LA REVELACIÓN DIVINA
1. Revelar significa “quitar el velo”. Implica el retirar la cubierta de algo que estaba oculto.
Si el hombre es el más alto orden de las criaturas, que tiene la capacidad de reconocer y tener una íntima
comunión con el Creador, es, por tanto, también razonable esperar que el Creador quiera comunicase con sus
criaturas, revelándoles su propósito y esté último quiera conocer como fue creado.
2. Formas de la revelación divina: hay vías de importancia y que han sido utilizadas por Dios para revelarse a
sí mismo:
A. La revelación de Dios en la creación. El mundo de las cosas naturales, siendo una obra de Dios, muestra
que es un Dios infinito en poder y sabiduría y que ha creado el mundo físico para un propósito inteligente,
suficiente para juzgar al mundo pagano por no adorarle como su Creador. Lamentablemente, con frecuencia
no nos damos cuenta de la propia gloria que nos rodean. Sal.19:1; Ro.1:20; 8:21.
B. En la misma conciencia del hombre. Además de revelar su gloria indirectamente por medio de la creación,
Dios también se revela a sí mismo directamente a la mente humana, Ecl. 3:11. El apóstol Pablo habla sobre
la ley de Dios que ha sido grabada en nuestros corazones (Romanos 2: 12-16). En lo más profundo de
nuestras almas sabemos que Dios existe y que nos ha dado su ley, intentamos reprimir este conocimiento
para eludir cumplir con los mandamientos de Dios, pero no importa cuánto tratemos, no podremos silenciar
esta voz interior.
C. En los anales de la historia: resultado de la voluntad de Dios. Hch.17:24-28, Dn.2:19-21
D. En Cristo: El Hijo de Dios vino al mundo para revelar a Dios a los hombres en términos que pudiesen
comprender, por su llegada como hombre mediante el acto denominado teológicamente como la
encarnación, Gal. 4:4, Jn.1:14-18, 1Tim. 3:14-16. Así pues, en Cristo, no sólo se revela el poder y la
sabiduría de Dios, sino también su amor, la bondad divina, su santidad y su gracia. En consecuencia, el que
conoce a Jesucristo, también conoce al Dios Padre. (Jn. 14:9).
E. El Espíritu Santo. Jn. 16:8;13; 1Co.2:10; Ef. 1:17-18
F. La revelación en la Palabra escrita:
“El cielo y la tierra pasaran, más mis palabras no pasaran”. Mt.24:35;
Secase la hierba, caese la flor; más la palabras del Dios nuestro permanecen para siempre”. Is. 40:8
1. Tal revelación debe desearse: El Dios que hizo el universo debe ser un Dios sabio, y sin duda tendrá
un propósito determinado para sus criaturas. El descuidar ese propósito es necedad, y el desafiarlo,
pecado. Pero ¿Cómo se puede conocer a ciencia cierta el propósito divino?
“El mundo por medio de su sabiduría (filosofía) no conocía a Dios”… ¡el hombre necesita una revelación!
2. Tal revelación esperarse: En la naturaleza, tenemos una revelación de Dios que puede ser
comprendida por la razón. Pero cuando el hombre esta esclavizado por el pecado, y su alma se halla
agobiada, tanto la naturaleza como la razón son impotentes para proporcionar luz y alivio.
…si, como creemos, hay un Dios bueno, es razonable esperar que se revelara personalmente a sus criaturas….
3. Tal revelación seria expresada en forma escrita: Es razonable pensar que Dios expresara en un libro
su mensaje al hombre.
“Los libros constituyen el mejor método de preservar la verdad integra, y transmitirla de generación en
generación. Ni la memoria ni la tradición son dignas de confianza. Este método infalible, disponible e
intacto en todas las edades mantendría un nivel o patrón de fe y conducta”.
