0% encontró este documento útil (0 votos)
285 vistas17 páginas

Alcida Rita Ramos - Por Una Antropología Ecumenica

...
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
285 vistas17 páginas

Alcida Rita Ramos - Por Una Antropología Ecumenica

...
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 17
Los contextes actuales ~caracterzados por los dosolazamientos y ia hinerconexién-pareoen pologia ahora on Ia alteridad paon, Silvina Merenson, voces reunides en este antropologia refuerza ‘Su compromiso de desprenderse de todos los a Gusi Ling 08, Claudio Lomnitz ea Antropologia ahora epistemicas por iss que Occicente se afl ‘como fuente tinica de modelos gene Grimson Merenson Noel desafia nevitablement sk antRopoocicas NE ED siglo xxi editores, 8 a. ISBN 978.987-620.1856 1. Antropologia. cop 306 rditores SA, 1 de cubierta: Joan Pablo Cambaricre cid: Teresa Arjn ON 978.887-629-185.6 woot depésito que marca bey 11.729 reso en Argentina // Made in Argentina indice »grafia: el imaginario el punto de vista y la desigualdad rasaldo La antropologia como cosmopolitica:globalizar la antropologia hoy Luis Roberto Cardoso de Oltweira Los origenes de nuestra supuesta homogeneidad: breve arqueologia de la unidad nacional en México Claudio Lomnit: Sobre los autores 6g 97 14) 173 Por una antropologia ecuménica! Alcida Rita Ramos idad abordar el joa las actividades spo de la etnologia as, que, a mi modo de ver, jedta angular de la antropologia nacional, No esta de mis aclarar que no tengo pretensién alguna de dis- curtir sobre cl vasto y diferenciado campo de la ANTROPOLO- GIA BRASILENA, asi con maytisculas. Los numeroxos ejercicios del tipo “estado de la cuestién”, tanto en Brasil como en el ex terior, suscitan blemente opiniones divergentes gencradas por la diversidad de visiones y consideraciones respecto de lo que gS antrororocia anoRa sido la antropologia, de lo que de qué puede considerarse moda pasajera y qué traba Ademis, debido a la inmensa ramificacién po de las relaciones inter iigena no es algo menor, sobre todo si se produecién sobre cel n expecitica por e dimension de emélogos, No obstante, es atravie~ nos la poder demarcar los mis de indigena os de la cu ‘ier POR UNA ANTROPOLOGIA FCLMENIEA. 99) n de tipo so- caricter nucién de quele nites y la capa meterlo sta se . que habiendo perdido la guerra de la cong) ame la etné- nas apial * misturaram™* ~co: iovan: e queds de sus tierras, pero esa riamente, los el jortancia, Uno Jones interétnicas, mie tos de ambos no son iguales, y cada uno tiene fucrtes y sus punt rarlos al de abordar la an débiles; sin em! opologia b 100 ANTROPOLOGIA AHORA, Ambos modelos fueron el resultado de un gran esfuerzo anal ‘ico y tuvieron como campo de testeo los programas de posgrado, ralmente terminaron influyendo en otros espacios ‘gicos por fuera del a Me refiero al model ca, berto Cardoso dle Oliveira en los aftos sesenta (Cardoso de Oive- 12, 1960, 1964, 1968, 1972, 1976), yal modelo del perspectivismo, elaborado mas de treinta afios después por Eduardo Viveiros de Castro (1998). Ademés de Bra: rica Latina y en aquellos lugares donde la preocupaciéa politica por el destino de los pueblos indigenas movilizaba a los antropé- Jogos. En tanto que el modelo del perspectivisme repercutié en lugares, fueran estos franedfonos o angléfonos, donde prevaleeia la preocupacién por representar el mundo simbélico interno de los pueblos indiigenas. Ia teorfa de Ia friecién interétnica surgié como consecuen- cia de Ia insatistaccién de Roberto Cardoso de Oliveira con los antropologia estaciou la academia bra- silefa. Politicamente anodinos, dichos estudios enfatizaban el encuentro de culturas a través de la pérdida o de la adquisicign de rasgos, sin subrayar las transformaciones sociales y dejan- do de lado los conflictos generados por el contacto interétnico