SOCIEDAD BBLICA IBEROAMERICANA
Carlos Fushan
Editor
LAS COSAS MEJORES
Estudio sobre Hebreos 6.4-9 Citas Biblia Textual - 3 Edic.
Sociedad Bblica Iberoamericana
Contenido
1. INTRODUCCIN 2. DESTINATARIOS 3. LA FE: Aplicaciones Distintivas 4. LA ESPERANZA: Resultados Distintivos 5. LOS QUE UNA VEZ 6. LOS QUE RECAYERON 7. LAS COSAS MEJORES 8. EPLOGO
Porque, en efecto, es imposible que los que una vez fueron iluminados y probaron el don celestial, y llegaron a ser partcipes del Espritu Santo, y probaron la buena Palabra de Dios, y los poderes del mundo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando otra vez para s mismos al Hijo de Dios, habindolo expuesto a la ignominia pblica.
He.6:4-7
1. INTRODUCCIN Una antigua polmica La afirmacin generalizada de que esta porcin constituye una advertencia dirigida a los santos de la Iglesia de Cristo, representa la ms fuerte objecin para adversar la doctrina de la seguridad de salvacin. Dentro de esta antigua polmica doctrinal, el pasaje de Hebreos 6.4-7 es presentado como el ms importante respaldo de tal eventualidad, Esta propuesta ha sido esgrimida repetidamente desde hace mucho tiempo por eruditos cristianos, igualmente fieles y sinceros, quienes estn de acuerdo en significar que, segn este registro bblico, el cristiano es susceptible a la prdida de su salvacin.
Dudas razonables Es verdad que, a primera vista, el pasaje plantea contradicciones cuando es comparado con aqullos en donde la promesa de salvacin es eternamente firme por la sola fe en Cristo, y en principio hemos de aceptar el hecho de que difcilmente exista una exhortacin tan dramtica, capaz de conmocionar al voluble corazn, ya que expone dudas razonables en cuanto a la confianza que todo creyente debera tener en torno a su salvacin personal. Ser posible, despus de todo, que un hijo de Dios, lavado y perdonado en la Sangre, logre soltarse de su firme Ancla He.6.19, y que su destino se vea sbitamente trastrocado del cielo al infierno, y la promesa de gozo, paz y amor celestial cambiada de pronto en una horrenda expectacin de juicio, y de hervor de fuego que devora a los adversarios? He.10.27. Cmo conciliar esta solemne advertencia con la promesa de nuestro Pastor, de que nadie podra arrebatarnos de Su mano y que no pereceramos jams? Jn.10.27-28.
Criterios de interpretacin Ahora bien, es nuestra opinin que aqu (como en cualquier otra porcin bblica), tales contradicciones surgen siempre que se intenta una interpretacin privada del texto. El apstol Pedro nos advierte del fracaso que resulta al interpretar la Escritura fuera de su contexto: Ninguna profeca de la Escritura produce su propia solucin 2P.1.20. Estando, pues, la Escritura conformada por muchas profecas, lo que el apstol intenta decirnos es que cada una de ellas ha de ser interpretada a la luz de la bendita suma Sal.119:160, quien ser el nico intrprete para dilucidar el tema. Tratar entonces de establecer la identidad de los que
una vez fueron iluminados, sin considerar detenidamente el contexto, cercano o remoto, y sin efectuar una exgesis profunda y comparativa de ciertos vocablos claves del pasaje, es exponerse a obtener resultados inexactos, que es lo que creemos que ha sucedido en este caso. Insistimos pues: Nuestra propuesta se disciplina de manera tal, que slamente la Biblia d solucin al difcil pasaje que nos ocupa. Al dirigir as nuestro esfuerzo para que la misma Biblia sea la que arroje su gloriosa luz interpretativa, estamos proponiendo una frmula eficaz, pues slo la autoridad que late en la Escritura es capaz de persuadir al engaoso corazn 1Jn.3.19-21. Una advertencia fraterna Como en toda obra nuestra, la narrativa es escasa y las citas mltiples. El presente estudio bblico no est diseado para una lectura rpida y recitativa, sino para el estudio diligente y repetido. Los criterios de interpretacin son serios y se aplican rigurosamente. Sin embargo, tambin es indispensable iniciar las consideraciones del tema con una actitud libre de prejuicios, que ser de inestimable ayuda en la comprensin de sta o cualquier otra doctrina. Los prejuicios pueden representar un estorbo considerable en nuestra ya rdua tarea de examinarlo todo para retener lo bueno 1Ts.5.21. Veamos cmo, por medio de un sencillo anlisis del contexto y la exgesis comparativa del texto, nos ser posible conciliar razonablemente estas aparentes contradicciones, y comprobar, con alivio, que nunca violentaron la armona y perfeccin de la Escritura.
