Doctrina Del Espíritu Santo
Doctrina Del Espíritu Santo
Vamos a conocer aspectos de su carácter, su deidad, su morada, sus obras, sus dones, su
plenitud o llenura, su fruto en la vida de los creyentes, y muchas cosas más.
La personalidad del Espíritu Santo es una de las doctrinas cristianas más fundamentales;
sin la cual, no habría: Trinidad, Santificación, Comunión, Inspiración, ni Ministerio del
Espíritu Santo. La personalidad del Espíritu sencillamente enseña que el Espíritu Santo
es una persona que puede relacionarse y ejercer autoridad. Negar esta doctrina es
afirmar que el Espíritu sólo es un objeto o energía, por lo tanto tampoco sería Dios.
Pero esto es un error, es cierto que todo ser humano es una persona, pero no toda
persona es un ser humano. En palabras sencillas, ser persona sencillamente es ser
diferente a un animal o a una cosa. Para que un ser sea considerado una persona tiene
que poseer tres atributos indispensables, que llamamos “atributos de personalidad”.
Estos son: Intelecto (inteligencia, capacidad de razonar); Emociones (Sensibilidad,
capacidad de sentir); y Voluntad (Autonomía, capacidad para decidir por sí mismo).
Siendo así, entonces todos los seres que posean estos [tres] atributos básicos de
personalidad deben ser considerados “personas”. Tales son los casos de:
Dios Padre,
Jesucristo,
Satanás,
Los demonios,
Los ángeles,
Y los hombres,
Así que si comprobamos, por la Biblia, que el Espíritu Santo posee estos atributos,
inmediatamente demostraremos que es también una persona.
INTELIGENCIA
¿Es el Espíritu Santo un ser inteligente? Si. La Biblia presenta al Espíritu como un ser
inteligente, por ejemplo:
Conoce y escudriña todo, aun lo profundo de Dios: “Pues su Espíritu investiga todo a
fondo y nos muestra los secretos profundos de Dios… nadie puede conocer los
pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios.” (1Co.2:10-11; Is.11:2)
Posee profunda Sabiduría: “y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en
inteligencia, en ciencia y en todo arte” (Ex.31:3)
Enseña y recuerda la Palabra a los creyentes: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a
quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo
lo que yo os he dicho.” (Jn.14:26)
EMOCIONES
¿Es el Espíritu Santo un ser sensible? Si. La Biblia presenta al Espíritu con emociones;
por ejemplo:
VOLUNTAD
La Biblia también presenta al Espíritu como un ser con voluntad en sí mismo, veamos:
El reparte los dones, a los creyentes, como quiere. “Es el mismo y único Espíritu quien
distribuye todos esos dones. Solamente él decide qué don cada uno debe tener.”
(1Co.12:11-NTV)
Llamó a los que quiso para las misiones: “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo
el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.”
(Hch.13:2)
Guío a Pablo y le prohibió ir por ciertos lugares: “Y atravesando Frigia y la provincia de
Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando
llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.” (Hch.16:6-
11)
Aportó para las decisiones importantes en la iglesia: “Porque ha parecido bien al
Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más.” (Hch.15:28)
CONCLUSIÓN:
El Espíritu Santo es una persona porque posee los tres atributos básicos de personalidad.
Tengamos cuidado con aquellos grupos, como los Testigos de Jehová, que afirman que
el Espíritu es sólo una energía o fuerza activa.
Si el Espíritu es una persona podemos relacionarnos con él y tener comunión cada día.
Que noticia tan maravillosa.
Lección 02: Obras personales del Espíritu Santo.
El Padre y Cristo nos enviaron al Espíritu Santo (Jn.14:26; 14:26; 16:7) para ayudarnos
en todo aquello que tiene que ver con nuestra práctica de la fe cristiana. Él es nuestro
principal auxiliador para nosotros en esta era. Cristo le llamó, repetidas veces, “el
Consolador” (Jn.15:26). ¿Pero cómo podría ser “el consolador” si no fuese una persona?
Anteriormente demostramos que el Espíritu Santo es una persona porque posee los tres
atributos básicos de personalidad. De no ser así, estaríamos creyendo (al igual que los
Testigos de Jehová, miembros de la nueva era, o panteístas), que el Espíritu es
simplemente una fuerza o energía, y hasta que forma parte de la naturaleza.
Sin embargo, la Biblia no presenta al Espíritu como una fuerza o poder impersonal. Más
bien lo presenta con características y atributos de una persona, y ejecutando obras o
acciones personales (Hechos 10:19,20; 16:6). Y de eso queremos hablar ahora. Vamos a
poner en lista todas las acciones y obras que el Espíritu realiza como persona:
En cuanto al evangelio:
Inspiró las Escrituras (2Pe.1:21)
Puede convencer a las personas de pecado (Juan. 16:8-11).
