efpejo MMc(tro h caita
rs Amaro Guillermo Berrones Daniel Cifuentes*
Margarito Cullar Romualdo-Gallegos Gerson Gmez
David Gonzlez Genaro Huacal Joaqun Hurtado
Julio Csar Mndez* Armando Hugo Ortz Arnulfo Vigil
Alfredo Zapata Guevara
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Monterrey, espejo nuestro de cada da
Andrs Amaro / Guillermo Berrones / Daniel
Cifuentes / Margarite Cullar / Romualdo Gallegos / Gerson
Gmez / David Gonzlez / Genaro Huacal / Joaqun
Hurtado / Julio Csar Mndez / Armando Hugo
Ortiz / Arnulfo Vigil / Alfredo Zapata Guevara
Universidad Autnoma de Nuevo Len
Centro de Informacin de Historia Regional
Facultad de Filosofa y Letras
Monterrey, Mxico, 1996
Contenido
Monterrey, espejo nuestro / Celso Garza Guajardo / 7
Monterrey: su adolescencia / Andrs Amaro / 9
Perfiles de Monterrey / Guillermo Berrones / 1 9
Mercados populares / Mar garito Cullar / 2 9
Notas falsas como el futuro / Romualdo Gallegos / 4 1
Un tour por las Pulgas de Monterrey / Gerson
Gmez / 4 7
La ruta de los bebenautas / David Gonzlez / 6 3
La primera vez que vi tu cara / Genaro Huacal / 8 3
Monterrey 400, modelo para armar / Joaqun Hurtado / 9 9
El huracn Gilberto en Santa Catarina / Julio Csar
Mndez / 1 0 9
Vestida y alborotada / Armando Hugo Ortiz G. / 1 2 9
Monterrey y la cultura del schock / Amulfo Vigil / 1 3 9
Album regiomontano / Alfredo Zapata Guevara 1 5 3
Eplogo / 1 6 1
Monterrey, espejo nuestro
Por qu un libro como ste? Creo que Monterrey, espejo
J nuestro de cada da, responde a una visin amplia de ciu-
V dad. Su conformacin permite registrar la memoria viva
de una metrpoli que cumple 400 aos.
En esta obra 12 autores regiomontanos interpretan Monte-
rrey desde perspectivas y alcances a veces contrastantes entre
s. El cronista, como espejo de la ciudad, configura cuadros
llenos de paisaje urbano. Al final un eplogo nos indica que en
el siglo pasado la crnica era ya una realidad, una manera de
deletrear y amar la ciudad.
Personajes citadinos, mercados populares, cantinas, cen-
tros comerciales, calles, modos de ser, catstrofes naturales y
hasta la nota roja forman parte de esta galera de espejos en la
que Monterrey emerge en sus rostros mltiples.
A su modo nuestros cronistas urbanos aman tambin Mon-
terrey. ciudad de contrastes y pretensiones, de grandes visio-
nes y empresas de largo alcance. Al dibujarla, a veces con ros-
tros poco agraciados, no hacen ms que hacerla ms nuestra,
ms ntida, ms transparente y ms real.
Andrs Amaro. Guillermo Berranes, Margarito Cullar,
Gerson Gmez. David Gonzlez, Joaqun Hurtado, Julio Csar
Mndez, Armando Hugo Ortiz, Arnulfo Vigil, Alfredo Zapata
Guevara, Romualdo Gallegos, Genaro Huacal y Daniel Ci-
fuentes, aportan su testimonio y enfrentan el reto de homena-
Monterrey: su adolescencia
jear lo que se quiere porque a diario se vive.
Es indiscutible que la ciudad aporta una variedad de temas,
no todos tratados en esta obra, que enriquecen el trnsito coti-
diano. De igual manera otras voces no estn presentes. Pero
este no es un libro total sino una primera propuesta que aspira
a interpretar un Monterrey que se arma desde pticas a veces
contrapuestas.
La ciudad es sueo y vivencia de muchos. Adentrarse en Andrs Amaro
ella es encontrar rostros desconocidos y rasgos que de alguna
manera nos son familiares.
l carcter emprendedor, la franqueza como manto tico,
Celso Garza Guajardo E el acento de habla decantado en la frase I'ior y en la
voz prototpica de Eduardo Gonzlez Piporro, un plati-
llo (el cabrito), una montaa semidepredada (el Cerro de la Si-
lla), y el pago puntual por el costo de una acusacin nacional
(tacaos!), han participado con mrito desigual en el estableci-
miento de la identidad de los habitantes de Monterrey.
Todos esos elementos y smbolos se desarrollaron a la
sombra de una frustracin: ser provincia.
Un empeo, el engrandecimiento de la ciudad, prohij
por otra parte una suerte de perfil deseable del regiomontano:
enrgico y probo: modelo en la vida privada, ejemplar en la
vida pblica; trabajador, jams sabe lo que es el descanso.
Esta cultura de la unanimidad convulsiona desde hace va-
rios aos.
La masificacin y el anonimato propios de una ciudad me-
tropolitana. la crisis econmica, el incremento de la poblacin,
la emergencia de un pragmatismo socialmente validado, la in-
migracin por la que slo en Monterrey el 25 por ciento de los
habitantes es originario de otra entidad, la emergencia de gru-
pos sociales distintos del empresariado tradicional y la diversi-
ficacin misma de la Iniciativa Privada, ms interesada en ha-
cer negocios que en tutelar a la sociedad, han acompaado ese
deterioro.
Fue un valor entendido suponer que el presente era una les muestra la carretera que ha mandado construir para el as-
continuacin, en lnea recta, de la tarea constructora empren- censo a sus propiedades.
dida por don Diego de Montemayor y las doce familias que Hay un viento fro. El auto en que viajan se detiene varias
fundaran la Ciudad Metropolitana de Nuestra Seora de Mon-
veces en el trayecto, y los pasajeros descienden para admirar
terrey hace 400 aos.
el paisaje boscoso.
Cada quien saba lo que tena que hacer. En uno de esos intervalos, Calles, sinuoso como la carrete-
No obstante, en ese sitial de las certidumbres se ha acomo-
ra que observa, dispara:
dado un revoltijo, donde los sacramentos coexisten con los an- - E s un esfuerzo que no merecen los ricos de Monterrey.
tiguos pecados. Ser una bala perdida. La primera.
Quiero vivir mi propia vida, dice la cantante Gloria Trevi. Al llegar a Las Delicias, los tres militares, Almazn. Calles
Sin duda alguien pudo haberlo dicho antes, pero ello no le y Crdenas, recorren los alrededores de la casa, estilo colonial
condujo al xito. californiano. de reciente construccin.
Cules fueron los detalles de acabado de estas conductas Tras permanecer sentados quince minutos frente al fuego
e ideas compartidas y cules los hitos de su menoscabo en tan- de la chimenea de la sala, los personajes se disponen a aban-
to proposicin nica? donar la casa a las seis de la tarde. Entonces, dos periodistas,
Gustavo M. Garca y J.M. Powells. interceptan a Calles.
- L o s peridicos no tienen el valor de publicar lo que yo di-
Mezquinos o ahorrativos? g a - reta ste.
-S.
Estacin Unin. 28 de septiembre de 1934. Noche.
Le cuestionan entonces sobre un conflicto estudiantil local,
Procedentes de la hacienda Soledad de la Mota, el general para cuyo finiquito tajante los as llamados elementos revolu-
Plutarco Elias Calles y el presidente electo Lzaro Crdenas, cionarios han pedido autorizacin.
an lejos de la inquina que compartiran, llegan al andn.
- T o d o -interpreta el general- ha sido provocado por los
Encabeza la recepcin el Comandante de la Sexta Zona frailes y judos capitalistas que hay en Monterrey. Son los que
Militar, Juan Andrew Almazn, quien ha ofrecido ya a la vista han creado esta situacin de intranquilidad.
del pblico retazos de la ambicin que le llevar a disputar la Incorporado a la pltica por el propio Calles -.qu opina,
Presidencia desde la oposicin en 1940. general?- Lzaro Crdenas dice:
Al da siguiente, en la Meseta de Chipinque, el militar cele- Efectivamente, aqu abundan los judos, gente que ha es-
bra una comida para cien personas en honor de los huspedes. tado en todos los partidos polticos y en todos los grupos ar-
Son las dos y media de la tarde. Ah estn el gobernador mados. befando hoy lo que creyeron ayer.
Pablo Quiroga, el ingeniero Plutarco Elias Calles (alcalde), los Acaba la entrevista.
directores de las escuelas universitarias y magistrados. Para algunos, las acusaciones que dieran forma al prestigio
Cuando el banquete concluye, Almazn conduce a los in- de la tacaera regiomontana se haban referido slo a un frag-
vitados a su casa en Las Delicias, un paraje cercano. De paso, mento de la sociedad. Segn muchos, se trataba de una adver-
tencia indirecta al general Almazn y no tena un destinatario
En Monterrey -aseguraba- no hay un solo limosnero,
colectivo. Otro ms indicara que el objetivo era doble.
porque tanto el gobierno como los hombres de negocios abren
Lo cierto es que la imputacin marc la definicin que, en
factoras, fomentan las industrias y levantan fincas urbanas.
chistes y ocurrencias, elabor el pas acerca del espritu de los
Bajo estas condiciones, sera un sarcasmo encontrar vagos o
ciudadanos de Monterrey.
limosneros.
As, era explicable que cuando, aos despus, el matador
Y si no un sarcasmo, por lo menos una broma de psimo
Lorenzo Garza, El Ave de las Tempestades, obsequiara un
toro desde la arena, el cronista de radio dijera: gusto.
-Esto es algo extraordinario, siendo Lorenzo de Monterrey. Si la miseria no es una condicin socioeconmica, enton-
ces es un accidente de la moralidad, una consecuencia natural
El 25 de enero de 1942, un grupo de empresarios encabe-
de la falta de vergenza.
zado por el presidente de la Cmara de Comercio e Industria
La ciudad ya se ve a s misma, en esa poca, como la meta
de Monterrey, Hernn Sada Gmez, se entrevist en la ciudad
de todas las aspiraciones. Y a los braceros que, provenientes
de Mxico con el Presidente Manuel Avila Camacho.
de otros estados del pas deambulan por las calles a la espera
Apenas concluido el encuentro, se gener la especie, asida
de ser contratados por granjeros norteamericanos, como el fac-
a dos manos entre la ficcin y la ancdota.
tor que distorsiona el paisaje.
Ai ordenar el Presidente que se sirviera un banquete a la
Se les reprocha su desalio y la inactividad propia de cual-
delegacin regiomontana, el Secretario de Economa, conta- quier desempleado pero interpretada como tendencia irreme-
giado de la templanza presupuestaria de los convidados, ha- diable a la pereza.
bra salido presto a efectuar una gira por las tiendas de abarro- A la percepcin de su desdoro, se suma la presuncin so-
tes capitalistas para, en la comparacin, encontrar los mejores bre su baja condicin moral, su nula cultura y, hereja de la
precios. civilidad, su cortedad de miras.
No pocos mexicanos formularon una idea acerca de la vida En otras palabras, los braceros constituyen la anttesis am-
cotidiana de Monterrey a travs de los chistes de los que era bulante del visionario.
materia. La incriminacin, as, se adhiri a cada referencia so- Mientras caminan o yacen en los linderos de las vas de fe-
bre los regiomontanos. Ellos siempre rechazaron el cargo, si rrocarril, en la orilla norte de la ciudad originaria, se dejan dis-
bien ninguno estuvo dispuesto a gastar nada en desmentirlo. traer por la preocupacin de encontrar trabajo, en lugar de
La prosperidad, local; la miseria, importada pensar que deben estar presentes en la consecucin de los ms
Para el inicio de la dcada de los cincuenta, la sociedad re- altos destinos de la patria.
giomontana tena sealadas ya cuatro plagas que hollaban esa Solos y en zozobra, generan el despegue definitivo de un
tierra linda y sultana: braceros, mariachis, mendigos y pues- tipo de oferta problemtica: la del comercio informal. En el
teros. barrio El Nacional, ante un mercado cautivo de braceros y
A la alarma le antecedan apreciaciones como la del gene- mariachis de guitarrn terciado, los puesteros se multiplican y
ral Eulogio Ortiz, Jefe de las Operaciones Militares en la ciu- elevan el precio del plato de frijoles a un peso con cincuenta
dad, aunque natal de Chihuahua. centavos. Y caldudito.
La condena no consiste slo en un prurito esttico-moral.
Para la sociedad regiomontana, la presencia de otros mexi- Entonces, las calles comerciales, los barrios residenciales,
canos, virtualmente dotados de extranjera, es peligrosa. Y no el Crculo Mercantil, el Palacio Federal, el Hospital Muguer-
slo porque pretendieran vivir al cobijo de un programa al que za, el Casino Monterrey... y las fbricas, crisol de nuestros
no han contribuido, sino porque merced a su carencia de ini- afanes, formaban parte de la constelacin en la ruta crtica de
ciativa podran detenerlo. la identidad.
En el esquema, recurrente durante los conflictos de las zo- Hacia el inicio de los ochenta, el concepto revalid su ra-
nas marginadas en los sesentas, la prosperidad reivindica su zn de ser en la construccin de la Macroplaza, la ms gran-
origen vernculo. Los ingredientes contradictorios son foraste- de del mundo.
ros. Y la inmigracin masiva, el caballo de troya del pesimis- Cintermex, el complejo edificado en los terrenos de la anti-
mo y la indiferencia tan dainos para la productividad. gua Fundidora Monterrey, no sera mundialmente el centro de
negocios de mayor amplitud, pero s el ms importante de
Amrica Latina.
Momentos crticos Precedida por una cultura del recato que desdeaba el
apantalle atribuido a los palacios porfiristas, la ciudad em-
1. Hay una frase de uso comn entre nosotros y que sirve en pezaba a expresar la percepcin de su grandeza y de la pujan-
ocasiones de disculpa para nuestra falta de equidad... Cuando za de quienes la dirigan en la monumentalidad de sus espa-
se dice negocios son negocios podra jurar que all hay una in- cios pblicos.
justicia, que hay una accin que no se quiere clasificar instinti-
Ha sido de esta manera que el espritu colectivo ha transi-
vamente en la esfera moral, porque resultara oprobiosa, y por
tado la arquitectura contempornea por una va preferencial: el
eso se deja aparte.
tamao.
Don Joel Rocha, hombre de su tiempo, hace la advertencia
3. Los deportistas, Clemente Snchez y Francisco Javier
en el medioda del tres de abril de 1941. Lo escuchan miembros
El Abuelo Cruz, distanciados por las fechas de su respectiva
del Club Sembradores de Amistad en el Casino Monterrey.
plenitud, coinciden no obstante en el mecanismo social de su
Del brazo de su intencin por rectificar un camino que per- xito: ambos son catapultados desde la carencia.
cibe equivocado, sospecha la proximidad del fin de una filoso-
Snchez abandona la Jefatura de Crditos y Cobranzas de
fa empresarial. sta cimentaba hasta entonces el liderazgo
la tienda El Boulevar (Paso a paso, despacito). Con la
moral del sector. Y en ella abrevaban tambin conceptos tan
anuencia y apoyo del propietario, don Arturo Elizondo Dvila.
caros como la franqueza (indicador del elevado precio de la
El Abuelo, a su vez, emerge de las que fueran origina-
palabra empeada) y la solidaridad.
riamente las goteras de la ciudad.
2. Haba, en 1940, una pregunta manida que entraaba, sin Ambos sin embargo, protagonizan acontecimientos socia-
embargo, la eleccin de los iconos a travs de los cuales la les puntualmente opuestos.
ciudad buscaba confirmar que su grandeza era equivalente a
Campen mundial de los pesos pluma cuando nadie apos-
su contribucin al Producto Interno Bruto:
taba por l, Snchez Xicotncatl es aclamado por diez mil per-
Cuando un amigo o familia visita Monterrey por primera sonas que lo reciben a su regreso de Japn, el 22 de mayo de
vez qu lugares le recomiendas visitar?
1972. El alcalde lo declara Ciudadano Distinguido . El Pre- que no es lo mismo ser una descocada que un maniqu de
sidente de la Repblica le llama por telfono para felicitarlo. Mary Quant.
Menos de seis meses despus, su derrota ante el cubano No hace tanto, la vida personal flua a la sombra de un
Jos Legra (promedio de una cada por asalto) en la Monu- anhelo imprescindible que hoy no tiene que conformarse con
mental Monterrey le hace ganar un estruendoso abucheo del el uso de las horas muertas: Si no me olvidas, siempre felices
que no se recuperar nunca. seremos los dos (Cancin Morenita Ma, maestro Armando
Hasta aqu la ciudad enaltece el triunfo y difcilmente per- Villarreal, 1922).
dona la derrota. Todo ello no cambiar el pasado. Pero s marcar lneas de
Sbado 21 de junio de 1986. Otra historia. Agona de la expresin en el rostro del futuro de una ciudad mltiple a pe-
contienda entre las Selecciones de Mxico y Alemania por el sar de sus sonrojos.
pase a la semifinal del Mundial de Ftbol. En serie de penal-
ties, Fernando Quirarte invierte toda su angustia en un disparo
a media altura y por el centro que termina el viaje en el pie iz-
quierdo del portero alemn Schumaher.
-Chinnn...!- se escucha en el Estadio Universitario. Unos
lo dicen; otros nada ms lo sienten.
Pero despus todos van a la Macroplaza. Es una noche de
cerveza, caravanas de autos y tolerancia policaca. La ciudad
ostenta y festeja una derrota que encuentra su mejor expresin
plstica en las lgrimas derramadas por El Abuelo cuando
el partido haba terminado y la esperanza era ya un nido de es-
combros.
C 5f
Los regiomontanos siguen siendo emprendedores. Pero ya
no compensa su esfuerzo un canto para sus glorias.
Desdean la pica. Y, siempre que se puede, tambin la
austeridad: la reinversin ya no es el pozo donde se entierran
vivos los deseos; una buena parte de los excedentes son em-
pleados en divertirse.
En su afn de imaginarse cosmopolita, Monterrey abri
posibilidades ldicas. A regaadientes, acept largas cabelle-
ras masculinas, hot pants y minifaldas en los setentas. Y es
Perfiles de Monterrey
Guillermo Berrones
onterrey tiene una T como smbolo divino que se al-
M za entre montaas y sierras ms all de la esterilidad
desrtica de aridoamrica. Ciertamente un oasis pa-
radisiaco en el noreste de Mxico. Y si en el paraso bblico
fue imposible a los deseos de la carne y a las bondades de la
pasin, los adanes y las evas de esta ciudad metropolitana de
Nuestra Seora de Monterrey estamos eximidos de impuestos
pecatoriales.
Nuestra ciudad no cuenta con un pasado de pirmides y
dioses de granito. No tuvimos serpientes emplumadas ni cdi-
gos lingsticos cargados de espantosas X. Los pocos nativos,
bravos y cerreros, perecieron ensartados en las lanzas espao-
las o despanzurrados por el filo oxidado de las espadas de los
robotines gallegos y andaluces. A nosotros no nos alcanz la
maldicin de la Malinche. Somos de ascendencia ibrica. So-
mos puros. Puros cabrones que nos la hemos pasado haciendo
billetes a costa del que se deje explotar, creando emporios cer-
veceros. del vidrio y acereros para formar la nueva burguesa
regia. Y ya no le sigo por no semejarme al otro extremo del
hilo: al de los caudillos rojos de la clase trabajadora.
Ese es el origen de nuestro Monterrey de las montaas, de
las flicas chimeneas que escupen gargajos de holln al cielo y
nos vuelven a caer en la cara. Es la ciudad que abre impdica
sus bragas al vecino del norte para que nos entre el TLC. Aqu
perdi su vieja don Diego ante Alberto del Canto. Es la metr-
poli que coge, recoge y acoge a todo aquel que quiera venirse Mercado nocturno
en ella.
Soy poco afecto a los dinosaurios. Pero un da, uno de ellos No es el barrio chino de San Francisco. Pudiera parecer una ca-
tuvo un rato de lucidez y de colmillo, me parece que era algo as lle de Hong Kong. Wall Street se estemecera si la comparamos
como un velociraptor politicus erectas, abri su hocico para con lo que en un tiempo signific la calle Carlos Salazar en el
sentenciar que Monterrey era una ciudad enana, chata y en cal- centro de Monterrey. De Doctor Coss a Jurez la noche sodomi-
zones, contradiciendo a Alfonso Reyes que alguna vez la seal z a los transentes. Elegantes y sexys, las locas conquistaron la
como un obrero en mangas de camisa. En esa ocasin coincid mirada de los trasnochados, de los bugas, los bebedores del in-
con ese alfonsino ejemplar del Jurassic Park. Y creo que segui- somnio. Nalgas al aire ofreciendo la fuerza de los placeres ana-
mos siendo chatos aunque resollemos bien. Somos todava una les. Atrofiadas virilidades escondidas en el refajo de una tanga
ciudad enlatada, en conserva, made in export. Nos asusta el fan- de playboy. Esfinges descubriendo sus secretos al amparo de las
tasma de la moral y vivimos con el Jess en la boca y no preci- sombras. Belleza petrificada en el dintel de las casonas antiguas.
samente porque ahora vivamos a puro PAN. De da hacemos por Hombres maquillados buscando el pan de cada da en el ejerci-
la vida sellando puertas de cantina, impugnando bares de bikini cio contranatura. Hombres muy hombres cazando el pecado. La
open, clausurando cines de pelculas pomo, encerrando marico- calle es una caravana de vehculos rodando silenciosos muy por
nes y censurndole las minifaldas a las edecanes de los servi abajo del lmite permitido de velocidad. Sin bocinazos ni cerro-
car. Y de noche. Ay, bendita noche, por fin llegas con la belleza nes. La tolerancia rige. A la llegada de las sirenas y las torretas
de tus luces y la magia de tus misterios. Saltamos a la calle cata- centellantes volaron las palomas. Acaso mensajeras del apoca-
pultados por la fiera energa del deseo para ser felices. Las mar- lipsis. Acaso crislidas mimetizadas por la luna. Se vaciaron las
quesas en sus marquises buscan el farol roto de una calle cual- cuadras. Las puertas se cerraron y el barrio se volvi ms anti-
quiera. Vestidas y alborotadas se la pasan rondando tu esquina. guo. Los carros volvieron a correr veloces. Ahora vagan disper-
Y nos bebemos las horas de la noche en los sagrados recintos de sas en la ciudad. Rondando las esquinas. Estn por todas partes
msica y baile liberados de la etiqueta de funcionarios, curas o sacando la semilla de los hombres. Y cobran. Cincuenta oral y
maestros. Jineteamos en nuestras propias fantasas hasta caer cien completo.
exhaustos por la maana y despertamos aguijoneados por este
sol de Monterrey que nos beatificia y volvemos a las andadas
moralizantes, a enlatarnos para conservar la pureza lavando Adis al Acapulco
nuestras culpas en el ro de la censura. Ese es el Monterrey
nuestro que se debate en el ldico placer de las palabras con su Luces de colores. Ambiente de cumbia caliente. Aroma de en-
picarda nortea que desde el meritito norte agita su mano car- cierro mezclado con el perfume barato de las mujeres. La pista
denalicia: Hermosa repblica mexicana: desde el Cerro de la es un patinadero de escupitajos espesos. Servicio las veinti-
Sida, Montegay te saluda. cuatro horas del da. Los mirones son de palo, pero no estor-
ban. Ven. Miradas de rimel te llaman a guios. Carne joven
envuelta en bikinis tornasolados de playa. Camisones transpa-
rentes colgados en la pared. Zapatillas de cristal, de ante y de
chaquira. Princesas, ngeles y hadas rasuradas del pubis y con De esos lugares no se acostumbra rescatar nunca nada. Aunque
el calzn hundido en sus nalgas. Grupas haciendo el meneito muchos hayamos estado all disfrutando de las juergas instinti-
bajo una falda de olanes cortsima. Rubias forzadas con per- vas. Quin har un homenaje a su memoria? Los historiado-
xido. Casi cholas. Yo no bailo, si quieres vamos al cuarto. res, los cronistas, los socilogos? No. No hay quin le haga un
Por veinte pesos ms me quito todo. Para todos hay. Cuerpos museo a las blandeces de la carne, a la bohemia, al placer. Sera
amorfos en traje de camiseta decorados por ellas mismas con tanto como abrir las puertas de nuestra conciencia. Como dejas
Pait Writers. Risas coloradas en la penumbra enrojecida por el escapar los sigilos de nuestras fantasas.
anuncio luminoso del fondo. Una palmera de nen y Acapulco
Ahora la lnea dos del Metro pasa murmurante bajo la ciu-
con la P fundida.
dad. Al salir del tnel, nos deslumhra el sol como tantas veces
La belleza de los borrachos est sobre las mesas. De cuatro nos deslumhr el amanecer de la calle Reforma con sus pues-
en cuatro. No cover. Los precios estn bien claros sobre la pa- tos llenos de fayuca. La Victoria con sus frutas frescas dej de
red. Por botella, por cerveza y por pieza bailada. Yo nada aliviarnos la resaca. Las habitaciones del Amrica son escom-
ms bailo. Tengo mi trabajo, pero no me alcanza y vengo aqu bros rellenando terrenos baldos y ah estn sepultadas nues-
para completar el gasto. Bajo las mesas un collage de chicles tras vanidades de habernos acostado con tres del Acapulco al
espera ser descubierto por los amantes de la plstica. El mingi- mismo tiempo. Ni rastros-quedan de sus rias. Las modas en
torio huele a naftalina y a hojas quemadas. Incienso que reseca los pasos de baile se dan ahora en otros centros. A padrotear a
la boca. Mota bendita. La soda huele a billete nuevo. otro lado. No habr quien promueva una placa conmemorativa
Lamidito de pelo. Zapato blanco y pantaln igual. Chaleco en su honor. Sus mujeres estn dispersas por todos los rumbos
de seda azul y camisa celeste. Sesenta aos se cuelgan de una de la ciudad y sus clientes tambin.
gorda frondosa que le brinda sus pechos de almohada al canto
de Julio Jaramillo. Vaquero de botas a sombrero hunde sus
piernas de Pepeco entre los muslos de la mejor de la noche. La Cultura en La Risca
radiola tiene su turno en los intermedios de la msica viva.
Nunca hay silencio. Si pagas hago de todo. Por salir es otra Culturas Populares se avent el proyecto de promover activi-
feria. No has restriccin en la entrada salvo para los menores dades culturales en la colonia Alfonso Reyes, mejor conocida
de edad. Y an as se cuelan. Fiesta de todos los das. Hostili- como La Risca. Romnticamente nos integramos en equipo.
dad y refugio sin distincin de rango o de clase. Magic dance Das antes tanteamos el terreno. Haba que probar la encuesta
tras una puerta de acero. Tnel de muslos y pechos suculentos elaborada por Rebeca. Gregorio, Csar, ngel y yo nos lanza-
te dan la bienvenida. Despus la luz, la msica y las mujeres mos a la colonia para aplicarla. Dos cosas me aterran: que no
te hechizan. prenda el taller literario y el miedo a una madriza. Subimos en
Perdn, estoy hablando en presente y es un error. El Acapul- el Vocho de Csar, un escarabajo colorado que hizo el esfuer-
zo y por fin logr subir. Lo dejamos frente a la casa de doa
co pas a mejor vida. Despus de salvarse tantas veces del aco-
Licha, una mujerona de carnes gruesas, chamorro duro y nalga
so de la moralidad y del soborno para evitar ser clausurado. La
ancha. Con ella estaba seguro. Todos los vecinos respetan su
modernidad, que es la madre de los cambios, lo ha borrado del
voz mandona que le sale como eructo de su lechudo pecho.
mapa. Ni su espritu de fiesta rondar en el barrio del Nacional.
Nos dispersamos. Csar ganeh al primer chavo que se encon- algunas parejas aprovechaban la oscuridad para arrejuntarse
tr en una esquina y lo arrincon para encuestarlo. Gregorio, mejor. No manosee el mandado, dijo una voz incgnita.
Angel y yo seguimos derecho. Una cuadra ms adelante nos Angel estaba encaramado sobre una placa de cemento en-
reconocieron unos chamacos que jugaban ftbol y pregunta- trevistando a tres muchachos que se divertan y albureaban
ron cundo iramos con la pintura para el concurso al que los con las preguntas. Luego se fue a jugar con ellos en las mesas
habamos invitado. Se apunt uno que quiere hacer un mural de fubtbolito. Por poco olvida las encuestas. El resto descansa-
chido. Ah se qued Angel para hacer su trabajo, rodeado de mos mirando el tendido luminoso de la ciudad. El estadio
futbolistas prendidos. Antes, tuvo que demostrarles que saba Monterrey, el iluminado nacionalista del puente del Papa. El
jugar y les dispar un centro y el enjambre se lanz a rematar. Metro arrastrando su luz y el vrtigo de los carros nadando a
Le aplaudieron. las orillas del Santa Catarina. Antes de bajar al carro les dije:
Gregorio y yo bajamos a una de las primeras calles de la qu chingona vista tienen estos cabrones. Todos coincidimos.
colonia. En la esquina donde estuvimos la primera vez coto- Volvimos con doa Licha y nos despedimos de ella y del
rreando con un puado de drogos buena onda a los que les gerquero bullista. Un hombre panzn se acerc hasta el ca-
platicamos en lo que andbamos. Parece que estn ms pren- rro con una caguama y nos invit a Tamaulipas. Saldra por la
didos con la idea de los murales. Ya tienen dispuestas las pa- madrugada a pescar pjaros. Para que vean lo que es bueno.
redes y hasta los dibujos que harn. Tambin les entusiasma la Regresamos al centro de Monterrey y nos encontramos con la
msica. Colombiana, por supuesto. Traigan instrumentos y fiesta de los panistas celebrando el triunfo de Chuy... uy, uy,
van a ver cmo se arma, dicen. A m me regalaron un acor- uy. Desde ahora tenemos, por primera vez, alcalde panista.
den en un jale y se la pas a un morro de por aqu. Pero ya lo Como dice la raza de La Risca: Qu hueva!
trae todo chimuelo, con dos o tres botones. La onda es que
traigan maestros bien ac que s se la rifen. Pero vengan. To-
dos se van all arriba y aqu ni nos pelan. Si vienen del PRI
El hombre lobo
van pa arriba. Que del INJUDE y pa all. Con decirles que no-
sotros fuimos los ltimos a lo que les pavimentaron. Esas son Perfecto viste con mucha pulcritud. Zapatos o botas, segn la
sus quejas. Por fin Gregorio se anima y suelta la encuesta. Pre- ocasin, lucen impecables. Camisa y pantaln son en mi ami-
cavidamente se negaron de primera intencin. Yo tambin sa- go la combinacin perfecta. Tiene un cinto para cada vestuario
qu mis hojas y un chavo se anim a contestar mis preguntas. que usa. No es muy dado a los excesos gastronmicos, por lo
Luego todos queran anotarse para ser encuestados. tanto no es gordo. Ms bien alto y con una pancilla tan propia
Ya oscuro vino Csar y subimos a buscar a ngel. Un ca- de los cuarentones. Su barba y bigotes recortados esconden la
rro de chopos alegraba el barrio, el centro de La Risca. Ms huella de una adolescencia ms turbada y frentica que el es-
all, la luna despeaba su luz sobre el enorme promontorio tndar comn. Sus dientes mltiples son el destello de la mali-
que le da nombre a la colonia. Unas escaleras estrechas y em- cia en su sonrisa. De pelo entrecano. Perfecto oculta la verdad
pinadas causaron estragos en nuestra condicin fsica. Sent la de sus ojos en unos enormes lentes de carey.
humedad de la piedra viva y el suave aroma a hierba quemada Mi amigo es fino como pocos. Vive en la colonia La Luz.
En los descansos haba grupos de hombres fumando mota y Como maestro de torno en una escuela tcnica fue sumamente
recto. Lo suficiente para que los alumnos acabaran bautizn-
ta sombra del semforo pit. Exceso de velocidad. El auto se
dolo como El Lobo. Con el tiempo lo ascendieron a coordina-
detuvo. Acomodndose la cachucha fue a infraccionarlo. El
dor tcnico. En su puesto administrativo se volvi ms fiera
conductor salud con una sonrisa. Tambin sonri el agente y
que nadie con el personal. Ante la persecucin, sus propios
se guard el saludo enrollado. Perfecto observ todo mientras
compaeros hicieron alianza con los estudiantes y el mote fue
haca de nuevo la parada al siguiente camin. Tampoco hizo
ms sofisticado: Wolfman. Hacer caso omiso en su frase
alto. El tercero se gan una mentada con el velludo brazo de
preferida y la aplicaba omitiendo las bullas de que era objeto.
mi amigo.
Estas caractersticas resultan imprescindibles destacar para El agente vuelve a hacer uso de su silbato. Una camioneta
imaginar al personaje de la ancdota que pretendo contar. Lo- gris se vol el mbar. Con la espalda sudorosa el trnsito cum-
bo tiene coche y su cartera siempre est repleta de billetes y de pli con su deber. Solucin inmediata. Sonrisa. Saludo. Bolsi-
tarjetas de crdito. No porque su salario sea muy sustancioso llo. Verdadero ejemplo de simplificacin administrativa. La
cunto puede ganar un profe federal? Lo que pasa es que es omisin del chofer del cuarto camin encresp los pelos de
un buscador, un luchista. Y para mejorar sus ingresos, en oca- Perfecto. Ensopado en sudor y con la boca espumosa aull
siones se va de fotgrafo profesional a los eventos sociales. frente a la cara del agente.
Porta su credencial de la Asociacin de Fotgrafos adheridos a
-Oye, prame un camin de la ruta esa, eh!
la CTM y por supuesto al PRi. Los sbados y domingos se le ve
-Hachis hachis! yo por qu?- dijo el agente mirndolo
en iglesias y salones de baile retratando quinceaeras y novios
con la fiereza de perro polica.
engalanados. Pero su fuerte principal es un negocio de ham-
-Porque hace mucho calor y ni un mendigo camin de
burguesas y tacos que logr acreditar en una esquina de la Co-
esos se ha querido parar! -manoteaba Perfecto con ademanes
lonia Tacubaya. De ah que mi amigo sea de una alta solven-
licntropos y alzando la voz.
cia moral y sobre todo econmica al que yo no dudara nunca
en recomendar. Despus de todo no cualquiera tiene un amigo - P u e s muy tu rollo, yo no estoy aqu para esas cosas.
lobo y con dinero. -Ah no! Pero si ests para chingar a los automovilistas.
Crees que no te he estado viendo como te los transeas...
Agosto en Monterrey es un mes de un sol poco amable. Se No dijo ms. El trnsito silb al tiempo que levantaba la
puede guisar un huevo en. la banqueta. Terrible para quien se mano. Los de la veintiocho diecinueve de Seguridad Pblica
atreve a salir a media tarde. La piel parece filtro eliminando que pasaban casualmente se detuvieron intempestivos y fueron
sudor. Ningn lquido es capaz de aniquilar la resequedad de hasta Wolfman que ya tena al agente del pescuezo en un ama-
la garganta. Bueno, la cerveza s. Pero todava no se autoriza rre canino por dems parejo. Se lo llevaron. Acusacin: faltas
su consumo en la va pblica. Perfecto se vio obligado, con to- a la autoridad.
do y barbas, a vagar bajo el ardor solar de estos das. Se des-
compuso su carro. Un taxi significara una erogacin innece-
saria en esta tenebrosa ciudad donde abundan los camiones.
Perfecto sediento camin hasta la parada de Margarita Maza y
Avenida Azteca. Extendi su brazo y el camin pas de largo.
Ni modo, pens. Un agente de trnsito escondido bajo la enju-
Mercados populares
Margarito Cullar
os mercados son la fiesta temporal o permanente en la
L que amenizan el bullicio y el colorido. Hay de merca-
dos a mercados. Desde mercados rodantes que abarcan
varias cuadras hasta mercados establecidos. Entre los primeros
estn los que se ubican un da a la semana en colonias popula-
res y entre los segundos estn el Mercado Jurez, el Mercado
Coln, el Mercado Moctezuma, el Mesn Estrella y el Funda-
dores. Atrs de estos espacios de compra-venta de la mercan-
ca ms inusual hay todo un historial en el que bien vale la pe-
na detenerse.
Mercados sobre ruedas
Por lo menos un da a la semana no hay colonia bien nutrida
de habitantes en la que no se d cita un mercado sobre ruedas.
Populosos son los mercados de Caada Blanca en ciudad Gua-
dalupe y el de San Gilberto y Mrtires de Cananea en Santa
Catarina, por irnos a los extremos geogrficos. Populosos son
tambin este tipo de comercios en el rea del Topo Chico, San
Bernab y Granja Sanitaria.
Hay de todo en estos mercados. Apenas amanece Dios los
oferentes empiezan a llegar en camionetas destartaladas, insta-
lan carpas sostenidas por cuatro tubos y a vender se ha dicho.