Es razonable esperar así mismo que Dios inspiraría sus siervos para registrar las verdades que no podían
haber sido descubiertas por la razón del hombre. Y finalmente, es razonable creer que Dios ha preservado en
forma providencial los manuscritos de las Sagradas Escrituras, y ha inspirado a la iglesia para incluir en el
canon solo aquellos libros que tuvieron su origen en la inspiración divina.
La revelación escrita lo incluye todo en sí misma. Expone de la forma más clara y convincente todos los
hechos que conciernen a Dios y que están revelados en la Naturaleza, y proporciona el único registro que
atañe a la manifestación de Dios en Cristo. También se extiende la divina revelación en grandes detalles que
se relacionan con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, los ángeles, los demonios, el hombre, el pecado, la
salvación, la gracia y la gloria, las naciones e Israel….2Tim.3:16; Sal. 19:7-14; 1Jn. 5:7; 2Co.13:13
3. Tipos de Revelación
A. La revelación general se llama “general” por dos razones:
El contenido general: La revelación general nos provee del conocimiento de que DIOS existe. Sal.19:1
El público en general: La gloria de Dios la vemos desplegada en la obra de sus Manos, este despliegue es
tan claro y manifiesta que ninguna criatura puede dejar de apreciarlo. (Romanos 1:18-23).
El ateísmo consiste en la negación lisa y llana de algo que se sabe es cierto. (Salmo 14:1). Cuando las
Escrituras tratan de este modo al ateo, llamándolo “necio”, le están haciendo un juicio moral. Ser un
necio en términos bíblicos no es ser de pocas luces o ser poco inteligente; es ser inmoral. Así como el
temor de Dios es el principio de la sabiduría, la negación de Dios es el colmo de la necedad.
El agnóstico, asimismo, niega la fuerza de la revelación general, es menos estridente que el ateo; no
niega de manera tajante la existencia de Dios. Sin embargo, el agnóstico declara que no hay evidencia
suficiente para decidirse por una cosa u otra con respecto a la existencia de Dios, prefiere dejar su juicio
en suspenso, dejar la cuestión sobre la existencia de Dios con un signo de interrogación. Sin embargo, a
la luz de la claridad de la revelación general, la postura que asume el agnóstico no es menos detestable
para Dios que la del ateo militante.
Pero para todo aquel cuya mente y corazón estén abiertos, la gloria de Dios es maravillosa de
contemplar desde los billones de universos en los cielos hasta las partículas subatómicas que componen
la más pequeña de las moléculas. ¡Qué Dios increíble es Este Dios a quien servimos!
B. La revelación especial y la Biblia.
¿Qué cosa es verdad? Pregunto Pilato, por su tono sugirió que la búsqueda de la verdad era vana, sin
esperanza. Pilato tendría razón si no hubiera una guía autorizada para llegar al conocimiento de Dios, el
hombre y el mundo. Pero no se necesita caminar a tientas sumido en la duda y el escepticismo, ya que hay un
libro, las “Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Jesucristo”
2Tim. 3:15
4. La ley de Dios.
Dios gobierna a su universo por la ley. Las así denominadas leyes de la naturaleza son simples
descripciones de la manera en que Dios ordena su universo. Estas “leyes” son expresiones de su
voluntad soberana.
Dios no le rinde cuentas a ninguna ley fuera de sí mismo. No existen normas cósmicas independientes
que obliguen a Dios a obedecerlas. Por el contrario, Dios es su propia ley.
Dios actúa de acuerdo con su propio carácter moral. Sus acciones son perfectas porque su naturaleza es
perfecta y Él siempre actúa de acuerdo con su naturaleza. Por lo tanto, Dios nunca es arbitrario,
caprichoso o antojadizo. Siempre hace lo que es correcto.
Como criaturas de Dios, a nosotros también se nos exige que hagamos lo que es correcto. Dios nos exige
que vivamos una vida de acuerdo a su ley moral, la cual nos ha revelado en la Biblia. La ley de Dios es
el estándar de justicia y la norma suprema para juzgar el bien y el mal.
