Hölderlin: La Fiesta de la Paz
Hölderlin: La Fiesta de la Paz
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Friedrich Hlderlin
Fiesta de la paz
ePub r1.0
Titivillus 30.06.15
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Ttulo original: Friedensfeier
Friedrich Hlderlin, 1801
Traduccin y prlogo: Rafael Gutirrez Girardot
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PRLOGO
Para Marliese,
Wem sonst ais Dir?
En un poema de 1837 pregunt Hlderlin a sus amigos por la causa que perturba
mi mirada solitaria y respondi retricamente: es dbil impulso hacia el vuelo
de Pndaro, es combatiente aspiracin a la grandeza de Klopstock?. Mi propsito
es el ttulo de este poema desesperanzado que afirma en la penltima estrofa:
nunca alcanzo el / vuelo abarcador del mundo de los grandes. La / certidumbre del
vano esfuerzo le arranc un obstinado desafo a s mismo: / Mas no! Amiba al
magnfico sendero del honor! / Arriba, arriba, en sueo incandescente audaz para
alcanzarlos!, debo una vez tambin muriendo an balbucear: olvidadme, amigos[1].
Quince aos despus, Hlderlin alcanz a Klopstock y a Pndaro por el sendero
del honor: con las odas Chiron, Ganimedes, La paz, La muerte por la
patria, El ro atado, entre muchas ms, llev a la plenitud el gnero introducido
por Klopstock, y con los llamados poemas tardos, cuyo lenguaje y dureza
sintctica reflejan la asimilacin de Pndaro hasta el punto de que se los suele llamar
cantos pindricos.
Precisamente los poemas tardos abrieron el camino a la recuperacin y al culto
de Hlderlin en el siglo presente. Dilthey afirm en 1910 que la nueva meloda que
se despleg en este genio musical fue una creacin proftica. En ella se prepar el
estilo rtmico de Nietzsche, la lrica de un Verlaine, Baudelaire, Swinburne y lo que
[2]
busca nuestra ms reciente poesa . El juicio de Dilthey no era nuevo. Rudolf
Haym haba destacado a Hlderlin en su clsica obra La escuela romntica (1870) y
lo haba llamado brote marginal del romanticismo, resumiendo con ello
positivamente una actitud negativa de algunos de sus contemporneos y la resignada
de Hlderlin mismo. Goethe y Schiller, sus modelos, no pudieron o no quisieron
prestarle atencin, pese a las devotas cartas que les escribi. En una carta a Susette
Gontard (Ditima) de septiembre de 1797 se quejaba Hlderlin amargamente de que
Goethe, Schiller y su amigo de juventud Schelling no respondieron a su invitacin a
colaborar en la revista 1duna que proyectaba: Se avergenzan tanto de m los
hombres Los famosos, cuya participacin habra de servirme de escudo, me
dejaron de lado, aunque el proyecto era de importancia fundamental para su
existencia. No slo la aversin de Goethe, que impuso a su protector Schiller, lo
aislaba. En una carta de noviembre del mismo ao escribi a su hermano: Estoy
bastante en oposicin al gusto actualmente dominante, pero en lo futuro no cedo poco
a mi obstinacin, y espero imponerme. Pienso como Klopstock: los poetas que slo
juegan / no saben lo que ellos y los lectores son. / El lector cabal no es un nio. / Ms
quiere sentir su viril corazn que jugar[3]. Esta oposicin al gusto actualmente
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dominante corresponde a su desarraigo social, determinado por su biografa.
A los catorce aos abandon su hogar, y cuando tena diecisis pas a Maulbronn,
donde vivi dos aos; a los dieciocho se traslad a Tubinga, donde estudi durante
cinco aos en el seminario de teologa, el famoso Stift, en el que trab amistad con
Hegel y con Schelling, con quienes, segn cuenta la significativa leyenda, bail en
tomo al rbol de la libertad en homenaje a la Revolucin Francesa. Cuando termin
sus estudios, vivi apenas un ao en Waltershausen y medio en Jena, donde asisti
con entusiasmo a los cursos de Fichte. En diciembre de 1795 entr a trabajar como
preceptor de los hijos del banquero Cobus Gontard. Goz all los tres aos ms
plenos y decisivos de su vida, al lado de Susette, la madre de los pupilos, la Ditima
que haba sospechado ntimamente en su novela Hiperin. Gontard lo humill desde
el principio, y cuando supo de la relacin amorosa, lo expuls y prohibi que se
mencionara su nombre. Despus de casi dos aos en Bad Homburg, cerca de
Francfurt/M, donde se encontraba secretamente con Ditima, se detuvo medio ao en
Stuttgart, luego cuatro meses en Hauptwil, Suiza, y el resto del ao 1801 en
Nrtingen, con su familia. En enero de 1802 parti a pie a Burdeos, pero regres en la
primavera, ya golpeado por los primeros azotes de la enajenacin. Dos aos antes de
que lo internaran en la clnica de Tubinga, en 1806, se refugi de nuevo en Bad
Homburg. El mdico consider que su caso era incurable y a comienzos de mayo de
1807 fue confiado al carpintero Ernst Zimmer. Mximo tres aos de vida le concedi
el mdico, pero muri a los 73 aos de edad, despus de pasar 36 aos en la torre que
hoy lleva su nombre, en el nico lugar que lo libr de su peregrinacin.
