0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos) 312 vistas74 páginasJuan Carlos Estenssoro - Conquistando La Memoria Del Inca y Del Reino Del Peru
Capítulo de AAVV, Los Incas Reyes del Perú, 2003.
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CONSTRUYENDO LA MEMORIA
Construyendo la memoria:
la figura del inca y el reino
del Perti, de la conquista
a Tupac Amaru II
Juan Carlos Estenssoro Fuchs
ensar las imagenes coloniales peruanas fue, por décadas, debatir sobre su auto-
hhomia © dependencia respecto de sus modelos hasta que la importancia del
corpus de temas y motivos indigenas reunido por Teresa Gisbert,, puso punto
final a esa situacién. Entretanto, en las clencias sociales, la figura del Inca servia para
detectar resistencias y sobrevivencias religiosas, 0 era interpretada como manifesta-
lon de identidades, proyectos politicos populares, formas alternativas de la historia y
Uutopias, todos valorados siempre en términos endégenos. En los iiltimos aftos, esa
visién esta cambiando. Al restitulr toda su complejidad —técnica, formal, religiosa,
social y politica a la pléstica la literatura, la musica y las formas festivas, se ha puesto
‘en evidencia las tensiones ideoldgicas que las atraviesan y su impronta eminentemente
colonial. La iconografia de tema incaico tiene antecedentes que se suelen olvidar, pero
recuperarlos no significa volver a la pregunta de la originalidad sino tomar consciencla
de qué significados vehiculan esos motivos y cules vinieron a sumarse 0 a modularlos
en su recepcion loca. Este ensayo busca contribuir a repensar en su contexto histo=
%rico y sus circunstancias coloniales de produccién las diferentes representaciones en.
‘que aparecen incas, incluyendo las de las artes efimeras que sélo han dejado referen-
cas escritas. He optado por un enfoque cronolégico para poder estudiar el momento,
cen que surge cada motivo 0, por lo menos, en que aparece por primera vez documen-
tado y, con menor exhaustividad, cada obra especifica. Estas paginas privilegian la
dimensién politica de las imagenes en un empefio por restituir su pleno valor de
fuentes histéricas, tratando no solo de explicarlas sino de entender gracias 2 ellas
algunas dinamicas claves de nuestra sociedad colonial
Descubrimientos y conquistas: la imagen de América
entre la toma de posesion, la translacion imperial
y la guerra justa (1493-1567)
El rey y las Indias
Para comprender la carga politica de la traduccién de América en imégenes, partamos
de la primera, por mas modesta que sea desde el punto de vista estético. E primer
viaje de Colén conocié una veloz fama con la publicacién,el mismo afto de su etorno,
de trece ediciones distintas de la carta en que narra los resultados de st expedicion a
Luis de Santingel,al servicio de os reyes catolicos y uno de fos principales financiadores
de su expedicién, Esta relacién, pese a su entusiasmo y descripciones saturadas de
superlativos destinados a convencer de las enormes ganancias que podia aportar su
descubrimiento, muestra que Colén no logra identificar las islas encontradas con el
prometido extremo oriente cuyo interés comer
cial habla decidido el apoyo a su empresa. La
@ desilusion que se deja sentir es no haber en-
contrado “grandes ciudades o villas” ni “cosa de
regimiento”, es decir; ninguin tipo de organiza-
ign estatal, Esta ausencia, sumada a la insularidad
as islas, segiin la préctica medieval, eran, a dife-
rencia de las tierras continentales, juridicamente
atribulbles a sus descubridores-, hacia que los
espaclos encontrados fueran percibidos como po-
liticamente vacios. Por ese motivo, sobre la mar
cha, Col6n tomé posesion en nombre de los re-
yes de Castila y Aragén de cada uno de ellos.
rei
sg
Page
bd
La xilografia que acompafia la primera edicién
florentina de la carta, (fig. 2 sintetiza la aventura
poniendo en primer plano, y a una escala jerérqui-
2 que le confiere dimensiones titénicas,al rey Fer-
nando sentado en su trono con cetro y corona
sefialando,no sélo indicativa sino imperativamente
{el acto corresponde a una orden suya},en la otra
riba, la carabela conducida por Colén a punto de
cdesembarcar en una isla poblada de mujeres des-
‘nudas (en eco a una alusién implicita del almirante
al mito de las amazonas en la.descripcién de una
de las islas} La imagen, con todas las simplifcacio-
ici
Brae
94
‘Clalertera dllifolecheha trouato nuouamenteil Re difpagna.d_ Fig. 2. Grabado en madera que usta
Lalettera delisole che ha trouato
‘auovamente il Re dispagna ..| Florencia,
Lorenzo Margianiy Johannes Pot, 1499,
En sta carta Crisidbal Colon narra
resultado de su primer vile.
A Fig 9. Xiogratia que representa indigenas
tupinambas en una edicén de! Mundus
Nows de Américo Vespuccio. Amberes,
e122?
SONSTRUYENDO LA MEMORA
hes que impone, tiene un carécter
fundacional. Los reyes catélicos han que-
dado significativamente reducidos a la f-
gura singular del rey de Espafia (como
reza el titulo del pliego) y su vinculo con
las nuevas tierras encontradas es de pose-
sion y soberania; para ello Colén es sim-
ple ejecutor, el intermediario que salva la
distancia fisica que separa al rey de sus
‘nuevos territorios. La traduccién latina pu-
blicada habia tenido por destinatario al
Pontifice Alejandro VI que,entretanto, ha-
bia concedido las cinco bulas que confir-
maban la posesién sobre las tierras des-
cubiertas y otorgaban autoridad sobre las por descubrir:Si esta primera imagen muestra
bien al rey como figura sintética y Unica de Espafia en tanto reino, y del dominio que
é@jerce; las islas no tienen en cambio un equivalente tan emblemitico. Esta ausencia se
debe a que los nuevos suibditos son incorporados por el simple hecho de ser habitantes
de las islas, sin la intermediacién de ningtin jefe politico.
