Sanz Sanchez, Santiago
Sanz Sanchez, Santiago
PAMPLONA
2007
Secretarius Facultatis
Sr. D. Eduardus FLANDES
CUADERNOS DE FILOSOFA
Excerpta e Dissertationibus in Philosophia
Vol. XVII, n. 1
INTRODUCCIN
Esta es una investigacin filosfica que nace con una precisa motivacin teolgica y, aunque la palabra hoy en da haya cado en un cierto
desuso, apologtica. Surge de una pregunta que puede formularse de este
modo: es la nocin de creacin un asunto slo de la fe religiosa (perteneciente por tanto al mbito de las religiones, ya sea la cristiana, la juda o la
musulmana, por citar las tres ms extendidas en nuestro contexto) o bien se
trata de una verdad accesible como tal a la inteligencia humana (y perteneciente, entonces, tambin a los otros mbitos donde la razn humana se
ejerce)?
Aunque la pregunta pueda parecer en un primer momento excesivamente terica, la respuesta que a ella se d est conectada con cuestiones
que gozan de plena actualidad, y que en buena parte configuran la idiosincrasia y el futuro de las sociedades occidentales. Asistimos, en efecto, al
sucederse de legislaciones y decisiones a gran escala que, pretendiendo
exaltar lo que se considera el valor fundamental de la convivencia humana,
es decir, la libertad, parecen poner en cuestin la permanencia de una serie
de valores que tradicionalmente se unan a lo que se consideraba la raz de
todos ellos, aquello que nos acomuna porque todos lo hemos recibido: la
naturaleza humana, cuya eminente dignidad (que incluye el precioso don
de la libertad) se basa en su carcter de haber sido creada por Dios a su
imagen y semejanza.
Ahora bien, como todo lo que tiene que ver con Dios pertenece al
mbito de la religin, y en nuestra sociedad laica ese mbito se ha de reducir a lo privado, para que pueda mantenerse el valor conquistado con dificultad de la autonoma del orden poltico y social respecto de cualquier poder religioso, entonces los muchos valores que la tradicin europea y
occidental haba recibido unidos a su herencia religiosa judeocristiana quedan incapacitados para ejercer cualquier tipo de influencia pblica, y menos todava para ser impuestos como algo permanente comn a todos.
Queda, por tanto, el nico valor de la libertad, entendida como pura capa-
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INTRODUCCIN
13
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INTRODUCCIN
15
Por tanto, me parece que se ha de indagar sobre este punto, distinguiendo el problema del extrinsecismo, que ciertamente necesita una solucin, de la cuestin del papel de la metafsica como ayuda de la reflexin
teolgica. Hoy en da, de hecho, se aprecia desde muy diversos sectores teolgicos la necesidad de un acuerdo entre la perspectiva histrico salvfica y
la metafsica. Tambin por la creciente conciencia de la necesidad del dilogo con las religiones y en general con los hombres de buena voluntad,
para el cual es indispensable situarse en el nivel de la filosofa. Y en este
terreno, la verdad de la creacin, ya desde los inicios de la predicacin
evanglica, goza de una peculiar posicin de encuentro entre fe y razn.
Un telogo poco sospechoso de escolasticismo, ante el riesgo de una total
subsuncin de la nocin de creacin en la perspectiva histrico-soteriolgica, ha llegado a afirmar que se ha hablado tanto de la historia de la salvacin que se advierte la necesidad de una nueva reflexin sobre el concepto de creacin4. Una nueva reflexin, aado con Juan Pablo II, que
redescubra la importancia de volver a abrir el maravilloso libro de la naturaleza, con cuya lectura, mediante los instrumentos propios de la razn
humana, se puede llegar al conocimiento del Creador5.
Con estas motivaciones de fondo, estas pginas se estructurarn del
siguiente modo. La primera parte contiene una exposicin de algunos aspectos de la nocin filosfica de creacin de Santo Toms de Aquino. El
recurso al pensamiento del Aquinate en el contexto de las preguntas que
hemos formulado no necesita, en mi opinin, justificacin, si bien cabe sealar en concreto un par de razones. De una parte, porque es un testigo privilegiado del encuentro entre fe y razn, hasta el punto de haber sido propuesto repetidamente como modelo de un estilo de reflexin que busca
constantemente la verdad en el respeto de la dinmica propia de los diversos mbitos del saber humano6. De otra parte, porque las exigencias legtimas que ha puesto de relieve la teologa contempornea, sealando algunos lmites de las precedentes elaboraciones teolgicas, no rara vez han
puesto como punto de arranque de tales lmites la doctrina tomista. Se trata, pues, de indagar hasta qu punto tales lmites se encuentran realmente
en su pensamiento, o bien, cabe encontrar en l elementos que ayuden a
superarlos. Creo que este peculiar punto de vista exime a la presente investigacin de un tratamiento de tipo histrico-textual y sistemtico detallado,
en la medida en que son numerosos los estudios que exponen en general la
doctrina tomista de la creacin. Por eso, nuestra exposicin se centrar en
los aspectos ms relevantes para nuestro tema, sin entrar con excesivo de-
16
INTRODUCCIN
17
dad que tiene de la filosofa como interlocutora para verificar la inteligibilidad de sus aserciones10.
* * *
Deseo manifestar mi agradecimiento a las personas que han hecho
posible la realizacin de esta tarea. En primer lugar, al Profesor Dr. D.
ngel Luis Gonzlez, que acogi la idea de esta tesis con gran inters,
alentando y guiando con paciencia y atencin las diversas etapas de la investigacin. Debo mucho tambin a los profesores del departamento de Filosofa de la Universidad de Navarra, en cuyas aulas me form hace ya algunos aos; y a los profesores de la Facultad de Teologa de la Pontificia
Universidad de la Santa Cruz, donde he recibido la formacin teolgica y
ahora ejerzo la docencia e investigacin. Mi gratitud se dirige, finalmente, en
un nivel ms personal, al Gran Canciller de la Universidad, S.E.R. Mons.
Javier Echevarra, por su solicitud y afecto paterno; y al Colegio Romano
de la Santa Cruz, especialmente en la persona de su Rector, Mons. Valentn
Gmez-Iglesias, por su aliento constante.
NDICE DE LA TESIS
NDICE ..........................................................................................................
INTRODUCCIN .........................................................................................
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PARTE I
PRELIMINARES
CAPTULO I
LOS RETOS LANZADOS POR LA REFLEXIN TEOLGICA
CONTEMPORNEA A PROPSITO DE LA NOCIN
METAFSICA DE CREACIN
1. CREACIN E HISTORIA DE LA SALVACIN ......................................................
2. CREACIN Y TRINIDAD ................................................................................
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38
PARTE II
LA SNTESIS DE SANTO TOMS
CAPTULO II
LA CREACIN COMO MISTERIO DE FE
Y COMO VERDAD DE RAZN
CAPTULO III
EXISTENCIA Y DETERMINACIN DEL CONCEPTO
METAFSICO DE CREACIN
1. DEMOSTRACIN DE LA CREACIN DE TODAS LAS COSAS POR PARTE DE DIOS ...
2. LA NOVEDAD TOMISTA: EL ACTO DE SER, PUNTO DE CONFLUENCIA DE PARTICIPACIN Y CAUSALIDAD, QUE PERMITE UNA FUNDAMENTACIN MS RADICAL
DEL ORIGEN Y FUNDAMENTO DE LO REAL .....................................................
3. ALGUNOS ASPECTOS DE LA NOCIN METAFSICA TOMISTA DE CREACIN ........
a) La cuestin del esencialismo ................................................................
b) La dualidad actualidad-efectividad ......................................................
c) El problema del extrinsecismo .............................................................
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CAPTULO IV
LA CUESTIN DE LA POSIBILIDAD DE UN MUNDO CREADO ETERNO
PARTE III
LA NOCIN METAFSICA TOMISTA DE CREACIN
Y LA TEOLOGA
CAPTULO V
NECESIDAD DE UN ACUERDO ENTRE METAFSICA Y TEOLOGA
1. LA CRISIS DE LA METAFSICA EN EL SIGLO XX Y SU REFLEJO EN LA TEOLOGA ...
2. NECESIDAD DE UNA RENOVACIN FILOSFICA EN LA TEOLOGA ....................
3. NECESIDAD DE ARMONA ENTRE EL ENFOQUE BBLICO Y EL METAFSICO DE LA
CREACIN .....................................................................................................
4. LA TEOLOGA DE LA CREACIN ENTRE REALISMO E IDEALISMO .....................
5. METAFSICA E HISTORIA DE LA SALVACIN ...................................................
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203
CAPTULO VI
EL CONCEPTO DE NATURALEZA Y SU USO EN TEOLOGA
1. TEOLOGA DE LA REVELACIN .....................................................................
2. TEOLOGA DOGMTICA ................................................................................
a) Lo natural y lo sobrenatural. Naturaleza, gracia y gloria .....................
b) El esquema creacin-elevacin-pecado-redencin y sus alternativas ...
3. TEOLOGA MORAL ........................................................................................
4. TEOLOGA SACRAMENTARIA Y ESPIRITUAL ....................................................
a) La cuestin de la dimensin sacramental de la creacin ......................
b) Teologa de las realidades terrenas, espiritualidad laical y secularizacin
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258
265
CAPTULO VII
LA NOCIN METAFSICA TOMISTA DE CREACIN
Y EL PROBLEMA TEOLGICO DEL EXTRINSECISMO
1. REDESCUBRIMIENTO TEOLGICO DE LA CLAVE ONTOLGICA .........................
2. FECUNDIDAD TEOLGICA DE LA PERSPECTIVA METAFSICA TOMISTA ..............
a) La creacin como participacin de ser .................................................
b) Una teologa de la participacin sobrenatural ......................................
3. RESPUESTA A LOS RETOS LANZADOS POR LA TEOLOGA CONTEMPORNEA .....
a) Creacin e historia de la salvacin .......................................................
b) Creacin y Trinidad ..............................................................................
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282
282
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300
300
314
CONCLUSIONES .........................................................................................
331
BIBLIOGRAFA ...........................................................................................
343
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* He dividido la bibliografa en dos partes: literatura filosfica y literatura teolgica. Por literatura filosfica se entienden las monografas y artculos sobre la creacin en
Santo Toms, adems de otras obras filosficas citadas de carcter ms general. La literatura teolgica comprende una seleccin de la bibliografa citada, principalmente manuales y diccionarios, adems de otras obras y artculos de carcter teolgico y bblico
que ayudan a hacerse cargo del contexto teolgico. En ambos casos, se siguen, sucesivamente, los criterios de orden alfabtico de autores y cronolgico de las publicaciones.
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* Para las obras de Santo Toms, he seguido las abreviaturas y el modo de citar presentes en la versin de ALARCN, E. (ed.), Corpus Thomisticum, Universidad de Navarra, Pamplona 2005, accesible en http://www.corpusthomisticum.org.; en cuanto a los libros de la Sagrada Escritura, utilizo las abreviaturas de la versin espaola del
Catecismo de la Iglesia Catlica. Por lo que respecta a los diccionarios y publicaciones
peridicas, me atengo a las indicadas en SCHWERTNER, S.M., Internationales Abkrzungsverzeichnis fr Theologie und Grenzgebiete, Walter de Gruyter, Berlin-New York
1992. En la presente tabla figuran solamente las abreviaturas que he establecido de las
publicaciones (revistas, diccionarios, etc.) all ausentes.
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1. Un breve recorrido por los principales textos donde Santo Toms ofrece una demostracin de la creacin se encuentra en WIPPEL, J. F., The Metaphysical Thought of
Thomas Aquinas. From Finite Being to Uncreated Being, The Catholic University of
America Press, Washington (DC) 2000, pp. 579-585; para un elenco ms detallado, cfr.
MORENO NARVAEZ, F., Demostrabilidad racional de la creacin segn santo Toms de
Aquino, Pontificia Studiorum Universitas a S. Thoma Aq. in Urbe, Roma 1960 / Bogot
1983, pp. 79-84.
2. Contra Gentiles, lib. 2, cap. 15, n. 6: Omne quod est possibile esse et non esse,
habet causam aliquam: quia in se consideratum ad utrumlibet se habet; et sic oportet
esse aliquod aliud quod ipsum ad unum determinet. Unde, cum in infinitum procedi non
possit, oportet quod sit aliquid necessarium quod sit causa omnium possibilium esse et
non esse. Necessarium autem quoddam est habens causam suae necessitatis: in quo
etiam in infinitum procedi non potest; et sic est devenire ad aliquid quod est per se necesse-esse. Hoc autem non potest esse nisi unum, ut in primo libro ostensum est. Et hoc
est Deus. Oportet igitur omne aliud ab ipso reduci in ipsum sicut in causam essendi;
cfr. De ente et essentia, cap. 4.
3. Ibidem, n. 7: Deus secundum hoc factivus est rerum quod actu est, ut supra ostensum est. Ipse autem sua actualitate et perfectione omnes rerum perfectiones comprehendit, ut in primo probatum est: et sic est virtualiter omnia. Est igitur ipse omnium
factivus. Hoc autem non esset si aliquid aliud esset natum esse non ab ipso: nihil enim
natum est esse ab alio et non ab alio; quia, si natum est non ab alio esse, est per seipsum necesse-esse, quod numquam potest ab alio esse. Nihil igitur potest esse nisi a
Deo.
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8. Ibidem: Tertia ratio est, quia illud quod est per alterum, reducitur sicut in causam ad illud quod est per se. Unde si esset unus calor per se existens, oporteret ipsum
esse causam omnium calidorum, quae per modum participationis calorem habent. Est
autem ponere aliquod ens quod est ipsum suum esse: quod ex hoc probatur, quia oportet
esse aliquod primum ens quod sit actus purus, in quo nulla sit compositio. Unde oportet
quod ab uno illo ente omnia alia sint, quaecumque non sunt suum esse, sed habent esse
per modum participationis. Haec est ratio Avicennae
9. Para esta clasificacin comparativa de los textos, cfr. VERNIER, J. M., Thologie et
mtaphysique de la cration chez saint Thomas dAquin, P. Tqui, Paris 1995, pp. 150161. A los precedentes habra que aadir, asimismo, el de Compendium theologiae, lib. 1,
cap. 68, donde se retoma el argumento de la causalidad equivalente al segundo de los ya
estudiados, as como la dialctica imperfecto-perfecto que ya apareca en el tercer argumento de Contra Gentiles. Otra clasificacin de los textos puede verse en MORENO NARVAEZ, F., Demostrabilidad racional de la creacin..., p. 107 ss.; para un estudio ms detenido, cfr. KRETZMANN, N., The Metaphysics of Creation: Aquinass Natural Theology in
Summa contra Gentiles II, Clarendon Press, Oxford-New York 1999; SELNER WRIGHT, S.
C., The Metaphysics of Creation in Thomas Aquinas De potentia Dei, Catholic University
of America, Washington 1992; TORRE, G., Il concetto di creazione nella Quaestio tertia
De potentia Dei di san Tommaso [1] y [2], Aquinas 42 (1999), pp. 69-111; 241-286.
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15. Quodlibet II, q. 2 a. 1 co.: sciendum est, quod aliquid participatur dupliciter.
Uno modo quasi existens de substantia participantis, sicut genus participatur a specie.
Hoc autem modo esse non participatur a creatura. Id enim est de substantia rei quod cadit in eius definitione. Ens autem non ponitur in definitione creaturae, quia nec est genus
nec differentia. Unde participatur sicut aliquid non existens de essentia rei.
16. I, q. 44, a. 1, ad 1: licet habitudo ad causam non intret definitionem entis quod
est causatum, tamen sequitur ad ea quae sunt de eius ratione: quia ex hoc quod aliquid
per participationem est ens, sequitur quod sit causatum ab alio. Unde huiusmodi ens non
potest esse, quin sit causatum, sicut nec homo, qui sit risibile. Sed quia esse causatum
non est de ratione entis simpliciter, propter hoc invenitur aliquod ens non causatum.
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17. GONZLEZ, A. L., Ser y participacin, Eunsa, Pamplona 32001 (revisada y ampliada), p. 278; para ms detalles, cfr. pp. 235-280.
18. Cfr. VERNIER, J. M., Thologie et mtaphysique de la cration..., pp. 143-161;
precisamente en este captulo de su estudio, en el que analiza las demostraciones metafsicas de la creacin, este autor trae a colacin, al estudiar el texto de Super Sent., lib. 2,
d. 1, q. 1, a. 2, el Comentario de Santo Toms a la Metafsica de Aristteles, para hacer
ver cmo el Aquinate supera al Estagirita en este punto.