desigual, casi siempre avasallador para los pueblos indigenas. En estrecha sintonia con pensadores como Georges Balandier, Pablo Gonzalo Casanova, Guillermo Bonfil Batalla y Rodolfo Stavenhagen, Roberto Cardoso introdujo en la antropologia brasilefa el interés por nociones como colonialismo interno, aci6n colonial y emicidad. Sin embargo, junto con la inspi- raciGn latina, su abordaje tenia como base teériea los trabajos los de Georges Roger Bastide y Lé laterra -los estructural-fancio- nalistas, con todo su rigor etnogrilico-. La combinacién de esa biisqueda de rigor antropolégico con una conciencia criti ca otorgé a los estudios de friecidn interétnica un earicter sui generis, jo de Ia etnologia indigena. de la friecién interév , el primero tuvo especial influencia en Amé- ntonces dominaban Ta que por ese dense y, por extensi6i POR UNA ANTROFOLOGIA FCUMENICA 101 El resultado fue una seguidilla de generaciones de es que escribieron tesis y disertaciones bajo la égida de ta fricc nterétnica, configurando un acervo con le de estudios es- pecificos sobre los aspectos formales y susta y sumisin de los grupos éinicos en to fos de la conqu na. Asi, la igenista en Brasil se alejaba marca distintiva de la an ai modelo cultur: no de sociales: se dejabi raraba la sociedad. kl modelo iador que unia, en junto de conceptos relaciona- 1 y conflictiva de la friecién imterét (para car cuenta de la realidad design del choque interétnico. n las décad: re embargo, cl papel politico de tos introducir un ejemplo, recuerdo a \ligenas se mo- 6 sustancialmente. Pat xxi, de Roraima, al iniciar mi i a fines de los aftos sesenta. Bi ital del entonces Tertitorio levantar los jes ante aquel mun 1m el Lado mas yanoma ros de las Federal (hoy estado) de Ros ojos del piso y parecian querer volverse invis jaca marge ea. Cunarenta afios después, los a de las batallas judiciales mai og al defender, en ign dad social, cultural y eco acuxi fueron protagonistas de w lebres de los tiempos moder idiciones, sus derechos territo istra que ocupaban ilegalmente sus tierras. Los esfuuerzos ndigenas Supremo Tribunal Federal, el cual les garanticé tierra continua y expulsé a media docena de cultivadores de arvor, arrogantes ¥ belicosos, que afligfan sus vidas (Miras ef al, 2009). La educacin, formal de los abogados visibilidad macuxi en una in ejemplar de agencialidad po Felaciones interé ibutos heuristicos de la propuest rui6 Ta cas cambi6, bio afects fos y que ese cai 202 ANTROPOLOGIA AHORA de Roberto Cardoso de Oliveira. El contexto interétnico actual provocado una complejidad tal que el modelo de friccis erétnica, antes tan productivo, ya no alcanza a dar plena cuenta de esa realidad. No obstante, quiero creer que ha tenido algo de responsabilidad en esa transformaciGn. Los estudios emptricos, los emélogos politicamente comprometidos cados-sin duda, muchos de el Oliveira los indigenas ediu- 5, leetores de Roberto Cardoso de le sus segnidores- sin duda contribuyeron con una por- ativa de conocimiento y de conscientizaci6n para que se materializara este nuevo contexto en que los indigenas surgen en Ia escena nacional como actores politicos plenos. El propio Roberto Cardoso no dejé de sorprenderse cuando, en la defensa otan agregado formaba parte del vocabu- econémicas cle pueblos como los le las practi ada de la antropologia brasilefia, también der como perspectivismo, Su creador, Eduardo Viveiros de Castro, elaboré ~a part dee intensos y extensos trabajos sobre el mundo mente en la Amaoni 1 te indigena, especi cosmologia~ una ori invierte la ecuacién vigente en el n en las proposiciones tante y la naturaieza, variable, Esa teoria agradé a Bruno tour (1994), quien, en desacuerdo con el tratamiento que Lévi- fa dado en cier nto a la cuestién naturaleza versus cultura, vio en la inversi6n postulada por Viveiros de Castro un