Brinda su poder para el evangelismo y servicio (Hechos. 1:8; Lc.4:14)
Testifica, da testimonio de Cristo (Juan. 15:26)
Lava, santifica y justifica a los que creen (1Co.6:11)
En cuanto al Ministerio:
Llama al servicio misionero (Hch.13:2)
Puso a los ancianos (pastores) como obispos en la iglesia (Hch.20:28).
Envía para labores especiales (Hch.13:4)
Reparte los dones a la iglesia (1Co.12:11)
Conduce a la verdad (Jn.16:13)
Provee de unción para la enseñanza (1Jn.2:20,27)
Otorga poder para la predicación de la Palabra (1Co.2:4)
Provee de unidad al cuerpo de Cristo (Ef.4:3)
Detiene o frena la obra de satanás en el mundo (2Ts.2:6-7)
CONCLUSIÓN:
Debido al tipo de obras y acciones que el Espíritu Santo realiza, concluimos que él es
una persona. Y además que, es una persona realmente maravillosa.
Veamos algunos ejemplos de cómo el Espíritu es objeto de trato que sólo podría darse
con una persona:
“Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: SEÑOR, no;
porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás... Y mientras Pedro pensaba en
la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan.” (Hechos 10:13-14, 19)
3. Se le puede provocar.
Esto es, obrar mal contra él y merecer su castigo: “Y Pedro le dijo: ¿Por qué
convinisteis en tentar al Espíritu del Señor?” (Hch.5:9)
6. Se le puede mentir.
“Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu
Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?” (Hch.5:3). No se le puede mentir a una
fuerza impersonal.
CONCLUSIÓN:
Todas estas acciones y actitudes para con el Espíritu, demuestras que es una persona y
no una cosa. Además de todo esto, uno se puede relacionar con él, lo cual demuestra
que es un ser relacional. Sólo una persona puede relacionarse con otros. El Espíritu tiene
una relación eterna con el Padre y con el Hijo, y se relaciona también con el creyente.
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean
con todos vosotros.” (2 Corintios 13:14)
“El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente” (Santiago 4:5)
“No se emborrachen, pues perderán el control de sus actos. Más bien, permitan que sea
el Espíritu Santo quien los llene y los controle.” (Ef.5:18-TLA)
Lección 04: Títulos divinos del Espíritu Santo.
En las tres primeras lecciones hemos podido dejar por sentado que el Espíritu es una
persona. Siendo esto claro, ahora podemos determinar también que el Espíritu es
Divino. En resumen, el Espíritu Santo es una “Persona Divina”. Es decir, que ¡Es Dios!
y, por lo tanto, es co-igual, co-eterno y co-existente con el Padre y también con el Hijo.
Sin embargo, en la actualidad muchos están poniendo en duda esta verdad. Así que, en
las siguientes lecciones vamos a sustentar 5 evidencias de la divinidad del Espíritu
Santo: (1) por sus títulos, (2) por sus atributos, (3) por sus obras, (4) por complemento
bíblico, y (5) por sus prerrogativas.
2. Mora en el creyente
Observemos este detalle, en 1 Corintios 3:16... "¿No sabéis que sois templo de Dios, y
que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" La pregunta sería ¿Por qué somos templo de
Dios? y la respuesta es obvia: Porque el Espíritu mora dentro de nosotros. Así que, si
somos templos de Dios debido a que el Espíritu mora en nuestros cuerpos, entonces el
Espíritu Santo es Dios.
B. Es llamado Señor.
Pablo dijo en 2 Corintios 3:17, lo siguiente: "Pero cuando se conviertan al Señor, el velo
se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad."
Lo interesante de esta declaración es que Pablo empieza diciendo “cuando se conviertan
al Señor”, uno sólo puede convertirse a Dios, no a una criatura (“mas no os convertisteis
a mí, dice Jehová.” Hageo 2:17; “y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para
servir al Dios vivo y verdadero” 1Ts.1:9). Pero enseguida dice “porque el Señor es el
Espíritu”. Así que, al llamar Señor al Espíritu, Pablo le está reconociendo como Dios.
C. “Espíritu Eterno”
Leamos con atención el siguiente verso: “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual
mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras
conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:14)
Mediante el título “Espíritu eterno” se le atribuye el atributo de eternidad al Espíritu
Santo. Pero sabemos que la eternidad es un atributo intrínseco a la Divinidad, lo cual
quiere decir que sólo Dios puede ser eterno. Así que, el Espíritu Santo es Dios.
No sólo eso, si somos buenos lectores habremos observado que este verso menciona a
las tres personas de la Trinidad: (1) La sangre de Cristo, (2) mediante el Espíritu eterno,
(3) Sin mancha a Dios… para que sirváis al Dios vivo. Están obrando juntos, con igual
peso de importancia, en la obra de redención. Pero sabemos que sólo Dios puede salvar.
