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Hitchcock Alfred - Los Tres Investigadores - MISTERIO de LA ARAÑA de PLATA - Robert Arthur

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Alfred Hitchcock y Los Tres Investigadores e n Misterio de la Araa de Plata

Texto de Robert Arthur Ilustraciones de Harry Kane Ttulo original THE MISTERY OF THE SPIDER Copyright, 1964, by Random House, Inc.

Traduccin de M. L. POL DE RAMREZ Cubierta: Bada-Camps.

Otro escaneo de Conner McLeod

EDITORIAL MOLINO, 1968 Apartado de Correos 25 Calabria, 166 - Barcelona (15) Depsito Legal, B. 43.404-1968 Nmero de Registro, 7.413-68 Impreso en Espaa - Printed in Spain A. G. PONSA, Gonzalo Pons, 23 Hospitalet (Barcelona)

Presentacin de Alfred Hitchcock

Investigamos todo es el lema de Los Tres Investigadores Jpiter Jones, Pete Crenshaw y Bob Andrews, de Rocky Beach, California, cerca de la famosa ciudad de Hollywood. Y as lo hacen, como bien saben quienes han ledo otras narraciones. Esta vez abandonan su cmodo puesto de mando en el Patio Salvaje de los Jones, para viajar allende los mares y resolver un siniestro plan en que interviene una bella araa de plata. Podra excitar vuestro deseo de aventuras, refiriendo alguno de los extraos episodios que os aguardan, pero renuncio a ello. Sin embargo, os dir que nuestros juveniles agentes secretos, se enfrentan a un plan mucho ms peligroso de cuanto podis imaginaros, y que antes de esclarecer los hechos, ellos... Ya me embalo! No dir nada ms, salvo que Jpiter Jones es el jefe de Los Tres Investigadores, y notable por su extraordinaria inteligencia. Pete Crenshaw, alto y musculoso, es un atleta. Bob Andrews, el ms joven de los tres, se encarga de aportar datos histricos, y del archivo de la firma. Empero tambin lucha como un len cuando hay peligro... Y, ahora, luces, cmara, accin! Adelante! ALFRED HITCHCOCK

CAPTULO 1

Por poco, accidente

Cuidado! grit Bob Andrews. Pare, Worthington! exclam Pete Crenshaw. El conductor ingls al volante del imponente Rolls-Royce fren en seco y los Tres Investigadores cayeron en confuso montn entre los asientos. El vehculo grit su chillido metlico al detenerse a escasos centmetros de un reluciente automvil. Varios hombres salieron de ste y rodearon a Worthington, que haba descendido del Rolls, y le hablaron excitados en una lengua extraa. Worthington no les hizo caso. Se encamin recto al conductor de bello uniforme rojo y dorados galones sentado al volante del otro vehculo. Amigo dijo cortsmente, no obedeci usted la seal de preferencia de paso. Ha estado apunto de provocar un accidente. Toda la culpa hubiera sido de usted, puesto que yo circulaba por mi derecha. El prncipe Djaro siempre tiene preferencia de paso contest el otro chfer, pronunciando ampulosamente el patronmico Djaro. Nadie est autorizado a interponerse en su camino. Pete, Bob y Jpiter, que haban logrado recuperarse, miraban asombrados la escena. Los hombres que descendieron del automvil danzaban excitados alrededor de la alta figura de Worthington. Uno, el de ms estatura, y que sin duda era el de mayor autoridad entre ellos, grit en ingls: Imbcil! Un poco ms y mata al prncipe Djaro! Menuda complicacin internacional habra provocado! Conduzca con ms atencin! Yo he respetado 'las seales de trfico, mientras ustedes las ignoran respondi con firmeza Worthington. El nico infractor es el chfer de ustedes. Quin es ese prncipe? .pregunt Pete a Bob. No lees los peridicos? murmur Bob. Procede de Europa, de uno de los siete pases ms pequeos del mundo. Visita Estados Unidos en viaje de placer. Atiza! Casi chocamos con l! exclam Pete. Worthington tiene razn intervino Jpiter Jones. Salgamos y prestmosle nuestro apoyo moral. Descendieron del Rolls, en el preciso instante en que la portezuela del otro automvil se abra, y un muchacho ms alto que Bob, con pelo negro muy largo al estilo europeo, saltaba a la carretera. Tendra un par de aos ms que los tres amigos. El prncipe restableci la calma. Silencio! Al or la imperiosa voz, los hombres que gesticulaban alrededor de Worthington se quedaron tan silenciosos como una almeja. Luego, en obediencia a un gesto de su mano, todos se colocaron respetuosamente detrs de l. Le ofrezco mis excusas dijo en excelente Ingls a Worthington. Mi chfer tuvo la culpa. Le ordenar que en lo sucesivo obedezca todas las seales de trfico. Pero alteza...! quiso protestar el hombre ms alto. El prncipe Djaro agit la mano en demanda de silencio. Luego, mir interesado a Bob, Pete y Jpiter, que se unieron al grupo. lamento lo sucedido se excus. Gracias a la habilidad de vuestro chfer, se ha evitado un grave accidente. Sois propietarios de este majestuoso automvil? seal con la cabeza el Rolls. No lo somos. Empero lo utilizamos con mucha frecuencia respondi Jpiter. No era momento apropiado para explicar la historia del Rolls-Royce, y cmo haban ganado en un concurso el derecho a usarlo.

Regresaban a Hollywood, donde fueran a visitar a Alfred Hitchcock para entregarle un mecanografiado relato de su ltima aventura. Soy Djaro Montestn, de Varania explic el muchacho. En realidad an no soy prncipe, pero ser oficialmente coronado el prximo mes. Sin embargo, no puedo evitar que la gente me llame prncipe. Advierto que sois el prototipo del chico americano. Su afirmacin result desconcertante. Ellos se consideraban jvenes tan normales como sus dems compatriotas. Quiz por eso no estuvieron muy seguros del significado de las palabras dichas por el prncipe. Jpiter se encarg de responder por todos. , Bob y Pete s son prototipos americanos. En cambio yo no puedo ser considerado como tal, puesto que muchas personas me acusan de engredo y amigo de palabras complicadas, y porque a veces me muestro muy desagradable. Claro que eso se debe a mi idiosincrasia y no puedo cambiar. Bob y Pete se sonrieron. Lo que Jpiter deca era cierto, si bien lo admita en pblico por primera vez. Debido a su recia constitucin, ciertas personas solan llamarle gordito. Claro que semejante alias lo empleaban otros chicos envidiosos, o adultos superados por su habilidad mental. En cambio, sus amigos lo respetaban, seguros de que sabra resolverles cualquier problema. Jpiter se sac de un bolsillo la tarjeta oficial de Los Tres Investigadores. Nunca iba a ninguna parte sin ellas. Aqu estn nuestros nombres dijo. Yo soy Jpiter Jones. ste, Pete Crenshaw, y este otro, Bob Andrews. El prncipe cogi la tarjeta y ley: LOS TRES INVESTIGADORES Investigamos todo ? ? ? Primer investigador ................................. Jpiter Jones Segundo investigador ............................. Pete Crenshaw Tercer Investigador ................................. Bob Andrews Ellos esperaron que formulase la pregunta de rigor, en cuanto a qu significaban los interrogantes. Todas las personas que vean la tarjeta lo inquiran. Brojas! exclam Djaro. Su sonrisa era muy agradable, y al hacerlo mostr unos dientes igualados y blancos que resaltaron al contrastar con su tez algo ms oscura que la de Pete. Brojas significa formidable en varanio aadi Djaro. Supongo que los interrogantes son vuestro smbolo oficial. Lo miraron con renovado respeto por haber deducido la verdad. El prncipe se sac de un bolsillo una tarjeta que entreg a Jpiter. Y sta es la ma. Bob y Pete se colocaron detrs de Jupe para verla. Sobre fondo blanco y en fino grabado deca Djaro Montestn. Encima del nombre haba un emblema de oro azul. Pareca una araa sobre una tela aguantando una espada, si bien su complicado dibujo apenas permita estar seguro. Ese es mi smbolo dijo el prncipe: una araa. O sea, el escudo de la familia reinante en Varania. Sera demasiado prolijo explicaros por qu mis antepasados adoptaron una araa para nuestro emblema nacional. Bien, celebro mucho haberos conocido. Estrech las manos de Los Tres Investigadores. Un hombre se abri paso entre ellos. Era un joven delgado con rasgos agradables y despiertos, que viajaba en otro coche, negro, detenido detrs del que ocupaba el prncipe. Su acento result innegablemente americano. Disclpeme, alteza. Nos retrasamos. Por fortuna se evit el accidente, y convendra reanudar la marcha, si hemos de visitar 'la ciudad hoy. No estoy especialmente interesado en conocer la ciudad respondi Djaro. Ya he visto gran nmero de ciudades. Prefiero hablar con estos muchachos, un poco ms. Son los primeros chicos americanos que realmente he tenido oportunidad de conocer. Decidme se volvi a Los Tres Investigadores, es divertido Disneylandia? Me entusiasma \a idea de ir all. Le aseguraron que Disneylandia era formidable, y digna de ser visitada. Djaro pareca complacido, pero pensativo. Realmente no es muy divertido viajar rodeado de guardaespaldas. El duque Stefan es mi profesor y regente de Varania hasta que yo sea coronado prncipe. Dio rdenes de que nadie se acercase a m, por temor a que me resfriase o algo parecido. Eso es ridculo! No soy tan importante como para que alguien quiera asesinarme. Varania no tiene enemigos, y yo carezco de importancia.

Durante un segundo guard silencio. Luego pregunt: Queris acompaarme a Disneylandia? Os agradecera muchsimo que hicierais de cicerones para m en tan bello lugar. Por otra parte, me gustar saberme acompaado de amigos. La peticin les cogi de sorpresa. Empero no les disgust la idea de visitar Disneylandia. No tenan nada planeado para aquel da. Jpiter llam por el telfono del Rolls-Royce a su ta, que se hallaba en el Patio Salvaje de los Jones. Djaro miraba con ojos llenos de curiosidad. Finalmente, los hombres se apretujaron en el coche escolta, y Bob, Pete y Jpiter se acomodaron en el del prncipe Djaro, donde tambin subi el sujeto de rasgos duros que tanto alborotara por causa del accidente no consumado. Worthington regres a la agencia de automviles. Al duque Stefan no le agradar esto refunfu el acompaante. Exigi que no corrisemos riesgos. No hay riesgos, duque Rojas! respondi el prncipe. Ya es hora de que el duque Stefan acepte lo que a m me gusta. Dentro de dos meses regir a mi pueblo, y mi palabra ser la ley; no la del duque Stefan. Ahora diga a Markos que obedezca todas 'las reglas del trfico. Es la tercera vez que ha estado a punto de provocar un grave accidente, por empearse en conducir como si estuviramos en nuestro pas. No quiero ms incidentes! El duque Rojas dispar una retahla de palabras extranjeras y el chfer asinti. Volvieron a ponerse en marcha, y los muchachos observaron que ste obedeca las leyes de circulacin. Durante los cuarenta y cinco minutos que tardaran en llegar a Disneylandia, el prncipe hizo tantas preguntas acerca de Norteamrica, y California en especial, que los tres amigos apenas si lograban satisfacer su curiosidad. Luego, ya en Disneylandia, contemplaron tan absortos las atracciones, que, incluso, se olvidaron de hablar. De repente advirtieron que el duque Rojas se haba rezagado, y el prncipe Djaro, con un destello de picarda en sus pupilas, sugiri a los tres amigos montar en un pequeo tren que daba la vuelta al parque. Bob, Pete y Jpiter aceptaron. Sin decir una palabra ms, se mezclaron con la multitud de personas, y subieron raudos (los peldaos de una estacin miniatura, para montar en un tren que acababa de entrar. Mientras viajaban por el borde del parque, pudieron ver al duque y a sus hombres que los buscaban. Cuando descendieron, el duque Rojas corri hacia ellos seguido del squito. Antes de que abriese la boca, Djaro exclam: Vena usted detrs de m, y pese a ello me perdi de vista. Informar del suceso al duque Stefan. Pero... pero... pero... tartamude el duque. Djaro cort su intento de protesta o justificacin. Basta! Vmonos ya! Lamento que el itinerario no me permita volver aqu. Se disponan a subir al coche, cuando Djaro se volvi al duque y seal el automvil de los guardaespaldas. As, de regreso a Rocky Beach, los chicos pudieron hablar sin testigos engorrosos. E1 prncipe quiso saber cosas de ellos, que le contaron cmo y por qu fundaron la empresa, su amistad con Alfred Hitchcock, y algunas de las aventuras pasadas. Brojas! exclam el prncipe. Os envidio! Los americanos gozis de tanta 'libertad, que me hacis desear no ser prncipe. Empero estoy obligado a gobernar mi patria, por pequea que sea. Nunca he asistido al colegio. Siempre me hallo rodeado de personas mayores, y apenas tengo amigos. Bueno, lo nico excitante que he vivido hasta ahora, es este viaje a Amrica. Hoy es el da ms divertido que recuerdo. Puedo llamaros amigos mos? Me gustara gozar de vuestra amistad. Y a nosotros nos complacer ser tus amigos respondi Pete. Gracias el prncipe Djaro se sonri. Por primera vez en mi vida, hoy he replicado al duque Rojas. Se qued anonadado. El duque Stefan no lo aprobar. Pero han de recibir muchos ms sobresaltos. Yo soy el prncipe, y mi intencin es... cmo lo llamis vosotros? Imponer tu autoridad sugiri Jpiter. Y Bob: Hacer sentir el peso de tu autoridad. Eso es: hacer sentir el peso de mi autoridad corrobor el prncipe. El duque Stefan recibir muchas sorpresas. En Rocky Beach, Jpiter dio instrucciones al chfer, que se dirigi al Patio Salvaje de los Jones, por cuya puerta principal entraron minutos despus. Jpiter invit a Djaro a visitar el puesto de mando. El prncipe sacudi la cabeza. Temo que no sea momento oportuno. Esta noche he de asistir a una cena y maana tomamos el avin de regreso a Varania. La capital de Varania es Denzo, y vivo en un palacio construido sobre las ruinas de un viejo castillo. En el palacio hay trescientas habitaciones, y corrientes de aire que lo hacen incmodo. Por desgracia, es una de las molestias que he de soportar, como prncipe.

Esa es la razn de que no pueda quedarme, pese a que me gustara. Aun cuando he de irme para regir mi patria, jams os Olvidar. Algn da volveremos a encontrarnos, estoy seguro. Se acomod en el gran automvil, que parti raudo seguido del coche repleto de guardaespaldas. Los tres amigos contemplaron cmo se alejaban. Ese prncipe es un chico muy agradable coment Pete. Jupe! En qu piensas? Jpiter parpade. Reflexionaba. Recordaba el momento en que casi chocamos con el automvil de Djaro. No advertisteis nada sorprendente? Sorprendente? inquiri extraado Bob. No, excepto la inmensa suerte de no ser aplastados. Qu pretendes ahora, Jupe? pregunt Pete. Markos, el conductor del prncipe, vio sin duda nuestro coche, y en vez de acelerar y esquivarnos, fren en seco. SI Worthington no hubiera sido chfer excepcional, el encontronazo habra resultado inevitable. Y precisamente habramos chocado contra la parte en que iba sentado Djaro. Me temo que el prncipe hubiera muerto. Markos se vio sorprendido y no supo reaccionar contest Pete. La cosa no est muy clara murmur Jpiter. Bien, despus de todo, ahora carece de importancia. Y, por otra parte, fue divertido encontrar a Djaro. No creo que volvamos a verlo. Sin embargo, la prediccin de Jpiter no se cumplira.

CAPTULO 2

Invitacin sorprendente

Algunos das ms tarde. Los Tres Investigadores se hallaban reunidos en su puesto de mando, instalado en un remolque oculto entre montones de chatarra en el Patio Salvaje de los Jones. Bob acababa de leer una carta que haba llegado en el correo de la maana. Era de una seora de Malib, pidiendo que buscasen su perro extraviado. De repente, son el telfono. Aquel telfono, pagado con los ahorros hechos ayudando a Titus Jones en la chatarrera, no sonaba con mucha frecuencia. Empero, su timbre era preludio de excitacin. Jpiter lo cogi. Hola dijo. Aqu Los Tres Investigadores. Jpiter Jones al habla. Buenos das, joven Jpiter la rica voz de Alfred Hitchcock reson en la oficina a travs del altavoz conectado al telfono. Celebro encontrarte. Quera decirte que pronto recibirs una visita. Una visita? repiti Jpiter. Se trata de un nuevo caso, seor? No puedo decirte nada replic Alfred Hitchcock. He jurado secreto. No obstante, despus de prolongada charla con tu visitante, os recomend sin reservas. Te har una invitacin sorprendente. Es todo cuanto puedo decirte. Slo quera prepararte. Ahora me despido. Colg, y lo mismo hizo Jpiter. Los tres muchachos se miraron entre s. Opinas t que sea otro caso? pregunt Bob. No hubo tiempo para especulaciones, pues en aquel momento la voz de Mathilda Jones reson a travs del abierto tragaluz del puesto de mando. Jpiter! Sal de donde ests! Hay una visita. Los dos muchachos salieron por el Tnel Dos, enorme tubera que una el puesto de mando con una entrada oculta en el taller. Desde all slo precisaron un momento para salir de entre montones de material, a la oficina. Vieron aparcado un pequeo coche y un joven en pie a su lado. Lo reconocieron de inmediato. Era el americano que iba en la escolta del prncipe Djaro, el da en que casi chocaron. Hola salud. Seguro que no esperabais verme otra vez. Permitidme que me presente. Soy Bert Young: aqu estn mis credenciales. Les mostr una tarjeta de aspecto oficial, que se guard de nuevo en su cartera. Pertenezco al gobierno de Estados Unidos. Bien; se trata de un asunto oficial. Dnde podemos hablar en privado? All detrs seal Jpiter, agrandados sus ojos. Nada menos que un agente del Gobierno quera hablarles en privado! Adems, antes se haba informado acerca de ellos a travs del seor Hitchcock. Qu significaba eso? Lo condujeron al taller, y buscaron dos sillas viejas. Pete y Bob sentronse sobre una caja. Quiz hayis adivinado por qu estoy aqu dijo Bert Young. Pero no; ellos no lo haban adivinado y guardaron silencio. Young aadi: Se trata del prncipe Djaro, de Varania. El prncipe Djaro! exclam Bob. Cmo se encuentra? Est bien y os enva sus saludos. Habl con l har un par de das. Me rog gestionar que los tres vayis a visitarlo y os quedis hasta su coronacin, que se celebrar dentro de dos semanas. Cespita! salt Pete. Un viaje a Europa! Est seguro de que l desea que vayamos? Vosotros y nadie ms que vosotros dijo Bert Young. El prncipe intuy que podais ser verdaderos amigos el da que estuvisteis en Disneylandia. Carece de autnticos amigos, pues los muchachos de Varania que trata pueden ser amigos, o simples aduladores que mariposean a su alrededor porque es prncipe. En cambio est seguro de vosotros. El da de su coronacin, desea tener autnticos amigos a su lado, y por eso os invita. Bueno... yo contribu a poner esa idea en su cabeza.