La sintesis mostr6 ser eficaz. La misma escena,€ incluso el mismo grabado, servira para
ilystrar también las publicaciones de la relacién del tercer viaje de Américo Vespucio,
transformando simplemente al rey espafiol en rey de Portugal , El vinculo politico con
los nuevos territorios permanecia idéntico; sin embargo, estas exploraciones portugue-
sas transformaron decisivamente las imagenes sobre América y los americanos. Una
contribucién que podriamos tildar mas bien de etnogrifica se va a convertir en una
perdurable convencién exética. Al menos desde 1504, se agrega, 0 se reemplaza, los
desnudos por tupinambas del recién descubierto Brasil (fig.3).Coon tocado y faldellin de
plumas; sus elementos distintivos, aparecen simulténeamente en la cartografia para ca-
racterizar la apariencia de los habitantes del subcontinente sudamericano. Salvo excep-
Fig. 14 Retrato de Carlos V vencodor
el tuco, Jan C
lia Verrayen,
cca 1500-1559, alias Juan ce Mayo, 1538,
Worcester Art Museum, Worcester,
Massachuseetssometiendo a otros reinos, son indispensables para poder entender en qué contexto
ideolégico se construye en el Perit la imagen politics y visual del inca y de la
cconquista. Se buscaba retomar los modelos de la antigledad como marca el ctlebre
retrato escultérico de Leén y Pompeyo Leoni, Carlos V venciendo al furor 4 0 los
arcos triunfales de sus entradas en diversas cludades europeas. Caracter clisico
(rehabilitacién de triunfos antiguos, uso retérico de los érdenes arquitectonicos y
de modelos grecolatinos}, carga moderna (erasmismo) pero, en la misma media,
continuidad con la tradici6n medieval. La imagen de Carlos V como vencedor est’
intimamente ligada a la idea del triunfo sobre et mal. En ese sentido, el retrato de los
Leoni aunque iconografica y estilisticamente derive de modelos grecorromenos y
tenga la moderna carga introspectiva de evocar el autocontrol indispensable para
106
“Fig. 15. Cartos V verciendo
alturco, al berberisco y al idolatra
americano, arco truntalp
el ecibiiento de Carlos V en Min
1541, Angnimo (sobre un modo
{de Giulio Romano). Xioarafia que iustra
ct Tretato dot inrar in Milano a Carlo ¥
Cesare sempre Augusto con fe proprie
figure de Wi archce Giovanni Alberto
Albicante. Mian, 1541.
16.Estandarte de Caros V anterior
121550. Acuarela sobre papel. Armeria
eal, Machi.
LOS INCAS REYES DEL PERUSTRATEN LA MEMORIA
ser justo, es también una apropiacién de las figuras de San Jorge y
San Miguel arcingel, su traduccion secular ,., De estas imagenes de
triunfo y victoria, una de las de mayor interés, por sus analogias y
vinculos con el caso peruano, es la del vencedor de los infleles.
Entre los pintores més allegados al emperador se encuentra el flamenco Jan Cornelia
‘Vermeyen (ca. 1500-1559), conocido como Juan de Mayo. Formé parte del séquito
imperial durante la campafia de Tiinez, encargindose de documentar sus batalas,
Juego transpuestas en una serie de tapices. Tras la victoria, el artista efectuard. un
retrato en el cual alia ef modelo clisico ecuestre Imperial con la imagen medieval del
apéstol Santiago (ig. 14). Este se habia convertido en ef defensor de la fe catélica
frente a fos musulmanes desde Ili, cuando se inventé literalmente el milagro de su
intervencién providencial en la batalla de Clavijo tres siglos anterior A partir de alll
se fueron estableclendo las convenciones plisticas de Santiago Matamoros como un
caballero en actitud beligerante sobre un corcel blanco pisando al enemigo. Asi retra-
16 Vermeyen en [538 a Carlos V, aunque con armadura a la romana y no en pleno
combate sino, ya defintivamente vencedor, empufando todavia la espada y presto a
volver a desenvainarla, yaclendo a los pies de su corcel el rey infiel derrotado. La
identificacion con el patrén militar de Espafia, integrada a la construccién de una
universalidad catdlica, tiene otras derivaciones figurativas. Los estandartes imperiales
(fig.16) proponen la relectura del mote y emblema de Carlos (Plus Ultra con un dguila
entre dos columnas, adoptado antes de su llegada ala Peninsula). al transformar una
frase que, en principio (1516), slo aluia a la superacién del modelo por antonomasia
de la heroicidad legendatia de un Hercules .y en expansién de las fronteras religiosas
del cristianismo. AI sustituir ef éguila por el apdstol entre fas columnas, se inscrbia la
mmisién imperial en fa continuidad de la reconquista y se ls justficaba como una obra
providencial. Esta reinterpretacién geogréfico-espiritual cobrard su sentido pletérico
con la conquista de América que dard, ademds,a la palabra imperio su sentido moderno.
