UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
FACULTAD DE ODONTOLOGÍA
EPIDEMIOLOGÍA BUCAL
DR. MIGUEL ÁNGEL QUIROGA GARCÍA
EVIDENCIA 2
“ENSAYO SOBRE EPIDEMIOLOGÍA BUCAL”.
GONZÁLEZ GONZÁLEZ KATTERIN JOHANA
1670918
GRUPO:
008
MIÉRCOLES, 07 DE OCTUBRE DE 2020
INTRODUCCIÓN.
La epidemiología no se ocupa solo del estudio de las epidemias, del mismo modo
que la meteorología no estudia únicamente los tornados, o la astronomía, los
eclipses solares. Clásicamente, la epidemiología ha sido definida como el estudio
de la distribución y los determinantes de la frecuencia de enfermedades en
poblaciones humanas.
En un concepto más actual y amplio, en la actualidad es concebida como la
ciencia que se encarga del estudio de la distribución y de los determinantes de los
estados y episodios relacionados con la salud en poblaciones específicas, y de la
aplicación de ese conocimiento para el control de los problemas de salud. Por
tanto, la epidemiología es, además, un instrumento aplicado en la salud pública y
la clínica, útil tanto en la planificación y evaluación de programas, por parte del
profesional sanitario de la comunidad, como en la toma de decisiones y en la
evaluación y el control de la calidad asistencial, por parte del clínico. En
odontología, las enfermedades en estudio serán aquellas que incidan en la
cavidad oral, los dientes, las encías y el resto de las mucosas. La definición
implica tres aspectos: la cuantificación de la ocurrencia de enfermedades; la
descripción de quién, cómo, cuándo y dónde enferma y, por último, la búsqueda
de los determinantes biológicos, conductuales, ambientales y hereditarios de las
enfermedades orales. Sin embargo, la epidemiología odontológica tiene ciertas
peculiaridades, pues a menudo su ámbito de estudio, más que la comunidad o
conjunto de individuos, o los individuos considerados aisladamente, es el medio
oral, sus microorganismos o los mismos dientes.
EPIDEMIOLOGÍA BUCAL.
La epidemiología tiene dos usos diferenciados: como ciencia básica y como
ciencia aplicada. Como ciencia básica, la epidemiología investiga la causa de las
enfermedades a partir de inferencias derivadas de la observación o la
experimentación.
OBJETIVOS DE LA EPIDEMIOLOGÍA EN ODONTOLOGÍA.
Describir la distribución y magnitud de las enfermedades orales y sus factores de
riesgo.
A. Dilucidar las causas de las enfermedades orales e identificar sus factores
de riesgo y de protección.
B. Estudiar la historia natural y el pronóstico de la enfermedad.
C. Evaluar nuevas formas preventivas y terapéuticas.
D. Facilitar el desarrollo de políticas públicas y decisiones normativas dirigidas
a la protección de la salud de las poblaciones.
VALIDEZ Y PRECISÓN.
El objetivo de cualquier investigación epidemiológica es contestar a una pregunta
de investigación explícitamente formulada, para lo cual es crucial que la medición
tanto de la exposición como del efecto se realice con precisión y validez.
En todos los casos, los métodos han de poseer, en primer lugar, validez interna;
esto es, han de ser capaces de medir aquello que realmente pretendemos
cuantificar. Para evaluar la validez de un método, deberemos comparar sus
resultados con los de otro método y se elegirá como de referencia aquel sobre
cuya validez exista consenso.
TIPOS DE ESTUDIOS EPIDEMIOLÓGICOS.
Existen diversos tipos de estudios epidemiológicos, pero todos ellos requieren el
planteamiento de unos objetivos asequibles y coherentes, la selección de una
población, un diseño para recoger y procesar la información, que, además, prevea
cómo controlar los factores de confusión, o variables que pueden interferir en la
valoración de la asociación causal que pretendemos demostrar, y una estrategia
para la interpretación de los datos. La elección de uno u otro tipo dependerá no
solo de los objetivos y la firmeza con la que queramos inferir los resultados del
estudio a la población general sino también de las características de la
enfermedad en estudio, así como del tiempo y de los recursos disponibles.
De modo genérico, los estudios pueden clasificarse en observacionales y
experimentales.
Observacionales: con frecuencia, se distinguen los estudios descriptivos,
como los transversales y los ecológicos, y los analíticos, bien de cohortes o
bien de casos y controles, incluso cuando es más apropiado aplicar esta
distinción según cuál sea la utilidad de la información recogida en el
estudio.
Experimentales: Entre los estudios experimentales figuran los ensayos
clínicos y los comunitarios, con o sin asignación aleatoria.
ENSAYOS CLÍNICOS Y ENSAYOS COMUNITARIOS.
Un estudio de intervención es un experimento realizado bien en pacientes, con el
fin de decidir cuál es el tratamiento más apropiado, bien en personas sanas o en
poblaciones, para decidir si una determinada estrategia preventiva es o no
adecuada. Existen dos tipos básicos: los ensayos clínicos, en los que las medidas
que se evalúan se aplican a individuos, por lo general altamente seleccionados y
en condiciones muy estrictas, y los ensayos comunitarios, o de campo, en los que
la intervención se realiza en poblaciones, tal como se llevaría a cabo en la
práctica, y en los que los resultados se miden igualmente a nivel poblacional.
INTERPRETACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN EPIDEMIOLÓGICA.