Dios tiene la autoridad para imponernos obligaciones, para exigir nuestra obediencia, y exigir el
compromiso de nuestras conciencias, porque Él es nuestro soberano. También tiene el poder y el
derecho para castigar la desobediencia cuando violamos su ley.
El pecado puede ser definido como la desobediencia a la ley de Dios.
Algunas leyes de la Biblia están directamente basadas en el carácter de Dios. Estas leyes reflejan los
elementos transculturales y permanentes de las relaciones, tanto divinas como humanas.
Otras leyes obedecieron a condiciones pasajeras de la sociedad. Esto significa que algunas leyes son
absolutas y eternas, mientras que otras pueden ser anuladas por Dios por razones históricas, como las
leyes ceremoniales y de dieta de Israel.
Solo Dios puede abolir dichas leyes. Los seres humanos nunca tienen la autoridad para abolir la ley de
Dios.
No somos autónomos (autonomía). Es decir, no se nos permite vivir de acuerdo con nuestra propia ley.
La condición moral de la humanidad es la de heteronomía (vivir bajo la ley de otro).
La forma específica de heteronomía bajo la cual vivimos es la teonomía, o la ley de Dios.
Según 1 Corintios 2:14, «… el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente». En
consecuencia, la Biblia es un libro cerrado, por lo que respecta a su verdadero significado, para quien no
sea cristiano y no esté enseñado por el Espíritu.
5. Paradojas, Misterios, y Contradicciones
El cristianismo bíblico es frágil a muchas cadenas de irracionalidad debido a su sincero reconocimiento
de que existen muchas paradojas y misterios en la Biblia.
Como las diferencias que marcan los límites entre las paradojas, los misterios y las contradicciones son
débiles pero cruciales, es; IMPORTANTE que aprendamos a distinguir cuáles son estas diferencias.
Misterios: Cuando buscamos sondear las profundidades de Dios nos confundimos con mucha rapidez.
Ningún mortal puede comprender a Dios exhaustivamente.
o La Biblia nos revela cosas sobre Dios, cosas que aunque somos incapaces de comprenderlas
completamente sabemos que son verdades. No tenemos ningún punto de referencia humano, por
ejemplo, es un misterio entender a un ser que es tres en persona y uno en esencia (la Trinidad), o a un ser
que es una persona con dos naturalezas distintas, la humana y la divina (la persona de Cristo). Estas
verdades, tan ciertas como puedan serlo, son demasiado “elevadas” para ser alcanzadas por nosotros.
o Nos enfrentamos con problemas similares en el mundo natural. Sabemos que la gravedad existe, pero
aunque no la entendemos, no por ello intentamos definirla en términos irracionales o contradictorios.
o Tanto en la religión como en la ciencia, la irracionalidad es fatal. En realidad, es mortal para cualquier
verdad.
Una paradoja no es nada más que un razonamiento descuidado. La palabra paradoja proviene de la raíz
griega que significa “parecer o aparecer”.
o Las paradojas nos resultan difíciles porque a primera vista “parecen” ser contradictorias, pero si las
examinamos con mayor detalle podemos encontrarles la solución. Por ejemplo, Jesús dijo que “El que
halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10:39).
o Parece contener en sí una contradicción. Lo que Jesús intentó decir, sin embargo, fue que si alguien
pierde su vida en un sentido, la encontrará en otro sentido. Como la pérdida y el hallazgo están en dos
sentidos distintos, no hay ninguna contradicción.
o Yo soy al mismo tiempo un padre y un hijo pero, obviamente, no en la misma relación.