clemento mas para reforzar su anterior argumentaci6n hiper nidad de los modernos, segiin la cual, de: ygmentacidn cultural vesusla unicidad las sociedades indigenas, Ta sagacidad del modelo d cierto tipo de etnogral YOR UNA ANTROPOLOGIA EGUMENICA 103, ha proyectado a la antropo- EI énfasis de eblos, colegas y estudi logia brasileti este autor no est puesto en la realidad po! 1 con Ja sociedad dominante, sino ef a de las fronteras nacional ey igena : En contraste con el caso de la friecién inter practica con igual apsitad por su creador y por muchos de sus se guidores, el del perspectivismo padece de algo semejantea lo que jen en la cabeza de Mar Je sucede all mar pero no tanto dad extr ser rapidament cs apropiado. En rest copias que aparente ap! caviicter prétacportery sucte donde se sospecha que no 1992 y Bird-David, del etnégrafo una se les, Jo que deja como saido una sospechosa unifor ografica que eubre la Amazonia centera, y ms alld Li \dad c individualidad de cada pueblo se sacrifican al calor de las experimentaciones académic: é para la mayorfa de tal indigena, como quieren Descol termina exeluyendo det de importantes aspectos so bastante fam lo entre seres humanos y no bus Esta es wh Jos etndgrafos: el vi recur los trabajos de campo que abordan Ia co las rest mentarias, los ritos de pasaje yy otras esferas de la vida indigena, Sin embargo, esto no nos au- mera, la cultura es la constat za a postular que, constante y lari Je. Primero, porque no existen indigenas en general; seyundo, porque la nucidn de naturaleza, sea Jinica o mluple, es algo generalmente ajeno a los universos indige- nas; tercero, porque 1a uniformidad al pensamienso nativo es privar a los pu desconocer en elios recorridos histéricos propios (no hay por qué esperar que se comporten de acuerdo con este 0 con aquel los indigenas de genio y de arte, y modelo académico); y cuarto, porque comprimir la imaginacién etnografica en un molde de yeso cs robarle a Ia antropologia Jo mejor que tiene, es decir, el hecho de exponer al mundo de extraccién euroamerieana a la juews intelectual de otros pue- los. Lo novedoso dle la propuesta de Viveiros de Castro es que viene envuelta en un lenguaje floss nes generalizantes, de significado, ico, mas afin a las pretensio- ea la comprension de mundos especificos mo es "tomar en serio Io que los indigenas nos dicen” (Viveiros de Castro, 2002); nas de pensar. Se b de dos imponentes en seg nguaje o de acciones, que muchas veces exceden el buen cjercicio de ingenio y de arte con poco Al igual que en tructuralismo, la gran diversidad peligro de quedar reducida a losofia que no es ni de aqui nide Ia. Por est perspeet corre el ries prestucio y ‘OR UNA ANTROPOLOGEA ECUMENICA 105, Sea como fucre, el hecho es que ese modelo de construccién de ‘etnografias, {rato tardio de los esfuerzos estructuralistas de Lévi- Strauss, ya ha dejado su impronta en la antropologia brasiletia y ferencia en la emologia intemacional. Veamos pasé a ser u thora el movimiento contrario, es decir, lo que nos llega desde afuera. EL MOVIMIENTO CENTRIPETO aacional de commodities, en ch fién hemos visto el eransito de ideas lace los Estados Unidos, y v anterior -en valor agregado izacion de reciclaje. Sobre todo de aq) de los antropélogos p puede ot fabricas los conceptos y las post c, en 2000, comprometi ws denuncias de un apelar a Ia ayu res de aquel contexto, Se generé w entre los scholars, que crefan en hacer © politico “los “anti los “pro ciencia INdeT) 105 ANTROPOLOGIA AHORA & = g jinables meses, en los las de correo electrdnico quedaron congestio- jensajes cle ambos bandos y de quien quisiese pronunciarse al 10 cay en & anémico ink verbio old habits die hard (los v ¢s tan popular en aquel pais. Finalmente, no llegar que orientase sus pasos en el futuro, Bs decir que ailiccién momentinca que agité a los defensores de la ética y todo volvi6 a la normatidadl. 