19. FABRO, C., Drama del hombre y misterio de Dios, Rialp, Madrid 1977, p. 381.
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20. Puede encontrarse una exposicin del estado de la cuestin, teniendo en cuenta
los diversos debates que ha provocado tambin en dcadas ms recientes, en AGUIRRE
MARTNEZ, L. A., La nocin cristiana de creacin y la filosofa griega. De tienne Gilson a Giovanni Reale, Universidad de La Sabana, Bogot 1998.
21. Cfr. el ya clsico estudio de MAY, G., Schpfung aus dem Nichts: die Entstehung der Lehre von der creatio ex nihilo, Walter de Gruyter, Berlin-New York 1978;
all se sostiene que la doctrina de la creacin ex nihilo obtuvo su articulacin precisa en
el cristianismo del siglo II en controversia con el gnosticismo y otras visiones filosficas emanacionistas; sin embargo, no han faltado crticas a esta tesis: Elders, por ejemplo, opina que May no parece considerar la presencia implcita de la doctrina de la
creacin en las primeras enseanzas de la Iglesia (cfr. ELDERS, L. J., La metafisica dellessere di San Tommaso dAquino in una prospettiva storica II. La teologia filosofica,
Libreria Editrice Vaticana, Citt del Vaticano 1995, p. 372, nota 84); otros autores piensan que cabe anticipar la idea al tiempo del Nuevo Testamento y presentar la doctrina
del ex nihilo como algo ya implcito en la misma tradicin bblica: cfr. ONEIL, J. C.,
How Early is the Doctrine of Creatio ex Nihilo?, JThS 58 (2002), pp. 449-465, que
sostiene: I am arguing that there is evidence that the doctrine of creatio ex nihilo was
already formulated as a credal statement by the time of New Testament [...] The New
Testament assumed this doctrinal belief and, if we can accept the longer reading in Rev
4,11, contained an explicit statement of the doctrine of creatio ex nihilo (ibidem, p.
462 ss.); ms precisiones sobre el tema pueden verse en DEL CURA ELENA, S., Creacin ex nihilo como creacin ex amore: su arraigo y consistencia en el misterio trinitario de Dios, EstTrin 39 (2004), pp. 55-130; aqu p. 67 ss., de donde he tomado la
anterior referencia.
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Sin pretender entrar ahora en un anlisis exhaustivo de tipo histrico que nos alejara del objeto de estudio, no est de ms aludir a la opinin
de Santo Toms sobre el particular. Los textos que se suelen considerar a
este respecto son aquellos en los que el Aquinate hace un recorrido por la
historia de la filosofa interpretando hasta qu punto los filsofos antiguos
se plantearon la cuestin del origen de las cosas; principalmente dos: por
una parte, el artculo quinto de la cuestin tercera De Potentia (ya citado
anteriormente por contener a continuacin algunas pruebas de la creacin)22, y el artculo segundo de la cuestin 44 de la primera parte de la
Summa Theologiae, por otra23. Mientras en el primero Santo Toms afirma
22. De potentia, q. 3, a. 5, co.: secundum ordinem cognitionis humanae processerunt antiqui in consideratione naturae rerum. Unde cum cognitio humana a sensu incipiens in intellectum perveniat priores philosophi circa sensibilia fuerunt occupati, et ex
his paulatim in intelligibilia pervenerunt. Et quia accidentales formae sunt secundum se
sensibiles, non autem substantiales, ideo primi philosophi omnes formas accidentia esse
dixerunt, et solam materiam esse substantiam. Et quia substantia sufficit ad hoc quod sit
accidentium causa, quae ex principiis substantiae causantur, inde est quod primi philosophi, praeter materiam, nullam aliam causam posuerunt; sed ex ea causari dicebant
omnia quae in rebus sensibilibus provenire videntur; unde ponere cogebantur materiae
causam non esse, et negare totaliter causam efficientem. Posteriores vero philosophi,
substantiales formas aliquatenus considerare coeperunt; non tamen pervenerunt ad cognitionem universalium, sed tota eorum intentio circa formas speciales versabatur: et
ideo posuerunt quidam aliquas causas agentes, non tamen quae universaliter rebus esse
conferrent, sed quae ad hanc vel ad illam formam, materiam permutarent; sicut intellectum et amicitiam et litem, quorum actionem ponebant in segregando et congregando; et
ideo etiam secundum ipsos non omnia entia a causa efficiente procedebant, sed materia
actioni causae agentis praesupponebatur. Posteriores vero philosophi, ut Plato, Aristoteles et eorum sequaces, pervenerunt ad considerationem ipsius esse universalis; et ideo
ipsi soli posuerunt aliquam universalem causam rerum, a qua omnia alia in esse prodirent, ut patet per Augustinum. Cui quidem sententiae etiam Catholica fides consentit.
23. I, q. 44, a. 2, co.: antiqui philosophi paulatim, et quasi pedetentim, intraverunt
in cognitionem veritatis. A principio enim, quasi grossiores existentes, non existimabant
esse entia nisi corpora sensibilia. Quorum qui ponebant in eis motum, non considerabant motum nisi secundum aliqua accidentia, ut puta secundum raritatem et densitatem,
congregationem et segregationem. Et supponentes ipsam substantiam corporum increatam, assignabant aliquas causas huiusmodi accidentalium transmutationum, ut puta amicitiam, litem, intellectum, aut aliquid huiusmodi. Ulterius vero procedentes, distinxerunt
per intellectum inter formam substantialem et materiam, quam ponebant increatam; et
perceperunt transmutationem fieri in corporibus secundum formas essentiales. Quarum
transmutationum quasdam causas universaliores ponebant, ut obliquum circulum, secundum Aristotelem, vel ideas, secundum Platonem. Sed considerandum est quod materia per formam contrahitur ad determinatam speciem; sicut substantia alicuius speciei
per accidens ei adveniens contrahitur ad determinatum modum essendi, ut homo contrahitur per album. Utrique igitur consideraverunt ens particulari quadam consideratione,
vel inquantum est hoc ens, vel inquantum est tale ens. Et sic rebus causas agentes particulares assignaverunt. Et ulterius aliqui erexerunt se ad considerandum ens inquantum
est ens, et consideraverunt causam rerum, non solum secundum quod sunt haec vel talia,
sed secundum quod sunt entia. Hoc igitur quod est causa rerum inquantum sunt entia,
oportet esse causam rerum, non solum secundum quod sunt talia per formas accidenta-
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que Platn y Aristteles llegaron a plantear una causa universal de las cosas, el segundo texto da la impresin de redimensionar tal afirmacin, en la
medida en que all parece sostenerse ms bien que Platn y Aristteles se
quedaron en la consideracin del ente en cuanto este o tal ente, y no en
cuanto ente, limitndose as a la investigacin sobre las causas particulares
de las cosas, mientras que fueron otros (los autores cristianos) quienes se
elevaron a una consideracin ms universal, y por tanto a la creacin.
Basndose en esta interpretacin concreta del texto de I, q. 44, a. 2,
no pocos autores (entre ellos, insignes tomistas como Jolivet o Gilson) han
sostenido que en realidad Santo Toms no atribuy la nocin de creacin
ni a Platn ni a Aristteles.
No obstante, esta opinin ha de hacer frente a los lmites de la lectura gilsoniana del texto en cuestin, como ha puesto de manifiesto Dewan24,
que propende por la inclusin de los filsofos griegos tambin en el grupo
de quienes se plantearon una causa universal del ser, de acuerdo no slo
con una correcta interpretacin de este texto, sino aduciendo adems algunos otros pasajes del Doctor Anglico en esa direccin.
Estas dificultades en la interpretacin de lo que realmente pensaba
Santo Toms se deben sin duda a la ausencia de textos explcitos sobre el
particular. En cualquier caso, puede pensarse que si el Aquinate nunca atribuy explcitamente la idea de creacin a los filsofos griegos, especialmente Aristteles, ello fue porque tal nocin, que l recibi primeramente de la revelacin cristiana, inclua tambin la dimensin de la inceptio
essendi, del comienzo absoluto, aspecto al que ciertamente no lleg el Estagirita, por tratarse segn se vio de algo exclusivamente cognoscible por va
de revelacin divina sobrenatural. Sin embargo, esto no significa afirmar
que Santo Toms no atribuy bajo ningn concepto esta nocin a los griegos, pues contiene una dimensin alcanzable racionalmente (la causalidad
universal de todas las cosas) a la que los filsofos antiguos de algn modo
llegaron. En este sentido, Barzaghi piensa que cabe conciliar los dos textos
tomistas que hemos sealado ms arriba por cuanto, ni el texto del De Potentia afirma explcitamente que Platn y Aristteles llegaron con claridad
a la nocin de creacin, ni por otra parte en el texto de la Summa Theolo-
les, nec secundum quod sunt haec per formas substantiales, sed etiam secundum omne
illud quod pertinet ad esse illorum quocumque modo. Et sic oportet ponere etiam materiam primam creatam ab universali causa entium.
24. Cfr. DEWAN, L., Thomas Aquinas, Creation, and Two Historians, LTP 50
(1994), pp. 363-387; all se hace alusin a JOHNSON, M. F., Did Saint Thomas Attribute
a Doctrine of Creation to Aristotle?, NSchol 63 (1989), pp. 129-155, que segn Dewan
ha mostrado convincentemente que Santo Toms atribuy una doctrina de la creacin
tanto a Aristteles como a Platn. Dewan se ha ocupado de esta cuestin en otros estudios, entre los que puede mencionarse DEWAN, L., St. Thomas, Aristotle, and Creation, Dionysius 15 (1991), pp. 81-90.
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breve digresin, recalcar con Vernier la armona de la reflexin especulativa con el Dios de la Alianza, que se revela como el Ser mismo trascendente y personal que obra en la historia28. La metafsica surge en el corazn de
la historia, pues si Dios es el Ser, slo l es el ser verdadero, esencial.
Como se sabe, fue Filn el que uni la revelacin bblica con la filosofa
griega del ontos on. La tradicin cristiana no dej de inspirarse, comentndolo en repetidas ocasiones, en este texto de Ex 3,14. Santo Toms hered
esa tradicin, pero la desarroll de modo inigualado con su doctrina del ser
como acto, haciendo de la afirmacin de que lo creado participa del ser
bajo influencia inmediata de Dios la clave de su teologa natural. Tanto en
la Summa Theologiae como en otras obras importantes anteriores y posteriores (respectivamente, el Scriptum super Sententiis y las Quaestiones de
Potentia) muestra las razones por las que el ser es el nombre que ms conviene a Dios.
As, la afirmacin de que el nombre propio de Dios es Ser implica
no slo que Dios es inmutable y tiene todas las perfecciones, sino tambin
que las criaturas se distinguen de su Ser, que ellas reciben de l, Ser Subsistente que contiene en s todas las perfecciones. Las consecuencias de
esto son claras: la composicin de esencia y ser en todo ser distinto de
Dios (que asegura la trascendencia de Dios) y la comunicacin por parte
de Dios del ser a toda criatura (que asegura la inmanencia de su causalidad)29. Cabe decir que la Revelacin bblica ejerce una influencia metafsica determinante en la doctrina tomista, pero sin sustituir la filosofa, sino
iluminando la reflexin natural y estimulndola hacia un desarrollo metafsico original, lo cual constituye un ejemplo perfecto de filosofa cristiana30.
Ha sido probablemente Fabro quien ha expresado de un modo ms
lcido en tiempos recientes la superacin y elevacin, siempre dentro del
nivel de la metafsica, que la sntesis tomista representa respecto al platonismo y al aristotelismo merced a la nocin cristiana de creacin. En un
prrafo de notable capacidad descriptiva, afirma que en la sntesis de Santo
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Toms, la participacin platnica es transferida dentro de la estructura aristotlica del ente, de modo que el binomio de ser por esencia y ente por participacin es interpretado mediante la metafsica de las causas y fundado
sobre el binomio de acto y potencia. En consecuencia, la dependencia que
comporta la participacin es real y total; es decir, no es relacin de inclusin formal de lo concreto en lo abstracto, y de los gneros inferiores en
los superiores, sino que es la relacin de semejanza por derivacin real del
acto participado por el acto por esencia; adems no es una dependencia de
naturaleza imaginativa (platonismo) o puramente productiva (aristotelismo) que presupone la potencia primera (materia), sino que alcanza a la vez
el acto y la potencia, es decir, la materia y la forma, la esencia y el esse.
De este modo, inmanencia y trascendencia se encuentran: el punto de encuentro es la metafsica de la creacin, el fundamento teortico de esta metafsica es la nocin tomista de esse intensivo mediante la nocin de participacin31.
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32. Cfr. GONZLEZ, A. L., Ser y participacin..., pp. 247-249, donde se apoya en el
estudio de THIBAULT, H. J., Creation and Metaphysics: a genetic approach to existential
act, M. Nijhoff, The Hage 1970; all puede leerse: this conclusion makes it possible to
pass from such expressions as that God, acting by essence, produces the whole substance of things, to existential formulae such as that God, in giving, esse, thereby produces
what receives esse. From an essentialist Deus se toto agit rem secundum totam eius
substantiam we pass to an existentialist Deus, simul dans esse, producit id quod esse recipit. The existentialist expression is the metaphysiscal concept of creation (ibidem,
pp. 56-57).
33. De potentia, q. 3, a. 1, ad 17.
34. FABRO, C., Partecipazione e causalit..., p. 213; en las lneas anteriores haba
afimado que loriginalit della metafisica tomista ha il suo fulcro in questo passaggio
al limite dellessere funzionale aristotelico allesse subsistens supremo, ovvero in
questa promozione metafisica dellesse formale aristotelico, che non ancora, allesse
reale subsistens (Dio) che sempre e anzitutto e d agli altri esseri tutti di essere e di
esistere (ibidem, pp. 212-213).
35. De potentia, q. 3, a. 5, ad 2: Ex hoc ipso, quod quidditati esse attribuitur, non
solum esse sed ipsa quidditas creari dicitur, quia antequam esse habeat nihil est, nisi forte in intellectu creantis, ubi non est creatura, sed creatrix essentia.
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desconociendo la nocin de ser como acto de todo acto, han dado ms importancia a la esencia, cayendo en errores sobre la creacin; en concreto,
cabe referirse en este punto a Avicena, quien sostena que el mundo, por su
contenido esencial, era ya posible antes de ser creado; algo parecido se
afirmar en otros esencialismos posteriores39.
Como ya se ha visto, Toms de Aquino no concibe la esencia al
margen del ser, sino que la esencia es precisamente la potencia propia del
acto de ser, integrando ambos la sustancia. La esencia es el recipiente por
el que el ser se contrae en una forma determinada: essentia dicitur secundum quod per eam et in ea ens habet esse40. Como tambin se dijo anteriormente, el ser como acto de la esencia comporta una distincin real,
como la que hay entre cualquier acto y su potencia. Esta distincin es la caracterstica fundamental de todo ente distinto de Dios41. As, la composicin esencia-ser define metafsicamente a la criatura. Dios es Acto Puro,
plenitud de Ser, mientras la criatura tiene el ser de modo parcial, no como
puro acto, sino como acto de una esencia, la cual, al recibirlo lo determina,
dando lugar a la composicin esencia-ser, propia de toda criatura en cuanto
criatura42.
He aqu, pues, la prioridad que en la metafsica tomista de la creacin tiene el ser sobre la esencia, pues es su acto43; a la vez, es la esencia a
la que se atribuye el ser, pues es su recipiente propio, ya que en ella y por
ella la cosa tiene ser.
Esto implica, entonces, que a la esencia no le compete ser creada en
s misma, como pura capacidad de ser, sino en cuanto participa el ser y es
su potencia propia. Las esencias son reales en cuanto actualizadas por el
ser, no en s mismas consideradas independientemente de su existencia
(como las concebimos en el entendimiento), pues su presencia formal en la
mente presupone su actualizacin por el esse. Como reza el texto De Potentia, q. 3, a. 5, ad 2, al que aludamos en prrafos anteriores, antes de la
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creacin, por tanto (si se puede hablar as) las esencias no eran ni actuales
ni posibles, sino que estaban en la mente divina en cuanto Dios se entiende
como idea de muchas cosas, como participable de diversos modos44.
Nuestra mente puede concebir las esencias con independencia de su
existencia, con una consideracin lgica que, prescindiendo de lo singular,
las concibe como algo universal, predicable de todos los individuos que
tienen un modo semejante de ser. De aqu nuestra tendencia a ver las esencias con una cierta realidad propia, aunque en realidad no pueden existir
separadas del ser, como ninguna potencia puede darse separada de su acto.