Una contradicción es una afirmación que viola la clásica ley de no contradicción.
o La ley de no contradicción afirma que no es posible que A sea A y no-A al mismo tiempo y en el mismo
sentido. Se trata de la ley más importante de todas las leyes de lógica.
o Nadie es capaz de entender una contradicción porque una contradicción es inherentemente no inteligible.
o Ni siquiera Dios puede comprender las contradicciones. Pero sin duda que las puede reconocer por lo
que en realidad son meras falsedades.
o La palabra contradicción proviene del latín “hablar en contra”. También se las conoce como una
antinomia, que significa “contra la ley”.
o Si Dios hablara por medio de contradicciones carecería intelectualmente de leyes, tendría un doble
discurso. Es un tremendo insulto y una blasfemia incluso el sugerir que el Autor de la verdad pudiera
hablar con contradicciones.
o La contradicción es la herramienta de aquel que miente, el padre de las mentiras que desprecia la
verdad.
Existe una relación entre los misterios y las contradicciones que fácilmente nos conduce a confundirlas
entre sí. No podemos entender los misterios ni las contradicciones.
o El punto de contacto entre los dos conceptos es su carácter de no inteligible.
Los misterios no nos resultan claros ahora porque carecemos de la información o de la perspectiva para
comprenderlos. La Biblia nos promete que, una vez en el cielo estos misterios que ahora no podemos
comprender serán explicados. Las explicaciones solucionarán los misterios del presente.
Sin embargo, no hay ninguna explicación posible, ni en el cielo ni en la tierra, que pueda solucionar una
contradicción.
6. Consideraciones Calificativas:
A. Se debe distinguir entre la Revelación y la Inspiración.
Por Revelación significamos ese acto de Dios por medio del cual quita el velo para que el hombre
pueda hallar lo que por sí mismo no puede.
Por inspiración queremos indicar que el escritor es preservado del error al escribir esa revelación.
La revelación no siempre significa inspiración, Por ejemplo los Diez mandamientos fueron
revelados y Moisés recibió luego inspiración para registrarlos en el Pentateuco.
B. Se debe distinguir entre palabras no inspiradas y registro inspirado de ella;
o Por ejemplo los dichos de satanás y sus registros. Génesis 3:4.
o La Biblia también registra las experiencias y razonamientos de los hombres, conforme queda ilustrado
en el Libro de Job y en el Eclesiastés. Ecl. 9: 10
o En ellos, lo que la Escritura transcribe como palabras de sus personajes tiene que ser comprobado por las
claras afirmaciones de la verdad que se hallan extendidas por toda la Biblia. De acuerdo con esto,
algunas de las declaraciones de los amigos de Job no son ciertas, y algunos de los pensamientos
filosóficos del Eclesiastés no van más allá de la sabiduría humana.
C. Se debe distinguir entre la Iluminación y la Inspiración
La iluminación es la influencia ejercida por el Espíritu Santo, la cual es común en todos los creyentes y
les facilita comprender las verdades divinas. 1Co. 2:4; Mt. 16:17.
Se nos dice que a veces los profetas recibieron verdades por inspiración, y al mismo tiempo les fue
denegada la iluminación para comprender estas verdades. 1P. 1:10-12, ejemplo Jn. 11:49-52
Con respecto a duración la iluminación es permanente, o puede serlo. Juan 2:20 Por otra parte la
inspiración era intermitente, pues en efecto el profeta no podía profetizar a voluntad propia, sino que
está sujeto a la voluntad del Espíritu. 2P.1:21.
Lo repentino de la inspiración profética esta insinuado en la expresión común que dice: “vino
palabra de Jehová”
La iluminación admite grados, la inspiración no
Aunque ambas cosas “la guía y la iluminación” son obras genuinas de Dios, no garantizan que un
individuo comprenda perfectamente la Biblia, puesto que los receptores son seres humanos de por sí
falibles. Ef. 1:17-18, Jn.6:45; 1 Corintios 2:10,13. Ello requiere, además, por parte del individuo
estudioso de la Escritura, una íntima proximidad con Dios en la cual el Espíritu de Dios sea capaz de
revelar su verdad.
Tarea Nº 1: La Biblia
Importancia (Poder)
Nuestra actitud delante de ella
Nuestra responsabilidad ante ella
Bendiciones para el que la obedece