Luego de la doble identiicacion con el apéstol, asumiendo su figura y cediéndole el
lugar de su Sguila imperial, los artista al servicio del monarca podran fécilmente seguir
el trabajo de puesta al dia de las tradiciones clisicas y cristianas y para inctuir su
presencia en América, proseguir la simblosis transfigurando a Santiago Matamoros en
Santiago Mataindios. Esa realizaci6n no se haré esperar y es cronologicamente més de
dos décadas anterior a la construccién historiografica de la aparicién del apéstol en la
conquista peruana, Por obra del célebre pintor y humanista Giulio Romano (antes de
1499-1546) se renovarin una vez més de forma efimera los fastos arquitectonicos y
festivos dela antigtiedad actualizandotos para consolidar fa imagen del emperador como
monarca universal y catélico. En 154, con ocasién de su entrada en Milin, Romano
07preparard cuatro arcos triunfales. Para el iltimo (fig. 15} culminacion del proyecto, eligi
el orden jénico que,a decir de Seriio, habiendo servido en fa antigtiedad a Jupiter, Marte
1 Hercules, debia emplearse, después de la venida de Cristo, para erigir templos a figuras
‘como el apdstol Santiago y,en generalya todos aquellos santos “cuya profession, no s6lo
aya sido de hombres de guerra [..sino también] fuerte y robusto, en poner la vida por
la fee de Christo [J yen quanto a los hombres, si algun cavallero muy esforcado 0
persona muy valerosa, como seria si fuesse general o capitan de un exercito”.Insplrado
en un modelo del propio Sertio,. el arco disefiado por Romano estard rematado con la
efigie de Carlos V sobre un caballo encabritado con la espada dlesenvainada derribendo
los enemigos de la fe: un berberisco,un turco y un indio americano. Se significaba asi
aque habia “descubierto y vencido” al Nuevo Mundo... Pese al marco clisico, se erige al
monarca en un doble del apéstol que comparte y prolonga su misién en una dimensi6n
universal que ya no es tnicamente Ibérica o mediterranea. La alteridad religosa politica-
mente significativa ya no se reduce a los musulmanes.,
Atahualpa o el vencido triunfante: la cabeza del inca,
de fas Leyes nuevas a la pacificacién del Peri
La entrada en Milin, que transformaba a Carlos en guerrero victoriaso de los indios
Idélatras, coincide significativamente (debe tratarse de una compensacion simbél ca 0
de un gesto de apologia polémica) con la culminacién del cuestionamiento que en su
propio terreno se hacia de la legitimidad de sus titulos sobre América. Francisco de
Vitoria habia minado las bases det requerimiento y de la dacion papal y Bartolomé de
fas Casas habia denunciado su falta de autoridad para ceder la soberania conseguida
sobre los habitantes del Nuevo Mundo, que como tales debian ser tenidos por stibditos
libres suyos, convirtiéndolos en siervos de los encomenderos en quienes habia, ademas,
delegado sus responsabilidades politicas de proteccién y religiosas de conversién. Al no
haber cumplido con su mision y permitido las violencias y alienaciones injustficadas de
la conquista, estaba en la obligacién moral de restituir fos bienes y posesiones mal
habidos. El proyecto de reforma establecido por las Leyes nuevas en 1542 en respuesta
a esos reclamos era sin embargo mucho menos radical. No contemplaba la posibilidad
cde una restituci6n politica, lo frenar los abusos cometidos contra los indios cuestio-
nando exclusivamente la autoridad concedida a los encomenderos. La corona, recupe-
rando ésta para si, aprovechaba la autocritica parcial para intentar asumir directamente
el papel que Ie correspondia en el gobierno y la administracién, lo que le permitiria
disfrutar con mayor provecho del excedente indigena.Se creaba asi el virreinato del Pert
que constitula el territorio en una verdadera unidad politico-administrativa. Pero la
conquista habia sido una empresa privada y los privilegios de que gozaban los conquis-
tadores eran entendidos como la contraparte que les correspondia por su contribucién
a ls expansién de los dominios de Castilla, se rebelaron pues contra la supresié
‘encomiendas que [os habian izado al rango de sefiores otorgéndoles honor y riqueza.
Las guerras clviles rozaron la ruptura con la presentida coronacién de Gonzalo Pizarro
como rey del Pert. Luego, la desercién de sus tropas, que dio la victoria al pacificador La
Gasca en Xaquixahuana, marcé el punto de inflexién en favor del poder regio. El deseo
de autonomia que animaba las agitaciones, contribuyé a ver el Peri como un estado
posible. Fueron necesarias distintas acciones simbélicas para restituir el orden, apaciguar
los énimos y reintegrar el reino a la corona de Castilla restaurando publicamente las
fidelidades que habian claudicado. Asi, entre 1549 y 1SSI, comenzara en muchos dmbitos
(econémico, politico, administrativo,religioso) un proceso de refundacién.
108
Los INCAS, eves De renA. Fg. 17, Escudo de la ciudad de Potos
Felipe Guaman Poma de Ayala. Nueva
‘corénica y buen gobierno. 1618. Foo
[1068] del manuserto on la oboteca Real
de Copentague, Dinamarca
CCONSTRLYENDO LA MEMORIA
La festa que abre esta nueva etapa,reanudando piblicamente el
reconocimiento de la autoridad metropolitana y asegurando la
delicada reconeiliacién con aquellos que habian colaborado con el
rebelde, es la que celebra la entrada de La Gasca en Lima el 17 de
septiembre de 1548, luego de su victoria en Xaquixahuana y de
haberle cortado la cabeza a Gonzalo Pizarro, para fundar la real
audiencia En ella ef sello real, que representaba la persona misma
del rey y su justicia,recibiria el homenaje y acatamiento de rigor
antes de ser entregado a los oidores que cumplirian gracias a él sus
funciones en su nombre. Cada ciudad del reino estaba simbolizada
or un arco decorado con imagenes, versos flores y acompafiado
por danzantes espafioles, uno de fos cuales cantaba la letra corres-
Pondiente ratificando la fidelidad de la poblacién que personifica-
ba. En uno de estos arcos
[Testava pintada en él la gran clbdad del Cuzco, como cabeca y
Seflora que fue de aquel antiguo ymperio,y estava en é pintado
Guascar Inga y gran sefior de todas aquellas provinclas, de
mo estava descabecado, que dos capitanes del gran Atapualipa,
Sefior de Quitoyle cortavan la cabeca Luly
En el correspondiente a Quito aparecia en cambio triunfante “el
potente Rey Atagualipa,quie en la mano derecha tenia tna caxa
srande llena de muchos y grandes thesoros, que parescia que los
enseffava a sus capitanes y vasallos” ,, Esta primera representa-
cin documentada de tema incaico en el ambito de las fiestas
politicas coloniales es altamente significativa,Primeramente, por
Ja rapidez con que los espafioles se apropian y se identifican con
Jos personajes incaicos, Segundo, porque los incas comienzan a
muttiplicarse.
