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Truman Capote - Profesor Miseria

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Truman Capote Profesor miseria (1949)

El taconeo de sus propios zapatos en el vestbulo de mrmol le hizo pensar en cubos de hielo tintineando en un vaso. En cuanto a las flores los crisantemos otoales en la urna de la entrada , sinti que bastara tocarlas para que se pulverizaran en briznas escarchadas; no obstante haca calor, la casa estaba incluso demasiado caldeada; pero tambin fra !lvia se estremeci como fro era el nveo rostro tumefacto ! a"ado de la secretaria, #iss #ozart, que vesta toda de blanco, como una enfermera. $laro que bien poda ser que lo fuese. %ens un momento& #r. 'evercomb, usted est loco ! sta es su enfermera. (o, francamente no. En ese momento el ma!ordomo le tendi su bufanda. )e impresion su apostura& del*ado, tan corts, un ne*ro de piel pecosa ! o"os enro"ecidos ! opacos. )e abri la puerta; apareci #iss #ozart& su r*ido uniforme produ"o un seco susurro en el vestbulo& Esperamos que re*rese di"o, ! le dio a !lvia un sobre cerrado. #r. 'evercomb se ha sentido particularmente complacido. +uera, la oscuridad caa como copos azules. $amin por las calles de noviembre hasta lle*ar a la solitaria zona alta de la ,uinta -venida. e le ocurri re*resar a casa atravesando el parque& casi un acto de desafo. .enr! ! Estelle, que nunca de"aban de insistir en su sabidura urbana, le haban dicho una ! otra vez, !lvia, no sabes lo peli*roso que es caminar de noche por el parque; mira lo que le sucedi a #!rtle $alisher. Esto no es Easton, *uapa. /sa era otra de las cosas que decan. 0tra ms. 1ios santo, estaba harta. in embar*o, aparte de ellos ! de al*unas otras mecan*rafas de nu*+are, la empresa de ropa interior para la que traba"aba, 2a quin ms conoca en (ueva 3or45 )a situacin no estara mal si no tuviera que vivir con ellos, si le alcanzara para pa*arse un cuarto propio en al*6n sitio; pero en aquel an*osto apartamento a veces senta deseos de estran*ularlos. 2%or qu haba ido a (ueva 3or45 )a causa, fuera cual fuese, le pareca a estas alturas bastante va*a; sin embar*o, un motivo esencial para salir de Easton haba sido librarse de .enr! ! Estelle, me"or dicho, de sus equivalentes, aunque Estelle tambin era de Easton, un pueblo al norte de $incinnati. .aban crecido "untas. El verdadero problema de .enr! ! Estelle era que estuvieran tan, pero tan casados. 1on 7abn, $epi*rillo, todo tena un nombre& el telfono era 8in 8iln; el sof, (uestro 9ern!; la cama, el :ran 0so, 2! qu decir de sus almohadas ! toallas El ! Ella5 uficiente para enloquecer. ;Enloquecer<, di"o en voz alta. El parque silencioso absorbi su voz. ,u a*radable sensacin, haba hecho bien en atravesarlo, el viento soplaba entre las ramas, los arbotantes de luz recin encendidos iluminaban dibu"os de tiza de los nios& p"aros rosas, flechas azules, corazones verdes. 1e pronto, dos muchachos aparecieron en el camino como un par de palabras obscenas. 'ostros marcados de acn, sonrientes, se asomaron en la oscuridad como llamas amenazadoras. $uando pasaron a su lado, !lvia sinti que el cuerpo le arda. Ellos se volvieron ! la si*uieron hacia una solitaria zona de "ue*os. =no de los chicos *olpeaba un palo a lo lar*o de una cerca de hierro, el otro silbaba. )os sonidos se apro>imaron como el concentrado ru*ir de un motor cada vez ms cercano. $uando uno de ellos, riendo, *rit& ?2- qu viene tanta prisa5@, a !lvia se le entrecort la respiracin. %ens en tirar el bolso ! correr; no lo ha*as, se di"o. En ese momento vio a un hombre que caminaba con su perro por un paseo lateral. )o si*ui ! se mantuvo cerca de l hasta lle*ar a la salida. ;$mo a*radeceran .enr! ! Estelle que les contara ! les permitiera un teAloAadvertimos< Es ms, Estelle lo mencionara en una carta ! el da menos pensado todo Easton sabra que la haban violado en $entral %ar4. 1urante el resto del tra!ecto maldi"o (ueva 3or4& la inocente amenaza del anonimato ! aquel pasillo di*no del metro, iluminado toda la noche, con tuberas 1 chirriantes, pasos interminables, la puerta numerada& B $. sshh di"o Estelle, saliendo furtivamente de la cocina, 9uts! est haciendo los deberes. .enr! estudiaba 1erecho en la =niversidad de $olumbia !, efectivamente, estaba en la sala inclinado sobre sus libros. - peticin de Estelle, !lvia se descalz ! lue*o atraves el cuarto de puntillas. 3a en su habitacin se de" caer en la cama ! se tap los o"os con las manos. 2En
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verdad haba sucedido ese da5 #iss #ozart, #r. 'evercomb, 2estaban realmente ah, en ese alto edificio de la calle etenta ! ocho5 2,u has hecho ho!, *uapa5 Estelle entr sin llamar. !lvia se apo! en un codo& (ada, salvo mecano*rafiar noventa ! siete cartas. 2 obre qu5 Estelle us el cepillo de !lvia. 2 obre qu va a ser5 nu*+are, los calzoncillos que proporcionan se*uridad a los lderes de nuestra ciencia ! nuestra industria. ;=f, qu humor< - veces no s qu te pasa, hablas en un tono... ;-!<, 2por qu no compras otro cepillo5 /ste es un amasi"o de pelos. $asi todos tu!os. 2,u has dicho5 0lvdalo. -h, me pareci que decas al*o; en fin, como te iba diciendo, me *ustara que no tuvieras que ir a esa oficina, que no re*resaras enfadada. 