Por qu hizo usted eso? pregunt Bob. Tratar de explicarme, y lo comprenderis. Varania es un Estado pacfico, y neutral, como Suiza. El Gobierno de Estados Unidos lo .prefiere as. De ese modo no prestar ayuda a pases enemigos. Qu ayuda puede prestar a nadie una nacin tan pequea? pregunt Jpiter. Tanta, que su enumeracin os sorprendera. Por ejemplo: facilitar las actividades de los espas. Bien, el caso que me ha trado aqu no es se. Quiero saber si estis dispuestos a ir. Los tres chicos parpadearon. Ciertamente, les gustaba la idea. Empero haba dificultades: sus familias... el gasto... Bert Young se ofreci a solucionarlo. Hablar con vuestras familias. No tendr dificultades para convencerles de que estaris en buenas manos. En primer lugar, yo mismo me cuidar de vosotros. En segundo lugar, seris huspedes del prncipe. Y en cuanto a los gastos, el Gobierno pagar los billetes de avin y os dar una cantidad para los gastos pequeos. Nuestras autoridades quieren que actuis como tpicos norteamericanos, segn da idea que de nosotros tienen los varamos. Es decir, deberis comprar recuerdos y hacer fotografas. Bob y Pete se hallaban tan sorprendidos, que sus mentes no reaccionaban. En cambio Jpiter frunci el ceo. Cul es la razn de que el Gobierno de Estados Unidos haga eso? pregunt. Supongo que no ser simple generosidad. Los gobiernos no son generosos hasta ese punto, ciertamente. Alfred Hitchcock me dijo que eras muy disto se sonri Bert Young. Y celebro comprobar que est en lo cierto. Muchachos, el Gobierno quieres que actuis como agentes juveniles mientras residis en Varania. Supone eso que tendremos que espiar al prncipe Djaro? pregunt indignado Pete. Bert Young sacudi la cabeza. En absoluto. Se trata de mantener muy abiertos los ojos y enterarse de todo cuanto suceda. Y si veis u os algo sospechoso, deberis informar de ello inmediatamente. Sabemos que algo se gesta en Varania; empero, ignoramos lo que es. Vosotros podis ayudarnos a descubrir el misterio. Qu cosa ms extraa! coment Jpiter, fruncido el ceo. Siempre supuse que el Gobierno dispona de fuentes de informacin ms... Somos seres humanos cort Bert Young: Y Varania es un Jugar difcil para el trabajo de informacin. En Varania son muy suspicaces y orgullosos, y no aceptan ayuda extraa. Se ofenden cuando se les ofrece. Dan gran valor a su independencia. No obstante, sabemos que algo sucede all. Bueno, la verdad es que el duque Stefan no inspira la menor confianza. Ya sabis que ser regente hasta que el prncipe Djaro sea coronado. Nos tememos que tal vez no dse ver coronado al joven prncipe. El duque Stefan y el primer ministro dominan el Consejo Supremo, que es algo as como nuestro Congreso. Naturalmente, el sojuzgado Consejo pudiera muy bien impedir que Djaro se convirtiera en prncipe. En circunstancias normales eso sera un asunto poltico interno, en el cual nuestro pas no se inmiscuira. Empero se teme que el duque Stefan abrigue otros planes. Y eso es todo cuanto sabemos. De ah que necesitemos saber qu se propone. El hecho de que residis una temporada en el mismo palacio, facilitar que lo averigis a beneficio del Gobierno de Estados Unidos. La verdad es que ninguno de nosotros puede acercarse al prncipe para saber la verdad. Quiz Djaro sospecha algo, pero su orgullo le impide toda solicitud de ayuda. A vosotros s que se confiar. Tambin cabe que los otros, al consideraros unos chicos normales, no adopten precauciones, y digan lo suficiente para desentraar la verdad. Bien, aceptis prestar este servicio a la patria? Bob y Pete aguardaban a que Jpiter hablase. ste, luego de meditarlo, afirm: Si lo que usted desea es que intentemos ayudar al prncipe Djaro, con mucho gusto. Claro est, siempre que nuestras familias lo permitan. Ahora bien, dijimos a Djaro que ramos sus amigos, y no haremos nada contra l. Esa es la respuesta que yo esperaba or exclam Bert Young. Y a ttulo de precaucin, os ruego no informis a Djaro de que algo va mal. Conseguid que sea l quien os lo diga, si es posible. Tambin es importante que nadie averige por qu estis all. Casi todos los habitantes de Varania son leales a Djaro. Adoraban a su padre, que muri en un accidente de caza ocho aos atrs. En cambio, no simpatizan con el duque Stefan. Eso no impedir que, si os creyeran espas, aunque fuese de una buena causa, armasen un alboroto infernal. As, mantened abiertos los ojos y los odos, y cerradas vuestras bocas. Entendido? Bien, chicos. Pues manos a la obra!

CAPTULO 3

La araa de plata

Varania! Bob, en pie en un balcn de piedra, miraba a travs de los tejados de la antigua ciudad de Denzo. Al sol de la maana, la ciudad era una masa de ondulantes copas de rboles, taladradas por tejados de azulejos y altas torres de edificios pblicos. La cpula dorada de una enorme iglesia emerga de una pequea colina, aproximadamente a un kilmetro de distancia. Un grupo de mujeres, provistas de cubos y cepillos, sacaban lustre a las losas que pavimentaban el patio, bajo los pies de Bob. Por detrs del palacio de piedra de cinco pisos, discurra el ro Denzo, ancho y caudaloso, que rodeaba la ciudad. Pequeos botes se deslizaban lentos por su lmpida superficie. La escena tena un gran colorido, y desde el balcn de su dormitorio en una esquina de! tercer piso, Bob gozaba de una visin estupenda. Ciertamente es distinto de California dijo Pete, trasponiendo las puertas vidrieras para unirse a Bob en el balcn. A simple vista ya se advierte que esta ciudad es antigua. Fundada en 1335 puntualiz Bob, que haba ledo su historia en los alborozados das que precedieron al excitante viaje. Invadida y destruida varias veces, aunque otras tantas vueltas a construir. Vive en paz desde 1675, en que el prncipe Pablo sofoc una revolucin, transformndose en gran hroe nacional, como nuestro George Washington. As, cuanto vemos, tiene una antigedad de trescientos aos. Bueno, la ciudad cuenta con un sector moderno, que desde aqu no es posible contemplar. Me gusta contest admirado Pete. Qu extensin tiene el campo que rodea la ciudad? Unos ochenta kilmetros cuadrados. Realmente es una pequea nacin. Ves aquellas colinas distantes? La frontera de Varania est encima de ellas, y se prolonga unos once kilmetros ms all del ro Denzo. La vid es su principal cultivo, y produce tejidos y artculos para los visitantes. El turismo es su mejor cliente, debido a su pintoresquismo. Eso hace que los tenderos, en su gran mayora, se ataven con los antiguos vestidos de Varania. Jpiter Jones, que se abrochaba una brillante camisa sport, sali de la habitacin y contempl el admirable panorama. Parece un montaje cinematogrfico dijo. La nica diferencia radica en que es real. Qu iglesia es aqulla, Bob? Debe de ser la de San Dominico. Es la iglesia mayor, con una cpula dorada y dos campanarios. La torre de la izquierda con sus ocho campanas, anuncia los servicios religiosos y fiestas nacionales. La de la derecha tiene una sola campana grandiosa, conocida por la campana del Prncipe Pablo. Cuando este prncipe aplast 'la rebelin en 1675, la toc para que sus seguidores leales supieran que estaba vivo y que necesitaba ayuda. Sus vasallos expulsaron a los rebeldes. Desde entonces, slo se toca para anunciar hechos relacionados con la familia real. En la coronacin de un prncipe, la tocan cien veces, muy despacio. Cuando nace un prncipe, cincuenta veces, y si es una princesa, veinticinco. En una boda real, setenta y cinco. Tiene una nota muy profunda, que la distingue de cualquier otra campana de (la ciudad. Vaya memoria, tercero! se sonri Pete. Tenemos que prepararnos para ver a Djaro record Jpiter. El chambeln real dijo que el prncipe se unira a nosotros a la hora del desayuno. Puesto que hablas de desayuno, confieso que lo aguardo con gran apetito exclam Pete. Qu nos servirn? No tardaremos mucho en comprobarlo contest Jpiter. Revisemos nuestro equipo y asegurmonos de que est en orden. Despus de todo, vinimos en plan de trabajo. Regresaron a la habitacin, de techo labrado y paredes cubiertas de brillante raso. En el cabezal de 'la cama, de casi dos metros de ancho, destinada a personas de la realeza, campeaba el escudo de armas de los Montestn. Las maletas se hallaban encima de soportes. Las haban abierto para sacar pijamas y cepillos de dientes cuando llegaron la noche anterior. Un moderno avin los haba transportado a Nueva York y de all a Pars. No obstante, nada vieron de estas dos

ciudades, pues no abandonaron el aeropuerto. En Pars se trasladaron a un enorme helicptero, que los llev hasta el diminuto aeropuerto de Denzo.

Luego un automvil los condujo a palacio, y el chambeln real los recibi. Djaro se hallaba en una reunin especial y no haba podido saludarlos, si bien les mand recado de que se unira con ellos a la hora del desayuno. El chambeln les precedi por pasillos de piedra interminables, hasta el dormitorio. Luego se acostaron de inmediato, sin deshacer los equipajes. Los Tres Investigadores, despus de contemplar el panorama, se dedicaron a colocar sus propiedades en un espacioso armario de ms de quinientos aos. Pero dejaron fuera tres cosas. Eran tres cmaras fotogrficas, grandes y caras, provistas de flash y otros accesorios. Sin embargo, a la vez eran pequeos transistores. Un equipo especial de radio transmisor estaba acoplado en la parte posterior de cada una de las cmaras fotogrficas. La propia bombilla del flash serva de antena. Tenan un alcance de diecisis kilmetros, y de unos cuatro si se transmita desde el interior de un edificio. Los radiotransmisores tenan slo dos bandas de comunicacin, y podan captarse por cualquiera de los otros aparatos. Por fortuna, exceptuados dos tres que se hallaban sobre el lecho, slo haba dos ms, instalados en la Embajada norteamericana, donde se encontraba Bert Young. Bert viaj con ellos desde Los ngeles a Nueva York. En el trayecto hablaron de multitud de temas. Entre otras cosas les prometi que nunca se encontrara demasiado alejado de ellos, y que esperaba se comunicasen con l cada noche, o antes, si ocurran novedades. Bien, muchachos habales dicho. Pudiera ser que no ocurra nada y el prncipe Djaro sea coronado. Empero, estoy seguro de que algo se trama, y slo vosotros estaris en condiciones de informar. No formulis preguntas. Ya os dije que .los vararnos detestan que otros se inmiscuyan en sus asuntos privados. Limitaos a fotografiar todo aquello que os guste y mantened abiertos los ojos y los odos. Informadme regularmente a travs de las radios instaladas en las cmaras. Es probable que yo monte un servicio de escucha en la Embajada norteamericana. Eso es todo de momento. Despus de subir al avin en Pars, estaris solos, si bien dispondris de la radio. Yo llegar a Varania en tren, dispuesto a velar por vuestra seguridad. Quiz sea necesario adoptar otras medidas, pero stas se ajustarn a las necesidades de los acontecimientos. A fin de que os pueda identificar cuando informis, anunciaros, primero, segundo y tercero. Entendido? Bert Young se enjug la frente y ellos tambin sintieron necesidad de hacerlo. Era una misin bastante arriesgada. Se haban convertido en agentes secretos al servicio del Gobierno de Estados Unidos. Ya en el palacio del prncipe, al recordar las instrucciones de Bert Young, se sintieron bastante incmodos. Pete fue el primero en romper el silencio. Cogi su cmara y abri la funda de piel. En el fondo haba otro accesorio: una diminuta cinta registradora transistorizada para grabar conversaci ones. Antes de entrevistarme con Djaro dijo, no sera conveniente ponerse en contacto con el seor Young? As nos aseguraramos de que todo funciona. Buena idea, segundo acept Jpiter. Saldr al balcn a tomar una vista. Cogi la cmara y en el balcn, abri la funda de piel, enfoc la cpula dorada de la iglesia de San Dominico, y puls el botn que activaba el transmisor. Primero informa habl suavemente, inclinado sobre la cmara, en aparente posicin de estudiar el enfoque del objetivo. Primero Informa repiti. Me oye? Casi instantneamente una voz que no poda orse a un metro de distancia, contest: 'Escucho dijo Bert Young. Hay noticias? Slo de prueba. An no hemos visto al prncipe Djaro. Nos reuniremos con l a la hora del desayuno. Estar cerca. Permaneced alerta. Corto y fuera. AI entrar de nuevo en la habitacin, se oy un golpe en la puerta. Pete la abri y ante ellos apareci el prncipe Djaro, resplandeciente el rostro de satisfaccin. Mis queridos amigos Pete, Bob y Jpiter! exclam, abiertos los brazos, segn el viejo estilo europeo. Celebro mucho veros. Qu os parece mi pas, mi ciudad? Claro que an no habis tenido tiempo de verla. Nos cuidaremos pronto de eso... en cuanto nos hayamos desayunado. Se volvi e hizo seas con una mano. Entren dijo. Sirvan la mesa junto al balcn. Ocho criados, vestidos de librea oro y escarlata, entraron una mesa, sillas y varias bandejas con tapaderas de plata. Djaro anim la estancia con su alegre charla mientras los criados extendan un nveo mantel, colocaban un servicio de gruesa plata, con huevos, jamn, salchichas, tostadas, barquillos y vasos de leche. Eso tiene buen aspecto exclam Pete. Estoy hambriento! 'Estupendo! aplaudi Djaro. Comamos... Qu miras, Bob?

ste contemplaba una gran telaraa tejida desde la cabecera de la cama hasta un ngulo de la habitacin a sesenta centmetros de distancia. Una enorme araa pareca vigilar desde una grieta del suelo de madera. Bob pensaba que Djaro tena muchos sirvientes, pero que las doncellas no eran muy limpias. Observaba esa telaraa. La quitar. Se encamin a ella. Empero, ante 'la sorpresa de los muchachos, el prncipe Djaro se lanz a las piernas de Bob, y en un instante lo derrib al suelo con el tiempo justo de evitar que tocase la telaraa. Pete y Jupe miraron asombrados, mientras Djaro ayudaba a Bob a levantarse. Quise advertirte. Bob. Pero no tuve tiempo. Gracias al cielo evit que destruyeras esa telaraa. Si llegas a hacerlo, me hubiera visto obligado a enviaros a vuestras casas. Celebro mucho verla. Es de buen presagio. Quiere decir que vuestra ayuda ser efectiva. Baj la voz como temeroso de que alguien pudiera escucharles, y a grandes zancadas se encamin a la puerta, que abri de golpe. Un criado, impresionante en su chaqueta roja, y de pelo y bigote negro muy retorcido, estaba all. Qu ocurre, Bilkis? pregunt Djaro. Me qued por si su alteza deseaba algo. Nada de momento. Djenos solos. Regresa dentro de media hora para recoger los platos orden Djaro, de mal talante. El hombre hizo una profunda reverencia, y se alej presuroso por el pasillo. Djaro cerr la puerta. Cuando habl lo hizo en voz baja. Es uno de los hombres del duque Stefan. Seguro que nos espiaba. Tengo algo muy importante de qu hablar con vosotros. Necesito vuestra ayuda. La araa de plata de Varania ha sido robada!

CAPTULO 4

Djaro se explica

Tengo mucho que deciros. Pero antes comeremos. Resulta ms grato hablar luego de satisfecho el apetito. Y la verdad es que todos ellos hicieron honor a los manjares servidos. Despus los criados se llevaron la mesa, sillas y vajilla. Seguros de que Bilkis no acechaba en el pasillo, se acomodaron en blandos sillones junto al balcn, y Djaro empez a hablar. Empezar por relataros un pasaje de la historia de Varania. En 1675, cuando el prncipe Pablo estaba a punto de ser coronado, suscitse una revolucin y tuvo que ocultarse. Se refugi en el hogar de una humilde familia de trovadores. Con riesgo de sus vidas, ocultaron al prncipe Pablo en el desvn. Empero incluso all hubiera sido hallado, pues sus enemigos lo buscaban en todas partes. Pero tuvo la suerte de que una araa tejiera su tela en la trampilla casi inmediatamente despus de pasar l. Eso confi a los revolucionarios, que, al verla, estimaron no haba sido abierta en muchos das. EI prncipe, sin alimentos ni agua, permaneci all tres largos das. La familia de trovadores no se atrevi a darle de comer, por temor a romper la telaraa, que lo haba salvado. Finalmente, mi antepasado logr tocar la campana que ahora llamamos del Prncipe Pablo, y reuni a sus seguidores, que echaron de la ciudad a los rebeldes. Cuando subi al trono, llevaba alrededor de su cuello un emblema hecho por el ms fino artfice de la nacin: una araa de plata sujeta a una cadena del mismo metal. El prncipe Pablo declar a la araa emblema nacional de Varania y smbolo de la familia reinante. Decret que desde entonces ningn heredero sera coronado a menos que llevase alrededor de su cuello la misma araa de plata que l haba usado. Desde aquel da la araa ha sido un smbolo de buena suerte en Varania. Las mujeres aceptan contentas que stas construyan su tela en sus hogares. Nadie destruye una telaraa, mi molesta deliberadamente a una araa. Nunca haras entender eso a mi madre! exclam Pete. Le molestan terriblemente las telaraas. Considera a las araas seres sucios y venenosos. Muy al contrario explic Jpiter. Las araas son seres limpios, que se asean con la frecuencia de un gato. Cierto que la araa negra es algo venenosa, pero slo muerde si se le hostiga. Incluso las araas gigantes, las tarntulas, no son tan venenosas como popularmente se cree. En ensayos de laboratorio ha sido necesario fastidiarlas mucho para que mordiesen. La mayora de araas, especialmente en Europa, son inofensivas, y reportan al hombre mucho bien, al cazar a otros insectos. Eso es cierto corrobor el prncipe Djaro. En Varania las araas no son dainas. La vulgarmente conocida por araa del Prncipe Pablo, pertenece a da especie ms grande que tenemos, y resulta muy bonita. Es negra con pinceladas de color oro. Construye su tela en el exterior, si bien a veces entra en las casas. La que Bob estuvo a punto de matar, pertenece a da especie del Prncipe Pablo. Ella presagia que habis venido a ayudarme en mi dificultad. Bien, celebro que evitases que yo la deshiciese dijo Bob. Pero, cul es tu problema? Djaro vacil. Luego sacudi da cabeza. Excepto yo, nadie sabe lo que voy a deciros. Pero de ese nadie tambin excluyo al duque Stefan. Como os dije, todo prncipe de Varania debe ostentar la araa de plata del prncipe Pablo al ser coronado. As, es obligado que yo la muestre alrededor de mi cuello dentro de dos semanas. Desgraciadamente, no podr hacerlo. Por qu no? inquiri Pete. Por la sencilla razn de que ha sido robada intervino Jupe. No es cierto, Djaro? La autntica ha sido sustituida por otra. Y si no encuentro la primitiva araa de plata, no podr ser coronado. Tan pronto se sepa, se habr producido el escndalo. Y si eso sucede... prefiero no hablar de ello. Comprendo que para vosotros sea demasiado un escndalo por una insignificante joya. Pero la araa de plata significa para los varanios lo que las joyas de la corona para los ingleses. O quiz ms, pues se trata del emblema de la familia real, y nadie puede lucir una araa de imitacin. Hay una excepcin: la Orden de la Araa de Plata, que se concede a los varanios por grandes servicios a la patria.