1¢ en Tos casos de epidemins, en esta ocasion no se crearon anticuerpos ni se hicieron esfurerzos para producit una wna contra Ia prictica anti ntropolog ja que ninguna leccién significativa logré sobre de fama de Patrick Tier que nadas a fuerza y pronto fue olvidad ‘cor atin norteameri- Menciono este caso para i politica de muestros colegas del norte continia gene rios inconvenientes desde que ia AAA censuré a Boas por haber denunciado a colegas involucrados en operaciones de espionaje (Weaver, 1973). Esa ineptitud politica se manifiesta mis clara: mente en los momentos de erisis, cuando tentan resolver Ios problemas o barrerlos por cebajo de Ia alfombra académica, En la comiin que se valgan de gestos de reconocimiento, q ig lente simbélicos, para sefialar que nosotros, los del sux (por slobalizada no ex sinénimo de por més obvio que parezca este pleons: no lo es, ya que algunos pares so tropdlogos que residen al norte de gran abismo entre los muros de la academia y el mundo de la vida real, Pero parece que no logran saltar ese muro y tenminan por refugiarse ~al esti Cortizar- en un compartimiento supuestamente protegido del POR UNA ANTROPOLOGIA Ec ERICA 107, campus universitario, aunque de por fuerzas que no conocen y mi estrecho claustro académico, B¢ que llegan del sur Entre los frecuentes reciclajes que se producen en este claustr ineémi colaborativa’, practica- da hace ya algi \po por algunos colegas en América Exp ws como las llamadas emogsalias particip orativas, en las que antropdlogos ¢ indigenas comparten ka ia de los textos etnograficos, pueden conducir a una may jidad intelectual, aunque no la garant 105 sesenta en Colombia (Fal Jimeno, 2006; Rappapo lo esta de bro para volverlo una obra participativa. ideas neadi micas y las indligenas se fertiic nes recfprocas. En este sentido, el ejercicio intelectual emprendido por Davi Kepenawa Yanomami y Bruce Albert (2010) promete abrir campinos hacia un nuevo tipo de comunicacién intercultural e interepistémica. Es como si se co- menzase a tomar conciencia de que la e! na actividad demasiado importante como para que nos de los antropdlogos. Estas asociaciones entre ivos resultan de, por lo menos, tres fxctores: una exper prolongada; una postu indigenas, muchos tales; y [a necesidad del endgrafo de expandir su campo de com- Jégica, En el caso nort de la toma de conciencia, por parte de los acadé 18 ANTROPOLOGIA 4 cia anions, intercultural, como es el ucio6n un eld cs tant forza de Les Fo (208) ia. En casos como el de Field, como mo, como la inte con indligenas de C: muestra una aguca tes se espera extraer de es todos, ética y conceptos adecuados”; “autocomplaci conjunto de iscorduntes y ida ~es decir, iar con Ia inter manera embrion: icio de los arios ochenta Roy 0 The Invention of Culture dew micos de los Estados Pramats de os Estos Unidas, algunas nots ia de caza, otro de cazi re joven anuropélogo de la publi thropology. Activista de derechos 'o yonggom de Nueva Guinea, Kirsch io de Wagner y da a la expresién “antropologia opologia a la POR UNA ANTROPOLOGIA ECUMENICA, 109 inversa” un sentido propio que, a mi modo de ver, es mucho 1nds provechoso para el futuro de la antropolo; aproximacién mucho més fi “tomar en serio lo que los indigenas adelante, Si el intercambio entre co politicamente desigual tan dificil, equé decir det indigenas y académicos? tre los mundos intelectuaies EL ROBO DE LA TEORIA Lo que sigue es la expresi6n de una inquietd, de provoeacién, cuyo objetivo es aportar a 1a cor pares cuestiones en ciemes, aiin bastante amorfas, que merecen nuestra atencidn. La mayorfa de los te de mis fs ambiciosos de la antropologia a utilizar los preceptos nativos lo se destacé por su habilidad ps cales del mun des esquemas descriptivos © explicativos a escala macro. Cada te