CREANDO IDENTIDADES: ALFARERÍA DOMÉSTICA Y LA PRODUCCIÓN DE
VIVIENDAS, COMUNIDADES, Y PAISAJES EN EL VALLE DEL RÍO ULÚA
Jeanne Lopiparo, Ph.D., Universidad de California, Berkeley
Por medio de las excavaviones detalladas de sitios domésticos del
Clásico Terminal, mis investigaciones recientes en el Valle del Río Ulúa
demostraron la producción dispersada de artefactos de cerámica y su
integración en rituales domésticos. Basada en excavaciones y análisis, examiné
las implicaciones de la alfarería doméstica para los procesos de integración
social a escalas múltiples. Integrando la evidencia de sitios a lo largo de la
región, consideré cómo las identidades sociales fueron mantenidas y negociadas
por medio de las prácticas compartidas al nivel de las viviendas, la comunidad, y
la región. En particular, examiné cómo las prácticas y productos de la alfarería
doméstica estuvieron involucrados en la reproducción social por medio de su
incorporación en rituales de renovación.
Como directora del Proyecto Arqueológico Clásico Terminal (PACT) llevé
a cabo doce meses de excavación y análisis de sitios domésticos, que
produjeron información abundante sobre la alfarería a pequeña escala. Estas
investigaciones han provisto un nuevo entendimiento — tanto de la organización
de producción doméstica — como de los procesos de reproducción social en el
Clásico Terminal en el Valle Ulúa. Figura 1 indica el área de investigación.
Excavamos los sitios iluminados en 2001, que están indicados según sus
números: CR-103, CR-80, y CR-381. CR-132 fue excavado como parte de un
1
estudio preliminar del Proyecto Arqueológico Sula (dirigido por John Henderson
y Rosemary Joyce). Travesía y Cerro Palenque son dos de una docena de
centros regionales en el valle durante el período clásico (Henderson y Joyce
2000; Joyce y Sheptak 1983). Incorporé muestras de cerámica de todos estos
sitios en el análisis de los artefactos de pasta fina.
Mis investigaciones para este proyecto consistieron en excavaciones y
análisis de sitios en el aluvio central — la región más fértil al fondo del valle.
Dirigí excavaciones horizontales en tres sitios domésticos con la ayuda diestra
de un equipo de excavadores hondureños. Catalogué todas las clases de
artefactos excavados en el campo usando las facilidades de la oficina regional
del norte del Instituto. El análisis llevado a cabo en Honduras incluyó la
clasificación de mas de 150,000 tiestos de cerámica. Hicimos flotación de más
de 600 muestras de suelo, y el análisis de los restos de plantas preservadas, lo
cual se llevó a cabo en la Universidad de California, Berkeley. Al regresar a los
Estados Unidos, realicé el análisis estilístico de más de mil moldes y artefactos
hechos con moldes. Para tratar el asunto de la producción e intercambio
regional e interregional, las cerámicas de pasta fina fueron sometidas al análisis
petrográfico y fisicoquímico para determinar su composición. Se analizó la
composición química de los artefactos de obsidiana en el laboratorio de XRF en
Berkeley. Y finalmente, mi análisis regional del paisaje se apoyó en una
consideración del patrón de asentimiento, las orientaciones de sitios y entierros,
y los alineamientos con prominentes rasgos naturales. Este análisis reveló
evidencia de muchas prácticas compartidas a través del valle.
2
Las excavaciones resultaron en evidencia extensa de la realización de
alfarería doméstica, incluyendo moldes, artefactos hechos en moldes, basureros
especializados, y facilidades para la preparación y cocción de barro. Figura 2
demuestra un horno subterráneo con paredes de barro quemado. Lo
encontramos al lado de un basurero con una concentración densa de moldes,
que sugiere que fue usado para cocinar las cerámicas hechas en molde.
