Alquimista
PROLOGO
El Alquimista, un personaje al que no conoceremos hasta avanzada la historia, encuentra un libro que cuenta
el mito de Narciso. Una flor nació donde Narciso cayó, y esta llegó a ser conocida como la flor de Narciso.
Sin embargo, la versión del libro que encuentra el Alquimista es muy diferente. Lo extrañaba porque podía
contemplarse a sí mismo en el reflejo de los ojos de Narciso.
PSRTE 1.1
La historia comienza con el personaje principal, un pastor llamado Santiago, llegando a una iglesia abando-
nada con un árbol de sicómoro en su interior, en la región española de Andalucía. Santiago decide pasar la
noche en la iglesia y encierra a sus ovejas adentro. Se queda dormido usando como almohada el libro que si-
empre carga con él. Durante la noche tiene un sueño que ya ha tenido varias veces antes, y que nunca ha sido
capaz de comprender. Una voz detrás de él le dijo: «No sabía que los pastores supieran leer». La voz era la
de la hija del comerciante, una hermosa joven de Andalucía cuyos rasgos mostraban la influencia mora de la
región. La chica y Santiago esperaron juntos dos horas y, durante ese tiempo, charlaron sobre sus respectivas
experiencias: la de ella en la ciudad y la de él en los campos. Santiago se sorprende de su poco resentimiento
hacia los animales y se da cuenta de que su sueño recurrente lo ha inquietado. Se propone explicarle a la chi-
ca, al llegar al pueblo, cómo es que sabe leer, y contarle que asistió a un seminario para llegar a ser cura, y
que un día tuvo el coraje de decirle a su familia que el prefería viajar por el mundo siendo pastor.
PARTE 1.2
Una vez que llega a Tarifa, su última parada antes de llegar a la ciudad donde vive la hija del comerciante,
Santiago va a ver a una vieja gitana que interpreta sueños, con la esperanza de poder entender su sueño re-
currente. Cuando vuelve a tenerlo, despierta justo antes de que el niño le muestre la locación del tesoro. La
mujer gitana le dice a Santiago que el tesoro es real, y que debe de ir a las Pirámides a buscarlo. Desafortuna-
damente, el miedo y la rutina se interponen. Melquisedec le explica a Santiago que él se aparece ante aque-
llos que de verdad quieren cumplir sus Leyendas Personales: a veces lo hace en forma de piedra, y otras ve-
ces como un rey. Melquisedec parece poder leer la mente de Santiago y promete contarle sobre su sueño si le
da un diez por ciento de sus ovejas.
El problema es que Santiago no habla árabe. Sentado en un bar solo, es abordado por un hombre que habla
español y que le ofrece ayudarlo a llegar a las Pirámides. Lo lleva a Santiago a comprar un camello y, apro-
vechándose de la confusión del mercado, le roba a Santiago todo su dinero.
PARTE 2.1
Finalmente, la caravana llega al oasis donde el Alquimista espera su llegada. El Alquimista sabe, gracias a las
señales del desierto, que alguien en la caravana viene en busca de él. Este hecho lo alegra mucho. Los viajan-
tes se alegran también al ver las palmeras verdes después de tanta arena.
La guerra entre las tribus convierte al desierto en un lugar muy peligroso para atravesar. Santiago considera
abandonar su búsqueda y su viaje a las pirámides para poder estar con ella. Sin embargo, Fátima le dice que
comprende su necesidad de ir en busca del tesoro, y que quiere ayudarlo a cumplir esa meta. Le explica que
las mujeres del desierto se sienten orgullosas de la libertad de la que disfrutan sus esposos. Este hecho con-
funde a Santiago, que es incapaz de separar el amor y la posesión. Aterrorizado, este le cuenta sobre las seña-
les del desierto y sobre su Leyenda Personal, y concluye diciéndole que no tenía otra opción. Para sorpresa
de Santiago, el hombre comprende completamente y se marcha, no sin antes decirle que lo busque si es que
sobrevive los días que se aproximan. Mientras el hombre y su caballo se marchan, Santiago se da cuenta de
que acaba de conocer al Alquimista.
Al día siguiente, quinientos hombres armados entran al oasis, justo como predijo Santiago.
PARTE 2.2
Finalmente, la caravana llega al oasis donde el Alquimista espera su llegada. El Alquimista sabe, gracias a las
señales del desierto, que alguien en la caravana viene en busca de él. Este hecho lo alegra mucho. Los viajan-
tes se alegran también al ver las palmeras verdes después de tanta arena.
La guerra entre las tribus convierte al desierto en un lugar muy peligroso para atravesar. Santiago considera
abandonar su búsqueda y su viaje a las pirámides para poder estar con ella. Sin embargo, Fátima le dice que
comprende su necesidad de ir en busca del tesoro, y que quiere ayudarlo a cumplir esa meta. Le explica que
las mujeres del desierto se sienten orgullosas de la libertad de la que disfrutan sus esposos. Este hecho con-
funde a Santiago, que es incapaz de separar el amor y la posesión. Aterrorizado, este le cuenta sobre las seña-
les del desierto y sobre su Leyenda Personal, y concluye diciéndole que no tenía otra opción. Para sorpresa
de Santiago, el hombre comprende completamente y se marcha, no sin antes decirle que lo busque si es que
sobrevive los días que se aproximan. Mientras el hombre y su caballo se marchan, Santiago se da cuenta de
que acaba de conocer al Alquimista.
Al día siguiente, quinientos hombres armados entran al oasis, justo como predijo Santiago.
PARTE 2.3
Después de reafirmale su amor a Fátima, Santiago viaja a través del desierto con el Alquimista. Viajan en si-
lencio, comiendo lo que el halcón del Alquimista les suministra. Santiago se desespera por saber más sobre
los secretos del alquimista. Este le explica que ha aprendido mucho, pero que lo que le falta aprender no pue-
de enseñarse. Santiago debe aprenderlo por sí mismo. El Alquimista le responde que ya conoce muchos se-
cretos importantes, como que tiene que escuchar al Alma del Mundo para poder encontrar su tesoro. Todo so-
bre la faz de la Tierra, incluyendo los elementos, tiene una Leyenda Personal. Esta es la razón por la que los
alquimistas pueden convertir cualquier metal en oro: simplemente están ayudando al metal a realizar su
Leyenda Personal.
La guerra finalmente alcanza a los viajantes, que son llevados cautivos por una tribu de la región. Los miem-
bros de la tribu creen que Santiago y el Alquimista son espías y amenazan con matarlos. Una vez que Santia-
go se da cuenta de esto, el viento comienza a soplar con fuerza y los miembros de la tribu observan a Santia-
go desaparecer. Luego, este reaparece al otro lado del campamento. Los jefes están tan impresionados con
esta demonstración que deciden dejar ir a los viajantes y ofrecerles un guía para llegar a salvo a su destino.
Al día siguiente, el Alquimista y Santiago llegan al monasterio cóptico. El Alquimista usa parte de su Piedra
Filosofal para convertir plomo en oro, y le regala una parte a Santiago y otra parte al monje.
EPÍLOGO
Santiago llega a la iglesia abandonada al caer la noche y se voltea a ver a las estrellas. Se acuerda de cuando
el Alquimista y él observaban las estrellas por la noche, mientras viajaban por el desierto, y reflexiona sobre
lo mucho que ha crecido física y espiritualmente. A la mañana siguiente, Santiago comienza a cavar, y tras
media hora su pala golpea algo duro. Santiago se acuerda de que tiene que volver a Tarifa para darle su parte
del tesoro a la vieja gitana.