INTRODUCCIÓN
La violencia familiar, es un caso que en los últimos años ha crecido desconsideradamente. Es
un problema social importante que afecta drásticamente la calidad de vida de las familias que
se encuentran en esa situación, sea cual fuese su condición social, cultural o económica, lo que
significa para cualquier sociedad pagar un alto precio, no solo económico, sino lo que es más
grave aún: pagar un incalculable costo social y humano, cuyas consecuencias son difíciles de
predecir.
Dentro de este contexto se plantea la propuesta de un modelo de intervención profesional que
tenga el enfoque de género y defensora de los derechos humanos, brindando la función de
orientación – promoción – investigación, en el cual el trabajador(a) social desenvuelva los
niveles de interacción que el considere: individual, micro, meso y macro.
A partir de lo mencionado anteriormente, planteo la siguiente interrogante ¿Cuál es el rol de la
trabajadora social dentro de un conflicto de violencia familiar?
LA GESTIÓN DEL TRABAJADOR SOCIAL FRENTE A LA VIOLENCIA
FAMILIAR
Pensar en términos de violencia familiar remite, en la realidad actual, a identificar determinados
contextos, hechos o actores sobre los cuales se puede opinar, intervenir o tomar decisiones
desde diferentes sectores de la sociedad. Así, por ejemplo, en los medios masivos de
comunicación (oral y escrita) se han destinado a espacios donde se convoca a especialistas y
expertos en el tema, surgen ofertas de servicios (públicos y privados) con diferentes
orientaciones disciplinarias, en tanto las organizaciones estatales reestructuran los ya existentes
a fin de brindar atención y cobertura de la demanda.
Varias son las cuestiones y características que se plantean cuando se intenta delimitar el
contexto en el cual se produce un acto de violencia y a los agentes que las protagonizan, siendo
de interés el marco familiar, por dos razones: se trata de un grupo social básico, donde se
producen y reproducen determinadas prácticas sociales conformando cada uno de ellos un
sistema relacional únicos, a la vez de representar dicho marco el contexto habitual del universo
estudiado.
La familia aparece entonces como protagonizando una tarea tipo institucional donde cada
miembro garantiza la integración de la unidad familiar, condición necesaria para la existencia
y durabilidad de la misma. Y en esta tarea de integración donde la familia toma cuerpo es que
aparece el funcionamiento como campo donde se establecen las relaciones de fuerza física,
económica y sobre todo simbólica; con las consiguientes luchas por la conservación o
transformación de las relaciones de fuerza. La familia asume un papel central para el
mantenimiento del orden social, precisamente en la reproducción de la estructura y de las
relaciones sociales
“La familia es un efecto de ficción, un artefacto social, una ilusión en el sentido más
corriente del término, pero una ilusión bien fundada, porque, al ser producida y
reproducida con la garantía del Estado, recibe en cada momento del Estado los medios
para existir y subsistir”
(Bourdieu, 1994: 138)
El proceso adquiere una impronta particular, pudiéndosela considerar “extraña” en el marco
institucional en el que se desarrolla; en el cual “la cuestión socia se encuentra inmersa,
contenida en la letra y el espíritu de la misma”, y por lo tanto el identificarlo resulta
imprescindible para poder así definir las situaciones planteadas. Con el fin se elabora una
tipología “cuadros de violencia familiar”, donde se incluyen y contemplan las siguientes
situaciones:
Mal Trato infantil: incluye abuso físico (lesiones), abuso sexual, abuso emocional (insultos,
criticas, amenazas de abandono, muerte), abandono físico (pasivo: falta de alimentos, higiene,
ropa, etc.), testigo de violencia, abandono emocional.
Mal Trato a ancianos: contemplan agresiones físicas y/o verbales.
Violencia conyugal: hace referencia al abuso físico (golpes, pellizcos, abortos, lesiones);
abuso emocional (conductas verbales tales como insultos, amenazas); abuso sexual
(imposición de relaciones sexuales hasta violación conyugal).
Problemas familiares: el alcoholismo, la drogadicción, abandono de hogar por parte de alguno
de los miembros, las dificultades en el proceso de aprendizaje de los hijos, los problemas de
pareja y las separaciones o divorcios.
Una vez presentado el lugar en el cual se encuentran, identifican y abordan las situaciones
problemáticas atravesadas por las familias como eje vertebradores de las relaciones sociales,
se inicia una aproximación a la temática priorizando una mirada en relación con el tipo de
relaciones que en el interior de las mismas se producen y reproducen. De esta manera emergen,
aun en aquellas tipificaciones de limitadas jurídicamente, conductas y acciones sociales
atravesadas por signos de violencia que merecen un tratamiento particular.