de las sociedades indigenas se transformaba, en algo inte a la suma de sus partes, lo que relegaba cada mundo native especifico al anonimato del “dato etnograti- co”. Esto sucedié, por ejemplo, con el evolucionismo y con el es- tructuralismo, y continda sucediendo en muchos de los es sobre Ia Amazonia indigena. Digo la mayoria de los te6ricos porque siempre existen reden- toras excepciones, Pensemos, por ejemplo, en EvansPritchard (4937) cuando, intrigado por el aleance del fenémeno de la bru. Taconclusiéa de que se trataba nada 14 teorfa del conocimiento qu isfactoria, social eorfa proven wanera mucho mis s indo, que la teorfa de la probabilidad occidental. A la wersa de esta tiltima, la teoria zande no deja nada sin ex, | eee 110 ANTROFOLOGEA AHORA Sin embargo, ni Evans Pritchard not lloaron ee des riento hasta sus ts a ous limas consecu lenguaje comin, pOlogos. Es just as. Pero el que sean entendidos en ‘gc el problema, n suv acepciéin antropolégica, tiene poco o nada que ificado popular. En el sentido comtin, e de que sean leidos que los pretenden. Yl Se Mito", ver con el esponde con In read” 9 "ona "ry en el dmbita dela adel pensamientoegce clo antropSlogos quieren dels indigenas ya las qa vez con uns Heels asco mmitor¥ qué decd "ca Drediecto de los pernpect aunque no diatamente as able? Seria demasiado espe te alga 0 sea un etndrafo de las wert Insc selene nn aura trnsformar una palabe cane oss ce meen sentido simbalico que le dan los pespectvans ener dee POR UNA ANTROPOL cA 11 Drutos predadores. Mis pretacién acarrea para los indigenas, ‘encia en el concepto idades que no son adecuadamente s. Esun de predagdo les atri is antropolgicos mas com jscusivo antes que una demostracién empirica Otro concepto perfectamente admisible en términos de denota- Gién del diccionario, pero cwya connotacién vulgar me parece pro- "En tanto estudio del cosmos, el término ntegridad cientifca, Pero como visidn del mundo, que cs su us0 més corriente en Ia antropolo aconeepto’ que, al abordar f su capacidad explicativa, pecificidaa” (Gongalves, 2001: 24). 9 salva uibuyd a aumentar ese abismo, a pe- sarde los reparos que le impuso Lévi-Strauss al extenderlo a segmen- ificos de Occidente. Incluso dentro de nuestra profes perdi para xebajar cl pensamiento indig tiltima instancia, Lévi-Strauss 1 ivo que este tltimo lamé lector despreve Jaciones “misticas” que privilegia lo suma, la “cieneia de lo concreto” Ye muy poco de concrew y menos todavia de ciencia. ‘Con ese canon levistraussiano que guia muestra mirada, es comprensible que nos hayamos resignado a manosear el con- cepto de cosmologia. E] resultado es que los indigenas tie! cosmologia y nosotros tenemos teorfa, una teorfa supuestamen- te tan eficaz que nos permite creer que somos capaces de alcan- 112 ANTROPOLOGEA AHORA zar los espacios mis pr Esa falta de humildad y de autocritica, aunque inconsciente, nos constrifie en mas de un sentido y ha creado puntos ciegos en numerosas investigaciones de campo, Por un lado, resulta em- barazoso confrontar a los indigenas que desafian nuestra capa: cidad de interpretar sus mundos. La falta de autocritica expone lolorosamente nuestras limitaciones analiticas. No son pocos los escenarios etnogrificos en que su dese \dos de sus “sistemas cosmalégicos”. ianva respecto del trabajo de los antropélogos se hace evident. Por ot \cia intelectual que recor tiie y reprime el potencial etnogr idad de ampliar la capacidad de la ai a ectimene tedrica, cn el les distintas. Peor |. esa arrogancia ha cont rear imagenes que, en vez de gencrar un mejor conocimiento de los pucblos indigenas, termina por alimentar estereot a ellos, No fue casual que, cuando analicé algunos sustantivos que fun- clonaban como palabras clave clel largo proces de los indigenas (por ejemplo, ingenuo, primi etc,), denominara orientalismo brasil