Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
Guillaume Fontaine, coordinador
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
De la presente edicin:
FLACSO, Sede Ecuador
Pez N19-26 y Patria,
Quito Ecuador
Telf.: (593-2-) 2232030
Fax: (593-2) 2566139
www.flacso.org.ec
ISBN: 9978-67-090-4
Coordinacin editorial: Alicia Torres
Cuidado de la edicin: Paulina Torres
Diseo de portada e interiores: Antonio Mena
Imprenta: RISPERGRAF
Quito, Ecuador, 2004
1. edicin: octubre, 2004
ndice
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Introduccin
Petrleo y desarrollo sostenible en la Amazona:
apuestas para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Guillaume Fontaine
11
Captulo I
Apuestas del caso Texaco
Los pasivos de la industria petrolera
A propsito del juicio a la Texaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Fander Falcon Bentez
27
El juicio a Chevron Texaco
Las apuestas para el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Yanza
37
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ramiro Gordillo
45
Captulo 2
Apuestas de la poltica petrolera
Contratacin petrolera ecuatoriana 1972-2003 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Alberto Aruz
57
Importancia del petrleo en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jos Gordillo Montalvo
67
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
anlisis poltico para abordarlas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ivn Narvez
75
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
Un ejemplo de crisis de gobernabilidad democrtica en el Ecuador . . . . . . . . . .
Karen Andrade
91
Captulo 3
Apuestas de los derechos territoriales
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
Un rezago colonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Edmundo Guerra
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras . . . . . . . . . . . . . . . . .
Csar Andy
Avances en el tema del derecho territorial indgena
en el mbito internacional y especficamente en la
Organizacin de las Naciones Unidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Alexis Tiouka
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras:
un reto para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Liliy La Torre Lpez
Situacin de los derechos territoriales indgenas
en la Amazona venezolana en el contexto de la
gobernabilidad democrtica actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vladimir Aguilar Castro
El problema de la titulacin de tierras en Pastaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bolvar Beltrn
Para entender el conflicto entre Sarayacu, Estado y
empresas operadoras del bloque 23 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vctor Lpez A.
109
121
127
135
145
149
153
Captulo 4
Apuestas de la consulta previa
Pronunciamiento sobre la consulta previa en los bloques 20 y 29 . . . . . . . . . .
Frente de comunidades kiwchas de Rukullacta,
Asociacin Kallari, RICANCIE, REKOCA y cantn Archidona
173
La consulta previa petrolera - Bloques 20 y 29 de la Amazona
ecuatoriana: entre el desafo y la nostalgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Xavier Izko
187
Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
231
Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
239
Presentacin de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
280
Presentacin
Este volumen, segundo de una triloga dedicada a la relacin entre petrleo
y desarrollo sostenible en Ecuador, es el producto de la confluencia de tres
lneas de trabajo que se desarrollaron en el marco del Programa de Estudios
Socio Ambientales de FLACSO, en el ao acadmico 2003-2004. En primer lugar, recoge las mejores ponencias presentadas en el segundo ciclo de
foros organizados por el Observatorio Socio Ambiental sobre esta problemtica. En segundo lugar, refleja los primeros resultados de una investigacin del equipo, sobre el papel de la sociedad civil en la gobernabilidad democrtica, en relacin con los megaproyectos extractivos en la Amazona
andina. Por ltimo, acompaa el esfuerzo que dedicamos a la formacin de
lderes indgenas amaznicos, a travs del Diploma superior en derechos indgenas y recursos hidrocarburferos, organizado conjuntamente con la
Coordinadora de Organizaciones Indgenas de la Cuenca Amaznica (COICA), con el auspicio del Ministerio Federal para la Cooperacin y el Desarrollo de Alemana, InWEnt, Alianza del Clima y el Fondo Indgena.
Adrin Bonilla
Director
FLACSO - Sede Ecuador
Introduccin
Petrleo y desarrollo sostenible en la Amazona:
apuestas para la gobernabilidad democrtica
Guillaume Fontaine
El desarrollo sostenible como apuesta para la gobernabilidad democrtica
Para la Amazona ecuatoriana, el siglo XXI ser marcado por la confrontacin entre partidarios de la expansin de las actividades extractivas y aquellos que quieren limitarlas para incentivar la conservacin tanto en los territorios indgenas como en las reas protegidas. Es caracterstico de esta
tendencia, la multiplicacin de los conflictos ambientales en la regin en la
ltima dcada: oposicin de los shuaras y achuaras a Burlington Inc. en el
bloque 24 (Morona Santiago y Pastaza), enfrentamientos entre las comunidades quichuas de Sarayaku y CGC-SanJorge en el bloque 23 (Pastaza), rechazo a la consulta prelicitatoria de los bloques 20 y 29 por parte de un grupo de comunidades quichuas del Napo y Pastaza, inicio de un conflicto contra Petrobras en el bloque 31 (Orellana), etc. El teln de fondo de estos conflictos es la contaminacin crnica y masiva en las provincias de Sucumbos
y Orellana que, adems del juicio contra Chevron-Texaco, ha dado lugar a
mltiples microconflictos con Petroecuador.
Desde el punto de vista del Estado ecuatoriano, no cabe duda de que
esta situacin incide negativamente sobre la poltica energtica, en particular porque determin el fracaso de la novena ronda de licitaciones de bloques petrolferos (declarada desierta en dos oportunidades). A ello cabe aadir las dificultades encontradas para la reforma de la Ley de Hidrocarburos,
la reversin de la baja tendencial de rendimiento en los campos histricos
del pas Sacha y Shushufindi y la reestructuracin de Petroecuador, la
incapacidad de utilizar a plena capacidad el oleoducto de crudos pesados, la
indeterminacin en la forma de explotar los considerables hallazgos del
campo ITT (Ishpingo, Tiputini, Tambococha).
10
Guillaume Fontaine
Desde la perspectiva de la sociedad civil, se evidencia la creciente importancia de la exigibilidad de derechos y de la incidencia poltica, en particular en el sistema internacional a travs de la OEA, la OIT y los organismos
financieros. Con ello queda demostrado que las metodologas de negociacin, resolucin alternativa de disputas o manejo comunitario de conflictos
no permiten encontrar soluciones institucionalizadas a los conflictos, sino
que se convierten en un factor ms de la crisis de gobernabilidad democrtica, que afecta al pas en general pero sobre todo a la regin amaznica
(Fontaine, 2004a; 2004d).
Como es conocido, el debate sobre la gobernabilidad arranc en 1975,
con la publicacin de un informe sobre la crisis del Estado de bienestar social en los pases industrializados, encargado por la Comisin Trilateral a
Michel Crozier, Samuel Huntington y Joji Watanuki. Veinte aos despus,
la misma comisin encarg a un grupo de personalidades del mundo acadmico, econmico y poltico, denominado Grupo de Lisboa, reflexionar
sobre la gobernanza (traduccin del ingls governance) en el contexto de la
globalizacin de la economa (Petrella et al., 1995). Entre tanto, el Meridian
International Institute (Washington D. C.) haba tomado la iniciativa de un
ciclo de conferencias sobre el mismo tema, organizadas entre 1992 y 2000,
en la cual convocaron a miembros de World Academy of Art and Science, la
International Commission on Global Governance, el Club de Roma, etc. (Varios autores, 2000).
Simultneamente, se multiplicaron los escritos sobre la gobernabilidad,
en gran parte bajo la influencia de los organismos multilaterales de cooperacin, para analizar (y eventualmente tratar de superar) los obstculos encontrados por la mayora de los pases latinoamericanos en la fase de consolidacin democrtica. En ese contexto, poco se hablaba de gobernanza, aunque en su mayora los textos referidos fuesen inspirados por las teoras de la
governance.1 Ahora bien, al retomar la distincin entre gobernanza y gobernabilidad traduccin del ingls governance y governability (Sol,
2000; Sosa M., 2000) que empez a generalizarse hace cuatro aos, tras
la publicacin del Libro Blanco sobre Gobernanza (2000) por la Unin Europea, queremos enfatizar que los problemas de gobernabilidad son polticos y sociales, y no se limitan a los problemas de ingeniera institucional y
1
Para una sntesis de los aportes por la literatura publicada en Amrica Latina sobre esos temas, Cf.
Fontaine, 2004b.
Introduccin
13
de ajustes estructurales, como los que se multiplicaron en los aos ochenta
y noventa.2
De manera sinttica, se puede identificar tres aproximaciones a la gobernanza y la gobernabilidad: neoliberal, marxista y social demcrata.
Desde el enfoque neoliberal, caracterstico de las reformas del Banco
Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la OCDE, la buena gobernanza es la que lograra hacer pasar las reformas econmicas recetadas por
el consenso de Washington, en condiciones de estabilidad poltica y en
un contexto de globalizacin y mercados desregulados (Hewitt de Alcntara, 1997). En esta perspectiva, la gobernanza es, en s, un sistema eficiente de reglas, que slo funciona si es aceptado por la mayora o los ms
poderosos que afecta y descansa en propsitos comunes que no derivan
necesariamente de obligaciones legales o formalmente prescritas por las leyes o las constituciones polticas. En una perspectiva complementaria, algunos entienden por gobernanza la capacidad de hacer que las cosas se hagan sin necesariamente tener la competencia legal para ordenar que se hagan: mientras los gobiernos aplican reglas, la gobernanza utiliza el poder
(Rosenau, 1992:4-5; Czempiel, 1992:250). Al extremo, este enfoque puede hacer caso omiso de la dimensin democrtica de los arreglos entre los
actores y acompaarse de frmulas minimalistas de gobernabilidad, en un
abanico de situaciones que van desde la democracia delegativa definida
por ODonnell al autoritarismo del rgimen de Pinochet, pasando por el
fujimorismo.
El enfoque marxista se ocupa particularmente de los problemas de pobreza, agudizada por los planes de ajustes estructurales implementados en
Amrica Latina en el ltimo cuarto del siglo XX (B. Stolowicz, 1996; H. Ynez et al., 1996; E. Torres-Rivas, 2001). Al extremo, esta aproximacin ve
en las teoras de la gobernanza una justificacin de los modelos conservadores de dominacin y una legitimacin del neoliberalismo, sin hacer necesariamente una distincin con la gobernabilidad. Este enfoque cuestiona los
alcances de la globalizacin neoliberal y de la gobernanza global y considera que las teoras de gobernabilidad insisten demasiado en la capacidad de
los gobernantes de viabilizar la reproduccin de las condiciones de preser2
En 1998-1999 los proyectos en relacin con la gobernabilidad representaban el 4,4% de la ayuda
al desarrollo otorgada por la OCDE (Cerrillo, 2001). Existan 90 proyectos de gobernanza o gobernabilidad en Amrica Latina y unos 1.000 proyectos en Europa (Saldomando, 2000).
14
Guillaume Fontaine
vacin del poder, a costa de una creciente separacin entre gobernabilidad
y poltica (Nogueira, 1995: 55).
El enfoque social demcrata se divide a su vez en dos lneas de trabajo:
regulacionista (Cf. Petrella et al., op. cit.: 111-112) y neoinstitucionalista
(Mayntz, 2002; Feldman, 2001; Prats, 2001). La principal diferencia entre
estos enfoques radica en la relacin entre el actor y el sistema: mientras el
primero se centra en el papel de los actores no institucionales en los procesos de la gobernabilidad, el segundo se centra en las estructuras sistmicas
de la gobernanza. Sin embargo, ambas hacen hincapi en la recuperacin
del control democrtico sobre los procesos de reformas econmicas e institucionales, y destacan el papel de las instituciones, del Estado orientador y
de la sociedad civil en la elaboracin de nuevos contratos sociales. Ello implicara un uso adecuado de los recursos naturales; mecanismos de solidaridad y de responsabilidad entre las generaciones presentes y futuras; un marco dinmico y multivariable de promocin, dilogo e integracin de las
identidades culturales; la mayor participacin posible de los individuos y
grupos en los procesos de toma de decisin, respaldada por un sistema de
informacin y comunicacin pluralista y orientado hacia los intereses del
pblico.
Para la discusin sobre la relacin entre petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador, es particularmente relevante la interaccin entre las dimensiones sistmicas y sociales de la gobernabilidad democrtica. En efecto, en el
centro de los conflictos ambientales est la discusin en torno a las prioridades en las polticas pblicas, que condicionan la sostenibilidad del modelo de desarrollo, no solo para la regin amaznica sino tambin para el pas.
Estas discusiones implican mltiples elementos, que van desde el pago de la
deuda externa y la participacin del Estado en la renta petrolera al derecho
a la consulta previa e informada para los pueblos y nacionalidades indgenas, pasando por el derecho de todo ciudadano a vivir en un ambiente sano y libre de contaminacin. A ello se refieren, en su conjunto, los textos
que presentamos en este libro, segundo volumen de la triloga dedicada a las
relaciones entre actividades petroleras y desarrollo sostenible, al cual hemos
dado el subttulo Las apuestas.
Este volumen es producto de la confluencia de tres lneas de trabajo que
se desarrollaron en el marco del Programa de Estudios Socio Ambientales de
FLACSO-Sede Ecuador en el ao acadmico 2003-2004. Por un lado, este
Introduccin
15
libro recoge las mejores ponencias presentadas en el segundo ciclo de foros
organizados por el Observatorio Socio Ambiental sobre esta problemtica.
Por el otro, refleja los primeros resultados de una investigacin del equipo,
sobre el papel de la sociedad civil en la gobernabilidad democrtica, en relacin con los megaproyectos extractivos en la Amazona andina. Por ltimo, acompaa el esfuerzo que dedicamos a la formacin de lderes indgenas de la COICA3, a travs del diploma superior en derechos indgenas y recursos hidrocarburferos, que se abri en octubre de 2003.
El segundo ciclo de foros socio-ambientales
Iniciamos este segundo ciclo de encuentros con el 9 Foro Socio Ambiental, dedicado al tema: Juicio Texaco: Las apuestas para el Ecuador. La exposicin central fue asumida por Fander Falcon (coordinador de la maestra en economa, de FLACSO). La completaron las intervenciones de Luis
Yanza (Coordinador de la comisin de seguimiento del juicio contra Chevron-Texaco, FDA4), Humberto Piaguaje (representante secoya de los afectados en este juicio) y Ramiro Gordillo (ex funcionario de TexPet, representante del Foro Petrolero).
Con la oportunidad del 10 Foro Socio Ambiental, se lanz el primer
volumen de la presente triloga (Petrleo y desarrollo sostenible en Ecuador. 1.
Las reglas de juego) y se abri un debate en torno a Los megaproyectos y la
(re) construccin de la RAE como espacio de gobernabilidad democrtica,
tema central de un libro recientemente publicado por el ECORAE5. La ponencia central fue asumida por Alex Hurtado (Secretario Ejecutivo del
ECORAE) y comentada por Jorge Len (CEDIME6) y Karen Andrade
(Observatorio Socio Ambiental de FLACSO).
El 11 foro fue dedicado al tema Renta petrolera: Qu gana el Estado
ecuatoriano?. La exposicin central fue a cargo de Luis Alberto Aruz (ex
funcionario del Ministerio de Energa y Minas, representante del Foro Petrolero). Fue complementada por los comentarios de dos ex vicepresidentes
3
4
5
6
Coordinadora de Organizaciones Indgenas de la Cuenca Amaznica.
Frente de Defensa de la Amazona.
Instituto de Ecodesarrollo de la Regin Amaznica Ecuatoriana.
Centro de Estudios de los Movimientos Sociales del Ecuador.
Guillaume Fontaine
16
de Petroproduccin: Alberto Segovia (funcionario del Banco Central del
Ecuador) y Jos Gordillo (profesor invitado de FLACSO).
Este evento se prolong en el II Encuentro de Ecuatorianistas de LASA,
en el cual organizamos un panel titulado Gobernabilidad democrtica y
desarrollo sostenible. En este panel, Ivn Narvez comparti su experiencia como gerente de proteccin ambiental de Petroecuador a travs de un
anlisis de las relaciones entre la industria petrolera y las poblaciones indgenas y campesinas amaznicas, que reproducimos aqu.
El 12 foro fue dedicado al tema: Los derechos territoriales frente a las
actividades petroleras: un reto para la gobernabilidad democrtica. Este
evento se dividi en dos partes. En un primer momento abordamos la problemtica territorial desde una perspectiva internacional, con la participacin excepcional de expertos internacionales, invitados en el marco del Diploma superior en derechos indgenas y recursos hidrocarburferos: Lily La
Torre (directora de Racimos Ungurahui en Per), Vladimir Aguilar (profesor agregado de la Universidad de los Andes (Venezuela) y asesor del CONIVE7) y Jaime Gonzles (coordinador del Directorio Nacional de Recursos Naturales de la CIDOB8). Tambin contamos con las intervenciones de
Alexis Tiouka (delegado por la FOAG9 en el Grupo de trabajo sobre los pueblos autctonos de la ONU) y Csar Andy (coordinador de cooperacin
econmica de la COICA). Luego, abrimos un debate en torno a la cuestin
de la autonoma territorial, planteada por organizaciones indgenas ecuatorianas, con la participacin de Daniel Fausto Santi (representante quichua
de Sarayaku), Vctor Lpez (profesor invitado de FLACSO) y Bolvar Beltrn (coordinador nacional del Centro Lianas-ISIS).
Este foro haba sido antecedido por una conferencia magistral de Edmundo Guerra, socilogo por la Universidad Central del Ecuador, funcionario de la unidad socio cultural de la Gerencia de proteccin ambiental de
Petroecuador. Esta comunicacin presenta un estudio comparativo sobre la
propiedad del subsuelo entre Ecuador y Mxico, y est reproducido aqu.
Finalmente, cerramos este ciclo con el 13 foro, organizado conjuntamente con el CDES10, sobre Los derechos colectivos en la prctica: la con7
8
9
10
Consejo Nacional Indio de Venezuela.
Confederacin Indgena del Oriente Boliviano.
Fdration dOrganisations Amrindiennes de Guyane Franaise.
Centro de Derechos Econmicos y Sociales.
Introduccin
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sulta previa en los bloques 20 y 29. Las exposiciones principales estuvieron
a cargo de Xavier Izko (consultor por la Universidad Politcnica Salesiana)
y Meghan Morris (cooperante del Proyecto Kayari y consultora por el
CDES). Fueron comentadas por Ren Unda (coordinador de postgrados de
la Universidad Politcnica Salesiana), Domingo Tanguila (presidente de la
FONAKIN11) y Nelly Shiguango (representante de la alianza de defensa territorial de los bloques 20 y 29).
Plan del libro
El presente volumen se estructura en cuatro captulos. En el primer captulo, nos preocupamos por analizar las causas y consecuencias que tiene el juicio contra Chevron-Texaco para el pas. En el segundo captulo, abrimos un
debate en torno a las principales apuestas de la poltica petrolera ecuatoriana. En el tercer captulo, nos preguntamos qu retos plantean los derechos
territoriales indgenas para la gobernabilidad democrtica. El cuarto captulo est dedicado a un proceso que, sin lugar a duda, tendr consecuencias
duraderas para la redefinicin del modelo de desarrollo y la implementacin
de las polticas pblicas en la regin amaznica, es decir la consulta prelicitatoria que se llev a cabo en el ao 2003 en los bloques 20 y 29, ubicados
en las provincias Napo y Pastaza.
Cada captulo es complementado por una serie de anexos informativos,
en los cuales constan grficos ilustrativos de los pasivos ambientales, las cronologas del caso Texaco y del conflicto en Sarayaku, un resumen de la intervencin del Secretario del ECORAE en el 10 foro socio ambiental, el
detalle de la metodologa aplicada en la consulta prelicitatoria de los bloques
20 y 29, y algunos textos fundamentales que amparan los derechos territoriales en Ecuador.
Al abrir el primer captulo, Fander Falcon analiza el problema planteado por la evaluacin econmica de los pasivos ambientales dejados por Texaco, desde el enfoque de la economa ecolgica. Un hito de esta contribucin es la discusin del argumento central de la economa ambiental neoclsica, en torno a la definicin de un nivel de produccin ptimo, a tra11
Federacin de Organizaciones y Nacionalidades Kichwas de Napo.
18
Guillaume Fontaine
vs de la maximizacin del excedente social. En particular, en el caso de la
explotacin petrolera, esta teora choca con un problema insuperable, y es
la valoracin econmica de las externalidades. El artculo concluye que es
necesario abrir un debate pblico para evaluar la viabilidad del modelo de
desarrollo basado en la exportacin de recursos naturales.
Luis Yanza hace una resea de la campaa contra Texaco, que se inici
en el ao 1993 y llev a la demanda contra esta empresa ahora ChevronTexaco aceptada por el juez del Tribunal Superior de Lago Agrio en mayo
2003. El punto central de esta campaa es como el Frente de Defensa de la
Amazona ha logrado mantener cierta cohesin entre los demandantes a lo
largo del proceso, pese a la presin ejercida por la empresa a las elites polticas y los gobiernos de turno. Yanza recuerda que lo que estn demandando los afectados es la eliminacin de todas las fuentes de contaminacin, la
remediacin de los recursos hdricos y los suelos y, de manera general, la
limpieza de toda la regin norte de la Amazona ecuatoriana.
En su contribucin, Ramiro Gordillo ubica la discusin en una perspectiva histrica, desde el inicio de las actividades petroleras, a finales del siglo
XIX. La tesis principal de Gordillo es que, fuera del periodo de nacionalizacin, a principios de los setenta, el Estado ecuatoriano nunca enfrent de
manera idnea los retos planteados por el desarrollo de la industria petrolera. Tampoco existe, hasta la fecha, una poltica estatal clara en materia ambiental. Una consecuencia de estas carencias es que las responsabilidades sociales y ambientales son tradicionalmente confiadas a las empresas, sin una
verdadera coordinacin.
El segundo captulo se abre con una contribucin de Luis Alberto
Aruz, que estudia la evolucin de la renta petrolera a travs de los sucesivos regmenes de contratacin aplicados en Ecuador desde 1972. Enfatiza el
papel protagnico que tuvo el gobierno militar de Rodrguez Lara en incrementar la participacin del Estado en esta renta, y seala que esta tendencia se revirti a inicios de los aos ochenta. El artculo concluye con la necesidad de realizar una auditora a los contratos de exploracin y explotacin firmados desde 1982, volver a formas de asociacin en consorcio y reformar la Ley especial de Petroecuador.
Jos Gordillo destaca la importancia estratgica del petrleo para la economa nacional, pero insiste en que estas actividades padecen de disfunciones crnicas. El argumento central es que la empresa estatal no puede fun-
Introduccin
19
cionar como una empresa, debido a la presin ejercida sobre sus ganancias
y organizacin por las autoridades de tutela. Concluye con la necesidad de
tomar en cuenta esta situacin para entender los impactos sociales y ambientales negativos que tienen las actividades petroleras en la regin amaznica.
En su contribucin, Ivn Narvez analiza la evolucin reciente del la
problemtica ambiental y los modelos de relaciones comunitarias de la industria petrolera con las poblaciones amaznicas. Subraya que la gestin
ambiental no ha sido planificada por el Estado hasta un periodo reciente, y
que todava no lo es de manera integral. Adems, la eficiencia de los instrumentos de esta gestin sigue siendo el objeto de muchas crticas por parte
tanto de la industria como de la poblacin. El artculo concluye con que el
reformar las prcticas empresariales implica un mayor control poltico sobre
las actividades y una separacin clara de las responsabilidades asumidas por
las empresas y el Estado.
Finalmente, Karen Andrade propone un anlisis crtico del papel del
Ecorae y de las dificultades que encontr esta institucin estatal al impulsar
un desarrollo sostenible en la Amazona, con recursos procedentes de la renta petrolera. El funcionamiento del Ecorae y sus relaciones con el entorno
social e institucional refleja a escala amaznica el dficit de gobernabilidad
democrtica en el pas, en particular por el manejo clientelar de muchos
proyectos y la falta de transparencia en su gestin, por lo menos hasta la reforma estructural que se impuls en los tres ltimos aos. Esta contribucin
concluye que es necesario para la sociedad civil de asumir un papel protagnico en la redefinicin de las prioridades para el desarrollo sostenible en
la Amazona.
En el tercer captulo, Edmundo Guerra compara la relacin entre los
movimientos indgenas, las actividades petroleras y el estatuto legal de la
propiedad del subsuelo en Mxico y Ecuador. Su argumento central es que
el principio legal de la propiedad del subsuelo que l califica de rezago
colonial debe ser discutido, a la luz de la evolucin de los derechos indgenas reconocidos por la Constitucin poltica del Ecuador. Pero la reticencia del Estado a asumir este problema se debe a la importancia estratgica
de los recursos hidrocarburferos y mineros para el Estado. Concluye advirtiendo sobre la necesidad de reformularlo como un reto en la construccin
de la nacin multicultural y pluritnica.
20
Guillaume Fontaine
Csar Andy reafirma la posicin de la COICA en torno a estas actividades y a la violacin de los derechos colectivos, en particular territoriales.
Plantea que la supervivencia econmica, social, poltica, cultural y espiritual
de los pueblos indgenas amaznicos est estrechamente vinculada con la seguridad territorial. Su argumento central es que la distincin de los componentes de la naturaleza en lo que atae a la legislacin territorial y ambiental conlleva la desintegracin jurdica de los territorios y pueblos indgenas. Concluye mencionando la Agenda indgena amaznica como una herramienta puesta en marcha por la COICA para ubicar el componente del
territorio y de los recursos naturales en el centro de las acciones al nivel regional.
Alexis Tiouka revisa los avances de este tema en la agenda internacional,
desde la Declaracin de Viena para la defensa de las naciones y los pueblos
indgenas del hemisferio occidental, en 1977. El hito de esta contribucin
es destacar que, a pesar de un decenio dedicado a los pueblos indgenas, la
ONU ni la OEA han logrado promover los proyectos de declaracin de los
pueblos indgenas que se elaboraron en su seno. Entre los principales obstculos discutidos por los pases miembros, el autor menciona los temas de
autodeterminacin, derecho a la tierra, al territorio y a los recursos, y consentimiento libre e informado.
Lily La Torre presenta la situacin de los derechos territoriales frente a
la ampliacin de las actividades petroleras en la Amazona peruana. Ella denuncia la falta de seguridad territorial de la que padecen los pueblos indgenas, que conlleva al extremo la exclusin del derecho de propiedad de
los suelos forestales demarcados dentro del ttulo comunal. Concluye haciendo nfasis en la necesidad para los pueblos indgenas de mantener su
identidad y autonoma en el mundo global, a partir del manejo territorial.
Vladimir Aguilar se preocupa por la situacin de estos derechos en Venezuela, introducidos en la Constitucin de 1999. Advierte que el debate
sobre este tema es relativamente nuevo y abarca cinco dimensiones de los
derechos: son originarios, exclusivos, colectivos, no excluyentes y constitucionales. Concluye enfatizando el papel clave que asumen los pueblos indgenas en la conservacin de la Amazona.
Bolvar Beltrn analiza el problema de la titulacin de tierras en la provincia de Pastaza, donde las actividades petroleras han generado varios conflictos socioambientales. En su contribucin recuerda que el proceso de le-
Introduccin
21
galizacin de los territorios se aceler en 1992, con la licitacin por 12
aos de ms de un milln de hectreas en esta provincia, a favor de comunidades quichua, shiwiar y zpara. Concluye que, ahora, el mayor reto para
los indgenas en este mbito es la reunificacin del espacio territorial donde han vivido tradicionalmente.
Finalmente, Vctor Lpez analiza el conflicto de Sarayaku en la perspectiva de la exigibilidad de derechos y el dficit de gobernabilidad democrtica. La problemtica central de este artculo abarca la relacin entre la vigencia de los derechos colectivos indgenas y las consecuencias de la poltica petrolera en la Amazona. El caso particular del bloque 23, donde se enfrentan los quichuas de Sarayaku con la empresa estadounidense Burlington,
muestra que los intereses del Estado y la industria petrolera pueden chocar
de manera frontal con el proceso de etnognesis de las comunidades locales,
caracterizado por Lpez como un proceso de revitalizacin cultural, fortalecimiento organizacional y definicin de una alternativa autnoma de desarrollo.
El captulo cuatro se abre con el planteamiento de las comunidades quichuas de Rukullacta, Kallari, Ricancie y el cantn Archidona (Napo), en
torno a la consulta prelicitatoria de los bloques 20 y 29 (provincias de Napo, Orellana y Pastaza), que se llev a cabo en 2003. A partir de una observacin in situ de diez asambleas y varias entrevistas con el personal involucrado, los autores formulan fuertes crticas en contra de este proceso. En
particular, consideran que la consulta padeci de debilidades en cuanto al
acceso a la informacin por la poblacin, la capacitacin a los facilitadores,
la transparencia y el monitoreo en los procedimientos de votacin, los plazos de ejecucin, etc. El artculo concluye con la necesidad de reconsiderar
el proceso en su conjunto.
Xavier Izko nos informa sobre la metodologa aplicada por el equipo
que l coordin a lo largo del proceso de consulta previa, y discute las reacciones de una parte de la sociedad civil ante los resultados que conllev. La
tesis central de Izko es que el proceso cumpli con todos los requisitos formales contemplados en la ley y los reglamentos que enmarcan la consulta
previa en Ecuador. Considera que la controversia desatada responde a intereses difusos de grupos ecologistas y comunidades indgenas en ruptura con
la opinin mayoritaria en el sector. Concluye que esta experiencia novedosa en el pas da cabida a una nueva aproximacin a los problemas plantea-
22
Guillaume Fontaine
dos por las actividades petroleras en la regin amaznica, tanto por parte del
Estado y la industria, como por parte de la sociedad civil.
En su conjunto, las contribuciones presentadas aqu muestran que la relacin entre la sociedad civil y la gobernabilidad democrtica en la definicin de un modelo de desarrollo sostenible para la Amazona plantea una
serie de retos para el Estado ecuatoriano. Las apuestas que se mencionan en
el presente volumen dejan percibir el grado de complejidad que enfrentarn
las polticas pblicas en los prximos aos, en particular por lo que atae a
la poltica petrolera. Este inventario no sera completo sin mencionar los
problemas que abarcan las cuatro dimensiones estructurales de la gobernabilidad democrtica y que recordamos a continuacin.
En su dimensin poltica, es patente la falta de eficiencia del sistema institucional12. Seales de ello son la confusa divisin o la superposicin de
competencias entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, la ineficiencia de los mecanismos de control y la insuficiente responsabilidad del Estado frente a la ciudadana (en el sentido del ingls accountability). Por ejemplo, es notoria la dificultad de acceder a los informes de monitoreo ambiental de la Direccin Nacional de Proteccin Ambiental (cuando existen).
Tambin es conocido el control del Ministerio de Energa y Minas en materia ambiental, para la validacin de los estudios de impactos ambientales
y planes de manejo ambiental producidos por las empresas, salvo en reas
protegidas (que son del dominio del Ministerio del Ambiente). A ello se
agrega la falta de coherencia de las polticas pblicas entre s, particularmente tajante en el caso de las polticas energtica y extractiva, ambiental y
neoindigenista13.
En lo econmico, es conocida tambin la excesiva dependencia hacia los
ingresos de las actividades petroleras en Ecuador (por parte del Estado central y los organismos seccionales), la conformacin de economas de enclave y la insuficiente integracin de la RAE al mercado nacional. Este problema se expresa tambin con la privatizacin de la poltica social, es decir, la
delegacin de responsabilidades sociales a las empresas (pblicas y privadas).
Esta poltica se opone a la falta de autonoma financiera de Petroecuador,
12
13
Este aspecto corresponde a la crisis de governance en la literatura anglosajona, cuya traduccin propia es gobernanza. (Cf. A. Sol, 2000.)
Esto es particularmente obvio en el caso de la Reserva del Cuyabeno y el Parque Nacional Yasun,
con la superposicin de reas protegidas, territorios indgenas legalizados y bloques petroleros.
Introduccin
23
que desemboca en presupuestos operativos restringidos para enfrentar la crisis ambiental y social que afecta al norte de la RAE.
En lo social, es notoria la persistencia de la pobreza y las patologas sociales, que en 32 aos de explotacin petrolera se han ido profundizando.
Otro problema, al respecto, es la falta de autonoma de los movimientos sociales frente a los poderes locales, as como la falta de actores estratgicos encargados legtimamente de representar los intereses colectivos de las poblaciones afectadas por las actividades petroleras o simplemente interesadas en
el futuro de la regin donde viven.
Finalmente, en su dimensin tica, cabe mencionar la persistencia del
clientelismo, el nepotismo y la corrupcin, que obstaculizan el ejercicio de
la democracia, tanto a nivel local como a nivel regional. Pero, el mayor problema, en esta perspectiva, es la fragilidad del tejido social y la ausencia de
una verdadera identidad regional, asumida por las poblaciones. Este fenmeno contrasta con la importancia de la problemtica territorial y la vitalidad de las reivindicaciones identitarias planteadas por el movimiento indgena amaznico desde los aos ochenta.
Guillaume Fontaine
Quito, agosto de 2004
Captulo I
Apuestas del caso Texaco
Los pasivos de la industria petrolera
A propsito del juicio a la Texaco1
Fander Falcon Bentez
El crecimiento econmico sustentado en la exportacin de productos primarios tiene un rostro desfigurado: no ha conducido a un desarrollo humano, y adems ha provocado la prdida acelerada de su patrimonio natural.
Al respecto, se pueden mencionar factores como la prdida de la cobertura vegetal original debido a transformaciones en el uso del suelo; altas tasas de crecimiento de la densidad e incremento poblacional que han conllevado a una presin sobre ecosistemas naturales2; un constante proceso de
deforestacin y degradacin de los bosques tropicales, y por ende la prdida de biodiversidad no inventariada; la explotacin petrolera (cerca de 3.3
mil millones de barriles de 1970 al 2003) con los consiguientes impactos sociales y ambientales como los derrames petroleros3 y el vertimiento de aguas
de formacin.
El objetivo de este artculo es plantear que existen un conjunto de daos sociales y ambientales que se generan en los distintos eslabones de la ex1
2
Una versin preliminar de este artculo fue publicada en la Revista Enfoques Ambiente de Petroecuador.
Sin ser muchas veces causa directa, existe una asociacin. Se puede recordar la clebre IPAT frmula planteada a inicios de los aos setenta por John Holdren y Paul Ehrlich: cualquier impacto
ambiental (I) depende de la poblacin (P), la afluencia (A) o consumo por habitante y la tecnologa (T).
Ver Informe Final del Proyecto FLACSO- Petroecuador, Estudio sobre los conflictos ambientales en los campos Sacha y Shushufindi (1994-2002), publicado en noviembre de 2003, p. 32.
28
Fander Falcon Bentez
plotacin petrolera (exploracin, extraccin, transporte, refinacin y consumo), los cuales no han sido internalizados en los precios de mercado y tampoco han sido compensados. Para los daos conmensurables, se debe establecer un sistema de indemnizaciones a los perjudicados, incluso a los que
el mercado actual o futuro infravalora como las siguientes generaciones.
Otras afectaciones son inconmensurables debido a la ausencia de conocimiento completo sobre la biodiversidad alterada o destruida, y por la dificultad de establecer medidas o valuaciones sobre impactos sociales como la
prdida de una cultura. El actual litigio entre la Texaco y los pobladores
afectados por la actividad petrolera ensea que es posible pedir retribucin
sobre la parte conmensurable de los daos sociales y ambientales. Se concluye que se requiere un genuino debate social en aras de poner en la balanza los pro y contra de alcanzar un desarrollo econmico sustentado en la exportacin de recursos naturales.
Introduccin
Las exportaciones, particularmente de productos primarios, tienen una memoria ambiental o una mochila ecolgica debido a las externalidades negativas que generan y por el impacto de los flujos fsicos del comercio exterior.
El Wuppertal Institute de Alemania ha sido una de las instituciones pioneras en contabilizar los flujos indirectos de materiales, lo que se conoce por
su nombre en ingls como total material requirement. Las exportaciones tienen impactos fsicos directos e indirectos.
Dado el predominio de los bienes primarios en las exportaciones ecuatorianas, sin lugar a dudas su crecimiento fsico aumenta la presin sobre los
recursos naturales, punto particularmente crtico en el caso del petrleo, ya
que la explotacin de nuevos yacimientos se ubica en reas con predominio
de bosques primarios en la Amazona, con un alto valor por su endemismo
y biodiversidad. Si a esto se suma que los ingresos del petrleo histricamente compensan el servicio de la deuda externa (amortizaciones e intereses), el panorama se torna preocupante (ver anexo 1. Grfico 1). No es que
el endeudamiento externo sea negativo per se, el hecho es que una parte de
ste no se cristaliza en mejores niveles de vida, e incluso hay deudas odiosas
e inmorales.
Los pasivos de la industria petrolera
29
Los productos primarios (recursos naturales renovables y no renovables)
han reducido su participacin en las ventas externas totales desde los aos
noventa. Sin embargo, el pas an se especializa en productos primarios, los
cuales representaron el 74% del total de las exportaciones en trminos monetarios en el ao 2003, segn cifras del Banco Central. En el 2003, del total de las exportaciones, slo cuatro productos: petrleo crudo, banano, pltano y camarn significaron el 62%. Buena parte de los productos primarios tienen una cada en los precios reales (por ejemplo el caf), aunque no
es el caso del petrleo, cuyo precio ha experimentado un alza vertiginosa
desde el ao 2000 cuando el crudo de exportacin del Ecuador se situ en
casi 25 dlares por barril en promedio. Esto es lo que autores como Muradian y Alier (2001) denominan la trampa de la especializacin: la exportacin de productos intensivos en naturaleza y que adems muestran un deterioro constante de los trminos de intercambio.
La extraccin petrolera ha ascendido de 104,4 millones de barriles en
1990 a 152,5 millones de barriles en promedio en el ao 2003. El incremento de la extraccin tambin est aparejado con el aumento de la participacin en la extraccin de las empresas petroleras privadas en detrimento
de Petroecuador. En efecto, las empresas petroleras privadas participaron
con el 6% de la extraccin en 1993, y para el ao 2003 pasaron al 51%.
(Vase Anexo 1. Grfico 2). El punto clave es que no necesariamente este
cambio estructural registrado en la ltima dcada ha significado una mejora en las condiciones tecnolgicas de la extraccin, o ha tenido una contraparte en actividades ambientales protectoras o mitigatorias.
Externalidades: un enfoque sustentado en la pluralidad de valor
Las externalidades se definen como los efectos externos econmicos, sociales y/o ambientales positivos o negativos provocados por las actividades productivas o de consumo que no estn incorporados en los precios de mercado y que repercuten sobre el bienestar de quienes las reciben. Segn la economa convencional, el perjuicio o beneficio experimentado por un individuo a causa de acciones ejecutadas por otras personas o empresas concluye
cuando se le asigna un valor monetario de mercado, es decir cuando se la
logra internalizar en los costos y por ende en los precios. En este sentido, la
30
Fander Falcon Bentez
contaminacin desde el lado econmico, es simplemente una externalidad
negativa.
Frente a la concepcin de que es posible proporcionar valores monetarios a los daos ambientales, internalizando las externalidades, lograr senderos ptimos de agotamiento de los recursos naturales, o lograr compensar
y/o reemplazar el capital natural por capital econmico han surgido propuestas desde otros enfoques que sealan la extrema dificultad de dar valoraciones econmicas actualizadas a la prdida de biodiversidad u a otras
prdidas de capital natural (como los bosques de manglares, por ejemplo)
o de admitir como criterio de decisin los bajos valores crematsticos atribuidos a los daos sufridos por quienes padecen contaminacin en minas o
plantaciones (Martnez Alier, 2003). Las externalidades acumulativas en el
tiempo (por ejemplo las emisiones de CO2 y los CFCs) y los daos irreversibles de ciertos procesos productivos son claras muestras de los obstculos
conceptuales y tcnicos de imputar precios de mercado.
Para reforzar esta argumentacin y en el contexto de la idea errnea de
monetizar los daos ambientales y mercantilizar la biodiversidad, el profesor Joseph Vogel, autor de importantes artculos y textos sobre biodiversidad como Genes for Sale. Privatization as a Conservation Policy (1994) y El
crtel de la biodiversidad: transformacin de conocimientos tradicionales en secretos comerciales (editor, 2000), sostiene que el valor de existencia de los
ecosistemas (es decir, el valor por s mismo) es difcil expresarlo en trminos
monetarios debido a la ausencia de conocimiento sobre la biodiversidad y la
incertidumbre sobre el valor intergeneracional. Vogel (1995) indica que los
valores morales de la biodiversidad, es decir los derechos de las especies a
continuar con su proceso de evolucin, son inconmensurables. Por tal motivo, llega a la resolucin de que la legitimidad de agregar los valores de
mercanca, amenidad y moral en un gran total y restar ese total del PIB parece muy sospechosa.
La dificultad o incluso imposibilidad de valorar las externalidades, impide conocer con certeza los niveles al cual deben aplicarse los distintos instrumentos para obtener la produccin ptima (Falcon y Burbano,
2003). La imposibilidad cierta de estimar los costos externos ambientales
y consecuentemente el costo externo marginal relativizan la posibilidad
de fijar el instrumento ptimo (bajo el enfoque de la economa de los recursos naturales con un enfoque neoclsico el impuesto o la tasa ecolgica
Los pasivos de la industria petrolera
31
tiene que ser igual al costo externo marginal en el punto de produccin
ptima).
El nivel ptimo de produccin no puede ser encontrado, como lo postula la teora neoclsica y su variante la economa ambiental, a travs de la
maximizacin del excedente social, sino que corresponde a una solucin
compromiso, es decir que es un nivel de produccin y de contaminacin
aceptado socialmente, en un proceso de dilogo en el que participan los
afectados, y cientficos, mdicos, bilogos, fsicos, qumicos, economistas,
etc. Por ejemplo, un estndar ambiental como partculas de plomo en un m3
de aire no puede ser determinado por la regla del beneficio marginal neto
privado igual al costo externo marginal4, sino por los niveles mximos que
la biologa del ser humano y otros seres vivos puede soportar (Falcon y Burbano 2003). Incluso, puede ser que la sociedad decida tener una contaminacin cero, y por lo tanto como comunidad se proporciona un valor extra
mercado a un ecosistema. Los ecosistemas prestan funciones indispensables
para el soporte de la vida, y tambin servicios culturales (espirituales, recreativos, estticos, etc.).
En el caso de la explotacin petrolera falta este dilogo social, se asume
sin beneficio de inventario que ms es mejor, sin considerar las consecuencias de la obtencin de crudo y sin tomar en cuenta si esa extraccin se la
realiza en el momento oportuno, es decir bajo un esquema de optimizacin,
en donde se examinen los precios actuales y futuros, los costos, las reservas
existentes, etc.
Esto no significa que no se deba intentar valorar en forma pecuniaria los
daos sociales y ambientales, o peor an que no se deban reclamar compensaciones monetarias a las empresas que generan pasivos ambientales. Implica reconocer que hay una pluralidad de valores, algunos son ciertos y monetizables, otros son inciertos y no monetizables. El litigio entre la Texaco y
los pobladores que se est ventilando ahora en cortes locales, demuestra que
se puede y debe pedir retribucin sobre la parte conmensurable de los daos sociales y ambientales.
Es posible estimar el costo external para una familia que tiene un nio con retraso mental por contaminacin de plomo? La respuesta es un simple y rotundo no.
Fander Falcon Bentez
32
Pasivos ambientales petroleros
El petrleo, oro negro que no se produce, sino que se extrae, se transporta
y se quema, para utilizar una alegora de Joan Martnez Alier, quien tambin
ha divulgado el concepto de pasivo ambiental5; oro negro que se convierte
en viscoso y que genera una torrente de aguas de formacin, que muchas
son ms dainas que los propios derrames de crudo. Oro negro cuya explotacin liquida paulatinamente el oro verde, la biodiversidad, y las culturas
humanas. El pasivo ambiental es el conjunto de daos ambientales, en trminos de contaminacin del agua, del suelo, del aire, el deterioro de los recursos y de los ecosistemas, producidos por una empresa en su funcionamiento normal o por accidentes imprevistos, a lo largo de su historia.
Oro negro que se convierte en una marea negra fangoso por las catstrofes como la del Erika y recientemente la del Prestige, y las manchas que
cubren las costas de Galicia y Francia, y baan a culturas y pueblos en la
Amazona.
En el caso de Ecuador, Wunder (2003) menciona que el boom petrolero (1974-1982) no redujo la deforestacin o la degradacin forestal, sino
que al contrario la prdida forestal se increment. Igualmente, a diferencia
de lo que hara suponer la hiptesis de la denominada enfermedad holandesa6 de que la riqueza petrolera iba a aliviar la presin sobre los bosques,
sta la aceler debido a los impactos directos de la propia actividad de la
industria petrolera, la cual se concentr en el Nororiente, una zona hasta
ese entonces muy rica en bosques y biodiversidad, y por efectos de los impactos indirectos de la extraccin petrolera: apertura de caminos y colonizacin.
Un libro publicado por Fontaine (2003), en el cual se realiza un estudio comparativo entre Ecuador y Colombia, pases dependientes del petrleo y a su vez marginales en el concierto internacional en extraccin y reservas petroleras, da cuenta de esta situacin. En ambos pases se han multiplicado, particularmente en territorio de poblacin indgena, situaciones de
5
Hector Sejenovich, de Argentina, quiz fue el primero en introducir este trmino para calcular los
pasivos ambientales de la extraccin petrolera en la provincia de Neuquen. Ver Alier http://www.deudaecologica.org/cd-rcade/angles/alier.pdf
En forma muy simple, la idea es que con el boom de las exportaciones de un recurso natural, la
moneda local se aprecia en trminos reales, reduciendo la rentabilidad de otras exportaciones, especialmente las manufacturas (Sachs y Larran, 1996: 668).
Los pasivos de la industria petrolera
33
conflictos distributivos vinculados a la actividad petrolera, que son y deberan ser estudiados por la ecologa poltica.
El petrleo es un recurso estratgico a escala planetaria. Los historiadores recuerdan que casi todas las guerras se hacen por la especulacin y voracidad, especialmente aqullas que invocan las razones supuestamente ms
elevadas. Sin desconocer las causas geopolticas, la guerra colonial de Estados Unidos y el Reino Unido contra Irak (cuyo desenlace es incierto) fue
tambin por el control de las segundas reservas de petrleo ms importantes del mundo.
Al revisar la literatura que vincula temas econmicos con los recursos
naturales en el Ecuador, hay pocos trabajos que conectan las cuestiones petroleras y econmicas, o sobre una economa del petrleo, por lo que hace
falta una reflexin mayor. Por ejemplo, se han abandonado estudios crticos
sobre la problemtica petrolera (Acosta, 1986) o sobre la generacin y apropiacin de la renta diferencial petrolera (Bocco, 1987). El hecho de que se
cuente con pocas investigaciones sobre la renta petrolera en un pas cuyo comercio exterior depende un limitado nmero de productos primarios, llama la atencin.
Ciertamente, hay investigaciones como la tesis de maestra de Burbano
en FLACSO (1996), quien sostiene que el pas, lejos de cumplir un sendero ptimo de extraccin del petrleo basado en sus niveles de reservas, precios futuros y tasa de inters, extrae segn las presiones fiscales. Del mismo
modo, otros autores han realizado una reflexin sobre los denominados gastos defensivos petroleros, la incorporacin del petrleo en las cuentas ambientales, o sobre los bices fiscales que provoca el vaivn de los precios del
petrleo. Ciertas instituciones gubernamentales han planteado y de hecho
hay un fondo de estabilizacin petrolero con una visin de corto plazo y
fundamentalmente articulado a las orientaciones fiscales, sin considerar la
necesidad de que las siguientes generaciones tambin usufructen de un recurso agotable. Empero, nuevamente hay pocos trabajos que topen las externalidades negativas que genera la extraccin petrolera, exceptuando el
clsico libro de Judith Kimerling (1993) o los aportes que provienen de las
organizaciones no gubernamentales.
Un estudio publicado por FLACSO (Falcon, 2002) sostiene que, en el
caso del petrleo, la compensacin monetaria a los afectados por parte de
los contaminadores ha sido escasa o nula. Todo esto sin dejar de lado que la
34
Fander Falcon Bentez
compensacin no tiene como objetivo reducir la degradacin ambiental, sino solo compensar el bienestar perdido asociado con la degradacin ambiental. Tampoco se puede descuidar que estos costos van ms all de aquello que es posible restituir y reparar, pues aparecen otros valores como la cultura, sustanciales para la coevolucin de las sociedades.
Por qu ocurre esta situacin? Debido a que existe una asimetra de poder entre los contaminadores y los afectados. La poltica de las empresas petroleras para pagar el costo de restauracin de los daos petroleros en general ha sido ofrecer insignificantes obras de infraestructura como en el caso de la Texaco, un juicio al que habra que prestarle mayor atencin interna. Se puede aprender mucho de este litigio: primero, la posicin de los
afectados de trasladar el proceso judicial hacia cortes extra territoriales,
plantea la problemtica de que el valor de las externalidades depende de los
derechos de propiedad y de los estndares ambientales y sociales que tienen
los distintos pases a lo largo y ancho del planeta. Al respecto, hay una asimetra en los estndares ambientales y sociales entre los pases del Norte y
los pases del Sur, todo ello sin entrar en aspectos institucionales ms complicados como la corrupcin de la justicia; segundo, el proceso resulta un
caso exitoso de asociacin colectiva y solidaria en aras de solicitar una justa
compensacin a una empresa que provoc daos cuantificables y otros que
no se puedan valorar en toda su dimensin: los cuantificables es necesario
que se indemnicen. Tercero, se sienta un precedente local, que ser muy difcil de dejar de lado, y puede ser tomado como un buen prototipo para empresas que generen pasivos ambientales en el pasado, presente y futuro.
Conclusiones
La actividad petrolera ha provocado daos ambientales y sociales, externalidades locales y globales (verbigracia la quema de gas en la refinera de Esmeraldas o en Shushufindi a vista y paciencia de autoridades y pobladores).
El debate sobre la explotacin petrolera debe ser puesto en una perspectiva ms amplia. No se puede realizar una apologa a la extraccin petrolera, y plantear sin discusin que mayor extraccin petrolera implica crecimiento econmico y a su vez mecnicamente desarrollo econmico. El crecimiento econmico no puede ser un fin, y no se puede sostener en un re-
Los pasivos de la industria petrolera
35
curso no renovable con un perodo de gestacin geolgica largo, en donde
en su uso deben prevalecer criterios de justicia intergeneracional.
La sociedad requiere un acuerdo en el cual se fijen normas y estndares
ambientales, se compense a los afectados de las actividades extractivas y, en
otros casos se haga cumplir la ley, como en el caso de reas protegidas. Por
ejemplo, en el Parque Nacional Yasun cerca del 60% de su territorio est
concesionado a empresas petroleras, y hay efectos especialmente para el pueblo Huaorani: una porcin de crudo pesado, de 16 API en promedio,
compensa el deterioro un bosque hmedo tropical y una cultura? Definitivamente, no.
El juicio a Chevron Texaco
Las apuestas para el Ecuador
Luis Yanza
Antecedentes de las operaciones de Texaco en Ecuador1
Texaco oper en la Amazona ecuatoriana desde 1964 hasta 1990 a travs
de su subsidiaria Texpet. Perfor 339 pozos y extrajo 1434.000 millones de
barriles de petrleo afectando directa e indirectamente una rea aproximada de 2.5 millones de hectreas. Texaco utiliz una tecnologa basada en el
criterio de la mnima inversin y la mxima ganancia caracterizada por una
completa falta de preocupacin por el medio ambiente y por la vida de los
habitantes de esta regin. Producto de esta irresponsabilidad se derramaron
directamente a las fuentes hdricas aproximadamente 20 mil millones de galones de agua de formacin; quemaron al aire libre 235.000 millones de pies
cbicos de gas y derramaron 16.800 millones de galones de crudo. Adicionalmente, Texaco dej abandonadas a la intemperie 600 piscinas con desechos de petrleo y cientos de sitios contaminados por derrames de las tuberas, pozos y estaciones. La utilizacin de esta tecnologa le permiti a Texaco un ahorro de ms 4.000 millones de dlares 3 dlares por cada barril
de petrleo extrado.
Cf. en el Anexo 2, la cronologa del caso Texaco.
Luis Yanza
38
Impactos ambientales y sociales
El uso de esta tecnologa provoc la contaminacin de los ros, lagunas, esteros, pantanos y otras fuentes superficiales y subterrneas de agua. Contaminaron tambin el aire por la quema de gas y el suelo por los frecuentes
derrames de crudo.
Pero no solamente el medio ambiente se afect sino tambin la salud de
sus habitantes conformado por las nacionalidades Siona, Secoya, Cofn,
Huaorani, Kichwas y los colonos que llegaron a esta regin en busca de mejores das. Se calcula que son 30 mil personas afectadas directa e indirectamente. Las enfermedades que padecen son mltiples pero la que mayormente est afectando es el cncer por beber agua contaminada con petrleo.
Investigaciones hechas por un equipo de la Universidad de Harvard en
1993, encontraron una rara y alta incidencia de 8 tipos de cncer en las comunidades afectadas por las operaciones de Texaco. El ltimo estudio realizado en 1999 en la Comunidad San Carlos en la provincia de Orellana determin que sus habitantes estn en riesgo de contraer cncer 130 veces ms
que los habitantes de Quito2, ya que el agua para consumo de humanos tiene altas concentraciones de hidrocarburos que rebasan enormemente (144
veces ms) los lmites permitidos. En esta misma comunidad, en los ltimos
10 aos, 10 personas fallecieron con cncer en una poblacin de mil habitantes. Lo que ha pasado y est pasando en esta comunidad sucede en las
dems comunidades donde Texaco dej su secuela de contaminacin y
muerte.
El proceso legal contra Texaco (ahora Chevron Texaco)
En medio de este panorama de destruccin, en noviembre de 1993 un grupo de afectados iniciaron acciones legales en contra de Texaco Inc. en el estado de Nueva York, en Estados Unidos de Amrica, tanto en defensa de sus
propios derechos como de los que tuvieren otras personas de la misma clase, ya que la demanda fue planteada como accin de clase3, acusando a Te2
3
Informe Yana Curi, 1999.
Denominacin utilizada en el sistema procesal de dicho estado para designar a las personas que pudieren encontrarse en idntica situacin jurdica con respecto de la materia del litigio.
El juicio a Chevron Texaco. Las apuestas para el Ecuador
39
xaco de haber causado daos al medio ambiente y a la salud de las personas
como consecuencia de una tecnologa barata e inadecuada que fue diseada
desde Estados Unidos.
Desde el inicio Texaco intent convencer al juez para que deseche la demanda contando para esto con el apoyo del gobierno de ese entonces (Sixto Durn Balln), quien a travs de su embajador en Washington, Edgar Tern Tern mantuvo una posicin favorable a los intereses de Texaco, aduciendo que este caso pona en riesgo la soberana nacional y la inversin extranjera.
El juez no acept el pedido de Texaco y ms bien dijo que si los demandantes llegaran a comprobar que la contaminacin dejada por la compaa
en Ecuador era consecuencia de las decisiones tomadas en los Estados Unidos, la corte aceptara la jurisdiccin del caso. Lamentablemente el juez falleci y con ello las esperanzas para los demandantes entraron en un camino ms difcil porque el nuevo juez, Jed Rackoff, no fue muy sensible a los
reclamos de los demandantes.
Con el nuevo juez, Texaco intent por cuatro veces ms que se deseche
el caso lo que efectivamente logr en agosto de 1997. Los demandantes
apelaron la resolucin y en octubre de 1998 la Corte de Apelaciones resuelve que la demanda no puede ser desechada hasta que un foro alternativo
adecuado lo tratara. El caso vuelve nuevamente al juez de primera instancia para que considere su decisin. Aprovechando esta situacin, Texaco intenta por sexta vez desechar el caso usando los mismos argumentos legales.
El juez acept la mocin de desechar la demanda pero pidi a Texaco que
se someta a la jurisdicin del sistema de justicia ecuatoriana. Esta resolucin fue apelada por los demandantes insistiendo que Texaco deba ser enjuiciada en los Estados Unidos; sin embargo, la Corte de Apelaciones en
agosto de 2002 ratifica la resolucin de primera instancia en el sentido de
que el litigio debe ser conocido y resuelto por los jueces ecuatorianos, exigiendo sin embargo a la demandada Texaco Inc., que se someta a la jurisdiccin ecuatoriana y que se abstenga de alegar en su favor la prescripcin
de las acciones.
Con esta resolucin, este caso se convirti en uno de los pocos casos en
que una compaa tan poderosa como Chevron Texaco sea obligada a reparar los daos en un pas y con un sistema de justicia como el ecuatoriano.
Desde este punto de vista, para los afectados no constituye una derrota,
Luis Yanza
40
aunque para los jueces y el sistema judicial ecuatoriano es un gran reto y es
la oportunidad de demostrar que en este pas s se puede hacer justicia.
Contexto poltico en el que se desarroll el caso
El proceso legal contra Texaco coincide con un perodo de inestabilidad poltica que el Ecuador ha vivido en los ltimos aos. En los nueve aos que
el caso estuvo en los Estados Unidos, el Ecuador tuvo 5 presidentes, cada
uno con distintos intereses y posiciones frente al caso. Sin embargo, a excepcin de Sixto Durn Balln, los dems se alinearon a las aspiraciones de
los demandantes aunque haya debido recurrirse a varias estrategias de presin pblica. Para citar un ejemplo, las comunidades afectadas por dos ocasiones tuvimos que tomarnos pacficamente la Procuradura General del Estado para exigir que el representante legal del Estado ecuatoriano asuma una
posicin en defensa de los intereses de los afectados por Texaco.
Si bien los demandantes no hemos podido conseguir que Texaco sea enjuiciada en su propio pas de domicilio, sta tampoco pudo conseguir que
el caso sea desechado completamente. No obstante, este litigio ha permitido sacar a la luz pblica lo que hasta 10 o 12 aos atrs estuvo oculto all
en la regin amaznica: los conflictos socio ambientales generados por la industria petrolera. A nivel internacional, este caso ha permitido poner en el
tapete de discusin el doble comportamiento de las empresas transnacionales petroleras. Una cara tienen para su pas de origen o de domicilio y otra
para los pases en donde realizan sus operaciones.
Estrategias utilizadas para sostener el caso
Pero cmo es posible que hayamos logrado sobrevivir estos 10 aos de lucha contra una transnacional tan poderosa? En esto hay que resaltar 3 elementos fundamentales:
-
La unidad de los afectados representados por sus propios espacios de organizacin. Las nacionalidades a travs de sus propias organizaciones y
los colonos que, a raz de esta demanda, crearon el Frente de Defensa de
El juicio a Chevron Texaco. Las apuestas para el Ecuador
41
la Amazona en mayo de 1994 donde tambin se aglutinaron los dems
grupos sociales del Nororiente para seguir el caso. Estos grupos son los
que mantienen el liderazgo del proceso, pese a todo los esfuerzos por
parte de Texaco para romper con esta unidad; por ejemplo la negociacin que Texaco realiz en 1995 con el gobierno, con 4 municipios
amaznicos, con el Consejo Provincial de Sucumbos y con dos federaciones kichwas.
La presin pblica ejercida a travs de los medios de comunicacin tanto a nivel local, nacional e internacional. Fue a travs de ellos y de una
cantidad de eventos y espacios como foros, mesas redondas, paneles,
que hicimos conocer al mundo las atrocidades cometidas por Texaco en
el norte de la regin amaznica ecuatoriana.
El apoyo y solidaridad internacional de organizaciones no gubernamentales, organizaciones sociales y personas sensibles con la causa amaznica. Con el apoyo de ellos hemos emprendido campaas de difusin y
educacin al pblico, sobre todo en los Estados Unidos, acerca de las
consecuencias negativas que trae la industria petrolera, violando derechos consagrados en la legislacin nacional e internacional.
El caso en Ecuador
Previo a un perodo de consulta y reflexin en las comunidades afectadas
se resolvi continuar con el proceso en Ecuador en base a la resolucin de
la Corte de Apelaciones del 16 de agosto de 2002. En este sentido, el 7 de
mayo de 2003 se present la demanda en la Corte Superior de Nueva Loja ya que de acuerdo a la Ley de Gestin Ambiental le otorga competencia
para el conocimiento de las acciones civiles provenientes de afectaciones
ambientales.
Con fecha 13 de mayo de 2003, el presidente de la Corte Superior de
Nueva Loja, mediante providencia avoc conocimiento de la demanda por
ser clara, completa y reunir los requisitos que la ley establece. En el mismo
documento se cita al seor David O Reilly, representante legal de Chevron
Texaco, a travs de los canales diplomticos correspondientes, previnindole al demandado, al momento de citrsele, la obligacin de sealar domicilio judicial para que reciba las notificaciones pertinentes.
Luis Yanza
42
El 11 de julio, Texaco fue notificada y seal casillero judicial. El siguiente paso es la audiencia de conciliacin y el trmino de prueba pero an
el presidente de la Corte no ha fijado fecha y hora para estas diligencias.
El 21 de octubre de 2003, el presidente de la Corte llam a una Audiencia de Conciliacin y Contestacin de la Demanda, e inmediatamente abri el
trmino de prueba. Las partes, sobre todo los demandantes, solicitaron al
juez que se practiquen las inspecciones judiciales a fin de verificar en el campo las secuelas de la contaminacin dejada por Texaco. Estas diligencias se
realizarn a partir del mes de julio de 2004 y durarn aproximadamente un
ao luego de lo cual el juez estudiar el caso y dictar sentencia. Sin embargo, se prev que habr apelaciones y el caso podra llegar incluso a la Corte
Suprema de Justicia dentro de 4 o 5 aos.
Lo que se est demandando
A pesar de que se trata de la misma demanda que estuvo en Nueva York; sin
embargo, por la diferencia entre la legislacin americana y ecuatoriana, ahora se est demandando solamente por los daos ambientales. Esto es:
La eliminacin o remocin de los elementos contaminantes que amenazan
todava al ambiente y a la salud de los habitantes; es decir, la remocin y
adecuado tratamiento y disposicin de los desechos y materiales contaminantes todava existentes en las piscinas o fosos abiertos por Texaco y que
han sido simplemente taponadas, cubiertas o inadecuadamente tratadas.
El saneamiento de los ros, esteros, lagos, pantanos y cursos naturales y artificiales de agua y la adecuada disposicin de todos los materiales de desecho.
La remocin de todos los elementos de estructura y maquinaria que sobresalen del suelo en los pozos, estaciones y subestaciones cerrados, clausurados o abandonados, as como de los ductos, tuberas, tomas y otros elementos semejantes relacionados con tales pozos; y, en general, la limpieza
de los terrenos, plantaciones, cultivos, calles, caminos y edificaciones en los
cuales todava existan residuos contaminantes producidos o generados a
consecuencia de las operaciones dirigidas por Texaco, inclusive los depsitos para desechos contaminantes construidos como parte de las mal ejecutadas tareas de limpieza ambiental.
El juicio a Chevron Texaco. Las apuestas para el Ecuador
43
La reparacin de los daos ambientales causados, conforme lo dispuesto por
el artculo 43 de la Ley de Gestin Ambiental. En consecuencia, en la sentencia deber ordenarse: la ejecucin en las piscinas abiertas por Texaco de
los trabajos necesarios para recuperar las caractersticas y condiciones naturales que el suelo y el medio circundante tuvieron antes de sufrir los daos;
a contratacin a costa de la demandada de personas o instituciones especializadas para que diseen y pongan en marcha un plan de recuperacin de la
fauna y flora nativas, en donde fuere posible; la contratacin a costa de la
demandada de personas o instituciones especializadas para que diseen y
pongan en marcha un plan para la regeneracin de la vida acutica y, por
ltimo, la contratacin a costa de la demandada de personas o instituciones
especializadas para que diseen y pongan en marcha un plan de mejoramiento y monitoreo de la salud de los habitantes de las poblaciones afectadas por la contaminacin.
Petrleo y medio ambiente
en el Ecuador
Ramiro Gordillo
Introduccin
Durante la Colonia, se puede decir que, en general, la Corona espaola estableci en Amrica un sistema minero basado en la regala, caracterizado
por desvincular el suelo del subsuelo, que junto con sus riquezas mineras
perteneca al rey, quien otorgaba la propiedad y el derecho de explotarlas a
condicin de pagar el Quinto Real (20%). Este derecho poda ser revocado
antes del plazo establecido por diferentes causas.
El rey y sus magistrados mantuvieron el control, el poder de regulacin
y la capacidad de orientar el rumbo del sector minero pues conocan de su
importancia para la Real Hacienda y para activar los otros sectores econmicos en las colonias.
Por su parte, los gobiernos locales que se sucedieron en Amrica durante la Colonia, dedicaron todo su esfuerzo a tres actividades econmicas principales: minas, manufacturas y comercio. La decadencia de la actividad minera desde finales del siglo XVII, entre otras causas, trajo consigo un deterioro de las otras dos actividades, provocando un panorama desolador de
atraso y de pobreza en las provincias de la Audiencia de Quito, como lo describe Gonzles Surez, cuando hace un balance del estado social de la Colonia, al terminar el siglo decimosptimo.
En tiempos de la Independencia, el Libertador estableci que el Estado,
propietario de la riqueza minera, delegaba esta potestad en el sector privado
y la mina pasaba a ser propiedad del concesionario.
46
Ramiro Gordillo
Siglo XX: El inicio de la produccin de petrleo
A finales del siglo XIX, en 1886, el Congreso de la Repblica del Ecuador
expidi el Cdigo de Minera. Hasta ese momento, siempre se incluyeron
en la legislacin minera, las breas y los alquitranes, ms tarde llamados hidrocarburos.
Durante la primera presidencia de Eloy Alfaro, se inauguraron los privilegios que concedieron parcelas petroleras, por tiempo ilimitado, especialmente en la pennsula de Santa Elena.
Entrado el siglo XX, durante la presidencia de Jos Luis Tamayo, la Ley
de 1921 o Ley de los Arrendamientos, fue la primera ley de hidrocarburos
propiamente dicha que tuvo el Ecuador, la cual disminuy en la prctica, la
participacin econmica del Estado, a menos de la mitad del quinto real
(20%) de la poca colonial, y estableci derechos superficiarios irrisorios.
De este periodo, es posible afirmar que, luego de la puesta en vigencia
de la ley de 1921, se inici una etapa caracterizada por la entrega indiscriminada y discrecional, de cientos de arrendamientos de terrenos petrolferos, en las provincias de Guayas, Azuay, Caar y Manab, a un nmero reducido y selecto de ecuatorianos influyentes, que no tenan nada que ver
con la industria petrolera, cuyos apellidos se repetan en actividades financieras, empresariales, fabriles, institucionales y filantrpicas, o a unos cuantos ciudadanos extranjeros bien relacionados que rpidamente los traspasaban a compaas.
Existieron varios arrendamientos concedidos a familiares cercanos del
presidente Tamayo, y otros a damas de la alta sociedad guayaquilea. La estructura estatal puesta al servicio de los intereses privados, no permiti al
Estado recibir beneficios de los numerosos arrendamientos.
Esta situacin de efervescencia petrolera se produjo como consecuencia
del descubrimiento de petrleo y gas en Ancn, razn por la que el mayor
nmero de arrendamientos fueron otorgados en la pennsula de Santa Elena. La extensin otorgada era de cuatro a cinco mil hectreas y el Estado deba recibir el 6% del producto bruto de la explotacin.
La mayora de las personas naturales que recibieron arrendamientos petrolferos, iniciaron en el Ecuador el lucrativo negocio de vender los derechos, o traspasar los contratos, a ciertas compaas extranjeras, ganando dinero fcil en estas transacciones.
