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Cornejo Polar. Unidad, Pluridad

Cornejo Polar, Unidad y Pluralidad. Teoría Latinoamericana
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CrirTICA DE LA RAZON HETEROGENEA TEXTOS ESENCIALES (1) SELECCION, PROLOGO ¥ NOTAS DE José Antowto Mazzorn: ANTONIO CorNEJO PoLaR Fonpo EpToriAt nk 1A ASAMBLEA NACIONAL DE RECTORES Unidad, pluralidad, totalidad: el corpus de la literatura latinoamericana’ lin las paginas que siguen se intenta disefar el corpus sobre el que deberta dat raxén la critica literaria latinoamericana. A este efecto se procede breve y hasta esqueméticamente a: 1) Reconocer ¢ interpretar en sus lineas principales el estado de la cuestidn; 2) Cotejar algunos supuestos y conclusiones de la eritica hege- ménica con ciertos caracteres de la literatura latinoamericana «que pueden ser detectados empiricamente; y 3) Formular un principio teético, por cierto que de manera tentativa y provisional, con respecto al tema mencionado. La necesidad de repensar y reformular el corpus dela literatura latinoamericana deriva de la certeza de que su delimitacién actual obedece, en tiltimo término, a una visién oligirquico-burguesa de la literatura, visién que ha sido transmutada en base critica casi axiomdtica mediante operaciones ideolbgicas que recién ahora son discernibles como tales. Deriva también de la conviecién de que el desarrollo real de las contradicciones sociales + Nota del editor: aparecié en 1982, en Sobre literatura y ertica latinoame- ricanas. Caracas: UCV, pp. 43-50. Antonio Cornejo Polar sefala ahi que ‘esta nota intenta resumir y perfeccionar las ideas expuestas en los dos articulos anteriores: «Para una agenda problemitica de la latinoamericana: disefo preliminary «El problema nacional en literatura peruanas. Ambas trabajos estén incluidos en el presente volume, ca lieraria [a2] en América Latina petmite ensayar otras alternativas que se Vinculen con los intereses y la cultura populares. La critica como conocimiento de objetos unitarios y la unidad como producto de una operacién ideolégica mutiladora Parecerfa ser que la critica literaria latinoamericana, desde sus origenes, ha considerado que su conocimiento sélo puede versar sobre corpus unitarios y mds o menos homogéneos, probablemente bajo el impulso inicial de las historias de las literaturas nacionales europeas que enfatizaban, como se sabe, la unidad de su materia, Precisamente en el campo de nuestras literaturas nacionales es donde se percibe lo anterior con mayor nitidez. En el area andina, por ¢jemplo, se acepta como literaturas nacionales boli- viana, ecuatorian® 0 peruana sélo y exclusivamente las lite- raturas cultas en espaftol que se escriben en esos paises, mientras que las literaturas orles en lenguas nativas e inclusive la literatura popular en espaiiol, sea oral o esctita, son expulsadas del mbito de la literatura nacional respectiva, a veces en bloque y defi nicivamente, confinéndolas al espacio del folclore, y a veces, con algo més de sutileza, situdndolas en una etapa «prehistérica», como si hubieran dejado de producise a partir dela Conquista Hecho este priner recorte bisico, s claro que queda suficien- temente garantizala la unidad interna del corpus: se trata de un solo sistema litera del proceso istético que lo consttuye. Pero ademés, como el corpus coincide con los limites dle ese sistema, entonces también queda establecida su exclusividad. Uno y tinico, Co sise quiere: homegéneo y exclusivo, el objeto dela critica deja ver sin dificulad los mecanismos de su constitucién. Tales procedimientos son simples y se basan en una doble negacién que es sormal no hacer explicta: los sistemas litera- ros no consideraios ni tendrfan un auténtico valor estético ni gozarian de eftctiva representatividad social, aunque sea [43] objetivamente imposible recusar la validez artistica de esas literaturas y ni siquiera sensato discutir su arraigo real en un clevado porcentaje de la poblacién. No deberfa haber mayores dudas sobre el cardcter escueta- mente ideoldgico de la operacién que acaba de describirse. Por una parte, reproduce y trata de convalidar el orden y la jerar- «quia reales de la sociedad latinoamericana; por otra, en el plano especifico de la literatura, expresa la universalizacién del canon cultural de los grupos dominantes. ‘Al mismo tiempo, tal vez algo