Conversando con Sebastián Piñera
Por Mauricio Rojas
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Vivió sus últimos días con la intensidad que lo caracterizaba. Se le veía ocupado en proyectos para el corto, el mediano y el largo plazo. Uno de ellos era escribir sus memorias. Sus cercanos sostienen que ya había iniciado esa tarea. Pero el desplome de su helicóptero en el Lago Ranco truncó esos planes.
Este libro resuelve en parte la imposibilidad de contar con una autobiografía de Sebastián Piñera. Si bien concedió cientos de entrevistas durante su extensa vida pública, las conversaciones con Mauricio Rojas contienen un registro incomparable de sus recuerdos y de su pensamiento sobre los más diversos asuntos.
Esta nueva edición de "Conversando con Sebastián Piñera" constituye un valioso documento histórico que ayuda a comprender de manera profunda al personaje que fue despedido por miles de personas en las calles de un inusualmente caluroso Santiago.
"Como joven senador, fue uno de los impulsores más decididos de la así llamada 'democracia de los acuerdos', aquella senda sinuosa y no sin peligros que llevó a Chile, de manera pacífica y ejemplar, de la dictadura a la democracia. Ese era uno de sus mayores orgullos y ese aprendizaje lo alejaba de los ideologismos dogmáticos y de aquellos sectores que buscan imponer su verdad a rajatabla, cueste lo que cueste. Su forma de encarar, una treintena de años después, las dramáticas disyuntivas que el país enfrentó a partir de la ola de descontento y vandalismo de octubre de 2019 fue absolutamente congruente con ese aprendizaje vital".
Mauricio Rojas, extracto del prólogo a la edición 2024
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Conversando con Sebastián Piñera - Mauricio Rojas
Ediciones El Líbero
Av. El Bosque Central 69 of 101
Las Condes, Santiago, Chile
www.ellibero.cl
ISBN: 978-956-9981-44-9
eISBN: 978-956-9981-45-6
Foto: Marcelo Segura / Presidencia República de Chile
Diseño y diagramación: Huemul Estudio
Este libro no podrá ser reproducido, total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
ÍNDICE
Introducción
Prólogo
Prólogo a la primera edición
I. Aprendizajes
Raíces
Un hogar discutidor
Bruselas y Nueva York
Tiempos de revueltas y utopías
En el Chile enloquecido
Por la Quinta Avenida acarreando muebles
Los amigos, el amor y el golpe militar
En Massachusetts con Cecilia y Magdalena
Ya nos acostumbramos a vivir sin ti
Más prudente, más tolerante, más paciente
II. Vocaciones
El académico
Las sorpresas del profesor Musgrave
El empresario
El espíritu emprendedor y el gusto por la aventura
Lo privado y lo público
El paso a la política
El jefe de campaña y la contradicción vital de Büchi
El senador Piñera
El «Piñeragate»
Ser presidente
III. Chile y su historia
La chilenidad es como el amor
La colonia más lejana y la más pobre
El despegue de Chile y las buenas instituciones
El submarino Flach y la Guerra del Pacífico
Arauco tiene una pena
La lección del salitre y la tragedia de Balmaceda
Frustración del desarrollo y planificaciones globales
La Unidad Popular y la figura de Salvador Allende
El gobierno militar y la responsabilidad de Augusto Pinochet
La transición a la democracia y la Concertación
IV. Ideas y valores
Valores y no ideologías
Libertad y desarrollo integrales
Un compromiso del alma con la democracia
Luchar contra la pobreza ampliando la libertad
Estado y economía social de mercado
Un Estado más eficiente, más amistoso, más emprendedor
Sí, podemos
Igualdad de oportunidades y educación
La nueva derecha
El acuerdo de vida en pareja y el valor de la diversidad
La protección de la vida y el caso de Belén
La legalización de las drogas
Conversando con Hugo Chávez
V. Gobernando en tiempos difíciles
Metas ambiciosas y tiempos difíciles
La formación del gobierno y los sub-40
La política y el relato
El 27-F y la decisión de «hacerlo todo»
El malestar del éxito
Buscando ampliar la derecha
El estilo Piñera: gobernando en primera persona
2011, el año difícil
Balance y legado
Epílogo. Mirando hacia el futuro
Los grandes desafíos de Chile
Yo no voy a ser un ex
Agradecimientos
Introducción para la edición 2024
El trágico accidente en que el expresidente Sebastián Piñera perdió la vida el martes 6 de febrero de 2024 provocó un gran impacto en Chile y el mundo. A sus 74 años de edad, se mantenía vigente en la escena política local e internacional. Era un activo participante del Grupo Libertad y Democracia -que reunía a varios exgobernantes iberoamericanos-, y no pocos especulaban con la posibilidad de que volviera a competir en la elección presidencial de 2025. De tener éxito en esa incursión, habría sido el único chileno de la historia en gobernar tres veces el país.
