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Análisis Granulométrico para El Diseño de Rejas en Pozos

Las rejillas y filtros son importantes para el diseño de pozos. Deben seleccionarse en función del análisis granulométrico del acuífero para permitir el flujo de agua con pérdidas mínimas de carga. Los empaques de grava artificial también son necesarios para muchos acuíferos de arena para evitar el arrastre de sólidos y mejorar el rendimiento. La disposición, abertura y material de la rejilla deben elegirse cuidadosamente según las características del acuífero.

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Análisis Granulométrico para El Diseño de Rejas en Pozos

Las rejillas y filtros son importantes para el diseño de pozos. Deben seleccionarse en función del análisis granulométrico del acuífero para permitir el flujo de agua con pérdidas mínimas de carga. Los empaques de grava artificial también son necesarios para muchos acuíferos de arena para evitar el arrastre de sólidos y mejorar el rendimiento. La disposición, abertura y material de la rejilla deben elegirse cuidadosamente según las características del acuífero.

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Análisis Granulométrico para el diseño de rejas en pozos

REJILLAS Y FILLTROS

Conceptos generales

Las rejillas son tubos metálicos filtrantes que juntamente con la tubería de revestimiento
constituyen la columna del sondeo. El diseño del filtro adecuado a las características particulares
de cada formación acuífera es la mejor garantía para el aprovechamiento integral del caudal que
es capaz de ceder el acuífero. El filtro, además de permitir la entrada del agua al interior del
sondeo, sirve de contención de la grava artificial, permite el desarrollo del pozo, mantiene las
paredes de la perforación y, sobre todo, evita el arrastre de materiales que no se desea eliminar.

Existen en el mercado numerosas firmas de fabricantes de rejillas que ofrecen una gama amplia
de posibilidades de elección atendiendo a características como: composición del material,
espesor de la chapa, tanto por ciento de paso y disposición y número de aberturas

El director de obra debe seleccionar la rejilla en función de la curva granulométrica del acuífero,
del diámetro más adecuado y, en definitiva, del caudal que se espera conseguir en cada
captación. El objetivo primordial que debe cumplir una rejilla es permitir la libre circulación del
agua hacia el pozo con el mínimo posible de rozamiento para evitar pérdidas de carga parásitas
que tan negativamente inciden el coste de explotación de los sondeos. Los descensos
provocados por pérdidas de carga derivados de una mala elección de filtros y macizos de gravas
pueden legar a ser superiores que los producidos en el acuífero. Otro factor a tener en cuenta
es la composición química de las aguas y deberán evitarse la corrosión o las incrustaciones que
disminuyen la vida media de los sondeos.

Es muy importante tener en cuenta la resistencia mecánica del material para prevenir
aplastamientos por compresión o colapsos por presiones laterales
Abertura de las rejillas

Es función del diámetro de los granos de la formación determinado mediante análisis


granulométrico y del tanto por ciento del material que se desee eliminar durante el desarrollo.

En pozos proyectados sin empaque de gravas, el diámetro de abertura de la rejillas deberá ser
igual o menor que el diámetro de los granos de la formación que se quieran retener. Cuando el
sondeo haya sido diseñado con empaque de gravas el diámetro de la abertura debe ser igual al
de la grava de mayor tamaño utilizada en el empaque multiplicado por 0.8. En todo caso, la
rejilla debería retener, al menos, el 90% de la grava colocada

Selección del material

Debe elegirse en función de su resistencia mecánica y de su resistencia a los componentes


químicos del agua. Las rejillas deben estar concebidas para soportar tres tipos de esfuerzos:
compresión, aplastamiento y tracción. La compresión es el esfuerzo a que está sometida la rejilla
en razón del peso de la columna de entubación cuando ésta descansa en el fondo del sondeo.
Este inconveniente debe evitarse dejando la columna colgada a partir del primer filtro; de este
modo la rejilla trabaja a tracción y se evitará que, además de su propio peso, tenga que soportar
el peso de la tubería que pudiera colocarse sobre ella.

En ningún caso es justificable incrementar la resistencia de la rejilla disminuyendo el área de


paso, puesto que siempre es posible mantener el área de paso incrementando el diámetro.