La economa informal en pleno auge. Adheridos a centrales dades, le cobra su cuota y le dice que se afilie al gremio. Le dir
como la CTM o la CROC, los mercados rodantes son un espacio que el problema no es con l sino con los locatarios que pagan
no calificado en el que lo mismo se puede conseguir el ltimo puntualmente sus cuotas y trabajan bien y bonito para sobrevi-
xito de La Tropa Colombiana a los Tigres del Norte hasta un vir, como que no es justo... Vecina Que Nunca Falta dir que es
algodn de azcar. Desde chicharrones con grasa en abundan- la banqueta de su casa y que ah ella puede hacer lo que le ven-
cia hasta aparatos de medio uso para hacer ejercicio. ga en gana, que adems ella tambin tiene derecho a ganarse
La lista puede ser interminable pero vale la pena arriesgar- unos billetitos y que si se ponen al brinco les va a encandilar a
se por el breal de la memoria. Entre los que ya tienen su es- la Mesa Directiva porque dejan un basural y no es justo... De
pacio fijo y su mercanca definida encontramos: verdura, aba- ah no pasa, las cosas como quiera se arreglan; ya sea que la co-
rrotes, fruta, ropa nueva (regularmente gabacha), ropa usada, merciante en ciernes ceda terreno o que el viga se retire triste y
juguetes (fayuca, casi siempre), mini viveros y tierra para ma- acongojado a darle la queja al rey.
cetas, comida, artculos de loza y peltre, lotera, joyera de fan- La comida puede que no sea igual en todas partes pero qu
tasa, legumbres, etc. En esta variante las reglas son bien defi- tal un menudito para la cruda, con su chile verde debidamente
nidas: no se vale poner ms de un puesto con la misma partido, su cebolla y su coca cola helada. Qu tal unos tacos
mercanca porque eso ya es competencia desleal y los respon- de barbacoa. Seguro que su vecina, al ver a toda la familia en
sables del mercado no lo permitiran. franca comilona, le echar tamaos ojos como diciendo vieja
Luego estn los que eventualmente ofrecen alguna mer- fodonga, mira que venir a comer al mercado, y con ese gree-
canca, que no tienen un puesto fijo pero que tienen que pagar ro. A usted que le valga, ella tambin se pela por hacer lo
su cuota, al igual que los dems, para poder moverse libre- mismo, sino vea como al rato manda a la ms grandecita de la
mente en el espacio destinado por el municipio para el merca- familia con una cubeta para que se la llenen de menudo.
do en cuestin. Es el caso de mercanca cuya venta se promue- Los reglamentos municipales consideran mercado pblico
ve en triciclos, en una manta sobre el suelo, carritos de rosales el lugar que siendo propiedad municipal o particular, permite
o simple y llanamente encima de un par de tablas desvencija- la concurrencia de una diversidad de comerciantes y consumi-
das. La lista puede variar pero lo mismo se ofrece en la Valle dores de libre competencia y cuya actividad se circunscribe a
Verde que en Tierra y Libertad, en la Moderna que en Sierra la comercializacin al menudeo de artculos diversos.
Ventana: elotes, manzanas endulzadas, hierbas medicinales, Artculos reglamentados hay que no siempre se respetan.
tunas, paletas, llaveros, chivos, revistas y dems. Por ejemplo se prohibe obstruir el libre trnsito, invadir las
No falta el vecino o la vecina que se le antoje ganarse unos banquetas, vender material pornogrfico y artculos explosi-
pesos, usted sabe que la crisis no est para menos y el error de vos, consumir bebidas embriagantes, etc.
diciembre lo seguimos pagando quienes tenemos como nica Los mercados rodantes permiten a las clases ms golpea-
vela en el entierro agachar la cabeza. Deca, nunca falta alguien das por la crisis buscar una rebajita al kilo de frijol, a la verdu-
as: Seora de Tal que saca sus trapitos al sol a ver que sale; ro- ra o al huevo. Son adems un centro de reunin en el que se
pita usada que la enaniza ya no se pone, que el marido ha deja- intercambia informacin pasajera sobre el estado de salud, el
do de usar o que a ella misma ya le parece obsoleta. Tenga por trabajo y la situacin econmica.
seguro que al rato le cae el encargado de vigilar estas eventuali-
En el poema Cantata ertica pa' desnudar un mercado po-
en el mercado, por lo que en los aos veinte se integr una
pular el poeta chiapaneco Waldemar Noh Tzec escribe: Acr- Junta de Mejoras Materiales para subsanar las deficiencias del
quese, marchante. / Vea, venga, adelante,/ que su plata es cons- inmueble. Es en 1927 cuando se renuevan las paredes que, de
tante/ ac y aqu sonante. (...) Para su dentadura/ vida de ser de varilla y tela de alambre, pasan a ser de concreto, con-
morder/ aqu la baratura/ tiene para ofrecer:/ los cachetes lava- tienen jardines, iluminacin y locales exteriores.
dos/ de la jicama,/ los muones asados/ del camote,/ los dientes Solamente en ese ao la Junta de Mejoras Materiales del
sancochados/ del elote,/ los brazos mutilados/ de la yuca. Mercado Jurez invirti $ 70,000.00, ms que el costo de la
construccin inicial. Para 1946 contaba con 120 locales donde
era posible encontrar desde un sombrero de palma hasta una olla
El Mercado Jurez de peltre, artculos de alfarera, loza y jarcia, huaraches y cintos.
Hasta antes de su demolicin y convertirse en majestuoso,
El 21 de diciembre de 1907, el maestro en obras Marn Pea
pero solitario, gigante tipo condominio, haba merenderos en el
recibi la aprobacin del proyecto para la construccin de la
interior con comida mexicana, un poco sobrada en grasa, pesca-
obra ($ 64.741.00). Dos aos ms tarde, el 2 de abril de 1909
do y barbacoa. No podan faltar la verdura, la fruta, las artesa-
el general Bernardo Reyes, Gobernador de Nuevo Len y el
nas, los guajes y los juguetes de antes: de madera y lmina; car-
Alcalde Primero de Monterrey Pedro C. Martnez encabezaron
nes fras, menjurjes y todo tipo de amuletos para la buena suerte.
la ceremonia de inauguracin del inmueble.
Por la calle Aramberri, unas calles al oriente de donde en
Los alrededores de Washington y Aramberri lucan despo-
1933 se perpetuara el horrendo crimen de dos mujeres, consig-
blados en ese entonces y las calles aledaas estaban en condi-
nado por Hugo Valds Manrquez en su novela Los crmenes
ciones poco transitables. Debido a esto quiz la afluencia del
de la calle de Aramberri, hay dos vigilantes que desde la pre-
pblico no fue como esperaban los entusiastas comerciantes.
sencia en el tiempo vigilan el exterior del mercado Jurez: las
Para colmo de males en ese mismo ao sobrevino la terrible
cantinas Lontananza y El vencedor. Y si a testigos de honor
inundacin que asol la ciudad dejando tras de s una estela de
vamos en contra esquina (Ruperto Martnez y Jurez) encon-
desolacin y muerte. Las autoridades autorizaron el sacrificio
traremos todava el famoso caf Galvn.
de reces y dems animales afuera del Mercado Jurez, por lo
que proliferaba el mal olor y las escenas poco gratas a la mira-
da de los regiomontanos de la poca, por lo que temporalmen-
te este mercado fue cerrado.
Mercado del Puente San Luisito o Puente del Papa
Pero no hay mal que dure cien aos ni mercado que los Ahora ya es un puente moderno que conecta el centro de
aguante. Para 1910, ao de las fiestas del centenario, en el in- Monterrey con la colonia Independencia. Antes, digamos all
terior del Mercado Jurez se realiz una exposicin de artcu- por 1987, esta comunicacin peatonal se daba mediante vere-
los regionales. A partir de entonces se abri de manera defini- das marcadas en la arena, el lodo y las piedras del ro Santa
tiva el Mercado Jurez. Catarina, cruzando en puentecillos de tablas, piedras y troncos
La lluvia y los fuertes vientos que suelen azotar Monterrey de rbol los sitios en que el agua se estancaba o donde haba
traan en jaque a los comerciantes que ofrecan sus mercancas corriente del ro; este trnsito rudimentario era interrumpido
cada vez que los aguaceros inundaban Monterrey. Tan primi- ms pintoresco, el ms tradicional y ms concurrido mercado,
tivos mtodos -dice Flora Barrn- originaron a las gentes mu- favorito de los obreros, de la clase media y aun de las gentes
chos indeseados baos al caer de tan improvisados puentes y adineradas."
parapetos, dndose varios casos de ahogados, especialmente En 1908 un incendio que dur dos das destruy la cons-
nios, y no pocos de lesiones. 1 truccin lateral de madera y la mercanca de su interior. La ge-
Autoridades y vecinos construyeron un puente de unos 5 nerosidad de los regiomontanos no se hizo esperar para bonifi-
metros de ancho. Dicho puente es el primer antecedente del car en algo las prdidas de los comerciantes, en su mayora
mercado que aos ms tarde se instalara en otro puente ms gente muy humilde. De inmediato el alcalde Fortunato Villa-
resistente pero instalado en el mismo lugar, pues de inmediato rreal se dio a la tarea de reconstruccin del puente pero al ao
fue ocupado, sobre todo los domingos, para la compra venta
siguiente, 1909, la terrible inundacin lo cubri en su totalidad
de ropa usada, artculos de ferretera y dems objetos de uso.
de agua y lodo, y aunque qued de pie, sus daos fueron con-
Vino otra crecida del ro y el puente pas a la historia. Este
siderables.
puente, que cedi su lugar a un puente colgante, result tan
En el lecho del ro, a ambos lados del puente y en los cos-
peligroso, relata Flora Barrn, que pronto desapareci. Mien-
tados de lo que hoy son las avenidas Morones Prieto y Consti-
tras existi este puente los comerciantes no podan ofrecer sus
tucin, fueron surgiendo con el paso del tiempo barrancas en
mercancas en l porque el trnsito y el movimiento propicia-
las que se ofreca desde frutas y fierro viejos, cemento, servi-
ban difciles maniobras de equilibrio, pero s lo hicieron al
cio de peluquera, madera y materiales para construccin. En
amparo de su sombra.
1927 esta rea fue despejada por las autoridades municipales.
En 1888 un puente de madera sustituy al de cables de c- Hacia 1946 el puente San Luisito albergaba 40 locales. Ah se
amo. Por ah transitaron los tranvas de mulitas hasta ms o ofreca: ropa que hoy llaman de seguridad, carnes, calzado,
menos 1903. ao en que se incendi. Los comerciantes siguie- sombreros, alfarera, artculos miscelneos y novedades.
ron firmes en el nuevo puente y se extendieron a los lados del En 1988, durante el desbordamiento del ro Santa Catarina
mismo. En este mismo ao el gobernador Bernardo Reyes y el a consecuencia del Huracn Gilberto, el puente resisti las em-
alcalde Pedro C. Martnez lanzaron convocatoria para la cons- bestidas de la furiosa corriente.
truccin de un puente definitivo. Tuvo un costo de $ 60.000 y Las autoridades han dispuesto que los comerciantes se ins-
tena una extensin de 60 metros de largo por 18 de ancho. talen en el lecho del ro, conformando una especie de mercado
Este puente estaba apoyado por cuatro columnas centrales popular en el que comerciantes de diversas partes de Monte-
que sostenan tres arcos enormes y contena casillas comercia- rrey, pero sobre todo de las colonias Independencia, Nuevo
les. En diciembre de 1904 el general Bernardo Reyes inaugu- Repueblo, Ancira y Po Dcimo, se dan cita diariamente a
raba dicha obra. As describe Flora Barrn el acontecimiento: ofrecer sus mejores ofertas. stas varan desde computadoras
... desde ese momento (el puente) qued consagrado como el nuevas y usadas hasta ropa, juguetes, monedas antiguas, comi-
da, refacciones y todo tipo de accesorios para autos, bicicletas,
el hogar, herramientas de trabajo, etc.
1 Flora Barrn. El puente de San Luisito. Los festejos de la fundacin de
Monterrey en 1896 y 1946. Edicin facsimilar. Gobierno de Nuevo Len, 1995.
2 Ibid.
La mercanca que ofrecen ms de 1500 comerciantes adhe-
por don Cesreo Campos frente a la placita de Degollado, ya
ridos a la CTM en el Mercado Moctezuma, ms conocido co-
mo Mol de los Pobres, se ofrece en pequeos locales cu- con el nombre de Mesn Estrella.
biertos con lonas. Si le hace falta un motor de lancha, una Hacia 1946 este mercado surta a comerciantes de Reyno-
manija para su auto antiguo, una foto de Pedro Infante, o Mi- sa, Matamoros, Nuevo Laredo, Saltillo, Parras, San Pedro de
roslava, patines de tres y cuatro ruedas, cartuchos para ninten- las Colonias, Torren, Monclova, Sabinas, Rosita y Piedras
do o hasta un celular seguro que lo encuentra en este singular Negras, as como Gmez Palacio, Lerdo y Durango.
mercado. Espejos, peines, carteras de piel, sombreros, gorras, El primer recinto formal de lo que hoy es el Mesn Estre-
ceniceros de latn, vasos de vidrio, mquinas de escribir, po- lla fue un inmueble conocido como La Azucarera, una espe-
dadoras, bicicletas 3 y todo tipo de chucheras se dan cita cada cie de jacaln reconstruido en 1944 y utilizado en renta. Ven-
fin de semana en el lecho del ro Santa Catarina. dida la propiedad, los comerciantes se instalaron en la media
manzana que ocupara la estacin de camiones Crculo Azul,
Deca Jorge Villegas que los mercados populares se deben al
por Ruperto Martnez, entre Colegio Civil y Juan Mndez. Las
lugar, al medio que los sustenta y a la gente que los frecuenta; a
labores se iniciaron el 15 de agosto de 1944 y la inauguracin
los oferentes de nada les sirven los grandes edificios, as estn
construidos con el mejor material y la ms buena fe del mundo. formal se llev a cabo el 29 de diciembre de 1945.
El local se ha venido acondicionando con el transcurrir de
Cantores no le han faltado al barrio que sustent por mu-
los aos. Los locatarios ofrecen todava un colorido muy pe-
chos aos la existencia de este mercado: Ahora que ando de
culiar a los marchantes que durante todo el da recorren el in-
parranda / yo les voy a echar un grito / soy de Monterrey naci-
do/ del barrio de San Luisito. Desde San Luisito vengo / terior del Mesn Estrella. Es un regalo para la vista el rojo de
vengo a ver a mi gerita. / ntrenle si tienen ganas / barrio de las columnas de tomates, el blanco de la cebolla, el olor de la
Matehualita. verdura fresca, los elotes tiernos y maduros; frijol, carnes, pl-
tanos todava en su racimo, jugosas frutas de temporada, chile
Despus de la vista del Papa la fisonoma del puente cam-
y hortalizas. No faltan los nopalitos y la flor de palma, el ci-
bi; se quedaron ah la virgen y el monumento a la populosa
lantro y la yerbabuena en una combinacin de olores y colores
concentracin en torno a la figura de Juan Pablo II. Ahora ya
no es lo mismo. Prcticamente est despejado de puestos pero difcil de describir.
los vendedores de artculos (un reloj, un anillo, objetos de pro-
cedencia dudosa) todava abundan los fines de semana.
Mercado del Norte
Ocupaba una manzana entre las calles de Juan Mndez, Jim-
El Mesn Estrella nez, Diez Gutirrez y Coln. Construido en 1928 en virtud de
la concesin otorgada por el ayuntamiento de Monterrey a Lo-
Los inicios de lo que es hoy un amplio espacio para la venta
renzo H. Zambrano, fue inaugurado el 5 de junio de 1930.
de frutas y verduras fue un pequeo puesto instalado en 1915
Contaba hacia 1946 con 104 locales interiores y 34 exteriores.
Durante muchos aos las amas de casa del norte de la ciu-
3 El Norte. Marzo 27 de 1996. dad y la poblacin en general se dieron cita para comprar des-
de frutas y verduras hasta para la realizacin de operaciones del brazo y bolsas de ixtle, y caminan presurosas y atentas so-
mercantiles. Ya van las seoras con el consumo diario de le- bre el pavimento de ladrillo sorteando las aguafresqueras que
che, pan, latera y abarrotes; ya los hombres con su vinito na- ofrecen carritos de cha, tamarindo y horchata. Por todo el pa-
cional para la semana y el importado para la ocasin especial.
ran huele a verduras y frutas, y en las esquinas carne fresca,
Ya van los ciudadanos a pasar un buen rato a la cantina saln
por ser all donde se ubican los expendios en instalaciones
de don Enrique Salinas Jr., a la peluquera o al Club Deportivo
montadas sobre delgados pilares de hierro entre los cuales
de Cazadores de Monterrey. Ya vuelven las mujeres del moli-
penden las bsculas. En los depsitos de granos y semillas la
no de nixtamal o regresan a comprar granos secos, a surtirse
nariz se llena de ese polvo del campo cuyo olor es tan seme-
de hierbas medicinales, a la mercera o a la bsqueda de
jante al de los sombreros de palma.
artculos de cristal.
El Mercado Coln, ubicado en Padre Guillermo Jardn,
El Mercado del Norte benefici en gran medida a los habi- antes Ocampo, Jurez, Constitucin y Garibaldi, huele a pja-
tantes de las colonias Francisco Sarabia (antes barrio de Mate- ros enjaulados y a pescado, a verduras, amuletos para la buena
huala), Larralde, Obrerista y Del Prado, as como a quienes vi- suerte y a comida recin preparada. En su interior gran canti-
van en torno a la estacin de ferrocarriles y central camionera. dad de locales que ya casi nadie visita, pero cuyos propietarios
Ah estuvo durante aos la Botica del Norte, la empresa Sol- se mantienen ah, como hablando con fantasmas y platicando
dadura y Equipos S.A., propiedad de Alfonso Ayala Gonzlez, con el tiempo.
distribuidor de los famosos productos de La Consolidada. La Ahora ya no existe pero en el interior del Mercado Coln
administracin del mercado estaba en la segunda planta. no hace muchos aos el Nicos Bar deleitaba a propios y extra-
La variedad de artculos y servicios ofrecidos era tal que se os con desnudos dominicales. Desde las cinco de la tarde
encontraba desde un grabador como el maestro Jos Ayala Lu- desfilaban, entre gritos de borrachos, sudor y kilos de ms las
na hasta un alfarero como don Toms Espinosa. divas del strip tis.
Tanto el Mercado Coln como el puente San Luisito o
Puente del Papa son parte de la geografa de Monterrey que es
El Mercado Coln recorrida, en la mayora de los casos, por gente de ingresos
modestos. En cambio reas como Paseo Morelos estn desti-
En Los crmenes de la calle de Aramberri el escritor Hugo
nadas, al menos en apariencia, a clientes de ingresos mayores.
Valds Manrquez nos da una visin literaria del Mercado Co-
La gente que coma en el Mercado Coln, regularmente sba-
ln: El Mercado Coln los hipnotiza en virtud de su tamao.
dos y domingos, casi siempre fuereos de Zacatecas, San
La gente se ve muy pequea, diminuta, cerca de su altsima ar-
Luis Potos, Durango o Tamaulipas, aprovechaba para com-
quera -las columnas miden ms de diez metros y descansan
prar algo de ropa en Barateros de Mxico y hasta para irse al
en slidos basamentos-, cuyo punto ms alto coincide con las
Cine Monterrey o al Rodrguez.
ventanas del segundo piso, all donde se localizan los almace-
La gente que compra en Morelos termina comiendo en el
nes. El mercado tiene dos grandes naves construidas con sillar,
Kentucky de Padre Mier o en la cafetera de El Nuevo Mundo
al centro de los cuales descuella la torre con el reloj que marca
o en el Miraplaza, aunque los turistas prefieren hacerlo en
la hora a campanadas. Muchas mujeres llevan canastas bajo
Sanborn's o en el Ancira.
Notas falsas como el futuro
Romualdo Gallegos
ampoco la ciudad termin de entrar en esa fase agnica
T a la que entran los enfermos desahuciados. Condenada
a la decadencia de la vida eterna jams lleg a ser el
digno cadver en ruinas que la historia destina a las metrpolis
imperiales. Al cumplir 600 aos de fundada se intent nueva-
mente organizar el gran festival que rompiera todo paradigma.
Se mand construir una copia en las mismas dimensiones, de
la Estatua de la Libertad levantada en la Baha de Manhattan,
con la pequea diferencia que a la nuestra se le coloc la cabe-
za de don Diego de Montemayor. Curiosa esfinge result la
combinacin. Como no tenemos baha, ni playa, ni mar, la es-
tatua fue enclavada en el lecho del ro Santa Catarina, entre
los puentes Zaragoza y Pino Surez. A los ojos de don Diego,
cuya cabeza es giratoria, se le instalaron dispositivos que dis-
paran rayos lser, formando una paralela lumnica en color
verde kriptonita. Como no se supo a ciencia cierta cul era la
funcin de los rayos, fueron utilizados para vigilar parejas y
sospechosos, primero en el ro y luego en la ciudad. Otros
acontecimientos enmarcaron el aniversario: se intent traer al
Papa y al rey Juan Carlos de Espaa. Nadie acept, excepto
Joan Iglesias, ganador de la ltima edicin del festival OTI y
nieto del clebre y extinto Julio Iglesias.
No faltaron los nuevos intentos de rcords Guiness: una
salchicha de seiscientos metros que fue atacada por una jaura
de perros y un grupo de nios de la calle; un regiomontano,
de refrescos que ahora venden agua y aire en simpticas bote-
miembro de uno de los prolficos clubes de Alcohlicos An-
llas de colores.
nimos, que intent cruzar bajo seiscientos metros cbicos de
Transitar por las calles es caro y peligroso. El desempleo
cerveza en la alberca olmpica de la Mxima Casa de Estudios
alcanza verdaderos niveles de descomposicin social. Ejrci-
y una joven pareja que se comprometi a hacer el amor seis-
tos de mendigos se organizan en sindicatos y centros de apren-
cientas veces en un ao.
dizaje y entrenamiento construidos en callejones y subterr-
Se record una vez ms a Alfonso Reyes y se organizaron neos. Sin entender dnde est el origen de la miseria,
algunos irrelevantes eventos de teatro, danza y literatura. En enloquecen por sobrepoblacin y hacinamiento y como las ra-
cuanto a celebracin eso fue todo. De cualquier forma los or- tas, terminan matndose unos a otros.
ganizadores, nietos de los organizadores del siglo pasado, no
La corrupcin (moral, por supuesto) es una industria prs-
se desanimaron y prometieron preparar bien a sus hijos para
pera. En veinte aos no se ha dado el caso de un funcionario
que la prxima centuria organizaran el siguiente aniversario.
pblico honesto. Para ser claro, nadie cuestiona esta condi-
En lo arquitectnico, la ciudad no alcanza gran auge, sin cin, por el contrario, es vista como una cualidad. Peca de re-
capacidad para superar su condicin de pastiche monumental traso mental quien ocupa un puesto pblico y termina su pe-
sigue atrapada en la bipolaridad de la dicotoma perpetua: mo- riodo igual de pobre. Durante el siglo pasado, un tiempo se
dernismo versus miseria. Tres o cuatro rascacielos de cristal pens que slo podan ser corruptos los polticos o funciona-
levantados hacia el centro y miles de casas habitacin cuadra- rios pblicos, ahora se tiene la certeza que industriales, ban-
das y milimtricas en las periferias. Gigantes de la modernidad queros, ejecutivos del comercio y dems temibles leones de
sitiados por las caracolas de la antigedad. Tal vez algunas de las empresas privadas son los principales corruptos, pues vi-
las novedades se observaron en las nuevas residencias ecol- ven bajo la proteccin del Estado y en muchos casos, son los
gicas, con muros solares y techos de cristal carbnico cons- mismos que gobiernan el pas.
truidas en las alturas de las montaas, antes propiedad de la
naturaleza. Vale la pena sealar que slo estas residencias-for- Cautivos de un falso fervor ecolgico, los administradores
talezas cuentan con autnticas piscinas de agua y peces, pues, de la ciudad mandan pintar de verde cuanto sea posible: edifi-
como se sabe, cuarenta aos atrs, las albercas acuticas desa- cios. medios de transporte, los mismos rboles y los perros ca-
parecieron para dar paso a las albercas aerostticas que funcio- llejeros. Con este criterio se decoran largas bardas de paisaje
nan con un colchn de aire comprimido. Nadar en el aire ofre- primaveral, incluyendo pjaros, flores y lagos donde se desli-
ce la ventaja a los baistas de correr menos peligro de zan blancos cisnes. El dios Smog, jinete apocalptico sigue ha-
ahogarse. bitando cielo, mar y tierra.
Se vive en un estado de encantamiento hacia la precipita-
Se siguieron descubriendo casos de hidrotraficantes, casi cin y velocidad. Toda actividad humana es rpida y superfi-
siempre polticos encumbrados que vendan a otros estados y cial: los sistemas escolares, los deportes, la memoria, la risa y
pases mantos subterrneos en forma clandestina. Fue prohibi- el lenguaje. Toda conversacin se hace sobre pedido y tema
da la excavacin y explotacin de pozos particulares, privile- programado: el lenguaje tcnico termin por desplazar la abs-
gio que siguen teniendo las grandes empresas embotelladoras traccin humana. La lengua se convierte en una caja de infor-
macin. La comunicacin es una regresin al animalismo.
Los museos y exposiciones de arte son comparados por ciudadano una necesitad de pagar por vivir y el engao salta a
grandes empresarios privados, donde exponen sus productos la vista: viven menos y pagan ms. Los ganadores como de
de consumo: papas fritas, autos, zapatos electrnicos, gaseosas costumbre son los dueos y las aseguradoras.
de lata. Sobre las grandes avenidas y autopistas y por encima de
Regresa la peluca que es distincin de alcurnia, los lunares los falsos limbos ecolgicos se instalaron largusimas panta-
postizos, los cinturones de castidad, el consumo de opio y co- llas electrnicas de anuncios comerciales. Se han construido
cana, la venta de indgenas y las clnicas de reconstruccin en diseo kilomtrico en virtud de que los automviles se des-
sexual. Los Moteles ofrecen una nueva modalidad: el servicio plazan a altas velocidades y es la nica forma para que los au-
de ingrvida y multi-imagen que consiste en una sala con po- tomovilistas alcancen a leer los mensajes.
tentes ventiladores que mantienen a la pareja en el aire. Los PRI y PAN nicos partidos que han alcanzado a sobrevivir
muros tapizados de un nuevo papel metlico muy parecido al se alternan en el poder de la administracin pblica. Sin dife-
espejo pronto fueron superados por sexo de realidad virtual, rencias ideolgicas de fondo se empean en parecer diametral-
donde es posible seleccionar la imagen de algn actor famoso mente opuestos. Los ciudadanos siguen el juego y votan un
para experimentar fantasas. En la farmacutica del sexo se periodo por uno y el siguiente por el otro. Viviendo en el pas
ofrecen las nuevas cpsulas de orgasmo seco, silencioso y lo- de las verdades tardas descubren que la votacin no tiene na-
calizado, sensacin de espasmo y orgasmo placentero que se da que ver con la democracia, trmino que al fin estn seguros
puede ubicar en manos, rodillas, estmago o faringe y se pue- es sencillamente una utopa. Sin embargo, es divertido obser-
de lograr sin pareja y sin q u e el cuerpo entre en molestos re- var algunas estrategias de ambos partidos para ganarle adeptos
tortijones y aullidos. Las cpsulas cuestan lo que costaba el al contrincante. Un ejemplo: cuando el PAN gobierna queda
peridico. El sexo se abarata. prohibido la minifalda, las esculturas al desnudo, la Diana Ca-
zadora o El David son cubiertos con largas fundas negras; pa-
La gente habla menos. Antes era comn establecer algn
san por la coladera del diablo especie de consejo de ciuda-
dilogo efmero con el conductor del taxi, ahora el taxista se
danos ejemplares, el cine, teatro y literatura; siempre en busca
limita a cifrar la cantidad. Abundan los puentes peatonales que
de una mala palabra, un pezn inoportuno o un gemido sexual
igual que los hidrantes mueren de tristeza y abandono. Extraa
que pueden perjudicar la moral de la sociedad. Sobre la ciudad
formulacin: a mayor nmero de puentes peatonales, mayor
se colocan ms lmparas, ms parqumetros y ms camiones
nmero de atropellamientos. Las compaa de seguros como
de basura. A las doce de la noche todos deben estar en su casa
de costumbre, aves carroeras al fin, venden todo tipo de pro-
por rdenes de un especie de toque de queda moralizador.
teccin. De la misma forma que ofrecen seguros a los conduc- Manga ancha para la iglesia, banqueros y comerciantes. Cuan-
tores contra posibles atropellamientos, lo ofrecen a los posi- do corresponde gobernar al PRI, sucede exactamente lo mis-
bles atropellados contra raudos conductores. Ofrecen de todo, mo, slo que se permite la minifalda, se quitan las fundas ne-
contratos contra infartos, muerte por inversin trmica, por gras a las estatuas y a los artistas se les deja hacer lo que
sed, contra infecciones venreas y hasta contra hormigas car- quieran, total a nadie interesan.
nvoras y pesadillas funestas. No hay un slo metropolita que
no pague algn seguro. El resultado de esta invasin es la Con el propsito de volvernos una sociedad productiva y
aceptacin tcita del temor a vivir. Opera en la psicologa del con menos accidentes automovilsticos se cambiaron los hora-
rios de pies por cabeza. Las oficinas abren de noche y los ba-
res o discotecas por las maanas, cuyo resultado se puede Un tour por las Pulgas de Monterrey
comparar con la lgica de los aviones que avanzan por carre-
tera y barcos que cruzan el aire. Perdida la nocin del tiempo,
seguimos aorando la magistral didctica de la naturaleza: la
noche es para dormir, y el da para trabajar.
La ltima generacin de escritores qued convertida en
simples lectores de biblioteca, cavernas antihiginicas y miste-
riosas, de donde brot un microscpico hongo venenoso que
Gerson Gmez
se reproduce en el papel y acab con los ltimos lectores. Los
escritores sobrevivientes vuelven a agruparse en bares donde
viven de limosnas contando chistes y narrando paisaje de vie- Al Lic. Jorge Villegas Nez
jas novelas de aventuras.
En fin qu otra cosa vale la pena mencionar? Tal vez el En gran medida la crisis econmica es la cultura
urbana, porque todo lo adapta (estilos de vida, for-
regreso de la sarna que atac las axilas a los banqueros, no se mas de trato, usos del tiempo libre) a la lgica, que
sabe el motivo. La erupcin de un volcn nio que habit por hace del consumo la zona de elecciones riesgosas.
siglos en el interior del Cerro de la Silla y acab por derrum-
Carlos Monsivis (Los rituales del caos)
bar el smbolo, las pirmides de una Ciudad Sagrada descu-
bierta en las excavaciones del nuevo metro subterrneo y las
fotografas publicadas por la prensa internacional donde se ob-
Penny Riel
serva a un X gobernador en pleno romance sexual con uno de
los policas que cuidan los estacionamientos. Giroscopio gradual
Lo otro sigue exactamente igual.
as vas juegan el paralelo con la mujer de Venus esme-
L rilada. Flix U. Gmez y la Va a Tampico, el viejo le-
trero con la leyenda Bienvenido a Penny Riel.
Antes de la formacin del universo de los gigantescos almace-
nes trasnacionales, cuando la palabra fayuca junto a las in-
serciones pagadas en los medios de comunicacin satanizaba
el contrabando (Contrabando es contra Mxico), y de la
idea fija operativa del sueo del American Way Of Life,
Penny Riel (Sinnimo del JC Penny de McAllen) ya funciona-
ba como tianguis o pulga.
Su historia, antes de la era Salinas, se conforma de simples
acciones de cotidianidad: sonidos conferidos a la esperanza.
rios de pies por cabeza. Las oficinas abren de noche y los ba-
res o discotecas por las maanas, cuyo resultado se puede Un tour por las Pulgas de Monterrey
comparar con la lgica de los aviones que avanzan por carre-
tera y barcos que cruzan el aire. Perdida la nocin del tiempo,
seguimos aorando la magistral didctica de la naturaleza: la
noche es para dormir, y el da para trabajar.
La ltima generacin de escritores qued convertida en
simples lectores de biblioteca, cavernas antihiginicas y miste-
riosas, de donde brot un microscpico hongo venenoso que
Gerson Gmez
se reproduce en el papel y acab con los ltimos lectores. Los
escritores sobrevivientes vuelven a agruparse en bares donde
viven de limosnas contando chistes y narrando paisaje de vie- Al Lic. Jorge Villegas Nez
jas novelas de aventuras.
En fin qu otra cosa vale la pena mencionar? Tal vez el En gran medida la crisis econmica es la cultura
urbana, porque todo lo adapta (estilos de vida, for-
regreso de la sarna que atac las axilas a los banqueros, no se mas de trato, usos del tiempo libre) a la lgica, que
sabe el motivo. La erupcin de un volcn nio que habit por hace del consumo la zona de elecciones riesgosas.
siglos en el interior del Cerro de la Silla y acab por derrum-
Carlos Monsivis (Los rituales del caos)
bar el smbolo, las pirmides de una Ciudad Sagrada descu-
bierta en las excavaciones del nuevo metro subterrneo y las
fotografas publicadas por la prensa internacional donde se ob-
Penny Riel
serva a un X gobernador en pleno romance sexual con uno de
los policas que cuidan los estacionamientos. Giroscopio gradual
Lo otro sigue exactamente igual.
as vas juegan el paralelo con la mujer de Venus esme-
L rilada. Flix U. Gmez y la Va a Tampico, el viejo le-
trero con la leyenda Bienvenido a Penny Riel.
Antes de la formacin del universo de los gigantescos almace-
nes trasnacionales, cuando la palabra fayuca junto a las in-
serciones pagadas en los medios de comunicacin satanizaba
el contrabando (Contrabando es contra Mxico), y de la
idea fija operativa del sueo del American Way Of Life,
Penny Riel (Sinnimo del JC Penny de McAllen) ya funciona-
ba como tianguis o pulga.
Su historia, antes de la era Salinas, se conforma de simples
acciones de cotidianidad: sonidos conferidos a la esperanza.
De modo que las espectativas se volvan exaltaciones sbitas: ment histrico, mientras el hombre impulsivo desde la oscu-
Ah vienen los aduanales. ridad fuma su cigarro sin filtro, al tiempo que observa los pa-
El pitazo por parte del proveedor evitaba la confiscacin sos de los caminantes.
de los artculos de procedencia extranjera en manos de los jo- Tres caparazones de televisores desvencijadas ofrecen los
venazos de Hacienda, quienes como tornado incautaban todo servicios de reparacin al lado del bazar (compra-venta de ra-
sin dejar huella de los hechos. dios y salas), todos los trabajos se garantizan por tres meses,
En el caso que algn vendedor despistado fuese sorprendi- claro, con buen uso de parte de sus propietarios, ya sabe us-
do. prefera casi regalar los artculos sin conocer del com- ted a que atenerse.
prador ni el nombre siquiera, slo guiado por el aspecto fsico, Un indigente detiene en su mano izquierda el Zapato carco-
cuestin de confianza. mido de todos lados, mientras sangra entre las costras de tierra
Dejaba a pagos el artculo, en una operacin financiera de de los pies, rumbo al olvido de encontrarse con la huella de su
centsimas de segundos, al tiempo que el comprador hua con propio abismo.
la mercanca en sus manos. Era el tiempo de transgresiones:
una idea de dolor rudimentaria.
Por un da
Gngsters Vs. Charros El corazn con las iniciales RGO y KRN, recuerdan a los cami-
nantes la importancia del factor pertenencia. Usar gis para
El juego de seales. ilustrar el puesto vaco es solo una muestra de liberalidad de
Un nio corre; otro nio juega entre las vas del tren, viste los sentidos comprometidos, los adoquines, vecinos cercanos
playera de Coca Cola de la Seleccin Nacional Mexicana, de los durmientes y las vas, completan la escena.
mientras los rieles de acero a su lado permanecen vigilantes; Una pequea fonda con un par de mesas es por excelencia,
las piedras, corcholatas oxidadas, pedazos de limones secos y el sitio donde fluyen para confundirse, los pasos de los varo-
cscaras de naranja, martillean el polvo acumulado durante nes empleados en el naufragio de la simiente.
aos. Sistema de separado a 10-15 das, dice la pequea cartu-
Penny Riel nace donde los tejabanes de la colonia Reforma lina fosforecente colgada en los alambres en donde descansa
terminan. Cruza un elotero en su bicicleta amarilla por encima Pioln y el Pato Donald adjuntos a Pap Pitufo.
de los rieles; el aroma del bao Mara, el sonido de la trompe- Los toldos plsticos bailan al ritmo del viento conquistador.
ta plateada, proporcionan un suave vuelco al corazn que lla- A 15 la camiseta de Man, Metlica, Guns And Roses, El
ma a consumir el elote en sus diversas modalidades; desgrana- Tri, Motley Crue y los Caifanes.
do o entero. Deshacen las marcas teolgicas para aprender a conocer la
Nuestras vas nunca se cruzan. sencilla presentacin de la tela tratada en serigrafa; lo impor-
Las apariencias difieren conforme a la hechura de los me- tante es autosorprenderse en los ojos ajenos que comparte la
tros, el xito es un ciempis con engranes metlicos y con ves- misma devocin con todo su rigor en beneficio.
tidura usada; los mundos electrnicos para cualquier monu- Se traspasa este local.