Sebastián Piñera vivió sus últimos días con la intensidad que lo caracterizaba. Se le veía ocupado en proyectos para el corto, el mediano y el largo plazo. Uno de ellos era escribir sus memorias. Sus cercanos sostienen que ya había iniciado esa tarea. Pero el desplome de su helicóptero en el Lago Ranco truncó esos planes.
Sin embargo, este libro resuelve en parte la imposibilidad de contar con una autobiografía de Sebastián Piñera. Si bien concedió cientos de entrevistas durante su extensa vida pública, las conversaciones con Mauricio Rojas contienen un registro incomparable de sus recuerdos y de su pensamiento sobre los más diversos asuntos. En múltiples sesiones que acumularon horas de preguntas y respuestas, Sebastián Piñera relató sus orígenes familiares, su formación académica, la construcción de su ideario político y reflexionó sobre los momentos que marcaron su vida privada y política.
Diez años después de su publicación original, Ediciones El Líbero decidió publicar una nueva edición de Conversando con Sebastián Piñera
, dado que su contenido adquiere hoy el carácter de un valioso documento histórico que ayuda a comprender de manera profunda al personaje que fue despedido por miles de personas que esperaron durante horas en las calles de un inusualmente caluroso Santiago.
Prólogo a la nueva edición de Conversando con Sebastián Piñera
¡Oh capitán! ¡Mi capitán!
Levántate y escucha las campanas,
levántate, por ti flamea la bandera, por ti resuena el clarín,
para ti los ramilletes de flores y las guirnaldas engalanadas...
Walt Whitman, recordando la muerte de Abraham Lincoln
Caía la nieve sobre la Ciudad Vieja de Estocolmo cuando me enteré de la muerte del expresidente Sebastián Piñera. De pronto, mi capitán ya no estaba. Su cuerpo yacía inerte en el fondo de aquel maravilloso lago que él tanto quería, en el sur de esa tierra tan suya y tan amada que era Chile. En el lejano norte no se izaron banderas a media asta ni resonaron los clarines en el día de su entierro, pero quienes lo conocimos y trabajamos con él no dejamos de acompañarlo, aunque fuese muy a la distancia, en su último recorrido por las calles enlutadas de Santiago.
Conocí al expresidente hace ya casi veinte años. Él estaba de visita en Estocolmo y nos encontramos en uno de los salones del Parlamento de Suecia donde yo era, tal como hoy, diputado. Fue el inicio de una larga conversación que prosiguió por muchos años en diversas latitudes y contextos. El libro que usted tiene en sus manos reproduce una parte de esas conversaciones, aquellas sostenidas durante el último año de su primer mandato presidencial y publicadas en marzo de 2014.
Luego seguimos conversando en otras oportunidades y el año 2018, durante los primeros meses de su segundo mandato, nuestro diálogo se hizo prácticamente cotidiano, teniendo ahora el segundo piso del Palacio de La Moneda como escenario. La última vez que conversamos fue hace algunos meses cuando, como acostumbraba, me llamó por teléfono para saber de mis quehaceres y contarme de los suyos.