En uno de sus encuentros secretos con Ditima en 1799 le entreg el segundo
tomo de Hiperin con la dedicatoria: A quin, sino a ti?, y una carta resignada y
amarga a la vez en la que deca: pero clama al cielo cuando debemos pensar que
tal vez tenemos que desaparecer con nuestras mejores fuerzas porque nos hacemos
falta y ya no sabemos lo que somos y tenemos, apenas nos conocemos a nosotros
mismos esta eterna lucha y contradiccin en el alma debe matarte lentamente, y si
ningn dios puede apaciguarlas, no tengo otra eleccin sino la de marchitarme sobre
ti y sobre m, o no atender a nada ms que a ti y a buscar un camino contigo que nos
[4]
acabe la lucha . La nostalgia de un camino que acabara con la lucha y la
contradiccin, con la incertidumbre de s mismo, y la lejana esperanza en un dios que
las apaciguara, subyacen a su oda Fantasa de la tarde:
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el ruido laborioso; en callado follaje
brilla a los amigos la cena afable.
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problema que lo mueve. Pues tales filsofos, esto es, Kant, Spinoza y Hemsterhuis,
determinaron la actitud vital de muchos de sus contemporneos y proporcionaron un
lenguaje y un repertorio conceptual con los que se dilucidaron y hasta se crearon
ntimos problemas cotidianos. Detrs de la obra dramtica de Heinrich von Kleist y
de su suicidio, por ejemplo, se asoma la lectura de Kant, lo que se conoce como la
crisis debida a Kant (Kant-Krise). En el amor inocente de Novalis a la adolescente
Sophie von Khn se halla entretejida la filosofa de Fichte. Y el primer tomo de
Hiperin, que anhelaba y prevea a Ditima, la real Susette Gontard, concluye con
esta frase: Slo habr una belleza; y la humanidad y la naturaleza se mirarn en una
[8]
deidad que todo lo abarca , es decir, con un postulado filosfico que delata la
filosofa de la unin de Hemsterhuis y su interpretacin por Herder en su ensayo
[9]
Amor e ipseidad . El lenguaje culto de la poca fue esencialmente filosfico y las
reflexiones poetolgicas y filosficas de Hlderlin, quien llam tirana a la
filosofa, fueron la forma ms cercana y hasta natural de dilucidar los aspectos y las
inquietudes de su desarraigo como contemporneo y como poeta, es decir, del
problema que determin su existencia y su poesa. El Fragmento de Hiperin (1794),
conocido con el nombre de Thalia-Fragment porque se public en la revista Thalia,
de Schiller, comienza con la explicacin de la diferencia entre dos ideales de nuestra
existencia que cabe resumir como el ideal de la naturaleza (estado de la suprema
ingenuidad) y el de la cultura (estado de la suprema formacin) para designar la
relacin entre ellos como va excntrica: La va excntrica que recorre el hombre,
en general y en particular, desde un punto (de la inocencia ms o menos pura) a otro
(de la formacin ms o menos plena) parece ser siempre igual hacia sus direcciones
[10]
esenciales . esta nocin, Hlderlin no slo interpret la complejidad de su
propio desarraigo sino lo elev a categora antropolgica universal y le dio, con el
concepto de excntrico, un sentido dinmico. Lo excntrico es el movimiento
[11]
recproco de dos fuerzas: hacia lo infinito y hacia la limitacin . El concepto de
excntrico es un concepto de la astronoma que tiene en Hlderlin carcter simblico.
La va excntrica sufri una prueba lrica y trgica: Ditima, quien, como un
eclipse paradjicamente luminoso, uni las dos fuerzas por unos momentos de
absoluta armona, y cuando sta se destruy con la separacin y la muerte de la
amada, lo lanz al abismo y lo rode con tinieblas.
Urania y la Ateniense son los primeros nombres que us Hlderlin para
sugerir a sus amigos la figura de Susette Gontard. Urania, la diosa de la armona,
encam en Ditima, la Ateniense, porque Platn haba simbolizado en ella la
mediadora del amor. Susette Gontard fue para Hlderlin la diosa de la armona y la
mediadora del amor, pero no fue slo l quien traz los rasgos espirituales de esa
plenitud, sino Ditima misma en sus cartas, escritas sin pretensin alguna de legarlas
a la posteridad. La inmediatez y la intimidad las convierten en un poema involuntario.