Tipos de rejillas

De todas ellas, las más utilizadas son:

Tubería lisa rajada. Se trata sencillamente de realizar aberturas longitudinales, a pie de obra y
con la ayuda de un soplete. Presenta la dificultad de la falta de control en el paso de luz y de
que para obtener una superficie eficaz de interés, la resistencia mecánica del tubo puede
comprometerse. ). Su superficie eficaz es del orden del 2%. Tubería de filtro de puentecillo. La
superficie eficaz es superior al 7% y tiene buena resistencia mecánica.

Tubería Johnson.- Tubería de ranura continua con una superficie eficaz que llega al 40%. Muy
cara.

Tubería de persiana.- Poco frecuente. Requiere filtro de grava artificia


Disposición de las rejillas

Como regla general, las rejillas deben colocarse enfrentadas a los niveles permeables y
abarcando la máxima potencia posible del total de la formación acuífera. En la figura se
representan diferentes colocaciones de la rejilla.

 La posición 1 es incorrecta por dejar la zona inferior del acuífero desprovista de rejilla.
El sondeo tendría una respuesta de pozo incompleto, con la consiguiente reducción del
caudal potencial del acuífero. El tramo sin rejilla no podrá ser desarrollado.
 La posición 2 es semejante a la primera con el añadido de que se provocan mayores
descensos en el acuífero.
 La posición 3 se considera correcta cuando se trata de acuíferos de gran espesor y se
prevean presiones laterales que pudieran colapsar el sondeo por aplastamiento de la
tubería. Los tramos de tubería ciega intercalados darán una mayor consistencia a la
columna de entubación. La pérdida de caudal originada por esta disposición puede
quedar compensada por el margen de seguridad.
 La posición 4 puede ser correcta en sondeos que captan acuíferos cautivos. En este
supuesto la rejilla se enfrenta a la casi totalidad del espesor del acuífero. Conviene dejar
un pequeño margen por arriba y por debajo sin rejilla para evitar arrastres de las
formaciones limítrofes. Aunque en general es recomendable instalar rejilla en el 80%
del acuífero, este porcentaje debe ser ajustado en función del espesor del mismo y del
espesor de la zona de transición. La posición 5 es la correcta cuando se trata de acuíferos
libres. En estos casos siempre habrá un abatimiento de niveles como consecuencia de
los bombeos y, por tanto, en la zona superior no es necesario colocar rejilla.
Criterios para la selección de rejillas y filtros

Deben estar orientados a conseguir que el agua afluya al interior del sondeo con filtrado total
de arenas y con la mínima pérdida de carga. La selección se lleva a cabo atendiendo a tres
parámetros:
1. Abertura de paso
2. Diámetro de rejilla
3. Porcentaje de paso

La abertura de paso vendrá dada por la fracción de arena que se desea dejar pasar en la
operación de desarrollo, y la que se quiere retener de una manera estable. Se elige en función
de la curva granulométrica y de que se instale o no empaque de gravas. Tanto el diámetro de la
rejilla como el porcentaje de paso son factores que cuantifican la superficie por la que el agua
debe atravesar el filtro. Esta superficie de paso determinará la velocidad de la circulación del
agua a través de la rejilla, siendo el parámetro definitorio de las pérdidas de carga. Desde un
punto de vista experimental, se considera que las pérdidas de carga son prácticamente
despreciables para velocidades iguales o inferiores a 3 cm/seg. Debe por tanto existir una
relación entre el caudal y la superficie de paso que puede deducirse

Como sigue:

Qm = v · s

Siendo Qm el caudal por metro de filtro, v la velocidad de paso (= 3 m/s) y s la superficie de paso.
Los granos retenidos por la rejilla pueden variar de tamaño, pero siempre tendrán un valor
mínimo igual o superior a la apertura de paso; los tamaños inferiores serían eliminados.

EMPAQUES DE GRAVA

Consideraciones generales

Los sondeos perforados en formaciones acuíferas no consolidadas, constituidas esencialmente


por arenas de diversos tamaños, precisan de la colocación de un macizo de grava filtrante.