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador
47
As, en 1927, Anglo Ecuadorian Oilfields, luego de consolidar sus propios contratos con el Estado y varios traspasos de arrendamiento de algunos
miles de hectreas de terrenos petrolferos, inici en la pennsula la produccin comercial de tres mil barriles por da de petrleo, y su refinacin en
una pequea refinera de segunda mano, que se instal en La Libertad.
En 1937, mediante la Ley de Petrleos expedida por la dictadura de Federico Pez, se crearon las concesiones como modelo contractual petrolero.
Esta ley, modificada por el gobierno reformista de Enrquez Gallo, en su
parte formal mantena las mismas reglas de la ley de 1921, y en la parte econmica, disminua la posibilidad de ingresos para el Estado.
Las reyertas polticas de los partidos liberal, conservador y socialista, a
lo cual se sum una spera situacin de conflicto contractual con las compaas extranjeras, representadas por algunos liberales influyentes, como
Carlos Alberto Arroyo del Ro, tuvieron un peso relevante en la temprana
decisin del General Enrquez Gallo, de separarse del Ejecutivo, y convocar
en agosto de 1938 a una Convencin Nacional, para volver a la legalidad.
Este hecho es confirmado, en cierta forma, cuando por primera vez se rompa la tradicin de que un congreso constituyente, no nombraba presidente
provisional al dictador que lo convoc.
Desde que entr en vigencia la Ley de Petrleo de 1937, a pesar del gran
nmero (varias decenas) de concesiones para exploracin de petrleo otorgadas indistintamente por los siete diferentes gobiernos de turno, en todas
las regiones del pas, a personas naturales y a compaas, para 1940, estaban
vigentes solamente nueve concesiones en periodo de exploracin en todo el
territorio ecuatoriano; de las cuales, cuatro eran compaas petroleras y cinco personas naturales. De las compaas petroleras, una de ellas exploraba
en el oriente (Shell) y las otras tres en el litoral. Todo el resto de concesiones haban desaparecido por diferentes razones. Este panorama da una clara idea del manejo que los polticos liberales y conservadores dieron a la Ley
de Concesiones en los primeros tres aos de vigencia.
En este agitado periodo, desde 1925 hasta 1948, estuvieron vigentes dos
leyes de hidrocarburos: una que consagraba los arrendamientos y otra las
concesiones. Se repartieron en forma indiscriminada y discrecional, durante los veintitrs aos, por todos los veintisiete gobiernos de turno, a veces
sin cumplir con las leyes, primero contratos de arrendamientos, y luego
concesiones tanto en la regin litoral como en el oriente, a personas natura-
48
Ramiro Gordillo
les y a compaas, algunos de extensiones territoriales que rebasaban el mximo permitido por las leyes, o elementales normas de proteccin del Estado, pues se llegaron a entregar hasta diez millones de hectreas, a una sola
compaa, en una sola regin.
Se disminuyeron los ingresos del Estado por la produccin de petrleo,
a cantidades sustancialmente menores a aquellas que fueran fijadas hace
cuatrocientos aos por el rey de Espaa en la Colonia, llegando hasta menos de la tercera parte del quinto real, y se fijaron cantidades irrisorias del
orden de unos pocos centavos de dlar, como pago anual de derechos superficiarios por hectrea de concesin.
Durante los aos 1941 y 1942, a pesar de todos los eventos que llevaron a la suscripcin del protocolo de Ro de Janeiro que cercen nuestro territorio, el gobierno liberal de Arroyo del Ro que era influyente abogado de
compaas forneas, fue muy activo entregando concesiones petroleras a
una compaa extranjera que tambin operaba en el Per, unas las otorg
durante los das mismos de la invasin, otras a los pocos das de la firma del
tratado y algunas ms tarde.
La produccin de petrleo de la pennsula de Santa Elena se increment paulatinamente durante estos aos, beneficiando casi en su totalidad con
los ingresos a la compaa, y poco o nada al Estado. Desde finales de los
aos veinte, el Estado subsidiaba a la concesionaria de refinacin que manejaba el abastecimiento del mercado interno, permitindole vender los
combustibles a precios bastante ms elevados que los del exterior.
Cada gobierno de turno, en vista de la empobrecida economa del pas, se
volvi dependiente de la compaa petrolera Anglo, a travs de emprstitos o
de adelantos de dinero para la esculida hacienda pblica y financiamientos
para la realizacin de la obra pblica. Esa era la tnica de aquellos tiempos.
Como se puede constatar, a partir del ao 1948, el tema del abastecimiento de derivados para el consumo del mercado interno fue convirtindose a travs del tiempo en un problema recurrente que por su incidencia
poltica y econmica demandaba cada vez mayor atencin por parte del gobierno, pues a pesar de estar en manos de la Anglo, concesionaria de produccin y refinacin de petrleo, el Estado deba arbitrar medidas en el
asunto energtico, tanto en la produccin nacional de crudo y su refinacin,
como en proveer las divisas necesarias para realizar las importaciones que
permitan cubrir el dficit.
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador
49
El problema comenzaba a volverse crtico, pues en el ao 1950 el fin de
las exportaciones de petrleo de la pennsula se vea cercano, y el monto de
las importaciones de hidrocarburos para cubrir el mercado interno de combustibles era cada vez ms grande, constituyndose en un factor adicional
de deterioro de la economa nacional.
En resumen, el pas dependa de un sistema energtico bastante ineficiente, altamente concentrado en los hidrocarburos que sustentaban cerca
de las dos terceras partes del consumo, la otra tercera parte dependa de la
quema de lea. La tasa de crecimiento anual de consumo final de energa
era mayor al 7%, mientras el PIB creca a menos del 5%.
Para el ao 1971, el crecimiento econmico del pas no estaba acorde
con el consumo de energa, lo cual causaba una seria deformacin del aparato econmico y un deterioro acelerado del medio ambiente por contaminacin y deforestacin, con el agravante de que estas condiciones no eran
tomadas en cuenta en ninguna poltica estatal que busque corregirlas. No
exista ninguna regulacin o ley para el manejo del medio ambiente, de forma que todas las operaciones petroleras de exploracin y de explotacin, de
transporte y de distribucin se realizaron durante ms de setenta aos, de
acuerdo a la buena voluntad de las compaas, que evidentemente daban
prioridad a sus presupuestos operacionales, sin tener preocupaciones ambientales ni siquiera de forma. Adems, la tala indiscriminada de bosques
para ser utilizados como lea era imparable.
El pas dependa en forma total del monopolio de las concesionarias de
refinacin para el manejo de todas las fases de su sistema de abastecimiento
de hidrocarburos para el mercado interno.
El mismo ao, Velasco Ibarra promulg la Ley de Hidrocarburos que
abola las concesiones y creaba nuevos sistemas de contratacin petrolera,
pero gracias a una disposicin transitoria, la nueva ley tendra verdadera
aplicacin despus de treinta aos, cuando hayan finalizado los contratos de
concesin suscritos antes de la expedicin de la ley. Se haba convertido a
una ley tan importante en un mero elemento jurdico decorativo. Tampoco
se haba previsto el problema del medio ambiente en este cuerpo legal.
50
Ramiro Gordillo
1972-1975: El gobierno revolucionario-nacionalista
El punto central de la poltica petrolera del gobierno militar estaba dado por
la aplicacin de la Ley de Hidrocarburos de 1971, a los contratos de concesin, forma contractual que haba sido derogada y que se aplicaba, sobre todo al contrato de concesin suscrito con el consorcio Texaco-Gulf, que luego de haber realizado los ms importantes descubrimientos de petrleo en
el Oriente, entre 1967 a 1970, se aprestaba a iniciar la fase de explotacin
de los yacimientos. Al ao de la toma del poder por parte de Rodrguez Lara se firmaron los nuevos contratos petroleros.
De acuerdo al marco econmico inicial expedido por el gobierno militar, de cada barril de petrleo exportado por la compaa a un precio de
venta de 2.5 dlares, el Estado participaba en 1.29 dlares netos, lo cual significaba que el ingreso del Estado era el 51.6% del precio de venta. Si el ingreso del Estado se lo relacionaba con el ingreso total neto por barril (2.05
dlares), o sea el precio de venta (2.5 dlares) menos el costo de produccin
de cada barril (0.45 centavos), la participacin del Estado era del 63%, y de
la compaa del 37%. Adems, reciba timbres, tasas de vigilancia, tasas portuarias y otras tasas de servicios que hacan que en total el Estado participe
del 66% de su petrleo y la compaa del 34%.
Sin duda, el ingreso del Ecuador a la OPEP signific el mayor acierto poltico de la dictadura militar, tanto en poltica exterior como en poltica interna, cuyo artfice fue el ministro de Recursos Naturales con su equipo asesor, ayudado por el soporte profesional de la Cancillera. Los resultados econmicos obtenidos para el pas por este hecho fueron notables, sin embargo,
desde principios de 1975, paulatinamente se fueron dejando de lado estos
mecanismos a medida que los detractores de la posicin nacionalista del gobierno, ganaban terreno y erosionaban el poder del general Rodrguez Lara.
De este primer periodo de casi cuatro aos de la dictadura militar, se
puede concluir que la retrica revolucionaria-nacionalista no fue la prctica
corriente aplicada a los actos reales del gobierno, la proclama de revolucionario fue solo eso. El nico sector importante de la economa del pas donde se aplic el nacionalismo como doctrina, durante los tres primeros aos,
fue el petrolero.
Todo el proceso de reparacin de los errores cometidos en el pasado con
las contrataciones petroleras, a veces fraudulentas o claramente perjudicia-
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador
51
les al Estado, emprendido con coraje por el nuevo gobierno, fue manejado
en forma acertada y de acuerdo a principios nacionalistas, que no eran otra
cosa que la legtima defensa de los intereses del Estado. Se dejaron, adems,
lineamientos claros sobre la materia que debieron ser respetados en el futuro. Esta fue una de las pocas veces en que la estructura del Estado, serva para el bien comn y no a intereses particulares.
La posicin que para algunos sectores polticos y econmicos era extremista, produjo una reaccin violenta de la derecha oligrquica y de las compaas, buscando la desestabilizacin, primero del ministro, y luego del gobierno. En este contexto el general Rodrguez Lara, para llevar adelante su
poltica petrolera nacionalista, cont con el gran apoyo del entorno y de las
circunstancias del negocio petrolero internacional, que experiment en esos
aos, los cambios estructurales ms profundos de la industria petrolera en
el mundo para establecer las nuevas relaciones de los pases productores, con
las compaas y los pases consumidores.
Los gobernantes del Ecuador, ante este panorama, tuvieron el acierto de
ingresar a la OPEP, lo cual permiti beneficiarse de la corriente internacional favorable al Estado, situacin que combinada con polticas, legislacin
y regulaciones internas apropiadas, obtuvieron para el pas una participacin neta de nada menos que los dos tercios de la produccin petrolera del
consorcio Texaco-Gulf, cuando el inicio de la produccin, y cerca del 80 por
ciento al final de 1975, lo cual signific para el Estado, ingresos econmicos impensables antes del acceso de los militares nacionalistas al poder.
Aqu radica el mrito histrico del gobierno de Rodrguez Lara, que
adems dej implantadas ciertas polticas que no pudieron ser cambiadas fcilmente en el futuro, a pesar que durante el ltimo ao de ejercicio, la bsqueda de estabilidad poltica para garantizar su permanencia en el poder, llev al presidente de facto a iniciar el abandono paulatino de estos principios.
En lo que respecta a la Corporacin Estatal Petrolera Ecuatoriana-CEPE, si bien su conformacin en 1972, como brazo ejecutor de las polticas
del Estado en materia petrolera, fue un gran avance, el nacionalismo, en
cambio, llev a los gobernantes militares, auspiciados por una tecnocracia
estatal creciente en influencia y en nmero, a sobredimensionar las capacidades organizacionales, tcnicas, financieras y econmicas de la empresa estatal que recin naca, lo cual les condujo a pensar que podan reemplazar al
capital y a la tecnologa extranjeros.
52
Ramiro Gordillo
Es evidente que las condiciones tcnicas, administrativas y organizacionales de CEPE y los recursos financieros que la dictadura le asign en sus
tres primeros aos de actividad empresarial, de 1973 hasta 1975, no hacan
posible que pueda cumplir, ni an en mediano grado, las tareas y las metas
que se le haban encomendado por ley, especialmente en el plano de la exploracin y de la distribucin de combustibles en el mercado interno. El desarrollo real de la empresa no era compatible con las expectativas demasiado optimistas del gobierno.
En 1972, cuando se establecieron los nuevos contratos petroleros, las estipulaciones contractuales relacionadas con el medio ambiente eran declaraciones generales de principio, sin que el gobierno ejerza ningn control ambiental sobre las operaciones petroleras. Consecuencia de ello, la colonizacin indiscriminada del Oriente, el atropello a las etnias autctonas y la contaminacin provocada por la operacin petrolera. La quema de petrleo, la
acumulacin de residuos petroleros y lodos de perforacin en piscinas que
con las lluvias desbordaban inundando terrenos y contaminando arroyos y
ros, la disposicin en cualquier lugar de aguas de formacin producida con
el petrleo, eran la regla. La entrada de CEPE a operar y producir petrleo
en el Oriente reprodujo los males causados por la compaa o los agrav. Lo
mismo sucedi con la operacin de la refinera de Esmeraldas que dio inicio
a una etapa de contaminacin ambiental acelerada de la regin, de las aguas
de la costa y un crecimiento espontneo desordenado de la ciudad. La preocupacin ecolgica del mundo se dio al iniciar la dcada de los ochenta.
La Ley de prevencin y control de la contaminacin ambiental fue expedida en 1976, y en 1981 se puso en vigencia la Ley Forestal, leyes que por
no ser directamente relacionadas con la industria petrolera no fueron aplicadas a sus operaciones.
En 1982, en los contratos de prestacin de servicios se hizo una mencin general a los problemas del medio ambiente. Luego, desde 1985 cuando fueron suscritos, se dio inicio al tratamiento de los problemas ambientales por parte de las compaas que ante el reclamo de las poblaciones afectadas y la presin sobre el tema verde por organizaciones ecologistas de sus
pases de origen, establecieron departamentos para la relacin con la comunidad y el manejo ambiental. Este trabajo realizado por las compaas, sin
control del Estado, gastando en algunos casos ingentes cantidades de dlares muchas veces en forma inmediatista, trat de ser normado, sin xito, en
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador
53
1990 cuando se estableci un reglamento de operaciones que tomaba en
cuenta al medio ambiente. Cuando en 1992, Petroecuador tom a cargo la
operacin de Texaco las prcticas ambientales cuestionables de la compaa
se mantuvieron. En 1989 y 1992, se expidieron reglamentos y regulaciones
sobre el tratamiento de las aguas y el suelo, respectivamente.
Basta citar un ejemplo para ilustrar la forma de trato al medio ambiente. Por aos, en las dcadas de los setenta, ochenta y an entrados los noventa, a fin de evitar durante el verano el polvo levantado por la circulacin
de vehculos y mejorar la capa de rodadura en las vas lastradas del Oriente,
tanto el consorcio como la petrolera estatal ms tarde, regaban petrleo pesado de desperdicio en los caminos como parte del trabajo de mantenimiento. Los colonos residentes en las mrgenes estaban agradecidos por esta delicadeza.
Solamente en 1998, en la nueva Constitucin del Estado se incluy al
medio ambiente como elemento prioritario del Estado. Luego, en 1999, se
expidi la Ley Ambiental y recin en el ao 2001 se puso en vigencia el Reglamento Ambiental para las Operaciones Hidrocarburferas. Se puede afirmar con certeza que desde el punto de vista jurdico, antes de 1998 la industria petrolera careca de normativa ambiental. Actualmente existe normativa legal suficiente para el tema ambiental, el problema radica en su aplicacin.
Debe anotarse que Petroecuador no cumple con las normas ambientales ni de seguridad industrial nacionales o internacionales en ninguna de sus
actividades industriales pues, aparentemente, el Estado no controla al Estado, por esta razn su accin contaminadora es imparable. Un buen patrn
de esta actitud irresponsable constituy el derrame producido en las Islas
Galpagos por el buque Jessica, caso que qued en la impunidad. Si bien
existe una gerencia de medio ambiente en Petroecuador, sta no dispone de
los medios econmicos y tcnicos suficientes y realiza su accin, muchas veces, de acuerdo a intereses polticos particulares o de grupo. Por el contrario, la mayora de las compaas que operan bajo las diferentes modalidades
contractuales en el Oriente, si cumplen las normas ambientales y existen casos notables de operaciones petroleras en la selva compatibles con el ecosistema.
No se ha fijado una poltica de Estado clara que delimite el campo sobre la conservacin del medio ambiente para la industria y para los actores
54
Ramiro Gordillo
afectados, por lo que la relacin con las comunidades y con las etnias no las
maneja ni las supervisa, sino que ha descargado cmodamente esta responsabilidad en las compaas que ejercen acciones sin coordinacin, muchas
veces de corto plazo y sin ningn marco de poltica general que las proyecte en el tiempo. Las entidades estatales encargadas de la elaboracin de polticas, reglamentos y normas no estn agrupadas, por lo cual su accin es
desordenada, inconsistente y a veces contradictoria. Existe una influencia
exterior en asuntos puntuales con la ptica de manejo de problemas ambientales y de relaciones con la comunidad sin tomar en cuenta las caractersticas propias y las singularidades del Ecuador, por lo cual este tipo de accin, sobre todo cuando individuos extranjeros tratan de llevar a cabo protestas por medio de medidas de hecho, est totalmente fuera de lugar.
Cuando en el ao 2001, se dio la desaparicin tcnica de la Direccin
Nacional de Hidrocarburos, con la idea de contratar con terceros los controles que deben ser realizados por el Estado, el problema empeor.
Captulo 2
Apuestas de la poltica petrolera
Contratacin petrolera ecuatoriana
1972 2003
Luis Alberto Aruz
El estado ecuatoriano es el dueo de los yacimientos de hidrocarburos de
nuestro territorio y realiza su exploracin y explotacin, directamente a travs de Petroecuador o mediante los contratos sealados en el artculo 2 de
la Ley de Hidrocarburos. No se estipula en ninguna parte de la Ley, los contratos denominados de servicios especficos, alianzas operativas ni estratgicas para el desarrollo y explotacin de campos.
La actual contratacin petrolera ecuatoriana es parte de un proceso histrico que tiene como antecedentes las concesiones coloniales espaolas para explotar los bitmenes y breas de la pennsula de Santa Elena, los privilegios otorgados en 1878, los contratos de arrendamiento de la Revolucin
Alfarista de 1898 y 1908, los de arrendamiento al amparo de Ley sobre Yacimientos o depsitos de Hidrocarburos de 1921 a 1937, los de concesin
desde ese ao hasta los de 1972 que alcanzaron los mximos beneficios para el pas a travs del consorcio constituido con Texaco y el de asociacin
que tenamos con City Investing Company.
Las regalas fueron del 12.5% para City y 18.5% para Texaco. El impuesto a la renta unificado para ambos casos fue del 87.31%. El mencionado consorcio, en los 20 aos del contrato, dej al Estado 23.5 billones de
dlares, mientras Texaco recibi la suma de 1.643.458 dlares, lo cual significa el 93% para el uno y el 7% para la otra, segn las liquidaciones oficiales realizadas en 1994 por el Banco Central del Ecuador, el Ministerio de
Finanzas, el Ministerio de Energa y Minas, Petroecuador y Texaco.
Aruz, Luis Alberto (2004). Contratacin petrolera ecuatoriana 1972-2003. En Petrleo y desarrollo
sostenible en Ecuador 2. Las apuestas, ed. Guillaume Fontaine, 57-65. Quito: Serie Foro FLACSO.
Luis Alberto Aruz
58
Actual Government Take
Petroecuador
Producing
P/L Tariff
Transport
Share
Cost
$/B
on 1 M$
Net Profit
(1)
1972
0
1973
0
1974 108,900
1975 166,523
1976 158,596
1977 538,793
1978 568,742
1979 1.010.179
1980 1,575,401
1981 1,613,446
1982 1,205,130
1983 1,194,751
1984 1,334,526
1985 1,286,229
1986 628,435
1987 432,020
1988 519,049
1989 752,140
1990 944,862
1991 818,766
1992 329,549
Totals 15,186,037
0
0
7,452
10,788
11,152
29,734
36,092
39.425
42,199
56,366
59,330
55,431
57,307
71,101
65,917
44,342
48,714
41,038
54,606
62,215
12,547
805,756
0.2400
0.2400
0.2400
0.2400
0.2400
0.2400
0.2400
0.2400
0.2400
0.2400
0,4267
0.4722
0.5249
0.5859
0.6567
0.9400
0.9600
0.9800
1.0000
1.0200
1.0200
0
0
0
0
2,177
99,270
3,475
152,260
4,056
143,388
9,947
499,112
10,920
521,730
11,558
959,196
10,912 1,522,290
11,232 1,545,848
19,856 1,125,944
22,623 1,116,698
26,709 1,250,510
31,486 1,183,641
34,657
527,821
29,227
328,451
51,928
418,408
48,794
662,309
49,540
840,717
51,690
704,861
20,004
296,998
450,791 13,899,492
Net Royal Ties
Over contrib
Income Tax
Other
Total
government
take
(4)
government
take
(5)
0
745
16,457
20,640
16,746
43,259
73,741
50,610
51,748 184,571 184,098 201,413
0 114,288 189,227 136,484
0 156,993 255,601 112,731
0 116,652 159,002
61,836
0 129,661 108,544
55,632
53,820 293,659 128,816
19,956
56,784 483,392 138,677
18,756
23,878 467,511 183,797
81,372
0 466,798 185,261 148,563
19,485 288,152 268,321
92,862
78,935 281,656 266,447
50,245
0 251,287 302,750 137,643
0
69,830 139,553
64,267
85,953
96,290 107,821
3,570
145,067 129,535
94,644
4,801
140,272 154,379
93,102
5,691
126,324 222,952 186,901
7,324
61,298 170,813 120,570
5,992
28,311
58,439
25,683
1,654
888,621 4,180,862 3,229,043 1,282,042
37,841
184,356
721,100
529,259
668,713
836,602
815,568
1,455,447
2,219,869
2,302,406
1,926,567
1,785,518
1,925,823
1,875,322
801,510
652,085
792,456
1,055,753
1,384,217
1,063,535
411,085
23,508,032
in kind from to int market
M$
due to price
(2)
(3)
Esos resultados logramos gracias a la poltica petrolera nacionalista del gobierno del general Guillermo Rodrguez Lara, la aplicacin de la Resolucin
No. 90 de la OPEP y a su respaldo poltico que, lamentablemente perdimos
en 1993. Despus involucionamos totalmente, desde 1982 a los contratos
de prestacin de servicios para la exploracin y explotacin de hidrocarburos, de servicios especficos, participacin, alianzas operativas o estratgicas,
etc. Ninguno de estos contratos pagan regalas, el impuesto a la renta se rebaj al 44.4% luego al 25% y al 15% que tenemos ahora.
Los contratos de prestacin de servicios que duraron hasta 1999, en resumen, dejaron los siguientes resultados:
Contratacin petrolera ecuatoriana
59
Situacin de los contratos de prestacin de servicios. Informacin a fines de 1999
Contratista
Produccin
barriles
Costo+gastos
dlares
Inversin
dlares
Togal C+G+I Reembolsos a Saldo a pagar Tasa de servic.
dlares
Cia. dlares
dlares
dlares
(*)
OCCIDENTAL (**)
43,538,789
200,787,407 286,447,245 487,231,652
368,295,557 149,119,807
ELF BLOQUE 14
4,699,718
22,964,344
941,405,848 114,370,192
50,649,134
72,920,611
6,575,613 1,741,155
ELF-SHIRIPUNO (***) 204,021
1,850,645
10,516,000
2,434,688
9,937,237
252,434
ORYX (**)
27,973,872
89,898,405
192,332,401 282,230,806
210,705,427 149,119,807
TRIPETROL
1,046,541
5,270,509
58,163,655
63,434,164
18,113,096
51,195,532
TIVACUNO (***)
6,944,950
26,470,334
48,071,678
74,542,012
35,473,776
35,066,237
33,050,294
7,628,014 20,746,942
BLOQUE 16 (**)
20,405,454
81,231,417
718,221,527 799,452,944
230,220,765 641,550,655
9,442,789
23,353,786 31,143,210
TOTAL
104,813,345
428,470,061
1,405,158,354
915,892,463
184,900,661
125,182,255 188,149,736
12,366,645
1,833,628,415
Restit. a Part. Estado
Petroec.
dlares
dlares
88,043,165 51,633,878 74,650,633
40,389
54,364,413 35,627,603 59,810,037
1,108,909,886
110,927
17,370
Total generado
1,575,278,855
%de ingreso al Estado
11,84%
(*) El saldo a pagar fue autorizado por el SRI para que las Cas.amorticen en el contrato de participacin.
(**) PETROECUADOR pag en 1999 con su crudo de participacin deudas por 18 MMUS$ a OXY y 9MMUS$ a ORIX y 13 MMUS$ a REPSOL
(***) Contratos de servicios especficos para desarrollo y explotacin.
Separados Tivacuno y Shiripuno, Petroecuador recibi solo el 10% de los
ingresos generados por estos contratos y al pagar el 18.5% de regalas, termin con una enorme prdida. Actualmente tenemos todava el contrato
con AGIP, que desde 1999 reporta los siguientes resultados:
PERODO
Jul-dic 1999
US$
1=2+3+4
2
3
4
5=6+7+8
6
7
8
9
10=11+12+13+14
11
12
13
14
15=1+5+9
16=10
17=16+15
18=7+8+10
19=(8+10)/
Produccin (BBL)
Ingreso bruto (US$)
BPPD
Reembolsos
Costos y gastos
Inv. exploracin
Inv. Des/Prod
Tasa servicios
PR*INA
R(P-C)Q-Impuestos
Imp. Renta+GAP+1%
Restituciones Petroec.
Partcipes
Ley 10 / 20
Ley / 40
CORPEI
Saldo
Costos de Petroec.
Saldo Pas
Margen comercialidad
Rente
Renta petrolera
US$BBL US$
1,731,440
33,093,856
4,744
23,164,176
7,689,506
8,296,260
7,178,410
8,635,248
8,635,248
844,296
450,137
346,288
86,572
17,277
Ene-dic 2000
19.11
13.38
4.44
4.79
4.15
4.99
4.99
0.49
0.26
0.20
0.05
0.01
32,643,720 18.86
450,137
0.26
1,379%
450,137
100.000%
Ene-dic 2001
US$BBL US$
10,594,753
255,559,767
28 ,947
84,388,962
26,890,542
17,145,605
40,352,815
110,256,921
31,982,085
69,840,887
8,433,949
15,374,290
45,539,595
2,648,688
529,738
133,901
42,227,268
210,020,173
45,539,595
21,683%
123,814,431
43,592%
24.12
7,97
2,54
1,62
3,81
10,41
3,02
6,59
0,89
1,45
4,30
0,25
0,05
0,01
3,99
19,83
4,30
US$BBL
12,829,354
233,789,627
35,149
82,636,700
23,079,280
17,145,605
42,411,815
82,888,166
24,296,682
52,719,759
5,871,725
20,406,528
47,858,233
3,848,806
641,468
122,362
43,245,597
185,931,394
47,858,233
25,740%
106,449,717
50,474
20.82
6.45
1.80
1.34
3.31
6.46
1.89
4.11
0.46
1,59
3,73
0,30
0,05
0,01
3,37
14,50
3,73
Ene-dic 2002
US$
Ene-sept2003
US$BBL US$
11,241,862
234,073,308
30,800
88,718,446
28,168,539
17,145,605
43,404,302
74,945,802
15,361,447
53,595,618
5,988,737
18,586,040
51,823,021
3,934,652
562,093
123,033
47,203,243
182,250,288
51,823,021
28,435%
111,407,376
51,892%
20.82
7.90
2.51
1.53
3.86
6.67
1.37
4.77
0.53
1.65
4.61
0.35
0.05
0.01
4.20
16.22
4.61
Oct-dic 2003
US$BBL US$
7,855,406
195,289,531
28,774
72,814,388
22,208,071
12,859,203
37,117,114
63,346,103
11,134,697
46,601,637
5,609,769
13,329,456
46,429,582
3,142,162
392,770
102,900
42,791,750
148,859,947
46,429,582
31,190%
98,640,988
52,756%
24.86
9.20
2.83
1.64
4.73
8.06
1.42
5.93
0.71
1.70
5.91
0.40
0.05
0.01
5.45
18.96
5.91
2003
US$BBL US$
3,318,200
78,428,678
36,067
26,748,722
10,089,959
4,286,401
12,372,362
23,723,863
3,201,300
18,418,479
2,104,084
5,566,528
22,389,565
1,327,280
165,910
41,316
20,855,059
56,039,113
22,389,565
39.953%
42,912,128
57.079%
23.64
8.06
3.04
1.29
3.73
7.14
0.96
5.55
0.63
1.68
6.75
0.40
0.05
0.01
6.29
16.88
6.75
US$BBL
11,173,606
273,718,208 24.50
30,613
98,933,110 8.85
32,298,030 2.89
17,145,604 1.53
49,489,476 4.43
87,069,965 7.79
14,335,996 1.28
65,020,116 5.82
7,713,853 0.69
18,895,984 1.69
68,819,148 6.16
4,469,442 0.40
558,680
0.05
144,217
0.01
63,646,809 5.70
204,899,059 18.33
68,819,148 6.16
33.587%
141,553,117
54.067%
Elaboracin: rea Econmica. Fuente: Reembolsos AGIP, liquidaciones y reliquidaciones provicionales
2000,200Sujeto a cambio por reliquidaciones 1999 y 2002 en base a resoluciones provisionales mensuales
Luis Alberto Aruz
60
En resumen, en este contrato, la compaa ha recibido el 72.24% del ingreso bruto y Petroecuador el 27.76%. Lamentablemente, desde 1997, la Direccin Nacional de Hidrocarburos no ha realizado ninguna auditora y nadie puede dar una informacin oficial definitiva.
Con las leyes No. 44 y 49, pasamos a los contratos de participacin clasificados en dos grupos, el primero referente a las dos licitaciones y el otro
a la modificacin que permiti el cambio de contratos. En los contratos de
participacin, correspondientes a la sptima y octava rondas, a travs de las
columnas X1, X2 y X3 combinadas con las L1 y L2 y la frmula PC = X.Q1
y ms relativas a la clase de crudos, cambio de los precios y otros factores introducidos, para reducir el porcentaje asignado al Estado en las ofertas presentadas por las compaas en esas licitaciones.
Sptima Ronda
OCTAVA RONDA
Compaas
COMPAIAS
Consorcio
Santa Fe
CGC - SAN JORGE
ARCO ORIENTE INC.
CAYMAN
PEREZ COMPANC
VINTAGE
KERR MC GEE
CITY ORIENTE
TRIPETROL
EDC (Gas del Golfo
Bloque L1BPD
BLOQUE
11
23
34
18
31
19
21
27
28
3
L1BPD
15,000
30,000
30,000
35,000
1
30,000
30,000
30,000
20,000
L1MMPCS
30
L2BPD
L2BPD
25,000
50,000
60,000
45,000
60,000
60,000
60,000
60,000
40,000
L2MMPCS
60
X1%
CIA.X1% P.E.
CIA.
PE.
77,0
23,0
81,0
19,0
87,5
12,5
74,2
25,8
80,5
19,5
72,5
27,5
67,5
32,5
79,0
21,0
69,0
31,0
90,0
10,0
X2%
X3%
CIA.
P.E.
CIA.
X2%
X3% P.E.
CIA.
P.E.
CIA.
P.E.
67,0
33,0
57,0
63,0
79,0
21,0
60,0
40,0
86,0
14,0
81,5
18,5
73,9 27,1 71,1 29,0
80,0
20,0
80,0
20,0
70,0 30,0 70,0 30,0
60,0 40,0 60,0 40,0
69,0 31,0 50,0 50,0
55,0 45,0 20,0 80,0
70,0
30,0
69,0
31,0
Octava Ronda
OCTAVA RONDA
Compaas
COMPAIAS
CGC-SAN
JORGE
CGC - SAN JORGE
ARCO ORIENTE
Arco
OrienteINC.
Inc.
PEREZ COMPANC
PEREZ COMPANC
Bloque L1BPD
BLOQUE
23
23
34
34
31
31
L1BPD
30,000
30,000
30,000
30,000
1
1
L2BPD
L2BPD
50,000
50,000
60,000
60,000
60,000
60,000
X1%
CIA.X1% P.E.
CIA.
PE.
81,0
19,0
81,0
19,0
87,5
87,5 12,5
12,5
80,5
19,5
80,5
19,5
X2%
X3%
CIA.
CIA.X3% P.E.
X2% P.E.
CIA.
P.E.
CIA.
P.E.
79,0 21,0
21,0 60,0
60,0 40,0
79,0
40,0
86,0
18,5
86,9 14,0
14,0 81,5
81,5 18,5
80,0
20,0
80,0
20,0
80,0 20,0 80,0 20,0
En estos cuadros, destacamos el caso del gas del Golfo de Guayaquil en el
que la compaa EDC se asigna el 90% de la produccin del campo Amistad y a Petroecuador le entregan el 10% que no alcanza a cubrir la regala
del 16% sealada en el artculo 49 de la Ley de Hidrocarburos.
Como el Art. 29 de los decretos 1416 y 1417 no permitan el cambio de
1 NdE: en los contratos de participacin clasificados (PC), XQ equivale a un porcentaje de la
quantidad producida.
Contratacin petrolera ecuatoriana
61
un contrato a otro, mediante el Decreto No. 2633, las compaas lograron
este propsito y en detrimento del Estado, tenemos los siguientes resultados:
Participacinn en la produccin de los contratos modificados y de participacin (hasta dic. de 2003)
Contratista
Bloque
PERENCO
7
PERENCO
21
REPSOL
16
OXY
15
OXY
Yana Quincha
AEC (CITY)
Tarapoa
CITY ORIENTE
27
CNPC AMAZON
11
ECUADOR TLC
18(pata)
VINTAGE
14
VINTAGE
17
TOTAL
Fecha
Produc.
Produccin
Estado
Abr-00
Dic-03
Ene-97
Jul-99
Ago-03
Ago-95
Nov-98
Ene-01
Ene-01
Jun-99
Abr-00
6099485 1226768
13041
2569
73907624 13053890
31771662 4805352
1231606
184880
55072946 15344814
2389532
561951
256295
69927
158189
52021
6146757
794718
2490541
311319
179537678 36408209
Compaa
20.11
4872717
19.70
10472
17.66 60853734
15.12 26966310
15.01
1046726
27.86 39727715
23.52
1827581
27.28
186368
32.89
106168
12.93
5352039
12.50
2179222
20.28 143129052
%
79.89
80.30
82.34
84.88
84.99
72.14
76.48
72.72
67.11
87.07
87.50
79.72
Al modificar los contratos de prestacin de servicios para pasar al de concesin denominado de participacin, no se hicieron las liquidaciones del caso, los saldos que deba Petroecuador pasaron a los nuevos contratos por una
suma de alrededor de los 1.108,9 billones de dlares y los reembolsos y tasas de servicio por una suma parecida desaparecieron de los activos de Petroecuador en perjuicio de toda la nacin.
En los convenios de explotacin conjunta de los yacimientos comunes
transformados en contratos de participacin, en desmedro a la equidad del
reparto del crudo a las partes segn el porcentaje de las reservas del yacimiento perteneciente a cada una de ellas, tal como se puede observar en el
siguiente resumen:
Yacimientos comunes
Contratista
Perenco
REPSOL
OXY
AEC(CITY)
AEC(CITY)
AEC(CITY
ECUADOR TLC
TOTAL
Yacimientos
comunes
Coca-Payamino
Bogui-Capirn
Limncocha
Eden Yuturi
Fany
Marian
Palo Azul
% Reservas
Estado Comp.
Fecha Produccin Petroecuador
produc.
54,00
85,00
80,00
67,30
78,56
7,60
95,00
72,00
Abr-00
Ene-97
Jul-99
Nov-02
Ago-95
Ago-95
Ene-03
46.00
15,00
20,00
32,70
21,44
92,40
5,00
28,00
12330051
17311773
11164097
10824756
29167715
2475760
4265653
87539805
3410112
3521441
6720736
2162274
8792934
694207
2103390
27407094
Compaas
27,66
20,34
60,20
19,99
30,15
28,04
49,31
31,31
8919939
13790332
4443361
8660482
20374681
1782070
2162263
60133128
72.34
79,66
39,80
80,01
69,85
71,98
50,69
68,69
Luis Alberto Aruz
62
En los contratos de servicios especficos celebrados para el desarrollo y explotacin de los campos Tivacuno y Shiripuno, al margen de las disposiciones del Art. 19 de la Ley de Hidrocarburos, sin licitacin ni pago del valor
de las reservas entregadas, sus resultados constan en el cuadro de prestacin
de servicios.
Sobre los campos marginales cedidos a la explotacin privada, y que a
mi juicio son los que mayores participaciones dan a Petroecuador en el reparto de produccin incrementada, encontramos que despus de recibir la
produccin de la lnea base, obtiene las siguientes cantidades de petrleo.
Contratos campos marginales
Contratista
Fecha Produccin
producc.
PINDO
PALANDA YS
BERMEJO
TIGUINO
CHARAPA
TOTAL
Ago-99
Ago-99
Ago-99
Feb-00
Ene-00
5033631
351009
10250588
6576054
131549
25504831
Estado
Compaa
3435883
1966692
7565664
3961317
98252
17027808
68.26
55.98
73.81
60,24
74.69
66.76
1597748
1546317
2684924
2614737
33297
8477023
31.74
44.02
26,19
39,76
25.31
33.24
En el 2001, los contratos de las alianzas operativas creadas fuera de la Ley,
mediante acuerdo interministerial, firmado por los ministros de Finanzas y
de Energa y Minas, permitieron entregar a una compaa de servicios la explotacin de los campos Vctor Hugo Ruales y Atacapi Paraguaco.
En las noticias de prensa se dice que estos contratos son excelentes para
Petroecuador, pero todos sabemos que son mejores para los contratistas por
su adjudicacin directa, duracin, altos intereses, precios mayores a los de la
competencia, pagos asegurados con fideicomiso y otras estipulaciones severamente criticadas por la Contralora General del Estado.
En el Registro Oficial No. 170 del 25 de septiembre de 2000 se public
el Decreto No. 799 sobre las alianzas estratgicas a celebrarse con las empresas petroleras estatales. Revisados los contratos firmados en el 2002 con la
compaa SIPETROL para la explotacin de los campos Paraso, MCD, Biguno y Huachito, encontramos que estas alianzas en lugar de ser equilibradas, equitativas, justas y de beneficio mutuo de las partes, lamentablemente
son iguales o peores a los contratos celebrados con otras denominaciones.
Contratacin petrolera ecuatoriana
63
Desconocemos los trminos de los acuerdos de entrega del crudo diluyente a varios contratistas pero s sabemos que las mezclas de los crudos menores a 20 API con el petrleo de Petroecuador de 29 API, ocasionaron
una prdida de 5 que afectaron a las ventas realizadas en el mercado internacional, al transporte por el SOTE y en las refineras al aumentar del 30 al
50 % la produccin de residuo, obligaron a importar gasolinas, naftas, LPG
y diesel por ms de 500 millones de dlares al ao.
La afirmacin de los allegados a las compaas de que el estado ecuatoriano recibe el 75% de la renta petrolera nos oblig a concurrir al Servicio de Rentas Internas (SRI) y el aporte que entregaron tenemos en el siguiente cuadro:
N. Compaas
Bloque
1996 (S/.)
1 VINTAGE OIL ECUADOR
14
2 OCCIDENTAL
15
3 REPSOL
16
4 CAYMAN
18
5 CANADA GRANDE
1
6 EDC
3
7 KERR MC GEE
7
8 AGIP OIL
10
9 LUMBAQUI
11
10 PEREZ COMPANC
31
PRENCO
11 CITY INVESTING
Tarapoa
12 TECPECUADOR S.A.
Bermejo
13 TECNIE SERVICIOS
Charapa
PETROLEROS
14 BELLWETHER
INTERNATIONAL
Charapa
15 PETROLEOS
SUDAMERICANOS
Pindo y Palanda
16 CPVEN
Tiguino
17 PECS IECONTSA S.A.
Tiguino
18 GRANTMINING S.A.
Tiguino
19 PETROLEOS
COLOMBIANOS
LIMITED
Tiguino
20 VINTAGE
PETROLEUM
ECUADOR
19
21 PETROBRAS
Impuetso a la renta Compaas petroleras 1996-2002
1998 (S/.)
1999 (S/.) 2000 (US$M) 2001 (US$M) 2002 (US$M)
1997 (S/.)
0
0
0
0
0
0
0
6,094,186,816 5,759,920,652 5,064,787,428 9,812,889,394 15,257,175 9,293,062 1,786,496
5,592,176,172
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
1,348
2,858
4,732
0
0
0
4,774,602,335 1,406,759,058 4,410,670,206 7,049,402,880 4,962,975 3,865,620 1,515,124
0
0 11,629,503 16,536,046 10,191,299
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
658,098
0 120,679,498
2,982,254,261 12,247,703,103
0
0
0 6,673,647 8,632,716
0
0 140,379
0
59,341
234,331
605,347
1,935,366
111,249,967
27,071
31,557
45,058,495
0
134,302
0
8,510
0
0
0
147,766,074
0
6,896
0
15,707
0
7,400
0
0
0
0
0
0
77,690
31,681
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
109,672
Luis Alberto Aruz
64
N. Compaas
Bloque
1996 (S/.)
22 BURLINGTON
RESOURSES
ECUADOR
23 CITY ORIENTE
LIMITED
TRIPETROL
HOLDING INC
24 OTRAS
TOTALES
Cotizacin del dlar
Equivalencia en dlares
Impuetso a la renta
1998 (S/.)
1999 (S/.)
1997 (S/.)
2000 (US$M) 2001 (US$M) 2002 (US$M)
24
1,450,400
27
17,723
19,488,512,410 19,415,122,462 9,477,393,009 17,241,987,813 32,041,054 36,410,190 24,534,972
S/. 6,825.00
S/. 16,080.00 S/. 25,000
S/. 25,000
S/. 25,000
S/. 3,191.30
S/. 4,391.90
US 6,106,762.89 US 4,420,665.01 US 1,388,629.01 US 1,072,262.92 US 32,041,054 US 36,410,190US 24,534,972
Como estas cifras nos parecan increbles, analizamos las declaraciones del
impuesto a la renta en el ao 2002 y en lo principal constatamos en el
cuadro de la siguiente pgina.
Segn estos resultados, nos preocupa saber que las compaas pierden
millones de dlares y, sin embargo, continan en el pas con sus actividades
petroleras.
En estos das, el Congreso Nacional tratar las reformas a la Ley de Hidrocarburos y parecera que al contrato de asociacin y al de obras y servicios especficos les quieren transformar en otros de participacin, o concesin al aadir una participacin disimulada que nos lleva a recibir el 10 % en los crudos
menores de 20 grados API y al pago en especie a las compaas de servicios.
El reestablecimiento del contrato de gestin compartida es necesario para incrementar la recuperacin de las reservas y la produccin de los campos deteriorados de Petroproduccin, siempre que se mantenga la participacin mnima del 35%, las operaciones conjuntas y eliminen el ltimo inciso por improcedente.
Volver a cobrar las regalas en todos los contratos, es justo y necesario. Limitar su celebracin al mximo de dos y prohibir los suscritos fuera de la ley,
es positivo. Todos los ecuatorianos esperamos que por esta vez los diputados
procedan de acuerdo con los intereses nacionales. Como Petroecuador no
puede mantenerse en crisis permanente, sin financiamiento ni estabilidad administrativa, es urgente que el Congreso le transforme en una verdadera empresa petrolera, en centro de ganancias y en base de nuestra soberana.
Contratacin petrolera ecuatoriana
65
Impuesto a la renta de las compaas petroleras privadas
Ao 2002
COMPAA
1 AGIP OIL DEL ECUADOR B.V.
2 BELLWETHER INTERNATIONAL INC.
3 BURLINTON
4 CANADA GRANDE LIMITED
5 CANAM OFFSHORE LIMITED
6 CAYMAN INTERNATIONAL EXPLORATION S.A.
7 CITY INVESTING COMPANY LIMITED
8 CITY ORIENTE LIMITED
9 ECUADOR TLC S.A.
10 EDC
11 GRANT MINING
12 KERP MODEE EUADOR ENERGY CORP.
13 LATINOAMERICANA
14 LUMBAQUI
OIL LTD.
15 OCCIDENTAL EXPOR. AND PRODUC. COMP.
16 OVERSEAS
17 PERENCO
18 PEREZ COMPAN
19 PETROBELL INC.
20 ETROBRAS ENERGIA OPERAACIONES EC. S.A.
21 PETROLEOS COLOMBIANOS LIMITED
22 PETROLEOS SUDAMERICANOS
23 PETROLEOS SUDAMERICANOS DEL ECUA.
24 PETROMANABI
25 PREOSUD
26 REPSOL-YPF ECUADOR S.A.
28 SANTA FE
29 TECPECUADOR S.A.
30 TRIPETROL EPLOR.N AND PRODUCC. INC
31 TRIPETROL HOLDING INC
32 VINTAGE OIL DEL ECUADOR
33 VINTAGE PETROLEUM ECUADOR INC
34 YPF ECUADOR INC
TOTAL
RUC #
1791401492001
1791433300001
1791713206011
1791401557001
1790813355001
1791358635001
1790749509001
1791285131001
1791766792001
1791326830001
1791320557001
1791003926001
1791242920001
1791283988001
1790663981001
1790728005001
1791823508001
1791333837001
1791738756001
1791795121001
1791714164001
1791431855001
1791414594001
0991244395001
1791749146001
1791753283001
1791408683001
1791283988001
1791410130001
1790703339001
1791292545001
1790791967001
1791298373001
1790889629001
INGRESOS
COSTOS Y
GASTOS
RELACION
1/3
IMP. A LA
RENTA
10,191,299
19.54
19,974,149
838,362
21,589,238
1,149,777
229,494,351
6,899,382
4,621,190
8,788,343
7,788,621
29,044,898
1,302,738
705,482
171,105,631
68,997,373
11,432,770
2,837,256
19,547,526
6,990,652
5,541,402
2,847,141
13,152,255
793,822
22,895,801
1,278,873
188,683,218
13,978,433
5,639,076
14,036,006
7,518,387
57,458,070
1,371,929
13,768,512
173,961,392
74,291,899
8,346,658
3,179,075
19,524,456
20,604,195
1,450,400
4,732
7.26
0.56
8,632,716
3.76
1,866,005
9,333,786
682,380
18,655,635
70,132,295
123,824,217
3,268,040
19,060,666
2,076,958
10,385,884
608,914
20,190,581
80,972,773
126,430,576
3,265,731
18,952,203
24,934,457
30,092,598
937,031,112
941,846,818
52,165,892
0
77,690
1,515,124
0
1.00
5.22
1,786,496
0
658,098
0
31,681
109,672
1.04
5.76
0.16
1.57
17,145
0
2.51
59,342
0.31
24,534,395
2.62
En conclusin, es necesario realizar una auditora total de los contratos
de exploracin y explotacin de hidrocarburos firmados desde 1982, sustituirlos por otros de asociaciones en consorcio y lo ms importante es insistir
en la necesidad de modificar sustancialmente la ley especial de Petroecuador.
Si no logramos estos cambios, nuestra industria petrolera va a terminar en el
colapso. Los hidrocarburos pertenecen al pueblo ecuatoriano y su exploracin y explotacin tiene que realizarse en funcin de los intereses nacionales.
Importancia del petrleo
en el Ecuador
Jos Gordillo Montalvo
Una introduccin til y conveniente
En algunos estudios se expresa que el petrleo se form de un conjunto de micro organismos y detritus vegetal que se transform y acumul a lo largo de
milenios en capas gaseosas o pastosas, y que en ciertas ocasiones ha aflorado en
forma de gas, de lquido o pasta. Vestigios de tales afloraciones se han registrado en diversas comunidades del mundo, de all que la denominacin del petrleo y sus derivados tiene una variada fuente idiomtica, como por ejemplo:
asfalto, que es de origen griego; oil, de origen ingls y aceite que es espaol.
Si nos remitimos a bibliografa especializada, recordaremos que en la denominada Edad de Hierro se hace referencia a afloraciones de aceite cuyo
empleo en lmparas y candiles permiti que se establezca el llamado culto al
fuego por parte de varias sociedades, adems de utilizarlo como arma en las
guerras o lumbre de sus viviendas.
Posteriormente y ubicados ya en Centro y Sudamrica, es notorio el caso de los aztecas, de quienes se indica que mordan betn como que fuera
chicle, adems que a ese producto hidrocarburfero le daban un uso ceremonial y curativo. Los incas lo utilizaban para fortalecer el cabo de las velas de
sus barcazas.
Antiguos vestigios en Ecuador denotan que haba afloraciones espontneas que permitieron a sus habitantes emplearlo en farmacopea y en revestimiento de cabos de barcazas, as como calafateo de embarcaciones.
Gordillo Montalvo, Jos (2004). Importancia del petrleo en el Ecuador. En Petrleo y desarrollo sostenible en
Ecuador 2. Las apuestas, ed. Guillaume Fontaine, 67-73. Quito: Serie Foro FLACSO.
68
Jos Gordillo Montalvo
Exploracin y produccin petrolera en la pennsula
En el caso ecuatoriano, las primeras actividades exploratorias y de explotacin petrolera en la poca moderna se dieron en los territorios de la actual
provincia del Guayas, en reas asignadas a nombre de personas naturales, tales como un seor de apellido Mier y luego de compaas tales como Carolina Oil Co., Anglo Ecuadorian y Cautivo Petrolera Ecuatoriana, todas ubicadas en la pennsula de Santa Elena. Las modalidades contractuales en todos
estos casos, fueron las de arrendamiento o concesin, con un pago de regalas que oscilaba entre 5 y 11%, pero una produccin de 5 mil barriles que
paulatinamente fue descendiendo hasta llegar a apenas 400 barriles y la determinacin de que tal actividad no era rentable; motivo por el cual no declaraban utilidades y que debido a esa pequea produccin deban importar
gasolinas para satisfacer el mercado local, que a esa poca era pequeo an.
Exploracin y produccin petrolera en el Oriente
En el ao 1964, bajo la administracin de la Junta Militar de Gobierno, se
otorg al Consorcio Texaco-Gulf, en la regin amaznica una concesin de
cerca de un milln y medio de hectreas para que efecte prospeccin petrolera y explote los recursos que obtenga por el lapso de 40 aos.
Por cierto, la mencionada concesin no fue la primera realizada en la
Amazona, pues antes de sta ya se concedi amplias reas para exploracin
por parte de las empresas Leonard Exploration y Royal Dutch Shell, las cuales expresaron que no haban encontrado petrleo lo que origin la frase el
Oriente es un mito, equivocada sentencia pronunciada por el entonces presidente de la repblica, Galo Plaza Lasso.
El ao 1967 marca un hito en la historia petrolera ecuatoriana con el
descubrimiento de interesantes reservas por parte del consorcio formado
por las empresas Texaco y Gulf. El pozo descubridor Lago Agrio 1, perforado hasta un poco ms de diez mil pies de profundidad hizo brotar petrleo
en un caudal que super 2600 barriles diarios. Este interesante evento atrajo la mirada de otras empresas, varias de las cuales suscribieron con el gobierno acuerdos de concesin y el gobierno promulg importantes leyes en
materia hidrocarburfera.
Importancia del petrleo en el Ecuador
69
Funcionamiento de la empresa estatal petrolera
Conforme lo ha mencionado el doctor Aruz, el ao 1972 es un significativo punto de referencia para la nueva historia petrolera, a causa de la creacin de la Corporacin Estatal Petrolera-CEPE, por parte del gobierno nacionalista que a esa poca nos rega.
Dicha empresa tom a su cargo actividades referidas a las fases de exploracin, explotacin, transporte, refinacin y comercializacin, conforme a
su ley constitutiva y a la Ley de Hidrocarburos. Negoci contratos de asociacin para exploracin; tom control sobre el poliducto Durn Quito,
administrado por la Empresa de Ferrocarriles y hasta entonces, la nica lnea de transporte de combustibles. En esta poca, Ecuador se incorpor a
la Organizacin de Pases Exportadores de Petrleo, en la cual el doctor
Aruz tuvo activa participacin en calidad de asesor del contralmirante Jarrn Ampudia, a la sazn ministro de Energa y, algn momento, presidente ejecutivo de la OPEP.
Durante este perodo, CEPE tom importantes decisiones tales como
construir la Refinera Estatal de Esmeraldas, adquirir el 25% de las acciones
del Consorcio Texaco-Gulf y luego comprar todas las acciones de Gulf, de
modo que qued como socio mayoritario del Consorcio (62,5%), aunque
la operacin continu a cargo de la empresa Texaco hasta que en los aos
1990 y 1991, Petroecuador tom bajo su entera responsabilidad las operaciones a travs de la filial temporal Petroamazonas, primero y luego de Petroproduccin en su calidad de empresa filial permanente.
Los ingresos generados por el petrleo fueron cuantiosos, aunque a criterio de Aruz no se puede establecer adnde fueron a parar, ni se puede determinar si hubo beneficio para la nacin. Personalmente, estimo que s lo
hubo pues de otra manera no habramos podido mejorar las redes viales, ni
habramos logrado realizar considerables inversiones en los sectores elctrico y de telecomunicaciones. Hubo crecimiento de reas urbanas, tales como
Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Manta, en las que las condiciones de
vida mejoraron paulatinamente y se gener una clase media numerosa y robusta. Sin embargo, ese crecimiento no fue definitivo pues no se canaliz
hacia actividades productivas, como pudo haber sido el fortalecimiento industrial, agrcola o minero, a pesar de las leyes de fomento industrial que favorecan la inversin mediante exoneracin de impuestos, pero que no ge-
70
Jos Gordillo Montalvo
ner una robusta actividad productiva que a la vez sea competitiva en el plano internacional y fomente de modo estable la generacin de fuentes de trabajo en el sector privado. Y, por el contrario, se acrecent el consumo de
bienes importados a bajo precio.
El empleo se incentiv al interior de las instituciones del gobierno central o de los organismos seccionales y autnomos, a la par que se increment de modo indebido el monto de la deuda externa en cada uno de los gobiernos por efecto del incontrolado gasto y la inflacin que no se pudo o no
se dese controlar.
Esta poca se caracteriz tambin por el aumento del precio de los combustibles en cerca de cincuenta veces; la variacin del tipo de cambio de la
moneda que de 25 sucres por dlar pas a cerca de 10000 sucres hasta el
proceso de dolarizacin con una cotizacin de 25000 sucres por dlar en el
gobierno del presidente Mahuad.
En el plano de la contratacin petrolera, el contrato que se haba suscrito con el Consorcio Texaco Gulf y que pareca inconveniente para el
Ecuador, resulta ptimo si se lo compara con los resultados alcanzados por
los ltimos gobiernos en la aplicacin de los contratos de participacin y
los de prestacin de servicios y los nuevos contratos de asociacin. Mientras el Consorcio pagaba 87% en concepto de impuesto a la renta, empresas que suscribieron posteriores contratos entregan apenas un 44% e inclusive en los ltimos contratos el ingreso para el Fisco apenas llega a un 15%.
Situacin que se debe a que se han aceptado cuantiosos valores de gasto e
inversin en las etapas de exploracin e inicio de la explotacin, lo cual ha
sucedido por haber designado como representantes del Estado en los denominados comits de administracin de los contratos a personas no preparadas o no comprometidas con los intereses nacionales. Se han designado a relacionadores pblicos o actores polticos a quienes se ha deseado
compensar un favor de campaa electoral. Ellos, sin tener la preparacin
necesaria, han debido conocer y otorgar la aprobacin de cuantiosos gastos e inversiones realizadas por las compaas privadas, bajo el supuesto
que tales egresos monetarios son de su peculio y sin ser capaces de comprender que en caso que dichas empresas declaren la comercializacin de
los yacimientos, todo ello se debera reponer a travs del mecanismo de
amortizacin de la inversin realizada y aprobada por el comit en la fase
de exploracin.
Importancia del petrleo en el Ecuador
71
En las pocas ocasiones en que actuaron delegados con capacidad y conocimiento, adems del criterio de honestidad, los costos y gastos fueron
menores y en varios casos inclusive se logr recuperar para el Fisco altos valores, que otrora haban sido indebidamente aceptados como costos de produccin. Vale citar la recuperacin de costos en el caso de la empresa City
Investing Co. en el campo de operacin unificada con CEPE, aunque lamentablemente aos despus se revirti esta decisin por un favor concedido por posteriores administradores, quienes al parecer laboraban ms en beneficio de las empresas que en pro del Estado, para quien trabajaban y de
quien reciban la remuneracin que les otorgaba el privilegio de ejercer esa
representacin.
En otras ocasiones ha sucedido que en las altas esferas de la administracin del sector energtico han estado personas que, pese a ser conocedores del sector petrolero, no han protegido los intereses nacionales sino el de
las empresas, actuando en su favor, pese a que en su calidad de ministros o
subsecretarios de Estado eran altos ejecutivos del directorio de la empresa
estatal o miembros del Comit Especial de Licitacin, CEL. Esto responde a la inquietud de Luis Aruz, quien preguntaba porqu se haban entregado campos compartidos o porqu se haban efectuado cambios en las
clusulas contractuales, lo cual ha determinado que al Estado le corresponda una proporcin cada vez menor y, sin embargo, las empresas han expresado que pierden o tienen pocas utilidades, razn por la que no pagan impuestos.
A criterio del doctor Aruz, otra de las fallas fue la creacin de Petroecuador en reemplazo de la antigua CEPE, apreciacin que no comparto plenamente. Considero que el cambio fue positivo y la administracin funcionaba adecuadamente mientras el control de los elementos administrativos y
financieros estaba centralizado en la matriz del holding, apreciacin que se
basa en el tiempo que me cupo la posibilidad de ejercer la vicepresidencia
ejecutiva del sistema Petroecuador.
Considero que los problemas vinieron cuando se tom la decisin de
descentralizar el manejo presupuestario y se otorg a cada uno de los gerentes de filial la posibilidad de contratar personal.
Y, por cierto, el problema administrativo y financiero se ahond cuando el gobierno del presidente Durn Balln redujo o elimin, mejor dicho - la posibilidad de que Petroecuador pueda emplear el 10% de su pre-
72
Jos Gordillo Montalvo
supuesto en la ejecucin de programas y proyectos con nuevas actividades
de inversin.
Como consecuencia de esta cuestin, Petroecuador no funciona como
una verdadera empresa, pues no puede reinvertir; no realiza actividades de
mantenimiento de sus instalaciones petroleras, ni de refinacin o transporte. Con frecuencia tiene carencia de repuestos y la posibilidad de adquirirlos en el exterior es tan difcil como lo habr sido a sus inicios, ya que se elimin la oficina de compras que se mantena en la ciudad de Houston, Texas, la cual no solo que adquira con mayor presteza, sino que lo haca de
manera ms econmica justificando as su existencia. Imagino que la presin ejercida por algunos intermediarios comerciales habra determinado
que en los aos 1993 o 1994 se haya suprimido esta dependencia, con una
administracin del sector petrolero estatal y un gobierno igual o semejante
al que decidi apartar al Ecuador de la OPEP.
Inquietudes como consecuencia del mal funcionamiento
Sera bueno averiguar o al menos intuir por sugerencia y en beneficio de
quin se tomaron las decisiones antes indicadas. Ello debe quedar escrito en
las pginas de la historia. Y en esas pginas tambin se debera escribir lo que
ha acontecido con las decisiones tomadas respecto a la definicin de campos marginales y los intentos de privatizacin de la actividad petrolera en el
Ecuador, bajo el pretexto de la ineficacia del sector pblico que contrasta
con la eficiencia del sector privado.
Al respecto inquiero: slo por ser pblico algo o alguien es deficiente y
por ser privado es eficiente? Considero que no. Si as fuera, consulto: no estuvieron en manos privadas las actividades financieras y bancarias que tanto dao causaron en aos recientes en el Ecuador?
Creo, adems, que cierta clase de actividad puede ser catalogada como
estratgica y en el caso ecuatoriano esa es la actividad petrolera, debido a la
cuanta de recursos que genera para el Fisco y la posibilidad de que con ellos
se puedan y deban efectuar inversiones sociales y productivas que den alivio
a las necesidades de vida de la poblacin.
Para el Ecuador, la produccin y comercializacin petrolera es estratgica como lo es la propiedad y la administracin del canal interocenico para
Importancia del petrleo en el Ecuador
73
Panam y lo es la exploracin del espacio para Estados Unidos. Ni uno ni
otro desearan privatizar su propiedad, aunque s pueden concertar acuerdos
y suscribir contratos para delegar parte de la produccin o administracin
de estos servicios, como nosotros lo podramos hacer y lo hemos hecho mediante la suscripcin de contratos de exploracin.
Lo diferente es que tal administracin debe estar adecuadamente contratada; que sus beneficios deben ser justamente compartidos, y que los
eventuales perjuicios sean oportunamente identificados para procurar evitarlos, o evaluados para que sean cuantificados y valorados con el propsito
de compensarlos.
No podemos olvidar el dao ambiental que ya se ha causado y debemos
procurar que en toda actividad petrolera del futuro se proteja a todos los seres vivos: de la especie humana y todo cuanto pertenece a la fauna y la flora. Pensemos que la Amazona en su conjunto es un pulmn del mundo que
debemos cuidar. El respeto a los habitantes y dueos ancestrales de la Amazona es relevante.
Metodologas de relacionamiento
comunitario no ortodoxas:
anlisis poltico para abordarlas
nfasis en el sector petrolero
Ivn Narvez
El Estado es el responsable de establecer las polticas ambientales y de relacionamiento comunitario en el sector petrolero; lo viene haciendo a partir de una
base filosfico-poltica y tcnico-econmica tamizada por el discurso de la sustentabilidad, ms visible desde la Conferencia de Ro de Janeiro realizada en
junio de 1992, y conforme a lo que establecen la Constitucin Poltica, la Ley
de Gestin Ambiental, la Ley de Prevencin y Control de la Contaminacin,
el Reglamento de Consulta y Participacin, el Reglamento Sustitutivo del Reglamento Ambiental para las Operaciones Hidrocarburferas en el Ecuador, y
otras normas jurdicas e instrumentos administrativos pertinentes.
Con el fin de visualizar si la prctica empresarial petrolera en materia socio-ambiental est cumpliendo con el mandato constitucional y el ordenamiento jurdico1 en general, se aborda el tema dentro del mbito de gestin
de las empresas privadas y estatal, del rol que el propio Estado cumple en
ese proceso en cuanto gestor de las polticas socio-ambientales en referencia,
y del nivel socio-organizativo de los pueblos indgenas ubicados en las reas
de influencia petrolera, elemento poltico fundamental para exigir y verificar la aplicacin de esos instrumentos tcnico-jurdicos.
1
La organizacin y fundamentacin del Estado requieren de un ordenamiento jurdico, cuya norma superior la de mayor jerarqua- es la Constitucin, por su contenido e importancia. El ordenamiento jurdico con su pluralidad de normas, leyes, reglamentos de leyes, decretos, ordenanzas,
etc., encuentra en la Constitucin su unidad y, al mismo tiempo, su validez. Es con apego a la
Constitucin, en el acatamiento de sus disposiciones, que se forma el sistema jurdico que rige en
el pas. Todo lo que se oponga o contradiga a lo prescrito en ella no tiene validez jurdica: es inconstitucional. (Salgado, 1987: 13)
76
Ivn Narvez
Para el efecto se parte de un anlisis bsico de la nocin poltica ambiental. La nocin poltica ambiental implica definir previamente los
conceptos ambiente y poltica. Respecto al concepto ambiente, una vertiente asume al ambiente desde una perspectiva de carcter integral (visin holstica), es decir, entendiendo al ser humano como parte constitutiva de la
naturaleza y en forma indisociable del ambiente, dialcticamente interrelacionados. Comprende al ambiente como el espacio creado por la interrelacin de los elementos fsicos: tierra, aire, agua y biticos: flora, fauna y seres humanos, en cuanto el ser humano es animal racional que vive en sociedad y crea productos culturales que tambin son parte constitutiva del ambiente (Rodrguez y Roggiero, 1994: 46) siempre dinmico y como un producto histrico (creacin social). Concluyen sealando que no existe aquel
estado natural y peor original del ambiente.
La segunda perspectiva asume al concepto ambiente como el conjunto
de elementos crticos relativos al aire, agua, suelo dentro de los procesos que
los afectan, particularmente la contaminacin.
Por su parte el Estado, en general, comprende al ambiente como un sistema interrelacionado en ambas direcciones con otros sistemas, los cuales
determinan al ambiente y son determinados por l. Esto incluye variables fsicas, biticas, econmicas, socio-culturales y, en consecuencia, polticas. A
partir de entonces el Estado trata de incorporar la idea de ambiente como
un todo (procesos y elementos) en planes, programas y proyectos, pero que
son diferentes a las variables ambientales de un plan, programa o proyecto
especfico, aunque estn interrelacionadas entre s.2
Con respecto al concepto de poltica est sujeto a diversas interpretaciones y tiene como base la teora del poder, directamente relacionada al gobierno del Estado. Actividad humana tendiente a regir los asuntos pblicos.
2
La nocin ambiente tambin es asumida desde una posicin externa: se trata del conjunto de elementos vivos (plantas, animales) y sus bases de sustento (tierra, agua, aire), pero donde el ser humano es un factor. El ambiente es entendido como la naturaleza. A partir de aqu se pueden observar dos tendencias: la que reconoce en el ambiente un valor casi sagrado, por lo que no puede
ser alterado y, otra que asume al ambiente desde una triple dimensin: a) Como un conjunto de
elementos que estn a disposicin de los seres humanos para ser aprovechados y manipulados en
forma ilimitada y en funcin del inters econmico crematstica-, b) Considerando como nico
lmite de aprovechamiento del ambiente las necesidades humanas antropocntrica- y c) viendo al
ser humano como un accidente desgraciado que pone en peligro el equilibrio y la permanencia de
la naturaleza geocntrica-.
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
77
En el sentido ambiental, el Estado ha asumido a la poltica como la
identificacin completa de objetivos, estrategias, tcticas, planes, programas
y proyectos en el campo especfico. En todo caso el trmino poltica ambiental3 contina conceptual y operacionalmente en franco desarrollo y no
escapa a la macro comprensin que propicia la ecologa poltica4.
Un tercer elemento que corresponde considerar es el diagnstico ambiental y social del proceso extractivista de recursos naturales no renovables,
a fin de establecer el nivel de gravedad de los impactos fsicos, biticos y sociales en las reas de influencia, y precisar si se aplicaron, se aplican o no polticas socio-ambientales pblicas, o si se requiere crearlas para que rijan las
operaciones empresariales privadas y pblicas.
Se deduce que las polticas ambientales deben ser coherentes con las
prescripciones de la norma constitucional, leyes generales, ordenanzas
municipales, convenios internacionales y dems normativa ambiental secundaria, en funcin de los objetivos ambientales del Estado y del manejo tcnico adecuado de los impactos negativos socio-ambientales que desencadenan los procesos: minero, hidrocarburfero, agroindustrial, maderero, etc.
