendacin General nmero 18 Mxico, CNDH, 2010, 96 pp.

Lineamientos para la atencin integral a vctimas del delito Mxico, CNDH, 2010, 84 pp.

También podría gustarte