Habiendo Dios hablado en el tiempo antiguo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos postreros das nos habl por medio del Hijo,
He.1.1-2a
2. DESTINATARIOS
Quines son? La identificacin cierta, inequvoca, acerca de quines son los receptores de la Epstola, es indispensable para solucionar el problema doctrinal que nos ocupa. Lo primero que notamos, como bien lo indica su ttulo, es que la Epstola est dirigida a los hebreos. Como tal, su tema central es acerca de los hebreos; su gran propsito es la exaltacin de Jess, el Hijo de Dios, por encima de la creacin y de los seres creados, sean anglicos o humanos. Luego de exponer la superioridad de Jess sobre los profetas del Antiguo Pacto, el autor declara la supremaca del Mesas sobre los ngeles 1.4-2.18, sobre Moiss 3.1-6, sobre Aarn 4.14 5.1-10, y finalmente sobre el padre de todos ellos: Abraham 7.1-10, con el propsito de afirmar la fe y regar la esperanza mesinica en sus destinatarios, quienes corran el riesgo de tener en poco una salvacin tan grande 2.3.
Estilo literario Es muy improbable que el estilo exhortativo de la Epstola est dirigido a persuadir la mente del gentil, por cuanto el aprecio de su salvacin nunca haba estado relacionado con epopeyas y personajes de la Nacin Hebrea, y con dificultad podan ser obstculo en la escala de valores espirituales del creyente gentil, sitial que naturalmente ocupaba Jess como Seor. En cambio, para el judo que decida aceptar al hijo del carpintero como su Mesas Salvador, confrontaba - y todava puede confrontar- tropiezos y dificultades, que el creyente gentil nada sabe; decisiones dramticas que inician transiciones jams experimentadas por alguien no judo. Leyendo la Epstola, se hace evidente que lo que constrie al autor a escribir es la gradual y casi inconsciente admisin de duda de sus destinatarios. Esta actitud comenzaba a opacar su esperanza y, aunque crean en el Mesas, haban llegado a tener un concepto empobrecido de su vocacin. Ellos se hallaban confusos por las contradicciones que, por un lado, propona la grandeza de su llamamiento con la realidad de sus limitaciones terrenas. La paradoja de tenerlo todo y no tener nada, de alguna manera, estaba logrando menguar la intensidad del poder de su fe y la gloriosa frescura de su esperanza exigida por el llamamiento. Los dos grupos A fin de conocer la identidad de los que una vez (grupo que el autor utiliza como ejemplo 6.4), es necesario iniciar la investigacin y bsqueda del sujeto retrospectivamente, lo cual nos llevar hasta el inicio mismo de la Epstola. All, relacionados con nuestro propsito especfico, se destacan dos grupos de indivi
duos. A saber, los padres, quienes constituyen la generacin (nacin israelita) durante el perodo del xodo Hch.7.38-43 13.17-18 1Co.10.1-5 Jd.5, y seguidamente, con la expresin nos ha hablado, el autor se asocia a sus destinatarios para integrar el grupo receptor. De esta forma, ya antes de que concluya el segundo versculo, nos es posible identificar con claridad a dos grupos; uno sirviendo como ejemplo de amonestacin al otro. De all en adelante, durante los primeros seis captulos de la Epstola, estos dos grupos establecen a travs del texto un contrapunto cuyas citas comparativas entrambos se suceden as:
Cita Referencia Identificacin
1.1 los padres 1.2 nos habl 2.2 la palabra hablada por ngeles 2.3 nosotros 3.7-11 aquella generacin 3.12 vosotros 3.16-19 quienes? 4.1 vosotros 1.1 los padres 1.2 nos habl 2.2 la palabra hablada por ngeles 2.3 nosotros 3.7-11 aquella generacin 3.12 vosotros 3.16-19 quienes? 4.1 vosotros
*comp.G.3.19;
la generacin del desierto el autor y sus destinatarios a la generacin del desierto* el autor y sus destinatarios. la generacin del desierto los destinatarios la generacin del desierto los destinatarios la generacin del desierto el autor y sus destinatarios a la generacin del desierto* el autor y sus destinatarios. la generacin del desierto los destinatarios la generacin del desierto los destinatarios
Hch.7.51-53.
Del anterior anlisis, claramente se evidencia que los que una vez fueron iluminados no son otros sino aquella generacin que sali de Egipto y peregrin durante cuarenta aos en el desierto. Este grupo es el que sirve de modelo para amonestar a los destinatarios. Simblicamente, las experiencias de estos iluminados pueden asemejarse a la de los espas en Cades Barnea Dt.1.19-26, quienes en verdad llegaron a pisar la tierra prometida y tuvieron el fruto de esa tierra en sus propias manos, y sin embargo volvieron al desierto. Esa, y ninguna otra, es la identificacin del sujeto que claramente refiere el texto sagrado.
... ya que hay un solo Dios, el cual declarar justos a los circuncisos a base de fe, y por medio de la fe a los incircuncisos.