Así que si el Espíritu participa activamente en el consejo eterno de la redención, es
Salvador, es Dios.
D. “Espíritu Santo”
Tal vez no lo hayas notado antes, pero “Espíritu Santo” es un título, el mismo nombre
del Espíritu denota divinidad, pues se le atribuye “santidad absoluta”. No es lo mismo
que nosotros, que poseemos santidad relativa más no absoluta ni intrínseca; somos
santos porque hemos sido santificados, más el Espíritu posee santidad en sí mismo. La
santidad absoluta es un atributo exclusivo de la deidad. Por ello el Espíritu puede
santificar: “Y esto erais algunos; mas… ya habéis sido santificados… por el Espíritu de
nuestro Dios” (1Co.6:11). Por lo cual esto nos enseña nuevamente que el Espíritu Santo
es Dios.
Pablo también lo llama “Espíritu de Santidad” en el siguiente verso: “que fue declarado
Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los
muertos,” (Romanos 1:4), y añadió que el Espíritu participó en la resurrección y
glorificación de Cristo.
E. “Espíritu de Verdad”
Sólo Dios es la verdad absoluta, y al Espíritu se le llama “Espíritu de verdad” en este
texto: "...y os dará otro Consolador... el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros, y estará en vosotros." (Juan 14:16-17)
Consideremos también lo que dijo el apóstol Juan acerca de él: “Y el Espíritu es el que
da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.” (1Juan 5:6). Si el Espíritu es la verdad
(Jesús también dijo: “yo soy la verdad” Jn.14:6), entonces el Espíritu forma parte de la
verdad absoluta en la esencia de la Divina Trinidad.
F. Otros títulos:
Espíritu de vida. (Ro.8:2, 11)
El glorioso Espíritu. (1 Pedro 4:14)
Espíritu de Poder. (Isaías 11:2)
Espíritu de la promesa. (Efesios 1:13)
El Consolador (Ayudador). (Juan 15:26; He.13:6)
El Espíritu de Jehová. (Isaías 63:14)
Espíritu de Dios. (Gn.1:2; Ex.31:3; Nm.24:2)
CONCLUSIÓN:
Cuando analizamos los títulos que se le dieron al Espíritu Santo en la Biblia, no
podemos dudar de que efectivamente él es Dios. Merece por tanto nuestra adoración,
reverencia y obediencia.
Lección 05: La Omnisciencia del Espíritu Santo.
Estamos en la sección sobre “La divinidad del Espíritu Santo”. En la lección anterior
vimos como al Espíritu se le atribuyen “títulos divinos” con lo cual demostramos que
era considerado Dios y Señor por los escritores bíblicos.
A partir de ahora, vamos a tratar sobre algunos atributos del Espíritu Santo. El detalle es
que estos atributos son de carácter estrictamente divinos, lo cual quiere decir que sólo
Dios los posee. Así que, si demostramos bíblicamente que el Espíritu posee atributos
divinos, tendremos más evidencia de que él es Dios. En esta lección, nos limitaremos al
atributo de la omnisciencia. En las siguientes iremos viendo los demás.
Estas cuatros cosas están ligadas al conocimiento, lo cual demuestra que es un ser
inteligente, que puede razonar y enseñar. Así que, no quedan dudas que es un ser
pensante. ¿Pero demuestro esto que es Dios? No, pero es la base. Veamos ahora algunos
aspectos con sus pasajes que demuestran que su conocimiento es realmente absoluto.
(a) mientras Ananías y Safira acordaban esconder una parte del dinero y luego mentir,
miles de personas (más de 10,000) estaban vendiendo sus cosas y trayendo el dinero
hasta los apóstoles. ¿No le parece sorprendente que el Espíritu haya advertido un caso
especial entre miles?
(b) El Espíritu pudo impartir este conocimiento al Apóstol Pedro, conocía sus rostros,
sus nombres y sus acciones ocultas, incluso las intenciones que habían en sus corazones.
Sin la omnisciencia del Espíritu, Pedro jamás hubiera conocido del caso ni hubiera
comprendido tampoco la severidad del castigo.
Tomemos en cuenta este otro verso: “Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la
intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.”
(Ro.8:27) ¿Entiende lo que trata de enseñar? Entre muchas otras cosas, el verso nos dice
que el Espíritu conoce cada una de las oraciones del Pueblo de Dios, luego traduce de
mejor manera cada oración y la lleva a Dios de modo que concuerde con su voluntad.
Esto es realmente asombroso ¿Cómo podría alguien conocer la oración de cada creyente
en el mundo sin ser Dios mismo? Además de eso, poseer tanta sabiduría para
transformar cada oración y amoldarla a la voluntad divina. Todavía más, el hecho de
que ore por cada uno de los santos implica necesariamente que los conoce a todos y
entiende sus pensamientos y necesidades. Definitivamente esto es omnisciencia.