En ocasiones, también es necesario el acondicionamiento de acuíferos kársticos que contienen


arcillas de descalcificación o arenas procedentes de la descomposición de dolomías, que
presentan gravas problemas de arrastres de sólidos en suspensión y pueden comprometer la
viabilidad de su explotación si no se equipan los sondeos con los filtros y empaques adecuados.

En general, cuando la granulometría del acuífero está comprendida entre 2 y 0.05 mm de


diámetro, que son los tamaños en que oscilan las arenas, es cuando normalmente se coloca un
filtro artificial de gravas debidamente clasificadas en este espacio anular comprendido entre las
paredes de la perforación y el entubado del sondeo. Además del empaque de gravas en los
horizontes acuíferos a explotar, se sustituirá el tubo ciego por filtros metálicos con aberturas y
tantos por ciento de sección libre adecuados al caudal de producción y al tamaño de la grava del
macizo artificial.

El empaque de gravas, además de servir de contención de las paredes del pozo, actúa como
filtro para impedir que se provoquen arrastres de materiales sólidos durante la explotación del
sondeo, que deteriorarían los equipos de bombeo, pudiendo llegar en algunos casos a invalidar
la obra de captación por los elevados costos de reparación de los grupos motobomba, y el
consiguiente relleno de las tuberías de transporte y distribución así como de los depósitos
reguladores. Otra finalidad del macizo de gravas es la de conseguir una permeabilidad en el
entorno del pozo varias veces superior alas del terreno acuífero, disminuyendo la velocidad de
circulación del agua en su paso por el empaque y aumentando el rendimiento específico del
sondeo al reducirse las pérdidas de carga. Finalmente, el macizo artificial de gravas será la base
para poder desarrollar el sondeo mediante la eliminación de un determinado porcentaje de
finos, a la vez que se consigue una gradación de tamaños de grano, que irá disminuyendo a
medida que aumenta la distancia al eje del sondeo. En aquellos casos en que el acuífero esté
constituido esencialmente por partículas superiores a 2 mm (gravas), no es necesario colocar
macizo de gravas, siendo suficiente la colocación de una rejilla o filtro adecuado a la
granulometría del acuífero, que permita el desarrollo por cualquiera de los procedimientos
utilizados en este tipo de operaciones.

Es obvio que para tamaños inferiores a 0.05 mm de diámetro, cuya clasificación corresponde a
terrenos constituidos por limos o arcillas, cuya permeabilidad es prácticamente nula, no debe
considerarse la utilización de filtros ni grava artificial, ya que el caudal que pueden aportar no
es rentable en una explotación racional.

Toma de muestras de terreno

Con el fin de obtener unas muestras realmente representativas e identificadoras de los terrenos
atravesados por la perforación, se tomará al menos una muestra por cada metro de avance.
Estas muestras serán convenientemente lavadas y conservadas en bolsas de plástico con la
identificación del metro de profundidad a que corresponden. Conviene extremar el cuidado en
la toma de muestras, ya que será a partir del análisis granulométrico de las mismas de donde se
deduzca la granulometría del acuífero y, en función de ésta, el tipo de grava y filtros a utilizar en
el acondicionamiento del sondeo.

5.1. ANÁLISIS GRANULOMÉTRICO


La determinación del grado de permeabilidad del terreno de ubicación de la planta puede
valorarse a partir del análisis granulométrico completo, por tamizado y por sedimentación
Primeramente cabe remarcar que en la zona se disponen casi en superficie litologías arcillosas,
y ha sido en una muestra de lutitas rojizas terciarias (muestra M; tomada del sondeo rotacional
S2 a 2 m de profundidad) en la que se ha valorado su permeabilidad a partir de su composición
granulométrica. La muestra recogida está formada básicamente por tamaños finos, arcillas y
limos (88,1%) con arenas (9,4%).
El grado de permeabilidad del terreno de emplazamiento del pozo de vertido se ha determinado
a partir del análisis granulométrico según la expresión de Hazen.
COMENTARIOS