La guerra civil que dividia el imperio a la legada de los conquistadores podia evocar
la de éstos contra la corona, Los incas hermanos despertaban una serie de analogias
entre Carlos V triunfante (cuya fuente de legitimidad era Atahualpa) y Gonzalo Pizarro
(su antagonista recientemente decapitado en el Cuzco}. Asi, el vencido Atahualpa
pasaba a ser el vencedor. En vez de ofrecer su rescate (como en el escudo de Pizarro},
recibia el trofeo de su hermano. Lograba concentrar asi la representatividad de ambos,
lo que era dil pero peligroso. Un detalle neutralizaba el riesgo de su triunfo: se lo
separaba del Cuzco. No es s6lo que la vision local de las cosas hiciera inverosimil un
Atshualpa rey cuzquefio, su cuerpo invicto y su corona coincidian con la cabeza det
imperio politica pero ya no fisicamente. Se instituia el desplazamiento definitivo del
centro geopolitico del reino. Con la instalacin de la audiencia en Lima, el Cuzco —“cabera
de estos reinos" como indican sistemiticamente fos documentos por més de un siglo
todavia— quedaba definitivamente degollado al perder su condicién de capital. El men-
saje era también para los encomendleros de esa ciudad cuya pacificacién era atin fragil
Finalmente, convertir a Atahualpa en vencedor (la légica y la imagen que el propio
Carlos V habia aplicado reiteradamente a si mismo) se habia vuelto indispensable para
transformarfo en el detentor legitimo y efectivo de la hegemonia peruana que el
emperador catélico (de quien se celebraba el reconocimienta y la restauracién de la
soberania) debia tomar para si Bajo la modalidad deel poderoso Atahualpa” volver
a aparecer en las flestas de Potosi en ISSI,,.Su mascapaycha indicaba ahora claramente
109el seflorio universal del Tahuantinsuyo y no una corona individual. Este nuevo sentido
debid ser lo suficientemente importante para que se inventara, como si fuese una
verdad historica, que la boria roja era el simbolo reservado exclusivamente para el
monarca de la totalidad del imperio peruano. Asi lo hizo Gémara quien, reconociendo
a "“Guaxcar sefior soberano de todos los reinos del Peri”, pretende que Atahualpa
“nunca se puso la borla {roja] hasta que fo tuvo preso” ,, cuando se sabe que en
realidad la usaba ya antes de su prision en Cajamarca
La lectura de fos arcos supone una identificacién tal que los incas son plenamente la
imagen de los espaffoles. Es cierto que la decapitacién apunta también a un
‘cuestionamiento de la legitimidad indigena pero este es ambivalente. Con ella [x suce-
sién cuzquefia y la de Vilcabamba quedaban descartadas pero ese vacio hacia emerger
las lites étnicas regionales. Esta primera representacién de un inca con la cabeza
cortada es también el inicio de una perdurable leyenda. Para estudiarla no hay que
perder de vista en ningtin caso quiénes inventaron esa imagen y, mis ain, que lo
hicieron en defensa de los intereses metropolitanos.
Si una tendencia da cohesion a las imagenes que se fiian en torno a la autoridad
imperial de Carlos, desde el descubrimiento hasta la pacificacién final en 1557,es que
todo el peso politico del Tahuantinsuyo se va concentrando en la figura de Atehualpa
¥ que, implicita 0 explicitamente, es el requerimiento, cristalizado en su capzura, el
punto de flexion que transmite la soberania simbolizada en su mascapaycha-corona a
la cabeza del emperador. Frente a ello, se fue descartando el reconocimiento de cual-
quier otra autoridad: tanto de una posible sucesién incaica, simbélicamente decapita-
dda, como de los encomenderos rebeldes cuyas cabezas sangrantes decoraron a orla
del escudo de Potosi {fig.I7).A los conquistadores como tales, la mayor visibilidad que
se les habia concedido en reconocimiento a su labor era cederles, en sus escudos, la
sujecién de los atributos det poder incaico. Por todo ello la imagen del inca sera
central en fos contflictos simbélicos en el Peri entre indios, caciques, encomenderos,
funcionarios de la corona e Iglesia. Esa centralidad no tiene en ningun caso su origen
cn la cristalizacién de una identidad indigena, muy por el contrario, es el poder
metropolitano y sus representantes quienes eligen los elementos més importantes del
repertorio vistal que entrard en disputa,
Dos milagros de conquista o la construccién por fa imagen
Terminada la pacificacin, Carlos V cedié a su hijo sus posesiones americans. El
Virreinato juré fidelidad a Felipe 11 en 1557 pero, hasta 1568, este no definié las
politicas que darian un perfil definitivo a la nueva sociedad. Durante esa larga
década de transicin , fue posible influir sobre ese destino final. Los encomenderos
vuelven a la carga, esta vez por la via de la negociacién, tratando de obtener el
mantenimiento de sus antiguos privilegios. Mientras tanto, el cuestionamiento del
poder incaico habia acrecentado el protagonismo y la legitimidad de las élites de
Jos antiguos sefiorios prehispanicos. Con la ayuda de los frailes del partido de los
indios, pudieron contraofertar en pro de la abolicién total de las encomiendas ,
Pero, a fin de cuentas, fueron los funcionarios reales quienes construyeron lenta-
tnente fo que serd el proyecto colonial definitivo. Mientras Felipe Il perpetiia el
prestigio de autoridad de la imagen de su padre, en el Pert son tiempos de
didlogo. La ampliaci6n del repertorio visual se hard ahora en un terreno religioso,
con la anuencia obligads de los indigenas y, en buena parte, en detrimento de los
conquistadores.