Las excavaciones y el análisis de artefactos han demostrado: 1) que
cada taller doméstico producía distintos artefactos de figuras hechos en molde;
2) que estos distintos productos fueron incorporados en rituales asociados con la
renovación de viviendas y sus habitantes; y 3) que rituales relacionados con los
ciclos de vida de viviendas — y habitantes — fueron coordinados a través del
paisaje (véase Lopiparo 2003 para una discusión más amplia). Propongo que
las asociaciones de los ciclos de vida de gente con los de viviendas fueron
inscritas en la cultura material y el paisaje doméstico por medio de la producción
de distintos artefactos de cerámica. Por medio de las materializaciones de
identidad doméstica a través del tiempo, las viviendas servían como
monumentos a la perpetuación de la propiedad, los derechos, y los privilegios de
las “sociedades domésticas,” definidas, por ejemplo, por Susan Gillespie:
...entidades corporativas, a veces de gran tamaño, organizadas por sus
residencias compartidas, su subsistencia, sus maneras de producción, su
origen, sus acciones rituales, o su esencia metafísica, todo lo cual implica
un compromiso con un corpus de propiedad doméstica, que a su vez
materializa el grupo social. Las viviendas se definen y se reproducen
socialmente por las acciones involucradas con la preservación de su
propiedad comunal, como una forma de reproducción material que
objetiviza su existencia como un grupo y sirve para configurar su estatus
con respecto a otras viviendas en la sociedad más amplia. (Gillespie
2000a:1-2, traducido por Jeanne Lopiparo)
3
Según este modelo, era por medio del desempeño de las obligaciones y
responsabilidades de una afiliación con una vivienda que se producían y se
reproducían estas estructuras sociales en la vida diaria (compárese con Gillespie
2000a, 2000b; Joyce 2000).
La participación compartida en rituales a escalas múltiples formaba la
base de identidades comunales y comunidades de prácticas compartidas en
múltiples redes jeterárquicas en el Valle Ulúa. La producción de artefactos de
pasta fina se conformó a un modelo de un modo de producción ritual, tal como lo
que formuló Katherine Spielmann (2002). Fueron la participación en el
desempeño de rituales y la creación de objetos para estos rituales lo que motivó
la producción y preveyó los foros para la exposición, el consumo, y el
intercambio de la cultura material.
LA PRODUCCIÓN DE SOCIEDADES DOMÉSTICAS
Una consideración de la relación dialéctica entre la estructura y el poder de
gestión es fundamental al enfoque de este proyecto a escalas múltiple. Estudios
recientes en la arqueología de sociedades domésticas se enfocan en el trabajo
de recrear y mantener las estructuras sociales, avanzando la concepción de una
sociedad heterogénea, fluida, y siempre en progreso. Un énfasis en la
arqueología doméstica basada en las teorías de la práctica (Bourdieu 1977,
1984) y la estructuración (Giddens 1979, 1984) supone: primero, una suposición
que la escala pequeña constituye la sociedad; segundo, una investigación de
cómo las estructuras de conocimiento se manifestaban en la cultura material y el
4
ambiente construido; y tercero, una consideración de los ciclos de desarrollo de
viviendas — no sólo como replicación sencilla — pero como reproducción social
dinámica (Lopiparo 2003). Los ciclos de vida dependían del trabajo de gente que
enseñaba, aprendía, y se relacionaba con sus historias específicas y ambientes
materiales. Las conceptualizaciones del trabajo perpetuo de la constitución de la
cultura ponen en relieve la importancia de las prácticas a pequeña escala.
Cambian el enfoque de lo que son las viviendas — a lo que hacen las viviendas y
sus habitantes para producir y reproducir la cultura en el proceso de reproducirse
a sí mismos.
Me interesa en particular el problema perpetuo de cómo se integran los
modelos a escalas grandes de sociedades Mayas con las valiosas perspectivas
provistas por los estudios al nivel doméstico. Uno de los objetivos principales de
mi proyecto fue examinar las implicaciones de la producción doméstica y el
consumo dispersado de las cerámicas “élites” — para la integración de las
economías domésticas en un sistema sociopolítico regional. Al estudiar la
producción a la escala pequeña, examiné la relación entre las prácticas locales y
los desarrollos complejos y dramáticos que caracterizaron la transición entre el
clásico tardío y el clásico terminal en la región Maya. El Clásico Terminal
correspondió al período del “colapso” del período Clásico Maya, cuando los
sitios monumentales en las tierras bajas suspendieron la construcción y vieron la
disminución de las poblaciones. En el Valle Ulúa, en cambio, el asentamiento
alcanzó su cima — y el centro más grande del valle se desarrolló en Cerro
Palenque (Joyce 1985, 1991).