Los elementos anticipados respetan a los asistentes, no ex- mex, persuade en lo equitativo del escenario entre la timidez y
cluye la quiebra econmica ni a la nacin de las transforma- Cuidado con el tren.
ciones involuntarias.
La Pulga Mitras
Yo soy rayado a huevo
A Mcirgarito Cullar
La disponibilidad en la formacin del catlogo visual viaja en- Quiero, devoro, dame, quilate, revernciame.
tre la basura plstica de fritangas, dulces y galletas. Jos Emilio Pacheco
Tribus de sincretismo sin contratiempos entre los objetos
etreos. Mochilas con la figura de La Sirenita, Vaqueros de
Signos de perfeccin
Dallas. Avispones de Charlotte, y por supuesto, de Los Ti-
gres de la UANL y Los Rayados de Monterrey (con todo y su
A cinco lleve los cerillos de madera dice el hombre en la
mxima de participacin efectiva, ver arriba). Los smbolos
superficie superior del puente; la diosa es idntica a la socie-
apuntalan al sol vespertino con una imagen sonriente. Las cami-
dad donde las masas turban el ajetreo junto a la clnica 25 del
setas de Selena regresan para contemplar la idea de La Reina
Seguro Social.
del Tex-Mex a la atmsfera de la belleza convulsa.
La Pulga Mitras, es esencia, es el derroche de los princi-
La mezcla kitch de Conversse All Star y la mujer con su
pios afamados. En la poca navidea, los das de encontrarse
camiseta de malla negra en la que se asoma la imagen de la
con los beneficios, dan al aleccionado, la belleza de la indge-
virgen de Guadalupe entre los senos morenos, llaman a cultu-
na mesoamericana con su puesto blanco, un hijo en la espalda
nzar lo cmico; Psale, hay Levis faioguan, Jordache,
retando a la gravedad de la tierra y otro siendo alimentado en
Wrangler. psale, sin compromiso.
una conjuncin de heridas aterciopeladas.
Nunca escasea lo oculto. El universo se descentraliza con especies de ungentos pa-
El progreso de Penny Riel depende de ti. Vota por Pan- ra cara, busto, piernas, nalgas y espritus varios.
cho Valero. En esta pulga, la formalidad no exige regateos.
La ropa para los Vatos Locos se confunde con la grave Los Cranberries desgarran in your head, in your head
esencia del aroma de Tamales recin hechos. con Zombie, la cancin que marca las modas alternas, sin
^ Seducir la moda de los cabellos largos, la suave descompre- catlogo en Pars, Madrid o Nueva York.
sin de Beavis and Buth Head y los productos Atomik, en Pagar al ordenar.
donde lo importante es saber cuantas tallas extras pueden caber Los rostros sin prisa del tumulto, donde descubrir un espa-
en un exquisito cuerpo, es seal de admiracin industrial. cio visible da lugar a un segundo de alegra por 10 personas de-
Penny Riel a gusto o disgusto es economa medida en des- seosas de apropiarse de l, sucede en materia de ejemplaridad.
proporciones abrumadoras.
Se disipan las sorpresas en la hora de las Parbolas de las
Las metas embestidas de risa de los empleados con botas invitaciones voluntarias.
de piel extica, bajo la mirada de las torres de concreto de Ce-
Cul le gusta?, Psale compadre, tengo la bota que te
guste, Cheque la camisa, de primera, un solo corte y sin ' nea, es el concepto de la proximidad en un caudal de vueltas a
pegazn, con honores a la nostalgia de la hazaa. la exaltacin.
El nuevo catecismo de las componendas es un misterio, los
dogmas de fe cambian de acuerdo al recorrido y sus voces.
Burla casual
Cometer suicidio La Pulga Mitras colinda en el norte con Liverpulga (especie
desengaada bajo la escalera que no atiende a las distintas co-
Un hombre tatuado fabrica artesanas fciles de asimilar, su ta- lectividades), en su extremo oeste con el estacionamiento de la
ller y propuesta se reducen a un espacio pequeo en el fro pi- Clnica Hospital No. 25 del IMSS, en el este la extensin que
so de concreto. Las fracciones de la serenata de la creacin. circunda a un Car Wash y una sucursal de las Farmacias
Prosiguen las notas musicales de preferencia alternadas. Benavides y al sur con el estacionamiento de Soriana Lincoln.
I'm still alive, yeah, ohh' I'm still alive recuerda el grupo El piso de asfalto es precario a la humedad que desechan los
del gnero grunge Pearl Jam justo al lado del puesto donde el diversos puestos de comidas.
letrero remarca, Tenemos todo lo nuevo en msica Tex-Mex. Gorditas, tacos de bisteck, enchiladas, nachos y papas
La cuestin mercantilista reciente la divisin de lo singu- con salsa acompaadas de su soda (Barrilito o Coca Cola) na-
lar. Estticamente el movimiento apropia las expresiones ex- rra el viaje culinario de las especialidades determinantes.
tranjeras, los signos de puntuacin son clsicos inmortales Psele, desea comer algo, hay taquitos, enchiladas, la voz
junto a los luchadores plsticos con la figura del Santo, Blue de la mujer con delantal junto a las aguas de reposo pastorean al
Demon y Mil Mscaras. idioma, las posibilidades de escape son prcticamente nulas.
Las palabras que se adhieren a nuestra cultura son ya la La verdadera esencia del triunfo de la Pulga Mitras radica
muerte de los dolos de barriada, ahora los Power Rangers ex- en la desproporcionada condicin de crecimiento no planeado.
tirpan la esencia del mal con sus diseos y sueos de vorgine. El hacinamiento de algunos sectores aparece con la imagen
Se compran dlares afirma la nota en una de las colum- de Capulina en los monitores televisivos.
nas del templete de la Pulga Mitras, la opinin inmaculada es La sobresaturacin visual y auditiva resta las cuestiones
una calumnia de traicin a la patria. del aburrimiento a la balanza de las posibilidades del aisla-
Disuelve fronteras en mangas de camisa. miento involuntario.
Los jvenes, asiduos asistentes, visten en mezclilla, gorras Lo mejor de la onda nortea en Bailongo Disco, ritmo ca-
con smbolos zodiacales, dibujos animados, botas de trabajo y lienttteee, dice el altavoz magnetofnico ante la mirada es-
camisetas negras con la breve esencia de la representacin pectacular de los oyentes.
desproporciona!. Rechazar las mltiples realidades encontradas obligan a
Sus mrtires se reproducen en una multitud de discpulos. martirizar lo distintivo.
^ En los alambres de los puestos cuelgan Roller Blade de Esta veeezzz, te juro, que esta vez no fallar los murmu-
diferentes colores, la nueva forma de patinar con ruedas en l- llos responsabilizan lo elocuente en los contornos de las ganas
en melodas de apariencias pblicas.
Del todo feliz La Pulga Ro
Nuestros xitos de melancola expresan las jerarquas en frases A mis padres, espejos del alumbramiento
caractersticas de creencias inexplicables; Mortal Kombat, A don Agustn Salas Rodrguez
El Juez, Duro de Matar III, Star Treak, y Gasparn.
La lista de las preferencias enmarcadas por los videopira- Una virgen de la burguesa se est
tas, ofrece la venta, renta o cambio del material flmico, as desposando para ia gloria de Dios en las
como la sacralizacin inmovilizada a costo reducido. alturas de Monterrey y Paz en Monterrey
a los hombres de dura voluntad.
Visitar la Pulga Mitras, viernes, sbado o domingo es reen-
Ricardo Garibay
contrar lo triste que nos persigue para abundar en hbitos clan-
destinos.
El Flea Market (en ingls, en nuestro idioma pulga) su-
Vaivn de rotacin
braya la empresa ambiciosa y vanguardista distante.
Trasfigurar el soberano aspecto de poder es una visin res- Hoy gran estreno, Pistolero con Antonio Banderas-Salma
tringida para los espectros a la deriva. Hayek. Sonido estreo, cortos 4:00, 5:55, 7:50, 9:45.
Lo mismo ha sucedido con la pronta expansin de equili- El visitante es testigo del encubrimiento, la gigantesca mole
bristas.
de concreto armado cuenta los hechos en su drama testimonial.
Elefantes blancos de empresas fallidas en el ramo de las La Pulga Ro es el pauelo de la improvisacin laboral;
pulgas urbanas, existieron, como tambin hace ya algunos don Luis Carvajal y de la Cueva monta un caballo con rostro
aos, dejaron de funcionar: la Pulga Gimnasio, la Pulga dominante hacia el Ro Santa Catarina.
Moderna, La Pulga Mol, en la penosa trayectoria del sen-
Los terrenos actuales de la Pulga Ro recuerdan a los Jue-
tido de la conciencia popular.
gos Manzo, su sede anterior antes de desaparecer comidos
La Pulga Mitras es una idea del esplendor cultural, donde por el agua del Huracn Gilberto, en donde la inmortal grfica
los forcejeos amistosos y las implantaciones de xtasis se aco- de la corona ahogada por las grandes aguas, es irrecuperable.
modan con los elementos de nobleza para dar sabor a un sue-
En el estacionamiento, la mujer polica da rdenes al espa-
o en un espejo disperso.
cio de la estabilidad generacional.
Con zapatos de tacn, las nenas se ven mejor, que con za-
patos de piso repite el radio-monitor del sentimiento alterado.
Existe seguridad en el interior de la pulga, el apoyo de c-
maras televisivas y maquinaria capaz de vigilar los movimien-
tos de los asistentes, previene cualquier desastre de magnetis-
mo relajado.
Las piezas de mezclilla dan importancia lasciva.
Pantiblusas de tela elstica de diferentes colores, una boca alternantes, siempre y cuando el mensaje no sea una sucesin
sonriente a la altura de los senos o la leyenda SEXX en la de barras multicolores.
memoria.
Imaginar es revisar cada una de las prendas; aspirar su aro-
ma entre los chismes de club. Latidos secretos
Aqu, los rostros -ni-cos se reproducen en romnticas es-
feras. El vestir, vivir y respirar los aromas de la cotidianidad, requie-
Visten ropa PEPE, camiseta a rayas, cinto imitacin de re de urgentes respuestas al subconsciente.
MOSCHINO, escuchan a LuisMi y respetan la fatalidad de los Las infusiones de la vanidad afectan la Alianza para la re-
sonidos que se suprimen. Los precios de los artculos se valo- cuperacin econmica de la credibilidad, as como las nuevas
ran en el ndice de los dlares afnicos; la ruidosa intensin reuniones familiares aerodinmicas.
del reconocimiento mutuo. No existe un milagro tan grande que pueda redimir un pue-
Fjate manita, que encontr en la Pulga Ro a..., te acuerdas blo desamparado, ajeno a s mismo y maquillado, con el deseo
que presume de las grandes rebajas del mercado interbancario, de olvidar sus tradiciones y costumbres; emblema de la difi-
el poder de seduccin docilizado no llega a los extremos. cultad de memorizar los gestos textuales en los pasillos cu-
La amistad pende de los bolsillos desconocidos e inoportu- biertos de tesis.
namente vacos de la necesidad. La Pulga Ro es una escalada hbrida de malformaciones
congnitas, de los deseos primermundistas con muchas ga-
nas, pero sin nada de nada.
Take me home (here I'm standin') Pronto, los concurrentes a la institucin, trabajadores de
nivel medio con sueos de nostalgia o abortos de una sociedad
La moda de las intromisiones culinarias desarrollan los datos convulsa y llena de cambios orgasmticos, se limitarn a la
imaginativos.
autocompasin.
El diario trajinar es poesa recompensada con Hamburgue- Qu Grueso!, de resumidas cuentas organizativas, para
sas, Hot Dogs y Burritos con la variable de los Tacos Maa- llamar la atencin de la queja contraria a la realidad de las
neros picadillo-deshebrada-frijoles con chorizo o barbacoa. ocupaciones no marginales.
Los estantes en donde se acomodan las piezas de ropa, Anatmicamente, el fatalismo se dibuja en cuadrantes de
utensilios, bolsas, sweters y ms economas, invisten los pasos desdichas, que los curiosos no se atreven a interrumpir.
cansados de las posesiones plsticas encubiertas. Muestrario de la industria luminosa, la Pulga Ro no se ha
Llenar la despensa en la frontera de los reflejos condicio- dado cuenta de lo moldeable y transitorio que es el crculo
nados es financiar mritos. mstico en las sombras de la muchedumbre.
Palomitas de microondas de Paul Newman, rastrillos Entre la perturbacin y lo extrao, las bondades medidas en
Schick, chicles para adelgazar, Ponte Hanes y ya vers, piezas inaccesibles y anacrnicas, La Pulga Ro tiende solamen-
Frutit of lomm, Chivas Regal, Johnnie Walker (Red la- te a formarse como un autoservicio de exigencia entrelazada.
bel), natillas y halls, es una manera reducida a los puestos
La Pulga del Puente del Papa
Virtud manifiesta
A Ana Isabel
Todo el que baila con Nelly, le pasa una cosa rara, que cuan-
do baila pegado, hasta el pelo se le para, ritmo colombiano
Quin de vosotros oir esto? Quin
de tiernos sentimientos actualizados por el uso de la indigna-
atender en orden al porvenir?
Isaas, 42: 23 cin preparada.
Otra nacin se debate a ritmo de 8 tracks naturales, resiste la
presin larga que siempre ha ignorado la resistencia al cambio.
Mil brazos La gente de los desaparecidos, es una variable propiciatoria
regocijada a las miradas informales en acentos de genuina hu-
Sin la figura paternal del gigantesco Moiss a la espera, las mildad, que presencia el don del encubrimiento inevitable.
tiendas festivas de la Pulga del Puente del Papa forman parte Enfatizar lo convencional en los errores flmicos dan a los
de la resucitacin tarda en el advenimiento del fin de siglo. temas irnicos, un dilogo extracurricular.
Todo equipara a las bendiciones postumas de la idealiza- Cmo se me hizo agua la canoa, El Escape (Horror Ca-
cin arquitectnica sarcstica. nbal II), y Amantes de da y noche, muestras infinitas de
El ro Santa Catarina, como motivo filosfico de ultranza egosmo secuestrado a travs de los ttulos.
al Mar Rojo, seco por naturaleza, permite el xodo masivo de En la Pulga del Puente del Papa, puede encontrar la isla de
las participaciones de la fatiga ignorada. las columnas acuticas invisibles (con lodo y sus esques y
Hormigas humanas bajan del arcoiris frontal en forma de chaleco salvavidas, y por qu no, su propia lancha y arena ma-
puente, una medida de la funcionalidad aerosttica. rina), patines, llaveros percudidos de la Seleccin Nacional, la
Bara, bara, bara, bara, oiga ropa a 5 pesos, bara dice el Revista Play Boy (con la nueva aparicin de La Toya Jack-
juglar mercantilista al tiempo que el vecino de lado le pregun- son), herramientas mecnicas, zapatos nuevos y usados, toda
ta: Cmo andas, cabrn? la mercanca a precio de jactancia.
Un nio juguetea con las piedras raspadas por el aire y el Los desplazados en el ajetreo tambin invierten las ganan-
agua visual, mientras su tutor bebe una Tekate roja al tiempo cias.
que ofrece al visitante una cadena de cobre exquisita como el Compre oro raspadito o el del remolino, vaya al progra-
organo. ma de Paco Stanley, dice el vendedor con su puesto ambu-
Lo inimaginable se vuelve tangible. lante que murmura los desafos de la nocin intolerante.
La sombra de los cielos acontece a la brevedad, Chingue Soar bajo los toldos plsticos o de naylon, con sonido de
a su madre el que lea esto, dice el graffiti en las paredes de sierras, trompetas y violines de la coexistencia fraternal, es un
concreto en los ltimos escalones del arcoiris. culto de la doble moralidad en un ritmo variante.
Pueblo fantasma La puerta negra
Mientras vaco los bolsillos, la mente retribuye la sobresatura-
Amor, quiero amor romntico, quiero amor sublime, quiero
cin de imgenes, objetos, sonidos, rostros y vidas emergentes.
amor de cumbia.
El baln sigue su curso.
Qu puede la mente humana de un inculpado imaginar?,
Despus del despeje de portera, y al tiempo de exigir al
la catarsis en la Pulga del Puente del Papa, lo puede llevar con
delantero que corra, el templo de tiendas organizadas bajo el
sus fatalidades.
tabernculo de reunin, precisa los conceptos por frases.
La msica varia de proposicin.
La Pulga del Puente del Papa es una nacin alterna con
Colombia chiquita, cortesa de Lizandro Meza.
movimientos circulares, ha brotado en el desempleo, la pobre-
Una de las alternativas reales al desempleo urbano para la
za, los artculos calientes, y la voz enronquecida de la mi-
supervivencia comedida, encuentra en la Pulga del Puente del
gracin de las costumbres. Psele, antes que se lo lleve el ti-
Papa su cita a ciegas.
burn!
A 8 pesos el corte de pelo, dice el letrero plstico, mien-
tras un caballero ocupa la silla de Coca Cola en la pequea sa-
la de espera.
Fascinarse a los extremos hace tolerable el descubrimiento
de un peligro emotivo.
Ricos churros a 5 la bolsa, el aroma de aceite hirviendo
o de la impreparacin da una oportunidad de nutrir el sentido
extrasensorial, con permiso por favor.
El camino que me hizo quererte, sin el final conforme
avanza hacia la finalizacin de las especies.
Psele, psele, que va a llevar, hay pay de queso, un se-
gundo de cambio y el vendedor continua con su cancin: Es
mi soledad en mi vida, triste compasin.
El inframundo de la industria del vestido en un dos por
tres, o con lmite de tiempo.
Lo que le guste, a cmo sale la agita. A dos pesos,
al tiempo de extender el vaso plstico, el arco triunfal de los
sabores varios, junto a un pequeo gran charco de lodo con
agua estancada.
La ruta de los bebenautas
David Gonzlez
lises es un morro de la raza, tendr diecisis aos, pero
U aparenta veinte, pelo rapado a los lados, como lo traen
los jamaiquinos: unos chavos que se juntan en la colo-
nia, que usan pantalones aguados y cortos, tenis abultados, ca-
misas grandes, de rayas; aretes en la oreja y colita de caballo.
Desertor de la prepa, una carrera tcnica del Conalep y dice
que pertenece a la nueva generacin de la aventura. Se dedica
a la boleada, porque as combina el deber con el placer, gana
unos pesos para llevar a su casa como pago por su plato de fri-
joles y un rincn para dormir a veces; por otra parte tiene ac-
ceso al Sarolo, que lo hace olvidar sus penas.
Ulises es un animal de la noche, en ella encuentra la paz
que necesita, adems sus clientes no son tan exigentes y no
importa que tanto sepa bolear; en la noche todos los gatos son
pardos y el que no es pancho es panchero, situacin en la que
se ha encontrado ms de una vez: es como el amor, unas veces
te toca arriba y otras te toca abajo, depende si eres soplanucas
o muerdealmohadas -dice soltando una carcajada.
Lo encontr una noche, hace seis meses, fue cuando me
platic sobre su ocupacin; cosa rara en l, me invit una cer-
veza. Estaba esperando el camin para ir a mi casa, era tem-
prano y a esa hora iban llenos, cmo despreciar una cerveza a
un amigo, cmo despreciarle una cerveza a Ulises que siempre
viva gorreando a la raza. Nos metimos a La Burbuja, una
cantina que est por Ruperto Martnez, ah no hay radiola y la que n'ms no dan una y p'os yo les resuelvo sus casos y me
cerveza est barata. Boleros o vendedores de semillas o de du- qued con la vieja... Cmo qu cual vieja? La que iban a ma-
ritos o de cigarros sueltos o de tacos o de ropa o de falluca o tar para quedarse con la herencia, menso, ya ves por eso te di-
cualquier cosa que puedan comprar los borrachos; ah se refu- go que hay que escribirlo para que no se me olvide o me hagas
gian, por lo menos coinciden para hacer una evaluacin del bolas.
negocio en la zona y para preparar su mercanca mientras to- Slo le puse una condicin, que fuera en una cantina dife-
man la primera cerveza de la noche. rente cada vez, para poner un toque interesante a la historia,
- M i r a Rolas, tu que le haces a eso de la escribida quiero seguiramos la ruta de los bebenautas al terminar nos podra-
que me hagas una historia - m e dice en tono confidencial, mos de acuerdo sobre el lugar y la hora de la siguiente sesin.
mientras bolea mis botas (algo demasiado sospechoso, se ofre- Se entusiasmo con la idea, aunque para eso tendra que traba-
ci a dar el servicio sin cobrar). - P e r o una historia machn jar ms.
donde yo sea el heugre, una historia d'esas de mucha accin, - N o importa, as puedo ver otras partes donde el jale est
bueno no tanto, de perdido de vez en cuando algo de cachon- bueno. - D i j o antes de despedirse.
deo, si hasta tengo el ttulo, las aventuras del Bolero Chido. Quedamos de vernos al da siguiente, propuso seguir un
No quise interrumpirlo, se vea emocionado y pens que orden, visitaramos primero las cantinas que conoce. En la es-
necesitaba alguien a quien contarle cualquier tontera, con tal quina de Jurez y Aramberri decidiramos el rumbo a seguir,
de que lo escuchara; adems l estaba pagando y no hablaba la orientacin de las calles se inicia en ese punto, de ah parte
de cosas deprimentes. la numeracin hacia el norte-sur y oriente-poniente. La mejor
- N o tengo lana para pagarte pero, mnimo una boleada y hora es a las ocho, dijo Ulises, cuando la noche acaba de em-
unas dos o tres cheves o las que sean, mientras te cuento el ro- pezar, luego depende, segn el antro al que nos metamos.
llo que traigo. Eso cambiaba el panorama, me estaba ofre- En el ombligo de Monterrey. En contraesquina del Merca-
ciendo la oportunidad de pistear de grapa mientras no abando- do Jurez se encuentra El Restaurant Bar Lontanza, primer
nara su fantasa, por qu no?
punto a visitar. El ruido de la calle se queda afuera, junto con
- M i r a - m e dijo, entusiasmado por aceptar su oferta- es al- el calor y el humo de los camiones. Silencio. No esta prendida
go como que yo soy un bolero, pero de los de ac, t sabes la radiola, pero tres televisores a color conectados a una ante-
buena onda, entonces andando en eso del taloneo, pus me topo na parablica nos imponen a tener que hablar en voz baja, en
con una desas bandas de malandrines bien ojeis... No, piojos cada uno de los aparatos transmiten diferentes programas, en
no, desos batos que t dices aguas este bato trae fierro y pos uno el ftbol, en otro una telenovela y en el tercero una pel-
con eso no se juega, entonces sin querer me entero que le van cula en ingls sin subttulos. El cantinero es gordo y el mesero
a poner en la madre a alguien y yo pos veo la oportunidad de con el cuello endurecido que lo obliga a ladear la cabeza cuan-
convertirme en un hroe, como el Pantera, no como los Power do le hablan: el patrn est junto a la caja registradora no des-
Ranger, porque esos traen mallas; un hroe desos comn y co- pega su vista de la telenovela. La barra, alta y de asientos vie-
rriente, ms comn que corriente, entonces hago como que jos; la contrabarra de madera con algunos adornos hechos de
soy un investigador disfrazado o algo as de bolero y les ayu- triplay, simple, tiene unos cuantos estantes donde se acomo-
do a los javieres a que se paren el cuello, porque la neta s'tan
dan un amplio surtido de vinos de diferentes marcas, tendien-
do hacia los buenos. z en busca de algn signo secreto, algo olvidado o una pala-
bra que los haga detenerse.
Doce o quince mesas, en un lugar pequeo, cubierto con
Se ve que la mayor parte de la clientela asiste con frecuen-
azulejos que llegan a media pared. Y por una pequea puerta
cia al lugar, se conocen entre s, el mesero y el cantinero cono-
se ve la cocina que tiene mal aspecto por qu las cocinas de
cen sus gustos y sus nombres. Uno que otro despistado trata
las cantinas siempre tienen mal aspecto? Sirven de botana: ta-
de penetrar en ese crculo invisible o por lo menos fumar de
cos de algn sospechoso guiso a base de papas, algo que pare-
gorra; nosotros somos bichos raros a los que hay que ver de
ce caldo de pollo o de verduras. Junto a la contrabarra un
soslayo, vayamos a ser maricones y malinterpretemos una mi-
anuncio que justifica la razn de ser restaurant, el men: pes-
rada, tambin podemos ser broncudos con quin sabe que ne-
cado frito, caldo de pescado, coctel de camarn.
gras intenciones. Al terminar la telenovela el mesero coloca
Dos posters enmarcados, fondo azul con lneas blancas;
una moneda en la radiola de discos compactos, Chente inicia
me acuerdo haberlos visto en el cuarto del ms grande de mis
la alegra con Por tu maldito amor. Cuando salimos San
hermanos, herencia de los aos sesenta: representan a una pa-
Martn de Porres nos despidi sonriente desde un nicho sobre
reja en poses sugestivas para hacer el amor, compiten con la
la puerta, junto a l una veladora prendida.
elegancia modernista de otros dos posters donde hermosas
El calor, el humo y el ruido quisieron obligarnos a regresar
modelos promocionan un tipo de cerveza, una se parece a un
de nuevo al local. Ya era tarde, habamos dado el primer paso
trasvesti que conoce Ulises, me inclino por la rubia de firmes
y chicas el que se raje - d i j o Ulises aspirando profundamente
y grandes pechos.
hasta que le lloraron los ojos. De qu habl? ni me acuerdo
Dos sapos disecados, cada uno con una guitarra en minia-
pero algo tena que escribir para seguirle la corriente y tomar-
tura, guardan cierto parecido con el cantinero y el mesero, ob-
me las dos cervezas. Quedamos de vernos al da siguiente en
servan desde una repisa atentamente a los que entran al mingi-
el Restaurant Bar el Vencedor.
torio: un espacio de un metro por dos de largo con una pileta
Llegue temprano, di una vuelta por el mercado y El Vence-
de acero inoxidable, con un tubo perforado de donde salen pe-
dor estaba cerrado a las ocho de la noche, se me hizo raro, pe-
queos chorros de agua y cuelga una pastilla de desodorante
ro despus me enter que seguido se arman broncas en ese lu-
para tratar de eliminar los malos olores. Mientras conoca el
sanitario me entretuve en empujar un escupitajo con el chorro gar y lo clausuran por un corto tiempo; a Ulises lo vi en la
a presin de mi orina. esquina, acostado en una banca que serva anteriormente a un
sitio de taxis; estaba perdido y un fuerte olor a solvente me dio
Cada cinco minutos entran a la cantina semilleros, boleros, una pista sobre el origen de su profundo sueo.
vendedores de trajecitos de futbolista para nios, otra vez bo-
Trat de que se repusiera, pero andaba bien loco, regres
leros, que se turnan para interrumpir una pltica o el silencio
con l casi a rastras hacia la calle Jurez, la msica estridente
de ostras de quienes apoyados en la barra se han compenetra-
de una radiola sala de El Jockey Club, nos invit a pasar. Dos
do en la trama de la pelcula, no faltan los que abren la puerta
hojas de una puerta de vaivn dan directamente a una radiola;
y se asoman como buscando a alguien, casi todos con una ac-
un grupo de gente amontonada en una pequea barra de dos
titud sospechosa, a la caza de un borracho a quien robar o qui-
metros, y a la derecha un pasillo largo. Otra barra se prolonga
por quince metros, recorre la distancia de todo el pasillo que
desemboca en un rea amplia donde se acomodan veinte me-
sas dobles, en el fondo otra radiola; me siento en una mesa El piso en una mezcla de cscaras de cacahuate y semillitas,
con una psima ubicacin, es la nica vaca. Ulises se acomo- escupitajos, colillas de cigarro y lodo. Un ratn se pasea sobre
da y retoma el sueo, hago una cuenta rpida, si me tomara una estufa de ocho quemadores, husmea los restos de comida
una cerveza ocupando un banco diferente cada vez en la barra, y tortillas duras que hay sobre ella: es la cocina.
mnimo me tomara dos cartones; una buena peda. Me tomo dos cervezas y antes de salir, una vuelta al mingi-
Una gorda, chaparra, con un trasero enorme, tan enorme torio, un cuarto amplio rodeado de una pileta cubierta con
como las ancas de un caballo de carreras y que disfruta que to- azulejos en el que no falla una guacareada; hay que echar una
do el mundo se lo toque, se pasea sonriente entre las mesas; miada rpida, no se me vaya a antojar en el camin y empiece
con una seal le pido una cerveza, ella va hasta el espacio que el sufrimiento. Al salir me doy cuenta que la contrabarra es un
tiene reservado entre los clientes de la barra con una franela verdadero trabajo de ebanistera: conserva an los espejos bi-
roja, le pide al cantinero que se ve sabe su negocio; camiseta selados originales, digo, porque se ven descascarados y opa-
blanca impecable, bigote recortado y totalmente sobrio, sin cos. La radiola de la entrada sigue tocando y no se oye la del
expresin en el rostro. Pone la cerveza en mi mesa junto a un fondo, nadie nos despide ni nos despedimos. A Ulises lo vuel-
botecito de los que se usan para envasar medicinas, que tiene vo a dejar dormido en la esquina que lo encontr. Y yo que
la tapa perforada y que hace las veces de salero, me cobra y entr a pensar sobre el proyecto. No resolv nada. A ver si ma-
recuerdo haber visto un letrero que dice pague al servir. L e pa- ana nos encontramos en El Vencedor.
go con un billete y ella me da feria que saca de un delantal. - E s t a b a en una cantina, no me acuerdo su nombre, cmo
Les llaman Galopinas, pagan por trabajar; en el negocio les quieres que me acuerde? Andaba bien tao, pero me gustara
dan una caja y ellas pagan la cerveza o bebidas a un precio que en la historia fuera a', tiene un ambiente de misterio o al-
y al cliente le dan otro, adems pueden transar con la feria o go as, en las paredes hay azulejos rojos y negros, la luz de un
hacer cambiazo, decir que el billete de cincuenta era de veinte anuncio de nen es roja y es la nica que hay, las bancas pare-
cen como de camin, de dos en dos pegados y en medio una
o se olvidan de devolver el cambio, depende que tan ebrio est
su cliente. mesa, son altos como si fueran unos cuartitos de puro asiento
pero sin puerta, me cae que a' hasta se puede echar un palito
Soy un fantasma, nadie me ve o voltea a verme. A esa hora
y con lo oscuro que est ni cuenta se dan. Tienen un oso dise-
todos estn alcoholizados, por lo menos los que se encuentran
cado por donde est la barra, me acuerdo de esto porque en la
cerca de m. Hablan a gritos, platican y discuten sobre tonte-
loquera vea que se bajaba gruendo, as, caminando al paso y
ras, alguien puso a las Jilguerillas y empiezan a cantar El
ensendome los dientotes y nadie se mova, todos seguan
Pvido Nvido, todos los clientes son viejos, es raro el que
pisteando y el oso caminaba en cmara lenta, bien clavado en
no tenga canas que asoman debajo de la cachucha o sombrero.
m; cuando lo tuve a unos pasos pens que debera salir co-
Son gente de trabajo, se les nota en el vestido, en sus morrales
rriendo, pero estaba parado por donde estaba la salida, f u e
con herramientas; entre ellos destacan los contratistas y dele-
cuando se ri... cmo que quin? p'os el oso, pendejo, p'os
gados de algn sindicato, panzones, prepotentes, gritones y
de que estoy hablando, te digo que andaba bien loco... Bueno,
como dice el dicho: en tierra de ciegos el tuerto es rey, se sien-
entonces yo tambin me re, fue cuando me pregunt el bato
ten la gran cosa, vestidos con guayaberas y zapatos boleados.
que estaba boleando que de qu me rea, no le dije nada pero
cn, no hay clima y la radiola a todo volumen ya no toca m-
en ese momento se me ocurri la historia.
sica de tros, ahora pura balada nortea, venden slo cerveza y
-Estaba en la cantina esa... Ya te dije que no me acuerdo las meseras se la pasan viendo telenovelas, solo se despegan
del nombre, est por Guerrero, o por Arteaga, o por Reforma, del televisor para servir las cervezas que les piden, despus se
no me acuerdo y no me interrumpas porque se me olvida el van otra vez a ver la telenovela, seguramente esta nueva moda
cotorreo, estaba boleando a un malandrn, un bato que luego hace que los clientes se sientan como en su casa.
luego se ve que es gandalln, esos salen conque no pagan, que -Esper para ver si la ora vea a un machn, pero no lle-
no lo boleaste bien y cuanta mamada se le ocurre, traa unas g, le pregunt a otra mesera a qu horas salan y me dijo que
botas de anguila, esclava de oro, chaleco y sombrero y estaba a las once, haba tiempo de dar una vuelta por las cantinas del
con una ruca que se me hizo conocida, la haba visto en algu- rumbo y regresar para ponerle cola. Llegu barrindome, la al-
na cantina de mesera, seguro era un machn rin, porque esta- canc cuando iba saliendo, la segu, tomamos el metro y fui-
ban muy acaramelados y no era cliente de ella, por la forma en mos a dar a San Berna a' agarramos una pesera hasta Fome
que se hablaban, le dijo que en la noche llegaban sus camara- 35 y me top con un bandon chido... Bueno, as va el cotorreo,
das y que al da siguiente iban a hacer el jale, que se iban a puedes decir que me rol con una morrita o algo as, que aga-
quedar en la casa de ella. rramos monte como los animalitos. Mejor maana le segui-
- U n o s das despus sali en el peridico que haban asalta- mos, porque ests pisteando como en boda y necesito ir con
do una tienda de abarrotes y se haban cuajado con un ferin, un camarada que batea un toque pa' que role un puntito o si
entonces cuando veo los retratos hablados de los cacos, ah es- quieres que te consiga un tubo de a veinte, est bien buena la
taba el bato ese que le boli las botas de anguila... As va la mota que vende, bien ponedora, puras colas, si quieres hace-
historia, digo as me la imagin. Luego dije no pos este bato mos una coperacha y micha y micha. Lo deje hablando de la
fue el buenero y la ruca debe saber qu onda, si la topo, en- calidad de la marihuana que ha fumado y quedamos de vernos
cuentro a los conejitos ponedores, y no pos me pongo a darle al da siguiente en la esquina del mercado.
vuelta a todas las cantinas, a veces ni boleaba, pero a' me tie- Platicar en la cervecera La Pantalla es casi imposible, el
nes dndole duro a talonear la ruca hasta que la encontr en La ruido de las voces es tan alto que parece que estamos dentro
Jarra... nombre que andaba trobiando, estaba en la cantina de una fbrica o dentro de un gigantesco panal. La msica re-
que hay enfrente de la Central, a' jalaba... Esa que tienes que baja todo intento de pltica. En la pantalla aparece el grupo
subir por una escalera amplia, como si fuera cine y sirven pura Bronco, en un video donde cuentan la historia de un caballo;
cerveza en Tarro, en Golona, en Jarra, en Chabela trete las la cerveza corre a raudales en esta enorme bodega improvisa-
ostras cheves, nel, nel, era broma, son esas jarritas en que sir- da de cantina; en las altas paredes destacan los anuncios pro-
ven la chela. mocionales de la cerveza que patrocina este tipo de negocios,
El ambiente en El Saln Victoria es propicio para ponerle Ulises me dice que la pusieron para darle en la madre a La
atencin por fin al Ulises. Ya no es el mismo Saln en el que Gaviota que se encuentra enfrente y vende cerveza de otra
se reunan los maestros de la Prepa Uno, all por los sesentas, marca. Los meseros no se dan abasto sirviendo cubetazos, diez
aqu me traa un to cuando apenas estaba muy chico, la barra cervezas de un cuarto por doce pesos. Sern unas cincuenta
la cambiaron de lugar y ahora es apenas un pedacito en un rin- mesas, ocupadas por grupos de albailes, empleados, burcra-
tas, estudiantes, todos mayores de edad porque al entrar piden p'os si verdad, dije que era conejito ponedor. Bueno entonces
la credencial de elector, no hay mujeres. Todos gritan cuando iba con el comandante de la pejota, que era camarada porque
aparecen los Traileros en la pantalla cantando Abeja Reina, lo boleaba en su oficina y a veces me peda mi opinin para
hay gritos de mariachi, de Chente, prolongados, tmidos, pero resolver alguna bronca gruesa y le pona el dedo, entonces lo
todos contienen el clsico Ayayay! Ulises sugiere irnos a otra apaaban y yo quedaba como el mero mero en las fotos del
cantina menos ruidosa. peiper, la historia termina con las letras rojas de los peridicos
El cambio es radical, en El Beto's el silencio parece el de de la tarde: Un triunfo ms del Bolero Chido y yo ah con el
un velorio, no se oyen voces, ni ruido, sin embargo, est total- machn todo agitado porque lo apaaron.
mente lleno el local; en la barra sta unos quince clientes, en Le dije a Ulises que la historia estaba muy floja, que le fal-
las mesas, como treinta, todos se encuentran atentos a la pan- taba accin, violencia y sexo, que eso es lo que pega en la ac-
talla de la televisin donde transmiten va antena parablica tualidad, pens que se iba a enojar y que se terminaran los
una pelcula porno: una Gera estaba muy apurada con un ne- das de tomar de gorra. Me dio la razn, quedamos en vernos
gro sudoroso que tena un miembro gigantesco, cuando termi- al da siguiente; dijo que pensara en otra historia que incluye-
na su actuacin, unos se acomodan en su asiento, otros escu- ra lo que mencion.
pen nerviosos en el suelo, lleno de colillas de cigarro, cscaras El Mingos a las ocho de la noche no cuenta con mucha
de semillitas, hojas de tamales, y charcos de agua provocados clientela, el dueo junto a la caja registradora se acomoda para
por el sudor de las cubetas con hielo y cerveza, aqu tambin que le bolee los zapatos Ulises; mientras resuelve un crucigra-
venden cubetazos; Ulises da una vuelta entre los hipnotizados ma de una revista especializada. En un viejo piano un viejo
bebedores, uno se distrae un momento para aprobar le lustre el pianista que tiene cierto parecido con Carlos Monsivis pero
calzado; no hay radiola y todos se concentran en lo que sucede sin lentes, acompaa con su msica las canciones que inter-
en el aparato televisivo donde otra pareja inicia la rutina ante- preta una seora demasiado pasada en peso, pero su voz da
rior. Al terminar Ulises su trabajo nos sentamos en una mesa cierto aire a Mara Luisa Landn. Despus como me ha tocado
al fondo del local, cerca del mingitorio que despide un desa- ver en otras ocasiones, porque ya he estado en esta cantina, el
gradable olor, ah retoma la historia. local se llenar en su totalidad y por el desfilarn muchos de
- N o haba que soltar a la ora, todos los das me daba un los grupos de msicos que todos los das se concentran en
volten a La Jarra, despus de quince das apareci el machn Zuazua, tocaran msica en vivo para los diferentes gustos de
de la ruca, se sent en una mesa a esperar que terminara el tur- los bohemios que por aqu vienen: baladas, msica nortea o
no su vieja; se vea diferente, pero las botas de anguila y la es- regional, trova yucateca. Solistas, duetos, tros, cuartetos y to-
das las combinaciones posibles se alternaran entre s para
clava eran las mismas, trat de sacarle pltica mientras lo bo-
complacer a sus clientes. Al terminar una cancin, otro grupo
leaba pero no habl nada, me entr lo cabra cuando me cant
inicia en otra mesa y as cada uno podr interpretar las melo-
el tiro; me dijo bien jio. con la baisa cerrada enfrente de mi
das que les soliciten.
cara que me callara de una vez o l se encargara de hacerlo...