Observemos ahora este contundente versículo: “y todas las iglesias sabrán que yo soy el
que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.”
(Ap.2:23). Todos sabemos que, en esta parte de la Escritura, Jesús está comunicándose
mediante unas cartas con las iglesias del Asia Menor; sin embargo es sorprendente la
manera en la que firma el remitente: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias.” ¿Qué les dijo el Espíritu? entre muchas cosas que escudriña la mente y el
corazón, y conocía la obra de cada uno de ellos. Así que, una vez más podemos ver la
omnisciencia del Espíritu Santo.
Como dijo David: “Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo
puedo comprender. ¿A dónde me iré de tu Espíritu?” (Sal.139:6-7). Pablo lo dijo de esta
manera: “! Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !Cuán
insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la
mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?” (Ro.11:33-34).
Dios lo dijo también en sus propias palabras: “Como son más altos los cielos que la
tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos.” (Is.55:9).
Conclusión
Como vemos, nadie puede conocer a Dios en su total profundidad. Por tanto, si uno
tiene el conocimiento divino (omnisciencia) es porque es Dios mismo. Por supuesto,
aquí también probamos la inteligencia del Espíritu. Así que, si es persona y tiene
omnisciencia, entonces es Dios.
La omnipotencia es el atributo que indica que para Dios nada es imposible. Él todo lo
puede, es decir él tiene el poder absoluto.
“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en
esperanza por el PODER del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13)
“con potencia de señales y prodigios, en el PODER del Espíritu de Dios.” (Romanos
15:19)
“y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría,
sino con demostración del Espíritu y de PODER.” (1 Corintios 2:4)
“Más yo estoy lleno de PODER del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza”
(Miqueas 3:8)
Veamos este verso tan claro en donde se evoca al Espíritu Santo, como vimos antes, con
inteligencia y sabiduría, pero también con poder:
“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
(Zacarías 4:6)
“cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste
anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo” (Hechos 10:38)
¿Cómo Jesús haría esos portentosos milagros en el poder de un ser que no fuera Dios
mismo? Ninguna criatura puede obrar milagros, Dios usa a las criaturas para obrar
ciertos milagros que es diferente, pero estos pasajes no nos dicen que el Espíritu estaba
siendo usado por Dios, sino que Jesús usaba el poder del Espíritu para obrar los
milagros, lo cual nos dice que el Espíritu tiene el poder divino en sí mismo.
“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos
1:8)
6. El Espíritu es Creador:
“El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida.” (Job 33:4)
El atributo de creador pertenece sólo a Dios. Es decir, que sólo Dios puede crear. Lo
cual es traer a existencia algo que nunca ha existido. Ninguna criatura puede hacer o
colaborar con este hecho. Nosotros sólo transformamos o cambiamos lo que ha sido
creado, pero sólo Dios crea algo a partir de la nada. Los teólogos le llaman a esto
“creatio ex nihilo” (creación de la nada).
La Biblia asegura que el Espíritu participó en el proceso de creación de todas las cosas
(Hagamos al hombre, Gn.1:26). Así que, si el Espíritu puede crear (es Creador), y con
ello demostrar que tiene la omnipotencia para con todo lo creado, entonces es Dios.
Aquí también tenemos una combinación de atributos divinos, pues para crear de la nada
se necesita, no sólo ser todopoderoso sino poseer la omnisciencia para diseñar con
profunda sabiduría.
Lección 07: La Omnipresencia y otros atributos divinos del Espíritu.
Con la lección de hoy llegamos a la parte final sobre los atributos divinos del Espíritu
Santo. Anteriormente hemos visto su omnisciencia y su omnipotencia. Ahora vamos a
ver su omnipresencia y otros atributos que sólo Dios podría tener.
En el contexto de este pasaje, Pablo estaba tratando un asunto que tenía que ver con el
cuerpo personal. “El cuerpo de un creyente es templo del Espíritu Santo”. Pero ¿Cómo
puede alguien estar en el cuerpo de muchos creyentes a la vez?
Ojo que no se trata de que cada uno recibe una porción del Espíritu, sino al Espíritu
completo (“pues Dios no da el Espíritu por medida” Jn.3:34). Así que, el Espíritu está
dentro del cuerpo de cada creyente. Esto se llama omnipresencia.
(2) Todo esto lo podemos confirmar por las muchas evidencias bíblicas al respecto:
* 1 Corintios 3:16 - “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios
MORA en vosotros?”
* Romanos 8:11 - “el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que MORA en vosotros.”