5
Pero ¿cómo se relaciona el colapso con la alfarería? El colapso
correspondió con el cambio extenso de la cerámica policromada a los tipos de
pasta fina (Joyce 1985, 1986, 1987, 1993). La adopción de estos tipos ha sido
visto como evidencia de una nueva afiliación cultural de los sitios demostrando
evidencia para los procesos descritos como colapso — y aún de la invasión de
estos sitios. La producción de las cerámicas de pasta fina en el Valle Ulúa
presenta un desafío a la explicación de este cambio por medio de factores
externos a la escala grande. Contrastando con estos centros en las tierras
bajas, la produccón de las cerámicas de pasta fina fue contemporánea con el
nivel más grande de la nucleación de asentamiento en la región. Se produjeron
los tipos localment, y mis investigaciones demuestran que su producción se llevó
a cabo a la escala más pequeña posible — tal como la alfarería doméstica.
La evidencia estilística y la presencia de moldes en abundancia en cada
sitio indica que se produjeron estos artefactos al nivel de vivienda individual
(Lopiparo 2003). El análisis composicional identificó huellas químicas y
microscópicas distintas que confirman su producción dispersada (Speakman y
Glascock 2003). Los grupos en Figura 3 representan tres recetas distintas de
arcilla que corresponden a tres regiones diferentes del valle. Figure 4 muestra
polígonos Theissen que corresponden a los bordes de posibles entidades
políticas que fueron las fuentes de los grupos composicionales distintos. Esta
evidencia es respaldada por la asociación de rasgos estilísticos distintos con
varios sitios asociados con las diferentes entidades políticas (Lopiparo 2003).
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Propongo que la organización dispersada de la alfarería en estos sitios
sugiere que el sistema social de la región se integró por medio de la
participación en interacciones sociales y rituales entre y dentro de comunidades
locales. El intercambio de bienes hechos localmente se llevó a cabo entre
sociedades domésticas — sin control centralizado por sistemas políticos o
gubernamentales a la escala grande. Considero las relaciones sociales y
políticas desde la perspectiva de las múltiples redes jeterárquicas en que
participaron las viviendas y comunidades. Hago el argumento que era la
participación en la producción y la reproducción compartida que formaron la
base de comunidades e identidades sociales a escalas múltiples.
ANÁLISIS A ESCALAS MÚLTIPLES: VIVIENDAS, COMUNIDADES, Y PAISAJES
Los sitios domésticos en el aluvio central constan de grupos de lomas,
que son plataformas extensas de tierra que fueron construidas por ocupaciones
consecutivas sobre cientos o miles de años. Las superficies de las ocupaciones
de las lomas tenían varias estructuras pequeñas de bajareque alrededor de un
patio central. Los sitios incluyen grupos de entre dos y diez lomas, y las lomas
varían mucho en tamaño — entre 500 y 5000 m2 en área y entre uno y tres
metros en altura. Los sitios seleccionados por excavaciones abarcan esta gama
de variedad. CR-103 y CR-381 son sitios más pequeños, con pocas lomas del
mismo tamaño — a diferencia de CR-80 que tiene una loma central enorme,
rodeada de ocho lomas más pequeñas. CR-132 es un sitio inusual en la
presencia de uno de los muy pocos campos de pelota afuera de los centros
7
regionales. Este campo de pelota sugiere que CR-132 era un foco ritual para la
comunidad local.
Las ocupaciones del clásico tardío hasta el clásico terminal en todos los
sitios demostraron múltiples renovaciones de las casas de bajareque. Estas
renovaciones incluyeron evidencia que las estructuras fueron quemadas y
removidas en asociación con la construcción de nuevas superficies y casas y el
entierro de los muertos y ofrendas rituales. A veces se construyeron las casas
sobre plataformas bajas, y ocasionalmente se encuentran los rastros de estucco
de los pisos y las plataformas. Frecuentamente, se construyeron estos edificios
en los mismos lugares, y hay evidencia de la continuidad en el uso de espacio
para otras actividades domésticas — por ejemplo, la preparación de comida, la
producción de las cerámicas, y la deposición de basura.
