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Halperin Donghi - Cancion de Otoño en Primavera (11 Copias)

Este documento analiza las primeras advertencias sobre el futuro de la agricultura cerealera argentina entre 1894 y 1930. En 1894, Estanislao Zeballos publicó un informe que expresó dudas sobre la capacidad de la agricultura argentina para defender su posición en el mercado mundial sin medidas proteccionistas. Once años antes, Zeballos había ofrecido una visión más optimista en su libro "La región del trigo". El documento sugiere que las visiones positivas sobre el futuro de la agricultura argentina gradualmente dieron paso a exámenes más pes

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Este documento analiza las primeras advertencias sobre el futuro de la agricultura cerealera argentina entre 1894 y 1930. En 1894, Estanislao Zeballos publicó un informe que expresó dudas sobre la capacidad de la agricultura argentina para defender su posición en el mercado mundial sin medidas proteccionistas. Once años antes, Zeballos había ofrecido una visión más optimista en su libro "La región del trigo". El documento sugiere que las visiones positivas sobre el futuro de la agricultura argentina gradualmente dieron paso a exámenes más pes

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TULIO HALPERIN DONGHI CANCIN DE OTOO EN PRIMAVERA

SOC 15 - 42
argentina, transida por la admiracin ante los cambios que su expansin haba producido
11 Copias
ya. El cuadro aparece dominado por la figura simblica de una dama, rosarina como el
CANCIN DE OTOO EN PRIMAVERA: PREVISIONES SOBRE LA CRISIS DE mismo Zeballos, doa Eulogia Llanos, que hasta su edad madura haba llevado una vida
de simplicidad ms que romana, en feliz ignorancia del mundo y sus mudanzas. Estas
LA AGRICULTURA CEREALERA ARGENTINA (1894-1930)
comienzan a agolparse: Rosario se ve inundado de trficos y extranjeros, el hijo mayor de
Doa Eulogia debe transferir al nuevo ferrocarril a Crdoba tierras muy valiosas de su
TULIO HALPERN DONGHI estancia, el menor ve destruida por la ruinosa concurrencia de ese mismo ferrocarril su
empresa de transportes por carretas, y an Doa Eulogia, que fabricaba su pan y jabn
(Artculo publicado en la Revista Desarrollo econmico N 95, volumen 24, Octubre de con la patricia sencillez de una matrona romana, pero al modo de Rosario los venda al
1985) pblico, vio desvanecerse su clientela, atrada por los especiosos atractivos del pan de
panadera y el jabn importado. Colrica y desesperada, descendi del lugar de honor
entre los espartanos adornos de su sala, para arrojarlo en el pozo, el retrato del presidente
Uno de los rasgos ms notables de la imagen retrospectiva de la etapa de la historia Mitre, a quien juzgaba responsable de la destruccin de ese mundo en el que haba vivido
econmica argentina dominada por la expansin de exportaciones es el tono sombro con feliz hasta entonces.
que se describe un perodo de crecimiento econmico cuyo ritmo no encontr frecuentes Diez aos despus, Zeballos vuelve a su rincn nativo y le cuesta reconocerlo,
paralelos en otras reas y otras pocas. El lector estar tentado de ver aqu una transformado como est en una ciudad nueva y esplendorosa. Slo el saln de Doa
consecuencia del desempeo tan decepcionante de la economa argentina en tiempos Eulogia conserva su simplicidad primigenia, pero ella misma es una mujer nueva que
recientes: cualesquiera que sean sus otros logros, no puede decirse que la etapa de celebra sin vanas nostalgias su condicin de rica propietaria de inmuebles urbanos; sus
economa exportadora haya preparado adecuadamente a la Argentina para afrontar los hijos son comerciantes prsperos en la nueva colonia agrcola de Candelaria, el mayor
complejos desafos de las que iban a seguir a la Depresin. luego de vender lo que le quedaba de su estancia a un precio increblemente alto; el retrato
Esa explicacin no es sin embargo la justa: como se ver en las pginas que siguen, del general Mitre, que no ha sufrido consecuencias irreparables por su permanencia en el
ese tono sombro es anunciado por anticipaciones pesimistas acerca del rumbo final de esa pozo, ha sido restaurado al lugar de honor. Doa Eulogia, junto con su ciudad, su
etapa de rpido crecimiento que puede advertirse ya a partir de 1894. En ese ao, provincia y su Argentina, marcha hacia un futuro de prosperidad y grandeza
Estanislao Zeballos, entonces representante argentino en Washington public un informe constantemente crecientes.
sobre La concurrencia universal y la agricultura en ambas Amricas,1 que arroj las Es sta, nos asegura Zeballos, una historia verdadera: es a la vez una historia
primeras dudas sobre la capacidad de la agricultura exportadora argentina para defender ejemplar, que anticipa la redencin de toda una nacin por la agricultura. Lo ms notable
por s sola su posicin en el mercado mundial, y propuso la adopcin de complejas de ella, no es quiz el optimismo sistemtico de las proyecciones econmicas por ella
medidas protectoras para asegurar su futuro. implicadas, sino la conviccin de que ese ascenso a un nivel de prosperidad antes
Era en verdad una nota nueva: once aos antes, el mismo Zeballos haba ofrecido inconcebible es el signo exterior de algo ms complejo y valioso: la elevacin de la
en La regin del trigo2 una visin ms panormica del presente y futuro de la agricultura Argentina a un nivel ms alto de civilizacin, inimaginable ni an como posibilidad en el
1
pasado y solo confusamente anticipado en el presente.
Estanislao S. Zeballos: La concurrencia universal y la agricultura en ambas Amricas. Informe presentado al
Consecuencia de ello es que se vea en la agricultura cerealera algo ms que un
Excmo. Sr. Ministro de Relaciones Exteriores de la Repblica Argentina, Dr. D. Eduardo Costa, Washington,
1894. modo de explotacin alternativo a la ganadera, y ese punto de vista estaba fuertemente
2
Estanislao S. Zeballos: Descripcin amena de la Repblica Argentina. Tomo II, La regin del trigo, Buenos arraigado en las tradiciones ideolgicas argentinas cuando Zeballos public su Regin del
Aires, 1883, pp. 14-22 y 36-40.