110
a
ig. 18, Milagro de Santa Maria,
fen el Cuzco. Feline Gusman Poms
1 Ayala, Nueva cordnica y oven
gobiemo, 1615, Folio (404) del manusceta
fa Biblioteca Real de Copenhague,
Dinamarea,
Fig. 19, Dascensién de fa Vigen sobre
el Sunturbuasl. Cuzco, fines dal siglo XVI
leo sobre lanza, 282.8 x 251.2 om.
Complejo Muscogratico “Enrique
Udaondo* ce Lujan, Argentina,
Los INCAS REYES DEL PERLERSTLVENDO LA MEMORIAToda imagen debe partir de una apariencia consensual para poder ser politicamente
cficaz y ejercer una real presién ideoldgica, mas aun para imponer una hegemonia
La construccién de la nueva sociedad necesitaba de una representacion en que se
pudieran reconocer conquistadores, vencidos y la corona. Al cuestionar el requeri-
_miento, s6lo una voluntad divina, ausente de los hechos de Cajamarca pese a que se
tuviera por extraordinaria [a captura del inca, podia generar ese elemento de con-
fluencia, El afio 1535, Manco Inca sitiando el Cuzco puso en jaque a los espatoles al
punto que parecié posible revertir la conquista. EI desenlace final fue, sin embargo,
favorable a los Invasores. Los relatos estrictamente contemporéneos a los hechos
son sin duda entuslastas sin que haya en ellos vestigio de aparicion ni de milagro .y
aunque pueden ver la victoria obtenida in extremis como un signo providencial.
Pero ello era un tépico de autojustificacién perfectamente establecido, Toda victoria
Tograba asf su plena legitimidad: Dios como juez supremo no hubiese tolersdo una
injusticia, su intervenci6n por lo tanto, presentida en lo imprevisible, estaba sefialan-
do que la causa del vencedor era justa. De otro lado, el triunfo atribuido a Dios, aun
cuando diluyera el heroismo del vencedor, permitia encontrar un terreno de enten-
dimiento para establecer, y hacer aceptar con la menor resistencia posible, terminos
durables de paz futura al vencido, como si éstos viniesen ofrecides por unz volun-
tad exterior al conflicto y no por su enemigo. Y, efectivamente, el milagio lego
cuando llegé la paz, veintitrés affos despues de Ia batalla
EI milagro se fue modelando con la memoria indigena. La prueba de una victoria justa
1no podia imponerse como un gesto més del poder del vencedor: La diferencla funda-
‘mental con la reconquista, cuyos ficticios milagros sirvieron de modelo, es que, aqui,
el milagro no podia agotarse en confirmar la militancia de una guerra santa para la
cexpulsién de los infiles. Ese discurso icentitario era una construccién de enfrentamiento
¥ polémica pero, ante todo, era unilateral. El milagro colonial por el contrario, para ser
aceptable y eficaz, debia ser enunclado y reconocido por el vencido.
Los milagros fundadores de la conquista del Perti aparecen ante la dificultad de resolver
definitivamente un principio Unico para la transmisién de la legitimidad politica, cues-
tion que tardard todavia en estabilizarse. La necesidad de construir un consenso permi-
tird desligartos de los hechos de Cajamarca y dirigitlos més bien a cuestionar la resisten-
cia. Son un pronunciamiento a favor de una sociedad cristiana indigena bajo la corona
castellana, El milagro fundacional, que confirma que esta sociedad no sdlo es posible
sino ineluctable, lo constituye la doble aparicién de Santiago Apéstol y la Virgen com-
batiendo contra los indios rebeldes. E1 momento en que el milagro se enuncia por
primera vez y cristaliza, entre 1558 y 1560, es mis que elocuente. Tras la muerte de
‘Manco Inca en 1545, la resistencia militar de Vilcabamba estaba temporalmente extingui-
dda y; por la via diplomatica, se habia Intentado llegar a un acuerdo, Sayri Tupac; hijo del
antiguo inca rebelde, saldré de su reducto, llegard a Lima en enero de 1558 para entrevis-
tarse con el virrey Hurtado de Mendoza y, renunciando a sus derechos, se instalars
finalmente en la antigua capital det Tahuantinsuyo.Con esta nueva paz,el sitio del Cuzco
cera un recuerclo que ponia en una posicién doblemente incomoda a las élites indigenas:
politicamente, evidenciaba un antecedente de ruptura del pacto monarquico ardlogo al
que se acababa de concluir,y, desde el punto de vista religioso, parecia dificil cisimular
que en esa ocasién se habia atacado simbolos cristianos y espacios sagrados. Este episo-
dio, de connotaciones apéstatas y sacrilegas, podria series recordado. Antes que tratar
de eludirlo, debian resignificarto y lo hardin al punto de poder redefinir el acto fundador
de la conquista, excentrado hasta entonces de la esfera de poder cuzqueria, poniendo de
lado a Atahualpa, Cajamarca y el requerimiento.
14
LOS INCAS eyes De PER& Fig. 21. Sans
glo XVI Pintura sobre tabla. C
1! Cuzco.
> Pagina siguiente:
Fig. 22. Aparicién de Santiag
(O40 sobre lanza, Lia, coleccién prvade
asm YENDO LA MEMORA
El cronista Juan de Betanzos, casado con una noble
inca, fue el intermeciario entre Sayri Tapac y el virrey
or cuyo encargo redacté su Suma y narracién de los
‘ncas, compatibilizando ambos intereses. Alli se men-
ciona por primera ver que “decian los indios” cémo,
‘cuando habian intentado incendiar la capilla instalada
cen ef antiguo Suntur Huasi apenas “se encendla est
pala que una sefiora de Castilla vestida toda de blanco
la veian estar sentada sobre la iglesia y que esta mataba
este fuego [...] y que todo el tiempo que [duré] el
cerco [que] tuvieron puesto sobre ef Cuzco, siempre la
vieron a esta seffora encima desta iglesia asentada”.