Involuntario no slo porque carecen de intencin literaria, sino porque lo involuntario
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adquiere en ellas la tierna transparencia de una entrega absoluta sin negacin de s
misma, de una pasin que la consume sin que el fuego la sacrifique, de una dulzura y
gracia que calman las lgrimas, la angustia y el dolor que arranca la sospecha de la
inevitable separacin. Pocos son como t, escribi Ditima a Hlderlin, pero no
ejerca con ello el hbito de la mujer que celebra y justifica su eleccin, pues su
entrega noble la haba excluido de toda rutina. Sobre los dos pesaba marginalmente el
adulterio, porque los hijos que Urania y la Ateniense deban a su indiferente banquero
y propietario haban encontrado en Hlderlin, como ella, la calidez y la gua que les
negaba el comerciante. Sin embargo, el parntesis a la imperativa convencin social,
al aburrimiento del siglo, como deca Hlderlin en Hiperin, estaba lleno de
sombras: del fin inevitable del amor, que facilit a Ditima la muerte y trajo a
Hlderlin la noche del alma. Ditima tuvo conciencia de ello, y la mencin resignada
pero jubilosa de su fin despert en Hlderlin una vez ms la corroboracin de su
desarraigo y de su indecisin, de su bipolaridad, como llama Schadewaldt la
[12]
constante del carcter de Hlderlin , del parntesis de plenitud que le depar la
mujer con un rostro espiritual celestialmente excitante (Hlderlin); la mujer que le
exiga discreta y dulcemente el reconocimiento de los sentidos (no sensualidad) en
el amor, cobr una nueva significacin. Pues la oscilacin entre plenitud del amor y
amenaza de su fin fue un crculo que buscaba su centro, es decir, fue una va
excntrica. Pero las fuerzas que se relacionaban en ella ya no eran la naturaleza y la
formacin o cultura, sino la plenitud del amor y la inmanente amenaza y presencia de
su imposibilidad, de su fin. Tras el fin del amor con Ditima, sta se despide en su
ltima carta, de mayo de 1800, con un reiterado adis, adis, la bendicin sea
contigo. Entre las pocas cartas de Hlderlin a Susette Gontard que salv la
posteridad, la que acompaa la entrega del primer tomo de Hiperin termina con esta
frase: Ya he pensado que tambin pudiramos vivir de la negacin, que tal vez esto
tambin nos hace fuertes antes de que decididamente dijramos adis a la
[13]
esperanza . Era el fin final, para decirlo con Csar Vallejo, o era un nuevo
comienzo, el del perodo que se suele llamar tardo?
En su ensayo sobre Hlderlin y la esencia de la poesa, asegur Heidegger que
la poesa de Hlderlin estaba sostenida por la determinacin potica de poetizar
propiamente la esencia de la poesa. Hlderlin es para nosotros, en un sentido
[14]
destacado, el poeta del poeta . La afirmacin no se propona esclarecer una
cuestin de ciencia literaria, pero independientemente de la intencin filosfica de la
desafiante interpretacin, la exclusividad con la que Heidegger menciona a Hlderlin
coincide en parte con la comprobacin histrica de Dilthey.
Pues la determinacin potica de poetizar propiamente la esencia de la poesa
es en realidad la determinacin de la poesa como un absoluto, es decir, la
concepcin de la poesa moderna tal como culmina en Mallarm. La poesa es lo
absoluto porque su meta es la expresin de lo absoluto.
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Qu fue lo absoluto para Hlderlin? Como en Aristteles el ser, lo absoluto se
dice en Hlderlin de diversas maneras. En Hiperin es la muerte como retorno a la
naturaleza y unin con ella; es la naturaleza o son los dioses o un dios. Pero las
diversas maneras tambin el amor o la belleza tienen de comn lo que Hlderlin
llama el ideal de una totalidad viviente que implica la orgullosa negacin de todo
lo accidental. Esta frase forma parte de una explicacin de la ms rigurosa de todas
las formas poticas, es decir, de la tragedia, que dio a Neuffer en una carta de julio
de 1799, en la que expona su mtodo y manera de escribir su idilio Emilia ante
[15]
su da de novia . Cuatro aos antes, Hlderlin haba elaborado el proyecto del
drama La muerte de Empdocles y en ese mismo ao de 1799 haba abandonado la
primera versin de la tragedia. La segunda versin qued igualmente inconclusa, pero
los esfuerzos de llevar a trmino el plan provocaron una reflexin terica en la que
concluye la dilucidacin sobre la relacin dialctica entre naturaleza y arte con la
siguiente frase: Este sentimiento forma parte quiz de lo supremo que puede
experimentar el hombre, pues la armona actual le recuerda la relacin anterior
[16]
inversa pura y se siente y siente a la naturaleza doblemente, y la unin es infinita .