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trigo. Desde fines del siglo XVIII los observadores que se atenan a una perspectiva futuras grandeza abrieron gradualmente paso a exmenes ms desencantados del presente
estrechamente econmica en su anlisis de las posibilidades de desarrollo de la regin y del futuro; pero as a travs de la nostalgia de una promesa nunca cumplida, los
pampeana fueron menos numerosos y menos escuchados que los que las vinculaban con supuestos compartidos por tantos argentinos ilustres desde la tarda colonia seguiran
los rasgos de civilizacin que juzgaban deseable introducir en la regin mediante ese coloreando desde entonces muchos de los anlisis de las insuficiencias de la agricultura
desarrollo. As, el obispo San Alberto, que denuncia para su dicesis cordobesa la argentina.
ausencia de esa mnima densidad de poblacin rural imprescindible para sostener una Esa nostalgia no deba luchar como en el pasado cuando a la crtica de las
vida civilizada, y el ilustrado Vieytes, que lamenta las consecuencias sociales y morales de consecuencias sociales y culturales del predominio ganadero Azara, Mitre o Jos
la especializacin ganadera, se ubican en la corriente central de una tradicin de ideas Hernndez haban replicado con el argumento que subrayaba la perfecta adecuacin del
frente a la cual los argumentos en que don Flix de Azara explicita las razones pastoreo a un rea de tierra abundante y escasa poblacin y capitales con una
econmicas que hacen inevitable y por lo tanto deseable esa especializacin no perspectiva opuesta, fundada en consideraciones econmicas. A partir de ahora, por el
alcanzarn a fundar una corriente rival.3 contrario, un argumento fundado en consideraciones de ese orden (a saber, la necesidad
Definida en la tarda colonia, esa corriente de crtica cultural antes que de preparar a la economa rural argentina para un futuro en que no podra ya contar como
econmica del predominio ganadero va a consolidarse junto con ste. Es el agravarse carta de triunfo con la abundancia y la baratura de la tierra), invita a conclusiones muy
de la crisis poltica posrevolucionaria el que le agrega fuerza persuasiva: en opinin de los cercanas a las que desde ms antiguo haban propuesto quienes buscaron hacer de las
enemigos de Rosas, su rgimen es el precio que la nacin debe pagar por haber permitido reformas de las relaciones sociales en las pampas el punto de partida para definir un estilo
la perpetuacin de las condiciones de atraso, aislamiento y penurias impuestas a las de convivencia nacional ms armonioso y menos injusto. Tan cercanas en verdad, que no
poblaciones rurales por el estilo de explotacin ganadera en triunfal avance en las pampas. siempre se adverta que los objetivos buscado en uno y otro caso eran diferentes, y que los
Luego de la cada de Rosas, ese punto de vista no iba a ser abandonado, aunque una vez remedios sugeridos teniendo en vista la necesaria adaptacin de la agricultura argentina al
en el poder algunos de sus enemigos y herederos encontraron menos urgente corregir esos fin de la etapa de incorporacin de nuevas tierras no eran necesariamente los ms
males inveterados, y todava en 1868 ha de encontrar su formulacin ms madura en el adecuados para satisfacer las complejas exigencias implcitas en esa antigua aspiracin a la
discurso que Sarmiento, presidente electo, pronuncia en el oasis cerealero del oeste reforma social.
bonaerense que es Chivilcoy,4 en que promete crear en seis aos otros cien centros rurales Esas aspiraciones iban en efecto ms all de la mera prosperidad: giraban en torno
como el que lo hospeda, desde donde una nueva civilizacin ha de abolir la heredada de la creacin de una sociedad rural dominada por una clase de productores
barbarie rural. independientes y prsperos, libre de excesivas desigualdades y emancipada del peso del
Cuando la agricultura cerealera comenz finalmente a cubrir las pampas, esa visin tradicionalismo campesino. Y cuando, luego de 1890, se hizo penosamente evidente que
escatolgica de lo que su avance deba significar para la Argentina haba perdido muy la sociedad que estaba emergiendo como consecuencia de la gran expansin de la
poco de su fuerza, y subtiende las febriles anticipaciones de Zeballos acerca del futuro de agricultura cerealera en las pampas estaba muy lejos de ese ambicioso modelo, en todos
su provincia y del pas. Desde entonces, iba a sobrevivir como el recuerdo de un noble esos inesperados rasgos negativos los observadores crean descubrir otras tantas
sueo que no logr hacerse realidad. A medida que el ritmo de expansin agrcola se consecuencias nefastas del acceso limitado de los cultivadores a la propiedad de la tierra:
aceleraba, su contexto social se alejaba progresivamente del proyectado por quienes era sta la causa ltima de la frustracin de ese proyecto de regeneracin nacional por la
haban esperado de la agricultura la redencin de la sociedad argentina, y las profecas de agricultura.
3 Sin duda, desde el comienzo del proceso colonizador, las unidades familiares
Cartas pastorales del Ilustrsimo y Reverendsimo Sr. D. Fr. Jos de San Alberto, Madrid, 1793, p. 3; Flix de
Azara: Memoria sobre el estado rural del Ro de la Plata y otros informes, Buenos Aires, 1943, pp. 16-17. explotadas por cultivadores propietarios haban sido menos dominantes de lo que el
4
Chivilcoy programa. Discurso pronunciado el 3 de octubre de 1868, en Domingo F. Sarmiento: Obras modelo haba requerido, y ya en la crisis de 1874 ellas perdieron terreno frente a las
completas, segunda edicin, vol. XXI, Buenos Aires, 1951.

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cultivadas por arrendatarios, pero fue sobre todo a partir de la entrada del cereal argentino voces al coro primero jubiloso y luego melanclico que cantaba las glorias de la
al mercado mundial en la ltima dcada del siglo XIX cuando estos ltimos pasaron democracia rural. Pero esto mismo sugiere quiz que aunque esa fe casi religiosa en los
a constituirse en los protagonistas de la expansin de la agricultura pampeana. Y, mientras efectos redentores de la difusin de las unidades familiares de explotacin agrcola no
esta transformacin al parecer irreversible se consolidaba, el consenso que deploraba esos poda sino tener algn efecto en las concretas medidas administrativas y legislativas
avances no perda nada de su vigor. adoptadas por el Estado ese efecto iba a ser ms ambiguo de lo que hara esperar la
Todo esto tiene a primera vista algo de sorprendente: esos eran en la Argentina condena a menudo severa del orden de cosas existentes que es su corolario ms habitual.
tiempos de tensos conflictos sociales, y de vigorosas tomas de posicin a favor o en contra Los escritos de Roberto Campolieti publicados a lo largo de tres dcadas, desde
del orden establecido. Nada de ello en cuanto a la agricultura cerealera: aqu los males del 1897 hasta 1929 ofrecen un inventario convenientemente completo de los temas que
latifundio son universalmente denunciados, y la falta de un rgimen de la tierra ms los crticos de ese orden de cosas vinieron explorando a partir de 1890; en ellos el
igualitario y (segn hiptesis tambin universalmente compartida) por eso mismo ms agrnomo italiano vuelve a recorrer un curso de ideas que no se transforma
productivo de lamentaciones igualmente frecuentes. sustancialmente, pese a superficiales adaptaciones a trminos de referencia intelectuales
En el momento mismo que esa expansin cerealera alcanzaba su lmite que se modificaron con el paso del tiempo.
geogrfico, el doctor Miguel ngel Crcano ofreca, en su Evolucin histrica de la El ncleo del argumento lo proporciona la constante conciencia de la
tierra pblica, un balance de la que a su juicio haba sido la ms importante oportunidad vulnerabilidad a largo plazo de una agricultura extensiva, cuya baja productividad era
perdida en la historia argentina, y sin entregarse sin embargo al pesimismo compensada por el bajo precio de la tierra en comparacin con el vigente en zonas
subrayaba la urgencia de enfrentar el problema del rgimen de la tierra, corrigiendo el productivas rivales, y los peligros implcitos en la valorizacin de la tierra que el xito
efecto de la pasada inactividad antes de que fuese demasiado tarde. Prologando el libro del inicial de esa agricultura deba provocar. Pero si la alarma de Campolieti ante esos
prometedor vstago de uno de los prohombres del rgimen conservador, otro de los desarrollos era fundada, no se acompaaba de una imagen clara y coherente de la
senior statesmen de ste, el doctor Eleodoro Lobos, subrayaba lo obvio al sealar que las dimensin econmica de las alternativas que va a proponer para ese desarrollo que
tendencias extremas y conservadoras en la poltica argentina coinciden en estos das en la segn teme ha de conducir a la agricultura argentina de triunfo en triunfo hasta un
misma aspiracin.5 pavoroso derrumbe final.
El acuerdo de unas y otras no proviene, como ocurre a menudo, de la tarda La definicin del problema sugiere que ya slo la adopcin de una agricultura ms
adopcin por parte de las conservadoras exigencias primero tenida por extremas. Por el intensiva permitir eludir ese destino amenazante; pero Campolieti no parece dispuesto a
contrario, la insatisfaccin ante un rgimen de la tierra dominado por la gran propiedad y explorar qu precondiciones son requeridas para que se den efectivamente las cuantiosas
la gran explotacin es se ha indicado ya uno de los motivos ms tradicionales en el inversiones requeridas para esa urgente transformacin: lo que ofrece son en cambio
legado ideolgico sobre el cual construy el conservadurismo argentino su credo poltico. homilas contra los terratenientes, que deberan abandonar su deplorable inclinacin por el
Si todo esto cierto, tambin es cierto que si la Argentina tiene una clase dominante consumo superfluo, y ahorrar as los capitales necesarios para la modernizacin de la
sta no puede ser sino la terrateniente, y no deja de ser notable que ese proyecto de agricultura. Esas exhortaciones no carecen de inters, en cuanto reflejan las
construccin de una nueva sociedad basada en la construccin de la propiedad rural ha transformaciones en el clima ideolgico, que si antes de 1914 inspiraba sobre todo ataques
podido dominar tan largamente sin enfrentar oposicin seria. Lo que es ms an notable: al rentista de la tierra, ocioso y derrochador, en 1929 sugera dirigirlos contra el ms vasto
los muchos integrantes de esa clase que vencieron el desapego ante la actividad intelectual grupo de consumidores urbanos de productos importados, hacindose eco de los
para participar en el debate sobre esos problemas, se apresuraron casi siempre a unir sus argumentos proteccionistas entonces en boga.
Pero si las soluciones que Campolieti son hasta el fin vagas y se basan ms bien en
5
En Miguel ngel Crcano: Evolucin histrica del rgimen de la tierra pblica, 1810-1916, tercera edicin, una perspectiva moralista que en una comprensin precisa de los mecanismos
Buenos Aires, 1972, p. XXXI.