"Constituimos un pas pequeo, cargado de viejas tradiciones. Y nos gusta conservarlas en esta era moderna de sbitos cambios. Quiz nos aferramos con ms fuerza a ellas, porque todo cambia con tanta celeridad a nuestro alrededor. Sois investigadores y amigos mos. Decidme: podris hallar la verdadera araa de plata? Jpiter se presion el labio inferior. Lo ignoro, Djaro. Pero dime, la araa de plata, es de tamao normal? El prncipe asisti. S, es de tamao normal. Entonces es muy pequea, y es factible ocultarla en cualquier parte. Incluso han podido fundirla. No lo creo respondi Djaro. Estoy seguro de que no ha sido destruida. Es demasiado importante para eso. En cuanto a que es fcil de ocultar, no lo dudo. Empero, si alguien la oculta, debe cuidar mucho que nadie lo descubra, pues sera la muerte para l. Y de eso no se salvara ni el mismo duque Stefan. El prncipe Djaro suspir hondo, antes de aadir: Bien, ya os lo he contado. Sin embargo, ignoro cmo podris ayudarme, cosa que espero hagis de algn modo. He ah la razn de por qu cuando alguien me sugiri que quiz me gustara la presencia de mis amigos norteamericanos durante la coronacin, salt de alegra. Ya estis aqu, si bien nadie sabe que sois investigadores. Cualquier cosa que hagis, tiene que ser con la sencillez de los chicos americanos Djaro escrut sus rostros. Qu os parece? Podris ayudarme? No lo s reconoci Jpiter. Hallar una pequea araa de plata, que puede estar oculta en cualquier parte, es muy difcil. Empero, lo intentaremos. Ahora me gustara ver el sitio donde la robaron, y a qu se parece, Dijiste que hay una imitacin en su lugar? S, una imitacin muy buena, pero imitacin al fin y al cabo. Vamos. Os llevar a la sala de las reliquias, donde os la mostrar. Los tres cogieron sus cmaras y Djaro los condujo a travs de un largo pasillo de piedra. Descendieron unos serpenteantes peldaos hacia un corredor ms ancho. Las paredes, suelos y techos eran de piedra. El palacio fue construido casi trescientos aos atrs coment Djaro. Los cimientos y parte de los muros pertenecieron a un viejo castillo que estuvo enclavado aqu. Hay docenas de habitaciones vacas. En realidad, nadie sube a los dos pisos superiores. Varania es un pas pobre y no podemos permitirnos todos los criados que se precisaran para mantener abierta la totalidad del palacio. Adems, no hay calefaccin fuera de las dependencias ms modernas. Imaginad lo ingrato que sera vivir aqu sin calefaccin. Los Tres Investigadores no tuvieron dificultad alguna en suponerlo. Estaban en agosto, y haca fro en el interior del palacio. Se conservan las mazmorras y stanos del antiguo castillo habl de nuevo Djaro, mientras descendan los escalones. Sus entradas secretas las hemos olvidado. Incluso hay escaleras que no conducen a ninguna parte. Hasta yo me perdera si me atreviese a explorar los lugares que no he recorrido. Se ri. Sera un sitio idea! para pelculas de horror continu. Se veran fantasmas que entran y salen por doquier de nuevo se ri. Bueno, por suerte carecemos de fantasmas. Oh, oh... Se acerca el duque Stefan! Estaban en el pasillo inferior, cuando un hombre alto lleg presuroso. ste se detuvo e hizo una leve Inclinacin a Djaro. Buenos das, Djaro. Son tus amigos norteamericanos? Su voz fra y grave, armonizaba con su figura erguida como una lanza. Luca bigote negro lacio y nariz de gancho. Buenos das, duque Stefan replic Djaro. Son mis amigos. Le presento a Jpiter Jones, Peter Crenshaw y Bob Andrews; todos de California, Estados Unidos. El duque inclin la cabeza a cada presentacin. Sus inquisitivas pupilas inspeccionaron a los tres amigos. Bien venidos a Varania dese en tono corts, pero seco. Muestras a tus amigos el castillo? Vamos a la sala de las reliquias explic Djaro. Estn interesados en la historia de nuestra nacin. El duque Stefan indic a 'los muchachos es regente de Varania, Gobierna el pas desde que mi padre falleci en un accidente de caza. En tu nombre, prncipe se apresur a decir el duque Stefan. Y por tu beneficio, espero. Os acompaar. Creo que tus invitados merecen este honor. Como guste contest Djaro, si bien Los Tres Investigadores comprendieron que no lo deseaba. Esperamos no retenerlo demasiado tiempo alejado de sus deberes. Segn s, tienen una reunin esta maana, duque Stefan. As es, prncipe respondi el regente acomodando su paso al de ellos. Vamos a tratar los detalles de tu coronacin, cuyo feliz acontecimiento suceder dentro de dos semanas. Eso no me impide pasar unos minutos con vosotros. Djaro no respondi, y siguieron por el pasillo hasta llegar a una gran sala de techo altsimo. Multitud de cuadros cubran las paredes y muchas vitrinas llenaban la estancia. En stas lucan banderas antiguas, escudos, medallas, libros y otras reliquias del

pasado. Cada una tena a su lado una tarjeta escrita a mquina diciendo lo que era. Los muchachos admiraron un estuche donde haba una espada rota. Segn la tarjeta, fue usada por el prncipe Pablo para combatir con xito la revolucin de 1675. En este saln explic el duque Stefanse halla condensada la historia de nuestra nacin. Pero somos un pueblo pequeo, y nuestro pasado carece de gran inters. Indudablemente, nos consideraris raros y anticuados, procediendo de un pas tan grande como Norteamericana. En modo alguno, seor protest Jpiter. Lo que hasta ahora hemos visto de su patria, duque, resulta muy atractivo. La mayora de nuestros sbditos agreg el duque Stefan vive una existencia anodina, no acorde con nuestra poca. Espero que nuestro escaso desarrollo no os aburra. Y, ahora, excusadme. Tengo que asistir a esa reunin. Se gir y sali de la sala. Bob dej escapar un pequeo suspiro de alivio. No les gustamos, seguro que no! dijo en voz baja. Ello se debe a que sois amigos mos aclar Djaro. No quiere que tenga amigos. Tambin se opone a que hable y me enfrente a l, como hice ltimamente... sobre todo a mi regreso de Estados Unidos. Pero olvidmoslo. Mirad, aqu est el retraso del prncipe Pablo. Les mostr la pintura de tamao natural, de un hombre que vesta un brillante uniforme rojo con botones dorados. Una espada colgada de su cinto, y su mano descansaba sobre la empuadura. Tena noble rostro y miraba de guila. En su otra mano extendida haba una araa. Los muchachos la examinaron de cerca. Realmente era muy bella. Tena el cuerpo negro terciopelo, salpicado de oro. Mi antepasado dijo orgulloso Djaro, el prncipe Pablo, el Conquistador, y la araa que salv su vida. Mientras 'los chicos estudiaban el cuadro, se oyeron voces detrs de ellos en varios idiomas, incluso en ingls. Pronto la sala qued atestada de gente, en su mayora turistas provistos de cmaras fotogrficas y guas. Dos centinelas armados de lanzas se situaron en posicin de firmes a la entrada del saln. Una pareja de americanos, un hombre fornido y su esposa, se colocaron detrs de los cuatro amigos. Uf! oyeron decir a la seora. Fjate en esa desagradable araa! Chist! sise precavido el hombre. Procura que nadie te oiga decir eso. Lo consideran una especie de talismn de 'la buena suerte. Adems, las araas no son tan desagradables como se dice. Les ocurre algo parecido a eso de crearse un mal nombre, que el tiempo conserva. No me importa respondi ella. Si veo una la pisar. Pete y Bob se sonrieron. Djaro parpade. Al fin lograron abrirse paso hacia una puerta cerrada, que custodiaba un guardia. Quiero entrar, centinela exigi Djaro. ste salud respetuoso. S, si re. Se hizo a un lado y el prncipe sac una llave que abri la pesada puerta repujada de bronce. Dentro haba un pequeo vestbulo, y al otro extremo una puerta con cerradura especial. Djaro la abri, y detrs apareci una tercera de hierro labrado. Al fin sta qued franqueada y los muchachos penetraron en una habitacin de unos dos metros y medio cuadrados. Aquella estancia era una cmara de seguridad. Junto a una de las paredes, varias vitrinas de cristal mostraban las joyas reales: una corona, cetros, collares y sortijas. Son de la princesa consorte, cuando la hay coment Djaro. Hay pocas joyas, pues no somos ricos. Empero las conservamos bien, como podis comprobar. Mirad, aqu est lo que deseis ver. Los condujo hasta una vitrina solitaria en el centro de la cmara. En un soporte especial reposaba una araa, que penda de una cadena de plata. Asombrados, los tres amigos advirtieron que era exactamente igual a la verdadera. Es de esmalte sobre plata explic Djaro. Esperabais que fuera todo plata? No, es esmalte negro con incrustaciones de oro. Los ojos son pequeos rubes. Pero no es la verdadera araa de plata de Varania. La autntica es infinitamente superior a sta. La joya en forma de araa era un trabajo de primera clase. Los muchachos as lo creyeron, si bien aceptaron la opinin de Djaro. La estudiaron desde todos los ngulos para reconocer la verdadera si tenan la suerte de encontrarla. La primitiva fue robada la semana ltima. Dejaron esta imitacin en su lugar se lament amargamente el prncipe. Sospecho que el nico hombre que pudo hacerlo es el duque Stefan. Pero no puedo acusarlo sin pruebas. La situacin poltica es muy delicada. Todos 'los miembros del Consejo Supremo son partidarios de Stefan. Hasta que sea coronado carezco de poder, y no me quieren coronado. El robo de la araa real es el primer paso para evitar que gobierne mi pueblo. Prefiero no aburriros con detalles innecesarios. Por otra parte, he de asistir a una reunin. Os acompaar hasta el exterior, donde hay un coche y un chfer dispuestos, por si queris visitar la ciudad. Os ver esta noche, despus de la cena, y volveremos a charlar. Los sac de la cmara, cerrando todas las puertas. Una vez fuera de la sala de las reliquias, estrech sus manos, y les indic donde encontrar el automvil que aguardaba.

El chfer se llama Rudy. Y me es fiel. Me gustara ir con vosotros. Desgraciadamente, ser prncipe a menudo resulta aburrido. Pero debo ser lo que soy. Disfrutad y hablaremos esta noche. Se alej presuroso por el pasillo. Bob se rasc la cabeza. Qu opinas, Jupe? pregunt. Sers capaz de hallar la araa real? Jupe suspir. lo ignoro. Me temo que no ser posible a menos que nos acompae la suerte.

CAPITULO 5

Una conversacin siniestra

Los Tres Investigadores gozaron de su paseo por la capital de Varania. Para dos muchachos, criados en California, donde todo era nuevo, aquello resultaba increblemente viejo. Incluso los edificios de apartamentos eran de piedra, O de ladrillo amarillo. Los tejados 'mostraban su negra pizarra. Haba plazas y fuentes en cada bloque. Bandadas de palomas revoloteaban por todas partes, sobre todo frente a la Iglesia de San Dominico. Su coche era un modelo descubierto antiguo. Su conductor, un joven en su elegante uniforme, hablaba correctamente el ingls. Se llamaba Rudy, y les inform en voz baja que podan confiar en l, pues era leal al prncipe Djaro. Subieron a las colinas de Denzo, para ver el ro desde las alturas. Mientras volvan al coche, despus de tomar unas Instantneas, Rudy des advirti en un susurro: Nos siguen desde que abandonamos el palacio. Os llevar al parque ahora, donde podris pasear. No volvis la vista atrs! As nunca sabrn que han sido descubiertos. No mirar atrs, era una orden difcil de obedecer. Quin los segua? Y, por qu? Me gustara saber ms de cuanto ocurre gru Pete mientras regresaban por las calles fulgurantes de colorido. Por qu nos siguen? No sabemos nada! Puede ser que alguien no est de acuerdo contigo sugiri Jpiter. O tal vez ese alguien desea que s sepamos aadi Bob. Yo mismo. Rudy fren el coche en una gran plaza cubierta de rboles, donde paseaban muchas personas. Sonido de msica llegaba de alguna parte. Estamos en nuestro parque principal dijo Rudy saltando para abrirles la puerta. Caminad lentamente hasta el centro, donde hallaris la banda de msica. All hay tambin malabaristas y payasos. Tomad fotos. La chica que vende globos es mi hermana Elena; hacedle algunas instantneas. Yo esperar aqu hasta que regresis. Os recomiendo que no miris hacia atrs. Probablemente os seguirn. Pero no os preocupis. De momento, no hay peligro. De momento, no hay peligro! repiti Pete mientras caminaban lentamente debajo de los rboles en direccin a la orquesta. Bueno, esto nos da algo en que pensar. Cmo podemos ayudar a Djaro? quiso saber Bob. Esto se parece a la caza del ganso. Esperemos el desarrollo de acontecimientos propuso Jpiter. Sospecho que nos siguen para averiguar si mantenemos contacto con alguien. Bert Young, por ejemplo. En su paseo llegaron a una zona abierta donde haba muchas personas sentadas sobre 'la hierba. Encima de un pequeo tablado, ocho msicos vestidos con brillantes uniformes tocaban ruidosamente. El pblico aplaudi al trmino de la pieza. Los msicos atacaron otra sonata, con redoblados bros. Los Tres Investigadores siguieron su paseo. Multitud de personas caminaban por los senderos, impidindoles saber si eran seguidos. Desembocaron en una amplia zona pavimentada, donde hallaron a los artistas a que se refera Rudy. En un trampoln, dos titiriteros realizaban saltos fantsticos, de los llamados mortales. Un par de payasos volteaban por el suelo entre los paseantes, a la vez que presentaban pequeos cestos donde la gente depositaba alguna que otra moneda. Una chica muy guapa, ataviada a la usanza campesina, ofreca globos multicolores mientras entonaba una cancin inglesa cuya letra deca que comprar un globo y soltarlo era enviar los deseos al cielo. Muchos compraban globos y los soltaban, punteando el cielo de rojos, amarillos y azules. Toma unas fotografas de los payasos, Pete dijo Jpiter. Yo lo har de los acrbatas. Bob, t observa los alrededores y dinos si adviertes algo. De acuerdo, primero Pete se encamin hacia los payasos.

Jpiter abri su cmara y la enfoc hacia los saltimbanquis. La manipul como si tuviera problemas. Pero en realidad presion el dispositivo que activaba el poderoso transmisor. Primero llama dijo en voz baja. Me oye? Te escucho murmur 'la voz de Bert Young. Hay novedades? Realizamos investigaciones respondi Jpiter. El prncipe nos ha rogado le ayudemos a encontrar la araa real de Varania. Ha sido robada, y en su lugar han dejado una imitacin. Oh! exclam Bert Young. Eso es peor de lo que pensaba. Puedes ayudarlo? 'No s cmo admiti Jpiter. Tampoco yo convino Bert Young. Haz lo que puedas y mantn abiertos los ojos. Algo ms? Estamos en el parque y probablemente somos seguidos. No sabemos por quin. Intenta averiguarlo. Llmame luego, pero cuando ests solo. Sera peligroso que te vieran hablar. Bert Young cerr la comunicacin. Jpiter tom sus fotografas, mientras Bob miraba a su alrededor. Empero, no descubri la presencia de persona alguna con aspecto de seguirlos. Pete puso unas monedas americanas en el cesto del payaso. stos realizaban una pirueta difcil sobre las manos. La multitud se agolp a contemplarlos, dejando sola a la muchacha de los globos. Bien, hagamos una foto de la chica murmur Jpiter. Los tres amigos se acercaron a ella. Jpiter prepar su cmara. La muchacha la vio, y luego de sonrerse adopt una postura conveniente. Hecha 'la fotografa, la jovencita se acerc a ellos con sus globos. Compren un globo, jvenes caballeros americanos invit. Sultenlo, y a travs de las nubes 'llegarn sus deseos al cielo. Pete le ofreci unas monedas. Ella entreg a cada uno un globo, y se dispuso a devolverles el cambio. Mientras se inclinaba sobre las monedas, susurr: Os siguen un hombre y una mujer. No parecen peligrosos. Intentan hablar con vosotros. Sentaos a una mesa y pedid un helado. As les ofreceris una oportunidad. Los chicos formularon sendos deseos y soltaron sus respectivos globos, que contemplaron hasta que slo fueron diminutos puntos en el cielo. Seguidamente se dirigieron a un espacio donde haba mesas con manteles de cuadros rojos. Sentronse a una de ellas, y un camarero bigotudo se apresur a preguntar: Helados? Chocolate caliente? Bocadillos? Asintieron y el camarero se march. Desde sus asientos vieron a un hombre y una mujer que compraban globos. Bob los reconoci como la misma pareja que haba estado detrs de ellos contemplando el retrato del prncipe Pablo aquella maana. Indudablemente, eran ellos sus seguidores. Sin prisas, la pareja eligi una mesa junto a la del tro. Pidieron helados y caf, se apoyaron en sus respaldos y sonrieron a Pete, Bob y Jpiter. Sois americanos? pregunt la mujer, en voz algo ronca. S, seores respondi Jpiter. Ustedes tambin son americanos? As es contest ella. De California, como vosotros. Jupe se irgui. Cmo saba ella que eran de California? El hombre Intervino presuroso. Sois de California, verdad? Llevis camisas sport al estilo de aquella regin. S, seor respondi Jpiter. Somos de California. Llegamos anoche. Os vimos esta maana en la sala de reliquias del castillo coment 'la seora. No era el mismsimo prncipe Djaro quien estaba con vosotros? Jpiter asinti. S, nos acompaaba luego se volvi a Bob y Pete. Creo que debemos lavarnos las manos antes de que el camarero traiga nuestra comida. He visto un letrero que indica el sitio de los lavabos. Se volvi a la pareja de la mesa contigua. Vamos a asearnos. Les importara vigilar nuestras cmaras mientras nos ausentamos? No faltara ms, muchachos el hombre se sonri ampliamente. No te preocupes; cuidaremos de que no os las roben. Gracias, seor Jpiter se 'levant, no dando oportunidad a sus amigos a protestar. Seguido de sus camaradas, Jpiter se encamin a los lavabos. Qu te propones, Jupe? susurr Pete, alcanzndolo. Por qu marcharnos y dejar nuestras cmaras? Chist! previno Jupe. Tengo una idea. Venid conmigo. Pasaron junto a la nia que venda globos, y, sin detenerse, Jpiter le dijo: Por favor, observa al hombre y la mujer. Si tocan nuestras cmaras, nos lo dices. Regresamos en seguida. Ella asinti y Los Tres Investigadores siguieron paseando como si fueran despreocupados turistas. El lavabo era un edificio de piedra entre un grupo de rboles. Ya solos en el interior, Pete salt:

Qu pretendes, Jupe? Jpiter abri un grifo antes de responder. Ofrecerles la oportunidad de que hablen a solas mientras estamos ausentes. Quiz digan algo interesante. Y qu beneficio nos reportar eso a nosotros? indag Bob, mientras se lavaba las manos. Dej la cinta registradora de mi cmara en marcha. Es muy sensible. Captar cualquier cosa que digan. Mejor que no hablemos ms. Alguien podra ornos. Acabaron de lavarse en silencio, y se encaminaron lentamente a la mesa. AI verlos, la vendedora de globos deneg con la cabeza. Aparentemente, nada haba sucedido mientras estuvieron ausentes. Sus cmaras seguan sobre la mesa, y el hombre y la mujer sorban caf. Nadie intent coger vuestras cmaras, muchachos dijo el hombre, de buen talante. Este es un pas muy honrado. El camarero trajo vuestro pedido; pero le advertimos que estarais fuera unos minutos. Ah, ahora viene. El camarero apareci con la bandeja cargada de bocadillos, chocolate caliente y helados. El tro atac sin demora y buen apetito lo servido. Minutos despus, el hombre y la mujer dijeron adis y se alejaron. SI queran hablarnos, mudaron de opinin observ Pete. Espero que hayan cambiado impresiones observ Jpiter. Toc un diminuto botn de su cmara, y la cinta volvi a enrollarse. Al pulsar otro botn, empez a funcionar. AI principio se oy un amortiguado siseo, y luego la voz del hombre. Bob salt excitado: Dio resultado! Ha sucedido lo que esperabas, Jupe. Chist! orden ste. Escuchemos lo que dijeron. Seguid comiendo. No miris la cmara. Volvi a enrollar la cinta y la puso en marcha otra vez, a justando el volumen de modo que las voces no se oyeran en las mesas prximas. Ntidamente, escucharon la siguiente conversacin: Hombre: Creo que Freddie nos mand a una boba caza de gansos. Si esos tres chavales son investigadores, me como el sombrero. Mujer: Freddie no se equivoca a menudo. Dijo que los tres son listos. Lo ha comprobado. Se llaman a s mismos Los Tres Investigadores. Hombre: Fantasas. Dudo que jams hayan resuelto nada, excepto mi mala suerte. Si alguna vez vi a un chico de cara boba, se es el gordo. Al or esto, Pete y Bob se aguantaron una risita. Jpiter haba lucido su aspecto de estpido. Empero no le preocup mucho el comentario. Mujer: Lo mismo da, Freddie dijo que los siguiramos, por si se ponan en contacto con alguien. Creo que trabajan para la CA. Hombre: No saben nada que puedan decir. Simplemente pasean como chicos normales. Que los siga otro! Mujer: No intentars persuadirlos de que aconsejen al prncipe que secunde los planes del duque Stefan? Hombre: No lo considero una buena idea. Para m que dar ms resultado utilizar la tcnica de siempre. Echemos al prncipe, y que el duque Stefan siga de regente. Ya habr ocasin de imponer la voluntad de nuestro sindicato y el de Roberto. As nosotros seremos los verdaderos regidores de este pas. Mujer: Ser mejor que bajes la voz. Alguien puede orte. Hombre: No hay nadie cerca. No lo dudes, Mabel, sta es la operacin mejor montada que nadie so jams. Cuando consigamos nuestros propsitos, con el duque Stefan de testaferro, no habr quien nos tosa. Has pensada alguna vez lo que haras si fueras duea de tu propio pas?// Mujer: Convertir este lugar en un centro de juego mayor que Montecarlo. Hombre: Empero sin olvidar los negocios bancarios. Podemos ofrecer reservas y seguridad a los hombres de Estado que deseen ocultar su dinero donde nadie lo encuentre. Pero esto es slo el principio. Derogaremos todas las leyes de extradicin. Con eso, ningn gobierno podr solicitar la detencin de criminales que se refugien aqu. Toda persona deseada en cualquier parte del mundo estar a salvo entre nosotros, mientras pueda pagar nuestros impuestos. Varania ser un paraso para los bribones. Mujer: Buena idea, siempre que el duque Stefan secunde nuestros planes. Hombre: Tendr que hacerlo, si quiere conservar el poder. Est en nuestras manos. Te aseguro que Varania es una pera dulce y jugosa que espera ser cogida por nosotros. Mujer: Chist! Regresan. Jpiter gir de modo casual la cmara, al mismo tiempo que cerraba el magnetfono. Canastos! exclam Pete- Bert Young tena razn. Esto es realmente malo. Intentan convertir el pas en un paraso de malhechores.