Los objetivos del trabajo de campo incluyeron: primero, excavaciones
horizontales de sitios domésticos en el aluvio central para examinar la
organización de actividades domésticas durante el clásico terminal; segundo, la
identificación de evidencia para la producción doméstica de las cerámicas de
pasta fina; tercero, la reconstrucción de la escala y organización de los procesos
de la producción y el consumo; y cuarto, la identificación de los atributos
estilísticos y composicionales de los productos domésticos.
Las excavaciones en CR-103, CR-132, y CR-381 proveyeron múltiples
líneas de evidencia de todas las etapas de la alfarería (Lopiparo 2003). Esta
evidencia incluyó las facilidades para la preparación de arcilla, moldes para la
formación de artefactos, y múltiples facilidades para la cocción de las cerámicas.
8
Se encontró el horno subterráneo al fondo de una loma en CR-103 en
asociación con depósitos densos de basura, que incluyeron concentraciones de
fragmentos de moldes y artefactos hechos con moldes. Los basureros en todos
los sitios con evidencia de la producción incluyeron muchos ejemplos de pares
de artefactos y los moldes en que fueron hechos. En CR-80, donde el tamaño
grande del sitio resultó en una muestra más pequeña de excavacion, no
encontramos evidencia de todas las etapas de la alfarería. Sin embargo, el uso
de moldes en las ofrendas debajo de los pisos, como varias ofrendas
encontradas en los otros sitios, indica que la producción de las cerámicas tuvo
una importancia simbólica aquí también — y tal vez fue realizada en otra parte
del sitio.
Los depósitos de artefactos enteros o fragmentos grandes en contextos
de la renovación de las estructuras son la evidencia principal para los rituales
domésticos en la región. Encontramos, por ejemplo, un molde de una figurilla
enorme en una ofrenda en CR-103 [Figura 5]. Como el molde grande de CR-80,
muchos de los moldes y figurillas de todos los sitios representan mujeres
llevando los tipos de vasijas hechos en moldes que también encontramos en
ofrendas [Figura 6]. La presencia de dos de estos moldes en los depósitos
asociados con la renovación de los sitios sugiere que los procesos de
producción fueron enfatizados.
PRODUCCIÓN RITUAL Y LA MATERIALIZACIÓN DE IDENTIDADES
Como lo demuestra la antropóloga, Brenda Bowser (2000) la creación y el
uso de las cerámicas distintas hubieran sido centrales para la demarcación de
9
las identidades y las alianzas sociales y políticas. Propongo que la
representación de las mujeres en estos moldes demuestra la importancia de su
participación en acciones políticas y rituales. Además, el uso de moldes hubiera
permitido la participación de aprendices no especializados — por ejemplo, los
niños — en la producción de productos ejemplares (Lopiparo en prensa). La
creación de tales símbolos potentes de identidad social es central al modelo de
Spielmann (2002) de un modo de producción ritual para explicar la reproducción
de la sociedad. De esta manera, no se puede separar el ámbito político del
doméstico. Los procesos de la producción social incorporaron a todos los
miembros de las viviendas.
Las comparaciones del análisis estilístico y composicional de las
cerámicas de estos sitios con las colecciones de sitios contemporáneos
demostraron la variedad tremenda entre los artefactos de pasta fina. Se
encuentran muchos de los mismos tipos de artefactos y categorías de diseños
en todos los sitios, pero la variedad en la ejecución de los diseños es inmensa.
Notablemente, aunque todos son hechos en moldes, casi no hay dos idénticos.
Se ve esta variedad tanto en los artefactos como en los moldes mismos,
indicando que la fabricación en serie no era el objetivo. El número de
variedades, por ejemplo, en la ejecución del tipo de diseño de pseudoglifos
ilustrado en Figura 7, sugiere la posibilidad que las distinciones hayan sido
“legibles” para los que los producían y los veían en contextos sociales y rituales.