Se entiende as, entonces, que si no se considera el ser como intrnseco al ente, sino como algo exterior (un estado nuevo, resultado de una
accin divina pero que no se refleja en la constitucin de lo real), la esencia toma la primaca: se subordina el ser a la esencia, que sera ahora el
constitutivo real de la criatura.
En tal visin, consecuentemente, la creacin no sera ya la produccin total de la criatura, sino ms bien el poner en la existencia un mundo
de posibles esencias, que ya tenan de por s alguna realidad, y que estaban
esperando ser creadas45.
Como ha sealado certeramente Fabro, ejemplo de esta visin es la
posicin de Avicena, quien, a pesar de distinguir entre ser y esencia, no llega a concebir al esse como acto fundante de la esencia, sino ms bien como
su puesta en acto, es decir, como un accidente extrnseco de la esencia; por
eso describe la creacin como comenzar a ser del universo, en el sentido de
efectualidad de las esencias46. El mismo Aquinate marca su diferencia con
44. Para este punto, cfr. tambin Super Sent., lib. 2, d. 18, q. 2, a. 2.
45. A fuerza de discursos racionales y abstracciones, estamos fuertemente tentados y en la historia de la filosofa las cadas han sido casi continuas a concebir las
esencias sin respecto al ser, como ideas puras (y hasta eternas!). Por el contrario, para
Santo Toms, la esencia no designa algo que pueda ser aferrado independientemente de
su referencia al ser, que es su acto [...]. Concebir la esencia como una cualidad que estara esperando, como desde fuera, a que le sobrevenga la existencia, y por tanto de algn modo como reclamndola de la bondad divina es un error craso (CARDONA, C.,
Metafsica del bien y del mal, Eunsa, Pamplona 1987, p. 161). Conviene, pues, insistir
en que la esencia al margen del ser no es ninguna clase de ente, como tampoco el acto
de ser es algo al margen de la esencia, ni tiene sentido hablar de seres que no tienen
esencia o de esencias en espera de actualizacin por parte del ser. [...] El ser se determina en la esencia y la esencia es actualizada por el ser, GARCA VALDECASAS, M., El sujeto en Toms de Aquino. La perspectiva clsica sobre un problema moderno, Eunsa,
Pamplona 2003, p. 169.
46. FABRO, C., Intorno al fondamento della metafisica tomistica, Aquinas 3 (1960),
p. 119. En este sentido, Bergamino subraya: Il creare di Dio non consiste nellaggiungere un esistere fattuale (esse reale) a una essenza ideale (cfr. ad es. Summa theologiae I, q. 45, a. 4, ad 2: creatio non dicit constitutionem rei compositae ex principiis
praexistentibus, sed compositum sic dicitur creari, quod simul cum omnibus suis principiis in esse producitur). Se cos fosse, lessenza sarebbe una sorta di soggetto che pas-
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sa dallessere nella mente di Dio allessere nella realt, cosicch lessere reale sarebbe qualcosa per accidens e non per se rispetto allessenza, e la creazione sarebbe un mutamento. [...] Creare invece il potere di far essere dal nulla tutto ci che appartiene
allessere della cosa [...] e quindi il potere di dare alle cose la loro capacit intrinseca di
essere. [...] E cos, una volta che Dio crea una forma, questa non ha bisogno di altro che
di se stessa per la ricezione dellessere: lo possiede infatti di per s, necessariamente,
BERGAMINO, F., La necessit assoluta nellessere creato in Tommaso dAquino. Sintesi
ragionata di Contra Gentiles II, c. 30, ActPh 8 (1999), pp. 69-79, aqu pp. 75-76.
47. De Potentia, q. 5, a. 3, co.: Avicenna namque posuit, quod quaelibet res praeter Deum habebat in se possibilitatem ad esse et non esse. Cum enim esse sit praeter essentiam cuiuslibet rei creatae, ipsa natura rei creatae per se considerata, possibilis est ad
esse; necessitatem vero essendi non habet nisi ab alio, cuius natura est suum esse, et per
consequens est per se necesse esse, et hoc Deus est. A este respecto, Argello comenta
que tanto para Avicena como para el Aquinate, el acto de ser creado es lo otro que la
esencia, aunque sea de ella. Para Avicena, el ser es realmente extrnseco, porque es fsico; para Toms, es realmente intrnseco, porque es metafsico: en ambos, es un aliud
participatum. Para uno, todo ser es quasi una essentia ms, unida a la determinada esencia cualquiera que se considere, constituida de antemano como un ser necesariamente
contingente; para otro, hay un ser que es el acto ntimo de la posibilidad de la esencia
metafsica, ARGELLO, S., Posibilidad y principio de plenitud..., p. 245.
48. Ibidem, 220.
49. I, q. 46, a. 1, ad 1: Antequam mundus esset, possibile fuit mundum esse, non
quidem secundum potentiam passivam, quae est materia; sed secundum potentiam activam Dei. Et etiam secundum quod dicitur aliquid absolute possibile, non secundum aliquam potentiam sed ex sola habitudine terminorum, qui sibi non repugnant; secundum
quod possibile opponitur impossibili.
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distinta de las causalidades en el mundo, que lo son no del esse sino del fieri de las cosas (de modo que, cuando cesan, cesa el fieri). En la creacin el
esse de cada ente es puesto inmediatamente por Dios, y la causa creadora
permanece mientras el ente es. As, la creacin exige la conservacin, lo
cual no ha de entenderse como dos acciones distintas, sino que con un mismo acto Dios da el ser y lo conserva. La estabilidad del universo se funda
en el esse de las criaturas, que se ordenan de por s al ser permanentemente, y en la libertad divina de crear y conservar.
Esta unidad de creacin y conservacin se entiende diversamente
en aquellas visiones metafsicas de la modernidad que sostienen la as llamada creacin continuada, segn la cual la conservacin es una creacin
que continuamente se renueva. La raz esencialista aviceniana de tal concepcin es clara, por cuanto, como se vio, ah el esse es accidente extrnseco a la esencia, de modo que la unin esencia-esse es efmera; la criatura
tiene entonces una tendencia real al no ser, pues puede accidentalmente
perder el ser; as, mantener la criatura en la existencia supone, en esta visin, que Dios renueva en cada instante su puesta en acto, a modo de una
creacin continuada. Ahora bien, como se ha apuntado antes, para Santo
Toms slo cabe hablar de creacin continuada en el sentido de una accin
divina que continuamente da el ser, pero no como donacin de nueva existencia o como una accin nueva distinta de la creacin.
As pues, la primera problemtica que veamos, el esencialismo,
nos lleva de la mano, por su evidente conexin, a la consideracin de otro
problema que surge de una insuficiencia en la nocin filosfica de creacin, es decir, el actualismo, que comporta una visin deficiente de la creacin continuada, por cuanto se la concibe como si Dios tuviese que estar
continuamente creando y recreando las cosas. Como se sabe, es la visin
propia de figuras como Descartes y Lutero.
Una vez que la esencia se erige en lo primario, el esse pasa a quedar
reducido al mero hecho de existir, perdiendo as su carcter de acto primero y primordial, acto de todo acto. Paradjicamente, se requiere entonces
que, para existir, las esencias tengan que ser continuamente actualizadas
desde fuera, cayendo en un actualismo en el que el ser es completamente
ajeno, exterior, a la esencia. Con otras palabras, la autntica actualidad metafsica del ser queda reducida a la pura efectividad53.
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55
No se trata, en la doctrina tomista, de tener que optar entre la efectividad y la actualidad, como si fueran dimensiones contrapuestas, sino de
concebirlas como momentos del desarrollo de lo real en su relacin fundado-fundante. Es decir, el ser, que puede decirse de muchas maneras, incluye como una de ellas ciertamente la existencia, que corresponde al juicio
de la mente en conexin con el esse ut verum. Ahora bien, no se debe reducir o confundir el ser como acto con la existencia fctica59. Mientras sta,
como puro hecho de existir, es unvoca y no distingue las cosas entre s, el
acto de ser, siendo anlogo, especifica las cosas, siendo su acto radical limitado por la esencia. As, el acto de ser no es una posicin del sujeto, ni se
reduce a la mera efectividad existencial correspondiente al juicio de la
mente, sino que constituye el principio interno del ente concreto. No cabe
concebirlo como el estado actual, en el sentido de efectivo, de una cosa ya
constituida, sino que l mismo es el principio que constituye al ente en
cuanto tal.
Vemos, pues, que la originalidad de la metafsica tomista estriba en
su consideracin del ser como acto de actos. Esta concepcin se sita ciertamente en un nivel ms radical que las modernas teoras del ser como posicin, como presencia o como efectividad. En la doctrina tomista, el sentido pleno de la actualidad no se identifica con el hecho de existir real, con
la existencia como efectividad en contraposicin a la posibilidad. El hecho
de existir compete al ente en acto, que posee ya el acto de ser. As, la existencia efectiva se funda en el acto de ser, pues es un resultado de su posesin. La existencia es el efecto propio y primario de la posesin del ser por
parte del ente. Puede decirse entonces que el olvido del ser radica precisamente en esto, en desconocer el carcter de fundamento real que corresponde al actus essendi. As, la teora kantiana de la posicin trasladaba el
fundamento al sujeto, con la consiguiente reduccin de la actualidad metafsica a efectividad fenomnica60.
Pero este olvido haba ya comenzado a darse anteriormente en la
escolstica nominalista, y ello volviendo de nuevo a nuestro tema no sin
consecuencias para la nocin de creacin. Tal visin, quiz basndose de
modo prevalente y por tanto unilateral en la dimensin revelada de la creacin como inicio, subray de modo considerable la nocin de contingen-
59. Llano estudia con detalle estas cuestiones, en dilogo con la filosofa analtica,
en el anterior captulo del libro, titulado Ser y existencia: cfr. LLANO, A., Metafsica y
lenguaje, pp. 147-198, especialmente pp. 179-198.
60. Entre otros estudios que ponen de manifiesto el creciente oscurecimiento de la
nocin filosfica de creacin en el pensamiento moderno y la conveniencia de volver a
la genuina concepcin tomista, puede verse CATURELLI, A., La idea de creacin en Santo Toms y el sentido de su negacin en el pensamiento moderno, en Studi Tomistici,
vol. 3, Citt Nuova, Roma, s.f., pp. 67-77; VANNIER, M. A., Sur le problme de la cration. Rflexions en marge des textes de saint Thomas, StTom 14 (1982), pp. 435-451.
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ra70. A la vez, dado que Dios ejerce una causalidad eficiente, la creacin supone tambin una causalidad extrnseca, y adems trascendente, por la radical distincin entre el Ser por esencia y el esse participado. Causalidad
pues, intrnseca y extrnseca, que no slo no se excluyen sino que se exigen mutuamente: slo la infinita trascendencia divina hace posible su ntima inmanencia causal en todas las cosas71.
Se trata, pues, de la compatibilidad entre la absoluta trascendencia
divina con su profunda inmanencia en todo lo creado. El punto que aqu
nos parece conveniente subrayar es que, en la ptica del Aquinate, tal compatibilidad puede ser alcanzada por la luz natural de la razn ya en el nivel
especulativo de la metafsica. No es sta la opinin de algunos telogos
contemporneos, como Pannenberg, quien considera ms bien que solamente con la revelacin del misterio trinitario en el horizonte de la encarnacin de Jesucristo pueden verdaderamente armonizarse, y se armonizan
de hecho, ambas dimensiones72. Es interesante notar la dependencia en
cierta medida de la metafsica proveniente del idealismo de este autor, que
se muestra aqu de modo claro, en cuanto, en su ptica, a la razn humana
en cuanto tal le es dado el conocimiento de la idea de Dios, mientras que su
realidad solamente es accesible mediante su revelacin en la historia73.
Sin pretender anegar el misterio, ni someterlo a la razn, la metafsica del ser puede, de un modo analgico y por tanto imperfecto y parcial
aunque no por eso menos verdadero, esclarecer en su nivel de algn modo
este punto tan conectado con el desarrollo de la nocin filosfica de creacin. As se expresa, en su interpretacin de Santo Toms, Fabro: La relacin de dependencia a Dios es constitutiva del ente finito porque compe-
70. Sobre la distincin y armona entre Causa Primera y causas segundas, puede
verse, entre otros, TE VELDE, R., Participation and Substantiality in Thomas Aquinas,
E.J. Brill, Leiden 1995, pp. 160-183, donde se explica que las criaturas participan en el
ser y tambin en el obrar, de modo que hay un obrar creatural, participacin del obrar de
Dios. Los agentes naturales causan en cierto modo el ser (el ser esto o ser as), en cuanto en ellos est presente, ntimamente, la virtus divina; as, toda accin natural es intrnsecamente dependiente por participacin de la accin divina.
71. OCRIZ, F., Cuestiones de metafsica tomista..., p. 24. De modo anlogo se
expresa Cardona: La causalidad divina del ente en cuanto tal es una causalidad intrnseca (desde dentro) por la operacin, aunque extrnseca por la distincin y trascendencia entre el Ser por esencia y el esse participado. Mientras los dems agentes obran
como extrnsecos (puesto que al no obrar sino moviendo y alterando de algn modo en
cuanto a lo que es extrnseco a la cosa, obran como extrnsecos), Dios, en cambio, obra
en todas las cosas como agente interior, pues obra creando: crear es dar el ser a la cosa
creada. Luego, siendo el ser lo ntimo de cualquier cosa, Dios, que actuando da el ser,
obra en las cosas como agente ntimo, CARDONA, C., Olvido y memoria..., p. 409.
72. Cfr. PANNENBERG, W., Teologa Sistemtica, vol. I, UPCO, Madrid 1992, pp.
450-451.
73. Para un desarrollo de esta crtica, cfr. MARTNEZ CAMINO, J. A., Sobre la teologa trinitaria de W. Pannenberg, RcatT 25 (2000), pp. 289-304.
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La nocin de causalidad sufre as una transformacin para que pueda aplicarse a la relacin envuelta en la estructura de la participacin77. En otras
palabras, las objeciones a Santo Toms no habran tenido en cuenta un
paso decisivo de su reflexin, que consiste en que, si bien parte, debido a la
metodologa que se impone, del mundo dado para estudiar la creacin, precisamente por la especificidad propia de la nocin de creacin se ve obligado, siempre en el nivel de la especulacin metafsica, a modificar el sentido primario de algunas nociones, en concreto la separacin entre causa y
efecto que instaura una causalidad meramente extrnseca tal como se aprecia en el mundo creado. En este punto conviene recordar que, al retomar la
doctrina de las causas, el Aquinate es consciente de sus limitaciones a la
hora de aplicarla a la creacin, y de ah su insistencia en eliminar la idea de
movimiento al hablar de la creacin. Ello se verifica en el paso de un nivel
meramente fsico al nivel metafsico. En ese nivel el Doctor Anglico llega, por va de resolucin y no de mera abstraccin, al actus essendi como
participado en las criaturas. La nocin metafsica de participacin asegura
el paso de la facticidad al orden del ser, y permite una valoracin ms
exacta de los conceptos dentro y fuera aplicados a Dios. En ese nivel,
la creacin aparece como la participacin de la perfeccin del ser por cada
criatura; tal perfeccin es a la vez realmente poseda por el ente y participada. Queda as asegurada la dependencia respecto a Dios sin por ello separar completamente a las criaturas del Creador. Resulta as una paradoja:
la mxima diferencia Dios y la criatura coincide con la mxima intimidad78. La causalidad creadora, bien entendida, no impide la presencia de
Dios sino que la funda.
Estas consideraciones permiten concluir, entonces, que la objecin de
la presunta separacin entre Dios y sus criaturas a la que abocara la nocin
tomista de causalidad, heredada de Aristteles, se disuelve al descubrir la
originalidad del Aquinate en su incorporacin de la causalidad al orden del
ser, de manera que se refiere no a cualquier forma o perfeccin, sino al ser,
que es el efecto propio del Ipsum esse subsistens, de lo que se sigue que la
presencia de Dios en la criatura est asegurada en ese nivel que, por una parte, es el ms universal y, por otra, el ms ntimo de cada ser individual79.
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Artola intercala estos anlisis de tipo metafsico con algunas motivaciones de fondo de tipo religioso, antropolgico e incluso soteriolgico.