‘Ademés, habrian identificado a“un hombre en un a-
ballo blanco todo armado y una barba blanca y larga y
‘que tenia en los pechos una cruz colorad3 como el
habito de Santiago que tenia el Marqués en los pechos
y aeste decian que era el espiritu del Marqués [Fran-
cisco Pizarro] que andaba delante de los suyos [.J y
‘que ani fos desbarataban los cristianos'” Si bien las
dos apariciones estin establecidas, la primera no ha
sido reconocids como la Virgen aunque sus atributos
estén muy proximos .. La aparicién prodigiosa del ca-
ballero espafiol no es atribuida a un ser celestial sino al
spectro de Francisco Pizarro. Ausente de la escena de
los hechos y muerto desde hacia mas de tres lustros
To parecia causar problema y, por fo visto, las elites
locales estaban dispuestas a ceder el triunfo del cerco
como una colosal hazafia de los conquistadores para
palear su pasada rebeldia y encontrar un espacio de
centendimiento. Con la complicidad del autot, que es-
ccribe a cuenta del virrey pareciera que ls elites indige-
nas estin ofreciendo como un obsequio la posibilidad
de transformar la victoria del cerco en un milagro.
Pero, sila idea del milagro resultaba atractiva; ni la autoridad civil, ni menos auin fa
Iglesia, ban a desperdiciar la posibilidad de sellar simbélicamente el nuevo pacto
cediéndoselo a los encomenderos (el argumento esencial para defender sus privi-
legios era haber ganado la tierra para el rey y Pizarro era el conquistador por
antonomasia) cuyo estatus definitive habia quedado en suspenso y contra los
cuales los eclesiésticos seguian luchando, por la via de la presién moral tratando
de obligarlos a la restitucién. El desafio, asumido por el clero secular, era, partien
do de la narrativa indigena, inducir a una nueva interpretacion. Pasar de la dama de
blanco a la Virgen era sencillo. El aspecto del viejo caballero (barba, caballo blanco,
cruz roja) permitia dar un vuelco a su identificacién, Para reelaborar la vision y
convertirla en milagro, sometiéndose al imperativo del testimonio indigena, se
utiliz6 la imagen, El Inca Garcilaso cuenta cémo los espafioles,“en el hastial de
aquel templo [catedral del Cuzco] que sale a la plaza pintaron al sefior Santiago
encima de un caballo con su adarga embrazada y la espada en la mano, y la espada
era culebreada; tenia muchos indios derribados a sus pies, muertos y heridos”. Ast
1S.surgi6 en el Pert el célebre motivo de Santiago Mataindios, retomando ef Matamoros
de la reconquista y, probablemente también, los retratos y celebraciones triunfales
de Carlos V. Lo mas importante es el valor heuristico asignado a la imagen. Como
Indica claramente el cronista, “los indios viendo esta pintura” -posterior a 1558
(fecha limite para la Suma de Betanzos} y anterior a 1560 (partida del cronista
mestizo}-rectificaron la lectura de su recuerdo exclamando:“Un viracocha como
este era el que nos destruia en esta plaza” ,,.Si la interpretacién permanecia en
manos indigenas, la invencién iconogréfica conducia del fantasma de Pizarro a la
presencia del apéstol. La pintura histérica, produciendo la ilusién de tener como
referente la verdad de lo vivido, hace su aparicién en el Pert para ayuda’ a trans-
figurar el recuerdo y Ajar su sentido.
La identificacion tardara todavia en cuajar definitivamente; slo la publicacién de las
‘crénicas de José de Acosta (1590) y del propio Garcilaso (1617) proporcionard la
version canénica de ambos milagros. Sin embargo, en 1567 cuando entre algunos
indios el reconocimiento de Santiago era todavia objeto de duda, el licenciado
Matienzo se servia ya abiertamente de ellos para ilustrar “cémo entraron los espa-
oles en este reino, y como fue justamente ganado y tiene st Magestad justo titulo
a €l". Por esta via, uno de los constructores del nuevo proyecto colonial, usa el
milagro, antes incluso de que haya terminado de cristalizar, para devolver a la domi-
nacién espafiola bases histéricas, providenciales y juridicas de una legitimidad que
estaba en entredicho. Impone asi st voz por encima de la de los indios afirmando
que el desconocido “debié de ser el Apéstol Santiago, abogado de nuestra Espafia,
inviado por Dios para que los indios fuesen vencidos, y para que no fuesen para se
hacer mal a si mismos, recebiendo el bien que Nuestro Sefior les tenia aparexado, y
ue ellos mesmos agora reconocen'” Pero si el milagro prospera es porque todos
pueden encontrar gracias a él su lugar. El conquistador ve su labor guerrera, tan
‘cuestionada, transformarse en una tarea secundada por la Virgen y su santo patrono;
los indios pueden alegar que la conquista no ha tenido lugar y que se rindieron a la
divinidad ,, la Iglesia se convierte en gatante del pacto colonial que el milagro hace
irreversible, y [a corona encuentra una legitimidad perdida agregando a la raz6n
dlivina la tarea paternalista de proteccién del indo. La Virgen del Suntur Huasi se
convirtié en una advocacién independiente bajo el nombre de I Virgen de la
Descensién; el emplazamiento de su aparicién, catedral hasta 1664, en un espacio
privilegiado que le devolvi6 clerta centralidad religioss a la antigua capital del impe-
rio; Santiago Mataindios, en un motivo iconogréfico per se. Ciertas imagenes son
probablemente el eco de las que sirvieron para fijar la leyenda, El dibujo de Guaman
Poma muestra ya diferencias con la descripcién de Garcilaso de la pintura del hastial
pero también mas de una afinidad con el retrato de Carlos V por Vermeyen, entre
ellas, la victima tinica empufiando el cetro a sus pies (figs. 13, 14)
Los dos milagros de conquista tienen algunas caracteristicas nuevas respecto de
las Imagenes fijadas anteriormente. No estén focalizadas en un Unico individuo
historicamente Identificable sino en una colectividad homogénea que permite mas
facilmente una identificacion del indigena con la escena. Es un primer desvio
frente a la imagen central de Atahualpa pero la ausencia de un monarca diluye la
Visibilidad de los indigenas (como las mujeres desnudas de la carta de Colén)
puesto que ya no representan ni un reino, ni una soberania, sino una indianidad.