Ro.3.30
3. LA FE: Aplicaciones Distintivas Caractersticas distintivas Observemos las diferencias vitales: Dios justifica al judo en base a su fe, en tanto que el gentil es justificado por medio de la fe. Lejos de ser repeticiones vanas, dichas expresiones hablan claramente dos modos distintos de justificacin. Comentaremos su carcter distintivo para hacer notar las diferencias en la propuesta que, en Su soberana, Dios ha establecido para el judo y el gentil; esto es, la manera en que Dios realiza sus respectivos llamamientos. A modo de parntesis, veamos primeramente los distintos usos bblicos para el vocablo fe.
En el Antiguo Pacto Si, en lnea general, consideramos la fe como una relacin y actitud personal entre el hombre y Dios, entonces las referencias del Antiguo Pacto respecto a esta virtud no revisten una importancia primordial, por cuanto gran parte del inters antropolgico se torna secundario ante la excelencia del punto de vista teocntrico. Tal como se desprende del texto vetero-testamentario, la fe es siempre una reaccin humana ante la accin divina previa. Considerando que, inicialmente, la estructura religiosa de Israel era colectiva, resulta dificil entonces observar que la vida espiritual pudiera expresarse comunitariamente. Solamente cuando el individuo logra liberarse de las ataduras colectivas, es cuando comienza a aparecer una riqueza en el uso de la fe, en base a las experiencias propias del individuo. Solo entonces el texto sagrado dedica especial atencin a la actitud del hombre en sus expresiones personales a Dios. Otro factor descollante, que no se puede pasar por alto, es el hecho asombroso de que dos grupos de significado, bsicamente diferentes y hasta contradictorios, surgen por la aplicacin de dos palabras que definen dicha relacin entre el hombre y Dios, a saber, temor por una parte y confianza por la otra. Desde el principio de la revelacin bblica, estas palabras han retenido su valor contradictorio, pero aun as, se han mantenido muy cercanas, hasta, en oportunidades, llegar a fundirse entre s, de manera que la usual frase temor de Dios lleg a ser una muy concreta expresin de fe.
En el Nuevo Pacto No sin diferencias, fe en el Nuevo Pacto es el trmino comn que define la relacin entre el creyente y Dios. Sus varias formas exhiben en el griego una gama de aplicaciones que inicialmente identifican la palabra con a. el significado bsico de creer (definido en He.11.1-3); b. el sentido de obedecer (enfatizada en He.11.4-40); c. como connotacin de confianza (combinada con la fe); d. como esperanza (relacionada con la confianza).
Finalmente, se usa con e. sentido de fidelidad. Esta evaluacin exhibe distintos grupos de significado: 1. Fe, como definicin de una propuesta invisible e intangible que, en la presente dispensacin de gracia, marca de punta a punta, de principio a fin -de fe a fe- todo el proceso de justificacin divina (Ro.1.17; He. 12.2). 2. Fe, como base de justificacin hacia el judo, distintivamente del gentil (al cual se le concede graciosamente como don). 3. Fe como patrimonio personal. En los Evangelios la fe se exhibe como una virtud que califica la vida espiritual y moral del israelita (Mt.9.28-29). En ese contexto, Jess exhorta Mr. 11.22, reclama Mt.8.26, cuestiona Mr.4.40, condiciona y alaba Lc.7.9, califica Mt.17.14-20, acta y recompensa Mt.9.2, 22, a sus compatriotas, segn las exigencias que les compete como Pueblo Escogido. 4. Fe, como don gratuito, instrumento para la salvacin de los gentiles Ef. 2.8, y del remanente israelita Ro.11.5. 5. Fe como carisma del Espritu 1 Co.12.9; en este caso dado por medida Ro.12.3, como instrumento de trabajo en la obra del ministerio. 6. Fe, como cuerpo de doctrina Ro.6.17; 12.6; una vez dada a los santos Jd.1.3 (Tal es el sentido en Ro.1.5 y Ap.2.13). 7. Fe, como definicin de fidelidad, fruto del espritu humano para agradar a Dios Ga.5.22.
El patrimonio de Israel Hecho el recuento, toca ahora resaltar la constante manifestacin de Dios hacia Israel, su pueblo terrenal. El registro porque ciertamente no socorri a los ngeles, sino que socorri a la descendencia de Abraham He.2.16, expresa en sntesis una extensa verdad. Al recorrer las pginas del Antiguo Pacto es fcil notar las continuas maravillas y cuidado de Dios hacia el pueblo que haba escogido. El estudiante bblico reconocer, sin lugar a dudas, que Dios es, ciertamente, el Dios de Israel. Desde el llamamiento de Abraham, quien junto con Isaac y Jacob recibi las promesas, siguiendo por los Patriarcas, antes del cautiverio, hasta Moiss, cumplido el tiempo de esclavitud, Dios recordaba y renovaba constantemente Sus promesas a Sus elegidos. Durante la poca de Josu y los Jueces hasta Samuel, Dios les continu manifestando su favor. Luego confirm a David en su trono eternamente, y reafirm con su hijo Salomn la promesa del Reino. Vez tras vez, en obediencia o en desobediencia, en libertad o en cautiverio, Dios continu enviando Sus siervos los profetas hasta la llegada de Juan, el ms grande todos los nacidos de mujer. Desde el llamamiento de Abraham hasta el Bautista, por dos largos milenios, Dios haba manifestado su poder y bondad, sus seales y maravillas, de manera que, por mostrarse de continuo a ese pueblo, Israel haba llegado a ser paradigma de una tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella He.6.7.