En este sentido, hace ver cmo, a la base de la objecin luterana a la doctrina tomista, se encuentra indudablemente su tesis de la incompatibilidad
entre la revelacin cristiana y la pretensin de dar una explicacin filosfica del origen del universo. Asimismo, en su concepcin de la creacin
como un continuo hacer siempre nuevo por parte de Dios, no es difcil
descubrir un cierto pesimismo antropolgico de fondo, segn el cual el
hombre, completamente corrompido tambin en sus fuerzas naturales, necesita de continuo una redencin, un auxilio divino. As, su peculiar visin soteriolgica (que podra calificarse, siguiendo los anlisis anteriores, como actualista) parece invadir indebidamente un mbito que, en la
ptica de Santo Toms, compete de lleno a la capacidad natural de la inteligencia humana. En este sentido, Artola subraya cmo la reflexin metafsica tomista sobre la creacin tiene como presupuesto fundamental la
conviccin de que las dificultades nacidas del pecado no llegan al fondo
ltimo de la realidad80. Tambin la metafsica que elabora Santo Toms
tiene en su trasfondo una razn que podramos llamar religiosa: la corrupcin que surge en las circunstancias de la vida humana, aceptada por
la voluntad libre, no puede llegar a destruir la raz que toda criatura posee
de cara a realizar las obras para las que fue creada. Con palabras de Artola, a santo Toms le repugnaba la idea de que la naturaleza humana, en
medio de tales dificultades del pecado, especialmente se viera desprovista de la capacidad para alcanzar sus objetivos naturales. Lo que hay en
el fondo de esta conviccin es la seguridad de que el poder del mal en
cualquiera de sus formas no puede destruir radicalmente las obras de
Dios. Otra cosa es que estas obras lleven a cabo efectivamente sus respectivas operaciones81.
En este punto, no carece de inters esta distincin tomista entre lo
que pertenece a la capacidad humana y la efectiva consecucin de tal capacidad. Con gran agudeza, Artola hace notar que esta distincin no es la que
se da entre una abstracta posibilidad y su concreta ejecucin, sino que aqu
est de fondo la idea de que las circunstancias en las que el hombre se encuentra no modifican sustancialmente su capacidad. As, para Santo Toms, el pecado no destruye las posibilidades esenciales de la naturaleza humana. Aunque algunos puedan pensar que se trata de una abstraccin
deformante, pues al hombre hay que considerarlo desde su situacin existencial concreta tal como se da a la experiencia directa, para el Aquinate
pesa mucho la conviccin filosfica (aristotlica) segn la cual la naturaleza no puede corromperse sin que deje de fragmentarse la consistencia
80. Ibidem.
81. Ibidem, p. 223.
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esencial del ser en cuestin82. Asoma una vez ms la correlacin entre los
problemas examinados en estas pginas, por cuanto parece claro que este
modo existencialista de pensar se funda en el primado de la efectividad
sobre la actualidad, en un actualismo en el que la palabra definitiva la tienen los puros hechos. Sin embargo, en el realismo tomista no se trata en
absoluto de negar la evidencia de los hechos, sino de fundarla radicalmente, y para ello, resulta indispensable mantener la distincin que se apuntaba
ms arriba; distincin que, lejos de un contingentismo absoluto, mantiene
lo propio de la naturaleza humana, no frente a la omnipotencia divina, sino
justamente como fruto de ella. Una vez ms, la integracin sin oposicin
entre fe y razn muestra su fecundidad en la reflexin del Doctor Anglico.
En este sentido, conviene aludir, volviendo al contexto de la causalidad creadora, a que sta no se reduce a la eficiencia, sino que, con la tradicin que recibe, Santo Toms desarrolla tambin, a propsito de la creacin, la ejemplaridad y la finalidad. Sin detenerse ahora en ello83, y
centrando la atencin concretamente en el plan de la Summa Theologiae,
es interesante notar, como observa Lafont, que all el tratado de la creacin
se estructura precisamente en torno a estas tres causalidades, ya establecidas en la cuestin 44, la primera del tratado: as, el de productione pone
principalmente de manifiesto la eficiencia; sigue el de distinctione, donde
cobra un lugar destacado la ejemplaridad; y se concluye con el de gubernatione, que alude mayormente a la finalidad84. Como es sabido, Santo Toms considera el juego de estas causalidades en conexin con los atributos
esenciales divinos, segn la tradicional apropiacin: la eficiencia en referencia a la omnipotencia divina, la ejemplaridad a la sabidura, y la finalidad a la bondad.
En esta estructuracin, la inspiracin y los contenidos fundamentales de fondo, siendo una obra teolgica, son indudablemente trinitarios y
econmico-salvficos, pues son atribuidos, respectivamente, al Padre, al
Hijo y al Espritu Santo. No obstante, lejos de toda abstraccin, dentro de
esta visin teolgica puede encontrarse una especulacin que mantiene
toda su validez en el nivel filosfico de la metafsica de la creacin, por
cuanto los atributos que pertenecen a la esencia divina pueden ser descubiertos por la luz natural de la razn. De este modo, considerar la creacin
en el nivel de la teologa natural como obra de la omnipotencia, sabidura y
82. Para un mejor desarrollo de estos argumentos que aqu slo quedan apuntados,
cfr. ibidem, pp. 221-223.
83. Entre otras sntesis que cabra mencionar, estudian la metafsica tomista de la
creacin segn las diversas causalidades los estudios de OCRIZ, F., Cuestiones de metafsica tomista..., pp. 19-43; y GUIU, I., Metafsica de la creacin segn Santo Toms, e-aquinas 1/8 (2003), pp. 28-43.
84. Cfr. LAFONT, G., Estructuras y mtodo en la Suma Teolgica de Santo Toms
de Aquino, Rialp, Madrid 1964, pp. 98-102, 154-176, 511-513.
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bondad divinas, no es, como alguna vez se ha dicho85, una especie de subterfugio para evitar el discurso trinitario (en el que, ciertamente, tal visin
adquiere toda su plenitud): se trata sin ms, como ya se ha visto tantas veces, de desarrollar, en el camino de bsqueda de elementos comunes, los
aspectos a los que la razn natural puede llegar en su esfuerzo especulativo, respetando as su autonoma propia.
Se entra as en el otro mbito pendiente de ser tratado: la nocin de
relacin. No es necesario insistir aqu en la considerable importancia que
posee tal nocin no slo en la metafsica sino tambin en la teologa tomista86. En lo que se refiere al tema que nos ocupa, Rossi ha mostrado la originalidad de la centralidad que tiene la nocin de relacin para Santo Toms
a la hora de describir la doctrina de la creacin, en conexin con las nociones ya vistas de ser, participacin y causalidad, con base en el conocido
texto de la cuestin 45 de la Summa Theologiae: creatio non est nisi relatio quaedam87. En virtud de la distincin real en los entes finitos entre
esencia y ser, que lleva a la distincin radical entre entes por participacin
y Ser por esencia, y una vez eliminado el movimiento de esa especfica
causalidad del Ipsum Esse en que consiste la creacin, lo que queda en la
criatura de esa accin creadora es precisamente la relacin de dependencia
del ente por participacin respecto al Ser por esencia. Solidariamente con
la conocida distincin entre creacin en sentido activo (la misma accin de
Dios, que nos es inaccesible) y creacin en sentido pasivo (el efecto de tal
accin divina, que es la realidad creada, accesible a nosotros), Santo Toms establece que, por ello, el mundo creado tiene una relacin real a Dios,
mientras que tal relacin, si se la considera desde Dios, es slo de razn
respecto a la realidad creada88.
85. Cfr. MARINELLI, F., Personalismo trinitario nella storia della salvezza, Libreria
Editrice della Pontificia Universit Lateranense / Vrin, Roma / Paris 1969, p. 113. Sobre
estas cuestiones, remito a mi estudio SANZ, S., Fe y razn ante el misterio de la Trinidad creadora segn Santo Toms, ScrTh 36 (2004/3), pp. 911-929.
86. En este punto sigue siendo vlido el amplio estudio de KREMPEL, A., La doctrine de la relation chez Saint Thomas, J. Vrin, Paris 1952.
87. ROSSI, M. M., Creatio in creatura non est nisi relatio quaedam: riflessioni su
Summa Theologiae, I, q. 45, a. 3, en Istituto San Tommaso. Studi 1996, D. Lorenz
(ed.), Pontificia Universit S. Tommaso dAquino, Roma 1997, pp. 153-181.
88. Los textos de referencia aqu son los conocidos de De Potentia, q. 3, a. 3, co.:
Dependet autem creatura a creatore, et non e converso. Unde oportet quod relatio qua
creatura ad creatorem refertur, sit realis; sed in Deo est relatio secundum rationem tantum.
Et hoc expresse dicit Magister in I Sent. distinct. 30. Et ideo dicendum est, quod creatio
potest sumi active et passive. Si sumatur active, sic designat Dei actionem, quae est eius
essentia, cum relatione ad creaturam; quae non est realis relatio, sed secundum rationem
tantum. Si autem passive accipiatur, cum creatio, sicut iam supra dictum est, proprie loquendo non sit mutatio, non potest dici quod sit aliquid in genere passionis, sed est in genere relationis [...] Creatio autem, sicut dictum est, non potest accipi ut moveri, quod est
ante terminum motus, sed accipitur ut in facto esse; unde in ipsa creatione non importatur
67
Sin querer entrar con detalle en una temtica sobre la que mucho se
ha escrito89, conviene, para los fines del presente trabajo, sealar que esta
distincin ha sido objeto de malentendidos y crticas desde la teologa,
anlogos a los que hemos ya considerado a propsito de la causalidad. Brevemente, segn la crtica tal distincin acabara por separar en exceso a
Dios de sus criaturas: de una parte, no se entiende cmo se pueda afirmar
que Dios, el Dios cercano de la Biblia que entra realmente en relacin con
sus criaturas hasta el punto de encarnarse y hacerse uno de nosotros, tenga
una mera relacin de razn con ellas. De otra parte, tampoco se entiende
la afirmacin tomista, consecuente con las anteriores, de que la relacin a
Dios no forma parte de la esencia de la criatura, siendo en ella un mero
accidente, con lo que este trmino suele evocar, aun errneamente, de accesorio, poco importante, as como de aadido extrnseco, prescindible. Se
propone, entonces, una nocin ms relacional de esencia, ms dinmica,
que sea capaz de acoger la novedad del tiempo y de la historia, en contraposicin con la nocin tomista, presuntamente fijista y esttica, cerrada a
todo dinamismo.
A estas alturas, despus de todo lo dicho, ambas objeciones resultan
ya familiares, en la medida en que se puede afirmar que provienen de
dos malentendidos respecto a la metodologa y el contenido de la doctrina
tomista que ya han aparecido previamente: el primero, referente a una indebida trasposicin de elementos pertenecientes a la Revelacin cristiana
al mbito de la razn; el segundo, al olvido de la nocin del ser como acto,
fruto de una visin actualista y esencialista en la que prima la efectividad
sobre la actualidad. Veamos.
La afirmacin de que la creacin tomada en sentido pasivo implica
una relacin que es real en las criaturas, mientras que, ex parte Dei, la relacin es de razn, no tiene como objetivo establecer una total separacin
aliquis accessus ad esse, nec transmutatio a creante, sed solummodo inceptio essendi, et
relatio ad creatorem a quo esse habet; et sic creatio nihil est aliud realiter quam relatio
quaedam ad Deum cum novitate essendi; y I, q. 45, a. 3, ad 1: creatio active significata
significat actionem divinam, quae est eius essentia cum relatione ad creaturam. Sed relatio
in Deo ad creaturam non est realis, sed secundum rationem tantum. Relatio vero creaturae
ad Deum est relatio realis, ut supra dictum est, cum de divinis nominibus ageretur.
89. Sobre la creacin como relacin en Santo Toms, adems del estudio apenas citado de Rossi, cfr. LUPI, C., Il problema della creazione in s. Tommaso, Studio Editoriale di Cultura, Genova 1979; CARDONA, C., Metafsica del bien..., pp. 45-66; VERNIER, J.
M., Thologie et mtaphysique de la cration..., pp. 267-273; cabe sealar, asimismo,
algunos artculos que se han ocupado de este punto; entre otros, pueden verse MOLINARO, A., La nozione di creazione, StPat 12 (1965), pp. 175-206; 401-444; WILHELMSEN, F. D., Creation as a Relation in Saint Thomas Aquinas, MSM 56 (1979), pp. 107133; MAZARELLA, P., Creazione, partecipazione e tempo secondo S. Tommaso
dAquino, StPat 29 (1982), pp. 309-335; LISKE, M. Th., Kann Gott reale Beziehungen
zu den Geschpfen haben? Logisch-theologische Betrachtungen im Anschluss an Thomas von Aquin, ThPh 68 (1993), pp. 208-228.
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entre Dios y sus criaturas, sino ms bien explicar de alguna manera la realidad de la creacin, en la que la relacin Dios-criaturas es necesariamente
asimtrica: las criaturas dependen radicalmente de Dios (eso es precisamente en ellas la creacin), mientras que Dios no depende en absoluto de
sus criaturas. Esto es consecuente con la afirmacin de la plena trascendencia divina y, a la vez, de su profunda inmanencia o presencia en las
criaturas, asunto del que ya se trat. Adems, permite atisbar la grandeza
del misterio que supone que Dios haya querido hacernos partcipes de las
relaciones eternas en que l consiste, hacindose presente de un modo
nuevo inexplicable para la sola razn, sobrenatural en ellas, manteniendo a la vez su distincin y trascendencia. Las nicas relaciones reales en
Dios provienen de las procesiones ad intra, ya que de lo contrario Dios dependera de lo que no es Dios, lo cual sera contradictorio. El lenguaje tcnico, imperfecto ciertamente pero necesario para la especulacin, acerca
de relacin real y de razn no debe llevar a la confusin de pensar que entonces Dios no tiene ninguna relacin con sus criaturas, cosa que suena a
evidente oposicin con la historia de la salvacin; sino que, al contrario,
permite abrirse y captar la excelsitud del librrimo designio divino de querer que las criaturas entren en una comunin ntima con l90.
En este sentido, puede ser til considerar un modo diverso de proceder respecto al de Santo Toms en este punto. Tal procedimiento puede
consistir en tomar como punto de partida para la reflexin la economa salvfica cristiana, en la que se verifica el misterio inefable de la entrada de
Dios en la historia de los hombres. Ahora bien, si este dato fundamental de
la Revelacin se traslada sin ms al nivel de la consideracin filosfica, se
incurre en el peligro de la racionalizacin del misterio, como ocurre, con
mayor o menor intensidad, en las diversas formas de idealismo: si de la libre accin divina en la historia se hace necesidad, se acaba, con Hegel,
afirmando un devenir en Dios mismo, un proceso dialctico de relacin
real entre finito e Infinito que no puede no afirmar que, a fin de cuentas,
sin el mundo, Dios no puede ser Dios91.
La otra perplejidad surge de la conocida afirmacin del Aquinate
consecuente con su doctrina de la creacin segn la cual la relacin a la
causa no entrara en la definicin del ente causado, aunque s pertenece a
la razn de ente92. Esto supondra confinar la relacin a Dios al mbito de
90. Sobre esta cuestin, desde el punto de vista teolgico, cfr. DEL CURA ELENA, S.,
Creacin ex nihilo como creacin ex amore..., p. 87; SANZ, S., Fe y razn ante el
misterio..., pp. 921-922.
91. Para estas ideas, cfr. GONZLEZ, A. L., Ser y participacin..., pp. 258-267.
92. I, q. 44, a. 1,ad 1: licet habitudo ad causam non intret definitionem entis quod
est causatum, tamen sequitur ad ea qua sunt de eius ratione, quia ex hoc quod aliquid per
participationem est ens, sequitur quod sit causatum ab alio. Unde huiusmodi ens non po-
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Dios Salvador, YHWH (Ex 3,14), incluye la idea de Creador97. Estas indicaciones sugieren, en una lnea ms general, que las corrientes ms actuales de la exgesis parecen haber desbloqueado la situacin de confrontacin con que durante buena parte del siglo XX se haba entendido la
relacin entre la metafsica y la revelacin bblica, como parece desprenderse tambin de la invitacin de Childs a abordar la dimensin ntica que
subyace a la cuestin bblica.
El problema que esta perspectiva pone de manifiesto y trata de solucionar es el eclipsamiento de la doctrina de la creacin que ha producido,
en algunos sectores del quehacer teolgico contemporneo, su absorcin
en la doctrina de la salvacin. Reconociendo la importancia y los logros de
la aplicacin de la perspectiva histrico-salvfica a la teologa, y en concreto a la comprensin de la creacin, se ha detectado que tal aplicacin ha
sido realizada a veces en menoscabo de la tambin teolgicamente necesaria reflexin de tipo especulativo, que incluye como un apoyo indispensable el momento metafsico. Aun compartiendo la reaccin frente a una teologa anterior, no privada de un cierto racionalismo, que tenda a separar
o yuxtaponer creacin y salvacin, bastantes autores coinciden en propugnar una conciliacin entre metafsica e historia de la salvacin, conscientes
de la problematicidad de una teologa sin apoyo filosfico98.