1. La curva granulométrica obtenida corresponde al análisis granulométrico por


sedimentación.
2. El Sistema Unificado de clasificación de suelos (USCS) establece: CL, arcillas
inorgánicas de baja plasticidad.
3. El valor de permeabilidad obtenido del análisis granulométrico da un valor muy bajo
pudiéndose calificar como de impermeable. La clasificación del acuífero corresponde a
la formulada por Bredding (1963).
4. La nula porosidad y muy baja permeabilidad valorada permite cualificar el substrato
litológico Terciario como un acuifugo / acuicluido (medio que no permite ni el flujo ni el
almacenamiento de aguas).
5. La valoración de permeabilidad según Hazen, Fórmula de Hazen : K = c * D10(cm) siendo
en este caso c = 100
Análisis de muestras. Curvas granulométricas

Es necesario disponer de un juego de tamices, una estufa y una balanza de precisión. Suele ser
suficiente una muestra de 1 kg, no siendo imprescindible fijar un peso determinado para
proceder al análisis granulométrico. La disposición de los tamices será de mayor a menor, de
manera que la de menor paso de luz esté situada en el fondo. La criba superior debe tener un
tamaño de aberturas que no permita retener más del 20% del total de la muestra.

Finalizadas las operaciones de cribado mediante una acción vibratoria mecánica o por agitación
manual, se depositará en la balanza de precisión el material retenido en el primer tamiz y se
pesará. Deberá anotarse el peso retenido y el diámetro del tamiz que lo retuvo. El material
retenido en el segundo tamiz se pesara juntamente con el del primero, obteniéndose los pesos
acumulados retenidos en las dos primeras cribas, expresados en tanto por ciento. De igual forma
se procederá con los materiales retenidos en las cribas sucesivas. El peso total acumulado
deberá ser igual al de la muestra original, con una tolerancia no superior al 1%.

Estudio de la curva granulométrica

Cuanto más uniforme sea la granulometría de una muestra de terreno, más pronunciada será la
pendiente de la curva. Dos muestras de terreno igualmente uniformes y de diferentes
granulometrías producen dos curvas paralelas de igual pendiente y separadas por una magnitud
que dependerá de los distintos tamaños de grano.

Los parámetros que definen una curva granulométrica son:

Diámetro eficaz.

Es aquel para el cual hay un 10% del peso de la muestra de granos inferior a ese diámetro. Se
expresa como d10. Coeficiente de uniformidad (U), también llamado de Hazen, es el cociente
entre d60 y d10, siendo d60 el diámetro de grano correspondiente al 60% que pasa. Cuanto más
se acerca a launidad el coeficiente U mayor es el grado de uniformidad del terreno, y cuanto
más uniforme mayor será la porosidad. La permeabilidad aumentará con el tamaño de las
partículas.

Si el coeficiente de uniformidad toma valores próximos a la unidad, el % de material que podría


eliminarse en un procesos de desarrollo sería siempre pequeño. En el caso límite de U01 el
desarrollo sería imposible.

Selección de la grava para el macizo filtrante

En función del coeficiente de uniformidad o en su caso del estudio detenido de las curvas
granulométricas y del % del material más fino que se desee eliminar mediante el proceso de
desarrollo, se elegirá el tamaño de grava que es preciso colocar. Existen varios procedimientos
para la elección de la grava. Uno de ellos consiste en determinar la relación existente entre el
diámetro de tres esferas de grava y el diámetro correspondiente a la esfera tangente a las tres,
en una disposición en estrella.
Teniendo en cuenta que en la realidad no existen granos totalmente esféricos, deberá operarse
con la siguiente relación:

D grava = 6 d terreno

El diámetro así elegido corresponde a tamaño mínimo; el diámetro del tamaño máximo será el
doble del mínimo; y entre estos dos tamaños podrá variar la grava a utilizar en el macizo
filtrante. A mayor porcentaje de finos extraídos, mayores valores de permeabilidad se
obtendrán en el entorno del sondeo, con la consiguiente disminución de las pérdidas de carga,
tanto en el macizo de gravas como en el acuífero, y mejores serán los rendimientos específicos
de los pozos.

Características de la grava

La grava utilizada en un empaque artificial deberá ser lo más redondeada posible, de


composición silícea, con cierto grado de uniformidad, y de paredes lisas. En los sondeos donde
se prevean posteriores tratamientos con ácido, el porcentaje máximo admisible de materiales
calcáreos no debe superar el 5%; de lo contrario, la mayor parte del ácido se consumiría en
disolver las partículas calcáreas en vez de eliminar las incrustaciones de calcio o hierro que haya
Podido producirse en las tuberías y filtros. La grava deberá estar limpia, debiendo lavarse con
agua dulce.