Aqu no s? s sera conveniente aventarme una bronca con el Ulises termina de bolear al dueo, y se sienta en la mesa
machn, desde luego l sacara el arma y se haca la balacera, en que me encuentro, que atiende un autntico Tlaxcalteca, de
lo mataba y alegaba que l era el asesino... No era asesino?, a cara esculpida en bronce; nos da unas papas de galeana coci-
das como botana, acompaadas de una salsa casera que sabe
luego se notaba porque tena una media en el cuello... Cmo
demasiado a vinagre; ante nosotros desfilan msicos, vende-
dices?, que cmo grit Zafra con el cuello apretado... nombre
dores, y gente que slo entra al bao. La barra, que no tiene
pinche Rolas quieres que me equivoque. Fue Kitty la que grit,
gracia se va llenando poco a poco, las paredes estn tapizadas
yo estaba boleando a la Ingrid, esa de las botas y quedaba que-
hasta la mitad de corteza de madera, el resto con lminas de
brada de recrearse con el panorama. Mejor le seguimos maana,
corcho; una rueda imita una ventana; junto al sanitario se ali-
porque ya se me fue la onda, t de plano me haces bolas, anta-
nean todo tipo de estuches que contienen instrumentos musi-
le p'a que no te equivoques.
cales. Hay unas veinte mesas, nada ms tres son ocupadas, en
A Ulises no le import el anuncio en la puerta del Moctezu-
una de ellas un grupo regional canta corridos de caballos a un
ma restaurant bar, que deca: Prohibida la entrada a Msicos,
par de viejos; en las mesas vacas, msicos ensayan solitarios
Boleros, Vendedores y Militares. Barra de una sola pieza de
en espera de clientes. Llega un joven y se acomoda en la ba-
madera fina, pesada, sern cinco metros. La echaron a perder
rra, se ve angustiado, algo habla con la seora que canta
ponindole encima una lmina de frmica, la contrabarra cons-
acompaada del piano, despus marca en el telfono pblico
truida con gruesos barrotes y dos grandes espejos tienen cuatro
que est en la barra y al rato la seora est dando una serenata
faroles de bola, ocho cajones y solamente botellas de tequila de
por telfono.
diferentes marcas. Azulejos blancos del piso hasta media pared
- Y a estuvo; mira la historia va ms o menos as: estaba en que despus llega hasta terminar en el techo de slidas vigas.
El Teveo, boleando al Fufito, est lleno el lugar, en la pista baila Nos sirvieron cerveza oscura en vaso, que parece crema, acom-
Yasmn, que esta bien buenota, boluda por todas partes la po- paado de unos cacahuates fritos en manteca de puerco. Ped de
brecita y todos los que la ven tienen la babota escurrindoles. cenar dos tacos dorados uno de pierna de puerco y otro de pollo
Por donde bajan del escenario las bailarinas est el Tucson, un acompaados de cueritos curtidos, la especialidad de la casa;
pelao que se dedica a sacar necios y cuidar a las chachitas, junto a la barra existe un canalito de azulejos por donde ante-
cuando se oy que se estaban peleando Zafra, una de las morras riormente corra agua y serva como escupidera, ya no se usa.
que bailan, con su matador, el Gandul, que le puso sus madra- Ulises lleg boleando al dueo, cuando termin se sent frente
zos y antes de que llegara alguien a separarlos el bato se haba a m; era una mesa de madera de las que tienen en cada pata
pelado. El Fufito le dijo al Tucson que lo buscara para darle unos rectngulos para poner las bebidas, en una mesa especial
avin, pero que lo hiciera sin que la raza se diera color. A la po- para jugar domin, as no estorba nada, las sillas hacen juego
bre Zafra la estaba consolando el Wally uno de los meseros. con la mesa y tienen en el respaldo un anuncio de cerveza Nor-
Mientras, el show continuaba. Ya haba terminado de bolear al tea, que nunca he odo que exista.
Fufito. En ese momento le boleaba unas botas hasta la rodilla a
-Bueno, aqu en este papel, ya traigo escritos en orden los
Ingrid. mientras estaba viendo un bonito panorama, algo as co-
nombres: Ingrid dijo que Katty haba gritado que Zafra estaba
mo el tnel del tiempo, mientras le daba sus sobadotas alguien
muerta, alguien dijo que el Gandul la haba matado porque oy
grito: Auxilio... la han asesinado! Es la voz de Zafra, dijo
que la amenaz cuando se estaban peleando. Entonces todos
Kitty, y sali corriendo dejndome con el cepillo en la mano, de
nos pusimos a buscar al Gandul; yo me met en un cuarto que
volada me le pego y en el bao estaba tirada Zafra; alguien de
tena muchos muebles viejos y estaba apagada la luz, alguien
los mirones dijo, la estrangularon; no tena que decirlo, luego
me salt por atrs y me empez a ahorcar con las manos, enton- la historia A poco no est machn, rin? Ay y desde luego sal
ces le di una patada en los gevos y sali corriendo... en los peridicos con eso de un triunfo ms del Bolero Chido.
-Otra vez? Tuve que reconocer que estaba bien el rollo, nunca pens que
- S i me interrumpes se me va la onda. Bueno me descont, Ulises fuera bueno para las historias, l se emocion y quedamos
luego me agarr por enfrente, le di un patadn y sali juido, me de que le bamos a seguir con el cotorreo para hacer un libro.
levant para ponerle cola y me tropec, logre prender una luz y No reconoc al Ulises cuando lo vi al da siguiente, con
ah estaba el Gandul con un mecate en el cuello, estaba muerto pantaln de vestir, camisa, zapatos y bien peinado. Que te pa-
y me cabri todo... as va la historia y me imagino que cuando rece se, me agandall una buena lima y un tramo, cortesa de
vez un muerto pues te has de cabrear... en eso llegaron los de- su boutique exclusiva el tendedero. Es mi da de descanso y
ms junto con la Chota y me queran cargar el paquete y yo dije vamos a celebrar que se termin la primera aventura del Bole-
que nel, que seguro se lo haba enfriado algn otro gandaya que ro Chido - m e dijo-. Ya me cans de andar en tugurios, te in-
le quera poner, y que l le haba puesto a Zafra y luego por eso vito una cheve en una buena cantina, vamos al Indio Azteca,
le pusieron a l. El Fufito dijo que a la mejor tena razn, por- pa' que veas que tambin las puedo.
que la morra se rolaba con todos, que agarraba parejo, los mese- Diego y Madero, entramos a un local decorado como
ros, el cantinero, el de la msica, hasta con el vela, para termi- Lobby de un hotel de cinco estrellas, unas treinta mesas se ali-
nar con el Wally, l les dijo a los chotas que s, que le haba nean casi tocndose en ngulo, el local est completamente
dicho a la Zafra que dejara al Gandul y le pona cantn. El mero lleno Cul crisis? pens. Seis cabezas de Venado disecadas
mero de los piojos dijo que nadie poda salir hasta que llegaran desentonan con el estilo modernista, sobre la contrabarra una
los de la Pejota y se hicieran cargo; el Fufito les dio pa' los cabeza de un oso, que parece salir de la pared acojinada, est
chescos pa' que lo dejaran terminar el show, mientras a ver si con el hocico grotescamente retirado, dos pez espada comple-
sala a flote el que le dio eran al Gandul. Despus de un rato lle- tan la decoracin. Los clientes son profesionistas jvenes, mu-
g el Chiripa otro mesero y dijo que el Wally se haba pelado chos traen corbata y destacan los gorditos. Ocupamos una me-
por una ventana. Cuando sub al techo, a donde daba la venta, sa de madera con un fino acabado en laca, son mesas como las
ah estaba todo madreado, dijo que el Tucson lo madre a la del Moctezuma, las sillas hacen juego con la mesa, todas se
malaguea pero que se desafan, que ese era el bueno, todos se ven viejas pero con un mantenimiento constante, en su respal-
pusieron a talonearlo y como estaba mamado no lo podan apa- do anuncios de cerveza dos XX.
ar, se vino corriendo derechito a donde yo estaba y con el ca- Ulises pide dos cervezas al mesero de camisa blanca impe-
jn le puse un madrazo en el gesito sabroso, despus le piqu cable, pantaln negro y corbata de moo. Me extraa que al
los ojos y se le dieron bao entre todos; cuando ya estaba bien servirlas no ponga cuenta como se acostumbra, un cartn den-
cateado solt la sopa, que'l le haba puesto a la Zafra porque lo tro de un vaso que sirve de servilletero donde se anota el con-
engaaba con el Gandul, despus le dio en la madre al Gandul sumo. Antes de terminar la cerveza nos traen un plato con to-
por lo mismo; me quiso poner porque ya mero lo descubra y topos cubiertos de pico de gallo y tres papitas de galeana con
luego trato de enfierrar al Willy... Sigues?, bueno no entierro a salsa, es la botana, no la tocamos. Pide otras dos cervezas Uli-
nadie y s ta bueno me equivoqu es el Wally, pero ah se acaba ses, que no s de qu habla, yo estoy atento a lo que se dice en
otras mesas, uno platica de todos los das que ha aguantado
pisteando; otro lo que ha aguantado manejando en la carretera oso en todas las casas del barrio; por ah debe haber una foto-
sin parar; en otra mesa alguien cuenta de todas las viejas que grafa del oso muerto, amarrado a la polvera del Packard en el
ha tenido, sigue con las viejas que han pasado por su armas en que fuimos, me acuerdo que le dimos una vuelta por las calles
la oficina y si lo dejan seguir con las viejas de sus amigos; el para que sintieran envidia del trofeo que logramos. El resto de
ritual se cumple: ante una bebida, no pasa nada, de las bromas la pltica fueron las mltiples aventuras del licenciado, me fui
a las grillas del trabajo, despus a los problemas familiares, al para tratar de alcanzar el ltimo camin a la casa.
ltimo todos se dividirn el costo del consumo. Por la Calzada Madero rumbo a Jurez, se han instalado
Al traernos la cuenta, a Ulises casi se le salen los ojos, de varios bares con msica en vivo, en ellos hay mujeres para
sopetn le dijo el mesero que eran veinticuatro pesos, no dijo bailar, vigilantes en la entrada, bebidas caras; solo en uno se
nada, pero al salir, explot: nos hubiramos comido la botana vea movimiento, pero no me atrajo para entrar. Al llegar a Es-
siquiera, estn carsimas las cervezas, fcil completbamos un cobedo o msica en el Bar Ok, Janis Joplin cantaba Mercedes
cartn. Para que no se sintiera mal le invit una cerveza en El Benz, el sonido haca que los cristales del local vibraran, todas
Zacatecas, que est en contraesquina. Tres clientes se acomo- las mesas cerca de la entrada estaban ocupadas, me sent en
dan en la barra, slo tomaremos una, previendo que el precio un banco alto junto a la barra. En una tarima un grupo de rock
sea igual al de la competencia. Del grupo en la barra se des- acompaaba a una gera que imitaba a la perfeccin a la Janis,
prende un seor que salud a Ulises, Licenciado Martnez -sa- pens que era una alucinacin causada por las cervezas consu-
luda efusivo, a un seor sesentn de traje gris y corbata roja. midas. El mesero me devolvi a la realidad, una cerveza cos-
Acepta sentarse con nosotros pero pone como condicin de taba diecisiete pesos, bueno diez del cover; estuve a punto de
que l invita, lo que no pensamos que se viera mal. Ulises en- mandarlo por un tubo, pero el dueo acept que slo pagara la
cuentra un odo receptivo para quejarse del Indio Azteca, y el cerveza y me fuera, ya no me serviran ms. El local se encon-
traba a la mitad de su capacidad, haba dos reas en otro piso,
licenciado encuentra una pareja solidaria. Nos cuenta que en
parecan terrazas oscuras y desocupadas. La decoracin eran
ese bar pas muchas horas de su juventud, le gustaba ese am-
posters americanos y fotografas de gente famosa que haba
biente que haba antes, de una verdadera cantina, donde se po-
visitado el lugar; haba gente todava con traje y corbata, pero
da jugar domin, platicar con los amigos, cuando la botana
la mayora eran jvenes con buena ropa. Termine la cerveza
eran unas costillitas adobadas, que hacan los cocineros con
antes que el show y me fui a mi casa; logr alcanzar el ltimo
una receta secreta invencin de la esposa del dueo, los clien-
ruta 39, al da siguiente buscara a Ulises.
tes hasta pedan para llevar.
El piso es de mosaicos negros y blancos. Slo dejaron las Hasta despus de tres das pude ver a Ulises, se vea enfer-
cabezas de los venados que ya tienen mucho tiempo; hasta mo, me platic que agarr el avin y lo apa la chota, hasta
modificaron la barra de la que tanto presuman -dice el licen- perdi el cajn, se pospondra otros tres das el cotorreo, por
ciado con amargura-, me acuerdo cuando matamos el oso, fui- lo pronto me baj diez bolas para comprar lo necesario para
mos de cacera todos los de la palomilla, fue all por 1953. A reanudar el negocio, le dije que no fuera a comprarse un tina-
Severo y Ventura los dueos de la cantina les toc la cabeza co. Con el dinero en la bolsa me dijo que no era mala idea, pe-
porque dijeron que la iban a mandar a disecar, a otro la piel, la ro que le urga alivianarse para seguir con el libro de las aven-
carne se reparti entre el resto, ese invierno hubo tamales de turas del Bolero Chido; que ya tena otra historia y que esa era
mejor porque sera la denuncia de un crimen entre los gargan-
En Reforma y Colegio Civil se encuentran buenos libros
tones que manejan el billete en Monterrey.
usados, andaba a la caza de alguno que se encontrara en con-
El relato de Ulises se me hizo interesante, tena buen argu- diciones de ser ledo, costumbre que adquir hace mucho tiem-
mento y sonaba creble, mientras lo cont recorrimos varias can- po y en la que empleo varias horas de la tarde del sbado. Ese
tinas: El Caracol, que se llama as porque salen bien babosos, da iramos a visitar La Tetera, quedamos de vernos por la es-
segn Ulises; El Rinconcito, La Bola de Oro, La Castaeda tacin del Ferrocarril. Los libros se apilaban sobre mesas y el
donde sirven la mejor botana; El Brstol, El Saln Laredo y sus vendedor en el hueco que queda en el centro, ya me conoce y
ligues Gay; El Monterrey, El Tecate con su contrabarra en forma sabe mis gustos, aunque no siempre le compro lo que ofrece,
de castillo; El Jardn, El Pepes con sus especialidades en maris- procura tener algo en ediciones pasadas que rescata para ven-
cos; Los Compadres, El Tarro, La Espuma. Ulises me tena drmelas. La tarde era calurosa, el sol picante de los estuche-
apantallado, siempre presentaba buenos argumentos para sus his- ros en busca de ropa, artculos electrnicos, algo para regalar
torias de aventuras; habamos agarrado una buena racha, todos o simplemente curiosea. Discuta con el dueo del tendido so-
los das cumplamos el objetivo, se emocionaba con sus relatos y bre el precio del libro que me ofreca, al final acept los cinco
sugera alguna que otra modificacin a lo que tena escrito. Los pesos que le daba, antes de retirarme di una ojeada por las re-
nombres de la raza empezaron a aparecer, as el Brother era un vistas usadas, ah encima estaba una que me acelero el pulso,
narco; la Sombra, un asesino psicpata; el Rog era integrante de una corazonada que me caus un leve mareo. El Pantera, Ger-
un grupo de conspiradores; el Greas, el Moscos, el Pin, el vasio Robles, el personaje de historieta en El crimen en el
Crasy, el Burro, y el Perro una banda de asaltabancos. El Bolero Vodevil, al hojearlo me di cuenta que se trataba de la primera
Chido siempre terminaba atrapando a los criminales y en pocas aventura del Bolero Chido, exactamente como me la platic,
ocasiones disfrutando de los apapachos de bellas mujeres o reci- incluso con los mismos nombres, no haba que pensar ms,
biendo buenas recompensas. esa era la fuente de inspiracin de Ulises. Slo invert un peso.
Tres meses duramos visitando cantinas diferentes, cantinas Al ver al Bolero Chido me port mal, trat de humillarlo; pri-
con nombres raros, con su clientela definida, con su historia. mero le exig una boleada con tinta fuerte, despus cambi el
plan, iramos a La Gra, ah se presentaba un grupo de msica
Pasamos por La Oficina, La Chamba, El Reforma, El Seguro,
nortea, el ruido era insoportable, pero me serva de escudo
El Arbolito, Los Pollos-, estuvimos en El Santa Rosa, El Santa
para no gritarle que me haba trado como su pendejo durante
Mara y El Pacos que se encuentra en tres esquinas de las
varios meses. Al terminar de tomarnos las cervezas del primer
mismas calles; La Bolita, Los Pinos, Las Vboras, El Bar de
cubetazo, Ulises entusiasmado saco una hoja de libreta, traa
Pecina, El Sabino, El San Luis-, El Bar de Mancillas donde se
anotado un poema, yo ni lo vi, pens que seguramente lo ha-
juntaba Fidel Castro. Todos de alguna manera hacan crecer la
ba transcrito del Libro Sentimental, no le dije nada, eso lo sa-
imaginacin de Ulises, ya tenamos seis relatos, llevaba escri-
co de onda, pidi otro cubetazo y seguimos pisteando en silen-
tas cuarenta cuartillas a mquina, haba descubierto a un exce-
cio. En un intermedio, los msicos, fueron sustituidos por la
lente narrador del gnero policiaco, realmente estaba impre-
radiola, saqu el ejemplar de la revista El Pantera y lo puse
sionado por la facilidad con que Ulises encontraba sus sobre la mesa frente a l, le dije que las aventuras del Bolero
argumentos para las historias. Chido se haban terminado, que le daba todas las cuartillas que
haba escrito y que ojal las perdiera en alguna noche de lo- La primera vez que vi tu cara
quera, en su expresin vi el llanto a punto de brotar. Me fui
sin despedirme.
Hace unos das volv a encontrarme a Ulises, estaba espe-
rando el camin para ir a mi casa, era temprano y a esa hora
iban llenos. Cargaba sus cosas en una red de plstico como so-
la hacerlo cuando le robaban el cajn de bolear, le faltaban
los dientes superiores, tena un corte en la ceja derecha, seguro
se haba bronqueado o lo haban ponchado, andaba demasiado Genaro Huacal
sucio. Trat de ser amable, pero la tensin se senta en el si-
lencio que se da cuando se agota rpido una platica.
a memoria no alcanza a precisar ese momento, esa pri-
-Sigo en la ruta de los bebenautas, a ver cuando nos junta-
mos para tomarnos una cerveza y recordar ese tiempo cuando
era el Bolero Chido, te puedo ayudar en la descripcin de can-
tinas, para que completes tu trabajo, mnimo pienso recorrer
L mera vez que tuve conciencia de esta ciudad. Sin duda
sera en la primaria, pero antes de estudiar la geografa,
historia y gentilicios del pas, de una manera u otra, empez a
fluir por mis odos.
las tres mil quinientas cantinas que calculamos -Dijo, sin ver-
me a los ojos, antes de perderse por Aramberri, que en esa Un da sin conocer an su futuro significado vital, descubr
ocasin se encontraba completamente a oscuras. a Monterrey y a los regiomontanos en la historieta de Memn
Pingun, entonces supe del cabrito, la carne asada, las polkas y
los Rayados.
Ms tarde, en algn rincn de la secundaria, entre Creden-
ce y Procol Harum, Mile Laure y Leo Dan, encontr un acor-
den de postales regias enviadas por un hermano de paso por
la ciudad. Nunca olvid la toma de la Plaza Zaragoza con el
Condominio Acero al fondo. Fue la primera vez que vi tu cara
y me gustaste Monterrey, como aquellas cosas gratas disfruta-
das sin afn de poseerlas.
Nunca cre pisar tu suelo, no tena por qu, ms aqu
aprend a hacer las cosas por necesidad de hacerlas; los moti-
vos en Monterrey salen sobrando. Una maana de junio de-
sembarqu en el ro Santa Catarina, feliz, mirando mi alrede-
dor en busca de tu estmulo pavloviano: el Cerro de la Silla.
Manuel Mara de Llano, entre Villagrn y Villagmez, vio
transcurrir mi primer fin de semana regio, pisa y corre a la
frontera.
haba escrito y que ojal las perdiera en alguna noche de lo- La primera vez que vi tu cara
quera, en su expresin vi el llanto a punto de brotar. Me fui
sin despedirme.
Hace unos das volv a encontrarme a Ulises, estaba espe-
rando el camin para ir a mi casa, era temprano y a esa hora
iban llenos. Cargaba sus cosas en una red de plstico como so-
la hacerlo cuando le robaban el cajn de bolear, le faltaban
los dientes superiores, tena un corte en la ceja derecha, seguro
se haba bronqueado o lo haban ponchado, andaba demasiado Genaro Huacal
sucio. Trat de ser amable, pero la tensin se senta en el si-
lencio que se da cuando se agota rpido una platica.
a memoria no alcanza a precisar ese momento, esa pri-
-Sigo en la ruta de los bebenautas, a ver cuando nos junta-
mos para tomarnos una cerveza y recordar ese tiempo cuando
era el Bolero Chido, te puedo ayudar en la descripcin de can-
tinas, para que completes tu trabajo, mnimo pienso recorrer
L mera vez que tuve conciencia de esta ciudad. Sin duda
sera en la primaria, pero antes de estudiar la geografa,
historia y gentilicios del pas, de una manera u otra, empez a
fluir por mis odos.
las tres mil quinientas cantinas que calculamos -Dijo, sin ver-
me a los ojos, antes de perderse por Aramberri, que en esa Un da sin conocer an su futuro significado vital, descubr
ocasin se encontraba completamente a oscuras. a Monterrey y a los regiomontanos en la historieta de Memn
Pingun, entonces supe del cabrito, la carne asada, las polkas y
los Rayados.
Ms tarde, en algn rincn de la secundaria, entre Creden-
ce y Procol Harum, Mile Laure y Leo Dan, encontr un acor-
den de postales regias enviadas por un hermano de paso por
la ciudad. Nunca olvid la toma de la Plaza Zaragoza con el
Condominio Acero al fondo. Fue la primera vez que vi tu cara
y me gustaste Monterrey, como aquellas cosas gratas disfruta-
das sin afn de poseerlas.
Nunca cre pisar tu suelo, no tena por qu, ms aqu
aprend a hacer las cosas por necesidad de hacerlas; los moti-
vos en Monterrey salen sobrando. Una maana de junio de-
sembarqu en el ro Santa Catarina, feliz, mirando mi alrede-
dor en busca de tu estmulo pavloviano: el Cerro de la Silla.
Manuel Mara de Llano, entre Villagrn y Villagmez, vio
transcurrir mi primer fin de semana regio, pisa y corre a la
frontera.
Ese fue mi primer encuentro cercano del tercer tipo con los Los protagonistas nocturnos de la Alameda
corazones norteos, sencillos, alegres, generosos; y mi des-
lumbramiento con el paisaje montaoso, venido yo de llanos y La Alameda Mariano Escobedo, durante el da, es una isla
sabanas. donde la inercia sienta su morada. Rumiante de transentes
Del destino nadie se escapa, a contrapelo de Serrat dej el mastica y deglute pasajeros inmersos en el ritmo citadino.
mar y me vine al monte. Cambi gaviotas por las palomas regio- Los viandantes pasan de largo por sus calles laterales, hu-
montanas. Al Mercado Sinz de Baranda por el Mercado Jurez. yen por la tangente. La miran sin ver. Slo viejos y vagabun-
Al Barrio de San Romn por el barrio antiguo regiomontano. A dos permanecen en ella, absortos en el teorema vital de su
los Piratas de Campeche por los Sultanes, cid infinitum. existencia.
Desde entonces han pasado diecisiete aos entre el cielo y La Alameda es grande y su grandeza todos los das ostenta
el infierno, entre la agona y el xtasis, entre la realidad y el decadencia. Al oeste alberga taxis astnicos al acecho. Su
deseo. La ausencia cumplir su mayora de edad y no estar en acuario es recuerdo de nuestros mayores. Las aves se fueron
la fiesta. volando a espacios ms amables.
Tanto tiempo lejos de mis playas campechanas no me hace Las parejas hurgan por la tarde en busca de lugares solita-
olvidar a las murallas, pero mi corazn cada da toma ms for- rios. Ellos le brindan ese calor humano, urgente y ecolgico.
ma del Cerro de la Silla. Reviven a hurtadillas el teatro al aire libre, tendido al sol co-
Entre otras cosas, aqu he descubierto los mitos norteos, mo los huesos de un perro ex callejero.
esencialmente dos. La tacaera regia: a nivel individual los De maana y noche, trotadores albinos y crepusculinos te
regiomonanos son desprendidos, prdigos, generosos; a nivel hacen latir al ritmo de sus pasos. Mantra antecesor del xtasis.
de comunidad son superiores, nadie como ustedes para el alto
El nirvana no se alcanza fcilmente, exige paciencia. Los bo-
sentido de la solidaridad. Y la franqueza nortea: s por expe-
rrachos nocturnos lo saben, por eso, en la hora gris, acuden al
riencia que aqu no aceptan el viceversa, a la crtica franca y
santuario ms prximo del santo patrn universal.
honesta le llaman ataques. Cada quien posee su verdad parti-
All el ngel de Gay-Lussac dispensa misericordioso su di-
cular guardada en casa. Nada de norteotes y francotes.
vina providencia, oh seor amoroso e indulgente!, acoge a
Ya lo decan los latinos: La mentira procura amigos; la este devoto!, dale otro pecado capital!
verdad, enemigos. Ms nunca me cansar de disfrutar la bon- A veces, en la banca de turno, en 1a calzada tendida entre
homa regiomontana.
las fuentes de este a oeste, nos gana el sueo. Ms tarde, el
Gracias por el placer de todos estos aos, jodido, pero con- viento de la noche gira en el cielo y canta, y nos despierta.
tento. Gracias por ayudarme a despejar cada vez ms aquel
Entonces es posible atestiguar de madrugada el prodigioso re-
enigma: Los tres mil quinientos habitantes de mi pueblo / no
lmpago nocturno.
El privilegio de la vista nos da oportunidad de trascender
me recuerdan. / El milln y medio de Monterrey / no me co-
noce. / No s si estoy ganando o estoy perdiendo. Gracias nuestra pauprrima condicin mortal. La morbilidad es geo-
por el saldo a favor. mtricamente poligonal. El sonido del silencio aturde al tiem-
po, golpea al yunque, blande el martillo, sube al estribo del la-
berinto.
Ese fue mi primer encuentro cercano del tercer tipo con los Los protagonistas nocturnos de la Alameda
corazones norteos, sencillos, alegres, generosos; y mi des-
lumbramiento con el paisaje montaoso, venido yo de llanos y La Alameda Mariano Escobedo, durante el da, es una isla
sabanas. donde la inercia sienta su morada. Rumiante de transentes
Del destino nadie se escapa, a contrapelo de Serrat dej el mastica y deglute pasajeros inmersos en el ritmo citadino.
mar y me vine al monte. Cambi gaviotas por las palomas regio- Los viandantes pasan de largo por sus calles laterales, hu-
montanas. Al Mercado Sinz de Baranda por el Mercado Jurez. yen por la tangente. La miran sin ver. Slo viejos y vagabun-
Al Barrio de San Romn por el barrio antiguo regiomontano. A dos permanecen en ella, absortos en el teorema vital de su
los Piratas de Campeche por los Sultanes, cid infinitum. existencia.
Desde entonces han pasado diecisiete aos entre el cielo y La Alameda es grande y su grandeza todos los das ostenta
el infierno, entre la agona y el xtasis, entre la realidad y el decadencia. Al oeste alberga taxis astnicos al acecho. Su
deseo. La ausencia cumplir su mayora de edad y no estar en acuario es recuerdo de nuestros mayores. Las aves se fueron
la fiesta. volando a espacios ms amables.
Tanto tiempo lejos de mis playas campechanas no me hace Las parejas hurgan por la tarde en busca de lugares solita-
olvidar a las murallas, pero mi corazn cada da toma ms for- rios. Ellos le brindan ese calor humano, urgente y ecolgico.
ma del Cerro de la Silla. Reviven a hurtadillas el teatro al aire libre, tendido al sol co-
Entre otras cosas, aqu he descubierto los mitos norteos, mo los huesos de un perro ex callejero.
esencialmente dos. La tacaera regia: a nivel individual los De maana y noche, trotadores albinos y crepusculinos te
regiomonanos son desprendidos, prdigos, generosos; a nivel hacen latir al ritmo de sus pasos. Mantra antecesor del xtasis.
de comunidad son superiores, nadie como ustedes para el alto
El nirvana no se alcanza fcilmente, exige paciencia. Los bo-
sentido de la solidaridad. Y la franqueza nortea: s por expe-
rrachos nocturnos lo saben, por eso, en la hora gris, acuden al
riencia que aqu no aceptan el viceversa, a la crtica franca y
santuario ms prximo del santo patrn universal.
honesta le llaman ataques. Cada quien posee su verdad parti-
All el ngel de Gay-Lussac dispensa misericordioso su di-
cular guardada en casa. Nada de norteotes y francotes.
vina providencia, oh seor amoroso e indulgente!, acoge a
Ya lo decan los latinos: La mentira procura amigos; la este devoto!, dale otro pecado capital!
verdad, enemigos. Ms nunca me cansar de disfrutar la bon- A veces, en la banca de turno, en 1a calzada tendida entre
homa regiomontana.
las fuentes de este a oeste, nos gana el sueo. Ms tarde, el
Gracias por el placer de todos estos aos, jodido, pero con- viento de la noche gira en el cielo y canta, y nos despierta.
tento. Gracias por ayudarme a despejar cada vez ms aquel
Entonces es posible atestiguar de madrugada el prodigioso re-
enigma: Los tres mil quinientos habitantes de mi pueblo / no
lmpago nocturno.
El privilegio de la vista nos da oportunidad de trascender
me recuerdan. / El milln y medio de Monterrey / no me co-
noce. / No s si estoy ganando o estoy perdiendo. Gracias nuestra pauprrima condicin mortal. La morbilidad es geo-
por el saldo a favor. mtricamente poligonal. El sonido del silencio aturde al tiem-
po, golpea al yunque, blande el martillo, sube al estribo del la-
berinto.
No deja huella su relmpago, inaprehensible como el rayo curidad; pero all estaba. Al cerrar la puerta un golpe de viento
verde. Los mejores cazadores de fantasmas nada podran hacer me tir a la cara su tufillo a sudor y mugre.
ante l. En tiempo de calor las mujeres de la casa se recogen ms
Desde algn punto de la noche nace al espacio de la Ala- temprano para que salga a tomar el fresco a sus anchas. La
meda puntual y alerta. Su sangre fra, matemtica, no falla. De siento asomarse por la ventana del cuarto. Por el ojo de la ce-
noche los bhos no cierran los ojos, estn ah, atentos, entre rradura, a la luz de mi lmpara brillan sus pupilas. A menudo
las ramas. despierto adivinndola junto a mi puerta, sin atreverse. Mano-
Quienes saben se apuestan en la calzada, el cuadriltero, teo, digo incoherencias. Finjo despertar de una pesadilla. Ella
lugar de los hechos y de los xitos. Durante largas noches de se escurre en silencio.
contemplacin nunca han errado. Alguien dijo que en esta direccin la buena comida es ms
Las ratas de campo, enormes, son pequeas comparadas barata. Interesado por la oferta, no quise hacerme ilusiones.
con las de ciudad, capaces de comerse a un gato bodeguero. Todo lo contrario. Las hermanas encarnaron la amabilidad y el
Los bhos son ganadores empedernidos, saben que no pierden buen trato. Se relevan y asisten en el trabajo domstico a la
nada al intentarlo. manera de un equipo deportivo para atender a tres o cuatro in-
Desde su sitio, un bho detecta a una rata de buen peso, la quilinos y los abonados de medioda.
mira acercarse con timidez a la cinta de cemento. Respira y Nunca vi a ms huspedes que a Carlos, el vecino, y slo
aguanta impasible, a punto de desenfundar. al principio. Los dems tenan apretados turnos de trabajo y
La rata sube a la calzada, camina despacio, el vuelo sober- estudio. La poblacin flotante flucta demasiado, slo una
bio de los pjaros entra en accin, un proyectil lanzado desde corta temporada y se van sin despedirse. Tras ellos llegan ms,
veinte metros de altura planea con las alas en cruz. solteros, parejas. Todos desaparecen sin rastro, sin mandar ja-
En el ms profundo silencio, sin mover siquiera las hojas ms una postal.
de los rboles, con la mayor precisin de un cirujano, explo- El estudiante de medicina y el de agronoma, con la mu-
tando las leyes de la aerodinmica, pasa veloz, levanta a su chacha de educacin fsica y los de bachillerato son, entre
presa y remonta vuelo. otros, efemrides de sobremesa. No se diga el poeta y el torero
Un parpadeo puede privar del espectculo. La ceremonia cantante, personajes del nunca acabar. Agustn?, era tremen-
es slo para iniciados. Aunque somos pocos, de vez en cuando do el gerco, tomaba a la bestia y meta viejas sin que nos di-
acudimos a renovar los votos. ramos cuenta. Las encueradas del peridico de la tarde tapiza-
ron su cuarto. El doctor era otra cosa y adems guapo, agreg
doa Rosa, la que ayudaba a bien morir. Tambin vivi aqu
Aldama 405 un gerito precioso que se hizo de rogar con todas. Un silen-
cio aplastante cay sobre el comentario. El pequeo Arturo
Anoche sali de nuevo, los pasos por patio y escaleras me des- aprovech para una nueva travesura.
pertaron en la madrugada. Sus bufidos horadaban las paredes. En casa la alimentacin es vegetariana. La familia acos-
Por momentos se envolva en el silencio, confundida en la os- tumbra el yoga y la meditacin. No comen carne. Profesan la
religin de los Vedas. La qe nos convierte en dioses, a dife-
rencia de la catlica que adora a un dios omnipotente y nos Tras varios meses de no encontrar la losa suelta, en el en-
ubica como a pobres pecadores; aspirantes, cuando mucho, al simo intento la escuch crujir. Estaba preparado. La alc y vi
perdn del padre celestial y misericordioso. Como prueba de la misma habitacin, el humo denso despeda un olor caracte-
fe, las hermanas montaron una guardera infantil. Los nios rstico. Al descolgarme al interior una beatitud creciente me
pusieron continuamente a prueba la paz interior ganada dura- aprision. Ca con suavidad, casi ingrvido, al piso de ajedrez.
mente con ayunos, dietas y ejercicios ascticos. A la felicidad del mundo. Al placer. Al parpadeo de una lla-
La noche est llena de ruidos, casi me cur de espanto. ma, las tuberas desnudas poblaron mi xtasis.