Tenemos que decrselo a Bert Young exclam Bob. Jpiter frunci el ceo. Creo que s. Me gustara que oyera toda la cinta, pero eso durara demasiado. Le transmitiremos un extracto de lo grabado. Cogi la cmara y fingi cambiar de pelcula. Puso en marcha el transmisor y dijo: Primero al habla. Me oye? Perfectamente contest Bert Young. Nuevos acontecimientos? Jpiter cont lo sucedido con la mayor brevedad posible. Malo respondi Bert Young. El hombre y la mujer que me describes son Max Crogan, jugador de Nevada y su esposa. Son miembros del gran sindicato del crimen, en Estados Unidos. Sin duda, Freddie es Macgraw, conocido por Dedos. El otro es Roberto Roulette. Ambos son jugadores de los grandes tiempos. Este asunto es ms complicado de cuanto imaginamos. Estos bribones intentan apoderarse de Varania. Advierte al prncipe Djaro en la primera oportunidad que tengas. Maana venos a la Embajada. El palacio no es ya muy seguro. Ayudaremos a Djaro, si l lo solicita. Lo habis hecho estupendamente... ms de lo que soamos que podrais hacer. Pero desde ahora en adelante, cuidado!

CAPTULO 6

Hallazgo

Los Tres Investigadores pasaron el resto de la tarde Inspeccionando. Visitaron unas tiendas tpicas y un interesante museo. Luego navegaron en un pequeo barco de excursin ro arriba. Rudy les adverta de cuando en cuando que an eran seguidos. No obstante, esta vez eran miembros del Servicio Secreto de Varania, que obedecan rdenes del duque Stefan. Quiz slo os protejan aventur Rudy, pero lo dudo. Demuestran demasiado inters por vosotros. Me gustara saber por qu. Ellos tambin o desearon. En realidad no haba causa que justificase tan inusitado inters. Hasta entonces nada hicieron de sospechoso, y mucho menos que pudiera ayudar al prncipe Djaro. De cuando en cuando pasaban por delante de pequeos grupos de personas que tocaban instrumentos musicales en las esquinas de las calles. Trovadores inform Rudy. Todos son miembros de la familia que alberg el prncipe Pablo. Yo tambin lo soy. Mi padre fue primer ministro hasta que el duque Stefan lo desbanc. Somos fieles al prncipe Djaro, y por decreto del prncipe Pablo, no pagamos impuestos. Hemos formado una sociedad secreta opuesta al duque Stefan. Nos llamamos el Partido de los Trovadores, o simplemente: Trovadores. Al pueblo no le gusta el duque Stefan, os lo digo. Cada vez que pasaba por delante de un grupo de trovadores, Rudy aminoraba la marcha del vehculo. Entonces uno de los msicos le haca un ligero saludo, y l aceleraba de nuevo. Nada impide que dos practiquen el mismo juego murmur. Vigilamos a los que vigilan. Tenemos gente nuestra en palacio, incluso entre la guardia real. Sabemos mucho. Pero ignoramos por qu os habis convertido en tan importantes para ellos. Quiz tramen algn desaguisado poltico, y los que organiza el duque Stefan resultan ser muy desagradables. Siguieron su recorrido turstico, olvidndose gradualmente de sus espiadores. Se divirtieron en un majestuoso tiovivo del parque, y cenaron en un restaurante especializado en pescados finos de ro. Cuando regresaron a palacio, se hallaban muy fatigados; pero satisfechos y felices. El chambeln rea!, un hombrecillo nervioso con vestiduras escarlatas, se apresur a saludarles. Buenas noches, jvenes caballeros. El prncipe Djaro lamenta no poderles ver esta noche, si bien compartir su desayuno con ustedes maana por la maana. Les conducir a su habitacin, pues me temo que ustedes no la encontraran solos. Los acompa por un laberinto de pasillos y escaleras hasta la habitacin. En cuanto entraron se alej, como si tuviese algo importante que hacer de (inmediato. los chicos cerraron 'la gruesa puerta de roble e inspeccionaron la habitacin. Haba sido ordenada y apareca hecha la cama. Bob advirti la enorme telaraa que segua en el mismo ngulo, junto a la cabecera de la cama. Una araa negra y oro corri en cuanto ellos entraron y se ocult en una pequea grieta. Bob se sonri. Ya haba aceptado que las araas eran prcticamente sagradas en Varania, y hasta lleg a creerlas bonitas si se las examinaba de cerca. Carecemos de novedades contest Jpiter. Sin embargo, sugiero establecer comunicacin con el seor Young. Quiz quiera darnos instrucciones. Como medida de precaucin, Pete, cierra con llave la puerta. El aludido cerr con llave. Jpiter abri su cmara y puls el botn de la comunicacin. Primero llama a la central. Me oye? Perfectamente respondi Bert Young. Hay novedades? Nada especial contest Jpiter. Mientras pasebamos nos siguieron todo el tiempo hombres del servicio secreto del duque Stefan.

Est preocupado con vosotros dijo pensativo Bert Young. Habis hablado con Djaro? Cmo se ha tomado la noticia? No hemos podido verle. El chambeln real dice que lo veremos maana. Hum a travs de la radio casi notaron cmo reflexionaba Bert. Me pregunto si lo mantendrn alejado adrede. Es de vital importancia que lo veis por la maana y se lo digis. Ahora saca la cinta de tu cmara y gurdatela en un bolsillo. Quiero que me la traigas maana, a la Embajada. Sal como si fueras de paseo y haz que el chfer te traiga aqu. Es posible que ahora las cosas se pongan al rojo vivo. Comprendido? S, seor contest Jupe. Buscamos una frmula que nos permita ayudar al prncipe Djaro. El duque Stefan ejerce un control tan rgido sobre la radio, la prensa y la televisin, que no podemos utilizar esos medios para prevenir a la gente del pas. No obstante, confiamos en hallar un medio. Hasta maana pues, y no olvidis que estis relevados de obligaciones. Conforme, seor acept Jpiter. Corto y fuera. Cerr la transmisin y abri el fondo de la cmara de donde sac un diminuto carrete de cinta. Toma, Pete, guarda esto y no permitas que alguien te lo quite. Entendido dijo Pete, que ocult la cinta en uno de sus bolsillos interiores. Mientras Jupe hablaba a Bert Young. Bob haba buscado en el cajn de un gran armario un pauelo. Hall los suyos donde los colocara, pero al coger uno oy un leve ruido. Intrigado, quiso saber qu lo haba ocasionado. Advirti algo pesado y metlico oculto debajo de sus pauelos. Lo sac, y, al verlo, grit: Jupe! Pete! Mirad! stos se giraron sorprendidos. Una araa! exclam Pete tragando saliva. Sultala! Es inofensiva aclar Jpiter. Es una araa Prncipe Pablo. Pona en el suelo, Bob. Pero es que no lo entendis? exclam Bob. No es una araa! Es l a araa! L a araa? repiti Pete. Qu quieres decir? Es la araa de plata de Varania. La que falta de la cmara de las joyas. Tiene que serlo. Es tan perfecta que parece real. Est hecha del mismo metal que la otra, slo que es mucho mejor. Jpiter observ la joya. Tienes razn. Esto es una obra maestra. Debe de ser la verdadera. Dnde la encontraste? Debajo de mis pauelos. Alguien la ocult aqu. No estaba esta maana, lo s. El ceo de Jpiter se frunci. Pensaba intensamente. Por qu haban de ocultar la araa de Varania en nuestra habitacin? se pregunt a s mismo. Carece de lgica a menos que alguien quiera acusarnos de robo. En aquella caja... Qu haremos, Jupe? pregunt Pete, angustiado. Si la encuentran en nuestro poder, quiz nos sentencien a muerte! Creo... empez Jupe. Pero sus amigos carecieron de oportunidad para saber lo que pensaban. Oyeron fuertes pisadas procedentes del corredor en que se hallaba la habitacin. Luego fueron golpes en la puerta, y una voz enojada. Abrid la puerta en nombre del regente! Abrid a la ley! Jpiter y Pete se abalanzaron a la puerta y corrieron un enorme cerrojo de hierro. Bob, demasiado sorprendido para pensar claramente, se qued en pie con la araa de Varania en la mano, preguntndose confusamente qu poda hacer.

CAPTULO 7

Huida!

Los nudillos tronaban imperiosamente en la madera. Abrid en nombre del regente! Abrid a la ley! gritaron de nuevo. Pete y Jpiter se apoyaron contra la puerta como si el peso de ambos pudiera ayudar a mantenerla cerrada. Bob miraba la bellsima araa de plata en su mano, mientras su mente giraba vertiginosamente. Era preciso ocultarla! Pero dnde? Recorri apresuradamente la habitacin, en busca afanosa de un escondite, sin que viera ninguno. Debajo de una alfombra? No! Debajo del colchn? Tampoco! Entonces, dnde? Los golpes arreciaban, con peligro de echar abajo la puerta. La situacin se haca cada vez menos sostenible. De repente, advirtieron que las cortinas del balcn se hacan a un lado, y un joven penetraba por all. Pete y Jpiter se giraron para repeler tan inesperado ataque. Soy yo, Rudy murmur el recin llegado. Mi hermana Elena me acompaa. sta entr detrs de l. Vesta pantalones. Vamos! apremi. Tenis que huir. Quieren arrestaros por un grave crimen de Estado. Los golpes contra la puerta arreciaban. Alguien empleaba un hacha. Pero la gruesa madera de roble aguantara unos minutos. Todo suceda tan rpidamente, que ninguno de los chicos supo actuar con calma. Lo importante para ellos era salir de all. Vamos, Pete! grit Jpiter. Bob, trete la araa de plata! Bob vacil un momento, pero corri a unirse al grupo. Elena los precedi hacia el balcn. La noche era fresca e iluminada por las luces de la ciudad. La cornisa que rodea el edificio coment Elena es lo suficiente ancha, si mantenis la calma. Yo guiar. Trep por la balaustrada del balcn hasta ponerse de pie en la cornisa de piedra. Jpiter vacil. Mi cmara! La olvid! No hay tiempo ahora apremi Rudy. La puerta resistir dos minutos, quiz tres. No podemos perder un segundo. No hubo ms remedio que abandonar la cmara-radio. Jupe sigui a Pete. De cara a la pared, presionados los cuerpos contra la tosca piedra del palacio, avanzaron tras Elena, que se mova tan de prisa y con tanta seguridad como un gato. Ninguno de ellos pensaba en el riesgo de caer y estrellarse contra el pavimento. Detrs oan los demoledores golpes que hendiran la puerta del dormitorio. Llegaron a la primera esquina, y el viento de la noche les azot. Bob perdi por un momento el equilibrio, teniendo a sus pies el caudaloso ro Denzo. Pero la mano de Rudy logr afirmarlo de nuevo, Bob, recuperado el equilibrio, sigui a los otros. Ms de prisa! apremi Rudy. Un par de palomas, alterado su reposo en la cornisa, alzaron el vuelo asustadas. Bob reprimi un impulso de agacharse y sigui a los otros por encima de la balaustrada de otro balcn. All se reunieron un momento los cinco. Ahora tenemos que escalar susurr Elena. Espero que seis buenos escaladores, porque es el nico camino. Aqu est la cuerda. Hemos hecho nudos en ella. Aqu hay otra, que cuelga hasta el balcn de abajo, para engaarles. La joven ascendi por la cuerda, sin aparente esfuerzo. Pete la sigui fcilmente. Pero no Jpiter, que grua y resoplaba. Bob esper a que su jefe se izase unos metros. Luego empez el dificultoso ascenso. Rudy haba retrocedido hasta la esquina, para comprobar si eran ya perseguidos. An luchan con la puerta dijo. Eso nos ayudar. Qu dices? pregunt Bob. Al volver la cabeza para mirar a Rudy tuvo una fatal distraccin. Su mano resbal del nudo que apretaba, y la cuerda se desliz entre sus dedos. Cay de espaldas a la oscuridad. Empero, algo se interpuso en su violento descenso. Fue el cuerpo de Rudy. Los dos aterrizaron en el balcn. La cabeza de Bob golpe la baranda. Bob! Rudy se inclin sobre l. Bob, me oyes? Ests herido?

El tercer investigador abri los ojos y parpade. Luces de colores oscilaron y desaparecieron. Vio la cara de Rudy inclinada sobre la suya. Estaba tendido en la piedra, herida su cabeza. Bob, ests bien? pregunt apremiante Rudy. Me duele la cabeza. Pero creo que estoy bien. Sentse lentamente y mir a su alrededor. Estaba en un balcn; es todo lo que poda decir. A su lado la oscura mole del palacio suba hacia arriba. Debajo de l oa la impetuosa corriente del ro, y lejos brillaban las luces de Denzo. Qu pas aqu? pregunt a Rudy. Te vi entrar por la ventana y gritarnos que saliramos, y ahora me encuentro en un balcn con un chichn en la cabeza. Qu ocurri? Que el prncipe Pablo nos proteja! gimi Rudy. Al caer te golpeaste. No hay tiempo para hablar. Puedes escalar? Aqu est la cuerda. Puedes trepar por ella? Coloc la cuerda en las manos de Bob, que no lograba acordarse de ella. Sentase dbil y tembloroso. La cabeza le lata. No s dijo. Lo intentar. Espera! 'Rudy adopt una decisin. Te izaremos. Estate quieto. Te sujetar con la cuerda alrededor del pecho, por debajo de los hombros. At el cabo libre de la cuerda alrededor del cuerpo de Bob. Ya est. Primero subir yo, y luego te izaremos. La pared es tosca y tiene grietas. Si no puedes ayudar, permanece a peso muerto. Tiraremos de ti alz la cabeza y grit a los de arriba: Subo! Hay novedades. Rudy escal por la cuerda en la oscuridad. Bob se qued en el balcn palpndose con los dedos el golpe en la cabeza, mientras se preguntaba cmo haba ido a parar all. l y los otros debieron de seguir a Rudy, pero de eso no se acordaba. Su ltimo recuerdo era el de Rudy en la ventana mientras las hachas golpeaban la puerta de la habitacin. Arriba, Rudy salt a una ventana donde aguardaban sus amigos y hermana. Bob se golpe. Ha vuelto en s, pero hemos de izarlo. Entre los cuatro podemos hacerlo. Tiraron de la cuerda, y rpidamente surgieron las dificultades. Los nudos se trabaron en el alfizar, y hubo que hacerlos saltar uno a uno. Afortunadamente, Bob no pesaba mucho y pronto su cabeza y hombros aparecieron en el hueco de la ventana. El muchacho salt al interior y se liber de la atadura. Aqu estoy exclam. Me encuentro bien, salvo que me duele la cabeza. No consigo recordar cmo fui a parar a ese balcn. Lo que importa es que tu cabeza est despejada coment Elena. Estoy bien asegur Bob. Se hallaron en otro dormitorio del palacio, hmedo y polvoriento, y sin muebles. Rudy y Elena se acercaron de puntillas a la puerta, la abrieron un poco y se asomaron al pasillo. No hay moros en la costa, al menos de momento inform Rudy. Bien, ahora hemos de buscar un escondite. Qu te parece, Elena, si los llevamos a los stanos? A una de las mazmorras, querrs decir corrigi Elena. No me parece sitio adecuado. La cuerda que abandonamos har que los guardias vigilen la parte baja del palacio. Esperarn a que Jpiter, Pete y Bob intenten llegar all. Mirad!

La muchacha seal hacia un pequeo patio, donde se movan luces. 'Hay guardianes en el patio anunci. Prefiero subir al tejado. Ms tarde, quiz maana por la maana, podremos deslizamos a las mazmorras y salir por las alcantarillas a la ciudad. Entonces no habr dificultad en alcanzar la Embajada estadounidense. Buena idea convino Rudy, que se volvi a los tres. Subimos? Esta parte de palacio no se usa y nadie la registrar, si logramos hacerles creer que hemos huido hacia abajo. Dame tu pauelo, Jpiter. Rudy no esper a que se lo diera, sino que se lo cogi del bolsillo. Era un pauelo blanco doblado, con las iniciales J. J. Con l sembramos una pista falsa prosigui. Ahora seguidme. T, Elena, cubre la retirada. Se enroll la cuerda alrededor de la cintura, y sali al corredor, seguido de los otros. Caminaban veloces, pero silenciosos, hacia unas escaleras de piedra que suban al piso superior, y que se hallaban totalmente a oscuras. Con la linterna, Rudy localiz una puerta casi invisible en la pared. La abri con un quejumbroso gemido de goznes que alarm a todos. Afortunadamente no haba nadie all que pudiera orlos. Como fantasmas desaparecieron por la puerta abierta, y ascendieron por un estrecho tramo de escalones de piedra. Otra puerta les facilit la subida a un amplio tejado del palacio. Las estrellas brillaban en el firmamento sobre sus cabezas. El tejado apareca rodeado por un muro, cortado a intervalos por troneras. Por estas troneras disparaban flechas o vertan aceite caliente a los atacantes coment Rudy. Ahora vivimos en paz, y el tejado no se emplea como torre de observacin. Tambin hay garitas de piedra para los centinelas en cada rincn. Atravesaron el tejado hasta alcanzar una de ellas. Su puerta de madera se abri, no sin cierta protesta. La linterna de Rudy ilumin el interior polvoriento, donde haba cuatro bancos de madera lo suficiente amplios para servir de camas. Estrechas troneras atravesaban las gruesas paredes. En tiempos los centinelas vigilaban desde estas garitas explic Rudy. Estaris seguros aqu hasta que vengamos en vuestra busca, probablemente maana por la noche. Jpiter se dej caer en el banco. Demos gracias a que hace buena temperatura coment. An no s qu ha originado esta situacin. Una intriga palaciega explic Elena. Tenais que ser acusados de robar la araa de plata de Varania, para forzar al prncipe Djaro a renunciar a ser coronado. Claro que eso es una tontera, por cuanto nunca lograrais robar la araa de plata. Desde luego admiti Jpiter, nunca hubiramos podido robarla. Sin embargo, la tenemos. Mustrala, Bob. ste se registr los bolsillos de su chaqueta. Alarmado, trat de hallarla en los pantalones. AI fin trag saliva y dijo: Lo siento, Jupe; no la tengo. La he perdido.

CAPTULO 8

Bob no puede recordar

Que tenas la araa de plata y la has perdido? Rudy mir desalentado a Bob. Eso es terrible! se lament Elena. Cmo puede suceder una cosa as? Jpiter explic que el prncipe Djaro les haba informado de que la araa de plata haba sido robada, y que les pidi ayuda para encontrarla. El prncipe los haba llevado a la cmara, donde les mostr una imitacin de la autntica. Tambin manifest que les hizo partcipes de sus sospechas, en cuanto a que el duque Stefan se haba apoderado de ella con fines perversos, pues quera evitar la coronacin de! prncipe Djaro. Bob narr cmo haba encontrado la verdadera araa oculta entre sus pauelos. Empiezo a entender la trama murmur Rudy. El duque Stefan hizo ocultar la araa en vuestra habitacin, y orden a sus hombres que os arrestasen. Estaba seguro de encontrar la araa en vuestro poder. Luego, al acusaros de su robo, el prncipe resultara culpable por haberos facilitado la oportunidad. Djaro caera en desgracia, y vosotros serais expulsados del pas. Las relaciones diplomticas con Estados Unidos quedaran suspendidas. El duque Stefan continuara gobernando como regente, hasta hallar un pretexto para proclamarse a s mismo prncipe de Varania. Desgraciadamente, si no aparece 'la araa, seguir en el poder, y vosotros seris acusados, aun cuando consigamos llevaros a salvo a la Embajada. Pete sacudi la cabeza. An no comprendo coment, por qu la araa es tan importante. Qu hubiera sucedido de haberse perdido en un incendio, o algo parecido? El pas entero estara de luto intervino Elena. Pero el prncipe no sera culpable. En realidad, resulta difcil de explicar lo que 'la araa de plata del prncipe Pablo significa para nosotros. No es meramente una joya, sino un smbolo. Representa cuanto adoramos... libertad, independencia, prosperidad. Quiz seamos supersticiosos intervino Rudy. Segn la leyenda, el prncipe Pablo manifest al ser coronado, que tal como una araa lo haba salvado y haba permitido que l ganase la libertad para su gente, as la libertad y la fortuna reinara mientras la araa de plata permaneciera segura. Puede que no dijese esto exactamente, pero todo varanio lo cree sin la menor reserva menta!. La perdida de la araa supondra una calamidad nacional. Si lograsen que el prncipe Djaro apareciese responsable de su prdida, aunque fuera indirectamente, todos los varanios que ahora lo aman, lo consideraran indigno. Y despus de una larga pausa, aadi: A menos que podamos restituir la araa de plata al prncipe Djaro, el duque Stefan conseguir sus propsitos. Repmpanos! exclam Bob. Menuda situacin! Ayudadme a buscarla. Quiz yo no supe encontrarla en mis bolsillos. Pete y Jpiter registraron los bolsillos de Bob, girndolos del revs. Incluso buscaron en las vueltas de sus pantalones. Pero, desgraciadamente, fue intil. Bob no tena la araa. Piensa, Bob! apremi Jpiter. La tenas en tu mano. Qu hiciste con ella? Bob frunci el ceo, intentando reflexionar. No lo s. La ltima cosa que recuerdo son los golpes en la puerta y Rudy que penetr en nuestro dormitorio. Luego hay <una laguna en blanco, hasta que vi a Rudy inclinado sobre m en el balcn. Amnesia parcial coment Jpiter, presionndose el labio. Cuando alguien recibe un golpe en la cabeza, no es difcil que olvide todo lo que ha sucedido. A veces, ese estado le dura das, e incluso semanas. En otras ocasiones, slo minutos. Suele ocurrir que gradualmente se recupera el conocimiento de los hechos; si bien cabe la posibilidad de que algunos de estos hechos jams se recuerden. Sin duda Bob al golpearse la cabeza olvid los sucesos ocurridos en los tres o cuatro minutos ltimos. Eso debi de ocurrirme se lament Bob, palpndose el chichn. Tengo una leve sensacin de haber recorrido la habitacin, intentando hallar un lugar donde ocultar la araa. Pese a mi excitacin en aquel momento recuerdo no haber

hallado un sitio idneo. Pens en ocultarla debajo del colchn o de la alfombra, o detrs del armario. Empero desist por temor a que fuera encontrada. Tu reaccin natura1! aventur Rudy, sera guardarte la araa en el bolsillo, al verme. En tal caso, la perderas al caerte. Tambin pudiera ser que la conservase en la mano cuando me precipit al balcn dijo Bob, desalentado. No desecho la posibilidad de que al caminar por la cornisa, abriese la mano, soltndola. Quiz est en la cornisa, o tal vez fue a parar al patio. Si se cay al patio, la encontrarn coment Rudy, despus de largo silencio. No tardaremos en saberlo. Pero si la encuentran... Mir a Elena. Los hombres del duque Stefan probablemente no registrarn vuestra habitacin habl ella. Pensarn en que 'la llevis encima. Luego, si no aparece en el patio, maana por la noche tendremos que regresar a buscarla.