Una vez dictadas las polticas ambientales por el gobierno nacional en
cada caso- a travs de las instituciones correspondientes y en base a la normativa vigente, de la ejecucin, cumplimiento y control de dichas polticas
son responsables el gobierno nacional (Estado), sus organismos e institucio-
Muchos de los conceptos de poltica ambiental sostienen un enfoque predominantemente tecnocrtico, limitndose a disear soluciones desde la perspectiva racional tcnico-cientfica, el qu hacer, sin profundizar mucho en el aspecto de realizarlas, el cmo hacer. El cmo hacer es el punto
central para la implementacin de las polticas. Para lograr la eficacia de las polticas ambientales
es necesaria su incorporacin en todos los sectores polticos. Adems se requiere una coordinacin
eficaz entre las polticas ambientales y las econmicas. En conclusin, la poltica ambiental tiene
que enfrentarse con los mismos problemas que otros sectores polticos tienen. En definitiva, la poltica ambiental no puede ser ms eficaz de lo que es la poltica en general. Slo en la medida en
que el Estado sea capaz de controlar los proceso econmicos y sociales, es posible que pueda influir en los factores determinantes de la problemtica ambiental ( Kenber, 1999: 18,19)
La ecologa poltica es la ciencia que estudia los conflictos ecolgicos, por ejemplo: del relacionado con los debates sobre la deuda ecolgica y el intercambio ecolgico desigual ha surgido el trmino biopiratera, adems de que ha habido protestas contra empresas extranjeras de bioprospeccin que compran muy barato recursos genticos y conocimiento indgena. (Martnez Alier 2001:
440,441). Precisamente estos son temas de preocupacin de la ecologa poltica.
Ivn Narvez
78
nes especializados y de control, los gobiernos seccionales y empresas, es decir, el marco institucional pblico y privado.5
Poltica econmica y socio-ambiental
El objetivo central de la explotacin de recursos naturales no renovables por
parte del Estado radica en la necesidad de disponer de recursos econmicos,
haciendo prevalecer el inters general (bien comn), en otros trminos: el
Estado es quien tiene que precautelar que esos recursos adecuadamente explotados, garanticen el desarrollo social y econmico de sus pueblos, o lo
que es lo mismo y de alguna forma un objetivo de carcter universal: Lograr
la preservacin y restauracin del ambiente y la conservacin, mejoramiento y utilizacin racional de los recursos naturales, conforme a criterios de
equidad que aseguren el desarrollo armnico de la sociedad y dichos recursos, la disponibilidad permanente de estos y la mxima participacin social,
para beneficio de las actuales y futuras generaciones.
Por otra parte, son responsabilidades del Estado: garantizar la prevencin y control de los efectos nocivos de la explotacin de los recursos naturales; regular la conducta individual y colectiva respecto a los procesos extractivos; y, viabilizar la gestin ambiental de la administracin pblica. En
trminos generales, estos enunciados polticos contienen las ideas fundamentales en relacin a concebir al ambiente como patrimonio comn, por
lo que es indispensable la participacin social y del Estado en su manejo. El
carcter de utilidad pblica que se trata de defender en funcin de los pueblos que lo habitan y del desarrollo humano sustentable, constitucionalmente consta como prioritario.
El Estado ejerce la potestad de garantizar el derecho a vivir en un
ambiente sano; que los recursos naturales sean explotados y utilizados en
forma eficiente (no slo desde el punto de vista econmico) para lograr
el mximo aprovechamiento con arreglo al inters general de la comunidad. Es decir, sin desconocer las variables ecolgicas y sociales dentro de
5
En relacin a los recursos naturales no renovables, los ministerios del Ambiente y el de Energa y
Minas ejercen la mayor potestad poltico-administrativa y de control de gestin ambiental, por
ejemplo, en el caso ecuatoriano. Aunque ya existe en la Contralora General del Estado, un rea
dedicada a la Auditora Ambiental.
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
79
la lgica y racionalidad econmica sostenible asumida constitucionalmente6.
Poltica de justicia social y ambiental
La poltica socio-ambiental del Estado enfatiza una condicin de interdependencia de los diversos elementos ambientales y explotacin de los recursos naturales renovables y no renovables. La interdependencia es parte sustancial de la interrelacin ecolgica y la equidad en cuanto a la redistribucin de la riqueza generada por dicha explotacin; en otras palabras, la poltica de justicia social implica que el aprovechamiento de los recursos naturales no puede lesionar el bien comn ni el de terceros. El elemento comunitario en varias legislaciones ha sido asumido como un reconocimiento a la
existencia de actores sociales holsticos, como es el caso de los pueblos indgenas y negros que expresan intereses diferentes a los de aquellos que conforman simplemente la suma de individuos o seres genricos.
El lmite de uso de los recursos naturales segn el Estado liberal capitalista, est marcado nicamente por la capacidad de extraccin y demanda
de recursos econmicos (en el caso ecuatoriano para conformar el presupuesto y cumplir con exigencias de carcter internacional -pago de los servicios de la deuda externa-). Lo que contradice la parte doctrinal de su poltica ambiental que expresa que dichos recursos no se pueden explotar por
encima de los lmites permisibles, a fin de no alterar la calidad fsico-qumi6
El carcter predominante de la industria petrolera en la RAE, a dado lugar a que actores regionales exijan la implementacin de una poltica socio-ambiental que recoja los criterios de la sustentabilidad para la explotacin de recursos naturales, y la base conceptual de la ecologa como referente terico para la formulacin de dichas polticas. Los pueblos originarios de la RAE desde su
cosmovisin etno -cultural y holstica han sido capaces de desestructurar el discurso empresarial
(pblico y privado) eminentemente economicista y crematstico, que rompe la discrecin de las
culturas indgenas pretendiendo articularlas a la sociedad nacional, sin considerar sus lmites y condiciones histricas con aquella cosmovisin holstica, en la que prima la relacin armnica del
hombre con la naturaleza a travs de ligamentos mticos inclusive, antes que por elementos de valoracin mercantil. En este proceso extractivo estn presentes diversos agentes que actan en interrelacin dialctica, generando un proceso de accin reaccin para la construccin de espacios y
ejercicio del poder constituido. En este sentido es que se consolida la dimensin socio-ambiental
y se recupera la dimensin poltica del discurso conservacionista, como un factor de poder de los
pueblos indgenas y amaznicos (Narvez, 2000: 19).
80
Ivn Narvez
ca y biolgica natural que puede producir el agotamiento o deterioro grave
de dichos recursos, de la base misma de esos recursos, o perturbar el derecho a ulterior utilizacin de los mismos, conforme convenga al inters pblico, de las comunidades asentadas en las reas de influencia directa de los
procesos extractivos y de las generaciones futuras.
El Estado planifica su gestin ambiental tratando de cumplir con las directrices internacionales sujetas a la nocin de sustentabilidad desde hace
poco tiempo, slo ltimamente ha considerado a la variable socio-ambiental como necesaria y desde la perspectiva de la interdependencia de los elementos ambientales. Pero no es explcita la forma y estilo de dicha planificacin dentro del contexto de la planificacin del desarrollo socioeconmico. En este sentido, las contradicciones que se expresan son antagnicas y
permiten mostrar de cuerpo entero lo antpodas que son las polticas socioambientales sustentables, con la lgica y racionalidad del modelo econmico-poltico (liberal- capitalista) vigente (Leff, 2002).
No obstante, el Estado expresa estar empeado en implantar un plan ambiental amplio que involucre el manejo de cuencas hidrogrficas, aguas lacustres y martimas, bosques, fauna, flora, atmsfera, suelo, subsuelo, etc., desde
los lineamientos del desarrollo sustentable, por lo que con mayor razn la sociedad civil debe tratar de vigilar que el Estado cumpla con su propuesta.
El Estado tiene mltiples y variados instrumentos para ejecutar su poltica ambiental: plan ambiental nacional, sistema de informacin ambiental,
educacin ambiental va formal y a travs de medios masivos de comunicacin, incentivos y estmulos econmicos, inversiones estatales en proyectos
ambientales de inters pblico, legislacin ambiental, sistema de reas naturales protegidas, plan para emergencias ambientales, reglamentos de consulta y participacin ciudadana, instructivos tcnicos, entre otros y que conforman lo que se conoce como: ordenamiento jurdico y marco institucional.
No obstante, es evidente que la aplicacin de estos instrumentos todava es
incipiente y an se requiere definir un marco regulatorio especfico que
coadyuve a superar la precaria gestin ambiental. Por ejemplo, no existe el
reglamento a la Ley de Gestin Ambiental y ello no permite su mejor aplicacin, el Reglamento de Consulta y Participacin para la Explotacin de
Recursos Naturales en territorios indgenas ha sido vetado por parte de las
nacionalidades indgenas por inconsulto e incoherente, la asignacin de
recursos econmicos para la gestin ambiental es reducida, el Ministerio del
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
81
Ambiente adolece de deficiencias econmico-financieras y tcnico-administrativas profundas, debido al alto grado de ingerencia poltico-partidista.
Prioridades en poltica socio-ambiental en la regin amaznica
Es impostergable la implantacin de una poltica concreta y clara respecto
al reracionamiento comunitario que aplican las empresas petroleras a las poblaciones indgenas del rea de influencia de sus proyectos extractivos, por
las siguientes razones:
Por disposicin legal, en los contratos petroleros de participacin, prestacin de servicios, asociacin, etc., consta la obligatoriedad de ejecutar los
estudios de impacto ambiental (EIA) para cada proyecto en cada una de las
fases del proceso petrolero y extractivo en general.
En el EIA se establece la concrecin de un plan de manejo ambiental
(PMA) que incluye el plan de monitoreo, plan de contingencias, un plan de
relacionamiento comunitario7 (PRC), etc. Cada uno de estos planes tiene
una estricta jurisdiccin que no va ms all del rea inmediata de influencia
del proyecto.
Estos planes deben ser formulados tcnica y polticamente por las partes que intervienen en el proceso, es decir: empresa, comunidades indgenas
y el Estado a travs de la institucin correspondiente (en el caso de Petroecuador, coordinando con la Gerencia de Proteccin Ambiental y Unidad de
Contratacin Petrolera), conforme lo establece al Reglamento Ambiental
para las Operaciones Hidrocarburferas (Decreto No.1215: R.O. No. 265
del 13 de febrero del 2001).
Causas del problema: observaciones fundamentales
Actualmente las empresas petroleras (estatal y privada) asumen un rol que
no les corresponde y que genera graves conflictos por las siguientes razones:
las leyes generales por su propia naturaleza no son especficas respecto al re7
Los dos actores: pueblos indios y empresas petroleras tienen incompatibilidad de destinos histricos y la interaccin entre estos dos poderes, en tan reducidos espacios, no perdura debido a la hegemona empresarial.
82
Ivn Narvez
lacionamiento comunitario y en consecuencia hacen falta polticas estatales
explcitas e instrumentos de aplicacin, a fin de evitar que las empresas (que
tampoco tienen potestad), hagan una interpretacin extensiva de dichas leyes, en funcin de sus intereses empresariales, incidiendo, actuando e imponiendo criterios y polticas (econmicas, socio-organizativas, culturales, de
desarrollo) exgenas e incompatibles con las culturas indgenas, no slo en
las comunidades concretas de su rea de influencia, sino, lo que es tan grave, en todas las comunidades que conforman la nacionalidad correspondiente y que no estn dentro del rea de influencia del proyecto.
Las empresas petroleras son especialistas en extraer hidrocarburos, de
ah que la gestin empresarial transnacional en el desarrollo indgena amaznico sea arbitraria y errtica porque carece de base conceptual y tcnica al
respecto, ni es parte de su rol, por ello en gran medida dicha gestin desarticula los procesos socio-polticos y organizacionales autnomos e histricos
adoptados orgnicamente por los pueblos indios a partir de su intrnseca
cosmovisin.
Aquella prctica empresarial promueve divisiones internas, cooptacin
de dirigentes, ruptura de relaciones interpersonales y familiares. Si se considera que en la Amazona las relaciones de parentesco continan siendo bsicas en los procesos socio-organizativos y polticos, su alteracin artificiosa
provoca graves conflictos intra e intertnicos8. El ejemplo ms reciente y
dramtico es la confrontacin al interior del pueblo huaorani, entre miembros de la comunidad de Tiguino y miembros del grupo (taromenane tagaeri), acaecido en mayo de 2003 y cuyo desenlace fatal refleja que sucesos
de violencia como el descrito se producen en un espacio en compleja y dinmica interrelacin de actores hegemnicos (empresas) y subalternos dismiles, con intereses muy diversos y la vez especficos, dentro de un proceso
de integracin ms amplio signado por la violencia estructural y formas de
dominacin neocolonialistas que el propio Estado al ignorarlas las propicia,
provocando mayores niveles de violencia que obstruyen el manejo de la conflictividad social y tnica desde los referentes de la interculturalidad9.
8
La base terica y metodolgica para el relacionamiento comunitario difiere de una empresa a otra,
dependiendo de su origen: europeo, norteamericano o latinoamericano, y adems, por el marcado
inters por obtener mayor rentabilidad econmica incumplen los acuerdos, planes ambientales y comunitarios e inclusive la normativa legal que rige para el efecto.
Interculturalidad, significa: entre culturas, es decir, relaciones, interacciones. Interculturalidad no
es simple coexistencia de culturas diferentes, sino la convivencia de stas en su diferencia, y la con-
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
83
Cada modalidad contractual (asociacin, prestacin de servicios, participacin, etc.) determina la conformacin del comit de gestin ambiental
y relacionamiento comunitario, en el que por ser minora, los pueblos indios estn en desventaja frente a la hegemona empresarial (pblica y privada). Adems, la asignacin de los recursos econmicos para la implementacin de los planes ambientales y comunitarios est sujeta a la decisin empresarial (transnacional o nacional) y lo que es peor, los montos son establecidos por la empresa y la administracin de esos recursos es manejada polticamente en funcin de los intereses empresariales. Este poder de decisin
transnacional subordina a cualquier valor o concepto de desarrollo indgena plasmado en las propuestas de las comunidades, los desgasta, desvaloriza
y hace prevalecer el criterio neocolonialista forjado en consuno entre la
transnacional y el propio Estado, provocando el debilitamiento socio-organizativo y poltico de los pueblos indios.
Cabe tener en cuenta que los recursos econmicos para la implementacin de los planes ambiental y de relacionamiento comunitario, en los contratos de prestacin de servicios los cubre absolutamente el Estado, pero ste, delega a la empresa transnacional su administracin, y es as como desde la gestin de recursos econmicos pblicos que la empresa transnacional
establece relaciones de dominacin que perjudican a las comunidades indgenas, subsumindolas en niveles crticos de dependencia, particularmente
econmica y poltica.
En las otras modalidades contractuales (participacin, asociacin) esa
relacin de dominacin es mayormente visible, toda vez que en los comits
de gestin ambiental y comunitaria ya no participa el Estado y la relacin
es directa: empresa transnacional comunidad indgena. Y, puesto que los
recursos que las empresas invierten en estas actividades son considerados
gastos, se reducen a la mnima expresin, configurando una relacin en la
que la empresa asume el papel de intrusa bondadosa y la comunidad indgena de pobre y extraa en su propia casa. Cuando la transnacional revivencia solo es posible desde la vivencia de la propia vida cotidiana entre los diversos pueblos culturalmente diferenciados y con sentidos propios y distintos de la existencia. Implica encuentros dialogales y una continua relacin de alteridad entre sujetos concretos, entre seres humanos provistos
de visiones distintas del mundo, entre los que producen intercambios simblicos, de significados y
sentidos; por ello y a diferencia de la pluriculturalidad, que es un hecho fcilmente constatable, la
interculturalidad es una realidad que an no existe, pues se trata de un proceso a alcanzar, un proceso que para que exista, debe ser construido (Guerrero 2000-09-10).
84
Ivn Narvez
quiere aplicar un mayor control poltico sobre las comunidades, les genera
una mayor dependencia econmica a travs del asistencialismo.
La conduccin administrativa y poltica de los comits de gestin ambiental y relacionamiento comunitario es asumida por ejecutivos empresariales, lo que una vez ms refleja aquella relacin hegemnica empresarial y
de sometimiento indgena, que desequilibra las negociaciones bipartitas
(empresa comunidad) o tripartitas (empresa-Estado-comunidad)10. La falta de alternabilidad conductual desfigura la participacin democrtica indispensable para el fortalecimiento de los actores subalternos, que por su
condicin social se encuentran en situacin de debilidad poltica frente a la
hegemona del poder empresarial y estatal.
Las diferencias culturales de los actores en interrelacin no son aprovechadas por parte de las empresas y el Estado como oportunidad para fortalecer identidades, sino ms bien para imponer las condiciones de la cultura
dominante, en estos casos expresada a travs del inters eminentemente crematstico empresarial, estatal, o poltico.
Por lo expuesto, es comprensible asumir que el Estado (por prescripcin
constitucional) sera legtima contraparte para coordinar con cada pueblo
indio o sus legtimos representantes y desde la perspectiva de la interculturalidad, el destino histrico que se propongan aquellos, y no el que (subrepticiamente) pretenda imponer un actor coyuntural como una empresa (petrolera transnacional o nacional) que funciona dentro de la lgica y racionalidad del capital, que no tiene la suficiente capacidad cientfico-tcnica ni
base alguna para definir el desarrollo indgena y mucho menos su destino
histrico. Es evidente que existe una confusin del rol empresarial propiciada por el propio Estado y aprovechada por las transnacionales en funcin de
sus intereses eminentemente econmicos.
Otra versin explica que el conflicto entre actores hegemnicos (empresas, Estado) y pueblos indgenas en la regin amaznica, adems de las causas histricas y las anteriormente enunciadas, existen aquellas generadas por
actores internos y externos interesados en la gnesis y permanencia del conflicto, en cuanto ste posibilita su involucramiento, supervivencia y viabiliza
10 La relacin tripartita: Estado empresas - pueblos indgenas es una modalidad reciente que an no
se perfecciona para una eficiente aplicacin en la regin amaznica y particularmente en las reas
de explotacin petrolera. ltimamente ha tomado fuerza y se requiere de instrumentos como las
guas para continuar con el proceso, el mismo que tendra que ver ms con la implementacin de
planes socio-ambientales especficos, mecanismos de consulta, por ejemplo.
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
85
la implantacin de estrategias que trascienden los meros objetivos locales y
regionales socioeconmicos y tnicos, alcanzando un nivel poltico de orden
supraregional y de Estado que tiene relacin con la propia gobernabilidad.
En este sentido, es visible una disputa por marcar el signo de veracidad cientfica del conflicto socio-ambiental y poltico amaznico, dentro de un contexto ms amplio, y en esa puja salen a relucir las excrecencias que marcan la
diferencia entre lo que realmente proponen los pueblos indios y lo que buscan otros actores, en consecuencia, la construccin del discurso en torno a la
conflictividad amaznica no escapa al inters especfico del poder y de quienes respaldan la institucionalidad, o de quienes apuntan a estrategias de carcter extra-institucional. Aqu el discurso aparece como un instrumento justificativo y propiciador de estrategias que buscan la legitimacin de determinada conducta poltica de los pueblos indios o de los otros actores.
Desde esta perspectiva, se considera que la conflictividad amaznica tiene diversas lecturas y es diferente en cada nivel organizacional: de primer,
segundo o tercer grado y dirigencial, dependiendo del mayor o menor contacto con actores exgenos, y por factores de orden econmico o poltico.
De aqu se desprende la hiptesis de que para las organizaciones de base, los
actores empresariales tienen mnima incidencia en la ineficacia de la aplicacin de los procesos de relacionamiento comunitario y desarrollo local y regional, correspondiendo la mayor responsabilidad del fracaso de los mismos
y grado de conflictividad, al alto nivel de politizacin de los procesos propiciados por un sector de la dirigencia organizacional, a la conformacin de
redes clientelares poltico-partidistas e inclusive religiosas, al deterioro organizacional entre otras razones por el grado de participacin electoral y sntomas de corrupcin tico-poltica por parte de militantes elegidos a dignidades de representacin popular, y al inters por participar en actividades
productivas o extractivas empresariales por parte de sectores dirigenciales,
etc.. En todo esto tendra particular relevancia la propuesta de territorialidad indgena esgrimida por las nacionalidades amaznicas y elevada a categora poltica de primer orden en los ltimos 15 aos.
Lo que implica que desde esta visin, es viable abordar frmulas de manejo del conflicto consensuadas, privilegiando la participacin de las organizaciones de base en la toma de las decisiones importantes y en funcin de
la estrategia de relacin tripartita (Estado-empresas-pueblos indios), en la
medida en que los objetivos colectivos tengan prioridad equivalente.
86
Ivn Narvez
Otras preocupaciones prioritarias
La demarcacin territorial indgena en la regin amaznica es otro aspecto
que no puede estar ausente de la poltica socio-ambiental estatal. Los pueblos indgenas afectados exigen mayor eficacia al Estado a fin de no postergar el problema que por su propia magnitud, genera nuevos y crecientes
conflictos intra e intertnicos y con otros actores.
La participacin de los pueblos indgenas en la renta que genera el proceso extractivo petrolero en la regin amaznica es un punto nodal que viene siendo excluido o minimizado por la poltica petrolera, no obstante constar como precepto constitucional que prevalece sobre cualquier otro. Mientras ms recursos econmicos genera la RAE debido al incremento de la extraccin y precios internacionales de petrleo ($40.88 a junio de 2004) mayor es la pobreza en la que se debaten los sectores sociales marginales de la
regin. Este hecho verifica las contradicciones intrnsecas del modelo extractivo11que se aplica en la RAE.
11 La naturaleza productiva o extractiva de los frentes econmicos determina en gran medida diferentes formas de ocupacin, uso y consumo del espacio, as como diferentes tipos de relaciones de trabajo, articulaciones internas y externas, grados de estabilidad, y capacidad de reproduccin sostenida de las economas regionales. Cabe anotar que esta distincin entre frentes extractivos y productivos es vlida para todos los pases de la cuenca amaznica. Su tendencia es estructurarse en torno
a un nico producto. Los frentes de tipo extractivo son los que menor capacidad tienen para establecer fronteras humanas y econmicas duraderas. Animados por el dictado capitalista de un mximo de produccin al menor costo posible los extractores ven fuertemente limitada su labor por
la existencia, disponibilidad y accesibilidad de los recursos. Llegado un punto crtico en el que el
agotamiento de los recursos permite solamente mrgenes de ganancia por debajo de los esperados,
entonces los extractores se trasladan a otras reas en busca de nuevas fuentes de recursos. Ese proceso cclico, que obedece a una lgica capitalista, se ve acentuado por el carcter de frontera de las
economas selvticas. Este se sustenta ideolgicamente en la premisa generalizada de que los recursos de la selva son prcticamente infinitos y que cuando stos desaparecen de un rea, basta con trasladar la frontera extractiva ya que siempre ms adentro hay ms recursos que explotar.
Pero adems dicho carcter se refleja en el comportamiento de los agentes econmicos. Las economas de frontera, debido a la relativa abundancia de recursos y la falta de constreimientos legales y fiscales, posibilitan la rpida acumulacin de capitales para quienes cuentan con un capital inicial. Ms an, tal como lo ha sealado Bunker (1985:23) en su estudio sobre las economas extractivas con base al ejemplo brasileo, debido a la baja tasa de capital y de trabajo sobre el valor de lo
extrado, en las fases iniciales de extraccin se da un rpido incremento del ingreso regional (1985:
23). Sin embargo, dichas posibilidades de acumulacin van acompaadas de riesgos econmicos.
Uno de estos es que el volumen de recursos extrados de una determinada rea a lo largo del tiempo y con rendimientos decrecientes no compense las inversiones realizadas y, por lo tanto, las expectativas de ganancia de los extractores. Por ello al dictado de mayor produccin al mnimo cos-
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
87
Importancia fundamental de las polticas socio-ambientales
Desde su propia perspectiva, el Estado hace esfuerzos para abordar esta problemtica, en funcin de manejar los conflictos socio-ambientales desde la
referencia de la sustentabilidad que consta en la Carta Magna, pero dicho
esfuerzo no satisface las expectativas de los actores sociales y pueblos indios.
Por lo expuesto se puede afirmar que la gestin socio-ambiental en las reas
petroleras privada y estatal es limitada, debido sobremanera a la deficitaria
poltica socio-ambiental pblica y la visin crematstica de las empresas.
Las polticas ambientales y sociales no pueden ser soslayadas y hay que
verlas desde dimensiones abiertas que no se restrinjan a la estrechez de la ortodoxia economicista. Esto implica romper la anquilosis tcnico-filosfica de
la tradicin poltica respecto a lo ambiental y social y asumir referentes contemporneos que involucren las visiones alternativas propuestas por la diversidad de actores sociales internos y externos y por la propia sustentabilidad.
Poner en prctica una poltica socio-ambiental, por incipiente que sea,
amerita inicialmente disponer de informacin tcnica a partir de la evaluacin de los daos socio-ambientales causados en cada caso especfico, a fin
de eliminar las ineficacias que engendran las externalidades. La dificultad de
elegir los diferentes mecanismos de internalizacin que implica la intervencin de las autoridades pblicas a travs de normas, impuestos, mercado de
derechos de contaminacin para la fijacin del objetivo, slo se plantea
cuando el reglamentador se enfrenta a la imposibilidad de calcular el ptimo de contaminacin, debido a la falta de informacin mediante la evaluacin de los daos y a la falta de costos de reduccin de los desechos de los
diferentes contaminadores, as como de la falta de informacin sobre los daos y los costos de descontaminacin. Esto lleva a establecer que hay dos
mecanismos que pueden implantarse: impuestos y normas drsticas.
Al margen de que no exista todava una poltica ambiental de eco-estmulos y eco-impuestos, se puede advertir que el uso de instrumentos econmicos con fines de proteccin ambiental sera justificable, (a mayor conto los extractores agregan el imperativo de mayor extraccin en el menor tiempo posible, para de
all trasladarse a otras reas donde existan otras fuentes del recurso.
Los dos procesos mencionados explican la irracionalidad econmica que suele caracterizar a los
frentes extractivos, los cuales recortan sus propias bases productivas en su afn de ganancias rpidas
y cuantiosas. (Santos 1991: 239, citado en Narvez, 2001: 26).
88
Ivn Narvez
taminacin mayor dao y a mayor dao mayor imposicin, que tiene que
ser asumida por los contaminadores), a fin de precautelar el inters general
y el de las comunidades del rea de influencia de los proyectos productivos
o extractivos, por lo menos bajo el principio de quien contamina paga e indemniza.
Las instituciones pblicas de control, responsables de hacer cumplir la
legislacin ambiental vigente en el sector petrolero, para citar el caso ecuatoriano, no han presentado al pas, entre otros requerimientos, una evaluacin de los planes de manejo ambiental y de desarrollo comunitario aplicados por las empresas privadas en sus reas de influencia, que permita cuantificar su eficiencia y cumplimiento. En este aspecto es muy incipiente la
gestin de control, y por ello el nivel de conflictos de las empresas con los
diversos actores amaznicos es muy alto, lo que limita la implantacin de la
poltica propuesta. Si los organismos pblicos de control asumieran en la
prctica la visin y misin que pregonan, fueran el vector privilegiado para
minimizar, o acabar con la tradicional conducta anti-ambiental y de perjuicio social que todava perdura en el sector petrolero.
El Estado no puede despojarse de su natural e intrnseca potestad de
planificar y ejecutar el desarrollo de los pueblos indgenas conjuntamente
con ellos, ni tampoco delegar esta potestad a ningn otro actor y mucho
menos a las empresas petroleras transnacionales porque pueden tergiversar
su rol, pretendiendo asumir funciones que no les compete. En la regin
amaznica continental y ecuatoriana en particular hay experiencias trgicas
al respecto y por ello se requiere que el Estado transparente y potencie su
rol, delimite los espacios de gestin de las empresas en el campo de las relaciones comunitarias, promulgando las polticas adecuadas, elaborando los
instructivos de relacionamiento comunitario en forma consensuada a fin de
que sean perdurables.
La estrategia de los organismos internacionales: Banco Mundial, OLADE, ARPEL, etc., radica en impulsar mecanismos de relacionamiento tripartito (Estado, empresas, pueblos indios) en funcin de viabilizar los proyectos extractivos en reas geogrficas altamente sensibles, social y ecolgicamente. Esta estrategia aparece como expedita, pero en el fondo puede generar nuevos instrumentos de dominacin, neutralizar las estrategias de reivindicacin poltica indgenas y hacer prevalecer el inters econmico empresarial y estatal inmediato, obstruyendo el incipiente desarrollo regional
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
89
que tiene como referencia la sustentabilidad, y las prcticas ancestrales de
manejo del bosque.
En este sentido el Estado, al reconocer a las empresas petroleras privadas un estatus privilegiado como si tuvieran la misma calidad poltica que
los pueblos indgenas, connota una actitud que contradice su verdadera razn de ser, cual es, impulsar todo tipo de procesos en funcin del bien comn, de los derechos de sus asociados, antes que propiciar estrategias que
favorezcan ms al capital transnacional. Cabe enfatizar que la modalidad de
relacin tripartita an est en estudio y requiere ser perfeccionada con ms
criterio antropolgico y poltico que el meramente econmico, pero es una
alternativa no ortodoxa. La COICA ha resuelto suspender este proceso, hasta que el Estado y las empresas petroleras decidan incorporar en la agenda
para el dilogo tripartito, las verdaderas o ms sentidas aspiraciones de los
pueblos indios.
Conclusin
El presente texto propone el establecimiento de polticas ambientales a partir de un nuevo enfoque poltico que privilegie la participacin de los grupos
vulnerables y dems sectores sociales excluidos, organismos seccionales (municipios, consejos provinciales, juntas parroquiales) y dems actores como los
pueblos indios u otras formas de representacin legtimamente reconocidas
por ellos. En todo caso, que refleje la descentralizacin y desconcentracin
que propugna el propio Estado, desde una perspectiva de corresponsabilidad.
El contexto multidimensional globalizado no puede ignorar la importancia de lo local y mucho menos del desarrollo humano sustentable; el fortalecimiento de los pueblos indios y gobiernos locales implica el desafo de establecer una nueva institucionalidad, ms representativa y sobre todo participativa tanto en la gestin tcnica como en la administrativa de la regin amaznica y otras reas de influencia petrolera, lo que permitira fortalecer la crtica
a esos procesos convencionales del desarrollo comunitario, haciendo prevalecer que el progreso material local refleje las prioridades culturales, comunicacionales, enfatizando la unicidad del desarrollo sustentable. El cambio para un
nuevo sistema de valores que el desarrollo sustentable requiere, insiste en la
bsqueda de un significado espiritual, de energas polticas y de procesos de
90
Ivn Narvez
empoderamiento de las comunidades locales. Aunque esto choque contra las
prcticas tradicionales de polticas compensatorias de lucha contra la pobreza.
Lo anteriormente expuesto significa que el Estado debe impulsar criterios de democracia poltica, equidad social, eficiencia econmica, conservacin ambiental, respeto a la diversidad cultural12 y extirpar aquellos valores
cimentados sobre una cultura paternalista y clientelista, tpica del modelo
urbano-industrial respaldado por los procesos de globalizacin, que restringen la capacidad de visualizar el futuro desde una nueva institucionalidad no
centralizada ni asistencialista y con mayor preocupacin por la naturaleza.
De lo que se trata es que tanto el sector privado y el pblico creen mecanismos flexibles de financiamiento, apertura democrtica, estrategia de administracin pblica participativa y fortalecimiento de sistemas de interrelacin, que afiancen la construccin de una sociedad humana, solidaria, en la
que se practique la democracia integral, permitiendo y respaldando la construccin de ciudadana a travs de procesos socio-organizativos autnomos13
y en funcin de la gobernabilidad democrtica.14 Actualmente hay sectores
que plantean la institucionalizacin de los conflictos socio-ambientales que
genera el proceso extractivo petrolero en la regin amaznica, como una forma propiciatoria de respuestas eficaces y oportunas a los conflictos.
12 La sociedad civil debe asumir un rol definitorio en la gobernabilidad democrtica, es decir, que tiene relacin con la democracia y el desarrollo humano sostenible. Conforme lo sustenta Fontaine
(2004: 11) con estos antecedentes se entiende mejor la necesidad para los pueblos indgenas de contar con un liderazgo capaz de enfrentar con xito los retos de la globalizacin y la democracia participativa en democracias plurales. Proceso en el cual se requiere de liderazgos transformacionales,
pues estos, para la gobernabilidad democrtica requieren de una plena comprensin de los intereses a corto y largo plazo del cambio social, el balance de poder, etc. Su eficiencia se mide tanto por
la legitimidad, la credibilidad y la confianza que se es capaz de suscitar, cuanto por su habilidad a
tratar adecuadamente los conflictos, es decir a institucionalizar los arreglos que estos conllevan.
Este enfoque tiene la ventaja de no encerrar el liderazgo en una perspectiva funcionalista, es decir
como una funcin que cumplirn algunos miembros de la comunidad y que contribuye al mantenimiento del orden establecido (desorden establecido?). En este sentido, no slo interesa la sociologa ambiental de los conflictos ambientales, sino tambin me parece que tiene mucho que ver con
la ejecucin de la Alianza Indgena Amaznica AIA., concluye Fontaine (op. cit.).
13 La etnicidad constituye un elemento clave en los conflictos socio-ambientales vinculados con la actividad petrolera, es tambin una condicin de la redefinicin de las polticas pblicas de proteccin del medio ambiente y de los derechos humanos (Fontaine, 2003: 37).
14 Podemos asumir que la gobernanza define la interaccin entre actores estratgicos causada por la
arquitectura institucional, mientras la gobernabilidad caracteriza la capacidad que dicha interaccin proporciona al sistema sociopoltico para reforzarse a s mismo. Dicho en otros trminos,
la gobernabilidad se articula con la gobernanza, o sistema institucional que enmarca la accin de los
actores sociales, as como la gerencia pblica (Fontaine, 2004:7).
El papel del Ecorae en la regin
amaznica ecuatoriana
Un ejemplo de crisis de gobernabilidad
democrtica en el Ecuador
Karen Andrade
La gobernabilidad democrtica
El problema de la gobernabilidad democrtica en el Ecuador se evidencia en
la falta de normas y mtodos concisos y transparentes que agiliten los procesos ligados al desarrollo econmico, social, poltico y cultural de la poblacin. Joan Prats (2001) nos plantea que la gobernabilidad es una condicin
necesaria para el establecimiento de reglas, procedimientos y marcos institucionales que generen desarrollo. La gobernabilidad democrtica se dar
slo cuando la toma de decisiones de autoridad y la resolucin de conflictos entre los actores estratgicos se produzca conforme a un sistema de reglas y frmulas que podamos calificar como democracia (Prats, 2001:133).
En nuestro pas, las reglas y procedimientos estn contemplados en leyes que rigen al gobierno y a la sociedad, pero stas no son infalibles pues a
medida que se hacen ms complejos los problemas del pas, es indispensable realizar reformas al sistema legal. La sociedad civil (Cohen y Arato,
2000) tiene como responsabilidad el velar que sus derechos y obligaciones
sean respetados tanto por la administracin pblica como privada.
Como sociedad civil debe entenderse el conjunto de actores y grupos
sociales que se interrelacionan con la intencin de reproducir y poner en
marcha las instituciones1 y parmetros culturales que conforman la socie1
De acuerdo al planteamiento de Habermas: instituciones especializadas en la reproduccin de tradiciones, solidaridades e identidades (Cohen et.al., 2000: 483).
92
Karen Andrade
dad, a travs de procesos de integracin social (Cohen et.al., 2000:483). La
sociedad civil tiene la capacidad de presionar al Estado desde el planteamiento de estrategias y proyectos. Al respecto Prats nos dice que la gobernabilidad es una cualidad que proponemos se postule de las sociedades o sistemas sociales, no de sus gobiernos. Hablamos de la gobernabilidad de un
pas o de una ciudad no de sus gobiernos, aunque obviamente las cualidades y calidades de stos son un factor importantsimo de la gobernabilidad
(Prats, 2001:120).
Para que un sistema sea gobernable es necesario que los actores se relacionen para tomar decisiones colectivas. Por actores estratgicos debemos
entender a todo individuo, organizacin o grupo con recursos de poder suficientes para impedir o perturbar el funcionamiento de las reglas o procedimientos de toma de decisiones y de solucin de conflictos colectivos. Sin
recursos de poder suficientes para socavar la gobernabilidad no hay actor estratgico. (Prats, 2001:120). Esta posibilidad de tomar decisiones colectivas est ligada al poder y nivel de conflicto que exista entre los actores existentes y los emergentes. La capacidad de proponer estrategias y de resolver
conflictos est relacionada con los diversos grados de institucionalizacin
del sistema socio poltico, que comprende las instituciones estatales y las organizaciones no gubernamentales. En el momento en que no existe equilibrio entre las demandas planteadas por la sociedad civil y la respuesta a stas desde el Estado, se incrementan los conflictos ya existentes. La gobernabilidad es una cualidad que debe surgir de los sistemas sociales y sus sociedades, no de sus gobiernos, aunque es importante que stos den sustento
para mantener los procesos de gobernabilidad democrtica en cada pas.
Hasta el momento, en el Ecuador no se ha podido consolidar una gobernabilidad democrtica pues los actores y grupos estratgicos no han logrado impulsar estrategias que induzcan al desarrollo continuo de los diversos sectores sociales, procurando una distribucin ms equitativa de la riqueza, esto como consecuencia de asumir prcticas informales como el
clientelismo y el populismo que no son representativos de los intereses de
toda la poblacin.
Un ejemplo que puede ser analizado en el marco de esta dinmica, es el
caso del Instituto para el Ecodesarrollo de la Regin Amaznica Ecorae.
Esta institucin fue creada con el fin de dar respuestas a las demandas de la
poblacin amaznica, con la funcin de impulsar el desarrollo al planificar
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
93
el progreso de la regin desde diferentes dimensiones en las que se acogeran
los proyectos financiados, desde lo econmico, socio-cultural, poltico y
ambiental. En el curso de su historia, su labor ha sido criticada desde diversos sectores2, esto con base en la deficiente atencin a gran parte de los grupos sociales que coexisten en la Amazona, y sobre el anlisis de los proyectos realizados en la zona, los cuales en muchos casos fueron criticados por
la ausencia de control en la distribucin de los recursos econmicos.
Adems, debe considerarse que un porcentaje considerable de las observaciones negativas acerca de la funcin de la institucin, han sido influenciadas por la frustracin de varios sectores sociales3 que, por varias razones
no comparten la forma de actuar de la institucin. La insatisfaccin existente en algunos grupos aumenta en proporcin cuando diversos problemas se
conjugan. Los conflictos presentes en la RAE son consecuencia de diversos
factores que se unen en una acelerada explotacin de los recursos naturales
que existen tanto en el suelo como en el subsuelo de la Amazona-, conducen al crecimiento de los conflictos entre los actores. Los problemas y carencias que enfrentan las poblaciones, han impulsado a los habitantes tanto del
rea rural y urbana, a plantear sus demandas ante el Estado y el sector privado activo en la zona4, con el uso de diversas formas que van desde la consolidacin de grupos organizados hasta acciones radicales, como son los paros de actividades y cierre de carreteras.
La gobernabilidad contempla el conflicto entre actores como una dimensin fundamental sin la que no sera posible interpretar la dinmica de
las reglas, procedimientos o frmulas llamadas a asegurar la gobernabilidad
en un momento y un sistema sociopoltico dados. A mayor eficiencia adaptativa de las frmulas, mayor ser el grado de procesamiento de los conflictos, mejor el aprendizaje colectivo y el desarrollo incremental de nuevas frmulas y, en definitiva, mayor la calidad de la gobernabilidad existente
(Prats 2001:126). Este planteamiento nos permite observar que los proce2
Se tom como referencia las opiniones vertidas en las entrevistas realizadas a diversos actores estratgicos (dirigentes de organizaciones, prefectos, alcaldes, entre otros), considerando su relacin con
las actividades desplegadas por el ECORAE.
Muchas de las crticas fueron planteadas por actores que no lograron obtener en sus negociaciones
con la institucin, los resultados esperados. Aunque, tambin se recogi criticas favorables acerca
del apoyo desplegado por el ECORAE en los pequeos proyectos productivos, en menor proporcin.
Hago referencia principalmente a la industria petrolera.
Karen Andrade
94
sos de crisis de gobernabilidad pueden ser analizados desde un ejemplo como es la crisis que vive el Ecorae, donde los errores y senderos transitados
sin xito han impulsado a la institucin a mirarse hacia dentro, y replantear
su trabajo. A la vez, la presencia de esta institucin en la RAE, ha provocado que varios sectores y actores estratgicos busquen y propongan iniciativas innovadoras, a ms de exigir al Estado el cumplimiento de sus obligaciones ante la sociedad. Para entender el trabajo y la influencia que ha tenido el Ecorae en la Amazona, es necesario hacer una pequea recapitulacin
de su historia y labores.
El Ecorae
La regin amaznica alberga diversos grupos, tanto sociales como econmicos, que continuamente se encuentran compitiendo por recursos y espacios
de poder. El acelerado proceso de colonizacin vivido por esta rea desde
mediados del siglo XX ha convocado a una gran variedad de grupos humanos procedentes de otras regiones del pas, as como a empresas multinacionales y estatales, especialmente petroleras, compitiendo no slo por el espacio sino por el usufructo de los recursos naturales y del territorio. Tal es el
caso de las poblaciones indgenas que han sufrido el enfrentamiento entre
sus culturas tradicionales y la modernidad, lo que implica una grave afectacin para el medio ambiente pues el uso de los recursos naturales cambia de
sentido, deja de ser slo para la supervivencia, para convertirse en bien de
usufructo econmico.
Los problemas existentes en la Amazona son diversos, su intensidad y
forma vara en cada provincia. La urgencia de obtener recursos inmediatos
para satisfacer las crecientes necesidades de una poblacin que aumenta da
a da, justific las polticas colonizadoras impulsadas por el Estado5, a ms
de la contina movilizacin de personal que labora en la industria hidrocarburfera (misma que increment su actividad a inicios de los aos setenta
cuando se encontr reservas probadas de petrleo, lanzando en carrera al
pas hacia la modernizacin de las actividades del Estado6). Todos estos fac5
6
Polticas sustentadas en la Reforma agraria, y puesta en prctica por el IERAC.
Este impulso modernizador no fue concluyente, slo se increment el gasto del Estado, sin impulsarse la inversin (Fierro-Renoy, 2003).
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
95
tores condujeron a una explotacin acelerada de los recursos naturales; miles de hectreas de bosques fueron taladas para proveer de material a la industria petrolera7; y el comercio de madera creci favorecido por la apertura de carreteras8.
La presin sobre la fauna y flora circundante a las reas pobladas se increment, en mayor medida, por el crecimiento porcentual de personas que
llegaron en bsqueda de nuevas oportunidades al Oriente. As podemos observar que la tasa de crecimiento nacional entre 1974 y 2001 es de 2,33%
por ao, la tasa de crecimiento amaznico alcanza el 4,35%9. El acelerado
crecimiento poblacional impuls la creacin de nuevos asentamientos poblacionales que casi en su totalidad se realizaron sin planificacin alguna,
con deficiencias que son acarreadas hasta la actualidad, tales como: falta de
alcantarillado, deficiente distribucin de los servicios de agua entubada y
electricidad, inseguridad ciudadana, entre otros.
Esta notable deficiencia en los servicios bsicos, se reconoce en el continuo reclamo de la poblacin por una mayor atencin del Estado, y ha provocado que ste impulse varias acciones con el fin de satisfacer estas demandas, a travs de la intervencin de los gobiernos seccionales, pero no han sido completamente satisfactorias por estar siempre restringidas por problemas presupuestarios10.
Ante la imperiosidad de dar respuesta a las necesidades de la poblacin,
el Estado cre el Fondo para el Ecodesarrollo de la Regin Amaznica, con
fin de impulsar el desarrollo econmico de la regin, por medio del Instituto para el Ecodesarrollo Regional Amaznico Ecorae-, y con la asignacin
directa de recursos a los gobiernos seccionales. Esta entidad estara encargada de planificar el progreso de la regin desde diferentes dimensiones en las
que se acogeran los proyectos a implementar: econmico, socio-cultural,
poltico y ambiental.
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8
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10
Principalmente la madera fue utilizada como base en la construccin de carreteras, con el fin de
estabilizar el terreno.
Estas carreteras fueron construidas para dar servicio a la industria petrolera, especialmente en las
provincias de Sucumbos y Orellana, y se convirtieron en un vehculo que aceler el proceso de colonizacin en estas provincias (Little, 1992; Tamariz, et.al. 1997).
Datos calculados sobre la base de los censos realizados en el pas por el INEC (Instituto Nacional
de Estadsticas y Censos).
Informacin proporcionada por los alcaldes y prefectos entrevistados en las cuatro provincias donde se realiz la investigacin.
96
Karen Andrade
El Instituto para el Ecodesarrollo Regional Amaznico fue constituido
con el fin de dar viabilidad a las necesidades crecientes de las provincias del
oriente ecuatoriano11. A travs de la ley 010 se form el Fondo para el Ecodesarrollo Regional Amaznico, financiado con el ingreso de un impuesto a
cada barril de petrleo producido en la Amazona, el mismo que actualmente12 se cotiza en USD$0,40 (cuarenta centavos de dlar)13. Esta cantidad es
depositada por Petroecuador directamente en la cuenta del Fondo en el
Banco del Estado. Este fondo es distribuido de la siguiente forma: 28% para los consejos provinciales y el 57% para los municipios de las seis provincias amaznicas, el 5% para las juntas parroquiales, y el 10% restante est a
cargo del Instituto para el Ecodesarrollo Regional Amaznico14.
Esta ley ha tenido varias reformas, siendo la ltima realizada en abril de
2002 y publicada en el Registro Oficial N 675 del 2 de octubre del mismo
ao, Ley N. 82, donde se adscribe al Ecorae a la Presidencia de la Repblica, se crean secretaras tcnicas en cada una de las provincias, se incluye el
concepto de desarrollo sustentable para la regin y se considera necesaria
una actualizacin peridica del plan maestro. Adems, se contempla la funcin de financiar y cofinanciar la ejecucin de programas y proyectos de
preinversin, inversin y crdito productivo de desarrollo sustentable. Y a la
vez, se da mayor libertad de accin al exonerar la presentacin del presupuesto para su aprobacin al presidente de la Repblica.
El 10 de septiembre de 2001, mediante Decreto Ejecutivo N 1840,
publicado en el Registro Oficial Suplemento N 408, el Ecorae asume los
bienes y derechos del Instituto de Colonizacin de la Regin Amaznica
Ecuatoriana (INCRAE), adems de los recursos y asignaciones fiscales. Este instituto tena por objetivo vincular la regin amaznica al resto del pas
a travs de un proceso de desarrollo integral, con un nfasis en las zonas
fronterizas (Tamariz et.al., 1997:85), adems deba funcionar como ente
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14
Ley N 10, publicada en el Registro Oficial N 30, en septiembre 21 de 1992.
El 1 de diciembre de 2003, se public en el RO No.222, que el tope actual del impuesto de la Ley
010 es de 0,40 centavos de dlar por barril de petrleo.
Cuando se public la Ley 010, el impuesto era 0,10 centavos de dlar, con una clusula que permita su incremento en 0,05 centavos por ao. Al momento se encuentra en el tope permitido por
ley.
Entre 1992 y 1997 el ECORAE percibi el 15% de este fondo, pero con la reforma realizada a la
ley 010 en 1998, este porcentaje se redujo al 10%. El 5% de diferencia fue destinado al desarrollo
de las juntas parroquiales, segn la reforma realizada en la Ley N82, RO N675 del 2 de octubre
del 2002.
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
97
de planificacin, coordinacin y ejecucin de programas de colonizacin de
la regin amaznica.
A inicios de 1979, los programas de colonizacin dirigida impulsados
por el IERAC pasaron a depender del INCRAE, pero este instituto no logr afianzar sus objetivos en las provincias de Sucumbos y Orellana (Tamariz et.al., 1997). Esta poltica de colonizacin obligaba a las personas interesadas en tener propiedades en el oriente ecuatoriano, a organizarse en cooperativas para poder reclamar sus tierras ante el Estado en el rea rural (Pichn, 1993).
A partir de la reforma a la Ley 010 en el 2002, donde se introduce el
trmino desarrollo sustentable15 para delimitar las acciones del Ecorae, en
condicin de mantener un justo balance entre las demandas ambientales y
productivas agrcolas de la regin amaznica y entre el sector privado y pblico... (Ley N82, RO N 675, Art. 2), las funciones del Ecorae se extendieron hacia establecer lineamientos para el desarrollo sustentable con una
actualizacin continua del Plan Maestro para el Ecodesarrollo Regional
Amaznico, el mismo que debe ser evaluado peridicamente y complementado con un Plan Operativo Anual Regional.
Debido a la exigencia por ley de la presentacin de un plan maestro, sujeto a ejecucin en conjunto con los organismos seccionales y otros entes
privados y pblicos que trabajen en la regin, es preciso que el Ecorae asesore tcnicamente a los organismos seccionales y organizaciones sociales de
la Amazona, en la elaboracin y ejecucin de proyectos que permitan cumplir con la meta de un desarrollo sustentable. As tambin, esta institucin
debera ejercer como motor de gestin para conseguir y canalizar recursos
financieros y cientficos-tcnicos, nacionales y extranjeros (Ley N82, RO
N675, art. 4) destinados al ecodesarrollo16 amaznico.
15
16
De acuerdo a Roberto Caballero, en el glosario de la Ley de Gestin Ambiental se expone que el
concepto de desarrollo sustentable es el mejoramiento de la calidad de vida humana dentro de la
capacidad de carga de los ecosistemas; implica la satisfaccin de las necesidades actuales sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones (Caballero, 2003), definicin que se acerca a
la planteada por el Informe Brundland, donde el desarrollo sostenible fue definido como un proceso que permite satisfacer las necesidades de la poblacin actual sin comprometer la capacidad de
atender a las generaciones futuras. (Leff, 2000: 19)
El uso del trmino ecodesarrollo deja dudas en cuanto a su alcance y forma, pues en ningn momento en la ley se especifica que significa exactamente. Suponemos que est vinculado a la idea de
impulsar un desarrollo que respete la naturaleza y mantenga cierto stock de recursos naturales.
Karen Andrade
98
Estos nuevos requerimientos llevaron a este organismo a reformular sus
estrategias y planteamientos. A fines de 2002, el Ecorae inici un proceso
de reestructuracin17 que se extiende hasta el momento. Esto ha suscitado
posiciones encontradas18 entre la ciudadana del oriente ecuatoriano pues,
durante muchos aos la accin de esta institucin fue catalogada como asistencialista, clientelar19 y deficiente, lo que no evit que muchas personas
fueran favorecidas de manera personal al ser mnimos los requerimientos
para ser beneficiario del financiamiento correspondiente a los proyectos20.
La relacin entre el Ecorae y la sociedad civil en el marco
del financiamiento de proyectos
El Ecorae ha desplegado diferentes modos de trabajar a lo largo de su existencia, en lo referente a la entrega de fondos con la aprobacin de proyectos. El tratamiento ha sido diferente en cada una de las provincias estudiadas, los sectores favorecidos responden a necesidades similares pero actores
estratgicos diferentes que marcaron las negociaciones.
El primer periodo que identificamos es entre 1995 y 2001, cuando los
proyectos financiados por el Ecorae beneficiaron a pequeos grupos, asociaciones, cooperativas y juntas parroquiales que representaban sectores especialmente del rea rural de la Amazona. En este periodo, las cabeceras provinciales recibieron mayor financiamiento que otras zonas, con un fuerte
nfasis en los proyectos productivos. Este fenmeno responde al fin para el
cual se cre esta institucin: fomentar el desarrollo de la RAE. Pero, an
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18
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20
Este proceso de reestructuracin abarca diferentes reas como: la administrativa con la designacin
de representantes, directorio, contratacin, temas salariales, y ms; el rea de planificacin con el
desarrollo de: mega proyectos, macro proyectos, micro proyectos, unidades municipales de desarrollo sustentable - UMDS, secretaras tcnicas, entre otros temas.
Entre las autoridades entrevistadas, se recogi diversas opiniones acerca del ECORAE: unas a favor de las acciones emprendidas, otras en contra de la forma de trabajar de la institucin y otras
enmarcadas en el escepticismo.
Asumo el concepto expuesto por Amparo Menndez-Carrin (2003: 332), donde las prcticas
clientelares se expresan como mecanismos de dominacin y exclusin colectiva asentada en dispositivos informales de otorgamiento de beneficios de ndole individual a travs de complejas redes de intermediacin para la prestacin y contraprestacin de beneficios.
Se recogieron comentarios acerca de que, algunas veces el trabajar para ECORAE constituy una
catapulta poltica; y que en su mayora, los puestos de trabajo eran ocupados por personas allegadas a los gobiernos de turno sin considerar las facultades profesionales.
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
99
cuando las acciones se apreciaron como positivas, qued insatisfaccin tanto en los sectores beneficiarios como en la institucin misma, pues el apoyo
estuvo dirigido principalmente a pequeos proyectos agropecuarios, ms se
careca de asistencia tcnica continua que pudiera brindarse a los beneficiarios, lo que provoc falta de continuidad en estos proyectos. Tambin, se
presentaron casos en que se entreg el financiamiento21 y no se desarrollaron las actividades propuestas. As tenemos que, de acuerdo a datos presentados por el departamento de Planificacin del Ecorae, entre 1995 y el 2001
del total de los proyectos ejecutados, apenas un 30% se ha realizado ms all
del primer anticipo y en algunos casos concluyeron exitosamente, mientras
que el restante 70% no ha pasado del primer desembolso (ECORAE, Departamento de Planificacin).
Las acciones emprendidas por el Ecorae para el financiamiento de proyectos que impulsaran el desarrollo del agro en la Amazona ecuatoriana,
aunque est lleno de falencias, no puede dejar de ser considerado como un
impulso notable para las familias beneficiarias. El problema est en que gran
parte de estos proyectos fueron entregados a personas o grupos que buscaron su beneficio particular22 sin preocuparse por el desarrollo a largo plazo
de las poblaciones que representaban, lo que impidi consolidar procesos
productivos que brindaran continuidad en los proyectos y sustentabilidad
econmica a las poblaciones.
An es importante el apoyo al sector agrcola, tanto en un mejor control de las plantaciones como en la implementacin de proyectos pecuarios,
pisccolas y de productos alternativos (como el man de rbol, plantas medicinales, etc.). La poblacin del oriente ecuatoriano crece incesantemente
y la produccin de productos locales no alcanza a satisfacer la demanda alimenticia, por lo que el comercio de productos de otras zonas del pas es permanente en las poblaciones de la RAE. La implementacin de proyectos
que impulsen la actividad agrcola es importante, siempre y cuando las propuestas se ajusten a las condiciones ecolgicas que presenta la Amazona23,
21
22
23
Esta informacin fue expuesta por Mario Ruales, ex-director del departamento de Planificacin del
ECORAE, en un encuentro denominado Dilogo entre Petroecuador, ECORAE, UDENOR,
Autoridades Provinciales y Sociedad Civil para el desarrollo humano sustentable de Sucumbos,
realizado en la ciudad de Nueva Loja, en marzo de 2003.
El manejo clientelar de los fondos del ECORAE llev a favorecer a sectores con fuerza poltica, sin
considerar que estos fondos deban servir de impulso para un desarrollo sustentable de la regin.
Con este fin, el ECORAE ha realizado una serie de estudios que se reflejan en un documento de-
100
Karen Andrade
pues es imprescindible mantener un equilibrio en los ecosistemas. En el pasado, este punto no fue considerado por la institucin al momento de calificar los proyectos para su aprobacin, por lo que muchos de stos no tuvieron xito24. En la actualidad, existe un intento del Ecorae en corregir estas
equivocaciones, aunque an no tenemos resultados concretos que nos permitan evaluar los cambios estructurales que plantea la institucin.
As, puede observarse de manera clara que la accin del Ecorae se dirigi hacia el mbito productivo agrcola y pecuario, brindando asistencia
econmica y tcnica en menor grado. El objetivo era impulsar la utilizacin
de espacios que ya fueron desbrozados y aprovechados en otras actividades,
incrementar la produccin agrcola, y de esta manera disminuir una importacin de productos al rea desde otras provincias del pas. Pero, a pesar de
la gran cantidad de recursos econmicos destinados al sector agropecuario,
no todos los sectores se sintieron satisfechos, pues aducen que estos recursos fueron repartidos de manera desigual y discriminatoria, donde se advierte un trato preferencial de una o dos provincias ante otras.
La provincia con mayor financiamiento en el rea de los proyectos, entre 1995 y el 2001, es Napo. Esto puede ser consecuencia de dos factores
expuestos por varias de las personas entrevistadas: intereses polticos y econmicos, no slo desde la poblacin en bsqueda de satisfacer sus necesidades ms urgentes, sino tambin de aquellas personas vinculadas a mbitos
polticos con necesidad de satisfacer su ansiedad de poder. Y, adems, no debe dejarse de lado que ha existido un tipo de tradicin entre los secretarios
ejecutivos del ECORAE y su proveniencia de la provincia de Napo25.
El segundo periodo se desarrolla en el ao 2002, el Ecorae invirti en
los siguientes temas: agroindustria y desarrollo agropecuario, infraestructura bsica, turismo sustentable, transporte intermodal y generacin energtica, vinculados a la estrategia de desarrollo sustentable para la regin, donde
fueron favorecidos especialmente los consejos provinciales y los municipios.
En este ao, los proyectos agropecuarios recibieron el 35,68% de la inversin total en la RAE.
24
25
nominado Zonificacin Ecolgica Econmica de la RAE, que permitira identificar el tipo de
proyecto recomendable a realizar en un rea especfica.
Tal es el caso de los proyectos para cultivo de naranjilla.
Este comentario surgi varias veces en algunas de las entrevistas realizadas para este estudio.
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
101
En la provincia de Sucumbos, los beneficiarios fueron los gobiernos
seccionales con un 37% del total, las organizaciones sociales con un 60% y
otros con un 3% del total. La inversin fue diferente en la provincia de Orellana, donde los beneficiarios fueron las organizaciones sociales con un 44%
del total, los gobiernos seccionales con un 12% y otros no especificados con
un 44%.
En la provincia de Pastaza, los beneficiados de estas inversiones fueron:
las organizaciones sociales con un 30% del total, los gobiernos seccionales
con un 54%, y con el 16% otros no especificados. En la provincia de Napo, el financiamiento para proyectos en el ao 2002 fue menor que en Pastaza, pero mayor que en Orellana y Sucumbos, donde las organizaciones
sociales se beneficiaron con un 43% y los gobiernos seccionales con un
24%, mientras que el 33% fue para otros no especificados.
La distribucin de recursos econmicos, en las provincias, parece haber
respondido a exigencias de tipo clientelar pues no guardan una estructura similar entre las inversiones. La presentacin de las inversiones en el ao 2002
no es igual en relacin con los proyectos financiados en aos anteriores, la
transparencia en los datos no responde a las nuevas polticas predicadas por
el Ecorae desde ese mismo ao. El promedio anual de financiamiento en los
aos anteriores fue de 2555.490 dlares frente a 1202.670,63 dlares en el
2002, esta reduccin es sentida por la sociedad con la disminucin en la cantidad de proyectos puestos en marcha. Adems, se contina dando prioridad
a los proyectos econmicos y a la construccin de infraestructura, satisfaciendo necesidades de carcter inmediato desde la sociedad. Antes de continuar con las inversiones del ao 2003, debe revisarse uno de los proyectos
impulsados por el Ecorae en las municipalidades de la Amazona, la creacin
de las unidades municipales de desarrollo sustentable UMDS.
Hacia fines de 1999 e inicios del ao 2000, se dio impulso a una iniciativa financiada por el Ecorae para desarrollar el sector agropecuario de la
Amazona ecuatoriana. Las UMDS tienen como objetivo mejorar la produccin de las fincas; introducir especies ms productivas tanto de cacao,
caf, rboles maderables y frutales; adems de dar asistencia tcnica a los pequeos agricultores.
Esta es una de las propuestas del Ecorae reconocida como provechosa
por las autoridades municipales. Las UMDS fueron implementadas en la
mayora de los municipios de la Amazona. El Ecorae dio apoyo financiero
102
Karen Andrade
a la constitucin de las UMDS26, frente a una contraparte municipal. La
funcin principal de estas unidades es impulsar la produccin agrcola y pecuaria en el cantn donde se ubican, con el propsito de mejorar la calidad
de vida de las familias involucradas. Su fin es proveer financiamiento a las
propuestas de los agricultores bajo una continua asistencia tcnica27, con el
apoyo de fincas demostrativas y continuas visitas a los proyectos financiados, sin necesidad de presentar proyectos elaborados.
En sus inicios, el proyecto tuvo un fuerte apoyo desde el Ecorae, luego
ste disminuy por falta de recursos econmicos en esta institucin, pasando a ocupar un papel secundario en la distribucin de los recursos. La reduccin en el apoyo econmico para el financiamiento de los proyectos
(desde fines del 2001 hasta principios del 2003, las UMDS no recibieron
dinero del Ecorae28), fue justificada por esta institucin como una consecuencia del proceso de reestructuracin interna que estaban desarrollando29.
Al disminuir el aporte econmico del Ecorae, el mantener a las UMDS
se convirti en responsabilidad de los municipios. No todos los municipios
de la Amazona han acogido esta iniciativa, pero aquellas que la desarrollaron y an continan en el fortalecimiento de dicha unidad, estn trabajando en la constitucin de fincas experimentales para la transmisin de tecnologa. Sin embargo, estas unidades han tenido que buscar alianzas estratgicas30 que les permita sustentar sus labores, pues el aporte del Ecorae fue suspendido por cerca de ao y medio31.
Desde el 2002, el Ecorae se encuentra en un proceso de reestructuracin, que comprende desde actividades internas dentro de la institucin, como la forma en que se realizan las inversiones en los proyectos impulsados
y/o financiados por ella. As, tenemos que esta institucin pretende conso26
27
28
29
30
31
Se entrevist a los coordinadores de las UMDS de Shushufindi y La Joya de los Sachas, en el periodo entre julio y agosto del 2003 en las oficinas de las unidades en los municipios.
La ayuda se realiza a travs de la entrega de plantas (cacao, guaba, rboles maderables, productos
de ciclo corto, etc.) y de los suministros necesarios para mantener las plantaciones.
Esta informacin fue proporcionada por los coordinadores de las UMDS de Shushufindi, La Joya
de los Sachas y Arosemena Tola.
Desde inicios del 2003, las UMDS tuvieron que entrar a un proceso de liquidacin de cuentas con
el ECORAE, esto con el objetivo de obtener nuevos fondos desde esta institucin.
Los municipios fueron los encargados de mantener activas las UMDS, tanto con apoyo econmico como en el desarrollo de los proyectos.
De acuerdo a la informacin obtenida con los coordinadores de las UMDS visitadas, esta interrupcin del apoyo por el ECORAE, se produjo en el periodo 2001-2002.
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
103
lidar las zonas potenciando el desarrollo empresarial local mediante el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales de la regin y promover
la conformacin de empresas de economa mixta. Adems, se ha propuesto
apoyar las iniciativas de los gobiernos seccionales que apunten al desarrollo
del rea rural, especialmente.
Los objetivos planteados por la institucin se traducen en los tipos de inversin planteados, a travs de los megaproyectos (lneas estratgicas de accin que orientan la definicin de polticas regionales y establecen programas
y proyectos), macroproyectos (inversiones productivas reembolsables en los
que el Ecorae tendr participacin accionaria), y microproyectos (iniciativas
de las diferentes organizaciones sociales de la regin, orientadas a promover
el desarrollo humano sustentable bajo un sistema de co-financiamiento)32.
De acuerdo a la planificacin expuesta por el Ecorae, todos los proyectos deben guardar las recomendaciones expuestas en el documento producido por el programa de Zonificacin Ecolgica Econmica. Este es uno de
los puntos controversiales en los proyectos propuestos, pues muchos de ellos
pueden causar externalidades negativas para la conservacin de la naturaleza. Por ejemplo, en el proyecto de transporte intermodal, la propuesta consiste en aumentar la frecuencia del transporte tanto terrestre como fluvial en
la Amazona, lo que implica un incremento del impacto poblacional sobre
la fauna y flora existente.
A partir de 2003, para ser beneficiario de un financiamiento del Ecorae
es indispensable cumplir con ciertos requisitos y apegarse a un formato de
presentacin de proyectos33, stos sern aprobados por un tribunal compuesto por personal calificado y designado por el directorio34 de esta institucin. El cambio en las estrategias del Ecorae, contina suscitando reacciones encontradas entre la poblacin y las autoridades de la Amazona, pues
para muchos los nuevos parmetros propuestos dificultan los trmites necesarios para la obtencin de fondos, y contribuyen a generar conflictos entre
los organismos institucionales gobiernos seccionales y otras instituciones
32
33
34
Plan Operativo Anual 2004, ECORAE.
Este requerimiento ha sido impuesto a los proyectos a presentarse desde el 2003.
El directorio del ECORAE se integra de la siguiente forma: el ministro del Ambiente o su delegado, el ministro de Relaciones Exteriores o su delegado, un representante de Petroecuador, un representante de los gobiernos seccionales autnomos, un representante de los centros agrcolas de
las provincias de la RAE, u un representante de las organizaciones indgenas amaznicas (Ley
N82, RO N675, art. 5, 2/10/2002).
104
Karen Andrade
del Estado, especialmente debido a la complejidad de las frmulas exigidas
y las restricciones de financiamiento. Y finalmente, unos pocos se muestran
convencidos en la posibilidad de lograr cambios que impulsen un desarrollo ms adecuado de la regin.
Este fenmeno se produce por varias razones, por ejemplo: porque no
todos tienen pleno conocimiento de la nueva dinmica que trata de desarrollar el Ecorae (en el sistema de inversiones); porque se han reducido los
recursos destinados a los pequeos proyectos de los cuales los principales beneficiarios eran los finqueros35; y a este factor debe sumarse la dificultad que
encuentran los posibles beneficiarios para disear los proyectos (metodologa que desconoce la mayora de la posible poblacin beneficiada, es decir
colonos o poblaciones indgenas).
En el 2003, las inversiones para pequeos proyectos se restringieron a un
financiamiento por provincia de 33.000 dlares, destinados bsicamente a proyectos agroproductivos. Los beneficiarios fueron escogidos tras la presentacin
de un proyecto, mismo que deba respetar el formato impuesto por el Ecorae,
y acoger los requerimientos bsicos del concurso: el ms importante es el aporte de un porcentaje de lo requerido por la organizacin a ser beneficiada, ya sea
en trmino de aporte de mano de obra, infraestructura y/o materia prima.
Actualmente, el Ecorae busca extender sus lneas de accin a programas
que abarquen un mayor territorio en la RAE, los megaproyectos. Esta estrategia sera posible si la institucin obtiene recursos externos a la ley 010, por
esto se replante la misin a futuro de la siguiente forma: disear y ejecutar una estrategia consensuada con los actores locales, nacionales e internacionales que permita el desarrollo humano sustentable de la regin basado
en un sistema de planificacin, evaluacin y rendicin de cuentas
Se ha dado mayor nfasis a solamente siete mega36 proyectos. Mas, es
importante aclarar que, hasta el momento en que finaliz la investigacin,
el Ecorae no haba expuesto los presupuestos o alcances financieros necesarios para la realizacin de estos proyectos, como tampoco estaba claro el ti35
36
Por ejemplo, el promedio de recursos entregados a la provincia de Napo entre 1995 y el 2001, alcanza los 472736,5 dlares anuales.