Este sentimiento supremo era el del poeta que Hlderlin ejemplifica con la figura de
Empdocles: Segn todo, parece haber nacido para ser poeta, parece pues tener en
su naturaleza subjetiva activa aquella inslita tendencia hacia la generalidad que en
otras circunstancias o por inteleccin y por evitar su demasiado fuerte influencia se
convierte en aquella consideracin sosegada, en aquella plenitud y determinacin
[17]
continua con la que el poeta mira hacia una totalidad . Lo absoluto es tragedia,
la tragedia es poesa y la poesa es dialctica. Pero no es la dialctica filosfica de
Hegel sino la que media entre lo originario, lo abarcador del todo, lo uno y la
contradictoria variedad sin que esa mediacin suprima los contrarios o los
suspenda conservndolos, como en la conocida Aufhebung de Hegel. Para esa
dialctica, cercana a la hegeliana, Hlderlin acu el concepto de armnico-
[18]
contrapuesto . Con todo, no slo esta concepcin de la poesa como dialctica,
cuyo movimiento llama Hlderlin metfora (transposicin), lleva la expresin al
lmite de su capacidad. El absoluto como lo divino engendr en l una fe trgica que
caracteriza en una de las notas de sus traducciones de Sfocles como un pas que se
ha vuelto yermo y que en la exuberante fertilidad originaria fortalece demasiado los
[19]
efectos de la luz del sol y por eso se hace rido . Esa aridez que no pierde los
efectos de la luz del sol es una imagen de su relacin con lo divino: su luminosa
cercana lo consume y lo marchita. Pero esa aridez divina, si as cabe decir, puede
servir como metfora para ilustrar la peculiaridad de su poesa llamada tarda, o lo
que Hlderlin mismo design como los cantos patriticos.
Sobre esta poesa se observa unnimemente su difcil acceso. Karl Reinhardt y
Wolfgang Schadewaldt resaltan en ella la dura verbalidad, despiadada y
[20]
desnuda . Esto lo dicen sus traducciones de Sfocles, pero cabe asegurarlo, en
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parte, de sus himnos tardos. Especialmente del himno Fiesta de la paz, del que
afirma uno de sus primeros intrpretes, Wolfgang Binder, que las diferencias y
dificultades de la interpretacin comienzan ya con la explicacin lgico-gramatical
de palabras y frases singulares, y que en uno que otro caso no se pueden aclarar
[21]
plenamente las relaciones sintcticas . El hermetismo que causa la dura
verbalidad tiene su origen paradjico y, si se quiere, dialctico en una reflexin
sobre la presencia ejemplar de la tradicin griega y el futuro de la poesa alemana. En
una carta fundamental a C. von Bohlendorf escribi: Pienso que no comentaremos a
los poetas hasta hoy, sino que la manera de cantar en general tomar otro carcter, y
que no emergemos por eso, porque desde los griegos comenzamos otra vez a cantar
[22]
patritica y naturalmente, en realidad originalmente . Lo patritico era para
Hlderlin lo innato, lo natural y, por eso, lo original o, ms exactamente, lo
originario. Esta naturalidad u originariedad implicaba no atender a las reglas
establecidas por los griegos, aunque Hlderlin deca que lo originario es lo ms
difcil y tiene que ser aprendido. El hermetismo consista en el intento de
configurar esta originariedad difcil y aprendida, esta libertad calculada. El poeta del
poeta, quien consideraba al poeta como profeta y gua, logr que la palabra dejara
para siempre de jugar y que, en cambio, aconteciera, que el canto fuera
[23]
acontecimiento, como asegura Schadewaldt . Esta interpretacin, que comparte
Binder, plantea el problema propio de toda afirmacin sorprendente y bella. Cmo
acontece un poema? En la dura verbalidad?
No peca Hlderlin de contradictorio al afirmar que desde los griegos
comenzamos otra vez a cantar natural y originariamente cuando el modelo que da a
su poesa esa dura verbalidad era la traduccin interlineal que hizo de Pndaro?
Era la originariedad una originariedad histrica, transpuesta al presente, una
originariedad metafrica? El himno Fiesta de la paz puede poner a prueba esa
interpretacin. Pero qu acontece en ese himno? No hay probablemente un poema
de Hlderlin que, como la Fiesta de la paz, haya conmovido de tal manera la vida
literaria y haya provocado tantas disputas interpretativas. Ya el hecho de que el ttulo
no tiene artculo dio ocasin a que se zanjara la primera incgnita, esto es, quin es
el prncipe de la paz, Cristo o Napolen?, con la tesis de que el himno no celebra ni al
[24]
uno ni al otro, sino a la paz (W. Binder ). El himno fue suscitado por la paz de
Lunville entre Francia y Austria en febrero de 1801, que llen a Hlderlin de
indecible alegra, como escribi a su hermana desde Suiza: Creo que ahora estar
muy bien el mundo. Puedo contemplar el tiempo prximo o el pasado hace mucho, y
todo me parece das raros, los das de la bella humanidad, los das de la bondad
segura y sin temor, y para producir convicciones que son tan igualmente serenas
[25]
como sacras, tan igualmente sublimes como sencillas . El entusiasmo no se limit
al acontecimiento poltico sino lo llen de plenitud interior, que exalt la gran
naturaleza en estas regiones hasta llevarlo a decir: ahora estoy satisfecho y sin
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[26]
perturbacin para dar gracias de todo corazn por lo que existe . Haba sufrido
penas, pero la paz de Lunville y la esperanza de que con ella llegara el fin de la
revolucin, lo haba reconciliado con el mundo.
Conciliacin es el tema dominante del himno Fiesta de la paz. La versin en
prosa lo sugiere: Ahora somos un coro, dice al comienzo, y a la primera versin en
verso se le dio el ttulo de la primera lnea: Conciliador, t en el que nunca se haba
credo. La continuacin de la lnea (ahora ests ah, figura de amigo para m /
tomas inmortal, mas por cierto / reconozco lo alto / que me doblega la rodilla) es
el ncleo del himno en su versin final.