Las gravas limpias, bien clasificadas y redondeadas ofrecen un menor rozamiento del agua y, por
tanto, los sondeos acondicionados con gravas de estas características tienen menores pérdidas
de carga, lo que supone un ahorro energético durante su explotación.

Colocación del macizo filtrante

Son varios los sistemas empleados, pero no todos son igualmente eficaces. La condición más
importante en la colocación es conseguir que no se produzca una clasificación por tamaños ene
sentido vertical como consecuencia de las diferentes velocidades con que circulan en el agua las
partículas de distinto tamaño. Aproximadamente, un grano de un diámetro dado adquiere una
velocidad dentro del agua del orden de cuatro veces superior a otro grano de la mitad de
diámetro. El sistema de colocación por caída libre tiene este inconveniente, además del riesgo
de que se formen puentes o espacios vacíos cuando la profundidad del sondeo es considerable.
Sólo en pozos de menos de 100 metros y que dispongan de tubería auxiliar además de la
definitiva, podría colocarse la grava a medida que se va extrayendo dicha tubería. Para
profundidades mayores podrían presentarse problemas para la extracción de la tubería auxiliar.

En sondeos de profundidades moderadas se utiliza con eficacia un tubo de 2" de diámetro unido
a una tolva donde se deposita la grava. Se añade agua para que la grava descienda más
fácilmente y evitar la formación de puentes. En pozos profundos la colocación de gravas debe
hacerse con circulación inversa manteniendo el sondeo lleno para evitar desprendimientos de
las paredes. Cuando en un mismo sondeo existan niveles de material fino sobre otros de material
más grueso, debe colocarse grava clasificada correspondiente al material grueso por encima de
su nivel en cantidad suficiente para que cubra el volumen vaciado que se produce como
consecuencia de la extracción de finos en el proceso de desarrollo.
En un sistema multicapa formado por numerosos acuíferos con separaciones reducidas y
granulometrías semejantes es aconsejable colocar un macizo de la misma composición
granulométrica ya que la columna de gravas de diferentes tamaños enfrentados a cada uno de
los horizontes acuíferos puede sufrir un desplazamiento como consecuencia del volumen
desarenado, descolocando la grava elegida para cada acuífero por asentamiento de la columna.

La columna de gravas debe colocarse varios metros por encima del acuífero más próximo a la
superficie garantizando de esta manera que ningún acuífero quede desprotegido ante un
imprevisto descenso del macizo filtrante.

Espesor del macizo filtrante

El espesor debe estar comprendido entre 8 y 15 cm. La retención mecánica de las arenas no es
función del espesor del macizo, y depende únicamente e la relación existente entre los tamaños
de la grava y los de las arenas del acuífero. En todo caso, conviene asegurar que al menos tenga
un espesor de 2 ´0 3 cm a lo largo de toda la columna (no siempre el espacio anular es
concéntrico con la tubería). Además, conviene tener en cuenta lo siguiente:

1. Cuanto mayor sea el espesor del empaque, menor será la velocidad de circulación del
agua en el acuífero y, consecuentemente, aumentaría la dificultad de eliminación de
materiales finos durante el proceso de desarrollo.
2. Si el espesor del filtro artificial de grava diseñado es muy pequeño se corre el riesgo de
que queden zonas desprovistas de empaque, originándose problemas de arrastre de
arenas durante la explotación del sondeo.
3. Un empaque de espesor excesivo requiere grandes diámetros de perforación, lo que
implica un incremento innecesario del coste económico de la obra.
4. Las paredes de las perforaciones sometidas al contacto con los lodos de perforación
presentan una película impermeable cuya eliminación será tanto más fácil cuanto
menor sea el espesor del macizo.
5. El empaque de gravas es mínimamente percolante en sentido vertical, por lo que es
equivocado pensar que a través del mismo el agua circula con normalidad y que
constituya de este modo un medio adecuado para conectar acuíferos situados a cotas
diferentes.

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