La oscuridad dentro de ti

Cuando Elisa planea unas vacaciones con Isabel, su hermana pequeña, con el objetivo de limar las asperezas que han surgido entre ambas a raíz de la separación de sus padres, poco puede imaginar la tragedia que ese viaje va a desencadenar. En una cabaña apartada de la civilización, Elisa es violada y golpeada brutalmente ante los incrédulos ojos de su hermana, a quien los captores dan por muerta tras apuñalarla varias veces.

Sin embargo, insospechadamente Isabel ha sobrevivido, y durante los años que la han convertido en una mujer adulta, ha ido alimentando una oscuridad dentro de ella que solo se verá apaciguada cuando consiga vengarse de los monstruos que acabaron con la vida de su hermana. Una venganza que está a punto de perpetrar…

La oscuridad dentro de ti

Sandra Ferrate

www.edicionesoblicuas.com

La oscuridad dentro de ti

© 2014, Sandra Ferrate

© 2014, Ediciones Oblicuas

EDITORES DEL DESASTRE, S.L.

c/ Lluís Companys nº 3, 3º 2ª

08870 Sitges (Barcelona)

[email protected]

ISBN edición ebook: 978-84-16118-32-8

ISBN edición papel: 978-84-16118-31-1

Primera edición: junio de 2014

Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales

Ilustración de cubierta: Violeta Begara

Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, así como su almacenamiento, transmisión o tratamiento por ningún medio, sea electrónico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin el permiso previo por escrito de EDITORES DEL DESASTRE, S.L.

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Lo dedico a las personas más importantes de mi vida:

Mi madre, quien me hace sentir más orgullosa

de ser su hija cada día que pasa.

A Albert, alguien que siempre va a estar a mi lado

cuando lo necesite.

Y a mi padrino, José Domingo,

que ha sido como un ángel de la guarda

para mi madre y para mí en esos momentos más duros.

Prólogo

Elisa sabe que tiene que mantener la mirada fija en la interminable y estrecha carretera que tiene delante. Es una de esas personas que siempre quieren seguir las normas al pie de la letra, incluso ahora que está en medio de ninguna parte y no ha visto otro coche en kilómetros. No obstante, con las manos en el volante formando una V perfecta y los espejos en una posición inmejorable, no puede evitar echar más de una mirada a la adolescente que se encuentra en el asiento del copiloto.

Su hermana pequeña, Isabel, está con los pies encima del salpicadero y, por muchas veces que le haya pedido que se siente de forma correcta, su carácter dulce no puede competir con la etapa de rebeldía adolescente en la que ahora se encuentra ella. Una mueca de desagrado asoma debajo de todas esas mechas de color rojo que resaltan en su melena oscura escondiendo una parte de su hermoso rostro, donde todavía hay rastros de niñez. Desagrado por tener que dejar la ciudad para ir arrastrada a pasar unos días a una casa rural a las afueras de Madrid, sin poder mantener contacto con otra persona que no sea su hermana y sin medios para estar conectada con la civilización; y, por si eso fuera poco, el interminable viaje es totalmente asfixiante.

El camino no podría resultar más incómodo, con un silencio que Elisa no sabe cómo romper y con los rayos del sol atacando con fuerza, provocando un sofocante calor. El aire acondicionado estropeado de su Seat Ibiza de segunda mano no ayuda en absoluto. Ni siquiera se pueden abrir las ventanas porque el simple roce resulta desagradable.

No es precisamente el entorno ideal que necesita Elisa para restablecer los lazos con su hermana pequeña, unos lazos antes estrechamente unidos que, de un día para otro, se alteraron de mala manera. Cierra los ojos durante un efímero instante al volver esos recuerdos a su memoria; no puede más que inculparse por el error que cometió.

Tenía que haber estado a su lado, pero la dejó sola cuando más la necesitaba: durante el divorcio de sus padres y el proceso anterior que desembocó en la ruptura familiar; las peleas interminables, las frías miradas, los incómodos silencios… E Isabel se encontró sola en medio de todo aquello.