La exigencia divina Llegado el tiempo de la manifestacin de Jess, una vez comenzado Su ministerio terrenal, era natural que el eterno YO SOY pretendiera hallar fe en su pueblo. Despus de todo, a quines sino a los judos se haba manifestado? Los Evangelios expresan esta virtud -la fe- dentro de un contexto de exigencia por parte del Hijo de Dios. Como si, a causa de las constantes manifestaciones de YHVH a Su pueblo, la fe fuera una condicin que naturalmente deba hallarse latente en todo judo. Los Evangelios dan prueba abundante de lo que venimos
tratando. Por ejemplo, el Seor condena el afn y la ansiedad Mt.6.25-30 como expresiones de desconfianza hacia la Providencia. Las palabras a sus discpulos durante la tormenta Mt.8.26, y el escaso poder espiritual de stos Mt.17.14-20 resultan en un reclamo evidente de Jess para sus difidentes apstoles. Por otra parte, los menesterosos que anhelaban recibir el favor del Mesas, eran urgidos por ste a expresar su fe con confianza y certeza, como marco condicional para recibir lo que pedan. Quienes as ejercitaban su fe, alcanzaban el beneficio de acuerdo a su propia virtud; los que no, no lo alcanzaban Mr.6.56a. El pasaje de Mateo 9.29 es otro buen ejemplo de lo que venimos hablando. All, dos ciegos esperan recibir la vista. Le reclaman sanidad a su paisano, el Hijo de David. El Seor les responde cuestionndolos, si acaso ellos creen que l pueda hacer tal cosa. Ante la afirmacin de los invidentes Jess les toca en los ojos, y les dice: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Similarmente, se describe la sanidad que un paraltico recibe gracias a la fe de sus amigos Mr.2.5. De esta manera, todo beneficio, milagro y sanidad, y ms aun, la salvacin misma Mt.9.20-22; Lc.7.36-50 se obtena invariablemente por la fe de los propios solicitantes. Dicha virtud se muestra como una posesin de cada uno de ellos. Vemos as cmo en los Evangelios la fe se presenta como un patrimonio personal que Jess esperaba hallar en cada israelita. La poca o mucha fe de aquellos hombres y mujeres redundaba en los pocos o muchos beneficios que reciban del cielo Mt.17.20. As entendido, estO puede arrojar luz respecto a la urgente demanda de hallar fe en la tierra Lc.18.8, cuando Jess regrese en el tiempo de angustia para Jacob Jer.30.7. La ddiva divina Contrapuesto a la frmula anterior, las Epstolas revelan una aplicacin distintiva para la justificacin del hombre gentil. En este caso, la fe se utiliza como un instrumento meditico, el cual nos explica cmo fue que Dios se manifest a los que no preguntaban por l Ro.10.20. Las Epstolas nos informan que el gentil alcanza salvacin por medio de una fe no suya Ef.2.8. Y esto es lgico, pues la fe en el Dios de Israel es algo que el gentil nunca tuvo, pero que ahora, de repente, le es dada gratuitamente como medio para ser salvo 2Co.4.13. Contrario a las exigencias que plantean los Evangelios, en donde el judo puede gloriarse en su fe, el creyente gentil es exhortado a pensar de s mismo con cordura... conforme a la medida (gr. metrn) de fe que Dios le dio Ro 12.3, y a no jactarse por su mucha fe, pues al fin de cuentas, la recibi de parte de Dios Ro.14.22. En el gentil entonces, la fe acta como instrumento concedido gratuitamente, el cual permite que la promesa de Dios sea firme en l Ro.4.16, como una ddiva que lo salva 2Ti.3.15, y justifica Ro.3.21-28. Este don maravilloso, que lo ha transformado esencialmente en hijo de Dios G.3.26, le da entrada a, y permanencia firme en la gracia Ro.5.2. La fe, como ddiva, lo hace estar en pie Ro.11.20, y mantiene sin marchitar su esperanza G 5.5; Ro.5.2b. El precioso don otorga al creyente paz con su Padre Ro.5.1. Es escudo eficaz contra las acechanzas de su Adversario Ef.6.16; y manifiesta Omnipotencia para ser preservado en el mundo 1P.1.5. Es su victoria consumada 1Jn.5.4,... y su resurreccin! Col.2.12.
... la cual casa somos nosotros, si nos aferramos a la confianza y a gloriarnos en la esperanza... porque hemos llegado a ser partcipes del Mesas con tal que retengamos firme hasta el fin el fundamento.