paradéjicamente, todo este proceso delata el fracaso de la burguesia latinoamericana. Sujeta en buena medida a su rol intermediario y por ello incapaz de formular proyectos nacionales suficientemente englobadores, la burguesfa latinoamericana no pudo més que por excepcién difundir su cultura a través de todo el cuerpo social y ni siquiera extender con efectividad su propia red educativa. De aqui que al proponer la validez general de sus formas de conciencia tenga que recurrir a procedimientos ideolégicos extraordinariamente burdos, no sélo tergiversadores sino suplantadores de la realidad. Pero los mecanismos de la unificacién no sélo acttian muti- ladoramente con respecto a sistemas literarios que tienen una cfectiva y muy marcada diferencia con la norma privilegiada, como son el popular y Jos en lenguas nativas; actiian igualmente, aunque mediante otros recursos, dentro del mismo campo de la literatura culea, En el nivel mis obvio se encuentran los casos de minusvalo- racién, marginamiento u olvido de las manifestaciones literarias que se alejan de los paradigmas consagrados no coinciden con el modelo promovido de un determinado momento. De lo segundo es ejemplo cercano el rechazo de la novela regional en favor de la nueva novela, sobre todo cuando aquella es negada como tal, pues estaria formada por «romances», y esta adviene como manifestacién inaugural de todo un género literati. [44] ‘Naruralmente as se vuelve a aleanzar la unidad: la nueva novela, internamente homogénea, es, ademés, nuestra tinica novela Interesa subrayar otto procedimiento, en apariencia mas histérico que valorativo, y por tanto menos obvio, que consiste en la fjacién de secuencias unilineales en el proceso de la literatura latinoamericana. Aqui funciona una concepcién algo teolégica de la historia literaria: articulada mediante momentos decisivos, lahistoria integra parece ir hacia o preparar el advenimiento de esas instancias privilegiadas, alejéndose luego de ellas para it de nuevo preparando otra etapa culminante. De esta manera quedan fuera de la historia todos los desarrollos que, por'uno u ‘otro motivo, no se integran en esa secuencia de realizacion sucesiva de modelos tinicos. En buena parte del debate sobre el modernismo, incluyendo las precisiones acerca del pre y posmodernismo, se puede observar claramente esta tendencia, La literatura que va hacia Dario, Dario mismo y su escuela, y luego el sabandono del modernismo» forman un proceso que cubre un extenso petiodo dentro del cual se desapercibe todo lo que escapa a esa dinamica, o se le asigna caracter de excepcién no significativa, Es otra forma de reduccionismo, sin duda alguna. Lo anterior parece demostrar que la critica literaria lati- noamericana trabaja sobre corpus ilegitimamente recortados. CCiertamente se puede discutir si en determinadas circunstancias no se trata sélo de opciones metodolégicas,relativas ala posibilidad de manejo de una materia compleja, ¢ inclusive cabria debatir la validez o invalidez epistemolégica del criterio de unidad, ‘como postulacién de la impracticabilidad del conocimiento sobre objetos que carezcan de esa unidad interior. En todo caso, queda claro que el recorte bésico que elimina todo lo que no sea lite- ratura culta y muchos otros recortes sucesivos, como los que se han tomado de ejemplo, son operaciones criticas que tienen un carictet marcadamente ideolégico y que esa ideologia corresponde, en tilimo término, a los grupos dominantes. [5] La critica como conocimiento de la pluralidad que surge de la observacién empfrica de la literatura latinoamericana La respuesta mds inmediata al reduccionismo ideolégico que acaba de referirse consiste en la plena aceptacién de la plura- lidad de las literaturas latinoamericanas, con la consiguiente teivindicacién de su valor artistico y de su representatividad social, y en la proyeccién del trabajo critico sobre esas materias. En algunos casos totalmente nuevos, tales objetos exigen una reformulacién a fondo del aparato metodolégico y eventualmente de la teoria subyacente en el ejercicio de la critica. En lo que toca a lo primero, parece bastar la observacién cempirica para detectar la existencia en América Latina de sistemas licerarios multiples y diversos. Tampoco se requiere mayor esfuerzo tedrico para probar que todos ellos tienen su propia legitimidad estética y social y que son parte de nuestras