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Infancia y Destrucción de Amy Winehouse

Este documento resume la vida de la cantante Amy Winehouse, incluyendo su infancia difícil con una madre sobreprotectora y un padre ausente, su diagnóstico de depresión a los 13 años y su introducción a los antidepresivos que la afectaron negativamente, y cómo la música se convirtió en una forma de escape para ella.
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Este documento resume la vida de la cantante Amy Winehouse, incluyendo su infancia difícil con una madre sobreprotectora y un padre ausente, su diagnóstico de depresión a los 13 años y su introducción a los antidepresivos que la afectaron negativamente, y cómo la música se convirtió en una forma de escape para ella.
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Amy Winehouse, el lado destructivo

Claudio Spivak

El documental Amy retrata la vida de la cantante y compositora Amy Winehouse.


Debemos está versión biográfica al director Asif Kapadia. Entre los diversos testimonios
que la componen, resaltan los referidos a la infancia de la cantante.
De esos años, la madre de Amy describe que ha encontrado dificultad para enfrentar a
su hija. Sólo aceptaba lo que niña hacía o proponía. Se refiere a sí mismo como
“blanda”. Recuerda que su hija le decía: “Mamá, eres muy blanda conmigo… saldría
libre de un asesinato si por ti fuera. Deberías ser más dura". En este dicho ya hay una
alusión a cierta agresión de la niña, que no encuentra cauce ni limitación.
Por el lado paterno las cosas no van mejor. Los recuerdos de Amy están marcados por la
ausencia de su padre, al menos para las cosas importantes. En especial para referenciar
el respeto hacia la madre.
Mitchell, el padre, nos explica que sucedía. A los 18 meses de Amy conoció a otra mujer
en el trabajo. Con ella que inició un romance. Debieron pasar ocho o nueve años para
que abandonara su casa. Dice: “fui un cobarde”. Sin embargo no considera que esto
haya afectado a la hija. Entiende que Amy lo superó rápidamente.
En la versión de la cantante esa separación tiene carácter de acontecimiento. Si antes era
una niña alegre, nerviosa y agradable, luego de la separación las cosas cambiaron. En
ese momento pensó que podía hacer lo que quisiera… lo cual era genial. El resultado no
se hace esperar. Se hace tatuajes, perforaciones, no asiste a la escuela y juguetea con
algún noviecito.
Alrededor de los 13 o 14 años, su vida conoce otro vuelco. Es llevada a un médico y le
indican antidepresivos. El tratamiento propuesto le hace conocer el Seroxat,
medicamento que fue proscrito más tarde por sus efectos adversos. Según Amy, esa
droga la dejaba loca y muy atolondrada. También ya deja entrever una posición
melancólica. Señala que, si bien a veces se sentía rara y diferente, desconocía qué era la
depresión.
En ese punto la música surge como solución, una diferente a la del Seroxat. Relata:
-Por eso escribo música. No soy una persona desquiciada. Hay mucha gente que sufre
depresión, que no tiene un escape, que no puede tomar una guitarra durante una hora y
sentirse mejor.
Freud señalaba que, en la génesis del superyó, no podía descartarse la mutua influencia
de factores congénitos y otros ambientales. Así se refiere a lo que otro autor
denominaba “educación patógena”. Se distingue aquí entre dos tipos de educación: una
excesivamente severa y otra de consentimiento. Sobre la última explica: “El padre
«desmedidamente blando e indulgente» ocasionará en el niño la formación de un
superyó hipersevero, porque ese niño, bajo la impresión del amor que recibe, no tiene
otra salida para su agresión que volverla hacia adentro (…)”.
La agresión vuelta hacia adentro es lo queda capturado por el superyó hipersevero. En la
melancolización el superyó hiperservero se abate, con furia y sin misericordia, sobre el
yo. Ese componente destructivo, dice Freud, a menudo empuja a la muerte.
Ya convertida en cantante de jazz Amy repetirá en el estribillo de What it is about men:
-Ahora mi lado destructivo mide un kilómetro de ancho.
No pasará mucho tiempo hasta que esa destrucción actúe sobre ella.

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