Los megaproyectos han sido relacionados con las lneas estratgicas de accin, que impulsan a la
institucin a: 1) articular iniciativas de planificacin integral de las zonas estratgicas de desarrollo
humano sustentable; 2) estructurar y operativizar un sistema integrado de informacin, monitoreo
y ordenamiento territorial; 3) impulsar empresas que aprovechen sustentablemente los recursos naturales de la regin; 4) transparentar a travs de mecanismos e instrumentos las acciones de la ins-
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
105
po de alianzas a realizarse entre las instituciones u organizaciones vinculadas
a la puesta en marcha de sus planes, o el tiempo necesario para desarrollar
cada uno de stos.
Apuntes finales
La gobernabilidad democrtica en el Ecuador encuentra un difcil panorama para su reproduccin y consolidacin, pues no slo constituye un obstculo que las reglas y procedimientos necesarios para su instalacin no estn solventadas en procesos claros y transparentes, sino tambin la ausencia
de estrategias acordes a las necesidades de la poblacin formuladas desde las
instituciones a cargo de la planificacin del desarrollo. En la Amazona, el
Ecorae acta como el precursor de medidas y proyectos para impulsar el desarrollo propuesto por el Estado.
Para el Estado es importante crear medios de distribucin de la riqueza
que permita el crecimiento econmico del pas. El Estado, desde sus instituciones y los gobiernos seccionales, encuentra difcil el lograr acuerdos que
permitan un mejor avance de los procesos emprendidos. La crisis del Estado se refleja en las crisis vividas en sus instituciones.
El Ecorae constituye un ejemplo de la crisis de gobernabilidad existente en el pas, donde los problemas que azotan a la institucin no slo son
desencadenados por su propia accin, sino que adems tienen su punto de
partida en un sistema poltico que responde a intereses personales y soluciones inmediatistas. La labor de esta institucin ha sido muchas veces cuestionada y calificada como clientelar, pero tambin es reconocido por muchos
actores37 que el apoyo a los pequeos productores es necesario para mejorar
su calidad de vida.
Las estrategias diseadas por el Ecorae para impulsar el desarrollo de la
RAE, desde diferentes dimensiones y tiempo, tanto en la aplicacin de proyectos como en viabilizar alianzas entre los diversos sectores del Estado y la
37
titucin; 5) desconcentrar actividades y funciones de la gestin institucional; 6) consolidar las
UMDS; 7) promover la investigacin cientfica y tecnolgica, y un sistema de comunicacin que
fortalezca las capacidades institucionales y la integracin de la regin; y por ltimo, 8) intensificar
las acciones para la consecucin de recursos financieros nuevos y adicionales, nacionales e internacionales.
Comentarios recogidos en las reuniones convocadas para el Dilogo entre Petroecuador,
106
Karen Andrade
sociedad civil, en el primer periodo de su historia, estuvieron basadas en una
postura paternalista. En los ltimos dos aos han sido reformuladas, con base en un proceso de reestructuracin destinado a brindar un mejor servicio
a la sociedad y permitir la optimizacin en el uso de los recursos econmicos. La sociedad civil distingue desde dos perspectivas este proceso interno
del Ecorae. Primero, surge la necesidad de despojarse de una idea asistencialista en la institucin, haciendo frente a los nuevos lineamientos y requisitos impuestos para la entrega de recursos, en el campo de los pequeos y
grandes proyectos. Lo que nos conduce al segundo punto que es, la exigencia a la sociedad civil de mejorar tcnicamente sus propuestas, de forma que
sea posible realizar un seguimiento de las mismas (econmico y financiero)
y obtener resultados finales satisfactorios a las partes.
Pero, la sociedad civil no debe permanecer inactiva en este proceso. La
crisis de gobernabilidad en el pas no slo es consecuencia de las deficiencias que presentan los organismos estatales, tambin es producto de una
participacin dbil desde la sociedad civil, pues son los grupos sociales y sus
actores los que deben insistir en una reformulacin de las polticas y, a la
vez, proponer nuevas estrategias de desarrollo, que estn acorde con las demandas que plantean.
Si los procesos de crisis se replican en todas las instituciones, de manera similar a la situacin que existe en el Ecorae, se complica la capacidad del
pas para una instauracin slida de la gobernabilidad democrtica. Reglas
y procedimientos poco claros dificultan los procesos de consenso y de toma
de decisiones, tanto en la sociedad como en el Ecorae y entre los dos, no digamos en el universo de las muchas otras instituciones que conforman el Estado y la sociedad ecuatoriana.
Podramos afirmar que, muchos de los procesos inacabados emprendidos por el Ecorae en conjunto con los organismos seccionales y la sociedad
civil dan pleno ejemplo de una gobernabilidad dbil, donde las reglas del
juego no son transparentes y donde los actores estratgicos siguen apostando hacia el beneficio propio. Si no es posible un cambio de posicin y entablar relaciones ms flexibles, la gobernabilidad democrtica no podr existir plenamente.
ECORAE, UDENOR, Autoridades Provinciales y Sociedad Civil por el desarrollo humano sustentable, realizadas en marzo y julio de 2003, con la asistencia de actores de las provincias de Sucumbos y Orellana.
Captulo 3
Apuestas de los derechos territoriales
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo.
Un rezago colonial1
Edmundo Guerra
Este artculo aborda el concepto de la propiedad de la tierra y lo contrapone con la riqueza del subsuelo advirtiendo que el Estado latinoamericano se
reserva el derecho de exploracin y explotacin cuando no lo delega a la iniciativa privada. Por qu razn? Esta interrogante se responder, luego de
examinar el principio jurdico que lo sustenta y la realidad de los pueblos
indgenas de Ecuador y Mxico, ambos pases petroleros, desde una ptica
histrica y social.
El principio jurdico
Para Oscar Arrieta, Director Ejecutivo de la Organizacin Latinoamericana
de Energa OLADE-: las legislaciones latinoamericanas se originan en el
Derecho Romano y, a travs de los tiempos, han mantenido el principio por
el cual el dominio del subsuelo pertenece al Estado. Este principio est recogido, internacionalmente, bajo la denominacin de la Teora del Dominio Pblico.
Este principio, sostiene Arrieta, fue establecido desde que nuestros territorios formaban parte de los virreinatos de la Corona espaola en las Reales Ordenanzas (como las Ordenanzas de Toledo de 1574 o las Siete Parti1
Este es un extracto de un artculo ms amplio titulado: Ecuador y Mxico: de la selva Lacandona
a la Amazona. Dos estudios de caso en relacin a la propiedad del subsuelo del mismo autor.
110
Edmundo Guerra
das) y, en la poca republicana, est contenido en forma expresa en las
Constituciones Polticas de nuestros pases y se ha mantenido en las sucesivas modificaciones de las mismas, concluye el funcionario de la OLADE2.
En ARPEL, la asociacin que rene a los pases y empresas petroleras de
Amrica Latina, la respuesta es tajante: los derechos de propiedad de los recursos del subsuelo en Mxico, Venezuela y Colombia, pertenecen a la Nacin, comenta Amanda Pereira, jefe de informacin3.
Desde la antropologa jurdica, una de sus exponentes la doctora Gina
Chvez, coincide con Arrieta y sostiene que: la idea de dominio del subsuelo del Estado, vigente en nuestros pases, viene desde la Colonia, en
donde, todos los territorios conquistados pertenecan a la corona. El rey daba mucha importancia al subsuelo puesto que de ah se extraa el oro y la
plata y estaba claro que toda riqueza que se sacara de cualquier parte del territorio deba ser para la Corona4.
Las Leyes de Indias otorgaron la propiedad (posesin) de la tierra a ciertos grupos indgenas. Mientras estuvieron vigentes se entenda que la propiedad era total, esto es, que no se haca ninguna distincin entre suelo y
subsuelo. En esta poca, nadie puso en debate si haba algn lmite a la propiedad otorgada a los indgenas. Ms tarde, en la poca republicana, se puso en discusin por el inters del Estado de asumir la explotacin y los beneficios de los recursos del subsuelo.
En Colombia, a comienzos de siglo, 1920, se dio un caso de disputa territorial entre el Estado y un municipio por tierras indgenas. Esta discusin
ilustra la aseveracin de Chvez:
Los municipios no tienen derecho de propiedad sino sobre el terreno que por leyes especiales (espaolas o de la Repblica) les haya sido cedido para rea de poblacin, como ejido, o para otros fines determinados y especiales. Tambin son dueos de todo terreno que hayan adquirido por alguno de los medios traslaticios del
dominio que reconoce el Cdigo Civil. Pero aun tratndose de ta2
3
4
Entrevista por correo electrnico realizada al Secretario de la OLADE, Quito, Ecuador, marzo del
2003.
Entrevista por correo electrnica realizada al Jefe de Informacin de ARPEL, Montevideo, Uruguay, febrero del 2003.
Entrevista a Gina Chvez, Red de Antropologa Jurdica, FLACSO, Quito, Ecuador, abril del
2003.
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
111
les terrenos, si stos han pertenecido a cualquier ttulo a la Nacin,
sta es duea de los yacimientos de petrleo que en ella haya. Fuera de estos casos, los municipios no son dueos del suelo. Mucho
menos lo son del subsuelo, porque ste desde la poca de la Colonia ha pertenecido y pertenece a la Nacin o a las entidades a las
cuales sta ha reemplazado. Conforme al primer fallo de 1921, cuyo ponente fue el doctor Rodrguez P., en la Corte Suprema de Justicia de Colombia. (Mayorga, 1994)
As reza la sentencia del tribunal colombiano. El subsuelo pertenece a la Nacin. En Venezuela se sostiene una lectura similar de este problema, como
lo explica Miguel Burelli5, en su artculo: Uslar Pietri y la siembra del petrleo:
La otra institucin continuadora del regalismo espaol bajo la tesis del dominio eminente es la filosofa jurdica que hace del subsuelo propiedad del Estado, en una arbitraria restriccin del derecho de propiedad, el cual debe garantizar que el dueo del suelo lo
posea hasta el centro de la tierra, como ocurre en casi todas partes,
pues hidrocarburos y otros fsiles, oro y todas las minas deben ser
del dueo de la superficie.
Bien diferente sera nuestra situacin si no fuera estatal la propiedad
del petrleo y si cada dueo del suelo lo fuera igualmente del subsuelo. Ocurrira lo que en otros pases, donde el dueo de la tierra,
por s solo o en asocio con vecinos, explorara y explotara el producto y pagara los impuestos.
El rey espaol durante la Colonia se reserv el derecho sobre el subsuelo y
este criterio lo asumieron, nuevamente, los criollos americanos actores de las
guerras de la Independencia y fundadores de las nuevas repblicas. Ms tarde, el Estado nacin latinoamericano mantuvo este criterio real puesto que
as, las compaas norteamericanas aseguraban el control sobre los recursos
mineros y petroleros.
Ver en pgina web: www.iaeal.usb.ve
Edmundo Guerra
112
Durante la Revolucin Mexicana se cambi la Constitucin, y el artculo 27 norm la propiedad del suelo y las riquezas del subsuelo como propiedad de la nacin, pero no el subsuelo en s mismo. Se regul la explotacin del petrleo, los minerales, el agua, entre otros (patrimonios), y se promulgaron leyes como la de Bienes Nacionales, en la que se seala cules son
bienes del dominio pblico de la federacin mexicana segn afirma el diputado Cuauhtmoc Velasco Oliva, en su artculo El uso del subsuelo y las
obras viales de San Antonio6.
Pueblos ancestrales y riqueza
En la legislacin latinoamericana actual no existe ningn impedimento para que este principio legal sea discutido y cambiado a favor, en especial, de
los pueblos indgenas, de tal forma que el derecho sobre la propiedad de la
tierra sea integral, comprenda el suelo y el subsuelo, hasta el centro de la tierra, al decir de Burelli.
Por qu esta respuesta no es posible en la actualidad? Examinaremos los
dos casos de Ecuador y Mxico que tienen en similitud su carcter de pases petroleros, ambos fuera de la OPEP, incomparables por el volumen de
reservas y de produccin, mientras Mxico es el quinto productor mundial,
Ecuador apenas alcanza cierta presencia en la regin de Amrica del Sur. Sin
embargo, en los dos pases la produccin petrolera es significativa en los ingresos totales nacionales.
Mxico mantiene una posicin nacionalista radical frente a los recursos
hidrocarburferos ya que se reserva para s, para PEMEX, tanto la exploracin como la explotacin de hidrocarburos. En el Ecuador, por el contrario,
se comparte esta actividad con la empresa privada, en especial con las transnacionales como Occidental, AGIP, Elf, Maxus-Repsol, etc. y, cada vez ms,
el Estado cede ante la presin de las empresas extranjeras para privatizar el
sector.
Cul es el punto de comparacin crucial? Tanto Mxico como el Ecuador tienen la presencia de un sector indgena ancestral en sus territorios, Ecuador en la regin amaznica y Mxico, en especial, en la Selva Lacandona.
6
Falta ao de publicacin o fecha de consulta en la pgina web Red Ecuatoriana de Antropologa
Jurdica, FLACSO, Ecuador.
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
113
En los dos sectores los pueblos indgenas se mantuvieron alejados del
contacto con el mundo occidental hasta bien entrado el siglo XX, mantuvieron sus culturas y tradiciones, conservando su propio idioma.
Tanto el Estado ecuatoriano como el mexicano, sin embargo, mantienen una postura similar frente a los derechos indgenas y los recursos del
subsuelo: estn dispuestos a entregar la propiedad de la tierra pero se reservan el usufructo de la riqueza del subsuelo.
El lmite, por tanto, de los estados nacin latinoamericanos, frente a los
derechos indgenas expresa, por una parte, el carcter de estados subordinados a los intereses de las compaas transnacionales (hecho evidente, de manera brutal y violenta en Irak, cuando el ejrcito norteamericano, una vez
que bombarde y saque el pas, se apropia de sus recursos petroleros, de las
fuentes de agua, de los puertos martimos, de los sistemas de comunicacin,
de la energa elctrica, etc. Y, se los concesiona a las compaas norteamericanas sin consultar al pueblo iraqu. El nacionalismo se termina en medio
de la violencia, con el uso de la fuerza extrema, abriendo un tiempo de privatizacin asalto, robo y saqueo-).
De otra parte, se recalca que los estados latinoamericanos, luego de la
Independencia espaola (siglo XIX), no expresaron los intereses de los pueblos indgenas, al contrario, los marginaron y excluyeron tanto del ejercicio
del poder, cuanto del reparto de las riquezas. Ahora, las compaas transnacionales, que consideran que el petrleo es un recurso estratgico para el
nuevo milenio, por sus escasas reservas propias, al no poder cambiar de
fuentes de energa, estarn ms dispuestas a apoderarse de estos recursos y,
en ningn caso, reconocerlos como derecho legtimo de los pueblos ancestrales de la regin.
Examinemos de cerca la situacin de Mxico.
Mxico
En Mxico, el Estado de partido nico, dominado por el PRI desde 1938
hasta el ao 2002, no represent a la mayora de los pueblos que constituyen la nacin mexicana, problemtica impuesta desde la Colonia cuando el
imperio espaol derrot a los aztecas, aliado con los grupos tnicos sometidos por Moctezuma.
114
Edmundo Guerra
En el transcurso histrico, el despojo territorial signific, en algunos casos, la retirada de pueblos enteros hacia las zonas selvticas, como es el caso
de la Selva Lacandona, refugio de los tzetzales, tzochimilcos, tzotziles y choles, entre otros pueblos mexicanos.
La similitud o comparacin con el caso ecuatoriano es pertinente, por
su actualidad, ya que el relato realizado por Castells, sobre la situacin de
insurgencia del pueblo mexicano, liderado por el Ejrcito Zapatista de Liberacin EZL- traza varios smiles entre la historia de los dos pases. En este texto de Castells se lee:
Durante siglos, los indios y los campesinos han sufrido el abuso de los colonizadores, burcratas y colonos. Y durante dcadas, se los ha mantenido
en una inseguridad constante, ya que la posicin de sus asentamientos
cambiaba frecuentemente, de acuerdo con los intereses del gobierno y los
terratenientes.
En 1972, el presidente Echeverra decidi crear la reserva de la biosfera de
Montes Azules y devolver la mayor parte de la selva a las 66 familias de la
tribu lacandona original, as que orden la reubicacin de 4.000 familias
que se haban reasentado en esta zona tras su expulsin de sus comunidades originales. Tras las tribus lacandonas y el repentino amor a la naturaleza estaban los intereses de la compaa forestal Cofotasa, apoyada por la
compaa de desarrollo gubernamental NAFINSA, que recibi los derechos de explotacin forestal. La mayora de los colonos se negaron a la reubicacin y comenz una lucha de veinte aos por su derecho a la tierra,
que an persista cuando Salinas asumi la presidencia en 1988.
Salinas acab aceptando los derechos de algunos colonos, pero restringi
su generosidad a aquellos pocos que apoyaban al PRI (Partido Revolucionario Institucional), el partido del gobierno.
En 1992, un nuevo decreto aboli los derechos legales de las comunidades
indias que se haban reasentado por segunda vez. Ahora el pretexto era la
Conferencia de Ro sobre el Medio Ambiente y la necesidad de proteger la
selva tropical. Tambin se restringi el forraje del ganado en la zona para
ayudar a los rancheros de Chiapas, que competan con el ganado de contrabando procedente de Guatemala. El golpe final a la frgil economa de
las comunidades campesinas lleg cuando las polticas de liberalizacin
mexicanas de la dcada de los noventa, en preparacin para el TLC, incrementaron las importaciones de maz y eliminaron la proteccin del precio
del caf.
La economa local, basada en la silvicultura, el ganado, el caf y el maz,
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
115
qued desmantelada. Adems, la posicin de la tierra comunal se hizo incierta tras la reforma realizada por Salinas del histrico artculo 27 de la
Constitucin mexicana, que pona fin a la posesin comunal de la propiedad agrcola por parte de los ejidos, en favor de la plena comercializacin
de la propiedad individual, otra medida directamente relacionada con el
alineamiento de Mxico con la privatizacin de acuerdo con el TLC.
En 1992 y 1993, los campesinos, se movilizaron pacficamente contra esas
polticas. Pero despus de que su enrgica marcha de Xi Nich, que llev a
miles de campesinos de Palenque a la Ciudad de Mxico, quedara sin respuesta, cambiaron de tctica. A mediados de 1993, en la mayora de las comunidades lacandonas no se plant maz, se dej el caf en las matas, los
nios abandonaron las escuelas y se vendi el ganado para comprar armas.
El encabezamiento de la Proclama de los insurgentes del 1 de enero de
1994 deca: Hoy decimos BASTA! (Castells 2000: 100)
Es evidente que los pueblos mexicanos, que no comparten el poder y que
no forman parte del Estado son objeto de abuso de las empresas capitalistas
y no son un punto de partida para la instauracin de las polticas generales
del Tratado de Libre Comercio. El mercado integrado con los EEUU destruye las pequeas economas, precisamente, por la va del precio impuesto
por el mercado.
Una comparacin s es posible entre Ecuador y Mxico en este aspecto:
el tratamiento que el Estado de cada uno de los dos pases otorg a los pueblos indios. En primer lugar, ni en Ecuador, ni en Mxico se los reconoci
como pueblos, sujetos de derechos por su propiedad ancestral del territorio.
Durante la conquista espaola (siglo XVI-XIX) los pueblos indios fueron
desplazados de sus tierras, de sus lugares habituales de asentamiento y fueron obligados a trasladarse a otras lugares ya por la fuerza, ya por motivos
de supervivencia.
Tanto en Mxico como en Ecuador, los indios llegaron a convertirse en
campesinos sin tierra. Fueron despojados por los encomenderos, luego por
los terratenientes y los mestizos sufriendo el abuso de los colonizadores, despus de los burcratas y, por ltimo, de los colonos, estos coterrneos, pueblo sin empleo, que se moviliz en bsqueda de la tierra prometida por el
Estado.
De quin era esa tierra de colonizacin? Tanto en Ecuador como en
Mxico, territorio ancestral de los indgenas.
116
Edmundo Guerra
En nuestro pas, la regin amaznica tuvo ese mismo trato a partir de
1970 cuando el Estado promocion e impuls las polticas de colonizacin
para los campesinos empobrecidos de Loja, Manab, Pichincha, declarando
a la provincia de Napo-Pastaza como zona de tierras baldas.
Este largo proceso cre esta figura del colono que fue a enfrentarse cara
a cara con los hombres de la selva, habitantes ancestrales de la zona.
La lengua
El aspecto cultural y de la lengua es otro de los puntos culminantes y semejantes en ambos pases: en muchos casos, los pueblos vernculos no hablaban el espaol, se comunicaban en su propia lengua de carcter oral y los
Estados nacin, respectivos, no reconocieron su existencia sino hasta el final del siglo XX, en 1994 en Mxico y, en 1998 en Ecuador.
El Estado ecuatoriano reconoce la existencia de los pueblos indios con
derechos y deberes, recin en 1998, luego de la larga lucha en la dcada de
los noventas, mediante paros generales o movilizaciones indgenas, cuando
la Constitucin de ese ao incluy un reconocimiento de los pueblos quichwa, shuar y afroecuatorianos, como pueblos ancestrales con derechos propios.
En Mxico, este reconocimiento del Estado recin se produce en 1994,
cuando el mediador Camacho se acerca a la regin lacandona para intervenir con el Ejrcito Zapatista de Liberacin EZL- y leer un comunicado del
gobierno mexicano en idioma tzetzal y chol era la primera vez que un alto
cargo mexicano reconoca las lenguas indias, recuerda su secretaria.
Hay que insistir que la lengua existe independientemente que el Estado
la reconozca o no. Su permanencia explica la fortaleza de los pueblos. Su
inusitado deseo de sobrevivir.
El desplazamiento del territorio
En la selva Lacandona de Mxico, los indios tzeltales, tzotziles y choles fueron movilizados para evitar los enfrentamientos con los campesinos sin tierra, fueron desplazados por los terratenientes.
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
117
En el Ecuador, por su parte, los indios secoyas, siona, cofanes y tetetes,
que habitaban ancestralmente en las orillas del Aguarico, en la regin norte de
la Amazona, fueron desplazados de sus territorios por los colonos y por las
empresas petroleras para iniciar la explotacin hidrocarburfera en esa regin.
Desde la llegada de Coln hasta 1994, tuvieron que pasar 500 aos para que el Estado reconozca la existencia de estos pueblos, con su lengua y su territorio. En el Ecuador sucede lo mismo. En el mismo tiempo histrico.
El punto nodal o crucial de este trato discriminatorio para el pueblo vernculo es la propiedad de los territorios. Ni el Estado mexicano ni el ecuatoriano reconocieron este mbito de propiedad. Las revueltas liberales en
ambos pases ingeni el derecho a la posesin comunal de la propiedad agrcola, hasta los aos 1980.
A partir de ese ao, con la propagacin del neo-liberalismo, se propone
abolir todo tipo de propiedad comunal puesto que la tierra deba ser objeto de comercializacin, sujeto de la propiedad individual. ltimo reducto
del capital que se expande por todos los rincones e impone su forma de relacin social: la relacin capitalista de produccin, la apropiacin privada de
los medios de produccin, la transformacin del campesino en asalariado,
la eliminacin de las formas precapitalistas de relacin comercial: trueque,
presta manos, etc.
Cuando el EZL, representante de los pueblos indios mexicanos, plantea
sus reivindicaciones de los derechos del pueblo, el Estado mexicano, liderado por Salinas de Gortari, educado en Harvard, representante de la burocracia partidista y estatal, aliada con el FMI y a favor del Tratado de Libre
Comercio, fueron negadas. Por primera vez, los indios de la selva Lacandona tenan una estrategia de largo aliento.
En el Ecuador, el caso es semejante, pero con una gran diferencia. Aqu
no existe lucha armada ni partido guerrillero. La reivindicacin viene por el
lado de la lucha de masas. El avance poltico que se estructura, se gesta en
las comunidades indgenas en forma de lucha y movilizacin de masas.
La riqueza del subsuelo
Tanto el Estado ecuatoriano como el mexicano reconocen, en ltima instancia, la propiedad indgena sobre la tierra pero mantienen una posicin in-
118
Edmundo Guerra
variable frente a la propiedad de las riquezas del subsuelo. Este es un mbito no negociable, histricamente.
En 1995, el estado mexicano de Chiapas produjo 19,8 millones de barriles de petrleo crudo y 202,6 millones de pies cbicos de gas natural, que
se extraen de los 117 pozos petroleros de la regin. Las zonas extractivas ms
importantes son el sector noroccidental y el litoral.
Un tema difcil parece ser la demanda de las comunidades indias de mantener la propiedad de su tierra, incluidos los recursos del subsuelo, una demanda categricamente rechazada por el gobierno mexicano puesto que
Chiapas es rica en hidrocarburos (Castells, 2000: 105).
Los pueblos indgenas de Ecuador y Mxico se aprestan a liberar esta lucha:
reivindicar la propiedad de la riqueza del suelo y del subsuelo. Tanto en el
Ecuador como en Mxico la propiedad del subsuelo es asumida por el Estado quien cede los derechos de explotacin a las compaas multinacionales, estableciendo una poltica de hecho: la riqueza minera del subsuelo es
del Estado, de un estado de clase que no representa al conjunto social. Tanto Mxico como Ecuador son pases pluritnicos, pero el Estado no representa la totalidad social, excluye y empobrece a la mayora marginada.
Desde el punto de vista social, el Estado latinoamericano es una estructura de clase, hegemnica del capital, que excluy y excluye del poder a vastos sectores sociales, en especial a los indgenas. A pesar de ser naciones plurilinges y multitnicas, Ecuador y Mxico, tiene como lengua oficial el espaol, reconocen la existencia de otros idiomas pero no se los legaliza.
En la Amazona se encuentran de manera frontal estas minoras tnicas
(llamadas as por algunos antroplogos o pueblos o las autodenominadas nacionalidades, para otros) con las grandes compaas transnacionales: Texaco,
Chevron, ELF, Occidental, etc. Un encuentro directo entre el primer mundo, el gran capital, y el cuarto mundo, pueblos de identidades primarias, en
disputa seria por el territorio, por la riqueza del subsuelo: el petrleo.
Para Ecuador, desde 1972, cuando se inici la segunda era petrolera, las
cifras entregadas por el sector hidrocarburfero a las cuentas nacionales son
decisivas tanto para los ingresos fiscales, cuanto para las exportaciones y la
balanza comercial.
El sector hidrocarburfero se convirti, en poco menos de 30 aos, en
el principal rubro de ingresos del estado nacional, en el sector ms dinmi-
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
119
co de la economa al generar tanto fuentes de trabajo y empleo, directos e
indirectos, cuanto al atraer inversiones internas e externas para completar su
ciclo productivo.
La discusin actual se centra entre una posicin que alienta la exportacin de crudo, sin valor agregado, favoreciendo a los exportadores, y otra
que busca el desarrollo de la industria paralela transformando el crudo en
energtico sustitutivo, de la energa trmica, por ejemplo, la propuesta de
un socio-estratgico para el campo ITT.
Contribucin del sector hidrocarburfero a la economa nacional.
Ecuador: 1972-2001
Rubros econmicos
Produccin de petrleo
Refineras
Venta interna de derivados
Venta mercado internacional
Transporte por el SOTE
Contribucin al PIB
Participacin en las exportaciones
Presupuesto General del Estado, financiamiento
Resultados y promedios
2.646,2 millones de barriles
1.085,1 millones de barriles
948,8 millones de barriles
421,0 millones de barriles de petrleo
219,4 millones de derivados
2.791,2 millones de barriles
14.2%
41.2%
40.6%
Fuente: Estadstica de la industria petrolera 1972-2001, Petroecuador. Elaboracin: Autor.
Esta riqueza se la disputan el Estado y las empresas transnacionales, excluyendo del pastel a las minoras tnicas a quienes se prefiere repartir migajas,
expresin cierta de las polticas clientelares del Estado y de las empresas
transnacionales, a travs de largas y tediosas negociaciones entre los abogados yuppies de las compaas petroleras y los dirigentes de las comunidades
indgenas.
El Estado se hace de la vista gorda y delega su responsabilidad, representar al conjunto del tejido social, favoreciendo el inters del gran capital cuya mxima expresin son los contratos petroleros en donde el Estado solo
puede aspirar al 18% de la produccin petrolera de las empresas, mientras
las transnacionales se llevan el 82% de la riqueza del subsuelo a nombre de
120
Edmundo Guerra
la estabilidad jurdica y de la recuperacin de las inversiones, por veinte
aos.
El Estado ecuatoriano, desde el punto de vista social, aparece como
fragmentado pues, la nacin que nunca se constituy como tal, desde hace
dos dcadas, est tratando de cohesionarse, recin hacia el tercer milenio,
ampliando el concepto de pueblo, hacia las etnias que fueron excluidas del
poder poltico, de la representacin social y de la riqueza: los kichwas, los
shuar, los achuar, los afroecuatorianos, los huaorani, etc.
Derechos territoriales frente a las
actividades petroleras
Csar Andy
Nuestra concepcin sobre el territorio
Los territorios son el espacio que compartimos con otros seres vivos, en una
relacin evolutiva natural como garanta de la sustentabilidad mutua, es la
libertad incondicional para la manifestacin de nuestras espiritualidades,
culturas y tradiciones.
No se puede pensar un desarrollo sustentable sin el vnculo que tenemos con los territorios, con sus montaas, aguas, tierras, bosques, subsuelo
y cielos, donde identificamos nuestras existencias y provenimos para la vida
diaria y futura. Es la riqueza heredada por los ancestros y que estamos obligados a dejar a nuestros descendientes, si es que queremos continuar como
yine, kichua, hunikui, huourani y dems pueblos.
El desarrollo sustentable y el sistema econmico tradicional
Cuando hablamos de nuestro derecho al territorio no es solo a la tierra,
hablamos de ejercer un poder, al igual que un ente pblico un municipio, por ejemplo, ejerce dentro de los lmites de su jurisdiccin y competencia. Es decir, el derecho a ejercer el manejo y control sobre lo que ocurre en esos espacios, cmo se usan y se dispone de ellos; a la participacin
como colectividades en las decisiones que afectan a esos territorios y a los
recursos all existentes.
Se aplica dentro de nuestro territorio, nuestras normas, costumbres y
tradiciones; a autorregular nuestras formas de organizacin social y de re-
Csar Andy
122
presentacin; a orientar y administrar nuestra economa y el aprovechamiento de las riquezas y recursos naturales existentes; y a precautelar el
equilibrio ecolgico y evitar la degradacin ambiental. (COICA, 1996).
Sobre la base de esta concepcin, podramos afirmar los siguientes puntos
de partida sobre los derechos territoriales.
Concepcin holstica
Esto quiere decir que abarca dimensiones como lo espiritual, socio cultural, poltico y econmico. Para nosotros el territorio no es un simple bien
o slo un medio de produccin, pues la dimensin espiritual del territorio,
por ejemplo, nos lleva a afirmar que est estrechamente relacionado con lo
sagrado que nos lleva a interactuar con los espritus creadores y protectores
de todas las vidas, base material y espiritual de la vida a travs de las generaciones.
Concepcin poltica de la territorialidad indgena
La territorialidad como tal implica nuestra consolidacin como pueblos, est implcito el ejercicio del derecho a ser libre y gozar de la paz en nuestros
territorios. Esta concepcin es fundamental, toda vez que nuestros territorios son vistos como espacios de continuidad y afirmacin cultural, espacios
de consolidacin de las autonomas.
De las dos acepciones, encontramos algunos puntos crticos que con frecuencia se presentan como polos opuestos, tanto desde la visin planteada
por nosotros, como por la visin de los gobiernos nacionales, siendo stos:
El territorio como bien colectivo
No es fcilmente asimilable y muchos no comprendern esta visin. Se puede concebir la tierra como un bien exclusivamente productivo y sujeto a
propiedad privada o colectiva y regulada desde el rgimen jurdico, o sea
enajenable, transferible, susceptible de gravmenes y de prescripcin adquisitiva de dominio.
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras
123
Los territorios como inembargables, inalienables e imprescriptibles
Si bien, a travs del reconocimiento de nuestros derechos en las constituciones e instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la OIT, en
gran parte de los pases de la regin se ha otorgado a nuestras tierras el carcter de inembargables, inalienables e imprescriptibles, an hay varios aspectos del derecho al territorio que siguen siendo controversiales y an no
han logrado ser reconocidos por la mayor parte de los estados nacionales y
en cierta medida tambin en el mbito internacional.
Derechos sobre bienes integrales del territorio
El Estado se reserva derechos sobre bienes que forman parte integral del territorio: el subsuelo, recursos no renovables, en algunos casos los recursos
forestales, la fauna, las lagunas, ros, aplicando regmenes legales diferenciados a los distintos componentes de la naturaleza; se produce as una desintegracin jurdica de los territorios, que no solo dificulta el control y gestin
por parte nuestra, sino que adems es la causa de los mayores conflictos, incluso para aquellos que han obtenido el reconocimiento legal de propiedad
de la tierra, provocando una gran vulnerabilidad a las condiciones de vida
del presente y de futuras generaciones.
La visin de separar los territorios y sus recursos es una cuestin que para nosotros se convierte en una cuestin cada da ms compleja, ya que segn nuestra visin estamos intrnsecamente relacionados y no podemos separarlos porque nuestra existencia depende de los territorios y los recursos
naturales.
Evidentemente los mayores conflictos se dan porque los gobiernos, empresas y otros actores, toman decisiones apropindose de los recursos naturales existentes en nuestros territorios, sin respetar nuestros principios o derechos ya reconocidos, sea a nivel internacional o en la legislacin nacional.
Por ello, hemos propuesto desde la COICA en varios escenarios de tratamiento del tema, los siguientes aspectos que hagan efectivo el reconocimiento de nuestros derechos:
Csar Andy
124
Seguridad de nuestros territorios.
Respeto a nuestra integridad cultural, econmica y social.
Mejoramiento de nuestras condiciones de vida a travs del desarrollo de
los planes de vida.
Redefinir el concepto de desarrollo.
Adhesin y cumplimiento a convenios globales.
Respecto por nuestras decisiones.
Indemnizacin y compensacin por daos ambientales y socioculturales.
Objecin cultural.
Nuestra fragmentacin jurdica y los alcances del ejercicio de la autoridad
propia, impide el ejercicio del derecho al territorio
Dos temas centrales adicionales forman parte de los desencuentros con las
nociones del Estado en varios de los pases de la regin y que debilitan enormemente el ejercicio de nuestro derecho al territorio: la fragmentacin jurdica al que nos han sometido los estados nacionales y los alcances del ejercicio de la autoridad propia para el control y el gobierno territorial. En algunos pases, a pesar de los avances constitucionales, persiste la divisin jurdica sobre nosotros en una diversidad de formas de interpretacin legal como nativos, indios, tribus, naciones, pueblos, comunas, y ms recientemente como evanglicos, catlicos, mujeres, nios, ancianos. En concreto, hemos perdido valores y principios humanos como colectividad y estamos pasando a valorar el otro, el externo.
Agenda indgena amaznica
La Agenda Indgena Amaznica (AIA) es un instrumento de unificacin de
esfuerzos de nuestras organizaciones, que posibilitar trabajar en funcin de
unos planes comunes y prioritarios, siendo uno de ellos el componente de
territorios y recursos naturales.
Por la naturaleza de este planteamiento, nuestra reivindicacin precisamente se ha concentrado en la seguridad territorial, en la que proponemos
las acciones siguientes:
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras
125
Fortalecimiento de la capacidad poltica, organizativa y financiera con
vistas a autodeterminarnos como pueblos que somos en nuestros propios territorios.
Una coordinacin y comunicacin permanente de las estrategias y planes que hemos desarrollado.
Establecer una poltica de cooperacin, desde nuestros intereses y prioridades.
Incidencia con eficiencia en los distintos niveles en que nos interesa de
acuerdo a los temas que nos afectan.
Producir o sistematizar las propuestas o experiencias de consolidacin
territorial, para elaborar directrices desde nuestro punto de vista.
Impulsar y garantizar que los instrumentos internacionales en tratamiento, como la Declaracin de derechos indgenas de la OEA y de la
ONU, inserten de manera definitiva el reconocimiento de los derechos
territoriales en toda su plenitud.
Avances en el tema del derecho territorial indgena
en el mbito internacional y especficamente en la
Organizacin de las Naciones Unidas
Alexis Tiouka
Introduccin
El objetivo de esta presentacin es abordar el tema del reconocimiento de
los derechos territoriales, que es uno de los derechos fundamentales de los
revindicados por los pueblos indgenas a nivel mundial.
Luego de hacer una breve aproximacin a la historia de la evolucin del
tema indgena en la ONU y de los derechos territoriales, abordar el tema
de los contenidos de los artculos del proyecto de declaracin relacionados
con el tema que nos ocupa. Para finalizar, la manera en la que los derechos
territoriales son abordados en los dems documentos internacionales.
Resea histrica
El ao 1977 fue una fecha esencial para los indgenas de Amrica, por el
encuentro internacional sobre Discriminacin en contra de las poblaciones indgenas de Amrica. Por qu es una fecha tan importante?, simplemente porque termin en la redaccin de una Declaracin de principios
para la defensa de las naciones y los pueblos indgenas del hemisferio occidental.
Lo importante que tiene esta declaracin es que recoge en su contenido
los temas que ayudaran en el futuro a resolver los debates sobre la cuestin
Tiouska, Alexis (2004). Avances en el tema del derecho territorial indgena en el mbito internacional y
especficamente en la Organizacin de las Naciones Unidas. En Petrleo y desarrollo sostenible en Ecuador 2.
Las apuestas, ed. Guillaume Fontaine, 127-134. Quito: Serie Foro FLACSO.
128
Alexis Tiouka
indgena, como reconocer el derecho a la tierra y al territorio, entre otros.
Se contempla en esta declaracin:
El derecho a la autodeterminacin con los principios de supervivencia de
estos pueblos como naciones separadas.
Toda nacin tiene el derecho de tener una poblacin estable, un territorio
definido, un gobierno y la capacidad de mantener relaciones con otros estados y de existencia de una personalidad jurdica internacional para los
pueblos indgenas (problemas de los tratados internacionales oral o escrito).
El derecho a la tierra y al territorio ancestral de los pueblos indgenas.
Y por fin el derecho al patrimonio y la propiedad intelectual como proteccin del medio ambiente y de la integridad cultural de los pueblos indgenas. (Declaracin de principios para la defensa de las naciones y los
pueblos indgenas del Hemisferio Occidental).
El otro punto importante es que a partir de la declaracin de Viena se ha
creado el primer grupo de trabajo en la ONU para que se ocupe especficamente de los pueblos indgenas. Ms tarde, este grupo de trabajo permitir
la emergencia del proyecto de declaracin de las Naciones Unidas sobre los
derechos de los pueblos indgenas.
Este proyecto de declaracin presenta algunas observaciones en el momento de su redaccin. Por qu? La definicin del trmino pueblos indgenas. Los indgenas no queran que se les considere como minoras tnicas y
poblaciones, sino como pueblos. Hizo falta muchos aos, de 1985 al 1993,
para poder conseguir un acuerdo sobre todas las cuestiones expuestas en este texto. Para lograr estas declaraciones o documentos se mantuvieron muchas disputas para que el grupo de trabajo aprobara el texto en el ao 1993.
Por ejemplo, esto aparece en la Asamblea General de la ONU en 1992, en
la Comisin de los Derechos Humanos en marzo de 1993; en la Conferencia Mundial sobre los Derechos Humanos; y en la Declaracin y el programa de accin de Viena en junio de 1993. Pero finalmente, en 1993, el grupo de trabajo aprueba el proyecto y lo remite a la subcomisin de derechos
humanos para la aprobacin.
A pesar de todo, las discusiones continuaron, esencialmente a causa de un
problema. Los representantes de los estados negaban, y todava niegan la insercin del trmino pueblos. Segn la Carta de los Derechos Humanos, el empleo de este trmino implicaba de hecho, el derecho a la autodeterminacin.
Avances en el tema del derecho territorial
129
Los indgenas tambin discutieron cierto nmero de puntos. Las organizaciones indgenas pidieron que los derechos colectivos sean afirmados,
que los derechos territoriales sean aplicables tambin a los recursos del
subsuelo, que su derecho a la autodeterminacin sea reconocido. Adems
se formulan algunas interrogantes: qu representa el proyecto de declaracin para los pueblos indgenas?, la posibilidad de gozar de un documento que podra tener un valor equivalente al de la Declaracin universal de
los Derechos Humanos de 1948. Lo que esperan es el derecho a existir como pueblo; el derecho a luchar contra todas las formas de discriminacin;
el derecho a defender su modo de vida y el derecho a vivir sobre sus territorios ancestrales.
Pero, sobre todo, que este instrumento se constituya al final en un principio fundamental y de obligatoriedad para los pases del mundo, en el cual
los pueblos indgenas puedan hacer valer sus derechos. Hoy, algunos consideran que forman parte del derecho consuetudinario internacional. Pero para que verdaderamente se haga un instrumento jurdico har falta que sea
ratificado como un convenio internacional.
Hoy nos acercamos a finales de la dcada internacional de los pueblos
autctonos. El ltimo encuentro tuvo lugar entre el 13 y 26 de septiembre
de 2003, en el marco de la novena sesin del grupo de trabajo de la Comisin de los derechos humanos de las Naciones Unidas.
Cules son las conclusiones?
Falta mucha discusin sobre el tema. Despus de 9 aos de negociaciones
solamente dos artculos han sido adoptados: los artculos que conciernen
al derecho individual. Al fin de la octava sesin, la situacin estuvo totalmente bloqueada tanto a causa de los estados como a causa de los indgenas. Los indgenas niegan todo cambio que concierne a los artculos redactados; y, los estados (sobre todo los ms poderosos) se niegan a reconocer a los pueblos indgenas como entidades colectivas, no admiten el reconocimiento de una relacin especfica entre estos pueblos y sus territorios: se debate sobre el contenido de los artculos del proyecto de declaracin y particularmente sobre el derecho a la tierra y el derecho a la autodeterminacin.
130
Alexis Tiouka
Uno de los principios fundamentales de la declaracin es el derecho a la
autodeterminacin. El artculo 3 de la declaracin hace referencia a que los
pueblos indgenas tienen el derecho a disponer de los mismos. En virtud de
este derecho, determinan libremente su estatus poltico y aseguran libremente su desarrollo econmico, social y cultural. Este derecho es esencial
porque valida a todos los dems. Y es justamente el derecho que suscita ms
debates y es el ms controvertido.
Por qu? Muchos estados temen las implicaciones de este artculo.
Cules son los argumentos de los Estados?, el nico hecho del reconocimiento del derecho a la autodeterminacin corre el riesgo de poner en peligro al Estado mismo. A pesar de que algunos estados dicen aceptar este artculo ponen una condicin: que su aplicacin sea limitada a formas de autonoma interna lo que permitira no poner en peligro la integridad de los
estados.
El otro polo del debate es el derecho a la tierra, al territorio y a los recursos. Una vez ms, hay muchas restricciones por parte de los estados. Sus
argumentos se ven all como un atentado a la conservacin de su soberana
sobre el territorio nacional. Lo que hay que tomar en cuenta sobre este punto es que lo importante para los indgenas no es forzosamente la recuperacin de sus tierras, aunque es esencial para la preservacin de la integridad
de la colectividad, sino defender una concepcin especfica de la tierra y del
medio ambiente en general.
Por otra parte, desde el principio de sus relaciones con las instancias internacionales, las Naciones Unidas y los indgenas pusieron por delante la
importancia de este lazo entre los indgenas y la tierra.
Otro problema es la cuestin del derecho a la tierra. Se plantean problemas especficos atados a la diversidad de las situaciones indgenas. En ciertos pases hay reconocimiento de este derecho, como Canad y Nueva Zelanda. Pero todava hay numerosos pases donde los indgenas no tienen la
posibilidad de poseer oficialmente sus tierras y menos an a ttulo colectivo.
Donde hay ms reconocimiento por los estados es en el dominio del derecho a los recursos. En efecto, admitimos cada vez ms, el valor de los sistemas de desarrollo sostenible de los indgenas del mundo. Un ejemplo: al
principio de la colonizacin haba muchas crticas de las prcticas agrcolas
de los indgenas de Amazona. Pero hoy, los occidentales son concientes que
esta agricultura es la ms adaptada a este medio ambiente. Pues, hoy hay re-
Avances en el tema del derecho territorial
131
valorizacin de las tcnicas de los pueblos indgenas que supieron explotar
de manera productiva los ecosistemas del bosque tropical sin agotarlos irreversiblemente.
En el proyecto de declaracin, encontramos un reconocimiento de estos
conocimientos en el dominio de la gestin de los recursos en el artculo 26:
Los pueblos indgenas tienen el derecho a poseer, a dar valor, de administrar y de utilizar sus tierras y territorios, es decir el conjunto de su medio
ambiente que comprende las tierras, el aire, las aguas, fluviales y costaneras, la banquisa, la flora, la fauna, otros recursos que poseen o que ocupan
y tradicionalmente notifican. Particularmente tienen derecho al reconocimiento pleno de sus leyes, tradiciones y costumbres, de su rgimen territorial y de las instituciones encargadas de explotar y de administrar sus recursos, as como las medidas eficaces de proteccin por parte de los Estados contra toda injerencia o toda alienacin o limitacin de estos derechos
o todo obstculo a su ejercicio.
Se toma en consideracin el derecho a la tierra
en los documentos internacionales
La cuestin del derecho a la tierra, al territorio y a los recursos est presente en la inmensa mayora de los documentos actuales relativos a los indgenas. En el artculo 26 del proyecto de declaracin, en la declaracin de la
OEA (en el Art. XVIII: Formas tradicionales de propiedad y supervivencia
cultural. Derecho a tierras y territorios). En estos dos documentos se insiste sobre la relacin especfica que los pueblos indgenas mantienen con sus
tierras y sus territorios y se recuerda la necesidad de proteccin de esta relacin. Por ejemplo, el artculo 25 del proyecto de declaracin estipula:
Los pueblos indgenas tienen el derecho a conservar y a reforzar los lazos
particulares, espirituales y materiales, que los unen con sus tierras, con sus
territorios, con sus aguas fluviales, costaneras, con otros recursos que poseen o que ocupan, tradicionalmente notifican, y de asumir sus responsabilidades en la materia con respecto a las generaciones futuras.
Otro punto que se menciona en estos dos documentos es el derecho a la res-
Alexis Tiouka
132
titucin de las tierras, los territorios y los recursos indgenas que han confiscado, ocupado, utilizado o degradado que est contemplado en la Declaracin de la OEA (art. XVIII, numeral (7) y en la de la ONU (art. 27), con
la precisin de que si la restitucin es imposible, entonces es recomendable
que hubiera compensacin.
A causa de la relacin especfica que ata a los indgenas a sus tierras, la
cuestin del desplazamiento de las poblaciones tambin es resaltada en estos documentos, particularmente a travs de la nocin de consentimiento libre e informado.
Estos textos recuerdan tambin que estos desplazamientos no deben
efectuarse slo en casos extremos o extraordinarios e, implcitamente, que
los desplazamientos forzados son prohibidos y constituyen una violacin
grave de los derechos humanos.
Se contempla en estos documentos la necesidad de proteger a los pueblos indgenas contra las polticas y las acciones de los estados y en virtud
del derecho a la autodeterminacin, los estndares que conciernen a la participacin de los indgenas son muy importantes: ONU, art. 4, 19, 20 y
OEA, art. XV numeral (2). Es por eso que el consentimiento libre e informado de los pueblos indgenas es visto como un paso previo a todos los
cumplimientos y medidas legales o administrativas tomados por los Estados
y que puedan afectar los intereses de los indgenas1:
Los pueblos indgenas tienen el derecho a participar plenamente, si lo desean, segn procedimientos que habrn determinado, en la elaboracin de
medidas legislativas o administrativas susceptibles de concernirles. Antes
de adoptar y de aplicar tales medidas, los Estados deben conseguir el consentimiento, expresado libremente y con todo conocimiento de causa de
los pueblos interesados (ONU, art. 20)
Los pueblos indgenas tienen el derecho a escoger a sus representantes con
arreglo a su modo de organizacin poltico-jurdica. Esta nocin de consentimiento libre e informado frecuentemente es recordada en el marco de los
diferentes derechos de los pueblos indgenas. Por ejemplo, en la declaracin
de la OEA, es explicado que en el marco de la explotacin de recursos naturales, este derecho debe ser respetado:
1
Cf. proyecto de declaracin
Avances en el tema del derecho territorial
133
(5) En caso de pertenecer al Estado la propiedad de los minerales o de los
recursos del subsuelo, o que tenga derechos sobre otros recursos existentes
sobre las tierras, los estados debern establecer o mantener procedimientos
para la participacin de los pueblos interesados en determinar si los intereses de esos pueblos seran perjudicados y en qu medida, antes de emprender o autorizar cualquier programa de prospeccin, planeamiento o
explotacin de los recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados debern participar en los beneficios que reporten tales actividades, y
percibir indemnizacin sobre bases no menos favorables que el estndar
del derecho internacional, por cualquier dao que puedan sufrir como resultado de esas actividades (OEA, artculo XVIII, numeral (5)).
Podemos observar que el numeral quinto antes citado se apoya claramente
en el artculo 15 numeral (2) del convenio 169 de la OIT. En el mismo orden de idea, la declaracin de las Naciones Unidas evoca entre otras cosas
este derecho en el marco del derecho a las tierras y a los territorios:
Los pueblos indgenas tienen derecho a determinar y elaborar las prioridades y estrategias para el desarrollo o la utilizacin de sus tierras, territorios y otros recursos, en particular el derecho a exigir a los Estados que obtengan su consentimiento, expresado con libertad y pleno conocimiento,
antes de aprobar cualquier proyecto que afecte a sus tierras, territorios y
otros recursos, particularmente en relacin con el desarrollo, la utilizacin
o la explotacin de recursos minerales, hdricos o de otro tipo. Tras acuerdo con los pueblos indgenas interesados, se otorgar una indemnizacin
justa y equitativa por esas actividades y se adoptarn medidas para mitigar
sus consecuencias nocivas de orden ambiental, econmico, social, cultural
o espiritual. (Declaracin de ONU, art. 30).
Estos artculos tienen la intencin de obstaculizar toda explotacin de los
recursos naturales en los territorios indgenas, pues la soberana gubernamental sobre los recursos naturales es restringida por los derechos y los intereses de los pueblos indgenas.
Para concluir: he tratado de presentar la situacin de los pueblos indgenas en el mbito del derecho internacional con atencin particular en el
tema del derecho a la tierra y al territorio, y de algunas incursiones en otros
derechos fundamentales.
134
Alexis Tiouka
Aunque el proyecto de declaracin contiene normas mnimas, ste permite realizar negociaciones fundamentales sobre los derechos de los pueblos
indgenas pues representa el establecimiento de principios bsicos de proteccin que necesitan si quieren sobrevivir en las condiciones creadas por la
universalizacin econmica y financiera y la implantacin libre de multinacionales sobre sus territorios. Sin embargo, este documento no constituir,
en ningn caso, un documento apremiante. Nada es todava adquirido sino
encontramos en las organizaciones internacionales, as como en los tribunales de ciertos estados (Canad, por ejemplo), una preocupacin cada vez
ms fuerte por la cuestin indgena. Adems, la implicacin de los indgenas y su participacin plena como actores verdaderamente tendr una incidencia sobre su futuro.
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
Guillaume Fontaine, coordinador
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
De la presente edicin:
FLACSO, Sede Ecuador
Pez N19-26 y Patria,
Quito Ecuador
Telf.: (593-2-) 2232030
Fax: (593-2) 2566139
www.flacso.org.ec
ISBN: 9978-67-090-4
Coordinacin editorial: Alicia Torres
Cuidado de la edicin: Paulina Torres
Diseo de portada e interiores: Antonio Mena
Imprenta: RISPERGRAF
Quito, Ecuador, 2004
1. edicin: octubre, 2004
ndice
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Introduccin
Petrleo y desarrollo sostenible en la Amazona:
apuestas para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Guillaume Fontaine
11
Captulo I
Apuestas del caso Texaco
Los pasivos de la industria petrolera
A propsito del juicio a la Texaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Fander Falcon Bentez
27
El juicio a Chevron Texaco
Las apuestas para el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Yanza
37
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ramiro Gordillo
45
Captulo 2
Apuestas de la poltica petrolera
Contratacin petrolera ecuatoriana 1972-2003 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Alberto Aruz
57
Importancia del petrleo en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jos Gordillo Montalvo
67
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
anlisis poltico para abordarlas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ivn Narvez
75
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
Un ejemplo de crisis de gobernabilidad democrtica en el Ecuador . . . . . . . . . .
Karen Andrade
91
Captulo 3
Apuestas de los derechos territoriales
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
Un rezago colonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Edmundo Guerra
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras . . . . . . . . . . . . . . . . .
Csar Andy
Avances en el tema del derecho territorial indgena
en el mbito internacional y especficamente en la
Organizacin de las Naciones Unidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Alexis Tiouka
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras:
un reto para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Liliy La Torre Lpez
Situacin de los derechos territoriales indgenas
en la Amazona venezolana en el contexto de la
gobernabilidad democrtica actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vladimir Aguilar Castro
El problema de la titulacin de tierras en Pastaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bolvar Beltrn
Para entender el conflicto entre Sarayacu, Estado y
empresas operadoras del bloque 23 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vctor Lpez A.
109
121
127
135
145
149
153
Captulo 4
Apuestas de la consulta previa
Pronunciamiento sobre la consulta previa en los bloques 20 y 29 . . . . . . . . . .
Frente de comunidades kiwchas de Rukullacta,
Asociacin Kallari, RICANCIE, REKOCA y cantn Archidona
173
La consulta previa petrolera - Bloques 20 y 29 de la Amazona
ecuatoriana: entre el desafo y la nostalgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Xavier Izko
187
Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
231
Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
239
Presentacin de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
280
Derechos territoriales frente
a las actividades petroleras:
un reto para la gobernabilidad
democrtica
Lily La Torre Lpez
Territorio en el derecho occidental
En el derecho occidental, la propiedad es el mbito de lo privado, como el
territorio es el mbito de lo pblico.
En ese sentido, el trmino territorio nacional al que se refieren las constituciones de los estados, encarna la idea de un patrimonio colectivo, asumido en forma absoluta, exclusiva y perpetua pero de un modo que supera
el contenido de la propiedad puesto que es, adems, transgeneracional, indivisible conceptualmente, inapropiable e indisponible individualmente, libre y autnomo en su administracin interna y en la distribucin de sus beneficios y responsabilidades.
En fin, una concepcin que, obviamente, es muy satisfactoria a los indgenas por su afinidad descriptiva, pero que las constituciones se reservan
slo para caracterizar al territorio nacional.
Territorio en la concepcin indgena
El pueblo y su territorio en toda su dimensin
Para los indgenas el territorio tiene dimensiones histricas, culturales, ecolgicas, econmicas y polticas.
La Torre Lpez, Lily (2004). Derechos territoriales frente a las actividades petroleras: un reto para la
gobernabilidad democrtica. En Petrleo y desarrollo sostenible en Ecuador 2. Las apuestas, ed. Guillaume
Fontaine, 135-143. Quito: Serie Foro FLACSO.
136
Lily La Torre Lpez
Si se tratara de presentar un sujeto jurdico nico que tuviera la capacidad de integrar las relaciones de los mltiples sujetos, derechos y responsabilidades que se desarrollan al interior de un territorio indgena, ese sujeto
no podra ser otro que un pueblo, una nacin (o una nacionalidad). Y as,
se presenta esa relacin pueblo-territorio que se define como una unidad.
El territorio como espacio vital
El libre desenvolvimiento de esos pueblos fundamenta el reconocimiento y
el respeto de su base territorial, del espacio vital en el que se va a ejercer la
produccin y reproduccin material y espiritual de su existencia y donde se
van a ejercer sus derechos colectivos y sus autonomas.
Este concepto de la territorialidad indgena no tiene otro propsito que
permitir la continuidad histrica y cultural de los pueblos originarios y devolverles la libertad.
El territorio como resultado y escenario de lucha
Los territorios indgenas, como hoy se presentan en los mapas, son la expresin de los resultados de una historia, en la que todava hoy el territorio es
el escenario y el objetivo de una lucha poltica. El resultado de esa lucha es
la condensacin transitoria del estado de la situacin entre intereses y poderes en conflicto.
El territorio como derecho originario y exclusivo
Solo a partir de una revisin internacional de los derechos de los pueblos indgenas es que los ordenamientos nacionales han comenzado a vislumbrar
algo que parece obvio: el carcter originario, y no derivativo, del derecho territorial indgena.
Los gobiernos han sido especialmente renuentes a aceptar la aplicacin
de este derecho territorial de carcter originario y exclusivo a los pueblos indgenas, aduciendo la soberana absoluta que ejercen sobre el territorio nacional y los recursos y sus atribuciones exclusivas para la distribucin de estos derechos entre los particulares.
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras
137
Para los indgenas no existen dudas. Ellos no slo se sienten dueos ancestrales de sus tierras (desde tiempos inmemoriales) sino que, en muchos casos, su vinculacin con ese hbitat especfico procede de un acto creador
primigenio y resultado de los esfuerzos de muchas generaciones para adaptarse, llegarlo a conocer y crear las condiciones que les permitan su existencia y desarrollo.
El reconocimiento del territorio por los estados
En el Per, las reivindicaciones indigenistas de principios de siglo se cristalizan en la Constitucin de 1920 donde se reconoce, por vez primera, la
existencia legal de las comunidades indgenas. Desde 1969, las entidades indgenas amaznicas fueron bautizadas como comunidades nativas, y podan
acceder al reconocimiento de su propiedad territorial. En la Constitucin de
1979, se introdujo las garantas de inalienabilidad, inembargable e imprescriptibilidad de los territorios comunales as como el carcter colectivo de la
propiedad. Pero, con la Constitucin de Fujimori en 1993, se elimin dos
de estas importantes garantas.
En los ltimos aos, la importancia del derecho internacional en referencia a la problemtica indgena, ha impulsado los principios y los criterios que
progresivamente llevaran a estabilizar algunas de las definiciones vertebrales
del derecho indigenista y a su posterior desarrollo en los mbitos nacionales.
Pero, a nivel nacional se mantiene la renuencia de muchos gobiernos a
recocer los territorios originarios de los pueblos indgenas, porque podran
entrar a competir espacios con los pueblos indgenas, principalmente por
dos de sus dimensiones definitorias: el territorio y la autodeterminacin.
Desintegracin jurdica de los territorios
Las organizaciones indgenas amaznicas han priorizado la atencin al reconocimiento legal de sus derechos territoriales, impulsando procesos de titulacin. En el Per, AIDESEP ha contribuido a titular ms de 10 millones
de hectreas. El territorio es parte de su existencia misma y la seguridad sobre ella les mantiene viva la esperanza de seguir siendo pueblo.
138
Lily La Torre Lpez
Sin embargo, habindoseles otorgado la propiedad superficiaria, no se
les ha asegurado el control sobre su territorio y el uso pleno de sus recursos
que se encuentran bajo condicin.
En la concepcin jurdica occidental, la propiedad tiene como razn de
ser su funcin econmica: hacer que el bien sea til al propietario, y la funcin econmica de la propiedad predial en los sistemas occidentales se refiere a un determinado pedazo de la corteza terrestre, el suelo agrcola, destinado a generar productos y frutos mediante la industria del hombre.
En el caso de los territorios indgenas esta forma de percibir la naturaleza del bien, lo desnaturaliza, le priva de significado y, los pueblos estn teniendo serios problemas para el pacfico disfrute, la gestin y el control de
sus territorios por esa desintegracin jurdica de su patrimonio territorial.
Frente a la visin integral de la cosmovisin indgena la visin de la vida, el Estado y la ley responden descuartizando la naturaleza, regulando los
derechos sobre las aguas, sobre los bosques, sobre los animales y sobre los recursos naturales y cada uno de sus componentes. El cielo, la tierra y las entraas de la tierra tienen su ley. Es la visin del lucro.
La territorialidad indgena supone un todo racional que debe reflejarse
apropiadamente en las leyes.
Exclusiones legales de gran parte del territorio indgena original
Los procesos de ocupacin colonial en la Amazona, promovidos desde el
Estado, y auspiciados con crditos de las agencias multilaterales han ido
acompaados del desalojo a los indgenas de sus territorios, de la reduccin
del hbitat tradicional de estos pueblos, de una constante depredacin de
los recursos y de la deforestacin de grandes extensiones de la Amazona.
A esta invasin hay que agregarle los menguados espacios que han sido
reconocidos como tierras de propiedad de las comunidades indgenas, que
les ha arrinconado, en muchas ocasiones, en islas al interior de lo que fueron sus territorios ancestrales.
En el Per, tal vez, la exclusin ms desvergonzada de territorio tradicional a los pueblos indgenas es la exclusin del derecho de propiedad de
los suelos forestales demarcados dentro del ttulo comunal.
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras
139
En efecto, desde la primera ley sobre titulacin de comunidades, se seala que La parte del territorio de las comunidades que corresponda a tierras con aptitud forestal, le ser cedida en uso y su utilizacin se regir por
la legislacin sobre la materia. (D. Ley 22175, Art.11)
Casos como el de la invasin de tierras en San Ignacio en donde se aleg el hecho de que se trataba de tierras no tituladas sino slo concedidas en
uso, posibilit discutir el derecho de los comuneros indgenas sobre sus
reas territoriales, y abri los ojos de las organizaciones indgenas ante una
faceta agresiva de esa norma que no se haba valorado en su debida dimensin.
La masacre con que concluy el episodio de San Ignacio da cuenta de
la violencia que pueden generar estas caprichosas exclusiones legales.
Esta negociacin de ciertos recursos amaznicos ha ido progresivamente desintegrando el derecho territorial indgena hasta reducir su prodigalidad a los lmites del genocidio.
Pero lo que no se puede hacer es fingir el reconocimiento jurdico de un
derecho histrico, entregando una piltrafa de ese derecho.
Reservas de dominio del Estado
Otros derechos del Estado sobre los territorios indgenas, son las reservas de
dominio sobre bienes que, natural y jurdicamente, forman parte integrante del bien principal (como el subsuelo, los recursos forestales, la fauna, las
aguas y sus elementos concomitantes, etc.).
Los mayores problemas de los pueblos indgenas provienen del poder de
concesin de los estados sobre estas reservas de dominio y que constituyen
un obstculo a la gestin eficiente de los territorios indgenas y algunas veces, promueven perturbaciones tan graves que llevan a pueblos enteros a su
desaparicin.
Como resultado de esa expropiacin de los territorios indgenas y de la
reserva de dominio del Estado sobre algunos de esos componentes, se posibilita la distribucin de usos y derechos diferenciados, y generalmente
opuestos, entre diferentes sujetos con la evidente apetencia de las regalas resultantes de su explotacin.
140
Lily La Torre Lpez
La cantidad de actores que definen, junto con los indgenas, el destino
de los bosques amaznicos ser cada vez mayor, mientras ms recursos se vayan descubriendo en los bosques, ros, lagunas y cochas, etc. que suelen
tener un carcter sagrado y esencial para la existencia fsica y la vida econmica de cada pueblo.
En este contexto, el entramado de intereses es cada da ms complejo y
los centros de decisin estn cada da ms lejanos e indeterminados.
Por ello, el escenario amaznico se vuelve extremadamente conflictivo,
muy violento y muy poco propicio al control. La invasin es global y acelerada.
La globalizacin consigue hacer visible y accesible cualquier oportunidad mercantil, y las espesas selvas amaznicas ya estn revelando la posibilidad de algunos negocios importantes que han llevado a los actores econmicos a presionar al Estado con el fin de reservar si no los espacios, s los derechos necesarios para extraer las riquezas apetecidas al menor costo posible.
Territorio y petrleo
El petrleo recurso estratgico y de importancia nacional
Pero son los recursos del subsuelo de los territorios indgenas reservados al
dominio del Estado, los que constituyen los ms apetecibles objetivos para
los gobiernos.
Para ello, se establece el inters nacional y la importancia estratgica del
petrleo, despus se propicia el marco legal y tributario promocional con
normas muy flexibles para el control de sus impactos, que asegura la impunidad de sus consecuencias, muchas veces graves o devastadoras para los
pueblos amaznicos.
Si esas reservas de dominio se fundamentan en los grandes intereses nacionales querramos entender cules de esos grandes intereses han sido favorecidos por las explotaciones.
La dignidad de la persona?, el entorno sano?, la seguridad nacional?,
el desarrollo equilibrado?, u otro diferente a stos, que se definen constitucionalmente como los ms altos intereses nacionales, razn y fundamento de la delegacin al Estado, del poder del pueblo soberano?
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras
141
Concesiones y derechos fundamentales
La Amazona peruana, el hogar tradicional de 64 pueblos indgenas, con
una biodiversidad reconocida como una de las mayores en el mundo, cuenta con una superficie total aproximada de 75 millones de hectreas y ocupa
aproximadamente el 61% del territorio nacional.
Por su filiacin hidrocarburfera, el Gobierno ha dispuesto, sin consultar a nadie, que prcticamente toda la Amazona, incluyendo los territorios
indgenas reconocidos o no, se oferten a las empresas petroleras. No se discute el dominio eminente que expresa la soberana del Estado.
Se cuestiona la libertad de decidir arbitrariamente el otorgamiento de
concesiones sobre recursos del subsuelo que permiten ingresar, moverse por
las tierras indgenas, y en muchos casos, depredar, destruir o desgarrar bienes considerados de trascendencia histrica para la supervivencia de un pueblo indgena y que afectan sus dems derechos humanos fundamentales,
tanto porque es una de las industrias ms contaminantes que operan en este frgil ecosistema, como por la deficiente responsabilidad ambiental de algunas empresas y por la falta de concretas medidas de control y supervisin
de las normas por parte del Estado.
Para los pueblos indgenas, esta concesin no representa solamente un
permiso para pasar libremente por sus tierras hacia el lugar donde se encuentra el yacimiento o la cesin de una pequea rea para las labores de
produccin. Lamentablemente, son muchos los derechos de los que se ven
despojados al introducirse las empresas, algunos tan fundamentales como la
salud, el control autnomo de sus territorios ancestrales, el disfrute de la
paz, tranquilidad y seguridad, su vida espiritual, el desarrollo de su cultura
y de su identidad, su independencia, su alegra, su orgullo y el disfrute de
sus recursos en un ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de
una vida con calidad humana. Y, por supuesto, la dignidad.
Sin embargo, uno de los derechos ms avanzados en el que los pueblos
indgenas amaznicos pusieron sus esperanzas para poder afrontar el ingreso de las empresas petroleras fue el derecho de consulta previa establecido
por el Convenio 169, que al no ser vinculante no permite el resolver con
equidad este problema.
Las organizaciones nacionales representativas en los tres pases han
puesto en marcha proyectos de consulta y concertacin de normas, a veces
Lily La Torre Lpez
142
avalados y hasta financiados por la banca multilateral, unos ms participativos que otros, unos ms oficialistas que otros. Sin embargo, en lneas generales los procesos han sido muy frustrantes para los indgenas y se han estancado.
Y ahora qu?
Tal vez lo ms sensato para los pueblos indgenas hoy, sea salir de las presiones del tiempo presente y tomar esas decisiones fundacionales que les van
a permitir asegurar un futuro e incluso, porque no, intentar luego incorporar a los mercados, paulatinamente y con el menor desgaste posible, el producto de sus innovaciones y prcticas.
La territorialidad es un segundo eje central de la plataforma. La agenda
de la consolidacin territorial se orienta, a grandes rasgos, hacia dos procesos complementarios y convergentes. El de la definicin y el reconocimiento legal que culmina con la titulacin (o en su versin ms completa en la
delimitacin de la circunscripcin territorial indgena en los mapas nacionales); y el de la consolidacin del derecho territorial que se traduce en una
apropiacin real del territorio de parte de cada pueblo o comunidad indgena expresada en: apropiacin cultural, legal, econmica y poltica.