Además de la variedad dentro de los tipos ubicuos de artefactos,
encontramos diseños y artefactos únicos en cada sitio. En particular, muchos de
10
los depósitos rituales incluyeron representaciones que son muy inusuales —
hasta únicas — en el corpus iconográfico del sitio. En CR-381 encontramos una
categoría de artefacto que tal vez haya sido única en el valle. La mayoría de
estos artefactos son ornamentos (colgantes y cuentas en particular) que
representan una variedad de máscaras en miniatura. Incluyen diseños de
rostros ancianos, arrugados, regordetes, monstruosos, zoomórficos, y
esqueléticos [Figuras 8]. Además de las máscaras, hay colgantes que
representan animales, como venados, pájaros y monos en poses provocativas
[Figura 9]. Encontramos muchos ejemplos de diseños en una variedad de
tamaños, incluyendo cuentas pequeñitas, pero talvez lo más intersante sea el
descubrimiento de muchos de los moldes usados para producirlas [por ejemplo,
Figura 10]. Documentación de ejemplos de estas máscaras en excavaciones en
el valle nunca han sido publicado — lo cual sugiere que estos artefactos fueron
producidos para el consumo local al nivel de la vivienda.
CICLOS DE VIDA DE VIVIENDAS Y SUS HABITANTES
Mientras que los estudios se han enfocado en el consumo de las figurillas
en rituales, yo enfatizo también la importancia simbólica y ritual de su
producción. Considero la alfarería no sólo como una actividad económica sino
también como un modo metafórico de la reproducción. El énfasis en la alfarería
en contextos rituales sugiere que era una etapa crucial en los ciclos de vida
paralelos por medio del cual se reproducían las sociedades domésticas — desde
los ciclos de vida de las estructuras domésticas hasta los ciclos de vida de los
humanos. La asociación integral de los rituales de los ciclos de vida de los
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humanos con los del ambiente construido es más aparente en la destrucción y
reconstrucción de las casas, contemporáneamente con el entierro de los
muertos bajo sus pisos. Las cerámicas y moldes encontrados en ofrendas
asociadas con estos eventos crearon vínculos simbólicos — no sólo con su
consumo — sino también con su producción. En CR-103, por ejemplo, cuatro
artefactos hechos en molde fueron enterrados en el colapso quemado de un
horno de bajareque [Figura 11]. Los artefactos estaban intactos y no fueron
quemados, sugiriendo que fueron puestos intencionalmente en el colapso del
horno. Se encontró este horno con la quemadura y el arrasamiento de una
estructura y con un entierro. Dos estructuras en superficies más tardías también
fueron arrasadas en la misma área de la loma, y estos depósitos incluyeron un
molde que es estilísticamente idéntico a uno de los artefactos en la ofrenda del
horno colapsado [Figura 12].
Propongo que tanto el entierro de los muertos en los pisos de casas —
como sus rituales asociados — eran prácticas integrales en la creación de los
antepasados. Puesto que estas prácticas rituales no representaban la
terminación de la vivienda sino que aseguraban su renacimiento o renovación.
Como sugieren las arqueólogas Susan Gillespie (2000b, 2001) y Patricia
McAnany (1995, 1998), era por medio de la creación y el mantenimiento de los
antepasados que la perpetuación y la prosperidad de la vivienda eran
aseguradas. De este modo, el entierro de artefactos de cerámica y la
destrucción de las casas eran modos de renovar la sociedad doméstica
(compárese con Hendon 2000). Por lo tanto, las actividades reproductoras
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incluían no sólo la procreación de seres humanos, sino también las prácticas
diarias de proveer el sustento y el refugio — y las prácticas rituales de mantener
a los antepasados, que aseguraban la propagación de la sociedad doméstica.
La creación de figurillas al nivel doméstico, y la asociación de ciertas figurillas
con viviendas específicas, indican que la producción de estos artefactos en
particular era una costumbre esencial en la recreación de la vivienda. Y
además, la asociación de moldes con transiciones y renovaciones en los ciclos
de vida de las casas mismas refuerza esta significación.
RITUALES A ESCALAS MÚLTIPLES EN EL PAISAJE
Se pueden entender los entierros, las ofrendas, y las renovaciones
estructurales en el valle desde el punto de vista de rituales de renovación a
múltiples escalas temporales y espaciales. A través de las historias de la vida
de estas viviendas, el cosmos fue inscrito en el paisaje por medio de la
renovación de — e interacción con — la cultura material y el ambiente construido
y natural. Los entierros proveyeron un ejemplo de la creación de la memoria
social por medio de las prácticas repetidas en las cuales las ideas sobre el
espacio y el tiempo fueron desempeñadas en el paisaje doméstico.