He.3.6,14
4. LA ESPERANZA: Resultados Distintivos Trminos de condicin En la porcin mencionada arriba se destacan sendos trminos de expresin condicional (si y con tal que). Su registro establece las oraciones en un trmino condicional. Similar al caso de la fe, la esperanza es propuesta a los hebreos dentro de un contexto de esfuerzo personal, y como en el caso de la fe, as tambin existen diferencias sustanciales entre judos y gentiles respecto a la esperanza de cada uno de ellos. Veremos a continuacin cmo el apstol Pablo se refiere a la esperanza de los gentiles bajo un trmino de conclusin.. Esta diferencia es muy importante en el caso que nos ocupa. No es lo mismo un trmino de condicin que uno de conclusin. Estas frmulas expresivas no pueden ni deben ser aplicadas ni valoradas como si fueran iguales. Observmoslo: ... hemos obtenido derecho de entrada a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Ro.5.2 Trminos de conclusin El trmino registrado aqu es de conclusin. Pablo afirma que el gloriarse en la esperanza es el resultado de estar firme en la gracia. Aqu no hay exigencia, ni condicin, ni esfuerzo personal alguno para mantener viva la esperanza. Pablo no slo afirma que el creyente se glora en su esperanza sino tambin en sus tribulaciones 5.3. Es obvio que el gloriarse en la esperanza no se propone igual a gentiles que a hebreos, pues mientras que para aqullos se define como un hecho concluido, para stos es una exigencia an no cumplida, condicionada a requisitos de actitudes y comportamiento. A diferencia del gentil, a quien se le ha concedido una esperanza que no ser avergonzada Ro.5.5, al judo se le exige mantener firme su esperanza en el Mesas Jess, en base al Pacto que el Dios de Israel hizo con sus padres. Un buen ejemplo de estas diferencias notables entre gentiles y judos, y su relacin con la gracia y las obras, lo constituye la historia de Isaac y Jacob. El relato distintivo de sus experiencias, nos muestran en tipo lo que venimos tratando de explicar.
5. LOS QUE UNA VEZ Mediante la exgesis de tres palabras que califican a los que una vez fueron iluminados 6.4-5, nos detendremos a evaluar sus beneficios para luego compararlos con los que recibieron las cosas mejores 6.9-20. Las tres palabras clave son: 1) iluminados; 2) gustaron; 3) partcipes.
Iluminados La raz de la palabra griega es fotizo, la cual ha sido traducida correctamente por iluminado. Esta palabra se registra en el NP en once oportunidades Lc.11.36; Jn.1.9; 1Co.4.5; Ef.1.18,3.9; 2Ti.1.10; He.6.4, 10.32; Ap.18.1, 21.23, 22.5, siempre con ese sentido. Ahora bien, es importante notar que ser iluminado es, en efecto, recibir una luz que no es propia, como, por ejemplo la tierra y la luna son iluminadas por el sol. De esta forma, es posible afirmar que los que fueron iluminados, pueden ser comparados con planetas que no generan luz propia. Gustaron el don celestial. La palabra griega geunomai ha sido traducida por gustar. Esta transcripcin es fiel pues expresa sus limitaciones propias. Gustar (o probar) una pizca, como la cocinera prueba la sal de su comida. Tal palabra jams podra expresar una experiencia plena, completa. El valor exacto de geunomai se refleja en Mt.27.34, donde Jess rechaza el vinagre mezclado con hiel, despus de haberlo probado (geusavmeno).
Hechos partcipes del Espritu Santo. Aunque bien lograda con su equivalente castellano partcipes, esta traduccin de metaxous no expresa plenamente la fuerza del original griego. La palabra metaxous est formada por su raz meta, preposicin que significa con, o ms exactamente juntamente con, al lado de, de parte de, y por el verbo transitivo tener. Denota un sentido de participacin con algo o alguien sin necesariamente llegar a ser parte esencial del sujeto. La preposicin griega meta es muy fuerte, y limita el verbo a la simple funcin de yuxtaponer una cosa al lado de la otra. Gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero Nuevamente qu el texto registra la palabra geunomai. Como hemos dicho anteriormente, el caso ejemplariza a los israelitas que, estando en las puertas mismas de la tierra prometida, no entraron. Ellos llegaron a gustar la pizca de la Divina palabra y los poderes de la edad futura, aunque sus experiencias vinieron a ser sombra de las gloriosas realidades que seguiran los sufrimientos de Cristo 1P.1.10-12. Un poco ms adelante podremos darnos cuenta de las enormes diferencias entre gustar de la buena Palabra de Dios y los poderes del siglo venidero y las cosas mejores que tienen salvacin.
Jess les respondi: Si fuerais ciegos, no tendrais pecado; mas ahora, porque decs: Vemos, vuestro pecado permanece.