1esde mi punto de vista, como le di"e a 9uts! la otra noche, ! l estuvo absolutamente de acuerdo, le di"e& 9uts!, creo que !lvia debera casarse, una chica tan sensible tiene que rela"ar sus tensiones. (o ha! nada que lo impida. 9ueno, tal vez no seas una belleza, en el sentido corriente de la palabra, pero tienes unos o"os bonitos ! aspecto de persona inteli*ente ! sincera. 1e hecho, eres el tipo de chica que a cualquier profesional liberal le *ustara conse*uir, ! supon*o que es lo que t6 deseas... #ira lo distinta que so! desde que me cas con .enr!. 2(o te sientes sola al ver lo felices que somos5 )o que quera decirte es que no ha! nada como estar en la cama con un hombre que te abrace !... ;Estelle< ;%or el amor de 1ios< !lvia se incorpor, las me"illas encendidas de ira; pero lue*o se mordi los labios ! ba" la mirada. )o siento di"o, no quise *ritar, slo quisiera que no me hablaras as. Est bien di"o Estelle, sonriendo perple"a como una tonta; lue*o se acerc a !lvia ! la bes. $omprendo. Ests a*otada, eso es todo. e*uro que no has comido nada. Camos a la cocina ! te har unos huevos revueltos. $uando Estelle coloc el plato de huevos frente a ella, !lvia se sinti mu! aver*onzada. 1espus de todo, Estelle trataba de ser amable. Entonces, como para repararlo todo, di"o& Es que me ha pasado una cosa. Estelle se sent frente a ella con una taza de caf. !lvia continu& (o s cmo decrtelo. Es tan e>trao, pero..., bueno, ho! almorc en el -utomat ! tuve que compartir la mesa con tres desconocidos. .ubiera dado lo mismo que !o fuera invisible porque hablaron de cosas mu! ntimas. =no de ellos coment que su novia iba a tener un hi"o ! no saba dnde conse*uir dinero para resolver el asunto. 1i"o que no tena nada que vender. %ero otro Dbastante ms refinado, como si no tuviera que ver con sus compaerosE di"o que s, que poda vender al*o& sueos. .asta !o me re, pero el hombre movi la cabeza ! di"o con mucho aplomo que era totalmente cierto, que la ta de su esposa, #iss #ozart, traba"aba para un millonario que compraba sueos, simples sueos nocturnos, de cualquier persona. -not el nombre ! la direccin, ! se lo dio a su ami*o, pero l lo de" en la mesa; di"o que le pareca demasiado absurdo para crerselo. - m tambin intervino Estelle haciendo notar su sensatez. (o s di"o !lvia, encendiendo un ci*arrillo. (o pude quitrmelo de la cabeza. El nombre era -. +. 'evercomb; la direccin corresponda a una casa de la calle etenta ! ocho. lo lo vi un 2 instante, pero fue..., no s, no pude olvidarlo. Empez a darme dolor de cabeza. al temprano de la oficina... Estelle de" en la mesa su taza de caf, despacio, marcando el ademn. Esc6chame, !lvia, 2no me dirs que has ido a ver al loco ese, a 'evercomb5
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(o quera ir di"o !lvia, repentinamente aver*onzada. Era un error hablar de eso, Estelle careca de ima*inacin, "ams lo iba a entender. us o"os se entrecerraron, como cada vez que inventaba una mentira. 3 no fui aadi en tono neutro. Fba de camino cuando me di cuenta de lo ridculo que era. En vez de se*uir, di un paseo. #u! sensato por tu parte di"o Estelle, empezando a acomodar platos en el fre*adero. Fma*ina lo que hubiera sucedido. ;$omprar sueos< ;.abrse visto< $ara!. 'ealmente, se*uro que esto no es Easton. -ntes de ir a su cuarto, !lvia tom un econal, cosa que haca rara vez. 1e otro modo, con la cabeza tan despierta ! tan hecha un lo no podra descansar; adems sinti una e>traa tristeza, una sensacin de prdida, como si hubiera sido vctima de un hurto, un hurto real o incluso moral, como si los muchachos que vio en el parque le hubieran arrebatado realmente de pronto encendi la luz el bolso. ;El sobre que le haba dado #iss #ozart< Estaba en el bolso, ahora se acordaba. )o abri. 1entro haba un papel azul doblado sobre un cheque; haba una nota& en pa*o de un sueo, cinco dlares. Entonces lo cre!; era cierto, le haba vendido un sueo a #r. 'evercomb. 2%oda ser tan sencillo5 Colvi a apa*ar la luz, sonriendo levemente; si venda un par de sueos a la semana, ;la de cosas que iba a hacer<& alquilara un apartamento para ella sola, pens, sumindose en el sueo. )a calma la envolva como la luz de una fo*ata, ! lue*o vino un lapso con suaves brillos de linternas& se dorma profunda, mu! profundamente. Cio unos labios, unos brazos masculinos, le"ansimos. -part la manta de una patada, con asco. 2.ablaba Estelle de esos fros brazos masculinos5 i*ui deslizndose en el sueo; los labios de #r. 'evercomb rozaban su odo& cunteme, susurr. %as una semana antes de que fuese a verle de nuevo, una tarde de domin*o a principios de diciembre. .aba salido del apartamento con intencin de ver una pelcula, pero sin saber mu! bien cmo, se encontr en la -venida #adison, a dos calles de #r. 'evercomb. El cielo estaba color de plata, haca fro, ! el viento afilado era tan penetrante como la malvarrosa. En las tiendas, los carmbanos de oropel navideo brillaban entre montones de lente"uelas de nieve. 8odo en per"uicio de !lvia& odiaba las festividades, esos momentos en que uno est ms solo que nunca. =n espectculo la obli* a detenerse ante un escaparate. Era un anta $laus mecnico de tamao natural; se *olpeaba el estma*o ! se balanceaba con un frenes de euforia elctrica. u estruendosa ! chirriante carca"ada se poda or a travs de los *ruesos cristales. $uanto ms lo miraba, ms siniestro le pareca. +inalmente se volvi, estremecida, ! continu su camino hacia la calle donde estaba la casa de #r. 