* Juan 7:38-39 - “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su INTERIOR correrán
ríos de agua viva. Esto dijo del ESPÍRITU que habían de recibir los que creyesen en él;
pues aún no había venido el Espíritu Santo…”
B. El Espíritu es Salvador.
(1) La Biblia nos asegura que el Espíritu participa en la redención, juntamente con
Cristo:
“Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1
Corintios 6:11)
(2) También leamos el siguiente verso: “nos salvó, no por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la
regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Ti.3:5)
(3) Y este otro: “Siempre estamos agradecidos de que Dios los eligió para que estén
entre los primeros en experimentar la salvación, una salvación que vino mediante el
Espíritu, quien los hace santos, y por creer en la verdad.” (2Ts.2:13)
(4) Miremos con detalle cómo el Espíritu juega una parte fundamental en la
regeneración de los convertidos, sin él sencillamente no hay nuevo nacimiento:
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
ESPÍRITU, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es;
y lo que es NACIDO DEL ESPÍRITU, espíritu es.” (Jn.3:5-6)
Sólo Dios puede salvar y redimir el alma. Sólo Dios puede tener parte en la
santificación, justificación y redención de los creyentes. Así que, si el Espíritu toma
parte en esto es porque es Dios.
C. El Espíritu es Soberano.
Hablaremos sobre esto en lecciones posteriores. Pero es necesario aclarar que la
soberanía es un atributo enteramente divino. Sólo Dios puede asumir esta prerrogativa.
Y la Biblia nos dice que el Espíritu ejerce soberanía en la iglesia, sobre la obra
evangelística y en cada uno de los creyentes:
“Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo
hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el
Espíritu no se lo permitió.” (Hechos 16:6-7)
D. El Espíritu es eterno.
La eternidad es el estado mediante el cual un ser vive fuera del tiempo, éste no le afecta
en ninguna manera. Solo Dios es eterno. Y la Biblia nos muestra al Espíritu desde el
principio de todo (Gn.1:2). Además dice claramente que el Espíritu procede del Padre,
esta es una relación eterna a la que se le conoce como “la procesión del Espíritu” (Juan
15:26). Por otro lado, el escritor de Hebreos lo proclama como eterno: “cuánto más la
sangre de Cristo, el cual mediante el ESPÍRITU ETERNO se ofreció a sí mismo sin
mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias…” (Hebreos 9:14)
CONCLUSIÓN: Así que, la respuesta es obvia: El Espíritu puede estar presente en el
cuerpo de cada creyente y morar permanentemente allí porque es omnipresente, y si es
omnipresente también es Dios.
Esta magnífica obra, jamás superada por ningún otro libro en el tiempo, es un acto
divino, y la Biblia misma lo declara así cuando dice textualmente: “Toda la Escritura es
inspirada por Dios” (2Ti.3:16). Pero, usemos el principio de la comparación y
observemos como lo dice Pedro:
“porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres
de Dios hablaron siendo INSPIRADOS por el Espíritu Santo.” (2 Pedro 1:21).
Así que, si la acción divina de la inspiración corresponde al Espíritu es que es Dios.
Dentro de esto, tenemos algo realmente maravilloso: que el Espíritu inspiró y diseñó
toda la Escritura de manera que todo lo que esté escrito en ella apunte a Cristo:
“escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en
ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que
vendrían tras ellos.” (1 Pedro 1:11)
EL TESTIMONIO DE JESÚS.
"Y si YO juzgo, mi juicio es verdadero; porque NO SOY YO SOLO, sino YO y EL que
me envió, EL PADRE. Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de DOS hombres
es verdadero. YO soy el que doy testimonio de mí mismo, y el PADRE que ME ENVIÓ
da testimonio de mí." (Juan 8:16-18)
"En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que JESÚS comenzó a
hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado
mandamientos POR EL ESPÍRITU SANTO a los apóstoles que había escogido... Y
estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la
PROMESA (el Espíritu Santo) del PADRE, la cual, les dijo, oísteis de MÍ. Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo
dentro de no muchos días." (Hechos 1:1-5)
TESTIMONIO DE OTROS ESCRITOS INSPIRADOS POR EL ESPÍRITU
SANTO:
"Jesús, lleno DEL Espíritu Santo, volvió del Jordán, y FUE llevado POR el Espíritu al
desierto" (Lucas 4:1)
"Pero Esteban, lleno del ESPÍRITU SANTO, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria
de Dios, y a JESÚS que estaba a la DIESTRA de DIOS," (Hechos 7:55)
"cómo DIOS ungió con el ESPÍRITU SANTO y con poder a JESÚS de Nazaret"
(Hechos 10:38)
"Así que, EXALTADO por la diestra de Dios, y habiendo recibido del PADRE la
promesa del ESPÍRITU SANTO, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque
David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo EL SEÑOR a MI SEÑOR:
Siéntate a mi DIESTRA, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies"
(Hechos 2:33-35)
"La gracia del Señor JESUCRISTO, el amor de DIOS, y la comunión del ESPÍRITU
SANTO sean con todos vosotros." (2 Corintios 13:14)
Esto solo es una parte del caudal de información bíblica que tenemos sobre las
evidencias de la Trinidad, y que luego voy a compartir en un artículo completo, el cual
espero puedan apreciar y compartir.