Respiraciones agitadas, forcejeos, suspiros que se arrastran, Despert ya muy tarde en mi cama. Resabios me dibujaron
pasos furtivos suben y bajan hurgando los rincones. Suele sonrisas. Las seoras trajinaban en la cocina con los de medio-
amanecer un colchn a medio patio y desierto el campo de ba- da. Mi cuerpo no estaba harto de placer ungido. El vicio que
talla que volver a poblarse bajo las estrellas con pertinaces e se adquiere a la primera vez. Busqu con mayor ahnco la en-
invictas gladiadoras. trada al inframundo. Mis investigaciones continuaron. Supe
Una losa del patio atrajo mi atencin. Al bajar al bao, por que no les interesaba, no era su tipo. Nunca ms volv a en-
la noche, suena suelta bajo mis pies. A la luz del sol repaso el contrar la losa suelta por ms que busqu al anochecer, de ma-
camino sin descubrirla. A oscuras rompe, invariable, el ritmo drugada y amaneciendo. No ms secretos venreos. Aquellas
de mis pasos. Su sonar de pieza suelta me alert. Por qu s- noches de lluvia en que suban por mis brazos, mis muslos,
lo de noche? Una de luna llena logr levantarla con las uas. cuando penetraban por las rendijas y me recostaban en una ca-
La penumbra denunciaba una luz lejana. Se alcanzaba a or el ma de agua que no era ma, no se repiti.
ruido de una sorda actividad. La losa se me soltaba. Un cuchi-
La teora es del espejo, el reflejo invertido del mundo que
llo de la cocina fue definitivo. La penumbra se aclar. Mue-
colgaba numeroso de las habitaciones. Al romperse uno de
bles viejos, retratos antiguos. Una meloda sonaba por todas
ellos unieron los pedazos con cinta adhesiva y lo colgaron en
partes. El valor se me vino a la vejiga con la exigencia de eva-
mi bao. El ltimo invierno la humedad despeg la cinta. De-
cuarla. La cerveza purg por salir de mis entraas. Regres
bajo del espejo una cara inocente an sonre.
cuanto antes. La losa estaba en su lugar y con firmeza. Por
ms que intent con los tacones, ninguna sonaba suelta. Sub a
mi habitacin intrigado. No estaba Carlos. Por suerte quedaba
El Gabo de Monterrey
ms cerveza.
No te preocupes, me dijo una de las seoras, como vives A sus 56 aos de edad, veinte de taxista, diez de cantinero y
ms alto que nosotras, los ecos del barrio rebotan en tu pared. cinco hijos, jams haba odo hablar de Gabriel Garca Mr-
Por eso escuchas ruidos raros en la noche. quez. Mucho menos de su gran parecido con el famoso escritor.
Segu comprando cerveza. Mis idas al bao, minuciosas en A cuntos ha matado?, pregunt a los jvenes aspirantes a lite-
el paso, no tuvieron xito. Los ruidos continuaron. Carreritas ratos que le revelaron la envergadura internacional del autor co-
de pasos apagados, cuchicheos. Pasos fuertes como de quien lombiano. Una sonrisa de satisfaccin extern con orgullo.
carga algo con dificultad. A veces de plano no puede y los
arrastra. Paredes de papel.
/
El es Antonio Soto Guerrero, don Too para los parroquia- Ms tarde, con toda saa, el Balalaika fue borrado de un
nos del bar de aire musulmn donde trabaja en el centro de plumazo del catlogo de lugares de sano esparcimiento en
Monterrey. Don Gabo para quienes conocen pizca de literatura. Monterrey.
Regiomontano de nacimiento, don Too o don Gabo, co- Hace poco El Arabe, lugar de nuestros xitos, rindi tribu-
mo prefiera, trabaja trece horas diarias en la esquina de Doctor to a la madre tierra. An no pasbamos el trago amargo cuan-
Coss y 15 de Mayo. Su rutina va desde la limpieza maanera do supimos de la artera clausura del Lagunilla Bar. S, porque
de todo su espacio etlico hasta la corrida de los ltimos bria- no fue una de esas clausuras municipales pasajeras. No, ms
gos, antes de las once de la noche, para no perder el camin. que clausura fue tapiada. Gruesos bloques condenaron la puer-
Le gusta jugar al domin y escuchar la msica de sus tiem- ta, nica va de entrada, para muchos, al paraso.
pos, es que esa nunca muere, primero voy a morir yo. A Aunque ofreca un ambiente que a cualquier persona nor-
menudo lleva su tocacintas al bar, prefiere la msica tropical, mal se le antojara dantesco, a los fieles bacantes regal solaz
nortea y las baladas de fines de los 50 y principios de los 60. a manos llenas. Putas y homosexuales en cordial convivencia.
Al enterarse de su parecido con el autor de Cien aos de Un bestiario donde Zacaras Jimnez era el ltimo unicornio,
soledad, se interes por conocer su obra, a ver qu tal. Un azul y todo.
amigo, maestro de ingls y parroquiano del lugar, le confirm Ms de una vez, recalando de correras nocturnas casi diur-
el hecho. Antes, uno del grupo de poetas regios le mostr un nas. llegamos, como buenos vegetarianos, a disfrutar el nctar
libro con la foto del novelista. de malta, cebada y lpulo, especialidad de la casa. Ah, en ese
Gustoso accedi a posar para el fotgrafo y a platicar con lugar donde bajan los dioses sin ser vistos, precisamente lo
quien esto escribe, pero el pnico escnico amenaz con impe- inefable e inaudito.
dirlo. Que te puedo contar de mi vida, el otro s es famoso, Luis ngel, ngel al fin, tambin bajaba, de madrugada, al
no supo que el pasado fin de semana, muy cerca de su fuente espacio de su reino en celo. Aureolado por la barba de tres
de trabajo, el otro estuvo con Salinas de Gortari en gira presi- das, mientras su voz ronca sala de la radiola. Duea y seora,
dencial. bailaba con dos o tres tipos a la vez. Tipos cuya sangre, a esas
En una entrevista Garca Mrquez dijo que pronto volver alturas, contena cien por ciento de alcohol y rastros de hemo-
a Monterrey para conocer y saludar a sus amigos. Ojal al- globina.
guien intervenga para que el colombiano se vea en su propio Pronto se vaci la jaula de las locas en la noche de Luis
espejo. ngel. Los pretendientes no habran ni mirado a la Cndida
Erndira en sus mejores tiempos.
Las robustas meseras pasaban por aquellas clebres fanti-
Otro bar que muerde el polvo cas de Tzecub Baloyn y se conformaban con su rol primario
de servicio. Acostumbradas a ser casi objetos de piquera.
Cero y van tantos desde aquel bar La Concha que se derrumb Los parroquianos recuerdan la noche en que un pintor re-
ante mis ojos dispuesto a anidar en la memoria. Lo sent, no giomontano, en desafo a sus fantasmas, se puso en pie de
fue una separacin sino un desgarramiento, cant transido el guerra. Pintarrajeado de cara y pecho con rojo profundo y ne-
poeta. gro lleg frentico en su combi.
Las locas se quedaron petrificadas, desde Pepe el Toro no Mi radio de accin termina en Escobedo, al sur Melchor
haban visto a un ejemplar de esa categora. El silencio se po- Ocampo me contiene y el extremo norte de la plaza Hidalgo.
da cortar en tiritas, los borrachnes corrieron a la pared, Al oriente estrello mis ansias en Zuazua. Los lmites de la
Rambo en la ciudad? postal se imponen.
Nuestro hroe pidi tecates para llevar, el cantinero lo Pese a todo, llevo una vida normal. Tomo mis alimentos
atendi nervioso. Intrigado por la impresin de su recia perso- en el restaurante Luisiana o en el hotel Monterrey, donde vivo.
nalidad, y la ola de suspiros, se asom al espejo de la barra, El Cid, el Reforma y el Alexander me proveen de ratos agra-
apenado tom las tecates y corri a su combi, arrancando co- dables y todo el alcohol que necesita mi alma. Si no fuera por
mo pintor que se lleva el Diablo. eso ya me habra vuelto loco.
La Lagunilla nos dio siempre de que hablar; ante su inmi- La librera del Fondo de Cultura Econmica, en los bajos
nente desaparicin terrena, va desde aqu un sentido psame a la del Condominio Acero, alienta mis lecturas generosas y el
aficin que an no se percata del acoso sistemtico del que so- Museo de Historia satisface mi curiosidad por conocer las ra-
mos objeto. Erijamos nuestros monumentos nacionales, defen- ces y trayectoria de la ciudad y el estado. Asisto regularmente,
dmoslos a copa y espada. No claudiquemos ni con Claudia. qu remedio me queda, a sus exposiciones y conferencias.
Atestiguo a travs del tiempo la evolucin vertiginosa del
corazn regiomontano. En 25 aos han cambiado el concreto
Como el agua en el agua por asfalto y ste por adoquines. Los rboles desaparecen de
calles y patios sobreviviendo en las plazas. En la ltima dca-
Vivi en la soledad, sin una mujer, sin amigos;
todo lo am y lo posey, pero desde lejos, como
da, derrumbando manzanas, la plaza Zaragoza se integr a la
del otro lado del cristal; muri, y su tenue faranica Macroplaza. Los hoteles de la zona son remodelados
imagen se perdi, como el agua en el agua. cclicamente, otro est en ereccin junto a la plaza Hidalgo.
Borges: La otra muerte.
Estuve atento a la construccin del Museo de Arte Con-
temporneo, aqu, frente a mi postal, pero no lo visito por es-
La postal muestra un fragmento del centro de la ciudad de
tar fuera de mi alcance. Lstima, los mircoles la entrada es
Monterrey. As conoc la fuente de la plaza Zaragoza, el Pala-
gratuita.
cio Municipal y el majestuoso Condominio Acero, lo que hoy
Los domingos contemplo desde el kiosco a las parejas que
conforma mi mundo y lo limita.
se casan en Catedral, indago el reloj de sol. an no me revela
La observo desde el medioda del fin de semana de mi
su misterio. En la noche escalo el faro de comercio y juego
pueblo, pensando en mi hermano que recorre el pas, en los lu-
con los rayos que aumentan nmero y habilidades.
gares que nunca conocer.
Nadie comprende mis lamentos ni mis llamadas de auxilio
Aqu transcurre mi vida, en la soledad, sin una mujer, sin
escritos con lser, creen que es parte del show o que algn
amigos. Slo yo s que existo, los dems siguen de largo sin
mentecato hace de las suyas.
mirarme, sin tocarme aunque pasen a mi travs. Un da morir
Este ao alegra mi ocio dominical un jardn de arte al que
y ste ser el nico testimonio de la historia que habito.
concurre un grupo interesante, de todos ellos me embelesa la
obra de Sergio Villarreal, un pintor que postula al cuerpo hu-
mano. La Columba virillis es una especie
Mis das tienen como extremos ambas plazas. Por la maa-
extinguida hace tiempo
na vago por los pasillos del Palacio Municipal y hasta me
Con ella se fue toda una poca y mucho del encanto que tiene
siento en la silla del alcalde a leer El Norte.
la vida, suspiran las abuelas. Ms la nostalgia no la magnifica;
Miro el MARCO, El Cerro de la Silla y el sector del Barrio fiel a los hechos, se mantiene, como el ave del paraso que fue,
Antiguo. Las montaas de la Sierra Madre, esculpidas a golpe en el recuerdo.
de agua y viento, sin imponentes.
Su andar nervioso, con bro, dicen, eran espectacular, no
Ni duda cabe que esta ciudad tiene trapo, dos equipos de
diga su vuelo. Las palomas comunes y corrientes se quedaban
ftbol, dos figuras internacionales del toreo y tres medallas
en eso, ensimismadas. Las de Castilla, con todo lo suyo, en
olmpicas de caminata lo confirman.
simples pajarillos silvestres.
En verano, cuando el sol es dueo y seor de todos sus ha- De lejos su cuello saltaba a la vista, inconfundible, largo y
beres, busco la sombra hidalga de esta plaza, la nica en el gruesecito, orlado, como las cachas de las pistolas del Far
mundo que podra ofrecer reservaciones. Las parejas hacen fi- West, con nudos y rugosidades debidos a su gran irrigacin
la esperando que se desocupe alguna banca. sangunea.
Yo no tengo ningn problema, falto de materia, se sientan La faloma fue vctima del xito, eso la hizo cambiar su h-
sobre m y ni cuenta se dan. Dos cabemos muy bien en el mis- bitat por el urbano. Durante centurias fue el producto ms va-
mo espacio, slo tengo que sentarme primero, ellos s son de lioso que demandaba al campo la ciudad. Infatigables partidas
carne y hueso, especialmente las mujeres. de caza las acosaron. Centro de la vida de todos, al satisfacer
Me agrada esta plaza, sus rboles parecen las manos crispa- los por igual, las bandadas que surcaron alegres el cielo, desa-
das de un ahogado, tal vez sufran algn maleficio ante la indife- parecieron relampagueantes.
rencia de la fuente y el aire de jardn japons que me encanta. La explosin demogrfica, siempre al acecho, tuvo en ellas
Aqu me entretengo con cuentos y novelas; aprendo poco a coto. Por razones intrnsecas, fueron motivo de disputas, ro-
poco los rudimentos de la escritura. Ajeno a los problemas co- bos, hurtos, altercados, que irremediablemente desembocaron
tidianos, le dedico todo mi esfuerzo. Alguna vez mi vida los en crmenes pasionales. Sin embargo, y a pesar de todo, propi-
har rer pensndome una mera ficcin, tachando de fantstico ciaron la fidelidad conyugal, gracias a ellas las relaciones ex-
mi realismo naturalista, de mentira a esta verdad tan cierta. tramaritales no tuvieron razn de ser.
Los vespertinos son el oasis de la ciudad, la nota roja es Slo las damas de alcurnia posean criaderos de falomas,
Nuestra Seora de los Bares, santa patrona de los boleros que inolvidables falomares arrancadores de suspiros, delicia de to-
explotan el gancho y ofrecen servicio extensivo al espritu. das las mujeres y uno que otro espontneo. Sabedoras de los
Al caer el sol busco el rumbo de Ocampo, all tengo dos tumultos femeninos vedaron el paso, nada ms el guardin, de
bares a mi disposicin, el Reforma y el Alexander; prefiero el hombra reconocida y, por lo tanto, de confianza, tena acceso;
segundo de borrachos inocuos. igual el veterinario en visitas de rutina.
Bebo y veo deportes o pelculas en los televisores, escucho
a los artistas regiomontanos que lo acostumbran y me siento.
Las seoras mantenan su harem donde cogan y escogan inofensivo, el poema muestra, apenas se rasca en su superfi-
a su antojo para entregarse a los placeres del palomar. A me- cie, un brotar de bilis, los sntomas inconfundibles de la infec-
nudo pasaban horas y horas, absortadas en menesteres propios cin que ir invadiendo irremediablemente a su autor.
de su sexo. En fin de semana era esperado con devocin para El hecho de que la mujer ofrezca el dedo a los picotazos
realizar una especie de retiro espiritual en el que la carne se in- de un pajarillo, el es motivo para juzgar que ella, comida por
molaba protagonista de s misma. un dolor para el cual no encuentra remedio suficiente, busque
El obsequio de estos espcimenes era bien visto social- en ese juego el descanso para el grave ardor del cual la supone
mente y considerado hasta de buen gusto entre las amistades. poseda. El final aclara el sentido de las suposiciones: Ctulo
Es curioso, as como provocaron muertes e ilcitos, las falo- pone en la mujer sus propios sentimientos: Aquel dolor, aquel
mas estrecharon vnculos femeninos. El falomar siempre fue ardor grave pues termina diciendo su deseo de poder, con jue-
el mejor punto de reunin. Las peores enemigas tuvieron ms go semejante al de ella, quitar las cuitas de su nimo triste.
de un pretexto para reconciliarse. Bcquer tambin las cant, complaciente, llamndolas
Entonces, la etiqueta y buenas maneras, las exiga como re- Golondrinas, presagiando la debacle, enfatizando trmulo
galo de bodas, por si acaso. Las mujeres, es fama, despedan su de emocin: Pero aquellas, aquellas que se fueron, sas no
soltera en los falomares mas mentados, siempre con discrecin. volvern, en alusin a una mortandad que se abati sobre las
Cuenta la leyenda que en los tiempos antiguos de Roma, palomas de Espaa.
Catulo, el poeta de entonces cant inspirado a la muerte del Los cronistas de la conquista consignan las falomas que
pajarito de su amada lesbia, Mujer de la ms alta nobleza ro- bravos soldados iberos trajeron consigo a Nuevo Mundo. Ms
mana, de la familia de los Claudios, cortejada por multitud de de uno afirma que Gonzalo Guerrero aqul que naufrago fren-
hombres, objeto de deseo de muchos y duea del falomar ms te a la pennsula de Yucatn, se tir al mar en pos del ave de
ingente de la ciudad. He aqu fragmentos al imn: sus entraas que se le escapaba. Huelga decir que la noche
triste de Hernn Corts, se debi a lo mismo.
Pjaro, la delicia de mi nia, Al llegar a la mayora de edad las muchachas acomodadas
con quin jugar, que tener en su seno, reciban la primera faloma y, con ella, la revelacin, el dulce se-
al cual, si pide, la ua dar el dedo creto de la vida, arte ancestral de los sentidos desde el epicentro.
e incitar suele sus picadas grciles, Una prendida cancin nhuatl, traducida por Rockdrigo Gon-
cuando el deseo mo reluciente zlez, dice la letra: (...) Cierren puertas y ventanas, escondan a
le complace chancear no s que gracia, sus hermanas, a'i viene el ete, que donde quiera se mete.
tambin de su dolor un consuelito, Es la confirmacin de la virginidad sin tacha de los anti-
creo, porque ah su grave ardor descanse. guos mexicanos y la celosa salvaguarda que observaron estric-
Que as pudiera yo jugar contigo, tamente sobre el pudor familiar.
y del triste nimo aliviar las cuitas! Las parvadas de falomas, producto de los ejemplos trados
de Espaa y escapados en tierra americana donde hallaron
Tomado de Libro del Catulo el verons, en versin de Rubn campo propicio para multiplicarse, eran ms temidas que un
Bonifaz uo, el maestro comenta en nota aparte: Al parecer enjambre de abejas africanas. La moral autctona dio cuenta
de ellas. En la Nueva Espaa desaparecieron y as sucesiva-
mente de otras partes del planeta.
Monterrey 400, modelo para amar
Durante su existencia los hombres no le disputaron terreno
conforme con su rol secundario de procreacin. En este aspec-
to, las falomas brindaban la absoluta seguridad de no concebir,
por lo que el disfrute, sin pendiente, suele ser mayor.
Fue una ave que domin la tierra, como los dinosaurios y
su extincin no tuvo nada que ver a su explotacin en masa,
indiscriminada. Ningn otro animal ha disfrutado las atencio- Joaqun Hurtado
nes de los humanos. Los falomares, como parte vital de la so-
ciedad, se acondicionaron con los mayores avances tcnicos.
Todo por servir se acaba; como en todo harm, siempre Vamos a llamarte as, austera, pero sofisticadamente: Monty.
existi la favorita que a veces, por cortesa o nada ms por pre- Porque eres gorda, pero no importa.
sumir, era compartida con las amigas. Pasaban temporadas Tienes papada y bigote ralo.
huspedes de otra casa o acompaaban a las seoras en grandes Anacrnica.
viajes de placer. Las enfermedades venreas las diezmaron. Chismosa.
Como homenaje a su paso por el mundo, de las mujeres En algn sitio de tu meado colchn escondes riquezas mal
que son agradecidas, la faloma fue adoptada, por unanimidad, habidas.
como smbolo de la Organizacin de las Naciones Unidas la Bien haya tu madre, dulce Monty de la vagina granulosa y
faloma de la paz. El miembro viril tambin fue bautizado, por verga dominica.
las buenas conciencias, como paloma. Sskind, autor con- Reglanos tu reino de machorra implacable.
temporneo, escribi la saga de la ltima faloma refugiada en brenos tu pericia de orgas bajo el Faro proverbial.
el pasillo de una casa de huspedes, a la que un caritativo in- Benditos tus extremos y tu polvo facial que corroe las eter-
quilino le cede, hasta la muerte, su habitacin. nas Mitras.
Juan Soriano. conmovido ntimamente por el fin del ltimo Tierna puta pelona.
ejemplar, la inmortaliz en una estatua de bronce. La obra se Chimuela.
exhibe en la entrada del Museo de Arte Contemporneo de la Zangoloteo en el 123 Infonavit, a la luz de la luna, entre
Ciudad de Monterrey. El motivo que perpetua su memoria es los crteres de un asteroide polvoriento.
notable. Los suvenires de la institucin estn agotados. Insuperable, o s?
Sal de tu escondite, rata inasible.
Revolotea en tus jirones, lechuza de seda.
Edificamos para tus milenios un pesebre con piedrotas y
ramas de mezquite.
Revulcate en tu vmito y tu vrtigo al saberte a merced
de los hongos nucleares de este inseguro e insobornable desti-
no de gran cosmpolis finisecular.
de ellas. En la Nueva Espaa desaparecieron y as sucesiva-
mente de otras partes del planeta.
Monterrey 400, modelo para amar
Durante su existencia los hombres no le disputaron terreno
conforme con su rol secundario de procreacin. En este aspec-
to, las falomas brindaban la absoluta seguridad de no concebir,
por lo que el disfrute, sin pendiente, suele ser mayor.
Fue una ave que domin la tierra, como los dinosaurios y
su extincin no tuvo nada que ver a su explotacin en masa,
indiscriminada. Ningn otro animal ha disfrutado las atencio- Joaqun Hurtado
nes de los humanos. Los falomares, como parte vital de la so-
ciedad, se acondicionaron con los mayores avances tcnicos.
Todo por servir se acaba; como en todo harm, siempre Vamos a llamarte as, austera, pero sofisticadamente: Monty.
existi la favorita que a veces, por cortesa o nada ms por pre- Porque eres gorda, pero no importa.
sumir, era compartida con las amigas. Pasaban temporadas Tienes papada y bigote ralo.
huspedes de otra casa o acompaaban a las seoras en grandes Anacrnica.
viajes de placer. Las enfermedades venreas las diezmaron. Chismosa.
Como homenaje a su paso por el mundo, de las mujeres En algn sitio de tu meado colchn escondes riquezas mal
que son agradecidas, la faloma fue adoptada, por unanimidad, habidas.
como smbolo de la Organizacin de las Naciones Unidas la Bien haya tu madre, dulce Monty de la vagina granulosa y
faloma de la paz. El miembro viril tambin fue bautizado, por verga dominica.
las buenas conciencias, como paloma. Sskind, autor con- Reglanos tu reino de machorra implacable.
temporneo, escribi la saga de la ltima faloma refugiada en brenos tu pericia de orgas bajo el Faro proverbial.
el pasillo de una casa de huspedes, a la que un caritativo in- Benditos tus extremos y tu polvo facial que corroe las eter-
quilino le cede, hasta la muerte, su habitacin. nas Mitras.
Juan Soriano. conmovido ntimamente por el fin del ltimo Tierna puta pelona.
ejemplar, la inmortaliz en una estatua de bronce. La obra se Chimuela.
exhibe en la entrada del Museo de Arte Contemporneo de la Zangoloteo en el 123 Infonavit, a la luz de la luna, entre
Ciudad de Monterrey. El motivo que perpetua su memoria es los crteres de un asteroide polvoriento.
notable. Los suvenires de la institucin estn agotados. Insuperable, o s?
Sal de tu escondite, rata inasible.
Revolotea en tus jirones, lechuza de seda.
Edificamos para tus milenios un pesebre con piedrotas y
ramas de mezquite.
Revulcate en tu vmito y tu vrtigo al saberte a merced
de los hongos nucleares de este inseguro e insobornable desti-
no de gran cosmpolis finisecular.
Bienvenida con tus trenzas y mejillas de monja lpera. Tronera del vapor pesado.
Gzate en esta noche de oropeles y mascaradas. Extraviada rubia entre arboladas calles que resplandecen
Dle paso a tu pelucn anquilosado. porque la cocana ciega con sacramentada luz.
Lcete, rebomba. Oh dama del cmodo olor en el culo.
Que
y
por eso fuiste a Laredo. Enferma terminal.
Abrete de piernas y dame tu quemante semen. Deshaucio clnico que nace cada maana entre mercuriales
Es un honor escupirte el rostro, es un privilegio gozar de sempiternamente encendidos.
tus inmundicias cotidianas. Folculo agotado por la plaga gris de sus obreros.
Date de santos, espantapjaros. Machos encendidos de sbado a las tres en Jurez y Arteaga.
Quiero ser tu Dante y tu verdugo. Carretn explosivo de sandas y jicamas con chilito.
Alla desde tu infierno besado doblemente por un Papa. Cantinucha pudorosa que se desvanece entre efluvios cer-
Con lujuria y asco, con preciso odio y ponzoa, con un co- vicales.
razn reseco y tinto en verde cerveza, te venero. Mar de cucarachas en Flix y Ruiz Cortines.
Venrea pus embelesada. Borracho babeado, cagado, pateado, panchado, destazado,
Hipcrita lucirnaga en el hocico del diputado. renacido entre los matorrales artificiales del Banorte.
Primera irona universal. Bimbo, mamboleo y cataclismo desde las alturas de miles,
Catedral de los Malls. millones de anuncios electrificados que venden la nada a pre-
Trasga. cios dolarizados.
Ejemplo civilizatorio de lo que es correr a cien por Gonza- Cerda empinada por la chiquillada de Fomerrey ciento-
litos y seguir con vida. treintaydos.
Fraternal rapia a la hora de firmar cualquier contrato. Casa plateresca del narco bienamado.
Agandalle y rebatinga a lo descarado. Sarta de idioteces en boca de tus diputados de la ingober-
Suavidad de hmedas mujerzuelas doctoradas en el Tec. nable Repblica de notables asesinos tricoloreteados.
Idlatra del rojo, del violeta, del azul, o cualquier color en Vengan, vengan, bicolores, pasen por su colacin, llvenle
la coleccin de Dior para lucir el coctelazo del Campestre. mis recuerdos a la Condesa del alba y mi panocha al Cardenal
Porque, o sea, hola Fomerrey! maricn.
Hachazo al machetazo del Rey de Copas.
Ya cuelga el telfono, mozalbete tiraleche, qu no ves que
Sanguijuelosa herida en el cuaternario tardo.
cuesta un resto, ya deja de sobarte el talegn.
Valle de mi Extremauncin.
Y el hijo sale a ganarse el pan, partido rico en tradiciones
Qu dura la tienes, padre mo, ciudadano ejemplar, accio-
pblicas, herederos de la censorship victoriana y del Mein
nista de Liverpool, rector de los destinos masivos de corazo-
Kampf del Vaticano.
nes y cerebros.
Aqu me tienes, a tu merced, putarraca de la Cigarrera.
A tus rdenes, seor empresario del cristal roto y los hie-
La Marlboro ofreciendo lo mejor de sus trucos espumosos
rros retorcidos.
en la puerta de la Ciudadela.
Pual vertiginoso en la Coyotera.
Porque ni a ciudad llegas, reinita mamadora.
Con todo y tus quinientos mil dlares del premio Marco. Uh, Uh, no pares que ya los voy aventar, mamita tetas de
Aunque te duela, desalmada madrota chichicuilota. granizo y narizotas operadas.
Cabizbaja anciana momificada en las tapias de Nuestra Se- tero judo atascado de incircuncisos.
ora del Roble. Pelcula muda sin nombre ni ttulos mobiliarios para en-
Benavideo porno pero no digas que yo lo dije. grandecer el homenaje a los hroes calladitos pero severos que
Tantate, Ruperta, cuando suees con angelitos. nos gobiernan desde sus atades.
Mejor ve y checa tu tinaco que ya tira sus malas aguas ha- Brinquitos en tu cripta municipal, vampira azorada.
cia la casa del vecino. Verija vitiligia.
Oh sacrosanta institucin eso de la prvate property. Vanidad de domingo en las pginas del Sierra Madre.
Cuidado con mi perro. Chinga a la tuya puto taxista atravesado.
Se ponchan llantas gratis, aunque vivas en el Contry. Mis huevos.
Digo. Diego, si no eres de la Coln, por qu dices que Mi sangre.
eres de MTY? Mi cansada goma que circula a cien y se detiene en el Ba-
No mamis, culeis. rrio Antiguo cuando una nena se saca el caballo ensangrentado
Orale, compa. chese la del estribillo y cuando acbemos y despus de olerlo se lo da a su amiga que la abraza fraternal-
jumonos anca el Surez. mente uncida al pecadote de cogerse al confesor irlands.
Que viva mi desgracia de no estar en el Gabinete. Pobre pendeja, pero mrala, flotando en su amapola y sus
Que aterrice mi musa para hablar de tus Pulgas. cardos placenteros de la abstinencia.
Oh anciana tetrasecular con pelos en la lengua y patas de Culero annimo que no quiso ser mujer cuando deba.
alacrn.
Porque muchas quieren, pocas pueden. Slo las chingonas
Acurdate cuando te queras coger a la Lupita, maoso quieren y pueden, le espeta la Crisalda a su compadre La Mur-
rentero dueo de treintamil tejabanes en La Moderna. murosa.
Un saludo para mi Madre Patria y la raza de la Ciprs.
Indepe, tierra de mayates, de vrgenes reales y de fierreros
No te hagas, Mnica, si se las diste a tu hermano - m o r m n
colombianos.
pero guapo-, ahora aguntate la panza.
Corazn de la mirada del ejecutivo que analiza el internet
Mrate en el espejo de obsidiana que se abre apenas cae la
noche a los pies de la Silla. (De montar, no sean pendejos) de desde su oficina en Kalos.
Calosfro del funcionario puto besamanos de falsos highto-
la pureza hasta el supersiete a canjear tus fichas por una gorra neros.
Abasport. Finta.
Y la mujer danzante en el antro de Fufito. Mueca sin cabeza.
Y la crcel donde duermen echados sobre ellos mismos los Monalisa del Arco Invisible.
detractores del agandalle policiaco. Canta tus proeza de caballero migrante que lleg, viol y
Torreta sobre la calva del juez que succiona un glande de triunf a pesar de su sangre matehualilla o zacateca.
diez aos en el estacionamiento de la Macroplaza.
Que ya la quisieran en Mosc.
No te avergences, oh grandibabeante regio, de tu nebulo- Y si no, vyanse al Mante. chulitas, a coserse el papalote.
so pasado zapoteca, ni de tu madre barrigona, ni de tu padre
Vnganos a tu reino a solas.
cogeln.
No te desesperes, todava no acabo.
Dedcate un danzn en el parque del Chorrito. Que truene el catre, cabrona.
Adrate. A mi ciudad.
Sintate. Despeaderos huastecos.
Trgate solana tu puetota de aniversario. Baldos envueltos en paales con toneladas de caca infantil
No hay mejor amante que uno mismo. reseca por el alegre sol estepario.
Y ponte casa, cabana, o ya de perdis cuatro palos en la Raign del peyote.
CROC.
Tanto desperdicio asusta, ilumina, inspira.
El cenzontle cruza la bveda. Encabrona.
Se detiene en una anacahuita, canta un himno a la fenecida Camin de la basura con tres chacales que apestan a detri-
Fundidora y un mocoso lo asalta con su pistola de dibolos. tus santo de industria, asfalto y condones cristalizados.
Y grita: la mat, la mat; pensando que le haba atinado a Has llegado, viandante de aceras dinamitadas, al sitio don-
su criada otom. de los ojos de la santa Luca lloraron al ver el desmadre que le
As somos de soberbios. armaramos a sus ecolgicos planes en este Valle de todos los
Santa madre amantsima, perdnanos. Lobos.
Vaso de leche de cabra degollada, disclpanos. Y entonces llegaron los chichimecas y la cargaron.
Cruz en el cerrito, excsanos. La pureza racial se la llev el Gilberto.
Tarde de fritangas en los Cavazos, libranos. Qu bueno, bola de hambrientos muertos de hambre.
Cnica diva en el concierto de Pavarotti, slvanos. Narices pegadas en los Cristales del To.
Paloma ciega, escchanos. Que ya ni saben ser buenos esclavos, bebedores de cheve
Somos, soy tu hijo malcriado, mimado hasta la mdula de su en las mecedoras banqueteras.
infancia marginada, enamorada de la verga del sardo, emputado Buenas noches, compermiso, pase usted.
con una vecina que se las daba a todos menos a Miguelito. Y el pblico aplaude la puesta de esa obra que se llama
Me tienes a tus pies, vengadora matrona panza de puerca. nostalgia por la urbe incalculable pero emperrada en llegar al
Singularmente ataviada a la usanza decimonnica, la seo- concurso de salto en el hpico donde la crema luce collares
rita Nuevo Len desciende en estos momentos por la pasarela con los dientes de nios panzones, los cabellos horneados en
de sus costillas de pajarito a las salas de masaje de los picudos los campos del seor terrateniente del Corporativo. Psele, se-
de la Iniciativa Privada de Iniciativa. O sea, aprale, chamaca, orita, Miss Cadereyta.
que te vea la High del Rotary antes de que lleguen las mndi- Ridicula nueva rica sin calzones, arrastrada, con maestra
gas hijas de los Garzopeta o las Elizondo muy hondo a hacer- en aerobics maaneros y frases motivadoras sacadas de los fi-
nos la competencia. cheros de su jefe en Alfa S.A.
Y somos familias de abolengo que por algo tasamos los h- Perla en la corola del cactus.
menes en yenes o marcos o ya de perdis acciones en el Wall. Destello del arpn antes de ser clavado.
P i n k f l o y d l a l o m o r a B a c h s e l e n a en la lengua d e los taxistas. Con texmex y mixtura tropical, oss.
You feel love aunque lo niegues ta pichicata, que paga Mxico queda muy lejos, gracias a Dios, y San Antonio
con centavitos de la ms baja denominacin las comilonas en aqu noms a cuatro horas hecho la mocha.
el Club Industrial.
Te has de fijar en las bonitas calles gringas, en lo ordenado
No te creas lo de codota que cuenta el mal chiste chilango
de su condado (con sus condes sobrealimentados hablando por
-mtalos, mtalos!-, enorgullcete de tu aficin por el ahorro
celulares japoneses a sus esclavos trados de Agualeguas, que
y tu cursilera en Santa Engracia.
construyen una piscina de oro en la verde yarda).
M i m o s a pillosa.
Pregntate, mrtir meretriz, si eres ms de all que de ac.
Escucha mi homenaje nocturnal y durmete hasta que
Me sacas de onda, te lo juro.
amanezca.
Por sta que a veces pienso que ya hiciste el referndum a
No te hagas boca chiquita que eres capaz de construir un
ver si nos separamos del Mxico mestizo y nos anexamos a
Metro para transportar anuncios de Sabritas.
McAllen.
Si fuera msico te compondra tu Sinfona.
No friegues, a m hblame al chile.
Pero no soy ms que un pelagatos que malla en las bardas
Yo agarro mis tiliches y me voy de una ves a Chicago,
de la Valle Verde a ver si sale mi negra vallenata para quemar
donde fueron a parar mis carnales a los que no les diste ms
este churrumais a la luz de la Osa.
que putazos.
Que salga el idem. A
Avara cuatricenticulera.
Que el Blanquita sea declarado recinto oficial de este lujo-
so festival de las cuatrocientas mil tetonas. Ruca bigotona.
No te culpo.
O qu, ojete, te vas a apretar.
No eres t la exclusiva culpable de mi amargura -exagero,
Aprieta sta.
no llega tango mi admiracin por ti- pero s buena promotora
Lo que te pido te apesta.
de tanta jodedera.
Vlgame el Nio Fidencio.
De tanta mondadencia.
Ya perdi mi abuela hasta su dentadura en sus apuestas. De tantos bebs limpia vidrios.
La chalupa y buenas.
Larga vida a la mantarraya electrificada.
Easy money, pero a lo dao no se le ve lao.
Y no se den de santos, si queremos verte el rostro ms dul-
Monty culona.
ce, cmprate el vespertino cada pleonsica tarde.
Deslavada copia de Dallas.
Detn tu viaje a la vera del ferrocarril infinito en Carranza
Hermana bastarda de Barcelona. y Coln.
Cuada de Roma (Texas).
Hilvana tu madeja genealgica con el hipeitamtam de la Sa-
Ta de Torren.
brosita Potranquita que ameniza mientras aplastas los cachetes
Comadre acomplejada de Guadalajara. al techo de la pesera Santa Catarina-Ocampo en una calle bajo
Emperatriz del harem de Diego y otros chacales castella- cincuenta centgrados a la sombra.
nos que quisieron hacer de este asoleadero el imperio de la
Cuatro millones de incorregibles nacos te gritamos: salve
carne asada.
marrana.