'evercomb. %or fuera era un *ran edificio, quizs menos cuidado e imponente que los otros, pero aun as bastante ma"estuoso. =na hiedra blanqueada por el invierno circundaba los ventanales emplomados ! e>tenda sus tentculos sobre la puerta; dos pequeos leones de piedra, de cie*os o"os cincelados, *uardaban la puerta. !lvia respir hondo antes de tocar el timbre. El ne*ro plido ! *entil de #r. 'evercomb la reconoci con una educada sonrisa. En su visita anterior, la sala donde haba esperado a ser recibida por #r. 'evercomb estaba vaca. Esta vez haba otras personas, mu"eres de aspecto diverso ! un hombre "oven, con o"os de mosquito, e>cesivamente nervioso. i hubieran sido lo que aparentaban Dpacientes en una sala de esperaE, l hubiera podido ser un hombre a punto de ser padre o una vctima del mal de an Cito. Estaba sentado "unto a !lvia; sus o"os inquietos desabotonaron su ropa con rapidez, ! lo que vio le interes mu! poco. !lvia sinti alivio cuando l volvi a sus crispadas preocupaciones. %oco a poco, sin embar*o, cobr conciencia del inters que su presencia haba suscitado en el *rupo; a la luz lbre*a, incierta, de aquella estancia llena de plantas, las miradas parecan ms duras que las 3 sillas donde estaban sentados. =na mu"er la miraba con especial severidad. -quel rostro pareca destinado a poseer una dulzura suave ! ordinaria, pero ahora, de ver a !lvia, lo afeaban la desconfianza ! los celos. )a mu"er a*itaba suavemente una apolillada bufanda de piel, como si tratara de apaci*uar a una bestia que pudiera atacarla a dentelladas; su mirada fi"a anticip el
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ataque hasta que los pasos de #iss #ozart temblaron en el vestbulo. 1e nuevo el *rupo se dividi en entidades individuales vi*ilantes como escolares asustadizos. #r. %oc4er di"o #iss #ozart, en tono admonitorio, ;usted es el si*uiente< #r. %oc4er la si*ui, con mirada nerviosa ! retorcindose las manos. En la estancia oscura las mu"eres volvieron a acomodarse como motas de sol. Entonces empez a llover. )os refle"os que temblaban en las ventanas se derritieron en las paredes. El "oven ma!ordomo entr si*ilosamente en la habitacin, atiz el fue*o del ho*ar ! dispuso el servicio del t en una mesa. !lvia estaba mu! cerca del fue*o; se senta mareada por el calor ! el sonido de la lluvia; inclin la cabeza a un lado, al otro; cerr los o"os, ni despierta ni dormida. 1urante lar*o rato, slo la cristalina oscilacin de un relo" perturb el lmpido silencio de la casa de #r. 'evercomb. )ue*o, un repentino disturbio en el vestbulo sumi la habitacin en un furioso estruendo& tan vul*ar como el color ro"o, una voz *rave *ritaba& 21etener a 0reill!5 2,uin osar hacerlo5 El dueo de esa voz, un hombrecito con cuerpo de tonel ! piel ro"o ladrillo, se abri paso hasta el umbral de la sala; su mirada deambul ebria de arriba aba"o. Ca!a, va!a, va!a di"o marcando una escala descendente con su voz, spera como la *inebra, 2todas estas damas van antes que !o5 %ero 0reill! es un caballero. 0reill! a*uardar su turno. (o lo har. -qu no. #iss #ozart corri tras l ! lo a*arr del cuello de la camisa. 0reill! enro"eca a6n ms ! los o"os se le salan de las rbitas. #e est ahorcando mascull, pero las manos plidas, verdosas, de #iss #ozart, tan fuertes como races de roble, le tiraban a6n ms fuerte de la corbata hasta hacerle cruzar la puerta, que finalmente reson con un efecto demoledor& una taza de t tintine, ! las ho"as secas de una dalia ca!eron de lo alto. )a dama de las pieles se llev una aspirina a la boca. ;,u desa*radable<di"o. 8odos menos !lvia sonrieron con admirada delicadeza cuando #iss #ozart pas frotndose las manos. $uando sali de casa de #r. 'evercomb, caa una lluvia densa ! oscura. Ech una mirada a la calle desierta en busca de un ta>i. (ada ni nadie. , haba al*uien, el borracho que haba ocasionado aquel revuelo. Estaba apo!ado en un coche haciendo botar una pelota de *oma como un solitario nio calle"ero. #ira le di"o a !lvia, mira, me acabo de encontrar esta pelota, 2trae buena suerte5 !lvia sonri. El hombre le pareci inofensivo, a pesar del feroz altercado; su rostro tena al*o especial, una e>presin de tristeza risuea que su*era un pa!aso sin maquilla"e. )a si*ui hacia la -venida #adison, haciendo malabarismos con la pelota. - qu hice el ridculo di"o l. $uando me porto as lo 6nico que quiero es sentarme a llorar. 1espus de tanto rato ba"o la lluvia haba recobrado una considerable sobriedad. %ero no debi tironearme de ese modo; qu salva"e es, maldita sea. $onozco a al*unas mu"eres bastante salva"es Dmi hermana 9erenice poda herrar al toro ms bravoE, pero ella es la ms salva"e de todas. 'ecuerda las palabras de 0reill!& acabar en la silla elctrica. us labios produ"eron un chasquido. (o tiene por qu tratarme as. 1e cualquier forma, toda la culpa no es de l. (o tena mucho con que empezar ! l se qued con lo que haba; ahora no me queda niente, nia, niente. ,u pena di"o !lvia, sin saber de qu se compadeca. 2Es usted pa!aso, #r. 0reill!5 4 )o era. .aban lle*ado a la avenida, pero !lvia no hizo el menor intento de buscar un ta>i, quera se*uir caminando ba"o la lluvia "unto al hombre que haba sido pa!aso. 1e nia slo me *ustaban las muecas vestidas de pa!aso le di"o. #i cuarto era como un circo.
