EL BANQUETE Y LOS ESPECTACULOS
ROMANOS
●El banquete romano:
● El banquete tenía una enorme importancia para la vida privada. Al caer la tarde, todos los
sociales participaban de esta forma de convivencia. Emperadores, nobles, comerciantes y
hasta el pueblo bajo invitaban a cenar a sus amigos o colegas y los agasajaban según sus
posibilidades.
● El banquete era una pequeña fiesta donde se hacían representaciones. Cada comensal
podía asumir una posición sobre un tema (filosófico, político o moral) o representaban a un
personaje determinado. Si el señor de la casa tenía a su servicio un filósofo o gramático lo
hacía tomar la palabra para entretener a los convidados. Había intermedios musicales con
danzas y cantos, ejecutados por profesionales. A su vez, los invitados llevaban sombreros de
flores o “coronas” perfumadas como señal festiva.
● Estos banquetes a comienzos del siglo I se habían convertido a tal punto en una muestra
de estatus social, que algunos hombres de la clase alta preferían morir antes de no poder
seguir dándose semejantes festines.
·
● El banquete era todo un arte. Durante la primera parte de la velada se distribuían la
comida, sin bebida. Para la segunda parte se bebía, sin comer. Esta segunda mitad constituía
el “banquete” propiamente dicho y era la más importante.
● Las cenas se servían en cantidades tan abundantes que llevaba a algunos comensales a
inducirse el vómito, a través de la conocida pluma de avestruz, para no perderse ningún
manjar.
Alrededor de la mesa de manjares se colocaban lechos (camas) para los comensales que
decidieran quedarse a dormir.
● En este tipo de celebraciones se distingue claramente las diferencias sociales, ya que
mientras tres cuartas partes de la población del Imperio Romano subsistía a pan, queso y uno
que otro tipo de legumbre, el cuarto restante se las arreglaba para gastar gran parte de las
riquezas del imperio en fastuosas e impresionantes comilonas.
●Los espectáculos:
En Roma, los espectáculos públicos que la clase dirigente procuraba al pueblo
se llamaban genéricamente juegos públicos (ludi). Eran gratuitos, pues eran
un derecho del ciudadano, no un lujo.
Los lugares de celebración de espectáculos eran tres: el circo, el
anfiteatro y el teatro, cada uno especializado en un tipo de espectáculo.
El circo.
El circo era un recinto alargado con gradas para los espectadores, y con
un pista (arena) dividida por un muro central (spina). El circo más antiguo e
imponente de Roma era el Circo Máximo, que contaba con un aforo de más
de 85.000espectadores.
Los juegos comenzaban con un desfile inaugural (pompa) por las calles
de Roma, desde el Capitolio hasta el Circo Máximo, desfile encabezado por el
magistrado que ofrecía los juegos, quien, al llegar al Circo Máximo, declaraba
inaugurado el espectáculo. Estos juegos solían incluir las siguientes
competiciones:
- Ludus Troianus, que consistía en un simulacro de batalla entre
los jóvenes de la aristocracia.
- Exhibiciones ecuestres, acrobacias a caballo realizadas por
jinetes expertos (desultores).
- Carreras pedestres, en las que durante horas y horas los
participantes daban cientos de vueltas a la pista del circo.
- Carreras de carros, que eran el plato fuerte de los juegos. Los
carros eran tirados por dos, tres o cuatro caballos. Cada carrera
consistía en dar siete vueltas a la pista alrededor de la espina
central.
Estos espectáculos de carros enloquecían a la multitud, que se dividía
en apasionadas facciones, cada una de ellas identificada por un color: los
verdes, los azules, los rojos y los blancos. Bajo estos colores latían diferentes
tendencias políticas y sociales: los azules solían representar a la aristocracia,
mientras que los verdes eran seguidos masivamente por las clases populares.
Los aurigas podían convertirse en auténticas estrellas si conseguían muchas
victorias, y lo mismo sucedía con algunos caballos, a los que el público conocía
y animaba como si fuesen personas.
Los juegos circenses servían además para realizar apuestas de grandes
sumas de dinero, que enriquecían a unos y arruinaban a otros.