Rellena de opulencia txica en el stano del hipotlamo. El huracn Gilberto en Santa Catarina
Y coreamos:
Vengan las vikingas de Santiago.
Las embajadoras de Sabinas.
Las sabinas de Cerralvo.
Las amazonas de Lampazos.
Las lampareadas hembras del Casino del Prado.
Nalgas peludas de Linares.
Gloria al dulce de masculina leche hualahuisa. Julio Csar Mndez
Piedra y artemisa desde Mamulique irredento.
Me canso, te dejo.
Mi hijo viva en la parte de arriba del
Te bailo y no pagas. barranco, y yo, ms abajito. Tena un
Chichifa del mal placer. triciclo en el que venda elotes. Casa y
Loto en el ocano de La Boca. triciclo se llev el ro. Ahora, pos ando
Nubes sobre Chipinque. juntando papeles viejos, botes, fierros o
Pero no te confundas, son los millonetas que estn rosti- alambres, lo que haya.
zando mamferos cazados con balas de plata en la Mongolia.
Honra a los proceres protoplsmicos que dieron cobijo a Nicols Zapata.
los taqueros desvelados.
A la lideresa en patas de gallo. Se los llev San Pinche. Bueno, noms a
los que se fueron a vivir abajo, en el ro.
Al grifo y a la sed.
A las mariposas y a las chimeneas de Babel.
Jos W. Cruz Hernndez-
Al fresno y al fantasma del Obispado.
A las chinas y a las albercas.
A los domingos en la Alameda y al hormign cacarizo. I. Culebra de agua
Por qu he de negar este horror que me atosiga y roe?
Por qu he de negarte el abrazo que te emperifollas de e nada sirvi que decenas de santacatarinenses de ori-
mantelera y aristocracia ejidal.
Por qu he de renunciar a las palabras mgicas que le tra-
ban las zancas al Demonio.
D gen campesino, algunos procedentes de estados del
centro o sur del pas; en el patio o en la huerta de su ca-
sa, con la mano de su hijo o nieto de pocos aos de edad, hi-
Por qu he de odiarte, pinche baratija del San Luisito. cieran una cruz indicando al cielo y se pusieran a rezar. Ni que
No se puede aborrecer tan impunemente a una feliz quimera. otros con un machete o cuchillo cruzaran el aire para cortar
la lluvia; o con sal hicieran una cruz en el suelo. Todo fue en
Rellena de opulencia txica en el stano del hipotlamo. El huracn Gilberto en Santa Catarina
Y coreamos:
Vengan las vikingas de Santiago.
Las embajadoras de Sabinas.
Las sabinas de Cerralvo.
Las amazonas de Lampazos.
Las lampareadas hembras del Casino del Prado.
Nalgas peludas de Linares.
Gloria al dulce de masculina leche hualahuisa. Julio Csar Mndez
Piedra y artemisa desde Mamulique irredento.
Me canso, te dejo.
Mi hijo viva en la parte de arriba del
Te bailo y no pagas. barranco, y yo, ms abajito. Tena un
Chichifa del mal placer. triciclo en el que venda elotes. Casa y
Loto en el ocano de La Boca. triciclo se llev el ro. Ahora, pos ando
Nubes sobre Chipinque. juntando papeles viejos, botes, fierros o
Pero no te confundas, son los millonetas que estn rosti- alambres, lo que haya.
zando mamferos cazados con balas de plata en la Mongolia.
Honra a los proceres protoplsmicos que dieron cobijo a Nicols Zapata.
los taqueros desvelados.
A la lideresa en patas de gallo. Se los llev San Pinche. Bueno, noms a
los que se fueron a vivir abajo, en el ro.
Al grifo y a la sed.
A las mariposas y a las chimeneas de Babel.
Jos W. Cruz Hernndez-
Al fresno y al fantasma del Obispado.
A las chinas y a las albercas.
A los domingos en la Alameda y al hormign cacarizo. I. Culebra de agua
Por qu he de negar este horror que me atosiga y roe?
Por qu he de negarte el abrazo que te emperifollas de e nada sirvi que decenas de santacatarinenses de ori-
mantelera y aristocracia ejidal.
Por qu he de renunciar a las palabras mgicas que le tra-
ban las zancas al Demonio.
D gen campesino, algunos procedentes de estados del
centro o sur del pas; en el patio o en la huerta de su ca-
sa, con la mano de su hijo o nieto de pocos aos de edad, hi-
Por qu he de odiarte, pinche baratija del San Luisito. cieran una cruz indicando al cielo y se pusieran a rezar. Ni que
No se puede aborrecer tan impunemente a una feliz quimera. otros con un machete o cuchillo cruzaran el aire para cortar
la lluvia; o con sal hicieran una cruz en el suelo. Todo fue en
vano, el agua sigui cayendo sin or el fervor de las oraciones las presas o ros y la suelta ac en la sierra. P e r o es una cosa
que entre otras, la siguiente fue una de ellas: que vlgame Dios.
All en Jalisco, de donde yo soy, acabamos muy fcil con
Bartolom se levant las culebras. No, olvdese del machete, con la m a n o de un ni-
pies y manos se lav o. De un grande no, debe ser un inocente. Se hace la cruz y
con Jesucristo encontr se le rezan siete credos. Noms terminando de rezar el sptimo
vulvete Bartolom se acaba la tormenta.
la casa de afuera es mentada Lo malo es que luego se retira mucho el agua. Despus ni
no caer piedra ni rayo molonquitos de maz pizca uno. Por eso dejamos de espantarlas.
ni morir mujer de parto Yo desbarat tres culebras. La primera vez, una ta, que fue
ni nio de espanto... la que vio el fenmeno se, me agarr de la mano y nos pusimos
a rezar, las otras dos veces yo solito. Pero cuando era nio.
Sin lugar a dudas fueron culebras Epifanio Guzmn
A esas tempestades les llamamos culebras porque son dos
nubes de agua que vienen as, mire, chocan y all mero se for- II. El Huracn Gilberto
man las culebras. Es como un brazo que se est retorciendo.
Baja la cola y escarba la tierra. All por el Pajonal, en la sierra
de Santa Catarina, cayeron muchas culebras. En una labor ca- Ocho das se tard en llegar
y una. Alcanz a llevarse un manzano. D e j un pozo de unos
dos metros en redondo, pero un pozo stano. Avent como so- Lo que sera el Huracn Gilberto fue clasificado el ocho de
septiembre de 1988 como depresin tropical y en dos das pa-
plete parriba. Otro cay en tepetate, de pura almendra laja.
s a la categora de tormenta tropical al exceder sus vientos de
Dnde va a creer que sac las almendras c o m o si le hubieran
63 kilmetros por hora (KPH). Pocas horas m s tarde sus vien-
puesto plvora. Es una cosa en demasiado la fuerza que tiene
tos sobrepasaron los 119 KPH, el mnimo requerido para ser
el agua. De media falda de la sierra pabajo se ven los rajes.
considerado huracn. Seis das despus, el 17 de septiembre
En el 38 cayeron tambin varias culebras grandes. Arranc
de 1988 muri en la sierra entre Nuevo Len y Coahuila.
los encinos contoy races y se los llev pa un arroyo.
En su corta existencia caus innumerables destrozos. Pri-
Roberto Martnez mero azot Jamaica y las Islas Caimn. Avanz de nuevo por
el mar y ya con vientos arriba de 250 KPH convertido en su-
per-huracn lleg a la Repblica Mexicana en donde en Yuca-
Mano santa tn, entre otros daos, levant un malecn completo. Con
vientos de alrededor de 200 KPH enfil hacia Tamaulipas. Por
Es que fue una culebra, mire, es mucho viento, agua y elec- ah pas con rumbo a Nuevo Len y Coahuila.
tricidad. Viene dando vueltas como remolino, sorbe el agua de
La noche del 16 de septiembre y en la madrugada del 17, En Santa Catarina transform su fisonoma y an perduran
descarg miles de toneladas de agua en la sierra situada entre sus efectos pues, por ejemplo, el pequeo poblado de San Cris-
Saltillo, Matehuala, Galeana, Linares y Monterrey. tbal en plena sierra de este municipio, an permanecen prcti-
camente aislado, y las colonias de damnificados que se crearon
siguen significando una serie de problemas por resolver.
La nica salida Adems, es muy probable que, al hacer evidente la negli-
gencia de las autoridades municipales pristas que haba en-
Antes de su muerte definitiva, en esa regin llovi a cntaros tonces, influyera en las elecciones municipales que hubo a
durante unas treinta horas. Desde Laguna de Snchez hasta mes y medio del huracn, en las cuales por primera vez se le
cerca de Saltillo, en la sierra, se comenzaron a formar arroyos tuvo que reconocer el triunfo al PAN.
y luego ros que encaminaron sus pasos hacia Monterrey. Para ilustrar lo anterior y dar idea de los daos materiales
La medianoche del 16 de septiembre esos ros y arroyos que caus, veamos una nota periodstica:
unieron sus fuerzas. Un torrente de ms de cinco mil toneladas ... el municipio de Santa Catarina, prcticamente aislado,
(segn estimaron los expertos) avanzando a treinta KPH bus- no recibe atencin ni de las autoridades ni del Gobierno Esta-
cando con desesperacin su destino: El mar. Esto sera lo m-
tal. Sus habitantes no tienen transporte, agua, luz, gas y el ali-
nimo pues el 17 de septiembre de 1988 el gobernador Jorge
mento, segn denunciaron, ha empezado a escasear... Gente
Trevio estim que fueron doce mil toneladas de agua avan-
sin habitacin, sin ropa, sin agua, sin comer... la queja cons-
zando a la velocidad sealada.
tante es que las autoridades municipales de Santa Catarina no
Durante muchas horas ese ejrcito irrumpi por la nica y
han acudido a prestar auxilio a la gente que se qued a la in-
estrecha salida de esa sierra: el Can de La Huasteca en San-
temperie... el alcalde no hace nada.
ta Catarina.
El Porvenir, 20 de septiembre de 1988
Fue muy destructivo
El Huracn Gilberto ha significado para Nuevo Len, una de
III. Noche del 16 de septiembre de 1988
las ms grandes tragedias que haya sufrido el presente siglo...
Casi cinco mil setecientas familias perdieron sus viviendas... 10
A las ocho ya estaba peligroso
kilmetros de lneas elctricas... 35 kilmetros de acueductos...
En carreteras y caminos, la red estatal se vio interrumpida en 89 Como a las ocho de la noche el ro ya estaba un poco peli-
puntos por derrumbes... 12 puentes y 364 vados quedaron com- groso. Para las diez y media el agua golpeaba fuerte contra el
pletamente destruidos y 13 puentes ms sufrieron cuantiosos puente de San Isidro. Fui y despert al presidente de la Junta
daos; la red frrea fue interrumpida en 94 puntos... de Mejoras, don Evaristo Gonzlez. Anduvimos toque y toque
casas de las que estaban en el ro, despertando gentes para que
Jorge Trevio Martnez se salieran. Al rato el puente ya casi no se vea. Noms omos
4o. Inf. de Gob. 15 de marzo de 1989.
el ruidazo cuando el agua tumb la mitad del puente. Tambin Mire, como quien dice, nosotros estbamos aqu y un veci-
se llev todas las casas que estaban en el plan del ro y en la no ac. Entonces se oy el ruido de su casa al caer y el golpe
parte de abajo del barranco. Cuando topaba la corriente con del agua nos lleg rpido, hasta arriba de la cama. Esa tele
una casa, se oa el tronido y se iba la casa. porttil estaba a la mano y por eso la alcanc a sacar, una co-
bija y como quien dice nos salimos con el puro cuero que trae-
Fernando Garca, v e c i n o de San Isidro, Santa Catarina (S.C.)
mos pegado. Nos fuimos con mi nuera que viva c o m o unos
seis escalones ms arriba en el barranco ah junto a La Fama.
Pal rato ya estaban tres escalones inundados. Tuvimos que
Los pescaron como al tigre de Santa Julia
bajar de nuevo y caminar con el agua casi a la cintura. Nos
manteaba, nos bamboleaba pall y pac.
Eloy H. Sandoval cumpliendo con su labor como fotgrafo y
reportero, relat lo que pas alrededor de la una y media de la Andaban flotando muchas cosas en el agua, botes, tablas,
maana en el ro Santa Catarina: camas, pero ni quien se acercara, quin quera meterse a ro-
Veas la corriente y derecho que iba de todo, desde rope- barle algo al agua?
ros maromeando, hasta rboles, postes, tablas, gente, marra- Doa Herminia, ex-vecina de La Fama
nos, caballos, vacas y un montn de madres que noms maro-
meaban... vea tambin cmo tronaban los cables de energa
elctrica y me preguntaba por qu chingados no cortaban la Pasos de gallina
energa, los servicios y p o r qu no estaba el ejrcito en las ca-
lles... Derecho que aqu lo que falt f u e organizacin y gevos Yo oa como pasos cerca de mi cama; pens: Quin andar
como te digo. Cmo es posible que haya sucedido? Sabes levantado tan noche? Nada, eran las gallinas que andaban ju-
qu? La nica manera q u e me explico todo esto, es que el hu- yndole al agua del ro.
racn pesc a todos cagando; nadie, nadie se lo esperaba...
Juana Mara Rodrguez
Aqu Vamos. Suplemento cultural
de El Porvenir, 2 de octubre de 1988
En primera fila desde el barranco
El agua nos manteaba Fjate, desde este barranco veamos todo. Haz de cuenta que
estbamos en un balcn. Ms o menos a las ocho de la noche
S, avisaron por la tele y el radio que vena el Gilberto, que empez a correr bastante agua. Cerca de las once ya daba mie-
nos saliramos los que v i v a m o s en la orilla del ro. Pero como do tanta agua. Para la una de la maana, c o m o aqu se angosta
haca unos aos tambin nos dijeron que se poda inundar y el ro y adems este puente de San Isidro hizo represa, las olas
apenas se llev unas cuantas tablas y botes, as creamos que se levantaban como a la altura de la mitad de un poste de luz.
iba a ser. De haber sabido hubiramos sacado todo. Estaba bien feo. Sobre todo por los gritos de los nios:
Mamaaa 1 Y el tumbadero de las casas. El golpeteo de las co-
sas que iba arrastrando el ro. Los tanques de gas donde topa- Me decan: ndele, slgase, se la va a llevar el agua. No,
ban con las rocas lanzaban unos chisguetazos de gas, pareca les dije, yo no me salgo. Quin me cuidaba mis cosas si no
que explotaban. haba policas ni soldados?
Como a las dos de la maana tron el puente. Hubieras o- Al crecerse ms el arroyo me tuve que subir al techo de la
do el tronidn que dio. casa y luego al mezquite que de buena suerte ah estaba pega-
Antes, un tejabn tard bastante en caer. An no se cortaba dito. De all divis cuando se fueron unos nios. Ni los o gri-
la luz. Ya se lo haba empezado a llevar el agua y todava te- tar. Tambin vi cuando se f u e mi casa y las de alrededor. Al-
na prendido un foco. Noms cay ese y cay otro y otro. Se gunas noms se desmoronaban como si fueran de cartn.
oa cada trancazo bien fuerte. Ah en el mezquite senta el cuerpo bien helado. No dejaba
Una raza se fue all abajo donde el ro se hace muy ancho de llover y haca mucho viento. Yo ya era pura agua y nadie po-
y sacaban los tanques de gas, y otras cosas, hasta refrigerado- da ayudarme porque estaba inundado por todos lados y muy
res. Nosotros, aqu por el barranco, con mecates les estuvimos oscuro. En ratos me desanimaba, pensaba que ya no poda
ayudando a salir a los de abajo. aguantar ms tanto fro. Pero yo saba que afuera estaban mis
El ro estaba parejito de casas desde aqu hasta La Huaste- hijos. Noms a m me tenan. Dios no poda dejar que me aho-
ca. No qued nada. gara. Noms le peda que el agua no se fuera a llevar el mezqui-
Cuando estuvo lo mero peligroso no hubo policas, solda- te y que me diera fuerzas pa aguantar hasta que amaneciera.
dos, nada. Que t hubieras dicho llegaron los policas o solda- Como a las ocho de la maana unos vecinos me amarraron
dos a sacar a los que estaban en peligro, no. Esa noche no lle- y as pude salir. Ya pa entonces iba menos agua aunque toda-
g nadie. La raza estaba luchando sola. va me llegaba a la cintura.
Al da siguiente, como estamos por el lado de San Pedro,
Martha M. Garca, ex-vecina de la colonia Trabajadores, S.C.
de ac nos ayudaron, pero el gobierno de Santa Catarina, a
donde pertenecemos, ni en cuenta.
Sabes cundo vinieron los policas de Santa Catarina? Al
tercer da. Nombre, la gente, ya sabrs, se las ray.
El Gilberto avis que vena
Si fuera cierto lo que dijo Eloy H. Sandoval de que nos pesca-
Guadalupe Caldern, ex-vecino de San Isidro, S.C.
ron con los calzones en la mano, no fue culpa del Gilberto. Avi-
s que vena. Veamos lo que dijo la prensa vanos das antes.
En el mezquite en ratos me desanimaba A ocho columnas y en primera plana:
Sper huracn azota Yucatn
El arroyo El Obispo se desbord ms o menos a las diez de Como subttulo:
la noche. Como a las once, unos vecinos con una cuerda saca- El Huracn Gilberto alcanz ayer la escala de 5. la mas
ron a mis hijos. El ms grande, de ocho aos, ya mero se lo alta en grado de peligrosidad. Meteorlogos de EUA lo con-
llevaba la creciente. Alcanz a tragar agua. L o bueno fue que sideran el ms destructivo del siglo en aguas del Golfo de Me-
lo pudieron pescar de los cabellos.
xico... los expertos opinan que podra golpear las costas de Antes, por el Consejo Estatal de Proteccin Civil, Arturo
Texas o norte de Mxico el fin de semana.
Ibarra Elizondo haba declarado: Estamos preparados para la
llegada del huracn, estamos en coordinacin todas las corpo-
El Norte, mircoles 14 de septiembre de 1988
raciones... La Direccin de Seguridad Pblica del Estado pro-
Al da siguiente, tambin en primera plana y a ocho columnas: ceder a evacuar las zonas afectadas y estar alerta para pres-
Imponen alerta roja en el Golfo tar cualquier ayuda.
En el subttulo:
El Norte, viernes 16 de septiembre de 1988
... se dirige a las costas de Tamaulipas o Texas.
El Norte, jueves 15 de septiembre de 1988 Despus del desastre, el entonces gobernador no se qued
atrs y trat de eludir la responsabilidad diciendo que las vcti-
Otro cable de noticias mencion: mas, en su mayora, lo fueron en vehculos y por una sbita y
... En la costa de Texas miles de personas huyeron del hu- precipitada avenida. Veamos:
racn alertados por los Meteorlogos quienes estimaron que Tragedia y reto seran mayores si los grupos ms repre-
entrara por una franja de tierra que abarca desde Tampico sentativos de la sociedad nuevoleonesa y su gobierno no hu-
hasta el puerto de O'Connor, Texas... bieran coordinado y sumado esfuerzos, primero para prevenir
y despus para reconstruir.
UP/AP 15 de septiembre de 1988 En efecto, el da 14 de septiembre pasado se convoc al
Ese mismo da 15, en la noche, comenzara a llover sin ce- Consejo Estatal de Proteccin Civil y el 16 del mismo por la
sar en Nuevo Len. El 16 de septiembre al anochecer comen- maana, en reunin pblica, se formaron diversos Comits de
Trabajo y se instal una Unidad Operativa que logr alertar
zara a crecerse el ro se tard 4 5 horas en llegar a su mxi-
oportunamente a la poblacin y coordinar el desalojo de aque-
mo nivel. Hubo tiempo ms que suficiente de tomar las
llos ciudadanos o grupos que se encontraban asentados en los
medidas precautorias que en Santa Catarina no se tomaron.
cauces y mrgenes de los ros y arroyos del Estado... Lamenta-
mos la irreparable prdida de 184 vidas que, en su mayor par-
V. De no haber sido por las declaraciones te, fueron sorprendidas en vehculos por una sbita y precipi-
oficiales tada avenida del ro Santa Catarina.
Jorge Trevio Martnez,
... De no haber sido por el Consejo Estatal de Proteccin Ci-
vil, instalado con 36 horas de anticipacin al fenmeno meteo- 4o. Inf. de Gob. 15 de marzo de 1989
rolgico. que advirti a tiempo del peligro del huracn, las
Nota: Quien esto recopila, habita a 50 metros del ro en el
prdidas hubieran sido mayores...
municipio de Santa Catarina. Le consta que el 16 y 17 de sep-
Natividad Gonzlez Pars. Secretario General de Gobierno tiembre de 1988 no hubo policas ni soldados, por lo menos en
El Porvenir, 19 de septiembre de 1988 un recorrido de dos kilmetros que realiz sobre la margen norte
del ro en la que vivan varios miles de posesionados que perdie- Usted cree que bamos a llenar con la mirrua de comida
ron sus pertenencias, y algunas decenas de ellos, sus vidas. De que nos daban. Y el amontonadero de gente. Un calorn bruto.
ms de cien entrevistados slo tres mencionaron que fueron unos El lloradera de los nios. La peste de los baos que no tenan
policas y otros cinco dijeron que fue una empleada del DBF de agua desde media tarde. Nos venamos durmiendo como a las
San Pedro a conminarlos a salirse. Nadie les hizo caso. tres de la maana.
En cuanto a las labores de desalojo de que habl el gober-
nador, todos mis entrevistados coincidieron que en Santa Ca- Doa Francisca, vecina de S.C.
tarina no se efectu ningn desalojo ni en el ro ni en el arroyo
El segundo da les llev una bolsa de frijol, papas, hue-
El Obispo. Quiz en buena parte se debi a que el entonces
vos, lo que pude. Me dijo la encargada: Por qu no nos lo
Alcalde de este municipio, Mario H. Salazar, no asisti ni en-
prepara de una vez?. Ah, no, est bien que perdieron sus ca-
vi representante a las reuniones del Consejo Estatal de Pro-
sas, pero no las manos. Ah estaban de flojas en un mugrero
teccin Civil, ni tom ninguna medida precautoria.
de la fregada. Pnganse a barrer, a limpiar de perdido.
Doa Toa, vecina de San Isidro.
VI. El 17 y 18 de septiembre de 1988
A golpes, empujones y con gritos de desesperacin, fami-
En los albergues comen mejor que nosotros. lias de damnificados de La Fama pelean con los coordinadores
de los albergues para poder conseguir un poco de comida y
Alberto Ortiz Certucha agua para sus hijos... Salomn Gamez, de la Unin Morelos
acus a Rolando Reyna de estar desviando los vveres y ro-
Escurriendo agua nos fuimos a la escuela de La Fama como a
pa... N o nos quieren dar de comer, en las maanas noms un
las dos de la maana. Haban dicho que iba a estar abierta por
pan y caf... En la mayora de los albergues de La Fama abun-
si se creca el ro. Ah se me hizo tan largusima la noche. Co-
dan los malos olores producidos por el continuo uso de los sa-
mo si apenas fuera a oscurecer. No, pos ah tiene que estaba el
nitarios que funcionan sin agua.
aigrazo golpeando en la puerta; noms el puertazo y el puerta-
zo. Cundo nos dormamos? La atrancbamos y no. Yo creo Patricia Esquer, El Norte, 22 de septiembre de 1988
que estaba desbaratada.
El primer da nos la pasamos sin comer. Los que traiban di- Una completa desorganizacin y un total desinters... es lo
nero compraban cualquier cosa y los que no, nos aguantbamos. que puede percibirse en los albergues que se instalaron en Santa
Al otro da llevaron aceite y otras cosas, pero no haba en qu Catarina... en la Seccin 49 de la CTM, ms de 500 nios y be-
cocinar. Ni trastes, platos ni cucharas. Un seor y sus hijos fue- bs... Susana afirm que el trato ah no era bueno y que no se
ron al ro y se trajeron una marrana que estaba muerta, atorada les daba de comer tres veces al da... ante el amontonamiento en
entre unas ramas; ello s comieron bien por unos das. el local muchas de ellas han optado por quedarse en las banque-
tas, afuera del mismo donde han tendido colchas...
Doa Herminia El Porvenir, 21 de septiembre de 1988
Dios sabe que al principio el seor Jess Salvador Espar- se quitara del peligro pues se acercaba otra avenida ya que se
za era el nico que nos llevaba algo de comer. Como a las dos haba reventado la presa La Huasteca.
semanas fueron camiones a llevarnos jamn, atn y carnes Damnificados que estaban en la escuela de la Colonia
fras. Ese da fue de fiesta, pero ya no volvieron a llevar. Montenegro, en Santa Catarina, utilizndola como albergue,
salieron a toda prisa. En barrancos, o en los techos de sus ca-
Mara del Refugio Gonzlez
sas, cientos de conchudos, se subieron a ver la crecida. Nunca
En los albergues r n d a l a sombra de la desesperacin y el lleg pues no exista ni existe presa alguna en La Huasteca.
desamparo. En bancas de iglesias y escuelas o simplemente en
el piso, los damnificados apenas pueden creer que de un da El pillaje
para otro se hayan quedado sin pertenencias.
En aquellos das, muchos se dieron gusto llevndose todo lo que
Margarito Cullar, El Porvenir segn ellos no tena dueo. Varillas, alambres, tubos, toda clase
de aparatos y fierros, hasta colchones acarrearon unos para su
Los albergues que en un principio fueron refugio para los
casa y otros directamente con el comprador de fierros viejos.
damnificados se convirtieron en campos de batalla, donde los
Los legtimos dueos tambin acarrearon lo que pudieron.
que quedaron sin hogar tuvieron que pelear a golpes para po-
der conseguir una manta para cobijarse o un plato con frijoles
y tortillas. VII. Luego, a dormir en la vil tierra
El Norte, Resumen. I o enero de 1989 A las pocas semanas, tan pronto el gobierno consigui terre-
nos donde reubicarlos comenz el traslado de los damnifica-
El domingo 25 de septiembre de 1988 en FORO, el Secreta-
dos a esos lugares. Por la buena la mayora y por la mala, a los
rio de Desarrollo Urbano en el Estado, Alberto Ortiz Certucha que no queran salirse de los albergues improvisados.
declar: Algunos de los damnificados en los albergues co-
Del albergue nos trajeron a este terreno. Noms nos aventa-
men mejor que nosotros. Antes haba dicho que el Estado
ron como animalitos; en el monte deatiro sin alojo ninguno. Ti-
no soportara caprichos de los damnificados que queran re-
rados en el santo raso. En la noche el animalero y el fro; en el
gresarse a sus semidestruidas casas porque segn ellos tenan da el solazo. La gente pase y pase vindonos ah sentados en el
que cuidarlas y no soportaban estar en los albergues. vil suelo. Ah, y no se salgan, si venimos y no estn en su lote, les
quitamos el terreno, nos decan. Al fin a los cuantos das trajeron
tablas y lminas. Ya de perdido no estbamos al raso.
Se revent la presa que no exista Garritas y despensas s nos dieron, y montones de cajas
con unas cosas verdes, creo se llamaba brcoli, pero todo lo
En la tarde del domingo 18 de septiembre se form gran alhara-
que traan escrito era en ingls y nadie saba prepararlas. Por
ca. Por radio, televisin y hasta un helicptero que pas por so-
las calles el puro tiradero de las mugres esas pudrindose.
bre las mrgenes del ro anunciando con magnavoz que la gente
Doa Herminia
Gilberto camina entre las casuchas, ms bien cuchitriles.
El da del agarrn
En una de ellas hay algo parecido a una media choza india de
De los albergues nos trajeron ac a estos terrenos y noms ah un metro de alto formada por u n a viejsima cobija sostenida
nos aventaron. Que nos iban a dar un lote, pero no nos decan por tres ramas cruzadas que protegen del aire a la lumbre en el
cul. Andaba una lideresa: por 50 mil pesos (viejos) yo les suelo en la cual hierve una cazuela. En la parte de atrs, en lo
consigo un terreno fijo. Pero eso es lo que yo gasto pal man- que arrastra de la cobija un perro flaco dormita, se rasca con
dado, ni modo de quedarme sin comer. Le pusimos mucho go- una pata. Al ver a tanta gente que sigue a Gilberto y que se
rro a un tal Lemus que era el que reparta los terrenos. Un da acerca a donde l est, prefiere retirarse un poco y echarse en
estaba harto de tanta gente detrs de l pidindole terreno, que otro lado.
nos dijo: De ah, agarren lo que quieran. Gilberto se acerca a la m e d i a choza india y a la seora que
Nos arrancamos todos en bola c o m o desesperados, sepa- menea la olla y le pregunta:
rando el que iba a ser nuestro lote. Un seor con un machete le - O i g a , cmo le hace para cocinar ah?
daba vuelo: Este pa m, ste pa mijo, ste pa mi suegra y sta Las cmaras enfocan, registran todo. La seora titubea, no
pa mi yerno. Recorra los cuatro lotes con el machete en el sabe qu decir. Cada vez que corre el viento le caen algunos
aire dndole vuelo. No pos ta bueno, dije yo, qudese con sus miligramos de polvo a la sopa. Gilberto la prueba. Mmmmh,
cuatro lotes. Luego, cuando le reclam a ese Lemus que ya le falta sal. De vergenza la seora esconde los ojos. El mo-
nos midiera el terreno que habamos agarrado, dijo: cul te- mento ms grande de su existencia, en el que iba a salir en la
rreno? Pos el del da del agarrn, le contest, y se rio. televisin, echado a perder porque a su maldita comida le falta
sal. Lstima que el polvo que vuela a cada rato no sea de sali-
Petra Martnez tre si no ya vera este Gilberto que a su comida no le falta sal.
En los primeros meses m u c h a s otras visitas recibieron. Al-
gunos donantes que deseaban verificar que su ayuda realmente
VIII. Todo mundo visit a los damnificados llegara a los damnificados; curiosos, voluntarios dispuestos a
ayudar, entre ellos unos norteamericanos que anduvieron ha-
Desde un principio los damnificados comenzaron a recibir ali- ciendo mezcla, clavando tablas, etc., y a quienes, ah les roba-
mentos y cobijas. Ya instalados en lo q u e ahora es San Gilber- ron una cmara fotogrfica y algunos dlares.
to y otras colonias de Santa Catarina, los damnificados siguie-
ron recibiendo mltiples ayudas. P o r ejemplo, el 23 de
diciembre de 1988 El Norte les llev y rif bicicletas y otros IX. Los beneficiados
juguetes. El 24 fue Gilberto Marcos con sus cmaras de televi-
sin. Llegaron levantando una gran polvareda en un autobs,
combi y camionetas. Fueron a regalar cientos de juguetes. En Tener un lder as o ser un lder as
poco rato cerca de mil personas, en su mayora nios, los ro-
Miles fueron perjudicados por el G i l b e r t o , pero tambin mu-
dearon. Luego sucedi lo que sigue:
chos salieron b e n e f i c i a d o s : principalmente los lderes que bro-
taron como hongos en tiempos de lluvias y que se quedaron do fros, hambre, etc. Todos sin drenaje y muchos sin siquiera
con buena parte de los donativos en especie que llegaron o excusado de pozo. Agua, muy poca, a veces slo para preparar
que gestionaron en favor de sus representados; y de muchas la comida y slo si le daban una buena propina al chofer de la
otras maneras se beneficiaron. De ellos hubo miles de quejas pipa; recibiendo lminas, tablas, cascajo, arena, cemento y
por parte de los damnificados quienes aportaron pruebas de blocks a cuentagotas. Al fin, poco a poco fueron rehaciendo
cmo se enriquecieron; as mismo se beneficiaron personas de sus vidas.
Guadalupe, Monterrey, San Nicols, etc. a quienes lderes sin- Durante varios aos, la principal colonia de damnificados
dicales los hicieron pasar como damnificados y les consiguie- en Santa Catarina, San Gilberto, estuvo a punto de convertirse
ron terreno en Santa Catarina. en tierra de nadie a donde no podran entrar los policas si no
Tambin hubo posesionarios cuyas casas no sufrieron nin- lo hacan en varias granaderas. Menudearon los pleitos entre
gn dao, pero como estaban en terrenos pertenecientes al ro pandillas, muchas ventanas fueron destrozadas a pedradas, hu-
fueron considerados como damnificados y alcanzaron terreno bo cientos de golpeados, decenas de heridos y algunos muer-
y hasta les cancelaron sus deudas en el FONACOT; no falt en- tos. Casi era imposible para un extrao, y tambin para los ha-
tre ellos quienes presuman de tener la casa anterior y la nueva bitantes de ah, andar de noche. Afortunadamente, la
en San Gilberto; otros beneficiados fueron personas que vinie- administracin del alcalde Arturo Ayala implant medidas ra-
ron a visitar a sus familiares damnificados y vieron la posi- dicales: instal una delegacin policiaca y realiz labor social.
bilidad de hacerse pasar por uno de ellos y alcanzaron terreno Se aument enormemente la vigilancia. Sin duda, el ndice de-
y otras ayudas; tambin los choferes de las pipas con agua por lictivo ha disminuido aunque subsisten muchos problemas de
las propinas que les daba tanta gente desesperada por tener ese pavimentacin, alumbrado, etc. que faltan por resolver.
lquido; as, podramos seguir mencionando muchos casos Nota: Gracias a Jess Salvador Esparza, vecino de La Fa-
ms pues tambin hubo rumores de comisiones en las cobijas ma, Santa Catarina, fue posible rescatar muchos de los testi-
y otros artculos que compraban funcionarios de gobierno para monios que se citan aqu.
regalarles a los damnificados. Igualmente en la reparticin de
dicha ayuda.
Mencin aparte merece la Asociacin Gilberto, A.C. crea-
da a raz del huracn y que ha realizado mltiples gestiones,
eventos, etc., en beneficio de los damnificados no slo de San-
ta Catarina sino de otros municipios. A menudo aparece en la
prensa las labores que realiza.
Eplogo
En las colonias a donde fueron reubicados, durante varios me-
ses los damnificados vivieron una existencia miserable, pasan-
Vestida y alborotada
Armando Hugo Ortiz G.
Para Armando Castillo
a fe de bautizo es de 1929, febrero 10. A su paso por
L Villa de Guadalupe le llamaron La Carretera. En rea-
lidad, camino vecinal para llegar a Cadereyta Jimnez.
Luego se le conoce como avenida Victoria, despus Margarita
Maza de Jurez y hoy, 1996, Benito Jurez.
Por aos punto de referencia para fuereos y lugareos del
casco municipal de la Villa, la casa de fulano o el negocio de
mengana, no tiene pierde, est a tantas cuadras de la Carretera.
Todo hacia el sur de ella, caminar en sentido opuesto, al norte,
conduca a la rivera del ro Santa Catarina, selva de carrizo y
j anillas.
Cmo no ufanarse de la Carretera. Hecha con toda la ma-
no, un higway al estilo gringo, terracera, revestimiento y al-
cantarillado. Cosa inslita en los aos treinta para un pueblo
con muchos resabios del siglo anterior, donde la mayora de
los vecinos utilizaban agua de noria y excusado de pozo.
La Carretera fue la puerta grande del pueblo, la principal.
Sustituy a la entrada primitiva, por el rumbo del Parque Es-
paa, en una parte baja del ro que desde el siglo XIX se utili-
zaba pasando por la Santa Cruz y de ah al centro antiguo. Es-
ta se degrad a puerta trasera.
Los escolares guadalupenses de los aos 50' se henchan za en agosto, no ms, a ver si en una de tantas vueltas el galn
de orgullo cuando el profesor ordenaba sealar en el mapa de pegaba el chicle con alguna dama.
Mxico o Nuevo Len, el segmento de la carretera interoce- A la hora de estar echando rayas en el plano -principio de
nica Matamoros-Monterrey-Mazatln, punto intermedio: la los 3 0 ' - los ingenieros constructores evitaron invadir la Villa.