Jn.9.41
6. LOS QUE RECAYERON Ignorar voluntariamente Si el estudiante bblico detiene su atencin sobre el uso y aplicacin que la Epstola a los Hebreos hace del verbo recaer He. 6:6, podr darse cuenta que tal palabra no se usa para indicar una accin relacionada con cualquier tentacin que lleve a pecados de la carne. Aqu, el acto de recaer que nos refiere la Escritura, consiste en el pecado que ms asediaba a los hebreos. A saber, la apostasa Ro.14.23; He.11.6. Este pecado de apartarse de la fe, es el que ejemplariza la imposibilidad de ser renovado para arrepentimiento. Este pecado sobrepasa al pecado de muerte que refiere el apstol Juan 1Jn.5.16, y es muchsimo ms grave que el del fornicario de Corintio 1Co.5.1-5. Recaer refiere aqu un pecado en donde el espritu del hombre, esto es, su conocimiento, hace comn acuerdo con su alma, esto es, su voluntad y como una resolucin completa del ser, decide ignorar voluntariamente la Obra Divina de Redencin, y justificarse mediante las obras de la Ley en un esfuerzo propio. Estos son los que no quieren que sus obras sean tradas a la luz. El inspirado autor de Hebreos considera la accin de recaer como una desligadura voluntaria de la nica provisin de Dios para salvar al hombre. Una accin consciente, alejada de toda posible influencia o tentacin externa, sea humana o anglica. Recaer, es abandonar conscientemente al Abogado Redentor. Es desechar el don de justicia dado por Dios Ro.5.17, para sustituirlo por una justicia propia. Recaer es llegar a la conclusin firme y decidida de abandonar al Mesas y retornar a la justificacin por la ley de Moiss. Para el tiempo de la emisin de la Epstola, tal doctrina se haba introducido entre los judeocristianos de Jerusalem Hch. 21.20, y comenzaba a influenciar las iglesias gentiles de Galacia. Esta enseanza es definida por el apstol Pablo como el otro evangelio que se halla bajo el terrible anatema de Dios. Los que por la ley intentis justificaros -les haba escrito - de Cristo os desligasteis, de la gracia habis cado G.5.4. A esta altura, es importante notar que, en ninguna de sus epstolas, el apstol Pablo utiliza la palabra recaer. Y esto es razonable, pues Pablo es apstol enviado a los gentiles, y cmo podra cualquier gentil volver a caer en algo que no ha estado previamente? Para los tiempos de la Ley los gentiles se hallaban sin Cristo, alejados de la ciudadana de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo Ef.2.12. Difcilmente entonces poda el gentil volverse hacia mandamientos y reglamentos, leyes y ordenanzas que jams le haban sido propuestas. Esta simple conclusin confirma una vez ms que la Epstola se dirige exclusivamente a la nacin israelita, la cual, desde los que salieron de Egipto por mano de Moiss He.3.16 Hch.7.38-43 1Co.10.1-5 Jd.5, hasta los que llegaron a matar al Autor de la vida Hch.3.15, son puestos como paradigma de amonestacin, a fin de que los destinatarios alcancen la promesa de Dios.
Pero en cuanto a vosotros, amados, aunque hablamos as, hemos sido persuadidos de cosas mejores, que tienen salvacin,
He.6.9
7. LAS COSAS MEJORES Cules son? En nuestras discusiones sostenidas en defensa de la seguridad de salvacin, al enfrentarnos a opiniones, dudas y argumentos en torno a este antiguo y polmico tema, damos casi por sentado que nuestros interlocutores citarn la porcin de Hebreos 6.4-8 como su favorito. Siempre que sucede, les preguntamos si acaso han proseguido la lectura hasta el versculo nueve. No sin tristeza, tenemos que confesar que la respuesta en general ha sido siempre superflua o evasiva. Veamos ahora la importancia de considerar detenidamente el versculo nueve. Tal como se lee, surge de inmediato la pregunta: Cules son esas cosas mejores? De su respuesta depende la solucin de nuestro problema. Observemos inicialmente 1) la presencia de los adversativos pero y aunque. Estos indican que, de all en adelante, el autor comenzar a adversar su propuesta anterior. 2) La voz pasiva desprende claramente que el autor de la Epstola y sus asociados, haban sido persuadidos -obviamente por Dios- de que mejores cosas que las sombras He.8.5 se haban ya manifestado como una maravillosa realidad. Tratar de resumir, de sintetizar esas cosas mejores es una tarea prcticamente imposible. La extensin de lo que abarcan las inmensurables riquezas de la Gracia Divina, slo puede expresarse en superlativos. No obstante, reconocido el obstculo, y para distinguir entre aqullos que una vez fueron iluminados (6.4) y los amados (6.9) intentaremos enumerar algunas de esas cosas mejores que tienen salvacin. Ser hijo de luz. Quienes adversan esta doctrina, y esgrimen (entre otros) el pasaje de He.6.4-5, afirman que las experiencias all descritas, sealan a una persona que, en algn momento, fue salva. Sin duda que estas definiciones se cumplen en principio en el creyente, pero en ste alcanzan realidades mucho ms profundas e intensas. Una vez destacadas las caractersticas de los que una vez fueron iluminados, qu comparacin hacer ahora con aqullos que son luz en el Seor Ef. 5.8, y que brillan en las tinieblas? 2Co.6.14. Cmo no establecer la diferencia entre quienes reciben una luz que no es propia con aqullos que son hijos de luz? 1Ts.5.5. Cmo no enfatizar la disimilitud entre la luz generada por un bombillo incandescente y los objetos que ilumina? Hemos citado tambin brevemente el ejemplo entre estrellas y planetas. Para tener luz, la Tierra necesita ser iluminada por el Sol, en tanto que ste, al igual que cualquier otro astro, general su propia luz. Tal paradigma astronmico es utilizado en la Escritura para tipificar al creyente Gn.15.5 He.11.12a.