Tenía que haber estado allí para ella, para consolarla cuando tenía que hacerlo y demostrarle que, aunque esa situación fuera desagradable, Isabel no tenía nada que ver con la decisión final que sus padres decidieron tomar. También que, para ella, su hermana pequeña lo significa todo, pero no lo hizo, por el simple hecho de que estaba demasiado ocupada con su nueva vida. Una vida demasiado tentadora para darle la espalda, con una nueva independencia que dio la oportunidad a Elisa de volver a empezar en su primer año de Universidad. Allí se sintió integrada por primera vez en su vida, ya no era la empollona de la clase que todo el mundo ignoraba; en la facultad la aceptan tal como es, y en la residencia ha encontrado chicas que, al fin, puede considerar amigas de verdad. Ahora se siente culpable por dejar que esa otra etapa de su vida eclipsara su mundo y no le dejara ver nada más, dejando a una niña atrás, sola e indefensa, frente a la decepción de la separación de sus padres y con el dolor latente de su corazón roto, ya que el primer acercamiento que ha tenido hacia un chico a acabado de mala manera, según le explicó su madre. Hubo una época en que se contaban el más mínimo detalle de sus vidas, sin embargo ahora descubría que Isabel tuvo a alguien muy especial en su vida y ella ni siquiera se había enterado. Le destroza por dentro haberla fallado de esta manera, por ese motivo tomó la decisión de dar el primer paso para cambiar las cosas, aunque eso haya significado obligarla a tomar unas vacaciones que no ha pedido pero, al alejarla de todo, de sus padres y de ese chico, puede al fin obtener algo más de serenidad en esta delicada transición que está atravesando.

Aunque está decidida a que las cosas cambien, Elisa todavía no sabe qué decir, y lo único que hace es volver a mirar a Isabel por el rabillo del ojo. Su hermana está mirando por la ventana, lo único que tiene para distraerse un poco, y solo hay árboles, grandes árboles con las hojas más verdes que en cualquier estación del año, y los rayos del sol que se cuelan entre ellas, lo que le hace entornar ligeramente los ojos.

«¡Qué aburrimiento!», piensa Isabel con pesadez. Podría poner algo de música, pero eso implicaría algún tipo de desacuerdo con Elisa, ya sea porque no le gustase la emisora que pondría o por cualquier otra tontería, y no quiere tener ningún contacto con ella, todavía se siente demasiado dolida y quiere dejar constancia de ello en su silencio y en alguna que otra palabra seca y desganada.

Elisa prueba de entablar alguna que otra conversación sin éxito, así que suelta un largo y cansado suspiro mientras la mano derecha se despega momentáneamente del volante para poner un mechón rebelde y azabache detrás de su oreja. Sabe que el camino para volver a ganarse la confianza y el corazón de su hermana será largo y nada fácil, pero no va a darse por vencida. Isabel es la persona más importante en su vida y tarde o temprano le demostrará ese hecho y volverán a estar tan unidas como siempre. Está segura de ello porque no va a dejar de intentarlo hasta conseguir su objetivo.

Y contra todo pronóstico, vuelve a mirar a la carretera, ahora con una sonrisa iluminando su cara, esperando un resultado que nunca llegará porque las dos hermanas se encuentran totalmente ajenas al terrible destino que las aguarda.

La tranquila estancia pronto se convertirá en la peor pesadilla que ninguna de las dos hubiera podido imaginar jamás.

Y solo una de ellas saldrá con vida.

Capítulo 1. Empieza la caza

—¡Eres un completo inútil! —Carlos Martín, socio fundador de un importante bufete de abogados de Madrid, levanta con pesadez su cuerpo de más de sesenta años para encarar al peor empleado que ha tenido nunca: su hijo.

Pasa sus arrugadas manos por su pelo de abundantes canas perfectamente peinadas, preocupado por que su malestar haya podido sacar un pelo de sitio mientras Roberto se queda quieto, mirando fijamente el suelo enmoquetado, y con temor a