97. Cfr. ALBRIGHT, W. F., Yahweh and the Gods of Canaan: a Historical Analysis of
Two Contrasting Faiths, Eisenbrauns, Winona Lake (Indiana) 1990; esta obra se public
por primera vez en 1968 (Athlone Press, London), recogiendo elementos que el autor
haba desarrollado mucho antes, concretamente por primera vez en 1924 siguiendo a
Haupt; posteriormente fue retomada por otros autores, entre los cuales cabe sealar a
CROSS, F. M., Canaanite Myth and Hebrew Epic, Harvard University Press, Cambridge
(Mass) 1973, pp. 60-75; esta interpretacin se basa en la identificacin de YHWH con la
divinidad semtica El, como muestra este mismo autor en Yahweh and the God of the
Patriarchs, HThR 55 (1962), pp. 250-259. Siguiendo esta lnea, un exgeta espaol ha
llegado a escribir que debe ser revisada cuidadosamente la opinin corriente, y a veces
manipulada, de que el pueblo de Israel lleg al Dios Creador despus de la experiencia
del Dios libertador. Una cosa es que la experiencia liberadora sea el centro de la profesin de fe de Israel y otra cosa es que en esa misma profesin de fe no se incluya ya implcitamente la idea de Dios como Creador y tal vez explcitamente, si, como pensamos,
el nombre divino YHWH lleva en su misma etimologa el significado de fuente del ser
(o de la existencia), MUOZ LEN, D., El universo creado y la encarnacin redentora
de Cristo, ScrTh 25 (1993), p. 810, nota 5.
98. Adems de Lafont, explicitan este punto, aun desde perspectivas diferentes,
KERN, W., Interpretacin teolgica de la fe en la creacin, MS II/1, pp. 567-568;
AUER, J., El mundo, creacin de Dios, Herder, Barcelona 1979, 8, 2f, p. 107; GOZZELINO, G., Il mistero delluomo in Cristo, Elle Di Ci, Leumann (Torino) 1991, pp. 72.8185; SCHEFFCZYK, L., Katholische Dogmatik III: Schpfung als Heilserffnung. Schpfungslehre, MM Verlag, Aachen 1997, p. 10; BORDONI, M., Lorizzonte cristocentrico
della creazione in relazione alla questione della sua visione antropocentrica, en La
creazione. Oltre lantropocentrismo?, P. Giannoni (ed.), Il Messaggero, Padova 1993,
p. 375.
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99. GISEL, P., La Cration, Labor et Fides, Genve 1980 (21987), pp. 229-230.
Cabe recordar asimismo su afirmacin de que escribir un texto sobre la creacin significa reconocerse en bsqueda de una ontologa: cfr. ibidem, 7.
100. Puede recordarse la afirmacin de Bordoni entre otras que cabra citar aqu
de Auer, Ladaria o el mismo Lafont segn la cual lorizzonte della creazione non pu
ricondursi totalmente a storia e racconto, perdendo ogni economia del significato e
della consistenza propria che la creazione offre alla stessa storia di salvezza, BORDONI, M., Lorizzonte cristocentrico della creazione..., p. 373.
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enunciada por telogos como Gisel y Lafont103, pretendo mostrar que nuestro tema recibe una nueva y fructfera aportacin a la luz de la profundizacin en la nocin de participacin presente en la metafsica tomista de la
creacin, que cabe aplicar a una especulacin teolgica que se propone indagar sobre el alcance ontolgico de la alianza-salvacin implicado en la
afirmacin de que el cristiano es hijo de Dios en Cristo.
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pacin y la causalidad en Santo Toms, obra de reconocida profundidad especulativa, que contiene una explicacin amplia y bien fundamentada de la
metafsica tomista, a la que ya se acudi con algunas referencias anteriormente107. Ahora interesa retomarla bajo la perspectiva de esta parte; sern,
pues, inevitables algunas repeticiones que, no obstante, me parecen necesarias para el desarrollo y avance de la argumentacin.
En primer lugar, se ha de destacar que, a diferencia de otros, Fabro
ha tratado de llegar al fondo del problema de la metafsica neoescolstica,
sealando que el motivo profundo de su insuficiencia radica en el olvido
del ser en que haba cado el pensamiento occidental, que se haba visto
abocado a la alternativa entre el esencialismo y el existencialismo. Fabro
comparte as la conocida denuncia de Heidegger, pero no su extensin a
toda la historia de la metafsica, ya que la distincin real de esse y essentia
formulada por Toms de Aquino implicaba una autntica filosofa del ser,
que llegaba a plantear la creacin en trminos de radical distincin entre
Esse per essentiam y ens per participationem 108.
El problema y aqu est el punto clave de la interpretacin de Fabro es que tal doctrina tomista fue muy pronto olvidada por sus comentadores, que acabaron confundiendo el acto de ser con la pura facticidad de la
existencia, que a su vez qued reducida a una modalidad de la esencia. Esta
visin, no sin influencias provenientes del racionalismo, perme las sucesivas exposiciones de Santo Toms. Conviene ahora destacar que en ellas la
dependencia radical de la criatura al Creador es concebida de un modo extrnseco, que no alcanza la estructura misma del ente. La primordial distincin entre Esse per essentiam y ens per participationem fue reducida a la divisin entre ente real y posible. Lo propio del ente queda as reducido a la
esencia, mientras la existencia sera algo extrnseco a la naturaleza del ente,
que dependera de la presencia o ausencia de la causalidad divina109. Consecuentemente con esta visin esencialista, la naturaleza se presenta con las
notas de lo esttico y abstracto, pues en la definicin de su contenido la existencia pasa a ser un hecho irrelevante, puramente contingente. He aqu el
inaugurado la edicin de sus obras completas con la publicacin del primer volumen (su
obra La nozione di partecipazione), y tambin se ha confeccionado una pgina web a l
dedicada: www.corneliofabro.org.
107. FABRO, C., Partecipazione e causalit...; el volumen sali contemporneamente en francs, Participation et causalit, ditions Nauwelaerts, Paris-Louvain 1960,
dentro de la coleccin a cargo del Instituto Superior de Filosofa de Lovaina, pues se trata de la redaccin definitiva del curso del mismo ttulo impartido por el autor en ese centro acadmico en 1954; respecto de esta edicin, la italiana contiene algunos desarrollos
en el texto y en nota, as como alguna modificacin en la disposicin de la materia; es la
que seguir aqu.
108. Estas ideas se encuadran en el amplio y detallado anlisis que Fabro realiza en
el captulo introductorio de su estudio: cfr. ibidem, pp. 7-66, especialmente pp. 25ss.
109. Esta cuestin es analizada con detalle en ibidem, pp. 603-629.
76
110. Cfr. ibidem, pp. 58-66. Fabro agrupa el contenido de los textos tomistas sobre
este punto en un sinttico prrafo: Il progresso principale della nozione tomistica di
esse consiste precisamente nel trattare lesse come atto e nel proclamarlo la perfezione katechokn, ci che costituisce unautentica rivoluzione rispetto allaristotelismo ed
al platonismo e forse rispetto a tutte le principali forme storiche della filosofia che centrano latto sulla forma e sullessenza. Invece San Tommaso allessenza antepone lesse
come atto attuante primo. In un primo complesso di testi latto di esse presentato atto
primo ed ultimo, lattualit di ogni forma o natura; latto pi formale e pi semplice. In unaltra serie di testi lesse presentato come ci che nelle cose vi di pi
intimo e di pi profondo e il complemento di tutte le perfezioni. Lesse quindi ci
che vi di pi perfetto nella realt e il nome pi proprio (o il meno improprio se cos
piace) che noi possiamo dare a Dio quello di Ipsum ESSE subsistens ch lESSE
sine addito ovvero ESSE PER ESSENTIAM, ibidem, p. 181.
111. El carcter global de la presente sntesis, as como el peculiar mtodo expositivo de Fabro, me impide ir aportando los mltiples textos tomistas que cita y comenta. A
ttulo de muestra, recojo aqu dos de ellos uno, a propsito de la creacin de los ngeles; el otro, al tratar de los efectos de la divinidad, que el autor considera representativos de la metafsica de Santo Toms. Necesse est dicere et angelos et omne id quod
praeter Deum est, a Deo factum esse. Solus enim Deus est suum esse; in omnibus autem
aliis differt essentia rei et esse eius (...). Et ex hoc manifestum est quod solus Deus est
ens per suam essentiam; omnia vero alia sunt entia per participationem. Omne autem
quod est per participationem, causatur ab eo quod est per essentiam, sicut omne ignitum
causatur ab igne. Unde necesse est Angelos a Deo creatos esse (I, q. 61, a. 1, co.);
Omne quod habet aliquid per participationem, reducitur in id quod habet illud per essentiam, sicut in principium et causam; sicut ferrum ignitum participat igneitatem ab eo
quod est ignis per essentiam suam. Ostensum est autem supra, quod Deus est ipsum
suum esse, unde esse convenit ei per suam essentiam: omnibus autem aliis convenit per
participationem: non enim alicuius alterius essentia est suum esse, quia esse absolutum
et per se subsistens non potest esse nisi unum, ut supra ostensum est. Igitur oportet
Deum esse causam exsistendi omnibus quae sunt, Compendium theologiae, lib. 1, cap.
68. En el prximo apartado, al estudiar la propuesta de Ocriz, se aportarn ms textos
del Aquinate que iluminan ulteriormente las ideas aqu expuestas.
77
articular el pensamiento aristotlico de la causalidad con la idea de participacin, tpicamente platnica. Esto es posible gracias a la decisiva aportacin de la doctrina bblica de la creacin unida a la revelacin del nombre de Dios como Ipsum Esse, que en su sentido pleno significa ser
personal. De este modo, Santo Toms consigui llegar a la fundacin radical de la realidad, sin quedarse en el nivel del acto formal, que la filosofa
griega no lleg a superar112. La creacin implica causalidad, en sentido
trascendental del ser del ente y no predicamental de la forma, por
cuanto no es una emanacin necesaria de Dios o una procesin ad intra; y
a la vez implica participacin, por cuanto se trata de una donacin libre de
realidad a las criaturas, que no pueden sino participar de la nica realidad
originaria, que es el ser mismo de Dios, en el que se unen sabidura y
amor.
Con esto se obtiene una continuacin de la filosofa de Aristteles,
que haba alcanzado el ltimo nivel de fundacin del ser en la forma. El
tomismo entonces empieza donde acaba el aristotelismo en cuanto que,
gracias al concepto de creacin, sostiene que la esencia no es la ltima fundante, sino que a su vez est fundada en el esse113. Esto se consigue en virtud de la inclusin de la participacin platnica en la estructura aristotlica
del ente, que se expresa en el binomio ser por esencia y ente por participacin, interpretado mediante la metafsica de las causas y fundado en el binomio acto-potencia. As, se mantienen los elementos fundamentales de la
nocin de participacin: la cada ontolgica de la perfeccin participada
en el participante, que lleva consigo una diferencia ontolgica; y la real dependencia del participante respecto del participado. De este modo, inmanencia y trascendencia, consistencia y dependencia se encuentran: el punto
de encuentro es la metafsica de la creacin, el fundamento terico de esta
metafsica es la nocin tomista de esse intensivo mediante la nocin de
participacin114.
Este fecundo encuentro entre el horizontalismo de Aristteles y el
verticalismo de Platn, entre causalidad y participacin, que instaura una
distincin entre el orden predicamental de las formas y el orden trascendental del ente, se expresa en la analoga, que no es sino la semntica propia de la participacin del ser115. El momento aristotlico de inmanencia
viene dado por la analoga de proporcionalidad, que considera el ente en su
dimensin esttica de realidad constituida: la criatura es al Creador lo que
el ente por participacin al ser por esencia. Se manifiesta as la consisten-
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cia propia del ente finito, que en el nivel trascendental se muestra compuesto de una esencia actuada por su propio acto de ser participado. La
analoga de proporcionalidad se funda y supone la analoga de atribucin
intrnseca, que constituye el momento platnico de dependencia, y se expresa diciendo que el ser pertenece a la criatura por participacin del Creador. La creacin de la nada proporciona as la ltima resolucin metafsica
que reconduce los muchos al uno.
En definitiva, gracias a la nocin tomista de esse intensivo y a la
distincin real entre esencia y esse, la analoga del ser permite afirmar que
el ser por esencia es causa y principio del ser por participacin, lo cual no
es sino la expresin, al nivel de la metafsica, de la verdad judeocristiana
de la creacin de la nada, como obra sabia, amorosa y libre de un Dios que
es Personal116.
79
117. En el siglo XIX sobresale la figura del gran telogo alemn M.J. Scheeben,
que puede considerarse un precedente de la reflexin llevada a cabo, ya en el siglo XX,
por autores como R. Garrigou-Lagrange, A. Piolanti, E. Mersch, e incluso el mismo H.
de Lubac. Una sntesis de las diversas explicaciones puede verse en PIOLANTI, A., Aspetti della grazia, Ares, Roma 1958, pp. 71-96. Una sntesis del pensamiento de Scheeben
sobre el tema puede verse en TANZELLA-NITTI, G., Misterio trinitario ed economia della
grazia. Il personalismo soprannaturale di M. J. Scheeben, Armando, Roma 1997.
118. OCRIZ, F., Hijos de Dios en Cristo. Introduccin a una teologa de la participacin sobrenatural, Eunsa, Pamplona 1972; el autor ha desarrollado este planteamiento en algunos artculos publicados en los aos siguientes y recogidos en el volumen Naturaleza, gracia y gloria; es tambin coautor de varios estudios y manuales, entre los
que cabe destacar uno de teologa fundamental (Revelacin, Fe y Credibilidad. Curso
de Teologa Fundamental, Palabra, Madrid 1998, con A. BLANCO) y otro de cristologa
(El Misterio de Jesucristo, Eunsa, Pamplona 32004, con L. F. MATEO SECO y J. A. RIESTRA).
119. Cfr. IDEM, Hijos de Dios..., pp. 16-19.
120. Cfr. IDEM, La elevacin sobrenatural como re-creacin en Cristo (1981), en
Naturaleza, gracia y gloria, pp. 95-106. Vase entre otros el siguiente texto del Comentario a las Sentencias: Omnino simile est de creatione et recreatione. Sicut Deus per
creationem contulit rebus in esse naturae, et illud esse est formaliter a forma recepta in
ipsa re creata, quae est quasi terminus operationis ipsius agentis; et iterum forma illa est
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riormente, encontrando para ello una inestimable ayuda en la metafsica tomista del ser y la participacin, tal como ha sido repropuesta por Fabro.
Por tanto, la analoga con la accin creadora (el poner Dios fuera de
s algo distinto de s), permite elaborar una reflexin sobre la accin re-creadora (introducir Dios en s algo distinto de s)121. En ella, ocupa un lugar
central la conocida intuicin segn la cual lo estrictamente ad extra respecto a Dios es lo natural, lo creatural sin aadidura tal como es conocido
por la razn natural; lo estrictamente ad intra es Dios mismo. Pero lo que
es ad extra elevado o introducido ad intra es lo sobrenatural o divino por
participacin, tal como lo conocemos por la fe122.
La distincin entre creacin y nueva creacin no slo consiente sino
que implica diferenciar entre una participacin natural o cada ontolgica
(exitus), por la que son constituidas las criaturas como participantes del ser
de Dios; y una participacin sobrenatural o cada teolgica (reditus) por la
que las criaturas son elevadas a participar de la divinidad de Dios, llegando
a ser dioses por participacin (participative dii)123. Ahora bien, lejos de
una yuxtaposicin de planos, Ocriz plantea y esta es la novedad teolgica
que aporta, en continuidad con un punto que en los textos de Santo Toms
est poco desarrollado una comprensin de lo sobrenatural en la lnea del
acto de ser. As como el primer trmino de la creacin es el acto de ser124, de
principium operationum naturalium, quas Deus in rebus operatur: ita etiam et in recreatione Deus confert animae esse gratiae; et principium formae illius esse est habitus creatus, quo etiam perficitur operatio meritoria quam Deus in nobis operatur, Super Sent.,
lib. 1, d. 17, q. 1, a.1, ad 3.
121. As como la creacin es el poner Dios fuera de s algo distinto de s, la recreacin (adopcin, deificacin...) tiene un carcter de introducir Dios en s algo distinto de
s, OCRIZ, F., Hijos de Dios..., p. 98.