tercotipos que persisten en solapar la integridad intelectual de los indigenas. Veamos, por ejemplo, lo que escribid George Peter Mur dock (1994: 4) acerca de los supuestamente extintos tasmanianos: jo una forma si los tasmanianos viv de organizacién social y politica, No conocfan la agricu tices, jexcepto los par fos que pululaban en sus Y que de vez en cuando atrapaban y cot conocian al perro, compagiero casi wnive: salvaje, hasta que fue intraducido por los blancos O los comentarios de Francis Huxley (1956; 13) sobre los ueubu del Brasil oriental: “Parece que ia vida de los urubus es bisicamene OR UNA ANTROPOLOGIA ECUMENICA 113, tos como salvajes. De hecho, aunque esta pal puede negar que los urubus son salvajes”. Sin erm! Huxley, “en verdad, Jos salvajes mis irracional que sea qu : pocos 1 Léxy-Bruhl), Prinitive Mariage (John ioe Clasifiations (Emile Durkheim y ie Art (ranz Boas), Primitive Religion (Robert Jos orientalismos, no es sola la a los denominados debiles & genes de la naci6n y del gena abundan sobremanera en las ficciones de los literatos, igena a «en las decisiones de los legisladores, en las piedades misioneras, en las propuestas de los defensores de los derechos humans, en las columnas de los periodistas, en Ios andlisis antropolégicos y cen las quejas y reivindiicaciones de los propios indigenas (Ramos, de opiniones ée Jos “br mente con armas como se aniq) asile Jas nacionales, Volvamos a la pr En algunos enun- clos (Viveiros de Castro, 2002; Gordon, s/f) parece que su ob- ico es generar equivalencias entre las epistemologias nativas y las académicas, 0 sea que: “El conocimiento antropolé- gico bordea la presunci6n fundamental de que los procedimi tos que caracterizan la investigacion pertenecen conceptuadmenteal 1g ANTROPOLO HORA mismo orden que los procedimi Cas fos investiga 2002: 116-117). Como propuesta filos6 i6n a concretar Ia propuesta de la antropologti fara usar una expresién cara al perspectivismo (G es en los resultados concretos de las investigaci nde el cambio realmente operay se imponen nue- té avanzando ido de acoger igenas en igualdad de condi- iones intelectuales, Entre de su aplicacién ad. A pesar de los esfuerzos intelect disipado det que conoce ~el si se deja conocer te mow © negarse que hay diferencias de interpretacién e tropélogos y natives. Mis objeciones no se refieren a los con sean empiricos 0 te actitud que no admite igualdad en la diferencia. Si, tas explicaciones antropolégicas son necesaria- mente de naturaleza distinta de las indigenas, pero eso no las hace intelectualmente superiores. Tal vez mis profundo y extenso cuanto rifico de nuestro €: OR UNA ANTROPOLOGIA ECUMENICA 115 tun pueblo, menos arrogantes nos valvemos y mas claramente perci- bimos la falacia de que algunos son mas nativos que otros. Un debate anterior en la antropologia gird en toma de lo q ria historia, etnohistoria y conc: é Ia intelectualidad euroameri 6n de Historia, con letra maytiseula fan los indigenas una estilo occide! s y encarcelados ‘onereta? conocimientos estarian eternamente e1 yssus ciencias de erpretativa que encontrs en el los ritos y las nareativas de los que parti 1a “conciencia teérica” tan fina y compleja que los identifies como anilisis indigenas comparables con los nuopalégicos. Tomo ese "comparables" en el sentide de inte: idad antes que profundidad, porque, por mas exhaustivas aciones académicas, iimente aleanzan que sean las interpr Gensidad y los matices de | joriador Georges Siou exprese gran frustracién ante las barreras Jevantan cuando se trata de comprender lo q intentan explicar ason jara nativa al icionales' ogrilicas de Kirsch nos permi- 1s sobre sus valores Las consideraciones ético ten Icgar a una importante reflexin sobre las simetrias y los rrird con la “antropologia i tindonos a Brasi capacite a los indios cor han permitido