Desarrollar un trabajo eficaz en los servicios de atención sobre violencia familiar requiere de
una perspectiva profesional teórica y práctica coherente, que abre en consecuencias con el
modelo de gestión que se pretenda seguir, considerando la investigación como acción
permanente de aprendizaje.
La problemática sobre violencia familiar exige de por si un conocimiento profundo de factores
causales, así como los rasgos y actitudes que presentan las personas violentadas en su
integridad física o emocional.
Es importante identificar los procedimientos, seleccionar las técnicas e instrumentos más
apropiados, considerando siempre el para qué, el cómo y cuándo utilizarlos.
El tema de la violencia familiar ha sido y es abordado desde diferentes enfoques y modelos,
unilineales o mono causales, otros integrados con visión de totalidad.
Desde el trabajo social, las acciones operativas se desarrollan especialmente en los tres
primeros niveles: individual, micro y meso. Asimismo los niveles meso y macro están
orientados para el diseño de políticas y elaboración de programas a partir de las investigaciones
sobre el proceso y factores generadores de la violencia familiar
A nivel individual, la acción:
Es inmediata frente a la emergencia de la demanda de ayuda y ante la presencia de daño
y/o riesgo para la integridad de la persona afectada.
La especializada, porque se dirige a la reconstrucción de las relaciones significativas
entre hombres y mujeres en el ámbito intrafamiliar y social.
Es terapéutica porque se apoya a la persona a enfrentar de mejor manera la situación de
violencia que le afecta, en la instancia familiar y comunitaria. Desarrolla un área básica:
Área Empática
A nivel micro
Es focalizada en la interacción familiar y en las interconexiones de los grupos familiares
con un entorno social (como miembros de un grupo que realizan actividades comunes,
complementarias e independientes)
Es terapéutica porque se apoya a la persona a enfrentar de mejor manera la situación de
violencia que le afecta, en la instancia familiar y comunitaria. Desarrolla 2 áreas: Área
Cognitiva y Área de comunicación.
Es de animación socio-cultural, para la organización de las personas en la realización
de proyectos e iniciativas que apunten a construir y/o reconstruir situaciones
significativas con el grupo familiar y con el entorno social inmediato. Menciona dos
áreas: Área analítica y Área de empoderamiento.
Es de investigación: identifica instituciones y recursos existentes que fortalecen las
relaciones locales de vigilancia y atención de la violencia, e iniciativas de prevención y
estrategias de atención que se pone en práctica contra la violencia
A nivel meso
Es de articulación, con las redes sociales e institucionales para el acceso de la
persona y familia a los recursos y servicios existentes para atender los factores
precipitantes de la violencia (casas de acogida, proyectos sociales municipales,
servicios de terapia psicosociales).
Es de investigación, sobre los factores que precipitan la violencia sexual y familiar
y sus efectos en la familia y comunidad. Sus hallazgos facilitan la comprensión de
las características del entorno en el que se desenvuelven las familias afectadas en la
violencia para mejorar en las estrategias y actividades de intervención a los niveles
individual y micro.
A nivel macro:
Es de investigación, sobre las actitudes y creencias sociales que sustentan la
violencia, así como los tipos de socialización hombre – mujer y los factores
determinantes en el ejercicio del poder en las parejas y las familias. Sus
resultados posibilitan el diseño de políticas, así como la elaboración de
estrategias globales y la organización de servicios específicos.
CONCLUSIONES
Conocer, identificar, caracterizar, describir y analizar fueron algunas de las acciones que
dieron cuerpo al siguiente trabajo basado en un interés genuino por la problemática de la
violencia familiar. Supuesto que surge de datos empíricos, concretos y reales.
Las nuevas posturas y conceptualizaciones acerca del rol de la justicia han marcado un
camino de cambio significativo e interesante a la hora de dictar nuevas leyes, incorporando
normas de convivencia, una mirada existencial sobre el orden jurídico, así como también
los intereses colectivos de la minoría de edad y de la familia; considerando para ello un
marco jurídico referencial objetivo y a la vez universal.
Cuando un agente social no logra visualizar ni puede establecer la salida o solución para
el momento o proceso de violencia que ha atravesado o del cual ha sido víctima, busca en
el afuera quien le diga de qué manera o cómo hacerlo; proyectando así la responsabilidad
de la decisión.
A partir del abordaje metodológico utilizado, se pudo conocer la composición de los
grupos familiares y sus contextos sociales, así como también las interacciones establecidas
tanto en el propio campo familiar como las logradas afuera.