CAPTULO 9

Planes de escape

Durante la 'larga noche Los Tres Investigadores permanecieron ocultos en la garita de centinelas en el tejado de palacio. Nadie registr aquella parte. Luego, era evidente que la persecucin se haba orientado hacia 'las dependencias inferiores. La cuerda en el balcn y el pauelo de Jpiter, abandonado en la entrada de los stanos, enga a las huestes del duque. Despus que Rudy y Elena los dejasen, los tres amigos se tendieron en los 'bancos de madera, e intentaron dormir. La incomodidad de los improvisados lechos y las aventuras de la noche, no impidieron que gozasen de un profundo sueo. El sol de la maana despert a Pete, que bostez antes de desentumecer sus msculos. Jpiter haca ya ejercicios para devolver la agilidad a su cuerpo. Pete busc sus zapatos, se calz y su puso en pie. Bob an dorma. Parece un buen da coment Pete, asomndose por una de las troneras. Si exceptuamos que tal vez no tendremos oportunidad de desayunarnos, comer o cenar. Me sentira mucho mejor si supiese que mi estmago no va a sufrir semejante suplicio. Yo agradecera muchsimo ms saber que podremos salir de palacio replic Jpiter. Me gustara conocer los planes de Rudy. Pete mir a su dormido compaero. Y yo dara algo por saber si Bob recordar qu hizo con la araa de plata cuando se despierte. Al conjuro de estas palabras, Bob parpade antes de abrir definitivamente los ojos. Dnde estamos? pregunt, llevndose la mano a la parte posterior de la cabeza. Uf, cmo duele! Recuerdas qu hiciste con la araa de plata? pregunt Pete. Bob sacudi la cabeza. S donde estamos. Y recuerdo que me golpe 'la cabeza, y todo cuanto me dijisteis. Es intil preocuparse, Bob coment Jpiter. Tengamos paciencia, y esperemos a que tu memoria vuelva sola. Puede ser que algo lo haga, y puede que no. Oh, oh! exclam Pete, que miraba por una de las troneras. Alguien viene por el tejado. Mira hacia aqu! Los tres se apiaron a observarlo. Un hombre algo encorvado, con un gran delantal, se hallaba cerca. Traa una escoba, un cubo y un pao. Mir furtivamente a todos lados, luego solt los tiles de limpieza y se acerc decidido a la garita. Djalo pasar, Pete orden Jpiter. No es un guarda, y, evidentemente, sabe que estamos aqu. Pete se apart de la puerta y el hombre se introdujo dentro, con un suspiro de alivio. Un momento exclam en ingls. Debo asegurarme de que no me han seguido. Observaron por la tornera durante un par de minutos. Al no aparecer nadie ms, todos se relajaron. Bien explic el desconocido. Soy el mozo de la limpieza. Vine a cumplir un encargo de Rudy. Mi amigo quiere saber si Bob recuerda. Dgale que no contest Jpiter. Bob no recuerda. As lo har. Rudy os ruega que seis paciente. Tan pronto sea de noche, vendr a buscaros. Mientras, aqu hay comida. El recin llegado se sac de los bolsillos de su amplio delantal varios bocadillos envueltos, una bolsa de plstico llena de agua y frutas. Los muchachos aceptaron la comida con gran satisfaccin. El hombre no se entretuvo. Debo regresar a mi puesto. Abajo todo es nerviosismo. Sed pacientes y el prncipe Pablo extender su proteccin a vosotros y nuestro prncipe. Guando se march, Pete mordi agradecido un bocadillo.

Hay que racionar la comida para hacerla durar todo el da decidi Jpiter, entregando un bocadillo a Bob. Especialmente el agua. Bien, despus de todo, estamos de suerte, pues Rudy y Elena tienen amigos en palacio. Estoy de acuerdo contigo respondi Bob. Qu explic ayer de la organizacin de trovadores que ayuda al prncipe Djaro? Me dola la cabeza y no le prest mucha atencin. Al menos recuerdas eso coment Jpiter entre mordiscos. Te 'lo explicar. Rudy nos cont que su padre fue primer ministro durante la poca del padre del prncipe Djaro. Tambin dijo que pertenece a la familia de trovadores que salv al prncipe Pablo. "Cuando el duque Stefan se apoder de la regencia, el padre de Rudy fue obligado a dimitir. Pero l sospech del duque Stefan, y se dedic a organizar la oposicin reuniendo a los leales al prncipe Djaro, en una organizacin secreta encargada de vigilar todos los actos del duque Stefan. Esta organizacin se llama J u n t a de T r ov a d o re s. Algunos estn el palacio en calidad de guardas u oficiales. Incluso l hombre de la limpieza que nos trajo la comida es uno de ellos. Anoche, trovadores leales pertenecientes a la guarnicin de palacio, supieron del plan de arresto contra nosotros, y lo notificaron al padre de Rudy. Nuestro amigo y su hermana se dieron prisa y llegaron a tiempo de ayudarnos. De nios vivieron en palacio, y esa es la razn de que ahora conozcan todos sus rincones, pasadizos secretos, mazmorras y alcantarillas que nadie ms sabe. Eso les permite entrar y salir sin ser vistos. Recordad que Djaro nos habl del palacio construido sobre las ruinas de un viejo castillo. Me parece muy bien intervino Pete; sin embargo, eso no ha impedido que ahora seamos ratoncillos atrapados en palacio. Crees que Rudy y Elena podrn sacarnos de aqu esta noche, siempre que nadie nos sorprenda antes? Eso espero contest Jpiter. Ahora tratan de reunir el mayor nmero posible de trovadores que nos ayuden. En cuanto a nosotros, necesitamos salir de aqu para entregar la cinta grabada en nuestra Embajada. Es una prueba decisiva.

Estara ms seguro de nosotros mismos si furamos James Bond gru Pete. l siempre se sale de toda situacin enojosa. Empero ni yo ni t somos James Bond. Me inquieta la extraa sensacin de que las cosas no se van a resolver con la facilidad que se imagina Rudy. Sin embargo, hemos de intentarlo coment Jpiter. Slo si logramos alejarnos de aqu podremos ayudar a Djaro. Y, ciertamente, a eso vinimos. Empero, no hay posibilidad de que actuemos hasta que volvamos a tener noticias de Rudy y Elena. Segundo, te has percatado de que te acabaste el desayuno y te dispones a devorar la racin de medioda? Pete se guard el bocadillo al que ya enseaba los dientes. Gracias por tu aviso, Jupe. Me habra entristecido no comer luego. Presiento un da muy largo, si nos lo pasamos aqu en el tejado. Ciertamente result largo el da. Los Tres investigadores se turnaron en la vigilancia y en sestear. Pero todo llega, y el sol se convirti en una bola carmes detrs de la cpula dorada de la iglesia de San Dominico, mientras los pjaros piaban soolientos en los parques de Denzo. Con la incipiente oscuridad, el palacio se acall. Pronto las nicas personas despiertas fueron los guardianes, que hacan turnos en los puestos de vigilancia. Haca demasiado tiempo que nada suceda en Varania, para que la vigilancia fuese eficaz, pese a las rdenes impartidas al respecto. En los profundos y oscuros stanos de palacio, dos figuras silenciosas se deslizaron furtivamente por rutas secretas que slo ellos conocan. Lentamente, Rudy y Elena subieron los peldaos de una escalera de emergencia, ayudados por el voluntario descuido de uno de los centinelas, sin duda perteneciente a la Junta de los Trovadores. Pronto surgieron al silencio de la noche en el tejado, permaneciendo un rato agazapados para asegurarse de que nadie los segua. Tranquilizados a este respecto, cruzaron tan silenciosamente el tejado, que estuvieron a punto de sorprender a Pete. Ya en el interior de la garita, Rudy encendi una linterna, que cubri con un pauelo. Estamos a punto para la marcha dijo Rudy. El plan es llevaros a la Embajada de Estados Unidos donde os encontraris seguros. Se rumorea que el duque Stefan ha precipitado sus propios planes. Es posible que maana mismo cancele la coronacin del prncipe Djaro, y se proclame regente perpetuo. Desgraciadamente, nada podemos hacer para detenerlo. La gente asaltara el palacio y rescatara al prncipe Djaro si lo supiera, pero no hay modo de decirles que se encuentra en peligro. Habamos decidido apoderarnos de la emisora de radio y televisin, pero el duque Stefan es demasiado astuto, tiene el edificio muy bien guardado. Dime, Bob, no has recordado todava qu hiciste con la araa de plata? No ha sido encontrada en el patio. Bob sacudi la cabeza, casi enfermo de tanto forzarse a recordar. Si tuvisemos la araa pregunt Jpiter, ayudara en alguna forma al prncipe? Desde luego intervino Elena. Los trovadores lanzaran una proclama en nombre del prncipe, pidiendo a los ciudadanos de Varania ayuda para vencer al tirano. La araa de plata demostrara que el manifiesto 'era realmente del prncipe. Eso aglutinara muchas voluntades, que tal vez decantara a nuestro favor la situacin. Empero, no hay que descartar la posibilidad de que furamos arrestados antes de llegar muy lejos. De todos modos habl Jpiter, para eso tendramos que poseer la araa. Propongo que antes de abandonar palacio, busquemos la araa de plata a lo largo de la cornisa y en nuestra habitacin. Pudiera ser que la encontrsemos en donde la perdi Bob. Eso encierra grave peligro advirti Rudy. Pero entraa una posibilidad de hallarla. Despus de todo, considero que vuestro dormitorio sera el ltimo lugar donde a nadie se le ocurrira buscaros. Conforme; lo haremos.

CAPTULO 1 0

Descenso peligroso

Antes de abandonar la garita, adoptaron todas las precauciones que se les ocurri. Recogieron las envolturas de papel de la comida que haban ingerido, y las echaron por encima del muro. La corriente del ro se las llevara. Luego esperaron a que el palacio se sumiera en la quietud del sueo profundo. Al fin Rudy se decidi. Ya hemos esperado lo suficiente. He trado otras dos linternas. Una se la dar a Jpiter y otra a Pete. Empleadlas slo en caso de necesidad. Yo iniciar la marcha y Elena cubrir la retaguardia. Adelante! En fila india cruzaron el tejado hasta la salida de la escalera de emergencia. El firmamento apareca cubierto de espesas nubes, y gruesas gotas empezaron a caer. Una vez dentro, caminaron cautelosos por las estrechas escaleras, detenindose a escuchar. No captaron sonidos, y reanudaron la marcha guiados nicamente por el resplandor de la linterna de Rudy, que se encenda y apagaba cual lucirnaga. A travs de un oscuro corredor, llegaron a otra escalera, que desemboc en otro pasillo. Los muchachos sentanse perdidos, pero Rudy pareca conocer donde estaban. Al fin entraron en una habitacin, y Rudy ech el pestillo a la puerta. Descansaremos un momento dijo. Todo ha salido bien, pero he de advertiros que slo hemos coronado lo ms sencillo. De ahora en adelante habr peligro. Sin embargo, confo en que ya no os busquen en palacio, con lo cual la sorpresa est de nuestro lado. Primero trataremos de localizarla araa, y despus, tanto si la encontramos como no, seguiremos hasta los stanos. Desde all cruzaremos las mazmorras para adentrarnos en las alcantarillas. Elena y yo hemos recorrido antes el camino que seguiremos. Por l no tardaremos mucho en llegar a la Embajada de vuestro pas, donde estaris a salvo. Luego los trovadores pegarn carteles por toda la ciudad, proclamando que el prncipe Djaro est en peligro y que el duque Stefan intenta usurpar el trono. Despus de eso... bueno, no sabemos qu suceder. Ahora saldremos por la ventana y nos deslizaremos al balcn. Traigo una cuerda enrollada a la cintura. Elena tiene otra, pero la suya la reservaremos para los casos de emergencia. Rudy sujet fuertemente la cuerda y se desliz fuera de la ventana. Con un cauteloso silbido avis que haba llegado al balcn. Pete y Jpiter lo siguieron. Bob y Elena asomados a la ventana, vieron la linterna proyectada sobre el suelo del balcn. Sin duda buscaban la araa por si fue all donde la perdiera Bob, al caerse de la cuerda la noche anterior. Rudy apag la linterna y los llam. Bajad! Bob y Elena se deslizaron por la cuerda, dejndola colgando para regresar por el mismo camino. La araa no est aqu dijo Rudy. Naturalmente, si se cay al ro... espero que no sucediera eso. Ms bien creo que debi perderla al salir precipitadamente al balcn. Empezaron a recorrer la cornisa de borde romo hasta la esquina. Un mal paso poda precipitarlos al ro que discurra al fondo, silencioso y negro. No obstante, el avance era seguro si se caminaba fuertemente pegado a la pared. Rudy se detena a menudo para explorar con su linterna la cornisa, en busca de la araa de plata. Empero llegaron al balcn inmediato sin hallarla. Aquel balcn era el correspondiente al dormitorio que usaran Los Tres Investigadores. Rudy se asom cauteloso para asegurarse de que no haba nadie en la habitacin. Mientras los chicos y Elena se cogan a la baranda, l repas toda la superficie con la linterna. La araa de plata no estaba en l balcn. Qu hacemos ahora? susurr Pete. Entrar respondi Jpiter. Tenemos que buscar en la habitacin. Uno tras otro se deslizaron al interior y se quedaron en silenciosa fila, escuchando. El palacio se hallaba sumido en un gran silencio. El sonido de un grillo refugiado en algn lugar perturbaba la absoluta quietud.

Un grillo en la habitacin de uno significa buena suerte 'susurr Pete. Espero que esta vez sea cierto. La necesitamos. Segn Bob, recorri la habitacin con la araa en la mano murmur Elena. Quiz la perdi entonces. Tenemos que registrar toda la estancia. Buscaremos con la ayuda de las linternas. No podemos ser vistos desde fuera. Se repartieron la superficie del suelo y de rodillas empezaron a recorrerlo. Bob, por carecer de luz, se arrastraba detrs de Pete. La luz se pos encima de algo brillante. La tenan! Cuando Bob cogi el brillante objeto, la decepcin fue tremenda. La sosa brillante era meramente un trocito de aluminio del rollo de pelcula que ellos haban abierto. Despus de esta falsa alarma, continuaron la bsqueda. Bob inspeccion debajo de la cama, mientras Pete aguantaba la linterna para que viera mejor. Un animalito de color negro salt asustado. Cri-cri! Cri-cri! oyeron todos. Haban localizado al grillo. Pete lo sigui con su luz y lo vieron saltar de debajo de la cama a la telaraa que an colgaba en el ngulo de la habitacin. El grillo intent librarse pero slo consigui enredarse ms. Dos araas vigilaban desde la grieta que haba en el ngulo de la pared y el suelo. Una de ellas empez a hilvanar pegajosos hilos alrededor del grillo. En un momento, qued prisionero sin esperanza. Bob sinti deseos de liberar al grillo, pero se contuvo. Para ello tendra que destruir la telaraa, y quiz matar la araa. Y sta era el smbolo de la buena suerte en Varania. Dijiste que un grillo en la habitacin de uno significaba suerte dijo Bob a Pete. Por desgracia l no la tuvo. Ojal no nos ocurra a nosotros lo mismo. Pete no respondi. Ambos amigos retrocedieron de debajo del techo y se unieron a los otros delante del armario. Jpiter y Rudy buscaban all. Ests seguro, Bob, de no haber ocultado la araa de plata? pregunt Jpiter. No creo que la perdieras, pues la habramos encontrado, siempre que no la hallaran los soldados anoche. No la hallaron respondi Rudy en voz baja. El duque Stefan est encolerizado. Si hubiera sido encontrada sera todo sonrisas. Pero eso refuerza la teora de que Bob debi de ocultarla. No puedes recordarlo. Bob? ste sacudi negativamente la cabeza. No recordaba nada relacionado con la araa de plata. Bien, sigamos anim Rudy. Examinemos las maletas. Elena, t mira debajo del colchn y de las almohadas, por si la escondi en alguno de esos sitios. Pete y Jpiter registraron las maletas. Elena palp debajo del colchn, las sbanas y las almohadas. El resultado fue negativo. Se reunieron de nuevo en el centro de la habitacin. No est aqu dijo Rudy, intrigado. No hemos hallado la araa, y los soldados tampoco la encontraron. Sin embargo, ha desaparecido. Yo creo que cuando Bob sali al balcn la llevaba, y al saltar la barandilla para escapar por la cornisa se le caera. Empero no comprendo como no ha sido hallada en el patio. Qu hacemos ahora, Rudy? pregunt Jpiter. Generalmente, Jpiter era el jefe, pero esta vez, Rudy, por ser mayor y conocer el camino a seguir, haba asumido el mando. Llevaros a lugar seguro murmur ste. No queda otra cosa que hacer. Bien, retrocederemos... La puerta se abri de golpe. Intensa luz envolvi al grupo. Dos hombres con uniforme escarlata de guarda palaciegos, se precipitaron al interior. No se muevan! gritaron. Quedan arrestados! Al fin atrapamos a los espas americanos. Sigui un momento de gran confusin. Rudy se abalanz a los dos hombres. Elena! grit. Llvalos a lugar seguro! Djame solo! Vamos grit ella, saltando al balcn. Seguidme! Bob trat de precipitarse en su seguimiento, cuando Rudy se abalanzaba a las piernas del guardia ms cercano. El otro cogi a Jpiter por el cuello de la camisa, y los cuatro se cayeron al suelo, arrastrando a Bob, que sin poderlo evitar qued debajo de ellos. Pero al caer volvi a golpearse la cabeza. La alfombra amortigu el golpe, si bien no por ello dej de ser fuerte. Por segunda vez, perdi el conocimiento.