Villa. Ya no era un camino vecinal para facilitar el traslado de La Carretera se fue por el norte de la cabecera municipal. Una
las cosechas de los municipios aledaos, se extenda del Golfo modesta urbanizacin brot de sus mrgenes; algunas cuadras
de Mxico al Ocano Pacfico, de costa a costa. con edificios de medio pelo empezaron a ralear por colonias
Iniciaba con un vado en los lmites de Monterrey, inmedia- aledaas, Esmeralda, Paraso, en el extremo oriente la colonia
to a la Fundidora de Fierro y Acero carretera expuesta a las Guerra.
veleidades del ro Santa Catarina, que en sorpresivas corrien- En Villa de Guadalupe / estado de Nuevo Len / ha muer-
tes arrasaba placas de concreto del pavimento. En tiempos de to Ventura Ramos / lo mataron a traicin. Por el ao de 51 en
agua no poda fallar el automvil descompuesto a medio cami- el barrio del Tajo, prximo a la colonia Paraso se fueron
no; bobina y distribuidor mojados. Las parvadas de chamacos asentando cantinas, accesorias, casas de citas y salones que
empujando al nufrago hasta la orilla, pidiendo a gritos la pro- formaban una difusa zona de tolerancia. En uno de esos saln-
pina por el rescate, el puche. cantina fue asesinado Ventura Ramos, afamado valiente de
Si la corriente vena brava los muchachos se entretenan en Agualeguas. En apariencia qued irresuelto el crimen, pero un
observar, con morbo y curiosidad a los chofis de los camiones verso de su corrido todava acusa: Vuela vuela palomita / p-
atravesando el ro casi a tientas, pues la va asfltica estaba ba- rate en aquel nopal / anda a avisar a Agualeguas / que lo ma-
jo el agua. Cuatro o cinco cruces diarios les daban la prctica t Flix Leal.
para hacerlo a ciegas. Las quejas de los vecinos por tantos escndalos y hechos
Salvo das de aguaceros, decenas de regiomontanos toma- de sangre aumentaron, la autoridad decidi reubicar los nego-
ban la Carretera rumbo a los paseos dominicales. La algaraza cios non sanctos en el extremo de la mancha urbana. Arrinco-
de los paseantes enmudeca al entrar a la Villa, respetuoso ho- nado contra el ro vegetaba ese sitio al que iban los muchachos
menaje a los finados, inquilinos en el Panten Municipal. Hoy buenos en pos de las muchachas malas, las de tacn dorado,
saturado, reservaciones agotadas hasta el da del Juicio Final. las rorras. Dicho llanamente con las putas del legendario ba-
Ya de este lado, recepcin en el arco del Paraso, colonia rrio del Pozo, la zona de tolerancia con decenas de radiolas re-
de ese nombre, bienvenida al viajero tentado su gula con aro- pitiendo da y noche, hasta rayar los discos, voces plaideras
mas de molienda, dulces de calabaza, tamales recin cocidos. de Juan Salazar (Corona de azahares), Chelo Silva (Como un
Sitio ideal para un tentempi si el viaje fuera hasta Reynosa o perro) o el do siempre imitado, nunca igualado, de Toms
ms all. Ortiz y Eugenio Abrego, los Alegres de Tern.
La mayora slo llegaba a sitios ms cercanos: el balneario Los acordes musicales y los gritos de coyote de los parran-
de la Fuente (se alquilan trajes de bao) la calle Zaragoza deros llegaban hasta los carrizales donde los mocosos se di-
rumbo a la Pastora, la Ciudad de los Nios, para conocer el re- vertan cazando ranas; los ms audaces hurtando naranjas o
cin inaugurado telefrico en 1961; tal vez a la Feria de la Pla- elotes de las huertas y labores ribereas.
De nuevo la mancha urbana ahog esta zona de tolerancia La insuficiencia de la avenida Margarita Maza de Jurez,
y fue clausurada en la administracin del alcalde de Guadalu- por esos aos as se llam suscit optimismo-pesimismo entre
pe Adrin Yez en 1961.
sus moradores; tarde o temprano forzosa remodelacin, una
Por la Carretera, ms all de la bajada al Pozo estaba la supercarretera de seis, ocho, diez carriles, fisonoma moder-
Unin Ganadera Regional, trmino de viaje de los camiones nista. Otra vez orgullo de Ciudad Guadalupe. Por lo negativo,
ruta 26, Hospital Civil-Exposicin. Trmino tambin de la ci- desnimo para hermosear inmuebles, reconstruir, mucho me-
vilizacin. De ah en adelante la aventura. nos edificar a lo grande; para qu, en cualquier momento el
A inicios de los aos 70' el puente Guadalupe sustituy al anuncio de la magna obra y sus consecuencias fatdicas: muti-
endeble vado. Hasta la fecha el ro no ha podido derribar sus lacin del predio, indemnizacin miserable, exilio a sepa Dios
columnas de concreto, ni aun con el fatdico coletazo del hura- cul colonia orillera. Para qu echarle dinero bueno al malo.
cn Gilberto en 1988.
Entre el desinters y la codicia la contaminacin edificaba
Al abrirse el puente se daba a la par, en el pas, la transfor-
con paciencia su obra negra, las fachadas se cubran de holln
macin del modelo econmico, del desarrollo estabilizador de vomitado por infinidad de motores de vehculos, 24 horas al
Daz Ordaz al desarrollo compartido de Echeverra Alvarez. da. Aun as, el futuro bien vala el sacrificio.
La Villa se cans de su modestia pueblerina, quiso cambiar Un buen (o mal) da la noticia: los urbanistas decidieron
su morralito por una bolsa de broche; ser una gran seora construir vas alternas para el trfico forneo de Ciudad Gua-
Concedido, desde 1972, por decreto, sers doa Ciudad Gua- dalupe, la autopista de cuota Monterrey-Reynosa y para circu-
dalupe.
lacin local la avenida Ignacio Morones Prieto, ambas al norte
Poco despus se edific el puente Corregidora, enlace entre de la Carretera, inquilinos y propietarios suspiraron de alivio:
la Carretera a Reynosa y la de Miguel Alemn. Se les acab el Bueno, nos salvamos de la contaminacin. Nones, hermanos;
pretexto a los afrentosos de las colonias Linda Vista y Libertad los planificadores del Sistema Metropolitano de Transporte
que, so pretexto de la incomunicacin con la cabecera munici- decidieron que el tramo final de la Lnea Uno, Palacio Fede-
pal, se sentan ms regiomontanos que guadalupenses. ral-Exposicin, quedara sobre la mera mera Carretera. Le cayo
Con la inauguracin del puente desapareci un par de lu- justo a la medida el albur que estuvo de moda en 1989, a mi-
nares de la orilla de la Carretera: el rastro municipal y los esta- tad de calle le metieron el Metro.
blos de la Hacienda la Pastora, con ello emigr la pestilencia a
(Fragmento de un escrito de enero 1989)
estircol de vaca y a hueso quemado, que llegaba hasta las ofi-
Compadre:
cinas de la presidencia municipal. Si en verdad es como escribes, que luego de tantos anos
La incertidumbre de la comunicacin fue eliminada a par- tienes deseos de darte una vuelta por Villa de Guadalupe, haz-
tir de esa dcada y aceler la creacin de nuevas colonias al lo, mas te prevengo que si llegas por la carretera, viniendo de
oriente del municipio, hoy son ms de 300. El ndice de creci- MacAllen te ser imposible entrar directo a la calle Zaragoza,
miento demogrfico rompi marcas mundiales. Con l se po- estn construyendo las columnas del Metro y el barrio es zona
tenci el trfico vehicular. Una de tantas imprevisiones de los de desastre. Desde la Expo hasta el puente Corregidora plan-
planeadores: para entrar y salir de los flamantes retornos habi- tan las estructuras y poco a poco se borra el camelln.
tacionales slo hubo una ra, la Carretera.
U n l e t r e r o d e la o b r a AYER UN SUEO HOY UNA REALI- mercio o de industria, ni zona roja ni rosa, tampoco barrio re-
DAD, me p u s o a recordar, tuviste razn en tu augurio de la fa- sidencial o popular. A lo mucho, un masacote urbanstico cu-
tal desaparicin del barrio en breve plazo. yo rasgo comn es el tono gris smog de sus construcciones.
Aunque apenas son las primeras etapas del Metro ya se Para remachar el Metro le balcone por arriba otro matiz
percibe la f u t u r a incomodidad. Las moles de concreto robaron desagradable. Todo mundo procura cuidar la fachada de su ca-
carriles a la y a de por s apretada calle. Sern diez o doce cua- sa vista a ras de tierra. Por arriba no hay manera de disimular
dras por d o n d e pase el tren elevado, algunas de las tantas vc- o hermosear las azoteas a donde se arrojan todo tipo de cacha-
timas de la explosin urbana. rros y trebejos. Desde los vagones del tren elevado se enrique-
Caminando por el rumbo flota la atmsfera que rodea al ce lo pattico del barrio.
agnico, sitio d e una extraa tranquilidad. La circulacin auto- La autopista de desfogue rpido no funcionan por sus
motriz se desplaz a las desviaciones aledaas y con ella se exorbitantes cuotas de paso; los transportistas forneos siguen
fue tambin la contaminacin auditiva y atmosfrica. Tonela- utilizando la sexagenaria carreterita, al mismo tiempo paso
das de tierra d e las excavaciones cubren la costra de aceite y nico para cientos de colonias al oriente del municipio.
cochambre q u e por aos depositaron carros y camiones. Por De da pulula de gente slo por la necesidad de arreglar al-
momentos r e v i v e la calma pueblerina, cuando era posible dor- gn trmite en las oficinas municipales, o de paso hacia colo-
mitar en la m o d o r r a de las tardes otoales. nias populares del oriente y que aprovechan para comprar algo
Sirve de p o c o consuelo saber que nuestra calle no ser la de despensa semanal, en la nica supertienda del casco de
nica, que m u c h a s otras resentirn el latigazo de la falsa mo- Guadalupe, penltima estacin del Metro.
dernidad. Es difcil despojarme del corrosivo agridulce de la De noche el paisaje se transforma en pelcula de ciencia-
nostalgia. Q u se puede hacer? Nada, ni modo de alegar para ficcin. tipo Mad Max. Los graffiti aparecen en los sitios ms
nuestras c a s a s de juventud algn valor histrico; aunque as inslitos, como las partes altas de las columnas del Metro. Es-
fuera, el autoritarismo gubernamental ha arrancado con impla- cupitajo de las generaciones perdidas de los 80'.
cable eficiencia reconocidos testimonios histricos. Qu ha- La nica fauna a sus anchas los fines de semana es la de
cer? slo un ltimo paseo por estos rumbos. Decdete, herma- noctivagos, asiduos a los salones de baile. Hasta principios de
no, creo que p a r a nuestra generacin empez el tiempo de las los noventa se apacentaban por miles en los pasillos de la Ex-
despedidas. posicin. cuando los bailes maratnicos de los monopolios
Las esperpnticas columnas y dovelas del Metro aplasta- sruperos de Servando Cano y Oscar Flores. Por ah amanecan
ron todo embellecimiento futuro como cagajones de algn gi- interpretando sus xitos Rigo Tovar, la Sonora Santanera, Ra-
gante, q u e d a r o n varias moles de concreto; Palacio Federal y mn Ayala, los Tigres del Norte, Bronco, los Humildes y
tres terminales del tren elevado. Recuperar la majestad que otros monstruos de la msica popular.
una vez tuvo la Carretera implicara una catstrofe, bombar- Con el arribo a la administracin municipal del Partido
deo o sismo. N i pensarlo. Accin Nacional en 1994, se cortaron de tajo estos reventones,
La A v e n i d a , orgullo de Guadalupe hace cuatro dcadas, es para desgracia de los bailadores y para gracia de los vecinos
hoy insulto p a r a el viajero, seal de que apure su paso por esta que habitan los alrededores de la Expo, que los fines de sema-
callejuela ingrata, de fisonoma indefinida. No es rea de co- na. luego de la noche en vela, amanecan sepultados entre to-
neladas de botes vacos de cerveza y un insoportable tufo a arriba, por abajo, por enmedio, por delante, por detrs, por en-
vmito y orines. medio, por los lados. Crey en el Prncipe Azul de la Moder-
Hoy en 1996, slo transitan parvadas de muchachos rumbo nidad, impostor que la dej vestida y alborotada, preada de
a los saloncitos de baile -cercanos a la Carretera- que sobrevi- miseria.
vieron a la embestida moralista del PAN. Estudio 54 o al Eli- Mala suerte. Carretera, a ver si en la otra.
zondo.
El Armadillo (donde antao estuvo el balneario la Fuente),
es el sitio de baile ms veterano. Ah los muchachos han sido
devotos fanticos de las modas que han imperado. Fueron M e -
xican Travolta cuando la euforia de las discotecas, despus
guacharacos cumbieros, maestros en el baile de gallito, acli-
tos de los Corraleros del Majaguay. En los ochenta, rplica de
los hroes de la onda grupera, El Pipiripau y Sergio el Baila-
dor, amos del baile jala'o.
Hoy todo es mezclilla, sombrero emplumado, botas exti-
cas. Se sincronizan por decenas en los desplazamientos triba-
les de la msica country. En los intermedios compiten en el
toro mecnico, hasta las chicas son duchas para sostenerse por
varios segundos en el aparato.
Se sienten atejanados aunque su fortuna no les alcanza ni
para adquirir un caballito de palo. Son vaqueros de pacotilla
porque es la moda actual. Maana, quin sabe.
Fuera de ellos nada slo casas abandonadas, en semide-
rrumbe, un muestrario fnebre de materiales de construccin,
sillar, bloques de argamasa, madera en destruccin, ventanales
oxidados, una que otra puerta de aluminio precozmente senil.
Letreros aorosos de SE VENDE testimonian la msera plusva-
la de la zona.
Comercios y maquiladoras improvisadas sobre edificios
viejos, descuidados, con aire de contingencia, esperando el
momento de la mudanza, hasta los teporochos desairan la ave-
nida. Slo algunos valerosos vecinos resisten en la ltima trin-
chera de sus casas-habitacin.
La avenida Benito Jurez, por siempre Carretera, es hoy
perra flaca a la que le cayeron todas las pulgas, apaleada p o r
Monterrey y la cultura del schock
Arnulfo Vigil
WW.ea.com/ crowns. Las hiperadiciones corporati-
W zan los rescoldos del baco y de los sentimientos
ms afines del romanticismo, presupuestando los
baits interactivos con la realidad virtual del home video, sin
riesgos de inquisiciones institucionales on line. No hay pedo:
las sofisticaciones del multimedia irrumpen en una suave pa-
tria, cuyos jazmines y rebozos son tan mandarinas como un
CR-ROM. De aqu en adelante, todo puede ser compatible,
hasta aquello que no pueda serlo.
New Line, New Media
El schock de la cultura y la cultura del sock. Si en un momen-
to determinado las aproximaciones apodcticas a la realidad -
con partido comunista y comunidades de base de por m e d i o -
concluyeron que la utopa puede ser real, que los sueos se
trasladan a la realidad, todo lo dems es slo cuestin de ras-
carle a los cenculos de las posibilidades tecnolgicas. En
efecto, as es, pero a la realidad virtual. Si sorprende que hasta
en las rancheras ms lejanas haya casas con antenas parabli-
cas, no es menos sorpresivo que las plticas -incluidas las del
a m o r - se hagan por medio de computadoras. Internet sabe c-
mo hacerlo. Es fcil, si ya hizo una guerrilla.
En esta era -1996, cuatro aos antes del ao 2000, a fin de posible que, como ave entre las manos, escapa de los contextos:
siglo-, en este lugar -Monterrey, que celebra sus 400 aos de el presente se agota ms brevemente. El futuro es un abrir la
fundacin-, reviven las guerras por el santo sepulcro, los di- puerta. No hay ms: el ritmo de las innovaciones no sucumbe:
nosaurios, los mitos antropomorfizados, las lenguas muertas; y la msica industrial ha sustituido, por fin, a los boleros almiba-
a la vez, se aproxima la guerra de las galaxias, los viajes a las rados. La lgica, la cientificidad, son lenguajes y arquitecturas
estrellas, las odiseas espaciales. El tiempo y su instancia pri- verbales amparados en la especializacin: Si el mensaje origi-
migenia, el movimiento, se sincroniza en un punto de conver- nal Mi debe ser retrovertido de la forma codificada Ci, cual-
gencia sin eclipse detallado por los aparatos. Todo est bien, quiera sea el valor de i, tanto U como U-i deben ser biunvocas;
muy bien, slo hay que conectar el aparato que remita a mol- esto se debe a que si Mi y Mj fueran transformadas en una nica
cajetes y metates, a mquinas de escribir, a hornos de lea, a forma Ck, en ese caso el destinatario de Ck no podra decir cul
bibliotecas estar out, pasado de moda, f u e r a de juego: ser un es la M original, y Ck no podra retrovertirse con certeza, dice,
anciano aunque tenga 30 aos. La sociedad se convierte en c- y dice bien, W. Ross Ashby. Si el crecimiento del organismo
lula, en microchip, en el drive de una esperanza que se sacude es un tanto caprichoso, el comportamiento del sistema, es decir,
en los apotegmas de las nsulas crepusculares. Superconducto- qu estado sigue a un estado dado, en cierto modo se toma un
res de la virtualidad electrnica se volvern no tentculos de tanto indeterminado. De manera que la 'determinabilidad' en el
las aproximaciones cabalsticas -casos comunicantes- sino las sistema real corresponde evidentemente, en la transformacin, a
extensiones de las inquietudes foliadas en cdigos de barras. que la transformada de un operador dado sea uniforme, agrega,
Ms bien dicho: no se volvern, ya se volvieron. Con el correr y agrega bien.
de los aos, con los pantalones largos, en las supercarreteras
Y entonces llegar a Thera, en la colonia del Valle a com-
de la informacin lo que no poda ser, es. Hologramas, com-
prar tu Macintosh que tanto soaste, una Performa 6200/75,
putadoras telefnicas, imgenes en televisin por tercera di-
CDrom interno, para multimedia. Preferiste este negocio a
mensin, reconstruccin de piezas deterioradas en el rubro de
otros de nombre tcnico similar como Indelcom, Compu-
la ecologa, arte ciberntico.
com, Comservice, porque simplemente te lati. En Thera
Alvin Toffler en su libro La tercera ola vaticin un mundo miras la decoracin futurista, la esttica cyber; escuchas la
que hoy parece ilustracin de cmic y que est a punto de vol- msica de fondo neo-pop, y te ubicas en una pelcula tridi-
verse rengln subrayado en un libro de texto antiguo. Novelas mensional que nada tiene qu ver con el estanquillo de la es-
que anticipaban mundos insospechados y conductas extraas quina. Miras a los empleados, esmirriados, con corbatas lla-
corren el riesgo de quedar rebasadas en sus temas. Un mundo mativas, sicodlicas, hartos del gel, bien rasurados, con sus
feliz de Aldous Huxley, Farenheit 541 de Ray Bradbury, Ragti- bipers. Te atienden, voz engolada, laica, y te aconsejan, te su-
me de E. L. Doctorow, agregan datos que la realidad ha conver- gieren, o sea que es ms buena onda no?, y no puedes evi-
tido en imaginacin y la imaginacin en realidad. En el cine se tar enredarte en un lenguaje extrao, tcnico, lejano muy leja-
ha documentado hasta la saciedad el rumbo que sigue nuestra no al castellano que te ensearon en la escuela, y observas los
sociedad de hoy: maana as estaremos, as estamos hoy (Jura- trpticos, los folletos vanguardistas muy bien impresos y que
sic Park, Mortal combat, Power Rangers). La literatura, la fanta- refuerzan el rollo que te echan. Sosiegas tu pierna, te recargas
sa en general apuesta ms al reconocimiento de la construccin en el silln como de avin y respiras profundamente: solicitas
el presupuesto y los planes de financiamiento, la arrendadora, la reactividad seera, c o m o cualquier otro asunto de la vida
el banco, todo eso y tambin al contado. Te lo presentan, te cotidiana. Los pecados son slo interrupciones en el sistema.
hablan del financiamiento y dices gracias y tambin tenquiu. Los dilogos son guiones, las reflexiones archivos, las prcti-
Sales del negocio casi alucinando con la manzanita de Apple cas interfaces virtuales. Rampas, rbitas, tarjetas, rams de alta
mientras traduces el presupuesto en dlares a pesos. resolucin, son las palabras que tejen un nuevo lenguaje el
Y entonces, como relmpago en la noche abigarrada, los que, por otra parte, ya no se plasma en una simple mquina de
productos de la imaginacin, de la fantasa, se ponen al da: escribir - u n dato q u e caus alarma el ao pasado fue la desa-
Terminator (que llevado al cine linda con las aventuritas pero paricin de estas herramientas- sino en una computadora que
que es una estupenda novela sobre todo en el manejo de la es- no solo facilita la escritura sino que la corrige. Los personajes
tructura temporal), Enviado al futuro, The Net, El Juez, La no son planos, sencillamente el desarrollo de la tecnologa
red, y una larga ristra de sortilegios programables marca ag- electrnica - a c o m p a a d o de superconductores- ha inclinado
me. Ya no hay lmites. Ya no ha fronteras: No son necesarios sus preceptos al lado de las acciones, en otras palabras, al
los pasaportes porque con slo encender el botn las anchas pragmatismo; no ms escisin entre la teora y la prctica,
puertas del Louvre estarn a la disposicin de cualquier abo- ahora slo la accin remite a la accin. Esto no es descabella-
nado. Lo que antes pareca novela de Julio Verne -espacio in- do ni realidad virtual, es la mera neta: oficinas super diseadas
finito, mares, territorios perdidos- cuyo camino sigui hasta el con controles electrnicos, computadoras telefnicas, mensa-
extremo Edgar Rice Burroughs, ahora es un juego que hasta jes en fibra ptica, comercio multinacional, fundicin de los
los nios de primaria lo practican sin dificultad alguna y s con centros de trabajo con los hogares mediante un modem, con-
entusiasmo e hilaridad. La creacin -quiz no la reflexin- se tactos por medio de Internet, aparatos que funcionan a control
ajusta a programas vendidos en cualquier Gigante o Soriana. remoto, sofisticados equipos de seguridad y de deteccin de
Si acaso un personaje de un cuento no est bien configurado armas.
en su peso y en su olor slo basta aplicar el reset.
Esto no queda muy lejos, aqu estn, a la vuelta de la esqui-
No ser tan difcil: los nuevos personajes apuntan ms a n a los c o r p o r a t i v o s d e ALFA, CEMEX, MASECA, VITRO. L a s e m -
los programas que a las elucubraciones internas, ya no ms presas de las empresas y los proveedores de la modernidad: los
Artemio Cruz, Anacleto Morones o Jos Trigo, no hay proble- negocios de instalacin de redes computacionales -pronto este
mas, la cosa es sencilla, slo se trata de clones: personajes sin aparato tambin quedar fuera de uso para convertirse en un
conflictos, maquinales, tan simpticos como cualquier otro cin ciberntico- florecen como hongos despus de la lluvia,
personaje de la literatura universal. Y no slo mquinas, tam- valga el lugar comn. Las opciones se multiplican como baci-
bin hay humanos cuyos resortes internos estn reidos con los, los progresos en materia de impresin y de presentacin de
las sensaciones: los personajes de Bret Easton Ellis, Elizabeth catlogos de servicios avanzan a pasos gigantescos, por citar
Wurtzel, los de la generacin X, los de Humberto de Alba. otro lugar comn. Ya no es como antes; las alfombras y el aire
Los asuntos de dimensiones tcnicas coinciden ms con el ex- acondicionado que son los sustitutos de un pasto agradable y
teriorismo que con la vida interior: el misticismo se compro- del aire de las colinas, son las caractersticas de las nuevas habi-
mete con los programas y no con las puertas en escena. La li- taciones, las que, obviamente, estaran incompletas sin un or-
teratura se cie ms a lo exterior que a los ngulos oscuros de
denador domstico. Y en el horizonte de las expectativas se
yerguen como smbolos del futuro ya presente: IBM Hewlett que ya no sern lectores sino tal vez... veedores. La literatu-
Packard, Apple, Sony. Y Billy Gates, el nio prodigio del Soft- ra se ampla.
ware y de los negocios, se convierte en el sacerdote de la tecno- La prosa. Ms all de los circunloquios a la luz de las me-
loga ya no termonuclear sino del total acceso. tforas y las onomatopeyas, la escritura se abre a caminos qui-
Soundtrack: la instrumentacin de la diversidad. 3 DO: z inextricables. En primera instancia, la tarea urgente es en-
multimedia interactiva. Uso y abuso: compaginacin de pro- contrar la equivalencia en espaol de trminos como bytes,
gramas mediante una ampliacin de tarjetas de memoria. Todo cyberpreneurs, sites e, incluso, Internet. Y al encontrarlas, dar-
queda condensado, clasificado, ubicado en el lugar correspon- le un contexto propio, su semantizacin nacional. Existe un
diente, es decir, en la red global factible. Nos estamos telema- website donde se puede acceder a servicios de traduccin, re-
tizando: correo electrnico, compuserve, portacin de seales, vistas electrnicas, noticias de Mxico y el mundo, bases de
sysops, sites. Las ciudades se hincharn de actividades y redes datos, catlogos en lnea de bibliotecas y servicios por temas.
digitales mientras que el mbito rural se convertir - s e ha con- Y, lo inusitado, una gran biblioteca o toda la Enciclopedia Bri-
vertido- en una tarjeta postal.
tnica cabe en un humilde compac disc, procesado en la tran-
quilidad del hogar donde ah mismo puede ser consultado. Ob-
viamente, ya no se trata de horscopos. Y si los recursos para
La lengua accesada la obtencin del conocimiento brindan numerosas opciones
donde abrevar, las posibilidades de la escritura se ensanchan
Los avances tecnolgicos suponen cambios en la cultura. El
en sus afluentes, de tal manera que las puertas estn abiertas.
cine, la televisin, la mquina elctrica de escribir, ampliaron
Si las herramientas del aprendizaje estn a la mano con slo
los mrgenes y la concepcin no nicamente de la escritura si-
oprimir una tecla, la capacidad de creacin literaria se aleja de
no de la literatura misma y no por el hecho de sumar palabras
la magia y de la inspiracin, concentrndose en un manual y
nuevas o novedosas a los textos sino por la actitud ante la es-
en la destreza tcnica. La ampliacin del lenguaje, las formas
critura, como lo dijo Gabriel Garca Mrquez, entre otros. Los
de traduccin, la capacitacin del lenguaje mismo, los trasto-
tiempos cambian, el progreso avanza. Ahora los sistemas
camientos en la sintaxis, el develamiento semntico, son asig-
computacionales nos colocan en la misma alborada, los pasos
naturas pendientes que poco a poco irn resolvindose. El len-
ya estn dados. As como el mayor mercado internacional de
guaje, como entidad voltil, se ensanchar o construir
dinero o negocios se realiza a travs del intercambio interna-
-depende del punto de vista- con visitaciones extranjeras a su
cional, as la literatura sigue el mismo camino. World best.
propia esencia ms all del llamado texmex, espanglish para
1,776,000 redes de Internet, en todo el mundo, supone el mis-
convertirse redondamente en uno de sus rasgos propios segn
mo nmero de lectores... o ms. Los libros ms vendidos am-
su misma tradicin: un hbrido.
plan los servicios. Los lectores tienden a desaparecer, es cier-
Por ejemplo: The M2 system will be the first true 64-Bit
to, segn datos recientes del INEGI en Mier y Noriega, puesto
system. 2-D designers aren't going to be able to survive in the
que aumenta la simpata por los medios audiovisuales, presen-
future. You 're going to have to think in 3-D. O: A topshelf
tndose, de esta manera, la posibilidad de recuperarlos, slo
Pentium runs around 120MHz, the play Station runs at 132
MHz and the Ultra 64 will run at 500 MHz. Also, 4DO says
the M2 produces 1 milln polygons per second, and 700,000 faccin del deseo sexual en nada tendr que ver con esa tradi-
textured polygons por secondo. No ms: a las alternativas, el cional actividad corporal de la reproduccin, Daniel Rivera.
duro ladrillo de los manuales e instructivos; as es en un medio O sea: el lenguaje, al perfil de las toronjas argentadas que
en donde todo lo que haga o deje de hacer est asignado por la checa con los procedimientos del horizonte bilateral, al tiempo
cruz de la modernidad ciberntica. Por ejemplo: las minoras de recortes y confeti. El lenguaje: la mxima expresin de los
sexuales y las mayoras consumistas de la pornografa, esta- organismos que si no son parclitos cuando menos s llegan a
blecen un teorema intermedio entre las prohibiciones mdicas costumbres y lisonjas sin apechugamiento a la hora prpura
y las ticas. Aplicamos el trmino matemtica para regirnos al encendida. El lenguaje. Y sus significados. Y los cambios cul-
proceso lgico interno del ciberespacio, lo que dicho de otra turales.
manera, significa que no se debe dar un paso sin haber realiza- Muchas veces se ha discutido sobre el futuro del libro. Su
do uno previo. Por otro lado, la imagen que vemos tiene una desaparicin posible se debe a las ganas que tiene el actual go-
matemtica implcita que podemos desplegar si queremos. Se bierno de entablar competencia desleal con los editores priva-
trata, pues, de matemticas erticas visualizadas. En un siste- dos y de impedir que la gente aprenda a leer. En lo primero, el
ma sofisticado, el cibernauta despliega sobre su cuerpo una gobierno manda hacer largos tirajes de los libros de texto, pero
cadena de cables con electrodos ajustados sobre zonas erge- no da la oportunidad de que los editores privados inviertan en
nas precisas, instala tambin vaginas o penes y otros acceso- ese proceso. Los libros de texto no llegan a sus lectores y los
rios que tienen temperatura 'al natural'; se coloca el visor que empresarios editoriales no ganan nada. Esa desaparicin vir-
tiene sonido y empieza la experiencia sexual. Todos estos ar- tual del libro se emparenta con la alternativa de los CDs. Un
tefactos estn conectados a una computadora con software p- sencillo microchip ha terminado, de pronto, con la ejecucin
blico que le garantiza un mximo de placer. As, las caricias de francs tan lacerantes como el libro es el vehculo del co-
catdicas, la inyeccin del deseo, el aumento de temperatura, nocimiento, el libro es la prolongacin de la imaginacin,
la humedad, las protuberancias, las suaves superficies, estable- el libro es la herramienta de la curiosidad.
cen una suerte de big bang del climax electrnico. Todo esto
En la Universidad de Monterrey (UDEM), separada de las
no es ms que una matemtica aplicada. En sta, el deseo es
dems alas de construcciones, la Biblioteca parece un templo,
nmada, su topologa tambin. El cyberespacio, entonces, se
un tabernculo de la sabidura, una torre de Babel. Vas entran-
configura mediante prcticas polifnicas en un prisma de posi-
do, sientes, sin saber por qu, que llegas a una nave interpla-
bilidades en las que navega la diversidad amorosa. La mate-
netaria. Ves los libros en sus estantes pero contratan con las
mtica lo asume y satisface. El pueblo electrnico congrega su
numerosas computadoras donde se buscan los libros, donde
deseo en un sistema de absoluta asepsia, pues la tecnologa to-
estn las reseas de esos libros, o sea: ya no hay que leerlos,
dava no explora bien los olores. Lo interesante es que la lim-
con consultar sus fichas en las computadoras basta para darse
pieza pixlica se opone a una escatologa tradicional, y justa-
una idea de lo que se trata, para darse una idea. Ya no tienes
mente esta oposicin nos conduce a una antesala donde la
otra: las posibilidades de la lectura se desvanecen ante la certi-
manera de relacionarnos sexualmente y la reproduccin deben
dumbre de que los libros se prolongan en los compac discs. Es
estar absolutamente escindidas. De acuerdo a esto, la repro-
mejor: no tiene caso destinar tanto espacio fsico para albergar
duccin humana se har totalmente en laboratorio y la satis-
la Enciclopedia Britnica cuando se pueden tener en un simple
y sencillo CD, es ms fcil de consultar. En todo caso lo que
se est perdiendo es el placer de la lectura y, tambin, el nego-
Oficinas interactivas
cio de hacer libros. Claro, para esto hay que tener una compu-
Monterrey, ciudad industrial, empresarial, financiera. En este
tadora con la suficiente memoria, claro.
1996 festeja sus cuatrocientos aos de fundacin: a la natura-
L a s revistas presentan ahora otras caractersticas, otras leza agreste se ha opuesto la frrea voluntad del hombre para
posibilidades. Publicidad incluida. Ahora vas a Sanborn's y, formar un conglomerado urbano, una sociedad moderna, un
c o m o siempre, no compras relojes o artesanas mexicanas sino emporio. La Gran Empresa. La Empresa de la Empresa. Las
que te diriges a las revistas y, por supuesto, rebotas contra el dos uve: Voluntad y Visin. El esfuerzo de cientos, de miles
m u r o de curiosos que como t estn ojeando revistas. Te haces de trabajadores, que con horas extras y turnos dobles coloca-
c a m p o c o m o puedes y ves en los anaqueles Premiere, Notitas ron ladrillo a ladrillo las paredes de un edificio social que con-
musicales, Este pas, Oficio y otras de importancia relativa co- centra la mayor parte de a industria nacional y de los cuales
m o Nexos, Vuelta, Art News. Saltas la seccin de revistas de- queda slo la enseanza del credo empresarial: trabajo y aho-
portivas tipo Muscule Power, Fitnes, etc. y te entretienes en rro. Y s, la frmula ha funcionado: aqu viven los hombres
las de rock. En las de computacin te das cuenta de la gran ms ricos del mundo, herederos de nichos industriales, de
cantidad de publicaciones existentes en esta rea, tantas son plantas productivas que canalizan sus energas entre el proyec-
q u e y a le ganan a las dems secciones. Y, por supuesto, ves to de mejoras continuas y el esparcimiento en puntos tursticos
las d i c h a s revistas que contienen un diskette y, las ms nue- internacionales. Visionarios, trabajadores, formalotes, serieso-
vas, un C D . Pero te quedas catatnico cuando ves una revista tes, comprometidos con su patria y la familia, tradicionalmen-
en C D . E s simple: una portada, un empaque que contiene en te judos, sanos, religiosos, los empresarios son los caudillos
su interior un CD. Ya en la Macintosh lees? la revista. Todo: de los negocios. Como tales, saben que el mantenimiento de
directorio, secciones, artculos de fondo, publicidad est en los niveles y estndares de produccin y calidad requieren de
C D , lo q u e significa infinitas posibilidades, variaciones, agre- innovaciones constantes, de nuevos sistemas, de renovacin
gados, opciones, alternativas y, lo ms sorprendente, t mismo permanente. As ha sido, como dice la cancin. Y Monterrey
p u e d e s colaborar en la revista de marras. - A h chinga -dices. transit de un pequeo lugar de paso comercial a la instalacin
Y la seleccin a color? y el papel? y los negativos? y las de industrias textiles incipientes, a la adquisicin de fbricas
lminas? y la impresin? y el acabado? y las grapas? Inclu- que le dieron el perfil industrial, luego, ms recientes, a los
so el m i s m o sistema de distribucin cambia: ya no se trata de negocios monetarios, al mercado especulativo agregando el
pacas estibadas sino de otro tipo de fleje. La concepcin mis- perfil fiduciario. Ahora, se abre plenamente a la dimensin in-
m a de la edicin ha subido por la escalera de las emociones; teractiva. Siempre a la vanguardia de propuestas tecnolgicas
ya n o es lo mismo, ya somos modernos, cibernticos, neoposi- para aplicarlas en los sistemas productivos, los empresarios,
tivistas lgicos. los caudillos de corbata y whisky invierten en la dimensin in-
teractiva. La era virtual. La computacin. La multimedia. La
cyberadministracin. No es lo mismo una simple mquina de
contabilidad con registro de Hacienda que un sistema casi clo-
nado de administracin general. Todo automtico, todo con-
tro lado. Las capillas de esta nueva religin ya llegaron, ya es- gas de camisa, aquel que cuidaba hasta el ltimo centavo por-
tn aqu: el nuevo edificio de CONFIA-ABACO, las oficinas cor- que le haba costado a l mismo, aquel q u e no dudaba en me-
p o r a t i v a s d e ALFA y VITRO, la g e r e n c i a d e MASECA, d e CE- terse al taller y ensearle al obrero ciertos trucos mecnicos,
MEX. Pantallas digitales, Internet, comunicacin directa con aquel que apenas hablaba ingls pero e r a muy bueno para los
todo el mundo, satlites, seales mundiales, pantallas y ms negocios con los gringos, aquel que c o n el producto de su tra-
pantallas. Las naves espaciales tan avant garde, ahora son ofi- bajo y ahorro - y alguna que otra buena relacin con algn go-
cinas... o viceversa. Telfonos computadorizados, interfonos bernador- se construa una casota con albercota y cochera al
computadorizados, agendas computadorizadas, operaciones estilo suizo tan slo porque algn arquitecto picudo le haba
computadorizadas, relaciones computadorizadas, tecnologa logrado vender la idea. Los ciclos se f o r m a n y reforman, y en
computadorizada, comercializacin computadorizada, ganan- este vuelco -signado por sus propias e n v e r g a d u r a s - se aplican
cias netas. las posibilidades de, las argucias para, los elementos con que,
De la tecnologa computadorizada aplicada a los procesos las peticiones desde.
productivos de las industrias se dice lo mismo: se elevan los Con una ventaja: todo esto es agradable. Ya no hay con
estndares de calidad, se acelera la produccin para satisfacer que ay no, qu hueva, fjate que siempre no, despus; ahora,
la demanda de los mercados mundiales, se facilita el trabajo y con tanta herramienta digital todo se conduce por la ancha
se prescinde de obreros, los que, por otra parte, sobrevivirn si avenida de los estndares aceptables. T o d o en formato espe-
y slo si han aprobado los cursos de capacitacin y si han en- cial como lo indica el browser, el excel, viewer adaptado, con
tendido que la nueva mentalidad obliga a la modernidad supe- altas resoluciones y con la direccin clara como la que apunta
rando el viejo estilo de tomar caguamas los sbados. la nueva concepcin virtual sobre las actividades: si los dic-
Eso mismo ha creado en nuestro medio nuevas conductas, cionarios definen al empresario como el que opera o asume el
modales y estilos de comportamiento. La nueva generacin de riesgo de crear una empresa, el cyber empresario es el que
empresarios, los que se ubican entre los 30 y 40 aos de edad, opera organiza y asume los riesgos d e crear aventuras empre-
los que han hecho del carcter emprendedor un paquete con- sariales relacionadas u operadas mediante reglas globales co-
formado por un telfono celular, un modem o computadora mo Internet, en las que afortunadamente existen guas como la
porttil y litros de gel en el cabello, nacen con recomendacio- Cyberpreneurs Guide to the Internet: A Guide to selected re-
nes claras de sus centros de informacin: Harvard, Yale y el sources for enterpreneur on Internet la cual puede accesarse
MIT. Generacin de nuevos empresarios con avin particular mediante la Clearinghouse for Subject-Oriented Internet Re-
ondeando siempre las nuevas caractersticas de su personali- source Guides: en go P her://una.hh.umich.edu./00/inetdirs-
dad: amantes del arte, coleccionistas de obras, relaciones ama-
stacks/cyberpre&3aschwilk, o en htp:/ /asa.ugl. lib. umich.
bles con sus trabajadores, sensibles, con horas de lectura y ca-
edu/ c h d o s c / c y b e r p r e n e u r / C y b e r . h t m l , mismas que describen
paces de sostener una pltica sobre el cine de Luis Buuel,
recursos factible de emplearse por los interesados en el em-
conocedores de la msica de los Rolling Stones y Led Zeppe-
lin, vidos de nuevos negocios, fanticos de la gastronoma, pleo empresarial de Internet.
serios catadores, hombres convencidos de las bonanzas de las
franquicias. Ya qued atrs la imagen del empresario en man-
Como dijera don Susanito: los tiempos cambian. Ya nada es
igual. No es lo mismo. Todo puede suceder en un moment-
neo momento. Los recursos de la inteligencia humana echados
a andar para favorecer la inteligencia humana no son pocos ni
son muchos simplemente son. De lo contrario, encienda su
computadora: se llevar una grata impresin. Para cualquier
duda, comentario o consejo espiritual llame a mi buzn elec- Alfredo Zapata Guevara
trnico: a Vigil@ infosel.Met.mx. Barrio Antiguo.
