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Fabula Larga

En 3 oraciones o menos: Los animales estaban celosos de que el elefante fuera el mejor amigo del león. En una asamblea, varios animales como la zorra, el oso y el burro se alabaron a sí mismos y criticaron al elefante, creyendo que ellos serían mejores amigos para el león. Sin embargo, los animales nunca pudieron ponerse de acuerdo sobre por qué el león prefería al elefante y fallaron en entender valores como la modestia y el desinterés.
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En 3 oraciones o menos: Los animales estaban celosos de que el elefante fuera el mejor amigo del león. En una asamblea, varios animales como la zorra, el oso y el burro se alabaron a sí mismos y criticaron al elefante, creyendo que ellos serían mejores amigos para el león. Sin embargo, los animales nunca pudieron ponerse de acuerdo sobre por qué el león prefería al elefante y fallaron en entender valores como la modestia y el desinterés.
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Fabula larga: El León y El Elefante

Todos los animales veneraban profundamente a su rey el león. Reconocían


su porte, fuerza, fiereza y valentía y no les importaba en absoluto que los
gobernara desde hacía mucho tiempo.
Sin embargo, había algo que los molestaba mucho y era que el monarca
tenía por amigo predilecto a un viejo y pesado elefante, hecho que no llegaban
nunca a comprender.
Todos se desvivían por ser el predilecto del rey y se creían con mejores
atributos que el elefante para serlo.
El rencor y la envidia llegaron a tal punto, que un día quisieron hacer una
asamblea para compartir sus inconformidades y ver cómo hacer que el león
escogiese otro amigo.
Una vez estuvieron reunidos, la primera en hablar fue la zorra.
-Nuestro rey es magnífico, pero habremos de coincidir que no es bueno
escogiendo amigos. Si al menos hubiese escogido a alguien tan astuta como yo,
el animal más listo, y con una bella y peluda cola como la mía, lo hubiese
entendido y esta asamblea no tuviese lugar, dijo con toda la seguridad del mundo.
-No entiendo como el león puede andar con un animal que carece de garras
grandes y poderosas como las mías- dijo a su vez el oso, que ni había atendido a
todo lo dicho por la zorra.
Por su parte, el burro tildó a los dos anteriores de tontos y exclamó:
– Para mí está más que claro. Al rey le gusta el elefante porque tiene unas orejas
grandes como las mías, solo que descubrió a aquel primero y a mí no ha tenido el
gusto de conocerme.
– ¡Qué manera de halagarse a sí mismos estos tontos!- dijo un pato a otro. –Se ve
que desconocen que lo mejor del mundo es graznar- agregó.
Y así, aptos solos para ver sus supuestas virtudes, los animales nunca lograron
ponerse de acuerdo y mucho
menos determinar el porqué de la
preferencia del león por el elefante.
Muchos menos fueron capaces de
llevarle sus inquietudes a este y de
entender la importancia de valores
como la modestia y el desinterés,
capaces de hacer que las mejores
cosas de la vida vengan por su
propio peso y derecho.

FIN
Porfirio Samuel Ramírez Vásquez

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