Las dificultades de la lectura del himno radican en la libertad sintctica y
gramatical y en la superposicin de las alusiones al mundo griego, al mundo cristiano
y al presente poltico, esto es, al de las esperanzas que despert la revolucin
francesa, pero tambin en la densidad de algunas palabras que tras la sencillez
ocultan y encierran diversas significaciones. El adjetivo habitada de dicha
(seeliggewohnte), por ejemplo, quiere decir que la sala est habitada para que los
huspedes se sientan dichosos y que la sala est habituada en general a que los
huspedes se sientan dichosos; significacin que puede ser reforzada por el otro
[27]
adjetivo de la sala, esto es, altgebauter, de antigua construccin . Hlderlin,
adems, logr con perfeccin helenizar el metro alemn, y esa asimilacin implic la
helenizacin de la gramtica alemana. En las traducciones de Sfocles observ el
editor de la obra completa, Friedrich Beissner, un desplazamiento all donde la
sintaxis y el metro alemanes exigen cosas diferentes[28]. Esto tiene como posible
consecuencia la elipse, que tambin delata la exaltacin del himno. En 1803, cuando
se supone que lo haba enviado al editor, ya se mostraban en Hlderlin inequvocas
seales de su enfermedad. En una carta a Hegel de julio de ese mismo ao coment
Schelling que su aspecto fue para m estremecedor: descuida su semblante hasta lo
asqueroso y, como su hablar no indica locura, ha adquirido las maneras exteriores de
quienes se encuentran en tal estado. Schelling culpa al viaje a Francia de ese estado
y pide a Hegel que se haga cargo de l, recordando quiz la influencia benfica que
[29]
tena en el amigo y el respeto que ste le profesaba . Pero Hegel respondi con
evasivas.
En 1802 muri Ditima. La noticia lo perturb profundamente. Fue sometido a
tratamiento porque se tema un arranque de ira. Sin embargo, la ya manifiesta
enfermedad no socav su fuerza creadora. En el dintel de las tinieblas de su espritu
(Umnachtung, es decir, enteneblecimiento, suele decirse en vez de locura),
Hlderlin escribi sus ms grandes poemas, los cantos patriticos. Pero como la
luz del sol, que produce aridez, la plenitud de sus poemas tardos est penetrada
por las tinieblas del silencio. Es ese tenso lmite entre sol y aridez, entre palabra y
silencio, entre originariedad y arte el lugar trgico en el que acontece la poesa?
En un ensayo de impresionante ttulo filolgico, parataxis, cuyas tesis centrales
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fueron formuladas por Walter Benjamin, sostiene Adorno que el idetico Hlderlin
(idelico es un concepto de Hlderlin) inaugura aquel proceso que confluye en las
frases con estilo de actas, vacas de sentido de Beckett. La relacin de Hlderlin con
la teologa, que Adorno explica con su brillante oscuridad, es en su opinin lo
[30]
eminentemente moderno en l . El dictamen del discurso apunta con vocablo
burocrtico (estilo de actas) a lo que Paul Celan expres de manera profunda y
sugestiva en su poema dedicado a Hlderlin, Tubinga, enero:
A la ceguera per-
suadidos ojos.
Su - n
enigma puramente
escapado - su
recuerdo de
nadadoras torres de Hlderlin, por gaviotas
rodeadas.
palabras emergentes:
Si viniera,
si viniera un hombre,
si viniera al mundo un hombre, con
la barba iluminada
de los patriarcas: podra,
si hablara de este
tiempo, l
podra
slo balbucear y balbucear,
continua-continua-
mente mente.
[31]
(Pallaksch. Pallaksch ).
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decirlo con frases de pan y vino de Hlderlin, el del poeta en tiempo
menesteroso, en el que llegamos demasiado tarde aunque son como los
[32]
sagrados sacerdotes del dios del vino/que peregrinaron de pas en la sacra noche .