constr 26 y habra de dar fratos en las proximas dé cadas. Pero es necesario tener neficios de la educacié lo la ensefianza superior, atin incipiente, mentos de anilisis roceso ya com aparato cognoscitivo de otro orden. Asf com n tiene el gran po empatidecer aquellos conocimientos que son caros nuevos horizontes, tambi \dos nativos que es un verdadero sistema epistemolégico pal cpilded spleen ote un instrumento de enter des generadas por Ja invas poderosas I y econdmica, lanté en la empres: sea por el feroz régimen dictatorial que Indonesi parte oeste de Nueva Gu tido a partir de los actos que perciben como no bu- ‘humanos de los invasores, sometiéndotos al cilculo stecido por su propio andan A decir verdad, vemos ese mismo. tual en todos los ca blicada do 0 Branco, p= bert y Ramos, 2000). Pero Kirsch ‘de constatar que los natives tien tos tedrico-explicativos. Lo que él demuestra ctnogi que lo que propone teéricamente, es que esas e} aiios antes en Bi sopios fundamen- Jas interpretaciones que los yonggom hacen de sus encuentros POR UNA ANTROPOLOGIA ECUMENICA coloniales corresp. Ia etnografia de Karenina Andrade (2007), se mir el papel hegeménico, que hoy es ‘oximo ciclo de vida en la Tierra. Bsa aptura dle toclos los tipos de con sobre todo a través de la escuel paracién involuer que estén a su aleanc reconocer en esa profecia yekuana un tipo de ebisteme laborada capaz de orientar el pensar y el hacer de ese pueblo. Se tamente sico (an hecho social to nicho, ya perder trope que expresara Jor hanes Fi 8) al criticar a los an regabat fad de los pucblos no occidentales, También conviene tener en ¢ advertencia de Jack Goody usd a Occidente de robar la Historia de chinos, , ignorando las invenciones de esos pueblos \eciendo las propias. Ya ten: remos también en una Teo! Ja contemporane’ Robada. Ahora volveremos al comienzo porque es guinos puntos. Cuando critico que “descubris” una América gue, por su avisible a los amezicanos~ nos ensefia que tante come mirar desde adentro si «los culturales. Sin embargo, hay rar dlesele afiuera ueremos es descubri lo que que evitar dos mica y a de la psendo-bu mpast la de 118 ANTROOLOGIA AHORA ¥, por un falso mimetismo, red de las teorias nativas, § ingenuamente a una imitacién ‘gar un intercambio de ideas y de perspectivas. Ese es con poca p bajo cl test de la ct condiciones, tedrico que ocupa la epistemolog: antropolégica. Es decir que las teorfas nativas ya no deben ser c tma mera mater 1 Ia Fria de leas académica serio no es apropiarse ue se agrega va- ‘Tomara los labras y gestos como mat trop ie les corresponde. Lo importante ess ropoldgicos. Por el contra: lo cs posible sino también necesario concebiry hacer que las convergencias y los epistemologias académi- mente en una espiral dialéetica se fer imelectulmente pro Pspero queen 10 ate a antopologa bale con ¢on compromise police eres s emiuccer el mundo ansopeley, se deberia estar- i" Sane retomno, como asimismo espe- para pensar en remode- Jectual con nologfas, en ol registro de Idad del que quiere aprender use. Entonees si podremos tle- es decir, ala legaremos a gia y la diferencia, con plena interlocucidn cultural, Qui una verdadera antropologia ecuménica.* Agradezco a los colegas Wil silia, y Myriam Jimeno, de Ia Unive por la generosi REFERENCIAS BUSLIOGRAFICAS 8.) Paci ey Alcida Rita Ramos (2000) 0 Branco: Cosmologias do contato no note-amazé- rensa Oficial SP/Editora Unesp/ our le développement, Pespuisa e brasileivas & co Albert, Bruce (2002) (c nomami (Contribuict tino Te » EI Dorado), Docu Bra 10s Yanomami 2, Andrade, Karenina (2007), A emproendimenta, tesis de doctorad\ Antropologia, Universidad de Brasilia. © Tradueciga de Laura Bera TTL sennsngnMme 120 ANTROPOLOGIA At1ORA Bird-David, Nurit (1999), “Animism” Revisited: Peison hood, Environmer veira, Roberto (1960), O processo de assi- ‘milacéio dos Terena, Rio de Janciro, Musec + 0 Indio no mundo dos brancos: A situagto dos Tukuna dla Alto Solin do Li Sociologia do Brasitindigenc, Rio de jane’ Tempo Brasileiro, (1976), Identidade, etnia e estrutura social, L 1 Pablo, Pioneira, Comarolt, John I. y Jean Comaroff (1992), Lhnagra Phy and the Historical Imagination, Boulder, Westview Press, COPY (Comissiio Pr6. Indian Park: Rita Ramos y Ke nomami) (1979), “Yanomami ind Justification’ h Taylor (comps.