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.e sido otras cosas. 8ambin he sido corredor de se*uros. -h di"o !lvia, decepcionada. 23 ahora qu hace5 0reill! ri ! lanz la pelota mu! alto; la atrap sin de"ar de mirar hacia arriba. #iro el cielo di"o. Cia"o a travs del azul con mi maleta. Es adonde vas cuando no tienes otro sitio. 2,u ha*o en este planeta5 .e robado, mendi*ado, vendido mis sueos, todo por el Ghis4!. =no no puede via"ar en azul sin una botella, lo cual nos lleva al *rano& 2qu te parecera si te pido prestado un dlar5 #e parecera bien contest !lvia; hizo una pausa, sin saber qu ms decir. i*uieron caminando, tan despacio que el chubasco pareca cercarlos como una presin aislante. )e pareci que caminaba con una de sus muecas que se hubiera vuelto mila*rosa ! competente. )e tom de la mano& un pa!aso via"ando en el azul. %ero un dlar no lo ten*o; slo setenta ! cinco centavos. Cale di"o 0reill!, 2en serio pa*a tan poco 6ltimamente5 !lvia supo a quin se refera. (o, no... En realidad no le he vendido un sueo. (o trat de e>plicarse; ni ella poda entenderlo. -nte la *ris invisibilidad de #r. 'evercomb Dimpecable, preciso como una balanza, rodeado de clnicos aromas; o"os *rises ! opacos plantados como semillas en el rostro annimo, sellados por lentes aceradasE fue incapaz de recordar un sueo, ! habl de dos ladrones que la si*uieron por un parque ! por la zona de los columpios. ?=n momento@, me pidi que me detuviese; ?ha! muchos tipos de sueos@, di"o, ?pero ste es falso, se lo est inventando.@ 2$mo lo supo5 Entonces le cont otro sueo; era sobre l& me abrazaba de noche entre *lobos que suban ! lunas que caan. 1i"o que no le interesaban los sueos que tuvieran que ver con l. #iss #ozart, que anotaba todos los sueos en taqui*rafa, recibi la orden de llamar al si*uiente. $reo que no volver. Colvers di"o 0reill!. #rame. .asta !o re*reso, ! hace mucho que el profesor #iseria acab conmi*o. 2%rofesor #iseria5 2%or qu le llama as5 .aban lle*ado a la esquina donde el anta $laus manaco se meca ! vociferaba. us carca"adas resonaron en la chirriante calle lluviosa ! su sombra se pro!ect sobre los arco iris refle"ados en el pavimento. 0reill! dio la espalda al anta $laus. onri ! di"o& )e llamo profesor #iseria porque es eso. %rofesor #iseria. 8al vez t6 le llames de otro modo, pero es el mismo tipo; se*uro que lo conoces. )as madres siempre hablan de l a sus hi"os& vive en los huecos de los rboles, se desliza de noche por las chimeneas, acecha en los cementerios, sus pasos resuenan en los desvanes. El hi"o de puta es un ladrn, una amenaza& se apropiar de todo lo que ten*as ! no te de"ar nada; ni siquiera un sueo. ;9uu< *rit, ! ri con ms fuerza que el anta $laus. ,u, 2!a sabes quin es5 !lvia asinti& quin es. En mi familia lo llambamos de otro modo, pero no recuerdo cmo. +ue hace mucho. %ero 2lo recuerdas5 , lo recuerdo. Entonces llmalo profesor #iseria. 3 se ale", botando su pelota. %rofesor #iseria. u voz se convirti en una mera lucirna*a de sonido. %roAfeAsor #iAseAria... 5 $ostaba traba"o ver a Estelle recortada contra esa ventana llena de un sol tan hiriente como el cru"ir del cristal azotado por el viento. -dems, Estelle la estaba sermoneando. u voz nasal sonaba como si su *ar*anta fuera un depsito de o>idadas nava"as de afeitar.

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#e *ustara que te vieras deca, 2o acaso haba dicho eso tiempo atrs5; era lo de menos . (o s qu te ha pasado. - que no pesas ni cuarenta 4ilos. e te ven todos los huesos ! las venas. ;3 el pelo< %areces un perro de lanas. !lvia se pas una mano por la frente. 2,u hora es, Estelle5 )as cuatro di"o, interrumpindole el tiempo suficiente para mirar el relo". 23 dnde est tu relo"5 )o vend di"o !lvia, demasiado cansada para mentir. (o importaba. .aba vendido tantas cosas, inclu!endo su abri*o de castor ! el bolso de noche con malla dorada. Estelle ne* con la cabeza. #e rindo, querida; as de claro, me rindo. Era el relo" que tu madre te re*al para tu *raduacin. ,u ver*Henza su boca hizo un chasquido de sirvienta anti*ua, qu lstima ! qu ver*Henza. 7ams entender por qu nos de"aste. Eso es asunto tu!o, no ha! duda; pero 2cmo pudiste de"arnos por esta..., esta...5 %ocil*a complet !lvia, usando la palabra deliberadamente. Era un cuarto amueblado de la zona este, a la altura de la esenta ! tantos, entre la 8ercera ! la e*unda -venida. uficientemente amplio para un sofAcama ! un bur vie"o ! astillado como un espe"o que seme"aba un o"o con cataratas, tena una ventana que daba a un inmenso solar Den las tardes se escuchaban voces a*resivas ! las correras de nios desesperadosE; a lo le"os, como un punto de admiracin en el horizonte de edificios, se alzaba la ne*ra chimenea de una fbrica. )a chimenea apareca con frecuencia en sus sueos ! nunca de"aba de e>citar a #iss #ozart& +lica, flica murmuraba, apartando la vista de su taqui*rafa. El suelo del cuarto era un basurero de libros empezados ! nunca concluidos, peridicos vie"os, hasta mondaduras de naran"a, huesos de frutas, ropa interior, una polvera desparramada. Estelle se abri paso entre la basura ! se sent en el sofAcama. 86 no lo sabes, pero me preocupas muchsimo. #ira, ten*o mi or*ullo ! todo eso, ! si no te cai*o bien, bueno, pues vale. %ero no tienes derecho a ale"arte de este modo, a que no se sepa de ti en un mes. -s que ho! le di"e a 9uts!& 9uts!, ten*o el presentimiento de que a !lvia le ha sucedido al*o horrible. 