Y el balbuceo y la plurvoca in-palabra son la sacra noche o, como Celan
observ con precisin en su discurso de recepcin del premio Bchner, El Meridiano:
Cierto, el poema el poema hoy muestra, y eso tiene que ver, creo, slo
mediatamente con las dificultades que no hay que subvalorar de la eleccin de la
palabra, con el ms veloz declive de la sintaxis o con el ms despierto sentido para
la elipse el poema muestra, y eso es inequvoco, una fuerte inclinacin a la
[33]
mudez . Pero la mudez, respuesta y eco a la vez del caos del tiempo, lleva
consigo la certeza de que, como escribi en Patmos,
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filsofos han interpretado diversamente al mundo, lo que importa es
[35]
transformarlo , es la consecuencia hegeliana de ese proceso, cuya dialctica
previo Heine al asegurar que tal filosofa ha desatado fuerzas que provocarn el terror
y la admiracin en Europa. No por ser su precursor que no lo fue Hlderlin cay
en manos de abanderados de esas fuerzas. Tanto el nacionalsocialismo como la
resistencia contra Hitler abus o invoc sus cantos patriticos. Georg Lukcs lo
someti al tribunal de la revolucin eslava y decret que su fidelidad a los orgenes
de la revolucin francesa y la desilusin de su intento de mediar entre ideal y realidad
dieron a su destino un rasgo trgico y lo llevaron a refugiarse, en su obra tarda, en
[36]
una mstica apoltica desesperada . Ernst Bloch, por su parte, transform estas
lneas de su poema A los alemanes (o viene, como viene el rayo de la nube, / del
[37]
pensamiento el hecho? Viven pronto los libros), en una pregunta marxista . Sin
embargo, la posibilidad de interpretar poltica-pragmticamente la utopa que
Hlderlin aliment con su republicanismo, con su asimilacin y transformacin de
los ideales de la revolucin francesa y de su venerado Rousseau, radica en una
simplificacin de la perspectiva. El rechazo de todo valor burgus, al que Nietzsche
llam la realidad en el sentido de razn de filisteo, y a la que, segn l,
[38]
sucumbi Hlderlin , no era slo poltico y social sino, en mayor medida, el del
poeta con la conciencia de su singularidad radical. Su lucha no buscaba vencer la
realidad; buscaba iluminarla, denominarla de nuevo, es decir, encontrar una manera
de articularla y, para ello, rescatarla de las ruinas que haba dejado la destruccin
inevitable (la cultura) de la unidad originaria (naturaleza) que en la historia encarn
en la perfeccin social, poltica y humana de Grecia, su modelo. El rescate es
destruccin y riesgo: No temis al poeta cuando noblemente se enoja, su letra /
mata, pero el espritu vivifica los espritus, escribi Hlderlin en su poema
[39]
Sfocles , y en la primera versin del poema Regreso al hogar. A los parientes
pregunt: Debemos callar con frecuencia, faltan los santos nombres,/ los corazones
palpitan, y sin embargo queda atrs el habla? /cuitas como stas debe, con gusto o
[40]
no, en el alma / llevar el cantor y con frecuencia, pero los otros no ?
En las notas a las traducciones de Sfocles coment Hlderlin sobre Edipo en
[41]
Colono que la palabra que sale de boca entusiasta es terrible y mata . La palabra
que mata o la palabra peligrosa, como tambin dice, es la ms inmediatamente
[42]
fctica en cuanto sobrecoge al cuerpo ms espiritual . Vivifica por eso los
espritus? Esta pregunta es exclusiva del poeta, es su cuita, es la pregunta
permanente por el habla que queda atrs. Rilke la asumi en su poema A Hlderlin:
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hay que colmar: mares
hay tan slo en lo eterno. Aqu la cada es
lo ms hbil. Del sentimiento diestro
descender precipitndose a lo presentido, ms all.
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Elega de Duino:
slo es
el comienzo de lo terrible que apenas soportamos
y tanto lo admiramos porque serenamente rehsa
destruirnos
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suprema creacin del lenguaje, es tambin el ms inocente de todos los asuntos,
como escribi a la madre, y da testimonio del amor que todo conserva, es decir, de la
permanente conciliacin. Entre estos dos polos se mueve la esperanza de llegar a ser
semejante a dios o, en el lenguaje de Hlderlin, a los dioses, de que el habla
no se quede el lenguaje, como lo escribi en otro poema fragmentario titulado El
lenguaje:
La fiesta de la paz espera y celebra el dilogo de los hombres entre s y la paz que
ha de reinar cuando pronto seremos canto.
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castellano. Por eso se ha preferido intentar una aproximacin que Wolfgang
Schadewaldt ejemplific en sus traducciones alemanas del teatro griego y que l
llama traduccin documental. Su propsito no es principalmente filolgico, porque
esas traducciones estn concebidas para su escenificacin, es decir, para un pblico
amplio y actual. La traduccin documental consiste en reproducir lo que est en el
texto y tal como est, es decir, sin abreviaciones y complementos. En conservar en el
texto traducido las nociones, los conceptos y las imgenes inmodificados en su
peculiaridad, sin retoques modernos. En mantener en el texto traducido, en la medida
de lo posible, la secuencia de estas nociones, la sintaxis como la secuencia de las
cosas y fuerzas del mundo que se le presentan sucesivamente al poeta, hasta la
posicin de la palabra singular en la frase y en el verso. La dificultad que ofrece la
lectura de Hlderlin en el original no slo consiste en las audacias sintcticas, en la
repeticin de palabras con las que subraya la expresin de llamada o entusiasmo, en
la formacin de palabras combinadas (adverbio y adjetivo, etc.), y en conceptos
abstractos derivados de adjetivos, sino sobre todo en su propsito de expresar la
unidad de imagen y nocin con el ritmo, es decir, de romper el ritmo de la estructura
lgica de la frase para que la imagen imponga el decurso de la oracin. Muchos
poemas de Hlderlin son fragmentos o tienen el carcter de fragmentos y algunas
incorrecciones gramaticales requieren, para su comprensin, suponer el contexto
emotivo y plstico que lleva a superposiciones de tiempos verbales, uno de los cuales
se subsume en una desinencia, por ejemplo, o al desplazamiento de un complemento
a una de las frases siguientes, esto es, a lo que cabra llamar acumulaciones. Entre
los pocos estudios sobre la peculiaridad estilstica de Hlderlin, el de Walter Hof
(Hlderlins Stil ais Ausdruck seiner geistigen Welt, A. Hain, Meisenheim am Glan,
1954) afirma que el lenguaje del Hlderlin tardo es el del Hlderlin ya enfermo
que, sin embargo, contina la tendencia antinormativa de su primera fase. La
enfermedad no basta para explicar el balbuceo que form un crculo en su vida, desde
la ambicin juvenil de alcanzar el vuelo de Klopstock y Pndaro hasta la negacin de
su nombre como autor y como persona, que escuch Schwab cuando le mostr una
edicin de sus poemas: S dijo, los poemas son autnticos, son mos; pero el
nombre es falsificado, yo nunca me he llamado Hlderlin, sino Scardanelli o Scrivari
o Salvator Rosa o algo as. La lectura de Hlderlin debe presuponer la tensin y la
intensidad de ese crculo del balbuceo que dej la obra potica ms alta y densa de la
literatura alemana. A las dificultades de la expresin se agregan las que implican los
recnditos sentimientos de quien us recurrentemente dos palabras preferidas: pena y
entusiasmo.