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econmicos que sus propuestas se orientan a poner en movimiento, su imagen de las comprensible: el ministro a quien diriga sus informes, el doctor Wenceslao Escalante,
causas bsicas de la crisis agraria gana en claridad lo largo del tiempo; en el prlogo a La haba ya expresado en trminos inequvocos su condena por ese orden, y el rgimen de la
organizacin de la agricultura argentina (ensayo de poltica agraria)6 apunta a la tierra que sobre todo lo defina, si bien para concluir en tono apropiadamente melanclico
valorizacin de la tierra que tuvo lugar de 1903 a 1910, y la persistencia luego de ella de que su modificacin sera necesariamente gradual. En 1901 el macizo estudio de las
un estilo de explotacin agrcola madurado en la etapa de tierra barata que esa valorizacin condiciones vigentes en la agricultura argentina emprendido por el Ministerio, iba a estar
haba clausurado para siempre. dominado por ese mismo temple de desaprobacin melanclica, claramente presente por
El descubrimiento era vlido, pero tambin bastante obvio, y sin duda los expertos ejemplo en la seccin dedicada a la provincia de Buenos Aires, debida a la pluma de
vinculados al Ministerio de Agricultura (creado en 1895) participaron plenamente en l; si Carlos Girola.
no lo subrayaron tan explcitamente como Campolieti era quiz porque se sentan menos Para Lahitte, por el contrario, si innegablemente la agricultura pampeana
atrados por las exploraciones analtico-especulativas sobre las condiciones generales de la enfrentaba problemas reales, stos no afectaban sus rasgos bsicos. No por cierto el
agricultura pampeana, a las que preferan ms pedestres exmenes de las vigentes en tal o rgimen de la tierra: en 1905 sealara que econmicamente () esta reparticin de la
cual rea productiva de Buenos Aires, Santa Fe o Crdoba (no parecen en efecto haber tierra no ha de ser tan fundamentalmente desequilibrada como se ha dado a entender, 7
apreciado en mucho esa vena dominante en su colega italiano de quien el Boletn del puesto que no constitua un obstculo para la formidable expansin entonces en pleno
Ministerio de Agricultura solo publica artculos sobre temas en extremo circunscriptos; curso. Sera sin duda deseable que el arrendatario comprase la tierra que cultiva; esto es sin
ste por su parte no dej de deplorar el carcter excesivamente emprico y no bastante embargo posible en el marco existente, aunque con dificultades crecientes que Lahitte
sistemtico de los esfuerzos de aquellos). propone atenuar mediante mejoras que disminuyan los costos de produccin, transporte y
No es imposible sin embargo descubrir tras estudios monogrficos sobre un comercializacin del cereal.
cultivo, una regin o un problema que los tcnicos del Ministerio iban a producir en Esos cambios eran a sus juicios menos disruptivos y costosos de lo que muchos
abundancia durante las primeras dos dcadas que siguieron a su creacin una visin observadores suponan; a la vez los necesarios para lograr un aumento considerable en los
general de los problemas bsicos de la agricultura cerealera argentina. O ms bien un volmenes de produccin seran en cambio muy cuantiosos; hara falta en efecto nuevos
conjunto de visiones slo parcialmente divergentes, que difera menos en el inventario de medios de transporte terrestres y fluviales, obras de irrigacin, construccin y ensanche
los problemas que en la estimacin de su gravedad y de los vnculos que los ligaban. de puertos con todos sus anexos.
Entre estos agrnomos el ms influyente y no slo por el ms alto nivel de su Como se ve, el optimismo de Lahitte no supona una beata aceptacin del status
posicin burocrtica era Emilio Lahitte; era tambin el menos pesimista acerca del quo: desembocaba por el contrario en la propuesta de un programa de obras pblicas tan
futuro de la agricultura pampeana y el menos dispuesto a formular condenas tajantes ambicioso como costoso, y de un no menos oneroso retorno a la inmigracin subsidiada
contra el rgimen de la tierra dominante en las pampas (y de hecho contra cualquier otro para aliviar los problemas de mano de obra; de l se esperaba que hiciese posible un
rasgo bsico de las relaciones sociales definidas en relacin con la produccin y el retorno a la colonizacin (en el sentido que la palabra haba adquirido en la Argentina, a
comercio del grano). saber, la divisin de las grandes propiedades en lotes que se venderan a candidatos a
Sera tentador vincular esa moderacin de Lahitte como crtico social con su xito titulares de explotaciones familiares), cuya consecuencia sera la gradual prdida de
en el nuevo establishment tecno-burocrtico. Pero el hecho es que, por lo menos en sus importancia del arrendamiento y la aparcera en la pampa cerealera.
primeros escritos, solo expres su resistencia a descubrir nada intrnsecamente patolgico En este aspecto Lahitte no se aparta demasiado de los crticos del orden vigente en
en el orden rural vigente a travs de las ms cautelosas reticencias. Y su cautela era ella, para quienes slo la transformacin radical del rgimen de la tierra podra asegurar

6 7
Ing. Agr. Roberto Campolieti: La organizacin de la agricultura argentina (ensayo de poltica agraria), Emilio Lahitte: La propiedad rural. Ventas. Hipotecas. Colonizacin. Latifundio, en Boletn del Ministerio de
Buenos Aires, 1929, p. 7. Agricultura, III, 1 de junio de 1905, pp. 72-104.