Conclusión
El Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios; pero hay un solo Dios.
Esa es la doctrina bíblica de la Trinidad. Más allá de eso, las cuestiones son, hasta cierto
punto, discutibles y no esenciales. En lugar de intentar definir plenamente la Trinidad
con nuestras mentes humanas finitas, nos serviría mejor centrarnos en el hecho de la
grandeza de Dios y en Su naturaleza infinitamente superior a nosotros mismos. "¡Oh
profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables
son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del
Señor? ¿O quién fue su consejero?" (Romanos 11:33-34).
Lección 10: La deidad del Espíritu por complemento bíblico.
Bienvenido(a) a otra lección más sobre esta importante doctrina bíblica. Ya hemos
analizado la deidad del Espíritu por sus títulos, sus atributos y por sus obras. En esta
oportunidad, vamos a usar "el principio de comparación" para determinar su deidad. Se
trata sencillamente de "comparar la Escritura con la Escritura" es un principio
hermenéutico fundamental.
No hace falta explicar mucho sobre quién está hablando, es Jehová y habla en primera
persona ("me conocerán", "perdonaré", "no me acordaré").
Así que, el escritor de hebreos ha enlazado la profecía del AT, a Jeremías, con el NT
cumplido en Cristo, y afirma que cuando Jehová hablaba, era el Espíritu Santo.
Por el contexto, sabemos que Isaías estaba oyendo hablar a Jehová, el Señor. Ahora,
veamos su complemento en la declaración de Pablo, un hombre a quién se le dio las más
grandes revelaciones del Nuevo Testamento:
“Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien
habló EL ESPÍRITU SANTO por medio del profeta Isaías a nuestros padres,
DICIENDO: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo
veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los
oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y
oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane.” (Hechos
28:25)
Cómo vemos los autores del Nuevo Testamento reconocían y tenían muy en claro que el
Espíritu Santo formaba parte integral en la esencia divina junto al Padre y el Hijo,
Jehová es un Dios Trino, no sólo es el Padre como algunos han pretendido enseñar
“Pero, oh JEHOVÁ de los ejércitos, que juzgas con justicia, que ESCUDRIÑAS la
mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.”
Según este verso ¿Quién es el que escudriña la mente y el corazón? es Jehová, por
supuesto, ya que es Dios y esa obra denota su atributo de omnisciencia.
“Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que YO SOY el que
ESCUDRIÑA la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.”
CONCLUSIÓN:
Hay muchas evidencias más sobre la divinidad del Espíritu Santo en la Biblia. Pero por
ahora, ¿Qué más pruebas queremos señores? esto es contundente. Cómo dice Charles
Ryrie en su libro:
“Una de las pruebas más fuertes de la deidad del Espíritu Santo es la identificación
bíblica del Espíritu con el Jehová del Antiguo Testamento.” (“El Espíritu Santo”
Pag.23)
No nos queda más que reconocer la majestad y el Señorío del Espíritu Santo, debemos
adorarlo y proclamarlo como parte de la eterna esencia divina, el Dios Todopoderoso.
Estos símbolos del Espíritu Santo, son dados por Dios para que podamos más
fácilmente comprender lo que el idioma mismo no puede explicar o expresar (al igual
que sus nombres y significados). Los símbolos son empleados para describir las
operaciones del Espíritu Santo.
El creyente ungido del Nuevo Testamento representa el real sacerdocio, 1ª Pedro 2.9,
pues por la virtud de la unción del Espíritu, cada creyente es tanto sacerdote como rey.
Como aceite, el Espíritu es visto no solo en la unción sino también en la sustentación
(aceite es alimento), proveyendo luz, y sanando,
El hecho de que el Espíritu Santo es representado como una paloma indica que Él nunca
demanda ni obliga a los suyos; Él obra por medio de suaves directivas o persuasiones.
Cristo instruyó a los creyentes de ser “sencillos como palomas”, Mateo 10.16. El tener
al Espíritu Santo morando dentro como paloma es saber que uno está en paz con Dios,
pues hemos sido justificados en Cristo.
El vino del Espíritu es el estímulo espiritual Divino que Satanás procura falsificar por
medio del estímulo del alcohol.
Conclusión: Señor cada día lléname más de tu Santo Espíritu, ayúdame a entender todo
lo que tú me has dado, y cuanto deseas que yo camine en esa verdad. Amado Espíritu
Santo quiero conocerte cada día más y ser guiado por ti. Gracias Señor por hacerme
templo de tu Espíritu. Amen.