Para los pueblos indgenas, en la hora actual, ese reto se enmarca dentro de otra necesidad: la de mantener su identidad y su autonoma en un
mundo globalizado.
-
La autonoma es decir, una existencia propia, reconocida y respetada como pueblos, insertos en relaciones de igualdad con otros pueblos dentro de contextos polticos interculturales.
La autonoma territorial de los pueblos indgenas se concreta en aspectos como:
- Una competencia, reconocida y respetada externamente, para disponer las propias normas respecto a un territorio determinado.
- Un control social, espiritual y cultural sobre el territorio y sus recursos, incluyendo la proteccin de los propios conocimientos sobre la
biodiversidad, el control sobre la transmisin de los valores que constituyen la tica econmica de cada pueblo, y la capacidad de autogeneracin de conocimientos en los nuevos contextos interculturales.
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras
143
La libertad para organizar la redistribucin interna de derechos y obligaciones entre sus miembros, para establecer sujetos de derecho interno
y para regular la transmisin de esos derechos.
El control social de las variables que puedan afectar las relaciones de
produccin, reposicin y redistribucin de los recursos (entre otras la libre determinacin del desarrollo).
Un marco de regulacin de las relaciones de articulacin con el resto de
las entidades polticas, centrales o descentralizadas, que prevea: garantas especficas de seguridad jurdica y una eficaz reaccin frente a las
perturbaciones ilcitas, mbitos de competencia definidos y un diseo
adecuado de medios de resolucin de conflictos.
Un mbito de jurisdiccin sobre el territorio y el respeto externo hacia
los rganos encargados de aplicarla.
Por ltimo, la gobernanza o el ejercicio autnomo de los derechos colectivos y de la autodeterminacin como pueblo.
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Fax: (593-2) 2566139
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ISBN: 9978-67-090-4
Coordinacin editorial: Alicia Torres
Cuidado de la edicin: Paulina Torres
Diseo de portada e interiores: Antonio Mena
Imprenta: RISPERGRAF
Quito, Ecuador, 2004
1. edicin: octubre, 2004
ndice
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Introduccin
Petrleo y desarrollo sostenible en la Amazona:
apuestas para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Guillaume Fontaine
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Captulo I
Apuestas del caso Texaco
Los pasivos de la industria petrolera
A propsito del juicio a la Texaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Fander Falcon Bentez
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El juicio a Chevron Texaco
Las apuestas para el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Yanza
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Petrleo y medio ambiente en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ramiro Gordillo
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Captulo 2
Apuestas de la poltica petrolera
Contratacin petrolera ecuatoriana 1972-2003 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Alberto Aruz
57
Importancia del petrleo en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jos Gordillo Montalvo
67
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
anlisis poltico para abordarlas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ivn Narvez
75
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
Un ejemplo de crisis de gobernabilidad democrtica en el Ecuador . . . . . . . . . .
Karen Andrade
91
Captulo 3
Apuestas de los derechos territoriales
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
Un rezago colonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Edmundo Guerra
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras . . . . . . . . . . . . . . . . .
Csar Andy
Avances en el tema del derecho territorial indgena
en el mbito internacional y especficamente en la
Organizacin de las Naciones Unidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Alexis Tiouka
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras:
un reto para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Liliy La Torre Lpez
Situacin de los derechos territoriales indgenas
en la Amazona venezolana en el contexto de la
gobernabilidad democrtica actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vladimir Aguilar Castro
El problema de la titulacin de tierras en Pastaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bolvar Beltrn
Para entender el conflicto entre Sarayacu, Estado y
empresas operadoras del bloque 23 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vctor Lpez A.
109
121
127
135
145
149
153
Captulo 4
Apuestas de la consulta previa
Pronunciamiento sobre la consulta previa en los bloques 20 y 29 . . . . . . . . . .
Frente de comunidades kiwchas de Rukullacta,
Asociacin Kallari, RICANCIE, REKOCA y cantn Archidona
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La consulta previa petrolera - Bloques 20 y 29 de la Amazona
ecuatoriana: entre el desafo y la nostalgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Presentacin de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Situacin de los derechos territoriales indgenas
en la Amazona venezolana en el contexto
de la gobernabilidad democrtica actual
Vladimir Aguilar Castro
El debate en torno a los derechos territoriales indgenas en Venezuela es, en
general, relativamente novedoso (prcticamente como consagracin jurdica se ubica a partir de los cambios polticos y constitucionales de 1999), y
por lo tanto, an no ha culminado. A partir de lo anterior, el marco jurdico internacional y nacional en el que se inscriben los derechos territoriales
en Venezuela es:
El Proyecto de Declaracin de Derechos de los Pueblos Indgenas
de la ONU.
El Convenio 169 de la OIT, ratificado por nuestro pas a finales del
ao 2001.
Los artculos de la CRBV (Constitucin de la Repblica
Bolivariana de Venezuela) referidos a los derechos indgenas (artculos 119 al 126 del Captulo VIII).
La Ley de Demarcacin y Garanta del Hbitat y tierras de los pueblos indgenas del ao 2001.
No obstante este marco jurdico, los derechos territoriales en Venezuela se
inscriben igualmente en el mbito de un conjunto de principios de carcter
internacional y nacional, a saber:
-
El principio de la libre determinacin de los pueblos indgenas, el cual
desde una perspectiva o vertiente interna plantea que los pueblos ind-
Aguilar Castro, Vladimir (2004). Situacin de los derechos territoriales indgenas en la Amazona venezolana en el contexto
de la gobernabilidad democrtica actual. En Petrleo y desarrollo sostenible en Ecuador 2. Las apuestas, ed. Guillaume
Fontaine, 145-148. Quito: Serie Foro FLACSO.
146
Vladimir Aguilar Castro
genas, una vez reconocidos como tales, adquieran el mximo de autonoma para la gestin de sus asuntos. En el mbito de esta vertiente vale la pena sealar adems que el principio a la libre determinacin como derecho material no puede ser considerado a la vieja manera, es decir, como un derecho de secesin a travs del cual los pueblos indgenas
pueden separarse del Estado al cual fueron sometidos por razones histricas, luego de su independencia. En este sentido, el principio a la libre
determinacin debe ser objeto de una consideracin limitada, es decir,
no extensivo al derecho de secesin sino a una autonoma relativa.
El principio del establecimiento de un marco para la celebracin de
consultas, la distribucin de los beneficios y la solucin de controversias
en relacin con los proyectos privados de explotacin de recursos naturales y energticos que afectan a los pueblos indgenas, basado en los
principios de la participacin plena y eficaz de estos en las decisiones a
todos los niveles que afecten a sus vidas, y en el consentimiento previo,
libre y fundamentado de esos pueblos para la ejecucin de proyectos y
actividades en sus tierras y territorios.
En el contexto de lo antes expuesto, en el ao de 1999 se cre un grupo de
trabajo sobre los mtodos y las actividades de las empresas transnacionales,
en el marco de la Subcomisin para la promocin y proteccin de los derechos humanos de la ONU, el cual conjuntamente con el Grupo de Trabajo
sobre los pueblos indgenas, realizan un documento de trabajo sobre la posible elaboracin de un proyecto de directrices para las empresas transnacionales cuyas actividades afecten a las comunidades indgenas, vale la pena resaltar los principios consensuados en materia de derechos territoriales. Estos
son:
-
La celebracin de consultas con las comunidades y pueblos indgenas
antes, durante y despus de la elaboracin de proyectos del sector privado, susceptibles a que afecten territorios indgenas.
La participacin en los beneficios de las actividades del sector privado
por los pueblos y comunidades indgenas.
La solucin de conflictos.
El pleno reconocimiento de los derechos de los pueblos y comunidades
indgenas sobre sus tierras, territorios y recursos naturales, as como la
Situacin de los derechos territoriales indgenas
147
proteccin contra las consecuencias negativas de la actividad de las industrias de extraccin y energticas en sus tierras y territorios, como
condiciones necesarias para el establecimiento de relaciones justas entre
los indgenas, los estados y el sector privado.
En el mbito nacional, los principios orientadores del reconocimiento de los
derechos territoriales indgenas son:
-
El carcter de derechos originarios que por poseer caractersticas particulares los condicionan en su ejercicio y en su origen.
El carcter de derechos exclusivos que salen del derecho comn, aplicables a los indgenas como integrantes de un pueblo o comunidad.
El carcter de derechos colectivos, los cuales al estar determinados por
el sentido de pertenencia y de vida en comunidad, son de ejercicio colectivo o individual, o derechos individuales derivados de un derecho
colectivo.
El carcter de derechos no excluyentes, los cuales no impiden la realizacin de otros derechos inherentes a la persona, incluso aquellos de carcter difuso.
El carcter de derechos constitucionales no limitables a la voluntad del
legislador sino a los trminos establecidos en la propia Constitucin.
En este contexto, el fundamento de los derechos territoriales indgenas en
Venezuela es la condicin de pueblos, distintos al resto de la poblacin, con
cuya existencia y reconocimiento se materializa la nocin pluricultural de la
nacin venezolana, definida en el Prembulo de la Carta Magna.
A manera de conclusin
El reconocimiento de los derechos territoriales indgenas por parte del Estado venezolano, deriva de los supuestos siguientes:
-
Los territorios indgenas han venido siendo ocupados de manera ancestral y en forma consuetudinaria por parte de los pueblos indgenas.
En la actualidad existe un marco jurdico internacional y nacional que
garantiza su existencia y por ende su reconocimiento.
148
Vladimir Aguilar Castro
El reconocimiento de los derechos territoriales indgenas no es una concesin graciosa del Estado venezolano, sino que tiene como punto de
partida la condicin especfica, identitaria y cultural de los pueblos indgenas.
A partir de lo anterior, la madre Tierra (sus espacios territoriales) son el ncleo de la condicin especfica, identitaria y cultural de los pueblos indgenas. Los derechos territoriales indgenas constituyen derechos derivados del
derecho indgena de propiedad colectiva.
En una perspectiva ms general, dado el proceso de expoliacin al que
est siendo sometida la Gaia (diosa de la tierra en la mitologa griega), los
pueblos indgenas a travs del ejercicio y materializacin de los derechos territoriales, son los guardianes ancestrales de la madre Tierra. Esta ltima
sencillamente est ms expuesta al acecho y al peligro expoliador sin la presencia de los pueblos indgenas.
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
Guillaume Fontaine, coordinador
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
De la presente edicin:
FLACSO, Sede Ecuador
Pez N19-26 y Patria,
Quito Ecuador
Telf.: (593-2-) 2232030
Fax: (593-2) 2566139
www.flacso.org.ec
ISBN: 9978-67-090-4
Coordinacin editorial: Alicia Torres
Cuidado de la edicin: Paulina Torres
Diseo de portada e interiores: Antonio Mena
Imprenta: RISPERGRAF
Quito, Ecuador, 2004
1. edicin: octubre, 2004
ndice
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Introduccin
Petrleo y desarrollo sostenible en la Amazona:
apuestas para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Guillaume Fontaine
11
Captulo I
Apuestas del caso Texaco
Los pasivos de la industria petrolera
A propsito del juicio a la Texaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Fander Falcon Bentez
27
El juicio a Chevron Texaco
Las apuestas para el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Yanza
37
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ramiro Gordillo
45
Captulo 2
Apuestas de la poltica petrolera
Contratacin petrolera ecuatoriana 1972-2003 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Alberto Aruz
57
Importancia del petrleo en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jos Gordillo Montalvo
67
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
anlisis poltico para abordarlas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ivn Narvez
75
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
Un ejemplo de crisis de gobernabilidad democrtica en el Ecuador . . . . . . . . . .
Karen Andrade
91
Captulo 3
Apuestas de los derechos territoriales
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
Un rezago colonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Edmundo Guerra
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras . . . . . . . . . . . . . . . . .
Csar Andy
Avances en el tema del derecho territorial indgena
en el mbito internacional y especficamente en la
Organizacin de las Naciones Unidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Alexis Tiouka
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras:
un reto para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Liliy La Torre Lpez
Situacin de los derechos territoriales indgenas
en la Amazona venezolana en el contexto de la
gobernabilidad democrtica actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vladimir Aguilar Castro
El problema de la titulacin de tierras en Pastaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bolvar Beltrn
Para entender el conflicto entre Sarayacu, Estado y
empresas operadoras del bloque 23 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vctor Lpez A.
109
121
127
135
145
149
153
Captulo 4
Apuestas de la consulta previa
Pronunciamiento sobre la consulta previa en los bloques 20 y 29 . . . . . . . . . .
Frente de comunidades kiwchas de Rukullacta,
Asociacin Kallari, RICANCIE, REKOCA y cantn Archidona
173
La consulta previa petrolera - Bloques 20 y 29 de la Amazona
ecuatoriana: entre el desafo y la nostalgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Xavier Izko
187
Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
231
Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
239
Presentacin de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
280
El problema de la titulacin
de tierras en Pastaza1
Bolvar Beltrn
La provincia de Pastaza, en relacin con otras provincias amaznicas, tiene
menor poblacin la que se encuentra concentrada en los sectores urbanos y
de colonizacin como Shell-Mera y el Puyo.
Los pueblos indgenas ocupan el 91.8% de todo el territorio provincial.
Los kichwa ocupan el 60.02%. Los huaorani ocupan el 13.87%. Los
achuar controlan el 10.37%. Los zpara y shiwiar ocupan el 15.74%*.
La legalizacin y sus contradicciones
El Instituto Nacional de Desarrollo Agrario INDA- entre 1997 y diciembre de 2003 ha realizado 372 adjudicaciones en la provincia de Pastaza, titulaciones que corresponden a ciudadanos y, en varios casos aislados, a comunidades indgenas y otras a gremios como de artesanos y de colonos.
Existe un proceso de expropiacin de un predio conocido como la Morabia de alrededor de 400 hectreas que est en pleno proceso de adjudicacin a organizaciones indgenas y de colonos cerca de la poblacin de ShellMera.
Independientemente del proceso general de adjudicaciones, la legalizacin de los territorios indgenas de la provincia de Pastaza ha tenido dos mo1
Cf. en el Anexo 5, los principales textos que amparan la titulacin de tierras en Ecuador.
Beltrn, Bolvar (2004). El problema de la titulacin de tierras en Pastaza. En Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador 2. Las apuestas, ed. Guillaume Fontaine, 149-151. Quito: Serie Foro FLACSO.
150
Bolvar Beltrn
mentos histricos: antes de 1992 y posterior a la marcha de la Organizacin
de Pueblos Indgenas de Pastaza, OPIP.
Ahora, a los pueblos indgenas les toca construir el tercer momento histrico en el proceso de reconstitucin de sus territorios.
Antes de 1992: Podemos mencionar que el proceso de adjudicacin de
las tierras en base de la Ley Agraria que ejecutaba el Instituto Ecuatoriano
de Reforma Agraria y Colonizacin-IERAC, impona como poltica de gobierno un proceso de colonizacin de las tierras supuestamente baldas, inclusive uno de los requisitos para ser beneficiarios de la adjudicacin era el
demostrar que se estaba en posesin de las tierras tumbando rboles. Algunas comunidades y ciudadanos indgenas accedieron de manera espordica
a los ttulos que entregaba el IERAC.
Ao 1992 y posterior a ste: En 1992 con la marcha de la OPIP se legaliz 1300.000 hectreas a favor de las comunidades kichwa, zpara y
shiwiar, quedando pendiente por legalizar el 36.43%, especialmente en la
denominada Franja de Seguridad Nacional.
Los ttulos obtenidos en 1992 tienen una vigencia de 12 aos y ahora
el proceso de reconstitucin de los pueblos y nacionalidades indgenas tiene que estar ntimamente relacionado con la reunificacin del espacio territorial donde estas colectividades ancestrales se han desarrollado como nacionalidades indgenas, y aquello ser el territorio indgena.
El Estado Ecuatoriano a travs de los distintos gobiernos ha definido
una poltica frente al tema de los territorios indgenas y es por ello que se ha
negado a reconocer los territorios indgenas como unidades territoriales a favor de los pueblos y nacionalidades indgenas y lo que ha optado es imponer un proceso sistemtico de divisin de los espacios comunales a favor de
ciudadanos indgenas atentando contra la unidad territorial indgena.
Al revisar la legislacin y sobre todo el proceso de adjudicacin impuesta por el IERAC antes, ahora INDA, se demuestra un total desconocimiento de la realidad plurinacional del Estado ecuatoriano, una muestra de aquello son las adjudicaciones individuales, comunales, a organizaciones, etc.,
sobre espacios territoriales ancestrales pertenecientes a un solo pueblo o nacionalidad indgena.
El problema de la titulacin de tierras en Pastaza
151
Propuesta de derechos territoriales
Para evitar esta atomizacin territorial es necesario que los derechos colectivos que garantizan la Constitucin Poltica y el Convenio 169 de la OIT se
pongan en prctica para salvaguardar y reunificar los territorios indgenas.
Para iniciar proponemos realizar un minucioso estudio y anlisis de los
ttulos obtenidos y que corresponden a los espacios territoriales indgenas,
continuar con el proceso cientfico de realizacin del mapeo territorial con
la asistencia de imgenes satelitales, posterior a ello realizacin de la propuesta legal que permita reformar los actuales ttulos y la obtencin de un
solo ttulo a nombre de cada nacionalidad indgena.
Creemos en esta propuesta ya que nace de lo ms profundo de los territorios indgenas y tiene un camino andado, el de las asambleas comunitarias, decisiones polticas, apoyo tcnico y ahora lo que se construye es la propuesta poltica de la reunificacin legal de los territorios indgenas con autonoma. Autonoma que de ninguna manera perjudica la soberana nacional del Estado, implica respeto a la unidad en la diversidad y sobre todo voluntad de construir y preservar esa unidad y el compromiso pleno de comportarse como achuar, shiwiar, zparas ecuatorianos.
La concepcin de autonoma territorial no solo significa jurisdiccin en
el sentido legal de la palabra, implica un conjunto de dos estructuras (reglas,
valores y actitudes) sociales, polticas, legales y econmicas: las que favorecen y preservan la diversidad y pluralidad y las que favorecen la unidad, la
plasmacin de fines comunes y un sentimiento de ser ciudadanos de una sociedad entera.
Lo que plantean las nacionalidades indgenas es plasmar su presente y
futuro con autonoma, sobre la base de un territorio determinado. Si la legalizacin de las tierras en la provincia de Pastaza sigue como hasta ahora,
el INDA continuar legalizando tierras indgenas a favor de comunidades,
individuos y organizaciones indgenas y aquello en vez de consolidar las entidades territoriales indgenas est provocando su desintegracin.
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
Guillaume Fontaine, coordinador
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
De la presente edicin:
FLACSO, Sede Ecuador
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Fax: (593-2) 2566139
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Coordinacin editorial: Alicia Torres
Cuidado de la edicin: Paulina Torres
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Quito, Ecuador, 2004
1. edicin: octubre, 2004
ndice
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Introduccin
Petrleo y desarrollo sostenible en la Amazona:
apuestas para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Guillaume Fontaine
11
Captulo I
Apuestas del caso Texaco
Los pasivos de la industria petrolera
A propsito del juicio a la Texaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Fander Falcon Bentez
27
El juicio a Chevron Texaco
Las apuestas para el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Yanza
37
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ramiro Gordillo
45
Captulo 2
Apuestas de la poltica petrolera
Contratacin petrolera ecuatoriana 1972-2003 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Alberto Aruz
57
Importancia del petrleo en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jos Gordillo Montalvo
67
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
anlisis poltico para abordarlas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ivn Narvez
75
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
Un ejemplo de crisis de gobernabilidad democrtica en el Ecuador . . . . . . . . . .
Karen Andrade
91
Captulo 3
Apuestas de los derechos territoriales
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
Un rezago colonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Edmundo Guerra
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras . . . . . . . . . . . . . . . . .
Csar Andy
Avances en el tema del derecho territorial indgena
en el mbito internacional y especficamente en la
Organizacin de las Naciones Unidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Alexis Tiouka
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras:
un reto para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Liliy La Torre Lpez
Situacin de los derechos territoriales indgenas
en la Amazona venezolana en el contexto de la
gobernabilidad democrtica actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vladimir Aguilar Castro
El problema de la titulacin de tierras en Pastaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bolvar Beltrn
Para entender el conflicto entre Sarayacu, Estado y
empresas operadoras del bloque 23 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vctor Lpez A.
109
121
127
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Captulo 4
Apuestas de la consulta previa
Pronunciamiento sobre la consulta previa en los bloques 20 y 29 . . . . . . . . . .
Frente de comunidades kiwchas de Rukullacta,
Asociacin Kallari, RICANCIE, REKOCA y cantn Archidona
173
La consulta previa petrolera - Bloques 20 y 29 de la Amazona
ecuatoriana: entre el desafo y la nostalgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Xavier Izko
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Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
231
Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Presentacin de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
280
Para entender el conflicto entre Sarayacu,
Estado y empresas operadoras del bloque 231
Apertura petrolera, desarrollo constitucional
de los derechos colectivos y crisis en el
centro sur de la Amazona ecuatoriana
Vctor Lpez A.
Introduccin
Desde nuestra perspectiva, dos elementos claves para entender la conflictividad socioambiental provocada por la ampliacin de la frontera petrolera
en la Amazona centro sur de la regin amaznica ecuatoriana (RAE) desde
los aos 90, son:
-
El inicio de una poltica petrolera, que para reducir el deterioro de la
plataforma de produccin, el gasto pblico en el sector petrolero o el
subsidio de los derivados para el mercado interno, as como para la ampliacin de reas de exploracin / explotacin y reservas para el pago de
deuda externa con crudo, viene transfiriendo las operaciones hidrocarburferas a manos privadas, especialmente inversin extranjera (Doryan
y Lpez (ed.), 1992).
La consolidacin del desarrollo constitucional de los derechos (colectivos, de los pueblos indgenas, difusos y otros), tanto en el marco de la
reforma constitucional de 1998, como en la suscripcin de ese mismo
ao y su posterior ratificacin (1999) por parte del Estado ecuatoriano,
del Convenio 169 sobre pueblos indgenas y tribales de la Organizacin
Internacional del Trabajo, OIT (1989).
Cf. en el Anexo 6, la cronologa del conflicto en Sarayacu.
Lpez, Vctor (2004). Para entender el conflicto entre Sarayacu, Estado y empresas operadoras del bloque 23. Apertura
petrolera, desarrollo constitucional de los derechos colectivos y la crisis en el centro sur de la Amazona ecuatoriana. En
Petrleo y desarrollo sostenible en Ecuador 2. Las apuestas, ed. Guillaume Fontaine, 153-170. Quito: Serie Foro FLACSO.
154
Vctor Lpez A.
La poltica petrolera referida debe entenderse a la luz de los programas de
ajuste estructural propuestos para la salida a la crisis econmico-financiera
del pas por las instituciones financieras internacionales (IFIs), como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o el Club de Pars, en acuerdos establecidos con los gobiernos nacionales, tanto los que fueron elegidos
en las urnas, como con los de transicin, instaurados despus de las crisis
polticas de 1997 y 2001. A partir del ao 2000, esta poltica de apertura
petrolera busca mantener el esquema monetario dolarizado de la economa
ecuatoriana, procurando incrementar el volumen de exportaciones de crudo, atraer inversin externa para la implementacin de megaproyectos
(oleoductos, refineras2, repotenciacin de campos y pozos, etc.), o para simplemente garantizar con petrleo crditos externos.
Por su parte, el desarrollo constitucional de los derechos humanos, particularmente los referidos a los pueblos indgenas, se explica en funcin de
un dilatado proceso de movilizacin social y definicin de demandas por
parte de los emergentes actores sociales y polticos indgenas, as como de
ecologistas, defensores de derechos y organizaciones de apoyo. Con la vigencia de la nueva Constitucin Poltica del Ecuador (CPE, 11-08-98) y la ratificacin del Convenio 169, el conjunto del Estado nacin se ha obligado
a respetar principios democrticos que garantizan los derechos de las colectividades o ciertos derechos difusos, como son los ambientales. Este es el resultado de un proceso de interpelacin entre las agendas del Estado y la sociedad civil, referidas a dos temas en comn: etnicidad y globalizacin.
(Fontaine, 2003:25).
El conflicto entre Sarayacu y el Estado con las operadoras del bloque 23
en el centro sur de la RAE, segn nuestra interpretacin, nos permite sacar
algunas conclusiones preliminares en torno a una pregunta central: con la
vigencia de los derechos colectivos en la Constitucin y con la ratificacin
del Convenio 169, en qu trminos el gobierno nacional pretende llevar a
cabo el despliegue de la frontera extractiva petrolera en la Amazona indge2
El Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) violent toda reglamentacin ambiental y de consulta a
las poblaciones afectadas por su construccin, inici operaciones a fines del 2003. No se identifican a la fecha proyectos para reducir los gastos por importacin de derivados (gas, diesel, gasolina
y asfaltos de calidad), lo cual ratifica que el Ecuador es un pas con petrleo, ms no un pas petrolero, tal como lo advierte el experto petrolero Vctor Hugo Jijn, ex miembro del Comit de
Administracin de Petroecuador (declaracin en un medio de comunicacin, 25/06/2004).
Para entender el conflicto entre Sarayacu
155
na no intervenida, sin producir crisis humanitarias o para la gobernabilidad
democrtica en la Amazona?
A pesar del lugar comn segn el cual un conflicto por recursos naturales es el choque de actores que pugnan por una serie de objetivos incompatibles (o percibidos como tales), y an a pesar de que existe una marcada
tendencia estructural-funcionalista por explicar el rol del conflicto en la
configuracin social y la cohesin al interior de los grupos enfrentados, como lo sugiere Fontaine (2003), podemos decir que efectivamente el conflicto es una realidad social con gran implicacin entre los grupos involucrados.
Precisamente, los aspectos referidos al acceso, uso, control, deterioro o privacin de los recursos naturales vinculados a la conflictividad socioambiental, son los factores que definen su caracterizacin, segn lo propone OrtizT. (1997; 1999)
La gestin de la conflictividad socioambiental en la Amazona centro
sur, con un enfoque basado en la defensa de los derechos de las poblaciones
afectadas por la ampliacin de la frontera extractiva, viene siendo desarrollada desde fines de los aos 90, si bien su formulacin es algo anterior. A
diferencia del enfoque de partes interesadas, que busca la definicin de objetivos comunes entre los socios del negocio extractivo por medio del anlisis de las incompatibilidades, el enfoque de derechos para la gestin de los
conflictos se centra en el anlisis de la exclusin social, y su objetivo programtico se centra en la defensa de los derechos fundamentales de las poblaciones afectados por las industrias extractivas.
Por ello, cuestionamos el hecho de que se asuma la negociacin como
la salida exclusiva a los procesos de conflicto entre las empresas extractivas y
Estado, frente a poblaciones locales, planteando que la gestin de los conflictos socioambientales por medio de las estrategias para la exigibilidad de
los derechos, fortalece a las organizaciones locales, define las responsabilidades sociales de los diferentes sectores sociales, econmicos o polticos, pero
tambin posibilita la definicin de precedentes judiciales que impidan la reiteracin de polticas excluyentes y lgicas degradativas en el uso, control y
acceso de los recursos naturales, en el escenario nacional de un sistema democrtico participativo (Grfico 1).
Vctor Lpez A.
156
Grfico 1
Enfoque
Stakeholders
Enfoque de
Derechos
Anlisis de
incompatibilidades
Anlisis de la exclusin
social
Estrategias de definicin
de objetivos compatibles
entre partes interesadas.
MARCs: negociacin,
facilitacin
Estrategias de defensa
promocin y garanta de los
derechos. Exigibilidad,
incidencia y justiciabilidad de
los derechos y deberes.
Elaboracin: Vctor Lpez.
La ampliacin de la frontera petrolera en Pastaza: del norte al centro y sur
La actual provincia de Pastaza y su poblacin indgena, al contrario de lo
que comnmente se piensa, fue la primera en soportar operaciones petroleras, desde inicios de los aos 40 por una subcontratista de la holandesa Royal Dutch Shell. Segn el alcance de Santos (1991) a la teora desarrollada
por Bunker y otros para el estudio del despliegue de frentes econmicos extractivos y la consolidacin de fronteras extractivas en la Amazona, un patrn de ocupacin del espacio por parte de agentes extractivos es su gran
movilidad, ya que hasta que no se consoliden actividades econmicas concretas (frentes) en un espacio regional (no solo mercantil) las fronteras extractivas o demogrficas (colonizacin) suelen ser mviles o discontinuas
(Santos 1991:227-287).
Las actividades exploratorias de Shell dejaron una serie de pozos cerrados en los alrededores del Bobonaza, Curaray y Arajuno-Oglan, a ms de un
centro poblado que lleva su nombre, para en 1948 abandonar el pas. Cuatro dcadas despus (1988) la estadounidense ARCO gan la licitacin del
Para entender el conflicto entre Sarayacu
157
bloque 10, con lo cual las operaciones petroleras volvieron a Pastaza.3 Despus de un prolongado y desgastante proceso de conflicto-acuerdo entre la
empresa y la Organizacin de Pueblos Indgenas de Pastaza (OPIP) y otras
agrupadas en el Frente Indgena de Pastaza, as como de la construccin de
un oleoducto secundario que caus conflictos adems en el alto Napo, el
Proyecto Villano entr en fase de explotacin en mayo de 1999 (Ortiz,
1997; Varios autores, 2002; Zrate, 2002; Fontaine, 2003).
Con este proyecto no slo se consolid la frontera petrolera en el norte
de Pastaza, sino que se abri la posibilidad de ampliarla tanto al centrooriente (selva baja) como al sur (provincia de Morona). Es as, que entre
1996-97 el gobierno ecuatoriano licit los bloques 23 y 24, con la perspectiva de que se articulen con el Proyecto Villano y el oleoducto del bloque
10. Estos son los antecedentes fundamentales para entender la conflictividad socioambiental en el centro sur de la RAE.
Cabe mencionar que los Acuerdos de Sarayacu (1989) establecidos
entre la OPIP y el Estado, significaron un hito en la historia contempornea de los pueblos indgenas amaznicos, ya que a propsito de la negociacin por la liberacin de un relacionador de Arco, se presion por el reconocimiento del derecho a la tierra, por medio de la legalizacin de territorios en Pastaza, previo a cualquier operacin en el bloque 10. En agosto de
1990, el Estado rechaz la propuesta de OPIP conocida como el Acuerdo
sobre el Derecho Territorial de los pueblos Quichua, Shiwiar y Achuar de la
Provincia de Pastaza a suscribirse con el Estado Ecuatoriano, pero accedi
parcialmente a su reconocimiento despus de la campaa de presin Tunguy, del levantamiento indgena de junio del 90 y de la marcha que sali de
Puyo a Quito, Allpamanda, Causaimanda, Jatarishum! (Por la tierra, por la
vida, levantmonos).
De ah en adelante, la negociacin se centr en la definicin de mecanismos y acciones para la atencin de las necesidades de las comunidades y
organizaciones que se constituyeron en el proceso. Los convenios entre el
consorcio Arco-Agip (resumidamente, Arco), y las organizaciones de representacin (OPIP y otras) en un primer momento (Acuerdo de Plano, en
1994), posteriormente se hicieron entre las empresas y una serie de organi3
Cada uno de estos bloques petroleros tienen una extensin de 200.000 hectreas. Los plazos segn
los trminos de contratacin comprenden 4 aos para la fase de exploracin y 20 para la de explotacin, con posibilidad de prorroga para cada una, si cabe el caso.
158
Vctor Lpez A.
zaciones y comunidades independientes, aglutinadas en torno al Comit
Tcnico Ambiental (CTA) y convocadas por el fondo que segn el acuerdo
las empresas se comprometieron a conformar para el desarrollo social, control ambiental y conservacin de la biodiversidad en los territorios indgenas de Pastaza(Ortiz, 1997).
Puede advertirse la diferencia del proceso de ampliacin de la frontera
petrolera en Pastaza, con la ampliacin indiscriminada de la frontera petrolera y de colonizacin en el nororiente, durante el rgimen militar de los
aos 70 y las dos primeras dcadas del perodo democrtico (1979-1998).
En este perodo de casi 30 aos, por parte del Estado, sus agencias (especialmente el IERAC e INCRAE) y contratistas (especialmente Texaco y la actual Petroecuador) se desconocieron sistemticamente los derechos de las
poblaciones indgenas a su permanencia fsica y supervivencia cultural, as
como al conjunto de derechos territoriales o an ms, de participacin ciudadana.
Sin embargo, tal como se detalla adelante, los avances formales por democratizar la ampliacin de la frontera petrolera en territorios indgenas de
Pastaza y Morona entre 1997-2002, demuestran un severo retroceso al finalizar este ltimo ao. La estrategia negociadora, comn al Estado y las empresas operadoras de los tres bloques licitados, consistente en la definicin
de salidas forzadas (acuerdos/convenios), la divisin de organizaciones indgenas o la intimidacin con el uso de la fuerza pblica, desde diciembre del
2002 -en Pastaza- retoma el uso del ms antiguo medio para garantizar la
ampliacin de actividades de un sector considerado estratgico: la ocupacin militar de tierras y territorios indgenas.
Cerramos este punto estableciendo que si a inicios de los aos 90 fue
posible condicionar el despliegue de la frontera petrolera por la emergencia
de los pueblos indgenas como actores polticos, para fines de la dcada este factor result ser condicionante para el desarrollo constitucional de los
derechos indgenas. Adelante veremos como a partir de la exigencia del
cumplimiento de las nuevas obligaciones del Estado y otros sectores, se ha
procedido no solo al condicionamiento, sino tambin al cuestionamiento y
oposicin a la apertura petrolera en territorios indgenas sin el consentimiento de los pueblos amaznicos. Estos elementos en contraposicin radical, configuran el escenario de crisis emergentes a diferente nivel, sobre los
que pasaremos revista.
Para entender el conflicto entre Sarayacu
159
Conflicto y crisis en Sarayacu: el escenario de los conflictos radicales entre pueblos indgenas, Estado y empresas en el bloque 23.
El contexto, origen y actores del conflicto
El 26 de julio de 1996 el Estado, por medio de Petroecuador, firma con
la empresa argentina Compaa General de Combustibles (CGC-San Jorge) el Contrato de Participacin para la exploracin y explotacin de petrleo, Bloque 23. Las 200.000 hectreas del bloque afectan a 35 comunidades y territorios kichwa, achuar y minoritariamente shuar. Entre las poblaciones kichwa afectadas se encuentran comunidades y asociaciones filiales de OPIP, cuyos territorios son proporcionalmente los ms afectados, y
corresponden mayoritariamente a la Asociacin Sarayaku y sus cinco comunidades, con alrededor de 1.200 habitantes. De las 135.000 hectreas del territorio de Sarayaku, se estima que el 85% est afectado por el bloque 23,
mientras que un 20% es afectado por el bloque 104.
Bloque 23: comunidades y territorios afectados
Pueblo-grupo
Kichwa
Achuar
Shuar
Total
Comunidades
28
6
1
35
Tierras /hectreas
115.000,00
n.d
n.d.
199.820
Fuentes: Varios autores, 2002; Dirigentes de Sarayacu, 2002 y Asociacin Achuar Copataza, 2001. Elaboracin: el autor.
Se encuentran tambin comunidades kichwa filiales a AIEPRA y FENAKIPA que han establecido acuerdos con CGC.5 Seis comunidades achuar filiales de la FINAE y una shuar filial a FICSH6 tambin son afectadas. De las
comunidades pertenecientes a la Asociacin Achuar Copataza (AAC), cabe
4
5
6
Referencia de tcnicos del Instituto Amazanga y dirigentes de la Asociacin Sarayacu (2002).
Asociacin de Indgenas Evanglicos de Pastaza (AIEPRA) y Federacin de la Nacionalidad Kichwa de Pastaza (FENAKIPA).
Federacin Interprovincial de la Nacionalidad Achuar del Ecuador (FINAE); Federacin Interprovincial de Centros Shuar (FICSH).
160
Vctor Lpez A.
mencionar que Shaimi se desvincul de su organizacin mayor para establecer un acuerdo con la petrolera. Alrededor del 40% del bloque 23 (80.000
hectreas) afecta la adjudicacin de tierras y territorios de estas comunidades, en las cuencas de los ros Bobonaza, Copataza y Capahuari.
Asumiendo un postulado de la teora de conflictos segn el cual todo
conflicto requiere de una serie mnima de actores o partes interesadas, podemos establecer para este caso que los intereses de la empresa CGC, operadora del bloque 23 contratada por el Estado para su exploracin y explotacin, afectan las condiciones de reproduccin socio-cultural y ambiental
de los pobladores locales, motivo por el cual encuentran su resistencia a los
proyectos extractivos, por medio de acciones directas a travs de sus organizaciones de representacin, as como para la defensa de sus derechos en
cortes nacionales e internacionales, con el respaldo de organizaciones de
apoyo.
Recordemos que las empresas petroleras privadas han diseado un modelo basado en estrategias de persuasin y cooptacin para vincular a las poblaciones locales a la esfera de los intereses petroleros de las operadoras y el
Estado, prefigurando as una serie de beneficiarios y socios del negocio petrolero entre los pobladores locales7. Tambin se registra el esfuerzo por facilitar las operaciones petroleras en el bloque 23 por parte de funcionarios
de Petroecuador y de actores polticos como el gobernador de la provincia
de Pastaza, el Consejo Provincial, el municipio de Puyo, e inclusive de parte de ciertos diputados. El rol de ASOPEC8 ha consistido en desprestigiar a
los dirigentes de Sarayaku y OPIP. No menos importante ha sido el respaldo de las fuerzas armadas y polica, para resguardar el trabajo de CGC en
las reas de exploracin9.
8
9
Al parecer con apoyo de las empresas, se registra la aparicin de fundaciones u ONG petroleras,
para por su intermedio promover entre los diferentes jefes de familia de las comunidades cooptadas, la renuncia de sus derechos fundamentales (consentimiento informado, participacin o ms
sencillamente la indemnizacin y compensacin por afectaciones) forjando poderes jurdicos abiertos en favor de sus representantes legales para la negociacin con la petrolera CGC. La Fundacin
Shiriam Nunca, por medio de sus abogados se dedican a este tipo de actividades, registrndose decenas de estos casos entre kichwa, shuar y achuar de Pastaza y Morona.
Asociacin de Empresas Petroleras Privadas del Ecuador.
La militarizacin del bloque 23, tuvo relacin directa con la paralizacin de actividades en el bloque 10, en Villano, por parte de sus socios de Canelos, que por el incumplimiento de ofertas tomaron esta medida a inicios del ao 2003.
Para entender el conflicto entre Sarayacu
161
En contraparte, las organizaciones representativas de los pueblos kichwa, achuar y shuar, como son la OPIP, FINAE y FICSH han contado con
el respaldo de organizaciones indgenas regionales, nacionales e internacionales, como son la CONFENIAE, CONAIE y COICA, pero tambin de
organizaciones no gubernamentales para la defensa de los derechos humanos, como Amnista Internacional, CDES y CEJIL10, as como de ecologistas como Accin Ecolgica-Oil Watch, y organismos de cooperacin internacional para el desarrollo, como la Unin Europea, Oxfam Amrica, Pachamama, IBIS (cooperacin danesa), entre otras.
Desde el momento en que conocieron -de manera extraoficial- la contratacin de CGC por parte del Estado, las organizaciones kichwa y achuar
han definido una serie de condicionamientos, pero tambin acciones de resistencia y oposicin abierta al ingreso de CGC a territorios indgenas de la
provincia de Pastaza, como lo demuestran a continuacin- las propuestas
y acciones de los kichwa de OPIP11 y la Asociacin Sarayacu y de FINAE
entre los achuar.
Posiciones, intereses y derechos: asimetra
y horizontalidad de los conflictos.
El Estado argumenta a favor de la ampliacin de la frontera extractivista petrolera en reas antes no intervenidas de Pastaza y de territorios indgenas, la importancia de las rentas petroleras para el presupuesto general del
Estado (PGE), la necesidad de superar el dficit fiscal creciente, as como la
urgencia por cubrir los compromisos del pas para el pago de la deuda externa. Por estos motivos el sector oficial considera al sector petrolero como
el motor del desarrollo nacional.
Las empresas petroleras involucradas en el negocio extractivista, plantean que las concesiones adjudicadas por el Estado para la exploracin y ex10
11
Centro de Derechos Econmicos y Sociales (CDES); Centro para la Justicia Internacional (CEJIL).
Es preciso recordar que los condicionamientos iniciales propuestos desde OPIP por medio de algunos de sus mximos dirigentes, abrieron en su momento la posibilidad al dilogo y negociacin
con la operadora del bloque 23. Pero, por presin de sus bases en contra de las polticas divisionistas y clientelares de CGC y las acciones coercitivas de sus subcontratistas, CGG para la exploracin ssmica y Daimi Services para el relacionamiento comunitario, actualmente OPIP plantea la
salida de CGC.
162
Vctor Lpez A.
plotacin de hidrocarburos en bloques petroleros- traern a las poblaciones locales que no se opongan a sus actividades, los beneficios de la moderna empresa petrolera. A cambio de la autorizacin o la negacin de cuestionamientos u objeciones a la intervencin externa, las compaas realizan
una serie de ofrecimientos de todo tipo, para el progreso de los sectores tradicionalmente marginados de la atencin del Estado.
Las compaas, de esta forma, demandan de las poblaciones locales la
renuncia a sus derechos fundamentales, a cambio del ofrecimiento a la
atencin de sus necesidades bsicas, la compensacin por los impactos al
ambiente, la generacin de empleo, los planes de desarrollo comunitario,
etc. Para alcanzar las autorizaciones, desde las empresas se propicia la compra de conciencia entre los dirigentes locales, se fragmenta la unidad y se
deslegitima a las organizaciones representativas que se oponen a la intromisin petrolera, favoreciendo as, el surgimiento de organizaciones, grupos e
individuos cooptados por los favores econmicos de las empresas. Adicionalmente, muchas de las veces el cumplimiento de los ofrecimientos se
agota en la firma de los acuerdos y el ingreso de las cuadrillas de exploracin ssmica y maquinaria, propicindose entonces una conflictividad
permanente entre las poblaciones locales, las empresas petroleras, el Estado y la fuerza pblica.
Para el caso del pueblo kichwa de Sarayacu, podemos decir que desde
inicios de los aos 90 con la entrega de territorios por parte del gobierno
de Borja- se ha llevado a cabo un proceso interno de revitalizacin cultural, fortalecimiento organizacional y definicin de una alternativa autnoma de desarrollo. Sin embargo, la ms seria amenaza para su territorio, el
autogobierno y la reproduccin sociocultural con identidad se encuentra
en el marco de la poltica petrolera nacional, que busca expandir la explotacin de crudo pesado al sur y al oriente del campo Villano en el bloque
10 (en explotacin desde 1999), especialmente hacia los contiguos bloques
23 y 24.
Hasta el presente las fronteras exploratorias se han desplegado por las
tierras y territorios de Canelos, Pacayacu y otras comunidades en los bloques 10 y 23, las que han firmado acuerdos con las empresas. Pero, la firme
oposicin de Sarayacu al extractivismo petrolero en su territorio, ha detenido de manera pacfica pero momentnea- el avance de las lneas de exploracin ssmica en los lmites mismos de su adjudicacin territorial.
Para entender el conflicto entre Sarayacu
163
Las organizaciones de representacin de Sarayacu, sus dirigentes, grupos
de mujeres, tcnicos, ancianos y el conjunto de sus habitantes, han decido
hacer respetar los derechos constitucionales que les asisten como pueblo indgena amaznico, en su conflicto con la CGC y el Estado, a partir del ao
2001. Los derechos colectivos reconocidos por la CPE de 1998 (territorio,
identidad, justicia, etc.), favorecen una gestin del conflicto que horizontaliza las posiciones y demandas de las partes involucradas en el conflicto, favorecindose as la presin ciudadana y el control social necesarios para que
las decisiones del Estado no contradigan los preceptos que se garantizan con
estos derechos (autonoma, pluriculturalidad, bienestar, dignidad, etc.). En
este proceso, Sarayacu ha contado con el respaldo de una serie de organismos nacionales e internacionales, redes de solidaridad y cooperacin financiera, as como de activistas e individuos comprometidos con su propuesta
de autonoma.
La campaa de resistencia Kapari arranc con la declaratoria de emergencia territorial de Sarayacu desde fines de 2002, y ha movilizado al conjunto del pueblo en la defensa de su territorio, aun a costa de las graves implicaciones que ha tenido para la seguridad y vida de sus miembros. La respuesta del Estado y las empresas CGC y sus subcontratistas (CGG y Daimi), a los campos de Paz y Vida con que se detuvo la intromisin de cuadrillas de trabajadores y militares, consisti en la tortura de comuneros indefensos, el intento de violacin de menores de edad, la intimidacin y la
persecucin por todos los medios - inclusive de acciones judiciales- en contra de varios dirigentes indgenas amaznicos. Desde entonces, la empresa y
el gobierno han insistido en el empleo de la fuerza pblica para la ocupacin de territorios de Sarayacu.
A inicios de 2003, el libre paso de personas y embarcaciones por el ro
Bobonaza hacia Sarayacu (la tradicional y ms conveniente va de acceso),
fue bloqueado en Canelos y Pacayacu, para forzar la negociacin y aceptacin de Sarayacu al ingreso de CGG a sus territorios. En la zona de Molino, aguas abajo en el mismo Bobonaza, se estableci un control militar que
restringe desde entonces, la libre circulacin de los pobladores de Sarayacu,
impidiendo la comunicacin, el intercambio y libre circulacin de ciudadanos ecuatorianos en su propio territorio.
En una serie de declaraciones pblicas el presidente de la Repblica y su
ministro de Energa y Minas, durante el ltimo trimestre de 2003, estable-
Vctor Lpez A.
164
cieron que la militarizacin (ocupacin militar) de los bloques 23 y 24 sera la estrategia final del gobierno para garantizar las operaciones de las empresas. Por este medio se quiere favorecer el avance de la economa extractiva en las ltimas reas de bosque primario en la RAE en territorios indgenas, espacios con gran potencial para el desarrollo turstico y de medios de
desarrollo limpio (MDL). El fomento a la inversin extranjera y la tan manipulada seguridad jurdica, prevalecen en el discurso y prctica gubernamental para favorecer intereses extractivistas, que ahondan la dependencia
del pas del mercado petrolero internacional y empobrecen a las poblaciones de la Amazona.
As, tanto la sociedad nacional, el pueblo ecuatoriano y los pueblos indgenas se ven ante una situacin de mayor vulnerabilidad, por los crecientes procesos de autoritarismo, deterioro ambiental, corrupcin y exclusin
social, pero sobre todo por la institucionalizacin de la violencia como respuesta a las demandas sociales y la creciente capacidad de presin y control
social por parte de los grupos sociales.
Anlisis del conflicto en contexto de crisis emergentes
La ausencia de un salida adecuada al conflicto ha derivado en una crisis humanitaria a nivel local, ya que durante los periodos de emergencia para la
defensa del territorio, se afectaron las actividades productivas que garantizan la provisin y distribucin de alimentos entre las familias de Sarayacu,
suspendindose las labores agrcolas, educativas, de salud, recreacin, organizativas, etc. Los atropellos y violaciones de los derechos fundamentales de
las personas, colectividades y el ambiente amaznico de Sarayacu, vistos
desde una perspectiva ms general, han incidido negativamente en el debilitamiento del Estado social de derecho y la vigencia de los derechos colectivos y de los pueblos indgenas en el Ecuador. Esto nos conduce a responder una serie de preguntas sobre lo que hacen u omiten los actores de este
conflicto frente a una emergente situacin de crisis.
Qu hacen las empresas CGC y socios?
-
Plantean que la concesin adjudicada por el Estado a su responsabilidad
y beneficio, traer tambin beneficios (nadie habla de las responsabili-
Para entender el conflicto entre Sarayacu
165
dades implcitas) a las poblaciones que no se opongan a sus operaciones.
Demandan de las poblaciones locales (por medio de sus estrategias de
relacionamiento/divisin comunitaria) la renuncia a sus derechos fundamentales, a cambio del ofrecimiento por atender sus necesidades bsicas, empleo, compensaciones y apoyos.
Se apoyan en el Estado para forzar decisiones jurdicas inconstitucionales o arbitrarias. - Con el resguardo militar y de la fuerza pblica, buscan el uso de la dominacin legtima del Estado en favor de intereses
multinacionales y en contra de ciudadanos ecuatorianos.
Qu hacen Sarayacu y aliados?
-
Hacen de la campaa de resistencia Kapari y la propuesta de autonoma territorial, el ncleo del proceso de defensa de sus derechos.
Utilizan mecanismos judiciales formales para una salida segn derecho,
en cortes y espacios nacionales e internacionales.
Entienden que los acuerdos firmados en negociacin con las empresas
y el Estado no son mecanismos suficientes para garantizar el respeto y
la garanta de sus derechos, especialmente territoriales.
Proponen una serie de alternativas econmicas ambientalmente sostenibles y culturalmente apropiadas en su territorio, con beneficios para el
Estado y las poblaciones locales.
Generan espacios y movilizan recursos para con la solidaridad a nivel local, nacional y global, por medio del trabajo en redes: derechos, ecologa, democracia, acadmicas.
Qu hace el Estado ecuatoriano?
-
Define una poltica petrolera excluyente, que no toma en cuenta la opinin/objecin de las poblaciones afectadas o potencialmente afectadas
por los proyectos extractivos (Es posible transparentar-democratizar este proceso?).
Argumenta que en la ampliacin de la frontera extractiva en territorios
indgenas tiene preeminencia el derecho de propiedad estatal del subsuelo sobre el derecho a la tierra/territorio de los pueblos indgenas, pese a que ste es un derecho preexistente a los estados, segn lo senten-
166
Vctor Lpez A.
ci de la Corte Interamericana en el caso Awas Tingni y que se enuncia
en las medidas cautelares en este caso.
Enfatiza en la necesidad de armonizar los intereses de los socios en la
explotacin petrolera, haciendo de la negociacin una salida forzada y
de la participacin un buen negocio. En condiciones estructurales de
exclusin social, asimetra, discriminacin o violacin de derechos, una
salida forzada/negociada, no solamente que agudiza la vulnerabilidad de
los pueblos indgenas amaznicos, sino que cuestiona la vigencia real del
Estado social de derecho, basado en la participacin ciudadana soberana como principio democrtico.
Pretende resolver las demandas y reclamaciones de Sarayacu con el uso
de la fuerza, la omisin frente a la violacin de derechos y en funcin
de una seguridad jurdica anclada en el fomento de la inversin de capitales en el sector petrolero.
Desconoce que las decisiones del Sistema Interamericano de derechos
tienen fuerza vinculante para el Estado, sentando un precedente nefasto para el sistema democrtico nacional e interamericano.
Mantiene el contrato con CGC, a pesar de haber caducado el plazo y
haberse hecho pblica la situacin de inminente quiebra de CGC en
Argentina.
Fiscaliza, por medio de la funcin legislativa, las polticas pblicas y decisiones administrativas del sector petrolero, pero no alcanza a resolver
las irregularidades detectadas (es posible superar el problema de la institucionalidad dbil para el control estatal en sectores estratgicos?).
Con la reclusin de los dirigentes indgenas acusados en los juicios penales presentados por CGC y sus trabajadores, no solo se demuestra el
uso malintencionado de las instancias judiciales por parte de la empresa, sino tambin que es posible la justicia como opcin todava vigente
para el tratamiento de conflictos y las inequidades que expresan.
Qu aporte brindan los espacios internacionales de derechos?
-
Permiten distinguir lo legal de lo legtimo.
Fortalecen la judicialidad de los derechos colectivos, y especficamente
en este caso, de la relacin de un pueblo indgena con su territorio.
Interpelan al Estado y las polticas pblicas o por el empleo de la fuer-
Para entender el conflicto entre Sarayacu
167
za pblica, cuando van en contra de su fin supremo: respetar y hacer
cumplir los derechos de los pueblos.
Permiten adecuar a los contextos locales y nacionales, el esfuerzo por
globalizar la democracia, de acuerdo a la constitucionalizacin de los
derechos de los pueblos.
Permiten advertir una situacin de crisis asociada al manejo de los conflictos: crisis ambientales o humanitarias por contaminacin, militarizacin, autoritarismo, violencia.
Qu lecciones nos deja el proceso de defensa de los derechos
en este caso?
Los conflictos socioambientales asimtricos (actores en desigualdad de condiciones) pueden equilibrarse u horizontalizarse, en parte gracias al uso de
medios judiciales y estrategias de exigibilidad de los derechos.
El factor determinante para horizontalizar los conflictos es la democracia como sistema poltico y social, por lo cual los conflictos deben trasladarse de los escenarios locales y las estrategias de derechos, al escenario nacional y global, por medio de estrategias democrticas, con plena incidencia
poltica en el nivel gubernativo y polticas pblicas.
El sistema judicial no es asptico, eficiente ni plural, como quisiramos,
pero sirve para mejorar el acceso a la justicia por parte de los pueblos indgenas, tanto en lo nacional y global.
La formulacin de demandas para exigir el cumplimiento de los derechos colectivos de los pueblos, requiere una comprensin amplia de los derechos culturales. La forma -culturalmente establecida- en que los pueblos
indgenas o tradicionales definen su relacin con el entorno natural-espacios
de vida- es el principio rector para el ejercicio de sus derechos colectivos, especialmente los referidos al territorio, la tierra, el ambiente o la vida econmica, la organizacin social y la identidad.
No se debe dejar a los gobiernos de turno y sus autoridades, la iniciativa para la implementacin o seguimiento de los mecanismos, resoluciones
o medidas de defensa de los derechos, si es que es posible hacerlo desde los
actores sociales: medidas cautelares y visita de la CIDH.
Reconocer que la conformacin de comisiones Estado-organizaciones
sociales, han sido tiles para salidas negociadas en momentos de crisis, pe-
168
Vctor Lpez A.
ro no han mostrado efectividad para la definicin de una salida adecuada al
conflicto.
Los precedentes legales que deja el empleo exitoso de los derechos de los
pueblos, est ms all de la simple y coyuntural salida negociada, lo que permite incidir en las polticas pblicas y en la internacionalizacin de la justicia para los pueblos indgenas. Los mecanismos legales son una parte, no toda la estrategia de defensa y consolidacin de los derechos y la democracia
de alta intensidad con participacin soberana de los pueblos, en trminos de
Boaventura de Souza (s.f ).
Conclusiones preliminares
Para finalizar, queremos sugerir el debate en torno a una reflexin hecha por
activistas de los derechos humanos tomando la problemtica colombianasegn la cual la crisis de los movimientos sociales que condujo a la bsqueda de respuestas de articulacin de iniciativas y demandas en los aos 90,
se centr en la necesidad de recurrir cada vez ms al uso del derecho y en
concreto del relativo a los derechos humanos, como instrumento vlido para la reestructuracin del tejido social, la recomposicin de la legitimidad de
las causas sociales y populares y el enfrentamiento colectivo a las polticas
socioeconmicas neoliberales (Romero 2001:22).
De manera preliminar, el trabajo referido concluye que ...se trata de reconocer que el contexto mundial actual exige nuevas formas de accin y que
pese a una desregulacin progresiva producida por entes supranacionales,
tales como la banca o las agencias multilaterales, an queda por ponerse a
prueba la normativa internacional que protege los derechos humanos (Romero, op.cit.). Pero, para el caso de los derechos de los pueblos indgenas,
cabe decir que el empleo de este instrumental de derechos provenientes del
derecho internacional (Convenio 169 de la OIT, organismo de la ONU),
aunque consagrados en las actuales constituciones polticas, requiere para su
aplicacin efectiva, transitar los escenarios nacionales del sistema democrtico (de la democracia tutelada, para de Souza), y debe asumir los limitantes de una sociedad nacional poco democrtica y fuertemente excluyente para con los pueblos amaznicos.
Para entender el conflicto entre Sarayacu
169
Se trata, segn nuestra apreciacin, de actualizar esa bsqueda de respuestas para la articulacin de iniciativas y demandas, formuladas y demandadas en trminos del derecho internacional y sus espacios de justicia internacional, con los escenarios nacionales y locales de la democracia en el
Ecuador y el resto de pases de Amrica Latina. El tema de los derechos ha
iniciado el tratamiento del nuevo tipo de democracia que se piensa posible
para nuestros pases, pero aspectos ms all de instrumental democrtico
como son los derechos tienen que ser desarrollados.
Nos referimos concretamente a aspectos vinculados a la orientacin de
la democracia a nivel local, las potencialidades efectivas de los gobiernos seccionales autnomos para el caso ecuatoriano y en rigor, sobre los arreglos que identificaran al Estado, a las poblaciones locales y a los gobiernos
seccionales, para la ampliacin de la economa de mercado o de las fronteras extractivas, productivas o consuntivas -reas protegidas- en el marco de
una democracia participativa. Se ha dicho que a diferencia de la ampliacin
de las fronteras petroleras, madereras o de colonizacin, impulsadas durante los gobiernos militares de los aos 60-70, cuando se restringieron libertades individuales, se diezmaron poblaciones o se llevaron a cabo desplazamientos forzados, en el nuevo marco constitucional, institucional y normativo del Estado social de derecho en el Ecuador, as como por el creciente
peso del derecho internacional, es necesario llevar a cabo procesos de consulta para el consentimiento libre e informado, as como de participacin de
las poblaciones potencialmente afectadas por los mega-proyectos de desarrollo econmico.
Se ha anotado, adicionalmente, en la cronologa del conflicto del bloque 23, como en el afn de propiciar acuerdos efectivos con las operadoras,
las organizaciones miembros del comit de coordinacin del Bloque 23
(conformado por Asodira, Fenakipa y otras comunidades), bajo su propia
iniciativa y entendimiento impulsaron un proceso de consulta previa, a pesar de que al momento no exista una ley que la norme y requiera, y lo que
es an ms sorprendente, explicitando por parte de estas organizaciones el
renunciamiento [de sus derechos] para la ampliacin de la frontera exploratoria en la Amazona12.
12
Cf. Anexo 5. Cronologa del conflicto en Sarayacu.
170
Vctor Lpez A.
Aunque casi anecdtico, este hecho nos plantea el reto por entender esa
poca explorada parcela de la demanda indgena de recursos, los parmetros
que emplean para su valoracin, as como de su apreciacin y valoracin del
derecho positivo, en contextos de globalizacin, apertura econmica y desarrollo constitucional de los derechos13. En esta encrucijada es que se ha de
llevar a cabo el ejercicio de los derechos por parte de los estados nacionales,
una vez que en la cuenca amaznica, casi todos los pases se han obligado a
respetar una serie de derechos a las colectividades o pueblos indgenas.
13
Para el tema de la demanda indgena en conflictos socioambientales en la Amazona, ver: Lpez A.
V, Nuestras necesidades no son nuestras debilidades: Gestin de Conflictos Socioambientales y
Defensa de Derechos de los Pueblos Indgenas del centro sur de la Amazona ecuatoriana., Tesis
FLACSO-CBC Colegio Andino, Quito, 2003, 167 p.
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
Guillaume Fontaine, coordinador
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
De la presente edicin:
FLACSO, Sede Ecuador
Pez N19-26 y Patria,
Quito Ecuador
Telf.: (593-2-) 2232030
Fax: (593-2) 2566139
www.flacso.org.ec
ISBN: 9978-67-090-4
Coordinacin editorial: Alicia Torres
Cuidado de la edicin: Paulina Torres
Diseo de portada e interiores: Antonio Mena
Imprenta: RISPERGRAF
Quito, Ecuador, 2004
1. edicin: octubre, 2004
ndice
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Introduccin
Petrleo y desarrollo sostenible en la Amazona:
apuestas para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Guillaume Fontaine
11
Captulo I
Apuestas del caso Texaco
Los pasivos de la industria petrolera
A propsito del juicio a la Texaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Fander Falcon Bentez
27
El juicio a Chevron Texaco
Las apuestas para el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Yanza
37
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ramiro Gordillo
45
Captulo 2
Apuestas de la poltica petrolera
Contratacin petrolera ecuatoriana 1972-2003 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Alberto Aruz
57
Importancia del petrleo en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jos Gordillo Montalvo
67
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
anlisis poltico para abordarlas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ivn Narvez
75
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
Un ejemplo de crisis de gobernabilidad democrtica en el Ecuador . . . . . . . . . .
Karen Andrade
91
Captulo 3
Apuestas de los derechos territoriales
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
Un rezago colonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Edmundo Guerra
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras . . . . . . . . . . . . . . . . .
Csar Andy
Avances en el tema del derecho territorial indgena
en el mbito internacional y especficamente en la
Organizacin de las Naciones Unidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Alexis Tiouka
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras:
un reto para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Liliy La Torre Lpez
Situacin de los derechos territoriales indgenas
en la Amazona venezolana en el contexto de la
gobernabilidad democrtica actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vladimir Aguilar Castro
El problema de la titulacin de tierras en Pastaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bolvar Beltrn
Para entender el conflicto entre Sarayacu, Estado y
empresas operadoras del bloque 23 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vctor Lpez A.
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Captulo 4
Apuestas de la consulta previa
Pronunciamiento sobre la consulta previa en los bloques 20 y 29 . . . . . . . . . .
Frente de comunidades kiwchas de Rukullacta,
Asociacin Kallari, RICANCIE, REKOCA y cantn Archidona
173
La consulta previa petrolera - Bloques 20 y 29 de la Amazona
ecuatoriana: entre el desafo y la nostalgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Xavier Izko
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Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
231
Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Presentacin de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Captulo 4
Apuestas de la Consulta previa
Pronunciamiento sobre la consulta
previa en los bloques 20 y 29
Frente de comunidades kichwas de Rukullacta,
Asociacin Kallari, RICANCIE, REKOCA
y cantn Archidona1
El marco legal de la consulta previa
La consulta previa es un derecho establecido por la Constitucin de la Repblica en el Artculo 88:
Toda decisin estatal que pueda afectar al medio ambiente, deber previamente contar con los criterios de la comunidad, para lo cual sta ser
debidamente informada. La ley garantizar su participacin.
La Constitucin garantiza el derecho a la consulta previa con un mayor nfasis tratndose del territorio de las nacionalidades indgenas:
Art. 84. El Estado reconocer y garantizar... los siguientes derechos colectivos:
5. Ser consultados sobre planes y programas de prospeccin y explotacin
de recursos no renovables que se hallen en sus tierras y que puedan afectarlos ambiental y culturalmente...
El Convenio 169 de la Organizacin Internacional de Trabajo (OIT) garantiza una consulta en la cual los pueblos interesados puedan participar libremente. Dicha consulta previa debe ser llevada a cabo para determinar si los
1
Con la cooperacin de tcnicos y cooperantes de la ONG Kallari.
Frente de comunidades kichwas de Rukullacta [et al.] (2004). Los pasivos de la industria petrolera. A propsito del juicio
a la Texaco. En Petrleo y desarrollo sostenible en Ecuador 2. Las apuestas, ed. Guillaume Fontaine, 173-185. Quito: Serie
Foro FLACSO.
174
intereses de los pueblos seran perjudicados, con la finalidad de llegar a un
acuerdo antes de que empiece cualquier actividad petrolera.
Aunque el derecho a una consulta previa existe en la Constitucin desde 1998, el Estado no haba consultado a la poblacin antes de licitar ningn bloque petrolero hasta cuando se realiz la consulta previa a la licitacin de los bloques petroleros 20 y 29 en septiembre, noviembre y diciembre del ao 2003.
La consulta prelicitatoria de los bloques 20 y 29
Para llevar a cabo el proceso de la consulta previa en los bloques 20 y 29, Petroecuador contrat a un equipo tcnico de la Universidad Politcnica Salesiana (UPS). El contrato estableci que la UPS realizara la consulta con base en el Reglamento de consulta y participacin para la realizacin de actividades hidrocarburferas puesto en vigencia en diciembre de 2002. Al inicio
del proceso de consulta, el equipo de la UPS estableci relaciones con los dirigentes de las organizaciones de segundo grado FONAKIN, FOCIN, FEPKIL, FENAKIN, FAOICIN, FICEN, FEKAN, ACIA y ANKISC y las juntas parroquiales de los dos bloques para lograr su apoyo a la consulta previa.
Estas relaciones fueron fortalecidas en algunos casos con pagos directos del
equipo a los presidentes y dirigentes de las organizaciones, particularmente a
las organizaciones ms grandes e influyentes de la regin.
El equipo de la UPS tambin seleccion un grupo de treinta lderes indgenas de las organizaciones y juntas parroquiales de los dos bloques, y les
contrat para ser facilitadores del proceso. Entre los facilitadotes estaba el
ex-alcalde de Archidona y candidato para diputado; el vocal de una junta
parroquial, varios dirigentes y miembros de las directivas de las diferentes
organizaciones del segundo grado y un defensor del pueblo.
El proceso de consulta incluy talleres de informacin para los presidentes de las comunidades indgenas y asambleas comunitarias en algunas comunidades, en las cuales los facilitadores kichwas presentaron informacin
sobre temas que tenan que ver con el petrleo y las comunidades tomaron
decisiones al nivel comunitario sobre el ingreso de la actividad petrolera. Al
final del proceso, se realizaron asambleas intercomunales, en las cuales los
presidentes de las comunidades presentes entregaron un acta final con sus
Pronunciamiento sobre la consulta previa
175
criterios y decisiones sobre la actividad petrolera a la UPS. Dichas actas fueron entregadas al Ministerio de Energa y Minas para evaluacin. Todo este
proceso se llev a cabo en un poco ms de 60 das, el plazo establecido por
el Reglamento de consulta y participacin.
Esta evaluacin de la consulta previa en los bloques 20 y 29 proviene de
una investigacin que dur aproximadamente tres meses y se sustenta en la
observacin de ms de diez talleres y asambleas, entrevistas con el equipo y
los facilitadores del proceso y miembros de comunidades afectadas y la evaluacin de materiales y propaganda distribuidos durante el proceso.
Las debilidades de la consulta
Falta de conocimiento y de conciencia de la poblacin sobre
el significado y el proceso de la consulta previa
El nivel de conocimiento sobre la existencia y el significado de la consulta
previa fue muy bajo durante todo el proceso. Algunos dirigentes manifestaron en las asambleas intercomunales que no supieron para que fueron convocados o que no haban escuchado sobre la consulta previa hasta que recibieron la convocatoria a la asamblea intercomunal, donde tenan que presentar la decisin final de sus comunidades. Algunas comunidades an despus de que termin la consulta previa no saban que era una consulta.
De las personas que tenan algn tipo de conocimiento sobre la consulta previa, la gran mayora no entenda que la naturaleza de la consulta era
prelicitatoria y que tenan derecho a decir no a las actividades petroleras en
su regin. Por lo general, las comunidades crean que ya exista un contrato
entre el Estado y una compaa petrolera y que los facilitadores de las asambleas de la consulta fueron contratados por la petrolera para negociar con
las comunidades.
Segn el equipo de la UPS, las actas y sus respectivas propuestas podan
ser incluidas en el contrato entre el Estado y la petrolera. Sin embargo, no
existi la debida conciencia sobre la importancia de estas decisiones en
cuanto a la habilidad de las comunidades de exigir responsabilidades a la petrolera en el futuro. Como resultado, las comunidades firmaron actas sin
entender que las propuestas de las comunidades podan ser utilizadas como
una justificacin de las consecuencias de la actividad y una herramienta pa-
176
ra evitar la responsabilidad por perjuicios causados; colocndoles a las comunidades como cmplices de los impactos negativos de la actividad.