CAPTULO 11

El misterioso Antea

Bob, con los ojos cerrados, escuchaba a Jpiter y Rudy. Bien deca Jpiter lgubremente, aqu estamos, cogidos como el grillo en una tela de araa. Nunca hubiese supuesto que haba guardias a la puerta de nuestra habitacin. Ni yo tampoco exclam Rudy en el mismo tono. Al estar vaca, supuse que nadie vendra aqu. Menos mal que Pete y Elena lograron huir. Y qu pueden hacer ellos? pregunt Jpiter. Lo ignoro. Quiz nada. Empero avisarn a mi padre de nuestra situacin. Dudo que l logre rescatarnos, aunque s podr ocultarse y evitar la venganza del duque Stefan. Eso nos deja con el prncipe en la ratonera murmur Jpiter. Vinimos a colaborar con Djaro, y lo que hemos hecho ha sido convertirnos en aguafiestas. Aguafiestas? pregunt Rudy. No entiendo la palabra. Le hemos perjudicado explic Jpiter. Parece que Bob se recupera. El pobre lleva ya dos golpes de aupa. Bob abri los ojos. Estaba tendido sobre el incmodo catre cubierto con una manta. Parpade a la amortiguada luz, y lentamente, sus ojos se fijaron en la oscilante llama, en la pared de piedra tras l y en el techo que tena encima. Al otro lado de la habitacin vio una recia puerta con slo una mirilla. Jupe y Rudy estaban inclinados sobre l. Bob se incorpor, zumbndole la cabeza. La prxima vez que venga a Varania me pondr un casco de proteccin dijo intentando sonrerse. Al menos te encuentras bien exclam Rudy. Recuerdas algo, Bob? pregunt Jupe. Piensa ahora! Por supuesto que recuerdo a los guardias penetrando en la habitacin, y tambin a ti y a Rudy luchando con ellos. Fue entonces cuando me ca y me golpe la cabeza. Supongo que nos han encerrado en un calabozo. No me refiero a eso. Recuerdas qu hiciste con la araa de plata? A veces un golpe provoca la amnesia y otro hace que recuperes la memoria. Bob sacudi la cabeza. Todo sigue en blanco. Quiz sea mejor coment pesimista Rudy. As el duque Stefan no podr forzarte a decir nada. De repente oyeron ruido de llaves. La puerta, que era de hierro, se abri hacia dentro. Dos hombres con el uniforme de la guardia rea1! entraron provistos de linternas. En la mano derecha llevaban espadas. Vamos! gru uno de los hombres. El duque Stefan os quiere en la sala de los interrogatorios. En pie. Caminad entre nosotros. No intentis ninguna treta o ser peor para vosotros. Y agit amenazador su espada. Los muchachos se pusieron lentamente en pie. Con un guardia delante y otro detrs, salieron a un hmedo corredor de piedra. Hacia el otro lado, el corredor conduca a ignorados reinos de oscuridad. En la direccin en que caminaban haba una ligera rampa. Pasaron por delante de otras puertas cerradas, y ascendieron un tramo de escaleras. En lo alto de ellas, dos guardias estaban en posicin de firmes. Los dos que los custodiaban los empujaron hacia una gran habitacin iluminada con dos linternas. Bob dio un respingo, y basta Jpiter palideci. Haban visto aquella clase de sala en pelculas de miedo. Era una cmara de torturas de muchos siglos atrs. All descansaba un viejo armatoste donde ataban a las vctimas, de modo que sus huesos eran estirados por medio de grandes pesos. Ms all una enorme rueda serva para inmovilizar a los torturados mientras sus brazos y piernas eran

golpeados con martillos. Haba ms ingenios, hechos de grandes maderos, cuya utilidad prefirieron no adivinar. En el centro de la sala vieron una alta figura hueca de mujer hecha de hierro. Los goznes que flaqueaban uno de sus costados proclamaban que poda cerrarse. Estaba abierta y mostraba clavos oxidados. Cuando se cerraba la Doncella de Hierro, por cuyo nombre era conocida, los clavos oxidados... ni Jupe ni Bob quisieron pensarlo. La sala de los interrogatorios! exclam Rudy, temblorosa la voz. Haba odo hablar de ella. Se remonta a la poca de! Prncipe Negro John, un sanguinario prncipe de la Edad Media. No se ha usado desde entonces, que yo sepa. Creo que el duque Stefan nos ha trado aqu para asustarnos. No se atrever a emplear la tortura con nosotros! Quiz Rudy tuviera razn, pero 'el potro de tortura, la rueda, la Doncella de Hierro y aquellos otros aparatos demonacos descompusieron a Jupe y Bob. Silencio! rugi un guardia a Rudy. Llega el duque Stefan! Los guardias apostados a la puerta presentaron armas. El duque Stefan entr en la habitacin, seguido de! duque Rojas. En los ojos del primero haba una fea mirada de placer. As que los ratones cayeron en la trampa! coment el duque Stefan. Bien, les ha llegado la hora del suplicio y, dirigindose a 'ellos: O me decs lo que quiero saber, o no tendr compasin de vosotros. Los guardias trajeron un silln, le quitaron el polvo, y lo colocaron delante del banco de madera donde los chicos estaban sentados. El duque Stefan acomodse y tamborile con sus dedos sobre los brazos del silln. Bien, Rudolf dijo a Rudy. Me satisface saberte complicado en esto. Eso me permite atacar a tu padre y a tu familia, sin olvidarme de ti. Rudy apret las mandbulas, pero no respondi nada. En cuanto a vosotros, mis jvenes americanos rezong el duque Stefan, sois mis prisioneros. No tengo necesidad de preguntaros qu hacis en mi pas, pues las cmaras que olvidasteis en vuestra huida hablaron muy elocuentes. Ellas demuestran que sois agente del Gobierno estadounidense, venidos a conspirar contra la seguridad de Varania. Pero habis cometido un crimen mayor que ese: Habis robado la araa de plata de Varania! Se inclin hacia delante, oscurecidas sus facciones. Decidme dnde est, y ser humanitario con vosotros! Pensar que sois jvenes e inexpertos. Hablad! No la robamos dijo audazmente Jpiter. Alguien la ocult en nuestra habitacin. Ah, s? exclam el duque Stefan. Por lo menos lo admites. Ya es suficiente delito. Bien, poseo un corazn blando, y siento 'lstima de tu juventud y locura. Dime dnde est, devulvemela y te perdonar. Bob esper la respuesta de su amigo, que luego de vacilar, se decidi a contar la verdad. No sabemos dnde est. Me desafas? pregunt colrico el duque Stefan. Responde t! se dirigi a Bob. Si deseas clemencia, mi pequeo ratn, dime dnde est la araa. Lo ignoro. La tuvisteis! rugi el duque Stefan. Lo habis admitido. Luego sabis donde est. La ocultasteis? Se la disteis a alguien? Contestad o lo pasaris muy mal! No sabemos donde fue a parar respondi Jpiter. Preguntara toda 'la noche, y no podramos decirle nada. Sois testarudos el duque Stefan tamborile sobre el brazo del silln. Sabemos curar ese mal. Disponemos de instrumentos que obligaron a hombres hechos y derechos, mucho ms valerosos que vosotros, a chillar y hablar. Cmo pensis que se est en el interior de la Doncella de Hierro, sintiendo su lento abrazo? Jpiter trag saliva y guard silencio. Rudy se mostr ms audaz. No se atrever! exclam. Planea arrebatar el trono al prncipe Djaro, y quiere que el pueblo de Varania crea que usted es justo y amable. Si se supiera que ha torturado a alguien, sufrira el mismo destino del Prncipe Negro John. Ha olvidado que el pueblo le arranc uno a uno todos sus miembros? Tonteras de viejas parlanchinas se mof el duque Stefan. Empero te dir que no necesito de la Doncella de Hierro para que vosotros digis la verdad. Dispongo de otros medios. Hizo seas a los guardianes. Traed al gitano; al viejo Antn orden. Antn, el viejo! exclam Rudy. Silencio! bram el duque Stefan. Los muchachos vieron cmo los guardianes introducan en la sala de torturas a un anciano que caminaba encorvado y apoyado en un bastn. Vesta harapos de brillantes colores y anillas de oro en sus orejas. Su rostro era semejante a una calavera. Dos brillantes ojos azules ardan en sus profundas cuencas. El anciano avanz pesadamente hasta situarse delante del duque Stefan.

El viejo Antn est aqu. En su tono se adverta un sentimiento de superioridad. Necesito de tus poderes contest el duque Stefan. Estos muchachos saben algo que no quieren decir. Avergualo! La calavera del anciano dibuj una irnica sonrisa. El viejo Antn no acepta rdenes. Buenas noches, duque Stefan. El rostro del duque se ensombreci ante la insolencia del gitano. Pero contuvo su furia. De su bolsillo extrajo varias piezas de oro. No te doy rdenes, viejo Antn. Busco tu ayuda. Te pagar bien. Mira este oro. Las huesudas garras del viejo se apoderaron de las piezas de oro, que desaparecieron entre sus harapos. Antn ayudar a quien es tan generoso dijo, si bien pareci rerse. Qu quieres saber? Estos mozalbetes saben donde est la araa de plata de Varania. La han ocultado y se niegan a decir dnde. Yo lograra sacarles la verdad... seal los instrumentos de tortura, pero me dan lstima. Tu gran poder no es doloroso. Interrgales! El viejo Antn obedece exclam el anciano, que se volvi de cara a los muchachos. De entre sus harapos se sac una taza de bronce y una bolsita. Luego ech varios pellizcos de una materia parecida a semillas, y, para sorpresa de los dos amigos, prendi fuego a las semillas con un encendedor moderno. Espeso humo azul subi hacia el techo. Respirad, pequeos invit el viejo, pasando una y otra vez la taza por delante de ellos. Respirad profundamente. Antn os ordena que respiris el humo de la verdad. Intentaron girar sus caras a un lado, pero fue intil. El humo penetr en sus narices, y aspiraron. Su fuerte olor no era desagradable. De repente sintironse relajados y con una dulce sensacin de sueo.

Ahora miradme orden el viejo. Miradme, pequeines. Mirad mis ojos. De nuevo trataron de resistirse, sin conseguirlo. Miraron a los brillantes y azules ojos de Antn, que les parecieron pozos profundos llenos de agua, donde se caan. Hablad! orden imperativo. Dnde est la araa de plata? No lo s contest Rudy, luego de esforzarse en permanecer silencioso. Bob y Jpiter repitieron las mismas palabras. No lo s. No lo s. Ah! murmur Antn. Respirad de nuevo, respirad profundamente! Una vez ms pas su taza humeante frente a los rostros de los muchachos. Bob se sinti a la deriva, como si flotase en una nube en lo alto del cielo. Los dedos del gitano tocaron con suavidad la frente de Rudy, e inclinado sobre l, mir sin pestaear a sus ojos. Rudy no hubiera podido esquivar la inquisitiva mirada de aquellas pupilas. Ahora susurr el viejo Antn, no hablis. Pensad! Pensad en la araa de plata. Pensad dnde est... Ah! Despus de un largo momento apart sus dedos de la frente de Rudy, y repiti los mismos movimientos y palabras con Jpiter. Emiti su Ah!, y se acerc a Bob. Al tocar a frente de ste, sus dedos parecieron posedos de electricidad. Bob qued prisionero de aquellos ojos azules y penetrantes, que lean en su pensamiento. Sin saber cmo, hallse pensando en la araa de plata. La vio en la palma de su mano... pero desapareci. No tuvo la menor idea de dnde estaba. No poda recordar. Una nube se haba posesionado de su mente. El anciano pareca intrigado. Insista apremiante. Piensa! Piensa! Al fin suspir, apartndose del muchacho. Bob parpade como si retornase de un trance. El viejo Antn mir al duque Stefan. El primero no ha visto 'la araa de plata, y no sabe dnde est. El gordo vio la araa, pero no la tuvo. Tampoco sabe dnde est. El pequeo tuvo la araa en su mano y despus... Qu? pregunt ansioso el duque Stefan. Sigue! Una nube se interpone en sus pensamientos. La araa de plata desaparece en esa nube. Nunca me encontr en un caso semejante. Supo donde est la araa, si bien la niebla que invade su mente se lo ha hecho olvidar. Hasta que lo recuerde, no puedo hacer nada. Mil maldiciones! vocifer el duque Stefan. Sus dedos volvieron a tamborilear sobre el brazo del silln. Dime, gitano habl despectivo, si bien cambi de tono. Viejo Antn, aprecio tus esfuerzos. No es culpa tuya que no puedan decirme el paradero de la araa de plata. Sin embargo, quiz logres adivinarlo. Todos sabemos que eres dueo de grandes poderes. Qu ha ocurrido con la araa? y aadi con reprimida ansiedad: Slo ella permitir que se cumpla mi ambicin de ocupar el trono de Varania, reservado a un chico dbil y torpe que nunca podr sentarse en l. La sonrisa del gitano fue astuta. En cuanto a la araa, si bien es de plata, slo es una araa. Y escucho campanas de victoria que festejan tu gran ambicin. Buenas noches. Los ancianos precisamos descanso. Rindose guturalmente, se retir. El duque Stefan agit una mano, y dijo a los guardias: Escoltadle hasta su casa. Cuando hubo desaparecido el viejo, el duque Stefan se volvi al duque Rojas. Ya lo oy! La araa de plata es slo una araa. Eso quiere decir que podemos prescindir de ella. No es Importante! Y Antn dice que saldr victorioso. Sabemos que Antn jams se equivoca. No desperdiciemos el tiempo. Maana, a primera hora, se har la proclamacin. El prncipe Djaro queda arrestado, y yo asumo la regencia. Denuncie a Estados Unidos por interferirse en nuestros asuntos, y proclame el arresto de sus dos espas. Ofrezca una recompensa por la captura del tercero. Encarcele a los miembros de la familia de Rudolf, y todos los trovadores que pueda hallar. Acselos de traicin! Maana Varania estar firmemente bajo mi dominio. Despus decidiremos si se celebra o no un juicio pblico para condenar a estos pillastres, o si nos limitaremos a expulsarlos del pas. Guardias! llvenlos a su celda y que mediten all. Se inclin sobre Bob. Mientras tanto, ratoncillo, intenta recordar qu hiciste con la araa de plata. Aun cuando Antn diga que no es vital, me gustara lucirla alrededor de mi cuello cuando sea coronado prncipe de Varania. Devulvemela y las cosas sern ms fciles para ti!

CAPTULO 12

En las alcantarillas

Dos guardias escoltaron a los tres prisioneros de regreso a la celda, en el oscuro stano. Rudy iba detrs, y mientras bajaban las escaleras, el guardia que cerraba la comitiva le susurr al odo: Hay ratas amistosas en las cloacas. Rudy asinti con !la cabeza. Luego les obligaron a penetrar en una pequea celda de hmedas paredes, donde arda una vela. La puerta de hierro se cerr de golpe. Los dos guardias se quedaron en el corredor. Transcurridos unos silenciosos minutos, Bob y Jpiter oyeron un amortiguado sonido, como de agua. Rudy les explic: Las cloacas de Denzo pasan por debajo de palacio, y debe de llover mucho ahora. Estas cloacas tienen cientos de aos. Son tneles de piedra, a veces ms altos que un hombre, planos en el fondo y cncavos en la parte superior. Cuando no llueve es posible caminar por ellos y si ha llovido mucho, se puede emplear un bote. Pocas personas se arriesgan a entrar en ellas, empero Elena y yo y algunos ms, las conocemos bien. Si consiguiramos alcanzar las cloacas, y el agua no es demasiado profunda, sera fcil salir a un lugar seguro, como la calle prxima a la Embajada norteamericana. Jpiter pens en semejante posibilidad, pero deneg con la cabeza. Estamos encerrados en una celda dijo. Carecemos de medios. Todo depende de que podamos salir de ella, aunque slo sea un minuto coment Rudy. Hay una entrada al final del pasillo, donde aguarda gente dispuesta a prestarnos ayuda. Uno de los guardias me susurr la contrasea: Hay ratas amistosas en las cloacas. Eso significa que algunos trovadores estn preparados para tan pronto se les presente ocasin de venir a socorrernos. Soy de la opinin de Jpiter afirm Bob. No saldremos de aqu hasta que as lo disponga el duque Stefan. Quin es el viejo Antn? Sin duda lea en nuestras mentes. Rudy asinti. Es capaz de adivinar el pensamiento. El viejo Antn es el rey de los gitanos que viven en Varania. Pasa de los cien aos, y tiene extraos poderes que nadie comprende. Ciertamente, averigu la verdad sobre la araa de plata. Lo que ms me preocupa es que augur e1! triunfo del duque Stefan. Si es as, nuestra causa no ver das felices. Mi padre ser encarcelado, y tambin nuestros amigos. Elena y yo... Rudy no concluy la frase. Se qued pensativo. No hay que darse por vencido coment Bob, tratando de animar a Rudy. Una batalla necesita ser peleada para conocer al vencedor. Jupe, no se te ocurre ninguna idea? Tengo una respondi el primer investigador. Quiz logrsemos huir de aqu, si consiguiramos que los guardias abriesen la puerta. Entonces sera fcil arrollarlos. 'Dudo que logrsemos dominar a dos hombres armados respondi Rudy. Jpiter acentu el fruncimiento de su ceo. No hace mucho le una historia en un libro de misterios que el seor Hitchcock nos dej. Cul es tu idea, Jupe? pregunt Bob. Era la historia de un chico y una chica encerrados igual que nosotros ahora. La pareja hizo tiras de una camisa, y prepararon lazos corredizos. Luego llamaron a sus guardianes al interior de la celda. Jpiter cont la historia que tuvo xito, y Rudy escuch con evidente atencin. Dara resultado! exclam Rudy, bajando la voz para no ser odo desde fuera. Sin embargo, qu podemos emplear para hacer los lazos corredizos? Las mantas que hay en los catres respondi Jpiter. Son viejas y sus extremos rasgados permitiran la confeccin de tiras.

Me gusta la idea coment Rudy. Uno de los guardias es amigo nuestro, y slo fingir. Por lo tanto, la lucha verdadera sera con el otro. Intentmoslo! Sin prdida de tiempo, cogieron las mantas que ciertamente estaban muy usadas. Eso les favoreci, pues no haban despojado a Jpiter de su navaja. Con mucho cuidado, para no hacer ruido, rasgaron tres tiras de unos diez centmetros de ancho. Pero el trabajo resultaba lento y pesado. En ocasiones tenan que emplear los dientes. Pese a ello, lograron ocho tiras. Jpiter propuso descansar un rato. Tendidos en los catres que haba en la celda, sintironse impacientes y apenas descansaron. Minutos despus reanudaban l trabajo. Jpiter at fuertemente dos de las tiras, e hizo un nudo corredizo en cada extremo. Luego prob su eficacia en los brazos y piernas de Rudy. Los lazos se apretaban bien. Rudy mostrse radiante de excitacin. Br o j as! susurr. Creo que funcionar. Habr suficiente con cuatro. Suficiente para los guardias replic Jupe. Hagamos unas cuantas ms sugiri Rudy. Pueden sernos de gran utilidad en las cloacas. Hicieron ocho tiras ms y las anudaron, consiguiendo una larga cuerda. Ahora la parte difcil murmur Jpiter. Bob, tindete en el catre y empieza a gemir. Primero un poquito, luego ms fuerte. Rudy, pon los lazos en l suelo junto a la puerta, donde todo el que entre los pise. Cuando todo estuvo preparado, Bob empez a gemir. Sus lamentos no tardaron en adquirir mayor sonoridad, como si realmente se hallase aquejado de algn dolor. Uno de los guardias mir a travs de la rejilla de la puerta. Silencio! orden. Dejad de hacer ruido! Rudy se bailaba en pie junto a la puerta y Jpiter, Indinado sobre Bob, aguantaba la vela. Tiene dao dijo Rudy en varanio al guardia. Se golpe en la cabeza cuando lo cogieron. Tiene fiebre y necesita un doctor. Dejaos de tretas! Repito que est enfermo grit Rudy. Entren y tquenle la frente. Hay que llevarlo al mdico. Si lo hacen, diremos dnde est la araa de plata. El duque Stefan quedar complacido. El guardia vacil indeciso. Rudy insisti apremiante: Usted sabe que el duque Stefan no quiere en realidad que sufran ningn dao estos norteamericanos. El pequeo necesita un mdico, y estn dispuestos a devolver la araa de plata. Decdanse, pues su estado es grave! Ser mejor que comprobemos si es cierto dijo el guardia que haba susurrado el mensaje a Rudy. Conviene no provocar el enojo del duque. Averigua si est realmente enfermo, 'mientras yo guardo la puerta. Son chicos, y nada hay que temer de ellos. Bien respondi el otro. Ver si tiene fiebre. Pero si es un ardid, 'lo sentirn. Una gran llave gimi en la cerradura. La puerta, que era de hierro, se abri, y el guardia penetr en la celda. Uno de sus pies qued atrapado en un lazo. Como un relmpago, Rudy tir del guardia, derribndolo. Jpiter pas otro lazo por la cabeza del cado, y Rudy le sujet un brazo. Socorro! grit el guardia. Socorro! Estos demonios me atacan! Su compaero penetr como una tromba en la celda. Rudy le pas un lazo alrededor del cuello y otro se apret en sus piernas. Los lazos del otro extremo fueron aplicados al primero de los guardias, y los dos hombres quedaron atados juntos. Los esfuerzos que realizaba el primer guardia apretaban los lazos que sujetaban al segundo, que Vino a derrumbarse encima de l. Rudy le susurr: Luche con fuerza! El guardia obedeci. Cuanto ms se esforzaban, ms se apretaban 'los lazos, sin que pudieran librarse. Rudy se ri. Al verlos amontonados se le ocurri pensar en que parecan dos insectos en la tela de una araa. Buen presagio! Sinti que el valor y la esperanza renacan en su corazn. Vmonos! orden. Los otros guardias no tardarn en venir. Debemos movernos a prisa, Jpiter. Coge la otra linterna, y seguidme. Rudy corri por el pasillo hacia la profunda negrura de las mazmorras inferiores. Bob y Jpiter se apresuraron a seguirlo. Las linternas proyectaban movibles haces de luz. Raudos, descendieron unos escalones, a cuyo final se detuvieron. Rudy se inclin sobre una enorme anilla en el piso. El xido la ha encallado! jade Rudy. No puedo levantarla. Utiliza la cuerda! aconsej Jpiter. Psala por la anilla y tiraremos los tres. Tienes razn respondi Rudy, que pas un extremo de la cuerda por la anilla. Los tres tiraron de la tapa, que tampoco cedi. Pero los gritos de sus perseguidores provocaron que tiraran desesperadamente, y la tapa salt hacia arriba, para caer luego a un lado. Entonces vieron un negro agujero por el que les llegaba ruido de agua.