Ningún ser humano puede ser resumido en unas pocas frases y menos uno tan versátil, creativo y enérgico como el expresidente. Sin embargo, no es difícil resaltar algunos rasgos de su personalidad. Era un hombre que como pocos encarnaba a cabalidad la figura del emprendedor, en el sentido más amplio de la palabra, es decir, como una disposición vital a transformar las condiciones existentes, superar los obstáculos y crear cosas nuevas, pero siempre con los pies bien puestos sobre la tierra, siempre dentro del ámbito de lo posible, lejos de los delirios utópicos del revolucionario. El emprendedor es, en suma, un soñador aterrizado, un hacedor incansable que no conoce la palabra resignación y así era Sebastián Piñera.
Los grandes hitos de su larga trayectoria ya sea empresarial o política –como, entre otros, la transformación de Lan en una gran aerolínea internacional, la reconstrucción después del devastador terremoto de febrero de 2010, el rescate de los 33 mineros atrapados en el fondo de la mina San José y el extraordinario combate contra la pandemia– dan testimonio de su vigorosa figura como hacedor que parecía agigantarse cuanto más difíciles fuesen los desafíos por enfrentar.
Era impaciente y exigente, ejerciendo un liderazgo muy presente, comprometido e intenso, fuertemente anclado en valores muy sólidos pero pragmático a su vez, dispuesto siempre a conversar con la realidad y empeñado firmemente en evitar enfrentamientos que pudiesen dividir de manera irreconciliable a los chilenos.
Ese fue uno de los grandes aprendizajes de su juventud, cuando vio de cerca cómo nuestro país se hundía en aquel pantano de odios y polarización que nos llevó al doloroso descalabro de septiembre de 1973. Fue parte de una generación que aprendió de aquel momento, tal vez el más duro de nuestra historia republicana, que la división fratricida es el peor camino que un pueblo puede seguir.
Por ello fue, como joven senador, uno de los impulsores más decididos de la así llamada democracia de los acuerdos
, aquella senda sinuosa y no sin peligros que llevó a Chile, de manera pacífica y ejemplar, de la dictadura a la democracia. Ese era uno de sus mayores orgullos y ese aprendizaje lo alejaba de los ideologismos dogmáticos y de aquellos sectores que buscan imponer su verdad a rajatabla, cueste lo que cueste.
Su forma de encarar, una treintena de años después, las dramáticas disyuntivas que el país enfrentó a partir de la ola de descontento y vandalismo de octubre de 2019 fue absolutamente congruente con ese aprendizaje vital. Puso toda su voluntad y energía en función de abrir un camino de diálogo, en tratar de contener la violencia desatada sin convertir al país en un sangriento campo de batalla, en refrenar el golpismo callejero alentado por una extrema izquierda envalentonada evitando al mismo tiempo el colapso de nuestra democracia. Fue su momento más duro, pero estoy convencido que también fue aquel al que más le debemos.
Su sueño era un Chile desarrollado y sin pobreza, un país de libertades, oportunidades y seguridades donde todos sus habitantes tuviesen la posibilidad de, usando sus conocidas palabras, llegar tan lejos como grandes sean sus sueños y fuerte sea su voluntad
. Y él estaba plenamente convencido de que ello era posible en un futuro no muy lejano.
Por ello su gran misión era hacer un aporte decisivo a fin de transformar a Chile, la colonia más pobre de España en América Latina, en el primer país de América Latina que pueda decir con orgullo que hemos derrotado el subdesarrollo, que hemos derrotado la pobreza y que hemos aprendido a vivir en paz y en libertad
, como lo expresó el 11 de marzo de 2018 en el discurso inaugural de su segundo mandato presidencial.
Su ideario político estaba profundamente imbuido de aquella concepción de la libertad que Mario Vargas Llosa llama integral
, es decir, una libertad que va mucho más allá del campo económico y abarca todos los ámbitos de la existencia humana, incluyendo de manera esencial el rechazo de toda dictadura, así como el respeto irrestricto de los derechos humanos y la democracia. Además, su concepción de la libertad tenía un fuerte componente de solidaridad y justicia social que lo alejaba de un cierto liberalismo doctrinario que condena toda intervención estatal en favor de los menos afortunados y prescinde de las condiciones reales que hacen posible que todos, y no solo algunos, gocen plenamente de las oportunidades que brinda la libertad.