La convocatoria no fue completa
La consulta previa se dirigi nicamente a la poblacin indgena rural, excluyendo a la gente urbana, mestiza u otros terratenientes en los dos bloques, aunque el 25.9% de la poblacin de la zona es urbano y existe un nmero significativo de gente mestiza. El promedio de asistencia en las asambleas comunitarias fue aproximadamente del 25% de los socios. Las asambleas intercomunales contaron con un promedio del 65% de asistencia de
las comunidades de las parroquias. Segn la contabilizacin final del proceso, solamente contaron los votos de 229 comunidades, el 60% del nmero
total de comunidades indgenas rurales. Este bajo nivel de participacin y
prctica de exclusin dej a ms del 40% de la poblacin rural y la totalidad de la poblacin urbana y mestiza de la zona sin voto en la decisin final. En total, menos de 10.000 personas de la zona fueron consultadas
apenas el 11% de la poblacin.
El bajo nivel de participacin se debi a la difusin incompleta y la falta de anticipacin de las convocatorias a los eventos de la consulta previa y
a la exclusin de ciertos sectores. Los encargados de la entrega de las convocatorias y los facilitadores afirmaron que no lograron convocar y capacitar a
todas las comunidades a su cargo. La mayora de los presidentes de las comunidades que recibieron la convocatoria a una asamblea intercomunal la
recibieron menos de 12 horas antes de la asamblea. Algunos presidentes fueron convocados verbalmente media hora antes de la hora prevista de la reunin. Simplemente el equipo de la UPS no canaliz los mtodos tradicionales de lograr una convocatoria amplia y completa.
El bajo nivel de participacin fue encubierto parcialmente mediante la
falsificacin de datos por los facilitadores. En las asambleas comunitarias, les
hicieron firmar la lista de asistencia a todas las personas que pasaban por la
casa comunal, aunque fuera para comer o asistir a la asamblea solo cinco minutos. Algunos facilitadores pidieron a los familiares de las personas no presentes que firmen y pongan nmeros de cdula para justificar la presencia
de personas ausentes.
Pronunciamiento sobre la consulta previa
177
El plazo fue demasiado corto
Si en algo estn de acuerdo todos los actores que participaron en la consulta previa, desde los miembros del equipo de la UPS hasta la poblacin de la
regin, es que fue imposible llevar a cabo esta consulta en un plazo tan corto un poco ms de 60 das en total para consultar a ms de 90.000 personas.
El grupo de facilitadores pidi en su taller de capacitacin ms tiempo
para poder capacitar a otros facilitadores ya que saban que no iban a poder
cumplir con su trabajo por falta de tiempo (algunas comunidades estn a
ms de cuatro horas de camino de la va principal y otras requieren de una
avioneta para llegar), pero la sugerencia fue rechazada por el equipo de la
UPS. En las comunidades que lograron visitar, casi todos comentaron que
era imposible despus de dos a cuatro horas capacitar sobre los temas necesarios, debatir, llegar a conclusiones y lograr una decisin. Otra consecuencia de la restriccin de tiempo fue la falta de organizacin necesaria para llegar a un consenso.
Debido a la falta de tiempo para convocar, capacitar y llegar a un consenso, muchos representantes manifestaron en las asambleas intercomunales que no saban lo que queran sus comunidades. Aunque no queran tomar una decisin tan apresurada y desinformada, los facilitadores les explicaron que no exista ms tiempo para capacitacin o discusin.
La consulta previa realmente no representa una consulta
La mayora de los eventos de la consulta previa, en vez de enfatizar la presentacin de criterios y debate, utilizaron una metodologa que gener una
participacin restringida y limitada. Los cuatro temas de la consulta previa:
derechos, riesgos y oportunidades, compensaciones e indemnizaciones y
reas sensibles, fueron los componentes de la estructura de los eventos de la
consulta previa.
La participacin de los facilitadores estaba restringida a la presentacin
de los cuatro temas, ya que fueron advertidos por el equipo de la UPS que
no podan presentar otra informacin ni experiencia personal. Como resultado, las asambleas comunitarias dirigidas por los facilitadores consistieron
178
en la lectura y traduccin de papelgrafos sobre los cuatro temas, copiados
directamente del folleto de la consulta previa. Ninguna de las asambleas
cont con un ambiente participativo, ya que no se otorgaba un espacio para que la gente exponga, debata, opine y critique libremente sin restricciones.
La agenda dada a las comunidades por la UPS para dirigir la asamblea
comunitaria tambin inclua un esquema para la toma de decisiones. Segn
el esquema, cada comunidad tena que tomar decisiones sobre los cuatro temas en el acta escrita por la comunidad, entonces tomaron resoluciones sobre compensaciones, reas sensibles, riesgos y oportunidades sin llegar a
ninguna conclusin relacionada al ingreso de la petrolera y sin conversar sobre el punto clave de la decisin: Quieren o no quieren y por qu?
La informacin fue insuficiente e incompleta
En los eventos de capacitacin de la consulta previa existi minimizacin de
riesgos, glorificacin de beneficios y tambin omisin de mucha informacin. Mientras dieron listas y explicaciones de los impactos positivos de la
actividad petrolera, omitieron completamente una explicacin de muchos
de los impactos negativos, particularmente los riesgos socio-ambientales. La
omisin de una discusin de dichos impactos impidi la habilidad de la
gente de tomar una decisin informada.
Inclusive falt informacin en los puntos que se intentaron glorificar en
la consulta previa. Mencionaron el trmino tecnologa limpia sin explicar
cules tecnologas limpias podra exigir la gente. Las exposiciones sobre los
derechos de la gente frente a la explotacin petrolera tambin omitieron los
puntos claves de los derechos. No se mencionaron los mecanismos de moratoria y amparo constitucional y tampoco se incluy informacin sobre cmo podan organizarse para pedir ms tiempo o informacin. El problema
de la falta y omisin de informacin tambin se agrav por la falta de material didctico y visual para ayudar en la provisin y repaso de informacin.
Lastimosamente, el folleto de la consulta previa que contiene la informacin
presentada en los talleres, no fue entregado a la mayora de los participantes en los eventos de la consulta previa.
Pronunciamiento sobre la consulta previa
179
Los facilitadores y el personal de las oficinas no fueron
preparados lo suficiente
Los facilitadores, por su bajo nivel de preparacin, capacitacin y conocimiento, cumplieron la funcin de traductores y promotores de la consulta
previa en vez de actuar como verdaderos capacitadores. No eran tcnicos y
solo recibieron capacitacin por seis das, durante los cuales tenan que
aprender toda la informacin dada por el equipo de la UPS sobre leyes constitucionales, derechos colectivos, impactos ambientales y sociales de la actividad petrolera, teoras y metodologa de compensacin e indemnizacin,
formas de vigilancia, tecnologas petroleras, estudios de impacto ambiental
y el proceso petrolero. Esta informacin tena que ser aprendida para luego
traducir y transmitir a la gente de la zona.
En la prctica, las exposiciones de los facilitadores consistieron en la lectura de papelgrafos o del folleto de la consulta previa. A veces era claro que
el facilitador no entenda lo que estaba leyendo, lo que se evidenciaba en la
incapacidad de los facilitadores para contestar preguntas sobre la materia.
Ninguno de los facilitadores entrevistados pudo explicar la tecnologa limpia, y tampoco estaban preparados para presentar y ensear los conceptos y
clculos de las compensaciones. Algunos ni siquiera pudieron explicar donde estaban los lmites de los bloques 20 y 29, mientras otros presentaron informacin incorrecta. Los facilitadores tampoco tenan la habilidad ni la
preparacin necesaria para transmitir y traducir efectivamente los conocimientos que tenan.
La gente no fue capacitada
Se esperaba en este proceso de consulta previa que en asambleas que duraban de dos a cuatro horas, los facilitadores capaciten a gente sin educacin
superior para tomar una decisin informada en materia de derechos y leyes
aplicables, la definicin y el clculo de compensaciones e indemnizaciones,
la evaluacin de tecnologa petrolera, formas de vigilancia social de lo que
hace la petrolera, sistemas de gestin ambiental, fondos no reembolsables,
el proceso petrolero y sus riesgos; y temas relacionados. Los que presentaron
la informacin eran facilitadores sin experiencia. Por la complejidad del te-
180
ma y el tiempo otorgado a la capacitacin, ni los facilitadores ni la poblacin obtuvieron la informacin mnima necesaria.
Aunque la mayora de la gente consultada era kichwa, en algunas asambleas la informacin se presentaba solamente en espaol, y en otras, los facilitadores presentaban sus temas en kichwa pero no dominaban el idioma.
El tema de las compensaciones e indemnizaciones, generalmente fue explicada en espaol sin traduccin e incluy trminos tales como costo de oportunidad, reposicin, compensaciones, indemnizaciones, daos temporales,
valor del dinero en el tiempo y fondos no reembolsables, que la mayora de
los participantes no entendan por su dificultad y la falta de traduccin.
Adicionalmente, toda la informacin presentada visualmente estaba escrita
en espaol. Los impactos de la actividad petrolera tambin fueron presentados con lenguaje tcnico, y por falta de tiempo toda la informacin se present con mucha rapidez sin seguimiento. De esta manera, los talleres y
asambleas comunitarias se caracterizaron por la confusin.
En cuanto a la presentacin de las decisiones finales, no fueron capacitados sobre cmo escribir actas para entregar. Tampoco fueron informados
sobre las opciones que existen a la aceptacin de la actividad petrolera, tales
como la moratoria, y como proceder para solicitarla y exigir una decisin en
contra del ingreso de la petrolera. Los resultados se evidencian en las actas
escritas en las asambleas, los productos finales de la consulta previa, las cuales por falta de capacitacin e informacin representan decisiones sumamente apresuradas, desinformadas e inexigibles.
El proceso influy en la gente
Cuando los facilitadores fueron capacitados, el equipo de la UPS declar
que la poblacin tena que decir s y no tena opcin. Con esta idea, los facilitadores entraron a las comunidades, muchas veces convencindoles que
no tenan opcin o dando informacin que represent una propaganda para una decisin a favor del ingreso de la petrolera. En lugar de desarrollar
una toma de decisiones informada y libre, minimizaron los riesgos y glorificaron los beneficios.
Se present todos los beneficios que trae la actividad, con nfasis en la
necesidad de pedir un fondo de compensaciones y formar una organizacin
Pronunciamiento sobre la consulta previa
181
para manejar el dinero que vendra de la petrolera. Despus se present la
manera correcta de utilizar dichos fondos (con proyectos rentables, fruticultura, etc.) y la posibilidad de ampliar los fondos recibidos. Nunca mencionaron el trabajo temporal, dependencia econmica, prdida de sustentabilidad y destruccin ambiental que trae la actividad petrolera. Mientras los
detalles sobre la propuesta de un fondo de compensaciones ocupan dos pginas del folleto de la consulta previa dado por la UPS, la explicacin sobre
los impactos ambientales de la explotacin petrolera consta de nueve frases.
En lugar de enfatizar en la posibilidad de ser consultados, la consulta
previa supuso que la decisin estaba tomada y se concentr en qu debera
pedir la gente frente al ingreso inevitable de la petrolera. Un participante
pregunt en un taller si la capacitacin era sobre la consulta prelicitatoria o
un curso de negociacin. Los resultados de este desequilibrio en la informacin se evidenciaron en las resoluciones que constan en las actas finales, que
se concentran en las ideas dadas por la UPS sobre compensaciones y oportunidades y ni siquiera mencionan la mitigacin de impactos o alternativas
a la explotacin petrolera.
Las decisiones finales no representan la verdadera opinin de la gente
Los votos de las asambleas intercomunales, que fue lo nico que se present para decidir sobre el ingreso de la petrolera, representan decisiones apresuradas, desinformadas y no representativas. Despus de ser inundados con
promesas de becas, proyectos, fondos de millones de dlares, centros de salud, escuelas, treinta aos de indemnizaciones y trabajo con las petroleras y
sin entender a fondo los impactos negativos de la actividad petrolera, obviamente muchas comunidades decidieron aceptar el ingreso de la petrolera.
Los presidentes de muchas comunidades dijeron que su comunidad se haba decidido a favor por la influencia del facilitador y su informacin desequilibrada pero que se haban arrepentido. Otros expresaron que la gente
pens que estaban firmando en la asamblea para aceptar la comida recibida,
no para aceptar el ingreso de la petrolera. Por haber seguido el esquema de
la UPS, algunas actas contenan las resoluciones de la comunidad sobre cada uno de los cuatro temas de la consulta previa, pero no expresaron una
decisin sobre el ingreso de la actividad petrolera. Por haber incluido reso-
182
luciones sobre compensaciones, la decisin pareca a favor de la petrolera, y
automticamente pusieron un voto a favor. Otros presidentes llegaron sin
acta por falta de anticipacin de la convocatoria a la asamblea.
La contabilizacin de los votos tambin dej a muchas comunidades sin
poder de decisin final. En el informe final de la UPS, el equipo manifest
que no haba incluido los votos de 37 comunidades que haban decidido en
contra de la actividad petrolera, e intent justificar la omisin con explicaciones falsificadas. Contabilizaron los votos finales sin mencionar la omisin de los votos de estas 37 comunidades y la ausencia completa del 30%
de las comunidades. Si se hubiese contabilizado honestamente y de manera
transparente, tomando en cuenta todas las comunidades pertenecientes a los
dos bloques, la decisin final de la poblacin no habra sido a favor del ingreso de la petrolera.
La decisin de la gente fue manipulada y controlada
Uno de los problemas ms graves del proceso fue la remuneracin de los facilitadores por Petroecuador para llevar a cabo la consulta previa. A travs
de la UPS, Petroecuador, una entidad sumamente interesada en el ingreso
de la petrolera, dio un monto mensual a los treinta facilitadores y segn varias fuentes tambin a algunas organizaciones. Esta remuneracin comprometi a los facilitadores y a los dirigentes a actuar por los intereses del gobierno y no a favor de los intereses de la poblacin y, cohibi la supuesta
neutralidad de los facilitadores y la legitimidad del proceso de la consulta
previa.
A los facilitadores se les prohibi hablar sobre sus opiniones personales
y se les comprometi a difundir nicamente la informacin oficial de la
consulta previa. La presin del equipo tambin estuvo acompaada por el
inters personal de los facilitadores, que en algunos casos era solamente obtener ganancias o trabajo. Es as que, comprometidos e influidos, ingresaban los facilitadores a las comunidades para capacitar. Muchos glorificaban
los beneficios de decir s sin mencionar los riesgos, otros declaraban que los
riesgos iban a ser eliminados y otros simplemente afirmaban que la aceptacin de la petrolera era inevitable. Los presidentes de algunas organizaciones tambin visitaron a sus bases, y presionaron la decisin a favor del ingreso de la petrolera.
Pronunciamiento sobre la consulta previa
183
En las asambleas intercomunales, los presidentes de las comunidades expresaron que no queran tener la presencia ni la manipulacin de ningn facilitador o de la UPS. Sin embargo, dos a cuatro facilitadores, un miembro
del equipo de la UPS y un presidente de una junta parroquial u organizacin estaban presentes en cada una de las asambleas finales para hacer propaganda sobre la naturaleza participativa del proceso de consulta y los beneficios de aceptar al ingreso de la actividad petrolera. Las ayudas memorias
de algunas asambleas no mencionan la presencia ni las palabras de ninguna
de estas personas, ni tampoco los reclamos de los participantes sobre la manipulacin y actas corruptas de sus dirigentes durante la consulta previa.
Falta de transparencia y monitoreo
Las organizaciones involucradas declararon el apoyo incondicional de las organizaciones indgenas y sus bases a la consulta previa sin convocar a una
asamblea general o un foro para recibir criterios sobre como se estaba llevando a cabo el proceso. Las voces de oposicin a la consulta previa fueron
amenazadas, calladas o escondidas para crear la ilusin de que las organizaciones, sus bases y la UPS estaban unidas en el apoyo a la consulta previa.
La dirigente de territorio de la FONAKIN y socios de organizaciones que
se pronunciaron pblicamente en contra de la consulta previa, fueron notificados de su expulsin de la organizacin, amenazadas, discriminadas y la
participacin de los dirigentes de las federaciones nacionales en el proceso
fue bloqueado. Pero, la voz y la posicin firme de las mujeres y hombres
fuertes lograron realizar una gran asamblea provincial, declarando inconstitucional el reglamento y el proceso de la consulta previa. Una carta pblica
fue difundida, la cual hablaba sobre el respaldo total de las organizaciones y
sus bases al proceso de la consulta previa, a pesar de que varias comunidades y dirigentes se haban pronunciado pblicamente en contra del proceso. En vez de reconocer las inquietudes de las bases sobre la consulta previa,
la carta atribuye el rechazo del proceso a grupos de supuestos activistas ecologistas y gente desinformada.
Los supuestos veedores del proceso no participaron en la consulta previa ni recibieron informacin sobre como podan participar. Varios facilitadores y organizaciones manifestaron que la presencia de veedores no era
184
bienvenida y que significaba interferencia en la culminacin exitosa de la
consulta previa. El ingreso a las oficinas de la consulta y a los eventos de la
consulta fue bloqueado, particularmente a aqullos que segn los facilitadotes, parecan ser ambientalistas. Los participantes que dieron invitaciones a
veedores fueron amenazados por sus organizaciones. Esta intencin de esconder informacin y restringir la participacin evidencia un proceso poco
transparente, el deseo de llevar a cabo el proceso sin monitoreo y la falta de
neutralidad en el proceso.
Las acciones de las comunidades
Los aspectos mencionados del proceso produjeron que la gente estuviera desinformada y manipulada, que tomara decisiones apresuradas y no representativas, que hubiera falta de neutralidad y transparencia, que existiera exclusin y faltas de consensos, y por ende, una falta de una verdadera consulta
a la gente. Estas fallas violaron derechos consagrados en la Constitucin de
la Repblica y el Convenio 169 de la OIT. La consulta previa tambin fue
llevada a cabo con base en el Reglamento de consulta y participacin, que
no cont con el consenso de la poblacin indgena ni sus entidades representativas y fue declarado inconstitucional por varias instituciones y organizaciones.
La cooperativa Rukullacta, con diecisiete comunidades unidas, realiz
la gran asamblea, el 6 marzo de 2004, en la comunidad Purutu Yacu, subcentro de la cooperativa, ante la amenaza y discriminacin a la dirigente de
territorio de la FONAKIN, representante de la cooperativa Rukullacta,
apoyando y ejerciendo sus propios derechos en defensa de sus 42.000 hectreas de territorios. Tomaron una posicin nica y resolvieron decir no a la
intervencin petrolera, y declararon la inconstitucionalidad de forma del reglamento y nulidad del proceso de consulta de los bloques 20 y 29. El 20
de marzo de 2004, se realiz la asamblea provincial de Napo, con la participacin de RICANCIE, REKOCA y miles de ciudadanos, educadores, comunidades, estudiantes, grupos sociales, autoridades locales y una dirigente
de territorio de la FONAKIN. A pesar de las amenazas y discriminacin de
sus compaeros, con una posicin firme se unieron para declarar formalmente la nulidad de la consulta previa debido a estas violaciones de dere-
Pronunciamiento sobre la consulta previa
185
chos colectivos y civiles y demandar una consulta inclusiva, equilibrada, informativa, participativa y justa a la poblacin de los bloques 20 y 29.
En estas manifestaciones de las organizaciones bases, se llam a las autoridades locales a ser equitativas con las comunidades y se apel a la obligacin de apoyar a los gobiernos municipales de Archidona y Loreto. A peticin de las organizaciones, en el mes abril de 2004, el cantn Loreto, en
una asamblea cantonal, resuelve declararse a travs de ordenanza municipal cantn ecolgico. El 15 de mayo de 2004, el municipio de Archidona,
realiz la asamblea del cantn con la participacin de 80 comunidades y
tambin lo declararon cantn ecolgico por ser un cantn de importancia
histrica y cuna de la cultura kichwa. Estas ordenanzas se encuentran en
proyecto para ser divulgadas a la sociedad civil y comunidades.
Para fortalecer la unidad de las tres provincias Napo, Orellana y Pastaza, se form un frente en contra de toda actividad que atente a los territorios indgenas.
La CONAIE (Consejo de Nacionalidades Indgenas del Ecuador) y la
CONFENIAE (Confederacin de Nacionalidades Indgenas Amaznicas
del Ecuador), con las resoluciones de las asambleas, se unieron para defender los territorios de las nacionalidades de la regin amaznica, asumiendo
la responsabilidad de presentar la demanda de inconstitucional del Reglamento de consulta y participacin y nulidad del proceso de la consulta en
los bloques 20 y 29 ante las autoridades competentes.
A los pueblos indgenas nadie podr devastarlos, porque an tienen races grandes que les hacen cada da ms fuertes y esa fuerza de unidad hace
soar en ser libres y dueos absolutos de sus territorios.
Ama killa, ama llula, ama shua
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
Guillaume Fontaine, coordinador
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
De la presente edicin:
FLACSO, Sede Ecuador
Pez N19-26 y Patria,
Quito Ecuador
Telf.: (593-2-) 2232030
Fax: (593-2) 2566139
www.flacso.org.ec
ISBN: 9978-67-090-4
Coordinacin editorial: Alicia Torres
Cuidado de la edicin: Paulina Torres
Diseo de portada e interiores: Antonio Mena
Imprenta: RISPERGRAF
Quito, Ecuador, 2004
1. edicin: octubre, 2004
ndice
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Introduccin
Petrleo y desarrollo sostenible en la Amazona:
apuestas para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Guillaume Fontaine
11
Captulo I
Apuestas del caso Texaco
Los pasivos de la industria petrolera
A propsito del juicio a la Texaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Fander Falcon Bentez
27
El juicio a Chevron Texaco
Las apuestas para el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Yanza
37
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ramiro Gordillo
45
Captulo 2
Apuestas de la poltica petrolera
Contratacin petrolera ecuatoriana 1972-2003 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Alberto Aruz
57
Importancia del petrleo en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jos Gordillo Montalvo
67
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
anlisis poltico para abordarlas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ivn Narvez
75
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
Un ejemplo de crisis de gobernabilidad democrtica en el Ecuador . . . . . . . . . .
Karen Andrade
91
Captulo 3
Apuestas de los derechos territoriales
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
Un rezago colonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Edmundo Guerra
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras . . . . . . . . . . . . . . . . .
Csar Andy
Avances en el tema del derecho territorial indgena
en el mbito internacional y especficamente en la
Organizacin de las Naciones Unidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Alexis Tiouka
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras:
un reto para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Liliy La Torre Lpez
Situacin de los derechos territoriales indgenas
en la Amazona venezolana en el contexto de la
gobernabilidad democrtica actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vladimir Aguilar Castro
El problema de la titulacin de tierras en Pastaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bolvar Beltrn
Para entender el conflicto entre Sarayacu, Estado y
empresas operadoras del bloque 23 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vctor Lpez A.
109
121
127
135
145
149
153
Captulo 4
Apuestas de la consulta previa
Pronunciamiento sobre la consulta previa en los bloques 20 y 29 . . . . . . . . . .
Frente de comunidades kiwchas de Rukullacta,
Asociacin Kallari, RICANCIE, REKOCA y cantn Archidona
173
La consulta previa petrolera - Bloques 20 y 29 de la Amazona
ecuatoriana: entre el desafo y la nostalgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Xavier Izko
187
Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
231
Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
239
Presentacin de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
280
La consulta previa petrolera
Bloques 20 y 29 de la Amazona ecuatoriana:
entre el desafo y la nostalgia
Xavier Izko
Introduccin
Durante los meses de septiembre a diciembre de 2003, se llev a cabo la primera consulta previa petrolera a los pueblos indgenas de la Amazona ecuatoriana (bloques 20 y 29, provincias de Napo, Orellana y Pastaza). La consulta fue coordinada por la Universidad Politcnica Salesiana UPS, por
encargo del Estado ecuatoriano y con el aval de las federaciones, juntas parroquiales y comunidades indgenas de la regin, y ha constituido permanentemente el ejercicio de una accin comunicativa (cf. Fontaine, 2003:
493).
Con anterioridad a la consulta, y como instancia de preparacin de sta, se haba realizado el diagnstico socio-econmico de los bloques 20 y
29 (agosto noviembre de 2002). El diagnstico inclua una metodologa
para la valoracin econmica de los bienes y servicios ambientales que podran verse afectados potencialmente por un eventual proceso petrolero, y
una metodologa de consulta previa para la negociacin de conflictos socio-ambientales. En el marco del diagnstico fueron elaboradas tambin
bases de datos socio-organizativas de todas las comunidades del rea (que
fueron luego reajustadas en el marco de la consulta), y propuestas relacionadas con la identificacin de compensaciones socio-ambientales y con el diseo de un fondo para el desarrollo regional. Adicionalmente, se llevaron a
cabo cinco talleres subregionales para sistematizar las percepciones y expeIzko, Xavier (2004). La consulta previa petrolera -Bloques 20 y 29 de la Amazona ecuatoriana: entre el
desafo y la nostalgia. En Petrleo y desarrollo sostenible en Ecuador 2. Las apuestas, ed. Guillaume Fontaine,
187-228. Quito: Serie Foro FLACSO.
Xavier Izko
188
riencias de las comunidades con relacin al petrleo. Los resultados de los
diagnsticos y la propuesta metodolgica fueron socializados con las organizaciones indgenas (febrero de 2003), y avalados por el Estado y por los
actores locales1.
Posteriormente, a solicitud de las organizaciones indgenas del rea y sobre la base de las propuestas realizadas, la Universidad Politcnica Salesiana
decidi encargarse de la aplicacin de la consulta previa, a fin de que las comunidades pudieran ejercer con plena conciencia sus derechos ciudadanos2.
Como paso previo a la consulta, se defini una propuesta metodolgica que
permitiera abarcar los distintos niveles organizativos de las comunidades y
alcanzar a la mayora de la poblacin indgena del rea (ver ms adelante).
Abordaremos primero, en forma resumida, los principales componentes
de la consulta (metodologa, proceso, resultados), para analizar a continuacin sus principales proyecciones. En este sentido, el presente trabajo no
pretende tomar una posicin a favor o en contra de un petrleo posible,
sino describir y analizar el proceso de consulta, y las implicaciones de los
pronunciamientos de los pueblos indgenas de los bloques 20 y 29 de la
Amazona ecuatoriana. Cabe sealar que los contenidos del presente artculo reflejan los consensos alcanzados con los indgenas del rea y sus instituciones representativas.
El rea de los bloques 20 y 29
El rea total ocupada por ambos bloques es de 448.276 ha. (ver mapa adjunto), que representa el 21.4% del rea total correspondiente a las jurisdicciones de los 8 cantones y 24 parroquias de las tres provincias (Napo, Pas1
2
Ver UPS 2003 para los resultados del diagnstico. Cf. Anexo 6. Metodologa para la realizacin
de la consulta previa en los bloques 20 y 29.
El pedido de las organizaciones indgenas fue formulado a raz del taller de devolucin de los resultados del diagnstico participativo en febrero del 2003, organizado conjuntamente con la FONAKIN (Napo), ANKISH y ACIA (Pastaza). La Universidad ha aceptado el reto de coordinar la
consulta previa en el marco de su mandato, que articula las actividades acadmicas con el compromiso en favor de los actores menos favorecidos; por otra parte, con el antecedente del trabajo ya
realizado previamente (diagnstico participativo del rea en el 2002), era necesario consolidar las
condiciones para que las organizaciones locales emitieran un voto responsable frente a la consulta,
proporcionando al mismo tiempo instrumentos de negociacin con el Estado y las empresas, y explorando nuevas oportunidades de participacin y control social.
La consulta previa petrolera
189
taza y Orellana 2.094.171 ha)3. Algunas parroquias, como Puerto Napo,
tienen la totalidad de su territorio dentro de los bloques, mientras que otras,
como Chontapunta, apenas el 1.6%; lo mismo sucede con las nueve federaciones indgenas que estn presentes en el territorio de una o varias provincias y atraviesan ambos bloques. En trminos jurdico-administrativos y
polticos, han sido involucradas todas las federaciones y parroquias, aunque
su sede estuviera fuera de los bloques.
En trminos generales, la confluencia de distintas zonas de vida, microclimas, relieves y paisajes (de montaa, fluviales, selvticos, lacustres), y especies de fauna y flora, confieren a la regin un perfil singular en cuanto a
existencia de recursos naturales estratgicos, cuya orientacin predominante parece ser la conservacin de carcter protectivo (55.5% de los recursos
tienen una vocacin relacionada con la proteccin total y usos muy restringidos); con todo, existen zonas susceptibles de manejo sostenible (sobre todo forestal, no maderable y servicios ambientales) y otras cuya acelerada deforestacin debe comenzar a ser equilibrada con prcticas de revegetacin
parcial e incluso (en las laderas) de conservacin de suelos.
Se debe considerar, adems, la presencia de prcticas culturales ancestrales, diversamente interpoladas con la cultura occidental, corredores chamnicos, y ms de 215 petroglifos y vestigios arqueolgicos que certifican la
existencia de una gran riqueza arqueolgica, cultural y tnica. A ello se aade el hecho de que, en trminos comparativos, algunos de los cantones de
los bloques (Archidona y Tena) constituyen las zonas ms densamente pobladas de toda la Amazona.
En otras palabras, naturaleza y cultura parecen darse la mano para recomendar acciones focalizadas de explotacin de recursos no renovables, incluyendo una zonificacin final priorizada de los lugares sensibles de la regin, a ser respetados por los futuros procesos de exploracin y explotacin
petrolera4.
3
Las parroquias ms directamente involucradas, por tener poblacin dentro del rea de los bloques,
son las siguientes: a) Provincia de Napo: Cotundo, San Pablo de Ushpayacu, Puerto Misahuall,
Ahuano, Talag, Puerto Napo, Pano, Chontapunta; adicionalmente, estn dentro del rea de los
bloques las comunidades adscritas directamente a los cantones de Tena, Archidona y Julio Arosemena; b) Provincia de Orellana: San Jos de Dahuano, San Vicente de Huaticocha, vila Huiruno; c) Provincia de Pastaza: parroquia El Triunfo (una pequea seccin, poblada por colonos), y
cantones Arajuno y Santa Clara.
Ver UPS 2003 (Resumen Ejecutivo conclusiones)
Xavier Izko
190
Mapa 1: Jurisdicciones de las juntas parroquiales del rea de los bloques
La consulta previa y el Reglamento de consulta
La consulta previa
El derecho a la consulta previa est amparado por el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo-OIT sobre pueblos indgenas y tribales
en pases independientes (1989) y constituye uno de los instrumentos internacionales ms avanzados en cuanto al reconocimiento de los derechos de los
pueblos indgenas5. Este derecho ha sido recogido por la Constitucin de la
Repblica6, la Ley de Gestin Ambiental y el Reglamento Ambiental para
operaciones hidrocarburferas, pasando a ocupar un lugar privilegiado en la
pirmide jurdica, conforme al Art. 163 de la Constitucin: Las normas
contenidas en los tratados y convenios internacionales, una vez promulgados
en el Registro Oficial, formarn parte del ordenamiento jurdico de la Repblica y prevalecern sobre leyes y otras normas de menor jerarqua.
5
6
Para una visin global de los alcances del Convenio 169, ver M. Gmez, 1995.
El Convenio 169 de la OIT fue reconocido por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador en 1989, ratificado por el Congreso Nacional el 24 de abril de 1998 y publicado en el Registro Oficial N 206 de junio de 1999.
La consulta previa petrolera
191
En trminos generales, con la ratificacin del Convenio 169 de la OIT,
el Estado ecuatoriano reconoce el derecho de los pueblos indgenas a participar activamente en el manejo, administracin y uso de los recursos ubicados en sus tierras, y el de ser consultados ante actividades de exploracin
y/o explotacin de los mismos, cuando pertenezca al Estado la propiedad
de los recursos del subsuelo, lo que constituye un avance significativo respecto a las constituciones de 1945 y 1978. Como dice el Convenio (Art.
7), a los pueblos afectados les ampara el derecho al desarrollo indgena y
al control de los procesos de desarrollo en las regiones de asentamiento indgena, conforme a los mecanismos de participacin previstos en la Ley de
Gestin Ambiental. De igual manera, el Convenio reconoce las aspiraciones de los pueblos indgenas a asumir el control de sus propias instituciones y formas de vida y de su desarrollo econmico, y a mantener y fortalecer sus identidades, lenguas y religiones dentro del marco de los estados en
los que viven.
Con relacin al derecho de consulta, el Convenio vela para que los pueblos indgenas que se encuentran dentro del rea de influencia de una licitacin de recursos no renovables, sean informados adecuadamente sobre el
alcance del proyecto petrolero, expresen su opinin sobre ste y lleguen a
consensos con el Estado, en el marco del dilogo y la participacin democrtica.
El artculo 6 del Convenio 169 seala la poltica de aplicacin de este
instrumento internacional y las obligaciones gubernamentales que de l se
desprenden:
1. Al aplicar las disposiciones del presente Convenio, los gobiernos debern:
- consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados
y en particular a travs de sus instituciones representativas, cada vez que se
prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente
- establecer los medios a travs de los cuales los pueblos interesados puedan participar libremente, por lo menos en la misma medida que otros sectores de la poblacin, y a todos los niveles en la adopcin de decisiones en
instituciones electivas y organismos administrativos y de otra ndole responsables de polticas y programas que les conciernan
- establecer los medios para el pleno desarrollo de las instituciones e inicia-
Xavier Izko
192
tiva de esos pueblos, y en los casos apropiados proporcionar los recursos
necesarios para este fin.
2. Las consultas llevadas a cabo en aplicacin de este Convenio debern
efectuarse de buena fe y de una manera apropiada a las circunstancias, con
la finalidad de llegar a un acuerdo o lograr el consentimiento acerca de las
medidas propuestas.
Si la consulta a las poblaciones locales es un derecho, su cumplimiento y
promocin son responsabilidades que el Estado debe encargarse de cumplir
y de hacer cumplir entre sus contratistas y los diferentes sectores de la sociedad civil. De hecho, la ausencia del Estado en algunas de las reas en donde se manifiestan intereses contrapuestos, trae como resultado que las partes involucradas hayan tenido que encontrar frecuentemente sus propios
mecanismos para la solucin de sus conflictos. De ah la necesidad de que
el Estado desempee un rol ms activo para asegurar un mejor balance entre las partes.
En este marco, es deber del Estado informar, capacitar y comunicar a
los pueblos indgenas para que puedan decidir lo que ms conviene a sus intereses, garantizando procedimientos apropiados para la consulta a travs
de sus instituciones representativas, participando siempre que sea posible
en los beneficios que reporten tales actividades y percibiendo una indemnizacin equitativa por cualquier dao que puedan sufrir como resultado de
esas actividades (Convenio 169, Art. 15, No. 2; Constitucin de la Repblica, Art. 84, No. 5). Por otra parte, como dice el Art. 88 de la Constitucin: toda decisin estatal que pueda afectar al medio ambiente, deber
contar previamente con los criterios de la comunidad.
El Reglamento de consulta
El Reglamento de consulta y participacin para la realizacin de actividades hidrocarburferas, sancionado por el decreto 3401 de la Presidencia de
la Repblica (02.12.2002), constituye hasta el momento el mecanismo oficial que pretende garantizar el cumplimiento de este derecho a las poblaciones indgenas comprendidas en los proyectos hidrocarburferos que podran
ser impulsados con participacin de compaas transnacionales.
La consulta previa petrolera
193
El Reglamento establece que la consulta prelicitatoria a los pueblos indgenas se realizar previa la convocatoria por parte del organismo encargado de llevar a cabo las licitaciones a los procesos licitatorios hidrocarburferos (Ttulo I, Cap. I, Art. 7). De acuerdo al Reglamento, esta consulta prelicitatoria a pueblos y nacionalidades indgenas tiene por objeto:
a) Contar previamente con los criterios, comentarios, opiniones y propuestas de las nacionalidades indgenas que habiten en el rea de influencia directa del bloque a licitarse relativos a los impactos socio-ambientales positivos y/o negativos que pueda causar en sus territorios la realizacin de los
planes y programas que se desprendan de las licitaciones petroleras y de la
suscripcin de los correspondientes contratos de exploracin y explotacin.
b) Recibir criterios sobre las estrategias y medidas socio-ambientales generales de prevencin, mitigacin, control, compensacin y rehabilitacin
relativas a los impactos socio-ambientales negativos, as como de impulso
a los impactos socio-ambientales positivos, que deber considerar el organismo encargado de llevar a cabo las licitaciones en la realizacin de los
procesos licitatorios petroleros, la adjudicacin y suscripcin de contratos
y las actividades de control de ejecucin de los mismos.
c) Contar con los criterios sobre los mecanismos de participacin de las nacionalidades indgenas que habiten en el rea de influencia directa del bloque a licitarse, a travs de sus organizaciones representativas, en la ejecucin de las medidas socio-ambientales de prevencin, mitigacin, compensacin, control y rehabilitacin relacionadas con los impactos socioambientales negativos, as como de impulso a los impactos socio-ambientales positivos que se causen en sus territorios a causa de la realizacin de
las actividades hidrocarburferas que se desprendan de las licitaciones petroleras y de la suscripcin de los correspondientes contratos de exploracin y explotacin. La informacin que obtenga el organismo encargado
de llevar a cabo las licitaciones de estas consultas podr ser incluida en las
bases de licitacin y otras secciones aplicables de la documentacin prelicitatoria.
d) Establecer consensos apropiados con el Estado respecto del alcance del
proyecto petrolero en cuanto a sus aspectos ambientales y sociales.
Sin embargo, el proceso de elaboracin del Reglamento ha sido controvertido y sigue siendo considerado por muchos un proceso inconcluso y fallido. Tambin han sido sealados vacos de distinta magnitud en el Regla-
Xavier Izko
194
mento. Adems de eventuales fallas de procedimiento (no exista una ley
previa que lo amparara), la crtica ms persistente es la ambigedad del Reglamento, ya que la consulta se reduce en la prctica a identificar los impactos y definir su manejo, sobre la base de una decisin previamente adoptada por el Estado. An cuando no se admitiera la posibilidad absoluta de veto por parte de las comunidades, una de las implicaciones del derecho constitucional de los pueblos indgenas a ser consultados, debera ser indagar su
criterio respecto a la posibilidad de que se realicen o no actividades hidrocarburferas (Ortiz, 2002).
A lo largo del proceso de diagnstico (2002) y de consulta (2003), los
debates con los representantes de las comunidades sobre el Reglamento y
sus alcances ocuparon un lugar central. En general, se cre el consenso de
que el Reglamento era el instrumento formalmente vigente, perspectiva ratificada por el CODENPE (Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y
Pueblos del Ecuador), quien cita el Reglamento en vigencia (Art. 25) al
aprobar la base de datos elaborada por la UPS7. Sin embargo, el Reglamento deba ser complementado y realimentado desde la prctica, en la perspectiva de que los cambios realizados pudieran apoyar la discusin sobre una
eventual reforma integral del Reglamento.
Los vacos del Reglamento fueron complementados en distintas direcciones:
Con relacin a la consulta a travs de las instituciones representativas
se decantaron posibles ambigedades, identificando y activando los distintos sistemas organizativos locales (federaciones, organizaciones de segundo
grado, parroquias y comunidades; ver metodologa), a fin de asegurar su
participacin y su toma de decisiones oportuna e informada. Esta aproximacin exiga espetar los procedimientos de representacin y delegacin vigentes en las comunidades y organizaciones, en una suerte de sufragio universal diferido y delegado (ver ms adelante).
En este marco, se defini un sistema de interlocucin que permitiera
hacer llegar la informacin y la capacitacin a todos los niveles de las organizaciones, aunque con distintas intensidades en funcin del tiempo disponible, con temarios definidos conjuntamente a lo largo del proceso.
Carta del CODENPE del 25.08.03, dirigida a Petroecuador.
La consulta previa petrolera
195
Los instructivos para los talleres-asamblea comunitarios incluyeron
abiertamente la posibilidad de hacer un pronunciamiento en contra o a favor del petrleo.
Adicionalmente, se recogieron y afinaron las propuestas preliminares
formuladas por las comunidades durante los talleres de consulta de la fase
de diagnstico (2002). Dichas propuestas, al ser activadas en caso de que se
viabilizara el proceso petrolero, incluan los siguientes puntos, que fueron
precisados y complementados durante la consulta (ver ms adelante): (i) utilizacin de tecnologas y procesos limpios por parte de las compaas; (ii)
establecimiento de un fondo para el desarrollo regional (fideicomiso), a manera de compensacin estructural a las poblaciones locales (5% de las inversiones petroleras, ms otros fondos que se pudieran levantar ante organismos internacionales), complementario a la realizacin de estudios de impacto ambiental en forma participativa (EIAs) y a la aplicacin de indemnizaciones por los eventuales daos causados; (iii) respeto a las reas sensibles de las comunidades (ncleos densos de naturaleza y cultura), adems
de las reservas y parques; (iv) definicin de criterios bsicos del proceso de
participacin y vigilancia comunitaria, incluyendo cdigos de conducta de
las compaas petroleras.
Metodologa para la realizacin de la consulta8
La preparacin de la metodologa de consulta requiri un tiempo de dos meses y su aplicacin tom cuatro meses adicionales entre el 2002 y el 2003.
Las actividades realizadas durante el proceso de consulta han sido las siguientes:
-
Identificar las comunidades participantes y establecer con sus organizaciones matrices consensos apropiados tendientes a su participacin.
Definir y aplicar parmetros apropiados de participacin y pronunciamiento.
Capacitar a los facilitadores y representantes comunitarios mediante la
celebracin de talleres y la elaboracin de materiales ad hoc.
Cf. el detalle de la metodologa en el Anexo 4.
Xavier Izko
196
Comunicar y difundir oportuna y apropiadamente, a travs de los medios de comunicacin locales y nacionales, los contenidos relativos a los
derechos de las poblaciones indgenas, as como a las oportunidades y
riesgos del proceso de exploracin y explotacin petrolera.
Recabar los criterios, opiniones y propuestas de las comunidades y sus
representantes legtimos a propsito del proceso petrolero (asambleas
comunitarias e intercomunitarias).
Supervisar y realimentar permanentemente el proceso de realizacin de
la consulta previa.
Sistematizar y elaborar una memoria tcnica del proceso.
Resultados alcanzados
Las evaluaciones por parte de los facilitadores subrayan su satisfaccin con
los contenidos y organizacin de la capacitacin; as, el 97.4% opinan que
la capacitacin fue buena o muy buena. Cabe destacar que de un promedio
grupal inicial de 3/10, los participantes autoevaluaron pblicamente sus conocimientos con un 6.4/10, lo que implica ms del doble de aprendizaje en
los temas propuestos e incrementos sustanciales, especialmente en los temas
de compensaciones y consulta previa, as como en las calificaciones individuales, cuyos valores mnimo y mximo pasaron de 1/5 al inicio a 5/9 al final, respectivamente. Las calificaciones objetivas demostraron igualmente
que todos los participantes demostraban un buen nivel de conocimientos
generales con relacin a la temtica9. No obstante, la mayora de los facilitadores sealaron temas de capacitacin que necesitaban ser ampliados y
dieron sugerencias para mejorar los materiales y la organizacin de los eventos10.
9
Con relacin a los resultados finales de la consulta (favorables al inicio de un proceso petrolero
condicionado ver ms adelante), es interesante constatar que, de acuerdo a las evaluaciones de
los conocimientos adquiridos, los facilitadores estaban en condiciones de precisar mucho mejor los
riesgos/amenazas del petrleo que las oportunidades. Esta relativa mayor capacidad de dar cuenta
de los aspectos negativos es atribuible a los siguientes factores: (i) el nfasis de los talleres de consulta (UPS, 2002) en los riesgos y daos socio-ambientales causados por el petrleo; (ii) la informacin contra el petrleo por parte de grupos opuestos al proceso petrolero y a la consulta misma,
difundida permanentemente a travs de los medios de comunicacin locales, y realimentada por la
situacin de Sucumbos (juicio a la Texaco) y de Sarayaku.
La consulta previa petrolera
197
El balance general de los talleres intercomunales de capacitacin (un representante de cada comunidad, ms los representantes de federaciones y
juntas parroquiales) ha sido altamente positivo, tanto con relacin a los contenidos, como a las exposiciones, la organizacin y el taller en general. De
acuerdo a los cuestionarios administrados entre los participantes, el 98.25%
estimaron que los talleres haban sido buenos o muy buenos, oscilando entre el 100% en cuanto a contenidos y el 92.75% en cuanto a organizacin.
No obstante, los participantes formularon sugerencias relacionadas con la
realizacin de talleres adicionales de capacitacin, sobre todo en las comunidades, que involucraran tambin a las mujeres; la entrega oportuna de
materiales, la mayor claridad en las exposiciones, la capacitacin adicional
de los facilitadores, la mejor coordinacin con las bases y la mejor organizacin de las comunidades. Tambin cabe sealar la existencia de ritmos y capacidades diferentes en los facilitadores. El logro ms importante ha sido la
participacin activa de la mayora de delegados de las comunidades, lo que
posibilit su posterior conduccin de las asambleas comunitarias. Adicionalmente, en la mayora de los talleres los participantes decidieron elaborar
actas de recomendaciones, que orientaran el posterior trabajo de las comunidades11.
En cuanto a los talleres comunales, la mayora de la gente ha aceptado
y entendido las explicaciones dadas por los facilitadores y los delegados a los
talleres intercomunales, solicitndoles toda la informacin posible. La capacitacin, realimentada permanentemente por los programas radiales diarios
en kichwa y castellano, confirm la necesidad de actuar sobre la base de informacin y argumentos ciertos. Al igual que en los dems talleres, los participantes formularon sugerencias relacionadas con la realizacin de talleres
similares sobre los mismos temas y sobre otros temas de inters comunitario, con apoyo de folletos y documentos; tambin pidieron mayor tiempo
para el tratamiento de los temas, para el trabajo de grupos y para el anlisis
en plenaria.
10
11
Muchos de los temas fueron abordados de nuevo a raz de la revisin conjunta del proceso y de sus
resultados. No obstante, el pedido formal de ampliacin de la capacitacin est en proceso de ser
atendido en el perodo post-consulta, a travs de la profundizacin de la temtica petrolera y de la
creacin de condiciones apropiadas de participacin en el proceso de exploracin y explotacin hidrocarburfera.
Algunas actas (como la de 24 de Mayo - Orellana) fueron transmitidas por la radio local, como un
ejemplo de acuerdo entre las organizaciones y como el ejercicio de un derecho ciudadano.
198
Xavier Izko
En general, la demanda por momentos de capacitacin e informacin
adicionales ha sido compatible con la sensacin de haber recibido una informacin lo suficientemente pertinente y apropiada como para posibilitar
un pronunciamiento.
Los pronunciamientos de las comunidades
Analizaremos a continuacin los resultados de los pronunciamientos de las
comunidades y organizaciones del rea de los bloques acerca del proceso petrolero. Para poder calibrar apropiadamente su alcance, los pronunciamientos son considerados en el marco socio-organizativo en el que fueron pronunciados.
Las asambleas comunitarias
Programacin y caractersticas
Una de las actividades fundamentales del proceso de consulta previa han sido los talleres asambleas al nivel de cada comunidad, cuya realizacin
apropiada exigi una organizacin sumamente prolija para lograr los objetivos de participacin trazados. Adems de los factores externos (incesantes
ataques de grupos fundamentalistas opuestos a la consulta), la programacin deba tener en cuenta factores como la cantidad de comunidades a cargo de cada facilitador, la entrega oportuna de convocatorias, la disponibilidad de tiempo de los dirigentes comunitarios y de los miembros de la comunidad, la consideracin de divisiones y disputas al interior de las comunidades, el acceso a las comunidades (vial y fluvial), la disponibilidad de refrigerios en cada comunidad, etc.
En este espacio, como hemos sealado, los miembros de las comunidades han recibido en una primera parte (el taller) la informacin necesaria sobre los diversos temas contenidos en la consulta previa, a travs de los delegados que participaron en los talleres intercomunales de capacitacin, apoyados por los facilitadores. Durante la segunda parte (alrededor de cinco horas), los participantes se han instalado en asamblea extraordinaria, han deli-
La consulta previa petrolera
199
berado sobre los temas abordados y han tomado las resoluciones ms pertinentes respecto a la conveniencia o no de que se lleven a cabo actividades
de explotacin hidrocarburfera en su territorio. Como hemos sealado, los
talleres comunales se realizaron despus de los intercomunales (en los que
participaron miembros de cada comunidad), que estuvieron precedidos y
acompaados por programas radiales.
Con la finalidad de que los talleres-asambleas se desarrollaran de acuerdo a lo previsto, los presidentes de las federaciones y parroquias, junto con
los facilitadores y con el apoyo del equipo tcnico de la UPS, creyeron necesario que se diseara una propuesta de instructivo para el desarrollo de las
reuniones. Dicho instructivo desarrollaba los aspectos formales de las asambleas, es decir, convocatorias, participaciones, horarios, constitucin de la
asamblea y su legalidad, sugerencia de formatos para capturar los pronunciamientos, etc. En este instructivo constaba expresamente la posibilidad de
pronunciarse en contra del petrleo, en caso de que los riesgos parecieran
incontrolables o fueran ms grandes que las oportunidades.
Desarrollo de los talleres-asambleas
En la totalidad de los talleres-asambleas se recurri al mismo tipo de procedimientos, ya que la prctica parlamentaria es conocida por todos los presidentes y miembros de las comunidades. En este caso especial, los presidentes de las comunidades resaltaron el hecho histrico de que por primera vez
haban sido tomados en cuenta y convocados para ser capacitados y consultados sobre un asunto de vital importancia para la vida de las comunidades.
En el momento de instalacin de la asamblea extraordinaria por parte
de los dirigentes de la comunidad, se procedi a constatar la existencia de
qurum; posteriormente, se inici el anlisis y la discusin de los temas presentados, para proceder luego a la toma de decisiones y resoluciones, que
fueron registradas por el secretario/a de la asamblea.
Un elemento fundamental en la realizacin de estos eventos fue la decisin de que los talleres se desarrollaran en su mayor parte en kichwa, lo que
coadyuv a un mejor entendimiento y captacin de los temas de la capacitacin.
Las deliberaciones culminaron en la escritura del acta de la asamblea,
que contiene los pronunciamientos de los participantes y directivos. Las re-
200
Xavier Izko
soluciones fueron tomadas mediante votacin simple, ya que los participantes haban dado a conocer previamente sus criterios y razonamientos personales. Las asambleas culminaron con la suscripcin del acta por parte de cada uno de los participantes y de los directivos de la comunidad, si bien no
todas las asambleas lograron procesar el acta correspondiente (ver ms adelante).
Las actas fueron entregadas en forma directa por los dirigentes de las comunidades a los facilitadores o a las oficinas de consulta; pero tambin fueron remitidas a las federaciones o juntas parroquiales. Todas las actas fueron
concentradas luego en el equipo de la UPS, a fin de proceder a su anlisis y
notarizacin.
Pronunciamientos
Analicemos brevemente la dinmica de la participacin y de los pronunciamientos de cada comunidad.
En general, fueron convocadas el 97% (368) de las comunidades indgenas del rea, incluyendo comunidades de indgenas y colonos; el 3% restante no se dej convocar por problemas organizativos internos o por oposicin al proceso de consulta, normalmente orquestado desde afuera de la
propia comunidad. De ellas, se reunieron en asamblea 337 comunidades (el
88.91%). En distintos sectores (por ejemplo, Tlag y Misahuall), algunas
de las comunidades convocadas se negaron a realizar la asamblea - taller o a
pronunciarse, debido a la naturaleza de las actividades que realizaban (ecoturismo), que consideran podran verse afectadas por la actividad petrolera,
y por influencia de un grupo local contrario a la consulta (ReCoka). Otras
comunidades no participaron por falta de inters, por estar en otras ocupaciones, por haber hecho caso omiso de la convocatoria enviada por el presidente de la comunidad o porque el propio presidente de la comunidad se
neg a convocar a pesar de la insistencia de sus bases en ser consultadas (una
comunidad). A pesar de todo, el porcentaje de realizacin de asambleas ha
sido muy alto (el 89%).
De las 337 comunidades consultadas, se han pronunciado mediante algn tipo de acta 291 comunidades, el 76.78% del total; de ellas, 263 comunidades han entregado un acta vlida, es decir, que contenga el pronuncia-
La consulta previa petrolera
201
miento de la comunidad y las firmas de los participantes, lo que representa
el 90.37% de las comunidades que han emitido actas, el 78% de las que han
celebrado asamblea y el 69.39% del total de comunidades existentes en el
rea de los bloques. El 89.73% del total de actas vlidas se pronuncian por
un s condicionado. Por bloque, sobre el total de actas vlidas, se ha pronunciado por un s condicionado el 90.76% de las comunidades en el bloque
20, y el 87.34% en el bloque 29. El resto de las comunidades se ha pronunciado por un no al petrleo (9.2%) o por la moratoria (1.27%).
Con relacin a las asambleas internas de las organizaciones, que se instalan cuando asisten la mitad de los socios ms uno, los dirigentes consideran que la participacin ha sido un xito, sobe todo teniendo en cuenta el
contexto adverso que rode a la consulta; de hecho, es difcil lograr ms del
60% de participacin en promedio.
En cuanto a la entrega de actas, se ha visto dificultada por varios factores; entre ellos, cabe nombrar los siguientes:
-
Poca capacidad de algunas comunidades para redactar las actas. Como
la consigna era que el facilitador se retirara para dejar deliberar a la
asamblea, algunas comunidades no pudieron elaborar el acta el mismo
da de la asamblea y fueron postergando su entrega.
Interferencia de otros procesos: ingerencia de organizaciones ecologistas
radicales, partidos extremistas, dirigentes antiguos que no entendan el
proceso; incidencia de las experiencias de otras comunidades fuera del
rea (casos Texaco en Sucumbos y Sarayaku en Pastaza), etc.
Desinters y olvido de algunas comunidades, o diferencias fuertes de
opinin en la asamblea.
Chantaje de algunos dirigentes; de hecho, los presidentes de algunas comunidades se negaron a firmar el pronunciamiento positivo de la mayora de los participantes porque tenan otra posicin, y propusieron
cambiar el pronunciamiento que haba prevalecido en la asamblea.
Imposicin desde los dirigentes de alguna de las organizaciones mayores que teman perder control o influencia con un pronunciamiento individualizado (y afirmativo) de sus bases; este tipo de actitudes estuvieron tambin influidos por grupos externos de apoyo. Esto tendi a suceder, por ejemplo, en ACIA (Pastaza) y en la cooperativa Rukullakta
(Napo).
202
Xavier Izko
Teniendo en cuenta el contexto de la consulta, se resolvi reconvocar en varias ocasiones sucesivas a aquellas comunidades en las que no se haba podido realizar el taller asamblea, intentando que el derecho al pronunciamiento fuera ejercido en su plenitud. Los informes de cada facilitador dan
cuenta de la dinmica de convocatoria, asistencia y pronunciamiento en cada comunidad, as como las razones de las actas faltantes.
Si bien hubiera sido conveniente disponer de un tiempo mayor, la mayora de las comunidades se sintieron lo suficientemente informadas (radio,
talleres intercomunales y taller comunitario) como para deliberar y adoptar
resoluciones. Por otra parte, conviene tener en cuenta que sobre estos procesos pesan enormes pasivos socio-ambientales, que no pueden ser absueltos en su totalidad de manera inmediata.
De todas formas, considerando las circunstancias desfavorables que
acompaaron al proceso (simultaneidad de los episodios de Texaco y Sarayaku; hostigamiento permanente de grupos opuestos a la realizacin de la
consulta, que no vacilaron en recurrir a mtodos como el chantaje, la desinformacin y la calumnia), se ha cumplido ampliamente con los objetivos
trazados.
Las asambleas intercomunitarias
Estructura y funciones
Las asambleas intercomunitarias son los espacios de expresin y participacin del conjunto de los miembros de las comunidades, pertenecientes en
trminos socio-organizativos a las federaciones y en trminos socio-territoriales a las juntas parroquiales. Conforme al instructivo elaborado conjuntamente entre el equipo UPS y los presidentes de federaciones y juntas parroquiales (Tena, 27/11/2003), el objetivo de estas asambleas era recoger los
pronunciamientos de las comunidades para validarlos, complementndolos
apropiadamente en funcin de las orientaciones colectivas. Adicionalmente, otros objetivos eran reflexionar, analizar y discutir en forma conjunta sobre el proceso de consulta previa, sus aciertos y debilidades, as como emitir un pronunciamiento colectivo sobre las posiciones y propuestas, relacionados con la pertinencia de promover o no procesos de explotacin hidro-
La consulta previa petrolera
203
carburfera en sus territorios. En este sentido, la funcin de la asamblea intercomunal fue validar las decisiones de las comunidades, pero no poda ir
en contra de ellas si ya haba habido un pronunciamiento explcito, salvo
cuando el proceso de toma de decisiones hubiera estado gravemente viciado. En este sentido, las decisiones comunitarias podran, en ltimo extremo, prescindir de la validacin de la asamblea intercomunal12; pero las
asambleas intercomunitarias no pueden prescindir de los pronunciamientos
comunitarios, una vez emitidos13.
Por razones prcticas (facilitar la organizacin y asistencia de los presidentes de las comunidades), las asambleas se realizaron en las cabeceras parroquiales o cantonales, aunque las convocatorias fueron firmadas por el
conjunto de presidentes de federaciones existentes en un determinado espacio parroquial, adems del presidente de la junta parroquial misma. A pesar
del estrecho margen de tiempo disponible entre la convocatoria y la realizacin de las asambleas intercomunitarias, stas se celebraron con absoluta
transparencia y de acuerdo a lo establecido en el instructivo elaborado. Las
discusiones se desarrollaron de manera profundamente democrtica, conforme a mecanismos parlamentarios conocidos y practicados por todos los
dirigentes participantes. Los facilitadores se reintegraron en este momento
a sus respectivos espacios organizacionales, como un miembro ms, aunque
calificado por el proceso de formacin vivido y la experiencia adquirida. La
tarea de conduccin de las asambleas fue encomendada a los presidentes y
secretarios ad hoc elegidos por los participantes, que asumieron esta labor de
manera responsable, eficiente y transparente, con el reconocimiento de los
participantes.
12
13
Es el caso de las comunidades cuyos presidentes no pudieron asistir a las asambleas, pero cuya opinin es considerada plenamente legtima para los fines de la consulta, salvo en caso de que hubiera habido impugnacin.
Existe a veces en las comunidades un mal entendido asambleismo, que es utilizado de manera
poco democrtica por algunos dirigentes para impedir que las comunidades se pronuncien, con el
pretexto de que son manipulables. En este sentido, el verdadero camino es seguir exponiendo a
las comunidades a procesos de informacin y capacitacin como el realizado a propsito de la consulta, de manera que estn en condiciones de poder expresar sus propias percepciones en forma
complementaria a las de sus dirigentes.
Xavier Izko
204
Agenda y desarrollo
Durante el perodo de consulta se realizaron 13 asambleas intercomunitarias, que se han llevado a cabo en el lapso de dos semanas de trabajo en las
siguientes parroquias o sectores:
Napo: San Jacinto (Archidona), Mondayacu-Cotundo, Pano, Talag, Tena
Chambira (comunidades independientes), Ahuano, Puerto Napo - Arosemena Tola, Misahualli y San Pablo.14
Pastaza: Santa Clara, AMA-Arajuno y El Triunfo15
14
15
La asamblea de la Cooperativa Rukullakta, organizacin adscrita a la FONAKIN, se celebr despus de finalizado el proceso de consulta, dos semanas despus del plazo final previsto (30 de noviembre) (15.12.03). El acta de la cooperativa fue emitida el 17.12.03 y es contraria al proceso petrolero, aunque reconoce y valida el proceso de consulta. La Cooperativa Rukullacta (Napo) ha sido la organizacin que ha recibido mayor apoyo durante el proceso de consulta para la realizacin
de innumerables asambleas internas, muy por encima del promedio de apoyo brindado, debido a
su compleja y, a la vez, estructuralmente dbil organizacin interna (entre otros factores, ausencia
de personera jurdica definitiva); adicionalmente, ha sido la organizacin que ha contado con el
mayor nmero de facilitadores. Con todo, han existido intentos evidentes de condicionar los resultados de estas asambleas por parte de miembros de Recoka, junto con integrantes de otros grupos ecologistas y algunos dirigentes locales afines a sus planteamientos. En una ocasin llevaron
buses llenos de gente para que corearan incesantemente las consignas de sus lderes e intentaran
convertir la asamblea de la cooperativa en asamblea del pueblo. Los miembros de la cooperativa,
sin embargo, desestimaron esta sugerencia y les invitaron a retirarse, declarando que sus resoluciones deban ser tomadas solamente por ellos, sin la presencia de mishus (mestizos).
Por otra parte, ha existido una flagrante falsificacin de una convocatoria interna del presidente de
la cooperativa, ya que se emiti por la radio una convocatoria supuestamente firmada conjuntamente por la cooperativa y miembros de organizaciones ecologistas, en la que se convocaba a la
FONAKIN (Napo), la CONAIE, la CONFENIAE, el CODENPE y otras instituciones nacionales a participar en la asamblea de la Cooperativa. Salvo asesores directos de algunos de los grupos
mencionados, venidos desde Quito, nadie ms particip en esta asamblea; el presidente de la
CONFENIAE particip en una asamblea posterior. El entonces presidente de la Cooperativa tuvo que hacer una declaracin pblica por Radio Ideal del Napo, desmintiendo la convocatoria.
En este caso, y a pesar de numerosas reuniones previas en los subcentros, los dirigentes de la cooperativa decidieron apelar solamente al nivel intercomunitario, desconociendo el instructivo aprobado por los presidentes de las federaciones y parroquias, en el que consta expresamente la necesidad de contar previamente con actas comunitarias para avalar los pronunciamientos de los presidentes en la asamblea intercomunal, a fin de conjurar el riesgo de eventuales manipulaciones (ver
nota 13). Sin embargo, todas las comunidades apoyaron el proceso de consulta previa y algunas de
ellas emitieron individualmente pronunciamientos favorables a un proceso petrolero condicionado, antes de la declaracin colectiva.
Adicionalmente, se celebr una asamblea en la organizacin Ayllupura de Arajuno, compuesta por
una sola comunidad y en proceso de crecimiento; la comunidad se pronunci por un s condicionado, pero entreg tarde su acta, por lo que no es considerada aqu. En cuanto al Triunfo, alrededor del 95% de las comunidades de la parroquia estn integradas por colonos serranos, aunque
existe tambin una minora de indgenas kichwas amaznicos y shuaras en algunas comunidades.
La consulta previa petrolera
205
Orellana: 24 de Mayo
Las asambleas fueron convocadas simultneamente por todos los presidentes de las federaciones presentes en cada sector, ms los presidentes de las parroquias respectivas. La concurrencia del 68% de los dirigentes de las comunidades involucradas en la consulta, a pesar de la rapidez de la convocatoria, da cuenta de la importancia que las comunidades han otorgado a este
proceso, avalado y legitimado por ellas. En todo caso, se trata de una concurrencia superior al promedio de presencia de las bases a las asambleas convocadas por sus propias dirigencias. La mayora de las asambleas fueron realizadas en kichwa.
De acuerdo a la convocatoria, los representantes de las comunidades se
reunieron un tiempo aproximado de ocho a diez horas de trabajo. Los momentos contemplados eran los siguientes: (i) lectura de los pronunciamientos de los presidentes; (ii) anlisis, discusiones, toma de decisiones y planteamiento de propuestas; (iii) elaboracin y suscripcin del acta.
El primer momento de la asamblea (en la maana) fue la lectura de los
pronunciamientos comunitarios transcritos en actas, aadiendo eventuales
comentarios respecto a las resoluciones tomadas y las propuestas realizadas.
En el segundo momento de la asamblea intercomunitaria (en la tarde),
se dio paso a la participacin de los presentes. Este espacio fue utilizado para recapitular los pronunciamientos de las comunidades y ratificarlos, adems de reflexionar, analizar y discutir en forma conjunta sobre el proceso de
consulta previa, los pronunciamientos realizados y las propuestas formuladas. La participacin fue registrada por el secretario/a de la asamblea.
El tercer momento (final de la tarde) fue la elaboracin del acta de la
asamblea, que contiene los pronunciamientos de los participantes y directivos. Como en el caso de las asambleas comunales, las resoluciones fueron
tomadas mediante votacin simple, ya que las participantes haban dado a
conocer previamente en forma extensa sus criterios y se remitan a pronunciamientos anteriores realizados por cada comunidad. A continuacin se
procedi a la suscripcin del acta por cada uno de los participantes en la
asamblea y de los directivos de la misma.
Debido a que se trat de un pronunciamiento colectivo, fue imposible realizar una discriminacin
detallada por comunidad.
Xavier Izko
206
Pronunciamientos
En general, como hemos sealado, la participacin de los 229 presidentes
corresponde al 67.9% de las 337 comunidades que han realizado asamblea
comunitaria. Todas las asambleas intercomunales se instalaron con qurum
suficiente.
En la mayora de los casos, los presidentes participantes ratificaron los
pronunciamientos realizados por sus comunidades; sin embargo, cabe sealar que algunos presidentes decidieron cambiar el pronunciamiento de sus
bases sin el consentimiento expreso de ellas; por ejemplo, en algunos casos
el anterior s condicionado se decant en un pedido de moratoria o en un
pronunciamiento en contra. Con estas salvedades, y con relacin a las asambleas en las que ha existido algn tipo de pronunciamiento formalizado en
acta, los resultados son los que siguen:
Se pronuncian a favor de un s condicionado al proceso petrolero el
76.4% de los presidentes.
Se pronuncian contra el proceso petrolero el 13.1% de los presidentes.
Se pronuncian por una moratoria de la consulta y del proceso petrolero el 7.9% de los presidentes16.
Manifiestan tener opiniones divididas el 2.6% de los presidentes que
participaron en las asambleas.
La asamblea intercomunitaria de ACIA ha sido aplazada indefinidamente (ver ms adelante), por lo que su falta de pronunciamiento ha sido
considerada como abstencin17.
16
17
La moratoria es una tendencia que no apareci en los pronunciamientos comunitarios. Adems de
un porcentaje minoritario de presidentes individuales de Tlag y San Pablo (que votaron en una
direccin distinta a la de sus comunidades), la parroquia de El Triunfo (Pastaza) se pronunci colectivamente por la moratoria.
En el caso de la Asociacin de Comunidades Indgenas de Arajuno - ACIA (Pastaza), institucin
miembro de la OPIP, la situacin ha sido tambin compleja. ACIA recibi un apoyo especial en el
proceso de consulta, al hacer posible la seleccin de dos facilitadores en lugar de uno (nmero proporcional a la cantidad de comunidades), en consideracin a la dispersin territorial del rea. En
el taller intercomunal de capacitacin, impartido a alrededor de 50 presidentes y miembros de las
comunidades y de la directiva de ACIA, todos los participantes manifestaron su agradecimiento y
felicitaron efusivamente al equipo de la UPS. Como puede apreciarse por los resultados de la evaluacin, fue uno de los talleres mejor evaluados del proceso. En este taller fue validado por prime-
La consulta previa petrolera
207
Ms all de los pronunciamientos de los presidentes (la mayora a favor
de un s condicionado a favor del petrleo), el resultado principal de estas
asambleas intercomunales ha sido la validacin global del proceso de consulta (no se registr ninguna denuncia sobre irregularidades en los procedimientos y en la participacin), y las tendencias generales de los pronunciamientos comunitarios. Las diferencias en cuanto a los porcentajes, con relacin de los pronunciamientos de las comunidades, se explican por la ausencia de una parte de los presidentes (la mayora de los ausentes eran partidarios del s condicionado), por la decisin ilegtima de algunos presidentes de
cambiar sin motivo el voto comunitario y por el peso proporcional de los
pronunciamientos de una asamblea intercomunal (El Triunfo) que no estuvo precedida por asambleas comunitarias.