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una prosperidad slida. Hay sin embargo por lo menos dos aspectos de su anlisis que Todo esto sugiere que si planear las reformas radicales no era el fuerte de Lahitte,
atenan su mpetu crtico. El primero es su identificacin casi total con el inters ello se deba a que no pona su corazn en esa tarea. Pero precisamente por eso es
terrateniente, que tiene su expresin mas obvia en el hecho de que las costosas reformas significativo que no haya renunciado a participar en ella: al hacerlo sin duda vena a
propuestas por Lahitte corren a cargo del Estado federal, cuyos recursos derivan sobre satisfacer la expectacin pblica, que vea en la crtica del orden vigente en la agricultura
todo de impuestos a la importacin y al consumo que golpean a los terratenientes con uno de los deberes primordiales de los nuevos expertos agrcolas. En el ejercicio de esa
menos intensidad que a otros grupos sociales, y la tiene menos obvia pero no menos clara funcin crtica se ha indicado ya su instintiva moderacin lo alejaba de colegas que
en el hecho de que esas mejoras destinadas como estn a aumentar la ganancia de la preferan un tono ms destemplado; an aqu, sin embargo, divergencias y afinidades
empresa agrcola no pueden sino dar nuevo impulso a la valorizacin de la tierra. alcanzan un complejo equilibrio, y termina por hacerse evidente que Lahitte ofrece la
El segundo no es menos significativo que el primero, aunque a la vez atena su versin menos innovadora de un consenso frente al cual pudo parecer ubicado en
alcance: es que evidentemente Lahitte no considera que los problemas a los cuales sus cautelosa disidencia.
propuestas intentan responder presenten verdadera urgencia. Slo cinco meses despus de Es til aqu comparar sus planteos con los que Florencio T. Molinas hace suyos en
elevar su extenso informe sobre el rgimen de la tierra, en uno ms breve sobre las 1904. Este sigue una lnea de pensamiento paralela a la de Lahitte, pero al desenvolverla
perspectivas de la cosecha 1905-1906 deja resueltamente de lado los temas que acaba de prefiere subrayar puntos reveladoramente distintos. Como Lahitte, propone el retorno a la
explorar con tanto detalle. Si se apresura a reconocer que en la Argentina la anormalidad colonizacin y ofrece una animada defensa del empresario de colonizacin, muy
parece ser una condicin normal de la produccin agrcola,8 la observacin no le inspira criticado en el pasado como mero especulador. Ahora que ha prcticamente desaparecido
ninguna alarma, sino una suerte de perplejo orgullo: se es a su juicio el precio que debe del paisaje social de la pampa cerealera, se advierte hasta qu punto esas crticas eran
pagarse por el ritmo vertiginoso del progreso agrcola. La prxima cosecha promete ser la injustas: por su inters mismo, el empresario es til para el agricultor porque est
ms grande en la breve historia de la agricultura exportadora argentina, y es necesario interesado en [su] adelanto () dependiendo por completo [su] prosperidad del resultado
asegurarse de que no falte la fuerza de trabajo cuando las circunstancias la requieran. He de los cultivos, le incumbe ayudar con sus recursos y sus consejos al agricultor. Este
aqu todo cuanto Lahitte tiene que decir para alertar a sus lectores sobre los problemas halageo retrato contrasta con el de los terratenientes rentistas: Estos propietarios que se
concretos afrontados por la economa cerealera. limitan a percibir sus rentas al fin de ao, constituyen una clase que enriquece el orden
La conviccin de que los problemas ms bsicos de esa economa carecan de la natural de las cosas con una completa actitud pasiva de su parte () disfruta de aquella
urgencia que otros les asignaban explica sin duda que algunas de sus propuestas de supervala de la tierra creada por la colectividad que la fecunda. 9 La adulacin al
reforma presentan fallas que no hubieran escapado a su mente penetrante, si las hubiera empresario de colonizacin prepara el terreno para la severa advertencia a la clase
formulado con mente menos distrada. Cmo un tan excelente conocedor de las terrateniente: para sobrevivir debe transformarse de rentista a empresaria, ofreciendo
realidades de la zona cerealera pudo, por ejemplo, proponer seriamente una detencin en crdito y asistencia tcnica a los agricultores entre quienes habrn comenzado por dividir
el avance sobre tierras nuevas, a fin de concentrar recursos y capitales en el aumento de su tierra, vendindosela tambin a crdito.
productividad en las ya explotadas? Era demasiado obvio que, mientras esas tierras Para Molinas es necesario adems introducir medidas que obliguen a los
nuevas estuviesen efectivamente disponibles, ningn gobierno argentino sera capaz de terratenientes a asumir un papel ms activo en la agricultura pampeana. El impuesto a la
reunir la competencia tcnica y la autoridad poltico-administrativa necesarias para tierra debe ser aumentado drsticamente, para imponer su explotacin ms plena, y por
imponer semejante moratoria. obvias razones de equidad fiscal: tal como estn las cosas, la contribucin territorial de una
parcela familiar es ms baja que el monto de los impuestos indirectos pagados al cabo del

8 9
Emilio Lahitte (nota fechada el 2 de noviembre de 1905), en Boletn del Ministerio de Agricultura, 1 de Florencio T. Molinas: Informe agrcola sobre la provincia de Santa Fe y colonizacin interprovincial, en
diciembre de 1905, pp. 70 y sa. Boletn del Ministerio de Agricultura, II, 1 de diciembre de 1904, pp. 35-45.