Lección 12: LOS 9 DONES DEL ESPÍRITU SANTO
En esta lección vamos a estudiar un poco sobre los 9 dones del Espíritu Santo. Estos
deben ser usados en el temor de Dios para edificación de la iglesia.
No podemos ignorar estos dones del Espíritu, los cuales vienen de Dios por su voluntad,
ya que la escritura nos menciona, no solamente su existencia, sino que también el uso
que se le debe dar a estos dones espirituales y cómo deben ser regulados para evitar el
desorden dentro de la iglesia del Señor.
Recordemos que los dones espirituales son capacidades divinas que vienen de Dios, y
que por su voluntad él nos las ha dado en alguna medida a los creyentes para la
edificación del cuerpo de Cristo, por lo tanto, es necesario su estudio para ser usados en
el temor de Dios.
Los 9 dones del Espíritu Santo en la Biblia, ¿Cuáles son las categorías o
clasificación?
Para un mejor estudio y comprensión de los dones mencionados en 1 Corintios 12 se
han clasificado o dividido en tres categorías. Esto trae un mejor entendimiento y nos
ayuda a conocer el uso que tiene cada uno de ellos según la Biblia.
En Hechos 21:10-13 también tenemos a Agabo, quien pudo conocer lo que le esperaba
al apóstol Pablo en Jerusalén. En este caso también podríamos hablar de una profecía.
Palabra de sabiduría en operación, como uno de los dones del Espíritu de Dios
Es por este don en operación que el apóstol San Pablo supo lo que sucedería durante el
naufragio en Hechos 27, pero también hizo uso de la palabra de sabiduría para saber qué
tenía que hacer durante este momento difícil.
En el concilio de Jerusalén (Hechos 15:19-29) se dio la sabiduría necesaria para dar una
solución a los problemas que se presentaban en la iglesia primitiva, especialmente con
los gentiles recién convertidos al evangelio.
En Hechos 6:1-8 también encontramos una situación especial en la cual se hace uso de
sabiduría. Cuando creció el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos
contra los hebreos porque las viudas de ellos eran desatendidas en la distribución diaria;
sin embargo, Dios dio sabiduría a los apóstoles para conocer la solución a esta situación
y escogieron varones que se dedicaran a este servicio y se encargaran de este trabajo.
Todos conocemos la historia de Elimas el mago en Hechos 13: 4-13, quien le resistía a
Pablo procurando apartar de la fe al procónsul Sergio Pablo, a quien el apóstol San
Pablo le dijo que estaba lleno de todo engaño y de toda maldad; además le dijo que era
hijo del diablo y enemigo de toda justicia. Este es un ejemplo de operación del don de
discernimiento de espíritus.
Muchas veces podemos discernir mediante los frutos o acciones y conducta de los
hombres pero recordemos que hay lobos disfrazados de ovejas y muchas veces lo que
parece estar bien resulta que no lo está, por tal razón, Dios nos ha dado entre los dones
del Espíritu, el don de discernimiento de espíritus, pues Dios quien conoce lo que hay
dentro del hombre, también puede dárnoslo a conocer a nosotros mediante este don.
3. El don de fe
El don de fe es la habilidad sobrenatural de creer en Dios, pero en una necesidad
especial, sin tener dudas, sin incredulidad o razonamiento humano. Ejemplos de este
don en operación hay muchos en la escritura.
Se nos habla de la fe que mueve montañas (1 Corintios 13:2). También la fe que tenía
Pedro y Juan cuando se encontraron con el hombre cojo en Hechos 3:1-16); sin
embargo, la fe es normalmente acompañado con otro de los 9 dones del Espíritu Santo,
pueden ser dones de sanidad y el hace milagros, pues con la fe en operación se puede
traer al cumplimiento.
La Biblia dice que caminamos por fe, y que sin fe es imposible agradar a Dios, pero el
don de fe Dios nos lo da en una medida especialmente extraordinaria y sobrenatural
para una ocasión especial para luego seguir caminando por fe.
Los dones de poder para hablar son regulados para evitar el desorden y tiene
determinado número de uso dentro del servicio según 1 Corintios 14 donde se menciona
que no podía haber más de tres profecía durante el servicio, esto con el propósito de que
todo se haga decentemente y en orden (1 Corintios 14:40)
3) Interpretación de lenguas
El don de interpretación de lenguas es otro de los 9 dones del Espíritu Santo.
El don de interpretación de lenguas es la habilidad sobrenatural de interpretar en la
lengua o idioma nativo un mensaje dado en lengua desconocida para el que lo escucha e
interpreta.
El apóstol Pablo en 1 Corintios 14:5 habla de interpretar las lenguas para que la iglesia
reciba edificación, es decir, que el que habla en lengua extraña se edifica a sí mismo,
pero cuando alguien interpreta entonces la iglesia recibe edificación.