3a te puedes ima*inar cmo me sent cuando llam a tu oficina ! me di"eron que haca cuatro semanas que no traba"abas all. 2,u pas5, 2te despidieron5 , me despidieron. !lvia se incorpor. %or favor, Estelle, ten*o que arre*larme; ten*o una cita. 8ranquila, no irs a nin*6n lado hasta que no me entere de lo que pasa. )a portera me di"o que te habas vuelto sonmbula... 2.as hablado con ella5 2,u pretendes5, 2por qu me espas5 )os o"os de Estelle se arru*aron, como si fueran a llorar. %uso su mano sobre la de !lvia ! la palme suavemente. 1ime, querida, 2es por un hombre5 , es por un hombre di"o !lvia, con un asomo de risa en la voz. 1ebiste haber hablado conmi*o antes. Estelle suspir. $onozco a los hombres. (o tienes por qu aver*onzarte de eso. =n hombre puede tratar a una mu"er de tal forma que ella se olvide de todo lo dems. i .enr! no fuera el abo*ado prometedor que es, lo querra de todas formas, ! hara cosas que antes de conocer a un hombre me hubieran parecido horrendas ! repu*nantes. %ero te has enredado con un to que se est aprovechando de ti. (o es esa clase de relacin di"o !lvia, ponindose de pie ! localizando un par de medias entre el furor de los ca"ones del bur. (o tiene nada que ver con el amor. 0lvdalo. Es ms, 6 vuelve a casa ! olvdate completamente de m. Estelle la mir con detenimiento& #e asustas, !lvia, en serio que me asustas. !lvia sonri ! continu vistindose.
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2'ecuerdas que hace mucho te di"e que te casaras5 ;=f< -hora esc6chame t6. !lvia se volvi; tena una hilera de horquillas en la boca; las retiraba una a una mientras hablaba. .ablas de matrimonio como si fuera la respuesta absoluta; pues bien, hasta cierto punto esto! de acuerdo. $laro que quiero que me amen, 2! quin no5 %ero incluso si estuviera deseando comprometerme, 2dnde est el hombre con el que me he de casar5 1ebe haberse cado por una alcantarilla. En serio, no ha! hombres en (ueva 3or4, ! si los ha!, 2dnde los encuentras5 )os que me parecan mnimamente atractivos o eran casados o maricas o demasiado pobres para casarse. -dems, ste no es un lu*ar para enamorarse; es un lu*ar para curarse del amor. $laro, supon*o que podra casarme con al*uien, pero !o no quiero eso, 2o s5 2Entonces qu quieres5 Estelle se enco*i de hombros. #s de lo que recibo. $oloc la 6ltima horquilla en su sitio ! se alis las ce"as frente al espe"o. 8en*o una cita, Estelle, es hora de que te va!as. (o puedo de"arte as di"o Estelle, ! su mano se a*it inerme. !lvia, eres mi ami*a de la infancia. 7ustamente se es el asunto& !a no somos nias; al menos, !o no. Cete a casa ! no vuelvas por aqu. )o 6nico que quiero es que te olvides de m. Estelle se llev el pauelo a los o"os; cuando lle* a la puerta lloraba con bastante fuerza. !lvia no se poda permitir remordimientos; despus de ser dura, slo poda ser ms dura. -delante di"o, si*uiendo a Estelle al vestbulo, ;! escribe a casa todas las tonteras que se te ocurran de m< Estelle lanz un aullido que hizo que los otros inquilinos salieran a sus puertas ! se fue escaleras aba"o. !lvia re*res a su cuarto ! chup un terrn de az6car para quitarse el a*rio sabor de boca; era el remedio de su abuela para el mal humor. )ue*o se arrodill ! sac la ca"a de puros que esconda ba"o la cama. -l abrirla se escuch una versin casera ! al*o descompuesta de $mo odio levantarme por las maanas. )a ca"a de m6sica la haba construido su hermano, que se la re*al cuando cumpli catorce aos. -l comer az6car haba pensado en su abuela, ! al escuchar la meloda, en su hermano; las habitaciones de la casa en que vivieron *iraron frente a ella, en penumbra; !lvia se mova de una a otra como una luz& escaleras arriba, aba"o, fuera, de un lado a otro, un aire fra*ante, primaveral, sombras violceas ! el chirrido de un columpio en el porche. 8odos han desaparecido, pens, evocando sus nombres, ahora esto! totalmente sola. )a m6sica termin. %ero continu en su cabeza; poda orla imponindose a los *ritos de los nios del solar vaco, interrumpiendo su lectura. )ea un diario que *uardaba en la ca"a, un cuaderno donde apuntaba lo ms importante de sus sueos; ahora dispona de una infinidad ! era mu! difcil recordarlos. .o! le contara a #r. 'evercomb el de los tres nios cie*os. Eso le *ustara. )os precios que pa*aba eran variables ! estaba se*ura de que ste era por lo menos un sueo de diez dlares. )a meloda de la ca"a de puros la acompa escaleras aba"o, la si*ui por las calles hasta hacerla desear que acabara de una vez. En la tienda donde haba estado el anta $laus vio una e>hibicin i*ualmente enervante. Fncluso cuando lle*aba tarde a casa de #r. 'evercomb, como ahora, se senta obli*ada a detenerse ante el escaparate. =na nia de !eso, con intensos o"os de vidrio, pedaleaba en una bicicleta a una velocidad de locura; aunque los radios de las ruedas *iraban hipnticamente, la bicicleta, por supuesto, "ams se mova& todo ese esfuerzo ! la pobre chica sin ir a nin*6n lado. Era una situacin lastimosamente humana; !lvia se poda identificar con ella de un modo tan cabal que sinti una autntica punzada. )a ca"a de m6sica *iraba en su cabeza& ;la meloda, su7 hermano, la casa, un baile de cuando haca bachillerato, la casa, la meloda< 2)a oira #r. 'evercomb5 u mirada penetrante revelaba una apa*ada sospecha. in embar*o, pareci satisfecho con el sueo. $uando sali, #iss #ozart le dio un sobre con diez dlares. 8uve un sueo de diez dlares le cont a 0reill!.
