22 DE ABRIL DE 2025

Ensayo: La estructura ausente, de Umb

Análisis introductorio de los fundamentos de la semiótica

SALAZAR LEMUS MAXIMINO

TEORIAS ACTUALES DE LA ARQUITECTURA
 INDICE
INTRODUCCION.....................................................................................................................2
DESARROLLO..........................................................................................................................2
LOS UMBRALES DE LA SEMIÓTICA: INFERIOR Y SUPERIOR...................................2
EL SIGNO COMO RELACIÓN, NO COMO COSA...........................................................3
EL UNIVERSO DEL SENTIDO Y LA APERTURA INTERPRETATIVA............................3
EL MENSAJE ESTÉTICO COMO GENERADOR DE INTERPRETACIÓN.....................3
LOS CÓDIGOS VISUALES Y SU ARTICULACIÓN...........................................................4
CONCLUSIÓN..........................................................................................................................4

(Eco, 1976)

INTRODUCCION
La semiótica ha emergido como una disciplina clave para el análisis de los
procesos culturales, ofreciendo herramientas para comprender cómo se
construyen y se interpretan los signos en nuestra vida cotidiana. En este
marco, La estructura ausente de Umberto Eco representa una de las obras más
fundamentales e influyentes del pensamiento semiótico contemporáneo.
Publicada por primera vez en 1968, esta obra articula una introducción crítica a
los fundamentos de la teoría del signo y del sentido, tomando como punto de
partida las tradiciones de Saussure, Peirce y la lingüística estructural, pero
avanzando hacia una visión más abierta, crítica y flexible.
Aunque Eco no limita su estudio a la lingüística, su aproximación reconoce que
el lenguaje no es solamente verbal, sino que se extiende a todos los
fenómenos culturales, visuales, sonoros o gestuales. La semiótica, por tanto,
no es solamente el estudio del lenguaje, sino del significado en sí mismo. Este
ensayo tiene como objetivo analizar los principales conceptos de la obra desde
un enfoque general, destacando su relevancia para una comprensión amplia
del fenómeno semiótico, sin aún establecer una aplicación directa a la
arquitectura, pero sí como base conceptual indispensable.

DESARROLLO
LOS UMBRALES DE LA SEMIÓTICA: INFERIOR Y SUPERIOR
Uno de los ejes fundamentales del pensamiento de Eco en esta obra es su
propuesta sobre los umbrales de la semiótica. Estos umbrales —superior e
inferior— definen los límites en los cuales la semiótica opera como disciplina. El
umbral inferior es el punto donde un fenómeno deja de tener función
significativa y se convierte en un evento físico sin contenido cultural; por

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 ejemplo, un sonido sin destinatario o una imagen no codificada. Por otro lado,
el umbral superior corresponde al punto en el cual todo es signo, es decir,
cuando la totalidad de la experiencia humana es interpretada como una
construcción significante.
Eco señala:
“La semiótica corre el riesgo de convertirse en una pansemiótica, en la que
todo, absolutamente todo, puede ser considerado signo” (Eco, 1976).
Este riesgo, lejos de ser un obstáculo, es también una virtud de la semiótica, ya
que le permite abrirse al estudio de campos tan diversos como la moda, la
música, el arte, los medios de comunicación, el gesto, el diseño, etc. Sin
embargo, también exige cautela teórica: la semiótica no puede analizarlo todo
al mismo tiempo, debe construir modelos operativos que seleccionen objetos y
niveles de análisis pertinentes.
Este concepto de umbrales muestra una tensión inherente a la disciplina: la
necesidad de mantener una delimitación epistemológica sin renunciar a su
vocación transdisciplinaria.
EL SIGNO COMO RELACIÓN, NO COMO COSA
Uno de los aportes más fuertes de Eco es su insistencia en que el signo no es
una entidad en sí misma, sino una relación entre elementos. A diferencia de
una concepción ingenua donde se piensa que el signo “representa” o
“sustituye” directamente a una cosa, Eco señala que el signo es una
construcción cultural, una mediación entre una expresión y un contenido,
siempre dentro de un sistema.
“No existe signo aislado. Solo hay función asignativa cuando hay una cultura
que establece reglas de equivalencia y diferencia entre signos” (Eco, 1976).
De esta forma, el significado no es algo que esté contenido en el signo, sino
que emerge en la relación entre signo, código y contexto. Por eso Eco
cuestiona las teorías que intentan fijar significados universales o absolutos. La
semiótica, como él la entiende, no busca descubrir “lo que realmente significa
algo”, sino cómo se construyen y negocian los significados en el contexto de
una comunidad cultural.
Este planteamiento lo aleja de modelos de comunicación lineales y lo acerca a
una visión más procesual, donde el sentido no está dado, sino que se construye
y se interpreta dinámicamente.
EL UNIVERSO DEL SENTIDO Y LA APERTURA INTERPRETATIVA
Una de las ideas más importantes del libro es la del universo del sentido,
donde Eco explica que el significado no está contenido de manera fija en los
signos, sino que se despliega en un campo de posibilidades interpretativas. La
lectura del signo no es única, sino abierta, y puede variar según el código
cultural, el contexto, la intención y la competencia del receptor.