En el diálogo final de mi libro La historia se escribe hacia adelante (2016), Sebastián Piñera dice lo siguiente al respecto: Yo no creo solamente en la así llamada ‘libertad negativa’, es decir, aquella que busca evitar que los demás interfieran con mi vida, sino que también creo en la ‘libertad positiva’ que busca crear las condiciones para que todos puedan ejercer en plenitud su libertad
.
En ese mismo texto el expresidente expresa su convicción de que para hacer posible ese Chile capaz de eliminar la pobreza y llegar al desarrollo integral se requería de una fuerza política profundamente comprometida con la ampliación tanto de la libertad como de la igualdad de oportunidades, un proyecto político más inclusivo que el que la centroderecha tradicional ha representado
. Y a continuación, recalcaba: En este sentido es fundamental abrirse más hacia la sociedad civil, hacia el centro político y social, pero hacerlo con una genuina disposición a escuchar, comprender e incorporar otras sensibilidades y voluntades en un proyecto político común
.
Estoy convencido de que esas palabras encierran un mensaje político que mantiene toda su actualidad. Es un llamado a desatrincherarse
, a salir de la zona de confort, a buscar nuevos caminos hacia la construcción de una mayoría amplia y estable. Eso es lo único que puede sacar a Chile de su incertidumbre actual y evitar aquel tipo de abruptos bandazos políticos que han caracterizado nuestra historia más reciente. Ello requiere de mucha generosidad y altura de miras, de sentido patriótico y una gran voluntad de unir y conciliar.
Si fuésemos capaces de avanzar en esa dirección le estaríamos brindando el mejor homenaje posible a nuestro capitán y un día podríamos decirle, inspirándonos en las palabras de Walt Whitman, que nuestra embarcación, nuestra querida patria de loca geografía y gente resiliente, ha concluido victoriosa su azaroso viaje, que su largo periplo ha llegado finalmente a aquel puerto tantas veces buscado y nunca antes alcanzado.
Entonces, nuestro entrañable capitán podrá descansar en paz.
Mauricio Rojas
Estocolmo, febrero de 2024
Prólogo a la primera edición
Existen muchas imágenes de un hombre tan versátil y expuesto al escrutinio público como Sebastián Piñera: competitivo, exitoso, incansable, exigente, arriesgado, austero, inteligente, rápido, extrovertido, improvisador. Y así podríamos seguir, captando destellos de una personalidad que deja una profunda impronta en todo lo que hace. Pero así como es fácil observar este tipo de rasgos, es mucho más difícil ver y aún más entender «la persona entera», su fondo y no solo sus formas, por la simple razón de que no es algo que se perciba a simple vista.
Por ello mismo tendemos a quedarnos con las formas exteriores, especialmente cuando se trata de una persona que de muchas maneras está presente en nuestras vidas pero siempre a la distancia, desde sus apariciones públicas y a través de sus decisiones. Es natural que así sea tratándose del presidente de la República. No podemos ir a tomarnos un café juntos para que nos cuente de su vida; de sus aprendizajes, de sus logros y sus fracasos; de sus aciertos y desaciertos; de sus motivaciones; del padre ausente que fue cuando iba demasiado apurado por la vida y del abuelo juguetón que hoy se entrega por entero a sus nietos; de su amor por Chile y su forma de expresarlo –más con hechos que con abrazos–; de cómo se fueron formando aquellos ideales que lo hacen seguir con ese ritmo que parece agotar a todos los que lo rodean menos a él.
Este libro no pretende reemplazar la cercanía del encuentro personal, pero sí acercarnos un poco a Sebastián Piñera. Es una invitación a tomarse un café con él, aunque sea a la distancia. No para entenderlo del todo, sino para entenderlo un poco más. Sé que Sebastián Piñera prefiere que lo conozcan y lo juzguen por sus obras, por lo que realiza, y sin duda eso es lo que más importa de un presidente. Pero se comprenden mejor las obras cuando conocemos a su artífice principal: entendemos más fácilmente su sentido de conjunto, los valores que las inspiran, la idea de país que buscan materializar.