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;Estupendo< 0reill! se frot las manos. 0"al hubieras lle*ado antes, porque he hecho al*o terrible. Entr en una tienda de bebidas, rob una botella de un cuarto de litro ! sal corriendo. !lvia no le cre! hasta que del abri*o abrochado con unos alfileres se sac una botella de bourbon !a medio vaca. =n da te vas a meter en problemas di"o ella, ! entonces 2qu ser de m5 (o s qu hara sin ti. 0reill! ri ! sirvi Ghis4! en un vaso de a*ua. Estaban sentados en un caf que no cerraba en toda la noche, un rutilante depsito de comida, animado por espe"os azules ! murales burdos. -unque a !lvia le pareca un sitio srdido cenaban all a menudo; de cualquier forma, aun en caso de tener dinero, 2adonde ms podan ir5 7untos causaban una impresin curiosa& una chica ! un borracho decrpito. .asta en un sitio as la *ente se les quedaba mirando. i lo hacan demasiado rato, 0reill! se er*ua mu! di*no ! deca& .ola, labios ardientes, me acuerdo mu! bien de ti, 2todava traba"as en el aseo de caballeros5 %ero *eneralmente no les molestaban, ! a veces se quedaban charlando hasta las dos o las tres de la maana. #enos mal que los otros no saben que el profesor #iseria te dio diez dlares. -l*uno dira que le habas robado el sueo. Eso me sucedi una vez. (adie se salva de las dentelladas, nunca he visto tantos tiburones, son peores que los actores, los pa!asos o los hombres de ne*ocios. Es al*o demencial, si te paras a pensarlo& la obsesin de si dormirs o no, si tendrs un sueo, si lo recordars. =na ! otra vez. $onsi*ues un par de dlares ! te lanzas a la primera licorera o a la primera mquina de pastillas para dormir, ! antes de darte cuenta, !a ests total ! absolutamente pirado. 2%or qu5 2 abes a qu se parece5 Es como la vida misma. (o, 0reill!, en eso s que te equivocas. (o tiene nada que ver con la vida. 8iene ms que ver con estar muerta. iento como si me despo"aran de todo, como si un ladrn me robara hasta de"arme en los huesos. 0reill!, no ten*o nin*una ambicin, ! sola tener muchas. (o lo entiendo, no s qu hacer. /l sonri& 23 dices que no es como la vida5 2,uin entiende la vida5 2,uin sabe lo que ha! que hacer5 (o te burles; de"a estar el Ghis4! ! tmate la sopa antes de que se te con*ele. Encendi un ci*arrillo; el humo le irrit los o"os, a*uzando su ceo fruncido. 0"al supiera para qu quiere todos esos sueos, todos mecano*rafiados ! archivados. 2,u hace con ellos5 8ienes razn cuando dices que el profesor #iseria..., no se trata tan slo de un curandero imbcil; no es posible que todo carezca de sentido, pero 2para qu quiere sueos5 -!6dame, 0reill!, piensa, piensa& 2qu si*nifica5 0reill! se sirvi otro tra*o, cerrando un o"o; su torcida boca de pa!aso adquiri una correccin acadmica& Esta pre*unta vale un milln de dlares, nia. 2%or qu no pre*untas al*o sencillo, como un remedio para el catarro com6n ! corriente5 , 2qu si*nifica5 .e pensado bastante en ello. )o he pensado mientras le haca el amor a una mu"er ! lo he pensado a mitad de una partida de pquer. -pur el tra*o ! se estremeci. #ira, un sonido puede iniciar un sueo; el ruido de un coche que pasa por la calle puede hacer que cientos de personas dormidas cai*an en lo ms profundo de s mismas. Es curioso pensar en ese coche avanzando en la oscuridad, desatando tantos sueos. El se>o, un repentino cambio de luz, un problema, estas pequeas llaves pueden abrir 8 nuestro interior. %ero casi todos los sueos empiezan porque una furia interior derrumba las puertas. (o creo en 7esucristo pero s en el alma; as es como me lo ima*ino !o& los sueos son la mente del alma, nuestra verdad escondida. 8al vez el profesor #iseria no ten*a alma ! tome trocitos de la tu!a. 8e los roba como te robara las muecas o el ala de pollo de tu plato. $ientos de almas han pasado por l ! han ido a parar a un archivo.
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0reill!, no te burles volvi a decir, molesta porque cre! que l bromeaba, mira, la sopa est... e detuvo de *olpe, sobresaltada por la e>presin de 0reill!, quien miraba hacia la entrada. .aba tres hombres, dos policas ! un civil vestido de tendero. El civil sealaba la mesa que ocupaban ellos. )os o"os de 0reill! re*istraron el local con desesperacin acorralada. )ue*o asinti, se acomod en su sitio, se sirvi otro tra*o con *esto ostentoso. 9uenas noches, caballeros di"o cuando los oficiales se le pusieron delante, 2les apetece un tra*o5 ;(o pueden arrestarlo< *rit !lvia. ;(o pueden arrestar a un pa!aso< )es arro" su billete de diez dlares, pero no le hicieron caso, ! ella empez a *olpear la mesa. 8odos los clientes los miraban. El encar*ado lle* corriendo, retorcindose las manos. El polica le pidi a 0reill! que se pusiera de pie. 1esde lue*o di"o 0reill!, aunque no veo por qu se preocupan de unos delitos tan nfimos como los mos habiendo maestros del robo tan a mano. %or e"emplo, esta hermosa criatura... se coloc entre los oficiales ! seal a !lvia acaba de ser vctima de un robo ma!6sculo& pobrecilla, le han robado el alma.