Resoluciones
En los pronunciamientos de las catorce asambleas intercomunitarias que se
reunieron prevalecen las resoluciones relacionadas con ocupacin de la fuerza de trabajo local, capacitacin educacin, fortalecimiento organizativo,
fondo de compensaciones, proteccin de reas sensibles, proyectos productivos, infraestructura social y productiva y salud.
En realidad, desde un repensamiento global de las propuestas realizadas
en el marco del comit de presidentes de federaciones y parroquias, aparece
claro que la creacin de un fondo de compensaciones permitira absolver la
mayora de las demandas, bajo la forma de una capitalizacin de los aportes
ra vez en forma conjunta el instructivo para las asambleas comunitarias, en el que se recoge la posibilidad de realizar un pronunciamiento a favor o en contra del petrleo.
Posteriormente se realizaron las asambleas - talleres en todas las comunidades. Algunas comunidades se pronunciaron favorablemente al inicio del proceso petrolero y transcribieron su pronunciamiento en actas (de hecho, algunas de estas actas fueron entregadas al equipo de la UPS), aunque
poniendo condiciones drsticas que hubieran transformado el s en un no en caso de incumplimiento de las propuestas. Aparentemente, este hecho intranquiliz a algunos dirigentes de Pastaza
(que haban adoptado ya al nivel provincial una posicin a favor de la moratoria de la explotacin
petrolera, a partir de experiencias previas negativas, como la de Sarayaku) y a miembros de organizaciones de apoyo no-indgenas. En la ltima asamblea deliberativa, convocada por la directiva
de ACIA (diciembre del 2003) y en la que participaban representantes de la mayora de las comunidades, la palabra fue monopolizada rpidamente por miembros de 3 comunidades, apoyados por
un grupo de solidaridad compuesto por estudiantes de la Universidad Central, que invitaron a
la asamblea a pronunciarse contra el petrleo. Con todo, el pronunciamiento colectivo qued diferido para una asamblea posterior, hasta ahora pendiente.
Xavier Izko
208
de las empresas, ms otras donaciones internacionales, que seran redistribuidas hacia las comunidades bajo la modalidad de cuotas por poblacin y
petrleo. Los fondos seran manejados bajo la modalidad de un fideicomiso (ver Propuestas de las comunidades).
Notarizacin de las actas comunales e intercomunales, y validacin por
parte del Estado y de los presidentes de federaciones y parroquias
Una vez consignadas las actas, tanto comunitarias como intercomunales, stas fueron fotocopiadas y llevadas a la notara del cantn Tena para su debida notarizacin como copias fieles del original. Fueron notariadas como copia fiel del original un total de 263 actas comunitarias y 14 actas intercomunales.
La validacin de las actas comunales e intercomunales ha contado con
una ltima instancia que le ha dado una legitimacin adicional, ya que han
sido revisadas por los presidentes de federaciones y juntas parroquiales,
comparando el original y las copias notariadas, y avaladas como fidedignas.
Al mismo tiempo, este hecho ha permitido una apropiacin del proceso por
parte de los representantes de las organizaciones.
Conforme a las modalidades previstas, los pronunciamientos, opiniones
y propuestas de las asambleas fueron presentados formalmente en cada una
de las oficinas de consulta (Archidona y Ahuano), donde han sido revisados
y completados, para dar inicio al proceso de sistematizacin por parte de la
Universidad Politcnica Salesiana, en cuanto encargada de facilitar el proceso de consulta.
El Estado aval los resultados de la consulta el 20 de diciembre de 2003.
Las propuestas de las comunidades18
Antecedentes
En el marco de la reciente consulta previa a los pueblos indgenas de los bloques 20 y 29 de la Amazona ecuatoriana, propiciada por el Estado en apo18
Se trata de un resumen de propuestas ms especficas, ya presentadas al Estado y bsicamente aceptadas. Estas propuestas estn en proceso de ser ampliadas y concretadas durante la etapa post-consulta.
La consulta previa petrolera
209
yo al ejercicio de un derecho colectivo, amparado por el Convenio 169 de
la OIT y reconocido por la Constitucin, la mayora de las organizaciones
y comunidades del rea han emitido pronunciamientos globales favorables
al inicio de un proceso de exploracin y explotacin petrolera.
Las decisiones de las comunidades estn sustentadas en los siguientes
factores:
-
El reconocimiento del derecho del Estado a utilizar el petrleo, que
constituye una parte fundamental de los ingresos fiscales.
La conviccin de que es posible controlar en gran medida los riesgos
ambientales y sociales que acompaan al proceso petrolero (tecnologas
limpias, respeto a las reas sensibles, vigilancia social).
La perspectiva de poner en marcha procesos tendientes a una mejor distribucin de los ingresos derivados del petrleo para promover el desarrollo regional, tanto bajo la modalidad de un fondo regional de compensaciones al inicio del proceso petrolero (5% de las inversiones de las
compaas petroleras, por fases; donaciones internacionales), como de
una redistribucin ms equitativa de la renta petrolera al final (Estado).
En este sentido, se trata de un s condicionado, ya que forma parte indisoluble de dicho pronunciamiento la formulacin de una serie de propuestas
socio-ambientales, que tienen como referente el Convenio 169 de la OIT
(ratificado por el Ecuador), la Constitucin Poltica del Estado y las dems
normativas ambientales de la Repblica (Ley de Gestin Ambiental, Reglamento Sustitutivo de Operaciones Hidrocarburferas, normativas de Petroecuador).
Las propuestas concretan los planteamientos de los pueblos indgenas y
han sido elaboradas durante un perodo de un ao y medio, entre agosto de
2002 (inicio del diagnstico y los primeros talleres de metodologa de consulta), y la finalizacin de la consulta previa en diciembre de 2003. En el
marco de la consulta, las propuestas fueron debatidas en alrededor de 400
talleres y asambleas (comunales, intercomunales y de presidentes de federaciones y parroquias) durante los meses de octubre, noviembre y diciembre
del ao 2003.
De las malas prcticas de muchas de las empresas petroleras en el pasado reciente (daos al medio ambiente, a la cultura y a las organizaciones
Xavier Izko
210
locales), es preciso extraer difciles lecciones aprendidas para que se conviertan en referente del futuro proceso de exploracin y explotacin en el
rea de los bloques. En esta direccin, las propuestas plantean la necesidad
de realizar un esfuerzo mucho ms consistente por:
-
Redefinir la cultura petrolera de muchas compaas, evitando aproximaciones directas a cada espacio comunitario, que se presta a manipulaciones y a la divisin de las organizaciones.
Implementar tecnologas limpias.
Asegurar la participacin de las poblaciones locales en el marco de sus
propias instituciones representativas.
Apoyar iniciativas de compensaciones colectivas y mejor redistribucin
del ingreso, para que los habitantes de la regin puedan vivir en dignidad.
Por otra parte, como ha sido evocado al inicio, el fundamento del Convenio 169 de la OIT, suscrito por el Ecuador, es el reconocimiento de las aspiraciones de los pueblos indgenas a asumir el control de sus propias instituciones y formas de vida y de su desarrollo econmico, y a mantener y
fortalecer sus identidades, lenguas y religiones dentro del marco de los estados en los que viven. En forma paralela a las modalidades del proceso de
consulta previa (prescritas por el Reglamento), el proceso de ejecucin de alternativas de desarrollo de los bloques deber contar tambin con la participacin directa de las mismas organizaciones representativas de las comunidades (federaciones y parroquias); para ello, debern seguir siendo capacitadas, a fin de que estn en grado de desempear un rol protagnico en el
proceso de toma de decisiones y en el control social del proceso de exploracin y explotacin petrolera.
Capacitacin
El proceso de consulta ha contribuido poderosamente a elevar los conocimientos, la conciencia y el nivel de organizacin local. Sin embargo, frente
a los inmensos pasivos sociales no cubiertos todava por las instituciones del
Estado ni por la cooperacin internacional, quedan al descubierto una serie
de aspectos que las organizaciones solicitan satisfacer. La primera serie de
La consulta previa petrolera
211
propuestas se relaciona con la profundizacin de las distintas temticas relacionadas con derechos colectivos, participacin y vigilancia social, normativas petroleras, tecnologas limpias, monitoreo socio-ambiental, fortalecimiento organizativo, gestin del desarrollo local y manejo de conflictos.
Estas demandas a corto plazo estn en proceso de ser satisfechas por el
Estado, a travs de la ampliacin y focalizacin de la capacitacin durante
el perodo post-consulta previo a la licitacin petrolera. Otras demandas de
capacitacin y profesionalizacin se relacionan con la implementacin de
un fondo de compensaciones (ver ms adelante).
Aspectos ambientales y sociales de los contratos
Las propuestas de las comunidades se relacionan tambin con el cumplimiento de las normativas ambientales, en particular la implantacin de un
sistema de gestin ambiental que prevenga, disminuya y/o controle los impactos ambientales, dando cumplimiento a la legislacin ambiental, desarrollando medidas preventivas y/o correctivas, y adoptando normas de calidad ambiental tipo ISO 14.001.
Junto a ello, piden que se concrete la realizacin de estudios de impacto ambiental participativos (EIA-P) y la implementacin de procedimientos
de vigilancia social, inscritos en el marco institucional y participativo del
fondo de compensaciones (ver ms adelante) y financiados a travs de l.
Plantean que el conjunto de acciones de control, vigilancia y evaluacin de
las actividades hidrocarburferas se realice de manera organizada e independiente, planteando temas relevantes para la vida comunitaria, y contando
con medios para difundir sus acciones y resultados a la sociedad.
Conforme a las normativas de Petroecuador, tambin planean que los
seguros de las compaas petroleras cubran los riesgos de vida y salud humanas, la contaminacin, y eventuales afectaciones al ecosistema, a la flora
y a la fauna, en el entendido que la afectacin del ambiente ser de entera
responsabilidad de las compaas.
Por otra parte, solicitan que en cada una de las etapas del proceso petrolero sean implementadas las tecnologas ms limpias disponibles, descritas y
analizadas durante la consulta19.
Xavier Izko
212
Indemnizaciones y compensaciones20
Las propuestas incluyen la indemnizacin directa de los daos eventuales
causados a las fincas, proyectos productivos o propiedades. Para ello, se recurrir a mtodos como costo/beneficio y costos de oportunidad, sobre la
base de precios actualizados de mercado, considerando la extensin e intensidad del dao (total o parcial) y el tiempo que va a durar (temporal o permanente). Adicionalmente, se recurrir a mtodos de valoracin de todos
los bienes forestales (maderables y no maderables) y de los servicios ambientales que sean afectados (agua, aire, control de la erosin, etc.), sugeridos
por el diagnstico socio-econmico de los bloques. No obstante, en la perspectiva actual de las comunidades, el objetivo es que las medidas socio-ambientales a ser implementadas prevengan los impactos y eviten o minimicen
la necesidad de realizar indemnizaciones.
En cuanto a las compensaciones, las comunidades plantean que la compaa o compaas titulares inviertan un porcentaje del total de sus inversiones por fase en la creacin de un fondo de compensaciones colectivas, cuyas ventajas son las siguientes:
-
Permite el planteamiento de propuestas que superen el inmediatismo y
la coyuntura, en el marco de un plan global de desarrollo de los bloques
que oriente las acciones del fondo.
19
Ver Oportunidades y riesgos del petrleo (Folleto de capacitacin n 3. Quito, UPS, 2003. Adems
de las tecnologas conocidas y experimentadas en los bloques ms sostenibles, es importante implementar tecnologas trmicas avanzadas para la extraccin de los petrleos ms pesados del tipo
pungara, abundantes al norte del rea de los bloques, obteniendo y usando sosteniblemente el
agua requerida en cantidad y calidad. De todas maneras, aunque quedan muchos asuntos por resolver, los avances tcnicos de las operaciones a partir de los noventa permiten demostrar que es
posible lograr una importante disminucin de riesgos y de impactos ambientales directos (Albn,
2003: 147).
En las propuestas se distingue cuidadosamente entre indemnizaciones (pago por los daos causados a un determinado propietario o comunidad) y compensaciones colectivas, cuya justificacin se
basa en las consecuencias globales de la irrupcin de las compaas en el espacio comunitario, e incluye tanto el uso directo o indirecto de este espacio, cuanto los impactos asociados (ambientales
y sociales) cuya medicin es difcilmente cuantificable (ver Indemnizaciones y compensaciones para
el desarrollo regional. Folleto de capacitacin n 4. Quito, UPS, 2003). Esta diferenciacin ayuda a
evitar eventuales expectativas de derrames susceptibles de ser indemnizados (cf. Bustamante,
2003:42-43), ya que los verdaderos beneficios se focalizan en las compensaciones colectivas para el
desarrollo regional (ver ms adelante).
20
La consulta previa petrolera
213
Salvo en el caso de indemnizaciones directas o compra directa de bienes
y servicios a un privado, este fondo sustituye la necesidad de que la petrolera realice inversiones directas en las distintas subreas de los bloques, que sern canalizadas a travs del fondo.
En este sentido, crea las condiciones para evitar el riesgo de manipulacin y conflicto, al soslayar la relacin directa de los antiguos relacionadores comunitarios con cada comunidad y familia.
El fondo se estructurar a partir del 5% de las inversiones petroleras por fase, complementado por otras posibles inversiones y donaciones de organismos internacionales, que sern colocadas en un fideicomiso. La compaa
petrolera se relacionar directamente con los representantes del fondo (de
mayora indgena) y sus distintas instancias (directorio, comit tcnico, comit administrativo, comits subregionales), conforme al organigrama de
funciones en proceso de definicin.
En este contexto, todas las comunidades se benefician proporcionalmente, segn cuotas diferenciales de poblacin y produccin petrolera por
rea, contribuyendo a controlar las inequidades en el proceso de desarrollo
regional21.
El conjunto de recursos canalizados por el fondo se invierte en el marco de un plan global de desarrollo de los bloques, con lneas de proyecto viables que se complementan con otras propuestas en curso dentro del rea22.
Las comunidades preparan propuestas segn la cuota que les corresponde
(poblacin y petrleo), con apoyo de los especialistas del fondo. Estas pro21
22
Este tipo de propuesta va ms all de las modalidades habituales de distribucin clientelar o de los
tpicos fondos concursables, donde la oferta es capturada por quienes tienen mayor capacidad de
demanda. En este caso, no se trata de ningn fondo concursable, sino de un fondo por cuotas,
de manera que todos reciben algn tipo de beneficio. Una vez cumplidos los requisitos para la asignacin de recursos, estas cuotas se asignaran en funcin de dos criterios bsicos: (i) nmero de habitantes indgenas rurales por parroquia (incluyendo tambin las comunidades conformadas por
colonos), que se beneficiaran proporcionalmente con el 50% de los recursos disponibles; y (ii)
cantidad de petrleo existente en una determinada zona (el otro 50%), considerando la mayor exposicin a riesgos por parte de las comunidades y familias en cuyos predios se localizarn las actividades hidrocarburferas. De esta manera, se pondrn las bases para conjugar la equidad con la
distribucin proporcional de los beneficios.
Es tan emblemtica como pattica la falta de apropiada sinergia y coordinacin entre instituciones
de desarrollo, organizaciones indgenas y entidades gubernamentales, algo que afecta tanto al petrleo (ver Barrera de Jorgenson, 2003: 182-83), como a las dems dimensiones del desarrollo (ver
Izko, 2003a: 80; 2003b: 115 ss., con relacin a las polticas forestales sudamericanas).
Xavier Izko
214
puestas son revisadas, realimentadas y aprobadas por las distintas instancias
de fondo, y ejecutadas por las comunidades con el correspondiente asesoramiento tcnico23. El fondo poseer tanto componentes reembolsables (proyectos productivos) como no reembolsables (investigacin e informacin,
capacitacin y profesionalizacin, fortalecimiento institucional y organizativo, infraestructura social, rescate y dinamizacin cultural).
Finalmente, las comunidades solicitan que este conjunto de propuestas
figuren en las bases de las licitaciones, solicitud que est en proceso de ser
considerada favorablemente por el Estado.
Anlisis del proceso y de sus resultados
El petrleo es un tema particularmente complejo, que ha dado lugar a polarizaciones radicales, desde el ms trgico pesimismo socio-ambiental hasta una variada gama de optimismos tecnolgicos24. Estas contraposiciones se
sitan en la raz de esos dilogos fragmentados que caracterizan el escenario socio-ambiental ecuatoriano y, ms especficamente, el de la RAE; de hecho, el petrleo suele ser visto, alternativamente, como el causante de todos
los males o como la nica oportunidad para el desarrollo del Ecuador, y tiene como correlato el intento de imponer el proyecto petrolero a cualquier
costo o impedirlo a travs de la creacin de un escenario de confrontacin
e incertidumbre.
En este marco, la consulta representa una gran oportunidad de ordenamiento del caos socio-ambiental y econmico que asedia al sector petrolero
(Albn, 2003:142), ya que constituye la institucionalizacin de una prcti23
24
En este sentido, aunque todas las comunidades tienen asegurado el apoyo que les corresponde, el
momento y las modalidades de asignacin de la cuota dependen de la calidad de las propuestas y
de la real capacidad adquirida para su ejecucin por parte de los actores locales, cuya promocin
es sobre todo responsabilidad de los funcionarios del fondo de compensaciones, en dilogo permanente con las comunidades.
Un ejemplo del primero es el libro de Kimerling (1993), mientras que la apologa de las tecnologas de punta (en proceso de aplicacin por parte de compaas como Agip, Occidental o RepsolYPF) constituira un ejemplo elocuente de optimismo tecnolgico (cf. Bustamante, 2003: 28). Sin
embargo, es importante contextualizar estas posiciones en las distintas situaciones socio-ambientales donde cobran arraigo. En el caso de los bloques 20 y 29, las propuestas indgenas intentan recoger las mejores prcticas existentes, adecundolas a su propio contexto. Ver, entre otros, Fontaine, 2003; Acosta, 2003; Varios autores, 2003a y 2003b para una apreciacin global de los antecedentes y tendencias relativos a la geopoltica, la cultura y la economa poltica del petrleo.
La consulta previa petrolera
215
ca democrtica, generadora de acuerdos entre la sociedad y el Estado sobre
el alcance y las caractersticas de la operacin petrolera.
Por otra parte, conviene sealar que, antes que un pronunciamiento con
relacin al proceso petrolero, se trataba del ejercicio de un derecho colectivo, adems de un derecho ciudadano, avalado por la Constitucin de la Repblica en ratificacin de convenios internacionales, que acreditan a los
pueblos indgenas en cuanto tales como sujetos de este derecho. En este caso, a los derechos derivados de la participacin ciudadana se unen los derechos derivados de la convocacin colectiva, aplicada a decisiones vitales sobre el control y manejo de recursos naturales, con implicaciones para el pas
y para las poblaciones locales.
Este hecho tiene implicaciones importantes para el desarrollo de la regin. En cuanto ciudadanos, los indgenas constituyen una minora relativa
con respecto a los habitantes de las ciudades amaznicas y los grupos mestizos rurales, por lo que parecera corresponderles una cuota de progreso
proporcionalmente menor con relacin al resto de la poblacin. En cambio,
como pueblos indgenas requieren un tratamiento diferencial y preferencial,
tanto con relacin al proceso de explotacin, como con relacin a la distribucin de la renta petrolera: ellos son los habitantes originarios de los territorios amaznicos, han soportado sucesivas oleadas civilizatorias por parte de la sociedad mayor y podran ser los ms afectados por el petrleo, porque son los que habitan en mayor nmero las zonas extractivas y son tambin los ms vulnerables.
Adicionalmente, conforme al Convenio 169 de la OIT, el proceso de
ejecucin de alternativas de desarrollo de los bloques deber contar con la
participacin protagnica de las mismas organizaciones representativas de
las comunidades, en cuanto a la toma de decisiones y el control social del
proceso petrolero.
Por otra parte, la experiencia de los bloques 20 y 29 est permitiendo
transparentar todo un juego de oposiciones, que se inscriben en el marco
de la relaciones de poder y conflicto, entendido como un intercambio mutuo e intencional de sanciones negativas o comportamientos punitivos, que
disminuye las probabilidades del otro de alcanzar los objetivos que persigue25. Cuanto ms importantes y mutuamente excluyentes son los intereses
25
El poder debe ser entendido, precisamente, como la voluntad de estructurar el posible campo de
216
Xavier Izko
en juego, y cuanto ms disminuyen las posibilidades de alcanzarlos, tanto
ms violencia potencial es generada en el conflicto.
Paradjicamente, en este primer momento los opositores de las comunidades no han sido tanto el Estado o las petroleras, porque el primero ha
posibilitado el ejercicio de sus derechos y las segundas (a instancias del Estado y de las comunidades) estn dispuestas al dilogo, a utilizar tecnologas
limpias, y a apoyar el involucramiento comunitario y la constitucin de un
fondo de compensaciones. En la percepcin de las comunidades, los principales oponentes actuales han sido, ms bien, grupos de reales o supuestos
ecologistas radicales que, ms all de sus opiniones libres respecto al petrleo, han querido impedir el ejercicio de sus derechos y pretenden impugnar la legitimidad de sus conquistas. Puede esperarse que cuando inicie el
proceso petrolero surjan nuevas coyunturas que posicionen a las compaas
petroleras o al mismo Estado como posibles antagonistas, aunque no se trata de algo deseable; en todo caso, las comunidades necesitan prevenir al mximo los posibles impactos de la exploracin y explotacin, solventando dudas y anticipando problemas que puedan surgir en el ejercicio real de la vigilancia comunitaria, en el manejo del fondo de compensaciones, en la
identificacin de la cuanta de las indemnizaciones por eventuales daos
causados, etc. Pero, en este momento, el campo de oposiciones est ambiguamente signado por la confrontacin entre comunidades y grupos de ecologistas fundamentalistas, y potencialmente entre comunidades a favor y en
contra del petrleo, sta ltima la minora26.
Por otra parte, a la luz de los resultados del proceso de consulta, es importante sealar que, si bien las petroleras y las comunidades tienen intereses claramente distintos (en parte, tambin el Estado), no se trata de intere-
26
accin de los otros, a travs del control de sus acciones, haciendo ms viables determinados tipos
de comportamiento e inhabilitando o anulando otros, y aspira a controlar los mrgenes de incertidumbre de la accin social (cf. Izko, 1995). Este intento de demarcacin del campo de interacciones incluye tambin la bsqueda de legitimidad y, ms all de cualquier cristalizacin esencialista, es compatible con el desplazamiento o la modificacin sucesiva de las alianzas estratgicas iniciales (cf. Fontaine, 2003: 29-31).
Este hecho no significa necesariamente la negacin de una posible convergencia entre ecologismo
y etnicidad (cf. Fontaine, 2003: 307 ss.), sino entre cierto tipo de ecologismo fundamentalista y
las propuestas comunitarias a favor de un petrleo ms sostenible. Existen, en cambio, condiciones apropiadas para la colaboracin entre instituciones especializadas en desarrollo sostenible y las
comunidades, en la medida en que las comunidades seguirn necesitando mediaciones slidas en
su relacionamiento con el Estado y las petroleras.
La consulta previa petrolera
217
ses completamente antagnicos; de hecho, los acuerdos que hagan viable el
proceso petrolero pueden surgir solamente de una convergencia al menos
parcial entre los tres tipos de actores, sobre todo considerando que los representantes del Estado deberan representar de manera apropiada los intereses de las poblaciones locales. Y este hecho constituye un importante referente para la superacin de eventuales conflictos.
Al contrario, pareciera negada de antemano la posibilidad de acuerdo
entre las comunidades que se han pronunciado por el s y los grupos ecologistas (una minora combativa acompaada por algunas comunidades), ya
que estos grupos buscan deslegitimar por cualquier medio los pronunciamientos comunitarios y la consulta misma; en otras palabras, niegan las bases mismas sobre las que podra construirse una convergencia posible.
Los graves problemas inherentes al sector petrolero o causados por l
(daos socio-ambientales, inversin ineficiente e inequitativa de los ingresos del petrleo, etc.), han provocado una actitud de rechazo en distintas zonas de la Amazona por parte de organizaciones indgenas, en alianza con algunas ONG (cf. Fontaine, 2003: 283 ss.). Estos antecedentes justificaran
una actitud de extrema cautela en el caso del Napo; pero cuando ha quedado ya patente, tras una consulta transparente y legtima, el intento de las comunidades de revertir la antigua situacin, cabe preguntarse cul es exactamente el sentido de seguir oponindose al proceso mismo de consulta. Probablemente, adems de la eventual desinformacin y de los inevitables intereses en juego27, la respuesta se mueve en la direccin de posiciones fundamentalistas irreductibles, acompaadas por la incredulidad y el insoportable
escndalo de que una vasta rea como el Napo, Orellana y parte de Pastaza
se haya pronunciado a favor de un s condicionado al petrleo; incredulidad
que se nutre de uno de los mitos ms cultivados por determinados grupos
de ecologistas durante los ltimos aos: la identificacin del indgena con el
rechazo al petrleo.
27
En la ltima reunin formal del comit de presidentes de los bloques (12/2003), uno de los dirigentes de la CONFENIAE se refera significativamente a las transnacionales verdes en todas sus
modalidades, aludiendo al hecho de que tampoco ellas constituyen una alternativa para las comunidades, en la medida en que la riqueza sigue estando concentrada en otras manos. En este sentido, aunque ms amigable con la naturaleza, el capitalismo verde sigue siendo insostenible muchas veces por el lado de la equidad; en este sentido, puede provocar desequilibrios y pobreza, que
podran traducirse en presiones sobre los recursos naturales.
218
Xavier Izko
Una caracterizacin sumaria de los grupos ecologistas en la escena de los
bloques permitira hablar de la coexistencia de organizaciones activistas fundamentalistas locales, como Recoka, que se mueven en un primer plano, y
organizaciones ecologistas nacionales e internacionales, que ocupan un segundo plano en la penumbra, desde donde asesoran y apoyan a las primeras para dar una apropiada contundencia a sus posiciones. Por otra parte, estas organizaciones parecen poseer cierta orientacin tica (aunque a la vez
utilitarista) en sus relaciones con las comunidades contrarias al petrleo; pero desconocen por completo cualquier cdigo tico cuando se trata de confrontar a sus reales o supuestos enemigos, bien se trate del equipo de la
UPS o de los representantes de las federaciones, parroquias o comunidades
que no secundan sus posiciones. En esta direccin, no han dudado en recurrir a cualquier tipo de argumento plausible, aunque fuera completamente
falso, con tal de intentar imponer sus opiniones28. Su real o supuesta lucha
a favor de las comunidades, se convierte en una lucha contra quienes parecen oponerse a sus convicciones, aunque se tratara en este caso solamente de
la probabilidad de un pronunciamiento a favor del petrleo.
En realidad, ninguno de los grupos ecologistas relacionados con los bloques tena la suficiente cultura poltica como para considerar como punto
de partida las percepciones de las comunidades. Lo nico que estaban en
grado de tener en cuenta eran sus propias posiciones, asumidas de antemano, buscando convencer a las comunidades a sumarse a ellas, incluyendo
gestos equvocos o chantajes explcitos, como regalos y promesas de becas y
de proyectos, e intentando desacreditar al mismo tiempo a quienes no las
secundaban. Esta es, en general, la gran diferencia entre activistas de cualquier signo y movimientos socio-ambientales que buscan el desarrollo sostenible de las comunidades, partiendo de sus percepciones y problemas para buscar una convergencia posible. El desarrollo sostenible acepta diferencias entre la realidad y las propuestas ambientales, ya que se gua por principios progresivos que buscan acercar en forma sucesiva los comportamientos de la gente al ideal ambiental (Izko, 2003a)29.
28
29
En algunos casos ha sido necesario desmentir las informaciones falsas de Recoka mediante cartas
firmadas por todos los representantes de las federaciones y parroquias, incluyendo las que luego se
opusieron al petrleo o se abstuvieron de pronunciarse (ACIA o Santa Clara de Pastaza).
En una direccin paralela, tambin en nuestro caso los grupos ecologistas han hecho gala de una
visin maniquea de las posiciones posibles (a favor o en contra del petrleo), como una estrategia
para intentar reforzar su legitimidad y su capacidad de movilizacin (Fontaine, 2003: 354).
La consulta previa petrolera
219
Una de las principales lecciones que podran ser extradas por los socioambientalistas es dejar de juzgar a los indgenas desde parmetros meramente objetivistas (biologistas, ecologistas o basados en ciertos postulados de poltica econmica), que dictaminan de antemano qu es lo mejor o lo peor
para ellos. En esta longitud de onda, cuando los comportamientos de las comunidades no siguen las reglas de juego trazadas, existe la tendencia a pensar en alguna oscura conjura que ha tergiversado los objetivos trazados. A
juzgar por el comportamiento prctico de no pocos ambientalistas (a veces,
tambin por sus opiniones), la gente es todava un molesto rodeo en el camino hacia la conservacin de la naturaleza30.
Con todo, conviene precisar las posiciones comunitarias con relacin al
contexto global de la Amazona ecuatoriana. Ha pesado fuertemente sobre
el proceso de consulta la simultaneidad del juicio a la Texaco en Lago Agrio
(Sucumbos) y la dramtica situacin de Sarayaku en Pastaza, que han sido
manejadas por los opositores a la consulta previa como los paradigmas de
cualquier proceso petrolero en el futuro de la Amazona, inhibiendo o poniendo obstculos a la participacin.
Los indgenas del rea de los bloques opinan que ambas situaciones (Texaco y Sarayaku) deben ser solucionadas, compensando a los perjudicados y
abordando el conflicto desde sus races. Pero tambin son conscientes de
que el pasado no tiene por que volver a repetirse. Desde su punto de vista,
la realizacin de la consulta previa ha tenido precisamente el sentido de evitar en adelante este tipo de situaciones, contribuyendo a controlar los daos
y procurando un beneficio mucho ms consistente para las comunidades.
En este sentido, el s condicionado es al mismo tiempo, en muchos
sentidos, un no a la manera como el petrleo ha sido extrado y utilizado, a
los procedimientos de las petroleras y del mismo Estado:
30
Estas actitudes no estn muy lejos de las imgenes distorsionadas y del ecomesianismo a que
alude Gudynas, que es necesario balancear con la conciencia de la incertidumbre y del riesgo, aplicadas por Gudynas a los ecosistemas (2003:161-163). Cabe decir lo mismo de la incertidumbre
social y de la relativa imprevisibilidad de los comportamientos. En otro lugar (Izko, 1998; Izko,
2003b: 64 y ss.), hemos definido el desarrollo sostenible a partir de la lgica de la apropiada imperfeccin, en contraposicin a la lgica de la eficacia inmediata que rige los objetivos de muchos
especialistas. En esta direccin, son fundamentales los principios progresivos del desarrollo sostenible (minimizar el dao, optimizar los usos), en la perspectiva de manejar los recursos desde las
presiones y las lgicas productivas de la gente, acercando progresivamente sus comportamientos al
ideal ambiental.
220
Xavier Izko
El pronunciamiento comunitario representa la exigencia de que el Estado (que reivindican tambin como suyo) haga cumplir las normativas
ambientales.
Los pueblos indgenas exigen que las nuevas condiciones se cumplan
(tecnologas limpias, vigilancia social, fondo de compensaciones).
De igual manera, las compaas petroleras deberan entender claramente que es preciso redefinir las estrategias basadas en la cultura petrolera de los antiguos relacionadores comunitarios.
En este sentido, tambin el s puede ser revertido si no se cumplen las
condiciones pactadas con las comunidades.
Desde experiencias como Texaco y Sarayaku, existan expectativas de que los
pronunciamientos de los bloques 20 y 29 seran contra el petrleo; pero no
ha sido as. Con relacin al pasado del rea de los bloques, el comn rechazo del proyecto petrolero por parte de comunidades y grupos ambientalistas se fundamentaba en razones distintas, que sustentaban una aparente
convergencia. Mientras algunas ONG y grupos ecologistas niegan el petrleo en cuanto tal (amparados en intereses legtimos, o convicciones ideolgicas y morales), muchos indgenas niegan sobre todo las condiciones en
las que se ha producido hasta ahora la explotacin petrolera; pero estn
abiertos a reconsiderar su posicin en caso de que existan evidencias de que
el Estado y las petroleras estn realmente dispuestas a poner todos los medios para prevenir los daos socio-ambientales, facilitar el control comunitario y distribuir los beneficios del petrleo (Fontaine, 2003: 397-408, 436
y ss.).
En este sentido, ms all de la capacidad de manipulacin de los distintos gobiernos, el movimiento indgena no es un actor monoltico. Sin duda, seguir teniendo posiciones comunes frente al Estado y la sociedad civil
no indgena, en reivindicacin de los propios derechos; pero manteniendo,
al mismo tiempo, posiciones pluralistas en su interior. A partir de ahora, no
puede decirse que el rechazo al petrleo en cuanto tal sea un atributo del
movimiento indgena, aunque s el rechazo a todo lo que podra obstaculizar un proceso realmente participativo, redistributivo y con control de los
impactos ambientales. Esta es una de las implicaciones del pluralismo de los
pueblos indgenas, que tiene como correlato la consolidacin de una capacidad de procesamiento de las diferencias internas.
La consulta previa petrolera
221
En lugar de sacar lecciones pertinentes, algunos grupos han intentado
todava demostrar que la consulta no ha sido legtima. Y este es precisamente el escndalo: los indgenas tendran que haberse pronunciado contra el
petrleo, sobre la base de una serie de evidencias objetivas: el petrleo es
malo para el planeta, los daos ambientales y sociales son inevitables, la riqueza ha sido mal distribuida...
Las percepciones y las lgicas culturales de la mayora de los indgenas
del rea de los bloques parecen ir en una direccin distinta31, ms all de esa
salvaje inocencia, autosuficiente y autocontenida, que les es atribuida por
algunos operadores sociales para satisfacer sus propias veleidades intelectuales o para compensar los males de su civilizacin. Los indgenas siguen siendo en muchos sentidos una construccin de los sucesivos imaginarios noindgenas, hechos a la medida de otros preconceptos y de otras ideologas,
herederas a menudo de una visin sustantiva y esttica de la cultura y de la
identidad32. Una vez ms, de otras maneras, los indgenas no pueden ser sino manipulados (Juratorio, 1994, Garca Canclini, 2001:125).
Los indgenas del rea de los bloques son conscientes de que la bsqueda de alternativas energticas es una prioridad mundial. Pero piensan tambin que, ante la falta de alternativas inmediatas, el Ecuador sigue necesitando el petrleo y es muy probable que lo siga explotando durante algunas
dcadas ms; por otra parte, la supresin radical del petrleo, sin otras alternativas disponibles, creara un mayor caos socio-ambiental, considerando la
actual dependencia de este recurso. En este sentido, el desarrollo petrolero
es uno de los medios con los que cuenta una sociedad, si as lo decide y dis31
32
Fontaine (2003:102), siguiendo a Habermas, postula el recurso al concepto de lgicas racionales
de los actores (identificacin de principios generales compartidos por cada grupo de actores que
aspiran a regular los comportamientos y las interacciones), en contraposicin a necesidades, intereses, motivaciones o relaciones de fuerza. Esta aproximacin es oportuna y necesaria, considerando al mismo tiempo que, en el caso de los indgenas amaznicos, sus lgicas racionales estn inevitablemente signadas por adscripciones culturales en las que son importantes los aspectos no verbales y simblicos (gestos, silencios, rituales, posiciones de facto), por lo que tambin puede decirse que determinados comportamientos transparentan lgicas que no siempre pueden ser elevadas de manera inmediata al nivel discursivo y que es necesario descifrar (Izko, 1996). De ah la necesidad de activar mediaciones hermenuticas que permitan traducir el conjunto de cdigos culturales nativos, para aproximarlos a una lgica discursiva de racionalidad ampliada, de manera
que los indgenas estn en grado de desplegar frente a sus interlocutores toda una gama de respuestas posibles.
Cerbino (2003) analiza algunos de los males que aquejan a la cultura ecuatoriana contempornea, muchos de ellos aplicables a la situacin que consideramos.
222
Xavier Izko
pone, para la bsqueda de su sostenibilidad econmica, ambiental y social
(Potes, 2003:157). Sin embargo, la misma naturaleza del petrleo como recurso no renovable y contaminante, exige identificar urgentemente otras alternativas energticas e invertir en forma mucho ms focalizada los ingresos
petroleros en la diversificacin sostenible de la economa nacional y en la
disminucin de la misma dependencia del petrleo.
Por otra parte, desde las percepciones indgenas del rea los bloques,
una de las razones del s condicionado al petrleo es el fracaso o la insuficiencia de los modelos de desarrollo (cf. Fontaine, 2003: 316-320). En otras
palabras, se sienten decepcionados por un progreso que no acaba de llegar,
al menos en sus formas ms vlidas. Existen iniciativas laudables, pero - desde su percepcin - insuficientes, lentas, discontinuas, focalizadas, difcilmente replicables. Sienten (y as lo han analizado en los talleres) que actividades alternativas como el turismo comunitario o el aprovechamiento de la
biodiversidad benefician solo a unos pocos y de manera limitada33; pero
piensan, al mismo tiempo, que una apropiada inversin de los excedentes
del petrleo podra consolidar propuestas para el desarrollo sostenible de sus
comunidades, en la perspectiva de constituirse en una oportunidad para la
conservacin (Barrera de Jorgenson, 2003).
En este sentido, la percepcin del desarrollo que tienen los pueblos indgenas del rea de los bloques no es clausurar sus territorios para habilitar
un proceso exclusivamente endgeno que nunca acaba de llegar, sino abrirlos a una explotacin petrolera controlada, cuyos rditos haga posible el desarrollo local34. Sus respuestas son, seguramente, un reto para ellos mismos;
33
34
Dos de las comunidades lderes en el campo del ecoturismo regional (Huacamayos-Aacllac y Ro
Blanco) se han pronunciado por un s condicionado. No solamente han dicho s los indgenas pobres y menos capacitados En la asamblea parroquial de Tlag, uno de cuyos recursos oficiales es
el ecoturismo, se promovi una discusin cuyo desenlace fue que el ecoturismo solo beneficiaba a
12 familias y - parcialmente - a una comunidad. En este sentido, es importante apreciar, no solo
la existencia, sino la intensidad y la cobertura real de las prcticas alternativas de desarrollo, as como su capacidad de sustituir las prcticas que conducen a la degradacin de los ecosistemas, en sinergia con las actividades econmicas ms sostenibles (cf. Izko, 2003: 66).
En forma paralela, asistimos a una curiosa paradoja. Por un lado, Ecuador est dejando de ser una
prioridad para un buen sector de la cooperacin internacional (si no en cuanto a su presencia, s al
menos en cuanto a su intensidad), que niega ms apoyo al pas con el argumento de que posee importantes recursos naturales susceptibles de ser activados (petrleo, camarones, flores, banano); por
otro lado, determinados sectores, apoyados tambin desde otros frentes de la cooperacin internacional (esta vez privada), hacen indecibles esfuerzos por impedir que el Ecuador produzca petrleo, que es uno de los principales recursos susceptibles de ser invertidos y distribuidos equitativamente en el desarrollo nacional.
La consulta previa petrolera
223
pero son sus respuestas y solo a partir de ellas se podr seguir explorando las
alternativas disponibles e inventar otras nuevas. Se ha obtenido acuerdos
consistentes; falta asegurar una planificacin rigurosa que se traduzca en un
vuelco de las prcticas del sector petrolero, y en programas sostenibles y
multiculturales de desarrollo (Albn, 2003:145).
Las comunidades del Napo son conscientes de la precaria situacin de
otros bloques donde no hubo consulta previa; pero sus respuestas pretenden
ser distintas en su propio territorio, porque esperan que cambien tambin
las actitudes de las petroleras y del mismo Estado (ver propuestas) y demandan, para ello, el reconocimiento y el apoyo de la sociedad civil, adems del
Estado y de las compaas. El pasado no tiene que volver a repetirse.
Por otra parte, los pronunciamientos de las comunidades expresan un
sentido identitario, hecho de significados compartidos (respeto de las reas
sensibles de las comunidades, participacin en el proceso de desarrollo, tecnologas limpias, fondo de compensaciones, indemnizaciones justas), que es
posible articular en torno a tres factores fundamentales: la tradicin (permanente referencia a su condicin de pueblos kichwas del Napo, respeto de la
naturaleza y la cultura y reconocimiento de las formas organizativas locales);
la validacin de los actuales liderazgos (representantes de federaciones y parroquias), en proceso de ser luego complementados por formas ms carismticas y, a la vez, funcionales de liderazgo en el marco del futuro fondo de
compensaciones, y la aspiracin a que esta legitimidad sea refrendada por el
Estado para poder viabilizar un proceso de desarrollo con la participacin y
control comunitario (cf. Fontaine, 2003: 167-168). En un contexto societal caracterizado por un creciente cambio cultural y vinculacin con el mercado, como el de los Napo-kichwas, existen precisos intereses y necesidades
de carcter socioeconmico, que se han manifestado permanentemente en
las reivindicaciones expresadas durante la consulta previa; sin embargo, al
mismo tiempo, existen demandas relacionadas con la necesidad de salvaguardar el patrimonio cultural y ecolgico (las reas sensibles de las comunidades). En este sentido, es importante sealar que los grupos que se han
pronunciado por el s condicionado al petrleo, actan al mismo tiempo en
defensa de su biodiversidad y de sus tradiciones, en un equilibrio difcil, cuyo balance est todava en proceso y que debe ser apoyado desde afuera del
espacio comunitario. Estos pronunciamientos, mucho ms desagregados en
las propuestas de cada comunidad, expresan globalmente la voluntad de via-
224
Xavier Izko
bilizar un desarrollo sostenible petrolero con participacin directa de las comunidades.
Sin embargo, los significados identitarios que acarrean son parcialmente cambiantes e intercambiables. Por un lado, no se trata de cristalizaciones
identitarias inmutables, definidas de antemano, de manera que las lgicas
culturales prevalezcan siempre sobre lgicas basadas en intereses o necesidades, o viceversa. La puesta en evidencia de un determinado inters o
necesidad, como las propuestas de desarrollo local, encierran al mismo
tiempo una lgica cultural (el control del proceso de desarrollo, el respeto
de una naturaleza culturizada) y viceversa: las lgicas culturales se manifiestan inevitablemente a travs de determinados intereses o necesidades, aunque no siempre se trata de algo inmediatamente discernible. No todo se reduce a una pura racionalidad instrumental, pero tampoco existen significados identitarios atemporales y abstractos.
Por otro lado, no se trata de lgicas culturalmente irreductibles y antagnicas, defendidas a veces desde las visiones tcticas o ingenuas de algunos
socio-ambientalistas para justificar sus plataformas de accin. Existen a menudo intereses compartidos entre distintos tipos de actores (indgenas, Estado, empresas, ambientalistas); lo que cambia es la importancia relativa de
esos intereses y valores en sus respectivas lgicas de accin (Fontaine, 2003:
30), que es necesario manejar y equilibrar constantemente a lo largo de la
interaccin mutua, teniendo en cuenta que la convergencia parcial de intereses es la condicin importante para disminuir los riesgos de conflicto y alcanzar consensos, como hemos afirmado anteriormente35.
Finalmente, las identidades suelen conjugar el intercambio lateral de significados entre los distintos significados en juego con su activacin diferenciada a lo largo del tiempo. Como sucede en el campo del desarrollo sostenible
35
Sin embargo, conviene tener en cuenta que los valores y las posiciones basadas en fundamentos de
naturaleza tica son a menudo frgiles en el universo comunitario; en realidad, al contrario de posiciones intracomunitarias que promueven todava determinados valores culturales tradicionales,
no puede decirse que exista una tica relacional estable en las relaciones con la sociedad mayor:
en cierta manera, estas relaciones cambiantes se han nutrido del coyunturalismo a menudo atroz
al que las comunidades se han visto sometidas a lo largo de su historia y expresan, por tanto, el
mismo grado de manipulacin potencial previamente experimentado, pero tambin la ausencia de
paradigmas definidos de relacionamiento intercultural. Se trata, en el fondo, de una curiosa alquimia social, que transmuta relaciones con conceptos y hace prevalecer las ms apropiadas en cada
circunstancia, aunque intentando mantener una coherencia bsica con las posiciones asumidas por
la colectividad.
La consulta previa petrolera
225
(Izko, 2003a), tambin las comunidades indgenas han aprendido a activar de
manera selectiva los componentes relacionales de su identidad, considerando
los distintos contextos socio-ambientales y estableciendo vinculaciones apropiadas entre todos ellos (tradiciones, acceso y uso de los recursos, sistemas de
representacin, etc.). De esta forma, las alternativas identitarias disponibles
son utilizadas de manera sinrgica y procesual: en un momento dado, la alternativa 1 puede ser mejor que la alternativa 2; pero la alternativa 2 puede
ser activada ms adelante, cuando existan condiciones apropiadas, dando lugar a una suerte de complementariedad diacrnica entre ellas a lo largo del
tiempo. Muchas visiones planas y mecnicas de las relaciones sociales tienen
su origen en la falta de entendimiento apropiado de esta suerte de alquimia
social que trasmuta parcialmente espacios y tiempos, y que exige conocer tanto los cdigos cultural-relacionales como sus contextos de utilizacin.
Queremos concluir nuestro anlisis con unas breves reflexiones sobre el
rol del Estado. En el marco de la consulta previa, el Estado ha ejercido su
rol de prestar apoyo logstico y financiero a los procesos de participacin local. Por otra parte, al tiempo que aplica una ley y un reglamento (que tuvo
que ser completado desde el proceso mismo de consulta, previo consenso
con las comunidades), el Estado comienza a erigirse en mediador y a institucionalizar la aplicacin de una prctica que ha tenido como resultado global la afirmacin de los derechos colectivos de los pueblos indgenas locales.
Las exigencias de participacin y desarrollo incorporadas en estos derechos
sealan precisamente en la direccin de esa necesaria buena gobernabilidad, que interpela la capacidad del Estado para promover nueva prcticas
socio-ambientales (Fontaine, 2003: 248, 491, 495-96).
Un gran reto pendiente es dar continuidad a este proceso. Si la orientacin estructural de las empresas es la maximizacin de las ganancias, stas
solo tendern a aceptar nuevas responsabilidades cuando el Estado asuma su
rol de vigilar por el cumplimiento de la normativa socio-ambiental (incluyendo una adecuada complementacin de la actual), aunque tambin se debe intentar la ampliacin o redefinicin de las actuales visiones corporativas, sobre todo las relativas al relacionamiento comunitario y al apoyo al desarrollo local, por conveniencia de las propias empresas. En el caso de los
bloques 20 y 29, la vigilancia del Estado exige tambin incluir en las nuevas bases de licitacin las propuestas de las comunidades y hacerlas aceptar
por parte de las empresas.
Xavier Izko
226
El reto de promover una nueva gobernabilidad est relacionado con la
capacidad del Estado de responder a las nuevas demandas de los actores locales (en particular los pueblos indgenas), lo que exige redefinir el espacio
de relacionamiento con las empresas, y articular de manera ms coherente y
solidaria economa y sociedad. En esta direccin, el Estado deber utilizar
su poder de mediacin para promover alianzas y administrar relaciones, definiendo claramente la responsabilidad socio-ambiental de las empresas y
dando seguimiento al proceso de aplicacin de los acuerdos. Solo as se pondrn las bases de un nuevo modelo de desarrollo que lograr evitar futuros
conflictos36.
Conclusiones
Ha sido la primera vez que se lleva a cabo en el pas un proceso de esta naturaleza, centrado en una temtica cuya naturaleza dificultaba una toma de
posicin equilibrada.
Sin embargo, a pesar de su tremenda complejidad organizativa y de haber tenido lugar en un momento incierto, el proceso de consulta previa ha
estado dotado de la mayor legitimidad:
-
36
Se ha contado con el previo aval de todas las organizaciones del rea antes de iniciar el proceso.
Ha existido una activa involucracin de todos los niveles de las organizaciones en los talleres de capacitacin, con un alto porcentaje de participacin.
La mayora de los participantes ha manifestado que constituye un hecho sin precedentes para la regin haber sido tomada en cuenta por primera vez para ser capacitados y consultados.
Ante todos los participantes fueron expuestos tanto los riesgos como beneficios del petrleo y conocieron la posibilidad de optar por el s o el
Los espacios dejados por el Estado han sido ocupados por las empresas y, en algunos casos, por las
ONG y las organizaciones ecologistas. Las primeras han aprovechado los vacos del Estado para intentar imponer sus propias condiciones; las segundas, no poseen la legitimidad necesaria para el
tratamiento democrtico de los conflictos socio-ambientales y su propensin a erigirse en mediadores ventrlocuos presenta un obstculo a la institucionalizacin de los conflictos socio-ambientales (cf. Fontaine, 2003: 478).
La consulta previa petrolera
227
no al ingreso de la actividad petrolera en la zona, a travs de los talleres
de metodologa de consulta (2002), la capacitacin impartida en talleres regionales y locales (2003) y la informacin difundida por radio y
folletos (2003).
La mayora de las comunidades ha emitido pronunciamientos vlidos.
El proceso ha sido validado por las asambleas intercomunales, y por el
comit de presidentes de federaciones y juntas parroquiales.
Los resultados de la consulta han sido aprobados formalmente por el
Estado (12/2003).
Por otra parte, es necesario subrayar que, a raz del proceso de consulta, todas las federaciones y juntas parroquiales han convergido por primera vez
en la historia de la regin, y han puesto los cimientos de una fructfera colaboracin futura en el marco del comit de la nacionalidad kichwa del rea
de los bloques. Las comunidades mestizas tambin estn invitadas a participar a travs de sus respectivas parroquias.
Con todo, quedan por ser absueltos una serie de retos inmediatos importantes para las organizaciones y para el mismo Estado. Estos retos se relacionan, por un lado, con la ampliacin (en intensidad y cobertura) de la
capacitacin y el fortalecimiento organizativo, considerando los enormes
pasivos socio-ambientales preexistentes. De hecho, la primera condicin para una apropiada resolucin de los conflictos en el marco de la cooperacin,
la reciprocidad y el intercambio, es la existencia de sujetos con capacidades
paritarias de interlocucin, a fin de que no existan desequilibrios substanciales en las relaciones de fuerza.
Por otro lado, existen retos fundamentales relacionados con el cumplimiento de las demandas indgenas (debidamente incorporadas en la base de
la licitacin y de los contratos) y con la continuacin misma del proceso.
Solo as podr mantenerse y reforzarse la incipiente unidad, fortalecindose
la capacidad de las instituciones locales para apoyar a sus bases en un momento decisivo para el futuro de la regin, incorporando apropiadamente a
la minora que se ha pronunciado contra el petrleo.
En adelante, no est ya en cuestin la toma de posiciones a favor o en
contra del petrleo en el rea de los bloques, sino la convocatoria de todos
los sectores del Estado y la sociedad civil para hacer posible un proceso petrolero con plena participacin de las comunidades locales, que minimice
228
Xavier Izko
los riesgos socio-ambientales, que incorpore procedimientos participativos y
de vigilancia social en todas sus etapas, que respete las reas sensibles de
las comunidades (hechas de naturaleza y cultura), y que contribuya eficazmente a una mejor distribucin del ingreso, susceptible de dinamizar el desarrollo de los pueblos indgenas de la regin.
Como recuerda Garca Canclini (2001:36), en un mundo crecientemente globalizado, una de las mejores maneras de encarar los riesgos es dejarse interpelar despiadadamente por la descarnada realidad macro-social,
que pone al descubierto las tendencias de la globalizacin; pero fijando agudamente la mirada, al mismo tiempo, en procesos socio-culturales especficos (en su estructura objetiva y en los imaginarios de sus actores), para intentar captar la manera como sujetos individuales y colectivos representan
su lugar y sus posibilidades de accin en dichos procesos, ms all de la simple oposicin. De hecho, estudios de caso como los desarrollados por Fontaine (2003:476) demuestran que, ms all de la reivindicacin territorial o
identitaria, la etnicidad puede convertirse en soporte y referente de una crtica a la modernidad, desde el abstencionismo (como en el caso de los uwa)
hasta la demanda de participacin (kichwas de Pastaza bloque 10) y de reivindicacin del control de un proceso petrolero ms sostenible, formulando alianzas estratgicas de geometra variable para convertirse en sujetos de
desarrollo.
Con la realizacin de la consulta previa existen condiciones para dar una
vuelta de pgina a las tradicionales prcticas petroleras, estatales y ecologistas, e inaugurar una nueva etapa que podra tener importantes consecuencias para la regin y para el pas.
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
Guillaume Fontaine, coordinador
Petrleo y desarrollo sostenible
en Ecuador
2. Las apuestas
De la presente edicin:
FLACSO, Sede Ecuador
Pez N19-26 y Patria,
Quito Ecuador
Telf.: (593-2-) 2232030
Fax: (593-2) 2566139
www.flacso.org.ec
ISBN: 9978-67-090-4
Coordinacin editorial: Alicia Torres
Cuidado de la edicin: Paulina Torres
Diseo de portada e interiores: Antonio Mena
Imprenta: RISPERGRAF
Quito, Ecuador, 2004
1. edicin: octubre, 2004
ndice
Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Introduccin
Petrleo y desarrollo sostenible en la Amazona:
apuestas para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Guillaume Fontaine
11
Captulo I
Apuestas del caso Texaco
Los pasivos de la industria petrolera
A propsito del juicio a la Texaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Fander Falcon Bentez
27
El juicio a Chevron Texaco
Las apuestas para el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Yanza
37
Petrleo y medio ambiente en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ramiro Gordillo
45
Captulo 2
Apuestas de la poltica petrolera
Contratacin petrolera ecuatoriana 1972-2003 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Luis Alberto Aruz
57
Importancia del petrleo en el Ecuador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jos Gordillo Montalvo
67
Metodologas de relacionamiento comunitario no ortodoxas:
anlisis poltico para abordarlas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ivn Narvez
75
El papel del Ecorae en la regin amaznica ecuatoriana
Un ejemplo de crisis de gobernabilidad democrtica en el Ecuador . . . . . . . . . .
Karen Andrade
91
Captulo 3
Apuestas de los derechos territoriales
Propiedad de la tierra y riqueza del subsuelo
Un rezago colonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Edmundo Guerra
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras . . . . . . . . . . . . . . . . .
Csar Andy
Avances en el tema del derecho territorial indgena
en el mbito internacional y especficamente en la
Organizacin de las Naciones Unidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Alexis Tiouka
Derechos territoriales frente a las actividades petroleras:
un reto para la gobernabilidad democrtica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Liliy La Torre Lpez
Situacin de los derechos territoriales indgenas
en la Amazona venezolana en el contexto de la
gobernabilidad democrtica actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vladimir Aguilar Castro
El problema de la titulacin de tierras en Pastaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bolvar Beltrn
Para entender el conflicto entre Sarayacu, Estado y
empresas operadoras del bloque 23 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vctor Lpez A.
109
121
127
135
145
149
153
Captulo 4
Apuestas de la consulta previa
Pronunciamiento sobre la consulta previa en los bloques 20 y 29 . . . . . . . . . .
Frente de comunidades kiwchas de Rukullacta,
Asociacin Kallari, RICANCIE, REKOCA y cantn Archidona
173
La consulta previa petrolera - Bloques 20 y 29 de la Amazona
ecuatoriana: entre el desafo y la nostalgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Xavier Izko
187
Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
231
Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
239
Presentacin de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
280
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Anexos
Anexo 1
Los pasivos de la industria petrolera1
Grfico1
Petrleo para pagar deuda externa
Fuente: Banco Central del Ecuador. Informacin Estadstica Mensual No. 1824.
Grfico 2
Extraccin petrolera
Fuente: Banco Central del Ecuador. Informacin Estadstica Mensual No. 1824.
1
Elaborado por Fander Falcon.
Anexo 2
Cronologa del caso Texaco2
1964
1967
08/1973
12/1976
1991
06/1991
04/1992
Acuerdo de concesin firmado entre el consorcio Texaco-Gulf y
la Junta Militar.
El consorcio Texaco-Gulf anuncia el descubrimiento de importantes reservas en la regin amaznica.
Acuerdo firmado entre el gobierno y el consorcio, mediante el
cual el consorcio pierde la mayor parte de la concesin pero
conservar el control hasta 1992; CEPE entra en el consorcio
en un 25% a un precio evaluado a 65 millones de dlares.
Nuevo acuerdo entre el gobierno y Texaco-Gulf, segn el cual
CEPE toma control de Gulf y se vuelve principal accionista del
consorcio, con el 62,5%; no obstante, Texaco sigue operando el
bloque.
Publicacin en ingls del libro de J. Kimerling, Amazon Crude,
sobre los impactos ambientales de la era Texaco.
Accin Ecolgica organiza la primera ocupacin de las oficinas
de Texaco en Quito y un boicot de los productos de la empresa.
El gobierno de R. Borja firma un contrato con la empresa canadiense HPT-Agra, para la realizacin de una auditoria ambiental de las actividades de Texaco.
Elaboracin: Guillaume Fontaine.
244
1993
11/1993
12/1993
1994
01/1994
04/1994
06/1994
12/1994
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03/1995
05/1995
HBT-Agra entrega un informe preliminar, que el presidente
Durn Balln se rehsa a publicitar; poco despus, el Congreso
consigue una copia del informe y lo hace analizar por expertas
ecologistas; stas denuncian varios defectos de procedimiento
que invalidan parte el informe.
En nombre de 30.000 personas, Mara Aguinda y 75 residentes
de la Amazona ecuatoriana presentan una demanda contra Texaco ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York, bajo la figura
de accin de clase; defendidos por Cristbal Bonfaz, de la firma Kohn, Nast & Graf (especializada en este tipo de acciones).
Texaco pide el envo de la demanda con motivo de foro no
conveniente.
Primer informe sobre los impactos a la salud de la era Texaco,
por Chris Joshnick y el Centro de Derechos Econmicos y Sociales.
Lanzamiento de la 7 ronda de licitaciones de bloques petrolferos por el gobierno; auge de la campaa Amazona por la Vida encabezada por Accin Ecolgica.
El juez Broderick, a cargo del caso Texaco pide un complemento de informacin a la empresa.
Creacin del Frente de Defensa de la Amazona, con el comit
de demandantes contra Texaco y la Coordinadora de organizaciones populares del Nororiente.
El ministro de Energa y Minas admite pblicamente que el informe de HBT-Agra no cumple con las exigencias y que Texaco
tendr que pagar los daos; caso contrario, podra ser demandada por el gobierno ecuatoriano.
En nombre de 25.000 residentes de la Amazona peruana, una
demanda es presentada por Gabriel Ashanga Jota contra Texaco, que se sumar con la demanda Aguinda.
Segundo informe sobre los impactos a la salud de la era Texaco,
publicado por el Dr. Miguel San Sebastin.
Defuncin del juez Broderick; se confiar a varios jueces interinos antes de nombrar al juez Rakoff.
Firma de un contrato entre el ministerio de Energa y Minas,
Petroecuador y Texaco, para la remediacin del rea operada
Anexos
1996
01/1996
06/1996
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04/1997
08/1997
09/1997
09/1998
245
por Texaco; el programa se lleva a cabo con los municipios de
Nueva Loja, Shushufindi, Joya de los Sachas y Francisco de
Orellana, as como el Consejo Provincial de Sucumbos.
Un acuerdo es firmado entre Texaco y las organizaciones kichwas FCUNAE y FOISE, para la realizacin de obras de compensacin social financiadas por la empresa.
El gobierno de A. Bucaram acepta la idea de ser citado en el juicio, pero se rehsa a levantar la inmunidad diplomtica para
someterse a la jurisdiccin de la corte de Nueva York; el juez
Rakoff pide aclaracin de la postura del gobierno ecuatoriano.
Texaco pide de nuevo que la demanda Aguinda sea anulada.
El embajador del Ecuador en Estados Unidos formula el rechazo del gobierno a ser citado en el caso Texaco.
Creacin de una red de monitoreo ambiental en la regin norte de la Amazona; funcion 2-3 aos antes de divisiones entre
las organizaciones miembros.
El juez Rakoff, a cargo del expediente, acepta la peticin de Texaco de desechar el juicio, citando a un juicio anterior enunciado por la Corte Suprema de Houston (Texas). Una primera accin de clase se haba intentado contra Texaco ante esta corte,
a nombre de Gabriel Sequihual. Pero el juez Black, a cargo de
este expediente, haba devuelto el caso ante las cortes ecuatorianas, a causa de forum no conveniente y de comit internacional, sin pedir mayor informacin.
Tras el bucaramato, el gobierno de Fabin Alarcn firma una
carta en la cual considera que el juicio no atenta contra la soberana nacional y protege los intereses de los ciudadanos ecuatorianos; no obstante, se rehsa a involucrarse en el caso; los demandantes piden recalificacin de la demanda Aguinda.
El juez Rakoff niega la mocin de los demandantes de reconsiderar el caso y anula la demanda Jota.
Los abogados apelan esta decisin ante la Corte de Apelacin
del Segundo Distrito de Nueva York
Firma del Acta final que libera a Texaco de toda obligacin en
el Ecuador, tras un programa de remediacin muy criticado por
su alcance limitado y falta de transparencia.
246
10/1998
1999
09/1999
01/2000
07/2000
10/2001
08/2002
05/2003
10/2003
La Corte del Segundo Circuito del Distrito Sur de Nueva York
pide reconsiderar la decisin del juez Rakoff y manda el caso
ante el Distrito Federal; la Corte de Apelacin confirma que la
intervencin de la Repblica del Ecuador no es indispensable,
ni requerida para que el expediente siga su curso.
Texaco es condenada por una corte estadounidense a pagar
176,1 millones de dlares por discriminacin racial.
Carta de Texaco al presidente del FDA en la cual se evoca por
primera vez la posibilidad de un arreglo extra judicial.
El juez Rakoff pide un nuevo suplemento de informacin en el
caso, para determinar si la jurisdiccin ecuatoriana no es mejor
calificada para el juicio.
Texaco ofrece 20 millones de dlares ms el pago de los honorarios de los abogados para solucionar el conflicto; los demandantes rechazan la oferta.
Adquisicin oficial de Texaco por la empresa estadounidense
Chevron.
La Corte de Apelacin confirma la decisin de juez Rakoff de
mandar el caso Texaco ante los tribunales ecuatorianos.
La demanda contra Chevron-Texaco es aceptada por el juez del
tribunal de Lago Agrio, bajo el nombre de Humberto Piyaguaje.
Audiencia de conciliacin en Lago Agrio. Durante 6 das el juez
escucha las declaraciones de las partes. Se pide adems 128 inspecciones judiciales en el rea operado anteriormente por Texaco. Se estima que el plazo para realizar estas inspecciones ser de
un ao y medio a dos aos.
Anexo 3
Intervencin del Secretario general del Ecorae
en el X Foro Socio Ambiental de FLACSO
Los megaproyectos y la (re) construccin de la RAE
como espacio de gobernabilidad democrtica.
Modelo de gestin institucional.
Alex Hurtado
Visin
El Ecorae es un organismo lder, transparente y participativo que promueve
el desarrollo humano sustentable con identidad amaznica, fortaleciendo la
integracin de la regin al pas y a la cuenca, en un marco competitivo y
descentralizado.
Misin
Disear y ejecutar una estrategia consensuada con los actores locales, nacionales e internacionales, que permita el desarrollo humano sustentable de la
regin basada en un sistema de planificacin, evaluacin y rendicin de
cuentas.
Polticas institucionales
Consolidar zonas de desarrollo que presenten oportunidades y condiciones inmediatas para potencializar los factores de desarrollo sostenible en
la regin.
248
Alex Hurtado
Estimular la capacidad emprendedora de los diferentes actores y fomentar la incubacin de empresas de diferente tamao y fortalecer las empresas existentes, para el uso sustentable de los recursos de la regin.
Promover y fomentar la conformacin de empresas de economa mixta
con socios estratgicos regionales, nacionales e internacionales.
Apoyar a las iniciativas de las organizaciones sociales y complementar esfuerzos para la ejecucin de proyectos prioritarios de los gobiernos seccionales, especialmente en el rea rural.
Modalidades de la inversin institucional
Megaproyectos: Lneas estratgicas de accin que orientan la definicin
de polticas regionales y establecen programas y proyectos.
Macroproyectos: Inversiones productivas reembolsables en los que el
Ecorae tendr participacin accionaria.
Microproyectos: iniciativas de las diferentes organizaciones sociales de la
regin, orientadas a promover el desarrollo humano sustentable bajo un
sistema de co-financiamiento.
Lneas de accin
Transporte intermodal: Promover una estrategia de integracin de las redes fluvial, terrestre y area en la regin y cuenca amaznica para el fomento del comercio interregional, intraregional e internacional.
Turismo sustentable: identificar la demanda para promocionar los destinos tursticos en la regin.
Agroindustria y desarrollo agropecuario-forestal: propender a mejorar la
productividad y comercializacin de los productos agrcolas.
Saneamiento bsico: coordinar con los gobiernos locales la implantacin
de una estrategia integral de manejo de desechos slidos, lquidos y provisin de agua segura en la regin.
Conectividad: intercomunicar a los actores de la Amazona para una amplia participacin en la toma de decisiones.
Biodiversidad: generar capacidades para conservacin, conocimiento y
Anexos
249
uso de la biodiversidad en la Amazona.
Cogeneracin: Incorporar la energa a los procesos productivos y sociales para mejorar la calidad de vida.
Ordenamiento territorial: propiciar el uso adecuado del territorio de
acuerdo a sus caractersticas biofsicas homogneas.
Unidades municipales de desarrollo sustentable UMDS: fortalecer la
capacidad de gestin local de los gobiernos municipales.
Descentralizacin: apoyar el funcionamiento descentralizado del sector
pblico en la regin.
Dilogo petrolero: propender a que parte de la renta de la explotacin
petrolera se reinvierta en la regin.
Desarrollo del capital humano: extender la oferta educativa y mejorar la
calidad de la educacin en la regin.
Desarrollo de capacidades para conservacin y uso de la biodiversidad:
Objetivo:
Fomentar la conservacin y uso de la biodiversidad como factor de desarrollo sostenible; privilegiando el desarrollo de capacidades en gobiernos y comunidades locales.
Apoyar a los gobiernos y comunidades locales en el desarrollo de capacidades de gestin y planificacin sobre conservacin y uso de biodiversidad.
Divulgar conocimientos sobre conservacin y uso de la biodiversidad.
Fomentar la relacin entre gobiernos y comunidades locales en proyectos de biodiversidad.
Apoyar a los gobiernos y comunidades, en el desarrollo de iniciativas
econmicas o la gestin productiva de la biodiversidad.
Aplicar tecnologas apropiadas, fomentar el uso de energas renovables y
desarrollar capacidades para su gestin; garantizar conectividad y transparencia de la informacin sobre biodiversidad amaznica.