122. IDEM, La Santsima Trinidad..., p. 73; all se indica que se trata de una idea
presente en muchos autores, entre los que se nombra a E. Mersch y Ph. de la Trinit.
123. Cfr. IDEM, Hijos de Dios..., pp. 72-82. La expresin corresponde a In De divinis
nominibus, cap. 11, l. 4. En esa misma obra de Santo Toms se halla un texto que describe con precisin la dialctica del Uno y lo mltiple que implica la afirmacin de muchos
dioses y un solo Dios: Multi dii fiunt ex hoc quod Deus aliquas creaturas deificat per
conformitatem ad Deum secundum virtutem uniuscuisque deificatorum; non quod perfecte ei conformari possint, aut quod per exsistentiam dii dicantur. Et quamquam sint et
dicantur multi dii beatificati, nihilominus tamen est unus principalis Deus qui est super
omnem deitatem communicatam, supersubstantialiter exsistens unus Deus. Et cum Ipse
exsistat in omnibus, indivisibilis manet in rebus divisibilibus exsistens quibus esse communicat et est unitus in seipso et multitudini non admiscetur et non multiplicatur secundum quod in se consideratum (...) Ex hac enim auctoritate (1 Co 8,5-6), patet quod multitudo deificatorum et in coelestibus, sicut sunt angeli, et in terra, sicut sancti homines, non
praeiudicat unitati Deitatis, quae communis est Patri et Filio (ibidem, cap. 2, l. 6).
124. Primus autem effectus Dei in rebus est ipsum esse, quod omnes alii effectus
praesupponunt et supra quod fundatur, Compendium theologiae, lib. 1, cap. 68; creatio non respicit naturam vel essentiam nisi mediante actu essendi, qui est primus terminus creationis, Super Sent., lib. 3, d. 11, q. 1, a. 2, ad 2.
81
un modo anlogo tambin la elevacin sobrenatural por su carcter trascendental (re-creacin) afecta primariamente al mismo acto de ser de la
criatura espiritual125. Lo sobrenatural no es as concebido solamente en el
nivel del obrar, en el que la gracia se presenta como elevacin de la naturaleza; sino ms radicalmente en el nivel trascendental del ser, en el cual
quien recibe la adopcin filial o divinizacin es la persona mediante una
intensificacin de su acto de ser participado. La multiplicidad de formas se
da en una unidad real, ya que el acto de ser es el acto de todos los actos,
que abraza desde dentro la multiplicidad de formas, hacindolas ser y ser
unum. La criatura elevada es una entitativamente, y toda ella es elevada
como totalidad real singular (persona); lo sobrenatural no se yuxtapone a
lo natural, sino que suponindolo, lo eleva126.
La adopcin filial de la criatura humana implica, pues, una novedad
de ser, una intensificacin del acto, que no obstante no puede cifrarse en
una intensificacin del mismo como acto de la esencia, lo cual provocara
un cambio esencial, dejando de ser lo que era. En qu consiste entonces
tal novedad? Coherentemente con lo que significa adopcin filial, Ocriz
interpreta esa novedad de ser como novedad en la relacin del hombre con
Dios: si por creacin hay una relacin de la criatura a Dios (esse ad Deum),
por recreacin esa relacin pasa a ser un esse ad Patrem in Filio per Spiritum Sanctum. Aunque el ser creado no es relacin, sino que sta en la criatura es siempre una formalidad accidental127, no obstante el acto de ser creado y deificado, en la medida en que entra a participar de la vida trinitaria,
en la que las Personas son Relaciones subsistentes que se identifican con el
ser divino, se muestra como ms intenso (nuevo) en esta lnea; es decir,
en el hombre deificado, ser es ser y adems ser en relacin al Padre, en
el Hijo por el Espritu Santo128.
La teologa de la participacin sobrenatural se presenta desde el inicio como profundamente cristocntrica, por cuanto trata de ahondar en el
misterio de nuestro ser hijos de Dios en Cristo. El desarrollo hecho hasta
ahora de la participacin de la naturaleza divina, en su analoga con la participacin del ser, no slo permite afirmar que, as como por su ser natural
el hombre es sin ser el Ser, por la gracia sobrenatural el hombre es dios sin
ser Dios, sino que, adems, el hecho admirable de que esa gracia sea
participacin de la gracia de Cristo permite afirmar que el hombre justo es
Cristo sin ser Cristo. Expresin slo aparentemente paradjica aunque
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129. IDEM, La resurreccin de Jesucristo y nuestra resurreccin (1982), en Naturaleza, gracia y gloria, p. 342.
130. Humana natura in Christo non est sine personalitate, sed in persona una Verbi cum natura divina, Super Sent., lib. 3, d. 5, q. 1, a. 3, ad 1. Esto es as ya que gratia
enim unionis est ipsum esse personale, quod gratis divinitus datur humanae naturae in
persona Verbi, III, q. 6, a. 6, c.
131. OCRIZ, F., La Santsima Trinidad..., p. 81.
132. La actitud de reverencia y respeto ante la riqueza inagotable del misterio de
Dios es constante a lo largo de los desarrollos especulativos de Ocriz, que es consciente de que el misterio, sin ser contradiccin, no est ajeno a la paradoja, y por eso recoge
a veces una expresin del Pseudo-Dionisio que Santo Toms hizo propia, ya citada ms
atrs: venerantes indicibilia deitatis casto silentio (cfr., entre otros, IDEM, Hijos de
Dios..., p. 35; Naturaleza, gracia y gloria, p. 155). Ratzinger ha escrito que, en un planteamiento como ste, la mediacin metafsica, lejos de caer en las angosturas del racionalismo, conduce a la conviccin de que llega siempre un momento, tambin en el trabajo teolgico, en el que la actitud ms razonable es la contemplacin adorante y
silenciosa ante el misterio de Dios y de nuestra vida en l, RATZINGER, J., Prlogo a
Naturaleza, gracia y gloria, p. 15.
83
ta como una interesante perspectiva que permite acceder a una visin equilibrada de la relacin entre creacin e historia de la salvacin.
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a un hecho del pasado, sino que es una realidad presente136, que ha recibido
ya una nueva posicin metafsica (adopcin filial como re-creacin), que
supone la entrada de la escatologa en la historia, y que tendr su plenitud
en la gloria del Reino137.
De este modo, no slo la creacin posee una dimensin metafsica,
sino tambin la alianza, que, en cuanto iniciativa divina de hacer participar
a los hombres en su misma vida, es susceptible de un tratamiento de este
tipo, justamente mediante la nocin de participacin sobrenatural138.
As, la nocin de participacin, como expresin del aspecto ontolgico del contenido de la creacin y la alianza, consiente percibir la doble
relacin de continuidad y discontinuidad entre ambas. La continuidad estriba en que las dos indican precisamente una participacin en el orden
trascendental del ser; la discontinuidad se cifra en que la polaridad ad extra-ad intra debe ser necesariamente mantenida, si se quiere respetar la
grandeza del misterio de nuestra creacin para la deificacin.
Este desarrollo de la clave ontolgica permite, pues, formular la
vinculacin de reciprocidad entre creacin y alianza, sosteniendo, a la vez,
una comprensin de la creacin como alianza y de la alianza como creacin; es decir, que la creacin en su sentido ms radical y pleno dice alianza en Cristo, mientras que la alianza puede entenderse como (nueva) creacin en Cristo. En virtud de la analoga, ambas nociones se iluminan
recprocamente, sin perder especificidad ninguna de ellas, conservando lgicamente la alianza el primado que le corresponde como plenitud de ser.
Se mantiene as la maravillosa unidad del misterioso designio divino de amor, sin ocultar la tensin propia del mismo, que consiste en que lo
136. A la luz de estas consideraciones puede afirmarse que la nocin de anticipacin, que alude directamente a la facticidad temporal, ha de completarse con la de participacin, que seala in recto la actualidad del ser. Como advierte Haya, la comprensin del acto pasa por no confundir su carcter con el de la facticidad. La facticidad es el
modo arquetpico de la anticipacin, de la priorizacin temporal que se distiende en el
modo de caducar en su referencia al principio metafsico. Consecuentemente, la persona, cuyo radical es el esse, no queda nunca enteramente medida ni por su obra ni por su
situacin [...]. En ninguna obra tampoco ha expresado la persona plenamente su dignidad, ni ha ejercido por entero la fontalidad de su dinamismo, HAYA, F., El ser personal.
De Toms de Aquino a la metafsica del don, Eunsa, Pamplona 1997, pp. 318-319.
137. En este sentido, cabe sealar que no slo la idea de creacin como relacin,
sino tambin la afirmacin de que el modo ms apropiado de hablar de la nocin de creacin es considerarla ut relatio, estn presentes originariamente en Santo Toms, como se
vio con algn detalle en la parte anterior; cfr. por ejemplo I, q. 45, a. 3; Contra Gentiles,
lib. 2, cap. 18.
138. A travers la thologie de lalliance, la cration apparat comme un acte gratuit, un don libre li lamour et lespoir, qui constitue lhomme en partenaire. Cette
libert de Dieu dans lalliance a t thmatis en thologie dans le concept de surnaturel. Par son acte crateur, Dieu suscite des hommes pur entrer en relation avec Lui. Il
nous appelle et nous destine tre appels, KESTEMAN, M., La cration et ses enjeux,
RThL 12 (1981), p. 354; el subrayado de la frase es mo.
85
139. Este carcter de donacin es puesto tambin de manifiesto en algunos desarrollos recientes de lo que se ha denominado una metafsica del don. El ser personal no
es, desde lo dicho, tanto un ser dado (lo dado es la esencia de la criatura), cuanto el correlato trascendental del dar divino. En tal sentido, el esse creado queda mejor descrito a
ttulo de don en sentido verbal, accin de donar, que como lo donado en tal don. Esta ltima expresin equivale ms bien a la esencia creada, HAYA, F., El ser personal..., p.
322. Este planteamiento subraya, justamente, la necesidad de concebir la persona en la
lnea del acto de ser, para superar la perspectiva que ve el ser personal slo desde su anticipacin en la esencia, y abrirse as a la libertad, a la gratuidad del donar, ya que, de
otro modo, no cabe hablar en la persona de crecimiento, intensificacin; se trata, desde
esta perspectiva, en definitiva, de descubrir que la persona no es antecedencia sino destino. A este propsito, ante la disyuntiva entre Capreolo y Cayetano sobre si es extrnseca o no la persona al ser, Valdecasas afirma que no conviene desvincular la persona del
actus essendi; y que, por tanto, Cayetano se equivoc al no considerar que el ser es lo
ms ntimo e inseparable a toda esencia creada. Cfr. GARCA VALDECASAS, M., El sujeto
en Toms de Aquino..., p. 189.
140. Conviene indicar aunque no puedo detenerme en ello que aqu est en juego
la cuestin, ampliamente tematizada por Ocriz, de la distincin y articulacin entre la
adopcin filial como elevacin de la persona y la gracia como elevacin de la naturaleza.
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de una causalidad meramente exterior. Los argumentos que pretenden partir del hombre histrico realmente existente, y que consideran la naturaleza
o esencia como algo abstracto quiz debido a la confusin del concepto
de naturaleza con la hiptesis de la naturaleza pura no salen, en mi opinin, de las redes de esta reduccin. El extrinsecismo de la gracia se debe,
entonces, a un previo extrinsecismo de la creacin, y slo superando ste
se puede llegar a superar eficazmente aqul. Si se concibe la gracia como
algo aadido a la naturaleza, es porque tambin se concibe la creacin de
ese modo, es decir, como un poner una esencia en la existencia, un aadir
algo (la existencia) a una esencia. En efecto, algunos de los autores que denuncian una visin de la gracia como lo aadido, ceden quiz de modo inconsciente a un esencialismo que reduce la perfeccin del acto de ser a
pura factualidad existencial, y que no considera en toda su hondura el alcance de la distincin real entre esencia y acto de ser141. De ese modo, puede caerse en el extremo opuesto de un intrinsecismo (o inmanentismo)
que acaba considerando la gracia como un desarrollo de lo ya incluido en
la naturaleza, que es la tendencia propia del pensamiento rahneriano142.
Si se entiende con Santo Toms la creacin en la lnea del ser, podr
entonces tambin entenderse la gracia en esa misma lnea, como afectando
a la criatura en su dimensin ms ntima. Aqu la gracia no es extrnseca a la
criatura, sino que intensifica su acto de ser de tal modo que puede considerarse en cierto sentido, mediante la analoga, como una nueva creacin ex
nihilo, pues la criatura queda constituida gratuitamente en un nuevo ser143.
141. Entre otros, parece moverse en esta lnea Muschalek cuando considera el acto
creador como posicin libre de lo no divino en la existencia, MS II/1, p. 614. Por su
parte, Colombo reduce el acto de ser al hecho de existir cuando afirma que la revelacin presenta la creacin como hecho, es decir, como actualidad, COLOMBO, G., Creacin II, NDT, p. 205.
142. A juicio de Cardona, la identificacin del ser con la existencia fctica o con el
existir del existencialismo (que equivale a afirmar que entre esencia y ser no hay distincin real), ha conducido a errores teolgicos relativos a lo sobrenatural. Si entre esencia
y existencia no hay distincin real, despus de la elevacin al orden sobrenatural, resulta
que esa esencia (igual a existencia o existir, en cuanto real) es de hecho sobrenatural. Entonces lo sobrenatural es lo que ha sustituido a una hipottica esencia real (existencia) natural, o naturaleza pura, en lugar de ser lo que eleva a lo natural que permanece como
tal, CARDONA, C., Olvido y memoria..., p. 379. De ah se sigue que todos los hombres
(como estn llamados al orden sobrenatural, y el orden existente es el sobrenatural) tienen existencia sobrenatural. Como existencia es lo mismo que esencia, resulta que no es
posible el pecado, pues sera aniquilacin, ya que es prdida de gracia, de lo sobrenatural
(cfr. ibidem); cfr. tambin IDEM, Rilievi critici a due fondamentazioni metafisiche per
una costruzione teologica, DT(P) 75 (1972), pp. 149-176, especialmente pp. 162ss; para
una crtica ms extensa desde el punto de vista rigurosamente filosfico, puede verse FABRO, C., La svolta antropologica di Karl Rahner, Rusconi, Milano 1974.
143. Etiam gratia dicitur creari, ex eo quod homines secundum ipsam creantur,
idest in novo esse constituuntur, ex nihilo, idest non ex meritis; secundum illud Ad
Ephes. 2,9: Creati in Christo Iesu in operibus bonis, I-IIae, q. 110, a. 2, ad 3.
87
De ah que, aunque slo se haya podido sealar algunas perspectivas abiertas, la especulacin de Ocriz presenta como muy prometedora
teolgicamente la interpretacin de Fabro de la metafsica tomista, en la lnea de lo que puede llamarse, con OCallaghan, realismo cristolgico144.
Pues, como es evidente, no se trata de repetir viejas frmulas abstractas la
crtica de Fabro a la decadencia de cierta neoescolstica es una prueba de
ello sino de profundizar en la comprensin de nociones que gozan de una
plurisecular tradicin de pensamiento cristiano, y tratar de avanzar especulativamente a partir de ellas, como sugeran las palabras de Fides et ratio
(n. 97), recogidas al comienzo del segundo apartado de esta parte.
En otro lugar me he ocupado de determinar y describir las diversas
claves o perspectivas desde las que la reflexin teolgica contempornea
ha afrontado la relacin entre creacin y alianza, o si se quiere, entre creacin e historia de la salvacin145. Junto con las justas exigencias que cada
una plantea, all se constata la complementariedad entre ellas, que en ocasiones ha adquirido el matiz de una contraposicin, por ejemplo, entre una
perspectiva antropolgica y otra cosmolgica; o entre la cristolgica respecto de las dos anteriores; o bien, finalmente, entre la perspectiva escatolgica respecto de la cristolgica. Al mismo tiempo, se seala cmo cabe
el riesgo de llevar al extremo cada una de ellas, si se toma como un centro
excluyente de todo lo dems (antropocentrismo, cosmocentrismo, cristomonismo, idealismo escatolgico).