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de cuatro decenios, y est dedicada a la memoria de Aurelio Arturo, en su noche
/ que arde vorazmente en una llama tcita.
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FRIEDENSFEIER
FIESTA DE LA PAZ
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Ich bitte dieses Blatt nur gutmthig zu lesen. So wird es sicher nicht unfasslich,
noch weniger anstssig seyn. Sollten aber dennoch einige eine solche Sprache zu
wenig konventionell finden, so muss ich ihnen gestehen: ich kann nicht anders. An
einem schnen Tage lsst sich ja fast jede Sangart hren, und die Natur, wovon es her
ist, nimmts auch wieder.
Der Verfasser gedenkt dem Publikum eine ganze Sammlung von dergleichen
Blttern vorzulegen, und dieses soll irgend eine Probe seyn davon.
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Ruego leer slo bondadosamente esta hoja. As no ser seguramente ni
incomprensible ni inslita. Si empero algunos encontraran un tal lenguaje demasiado
poco convencional, debo concederles: no puedo de otra manera. En un bello da
puede orse casi toda manera de cantar, y la naturaleza, de donde viene, tambin la
retoma.
El autor se propone presentar al pblico toda una coleccin de hojas semejantes, y
sta ha de ser alguna prueba de ella.
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Pues desde hace mucho era demasiado grande para ser seor del tiempo
y lejos se extenda su campo, mas cundo ste lo agot?
Pero una vez puede elegir un dios tambin una jornada,
igual que los mortales, y compartir todo destino.
Ley del destino es sta, que todos se compenetren,
que, cuando vuelva la quietud, haya tambin un lenguaje.
Mas all donde obra el espritu, estamos tambin y disputamos,
que ser por cierto lo mejor. As ahora me parece lo mejor,
cuando su imagen est plenificada y dispuesto el maestro,
y transfigurado por ello sale de su taller
el sosegado dios del tiempo y slo la ley del amor,
la que bellamente armonizando vale desde aqu hasta el cielo.
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Desde la maana,
desde cuando somos un dilogo y omos los unos de los otros,
mucho ha sabido el hombre; mas pronto somos canto.
Y la imagen del tiempo que despliega el gran espritu,
un signo yace ante nosotros, que entre l y otros
hay una alianza entre l y otros poderes.
No slo l, los increados, eternos
son todos conoscibles en que como tambin en las plantas
la madre tierra se conoce y la luz y el aire.
Mas en fin, vosotros, sagrados poderes, para vosotros
hay el signo del amor, el testimonio
de que an lo sois, el da de fiesta.
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Leichtathmende Lfte
Verknden euch schon,
Euch kndet das rauchende Thal
Und der Boden, der vom Wetter noch drhnet,
Doch Hoffnung rthet die Wangen,
Und vor der Thre des Hausses
Sizt Mutter und Kind,
Und schauet den Frieden
Und wenige scheinen zu sterben
Es hlt ein Ahnen die Seele,
Vom goldnen Lichte gesendet,
Hlt ein Versprechen die ltesten auf.
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FRIEDENSFEIER
(Prosaentwurf)
FIESTA DE LA PAZ
(Esbozo en prosa)
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Pues mirad! Es la tarde del tiempo, la hora en que los peregrinos se dirigen al lugar de
descanso. Pronto entra
un dios tras otro. Pero que
su ms amado, del que todos son devotos, no
est ausente. Y Uno todo en ti todos ellos, sean,
y sean todos los mortales que conocemos hasta aqu.
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FRIEDENSFEIER
(Erster Versentwurf)
FIESTA DE LA PAZ
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Estad presente, adolescente, ahora tanto ms, pues antes aun de que hayas acabado de
hablar
lo invoc desde arriba, y velozmente velado estuvo aquel jbilo, que
t deparaste, y ensombrecindose dilatadamente se difundi sobre ti
y terriblemente una fatalidad,
as es velozmente fugaz todo lo celestial, mas no en vano.