Una consideración fundamental al diseñar una investigación epidemiológica es
tratar de reducir las fuentes de errores aleatorios y sistemáticos. En el análisis, los
epidemiólogos evalúan la validez de un estudio valorando la presencia de errores
debidos al azar, sesgos y factores de confusión. Estos tres fenómenos deben
descartarse como explicaciones alternativas de la asociación observada entre una
exposición y una enfermedad determinadas, antes de juzgar esta como causal.
AZAR.
En los estudios epidemiológicos pueden encontrarse asociaciones casuales entre
una exposición y una enfermedad, simplemente por azar. Estos errores no son
sistemáticos, en el sentido de que son impredecibles, y pueden provenir de haber
seleccionado, aleatoriamente, un grupo particular de sujetos o bien de medir de
forma imprecisa la exposición y la enfermedad.
SESGOS.
A diferencia de los errores aleatorios, los sesgos afectan a la validez interna del
estudio, más que a la precisión, y, además, suelen ser predecibles, por lo que
deben identificarse, si no han sido evitados en el diseño del estudio, si su
presencia sobrestima o, al contrario, subestima, el efecto de la exposición sobre la
enfermedad que hemos detectado en relación con el realmente existente.
Los sesgos de selección se producen cuando las características de los sujetos
seleccionados en el estudio difieren sistemáticamente de las de los individuos de
la población de la que proceden o cuando los grupos que se comparan proceden
de poblaciones distintas. Por ejemplo, se introduce un sesgo de selección cuando
los controles no son comparables con los casos en un estudio de casos y
controles, cuando se estudian voluntarios o cuando hay pérdidas diferenciales en
el seguimiento de los grupos de comparación.
Los sesgos de información derivan de una mala clasificación sistemática, esto es,
no debida al azar, de los sujetos, en relación bien con la exposición, bien con la
enfermedad. Estos sesgos pueden originarse, por ejemplo, porque difiere la
exactitud con la que los sujetos de cada uno de los grupos comparados recuerdan
la información, porque los procedimientos con los que se les investiga son
distintos o porque los sujetos son mal clasificados, ya sea en su estado de
exposición o en su estado de enfermedad.
FACTORES DE CONFUSIÓN.
Un tercer problema fundamental en la interpretación de la evidencia
epidemiológica es la posibilidad de que la asociación detectada entre la exposición
y la enfermedad estudiadas sea debida, al menos en parte, a otro factor. Por
ejemplo, la asociación positiva entre consumo de alcohol y gingivitis podría estar
relacionada con una higiene oral deficiente, más frecuente entre los bebedores, y
no totalmente al efecto, local o sistémico, del alcohol. Alternativamente, también
puede ocurrir que un factor atenúe, o haga desaparecer, una relación causal
realmente existente. En cualquiera de esas dos situaciones, esta tercera variable
actúa como factor de confusión.
La confusión, a diferencia de lo que ocurre con los sesgos, no es un error del
estudio atribuible al investigador: simplemente refleja el hecho de que nuestras
investigaciones se llevan a cabo en sujetos que se distribuyen heterogéneamente
según diversas características.
VALIDEZ EXTERNA.
Una vez que el investigador ha excluido el azar, los sesgos y los factores de
confusión como posibles explicaciones de una asociación entre una determinada
exposición y una enfermedad, podremos asegurar que el estudio tiene validez
interna.
Puesto que todo estudio se lleva a cabo en un grupo determinado de individuos, la
extrapolación de los resultados a otros colectivos es, por definición, un juicio de
valor. Así, si hemos estudiado una muestra representativa de una población
concreta y el estudio tiene validez interna, es más probable que las conclusiones
sean aplicables a esa población, lo que no ocurre si hemos estudiado una muestra
de conveniencia.
EPIDEMIOLOGÍA Y DECISIONES CLÍNICAS.
El odontólogo clínico debe resolver problemas, y su tarea es maximizar el
beneficio del paciente diagnosticando correctamente la patología e instaurando
tratamientos apropiados. Para ello debe recoger y evaluar la información
diagnóstica, formular hipótesis clínicas y considerar hipótesis alternativas, y,
finalmente, utilizar el arsenal terapéutico de forma eficaz y eficiente.
CONCLUSION.
La adecuada práctica profesional requiere conocer la mejor evidencia proveniente
de la investigación clínica, la validez y la precisión de las técnicas diagnósticas,
incluyendo el examen clínico, el valor de los factores pronósticos, y la seguridad y
eficacia de los tratamientos. El proceso no está exento de dificultades, en gran
parte, debido a la incertidumbre inherente a algunos procedimientos diagnósticos y
terapéuticos. Además, lo que define a un buen odontólogo es su capacidad de
integrar sus habilidades clínicas y su experiencia previa para aplicar
simultáneamente ese conocimiento en el diagnóstico del estado de salud propio
de cada nuevo paciente, valorar en él los posibles riesgos y los beneficios
potenciales de cada intervención, y considerar sus expectativas, preocupaciones y
preferencias.
La epidemiología clínica es la base de los conocimientos que permiten tomar
decisiones clínicas, claramente de naturaleza probabilística en odontología, y
permite que el profesional lleve a cabo una práctica odontológica basada en la
evidencia.
BIBLIOGRAFÍA.
Mena García, A. E., & Rivera, L. (1991). Epidemiologia bucal: conceptos basicos.
In Epidemiología bucal: Conceptos básicos. OFEDO/UDUAL.
Beltrán-Aguilar, E., & Bordoni, N. E. (2011). Guía básica para el diseño de estudios
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bucal. Rev. Fac. Odontol.(B. Aires), 39-47.
Cuenca, E., & Baca, P. (2005). Odontología preventiva y comunitaria. Principios, métodos y
aplicaciones. Editorial Nexus Médica.