Por tal razón, el apóstol Pablo en 1 Corintios 14:13 nos dice que "...el que habla en
lengua extraña, pida en oración poder interpretarla", de esta forma la iglesia será
edificada.
Este ha sido un breve resumen de 1 Corintios 12, espero sea de bendición y un punto de
partida para poder profundizar en el estudio de cada uno de estos dones espirituales.
El fruto del Espíritu es el resultado natural de la presencia del Espíritu Santo dentro del
creyente. Filipenses 2:13 dice, “pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer
como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.” En cambio Isaías 64:6 dice,
“Todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia…” No podemos hacer
nada bueno por nuestra propia cuenta. Como dice Hebreos 13:20-21, “El Dios que da la
paz, que él los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad.” Dios cumple esto por
medio del Espíritu Santo dentro del creyente, cambiando su carácter (Filipenses 1:6) y
manifestando el buen “fruto”. Gálatas 5:22-23 nombra las características de este fruto.
Paz – eirene: Paz significa todo lo bueno dentro de una relación: harmonía, simpatía,
seguridad, orden, reposo y satisfacción. 1 Corintios 3:3 afirma que el opuesto, el –
conflicto – es de la carne.
Humildad – prautes: Esta palabra no tiene una traducción exacta al español, aunque
humildad se usa muy seguido. No se refiere a las acciones o actitudes hacia otros sino a
la condición espiritual de la sumisión a Dios. Significa aceptar su corrección sin resistir
o pelear. Como la fidelidad, la humildad viene desde una posición de fuerza. Es la
sumisión y gracia sin preocuparse por los derechos propios (Filipenses 2:5-7).
Control propio – egkrateia: Control propio solo puede ser manifestado mediante la
fuerza. La raíz de la palabra implica un poder fuerte, el dominio y restricción. La
enseñanza de Pablo sobre el control propio espantó a Félix, el gobernador que afrontó
en Hechos 24 (ver versículo 25).
Lo más importante sobre el fruto del Espíritu es que le pertenece al Espíritu. Seguido
nos demandan ser más amorosos, o de tener alegría, o de ser mas amables, pero no
podemos hacerlo sin el poder del Espíritu Santo dentro de nosotros. Es el Espíritu Santo
quien da amor (1 Juan 4:7), alegría (1 Tesalonicenses 1:6), paz (Romanos 8:6),
paciencia (Colosenses 1:11), amabilidad (2 Pedro 1:1-9), bondad (2 Tesalonicenses
1:11), fe (Efesios 2:8-9), humildad (2 Corintios 10:1) y dominio propio (2 Pedro 1:6).
Aún así, tenemos una parte. Nuestra actitud y nuestras acciones afectan como el Espíritu
Santo trabaja dentro de nosotros. Podemos saciar Su poder e influencia (Efesios 4:30), o
podemos compartir en el trabajo de la santificación (1 Pedro 1:15; Hebreos 12:14). El
“fruto” del Espíritu Santo es dirigido y alimentado por Dios. Si no permanecemos en
Cristo, dejando que el Espíritu Santo de fruto en nosotros, nos cortará y se deshará de
nosotros como la rama que se secó. (Juan 15:1-6).
Se necesitan los siguientes factores para ayudar a reforzar nuestra comprensión sobre el
bautismo del Espíritu. Primero, 1 Corintios 12:13 dice claramente que todos hemos sido
bautizados, y que a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu (el hecho de que el
Espíritu mora en el creyente). Segundo, en ninguna parte de la Escritura se exhorta a los
creyentes a ser bautizados con, en o por el Espíritu, o a buscar de alguna manera el
bautismo con el Espíritu Santo. Esto indica que todos los creyentes ya lo han
experimentado. Tercero, Efesios 4:5 parece referirse al bautismo del Espíritu. Si este es
el caso, el bautismo del Espíritu es una realidad en cada creyente, al igual que lo son
“una fe” y “un Dios y Padre”.
En conclusión, el bautismo del Espíritu Santo hace dos cosas, (1) nos une al Cuerpo de
Cristo, y (2) hace realidad nuestra co-crucifixión con Cristo. Estar en Su cuerpo
significa que somos resucitados con Él a una vida nueva (Romanos 6:4). Debemos
entonces ejercer nuestros dones espirituales para mantener a ese cuerpo funcionando
apropiadamente como se nos dice en el contexto de 1 Corintios 12:13. El experimentar
el bautismo de un mismo Espíritu sirve como base para mantener la unidad en la iglesia,
como está escrito en el contexto de Efesios 4:5. Estar asociados con Cristo en Su
muerte, sepultura y resurrección a través del bautismo del Espíritu, establece la base
para nuestra separación del poder persistente del pecado que está en nosotros y nuestro
caminar en una vida nueva (romanos 6:1-10, Colosenses 2:12).