La naturaleza divina A mayor abundamiento, se ha de distinguir entre haber gustado la Palabra de Dios y haber sido engendrado por la Palabra de Dios 1P.1.23. La Palabra es comparada all con una simiente incorruptible 1Jn.3.9, la cual regenera al creyente y le da fuerza para vencer 1Jn.2.14. Este hecho (de haber sido engendrado por la sperma divina) implica que el cristiano es esencialmente hijo de Dios Jn.1.12-13. Para explicar esta realidad trascendental (a diferencia de metaxous), Pablo utiliza la palabra koinonoi, esto es, dar a alguien una parte de algo. De all la traduccin comn-unin, comunin. Este vocablo lo repite no menos de seis veces 1Co.1.9; 10.16; 2Co.6.14, 13.14; Fil.1.5, 2.1, para establecer que por la ddiva del perdn, obtenido por la derramada Sangre, y mediante un llamamiento irrevocable Ro.11.29, el creyente se ha convertido en templo del Espritu Santo 1Co.3.16-17; 6.19. Las limitaciones de metaxous se evidencian nuevamente cuando el apstol Pedro, al dirigirse a los que haban alcanzado la preciosa fe 2P.1.1, utiliza koinonoi para expresar que sus destinatarios haban llegado a ser consubstanciales con la naturaleza divina 2P.1.4. Cmo no comparar metaxous con koinonoi?
Una propuesta asombrosa Veamos ahora qu clase de propuesta tiene la Biblia para nosotros, los que creemos. El vocablo griego metamorfoo = transfigurar, ocurre cuatro veces en el Texto Sagrado, siempre en voz pasiva. Los dos primeros refieren la transfiguracin del Seor Jesucristo Mt.17.2; Mr.9.2. El siguiente, en Romanos 12.2, asombrosamente, se propone como invitacin a los santos: Sed transformados...! (metamorfouste). Esto indica que el creyente, mediante una vida rendida a Dios, puede hacer que la luz que est en l surga desde su interior, y finalmente, se dirige a los corintios sepan que Dios ha resplandecido en ellos 2Co.4.6, con una luz tan propia del cristiano, que ste puede ser transfigurado de gloria en gloria en la misma imagen de su Seor 2Co.3.18. La diferencia entre ser iluminado y ser luz es igual a la distancia entre la arena de la orilla del mar y las estrellas de los cielos Gn.22.17.
El siglo venidero Quienes confunden a la generacin del desierto con los santos de la Iglesia, aseguran que los poderes del siglo venidero se refieren a las glorias que la Iglesia disfrutar en la futura dispensacin del Reino. Humildemente discrepamos. Desde el mismo instante que se inici la dispensacin de la gracia el da de Pentecosts, los poderes del siglo venidero estn confluyendo en el cristiano juntamente con el presente siglo malo. Una de las primeras menciones de ese cambio de siglo, es anticipado por Jess Jn.16.12-13. Los poderes eran venideros para la generacin del desierto, pero para el creyente, tales poderes son experiencias disfrutadas actualmente por fe. Los hijos de Dios viven simultneamente en dos dimensiones temporales, que son: el presente siglo malo G.1.4 (del cual han sido librados), y el siglo venidero, el cual ya ha sido alcanzado por la fe Ro.12.2; 1Co.2.6, 10.11; He.9.26. El presente siglo malo tiene su dios, Satans 2Co.4.4, y sus prncipes 1Co.2.7-8. El siglo venidero y sus poderes en cambio, son experiencia exclusiva del cristiano, que se inicia desde el momento mismo en que es transformado por el Evangelio Ro.1.16, por cuyo poder le
es quitada la muerte y manifestada la vida y la inmortalidad 2Ti. 1.8-10; Tit.1.1-3. El cristiano disfruta hoy de la Vida Eterna 1Jn.5.12. Al israelita le ha sido reservada para la futura edad del reino Mr.10.30; Lc. 18.30, 20.34-36. Abundantemente Tambin hay distancia considerable entre los que fueron hechos partcipes del Espritu Santo y aqullos que fueron lavados y regenerados por el Espritu que se les dio a beber, y abundantemente se derram sobre ellos Ro.12.13; Tit 3.46. Como antes dijimos: ser hecho partcipe del Espritu, no implica en manera alguna ser parte esencial de ese Espritu. Esta idea se afirma por el uso del verbo participar en las epstolas paulinas. Pablo menciona la participacin que el creyente tiene con los sufrimientos de su Salvador Ro.8.17, y