250
Alex Hurtado
Cobertura de servicios 1999 - 2003
Agua potable urbana:
Cobertura con conexin = 73.0 - 54.1%
Calidad del servicio = 51% es deficiente
Alcantarillado:
Cobertura con conexin = 61.0 - 34.9%
Calidad del servicio = 74% es deficiente
Agua potable rural:
Cobertura con tubera = 20.0 - 28.8%
Lineamientos estratgicos - objetivos
Propuesta de desarrollo sustentable:
Objetivo:
Fortalecer el desarrollo empresarial , para generar un flujo sostenido de la
demanda turstica, mediante el diseo de productos tursticos que consideren valor agregado en el aprovechamiento de la biodiversidad y las culturas
ancestrales
Polticas:
Desarrollar 8 destinos y 2 corredores tursticos competitivos, en base a
clusters, considerando la generacin de alianzas estratgicas productivas,
con lo agropecuario y artesanal; con la cultura local ancestral y con la
conservacin de ecosistemas, que generen valor agregado en los productos tursticos.
Conformar empresas de economa mixta para desarrollar los proyectos
estratgicos.
Generar incentivos para motivar el marketing de los destinos y corredores tursticos.
Generar incentivos para desarrollar tecnologa e investigacin.
Prestar asistencia tcnica a la mediana y pequea empresa turstica para
que desarrolle productos tursticos aptos a las necesidades cambiantes de
los turistas nacionales e internacionales.
Certificar el recurso humano para lograra la calidad en la prestacin de
servicios.
Anexos
251
Estrategia:
Vincular la demanda internacional del destino Galpagos, a los nuevos
destinos (Nuevo Rocafuerte, nacionalidades indgenas y Loja- Zamora),
mediante rutas areas.
Vincular la demanda nacional e internacional de los destinos de las regiones Andes (Quito, Baos, Cuenca) y Pacfico (Guayaquil y Manta) a
los destinos del eje amaznico andino, con productos especializados.
Promover en el empresario la necesidad de cambio, en el uso de la informacin y de la tecnologa y de la inversin en el recurso humano.
Promocionar el uso del crdito para el mejoramiento de los servicios, la
promocin del destino, la promocin del negocio y la asistencia tcnica.
Instrumentos de gobernabilidad y transparencia institucional
Fideicomiso Ecorae (Eliminar discrecionalidad en el gasto).
Constitudo y presentado pblicamente en el website (ecorae.org.ec).
Actualmente en plena funcionalidad.
Programa de microproyectos de Ecorae.
Inversin.
Preinversin.
Programa para el Desarrollo Humano Sustentable GTZ-Ecorae.
Programa de Innovacin Tecnolgica INIAP-Ecorae.
Programa del Fondo Cafetalero MAG-Ecorae.
Sistema de fondos concursables (eficiencia en la asignacin de recursos)
Convocatoria y bases del concurso pblicas y de libre acceso.
Rigurosidad tcnica en la calificacin y priorizacin de la inversin con
criterios universales.
Gestin financiera terciarizada con capacidad de toma y rendicin de
cuentas en cualquier momento.
Proceso de adjudicacin de recursos sistematizado, gil y transparente.
Mecanismo que atrae el aporte de recursos de la cooperacin nacional e
internacional.
252
Alex Hurtado
Informacin sobre la inversin publicada en Internet (transparencia en la
gestin y veedura social)
Presupuesto de inversin.
Convenios y acuerdos.
Proyectos.
Productos.
Personal.
Gestin desconcentrada hacia las secretaras tcnicas provinciales (fortalecimiento de la gestin local)
6 oficinas provinciales con capacidades y competencias en:
Diseo, evaluacin y gestin de proyectos.
Asistencia tcnica (planificacin local).
Coordinacin.
Seguimiento y evaluacin de impacto.
Gestin local.
Veedura social de los actores locales.
La RAE como espacio de gobernabilidad democrtica
Rol del Ecorae:
Facilitador de iniciativas pblicas, privadas y comunitarias que generen
factores de gobernabilidad.
Articulador de iniciativas que agreguen valor, amplen cobertura, mejoren calidad e impacto de los proyectos.
Proveedor de capital semilla que permita promover inversiones pblicas,
privadas y comunitarias para el desarrollo sostenible.
Promotor de construccin y desarrollo de capital social y de la conservacin y el uso sustentable del capital natural.
Planificador de un desarrollo regional con identidad amaznica.
Potencializador de factores de desarrollo sostenible.
Dinamizador de formas de relacin equitativa entre la RAE y el conjun-
Anexos
253
to de la nacin ecuatoriana.
Generador de condiciones que promuevan ventajas comparativas y competitivas a nivel regional.
Promotor de iniciativas locales, regionales y globales que fortalezcan la
visin y dimensin de la cuenca amaznica.
Principales factores de gobernabilidad
Gobernabilidad ambiental.
Objetivos:
Adecuado equilibrio entre objetivos de conservacin y objetivos de desarrollo.
Desarrollar iniciativas locales y regionales sobre conservacin y uso sustentable de capital natural.
Desarrollo de capacidades de los gobiernos y comunidades locales que
permitan conservar con gente.
Impulso de iniciativas que promuevan la economa de la biodiversidad
fundamentada en el uso sustentable de sus recursos.
Incidir cualitativamente en las formas de relacin Estado-petroleras-comunidades, para superar la visin reactiva que compensa impactos socio-ambientales y definir una visin proactiva que asume compromisos
en pos del desarrollo sostenible.
Lograr niveles de sinergia y complementariedad entre las polticas ambientales-sociales-econmicas.
Gobernabilidad social
Objetivos:
Coadyuvar en las polticas de constitucin y desarrollo de capital social
en la RAE.
Fomentar la interrelacin entre capital social, capital natural y capital
econmico.
Consolidar los procesos de transferencias de competencias y desarrollar
capacidades que permitan ejercerlas.
Fortalecimiento de las secretarias tcnicas del Ecorae como instancias de
promocin de desarrollo sostenible en la RAE.
254
Alex Hurtado
Incidir en polticas pblicas, privadas y en organismos de cooperacin
para mejorar calidad y ampliar cobertura de los servicios bsicos y de infraestructura para el desarrollo de la RAE.
Garantizar que en los proyectos que se ejecutan en la RAE se incorporen
adecuadamente la dimensin tnica y de gnero.
Gobernabilidad econmica
Objetivos:
Impulsar el ordenamiento territorial para establecer potencialidades y
aprovechamiento ptimo.
Potenciar el capital humano y la innovacin tecnolgica.
Promover la generacin de valor agregado en los productos y servicios
que oferta la Amazona.
Diversificar la produccin para incrementar la productividad y mejorar
la seguridad alimentaria de los habitantes de la RAE.
Promover ventajas comparativas y competitivas a nivel regional.
Promover el desarrollo de iniciativas econmicas sobre uso sustentable
de capital natural.
El ser Amaznico
Tuve la suerte de compartir con los indgenas kichwas mis primeros aos.
Es por eso que tuve dificultad al entrar a la escuela pues, hablaba ms kichwa que espaol. Piguali, gran cacique indgena y chamn del Ahuano me
ense el valor del equilibrio en la selva.
Hoy la visin colonizadora que subsiste sobre la Amazona rompe y altera la armona de su origen. Nuestra regin y el ser amaznico no pueden
ser pensados desde un culto del pasado o desde la sola cosmovisin indgena, requerimos reconstruir una visin del presente y del futuro de la Amazona y de la Cuenca en medio del proceso de globalizacin que niega sus
identidades ambientales, econmicas y culturales.
Necesitamos que los habitantes de la regin recuperemos nuestra capacidad de ser amaznicos y que el Ecuador descubra como parte de su identidad a la regin amaznica.
El Ecorae propone que la causa de la Amazona sea un compromiso de
todos.
Anexo 4
Textos fundamentales que amparan
los derechos territoriales en Ecuador3
Constitucin poltica
Art.- 84.- El Estado reconocer y garantizar a los pueblos indgenas, de
conformidad con esta Constitucin y la ley, el respeto al orden pblico y a
los derechos humanos, los siguientes derechos colectivos:
No. 2.- Conservar la propiedad imprescriptible de las tierras comunitarias,
que sern inalienables, inembargables e indivisibles salvo la facultad del Estado para declarar su utilidad pblica. Estas tierras estarn exentas del pago
del impuesto predial.
No. 3.- Mantener la posesin ancestral de las tierras comunitarias y a obtener su adjudicacin gratuita conforme a la ley.
Convenio 169 de la OIT
Art.- 13.- 1.- Al aplicar las disposiciones de esta parte del Convenio, los gobiernos debern respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos interesados reviste su relacin con las tierras
o territorios, o con ambos, segn los casos, que ocupan o utilizan de alguna otra manera, y en particular, los aspectos colectivos de esa relacin.
3
Reseados por Bolvar Beltrn.
256
2.- La utilizacin del trmino tierrasen los artculos 15 y 16 deber incluir
el concepto de territorios, lo que cubre la totalidad del hbitat de las regiones
que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera.
Art. 14. 1.- Deber reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y de posesin sobre las tierras que tradicionalmente ocupan.
2.- Los gobiernos debern tomar las medidas que sean necesarias para determinar las tierras que los pueblos interesados ocupan tradicionalmente y
garantizar la proteccin efectiva de sus derechos de propiedad y posesin.
3.- Debern instituirse procedimientos adecuados en el marco del sistema
jurdico nacional para decidir las reivindicaciones de tierras formuladas por
los pueblos interesados.
La Ley de Desarrollo Agrario
Menciona entre las facultades del Instituto Nacional de Desarrollo AgrarioINDA:
Art.- 38.- LEGALIZACIN.- El Estado proteger las tierras del INDA
que se destinen al desarrollo de las poblaciones montubias, indgenas y
afroecuatorianas y las legalizar mediante adjudicacin en forma gratuita a las
comunidades o etnias que han estado en su posesin ancestral, bajo la condicin
que se respeten tradiciones, vida cultural y organizacin social propias, incorporando bajo responsabilidad del INDA, los elementos que coadyuven a
mejorar sistemas de produccin, potenciar las tecnologas ancestrales, lograr
la adquisicin de nuevas tecnologas, recuperar y diversificar las semillas y
desarrollar otros factores que permitan elevar sus niveles de vida. Los procedimientos, mtodos e instrumentos que se empleen deben preservar el sistema ecolgico.
Reglamento ley de desarrollo agrario
Art. 60.-Para la aplicacin del Art. 36 de la ley de desarrollo agrario y a peticin de los interesados, el Director Ejecutivo del INDA ordenar las indagaciones y la realizacin de los informes necesarios para determinar las reas
y organizacin social propia de las comunidades o etnias respectivas.
Anexo 5
Cronologa del conflicto en Sarayacu4
26/07/1996
10/09/1997
28/11/1997
Desde
1997
9/04/1999
Firma del contrato de participacin entre Petroecuador y
CGC / B23.
Convenio de Aporte entre C. P. de Pastaza y CGC por
$120.000/ dos aos, en cumplimiento a la clusula 5.1.27
del contrato con Petroecuador.
Presentacin del EIA a autoridades y representantes de las
comunidades en Puyo. Entre las recomendaciones de Walsh
se habla de Medidas para prevenir la integridad territorial
y recomienda establecer Acuerdos por comunidades en sus
unidades territoriales para apoyos y compensaciones de las
partes, as como la creacin de Junta regional de las comunidades incluidas en el bloque 23.
Relacionadores comunitarios de CGC inician trabajo para
llegar a acuerdos con las comunidades y organizaciones independientes de Pastaza en 1998. Condicionamiento de
OPIP y Sarayacu al inicio de cualquier dilogo sobre el B23,
hasta que se cumpla con los acuerdos firmados en relacin al
B10. La FINAE se opone desde un inicio al ingreso de las
operadoras del B23.
Se dicta el Acuerdo Ministerial No. 197, en el que el Ministro de Energa, Ren Ortiz, prorroga por un ao las activida-
258
04/2000
24/06/2000
01/12/2001
11/02/2002
06/03/2002
des de las empresas CGC y Arco, cuyas actividades se encuentran afectadas por las acciones de las organizaciones indgenas (Art. 2). Segn la prorroga, el tiempo que demande el retorno a la normalidad... no se computar a los plazos
(Art. 3).
Reunin entre gerente de CGC y la Asamblea General de Sarayaku, para ofrecer los $ 60.000 que ha venido manejando
el CPP, para autorizar trabajos en sus tierras, pero despus
de una larga discusin la Asamblea... no acepta y rechaza la
propuesta. Las mujeres de Sarayaku piden la salida de CGC.
Reunin entre Sarayaku-OPIP-CGC en Puyo, para informar
a la compaa que se decide no mantener ms el dilogo ni
ms la negociacin con CGC. Establecen que el principal
argumento es la falta de garantas y seguridad jurdica para la
vida de los pueblos kichwas de la cuenca del Bobonaza, especialmente el territorio de Sarayaku.
Cumbre de Pacayaku para la definicin de propuesta global
del pueblo kichwa sobre explotacin petrolera en Pastaza en
los bloques 10 y 23. Participan 300 delegados de OPIP, Fenakipa y Aiepra. Se exige la incorporacin de miembros de organizaciones y comunidades en equipos para Plan de manejo
ambiental; desarrollo comunitario planificado y consensuado;
servicios petroleros manejados por las organizaciones indgenas; pago de indemnizaciones por los impactos de la actividad
petrolera y financiamiento de un plan de desarrollo estratgico. Inicio de la campaa exploratoria en el 40% del bloque 23.
Asamblea de Sarayaku resuelve: Defender y mantener nuestra posicin de no permitir el ingreso de ninguna empresa en
la circunscripcin territorial de Sarayaku, con presencia del
gobernador de Pastaza, Comandante de Polica, Jefe de Brigada 16, presidente Confeniae y otras autoridades.
FENAKIPA, OPIP y AIEPRA anuncian la formacin del
Frente de la Unidad de la nacionalidad Kichwa de Pastaza
para elaborar una propuesta conjunta a CGC previo al inicio
Elaborado por Vctor Lpez.
Anexos
04/04/2002
07/07/2002
24/08/2002
20/11/2002
28/11/2002
259
de fase ssmica. Sin embargo, hay discrepancia por la intencin de constituir el territorio autnomo kichwa de Pastaza
(TAKIP), lo cual es rechazado por FENAKIPA, ya que supondra la desaparicin de organizaciones como sta.
Ruptura del dilogo entre Frente Kichwa-CGC, por maniobras de Daymi Services, subcontratista para relacionamiento
comunitario, por fragmentar a las organizaciones y amenazar
con el uso potencial de la fuerza pblica. Fenakipa y Aiepra
desisten, pero OPIP y sus asociaciones preparan acciones legales, a instancia de la demanda de Sarayaku.
Firma del Acuerdo general para la exploracin ssmica 2D
de la Compaa General de Combustibles, entre CGC, FENASH, AIEPRA, Asociacin Pacayaku, Asociacin de Canelos, Fenakipa, y las comunidades de Remolino (kichwa) y
Shaimi (achuar), y las supuestas comunidades independientes de Sarayaku
Cumbre de Sarayaku, en la que participan todas las asociaciones de la OPIP, excepto Pacayaku que decidi consultar
a socios- y decidieron apoyar la presentacin de la demanda
de recurso de amparo constitucional. Se declara en estado
de emergencia toda la circunscripcin territorial del pueblo
Kichwa de Pastaza.
La Asociacin Sarayaku presenta una queja ante la Defensora del pueblo del Ecuador, por la intromisin de CGC en
sus territorios, consiguindose el 28 de nov. 2002, la Declaracin Defensorial de Proteccin, resolucin segn la cual
todas las autoridades civiles y militares tienen el deber de respetar a los habitantes de Sarayaku, al estar protegidos constitucionalmente.
OPIP, en representacin de sus 11 asociaciones, presenta un
recurso de amparo constitucional ante la Corte Superior de
Justicia de Pastaza, en contra CGC y Daymi. El juez 1 de lo
Civil ordena el 29 nov/02, llevar a cabo una audiencia pblica con los demandados y que se suspenda cualquier accin
actual o inminente que afecte o amenace los derechos que
son materia de reclamo.
260
4-12/12/2002 Intromisin de CGG a territorio achuar, lo que provoca la
retencin de ocho trabajadores y la posterior negociacin con
el gobierno para su liberacin: Acuerdo de Intencin entre
Estado y FINAE-FICSH-FIPSE.
17/12/2002 CGC, violando todas las rdenes y acuerdos, irrumpe en territorios de Sarayaku, por lo que se retiene a 2 trabajadores
de Pacayaku.
Fin
12/2002
Se inicia el bloqueo del ro Bobonaza en Canelos y Pacayaku
para todo miembro de Sarayaku, mientras no acceda a firmar
un acuerdo con CGC. Declaratoria de emergencia territorial
en Sarayaku y campaa de resistencia Kapari.
6/01/2003
El Gerente de CGC define a Sarayaku como zona de explotacin, mientras el Gobernador declara haber ordenado la
presencia de Fuerzas Armadas y Polica para garantizar su trabajo.
11-13/01/2003 CGC apertura ms campamentos en territorio de Sarayaku,
por lo que se instalan 4 campos de paz y vida para detener
pacficamente a las cuadrillas. Se produce una disputa entre
trabajadores de CGC y el ejrcito y comuneros de Sarayaku,
por lo que el comandante de la Brigada 17 dispuso que 40
efectivos se desplacen para garantizar las operaciones petroleras en la zona de Villano, dentro del bloque 10... y en el
sector de Sarayaku... en el bloque 23
15/01/2003 Sarayaku denuncia que ...obreros de la compaa...han violado los Acuerdos de Sarayaku infiltrndose en nuestros territorios, abriendo campamentos por lo que la comunidad ha
procedido a expulsar a ms de 25 obreros pacficamente, por
la persistencia procedieron a detener a cinco miembros de la
fuerza de seguridad, con esto se confirma la presencia ilegal e
inconstitucional de grupos armados a favor de la Ca. CGCTexaco Chevron.
25/01/2003 Captura por parte del ejrcito de 4 comuneros en Wirakaspi;
vendados y atados de pies y manos fueron entregados a funcionarios de CGC, quienes los llevaron a Chontoa en heli-
Anexos
30/01/2003
2/02/2003
4/02/2003
4/03/2003
261
cptero, para someterlos a vejmenes, maltrato fsico, amenazas y torturas. Al ser entregados por guardias de CGC a la
Polica en Puyo, indicaron que estos son guerrilleros que no
dejan trabajar y pido que les maten.
Reunin con el presidente Gutirrez, los ministros de Energa y Minas y Gobierno, dirigentes de Sarayaku, OPIP y
CONAIE y sus asesores. El Ministro de Energa procura hacer de sta una instancia de mediacin y negociacin, por lo
que busca -sin xito- el ingreso de representantes de CGC.
Durante la reunin las autoridades explicitaron su punto de
vista, segn el cual todo se trata de un conflicto entre las comunidades que aceptan (mayora) y las que se oponen a la
explotacin petrolera, con lo cual deliberadamente asumen
como propia la tesis fabricada por la empresa CGC. Se
acuerda una visita a la comunidad para el 3 de febrero, as como la conformacin de una comisin jurdica para que elabore un informe legal sobre el contrato del bloque 23.
CGG, subcontratista para exploracin ssmica de CGC, confirma su retiro de las operaciones en el bloque 23.
Carta al gobernador de Pastaza del comit de coordinacin
Bloque 23 CGC (FENASH-P, FENAQUIPA-PACAYAKUAIEPRA y Shaimi), donde se manifiesta que luego de haber
realizado la consulta previa a pesar de que la ley no estaba
aprobada de consulta y participacin, basndose en la falta
de instrumento legal, unido a otros hechos como es el renunciamiento para la ampliacin de la frontera exploratoria en la
Amazona, se procedi a la firma de un convenio de cooperacin y financiamiento entre estas organizaciones y la CGC
($ 1 milln).
El presidente de la Asociacin de Compaas Petroleras (Ren Ortiz) realiza el anuncio de que el MEM concedi el permiso de fuerza mayor a las compaas CGC que opera el bloque 23 y Burlington el bloque 24, ante los problemas con las
comunidades de Sarayaku., tachando de delincuentes a
los dirigentes por sustraerse equipos, explosivos y armas de
los campos.
262
17/03/2003
03/2003
05/2003
5/05/2003
10/2003
10-11/2003
02/12/2003
05/12/2003
06/12/2003
CGC anuncia la suspensin temporal de actividades en el
bloque 23, por el conflicto con Sarayaku, pero advierte que
no dejar el bloque. La medida se sustenta en la declaratoria de fuerza mayor por 60 das que le otorgaron las autoridades del gobierno, en febrero. Se conoce que CGC y sus trabajadores plantearon juicios penales en contra de dirigentes
indgenas por plagio y robo.
Amnista Internacional lleva a cabo una campaa de denuncia del hostigamiento a dirigentes y reclamo ante el gobierno
de Gutirrez.
Visita de la Comisin de Derechos Humanos del Congreso
Nacional por pedido de OPIP, para investigar los hechos
ocurridos contra miembros de Sarayaku y definir sanciones
sobre las detenciones arbitrarias y el intento de violacin.
Resolucin la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el caso de tortura, intento de violacin y
persecucin a dirigentes, en la que otorga medidas cautelares
para proteccin del pueblo y territorio de Sarayaku, por parte del Estado ecuatoriano.
Audiencia en Washington, ante la CIDH, en la que el gobierno reconoce no haber implementado las medidas por lo
remoto del territorio, lo costoso del procedimiento y por sus
intereses extractivos en la zona.
Declaraciones de Gutirrez y Arboleda amenazando con usar
fuerza pblica o militarizar el territorio de Sarayaku en diciembre.
Llamamiento al ministro de Energa por parte de la Comisin de Asuntos indgenas del Congreso para que explique
una serie de declaraciones ofensivas y la situacin en Sarayaku.
Campaa de apoyo a Sarayaku y marcha de CONAIE y
ONG ambientalistas y derechos, universidades pidiendo el
levantamiento del bloqueo y puestos militares en el Bobonaza.
Agresin violenta a dirigentes de Sarayaku en Pacayaku y Canelos.
Anexos
01/2004
02/2004
04/2004
05/2004
263
Declaraciones del Ministro Arboleda, segn las cuales la
OEA no manda en el Ecuador.
Recusacin de los dirigentes y comuneros de Sarayaku y FINAE en los procesos legales iniciados por CGC, demostrando su inocencia.
El ejrcito incursiona en la frontera ecuatoriana-peruana sobre el ro Curaray en la zona de Yanayaku, provincia de Pastaza, en territorios kichwa de OPIP, argumentando haber
identificado un grupo armado irregular, presumiblemente
FARC.
El Congreso de la Confederacin de Nacionalidades Indgenas de la Amazona Ecuatoriana (CONFENIAE), decide retirar el apoyo al gobierno de Gutirrez, mantenido despus
de la ruptura de Pachakutik-Conanie con Sociedad Patritica un ao atrs. La militarizacin de territorios indgenas en
Pastaza brind a CONAIE el espacio necesario para pedir la
salida del presidente de CONFENIE, pero no fue suficiente,
consiguindose empero el cambio de poltica de la organizacin regional y su ruptura con el gobierno central.
Anexo 6
Metodologa para la realizacin
de la consulta previa en los bloques 20 y 29
Xavier Izko
Cronograma
De acuerdo con el Reglamento, el tiempo previsto para la realizacin de la
consulta era entre 60 y 90 das. Despus de haber elaborado y consensuado
con el Estado la metodologa de consulta (junio julio), el equipo de la
UPS inici las tareas de preparacin del proceso durante el mes de agosto
(organizacin de los equipos). Durante las 3 primeras semanas de septiembre de 2003 tuvieron lugar reuniones con las distintas federaciones y parroquias, con la finalidad de crear consensos y preparar el proceso de consulta.
Entre el 22 de septiembre y el 15 de diciembre (12 semanas adicionales) se
desarrollaron las actividades relacionadas con la capacitacin, la comunicacin, los pronunciamientos comunitarios, la notarizacin de las actas comunales e intercomunales y la elaboracin de propuestas.
Adicionalmente, cabe recordar que durante la realizacin del diagnstico y la elaboracin de la metodologa de consulta preliminar (2002), se llevaron a cabo 5 talleres subregionales sobre la consulta previa, en los que participaron delegados de las distintas comunidades y organizaciones, quienes
luego socializaron los contenidos en sus respectivas instituciones. Los informes de estos talleres recogen las percepciones de las comunidades sobre el
petrleo y plantean propuestas que orientaron el desarrollo posterior de la
consulta y la elaboracin de materiales de capacitacin.
En conjunto, las actividades relacionadas con la informacin y capacitacin directa a las comunidades sobre las implicaciones de la consulta pre-
266
Xavier Izko
via tomaron un tiempo superior a los 4 meses (120 das). Explicitamos a
continuacin el alcance de cada una de ellas.
Identificacin de las organizaciones interlocutoras
En cumplimiento del Convenio 169 de la OIT, los sujetos prioritarios de
la consulta han sido los pueblos indgenas originarios del lugar donde se
piensa llevar cabo procesos de explotacin de recursos no renovables como
el petrleo, adems de comunidades mixtas (indgenas y colonos). El resto
de la ciudadana (habitantes rurales no indgenas, ONG, habitantes urbanos) ha sido informado a travs de la permanente difusin realizada mediante programas radiales y la distribucin focalizada de material impreso.
Adicionalmente, fueron habilitadas dos oficinas de consulta (cuya apertura fue notificada por prensa y radio), donde podan consultar el material
disponible y dejar constancia escrita de sus criterios y pronunciamientos
sobre el petrleo, como seala el Reglamento de consulta. En este sentido,
la consulta ha sido realizada a toda la poblacin, pero mediante modalidades diferenciadas que priorizaban a los pueblos indgenas, conforme al
Convenio 169 de la OIT.
La primera exigencia de la consulta previa era que el pronunciamiento
de las comunidades fuera libre e informado. En otras palabras, deba existir
un proceso previo de informacin y capacitacin en el que se explicara el alcance de los derechos colectivos con relacin a la consulta previa, los riesgos
y oportunidades del proceso petrolero, los procedimientos de compensacin
e indemnizacin (en caso de ser viable el proceso), y las medidas de prevencin y mitigacin de los eventuales impactos socio-ambientales. Este conjunto de componentes se constituy en referente de la propuesta de capacitacin (ver ms adelante).
Sin embargo, el Convenio 169 y el Reglamento de consulta proponen
que los pueblos indgenas sean interpelados a travs de sus organizaciones
representativas. En este sentido, era fundamental proceder a la identificacin de las organizaciones indgenas del rea de los bloques, especificando
su nivel de representatividad y sus relaciones mutuas. Para ello, se elabor
una base de datos, sucesivamente revisada y ajustada con los representantes
de las comunidades, que permiti identificar 379 comunidades en el rea de
Anexos
267
los bloques, distribuidas entre nueve (9) federaciones y catorce (14) parroquias con poblacin dentro del rea; tambin fueron identificadas cinco (5)
organizaciones de segundo grado, adscritas a la federacin ms grande (Federacin de organizaciones y nacionalidades kichwas de Napo - FONAKIN).
De esta forma, se establecieron dos referentes bsicos de interlocucin5:
Federaciones indgenas para las comunidades federadas, incluyendo niveles crecientes de complejidad, como es el caso de las OSG.
Parroquias para las comunidades no federadas.
Un proceso de esta naturaleza deba permitir la participacin directa de la
mayora de la poblacin indgena en la toma de decisiones. Sin embargo, el
carcter electivo, representativo y delegado del sistema democrtico no suele garantizar suficientemente esta participacin (Albn, 2003).
En lugar de disear una metodologa que localizara la consulta en los
niveles superiores e intermedios de las organizaciones (dirigentes o presidentes de comunidades, en el mejor de los casos), se opt por una metodologa
ms compleja, que permitiera alcanzar tambin al mximo nmero de comunidades de base, de manera que la mayora estuviera lo suficientemente
informada como para poder pronunciarse a propsito del proceso petrolero. Si bien era una metodologa exigente, considerando las caractersticas del
proceso y el tiempo disponible, los resultados obtenidos avalan la decisin
adoptada. Por otra parte, se trataba de un proceso ya iniciado durante el
2002, a raz de la realizacin del diagnstico participativo y de la elaboracin de propuestas metodolgicas complementarias para la futura consulta
mediante talleres por subzonas (Ahuano, Santa Clara, San Pablo, Misahuall, 24 de Mayo).
En este marco, una vez identificadas las organizaciones locales, se decidi interpelar a cada uno de los niveles organizativos existentes, en una di5
Las organizaciones indgenas que tenan un carcter exclusivamente funcional sin base territorializada (productivo, ecoturstico, etc.) no fueron consideradas como interlocutores directos, en la
medida en que sus miembros pertenecieran simultneamente a una de las comunidades adscritas
a federaciones o parroquias, desde las que fueron convocados. Lo mismo sucedi con las organizaciones barriales de indgenas que estaban adscritos simultneamente a una comunidad.
268
Xavier Izko
nmica que ha permitido recorrer el camino de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba de las organizaciones:
Seleccin de facilitadores por parte de sus respectivas federaciones, OSG
o parroquias, para su capacitacin por parte del equipo de la UPS. De
hecho, el Reglamento de consulta aconseja la participacin de tcnicos
indgenas como facilitadores. En esta direccin, se deba proceder a la
especificacin del nmero de facilitadores por organizacin representativa, sobre una base de proporcionalidad que fue discutida y consensuada
con los presidentes de federaciones y parroquias.
Realizacin de talleres intercomunales de capacitacin de 2 a 3 das de
duracin (2.5 das en promedio), con delegados de cada comunidad.
Realizacin de talleres-asambleas comunales de un da en cada comunidad (informacin en la primera parte y toma de decisiones transcritas en
actas durante la segunda). Las comunidades, debidamente convocadas e
interpeladas por los dirigentes de los distintos niveles organizativos (federaciones y parroquias), constituyen el espacio que legitima todo el
proceso organizativo; en esta direccin, deban ser tambin el espacio
fundamental de pronunciamiento sobre el petrleo.
Realizacin de asambleas intercomunales de un da de duracin, como
instancia de validacin de las asambleas comunales y de la dinmica comunitaria.
Reuniones peridicas con presidentes de federaciones y parroquias para
acompaar y realimentar el proceso de consulta.
Informacin, capacitacin y pronunciamientos
Deba diferenciarse cuidadosamente los espacios de informacin y capacitacin de los espacios de pronunciamiento y toma de decisiones informada:
Adems del contenido informativo de la creacin de capacidades, la informacin fue proporcionada a travs de materiales impresos, videos y
cuas radiales, que sirvieron de soporte a la capacitacin y a la toma de
decisiones; la capacitacin fue impartida en talleres a distintos niveles:
Anexos
269
el nivel de mayor intensidad se dio con el equipo de 32 facilitadores
(11 das de talleres, ms 4 das adicionales de revisin y realimentacin constante del proceso desde la prctica);
el segundo, en 9 talleres intercomunales con alrededor de 400 delegados de la mayora de las comunidades (3 das de reuniones por taller, con un promedio de 45 participantes);
el tercero, en 337 talleres realizados en otras tantas comunidades (el
89% del total), que convocaron a ms de 9.000 personas (medio da
de informacin, acompaada por el presidente o delegado que asisti a los talleres intercomunales, ms el facilitador);
La toma de decisiones se dio en tres momentos:
durante la segunda parte de cada taller comunitario, transformado en
asamblea extraordinaria de la comunidad, sin la presencia de facilitadores (pronunciamiento de alrededor de 9.000 personas);
tambin cumplieron esa funcin las asambleas intercomunales, como
instancia de validacin del proceso de participacin comunitaria (participacin de 229 presidentes de comunidades);
finalmente, todo el proceso de participacin y consulta fue ratificado por
el comit de la nacionalidad kichwa de los bloques 20 y 29, que prolonga e institucionaliza las reuniones semanales de los presidentes de 9 federaciones y 14 juntas parroquiales (23 personas en promedio), encargados de dar seguimiento a la consulta.
De esta manera, se ha tratado de un proceso de aproximaciones sucesivas a
las organizaciones y comunidades, combinando distintos niveles de toma de
decisiones, en una dinmica de mutua realimentacin.
Aprobacin y revisin de las bases de datos de las organizaciones
y comunidades
Con anterioridad al inicio de las actividades, y como condicin para el arranque de las mismas conforme al Reglamento de consulta, el Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador Codenpe, en Oficio 105
270
Xavier Izko
SD del 25 de Agosto de 2003, certific la base de datos de las organizaciones
elaborada a raz del diagnstico realizado en el 2002 e integrada por 484, comunidades adscritas a distintas federaciones y parroquias. El Codenpe sugiri
algunos cambios en el caso de 8 comunidades que haban cambiado de jurisdiccin durante el tiempo transcurrido entre el diagnstico y la consulta.
Estas bases fueron revisadas posteriormente con los facilitadores delegados de las organizaciones y ajustadas en consecuencia. La base de datos final depurada est constituida por 379 comunidades. El proceso de ajuste
obedeca a las siguientes razones:
Faltaban nuevas comunidades de la provincia de Orellana (parroquias
Dahuano, Waticocha y vila Huiruno) y de otras federaciones no adscritas a la CONAIE, como AMA (Arajuno Pastaza).
En la base inicial estaban incluidas algunas organizaciones (8) conformadas exclusivamente por colonos, que no fueron consideradas sujetos
prioritarios de los talleres, previo consenso con las organizaciones indgenas, y que fueron interpelados mediante los procedimientos orientados al resto de la poblacin (informacin radial; visitas a las oficinas de
consulta habilitadas).
En Tena y Archidona estaban registradas organizaciones barriales o gremiales conformadas por indgenas que estaban ya adscritos a una determinada comunidad, por lo que se estaba duplicando la convocatoria.
Algunas organizaciones haban cambiado de nombre, se haban fundido
con otras o haban aparecido recientemente.
Una parte significativa de las organizaciones que haban sido registradas
en las parroquias Ahuano y Chontapunta pertenecan, en realidad, al
bloque 21, por lo que tenan que ser excluidas de las bases de datos; de
hecho, el 29.5% y el 98.6% del territorio de cada una de las parroquias,
respectivamente, estaba fuera de los bloques.
El proceso de diagnstico permiti identificar la existencia de federaciones
indgenas adicionales a la FONAKIN, adscrita a la CONAIE; estas federaciones eran ignoradas usualmente por el Estado y por la mayora de las instituciones de apoyo.
Anexos
271
Reuniones previas con las organizaciones para definir consensos
Como preparacin de la consulta, entre fines de agosto y fines de septiembre de 2003 se realizaron quince reuniones con representantes de las principales federaciones y parroquias del rea de los bloques, a fin de concordar
la factibilidad y modalidades de realizacin de la consulta. Se mantuvieron
reuniones a distintos niveles con directivos y presidentes de OSG, y asambleas ampliadas con miembros de las comunidades6. Los objetivos de las
reuniones y asambleas eran los siguientes: (i) explicar los antecedentes de la
consulta previa (diagnstico participativo y talleres comunitarios septiembre a diciembre de 2002), retomando los contactos desde la ltima reunin
de febrero de 2003 (devolucin de resultados de la consultora, realizada a
travs de la FONAKIN); (ii) revisar y completar la base de datos de las organizaciones; (iii) justificar las relaciones existentes entre la propuesta de
consulta previa y las conclusiones y recomendaciones del diagnstico participativo y de los talleres zonales (septiembre-diciembre de 2002); (iv) exponer y debatir la propuesta de consulta (informacin, capacitacin, asambleas
de pronunciamiento), y discutir tpicos relacionados con el Reglamento de
consulta; (v) solicitar los avales correspondientes para iniciar la organizacin
del proceso de consulta. Los presidentes de la CONFENIAE y del Parlamento Amaznico participaron tambin activamente en una reunin con
representantes de las organizaciones de segundo grado y presidentes de juntas parroquiales afines a la FONAKIN.
Tras estas reuniones y asambleas ampliadas, se cre consenso acerca de
la conveniencia de dar inicio al proceso de informacin, capacitacin y al
final del mismo de consulta formal, as como acerca de la metodologa y
los instrumentos necesarios para llevar a cabo dicho proceso (seleccin del
equipo de facilitadores, delegados directamente de las federaciones y juntas
6
Las reuniones mantenidas convocaron a los presidentes, directivos y miembros de base de las siguientes instituciones: federaciones y OSG indgenas de las tres provincias (Napo: FONAKIN,
adscrita a la CONFENIAE y la CONAIE; FOCIN, FAOICIN, FICEN y FEKAN, adscritas al
Gobierno de Federaciones y Organizaciones Kichwas del Napo-GOFOKIN y a la COIRA; Pastaza: ANKISC y ACIA, adscritas a la OPIP, la CONFENIAE y la CONAIE; AMA y Ayllu Pura, independientes; Orellana: FEPKIL, adscrita a la FONAKIN), y juntas parroquiales de la provincia
del Napo. En el caso de la FONAKIN, tambin tuvo lugar una reunin de consenso preliminar en
la asamblea extraordinaria de Mondayaku, con la participacin de ms de 300 personas de un gran
nmero de comunidades.
Xavier Izko
272
parroquiales; organizacin de talleres con representantes de las organizaciones y comunidades; realizacin de asambleas comunales e intercomunales).
Convocatoria a la consulta y apertura de las oficinas de consulta
Una vez alcanzados consensos bsicos acerca del inicio del proceso de consulta, se procedi a publicar la convocatoria en la prensa.
El Reglamento (Ttulo III, Cap. 1, Art. 23) prescribe:
la convocatoria deber hacerse mediante dos publicaciones en das consecutivos en dos peridicos de mayor circulacin nacional y, de ser posible,
en un peridico local de la circunscripcin territorial correspondiente al
rea a ser licitada, as como mediante cuas radiales en el rea correspondiente al bloque a licitarse y a travs de otros medios de comunicacin disponibles que aseguren una efectiva difusin de la convocatoria.
La convocatoria fue realizada en kichwa y castellano (El Comercio, El
Hoy y 18 radios) y contena la siguiente informacin:
a) Identificacin del bloque, denominacin del rea y ubicacin geogrfica.
b) Objeto de la consulta.
c) Mencin general de las fases de la actividad hidrocarburfera que se llevar a cabo.
d) Mencin general del marco regulatorio que rige el proceso de consulta
previa.
e) Cronograma y ubicacin del proceso de consulta, as como instrumentos de consulta a aplicar.
f ) Ubicacin de la oficina de consulta, perodo y horario de atencin. Las
oficinas de consulta, una por bloque, fueron localizadas en Ahuano
(bloque 20) y en Archidona (bloque 29).
Simultneamente, se procedi a habilitar dos oficinas de consulta, una por
bloque. La funcin de estas oficinas ha sido, como prescribe el Reglamento, informar a la ciudadana en general acera del alcance del proceso de con-
Anexos
273
sulta, colaborar en el proceso de organizacin de la consulta, recabar eventuales opiniones de la ciudadana en general y procesar los aspectos formales de los pronunciamientos de las organizaciones representativas de las comunidades indgenas.
Reuniones de organizacin y acompaamiento del proceso
Todo el proceso fue diseado y organizado conjuntamente con 23 representantes de las 9 federaciones y 14 juntas parroquiales participantes. Para este
fin, adems de las reuniones preparatorias, han sido mantenidas reuniones
permanentes en los siguientes escenarios:
- inauguracin de las oficinas de consulta;
- reuniones de supervisin del proceso de capacitacin (facilitadores y talleres intercomunales);
- reuniones semanales para programar, validar el proceso de consulta y
adoptar decisiones conjuntas. Adems de la organizacin y convocatoria
conjunta de los eventos, se revisaron y concordaron los instructivos para la realizacin de asambleas (comunales e intercomunales).
Tambin se emitieron distintos comunicados, entre ellos una carta de pronunciamiento colectivo del grupo, suscrita por todos los presidentes de federaciones y parroquias, para desautorizar los intentos de desinformacin y
desestabilizacin del proceso de consulta por parte de algunos grupos ecologistas.
Adicionalmente, se ha mantenido en Quito reuniones semanales al inicio y quincenales despus con Petroecuador y el Ministerio de Energa y Minas, para coordinar el inicio de la consulta e informar sobre el desarrollo del
proceso. De igual manera, se ha organizado y realizado 6 visitas a la zona en
distintos momentos del proceso, tanto con personeros de Petroecuador como del MEM, encargado oficial del seguimiento al proceso. A raz de la culminacin del proceso de consulta, se realiz tambin una visita de inspeccin
final al rea de los bloques por parte de funcionarios del Ministerio y de Petroecuador, y se procedi a clausurar formalmente las oficinas de consulta.
Adems de visitar las oficinas y conversar con el equipo de la UPS y con los
274
Xavier Izko
facilitadotes, los funcionarios participaron en la reunin semanal de presidentes de federaciones y juntas parroquiales (que cont con la presencia del
presidente del Parlamento Amaznico de la CONFENIAE), donde expusieron sus puntos de vista y respondieron a las preguntas de los participantes.
Monitoreo, evaluacin y seguimiento
Un elemento clave de la consulta fue la evaluacin y monitoreo permanentes, que ha permitido realimentar el proceso y hacer correcciones sobre la
marcha para obtener mejores resultados en cada uno de los eventos. Sus resultados son analizados ms adelante. Para realizar esta evaluacin se ha contado con varios instrumentos:
Formulario de evaluacin entregado a cada uno de los participantes luego de cada evento (con excepcin de los dos primeros talleres, que sirvieron para validar los instrumentos a ser utilizados).
Grupos focales y entrevistas colectivas con los facilitadores.
Entrevistas informales a los participantes.
Por encima del equipo de la UPS, el seguimiento del proceso estuvo en manos del grupo de presidentes de federaciones y parroquias. Adems de tareas
relacionadas con la programacin, sus funciones bsicas fueron revisar permanentemente los resultados que se iban alcanzando, para realimentarlos
desde el proceso mismo de ejecucin, y validar el proceso de consulta.
Tambin se prevea la intervencin de observadores externos. Adems
de funcionarios del Ministerio de Energa y Minas y de Petroecuador, el Reglamento posibilita la participacin de otras instancias del Estado (Ministerio del Ambiente, CODENPE), de las instituciones representativas de los
pueblos indgenas (CONFENIAE, CONAIE, etc.) y del CEDENMA, que
integra a la mayora de las organizaciones ambientalistas. Adems del CODENPE (quien aval las bases de datos y el arranque del proceso de consulta), participaron activamente representantes de la CONFENIAE, en particular, el presidente del Parlamento Amaznico, quien se integr en forma
semi-permanente a las reuniones del grupo de presidentes de federaciones y
parroquias.
Anexos
275
Finalmente, se elaboraron distintos organigramas y un cronograma del
proceso (talleres y asambleas), que ha ido siendo ajustado en funcin de la
evolucin real de los acontecimientos.
Comunicacin y capacitacin
Comunicacin
Durante el proceso de preparacin y ejecucin de la consulta, se elabor y
distribuy distintos materiales de comunicacin, que apoyaron permanentemente el proceso.
Los materiales elaborados y distribuidos han sido los siguientes:
3.000 cartillas de consulta, a colores (10 pginas en kichwa y otras 10 en
castellano), elaboradas y validadas conjuntamente con los encargados de
comunicacin de las organizaciones indgenas. En ellas se resume de manera crtica el rol del petrleo en la regin y en la economa nacional, se
resume el diagnstico de los bloques y se sealan las principales implicaciones de un ejercicio apropiado de los derechos colectivos. En la portada de las cartillas figura un texto sugerido directamente por el grupo de
comunicadores indgenas en el 2002 (Ayer decidieron nuestro presente, hoy damos los primeros pasos para decidir nuestro futuro), que aparece tambin en las pancartas.
Pancartas, discos compactos y video (kichwa castellano), que sintetizan los principales temas relacionados con la consulta y el proceso petrolero. Los discos compactos sirvieron de referencia para la difusin de tres
bloques informativos sobre la consulta y el proceso petrolero, a travs de
las cuatro radios de mayor frecuencia de la regin (dos en Tena y otras
dos en Puyo). Las pancartas fueron colocadas en lugares estratgicos.
1.200 folletos de capacitacin (22 pginas), cuya finalidad fue la de apoyar la capacitacin de los facilitadores, los delegados de las comunidades
y los presidentes de federaciones y parroquias. Los folletos han sido validados con los facilitadores comunitarios e incluyen los principales temas relacionados con el proceso de consulta (ver capacitacin). Al nivel
Xavier Izko
276
de contenidos, este folleto ha constituido el referente del proceso de capacitacin, junto con la elaboracin de resmenes verbales o escritos y
papelotes.
Los espacios de distribucin de los materiales impresos y del video han sido
las federaciones y juntas parroquiales, los talleres intercomunales de capacitacin y los talleres comunitarios; tambin han sido distribuidos entre instituciones de la sociedad civil (educacin bilinge e intercultural, ONG, etc.).
Capacitacin
- Contenidos
Los contenidos elaborados para el proceso de capacitacin han sido el resultado de distintas investigaciones por parte del equipo consultor acerca de la
temtica petrolera, los derechos colectivos, participacin y control social,
compensaciones e indemnizaciones, reas sensibles y comunicacin. Estos
contenidos han sido compartidos y validados, en forma sucesiva, algunos
con el grupo de comunicadores (2002) y otros con el de facilitadores y presidentes (2003).
El referente para la elaboracin de los contenidos han sido las necesidades de capacitacin de los diferentes integrantes de las comunidades, sus dirigentes y organizaciones (conforme a las demandas formuladas en los talleres de consulta de 2002), complementadas por otros aspectos que deban ser
conocidos por los participantes de este proceso, con la finalidad de que su
decisin fuera absolutamente informada y consciente.
Adems de informacin general sobre el proceso, los contenidos de los
folletos de capacitacin abordan los siguientes temas:
Derechos, responsabilidades, participacin y vigilancia social: las bases
de la consulta previa.
Consulta previa (caractersticas, desarrollo).
El petrleo: riesgos y oportunidades7.
7
Por tratarse de uno de los temas ms cuestionados, resumimos aqu el contenido del folleto de capacitacin con relacin al petrleo. El petrleo es descrito como uno de los principales recursos
energticos, aunque escaso, limitado y contaminante; un recurso que ha contribuido substancial
Anexos
277
Indemnizaciones y compensaciones para el desarrollo regional.
reas sensibles (naturaleza y cultura). Se trata de lugares sagrados y sitios
de importancia ecolgica, adicionales a los parques y reservas, que fueron identificados preliminarmente por los participantes y por cada comunidad en los talleres (petroglifos, lugares chamnicos, etc.). El folleto
resume sus caractersticas e importancia y concluye la necesidad de que
sean respetadas.
- Modalidades
En cuanto a las modalidades, como hemos sealado, la capacitacin fue impartida a distintos niveles: facilitadores, talleres intercomunales con presidentes de comunidades y talleres con las comunidades.
El primer nivel de capacitacin se relaciona con los facilitadores comunitarios. Como hemos anticipado, los facilitadores fueron seleccionados directamente por las federaciones y parroquias. La mayora de ellos haban estado vinculados a procesos de capacitacin formal y haban desempeado cargos en sus
organizaciones; por otra parte, ms all de sus posiciones personales, deban ser
capaces de orientar las decisiones de las comunidades, exponindolas tanto a
los aspectos negativos cuanto a los potencialmente positivos del petrleo.
mente al financiamiento del presupuesto del Estado, aunque no ha sido bien invertido en la dinamizacin del aparato productivo y se ha incrementado considerablemente la deuda externa. Con
relacin a la Amazona, las rentas petroleras se han distribuido con un criterio centralista, de reparto desigual y de discriminacin regional. Por eso, la historia del petrleo en la Amazona ha sido
en buena medida una historia de alteracin de los hbitat naturales y formas de vida, as como de
daos en la salud y en las propias relaciones comunitarias y familiares. El folleto incorpora expresiones como colonizacin descontrolada, destruccin o contaminacin, etnocidio, conflictos y violacin de derechos, desarticulacin de formas de organizacin local... Se nombran tambin los problemas pendientes: (i) dbil adopcin de mtodos modernos de conservacin del ambiente, mitigacin de los impactos ambientales negativos, mecanismos de monitoreo y control;
(ii) ausencia de mecanismos y procedimientos claros y eficientes de indemnizacin y compensacin; (iii) falta de visin clara y consciente de las dimensiones sociales, demogrficas y culturales;
(iv) imprecisiones, desinformacin e incomprensin de los procesos globales en los debates petroleros, sesgados hacia visiones e intereses particulares y posiciones que impiden construir propuestas alternativas de aprovechamiento de este recurso, de forma ms equitativa y sostenible. Tambin
se describe el importante avance logrado al nivel legislativo durante las ltimas dcadas.
En cuanto a las tecnologas, se describe minuciosamente los impactos en el ambiente y la cultura a propsito de cada una de las fases del proceso petrolero, se habla de las nuevas tecnologas y
se nombran experiencias parcialmente exitosas de control y mitigacin de daos ambientales. Finalmente, se analiza los principales desafos para la regin amaznica, concluyendo que el problema de la gestin socio-ambiental es fundamentalmente poltico y organizativo, no solo tcnico.
278
Xavier Izko
Durante el proceso de formacin de facilitadores se enfatizaron los aspectos metodolgicos vinculados al desarrollo de destrezas para aprender y
ensear, y se manejaron los principales conocimientos formales relacionados
con la consulta, incluidos en el folleto de capacitacin, a travs de modalidades de formacin presencial y semi-presencial. Adems de los 11 das de
capacitacin formal, durante el desarrollo de los talleres y asambleas se realizaron tambin jornadas de evaluacin y refuerzo temtico.
El segundo nivel fue la capacitacin de los delegados comunitarios en
talleres intercomunales. Por un lado, haba que adecuar los contenidos (derechos colectivos, consulta previa, riesgos y oportunidades de la explotacin petrolera, reas sensibles y compensaciones e indemnizaciones) a la capacidad de comprensin de los participantes, mediante la preparacin de
guas y exposiciones en power point, resmenes en papelotes, etc., entrenando a los facilitadores en su manejo interactivo; por otro, era necesario
pensar en todos los aspectos operativos (fechas y convocatorias, materiales,
locales, alimentacin, movilizacin, alojamiento, equipos, material de consulta) e intentar que el tiempo disponible, las distancias, la composicin
de los participantes, la naturaleza del tema y los permanentes ataques de
opositores a la consulta no conspiraran demasiado en contra de la dinmica planificada.
Al inicio (2 primeros talleres), el equipo de la UPS se encarg de los temas principales, con la colaboracin de los facilitadores (trabajo de grupos,
etc.). Sin embargo, a partir del tercer taller los facilitadores se fueron haciendo cargo de la exposicin en lengua kichwa, con apoyo del equipo de la UPS
en el debate, adquiriendo, paulatinamente, ms y mejores destrezas expositivas y de comunicacin con la gente, a travs de la asuncin progresiva de responsabilidades. A pesar de algunas dudas iniciales en el manejo de contenidos, el uso de la propia lengua elev notablemente la participacin de los delegados de las comunidades. Una vez evaluados los dos primeros talleres (Tena y Mondayacu), se procedi a conformar dos grupos de facilitadores, de
acuerdo a criterios como la pertenencia geogrfica de los facilitadores, y sus
habilidades y destrezas para apoyar tareas de exposicin, animacin, etc.
Con el fin de consolidar los conocimientos y el trabajo de los delegados
comunitarios en sus comunidades, los tcnicos de capacitacin y comunicacin reforzaron la parte relacionada con la manera de llevar a cabo un tallerasamblea, mediante varios ejemplos y simulaciones.
Anexos
279
En total, estos talleres convocaron a 360 participantes y 59 observadores de las comunidades, federaciones o confederaciones.
El tercer nivel fueron los talleresasambleas comunitarios, el espacio de
las comunidades, que se decidi alcanzar directamente para posibilitar el
pronunciamiento de la mayora. Durante la primera parte del taller (alrededor de 5 horas), los miembros de la comunidad recibieron informacin sobre los diversos temas relativos a la consulta previa (derechos, consulta, riesgos y oportunidades, etc.). Posteriormente se dio paso a preguntas y respuestas, aclaraciones y ampliaciones de algunos de los aspectos presentados.
Durante la segunda parte, el taller se trasform en asamblea y los miembros
de cada comunidad, acompaados por los dirigentes que asistieron a los talleres de capacitacin, deliberaron sobre los temas abordados y adoptaron
sus propias resoluciones. Estos talleres estuvieron precedidos y acompaados por los talleres de consulta (2002), y la difusin de cuas radiales, cartillas y folletos; adicionalmente, los delegados de las comunidades fueron
capacitados durante tres das sobre la forma de compartir con sus comunidades los conocimientos adquiridos, por lo que una buena parte de los integrantes de cada comunidad haba sido ya expuesto previamente a informacin sobre el tema petrolero y la consulta previa. Cada delegado comunitario, con la informacin proporcionada en los talleres intercomunales,
elabor un resumen en papelote, con el fin de que este le sirviera de gua en
la entrega de la informacin a su comunidad. Este trabajo fue apoyado por
el facilitador respectivo.
La asignacin de los facilitadores fue realizada conforme al lugar de procedencia y a su pertenencia a una organizacin de base, de segundo grado,
federacin o junta parroquial, lo que facilit el buen desarrollo de los talleres-asamblea; por otra parte, el hecho de ser de la zona hizo que las resistencias de los miembros de las comunidades fueron casi nulas, salvo las excepciones que puede suscitar un tema tan controversial como es el desarrollo de
procesos de explotacin petrolera.
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Presentacin de los autores
Vladimir Aguilar: Doctor en Estudios de desarrollo por el Institut dEtudes du Dveloppement (Ginebra, Suiza). Investigador docente asociado de
la Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Jurdicas y Polticas (Centro de Estudios Polticos y Sociales de Amrica Latina, CEPSAL), Mrida,
Venezuela. Investigador invitado del Centro de Investigaciones Antropolgicas de la Universidad Nacional Experimental de Guyana (CIAG-UNEG).
Ha publicado entre otros: Los conocimientos indgenas amenazados (Caracas,
2003, Fundacite-Guayana-UNEG-CIAG, ULA), Ambiente y derechos indgenas en la agenda poltica internacional (Quito, 1999, COICA-FIEB). Es
coautor de Europe and the South in the 21st Century. Challenges for Renewed
Cooperation (Pars, 2002, Karthala), Geopoltica e Relaoes Internacionais
(Rio de Janeiro, 2002, Jura), y La posibilidad de seguir soando. Las ciencias
sociales de Iberoamrica en el umbral del siglo XXI (Espaa, 2000, Literastur).
Karen Andrade: Antroploga, egresada de la Maestra de Ciencias Sociales
con especializacin en Estudios Socio Ambientales, de FLACSO Sede Ecuador. Actualmente, labora en el Observatorio Socio Ambiental de FLACSO.
En el pasado ha trabajado como consultora para la Fundacin ECOCIENCIA y para la consultora ambiental ENTRIX.
Csar Andy: Coordinador del rea econmica de la COICA (2003-2005).
Entre el 2001 y el 2002 fue parlamentario de la CONFENIAE. Ocup el
cargo de gerente en una compaa kichwa y fue coordinador de un proyecto de etnoturismo de la comunidad Armenia, en la Amazona ecuatoriana.
Adems, ha sido representante indgena mltiples veces, a nivel comunitario y regional.
Luis Alberto Aruz: Doctor en Jurisprudencia y abogado de los tribunales
de la Repblica del Ecuador. Fue subsecretario del Ministerio de Gobierno
en 1968 antes de convertirse en el asesor y luego director jurdico de instituciones gubernamentales como la Junta nacional de planificacin y coordinacin econmica (1969-1974), la Comisin Asesora de polticas petroleras del Ministerio de Recursos Naturales y Energticos del Ecuador (1972-
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1974), la Direccin de Minas y Energa (1975-1979), el CONADE y la vicepresidencia de la Repblica (1985-1988) y la OLADE (1992-1995). Al
momento, se desempea como consultor petrolero de libre ejercicio profesional, director del Foro de Opinin Petrolera Ecuatoriana (FOPEC). Ha
publicado, entre otras obras, Visin histrica petrolera ecuatoriana (1999),
Manual de Derecho Minero Ecuatoriano (1997), Frente a nuestra realidad petrolera ecuatoriana (1990), El papel de la OLADE en el proceso de liberacin
de Amrica Latina (1983), Legislacin petrolera internacional (1979).
Bolvar Beltrn: Doctor en Jurisprudencia y abogado de la Repblica del
Ecuador. Ex Director del departamento jurdico de la Confederacin de nacionalidades indgenas del Ecuador (CONAIE). Fue miembro del equipo
de asesores del diputado indgena Miguel Lluco; coordinador del proyecto
de la Comisin de Asuntos indgenas del Congreso Nacional para la aprobacin del Convenio 169 de la OIT; asesor de la doctora Nina Pacari Vega,
segunda vicepresidente del Congreso Nacional; asesor legal de la nacionalidad secoya; secretario de la Comisin de Asuntos indgenas del Congreso
Nacional. Ex coordinador del Instituto de ciencias de estudios interdisciplinarios ISIS; y Director ejecutivo del Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDA). Autor de Derechos de los pueblos indgenas en el Ecuador:
manual para el ejercicio de los derechos de los pueblos y las nacionalidades indgenas, Quito, Fundacin de Culturas indgenas Kawsay.
Fander Falcon: Doctor en Economa ecolgica y gestin ambiental, por
la Universidad Autnoma de Barcelona (Espaa). Actualmente es coordinador del Programa de Economa en FLACSO Sede Ecuador. Ha publicado en particular: Economa y desarrollo sostenible: Matrimonio feliz o divorcio anunciado (Quito, 2002, FLACSO); La desmaterializacin de la
economa, Ecuador Debate, 55 (Quito, CAAP); Integrated assessment of
the recent economic history of Ecuador en Population and environment
(Kluber Academia/Human Sciencies Press); An Integrated Assessment of
Changes of Land Use in Ecuador, en Advances in Energy Studies. Exploring Supplies, Constraints, and Strategies (Porto Venere (Italia) 2001); Deuda externa y condicionalidad econmica y ambiental (Quito, 2001, CDES);
La (in)sustentabilidad de la economa ecuatoriana: una visin a travs de
los indicadores de sustentabilidad dbil Ecologa poltica, 18 (Barcelona,
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Icaria).
Guillaume Fontaine: Doctor en Sociologa por la Universidad Sorbonne
Nouvelle (Pars 3, Francia). Profesor-investigador de FLACSO, donde cre
el Observatorio Socio Ambiental de FLACSO. Actualmente coordinador del
Diploma Superior en Derechos Indgenas y Recursos Hidrocarburferos, organizado conjuntamente por FLACSO Ecuador, COICA, InWEnt y Alianza del Clima. Es autor de El Precio del petrleo. Conflictos socio-ambientales y
gobernabilidad en la regin amaznica (Quito, 2003, FLACSO, IFEA) y editor de Petrleo y Desarrollo sostenible en Ecuador. T1. Las Reglas de juego (Quito, 2003, FLACSO). Ha publicado varios artculos sobre sociologa de los
conflictos ambientales, entre los cuales: Logique de conflit et conflit de logiques: ethnicit versus ptrole dans le Sarar, en Guillermo Uribe (Ed.), La
Colombie la recherche de la paix (Grenoble, 2003, Cahiers du GRESAL);
Enfoques conceptuales y metodolgicos para una sociologa de los conflictos ambientales, en Martha Crdenas y Manuel Rodrguez (Ed.), Guerra, sociedad y medio ambiente (S. F. de Bogot, 2004, Fescol, Foro nacional Ambiental); Actores y lgicas racionales en los conflictos socio-ambientales: el
caso del bloque 10 en Ecuador (Pastaza), en Fander Falcon et al. (Ed.), Globalizacin y desarrollo en Amrica Latina (Quito, 2004, FLACSO).
Jos Gordillo: Maestra en Estudios Econmicos y Demogrficos por El
Colegio de Mxico. Postgrado Ejecutivo de Gerencia Avanzada, Instituto
Centroamericano de Administracin de Empresas, INCAE, Quito. Exvicepresidente del Consejo de Administracin y ex presidente ejecutivo de Petroecuador. Consultor internacional, profesor principal de Estadstica Econmica, en la Facultad de Ciencias Econmicas, Universidad Central del
Ecuador. Autor de numerosos estudios e informes, entre los cuales: Planificacin en la Empresa, Deshonestidad Va Lavado de Sucres, Perspectivas y Plan Estratgico de las Actividades de Petroecuador, Aporte de
CEPE a la Economa Ecuatoriana, Rol de CEPE en la economa del
Ecuador, Poblacin Petrleo y Desarrollo, La Fuerza de Trabajo en el
Ecuador, Notas previas para la Definicin de Polticas de Poblacin y
Empleo, Proyeccin de la Poblacin Econmicamente Activa del Ecuador 1990-2005.
Ramiro Gordillo: Ingeniero civil. Ex presidente ejecutivo de Petroecuador.
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Actualmente consultor y miembro del Foro Petrolero. Es autor de: El oro
del diablo?. Ecuador: historia del petrleo (Quito, 2003, Corporacin Editora Nacional).
Edmundo Guerra Vivero: Socilogo. Actualmente trabaja como especialista en Proteccin Ambiental en la Gerencia de Proteccin Ambiental de Petroecuador. Adems ha desempeado la labor de coordinador en dos proyectos financiados por Petroecuador y ejecutados por FLACSO Sede Ecuador, sobre derecho consuetudinario de las etnias amaznicas y elaboracin de indicadores socio ambientales para las reas petroleras. Es autor del
libro Polticas corporativas y relacionamiento comunitario de Petroecuador
(Quito, GPA-FIGEMPA), Ecuador y el petrleo (Quito, Ptroecuador). Adems es coautor de Las medidas de Sixto y Dahik (Quito, El Conejo), y Ecuador y Per: futuro de paz? (Quito, El Comercio)
.
Xavier Izko: Consultor internacional. Experto en temas socio-ambientales,
trabaja para el Centro Internacional de Mediacin para Ambiente y Desarrollo-OmCED (Universidad para la Paz de las Naciones Unidas, Costa Rica-El
Consejo de la Tierra-UICN). Entre otras funciones, se ha desempeado como experto de la Unin Europea en Bolivia, ha fundado y coordinado el rea
de Antropologa de la FLACSO (Quito-Ecuador), ha sido coordinador del
Programa de Bosques Nativos Andinos (UICN-Intercooperation/Gobierno
Suizo) y de la Iniciativa Sudamericana para el Uso Sostenible (UICN), y ha
colaborado como experto con la UNESCO, la ONU, el BID, IDRC-Canad, y otras instituciones. Es autor o coautor, entre otros textos de referencia
de: Herramientas para la Valoracin y manejo forestal sostenible de los bosques sudamericanos (Quito, 2004, UICN-Sur); Identidad y violencia en los Andes
ecuatorianos, en J. Echevarra, A. Menndez-Carrin (eds.), Violencia en la
regin andina. El caso de Ecuador (Quito, 1995, FLACSO); Intercultural
communication and technology in Andean countries, en M. Singer, J.W.
Fernandez, Communicating across cultural frontiers (Chicago, 1996, The University of Chicago Press); Ordenamiento de los Recursos Forestales, desarrollo
sostenible y pobreza rural en Ecuador / Forest land use plannig, sustainable development and rural poverty in Ecuador-South America (con la colab. de L. Meja y equipo PROBONA, La Paz, 1998, UICN-PROBONA).
Lily La Torre: Abogada, Universidad Catlica del Per (Lima). Asesora le-
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gal de la Federacin Nativa del Ro Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), de las organizaciones del pueblo achuar del Per. Miembro fundadora de la red internacional Oilwatch. Miembro del consejo directivo de
Alianza Amaznica. Actualmente, es directora del Grupo de trabajo Racimos de Ungurahui, mismo que contribuy a fundar. Ha publicado Slo
queremos vivir en Paz (Copenhague, 1998, IWGIA); coautora de Justicia
ambiental: Construccin y defensa de los nuevos derechos ambientales, culturales y colectivos en Amrica Latina (Mxico, 2001, PNUMA)
Vctor Lpez: Master en Ciencias Sociales con mencin en Gestin Ambiental y Desarrollo, por el Colegio de Estudios Regionales Andinos, Centro Bartolom de las Casas y la FLACSO Sede Ecuador. Profesor asociado
de FLACSO (desde 2003) y la Universidad Andina Simn Bolvar. Es editor y co-autor, entre otros textos de referencia, de: Transnacionales, Estados
nacin y derechos humanos de los pueblos (Lima, 2003, APRODEH); Hacia
un proyecto de alternativas econmicas, ambientalmente sostenibles y culturalmente apropiados de los pueblos indgenas y tradicionales (Quito, 2003, Alianza Amaznica-CONFENIAE); Petrleo, ambiente y derechos en la Amazona
centro-sur (Quito, 2002, CDES-OPIP-Instituto Amazanga); Planificacin
socioambiental y compaas petroleras: evaluacin y diseo de modelos alternativos (Quito, 2001, Petroecuador-PUCE); Conflictos socioambientales: desafos y propuestas para la gestin en Amrica Latina (Quito, 2000, FAO-FTPP/Comunidec/Abya Yala).
Ivn Narvez: Master Executive en Tecnologa y Gestin Medioambiental
por la Escuela de Organizacin Industrial (Espaa-EOI) y la Escuela Politcnica Nacional-Instituto de Postgrado (Quito, Ecuador); Maestra en
Ciencias Sociales por FLACSO Sede Ecuador. Ex gerente de proteccin ambiental y ex jefe de la unidad de proteccin ambiental de Petroecuador. Actualmente es consultor y profesor de Sociologa Ambiental en la Escuela de
Ingeniera Ambiental FIGEMPA, Universidad Central del Ecuador. Ha
publicado, entre otros libros: Enfoque Poltico para la Implantacin de Sistemas de Gestin Ambiental ISO 1400 en el Sector Petrolero (Quito, 2002, Petroecuador), Frontera Violenta: Explosiones del SOTE e Impactos Socioambientales (Quito, 2001, Petroecuador), La Dimensin Poltica en la Problemtica Socioambiental Petrolera (Quito, 2000, Petroecuador), Operacin
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ITT: La ltima Frontera Extractiva (Quito, 1999, Petroecuador), RAE: Explotacin Petrolera, Perspectivas de un Manejo Sustentable (Quito, 1998,
UNP); Maxus Huaorani: Poder tnico Vs. Poder Transnacional (Quito,
1996, FESO), y Flexibilizacin Laboral y Crisis (Quito, 1992, FESO).
Alexis Tiouka: Delegado internacional de la Federacin de las Organizaciones Autctonas de Guyana, en la Comisin de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas (desde 1998). Delegado internacional de la F.O.A.G., a
nivel regional, nacional e internacional. Profesor invitado del Institut denseignement suprieur de la Guyane y de lEcole Polytechnique Fdrale de Launsanne. Autor Droits collectifs des Peuples autochtones : le cas des Amrindiens de Guyane franaise, en I. Schulte-Tenckhoff, 2002, Altrit et droit,
Contributions ltude du rapport entre droit et culture; Nous sommes l
pour parler dgal gal Entretien avec Alexis Tiouka, reprsentant de la
F.O.A.G. , en Recherche Amrindienne au Qubec : mondialisation et stratgies politiques autochtones, XXXI, 3, 2001; Droits des Peuples Autochtones
la terre et au patrimoine, en JATBA, 40 (1-2), 1998.
Luis Yanza: Desde el 2002 hasta la actualidad es coordinador del proceso legal en contra de Chevron-Texaco. Adems es fundador del Frente de Defensa de la Amazona, del cual fue presidente entre 1994-2002. As tambin,
ha desempeado otros cargos como Secretario Ejecutivo de la Coordinadora Popular de Organizaciones Sociales del Nororiente, 1992 y 1994; Jefe financiero de la Casa de la Cultura (Ncleo de Sucumbos), 1989-1995; y
docente del Centro de Formacin Artesanal Ecuador, Nueva Loja, desde
1986 hasta 1994.