5
TULIO HALPERIN DONGHI CANCIN DE OTOO EN PRIMAVERA

ao por una familia de agricultores por yerba, arroz y azcar, e igualmente ms bajas que culminar con la adquisicin de una unidad de explotacin familiar.11 Y an tomada
las patentes anuales de carros y otros vehculos necesarios para una explotacin familiar. cuenta de la inspiracin por lo menos parcialmente apologtica de Lahitte no hay
Se advierte como Molinas est ms dispuesto que Lahitte a arrojar sobre la clase motivos para dudar de su veracidad cuando asegura que buena parte de la nueva
terrateniente el peso de la modernizacin que juzga necesaria. Pero si sus proyectos de inmigracin de aparceros era fruto de la iniciativa de colonos arrendatarios, que tomaban
reforma son menos respetuosos del inters terrateniente que los de su colega, no por eso de este modo a su cargo parcelas ms grandes que las que hubieran podido explotar
parece juzgarlos ms urgentes que ste: en 1910, en La colonizacin argentina y las directamente, para aumentar as sus posibilidades de alcanzar ganancias suficientes para
industrias agropecuarias,10 lo vemos adecuarse sin esfuerzo al clima triunfalista abrirles acceso a la tierra (si bien otros testimonios contemporneos aseguran que su
caracterstico del Centenario; sin duda sigue reconociendo que la agricultura argentina no objetivo era ms frecuentemente acumular recursos para retornar como modestos
est en la vanguardia del avance tecnolgico, pero ahora sostiene hay razones propietarios o rentistas a su tierra de origen).
econmicas muy slidas para una situacin aparentemente insatisfactoria. Si sigue siendo Pero si en 1904 an un observador honrado poda sostener que el acceso a la
cierto que los arrendatarios abundan ms que los propietarios entre los titulares de propiedad de la tierra estaba abierto por lo menos a los ms tenaces y afortunados entre los
exportaciones cerealeras, es tambin verdad que sus ganancias les permitiran comprar sus arrendatarios, para 1910 esa posibilidad parece haber desaparecido casi por completo.
tierras, si as lo deseasen. Aunque no puede negarse que esos prsperos arrendatarios slo Parece adivinarse en esos aos cruciales la sbita definicin y consolidacin de los grupos
tienen acceso al crdito de comerciantes que les imponen tasas de inters mucho ms sociales activos en la agricultura del cereal. Hasta entonces el rea del cereal era descrita
altas que la bancaria, la situacin es menos injusta de lo que aparece a un observador como una franja pionera, donde los agentes a cargo de las distintas funciones econmicas
superficial, ya que adelantar dinero y mercancas sobre la garanta de futuras cosechas es no se identificaban permanentemente con ellas, ansiosos como estaban por abandonarlas
una especulacin extremadamente arriesgada. Sin duda, no faltan razones de queja y junto con ese marco tan primitivo; si el fracaso los expulsaba de l, del xito se apreciaba
alarma, pero ellas se vinculan ms bien con el primitivismo de los sistemas de depsito, sobre todo la oportunidad que ofreca de abandonarlo en favor de otros ms amables.
transporte y crdito que con el rgimen de la tierra, y por otra parte la expansin del Esa imagen reflejaba cada vez menos fielmente una realidad en constante
movimiento cooperativo, que ha comenzado ya muy auspiciosamente, ofrece la mejor transformacin: ya en 1904, sin duda, no pocos de los jefes de explotaciones pertenecan a
promesa de eliminarlas. una segunda generacin de agricultores que vea en el austero paisaje fsico y social de la
La conversin de Molinas de entusiasta proponente de reformas radicales en pampa cerealera el marco natural para sus vidas. Pero tambin aqu el cambio decisivo fue
cauteloso defensor del orden vigente refleja sin embargo algo ms que una adaptacin a aportado por la valorizacin de la tierra, globalmente evocada por Campolieti. Gracias a
un nuevo clima nacional, en que los impulsos contradictorios de la euforia y la resignacin Roberto Corts Conde ahora podemos seguir con mayor precisin y entender mejor
se suman para frenar cualquier veleidad de cambios profundos; se relaciona de modo el proceso; su admirable El progreso argentino12 muestra cmo la valorizacin
quiz ms decisivo con las transformaciones en la situacin misma que analiza y critica. acompaa las ltimas etapas de avance de una frontera agrcola a punto de cerrarse. El
En 1904 el retorno a la colonizacin como instrumento por excelencia de la expansin de grandioso avance sobre las tierras nuevas, que haba comenzado en la dcada de 1870 y
la agricultura cerealera pampeana poda an ser considerado una alternativa viable, y no acelerado en la ltima del siglo XIX, est ahora agotndose. Las consecuencias se hacen
slo por los apologistas del contexto social en que esa expansin se daba: an ms an ms duras para los agricultores porque en las reas de ms reciente expansin surgen
defendible era la nocin de que la compra de la tierra era una posibilidad que no exceda finalmente propietarios que cumpliendo los votos de los tcnicos del Ministerio de
los recursos de los arrendatarios exitosos. As, Karl Kaerger, el muy competente experto Agricultura se deciden a ser algo ms que meros rentistas: en el oeste de Buenos Aires
agrcola al servicio de Alemania, describa la aparcera y el arrendamiento como etapas y el sudoeste de Crdoba, los cultivos combinados integran y subordinan la agricultura del
sucesivas en la insercin de colonos inmigrantes en la agricultura pampeana, destinada a
11
Karl Kaerger, Landwirtschaft u Kolonisation im Spanischen Amerika, Leipzig, 1901, v. l., pp. 106-107.
10 12
Florencio T. Molinas: La colonizacin argentina y las industrias agropecuarias, Buenos Aires, 1910. Roberto Corts Conde: El progreso argentino, 1880-1914, Buenos Aires, 1979.

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cereal a la nueva estancia de ganado fino, y una de las consecuencias es que mientras conocido y justamente respetado, y muy apreciado y utilizado como tal tanto por el
en las zonas de ms antiguo poblamiento el alza del valor de la tierra la pone fuera del gobierno argentino como por el de Gran Bretaa.
alcance de los ms entre sus cultivadores en las de frontera los lotes familiares estn En opinin de Gibson, el estado de la agricultura argentina justificaba todas las
ms frecuentemente disponibles en arrendamiento o aparcera que para compra. alarmas, pero no debido al rgimen de la tierra, sino a las insuficiencias tanto de los
Si la cercana clausura de la frontera se traduca en una acelerada valorizacin era arrendatarios (tan faltos de capital como de competencia) cuanto de los terratenientes
sobre todo porque mientras ella anunciaba ominosamente el fin de la expansin en la (quienes, contando con los recursos, se abstienen de dotar a sus tierras de las comodidades
oferta de tierras la demanda no cesaba de crecer, alimentada tanto por las masas de y mejoras capaces de atraer mejores arrendatarios). Las culpas de unos y otros bastan para
nuevos inmigrantes, acrecidas entre otras razones por la baratura cada vez mayor del explicar porque la tierra cultivada por arrendatarios es tanto menos productiva en la
transporte ocenico, como por las nuevas generaciones de colonos de las zonas de anterior Argentina que en Inglaterra, donde una economa agrcola que se encuentra entre las ms
poblamiento que estaban alcanzando la edad adulta. La relacin se haca as cada vez ms avanzadas del mundo florece sobre la base del arrendamiento.
desfavorable para el colono, que deba pagar el precio de la valorizacin en forma de Si no puede decirse entonces que Gibson ignore los problemas de la agricultura
rentas cada vez ms elevadas, mientras a la vez afrontaba las consecuencias del argentina, su esfuerzo se dirige menos a sugerir soluciones para ellos que a alertar contra
primitivismo de los sistemas de almacenamiento, transporte y crdito, que por su parte no las que otros observadores proponen. La nocin de que el aumento del impuesto a la tierra
haban sufrido modificaciones sustanciales. Sin duda, el colono estaba dispuesto a recurrir obligara a los terratenientes a hacerlas ms productivas es tan errnea como peligrosa: su
al arma que tantas veces asegur la supervivencia de la explotacin campesina en tiempos corolario lgico es la nacionalizacin de la tierra, que no ofrecera ninguna ventaja real
de adversidad, transformndose en explotador despiadado y desesperado de la mano de para el arrendatario. A las crticas contra los sistemas de comercializacin y crdito
obra familiar. Pero la eficacia de ese recurso era limitada, porque la economa de la pampa responde mediante una entusiasta defensa del pulpero, vctima a su juicio de una opinin
cerealera no es campesina, y el colono necesitaba dinero o crdito no slo para cubrir pblica influida por injustificados prejuicios tnicos (si se lo describe como un pulpo
buena parte de sus necesidades de consumo, sino para semilla, alquiler de maquinaria parasitario es porque casi siempre es gallego; si fuera ingls se lo presentara como un
agrcola y pago de trabajadores estacionales. Porque, mientras sobraban los candidatos a empire builder); por fundado que fuese el argumento, dejaba de lado el hecho notorio de
colonos, la mano de obra estacional era escasa y cara; y estaba integrada por trabajadores que el calumniado pulpero haba perdido toda independencia y no era ya sino un agente
temporarios de las ciudades y pueblos litorales y de las provincias del interior y ya en el totalmente controlado por una u otra de las compaas exportadoras de cereales, cuyo
siglo XX de migrantes estacionales de ultramar (y, por barato que fuese el transporte modus operandi Gibson se abstiene de analizar.
atlntico, los jornales deban mantenerse suficientemente altos para inducirlos a la larga A cambio de crticas y reformas, Gibson ofrece entonces exhortaciones: los
travesa). arrendatarios debieran ejercitar mayor frugalidad y diligencia, los terratenientes debieran
La anunciada crisis de la agricultura argentina parece entonces tornarse inminente, persuadirse de que su prctica de arrendar la tierra en plazos tan cortos como lo tolere el
y es comprensible que la discusin de las condiciones vigentes en ella adquiera tonos ms mercado, y sin mejoras, no slo los priva de los potenciales provechos de una explotacin
discordantes; que los escritos de intencin apologtica se diferencien ahora en algo ms ms productiva, sino que destruye gradualmente su patrimonio, ya que fuerza a los
que matices de la orientacin crtica. Un ejemplo sobresaliente de los primeros lo ofrece arrendatarios, como condicin de supervivencia econmica, a adoptar prcticas agrcolas
The land we live on,13 un breve folleto publicado en 1914 por el futuro sir Herbert Gibson, que destruyen la fertilidad de la tierra.
tambin conocido como Heriberto Gibson, un experto agrcola anglo-argentino bien Lo que comienza como una denuncia de las condiciones vigentes en la agricultura
pampeana termina as en una defensa oblicua del status quo; si la oscilacin entre una
actitud y otra no es nueva, ya que era posible detectarla en Lahitte y an en Molinas, es la
13
Herbert Gibson: The land we live on, Buenos Aires, 1914. El pasaje comentado, In defense of the pulpero, inminencia de la crisis y la conciencia de ella, lo que exaspera en el breve texto de Gibson
pp. 25-28.