Esto muestra una vez ms la importancia de mantener todas las dimensiones que exige una consideracin teolgica de la relacin creacinalianza. Si a partir de las claves antropolgica y cristolgica se lee la creacin
en funcin de la alianza (creacin como alianza), las claves cosmolgica y
144. OCALLAGHAN, P., Il realismo e la teologia..., p. 110. Desde el punto de vista de la teologa de la Revelacin, esto significa concebir el designio divino de creacin
y redencin en Cristo en una unidad tal que se consigue mantener a la vez la necesaria
perspectiva cristocntrica y la no menos importante distincin entre natural y sobrenatural: desde la perspectiva de la creacin como Revelacin (Revelacin natural o csmica), ha de afirmarse que sta es, desde el inicio, como una preparacin de la Encarnacin; es decir, que la Revelacin que Dios realiz mediante la Palabra creadora estuvo
primordialmente orientada hacia la plenitud de Revelacin realizada con la Encarnacin
de la Palabra personal de Dios. De ah que Jesucristo sea no slo la plenitud de la Revelacin histrica (sobrenatural), sino tambin de la Revelacin csmica (natural); es decir, que coinciden la plenitud de la Revelacin natural y la plenitud de la Revelacin sobrenatural; que el orden natural de la creacin, todo entero, est orientado desde el
principio hacia una plenitud sobrenatural, OCRIZ, F., La revelacin en Cristo y la
consumacin escatolgica de la historia y del cosmos (1992), en Naturaleza, gracia y
gloria, pp. 349-350.
145. Cfr. SANZ, S., Creacin y alianza en la teologa contempornea: sntesis de
las principales claves de lectura, AnTh 18 (2004), pp. 111-154; donde retomo lo expuesto en La relacin entre creacin y alianza en la teologa contempornea: status
quaestionis y reflexiones filosfico-teolgicas, EDUSC, Roma 2003, pp. 317-356.
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escatolgica permiten considerar la alianza a la luz de la creacin. En ambos casos hay un claro fundamento en la Revelacin bblica.
Precisamente por este motivo, es decir, porque se ha de mantener en
unidad las diversas facetas del misterio revelado, he anotado al comienzo
de esta parte que algunos autores han juzgado conveniente y necesario
acudir a la clave ontolgica realista, que, mediante la analoga del ser y de
la participacin, puede desbloquear las tensiones entre las perspectivas anteriores, en la medida en que permite un recorrido en las dos direcciones de
continuidad y discontinuidad: creacin como alianza y alianza como creacin.
En efecto, qu decir al final de la alternativa entre una creacin dependiente o independiente de la alianza? Parece que en atencin a las claves antropolgica y cristolgica se debera sostener la primera parte de la
alternativa, mientras que las perspectivas cosmolgica y escatolgica inclinaran a optar por la segunda. En esta situacin, me parece que slo si se
explicita la clave ontolgica se disuelve la alternativa, sosteniendo la mutua reciprocidad, la continuidad-discontinuidad que hace posible ver el primado de la alianza y la relativa autonoma de la creacin, que no se disuelve en ella.
La nocin de participacin aplicada tanto a la creacin como a la
alianza permite comprender la doble relacin presente en el anlisis de los
textos bblicos llevado a cabo por tantos autores; es decir, que la creacin
puede ser vista como alianza, a la vez que la alianza puede ser tambin
considerada como (nueva) creacin. Esto implica un uso analgico de los
conceptos, que a su vez refleja la estructura analgica de la realidad misma. Segn la Revelacin cristiana, se puede decir que creacin, en su sentido ms pleno y radical, dice alianza, pues el culmen de la obra creadora
de Dios es la humanidad de Cristo, en quien se nos da la alianza definitiva.
Al mismo tiempo, esta afirmacin no se opone a considerar que hay otros
sentidos del trmino creacin, ms bsicos, que no aluden directamente a
este sentido ltimo de alianza (por ejemplo, la dimensin de la creatio ex
nihilo). Asimismo, esto permite entender que la Sagrada Escritura hable de
la creacin en s misma en algunas ocasiones, mientras que en otras se
muestra su dimensin ms radicalmente salvfica. No hay aqu contraposicin, como tampoco la hay entre afirmar que la creacin es un misterio de
nuestra fe, y sostener que se trata de una verdad accesible al conocimiento
natural que el hombre puede alcanzar con su inteligencia.
Creacin y alianza se encuentran, en consecuencia, segn mi modo
de ver, en una relacin que es a la vez de continuidad y discontinuidad, que
puede expresarse en el adems que sealaba ms arriba. La continuidad es
dada, en ltima instancia, por el hecho de que la plenitud de la creacin es
la Encarnacin redentora de Jesucristo, en vistas del cual ha sido hecho
todo, segn el unitario designio divino. Al mismo tiempo, hay una discon-
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tinuidad irrenunciable, desde el punto de vista de la Revelacin, por cuanto ese nexo no es necesario, sino fruto de una ulterior manifestacin del
Amor trinitario146. Si se pierde de vista la continuidad, es fcil caer en la
yuxtaposicin de rdenes. Pero si se oculta la discontinuidad, se pierde el
carcter de adems que tiene el don maravilloso de la participacin ad intra que supone el haber sido hechos hijos de Dios en Cristo.
He credo conveniente detenerme en la perspectiva ontolgica pues
con frecuencia, tambin por motivos histricos comprensibles, ha tendido
a ser minusvalorada en algunos sectores de la reflexin teolgica contempornea. Bien planteada, tiene la virtud de permitir la integracin de las
distintas dimensiones del misterio revelado, consintiendo un entrelazamiento orgnico del resto de las perspectivas.
Si se vuelve ahora la atencin a la frmula de Barth, cabe afirmar
que, efectivamente, la creacin es fundamento externo de la alianza; es decir, que se trata de la accin divina ad extra de poner fuera de s una participacin de su ser, que es condicin o presupuesto para poder llamarlo hacia S; y la alianza es el fundamento interno de la creacin, por cuanto,
siempre en virtud del libre y amoroso designio divino, constituye el momento en el que la criatura es elevada ad intra a participar de la plenitud
del Ser divino, de la misma vida intratrinitaria de amor, es decir, de Dios
en cuanto comunin amorosa de Personas, mediante la insercin en la nica Filiacin de Jesucristo, Verbo encarnado. La alianza como participacin
de la vida de Dios se realiza primariamente en la criatura humana, en virtud de su naturaleza espiritual que le hace capax Dei; y secundariamente,
de modo anlogo, en la creacin material.
De este modo, la clave ontolgica ofrece una valiosa ayuda en el
punto crtico que acompaa en su origen al enunciado teolgico sobre la
relacin entre creacin y alianza. La doble funcin de presupuesto que sealara Barth al acuar esta frmula es sostenida y afianzada, no desde una
teologa dialctica que rechaza el pensamiento metafsico, sino desde una
teologa apoyada en el realismo de la creacin y de la salvacin en Cristo147.
Como consecuencia de todo lo expuesto, cabe afirmar que sin una
teologa de la creacin relativamente autnoma no se podra desarrollar
una teologa de la alianza entendida como don, ni tampoco una cristolo-
146. Esta importante cuestin es expuesta con claridad en VON BALTHASAR, H. U.,
Creazione e Trinit, Com(I) 15 (1988), pp. 7-16.
147. Como apunta Gesteira, es indudable el influjo que Barth ejerci sobre la teologa catlica, en cuestiones como [...] la fundamentacin cristolgica de la creacin y
de la historia [...]. En cambio, resulta difcil de admitir su actualismo y su tendencia a
huir de la clave del ser, de una ontologa, GESTEIRA GARZA, M., Karl Barth, un profeta del siglo XX, presentacin a la traduccin espaola, realizada por A. Martnez de la
Pera, de K. BARTH, Carta a los Romanos, BAC, Madrid 1998, p. 40.
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ga148. O, dicho en positivo, la metafsica del ser y de la participacin, derivada de la verdad de la creacin que ya en cierto sentido puede caracterizarse como una metafsica filial, permite a la fides quaerens intellectum
una comprensin teolgicamente equilibrada del misterio de la historia de
nuestra salvacin en Cristo.
En resumidas cuentas, si en la teologa contempornea se ha insistido con toda justicia en considerar la creacin como alianza en Cristo,
me parece que con la misma base se ha de insistir en el aspecto complementario que supone considerar la alianza como nueva creacin en Cristo.
Con este planteamiento se trata de respetar y a la vez comprender, en la
medida de lo posible, la riqueza insondable del designio de la Trinidad,
que es originariamente y siempre, a pesar del pecado de los hombres, un
designio de creacin y alianza.
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tambin Uno, es necesario afirmar que hay un slo principio creador; esto
ltimo no slo lo afirma la fe, sino que, como se ha visto con detalle en la
primera parte, tambin la razn llega a ello.
He aqu de nuevo una evidente tensin entre dos dimensiones del
misterio, que ha de ser mantenida sin reduccionismos: que la creacin es
obra de la Trinidad, y que el Creador es Uno. Sin poder detenernos ahora
en la articulacin entre ambas que Santo Toms propone, y que se encuentra en la doctrina de las apropiaciones, tomada de la tradicin, el punto
que interesa sealar es que el Aquinate, al tratar del principio trinitario de
la creacin, insista siempre con igual fuerza en la unicidad del principio
creador.
A mi juicio, el motivo no es otro que respetar la autonoma del conocimiento natural que la luz de la razn puede alcanzar sobre la creacin
en su propio camino de bsqueda; y a la vez, respetar la gratuidad y excelsitud del conocimiento sobrenatural que la fe nos transmite acerca del misterio trinitario de Dios.
En efecto, en un importante texto de la Summa Theologiae, en el
que desarrolla el principio trinitario de la creacin150, Santo Toms elabora
previamente un razonamiento ntido: crear es causar el ser de las cosas; y
como todo agente obra (causa) algo semejante a s, entonces a partir del
efecto de la accin de crear (el ser) nuestro conocimiento se remonta al
mismo principio de la obra creadora, el Ser divino, que siendo Acto puro y
perfecto se identifica con su esencia. Como cabe apreciar, la premisa de
este argumento es la determinacin metafsica del concepto de creacin
como donacin de ser, que Santo Toms expresa tambin en otros lugares
de esa misma cuestin151. Segn ya se vio, esta idea metafsica de creacin
ciertamente posibilitada histricamente gracias a la revelacin judeocris-
rum in unitate essentiae, ad cujus probationem ratio sufficiens non invenitur, oportet
processionem personarum, quae perfecta est, esse rationem et causam processionis creaturae; Super Sent., lib. 1, d. 14, q. 1, a. 1, co.: Et quia processiones personarum aeternae, sunt causa et ratio totius productionis creaturarum, ideo oportet quod sicut generatio Filii est ratio totius productionis creaturae secundum quod dicitur Pater in Filio
omnia fecisse, ita etiam amor Patris tendens in Filium ut in objectum, sit ratio in qua
Deus omnem effectum amoris creaturis largiatur; et inde est quod Spiritus Sanctus, qui
est amor quo Pater amat Filium, est etiam amor quo amat creaturam impartiendo sibi
suam perfectionem; Super Sent., lib. 1, d. 32, q. 1, a. 3, co.: processio divinarum personarum est quaedam origo processionis creaturarum; cum omne quod est primum in
aliquo genere, sit causa eorum quae sunt post; sed tamen efficientia creaturarum essentiae communi attribuitur.
150. I, q. 45, a. 6, co.: creare est proprie causare sive producere esse rerum. Cum
autem omne agens agat sibi simile, principium actionis considerari potest ex actionis effectu, ignis enim est qui generat ignem. Et ideo creare convenit Deo secundum suum
esse, quod est eius essentia, quae est communis tribus personis. Unde creare non est proprium alicui personae, sed commune toti Trinitati.
151. Cfr. I, q. 45, a. 5, co.; I, q. 45, a. 4, ad 1.
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tiana, pero que no por ello deja de ser metafsica permite a la razn natural dar un importante paso adelante en la bsqueda del fundamento radical
de la realidad, por cuanto ahora la participacin platnica y la causalidad
aristotlica quedan entrelazadas merced a la original nocin tomasiana del
ser como acto.
As pues, la insistencia del Aquinate por mantener la unicidad del
principio creador est conectada con su conviccin de que la razn natural
puede llegar, segn sus posibilidades, a la verdad de la creacin152. Lo que
de ningn modo puede alcanzar por s misma es el conocimiento de la Trinidad: impossibile est per rationem naturalem ad cognitionem Trinitatis
divinarum personarum pervenire153. De ah que sostenga una clara distincin entre el conocimiento de Dios Uno por la razn y el conocimiento de
Dios Trino por la fe. Obsrvese bien que el tenor del texto no insina en
absoluto un esquema rgido de separacin entre el Dios Uno Creador y el
Dios Trino Salvador, sino ms bien un doble nivel de consideracin, no excluyente, sino intensivo, de Dios Uno Creador y Dios Trino Creador. Vistas as las cosas, se comprueba que en el pensamiento del Doctor Anglico
la creacin ocupa un privilegiado lugar de mediacin entre la razn y la fe,
pues en su anlisis entra en juego tanto la excelsitud del misterio trinitario
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como su no-oposicin, ms an, su congruencia, con la apertura de la razn hacia lo que est ms all de ella misma154.
Se entiende entonces la frmula empleada por el Aquinate en el
Scriptum, segn la cual se ha de sostener que hay unus creator, pero eso no
quiere decir que sea unus creans 155. En efecto, como se ha dicho hasta ahora, la creacin es obra de las tres Personas divinas, y por ello no hay unus
creans, sino tres creantes, ya que el adjetivo indica el nmero segn los sujetos; al mismo tiempo, la creacin es obra de los Tres no en cuanto son
distintos (eso seran las procesiones), sino en cuanto obran en virtud de la
esencia comn, y por ello no hay tres creatores, sino unus creator, ya que
el sustantivo indica el nmero de la esencia. Como explica Marinelli, la
operacin es del agente en razn de la forma; y si la forma es una, una es
tambin la operacin, aun viniendo de varios sujetos156.
De este modo se llega a un punto de crucial importancia para mantener la absoluta trascendencia de Dios respecto a la realidad creada, a la
vez que su inmanencia en las criaturas, del que ya se habl anteriormente.
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Se trata de la conocida y aguda distincin que el Aquinate establece al afirmar que, ex parte Dei, la relacin con lo creado es de razn, mientras que
ex parte rei, la relacin de las criaturas con Dios es real157. Por un lado, la
creacin no pone ninguna distincin real en Dios, pues slo son reales en
l las relaciones instauradas por las procesiones personales. De otro modo,
es decir, si se afirmara una distincin real de la creacin en Dios, no slo se
llegara a hacer depender de algn modo a Dios de la creacin, haciendo de
ella algo necesario, sino que adems se llegara a la apora de que cabra
conocer la Trinidad a partir de la creacin, y se podra establecer una relacin privilegiada entre la creacin y una Persona; cosas que Santo Toms
rechaza, como vimos, no slo por contraponerse a la fe, sino tambin por
no respetar la autonoma propia de la razn natural.
Por otro lado, la relacin a Dios de la criatura es real, siendo la creacin una participacin en el ser que comporta una dependencia absoluta,
tanto que a veces el Doctor Anglico segn vimos en su momento llega
a caracterizar la creacin como relatio quaedam ad Deum cum novitate
essendi158. Esta relacin de origen implica una presencia fundante de Dios
en las criaturas, presencia del Ser en el ser del ente.
Estas consideraciones metafsicas no anulan el horizonte trinitario
ni lo hacen extrnseco a la realidad creada, sino que ayudan a intuir la profundidad del misterio de la gratuita introduccin a la vida trinitaria que se
ha concedido a la criatura racional. As, al explicar la presencia divina en
las cosas creadas con la conocida frmula per potentiam, per praesentiam,
per essentiam 159, Santo Toms no quiere decir que no haya una presencia
de la Trinidad en las cosas creadas, sino que, al ser la creacin una obra comn de los Tres, su presencia obedece a tal operacin, es decir, en cuanto
causa nica del ser. Ahora bien, existe una criatura que, por su especial
participacin del ser como persona (esse personale), conoce y ama, y as, a
diferencia del resto de las criaturas, puede recibir una nueva participacin
que instaure una relacin a Dios no slo en cuanto causa del ser, sino en
cuanto Trinidad de personas160. Se trata de la vida de la gracia, que, al ser
157. Como se sabe, tal distincin va unida a aquella otra entre creacin activa y pasiva, como se ve, por ejemplo, en De potentia, q. 3, a. 3, co.; cfr. tambin I, q. 45, a. 3, ad 1.
158. De potentia, q. 3, a. 3, co. Para toda esta cuestin puede verse una exposicin
clara en GONZLEZ, A. L., Teologa natural, Eunsa, Pamplona 31995, pp. 274-300, especialmente pp. 285-288.