!lvia no sali de su cuarto en los dos das que si*uieron al arresto de 0reill!& sol en la ventana; lue*o, oscuridad. -l tercer da !a se haba quedado sin ci*arrillos, as que se aventur hasta la tienda de la esquina. $ompr una ca"a de pastelitos, una lata de sardinas, un peridico ! ci*arrillos, ! eso le caus una a*uda sensacin de delicia ! contento, pues no haba comido nada en todo ese tiempo. %ero el subir las escaleras ! el alivio de cerrar la puerta la de"aron tan e>hausta que ni siquiera pudo hacer la cama. e sent en el suelo ! no se movi hasta que volvi a ser de da. )e pareci que haba estado ah unos veinte minutos. %uso la radio a todo volumen, arrastr una silla hasta la ventana ! abri el peridico en su re*azo& )ana lo nie*a, 'epulsa de la =' , )os mineros lle*an a un acuerdo; de todas las cosas sta era la ms triste& la vida continuaba. $uando uno de"a a un amante, la vida debera detenerse; cuando uno se ale"a del mundo, el mundo debera acabarse, pero eso nunca sucede. )a ma!ora de la *ente se levanta por la maana, no porque importe lo que ha*a, sino porque no importara que no lo hiciera. in embar*o, si #r. 'evercomb finalmente lo*raba reunir los sueos de todas las cabezas, tal vez... )a idea se le escap, se entremezcl con la radio ! el peridico. 9a"an las temperaturas. =na tormenta de nieve recorre $olorado hacia el oeste, cae sobre todas las poblaciones, amarillea todas las luces, cubre cada pisada, est ca!endo ahora mismo. $on qu rapidez se haba desatado la tormenta& los techos, el solar vaco, el horizonte, tenan una blancura pro*resivamente espesa, aborre*ada. #ir el peridico ! mir la nieve; deba haber nevado todo el da. Fmposible que hubiera empezado haca un momento. (o se oan coches circulando; haba nios alrededor de una ho*uera entre los revueltos desperdicios del solar vaco; un coche, enterrado hasta el parachoques, encenda ! apa*aba sus luces& ;au>ilio<, ;au>ilio<, silencioso como el corazn de la an*ustia. 1esmenuz un pastelito ! coloc las mi*a"as en el alero de la ventana; los p"aros del norte vendran a hacerle compaa. )es de" la ventana abierta; la ventisca dispers copos de nieve que se disolvieron en el suelo como "o!as del da de los inocentes. %resenta& )a vida puede ser hermosa. ;9a"e la radio< )a bru"a del bosque *olpeaba su puerta. , #rs. .alloran, di"o, ! apa* la radio. ilencio de nieve, silencio de sueo, slo el remoto canturrear de los nios divertidos con el fue*o. El cuarto estaba azul de fro, ms fro que el fro de los cuentos de hadas& amor mo, acustate entre las escarchadas flores de la nieve. #r. 'evercomb, 2por qu espera 9 en el umbral5 Camos, pase, hace tanto fro ah fuera. %ero el momento de despertar fue tibio; al*uien la su"etaba. )a ventana estaba cerrada ! los brazos de un hombre la estrechaban. )e cantaba, con voz afectuosa ! despreocupada& el pastel de zarzamora es rico, el pastel de mora es rico, pero no tan rico como el de amor...
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0reill!, 2eres t65, 2eres t6 de verdad5 /l la estrech con fuerza. )a nena est despierta. 2$mo se encuentra5 %ensaba que estaba muerta di"o, ! la felicidad le alete por dentro como un p"aro herido pero todava capaz de volar. 8rat de abrazarlo pero estaba demasiado dbil. 8e quiero, 0reill!, eres mi 6nico ami*o, estaba tan asustada. %ens que no te volvera a ver. .izo una pausa, recordando. %ero 2cmo es que no ests en la crcel5 El rostro de 0reill! se encendi, contento& (unca he estado en la crcel di"o misteriosamente, pero antes que nada vamos a comer. Esta maana he subido al*unas cosas de la tienda. 1e repente sinti que flotaba& 21esde cundo ests aqu5 1esde a!er di"o l, atareado con paquetes ! platos de plstico. 86 misma me abriste. Es imposible. (o recuerdo nada. )o s di"o l, sin insistir en el tema. 8oma, bbete la leche como una nia buena que te vo! a contar una historia verdaderamente malsima. =!, es tremenda anunci, *olpendose los costados, de buen humor; ms que nunca, pareca un pa!aso. $omo te iba diciendo, no he estado en la crcel; me salv por los pelos porque cuando aquellos *ranu"as me llevaban a empellones encontr nada menos que a la mu"er *orila& ;acert<, #iss #ozart. 2,u tal5, le di*o, 2tambin viene a que la afeite el barbero5 3a era hora de que lo arrestaran, me dice, ! le sonre a uno de los policas. .a*a su traba"o, oficial. -h, le di*o, si no me han arrestado, vo! a la comisara para denunciarla, comunista de mierda. 3a te puedes ima*inar la que arm entonces& se lanz contra m ! los policas trataron de detenerla. (o creas que no les advert& cuidado, chicos, que es una mu"er de pelo en pecho. #iss #ozart debi de confirmarlo, as que !o me ale" por la calle como si tal cosa. (unca me ha *ustado pararme a mirar las peleas calle"eras, como hace la *ente de esta ciudad. 0reill! se qued con ella el fin de semana. +ue la fiesta ms hermosa que !lvia pudiera recordar; para empezar nunca se haba redo tanto, ! adems nadie, desde lue*o nadie de su familia, la haba hecho sentirse tan querida. 0reill! cocinaba bien ! prepar deliciosos platillos en la pequea cocina elctrica. En una ocasin reco*i la nieve del alero de la ventana para hacer un sorbete con "arabe de fresa. El domin*o, !lvia se sinti con fuerzas suficientes como para bailar. Encendieron la radio ! bail hasta caer de rodillas, sonriente, sin aliento. (unca ms volver a asustarme di"o. (i siquiera s de qu tena miedo. 1e las mismas cosas que te asustarn la pr>ima vez di"o 0reill!, con calma. Es una cualidad del profesor #iseria& nadie sabe nunca qu es, ni siquiera los nios, que lo saben casi todo. !lvia se acerc a la ventana; una blancura rtica cubra la ciudad, pero haba de"ado de nevar, el cielo nocturno tena una claridad de hielo. Cio la primera estrella de la noche que emer*a del ro. )a primera estrella di"o, cruzando los dedos. 2,u deseo pides cuando ves la primera estrella5 %ido ver otra estrella di"o, casi siempre pido eso. 23 esta noche5 e sent en el suelo, apo! su cabeza en las rodillas de 0reill!. Esta noche quisiera recuperar mis sueos. 10 8odos deseamos eso, 2no5 di"o 0reill!, acaricindole el pelo. 23 qu haras entonces5 ,uiero decir, 2qu haras si los recuperaras5 %or un momento !lvia *uard silencio; cuando habl tena una mirada *rave, distante. 'e*resara a casa di"o mu! despacio. Es un decisin terrible, pues si*nificara renunciar a todos mis otros sueos, pero si 'evercomb me los devolviera, me ira a casa maana mismo.