}, 7 terpretacii e superinterpretagd tins Fontes, POR UNA ANTROPOLOGIA ECUMENICA 124 EvansPritchard, F. E, (1937), Witcheraft, Oracles and Magic among the Azande, Oxford, Clarendon Press Pritchard [ed east.: Brajeria, magia y ordiculos entre los Barcelona, Anagrama, 1998] 1983), Time and the Other: Ho Object, Nueva York, Colui FalsBorda, Orlando (2003), Ante la crisis det pais: Meas- accién para of cambio, Bogor’, El Ancora Editores/ (2001), O mundo inacabado: ica, Finograsfia Ado ¢ eriacto em uma cosmolagia a Piraha, Rio de J ! Historia de vida de Trin Morales, Bogota, Instituto Colombiano de Antropolo, Historia, Haley, 2009), Resefia de Les Fick ations of sovereignty a Nee ieee 122 ANTROPOLOGIA AHORA in native California, en Current Anthropology, vol. 50, n° 4, pp. 577-579. Hou, Francis L. K. (1964), “Rethinking the Concept ‘Primi- en Current Anihropology, vol. 5, n° 3, pp. 169-178, Nacional de Colombi Kirsch, Stuart (2006), Reverse Anthropology: Indigenous Anaiysis of Social and Environmental Relations in New Stanford, Stanford University Press Kopenawa Yanoma Davi y Bruce Albert (2010), La chute du ciel: Paroles d'un chaman Yanom Plon (Collection Terre Humaine), ni, Paris, Latour, Bruno (1994), Jamaisfomos modernos. En Antropologia Sinetricg, San ‘Nunca fuimas modernos, de Lo, Editora 34 fed. cast nos Aires, Siglo XXI, 2007]. Lévi Strauss, Claude (1962), La pensée saxage, Paris, Plon, Tempos, ino, Sebirop af al, (2001), mmr, pajés © cura entre as tui Gavido-Ttoten de Rondénia, San Pablo, Senac/Terceiro Nome, x0 Gongora, Renato sy Rogério Duarte do Pateo (comps.) (2009), a grita! Tora Indigena Resa Serva do Sol ¢ 08 ianais no Bras, Rio de Janeiro, Azougue. dines POR UNA ANTROPOLOGIA ECUMENICA 123, L. Urdaneta Franco (2005), La fuerza de la gente: Juntando recuerdos sobre ‘alombia, Bogota, Instituto Pimenta, José (2002), /ndio nda é todo igual; A construcdo Ashaninka de historia eda politica interinica, esis de doctorado, Departamento de Antropologia, Universi- dad de Brasilia. Ramos, Alcida Rita (1998), Indigenism: Ethnic pol in Brazil, Madison, The University of Wiscons) Press. 2008), ‘Disengaging Anthropology”, en Deborah vada: Una iv Cauce al comienzo del mile versidad del Cauca. Rosaldo, Renato (1981), Hongot Headhunting, 1883-1974: A Study of Society and History, Stanford, Stanford Uni- versity Press Sioui, Georges Me pesta, Giovama A. (2009) Historicidade e ongantzacio seciop. 124 ANTROPOLOGIA AHORA doctorado, Departamento de Antropologia, Universi dad de Brasilia ‘Tierney, Patrick (2000), Darkness in Bl Dorado: How Scien tists and Journalists devastated the Amazon, Nueva York, W.W. Norton & Company Alexis de (2003), Democracy in America J], Nueva York, Penguin Classies [ed. east: Dev 1 2010] i rmo, Abelino Dagi | Aranda (1993), “En el segundo dia, de (numisak) sembré la autoridad y las lo", en Francois Correa R. (comp.), Hurtado y 1995), San Pabl :/Anpocs, ; ~~(2002), “O nativo relative”, Mana, vol. 8, pp. 113-148. Wagner, Roy (1981), The Invention of Culture, Nueva York, Phoenix Book. Weaver, Thomas (comp,} (1973), To ee Ourselves: An- Uiropotogy and Medem Social Issues, Glenview, Minois, Scott, Foresman & Company. 1 Whitchead, Neil L, (1993), “Native American Cultures ue Aulantic Littoral of South America, 1499- | 1650", Pracendings of the British Academy, 81, pp- 197-231,

También podría gustarte