Yo ir delante dijo Rudy. Descenderemos por la cuerda. No hay posibilidad de poner la tapa otra vez. Con la anilla de la linterna entre sus dientes, desapareci por el agujero. Bob fue el segundo en descender. No le haca ninguna gracia aquella boca oscura, ni el ruido del agua bajo sus pies, pero no haba otra solucin. Durante un interminable momento se desliz por el vaco para caer en el lecho de una antigua alcantarilla. Por fortuna no se lastim, ni fue a parar al agua, si bien esto lo impidi Rudy, al cogerlo. Ah viene Jpiter anunci Rudy. El primer investigador fue menos afortunado. Antes de que pudieran cogerlo, perdi el equilibrio y se sent en el agua. Empero el varanio logr sujetarlo por los hombros, evitando que la mojadura fuese mayor. Jpiter se puso en pie. Qu fra est! se quej. Es agua de lluvia respondi Rudy. De todos modos, terminaremos empapados antes de salir de aqu. Vamos, seguidme cogidos a la cuerda. El agua va hacia el ro, pero all encontraramos fuertes barras de hierro. No podramos salir. Tenemos que ir contracorriente. Gritos y voces enojadas resonaron sobre sus cabezas. Una linterna resplandeci arriba. Los tres fugitivos, agachados, pues el techo era demasiado bajo, se deslizaron presurosos a travs del agua en remolinos. Agujero, voces y luz quedaron atrs. No tardaron en desembocar en otra alcantarilla que les permiti caminar erguidos. Avanzaban cogidos a la cuerda, sin que las linternas diesen suficiente luz para combatir la completa oscuridad en que se desenvolvan. Bob y Jpiter captaron el ruido de algo que nadaba, rozando sus piernas. Bob trag saliva, pero no se detuvo. Los guardias nos seguirn grit Rudy. Tienen que hacerlo por temor al duque Stefan. Pero no conocen las cloacas como yo. Hay un lugar ms adelante, donde podremos descansar. Tiraba prcticamente de ellos, mientras avanzaban. De pronto el agua se hizo ms profunda. Pasaron por un sitio donde caa formando una cascada, que los moj del todo. Posiblemente se trataba de un desage, pens Bob. Cruzaron a travs de otra cascada ms pequea, para desembocar en una gran cmara redonda donde se cruzaban cuatro tneles. Rudy se detuvo, y recorri con su linterna el recinto. As vieron un bordillo que circundaba la cmara, y una escalera de hierro en la pared de piedra. Podramos salir por aqu dijo Rudy. Pero no me atrevo. Demasiado cerca de palacio. Descansemos ahora. Estoy seguro de que disponemos de varios minutos antes de que los guardias nos descubran. No tendrn prisa en meterse en estos lugares; os lo aseguro. Los tres se tendieron sobre la acera de unos sesenta centmetros que bordeaba la pared. lo conseguimos afirm Bob. Al menos hemos llegado hasta aqu. Pero, dnde estamos? Rudy se dispona a contestarle, cuando advirti algo anormal. Apagad las luces! susurr. Delante de ellos, en el tnel, apareci una dbil claridad, sin duda de una linterna que avanzaba hacia aquel sitio. Luego alguien les cortaba el camino, mientras los guardias venan por el lado opuesto. Estaban atrapados!

CAPTULO 13

Precipitacin en la oscuridad

Arriba! orden Rudy. Tenemos que salir a la calle. El joven ascendi por los hmedos y resbaladizos peldaos. Bob y Jpiter le siguieron. Pero antes necesitaron encender una linterna para ver los peldaos, si bien la apagaron rpidamente y subieron a oscuras. Cuando Rudy lleg arriba empuj con los hombros la tapa de hierro, que cedi. La claridad exterior penetr por la rendija abierta, y Rudy observ la calle. Pero de sus labios escap una exclamacin desilusionada antes de bajar la tapa. Hay una patrulla de guardias en la esquina susurr. Antes de que hubiera conseguido apartar la tapa, los habramos tenido encima. Quedmonos ocultos aqu arriba sugiri Jpiter, no muy esperanzado. Es cuanto podemos hacer suspir Rudy. Roguemos para que pasen de largo. Debajo de ellos una luz brill en la corriente de agua, y un bote de remos muy estrecho hizo su aparicin. Un hombre a la popa remaba, y una jovencita a la proa, llevaba una linterna. Rudy! -llamaba ella. Rudy!, dnde ests? Elena! grit a su vez Rudy. Estamos aqu arriba. No avancis ms! El bote se detuvo. La luz envolvi a los tres fugitivos que descendan los escalones de hierro. Glorificado sea el prncipe Pablo! exclam Elena. Al fin os hemos encontrado! Mientras el hombre mantena quieto el bote, ellos saltaron a su interior. Inmediatamente, el remero dio la vuelta y lo hizo regresar por donde haba venido, con vigoroso empuje. Un guardia me transmiti el mensaje de que haba ratas amistosas en la cloaca dijo Rudy a Elena. Hace horas que os buscamos respondi ella. Ya temamos que no consiguierais escapar. Oh, Rudy! Celebro verte de nuevo. Tambin nosotros nos alegramos de vuestra compaa contest l, sonriente, y dirigindose a Jpiter y Bob, aadi. ste es mi primo Dmitri luego pregunt a su hermana. Qu sucede fuera? No hay tiempo para hablar ahora. Busquemos un sitio donde podamos pararnos un momento. Mirad arriba! Encima de ellos un repentino foco de luz cort la oscuridad. Han levantado la tapa! exclam Dmitri. Nos esperan. Hay que pasar! Dmitri rem con ms mpetu. El pequeo bote sali disparado hacia el crculo de luz. Los chicos miraron hacia arriba, y vieron bajar a los guardias. Uno dio un grito y trat de saltar al bote para volcarlo. Dmitri les esquiv gilmente y el guardia cay con fuerte chasquido al agua. El bote penetr raudo en la oscuridad tenebrosa del tnel. Nos seguirn a pie, pero irn lentos dijo Rudy. Lo ms probable es que abran otra tapa y nos esperen coment Dmitri. Llegamos a una conexin. Cambio de curso. El bote penetr en otra cmara donde tres grandes tneles descargaban sus aguas. Dmitri rem hacia el tnel de la izquierda, ms estrecho que los otros. Rudy, con un remo ms corto, se cuid de que la proa no diera contra las paredes de piedra. A veces tenan que bajar sus cabezas, para no darse coscorrones, en los sitios bajos. Ayer visteis a Dmitri dirigiendo la banda del parque explic Rudy. Es uno de los pocos que conocen bien estos parajes. En Ciertos lugares, el agua discurra tan cerca del techo, que Bob dud si podran pasar. Por fortuna para ellos, sus perseguidores no daban seales de vida. Dnde est Pete? pregunt Jpiter a Elena, que estaba acuclillada a su lado. Nos espera. No pudimos traerlo, pues el bote es demasiado pequeo. Adems, consider ms conveniente mantenerlo a salvo. Quise llevarlo a otro sitio ms seguro, pero se neg hasta saber que os habamos encontrado.

El comportamiento de Pete no sorprendi a sus amigos. Dnde estamos ahora, Dmitri? pregunt Rudy. Voy algo despistado. Dando un rodeo para llegar al escondite. Tardaremos cinco minutos. Alcanzaron otra cmara con varios tneles de desage.

Esta vez, Dmitri eligi el del centro, que les permita navegar sentados. Continuaron hasta que, repentinamente, divisaron un punto de luz delante de ellos. Alguien est delante de nosotros! exclam Bob, alarmado. Si tenemos suerte, es Pete dijo Elena. Quedamos en encontrarnos aqu. La luz brill con ms fuerza, y pudieron apreciar que era una linterna elctrica. sta haba sido colocada en un hueco formado en la pared. Pete, agachado, les dio la bienvenida con verdadero entusiasmo. Celebro veros a todos exclam. Me sent muy solo aqu. Algunas ratas queran hacerme compaa. Tuve que asustarlas. Dmitri vir la embarcacin y Rudy pas una cuerda entre dos rocas para sujetarla. Luego, todos se trasladaron a la cueva, cuya rusticidad natural contrastaba con la piedra bien trabajada por artesanos muchos siglos atrs, cuando construyeron los desages. Los constructores encontraron esta cueva subterrnea y la respetaron explic Rudy mientras se dejaba caer sobre la roca para descansar. La descubr hace unos aos, cuando fundamos una sociedad secreta para explorar estos parajes. Entonces, nuestro padre trat de impedirlo, pero no lo consigui. Nunca 'hubiramos soado lo que nuestros juegos infantiles haban de favorecernos ahora. Bien, tenemos que celebrar consejo dijo Elena. Dudo que nos sirvan nuestros viejos planes. Primero dime lo sucedido pidi Rudy. Dmitri, cmo es que ests aqu? Me encontraba en casa de tu padre cuando llegaron unos guardias y lo arrestaron. Yo escap por la puerta secreta. Me qued all escuchando. El capitn atemoriz a tu padre diciendo: El traidor de tu hijo ha sido capturado, y pronto habr de hacer frente a un juicio. Pero no mencion a Elena. Supuse que lograra escapar. Conoca tus planes, y por eso vine a las cloacas, por si consegua localizar a Elena y ayudarla. La lluvia haba incrementado el caudal de agua, y decid utilizar el bote que guardbamos oculto. Nos encontr cuando ms lo necesitbamos dijo Elena. Pete y yo escapamos de palacio a travs de la ruta prevista. Con Dmitri, decidimos permanecer aqu todo el tiempo que pudiramos, por si al fin lograbais escapar y huir a las cloacas. Bien, lo importante es que ya estamos todos reunidos aqu. Ahora hablemos del futuro. Escuchemos primero la radio propuso Dmitri. La tiene Pete. Oh, s el segundo investigador se sac un pequeo aparato de radio de un bolsillo. Lo cerr porque no entenda nada. Dmitri lo hizo funcionar. De repente oyeron que hablaban en varando, seguido de marchas militares. Elena tradujo para Los Tres Investigadores. Invitan a los ciudadanos de Varania a quedarse junto a sus aparatos de radio y televisin para un importante anunci que se transmitir a las 8 de esta maana. Insisten en que se trata de un asunto de importancia suprema. Era el primer ministro. Sin duda piensan anunciar que ha sido desarticulado un complot extranjero, y que por estar implicado el prncipe Djaro, el duque Stefan sigue de regente hasta posterior aviso. Naturalmente, no contaron con la posibilidad de que lograseis escapar y pensaban celebrar un juicio pblico, donde mostrar las cmaras, y luego expulsaros del pas. Pero Rudy y pap habran sido encarcelados. Caramba! exclam Bob, desalentado. En vez de ayudarle, hemos empeorado la situacin del prncipe viniendo aqu. Todo habra ido mejor, si llegamos a quedarnos en casa. Cmo ibais a sospechar esto? dijo Elena. Bien, lo mejor ser que os llevemos a la Embajada norteamericana. De acuerdo, Dmitri? Correcto, Elena. Y vosotros? Y tu padre? Y Djaro? pregunt Jpiter. Eso queda para luego respondi Elena, suspirando. Me temo que sus planes son demasiado perfectos para nosotros. Si pudiramos rescatar a Djaro... alzar a la gente de Denzo... desbaratar sus planes... Vale ms no soar. El duque Stefan y sus partidarios lo tienen todo a su favor. Desde luego afirm Dmitri. En fin, os llevaremos a lugar seguro y despus veremos qu se puede hacer por nuestra causa perdida. La esperanza nunca se pierde. En marcha ahora. Ya es de da. Dentro de una hora la radio y la televisin difundirn el anuncio del primer ministro. Para entonces estaris a salvo en la Embajada de vuestro pas. En marcha. Hemos de trasladarnos a pie. En el bote no cabemos todos. Dmitri descendi a la rugiente agua. Uno tras otro, los dems lo siguieron, sujetndose a la cuerda hecha de tiras de manta. Angustiado, el pequeo grupo se abri camino a travs de las alcantarillas de Denzo.

CAPITULO 14

Jpiter tiene una inspiracin

Encima de ellos la lluvia haba cesado, y el agua en las alcantarillas perda fuerza. No tard en llegarles a los tobillos, facilitndoles los movimientos. Cruzaron otras cmaras donde se unan tneles oscuros. Pero Dmitri pareca conocer el camino. Saldremos 'en el bloque donde est emplazada la Embajada norteamericana dijo Dmitri. Rogad que no est vigilada. Caminaron lo que pareci largo tiempo, si bien era difcil calcularlo en aquella oscuridad. Ciertamente, haban cubierto ocho o diez bloques. Llegaron a otra cmara redonda con una tapa encima y, repentinamente, Dmitri se detuvo. Qu pasa? pregunt Rudy. An faltan dos bloques ms. Temo que nos estn aguardando all respondi Dmitri. Sin duda habrn sospechado que nos dirigimos a la Embajada y tratarn de cazarnos como ratones que salen de su agujero. Si no me equivoco, ahora nos hallamos bajo el mercado de flores, detrs de la iglesia de San Dominico. No creo que nos esperen aqu, desde donde ser fcil alcanzar el edificio de la Embajada norteamericana, por su fachada posterior. Tal vez tengas razn convino Rudy. Conforme, no podemos quedarnos en la cloaca durante el tiempo que nos resta de vida. Subamos. Lo hicieron por unas argollas sujetas a la roca. Dmitri iba delante, y al llegar junto a la tapa, la empuj con sus hombros. Pero la tapa de hierro se alz con metlico ruido que reson en la calle empedrada. Dmitri salt fuera. Salid de prisa! grit. La fuerte mano de Dmitri ayud a subir a Elena y Bob, que parpade ante 'la luz diurna. El cielo apareca cargado de nubes, y las calles brillaban debido a la lluvia de la noche. Se hallaban en una estrecha calle de viejos edificios. Haba gran nmero de puestos juntos a las fachadas. Los vendedores, con raras vestimentas, disponan las flores y frutas para la jornada comercial. stos vieron asombrados cmo el malparado grupo surga de los desages. Rudy y Dmitri volvieron a colocar la tapa, y luego se encaminaron hacia la parte baja de la calle, despreocupados de la curiosidad que haban provocado. Despus de recorrer unos cincuenta metros, se detuvieron bruscamente. Delante de ellos, dos guardias palaciegos, con librea escarlata, aparecieron en la esquina. Atrs! orden Dmitri. Ocultaos! Era demasiado tarde! Ya haban sido vistos. Sus empapadas ropas ofrecan segura identificacin. Los guardias corrieron hacia los fugitivos. Detenedlos! gritaban. En nombre del regente, daos presos! Tendrn que cogernos antes! respondi desafiante Dmitri, que orden a los suyos: Seguidme! En la iglesia tendremos alguna posibilidad... Pero no concluy la frase. Corri delante de sus amigos, apartando a la gente que se interpona en su camino. Acudieron otros guardias, y en nmero de doce, los persiguieron, si bien dificultados por los curiosos vendedores de flores que invadan el centro de la estrecha calle. Aprtense! Aprtense! rugan los guardias. Sobre los tejados de las viejas casas, Bob pudo ver la cpula dorada de la iglesia de San Dominico. Empezaba a jadear por el esfuerzo. Qu seguridad poda ofrecerles la iglesia?, se pregunt. Slo retrasara el momento de ser capturados. Sin embargo, Dmitri pareca tener un plan en la mente. Bob comprendi que no era momento de formular preguntas. Detrs de ellos uno de los guardias resbal, cayndose al suelo. Varios de sus compaeros tropezaron con l y formaron un montn en la calle. Esto ayud a los fugitivos a ganar cincuenta metros de ventaja. Pero Bob no estaba muy seguro de que la cada del guardia se debiera a un accidente fortuito. Tal vez se tratase de un amigo que intentaba ayudarlos.

Doblaron una esquina, y a un bloque de distancia vieron la Iglesia de San Dominico. Empero, a no mucha distancia otros guardias palaciegos miraban hacia ellos. Nunca llegaran a la puerta de la iglesia! Dmitri no se encamin a la entrada principal, sino hacia una pequea puerta lateral, que franquearon, corriendo el cerrojo 'en el preciso momento en que sus perseguidores los alcanzaban. Rabiosos puos golpearon la fuerte madera. En el interior de la iglesia, Bob tuvo la impresin de hallarse en una enorme habitacin cuadrada, sin techo, por su enorme altura. A un lado vio un tramo de escaleras cerradas con una verja de grueso hierro forjado. Ocho cuerdas colgaban desde arriba. Sus extremos se hallaban anudados en anillas de hierro fijados a las paredes de piedra. Bob no tuvo tiempo de ver nada ms. Ahora nos encaminaremos a las catacumbas orden Dmitri. Se trata de sepulturas ocultas debajo de la iglesia. Antiguamente los cristianos eran enterrados all. Hay varios pisos y muchos corredores. Espero que podremos ocultarnos en ellas. Por qu ocultarnos ms? pregunt Jpiter. Antes o despus 'lograrn cogernos. Sus amigos lo miraron. Cul es tu idea, Jupe? inquiri Pete. Esas cuerdas Jupe las seal, tocan la campana del Prncipe Pablo? La campana del Prncipe Pablo? Rudy trat de imaginarse qu pretenda Jpiter. No, stas son las campanas corrientes de la iglesia. La del Prncipe Pablo se halla en otra torre, al otro 'lado de la iglesia. Est sola y la tocan nicamente con motivo de razones de Estado. Lo s confirm Jpiter. Empero el Prncipe Djaro nos cont que cientos de aos atrs, cuando el prncipe Pablo sofoc una revolucin, toc la campana para que sus seguidores leales supieran que no estaba muerto. Dmitri se frot la barbilla. Hasta los colegiales conocen esa historia. Es parte de nuestra leyenda nacional. Bien, qu pretendes? Piensa en que si tocamos la campana, quiz la gente se alce para ayudar al prncipe Djaro intervino Rudy. Y tiene razn. Nosotros olvidamos eso porque sucedi hace mucho tiempo. Era ms lgico aferrarse a los medios actuales, como prensa, radio y televisin. Pero, y si...? La campana es la solucin! grit Elena, muy excitada. Si despus de tanto anuncio radiofnico sobre un prximo mensaje suena h campana, el pueblo, que ama al prncipe Djaro, pensar que est en apuros y que necesita ayuda. Pero si... empez Dmitri. No es momento de dudas! decidi Rudy. Escuchad los golpes en la puerta. Slo disponemos de minutos. Muy bien acept Dmitri. Puede ser que los guardias corran ahora mismo hacia la entrada principal. Rudy, acompaa a los americanos! Elena y yo nos dirigiremos a las catacumbas. Si nos siguen, ganaris tiempo. Elena, necesitamos que ellos encuentren algo. Dame uno de tus zapatos. La 'muchacha se quit un zapato, y se lo entreg. Imitar a la Cenicienta dijo ella, sonriente. Y ahora Rudy, date prisa. Por aqu! seal ste. Seguidme! Cruzaron raudos la nave hacia la torre de la campana solitaria. Elena y su primo Dmitri se precipitaron a la puerta de atrs, por donde se descenda a las catacumbas. Bob empez a rezagarse. Cojeaba. Su pierna, hasta haca poco provista de un aparato ortopdico para fortalecerla despus de una desgraciada cada, le dola, debido al esfuerzo realizado. Los otros no tardaron en detenerse. l, cojeando ms a cada paso, los alcanz. Entonces advirti que se hallaban en otra sala igual a la que haban dejado. Pero de su invisible techo slo colgaba una cuerda, atada a la pared. Tambin comprob que haba unas escaleras con baranda de hierro forjado y peldaos de piedra. Rudy destrab la cuerda de la campana, y subi corriendo las escaleras. Vamos! grit. Arriba! De prisa! Pete cogi del brazo a Bob para ayudarlo, y ascendieron los peldaos.

