0% encontró este documento útil (0 votos)
606 vistas7 páginas

Poemas Catulo

El documento contiene varios poemas de Catulo sobre el amor y la pasión. En el primer poema, Catulo expresa su pasión por su amada Lesbia y cómo se siente abrumado por sus sentimientos cuando la ve. En el segundo poema, lamenta la muerte de la mascota de su amada. En el tercer poema, expresa su desprecio total por Lesbia después de que ella lo traicionara.

Cargado por

Maria Castaña
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
606 vistas7 páginas

Poemas Catulo

El documento contiene varios poemas de Catulo sobre el amor y la pasión. En el primer poema, Catulo expresa su pasión por su amada Lesbia y cómo se siente abrumado por sus sentimientos cuando la ve. En el segundo poema, lamenta la muerte de la mascota de su amada. En el tercer poema, expresa su desprecio total por Lesbia después de que ella lo traicionara.

Cargado por

Maria Castaña
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 7

POEMAS DE CATULO

51: PASIÓN DE AMANTE

Aquel a mí, que par es a un dios, parece,

aquel, si impío no es, que supera a los divinos,

el que sentado en contra una y otra vez a ti

te contempla y oye,

dulce riendo, lo que, pobre de mí,

todos me arranca los sentidos, pues una vez que a ti,

Lesbia, te he contemplado, nada tengo más yo

de voz en la boca,

sino la lengua se atiere, tenue bajo mis órganos

una llama dimana, por el sonido suyo

tintinan mis oídos, y gemelas se cubren

mis luces de noche.

El ocio, Catulo, para ti molesto es:

por el ocio exultas y demasiado vibras:

el ocio también a reyes antes y a dichosas

perdió ciudades.

2: CUITAS DE AMOR

Pajarito, delicias de mi niña,

con el que jugar, que en el seno tener,

al que la yema del dedo dar, que la apetece,

y suele incitar a acres mordiscos,


cuando por la nostalgia mía esforzada,

a un amado no sé qué gusta de jugar,

y consuelito de su dolor,

creo que para que entonces su grave ardor se aquiete:

contigo jugar, como tú misma, pudiera yo,

y los tristes cuidados de mi ánimo aliviar.

Tan grato es para mí como cuentan que para la niña

esforzada su dorada manzana fue,

la que su ceñidor soltó, largo tiempo atado.

86: ¡LESBIA, PRECIOSA!

Quintia hermosa es para muchos. Para mí cándida, larga,

recta es: estas cosas yo así, una a una confieso.

El todo aquel que es hermosa, niego: pues ningún atractivo,

ninguna en tan gran cuerpo hay miga de sal.

Lesbia hermosa es, la que, como pulcrísima toda es,

tanto a todas, sola, hurtó todas las Venus.

87: AMOR LEAL, AMOR TOTAL

Ninguna mujer puede tanto decirse amada

en verdad, cuanto por mí la Lesbia mía amada es.

Ninguna lealtad en ningún pacto hubo nunca tan grande

cuanta en el amor tuyo, por la parte mía, hallada es.


109: AMOR ETERNO

Agradable, mi vida, me propones que el amor

este nuestro entre nosotros y perpetuo será.

Dioses magnos, haced que verazmente prometer pueda

y aun que esto sinceramente diga y de ánimo,

para que lícito sea a nosotros por toda la vida conducir,

eterno, este pacto de santa amistad.

5: VIVIR EL AMOR SIN TRABAS

Vivamos, mi Lesbia, y amemos,

y los rumores de los viejos más severos

todos en un as estimemos.

Los soles morir y volver pueden:

a nosotros, cuando una vez se nos muere nuestra breve luz,

noche hay perpetua, una, para dormirla.

Dame besos mil, después ciento,

después mil otros, después un segundo ciento,

después sin cesar otros mil, después ciento,

después, cuando miles muchos hiciéramos,

los conturbaremos, para que no sepamos,

o para que ningún malvado envidiarlos pueda

cuando tantos sepa que son, de besos

7: MÁS BESOS QUE ESTRELLAS

Preguntas cuántos a mí besares

tuyos, Lesbia, sean bastantes y de sobra.