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la contradiccin entre ambas. An ms claramente se descubre ella en el impetuoso baja en el precio de la tierra que la pondra de nuevo al alcance de esos agricultores
anlisis debido a un ex ministro de Agricultura, Damin M. Torino.14 Torino es an ms emprendedores y ambiciosos a quienes debiera corresponder un papel protagnico en esa
elocuente que Escalante o Lobos para denunciar el latifundio (esa herencia negra de las plena implantacin del capitalismo agrario que est en los votos del jefe socialista.16
edades oscuras del pasado argentino) y su influjo nefasto sobre la economa y la sociedad, El anlisis que ofrece Justo, si sigue haciendo del terrateniente el gran responsable
pero aunque promete discutir los modos de eliminarlo en un captulo posterior, por alguna de la inminente crisis de la agricultura, lo margina en el momento de buscar soluciones
razn prescinde de cumplir su promesa. para ella, y en la medida en que lo hace lo aleja del foco de la atencin.
Como era esperable, Juan B. Justo, el fundador del Partido Socialista en la Contemporneamente con su anlisis, otros menos hostiles a los propietarios-rentistas
Argentina, se mostr ms dispuesto a ofrecer remedio drstico a un mal que diagnostic alcanzan el mismo resultado, al sugerir que los problemas de la agricultura cerealera tienen
en trminos no muy distantes de los preferidos por sus colegas conservadores. Como ha menos que ver con el rgimen de la tierra que con los mecanismos de transporte,
notado con justeza Anbal Arcondo,15 las opiniones de Justo sobre la cuestin agraria no comercializacin y crdito; se ha visto como tanto Lahitte como Molinas haban tomado
parecen deber nada al intento de Kautsky de aplicar a su anlisis las categoras elaboradas en cuenta esta posibilidad alternativa, y el inters en sta iba a crecer todava junto con la
por el marxismo para el anlisis del capitalismo industrial. Pero no se sigue de ello que atencin prestada a la situacin de la agricultura en los Estados Unidos.
haya sido ms influido por las ideas de Henry George; esa versin cimarrona de las ideas Ella es uno de los signos de la popularidad alcanzada por la nocin de que la
de Ricardo elaborada en las soledades de California no pareci ejercer nunca atraccin Argentina estaba comenzando a lograr algn xito en la conquista del objetivo propuesto
sobre l, y no la supone su preferencia por un ms alto impuesto a la tierra, que por otra por Sarmiento, y se estaba convirtiendo en una rplica austral de ese pas modelo, aunque
parte no lo aparta del consenso de la crtica conservadora contra el orden rural vigente. su xito se reflejaba por el momento sobre todo en su capacidad de reproducir los
Lo diferencia sin embargo de sta su actitud global frente a esa clase: los problemas cada vez ms agudos que en l se planteaban.
reformadores de inspiracin conservadora se proponan redimirla de sus vicios Aunque el arrendamiento no era desde luego desconocido en las cuencas
originarios, obligndola para sobrevivir a transformarse en una clase empresaria. Para cerealeras de los Estados Unidos, los arrendatarios no tenan all gravitacin numrica
Justo sera ocioso esperar esa transformacin: la clase terrateniente argentina, que ha suficiente para constituir un grupo social de perfil definido, y separado de los agricultores
constituido su patrimonio de tierras mediante el despojo del patrimonio fiscal, y las ha propietarios: los conflictos sociales que entonces arreciaban los mostraban unidos en
valorizado mediante un despojo menos abierto pero no menos evidente del resto de la oposicin a las compaas de comercializacin de granos y los ferrocarriles. La
sociedad (a travs del uso del crdito de los bancos del Estado y el envilecimiento introduccin del paralelo norteamericano invitaba entonces a desplazar la atencin de los
monetario), es una clase parsita que no tiene ni la vocacin ni la aptitud requeridas para problemas vinculados con el rgimen de la tierra a los que derivaban del surgimiento
asumir el papel empresario que los reformadores le asignan. Si el remedio que propone no en la ltima dcada del siglo XIX de compaas exportadoras que monopolizaban el
es distinto del preferido de los reformadores de orientacin conservadora, Justo espera de comercio del cereal, o de los altos fletes y el deficiente servicio que se achacaban a los
l no la regeneracin sino la marginacin de la clase terrateniente, incapaz de tomar a su ferrocarriles, o todava de la ausencia de un sistema formal de crdito accesible a los
cargo la necesaria implantacin de una vigorosa agricultura capitalista en la zona del agricultores.
cereal. Los altos impuestos no slo someteran a esa clase a una prueba que a juicio de Todas estas alternativas son exploradas en lenguaje destemplado por Gert T.
Justo no puede superar, al requerir un aumento de productividad de la tierra para que la Holm, en un folleto publicado en ingls en 1914.17 El ncleo de su argumentacin
empresa agrcola permanezca viable, sino de modo ms inmediato provocaran una aparece anticipado en los estridentes subttulos (The truth about our agricultural
14 prosperity / Is it a myth? / 500.000.000 pesos annual wastage / The farmers hopeless
Damin M. Torino: El problema del inmigrante y el programa agrario en la Argentina, Buenos Aires, 1912,
pp. 96-97.
15 16
Anbal Arcondo: El conflicto agrario de 1912. Ensayo de interpretacin, en Desarrollo Econmico, Buenos Juan B. Justo: La cuestin agraria. Con un apndice sobre la renta del suelo, Buenos Aires, 1917.
17
Aires, vol. XX, N 79, oct.-dic. 1980, pp. 351-381, p. 478. Gert. T. Holm: Agriculture in Argentina, Buenos Aires, noviembre de 1914, p. 12.