159. Cfr. I, q. 8, a. 3, co.
160. De veritate, q. 22, a. 2, ad 5: sola creatura rationalis est capax Dei, quia ipsa
sola potest ipsum cognoscere et amare explicite; sed aliae creaturae participant divinam
similitudinem, et sic ipsum Deum appetunt; III, q. 4, a. 1, ad 2: similitudo imaginis
attenditur in natura humana secundum quod est capax Dei, scilicet ipsum attingendo
propria operatione cognitionis et amoris. Similitudo autem vestigii attenditur solum secundum repraesentationem aliquam ex impressione divina in creatura existentem, non
autem ex eo quod creatura irrationalis, in qua est sola talis similitudo possit ad Deum at-
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un nuevo don respecto a la participacin del ser por creacin, puede llamarse en lnea con algunos pasajes del Nuevo Testamento (2Co 5,17; Ef
2,9.14-16; Rm 8,19-24) nueva creacin161; la cual no ha de entenderse en
la ptica del Aquinate como un aadido exterior a algo ya plenamente
constituido, sino como una intensificacin de ser nuevamente gratuita.
Como escribe Ocriz, la criatura elevada es una entitativamente, y toda
ella es elevada como totalidad real, singular (persona); lo sobrenatural no
se yuxtapone a lo natural, sino que, suponindolo, lo eleva162. De este
modo, la presencia escondida de la Trinidad en la obra creadora se hace
manifiesta a los ojos de la fe gracias a la Revelacin del misterio trinitario
en la obra salvadora. La especulacin metafsica de la razn no nos aleja
de este misterio, revelado en la historia de la salvacin, sino que ms bien
permite contemplarlo en toda su excelsitud, por cuanto la necesaria distincin entre razn y fe, y entre naturaleza y gracia, es consonante con la profundizacin, no extrnseca sino en intensidad, desde el Dios Uno Creador
al Dios Trino Creador; lo cual permite captar la obra de la Trinidad creadora como presupuesto indispensable de la obra de la Trinidad recreadora o
salvadora.
Anlogas consideraciones cabe hacer a propsito de la tradicional
doctrina que reconoce en las cosas creadas huellas de la Trinidad (vestigia
Trinitatis). Partiendo de que todo efecto ha de representar de algn modo
su causa, Santo Toms sostiene que en todas las criaturas se encuentra una
representacin de la Trinidad a modo de vestigio163, que previamente ha
descrito como representacin de la causalidad de la causa, no de su forma,
como el humo representa el fuego; y explica que tal representacin se da
en cuanto que en cualquier criatura se encuentran algunas cosas que es ne-
tingere per solam suam operationem. Quod autem deficit a minori, non habet congruitatem ad id quod est maius, sicut corpus quod non est aptum perfici anima sensitiva, multo minus est aptum perfici anima intellectiva. Multo autem est maior et perfectior unio
ad Deum secundum esse personale quam quae est secundum operationem. Et ideo creatura irrationalis, quae deficit ab unione ad Deum per operationem, non habet congruitatem ut uniatur ei secundum esse personale.
161. Vase, por ejemplo, el comentario a Ef 2,9 en Super Eph., cap. 2, l. 3: pertinet ad rationem gratiae, ut non sit ex operibus praecedentibus, et hoc exprimitur in hoc
quod subdit creati. Est enim creare, aliquid ex nihilo facere, unde quando aliquis iustificatur sine meritis praecedentibus, dici potest creatus, quasi ex nihilo factus. Haec autem
actio, scilicet creatio iustitiae, fit virtute Christi, Spiritum Sanctum dantis. Propter quod
subdit in Christo Iesu, id est per Christum Iesum. Sobre este tema, cfr. OCRIZ, F., La
elevacin sobrenatural..., pp. 95-106.
162. IDEM, La Santsima Trinidad..., p. 79; all se explica a rengln seguido que
la raz de esa unidad se encuentra, en la ptica del Aquinate, en la nocin de acto de ser,
que puede caracterizarse, segn la conocida interpretacin de Fabro, como acto intensivo; cfr. FABRO, C., Partecipazione e causalit..., pp. 214ss., entre otras.
163. I, q. 45, a. 7, co.: in creaturis omnibus invenitur repraesentatio Trinitatis per
modum vestigii.
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cesario reducir hacia las divinas personas como a su causa. Pues cualquier
criatura subsiste en su ser, y tiene una forma por la que se determina a la
especie, y tiene un orden a otra cosa. De este modo, en cuanto es cierta sustancia creada, representa la causa y el principio, y as muestra la persona
del Padre, que es principio sin principio. En cuanto tiene cierta forma y especie, representa al Verbo, puesto que la forma de la cosa hecha por otro
proviene del concepto del artfice. En cuanto tiene orden, representa al Espritu Santo, en cuanto es amor, pues el orden del efecto a otra cosa proviene de la voluntad del que crea164.
Por lo que se refiere a la creacin en toda su extensin, no cabe decir mucho ms, de tal modo que se aprecia una tendencia a la sobriedad por
parte del Aquinate en este punto, que me parece relacionada con su fuerte
empeo en sostener que no cabe deducir racionalmente la Trinidad a partir
de las cosas creadas.
Aunque como ya se vio anteriormente es diversa la consideracin acerca de las criaturas racionales, que en virtud de su participacin
ms intensa en el ser divino son imagen de la Trinidad165, no obstante, interesa ahora notar que el Doctor Anglico considera que tampoco el hombre
en s mismo, en cuanto criatura racional, lleva al conocimiento de las Personas divinas, pues esto puede ser solamente fruto de una Revelacin sobrenatural. Esta distincin, necesaria para garantizar la gratuidad y excelsitud del misterio, no ha de verse como separacin absoluta de planos, sino
como fundante de una provechosa circularidad. En efecto, las realidades
creadas, entre ellas el hombre, llevan al conocimiento del Creador; esto es
vlido tambin una vez dada la Revelacin salvfica; y por eso es legtimo
y fructuoso el uso de la analoga psicolgica para ahondar en el misterio de
la Trinidad. A la vez, slo la Revelacin sobrenatural permite captar la rea-
164. Ibidem: inquantum in qualibet creatura inveniuntur aliqua quae necesse est
reducere in divinas personas sicut in causam. Quaelibet enim creatura subsistit in suo
esse, et habet formam per quam determinatur ad speciem, et habet ordinem ad aliquid
aliud. Secundum igitur quod est quaedam substantia creata, repraesentat causam et principium, et sic demonstrat personam Patris, qui est principium non de principio. Secundum autem quod habet quandam formam et speciem, repraesentat Verbum; secundum
quod forma artificiati est ex conceptione artificis. Secundum autem quod habet ordinem, repraesentat Spiritum Sanctum, inquantum est amor, quia ordo effectus ad aliquid
alterum est ex voluntate creantis el texto prosigue aludiendo a la base agustiniana de
esta doctrina. Cfr. tambin Contra Gentiles, lib. 4, cap. 26, n. 8.
165. Ibidem: Aliquis autem effectus repraesentat causam quantum ad similitudinem formae eius, sicut ignis generatus ignem generantem, et statua Mercurii Mercurium, et haec est repraesentatio imaginis. Processiones autem divinarum personarum
attenduntur secundum actus intellectus et voluntatis, sicut supra dictum est, nam Filius
procedit ut verbum intellectus, Spiritus Sanctus ut amor voluntatis. In creaturis igitur rationalibus, in quibus est intellectus et voluntas, invenitur repraesentatio Trinitatis per
modum imaginis, inquantum invenitur in eis verbum conceptum et amor procedens;
cfr. Contra Gentiles, lib. 4, cap. 26, n. 6 y 7.
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166. Cfr. FR, n. 73; aunque all se emplea tal expresin para aludir a la relacin entre teologa y filosofa, que no es exactamente la misma relacin entre fe y razn, pienso
que cabe tambin aplicarla aqu, pues ambos pares de conceptos tienen una evidente conexin.
167. Cfr. EMERY, G., La Trinit Cratrice, Vrin, Paris 1995, p. 519.
168. KERN, W., Interpretacin teolgica de la fe en la creacin, MS II/1, p. 543,
dentro del apartado titulado El creador es el Dios uno y trino.
169. Cfr. ibidem, p. 540.
170. En este sentido, las apreciaciones de carcter crtico que a veces se han dirigido a la doctrina tomista de la creacin como demasiado metafsica y poco histrico-salvfica no consiguen escapar, en mi opinin, de las redes de una visin dialctica de la relacin entre metafsica e historia.
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Aquinate no hay una neta separacin entre Dios Uno Creador y Dios Trino
Salvador, sino que en medio se sita la doctrina del Dios Trino Creador,
que sin anegar la diversidad, establece un puente de unin en este punto
entre razn y fe, entre lo natural y lo sobrenatural.
La presunta rgida dicotoma entre el Dios Uno de la creacin y el
Dios Trino de la salvacin, o entre naturaleza y gracia, tiene en su base, a
mi juicio, una deficiente perspectiva metafsica de la creacin, que no sale
de un enfoque extrnseco del binomio esencia-existencia. Si se entiende la
creacin como la posicin de una esencia en la existencia, es lgico que
despus se conciba la gracia de un modo semejante. Ah, la existencia es
extrnseca a la esencia, y la gracia a la naturaleza. Si se entiende, ms bien,
con Santo Toms, que la creacin es donacin de ser, participacin del ser
divino en los entes creados, podr entonces pensarse la salvacin como
una nueva participacin del mismo ser creado, no extrnseca, sino al contrario, ms intensa, en el ser de Dios, que alcanza su misma vida intratrinitaria171. Nos encontramos ciertamente con un gran misterio, ms bien el
misterio por excelencia, ante el cual la mediacin metafsica, una vez llegada al cumplimiento de su tarea en ayuda de la inteligencia de la fe, parece dejar paso a la actitud de contemplacin y adoracin.
La originalidad de la doctrina tomasiana de la Trinidad creadora se
ha de buscar, por tanto, no en las afirmaciones que comparte con la tradicin teolgica precedente (afirmacin del principio trinitario de la creacin
a la vez que de un nico principio creador, ambas unidas en la doctrina de
las apropiaciones), sino ms bien en el slido equilibrio que consigue mantener entre ellas, posibilitado en buena parte gracias a su metafsica del ser
y de la creacin.
As, una teologa de la creacin bien fundada metafsicamente no
aparta al telogo de los eventos de la historia de la salvacin no hay extrinsecismo, sino que le ayuda a remontarse a la fuente misma de nuestra salvacin, pues, como ensea el Catecismo de la Iglesia Catlica, la creacin es
el fundamento de todos los designios salvficos de Dios172. Como se ha tratado de mostrar aqu, esta conexin es constante en la reflexin de Santo Toms.
III. CONCLUSIONES
Recapitulemos brevemente los resultados ms destacados del conjunto de esta investigacin, que nos ha situado, sin duda, ante un complejo
171. Para un desarrollo de esta cuestin, que abre nuevos horizontes que completan
la perspectiva del pensamiento expresado en los textos de Santo Toms, cfr. OCRIZ, F.,
La Santsima Trinidad..., pp. 69-93, en continuidad con IDEM, Hijos de Dios...
172. CIC, n. 280.
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De este modo, en mi opinin, el problema del extrinsecismo encuentra una respuesta mediante una adecuada comprensin de la nocin
metafsica de creacin. No hay dualismo entre lo natural y lo sobrenatural,
pues ambos rdenes encuentran su punto de confluencia en el acto de ser,
afectando a la criatura desde lo ms ntimo de ella misma, su propio ser. Lo
primario en las criaturas no es la naturaleza o esencia, sino el ser que, en
cuanto participado del Ser por esencia, tiene una relacin constitutiva a
Dios. De modo anlogo, en la recreacin lo primario no es la sobrenaturaleza en el sentido del nivel de las formalidades sobrenaturales, sino ms
bien la elevacin o novedad en el acto de ser en cuanto a su relacin constitutiva con Dios, que al ser introducido en su vida ntima, es relacin al
Padre por el Hijo en el Espritu Santo. Se deshace as, a mi juicio, un importante malentendido, debido quizs a una comprensin esencialista de lo
natural, y por consiguiente, de lo sobrenatural.
Por tanto, en sntesis, se puede afirmar que, para superar el sentido
problema del extrinsecismo de la gracia, se ha de superar primeramente el
extrinsecismo en la misma nocin de creacin. Tal extrinsecismo se da
cuando se concibe sta como un poner una esencia en la existencia, donde
la existencia adviene a la esencia como fruto de una causalidad meramente
exterior, siendo en ella una formalidad accidental. Ah se ha reducido el
acto de ser, acto intensivo y emergente, acto de todo acto, al mero hecho de
existir, que es solamente su resultado. La distincin real, entre esencia y
acto de ser como coprincipios del ente, deja paso a su modalizacin entre
ente real y posible, dependiendo de si la esencia tiene o no la existencia
fctica.
En consecuencia con este planteamiento, no es extrao que se conciba la gracia como un nuevo estado que adviene a la naturaleza como fruto de una causalidad meramente exterior. Y si se reacciona ante esto tratando de poner el acento sobre la dimensin existencial en perjuicio de la
nocin de naturaleza, que se convierte en abstracta, entonces la existencia
queda esencializada y, por tanto, la gracia queda incluida al final en la
misma naturaleza: es el paso del extrinsecismo al intrinsecismo o inmanentismo, que acaba concibiendo la gracia como perfeccin de la misma
naturaleza.
Estas consideraciones muestran, pues, no slo la importancia de la
metafsica de la creacin de cara a la dimensin apologtica de la fe, sino
tambin de cara a la elaboracin del intellectus fidei, de una teologa especulativa que quiera respetar la grandeza del realismo del misterio de nuestra creacin y salvacin en Cristo. O sea, la resolucin del problema del
extrinsecismo no se consigue mediante una mera puesta en relacin de la
creacin con la historia de la salvacin, o si se quiere, mediante la alusin
al dato revelado de la creacin en Cristo. La recuperacin de estas perspectivas ha de considerarse como un verdadero progreso respecto a la teologa
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precedente. Ahora bien, no siempre el avance en campo bblico y de teologa positiva se ha visto acompaado de la tambin necesaria profundizacin en el horizonte metafsico. Con esto quiero decir que la cuestin de la
creacin no se resuelve mediante su referencia inmediata a la salvacin o a
Cristo, puesto que la pregunta contina ponindose a la razn, tambin
cuando est iluminada por la fe: qu es crear, qu es ser creado?
En la segunda parte he mostrado cmo una profundizacin en la lnea del pensamiento de Santo Toms, que ve la creacin como participacin en el ser, constituye una va tanto para responder a esta cuestin como
para ofrecer una contribucin a una correcta interpretacin de la relacin
entre creacin e historia de la salvacin en la dimensin frecuentemente
ms olvidada de esta relacin, es decir, la metafsica. En virtud de la analoga, se puede fundar equilibradamente la circularidad y mutua implicacin
(continuidad y discontinuidad) entre ambas.
Me parece que as se hace eco a una de las exigencias centrales que
la encclica Fides et ratio planteaba a los telogos: acoger y recurrir a una
filosofa del ser renovada, en el marco de la tradicin cristiana de pensamiento que ve en estrecha relacin sin contraposicin ni mutuo olvido la
fe y la racionalidad metafsica (cfr. por ejemplo n. 97). Esta exigencia
muestra su importancia en el momento presente, en el que no raramente un
cierto rechazo de la metafsica ha sido no slo un presupuesto, sino tambin incluso una consecuencia en algunos sectores del quehacer teolgico,
para los cuales la necesaria fundamentacin de la teologa en la revelacin
bblica pareca haber hecho innecesario el recurso a la dimensin especulativa.
En este contexto, son iluminadoras las reflexiones que el entonces
Cardenal Ratzinger desarroll en la Pontificia Universidad de la Santa
Cruz con ocasin de un encuentro con los profesores de la facultad de Teologa en 2002. Ante los retos que presenta la actual situacin cultural, Ratzinger insisti con fuerza en el papel que la Iglesia ha desempeado constantemente a lo largo de la historia, como parte importante de su misin
evangelizadora, de recordar al hombre cul es su verdad (en expresin de
Juan Pablo II en Fides et ratio, la diacona de la verdad). Y esto no mediante una referencia inmediata a Cristo, que es ciertamente la Verdad con
mayscula, Aqul que slo puede revelar plenamente el hombre al hombre, sino antes todava, mediante un trayecto que ilumine en el nivel de la
recta ratio cul es la constitucin fundamental del hombre, su naturaleza.
En este horizonte se mueve y es posible no slo el dilogo con los no creyentes y los muchos indiferentes, sino tambin con los creyentes de las diversas religiones. Y aqu la verdad de la creacin, en su aspecto ciertamente parcial pero verdadero, de contenido accesible a la luz de la razn
humana, tiene un lugar fundamental, que la teologa no debe sacrificar mediante una completa absorcin de la creacin en la historia de la salvacin,
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