Mercado Coln
(para leer de corrido y sin tropiezo)
legas y es otra atmsfera, otro mundo, rpido, rpido,
L Mercado Coln, cueva, catacumba, mercado, mercadi-
to, todo se vende, todo se compra, amontonamiento de
gritos, confusin de olores, todo se vende, frutas, tacos, gra-
nos, cuerpos y proteccin. Todo cabe en una palabra sabin-
dola expresar: mercancas.. Al fin y al cabo es un mercado.
Te adentras y hay ms gritos, ms olores, el paseo y la vida
cotidiana de unos cuantos, responsabilidad de muchos, tran-
quilidad de pocos, nido de ratas y botn de sindicatos, asocia-
ciones, uniones, lderes y cucarachas. Bateras de puestos, pro-
ductos mexicanos, tomates, chiles, frijoles, hierbas de unas y
de otras, de la golden, de la buena, de la pegadora, de la frego-
na, de la chingona, y ah est la proteccin vendida, la protec-
cin comprada.
Por los rincones los comps, con la mirada vidriosa y las
manos con temblorina. La cruda, la maldita cruda, la pinche
cruda a todas horas. Un trago, mi reino por un trago, mis risas,
mi familia, mi desempleo por un trago.
Y en los otros rincones los pajarillos de blancas alas que
venden un faje al mejor marchante. Aqu no hay sinfonolas,
slo radios y grabadoras, y se oye a Vicente, a Cornelio, a los
Como dijera don Susanito: los tiempos cambian. Ya nada es
igual. No es lo mismo. Todo puede suceder en un moment-
neo momento. Los recursos de la inteligencia humana echados
a andar para favorecer la inteligencia humana no son pocos ni
son muchos simplemente son. De lo contrario, encienda su
computadora: se llevar una grata impresin. Para cualquier
duda, comentario o consejo espiritual llame a mi buzn elec- Alfredo Zapata Guevara
trnico: a Vigil@ infosel.Met.mx. Barrio Antiguo.
Mercado Coln
(para leer de corrido y sin tropiezo)
legas y es otra atmsfera, otro mundo, rpido, rpido,
L Mercado Coln, cueva, catacumba, mercado, mercadi-
to, todo se vende, todo se compra, amontonamiento de
gritos, confusin de olores, todo se vende, frutas, tacos, gra-
nos, cuerpos y proteccin. Todo cabe en una palabra sabin-
dola expresar: mercancas.. Al fin y al cabo es un mercado.
Te adentras y hay ms gritos, ms olores, el paseo y la vida
cotidiana de unos cuantos, responsabilidad de muchos, tran-
quilidad de pocos, nido de ratas y botn de sindicatos, asocia-
ciones, uniones, lderes y cucarachas. Bateras de puestos, pro-
ductos mexicanos, tomates, chiles, frijoles, hierbas de unas y
de otras, de la golden, de la buena, de la pegadora, de la frego-
na, de la chingona, y ah est la proteccin vendida, la protec-
cin comprada.
Por los rincones los comps, con la mirada vidriosa y las
manos con temblorina. La cruda, la maldita cruda, la pinche
cruda a todas horas. Un trago, mi reino por un trago, mis risas,
mi familia, mi desempleo por un trago.
Y en los otros rincones los pajarillos de blancas alas que
venden un faje al mejor marchante. Aqu no hay sinfonolas,
slo radios y grabadoras, y se oye a Vicente, a Cornelio, a los
Cadetes. Tampoco hay preocupacin por el mundo, los ingle- te la vida. Por este pasillo le llegan. Cantores de las desgracias
ses son una metfora, los argentinos una fbula, psele, pru- ajenas y exponentes de la propia, de un camin a otro, por la
belo, a dos por uno. Israel quin sabe dnde jodidos quedar maana, por la tarde y a todas horas.
pero el tomate ya baj. Voz ronca, desgastada, entre rugidos de motos se trata de
Nios, muchos nios, con delantal, sin delantal, sin zapa- imponer. Competencia desleal entre la potencia de la mquina
tos, sin escuela, sin padre, a veces sin madre. Con hermanitos, y la garganta desvalida. Guitarra maltrecha, pegajosa, llena de
muchos hermanos, todos menores, todos comen, alguien tiene cochambre, destartalada, desafinada, haciendo juego con el
que mantenerlos. desalio del cantor, personaje desgarbado, flaco, de silueta
Perros, algunos perros, de los de cuatro patas, y de los desdibujada, de triste figura, cercana a lo quijotesco.
otros, de los que buscan comida y de los que quieren morder. Cantor de camin, refugio de desesperados. Todo es subir
Aqu est la pura sntesis, el lumpen como le dicen. y empezar a entonar, aclarar la garganta y trastabillar con el
No falta el mero merolico, con mercanca pero sin partido, vaivn del viaje. Posarse ante la pareja, el obrero, el estudiante
con verbo, con recursos, con retrica, con promesas absurdas, y algn despistado de traje ajado. Lugar pleno de sudores, de
con la medicina universal y con el remedio para todos, qu asfixia momentnea, de esfuerzos agotadores, de esquina a es-
lstima, no tiene partido. quina y de ruta en ruta.
Aqu est tambin el escribidor, el escritorio pblico, ma- Enorme bolsa de pantaln de payaso, all en el fondo tinti-
nos lustrosas, trajes lustrosos, todos la misma historia, reven- nean las monedas engrasadas, sudadas, apretadas, anheladas,
tado de la escuela y ah est, atado a una silla, encadenado a salvadoras. A veces las malas caras y a veces el gesto solidario,
una mquina de escribir, sin huellas digitales, se le acabaron pocas veces monedas abundantes y muchas veces la escasez.
junto con las letras de las teclas. El cantor en busca de acomodo, de aceptacin por tres seis
Las historias truculentas, los amores prohibidos, las equi- cuadras o dos paradas, hacindole al flaco, juntando los hom-
vocaciones de sexo tambin tienen su lugar, la ignorancia y el bros por arriba de su cabeza, pegando la panza a la propia es-
incesto, el padrastro y los entenados, el hijo de la chingada y palda y recogiendo las muestras de distinto aspecto: el enojo,
los desagradecidos, la mujer burlada y el marido cornudo, ya la incomodidad, la resignacin, la sonrisa, el gruido, la indi-
lo ves nada falta, otra atmsfera, todo junto, otro mundo, Mer- ferencia.
cado Coln, cueva, catacumba, mercado, mercadito, todo se Subir sin rumbo fijo, pero con mucha fe, a dar la batalla, a
vende, todo se compra.
repetir la misma cancin, a darle vueltas a la misma cinta.
Cantores de escasos instrumentos, guitarra desvencijada, bon-
g apaleado, aunque lo ms comn un abollado bote de hoja-
Los caminos de la vida
lata o un giro desgastado.
(Para leer mientras se viaja en un ruta 39)
Los caminos de la vidaaaaaa/ no son como yo pensaba/
como los imaginabaaa... Cantores de camin, ahora s que
S mi cuate, mi cancin viaja en camin. Ciegos falsos, ciegos
compaeros de viaje, sufriendo las mismas, pasando por todo
verdaderos, nios explotados, nios solidarios, adultos alcoh-
lo de todos. Sin altos ni esperas, cualquier ruta es la misma
licos, bohemios y uno que otro necio que se niega a perder an-
porque van por los caminos de la vida.
Los olores de Monterrey presume, es asesinado con la hoja de doble filo del binomio
perfecto: cerveza-meados.
(Para leer sin sarolo)
Ni modo, luego te toca la Central de Autobuses, ah la
Por el olfato los machos saben que la hembra est en celo, por Central!, ah estn las columnitas de humo de las fritangas
el aroma que se percibe se identifican algunas zonas del rea aderezadas con cierto toque de ocote que utilizan los eloteros
metropolitana de Monterrey. El olor es un monlogo que invi- para mantener calientes sus productos. Y el aroma viene y va
ta al dilogo, sale de un punto y se disemina en el ambiente. con ellos. Sus barrios, sus casas, sus colonias guardan y despi-
Las casas despiden un aroma, la casa impregna a sus habitan- den ese olor de grasas, de aceites quemados.
tes y viceversa; es por ello que los perros y los gatos descono- All, nada ms cruzando unas cuantas calles, se puede en-
cen a los ajenos al hogar, a los intrusos. contrar a los puesteros de Reforma, cubiertos ahora por una at-
Un recorrido por Monterrey y su zona conurbada pone de msfera con olor a plstico, a hule, producto de la bisutera
relieve lo que para sus habitantes es cosa comn. En el aire de norteamericana o de sus empaques. El olor a xido, a sudor
la Colonia Talleres y la Mara Luisa casi se puede morder el agrio es opacado por lo made in Taiwan.
aroma del tabaco que emana de La Cigarrera, un penetrante El lecho del ro Santa Catarina tuvo un tiempo cierto hedor
olor se apodera del medio ambiente. Aunque tiene casi enfren- a muerto. Las vctimas del huracn Gilberto (septiembre de
te a Orion, no hay competencia para los nervios olfativos de 1988) que ah reventaron le dieron esa caracterstica. Hoy slo
los vecinos y los transentes. Y a pesar del aire cargado de in- el polvo inunda los pulmones dejando al olfato con un palmo
mundicias citadinas una profunda aspiracin al pasar por el lu- de narices.
gar recuerda la atmsfera de las antiguas torcedoras de tabaco, Cerveza agria, fritangas, orines, tabaco, semen, incluso ex-
con aire que endulza las entraas. crementos, son huellas de seres vivos, palpitantes. Sin embar-
Muy cerca de ah, caminando hacia la Mitras Norte, go, hay una colonia conocida por sus habitantes como La
CYDSA o Celulosa se coloca en la contraparte. El pudor hara Colonia, que es inodora. La Colonia, o sea la Del Valle,
decir que ah hay cierto olor a podrido o flatulencia produci- despide aroma a ...nada. Los filtros de los extractores de coci-
da por la digestin de huevo. No importa, caminas hacia el na matan el alma odorfera de sus guisos. Las casas climatiza-
oriente hasta llegar a la Colonia Industrial y un aroma a cerve- das no permiten emisiones de su aroma al medio ambiente.
za cruda te reconcilia con la ciudad: es el olor familiar de la
malta.
Nada ms por ligar lo geogrfico se impone brincar a la La Macroplaza
colonia Garza Nieto, o sea La Coyotera. Ah el aroma que im- (Para leerse en el Parque Hundido)
pera es la cerveza agria, derramada da tras da, noche tras no-
che por la torpeza y traspis de los sentidos embotados. Con De norte a sur limita con el poder, de oriente a poniente con la
frecuencia se mezclan los aromas de los orines en evapora- impotencia. Al norte limita con el encarnado poder poltico
cin. El aroma dulzn del semen, otro de los lquidos que co- del Estado; al sur, con los esfuerzos y desmayos del pequeo
rre en el lugar, aunque con menos abundancia de lo que se poder de la ciudad. Al oriente con la impotencia ciudadana, al
poniente con enorme caos urbano. Es la Macroplaza, la Gran Avenida Jurez, inmvil ro de pavimento, agitada corrien-
Plaza a pesar de la crisis, la terquedad en la tempestad. te de seres humanos. Columna vertebral de la ciudad y arteria
Y pregunto como el obrero de Brecht Quin construy vital del comercio. Objeto de experimentos y sujeto de capri-
Tebas la de las Siete Puertas? En los libros figuran slo nom- chos. Semejante a muchas y distinta de todas. Pasarela de mo-
bres de reyes. Acaso arrastraron ellos los bloques de piedra. da y cajn de sastre.
La Macroplaza casi se vuelve a plazos, sepultura pblica En sus orillas de todo se puede encontrar: iglesias, merca-
para unos, glorias eterna para otros. En su gestacin-construc- dos, cines, bancos, farmacias, plazas, librera, ropa para da-
cin se convirti en tragadora de hombres, glotona, agotante. mas, nios, quinceaeras, novios, escuelas, refacciones, cafe-
Aplastados o extenuados ah quedaron, llenos de polvo, de ca- teras y dems.
llos, reventados como caballos o bajo un cerro de bloques de Eso fue un botn, porque el otro que se abrocha en el mis-
sillar, muerte pblica pero annima para el transente actual. mo ojal, son los dulceros, eloteros, globeros, mendigos, ma-
Sin honor, sin mayor mrito que el de empujar una pala. ras, papeleros, chicleros, puesteros, paleteros, billeteros, mor-
Macroplaza, operacin quirrgica, ciruga plstica, seora delones, policas, yerberos y otros entresijos de la patria.
presumida con nariz arreglada. En el lejano pasado barrios po- ...Y todos es un montn de fras cenizas, un hervidero de
pulares, bravos; en el pasado cercano smbolo de trabajo y es- gusanos, en el andar sin danza de los jvenes, un sollozar por
fuerzo. Donde hubo viviendas que cobijaron pobrezas ahora su destino en el rostro apagado de los jvenes, y un juego con
hay caros estuches para automviles, conversin entre infame la tumba en los ojos manchados del anciano. S, as es, se
y afortunada, de hogar a cajonera, de casa a estacionamiento. puede ver al joven con el desempleo a cuestas y al jodido ali-
Macroplaza, zona de fantasmas, explanada de hroes y mi- mentndose de su miseria, al imbcil que ambiciona trapos y
tos, zona de marchas y protestas, motivo de desvelos, centro perfumes y al viejo en la frontera de la vida.
de discursos, pretexto de injusticias, alusin de informes, justi- Sin paz, sin sosiego, eterna actividad, de da y de noche.
ficacin de gastos. A quin daremos el crdito de su cons- Ajetreo, velocidad, calor, enajenacin. Amplitud y soledad
truccin? Al que acomod las piedras o al que dijo vayan nocturna que permite la convivencia de prostitutas en busca
por ellas? del cliente que le permita sobrevivir y homosexuales buscando
su parte complementaria, ya sea servir o ser servidos. A pie o
en auto. S, Avenida Jurez, ya te vi en la oscuridad y no eres
Avenida Jurez tan inocente como pareces. Eres de comercio no tan blanco
(Para leerse de esquina en esquina) por el da y de comercio no tan negro a la luz de la luna y las
farolas.
Aqu, con el perdn de El Cocodrilo (frase que slo entende- Ya vi que te dejas caminar a medianoche por los borra-
rn los iniciados), no seor, este gran surco no sirve para sem- chos, los poetas y las putas. Y a los tres abrazas, a los tres les
brar, esta es la Avenida Jurez. Recorrerla es un espectculo das cobija, a los tres les das pretextos para ser lo que son y pa-
fascinante. Clsico paisaje urbano. Los grandes contrastes ah ra buscar lo que buscan. Los unos te cubren de vmitos, los
estn. Para muestra basta un ojal y dos botones. otros de improperios o de angelicales perversidades. A veces
las cosas se dan juntas o se intercambian, nada impide tu sdi-
co romance con ellos. Las ideas y resentimientos quedarn
junto con la mugre de las esquinas, simple y sencillamente
porque tienen razn. Sin pensar qu es lo que te mereces por
ah te andarn, acudirn a la imprescindible cita.
Perdn Cocodrilo pero aqu no he visto turistas gringos,
cae uno que otro despistado, no ms. Aqu no llegan las tribus
espigadas con rfagas azules. Aqu llegan los frutos de la mi-
seria del campo, la explotacin infantil, la ola del vicio, el res-
coldo del pequeo poder corrupto, la mezquindad de dirigen-
tes obreros, la barbarie, la ignorancia, la ignominia, los signos
de los jodidos, los smbolos de la crisis. La Avenida Jurez de
tu loca y gran ciudad, es y no es como la nuestra.
Avenida Jurez, tarjeta postal. A despecho de paisajes na-
turales buenas son tus singularidades. Inspectores mordelones,
vendedores de lotera, fascinante fantasa. Rico de la noche a
la maana, sin esfuerzo, sin sudor. Como suturas intiles, co-
mo puntadas dadas en heridas falsas ah estn tus puentes a
punto de caer de tanto no usarse.
Por donde te muevas y a donde le des, ah estn, a flor de
banqueta, a flor de calle, en comercio primitivo, en la ltima
estacin de la esperanza: los puesteros. Ni romnticos, ni lega-
les, no hay tiempo para ello. Se mezcla el coraje por la vida y
la explotacin indebida.
Avenida Jurez, tiro al blanco, juego de puntera y putera.
Desde las orillas te llegan al centro. Y de repente el teln de lo
irrespirable se levant, arteria prohibida. Avenida Jurez, calle
de locos y cuerdos, calles de olvidos y recuerdos, calle del pa-
sado y porvenir... -no-que-no-ya-vol-vi-mos-a-sa-lir.
co romance con ellos. Las ideas y resentimientos quedarn
junto con la mugre de las esquinas, simple y sencillamente
porque tienen razn. Sin pensar qu es lo que te mereces por
ah te andarn, acudirn a la imprescindible cita.
Perdn Cocodrilo pero aqu no he visto turistas gringos,
cae uno que otro despistado, no ms. Aqu no llegan las tribus
espigadas con rfagas azules. Aqu llegan los frutos de la mi-
seria del campo, la explotacin infantil, la ola del vicio, el res-
coldo del pequeo poder corrupto, la mezquindad de dirigen-
tes obreros, la barbarie, la ignorancia, la ignominia, los signos
de los jodidos, los smbolos de la crisis. La Avenida Jurez de
tu loca y gran ciudad, es y no es como la nuestra.
Avenida Jurez, tarjeta postal. A despecho de paisajes na-
turales buenas son tus singularidades. Inspectores mordelones,
vendedores de lotera, fascinante fantasa. Rico de la noche a
la maana, sin esfuerzo, sin sudor. Como suturas intiles, co-
mo puntadas dadas en heridas falsas ah estn tus puentes a
punto de caer de tanto no usarse.
Por donde te muevas y a donde le des, ah estn, a flor de
banqueta, a flor de calle, en comercio primitivo, en la ltima
estacin de la esperanza: los puesteros. Ni romnticos, ni lega-
les, no hay tiempo para ello. Se mezcla el coraje por la vida y
la explotacin indebida.
Avenida Jurez, tiro al blanco, juego de puntera y putera.
Desde las orillas te llegan al centro. Y de repente el teln de lo
irrespirable se levant, arteria prohibida. Avenida Jurez, calle
de locos y cuerdos, calles de olvidos y recuerdos, calle del pa-
sado y porvenir... -no-que-no-ya-vol-vi-mos-a-sa-lir.
Crnica del ojo de agua1
P
ara los lectores de esta capital, que conocen todas sus
entradas y salidas, rincones y encrucijadas, no necesita-
mos dar explicacin alguna sobre el significado del ru-
bro que encabeza este articulejo, y que emplearemos en lo su-
cesivo para marcar una seccin de nuestro periodiqueo, en la
cual daremos albergue a pequeas producciones y dilogos
ms o menos desabridos, segn el paladar de los pacientes.
Mas para los lectores forneos la cosa cambia de aspecto, y
creemos indispensable, para mayor claridad y para que no se
queden, segn suele decirse ^ o m o el que chifl en la l o m a -
darles una breve idea de lo que es ello.
Habis de saber, pues, pacientsimos leyentes, que en esta
estrambtica ciudad, en donde todo es, o se hace, o se quiere
hacer al revs de lo que se llama el orden natural: en donde los
templos se convierten en teatros y los cafs en tribunales; en
donde las oficinas pblicas se vuelven tertulias y cantinas las
boticas; donde el A y u n t a m i e n t o tiene humos de Congreso y
ste no pasa de ser un Cabildo; en donde los comerciantes
quiebran y al otro da acomodan dinero al tres por ciento; en
donde se cobran contribuciones al hombre honrado y se pagan
al usurero; en donde como el holgazn y el que trabaja se
, Copia infiel de un artculo aparecido a El Tbano. ^ ^ ^ ^
pendiente. Monterrey, mayo-jumo de 1868. Transcnpcion de Damel S.fuentes
Espinoza.
muere de hambre; en donde las caras consumen ms harina Ta Blasa. Pues, para no cansar a ust, dicen que el que
que los estmagos; en donde el que se afana por ilustrar a la mand a esos seores americanos a donde estn los otros, es
sociedad recibe duras lecciones de ella; en donde bebe el pue- un hombre que merece que lo quemen vivo; pues, cundo
blo y se les sube a los decentes; en donde, en fin, para no can- nunca se haba visto que avergonzaran a unos seores ricos
sar, se llama escandaloso al que castiga un escndalo, en esta noms que porque andaban en la calle con la alegra encima?
original y extravagante ciudad, decamos, existe un manantial Haberlos metido en aquel piojero, pegarles con un erval de
copioso, situado casi en el centro de la poblacin, que es lla- toro y hacerlos cargar el caballo...!
mado el Ojo de Agua grande. - A propsito- dijo interrumpiendo a la preopinante una
Ahora bien, ya con el conocimiento de la existencia, exis- mujercilla regordeta, tipo de esos temperamentos privilegiados
tencia que os aseguramos con toda certidumbre, porque de ella que de todo sacan pretexto para rer, no saben ustedes lo que
han dado testimonio nuestros propios ojos, y no porque lo ha- le pas a uno de esos extranjeros cuando el presidente de los
yamos odo de la boca del mismo ojo de agua (que sobrados presos le dijo que ayudara a sacar el barril? Le dijo: Oiga us-
motivos tiene para estar agraviado), con esta certeza, repeti- t amigo, squese el caballo. Y le contesta el extranjero: Pe-
mos, nos atrevemos a esperar que no pondris dificultad algu- ro si mi no traer cabalgadura, ust mismo ver como entramos
na en creer que en ese delicioso aguaje se rene lo ms selecto de a pie. Ja, ja, ja, ya se ve como el pobrecito no entiende
de las lavanderas. bien nuestra lengua... eso de llamar caballo a un barril, solo lo
Esta congregacin anfibia, especie de convencin, jurado, saben los que han entrado a la crcel.
club, o como se quiera llamar, es lo que todo vecino de Mon- Ta Blasa. Anda, mala yerba! Seras capaz de rerte as
terrey conoce con el nombre de Tribunal del ojo de agua. Tan vieras ardiendo a tus propios hijos. No sabes que segn El
respetable concilio, como que esta compuesto de seres parlan- Atalaya semejante atropello nos traer la guerra con los ameri-
tes, y por cierto, de los que ms gustan del parlamentarismo, canos, porque es una cuestin internacional.
habla, arguye, discute y fulmina decretos ms temibles todava Mara Cleofas. Con qu es decir que tendremos otra como
que las decisiones de una junta inquisitorial.
la del tiempo del difunto Imperio? y habr traidores y traido-
De las discusiones y fallos de este conclave femenil, nos ras y tantas otras cosas nuevas como las que nos vinieron de
proponemos sacar un material copioso e interesante que en es- Francia? Pues que tiene de malo que echen a la crcel al que
ta crnica presentamos a los lectores, y del cual tomamos el si- comete un desorden en la noche? No amanece todos los das
guiente dilogo que copiamos tal como se nos meti entre las el Hotel Vara lleno de gentes pobres, noms porque se des-
orejas.
compasan en levantar el codo? O qu, para los ricos hay una
La ta Mamerta. Oiga ust vecina, qu sabe ust del tu- ley y otra para los pobres? Todos los que en este asunto pien-
multo que hubo la otra noche entre unos empleados del Pala- san como el Atalaya son un atajo de chismosos, habladores,
cio y unos extranjeros?
malos mexicanos que poco les importa promover cuestiones
La ta Blasa. Ay vecinita! Le aseguro que es cosa de co- contra el pas a que no merecen pertenecer, con tal de despres-
menzar y no acabar, segn lo que las lenguas dicen de unos y tigiar a personas que acaso les estorban para asaltar los pues-
otros seores.
tos pblicos, nico norte que han seguido siempre.
Ta Mamerta. Pero, qu es lo que dicen?
Ta Blasa. Lengua de vbora! Hablas as porque estas ven- de la Vela Gorda? Ust misma doa Timotea, que es de las re-
dida a algn empleado. formadas y tan enemiga de los padrecitos, lo esta viendo. Y a
Mara Cleofas. Ja, ja, ja... y ust opina lo contrario porque propsito, cundo se casa su ahijada?
no ha conseguido hacerse comprar, lo mismo que ciertos pol- Doa Timotea. Ella se casar cuando se establezca que los
ticos. padrecitos tambin se han de casar, lo que yo no creo difcil.
Aqu, no pudiendo sufrir ms la buena Ta Blasa, se lanz Doa Pascasia. Casarse los padrecitos! Y luego, con
contra la insolente que as la insultaba, concluyendo la sesin quin se confiesa uno? Es verdad que segn me contaba mi
con unos cuantos estrujones y araazos como suele suceder en primer marido, que por cierto le decan masn, que los aposto-
toda asamblea deliberante. Ies todos fueron casados, pero eso aconteca porque eran otros
Yendo y viniendo das, dio la casualidad que se encontra- tiempos. Como que la gente ha sido siempre amante de lo nue-
ran una tarde doa Timotea las que recordando los tiempos vo maestros y discpulos se dedicaban con ms entusiasmo a
pasados, iniciaron el siguiente dilogo. los deberes de la doctrina, viviendo los primeros de la candad
Doa Timotea. Vlgame Dios doa Pascasia, a que tiem- y unos y otros dedicndose en el rincn de sus casas a rezar y
pos hemos llegado! Figrese usted que hoy ya no se casa nin- hacer penitencia; ms hoy todo eso se ha hecho viejo, segn
guna muchacha a los quince, como nos suceda a nosotras. expresan y que para hacer frente a tantas otras religiones in-
Hoy hormiguean las doncellas a montones, blancas, rubias, ventadas'por el enemigo malo, ya no valen sermones ni se
morenas, trigueas y retintas, gordas, delgadas, altas, bajas, de pueden emplear los saludables remedios de la Inquisicin, es
veinte, treinta y hasta cuarenta abriles, porque no todas pier- necesario que los padrecitos no se limiten a su misin evang-
den an la esperanza de que el da menos pensado les haga el lica. porque no habra quien les hiciera caso, y t i e n e n por o
milagro San Antonio; y por ms que haya jvenes y ms jve- mismo que ver cmo toman cartas en las cosas temporales. No
nes, nada se trata en serio; y hay tiene ust como stas pobre- es tampoco conveniente que sean casados como los sacerdotes
citas muchachas se meten al fin, desengaadas del mundo, a de los primitivos tiempos lo fueron, porque as se tornaran en
hermanas de la comodidad (caridad, quise decir), o se quedan ciudadanos, que es lo que se ha querido evitar con el estableci-
quietecitas en sus casas para vestir santos.
miento del celibato.
Doa Pascasia. Es verdad que en nuestros bellos tiempos, Doa Timotea. Y si no hubiera sido eso, ya habra visto
all cuando se cantaban boleras y se bailaban el minu, era usted doa Pascasia, cmo los padrecitos ahora en esta guerra
otra cosa; se casaba una con el primero que la pretenda y a los con los franceses todos se hubieran puesto de nuestra parte.
quince, y no se consideraba tampoco a los pobres empleados Aqu iba en su conversacin estas venerables ancianas,
como espritus invisibles, ni como camaleones que se mantie-
cuando habiendo llegado una de ellas a su casa, que se halla
nen con puro aire. Pero ahora sucede todo esto porque es un
en la calle de sal si puedes, se despidi de su amiga, ofre-
castigo de las herejas, a que, segn nos dicen los padrecitos,
ciendo continuar en otra ocasin tan amena charla.
hemos llegado. Pues, qu es esto de quitar las procesiones los
Convocamos de nuevo a los lectores ante la respetable Lo-
muy herejotes, como si a ellos les costar? No saben los mal
a i a del lavadero, demandando su atencin para que escuchen
nacidos que las han quitado, que si antes las haba era porque
los altercados que ltimamente se han suscitado entre los prin-
nosotras las costebamos, como costeamos hoy la hermandad
cipales miembros de tan escrupulosa hermandad. La sesin se
ha abierto sin formalidades, como debe hacerse en toda asam- Ta Mamerta. Tienes razn muchacha, y los empleados a
blea democrtica. quienes pasa tal cosa, pueden muy bien decir lo que aseguran
Ta Mamerta. Y dime, ya que has mencionado al Tbano, que dijo el len de la fbula. Qu hijo o hija de vecino hay que,
qu jaez de papel es ese y qu dice de provecho? Tu que eres teniendo modo, no eche a retozar sus puercos en el huerto de su
amante de averiguar vidas ajenas debes saber algo de l. vecino, antes que en el suyo propio? Se divierte ms el que va al
Mara Cleofas. Pues por lo que me han contado creo que fandango que el que lo costea; un real en otra mano se nos figu-
es un peridico, lo mismo que todos los de su familia, que se ra un duro y un tostn en la nuestra es menos que una cuartilla.
perece por buscar camorra con todo el mundo y que no s si Y de las funciones del 5 y 15 de mayo qu han dicho?
dir algo de provecho, pero me aseguran que le gusta mucho Mara Cleofas. A lo menos no han dicho lo que era de es-
la chismografa. Usted ver pues no ha dado en poner con le- perarse, por ejemplo, que en la reunin que hubo en el Gobier-
tras de molde todo lo que platica en el ojo de agua, sacndo- no el primero de estos das, no asistieron a las felicitaciones,
nos a baar a las pobres lavanderas! como deba ser, tres personajes del cabildo grande, los cuales
Ta Mamerta. Mira t, ya me lo haban dicho, pero yo no prefirieron ir a solemnizar tan glorioso da entre los colegiales.
crea que nos hicieran tanto honor. Por supuesto que no habla- Pero ya se ve! tambin el rey de los patriarcas, como llaman
r mal de la familia, porque s que solo se ocupa de relatar lo las letanas a Nuestro Seor, gustaba ms de conversar con los
que nosotras hablamos. inocentes que con la gente madura.
Mara Cleofas. Ya se ve que s y desde que he sabido eso Ta Mamerta. Y del baile que hubo en el teatro, qu cuen-
me he vuelto ms chismosa que de costumbre, pues franca- tan?
mente no me disgusta ver mi nombre estampado como los de
Mara Cleofas. Nada, ni una palabra, cuando yo que ellos,
los seores del Congreso. Lo que me desconsuela es que no se
lo primero que hara es preguntar, por qu sera el 15 y no el
ha vuelto a ocupar de nosotras, a pesar de que da con da nos
hartamos de prjimo. cinco cuando le dieron?
Ta Mamerta. Eso no se pregunta, pues qu no ves que el
Ta Mamerta. Puede ser que las cosas que hemos hablado
santo principal de la fiesta del 15 est vivo y el del 5, no? y ya
no merezcan la pena de que las sepa el pblico.
Mara Cleofas. Cmo que no! Le parece que a nadie inte- sabes que a muertos y a idos no hay parientes ni amigos. Pero
resar lo que nos inform la comadre Tefila el otro da sobre lo si hablando noms de lo que pas en el baile, se podan contar
que hicieron esos seores que se llaman Junta de Revisin, de tantas cosas...
las ltimas contribuciones que se han mandado cobrar y que Mara Cleofas. Cierto que s, ta. Y desde luego volvera
han cado como una plaga sobre los pobres? Pues vaya que bien yo a preguntar, por qu no asistiran ni a los discursos, ni a
merece la pena que se divulgue la clase de conciencia que tie- las felicitaciones, ni al baile, ciertas personas que siempre han
nen unos hombres, que creen justo que pague lo mismo un em- hecho alarde de ser muy patriotas?
pleado que gana cien pesos, que un ricote de ms de cien mil; o Ta Mamerta. A eso si que no sabr responder, pero se me
lo que es lo mismo, un sirviente que tiene de salario diez pesos, hace que el Tbano (si no fuera por el respeto que se debe a
que un propietario que tiene un capital de diez mil. los muertos) ya lo habra dicho.
Mara Cleofas. Yo que el ya lo hubiera cantado, a pesar de
todos los muertos del mundo. Poda siquiera hablar algo de lo
que pas en el baile, que aunque nada tiene de nuevo, porque Mara Cleofas. Vaya si me cuido yo de eso! afortunada-
es lo que pasa siempre, sin embargo, divertira mucho, porque mente no comercio con las que usan dos cabezas ni con las
nunca se ha escrito en los papeles pblicos. que se echan albayalde en la cara, ni menos con las que arras-
Ta Mamerta. Y quieres decirme qu pas, muchacha? tran lo que todo el mundo cuida ms.
Mara Cleofas. Tal como si nada fuera! que saquen a bai- Ta Mamerta. Calla, calla! por esta ocasin s que no se
lar noms a las muchachas bonitas, dando unos plantones de llevar la corriente las palabras que hemos dicho. Ves ese se-
toda la noche a las pobres feas y a las que se han pasado ya un or que est aqu enfrente? Seguramente estar leyendo nues-
poco de sazn; que los casados enamoren a las doncellas y los tras palabras.
solteros a las casadas; que se achispen los hombres para andar
cometiendo despus algunas faltas con las seoras, y a stas
no les den un trago de agua; y sobre todo que las mujeres lle-
ven al baile unos trajes que ms parecen de montar a caballo,
y con los cuales la ms rescatada no puede escaparse de que
todo el mundo diga - e s a tiene cola que le pisen- como en
efecto se las pisan y muchas se quedan a mitad de la diversin,
como suele decirse, en faldillas. Y esto fuera todo, pues creo
que en otras ocasiones han dado espectculo algunas parejas
de bailadores, rodando por el suelo, enredadas en una cola!
Ta Mamerta. Y qu nos dirn los pobres maridos y pa-
dres de familia que tienen que costear esas colas? porque he
visto algunas tan largas que tienen ms lienzo que todo el res-
to del vestido. Pero en fin, es la ltima moda!
Mara Cleofas. Pues me ro de la moda, que no tiene ms
que una ventaja y no para las que la usan, sino para los encar-
gados del aseo de la ciudad, porque les economiza escobas.
Noms una cosa falta para que la moda se convierta en una in-
vencin de utilidad y ahorro para los municipios, y es que al
mismo tiempo que las colas van barriendo, las que las arras-
tran fueran regando, lo cual sera mejor con mucho a las carre-
tillas que dicen han inventado los extranjeros de no se dnde
para barrer y regar al propio tiempo.
Ta Mamerta. La verdad muchacha, que tienes tus ocurren-
cias medio mal intencionadas, y es necesario que esas cosas no
las digas tan recio que pueden entenderlo las nias a quienes les
lavas y ya vers que te pueden torcer y quitarte sus ropas.
Monterrey, espejo nuestro de cada da, se termino d e
imprimir en G r a f o Print Editores, S.A., el v e i n d o s d e
julio de mil novecientos noventa y seis. Se tiraron 1UUU
ejemplares m s sobrantes para reposicin. El cuidado
de la edicin e s t u v o a cargo d e Margarito Cullar y Al-
fredo Zapata G u e v a r a .
Foto de portada: P a b l o Cullar.
Diseo de portada: Martn Parra: Imagina.