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handicap / Which is to be, ruin or reform? / Elevators an absolute economic necessity / innovacin decisiva: en 1912 un ao de buenas cosechas, luego de varias
Urgent goverment action imperative). extremadamente desfavorables, pero tambin de precios muy insatisfactorios una
Para Holm, la causa ltima del estancamiento que amenaza a la agricultura huelga de arrendatarios comenzada en la zona de Santa Fe, se extendi por las cuencas
argentina es un sistema de comercializacin, transporte y crdito cuyas insuficiencias son agrcolas de Buenos Aires, Crdoba y La Pampa; por fin, luego de dcadas de profecas
cuidadosamente mantenidas para conservar sometido al agricultor a la siniestra alianza de optimistas o agoreras sobre el futuro de la agricultura del cereal en la Argentina, ese futuro
ferrocarriles y compaas exportadoras, cuyo agente es el comerciante local, que ofrece la pareca comenzar; el movimiento inaugurado por el Grito de Alcorta pareca abrir, o por
nica fuente de crdito de veras disponible para el colono. Debido a ellas, ste no puede lo menos anunciar la crisis que, segn los observadores menos optimistas, era el desenlace
prescindir de ese crdito insoportablemente oneroso ni an en los aos de cosechas fatal de un avance agrcola que slo pudo asegurar su ritmo frentico a fuerza de exasperar
excepcionales. Es errado en efecto suponer que una ampliacin del crdito agrcola sus contradicciones.
extendido por los bancos oficiales mejorar la situacin: slo har posible la expansin del Pero si el movimiento de los arrendatarios vindicaba a quienes desde dcadas
aberrante sistema crediticio ya vigente. Del mismo modo, reformas de la legislacin sealaban las razones por las cuales el vertiginoso avance agrcola era un avance hacia la
mercantil como la introduccin de los warrants y la prenda agraria no abrirn al agricultor crisis, a la vez anunciaba el fin de la larga poca durante la cual el diseo de la
acceso al crdito bancario; si no lo tiene no es por ninguna deficiencia legislativa, sino configuracin social que habra finalmente de implantarse en las tierras del grano haba
porque no tiene nada que ofrecer en garanta sino una cosecha destinada a perder valor por podido debatirse desde fuera y desde lo alto, mientras los distintos participantes en la
las primitivas condiciones de almacenamiento. Solo la construccin de una red de silos economa agrcola, presencias fugaces en un paisaje social todava indiferenciado, no
locales y elevadores terminales conservar para el colono el valor de su cosecha, y le tenan ni la vocacin ni los medios para terciar en ese debate.
permitir as acceso al crdito bancario. Se ha visto ya que esta nocin que slo exclua de esa condicin marginal a los
De otra manera todava lo emancipar de su servidumbre frente a las compaas terratenientes estaba ya hacindose inactual antes de 1912; fue sin embargo la tormenta
exportadoras, en cuanto le permitir participar ms activamente en los aspectos social desencadenada en ese ao la que revel clamorosamente su inexactitud, y torn
acumulativos del comercio de granos, hasta ahora explotados unilateralmente por esas problemtico el papel que haban revindicado para s los expertos agrcolas incorporados o
compaas en su propio beneficio y en perjuicio del productor. En efecto, la proteccin al no a la burocracia tcnica: la determinacin del perfil definitivo de la sociedad agraria en
valor de la cosecha ofrecida por los silos le har menos necesaria venderla apenas recogida las pampas no podra ya en ningn caso ser el fruto de la implantacin de los proyectos de
no slo porque, al asegurarle el crdito menos oneroso, le permitir llegar al fin de ciclo ingeniera social a los que esos expertos eran tan aficionados, sino el tema de las luchas
agrcola en situacin ms desahogada, sino de modo ms directo porque lo desencadenadas entre los grupos sociales que haban alcanzado ya a consolidarse en el
proteger contra las prdidas derivadas de su almacenamiento a la intemperie. Por otra rea.
parte, esa red sera mucho menos costosa de lo que quisieran hacer creer los que explotan As, cuando su ministro le solicita sugerir cursos de accin en respuesta a los
en su provecho el primitivismo vigente en el manejo de la cosecha y que a ms de problemas revelados por el conflicto, Lahitte se rehsa de modo apenas corts a tomar ese
condenar a los agricultores a creciente penuria imponen a la economa nacional un camino. El momento de hacerlo era antes de que el conflicto estallase, y sus informes de la
costo exorbitante (en un momento de entusiasmo, Holm llega a asegurar que con slo dcada anterior asegura de modo no del todo veraz haban descrito las condiciones
atender a esa urgente modernizacin de los sistemas de almacenamiento, se duplicaran que llevaron a l con una tan proftica justeza que marcaban sin posibles ambigedades,
las exportaciones agrcolas argentinas). para cualquier lector avisado, el contenido de las reformas que hubieran podido evitarlo.
Los argumentos de Holm o de Justo no introducen por cierto elementos Ahora es demasiado tarde para eso: es preciso dejar a las partes en conflicto la tarea de
radicalmente nuevos en el debate sobre los problemas de la agricultura; nueva es en
cambio la apasionada urgencia con que los plantean. Ella se vincula sin duda con otra

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definir, a travs de los acuerdos que finalmente alcancen, el nuevo rgimen de la tierra en radicales (y que se traduce en un esfuerzo sistemtico por marginar del movimiento el
la pampa del cereal.18 influjo del Parido Socialista, que sin constituirse en rival electoral serio del radical a
Es una posesin cercana a la asumida por Juan B. Justo desde el momento mismo nivel nacional de todos modos amenaza hacer ms lento el avance de ste hacia el
en que el conflicto se desencadenaba: lo que motiva a Justo a adoptarla es desde luego la control total del Congreso) sino que fija todava para sus programas de cambio en el
conviccin que es parte de su fe socialista de que el cambio social puede alcanzarse a rgimen de la tierra lmites destinados a hacerlos compatibles con los compromisos
travs de la accin de los grupos sociales desfavorecidos por el orden vigente, que tiene implcitos que el radicalismo mantiene con otros sectores de la sociedad argentina.
por corolario la esperanza de que ser la movilizacin de los agricultores la que por fin ha Esta situacin renovada a la vez por la maduracin de la sociedad en la pampa
de imponer las reformas radicales que l mismo ha propugnado por largos aos y con agrcola y la modificacin de las bases mismas del orden poltico nacional no slo se
muy poco xito. Pero esa esperanza no va a cumplirse: los cambios introducidos sern refleja en nuevos modos de accin por parte de los distintos sectores de intereses
an menos radicales que los propuestos por los ms moderados fautores de reforma en las vinculados con la agricultura, y de los titulares del poder poltico; incita a la vez a
dcadas anteriores a Alcorta. contemplar los problemas agrarios desde una perspectiva nueva.
Las dos novedades que el movimiento de Alcorta ha introducido el surgimiento Ella se refleja ntidamente en el folleto sobre El problema agrario,19 publicado por
de presiones desde dentro de la sociedad del rea cerealera como motores de cambio y el Infante en 1914, que revela una de las claves del triunfo poltico del radicalismo: mientras
carcter inesperadamente limitado de ese cambio slo se hacen comprensibles en un los radicales se negaban altivamente a reconocer la posibilidad de divisiones internas en la
contexto poltico que acaba por su parte de sufrir una transformacin profunda: es desde sociedad argentina, y con ello justificaban su vocacin de representarla acabadamente en
luego la provocada por la introduccin de la ley Senz Pea, que al transformar el rgimen el plano poltico, los asista una visin prodigiosamente precisa y justa de esas divisiones y
electoral modifica radicalmente la relacin entre el Estado y las fuerzas y grupos sociales. articulaciones, que les sugera los modos ms eficaces de utilizarlas para acrecer sus
Los reflejos de esta situacin nueva son evidentes en la trayectoria misma del fortunas electorales y polticas. Infante lleva una perspectiva anloga a su examen de las
movimiento lanzado en Alcorta. Ya en ese momento el gobierno de Santa Fe est en posibilidades que se abran a los arrendatarios; tras de comenzar de modo bastante poco
manos de la Unin Cvica Radical, que debe su triunfo a la justa comprensin de las innovador comparando las culpas de terratenientes, ferrocarriles y compaas
exigencias y oportunidades nuevas creadas para las fuerzas polticas por la implantacin exportadoras, cambia sbitamente de rumbo, para concluir que el problema no era quien
del sufragio efectivo. El nuevo gobierno provincial est dispuesto a ofrecer apoyo y era ms culpable, sino quien se presentaba como un enemigo ms formidable: era esta
orientacin a los arrendatarios; el ministro de Gobierno, J. Daniel Infante, que solo ha consideracin la que justificaba la eleccin del inters terrateniente como el adversario.
abandonado en fecha relativamente reciente la militancia anarquista por la radical, une a Cualquier alternativa hubiese significado abrir una batalla conjunta contra los
esta investidura que le otorga el control de la polica la de asesor legal de los comits ferrocarriles, los acarreadores, los bolseros y los gobiernos () cuatro luchas y de qu
de la huelga; esta feliz circunstancia hace sin duda ms fcil entender el xito tan rpido gnero y con qu enemigos.
que iba a coronar en casi todos los distritos cerealeros santafecinos los esfuerzos de los La perspectiva que Infante propone de modo tan sucinto sugiere que si la
organizadores del movimiento, que en provincias an gobernadas por administraciones modernizacin de objetivos fue el precio del xito del movimiento rural las razones
conservadoras (o en territorios sometidos a la federal) iban a afrontar obstculos ms para ello no eran tan solo polticas. En efecto, esos temibles intereses que los arrendatarios
duros. se rehusaron a definir como enemigos parecen adems haber hallado motivos para
Este apoyo poltico condiciona a la vez el curso futuro del movimiento. No slo le favorecer el xito de la protesta; hubiese sido de otro modo impensable que los
impone un apoliticismo que oculta mal una alianza de hecho con las administraciones comerciantes locales para entonces agentes sin autonoma ninguna de las compaas