Desaparece el inca y aparecen los indios, un cambio politico importante cuyo
proyecto se est gestando en esa década de 1560. A cambio de ello, mas que
celebrar una victoria y una transferencia politica, estas imagenes conmemoran una
6
LOS INCAS eves ut reROrendiclon. Si los indios aparecen dispersos en el primer plano, los espafioles en
cambio estin totalmente fuera del campo visual ,, (figs. 13, 18 19, 20, 21 y 23),
extremadamente distantes (lo que los reduce a testigos de la escena en vez que
verdaderos actuantes) , 0, en el caso de las representaciones de la Descension,
restringidos a un espacio circunscrito y opaco ,, y, casi nunca, en actitud abierta-
mente beligerante (una excepcién es el relieve de Santa Clara del Cuzco en el cual
apuntan desde el interior del templo ., (fig. 24). Estas representaciones, por més
violencia que puedan expresar, muestran en ello otra clave de su éxito: el mifagro
se construye en una relacién exclusiva y directa, sin intermediarios, entre los
indios y las entidades religiosas catolicas. De hecho, uno de fos dibujos de Guaman
Poma representa el intento de quema de la capilla de! Suntur Huasi (fig. 25),
repleta supuestamente de espafioles, como un espacio totalmente vacio, ocupado
exclusivamente por la cruz ,, En otro lienzo (fig. 22), Santiago Matamoros descar-
ga toda su violencia exclusivamente contra los moros, al igual que el elército de
fos cristlanos que en el plano siguiente persigue a un musulmdn; s6lo el paisaje del
fondo permite reconocer que la escena sucede en el Cuzco ante la presencia del
inca en su litera, El unico vinculo entre ambos grupos es el oro que ofrecen unos
118
>
Fig. 24, nhlagro de Sunt
Silo XVIl. tie
‘con pasta polcromaca.
Convento de Santa Ciara, Cuzco.
Fig, 25, Mango inga pega fuego al Cus
Mango, aia santa cruz, Hizo milggro Dies
yo se quem. Felipe Guaman oma
4 covonica y buen gobiere
1615, Fao [402] de! manu
cena Bibloteca Real de Cop
28, Santiago Matainaios. Cuzco, siglo
XVI, Oleo sobre lienzo.Paradero
LOS INCAS REYES DEL FERU(CONSTRUYENDO LA MEERA
Indios como alimento al caballo de un
Conquistador delante de la fortaleza
de Sacsahuaman, En contraste, en la
Unica version peninsular de Santiago
Mataindios, los espafoles aparecen en
el primer plano y combatiendo direc-
tamente contra los indios para ilus-
trar las Décadas de Antonio de He-
rrera, contribucién historlografica y vi-
sual para la construccién nacional del
Imperio hispanico de! cronista oficial
de las Indias.
Las imagenes del milagro poseen igual-
‘mente un caracter de representacion his
Orica, de tiempo pasado y preciso, al que
contribuye la vestimenta de los vencidos
ue, atin cuando no guarda fidelidad ar-
queoldgica.,, podria marcar que son pa-
ganos prehispanicos y no Indios catdli- i
cos; el cerco puede tal vez diluir ast su
carla de apostasia poniendo en valor la conversin, Pero el mensaje del milagro que
consagra el pleno ingreso en la era de la salvacin es claro; el orden cristiano es
irreversible. La Virgen (2 menudo representada con corona real) y Santiago impiden
Fegresar al tiempo anterior de la gentilidad, son los garantes de la pertenencia al
catolicismo como Io es el rey en lo politico. Los indios no cuestionaron estas image-
nes sino, por el contrario, se identificaron con elas, lo que explica la sobrevivencia de
elemplares de factura popular de Santiago Mataindlios,
Frailes “versus” encomenderos o el milagro imposible
Para los miembros del partido de los indios, seguidores de Bartolomé de las Casas,
incluso para aquellos que no ponian en duda los derechos del rey, el requerimien-
f0 de Cajamarca era inaceptable como base capaz de garantizar una legitimidad.
Los dominicos, representantes mayores de esa cortiente, podian estar orgullosos
de ser Ia primera orden presente en el territorio pero se sentian especialmente
contrariados por sus vinculos con ese acontecimiento, No era facil aceptar que
tno de sus correligionarios, fray Vicente de Valverde, fuera el responsable de
pronunciarlo y de haber lanzado el grito de guerra. Perdida sti validez juridico
Politica, los hechos de Cajamarca quedaban reducidos a una accién militar, aunque
demasiado importante para ignorarla. Se intenté también resignificarlos cambidn-
dolos hasta negar lo que habian sido. Cajamarca, al no cristalizar como tercer
milagro de conquista, confirma, en su fracaso, que los milagros del cerco fueron
luna forma de remplazar el requerimiento como fundamento para la nueva legiti-
midad politica
La imagen sera nuevamente la herramienta de base para la reinterpretacién, El
srabado de las crénicas de 1534 era un modelo ineludible, Habia que aprovechar el
carécter de punto cero de fa transmisién del mensaje cristiano de la escena sin
ceder nia la justificacion de fa violencia ni a ensalzar la gesta de los encomenderos.