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0reill! fue al armario ! sin decir palabra le dio su abri*o. 2%ara qu5 pre*unt ella, mientras l la a!udaba a ponrselo. .azme caso, por favor; vamos a visitar a 'evercomb, le pedirs que te devuelva tus sueos. (o perdemos nada. !lvia se detuvo en la puerta& %or favor, 0reill!, no me obli*ues a ir. (o puedo, ten*o miedo. $re que habas dicho que !a no volveras a tener miedo. =na vez en la calle, 0reill! la apresur entre la ventisca, tanto que no tuvo tiempo de asustarse. Era domin*o, las tiendas estaban cerradas ! los semforos parecan encenderse ! apa*arse slo para ellos; nin*6n coche recorra la avenida cubierta de nieve. !lvia incluso olvid adonde iban ! record pequeos incidentes& en esa esquina haba visto a :reta :arbo ! ah enfrente haban atropellado a una anciana. in embar*o, finalmente se detuvo, sin aliento, abrumada por una repentina lucidez. (o puedo, 0reill! di"o tirando de l, 2qu vo! a decirle5 %roponle un trato di"o 0reill!; dile con franqueza que quieres tus sueos, que si te los da le devolvers todo su dinero& a plazos, naturalmente. -s de sencillo. 2%or qu mierda no te los va a devolver5 Estn todos en el archivo. 1e al*6n modo ese discurso le pareci convincente; avanz con cierto valor, sus pies helados pisaban fuerte. /sa es mi chica di"o 0reill!. e separaron en la 8ercera -venida. 0reill! saba que de momento ese barrio no era mu! se*uro para l. e refu*i en un portal, de vez en cuando encenda una cerilla ! canturreaba& pero es ms rico el pastel de Ghis4! ! moras. =n perro del*ado ! lar*o como un lobo trot por los respiraderos en forma de luna, ba"o el tren elevado, ! al otro lado de la calle se vean las siluetas brumosas de los hombres reunidos en un bar. )e aturdi la simple posibilidad de entrar a conse*uir un tra*o de *orra. !lvia apareci cuando se haba decidido a intentar al*o por el estilo. -ntes de que pudiera distin*uir si realmente se trataba de ella, !a estaba en sus brazos. (o ha! para tanto, amor mo di"o suavemente, abrazndola lo me"or que pudo. (o llores; hace demasiado fro para llorar, se te va a arru*ar la cara. Ella trat de hablar, poco a poco su llanto se volvi una risa trmula, artificial. El aire recibi el vaho de su risa. 2 abes lo que me ha dicho5 mascull. 2 abes lo que ha dicho cuando le he pedido mis sueos5 Ech la cabeza atrs; su risa subi ! se remont sobre la calle como una cometa perdida, pintada de colores estridentes. 0reill! tuvo que sacudirla. 1i"o que no me los poda devolver porque l !a los haba usado. e qued callada, su rostro se suaviz, cobrando una tranquila ine>presividad. 8om a 0reill! del brazo. $aminaron "untos, pero eran como ami*os que recorran un andn, cada cual esperando el tren en que partira el otro. -l lle*ar a la esquina, l carraspe ! di"o& upon*o que es un buen sitio para que me va!a, tan bueno como cualquier otro. !lvia lo tom de la man*a& %ero 2adonde vas a ir, 0reill!5 Cia"ar por el azul. Ensa! una sonrisa poco convincente. Ella abri su bolso& =no no puede via"ar por el azul sin una botella. )o bes en la me"illa ! desliz cinco dlares en su bolsillo. 11 1ios te bendi*a, nia. Era todo el dinero que le quedaba, pero no le import tener que caminar sola a casa. )os montones de nieve parecan olas de un mar blanco& avanzaba sobre las olas, impulsada por vientos ! mareas lunares. (o s lo que quiero, ! tal vez nunca lo sepa, mi 6nico deseo ante cada estrella ser ver otra estrella. (o esto! asustada, pens, de verdad que no. 1os muchachos

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salieron de un bar ! se le quedaron mirando. En un parque, haca mucho tiempo, haba visto a dos muchachos que tal vez fueran los mismos. (o esto! asustada, de verdad que no, pens, escuchando las pisadas que la se*uan con un cru"ir de nieve; de cualquier forma, !a no quedaba nada que robar.

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