Siempre conocedor de la medida, roza con indulgente mano
las moradas de los hombres
un dios, slo por un momento
y ellos no lo saben, mas por mucho tiempo
lo recuerdan y preguntan quin fue.
Mas cuando el tiempo se ha ido, lo conocen.
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FRIEDRICH HLDERLIN naci el 20 de marzo de 1770 en Lauffen, una pequea
poblacin a orillas del ro Neckar, al sureste de Alemania. Su condicin social y
familiar lo destinaba al sacerdocio luterano, y para tal efecto entr a estudiar en la
famosa Fundacin (Stift) de Tubinga, una especie de seminario laico en donde fue
condiscpulo de Hegel y de Schelling, los padres del Idealismo alemn.
Sin embargo, al terminar sus estudios se hizo preceptor domstico, se relacion con
Schiller y Goethe, se entusiasm con las banderas de la Revolucin Francesa y
comenz a escribir. Durante los ltimos aos del siglo XVIII public su novela
Hyperion, tradujo a Sfocles y dio a conocer la mayor parte de sus odas, dramas y
cantos poticos, pero en 1802, al regresar de un viaje a Francia, su salud mental se
disloc por completo y la plenitud del espritu se le torn locura, para decirlo con
un verso suyo. Cinco aos ms tarde, luego de someterse a dolorosos tratamientos
mdicos, su familia lo confi al cuidado de un modesto carpintero de su pueblo natal
en cuya casa vivi, hasta 1843, inmerso en una demencia silenciosa y pacfica,
interrumpida por espordicos momentos de lucidez.
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Notas
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[1]
Mein Vorsatz, en Hlderlin, Smtlicke Werke und Briefe, ed. de Michael
Knaupp, Ed. Carl Hanser, Munich, 1992, t. I, pg. 43 En adelante se cita segn esta
edicin con las siglas WW, el tomo en nmero romano y la pgina. <<
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[2] Dilthey, Das Erlebnis und die Dichtung, Teubner, Leipzig, 1910, pg. 351. <<
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[3] Hlderlin, W W, II (Cartas), pg. 825. La carta al hermano, pg. 665. <<
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[4] Hlderlin, WW, II, pg. 833s. <<
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[5] Hlderlin, WW, I, pg. 230 <<
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[6] Cit. por Dieter Henrich en Hegel und Hlderlin, en Hegel im Kontext,
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[7] Hlderlin, WW, II, pg. 49s. <<
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[8] Hlderlin, WW, I, pg. 695. <<
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[9] U. Gaier, Hlderlin. Eine Einfhrung. Francke, Tubinga y Basilea, pg, 140. <<
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[10] Hlderlin, WW, 1, pg. 489. <<
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[11] W. Schadewaldt, Das Bild der exzentrischen Bahn bei Hlderlin, en Hellas und
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[12] W. Schadewaldt, op. cit., pg. 669. <<
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[13] Hlderlin, WW, II, pg. 834. <<
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[14] M. Heidegger, Hlderlin und das Wesen der Dichtung, en Erlauterungen zu
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[15] Hlderlin, WW, II, pg. 781. <<
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[16] Hlderlin, WW. I, pg. 861 <<
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[17] Hlderlin, op, cit, pg. 871. <<
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[18] Hlderlin, WW, II, pg. 83. <<
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[19] Hlderlin, WW, II, pg. 372. <<
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[20] K. Reinhardt, Hlderlin und Sophokles, en Tradition und Geist, Vandenhoeck
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[21]
W. Binder, Friedensfeier, en Hlderlin. Beitrge iu seinem Verstandnis in
unserem Jahrhundert, comp. por A. Kelletat, Mohr, Tubinga, pgs. 342, 349. <<
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[22] Hlderlin, WW, , pg. 920. <<
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[23] W. Schadewaldt, Hlderlins Weg zu den Gttern, en Helias und Hesperien,
pg. 658ss. Sobre et estilo que N. von Hellingrath llam, con nombre de la retrica
del de Halicarnaso armona spera harte Fgung y que corresponde a la dura
verbalidad, comp. Hellingrath, Hlderlin-Vermchlnis, Bruckmann, Munich, 1944,
pg. 25 con pg. 665. <<
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[24] W. Binder, Friedensfeier, en Hlderlin, comp. Kelletat, pg. 370. <<
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[25] Hlderlin, WW, 11, pg. 862. <<
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[26]Hlderlin, op. cit, loc. cit. <<
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[27] U. Gaier, Hlderlin, pg. 247. <<
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[28]
F. Beissner, Hlderlins bersetzungen aus dem Griechischen, Metzlersche
Verlagsbuchhandlung, Stuttgart, 1961, pg. 135. <<
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[29]. En Hlderlin, WW, III (documentos), pg. 619. <<
Werke, ed. H. Schanze, Insel Verlag, Francfurt/M., 1968, t. IV, pg. 163 (tercer
libro). <<