literacusas nacionales y de la literatura latinoamericana en su conjunto, Naturalmente, una posicién critica de este tipo supone un cnfrentamiento con la ideologéa que preside la visién falsamente uunitaria de la literatura latinoamericana, Con respecto a la incorporaciones de ms bulto—de la literatura popular y en las de lenguas nativas— debe tenerse en cuenta su extrema diversidad para evitar otro tipo de reduccionismo. De hecho, como literaturas producidas por clases y etnias domi- nnadas, estin atomizadas e incomunicadas: forman, en realidad, verdaderos archipiélagos y no esta claro si constituyen sistemas independientes o si en algunos casos son subsistemas que convergen sobre un determinado eje unificador. Por lo demés, cn el caso de las literaturas en lenguas nativas, serfa un error fave no percibir que dentro de ellas hay niveles cultos y populares inclusive sectores muy ligados a los intereses y cultura de castas hegeménicas que pueden llegar a format sistemas 0 subsistemas de literatura seforial indigena. Sobra indicar que en estoy campos el trabajo crftico esté en gran medida por hacerse. [46] El provecho fundamental que deriva de la perspectiva plualista consiste, como es obvio, en permitir la ampliacién del espacio literario latinoamericano y en suscitar el estudio de los sectores recapturados. Tiene, sin embargo, limitaciones muy precisas: la primera y més grave esti en relacién con el propio concepto de pluralidad y con el carécter estético que lleva implicito, en cuanto consagra la desintegracién de los sistemas literarios y no prevé ninguna aleernativa para dar razén de las zonas de confluencia 0 de los movimientos articulatorios que efecti- ‘vamente se realizan en el curso de la historia, De base empirica, casi podtfa decitse que hace de la realidad —la realidad de la multiplicidad y desmembracién de los sistemas literarios en ‘América Latina— un principio teérico. Fl resultado es una imagen paradigmética que reproduce bien la densidad estratficada de la literatura latinoamericana, pero que se entraba y finalmente se anula por carecer de una pers- pectiva histérica y —en Gltima i dialéctico que le impida contemplar la desintegracién del objeto sin acudir a su correlato integrador. tancia— de un mecanismo La critica como conocimiento de totalidades histéricas En més de un sentido la relacién entre unidad (como producto ideolégico) y pluralidad (como producto de observacién empiric) es una relacién de oposicién mecdnica. Sirve sin duda para desarticular e invalidar el primero de sus términos, pero no produce una alternativa de inteleccién de la literatura latinoame- ricana que pueda desplazarse, aun en el nivel de las hipétesis, hacia un campo efectivamente te6rico. Es otra, pues, la solucién. Se trata, en primer lugar, de reivindicar el conocimiento historico de la literatura, ahora recesado y en crisis, y de verdad el nico medio de dar razén cientificamente de la literatura latinoamericana, Es aleccionador recordar que el enfrentamiento al inmanentismo y al formalismo ha estado a cargo de una sociologla de la literatura que tiene dificultades muy norables (7) para realizar sus imprescindibles componentes histdricos, lo que ha significado la concesién a la critica idealista de un espacio que ella ponia entre paréntesis —el de la historia— pero que desde la otra perspectiva debfa haber sido absolutamente vital. Después dc todo, una sociologia sin historia es también idealista. El recurso a la historia permite, por lo pronto, explicar las razones de la pluralidad literaria latinoamericana, que en gran parte procede del desarrollo desigual de nuestras sociedades. Esta sola comprobacién, si se quiere obvia pero necesaria para tno caer en los excesos del etnicismo, modifica substancial- mente todo el campo problemético. En efecto, la perspectiva histérica obliga a considerar que, pese a la pluralidad real de nuestras literaturas, existe un nivel integrador concreto: el (que deriva de la insercién de todos los sistemas y subsistemas en .un solo curso histérico global. En lo que toca a la base social, no parece haher mayores dludas acerca de que, inclusive en los casos més agudos de disgre- pacién, cuando un solo espacio es compartido por modos de produccién precapitalistas y capitalistas, existe un grado variable pero efectivo de articulacién que permite comprender la totalidad, Similarmente, en