con la herencia celestial Col.1.12, pero en ninguna parte nos vemos participar con la naturaleza divina. La esperanza de gloria Opuesto a este concepto, la Biblia define la posicin de Cristo en el creyente. El sublime sitial que Pablo llama la esperanza de gloria es, nada ms y nada menos que, Cristo en el nosotros! Col.2.7. La fuerza de la pequea preposicin en, no puede ser subestimada, toda vez que expresa la posicin resultante que Cristo, por Su muerte y resurreccin, ocupa en el creyente. Las aplicaciones distintivas de las preposiciones con y en, fueron sealadas primeramente por el Maestro. Con la perfeccin que lo caracteriza, Jess mira hacia Pentecosts, y anuncia: El Espritu de la Verdad, al cual el mundo no puede recibir, pues no lo ve ni lo conoce. Vosotros lo conocis, porque mora con vosotros y estar en vosotros Jn. 14.17. Ninguna duda cabe, pues, respecto a nuestra integracin en l y a nuestro compaerismo con l, implicando la identificacin de Su vida en la nuestra y viceversa, referida en Su cumplida promesa Yo en vosotros y vosotros en M. Esta suprema e inaudita interrelacin, nunca antes experimentada por el hombre, nos obliga a observar su carcter distintivo: No es lo mismo (ni se escribe igual) participar del Espritu Santo, que tenerlo. Es lo mismo ser partcipe que ser hecho uno con el Espritu de Cristo llegando a tener Su mente? 1Co.6.17 S! Su mismsima mente! 1Co.2.16b. Obviamente no. lleno del Espritu Santo En distincin de los que fueron hechos partcipes del Espritu, el cristiano tiene el privilegio de alcanzar Su plenitud y llenura del mismo modo que lo experimentaron los apstoles. En efecto, lo lograr si, negndose a s mismo Lc.9.23, y agradando en lo bueno a los dems Ro.15.2, se dispone a andar en Espritu G.5.16, haciendo Su voluntad sin contristarlo Ef.4.30, ni apagarlo 1Ts.5.19. por ocultacin de pecados 1Jn.1.9.
Ser
Ser bautizado por el Espritu Santo En lugar de simplemente gustar el don celestial, todo creyente ha recibido (siempre por gracia) el inmenso privilegio de ser bautizado por el Espritu Santo Hch.1.5; 1Co.12.13a; G.3.17. Esta misteriosa inmersin espiritual opera las ms grandes transformaciones del ser humano, esta vez en relacin con la Iglesia.
Accin maravillosa mediante la cual el Espritu Santo va colocando funcionalmente a cada miembro dentro del Cuerpo de Cristo, para formacin y consolidacin de la Iglesia, en respuesta a Su solicitud ... para que todos sean uno, como T Padre en m, y Yo en ti; que tambin ellos estn en Nosotros,... para que sean uno como Nosotros somos uno. Yo en ellos y T en m, para que sean perfeccionados en una unidad... Jn.17.21-23, y se cumpla el gran misterio de ser miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos Ef.5.29-32. Para qu? He aqu Su respuesta: ... para que el mundo crea y conozca que T me enviaste, y los amaste a ellos como me amaste a m.
8. EPLOGO Repetimos lo que antes fue dicho; para nosotros no es gravoso y para el lector, provechoso: Recordemos no sacar el texto, por pretexto, fuera de contexto. Quien lee 6.4-8, debe tambin leer el versculo 9. En este versculo, el adversativo inicial muestra claramente que el autor va a contrariar toda su lnea de pensamiento anterior. Qu lo hace cambiar? Obviamente el sujeto. Hasta el v.8, ha fijado su ejemplo en los que una vez fueron iluminados. De aqu en adelante, hasta 6.20, son los destinatarios de la Epstola, a quienes les hace saber unas cosas mejores que tienen salvacin. El presente estudio nos permite entonces parafrasear la seccin de Hebreos 6.4-9 as: Una y otra vez hemos puesto por ejemplo a nuestros antepasados, la generacin que sali de Egipto por la mano poderosa de Dios, pero deambul en el desierto durante cuarenta aos, porque no pudo agradarlo a causa de su desconfianza. Sin embargo, aunque os hemos hablado as respecto a ellos, esto no puede aplicarse a vosotros, porque hemos sido persuadidos por Dios para comunicaros un mensaje de cosas mejores que las que fueron propuestas a nuestros padres, por cuanto ellas contienen salvacin en s mismas. Od las cosas mejores...!