Las siete conversaciones que sirvieron de base para elaborar este volumen se desarrollaron entre marzo y septiembre de 2013, preferentemente en la oficina del presidente en La Moneda, pero también en el Palacio de Cerro Castillo y en su casa del barrio San Damián en Las Condes. En su conjunto sumaron más de diez horas y se iniciaron sin la intención de ser publicadas bajo su forma actual. En un primer momento, la posibilidad de dialogar con el presidente formaba parte de un estudio sobre la significación de su gobierno en el amplio contexto de la historia de Chile. Sin embargo, al poco andar se hizo evidente que el material reunido debía expresarse por sí mismo, formando un texto independiente. Ello hizo pertinente profundizar nuestro diálogo, extendiéndolo de manera importante a la historia misma del presidente, con aquellas experiencias y aprendizajes que fueron formando tanto su carácter como sus vocaciones, valores e ideas. De esa manera fue surgiendo un cuadro más pleno de quien el 11 de marzo de 2010 asumiese la principal responsabilidad por los destinos del país.
Vale la pena señalar que nuestras conversaciones fueron siempre abiertas y sin restricción alguna en cuanto a su contenido. La pauta de cada encuentro fue elaborada con total independencia y el presidente solo fue conociendo el temario a tratar poco antes de que iniciásemos el diálogo respectivo. Ello le permitía algunos minutos de concentración y plasmar un esbozo de respuesta, que luego desarrollaría y profundizaría a partir de las preguntas o comentarios adicionales que se le iban formulando.
También es pertinente decir un par de palabras acerca de los antecedentes de estas conversaciones. Nuestras historias vitales y políticas son muy distintas, si bien compartimos la edad y por ello una serie de puntos de referencia. Hemos sido testigos, desde distintas atalayas, de una historia común: la de nuestro país. Viví con intensidad la pasión revolucionaria de los años sesenta y milité en esa extrema izquierda que con su impaciencia tanto aportó a la destrucción de nuestra democracia. Semanas después del golpe militar de 1973 dejé Chile e inicié una larga vida en la lejana Escandinavia. Suecia fue mi segundo hogar y allí tuve la calma y la distancia para reflexionar sobre nuestra dramática historia y, no menos, sobre los ideales de mi juventud y por qué siempre que se llevaban a la práctica conducían a terribles dictaduras. Ese fue mi camino hacia concepciones políticas donde la defensa de la libertad y la integridad de los individuos, en todos los planos, es un valor primordial. Esta evolución me llevó a participar en la vida política de Suecia, siendo elegido diputado de su Parlamento unicameral (el Riksdag) por el Partido Liberal en septiembre de 2002.
Fue en esa condición que en agosto de 2005 encontré por primera vez a Sebastián Piñera. Él estaba de visita en Estocolmo, en el marco de la campaña presidencial de ese año, y departimos un rato en los salones del Riksdag. Luego coincidimos en algunos encuentros y a mediados de 2007, cuando preparaba mi libro Diario de un reencuentro, lo entrevisté en sus oficinas de Apoquindo 3000. Fuera de ello compartimos algunos buenos amigos, como Mario Vargas Llosa o Cristián Larroulet, pero nunca ha existido una relación más cercana entre nosotros, lo que creo que en este caso ha sido una ventaja, ya que me permitió acercarme al presidente con mucha curiosidad y pocos prejuicios.
Alguien dijo de Sebastián Piñera: «En los primeros diez minutos te das cuenta de todos sus defectos. Solo con los años vas conociendo sus virtudes»¹. En mi caso no he requerido de años para ello. Y esto no solo se debe a haber tenido la oportunidad de dialogar largamente con él y de compartir algunos gratos momentos en su compañía y la de su señora, Cecilia Morel. Fuera de ello he conversado con muchos