En CR-80 dos entierros contiguos debajo de un piso no fueron enterrados
al mismo tiempo. La ubicación del segundo — exactamente al lado del primero
y en la misma posición — sugiere una serie de costumbres formalizadas que
fueron mantenidas cuidadosamente en la memoria social de los miembros de la
sociedad doméstica. Por medio de los rituales que acompañaban a los entierros
de miembros de la sociedad doméstica y las renovaciones de las casas, se
13
expresaban las narrativas compartidas sobre el espacio y el tiempo — y su
significación para los ciclos de vida de las viviendas. Dado que estos rituales
frecuentemente incluían moldes y artefactos distintos, propongo que los
artefactos tuvieron un papel importante en la materialización de la identidad y la
memoria por medio de los rituales. Pero la ubicación de los entierros en el
paisaje tenía una significación más extensa que la vivienda.
Los entierros en todos los sitios excavados mantuvieron la misma
orientación a 24º, o perpendicular a 114º [Figura 13]. Aunque parece que las
orientaciones de las estructuras y las plataformas dependían de factores locales,
la consistencia de las orientaciones de los entierros es el resultado de prácticas
compartidas a través del valle. Frecuentemente, los sitios en el valle tenían una
orientación al nor-noreste, incluyendo las plazas centrales a los centros
regionales del valle, como Currusté, Cerro Palenque, y Travesía [Figuras 14-16].
Al trazar el mapa de la variedad entre los centros en estos alineamientos,
encontré que los ejes norte-sur fueron alineados con la cima de la montaña más
alta del valle [Figura 17]. Además, los ejes este-oeste hubieran estado
alineados con la salida del sol durante el solsticio del invierno, un punto asociado
con un momento crítico para la renovación del ciclo annual. En Figura 18 se
puede ver que el eje perpendicular centrado en Travesía también está alineado
con las cimas más altas a los lados este y oeste del valle. Esta orientación
alinea el sitio con la montaña este a la salida del sol durante del solsiticio del
invierno y con la montaña oeste a la puesta del sol durante el solsticio del
verano.
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Esta evidencia sugiere la participación en una cosmología regional, con
concepciones compartidas de los rasgos del paisaje sagrado, las observaciones
de los ciclos solares, y la significación de su conjunción. Sin embargo, esta
cosmología también fue producida y reproducida al nivel doméstico. Fue
manifestada e incorporada por medio de los paisajes y las prácticas diarias. En
la construcción y la renovación de las casas — y particularmente en los entierros
de los muertos asociados con estas renovaciones — los referentes geománticos
que enlazaban las viviendas con los eventos astronómicos importantes se
mantuvieron en el paisaje local.
Las representaciones de identidades, derechos, y relaciones sociales —
manifestadas por estos rituales — fueron tanto críticas para la definición de las
relaciones entre comunidades, como para la perpetuación de los centros. Por
medio de las prácticas repetidas en la creación del espacio sagrado y cotidiano,
se reproducía la significación del orden cosmológico y, a la vez, se inscribía en
la memoria social. Consecuentemente, los sitios “lomas” son ejemplos
excelentes para la observación de estas prácticas compartidas, proveyendo
trazos de cómo se manifestaban las ideas sobre el orden cosmológico a través
del tiempo en la cultura material y en el paisaje. En sus cientos o miles de años
de ocupación, los sitios domésticos en el Valle Ulúa son monumentos evocativos
de la reproducción de las sociedades por medio de la producción en el mundo
material.
15
AGRADECIMIENTOS:
El Proyecto Arqueológico Clásico Terminal se llevó a cabo bajo los
auspicios del Instituto Hondureño de Antropología e Historia. Agradezco el
apoyo de la Lic. Margarita Durón de Gálvez, Gerente, la Dra. Olga Joya, Gerente
previa, y la Lic. Carmen Julia Fajardo, Jefe de Investigaciones Antropológicas de
IHAH. En particular quisiera reconocer la ayuda incalculable del Arqlo. Juan
Alberto Durón, IHAH Regional del Norte.