el campo de la literatura, hasta los sistemas literarios més alejados entre si tiene en comtin el estar situados dentro de un solo proceso histérico. Esta insercién debe ser analizada con exactitud. En algunos, casos especiales se trata de la insercién de una historia literaria de «los mis sistemas, o al menos de una cierta relacién empirica- mente comprobable: tal sucede, por ejemplo, en el frecuente reciclaje de formas cultas arcaicas por la poesfa popular, o en el también frecuente empleo por la literatura culta de formas del lennguaje popular. Pero el hecho decisivo es otro: la inscripcién Ue los sistemas literarios en el proceso de la historia social lati- hoamericana, Por cierto, la insercién no es nunca igual, pues cn los casos extremos las bases socioeconémicas condicio- tnantes estén situadas en las antipodas de una formacién social [48] determinada, pero sse trata de un solo curso histrico porque en & 4 pesar de su compleja estratificacién, actéia hegeménicamente el peso de las articulaciones. Inseribir todos los sistemas literarios, o los que estén en juego en una determinada circunstancia, dentro de un proceso histérico-social englobante, equivale a construir una totalidad conereta. No esté de mas advertit que, como totalidad de esta indole, ella no pretende homogencizar el campo literario ni inhibir sus contradicciones reales; al revés, las agudiza y las define con precisién porque parte de ellas para hacer inteligible un proceso literario que nunca seré menos ci sociedad que lo produce. Tal vez el eemplo mis claro, dentro de este orden de cosas, sea el que ofrece la literatura de la Conquistav. A trazos grucsos, sobre el eje de la historia social de la Conquista, la totalidad literaria quedaria constituida por: 4) La literatura indigena que narra e interpreta la irrupcién de los conquistadores y la destruccién de los estados nativos: relatos, elegias, nticleos simbélicos que luego se desarrollardn como mitos mesidnicos, etc ») La literatura hispdnica de descubrimiento y testimonio de la nueva realidad, tensada entre el documentalismo y la fantasta, que toma forma de relaciones y crénicas, ©) La literatura popular espatiola, casi siempre a cargo de soldados desengafiados, que se expresaa través de coplas y canciones critico-satiricas. -onflictivo que la 4) La literatura moralista de los esparioles que cuestionan la legitimidad de la Conquista y condenan la dureza de sus procedimientos, frecuentemente encarnada en textos hist6ricos o juridicos 0 en simples alegatos humanitatios, ©) Laliteravura oficial hispénica, plasmada en crénicas y telaciones de lo sucedido, bajo interpretaciones provi- dencialistas y proimperiales, que con frecuencia tienden ala obtencién de prebendas personales [49] 1) La literatura espafiola catequistica, tanto en el género dramitico como en el de la oratoria sagrada, que a veces empl la enguss nas par obtener una mayor fiencia ¢) Laliteratura inaugural del proceso de transculturacin que trata de explicar lo acaccido, de situa a sus actores en ese contexto fluyente en busca de una autenticidad personal, y que contiene algunos gérmenes de lo que mucho después serén proyectos nacionales, Ciettamente el listado no determina mas que divers nivees, sin ensayat la configaraciin de una estructura, peto de cualquier modo establece un principio de ordenacién y da cabida en dla los sistemas literarios bésicos y a algunos subsistemas. Sobre este cimicnto la investigacién concreta podré diseiar la red relacional que efecivamente engurvay dinamiza ala wralidad, Es probable que el mayor problema de esta propuestaexté en lu correcta captacién del modo y momento en que esa totalidad we desintegra para dar cabida a otra sobre todo porque se puede imaginar que en esa transformacién los ritmos hist6ricos de cada tino de los componentes de la toralidad pueden variar conside- rablemente, No rastrear ese proceso equivaldria a negar el contenido substancialmente histrico dela categoria de oraidad Nacuralmente, al margen de ce qe seri el mis apremiane, «1 otros muchos y complejos problemas pendientes. “Pahorabin: sea cal fuer la magnitud y dificult de esta problemtica, no cabe dsaperibie que la organizacén del corpus de la literatura latinoamericana en términos de totalidad tiene la ventaja inmediata de superar el conflicto entre unidad ty

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