CAPTULO 15

La campana del Prncipe Pablo

La escalera de piedra era muy empinada. Para Bob, cada peldao representaba un esfuerzo. Rudy, que observ su dificultad, se detuvo y entreg un cabo de la cuerda hecha de la manta de Bob. Cgete! grit. Te ayudar a subir. Cogido a la cuerda, Bob hall que suba con ms facilidad. Tramo a tramo, fueron ascendiendo, sin que los guardias apareciesen. En el tercer tramo, hallaron una gran puerta que cerraba las escaleras. Se abri con chirriante protesta al ser empujada. Rudy la cerr luego y ech por dentro la aldabilla. As detendremos a nuestros perseguidores explic. Antiguamente la iglesia no era respetada por los 'invasores, y los clrigos se refugiaban en las torres de las campanas, cerrando estas puertas. An quedan otras dos. Acababan de cerrar la segunda, cuando los guardias entraron en tromba en la sala de la torre. Miraron hacia arriba, vieron a los fugitivos, y ascendieron las escaleras a toda prisa. Pero la primera puerta cerrada los detuvo. La sacudieron sin resultado positivo. Entonces pidieron a gritos herramientas para cortar las barras de hierro. No podrn abrirla en mucho rato jade Jupe. Disponemos de algn tiempo. Estaban por encima de la cpula de la iglesia de San Dominico. Desde all podan ver a la gente reducida a pigmeos por la distancia, y diminutos coches que se movan 'en las calles. Abajo, la vida pareca desenvolverse con normalidad. Pero en la torre de la campana se libraba una batalla con un enemigo que tena que ser vencido con la inteligencia. Al fin alcanzaron la cima donde la enorme campana del Prncipe Pablo colgaba de recios maderos bajo un tejado en punta. All estaba la tercera puerta, que cerraron de golpe y afianzaron con el pestillo. Una bandada de asustadas palomas alz el vuelo desde sus cobijos en los aleros de la torre. Los muchachos se detuvieron para tomar aliento. Abajo, los guardias trataban de forzar el pestillo de 'la primera puerta, al parecer sin mucho xito. Pronto mandarn un experto dijo Rudy. Bien, veamos cmo se hace tocar la campana. Antes retiremos la cuerda por si se les ocurre atarla. En el piso del campanario haba un agujero por donde pasaba la cuerda de la campana. Rudy cogi la cuerda y empez a tirar, ayudado de Pete y Jpiter. La enrollaron sobre el suelo, donde qued como una serpiente vellosa. Los guardias gritaron al advertir que la cuerda era izada, si bien no consiguieron coger su extremo. Cuando la tuvieron a salvo, los muchachos estudiaron la campana. Resultaba impresionante su tamao, y tena una inscripcin latina alrededor de su borde. La cuerda pasaba por una polea y al tirar de ella la campana se mova y golpeaba en el enorme badajo. Esto intrig a los muchachos, acostumbrados a ver pequeas campanas que tocaban, moviendo el badajo. Cespita! exclam Pete, luego de inspeccionar el tamao de la campana. Cmo lograremos que toque? No podemos hacerlo del modo habitual desde aqu arriba explic Jpiter. Tendremos que inclinar la campana y tirar del badajo. Creo que eso dar resultado. Los chicos tiraron de la cuerda a una seal de Jpiter. Lentamente, la campana se inclin hasta que el badajo qued a pocos centmetros. Rudy enroll la cuerda a uno de los labrados pilares del campanario. La campana qued en una posicin no corriente. Entonces, los muchachos descansaron un momento. Al naciente sol, la fresca brisa soplaba a travs de las arcadas del campanario. Las palomas revolotearon asustadas, volviendo a posarse para elevar otra vez el vuelo. Qu hora es? pregunt Jpiter. Rudy consult su reloj. 'Las ocho menos veinte. Faltan veinte minutos para que el primer ministro hable por radio y televisin. Tenemos que darnos prisa.

Por suerte, disponemos de la cuerda hecha de tiras record Jpiter. Tenemos que atarla al badajo. Precisaron un minuto para enlazar el badajo, en forma de pera. Cuando estuvo bien sujeto, Rudy y Pete, que eran los ms fuertes, se echaron atrs y tiraron. El badajo se balance y toc 'la campana. El profundo y sonoro golpe casi ensordeci a los chicos. Bob, asomndose, vio que la gente se giraba y alzaba sus cabezas. Esto resultar molesto para nuestro odos exclam Jpiter. Agradecera un poco de algodn para taponrmelos mir a Bob y Pete, y pregunt: Tenis pauelos? Los dos interrogados sacronse rpidamente sus pauelos y los rasgaron en pequeos cuadros, que convirtieron en bolitas, y se taparon los odos. Luego, la legendaria campana del Prncipe empez a taer su mensaje. Pete y Rudy realizaron la mayor parte del trabajo. Ambos tiraban del badajo haca atrs y lo dejaban caer, de modo que lograron una serie de profundas notas mucho ms de prisa que si a campana hubiera sido tocada segn era prctica normal. Descansaron un minuto, y de nuevo los taidos fueron tan audibles que debieron de orse en todo el reino de Varania. La irregular llamada pareca que gritaba: Alarma! Alarma! Los cuatro amigos dejaron de or a los guardias. Sus odos estaban ensordecidos pese al trocito de tela colocado en ellos. Bob mir por uno de los arcos del campanario. En la calle empezaba a congregarse gran gento, que acuda corriendo de todas partes. Un mar de cabezas miraba hacia arriba. Comprendera aquella gente que el prncipe Djaro se hallaba en peligro y necesitado de urgente ayuda? Jpiter se asom junto a Bob, observando la creciente agitacin de la multitud. Varios hombres parecan gritar, al mismo tiempo que sealaban hacia el distante palacio. De pronto, se produjo un movimiento de ola, y la masa humana se encamin hacia palacio. Los guardias, visibles por sus llamativos uniformes intentaban abrirse paso entre el gento, pero eran empujados a un lado, la multitud creca sin cesar, camino de palacio. Era indudable que la llamada de socorro surta efecto. La campana ces de tocar. Pete y Rudy tambin se asomaron por la arcada. Rudy tena su transistor en la mano, si bien apenas podan orlo. Pero los chicos recordaron que se haban taponado los odos y procedieron a quitarse las bolitas de trapo. Una voz estridente grit a travs de la radio. Rudy tradujo: Es el primer ministro. Dice que ha sido descubierto un grave intento de revolucin en Varania. Y por ello se pospone indefinidamente la coronacin del prncipe Djaro. El duque Stefan se hace cargo del gobierno de la nacin y har que los criminales se refiere a vosotros, comparezcan ante la ley. El prncipe Djaro est bajo custodia, y pide a todos los varamos que ayuden a mantener la ley y el orden. Atiza! Eso suena mal apunt Pete. Suena tan creble, como la mentira que es. Por fortuna nadie escucha la radio grit Rudy, satisfecho. Todos han odo la campana y estn en las calles averiguando qu sucede. Mirad a la muchedumbre. Muchos se dirigen a palacio. Me gustara ver qu sucede all. Atencin! exclam Jpiter. Los guardias han roto las puertas. Suben! Todos se giraron hacia las escaleras. Guardias uniforma dos suban a toda velocidad. Pero tuvieron que detenerse ante la ltima puerta, que era la de acceso directo al campanario. Desde all gritaron amenazadores: Abrid en nombre del regente! Quedis arrestados! Arrstennos si pueden! respondi Rudy, que se volvi a Pete. Toquemos la campana, hasta que logren pasar. Ambos cogieron la cuerda otra vez, y empezaron a balancear el pesado badajo. De nuevo la campana propag su grito salvaje de alarma por toda la ciudad, urgiendo al pueblo varanio que actuase de inmediato. A escasa distancia los guardias se esforzaban en derribar la puerta. Durante cinco minutos los chicos hicieron que la campana del Prncipe Pablo tocase su. llamada a Varania. Luego, con un golpe seco, la puerta se vino abajo y los guardias irrumpieron y los prendieron. -Ahora exclam furioso el oficial que los mandaba, tendris vuestro merecido.

CAPITULO 16

Sobre la pista de la araa

Los chicos no se resistieron a ser conducidos escalera abajo. En la planta baja otros guardias formaban apretado cordn, e hicieron que los Tres Investigadores salieran de la iglesia por la entrada lateral. An quedaba gente en las calles, si bien en menor nmero. Miraban asombrados y curiosos, y se apartaban cuando los guardias les gritaban. Los detenidos fueron llevados a un viejo edificio de piedra, donde los policas en uniforme azul recibieron al grupo. Son criminales que han atentado centra la seguridad del Estado! grit el oficial que mandaba a los guardias-. Pnganlos en celdas hasta que el, duque Stefan mande rdenes en cuanto a su destino. Un polica se mostr indeciso y respondi: La campana del Prncipe Pablo... Son rdenes del regente! ataj el oficial. Cumplan la orden! Los policas llevaron a los detenidos a dos celdas con rejas, vacas. Pete y Rudy pasaron a una, y Jupe y Bob a otra, frente a la de sus amigos. Las puertas de las celdas se cerraron de golpe. Desde ahora ustedes responden de la seguridad de los detenidos amenaz el oficial. Nosotros regresamos a palacio a informar al regente. Una vez solos, Rudy se dej caer en uno de los dos catres que haba en su celda. Bueno, ya nos cazaron se quej preocupado. Hicimos cuanto nos fue posible. Me gustara saber qu sucede en palacio. Jpiter se sent en su catre. Llevamos en pie toda la noche se lament-. Ahora lo nico que podemos hacer es descansar mientras esperamos. Empero la alarma... Lo que iba a decir se perdi en un gran bostezo. Se frot los ojos. Luego mir a Bob, que ya dorma a pierna suelta. Al otro lado del pasillo Pete y Rudy tampoco escuchaban. Como Bob, se haban dormido. Sin embargo, Jpiter nunca dejaba de exponer su. pensamiento una vez que se decida a hacerlo. Por eso continu, aunque nadie lo escuchase. La alarma por medio de la campana se remonta a cientos de aos murmur desplomndose sobre el catre. Este sistema es mucho ms antiguo que la radio y la televisin. En Constantinopla, despus que los turcos la capturaron en 1453, el empleo de las campanas se prohibi, a menos que fueran usadas para alertar a la gente en casos de... de... Sus prpados se cerraron. Dorma. *: * *

Bob se debata en las oscuras y vertiginosas aguas de las alcantarillas arrastrado hacia el ro Denzo. La corriente lo haca estrellarse contra las paredes. Lejos, muy lejos, resonaba la voz de Jpiter: Bob! Bob!. Bob no quiso ponerse en pie, pero alguien lo sujet por los brazos. De nuevo la voz de Jpiter, ms cerca, grit: Bob! Despierta! Despierta! El tercer investigador parpade sooliento. Con gran esfuerzo logr sentarse y bostez. Jupe le sonrea. Bob, tenemos visita. Mira quien est aqu. El mozalbete vio a Bert Young, que tambin le sonrea. Buen trabajo, Bob exclam Bert, estrechndole calurosamente la mano. Vuestro trabajo ha sido fantstico! Estbamos preocupados desde que dejasteis de comunicaros con nosotros. Sin embargo, habis sabido cuidaros mucho mejor de cuanto hubiramos podido imaginar. Bob parpade antes de preguntarle: Est a salvo e! prncipe Djaro? No podra encontrarse mejor. Viene ahora hacia aqu. El duque Stefan el primer ministro y los guardias que les eran adictos, estn arrestados. El padre de Rudy fue puesto en libertad y nombrado primer ministro. Supongo que os gustar saber qu sucedi despus del alboroto que provocasteis con la campana.

Rudy y Pete entraron en la celda y los policas se quedaron fuera, sonrientes. No haba ningn guardia de palacio a la vista. Bert Young narr lo sucedido tan brevemente como pudo. Aquella maana ya era pasado el medioda el embajador de Estados Unidos y l haban ido a palacio con nimo de averiguar qu haba ocurrido a los muchachos, las puertas estaban cerradas y los guardias les negaron la entrada. Discutan con los guardias cuando la campana del Prncipe Pablo lanz su apremiante llamada, los primeros sonidos dejaron a todos paralizados de sorpresa. Luego, al reanudarse el repique, la gente empez a congregarse en la plaza, frente a las puertas de palacio. La multitud creci tanto, que la plaza se convirti en un mar de cabezas 'inquietas. Los hombres empezaron a llamar al prncipe Djaro. Los guardias se vieron incapaces de alejarlos. Alguien grit a la multitud que el prncipe Djaro se hallaba en peligro, pues de otro modo nadie habra osado tocar la campana. Luego haba que rescatarlo! Entonces yo entr en accin se sonri Bert Young. S algo de varanio y grit: Salvad al prncipe Djaro! Fuera el duque Stefan! La multitud, de por s ya muy excitada, carg contra 'las puertas de a verja, que se rompieron con terrible estruendo. Entonces me puse en contacto con el hombre que gritaba primero. Me dijo que era trovador. Los dos capitaneamos a la multitud, que barri a los guardias como si fuesen hojas de otoo. Mi compaero, Lonzo... Ese es mi hermano! interrumpi Rudy, orgulloso. Luego, tambin consigui escaparse. S. l saba donde estaban las habitaciones del prncipe Djaro, y all nos dirigimos. Cuando los guardias de la puerta comprendieron que su causa haba sido derrotada, se volvieron de espaldas a sus amos y dejaron de ofrecer resistencia. Finalmente, liberaron al prncipe, que automticamente se hizo cargo del poder, y orden a 'los guardias que arrestasen al duque Stefan y al primer ministro. Los bribones intentaron ocultarse, pero fueron capturados. Empero un grupo de guardias desleales ofreci lucha y se tard algn tiempo en reducirlos. De eso se encargaron los que en secreto haban sido leales al prncipe. ste se halla ahora ocupado en asegurarse de que todos los traidores sean arrestados. Vendr en cuanto pueda. Ah! Se me olvidaba deciros que el conato de accidente con vuestro coche en California, no fue casual. Era parte del plan urdido para desembarazarse de! prncipe. Un grito en el corredor interrumpi a Bert Young. El prncipe! Larga vida al prncipe! AI fin lleg el prncipe Djaro. Estaba plido, pero sus ojos resplandecan de jbilo. Entr en la celda y todos se apretujaron para hacerle sitio. Mis queridos amigos norteamericanos salud abrazando a cada uno de ellos. Salvasteis mi trono al tocar la campana del Prncipe Pablo. Cmo se os ocurri? Fue Jpiter respondi Rudy. Nosotros pensbamos en la radio, televisin y prensa, como nico medio eficaz de advertir a la poblacin, y nos olvidamos de la campana. Jpiter record a Djaro. T nos dijiste que t antepasado, el Prncipe Pablo, emple la campana para pedir ayuda durante la revolucin de 1675. Desde entonces la campana slo ha sido empleada para asuntos reales. Y sa fue la razn de que pensase en que era llegado el momento de usarla como una seal de alarma. Despus de todo, las campanas tienen una antigedad de muchos siglos, cosa que no sucede con la radio y televisin e incluso peridicos. Y siempre se han usado para llamar a la gente. Por lo tanto... Djaro se ri feliz y lo golpe suavemente en la espalda. Demostraste tu gran sabidura, Jpiter. El mismo prncipe Pablo se hubiera mostrado orgulloso de ti. El duque Stefan ha sido encarcelado, y su diablico plan mucho ms grave de lo que imagin, queda abortado. He ordenado que la campana del prncipe Pablo toque hasta el atardecer en seal de victoria. Ahora todo es felicidad, aun cuando la araa de plata de Varania no haya aparecido. Una campana toca a victoria murmur Jpiter, guard silencio un rato. Luego aadi: prncipe Djaro, creo saber dnde est la araa de plata. Para recuperarla hemos de ir a palacio. Quince minutos despus viajaba en el automvil del prncipe Djaro, entre multitudes que lo aclamaban. El prncipe se inclinaba y agitaba una mano, mientras avanzaba el coche. Al fin llegaron a palacio, y se dirigieron al dormitorio de Los Tres Investigadores. Ahora dijo Jpiter, vamos a comprobar mi teora. Estoy seguro de que es correcta. Hemos buscado en todos los sitios, excepto en uno, donde sin duda est la araa. Puedo equivocarme, pero... Menos charla y ms accin! gimi Pete. ste no es momento para discursos. Conforme. Jpiter se puso de rodillas y se arrastr lentamente hacia la enorme tela de araa que penda desde la cama a la pared.

Una araa negra y oro se alej de l, y desapareci en la rendija que haba entre el suelo y la pared. Pero otra araa, negra y oro tambin, sigui mirando a Jpiter. ste alarg cuidadosamente su mano, que introdujo por debajo de la tela de araa, rompiendo slo unos cuantos hilos. Los dems esperaban ver cmo la segunda araa se retiraba, cosa que no hizo. Jpiter la empuj con la punta de un dedo y la sac por debajo de la tela de araa. Luego se puso en pie, y extendi su palma a Djaro. Es sta? pregunt. 'La araa de plata de Varania! grit el prncipe Djaro, cogindola. La encontraste! -Intu donde estaba respondi Jpiter. Mientras los guardias aporreaban la puerta y Rudy nos invitaba a huir, Bob tuvo una brillante inspiracin. Ah, s? exclam Bob, deseoso de recordar haberla tenido. S; pero lo olvidaste al golpearte la cabeza en el balcn. Comprendiste que un lugar donde la gente no esperara hallar una araa artificial era entre una tela de araa. Por eso la colocaste donde acabo de encontrarla. Todos la vimos cuando registramos la habitacin, y a ninguno se nos ocurri que fuera la verdadera, si bien deb recordar que dos araas no comparten el 'mismo nido. Br o j as , Bob! Bien hecho! exclam Djaro, golpendole carioso la espalda. Saba que vuestra ayuda me sera muy beneficiosa. Jpiter continu: Cuando t, prncipe Djaro, mencionaste la campana que toca a victoria, se me ocurri. Anoche, el viejo Antn, rey de los gitanos, hizo una extraa prediccin al duque Stefan. Dijo: En cuanto a la araa, si bien es de plata, slo es una araa. Ignoro los poderes del viejo Antn, pero saba mucho ms de lo que dijo. Despus comprend que si una araa de plata es slo una araa, debimos buscar donde slo puede hallarse una araa: cerca de su tela. Nadie trat de interrumpir el largo discurso del primer investigador. Como ves acab, no merezco tu aplauso. En realidad... Mereces todo el aplauso que yo puedo darte afirm Djaro, mientras envolva cuidadosamente la araa de plata en su pauelo, que se guard en un bolsillo. Nunca lograr demostrarte todo mi agradecimiento, pero har cuanto pueda aqu y ahora mismo. De su bolsillo se sac tres hermosas araas trabajadas en plata sencilla, que pendan de sendas cadenas. Poneros en fila, por favor rog a Los Tres Investigadores. Cuando stos lo hubieron hecho, colg una araa de plata alrededor del cuello de cada uno. Ahora se sonri, los tres sois miembros de la Orden de la Araa de Plata. Es el ms alto honor que puedo otorgaros, y que slo se concede a quienes sirven de un modo excepcional a Varania. Y por ser privativa de 'los varanios, os declaro ciudadanos honorarios de mi pas. Qu ms puedo hacer para demostraros mi gratitud? Pedidme algo que est al alcance de mi poder. Bien... empez Jpiter. Pete lo interrumpi: No podramos comer algo?

Nota final de Alfred Hitchcock

Poco ms hay que aadir a la historia de Los Tres Investigadores, y la araa de plata de Varania. Ante la entusiasta aclamacin de todo Varania, el prncipe Djaro fue coronado, prescindiendo de las ceremonias usuales. El duque Stefan y sus partidarios fueron encarcelados, y los extranjeros que tramaban convertir a Varania en un reino de granujas, sufrieron condenas de prisin. La participacin de nuestros tres amigos en la lucha contra el siniestro plan, no fue difundida por motivos de poltica nacional. No obstante, Jpiter, Pete y Bob presenciaron desde un lugar de honor la coronacin, y luego regresaron a su patria. Se llevaron consigo las ms calurosas gracias del prncipe Djaro, y una invitacin para volver otra vez y efectuar una visita ms larga, que ellos esperan realizar. Desgraciadamente, no pudieron conservar sus cmaras-radios especiales, pero sentanse orgullosos de la condecoracin que el prncipe Djaro les impusiera; la Orden de la Araa de Plata. Desde entonces han cambiado el criterio que tenan de las araas. La mayora de stas son seres humildes y laboriosos que ayudan a mantener libre de insectos las ciudades. Los Tres Investigadores esperan ahora que el correo les lleve una mueva invitacin para resolver otro caso misterioso. Y no dudo que pronto lo conseguirn, si bien ignoro qu clase de aventura ser la prxima. De lo nico que estoy seguro es de que la emocin no faltar. ALFRED HITCHCOCK

FIN

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