50 aniversario de la creación de Mafalda.
22 – 05 -2014
Evangelina Himitiam
Sonó el teléfono y Alicia Colombo contestó. El mensaje la dejó sin habla. Sin cortar,
corrió hasta la cama, donde todavía dormía su marido y lo despertó: "Te dieron el
Príncipe de Asturias". Así llegó hasta el departamento de Santa Fe y Talcahuano la
noticia de que el humorista gráfico Joaquín Salvador Lavado , mundialmente
conocido como Quino, había obtenido el Premio Príncipe de Asturias 2014 en la categoría
Comunicación y Humanidades.
El padre de Mafalda se puso de pie, convencido de que ése iba a ser otro día de
preguntas difíciles. ¿Qué pensaría Mafalda hoy? "¿La verdad? No tengo la menor
idea", repetiría hasta el cansancio.
"Mafalda es inteligente, irónica, inconformista, contestataria y sensible. Sueña con un
mundo más justo y respetuoso de los derechos humanos. Al cumplirse 50 años de su
nacimiento, los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con
sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento. La
obra ha sido traducida a innumerables idiomas, lo que revela su valor universal. Sus
personajes trascienden cualquier geografía o condición social", destacó el director del
Instituto Cervantes, Víctor de la Concha, durante el anuncio del premio en Oviedo.
La candidatura de Quino, que en julio cumplirá 82 años, había sido propuesta por el
catedrático de geografía y demógrafo Rafael Puyol y despertó la simpatía de muchos
de los 18 miembros del jurado. Su nombre se impuso en la última votación al
periodista mexicano Jacobo Zabluduvsky, al filósofo Emilio Lledó, a la periodista
congoleña Caddy Adzuba y al biólogo español Francisco José Ayala.
Sorprendido y halagado, aunque algo fastidiado de responder siempre lo mismo,
Quino agradeció la distinción durante una conferencia de prensa en el Centro Cultural
de España, con una advertencia: "Prohibido preguntarme qué diría hoy Mafalda. Uno
llega cansado a los premios", aclaró.
"Espero que me invite a comer una tortilla", bromeó Quino al negar que el príncipe
Felipe de Borbón lo hubiera llamado para felicitarlo.
Según Quino, la tira nació el 29 de septiembre de 1964, cuando se publicó en la
revista Primera Plana. Ése sería el día que la "anotaron", porque en realidad el dibujo
vio la luz dos años antes, a pedido de una agencia publicitaria que lo contrató para
hacer la versión local de Charly Brown, para promocionar una cadena de
electrodomésticos. La idea era regalarles los dibujos a los diarios como una especie
de publicidad encubierta. Los diarios dijeron que no y las tiras quedaron en un cajón.
Mientras, Quino, que había dejado su Mendoza natal, ya se ganaba la vida como
dibujante en varios medios porteños. Claro que para eso debió pasar casi "tres años
miserables", según sus propias palabras, llevando dibujos a distintas editoriales.
"Todos me decían lo mismo: que eran una porquería. Y tenían razón", dijo hace poco
en una entrevista.
La primera vez que Mafalda fluyó de la lapicera de Quino habló con una lucidez
universal, comprensible en cualquier parte del globo. Se la ve con un lápiz dibujando y
se le rompe la mina. En el último cuadro reflexiona: "Estas cosas sólo pasan en este
país".
"Mafalda nació así no por mí, sino porque ya estaba el Che Guevara haciendo la
guerrilla en América latina, la guerra en Vietnam, Juan XXIII, las mujeres protestando
por todo y salió así porque la época era así. Entonces parecía que el mundo iba a
cambiar para mejor. Y cambió, no digo que para peor, sino para seguir siendo como
siempre", ironizó.
Dejó de dibujarla en 1973, por una suma de razones. El gobierno militar, entre las
principales: "Una chica como Mafalda no podía dejar de hablar de lo que estaba
pasando. Y si yo hablaba de lo que estaba pasando, me tenía que ir del país, como
ocurrió dos meses después", contó recientemente en una entrevista. En 1984,
también había explicado que temía porque empezaba a repetirse: "Un dibujante me
dijo una vez que cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta con la mano y
sabe cómo va a terminar debe dejar de hacerla. Y, bueno, eso me pasó".
Sólo volvió a dibujarla para afiches o campañas de bien público, como la que
protagonizó para Unicef en 1977. Pero en 2005, por ejemplo, se negó a que se la
usara para una campaña del Ministerio de Educación. "Nunca me afilié a ningún
partido político. Antes prefiero ser francotirador", dijo aquella vez.
Hace siete años tuvo que desmentir que hubiera dibujado una tira inédita en la que
Mafalda era atropellada por un camión de sopa.
"No tengo la menor idea de qué diría Mafalda 50 años después. Para mí es un
dibujito. Hay gente que se enoja, pero para mí es eso. Lo que me sorprende es que,
después de tanto tiempo, el pensamiento haya cambiado tan poco", remató.