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 Eco afirma:
“El signo no apunta a una única cosa, sino a un abanico de posibilidades
significativas que se actualizan según las circunstancias del acto comunicativo”
(Eco, 1976).
Este universo del sentido está estructurado, pero no cerrado. Por eso Eco
prefiere hablar de “estructuras ausentes”: no se trata de encontrar una
estructura fija y rígida en los fenómenos culturales, sino de asumir que lo
estructural es precisamente aquello que se organiza en la ausencia de una
totalidad definitiva. Así, cada acto comunicativo es una actualización parcial y
contingente de una estructura potencial.
Este punto será clave en sus obras posteriores, como La obra abierta, donde
Eco desarrollará la idea de que el arte —y por extensión toda producción
cultural— no entrega un mensaje cerrado, sino que invita a múltiples
interpretaciones.
EL MENSAJE ESTÉTICO COMO GENERADOR DE INTERPRETACIÓN
En este contexto, el mensaje estético adquiere una relevancia especial. A
diferencia de los mensajes informativos, el mensaje estético no busca
transmitir una información clara o directa, sino generar una experiencia rica en
ambigüedades, evocaciones y resonancias simbólicas. En el arte, lo esencial no
es lo que se dice, sino cómo se activa el proceso de interpretación.
Eco señala:
“El mensaje estético no se define por lo que dice, sino por su capacidad de
abrir múltiples caminos interpretativos” (Eco, 1976).
Esto hace que el arte sea un campo privilegiado para la semiótica, pues en él el
signo no se reduce a una función representativa, sino que se convierte en un
generador de sentido. El lector, el espectador o el intérprete no son receptores
pasivos, sino agentes activos que completan el mensaje a partir de su
competencia cultural.
Este modelo permite entender el arte no como una obra cerrada y auto
explicativa, sino como un campo dinámico de interacción entre significantes y
significados posibles.
LOS CÓDIGOS VISUALES Y SU ARTICULACIÓN
Por último, Eco introduce una reflexión esencial sobre los códigos visuales, en
los que el ojo ya no es un receptor neutral, sino un lector entrenado. Ver no es
simplemente percibir, sino interpretar lo percibido según un sistema de
códigos. Estos códigos, al igual que los lingüísticos, son culturales, históricos y
aprendidos.
Eco explica cómo estos códigos se articulan en niveles: desde los más básicos
(formas, colores, contrastes) hasta los más complejos (símbolos, metáforas

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 visuales, convenciones estilísticas). Esta mirada implica que la imagen también
es un texto, susceptible de análisis y decodificación.
“La percepción visual está mediada por estructuras de codificación. No vemos
lo que está, sino lo que podemos reconocer según las reglas que compartimos
con una comunidad” (Eco, 1976).
Este planteamiento anticipa muchas de las reflexiones contemporáneas sobre
diseño, arte visual y medios de comunicación, donde la imagen ya no es lo
contrario del lenguaje, sino una forma específica de él.

CONCLUSIÓN
La estructura ausente es una obra densa, compleja y profundamente lúcida
que sienta las bases para una comprensión crítica del fenómeno semiótico.
Umberto Eco nos invita a abandonar las certezas absolutas del significado y a
sumergirnos en un mundo donde todo puede ser leído, interpretado y
resignificado. Desde los umbrales de la semiótica hasta la polisemia del signo,
pasando por el universo del sentido y los códigos visuales, Eco construye un
sistema de pensamiento abierto, dinámico y profundamente riguroso.
Aunque este ensayo no explora aún las aplicaciones del pensamiento semiótico
en la arquitectura, queda claro que la obra de Eco es una herramienta
indispensable para cualquier disciplina que aspire a comprender el significado
en el mundo contemporáneo. Leer La estructura ausente no es solo un ejercicio
intelectual: es también una invitación a mirar de otro modo, a ver lo invisible, a
descubrir estructuras allí donde parece no haber ninguna.

BIBLIOGRAFÍA
Eco, U. (1976). La Estructura Ausente. Editorial Lumen.