Cuan grande el número de las libisas arenas

en la laserpicios a Cirene yace,

entre el oráculo de Júpiter flagrante

y el sagrado sepulcro de Bato el antiguo,

o cuantas estrellas muchas, cuando calla la noche,

los furtivos amores de los hombres ven:

tantos besos muchos, que tú beses,

para el vesano Catulo bastante y de sobra es,

los que ni percontar los curiosos

puedan, ni fascinarlos con malvada lengua.

3: DELICIAS DE LA AMADA

Plañid, oh las Venus y los Deseos,

y cuanto hay de personas más seductoras:

el pajarito muerto se ha, de mi chica,

el pajarito, delicias de mi chica,

al que más ella que a los ojos suyos amaba,

pues meloso era y a la suya conocía

misma tan bien como la chica a su madre

y no él del regazo de ella se movía

sino alrededor saltando, ora acá, ora allá,

a su sola dueña sin cesar pipiaba:

el que ahora camina por un camino tenebroso

allá, de donde niegan que vuelva nadie.

Mas a vosotros mal haya, malas tinieblas


del Orco, que todas las cosas bonitas devoráis:

tan bonito pajarito a mí me quitasteis,

oh, hecho mal, oh, pobrecito pajarito:

por tu obra ahora los de mi chica,

de llorar, hinchaditos rojecen, sus ojillos.

85: MARTIRIO

Odio y amo. Por qué esto haga quizás inquieres.

Lo ignoro, pero que sucede siento, y me crucifica.

70: PALABRAS EN EL VIENTO

Con ninguno ella, dice la mujer mía, casarse preferiría

que conmigo, no si Júpiter mismo se lo pida.

Dice: pero una mujer lo que dice a su deseoso amante,

en el viento y en la arrebatadora agua escribir menester es.

8: TODO ACABA

Pobre Catulo, que dejes de hacer lo indebido,

y lo que ves pasado perdido lo digas.

Fulgieron un día cándidos para ti los soles,

cuando acudías adonde tu niña decía,

amada para nos cuanto amada será ninguna.

Allí, cuando aquellas muchas cosas divertidas se hacían,

que tú querías, y tu chica de querer no dejaba,

fulgieron verdaderamente cándidos para ti los soles.

Ahora ya ella no quiere: tú también, impotente, no quiere,


ni lo que huye sigue, ni triste vive,

sino con obstinada mente soporta, resite.

Salud, niña; ya Catulo resiste,

y no te requerirá ni rogará, involuntaria.

Mas tú te dolerás cuando ninguna seas rogada.

Impía, ay de ti, qué vida a ti te espera,

quién ahora a ti se acercará, a quién parecerás bonita,

a quién ahora amarás, de quién que eres se dirá,

a quién besarás, a quién los labios morderás.

Mas tú, Catulo, decidido, resiste.

11: RUPTURA FINAL: DESPRECIO TOTAL

Furio y Aurelio, compañeros de Catulo

bien si a los extremos indos va a penetrar,

donde el litoral por la lejos resonante, oriental

onda es batido,

bien si a los hircanos o árabes blandos

ya si a los sagas o a los saeteros partos,

bien si las superficies que el septillizo

Nilo colora,

bien si tras los altos Alpes pisa,

de César divisando los monumentos, el magno,

el gálico Rin, los horribles, pintados de verde, últi-

mos britanos,

todo esto y cuanto traiga la voluntad


de los celestes, una vez a probar preparados,

unas pocas anunciad a mi chica,

no buenas palabras.

Con sus adúlteros viva y valga,

a los que de una vez abrazada tiene a trescientos,

a ninguno amando de verdad, pero una y otra vez de todos

los ijares rompiendo,

y no al mío se vuelva, como antes, a mi amor,

el que por culpa de ella cayó como de un prado

la última flor, después de que, de largo pasando,

tocada por el arado ha sido.

También podría gustarte