El virrey Toledo habia utilizado probablemente una copia del grabado de Mena-
19Xerer para cerrar la secuencla dinastica incaica que envi6 a Espafia, recuperzndo ef
requerimiento como prueba de la hostilidad de Atahualpa a la difusion de la fe, 10
que confirmaba su condicién de tirano. La leyenda aclaraba que habla “procedido
antes cierto requerimiento” .. Esta misma imagen serd retrabajada y transformada
por los dominicos © bien poco después de la presentacion de las imagenes del
cerco (1558-60) 0 para refutar la de Toledo (1572)... Un lienzo de grandes dimen-
siones (fig. 26) ya desde el siglo XVII, posiblemente como respuesta y comple-
mento a los de la catedtal, decora la iglesla de Santo Domingo en el Cuzco, en el
‘emplazamiento del antiguo Coricancha El inca, con su séquito, esta ahora ubicado
en el centro de la composicién y ha ganado, gracias a las vestimentas convencio-
nales del incalsmo, verosimilitud para el pliblico local pero no asi la vista de
Cajamarca, siempre con aspecto feudal. Enmarcando al monarce aparecen en el
primer plano dos grupos claramente separados: los dominicos blandiendo la cruz
y los conquistadores con sus pices y lanzas. El lbro que tenia Atahualpa en fa
mano izquierda se ha transformado en escudo.
Salvo la flagrante omisién det libro, los cambios significativos son menores yy
‘como sucede frecuentemente cuando la imagen narrativa es de por st instficiente
para fijar un mensaje univoco, un texto viene en ayuda det espectador. La leyenda
relee completamente la historia tratando de mostrar que en Cajamarca los indios
se habrian simplemente convertido y rendido a la cruz con s6lo verla. El rechazo
del evangelio ha desaparecido tambien transformando la conquista, militer y vio-
fenta, en una prodigiosa y pacifica conquista espiritual y, ef fracaso comunicativo
de Valverde, en una retérica persuasiva digna de un San Vicente Ferrer. De hecho,
para muchos indios, Cajamarca, o eventualmente el desembarco de Tumbes, gracias
‘2 una puesta entre paréntesis de Atahualpa, cobré el sentido no de la negacion a
la difusion de la fe sino de inicio moderno e indiscutible de la era cristiena en el
Perl. Poseer una verdadera genealogia
de cristiano ejemplar servidor de su ma-
jestad era poder remontar la cronolo-
gia de la conversion de su linaje al ins
tante mismo de la revelacion catélica.
Guaman Poma hard que su padre reci-
ba como embajador de paz de Huascar
a los espafioles en “el puerto de Tunbes
en [a ciudad de Caxamarca” (fig. 29) ¥
Joan de Santa Cruz Pachacutl diré que
sus tatarabuelos “fueron los primeros
caciques que acudieron en el tambo de
Caxamarca a hazerse xplanos”
Esta pintura, expuesta en. un lugar tan
ppiiblico y prominente como el crucero
del templo dominico, tuvo sus detracto-
res.El tinico otro cuadro virreinal conser-
vado que abords el tema es visualmente
tuna copia bastante fiel aunque de dimen-
siones més modestas (fig. 27). Eso si, se
ha agregado por encima de la escena,
en el cielo, las apariciones de San Mi-
guel, fa Virgen de la Descension y San-
120
v
>
Fig, 26. Mi
Anénimo curqueno. Of
Corwento de Santo
jagro de fa toma de Cajamarca,
de Cajamarca, Cuzco,
sigio XVIl_Covecoion Envico Pol, Lima.
Fg. 27, La viet
Los INCAS Reyes DeL PERLtiago. Los otros milagros de conquista que estos personajes representan confliyen
para marcar que la escena principal no es plenamente un milagro més sino, por el
contrario, el justo triunfo militar ratiicado por la posterior intervencién providen-
cial del bien sobre el mal, de los cristianos sobre los indios. Las inscripciones que
permiten identificar a los personajes celestes aclaran bien que,asi como “Satanas fue
bensido” por el arcéngel Miguel, por obra del apéstol fueron “Ios infieles bensidos”.
La larga leyenda, que desborda la cartela para invadir la escena, esta bastante mis
cerca de la verdad historice que la version dominics pero pone en boca de Atahaalpa
no sélo un no categérico al requerimiento —cuyo contenido esta detallado en su
totalidad sin olvidar la dacién papal~ y lo convierte as! (la presencia de San Miguel,
vencedor det angel rebelde induce a esa lectura), por su soberbia, en una suerte de
insolente Satands politico capaz de afirmar: no “creo q[ue] haya otro mayor Sfefio}
{que yo en el mundo”. La unién de motivos semejantes se encuentra en el friso de
una de las portadas del pueblo de Maras con el inca y San Miguel af flanc> del
monograma de Jesus (fig. 28). Esta defensa del papel de los conquistadores frente a
una tradicién que los excluia de todo protagonismo es testimonio de una de las
tantas guerras Iconograficas 4 en las que se traducen los contflictos y los debates
politicos coloniales. Pero, mis que con proyectos radicalmente distintos desde el
punto de vista visual, esta guerra se juega, con la ambigledad de imagenes
intencionalmente polivalentes, en el terreno de la exégesis.
En estos tiempos de negociacién, los criollos para crearse un espacio, al establecer
sus propios ritos de fundacién del pacto colonial con la metrépoli eligieron ele-
mentos que les dieran la mayor autonomla simbélica posible. Para el mis impor-
tante, el paseo del pendén, se serviran directamente del estandarte de Pizarro
conservado por el cabildo de Lima como reliquia para efectuar el reconocimiento
‘mutuo entre las autoridades urbanas y los representantes de la corona. Pero esta
es mas una excepcidn que una regla: las autorepresentaciones de los criollos y
descendientes de los conquistadores utilizarén las sefias de aquellos a quienes
hhabian sometido y, cuando les sea necesario dar una imagen del reino de cuya
tierra eran fruto, la figura del Perti serd necesariamente local y compartida a algdn
nivel con los indios. A diferencia de Cortés en México, Pizarro practicamente no
aparecerd en la plistica colonial, la presencia de Atahualpa era la tinica que podia
otorgarle, més que un protagonismo, una figuracién.
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5 INCAS REYES DEL PERU