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El Libro Aventurero

El libro de aventuras le dice al portarretratos que quiere volver a viajar y vivir las aventuras que guarda en su corazón. Un niño llega a la casa del abuelo y le pide ir a lugares lejanos. El abuelo le da al niño el libro, diciéndole que un libro puede llevarlo a países lejanos para vivir maravillosas aventuras. El portarretratos mira con cariño la fotografía que contiene.
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El Libro Aventurero

El libro de aventuras le dice al portarretratos que quiere volver a viajar y vivir las aventuras que guarda en su corazón. Un niño llega a la casa del abuelo y le pide ir a lugares lejanos. El abuelo le da al niño el libro, diciéndole que un libro puede llevarlo a países lejanos para vivir maravillosas aventuras. El portarretratos mira con cariño la fotografía que contiene.
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EL LIBRO AVENTURERO

—Tengo dentro de mí los siete mares, las estrellas más distantes y los
sueños más maravillosos —dijo el libro de aventuras que el abuelo había
dejado en un cajón lleno de pequeños recuerdos.
—¿Y nos eres feliz? —le
preguntó un portarretratos
que lucía la fotografía de una
joven sonriente y
enamorada. —Me hace falta
volver a viajar; vivir otra vez
las aventuras, los sueños y
las ilusiones que guardo en
mi corazón...
—¡Ah! —dijo el portarretratos—. Cómo quisiera yo que un enamorado me
tomara entre sus manos, sonriera al ver la fotografía, y me acercara a su
corazón para volver a vivir... Así transcurrieron lentamente los días. El
tiempo, que cubre todas las cosas con la ceniza de los años y el polvo de
las estrellas, vio un día llegar un niño a la casa. Tenía en sus ojos el mismo
brillo y la misma sonrisa de la muchacha del portarretratos.
—Abuelito, quiero viajar por el mundo y conocer los países donde viven los
príncipes que tienen tigres sueltos en los jardines... Quiero ir hasta las
estrellas en una nave espacial... Quiero vivir con una tribu de indios en el
fondo de la selva... Quiero...
El abuelo miró a los lados y le dijo: “Ven, acércate. Te voy a revelar un
secreto. Te daré la llave para abrir la puerta de tus sueños. Ven conmigo”.
Se levantó y llevó al niño hasta el armario. Allí le pidió que sacara el cajón
lleno de recuerdos.
—¡Me voy a viajar! —dijo emocionado el libro cuando el abuelo lo tomó en
sus brazos y se lo obsequió al niño diciéndole que un libro es como una
nave que lleva a uno a los países más lejanos para vivir las aventuras más
maravillosas.
Luego, tomó el portarretratos y lo acercó a la ventana para mirar con
cuidado la fotografía de la muchacha. La recorrió lentamente, sus ojos se
iluminaron; sonrió y la acercó a su corazón.
—¡Cómo te quiero! —dijo, y afuera brilló el sol con más intensidad y todas
las estrellas del firmamento temblaron de alegría.

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