El anfiteatro es una construcción ovalada que recuerda dos teatros
unidos. El anfiteatro Flavio, o Coliseo, el edificio más emblemático de Roma,
fue inaugurado en el año 80 d. C., y tenía una capacidad para 50.000
espectadores.
Este tipo de edificios, que no tiene precedentes en otras culturas
antiguas, consta de las siguientes partes:
- Subterráneo, galerías que albergaban las salas donde esperaban
los gladiadores, un foso y jaulas para los animales, las máquinas que
movían los decorados, etc.;
- Arena, óvalo central del anfiteatro, donde tenían lugar los
espectáculos.
- Cávea, graderío dividido en tres sectores, de los que el más
cercano a la arena estaba reservado a las clases altas. Se podía
disponer de un gran toldo (velum) para proteger al público del sol.
En el anfiteatro se ofrecían tres tipos de espectáculos: combates de
gladiadores, luchas de fieras salvajes y combates navales.
Los combates de gladiadores se convirtieron en el espectáculo
preferido por los romanos. Un hombre podía convertirse en gladiador de tres
maneras:
●por ser condenado a muerte o a trabajos forzados,
●por ser un esclavo castigado por su dueño,
● por ser un ciudadano libre que renuncia a todos sus derechos de
ciudadano (fundamentalmente por motivos económicos).
Los gladiadores se entrenaban en escuelas especiales, propiedad de un
empresario (lanista), que alquilaba o vendía los gladiadores al organizador de
los juegos. Había varios tipos de gladiadores, según su indumentaria y las
armas que portaban. Cuando uno de los luchadores caía al suelo vencido
pedía clemencia a la multitud, que decidía perdonarlo o hacía que el vencedor
lo degollara. Los vencedores obtenían una palma como premio simbólico,
recibían regalos y grandes sumas de dinero; el haber recibido varias palmas
convertía a un gladiador en auténtica estrella: su rostro aparecía en monedas,
jarrones y otros objetos, las mujeres caían rendidas a sus pies y se levantaban
estatuas en su honor. Incluso algunos emperadores, animados por la fama que
adquirían ciertos luchadores, se lanzaron a la arena, aunque sus combates
estaban, por supuesto, amañados.
Ante la expectación que causaban, el número de combates aumentaba
constantemente: famoso fue el ofrecido por Augusto, en el que, en ocho días,
intervinieron 10.000 gladiadores y, a medida que avanzaba el combate, los
esclavos apilaban los cadáveres y renovaban la arena empapada de sangre.
El teatro.
El teatro en Roma fue menos representativo que en Grecia. Las
tragedias y comedias eran apreciadas sobre todo entre las clases cultas, pero
el pueblo llano prefería otras variantes, como el mimo o la pantomima.
Los actores (esclavos y libertos) se agrupaban en compañías (greges),
dirigidas por el dominus gregis, que interpretaba los primeros papeles y
también hacía las veces de agente. La dura y errabunda vida de estos cómicos
mejoró con la relajación de costumbres de la sociedad romana y el apoyo que
recibieron de los poderosos.
Las funciones teatrales se realizaban en el marco de festivales que
tenían relación con fiestas religiosas. La algarabía que se formaba durante
estas representaciones debía ser impresionante: el público aclamaba a los
cómicos, o pataleaba si no le satisfacía el espectáculo, se llevaba su propia
comida o la adquiría en el recinto, y eran frecuentes las peleas y reyertas.
Llegó un momento en que la gente acudía al teatro a todo menos a guardar
silencio, a lo que también contribuyó algún emperador, como Nerón, que se
presentaba en secreto y estimulaba las riñas entre el público. Una vez más el
romano daba muestras de sus gustos: jolgorio, obscenidades, escenografía
aparatosa y sangre.
Durante los festivales solían representarse cada día una tragedia y una
comedia, aderezadas con mimos y otras diversiones entre acto y acto. Excepto
a los mimos, las mujeres romanas solían acudir a las funciones teatrales.
Sofía Corral Rodríguez N8