18
Es la posicin que asumi ya Lahitte en el momento mismo del conflicto. Ver sobre todo Arcondo, loc. cit., p.
19
356. J. Daniel Infante: El problema agrario, Rosario, s. f.

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exportadoras diesen tan frecuentemente hospitalidad a los comits de huelguistas; y an Pero tambin entre los orientadores de la opinin pblica nacional ese inters
en ms de un caso se constituyesen en secretarios de stos.20 parece ahora perder intensidad. No es slo el problema del rgimen de la tierra el que
Como ha sealado tambin Arcondo, su actitud era comprensible;21 era ya apasiona menos; es toda la problemtica vinculada con el futuro de la Argentina rural la
evidente para quienes participaban en la economa cerealera que la crisis largamente que se aleja paulatinamente del foco de la atencin colectiva. Y se entiende por qu: los
anunciada se acercaba al punto de ruptura, y que la cadena amenazaba quebrarse por el retoques impuestos al rgimen de la tierra han permitido eludir la crisis catastrfica
eslabn que era a la vez el ms esencial y el ms dbil: el agricultor mismo. El momento anunciada por los factores de reformas, pero a la vez han consolidado en sus rasgos
se acercaba en que el alza de la renta, unida a los otros costos, amenazara la supervivencia esenciales ese orden cuyas insuficiencias la crisis hubiese proporcionado ocasin para
misma de esa empresa sin capital ni empresario que tena a su cargo producir lo que el corregir; gracias a esos retoques se asegura la perduracin en sus rasgos bsicos del orden
ferrocarril transportaba y los exportadores traficaban. Para los observadores de fuera, esa rural que se haba gestado a ciegas, a lo largo de dcadas de expansin frentica, en la
sera la oportunidad de introducir reformas profundas que reconstruiran la agricultura pampa del cereal.
argentina del cereal sobre bases menos precarias. Vista desde dentro de la zona del cereal, As la agricultura argentina ha esquivado ya es de temer que para siempre la
la ocasin exige ms modestamente un reajuste que permita al sistema productivo vigente oportunidad de constituirse en el ncleo de una nueva civilizacin tal como haba sido
seguir funcionando: el gobierno y los arrendatarios prefieren transferir a los terratenientes tenazmente anunciado a lo largo de un siglo, a partir del tardo setecientos o de un orden
el costo de ese reajuste, y los otros intereses dominantes en la economa agrcola colaboran econmico ms slido y dinmico, segn el sueo ms modesto, pero ahora se vea
discretamente en ese desenlace. tambin l demasiado ambicioso de los crticos de esa agricultura desde el tardo
Los arreglos que ponen fin al movimiento de protesta no slo traen consigo una ochocientos.
reduccin de la renta, sino que dejan en herencia una organizacin nacional de Nadie entre los contemporneos capt mejor que Alejandro Bunge22 los datos
arrendatarios la Federacin Agraria Argentina que hace suya la alianza no escrita bsicos de esa ambigua hora argentina que va de la Primera Guerra a la crisis mundial, y
con el gobierno radical anticipada en Santa Fe desde 1912 y apoya la introduccin de es revelador como tambin para ese observador sagaz y preciso, si el estancamiento
normas legales que tutelan la situacin del agricultor en tierra ajena. Estas son de nuevo agrcola est en el punto de partida de la mayor parte de los problemas que la economa
muy moderadas; en dcada y media, la fijacin de plazos mnimos de arrendamiento, la nacional afronta, la solucin no podra venir de la agricultura; an en su sobria,
obligacin del terrateniente de compensar al arrendatario por las mejoras introducidas, desencantada visin de futuro, ha sido despojada sta de cualquier lugar central.
dentro de precisos lmites, y poco ms. Esa moderacin no priva a la Federacin Agraria He aqu sin duda el punto extremo en la disipacin del viejo sueo de redencin
del apoyo slido, ya que no entusiasta, del grupo al que representa; los esfuerzos del nacional por el renacimiento en las agrestes soledades de la pampa de una Argentina
Partido Socialista por organizar su propia base dentro de los agricultores slo alcanzan eco limpia de sus manchas originarias y capaz por lo tanto de plasmar una nueva economa y
muy limitado. Sigue siendo al parecer vlida la maliciosa observacin de Gibson, que dos una nueva sociedad, ese sueo que subtenda el florecer de una corriente de anlisis de las
aos despus de Alcorta observaba que, mientras las crticas al rgimen de la tierra y realidades agrarias cuyo incisivo espritu crtico la hace menos paradjica compaera de
proyectos como el georgista impuesto nico sobre ella eran capaces de suscitar el inters una etapa de eufrico crecimiento desde que se advierte que todava lo inspira en parte la
apasionado de la opinin pblica urbana, tropezaban en la campaa con una unnime esperanza de que su promesa no permanecer incumplida.
indiferencia.

20
Los ejemplos abundan en Plcido Grela, El Grito de Alcorta: historia de la rebelin campesina de 1912,
22
Rosario, 1958, aunque el autor se abstiene de sacar conclusiones a partir de una situacin tan generalizada. Alejandro E. Bunge, La economa argentina, Vol. 1, La conciencia nacional y el problema econmico,
21
Arcondo, loc. cit., p. 363 y 375-376. Buenos Aires, 1928. De particular relevancia es el captulo 7: Nuevas posicin en la economa internacional.

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