Este proyecto no hubiera sido posible sin las habilidades técnicas, buen
humor, y paciencia infinita del equipo en el campo: René Rivera, Ledbiwin
Perdomo, Rodolfo Mendoza, Alexis García, Pedro Forgas, Juan Fuentes, Karla
Barahona, Santana Gómez; y de los voluntarios: Dr. Chris Fung, Amara Solari,
Priscilla Ortiz, Rachel Cane, Dra. Nicole Caso, Shanti Morell-Hart, Patrice
Bonnafoux, y Peter y Lori Lopiparo. Gracias también a Salvador Varela y
Santiago Escobar por su ayuda con los mapas.
Agradezco al Dr. John Henderson y la Dra. Rosemary Joyce (Directores)
por darme la oportunidad de participar en el Proyecto Arqueológico Sula y el
Proyecto del Valle Inferior del Río Ulúa. Gracias a la Dra. Julia Hendon
(Directora) por invitarme a trabajar en el Proyecto Arqueológico Cerro Palenque.
Gracias a la Arqla. Geraldina Tercero por compartir sus investigaciones y su
conocimiento de las figurillas del Valle del Río Ulúa. Finalmente, a los miembros
de mi comité de disertación, la Dra. Ruth Tringham, el Dr. Allan Pred, y
especialmente a mi asesora, la Dra. Rosemary Joyce — si hay algunas ideas
coherentes en esta presentación, las debo a su dirección inconmensurable.
El generoso apoyo para este proyecto fue provisto por: Dissertation
Research Grant y Lita Osmundsen Dissertation Writing Grant, Fundación
Wenner-Gren para Investigaciones Antropológicas; Stahl Grant, Facilidad para
Investigaciones Arqueológicas, Universidad de California, Berkeley; Lowie-Olson
Grant, Departamento de Antropología, Universidad de California, Berkeley.
16
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FIGURA 1: MAPA DEL PROYECTO ARQUEOLÓGICO CLÁSICO TERMINAL 2001
20
FIGURA 2: HORNO SUBTERRÁNEO, CR-103
FIGURA 3: GRUPOS COMPOSICIONALES (INAA) DE LAS CERÁMICAS DE PASTA FINA
(SPEAKMAN Y GLASCOCK 2003)
21
FIGURA 4: POLÍGONOS THEISSEN ILUSTRANDO LOS BORDES DE POSIBLES ENTIDADES
POLÍTICAS
FIGURA 5: MOLDE DE UNA FIGURILLA GRANDE, OFRENDA, CR-103
22
FIGURA 6: FIGURILLAS Y MOLDES REPRESENTANDO MUJERES CARGANDO VASIJAS
23
FIGURA 7: MOLDES Y TIESTOS DE VASIJAS DEL TIPO TACAMICHE CON DISEÑOS DE
“PSEUDOGLIFOS”
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FIGURA 8: MOLDES Y MÁSCARAS MINIATURAS
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FIGURA 9: COLGANTES REPRESENTANDO MONOS
FIGURA 10: CUENTAS Y SUS MOLDES REPRESENTANDO MÁSCARAS DE PÁJAROS
26
FIGURA 11: HORNO COLAPSADO Y OFRENDA, CR-103
FIGURA 12: MOLDE Y OCARINA REPRESENTANDO UN CAIMAN
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FIGURA 13: ENTIERROS DE CR-80, CR-103, Y CR-381, ILUSTRANDO LOS
ALINEAMIENTOS PARALELOS Y PERPENDICULARES (~24°)
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FIGURA 14: PLAN DE LA PLAZA PRINCIPAL DE CURRUSTÉ ILUSTRANDO EL
ALINEAMIENTO A 17° NNE (MAPA BASADO EN HASEMANN, ET AL. 1978)
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FIGURA 15: PLAN DE PLAZA PRINCIPAL DE TRAVESÍA ILUSTRANDO EL ALINEAMIENTO
A 28° NNE (MAPA BASADO EN STONE 1941)
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FIGURA 16: PLAN DE LA PLAZA PRINCIPAL DE CERRO PALENQUE ILUSTRANDO EL
ALINEAMIENTO A 26° NNE (MAPA BASADO EN JOYCE 1985)
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FIGURA 17: MAPA TOPOGRÁFICO ILUSTRANDO LAS ORIENTACIONES Y
ALINEALMIENTOS DE LOS SITIOS
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FIGURA 18: MAPA ILUSTRANDO LAS CIMAS DE MONTAÑAS PROMINENTES Y LOS
ALINEAMIENTOS CENTRADOS EN TRAVESÍA
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