Comprension de Texto I
Comprension de Texto I
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EL CONEJITO MENTIROSO
Esta es la historia de un conejito, a quien le gustaba
mentiras. Un día reunió a todos los animales y les dijo:
“Soy el mejor peleando con animales más fuertes ”.
Todos admirados decían ¡Oh!!Que fuerte! ¡qué
valiente!
Un cóndor que lo había visto huir del zorro, estuvo
molesto por las mentiras, entonces quiso jugarle una
broma, para que todos se dieran cuenta de la farsa,
trajo al mismo zorro, y el conejito al verlo empezó a
escapar, temblando de miedo y pidiendo ayuda a los
demás animales.
Finalmente todos fueron testigos de las palabras del
fanfarrón. Avergonzado y triste prometió no decir
más mentiras en adelante.
PANCHITA LA OVEJITA
Había una vez una niña llamada María, vivía en el
campo y tenía una ovejita llamada panchita, todos
los días la llevaba a pastear y jugaba con ella en el
lugar donde comía pasto.
De pronto un día, no había la ovejita, todos la
buscaron y no apareció; Panchita se había perdido
por salir sola al campo, María se puso triste y Salió
a buscarla por pampas y cerros.
Finalmente la encontró en una cueva del cerro,
asustada y temblando, María abrazo muy feliz a su
ovejita, regresaron a su casa y su papá que las
esperaba se puso contento. María prometió ya no
descuidar a Panchita.
LA PALOMA Y LA HORMIGA
LA VICUÑITA Y EL PUMA
Cierto día, habiendo visto a un puma a una vicuñita que correteaba
por la cordillera distante de su manada, se lanzó en su persecución.
La vicuñita vio al puma y empezó a correr pero, al verse acorralada,
se paró en seco y volviéndose hacia su perseguidor le dijo:
-señor puma, veo que de nada me vale correr, sé que me vas a
devorar, solo te pido un favor: que alegres mis últimos instantes de
vida tocando la quena, a cuyo son bailare
Así lo hizo el puma y la vicuñita bailo alegremente yendo y viniendo
por la cordillera. La música atrajo a los perros de os caseríos, los
cuales, al ver al puma .lo pusieron en precipitada fuga.
Cuando tras larga carrera se vio a salvo, el puma reflexiono
amargamente:
Este es el resultado de meterme donde no me llaman. Debía haber
hecho de carnicero y no de músico.
EL PUMA Y LA LLAMA
Había una vez un puma, que sentado a orillas de un rio pensaba y pensaba en como cruzarlo, en eso vio a un grupo de
llamas que lo hacías sin dificultad y que además eran hábiles
nadando; el puma muy audazmente se acercó a la última que
se disponía a cruzar y de manera muy amable le dijo: ¡Hey,
comadrita!, podrías ser tan amable y ayudarme a cruzar el rio.
A su vez la llama contesto:
Mira hermano, yo te ayudo, pero, ¿Quién me garantiza que
llegar al otro lado…. Tu no me comerás?
Y el a su vez replico:
No desconfíes de mi comadrita. Te doy mi palabra que eso no
ocurrirá. Te juro por mi madrecita, que no te voy a comer.
La llama confiada, ingenua e hipnotizada por las palabras de
su compadre acepto, no sin antes celebrar un pacto de honor,
bajo la condición de que una vez al llegar al otro lado, este
compadre, no podría hacer de ella su presa.
Finalmente, ambos aceptar lo establecido, el puma subió al lomo de la llama, cruzaron el rio lentamente y una vez
estando en el otro lado, el puma de un solo mordisco cogió el cuello de la ingenua y se le comió, diciéndole:
Yo no quería hacerlo comadrita, esa es mi naturaleza.
COSA DE PECES
EL ZORRO Y EL CONDOR
Cierta vez buscaba un zorro algunas papas en una chacra cosechada, por si había quedado algo de ellas para hacer watia,
ya que se hallaba muy hambriento.
Sin suerte y con hambre se puso a descansar sobre una loma.
En eso apareció un enorme cóndor que revoloteaba sobre él.
El zorro le saludo interesadamente ¡hey compadre! ¿Cómo
estás? Baja un ratito quiero proponerte algo.
El cóndor algo desconfiado acepto la invitación.
¡Hola compadre!, ¿tienes hambre? Le pregunto nuevamente.
Si, hoy no ha sido mi día de suerte. Respondió el cóndor.
Entonces el zorro dijo.
Quiero hacerte una propuesta sabes, en el cielo hay mucha
comida, el problema es que no sé cómo llegar hasta allí y tu
podrías ayudarme en eso, allí hay mucho charqui para ti y
muchos huevos para que yo coma.
El cóndor acepto el trato, puso su espalda al zorro y juntos
volaron hacia el cielo.
Ya en el cielo, el cóndor noto que en realidad el zorro había
mentido, en uno de los muros encontró abundante charqui que el Sol estaba secando y empezó a comer y comer sin
descansar, mientras que el zorro hallo en la dispensa abundantes huevos e hizo lo mismo que su compadre.
Ambos comieron y comieron hasta quedar empalagados.
Pero como es natural que el charqui tenga mucha sal, esta provoco que el cóndor tenga sed y se fue a tomar agua del
“Rumbo a hacia el triunfo”
INSTITUCION EDUCATIVA THOCORI JARANI – 2018
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pozo de la casa.
El zorro, que ya había comido lo suficiente, se hallaba impaciente por la demora de su compadre y mientras descansaba
iba preguntando. ¡Hey compadre! ¿Ya podemos irnos? ¡Aun no! Tengo mucha sed todavía respondía el cóndor.
El zorro ansioso por quiere bajar a la tierra y al notar que su compadre seguía bebiendo, empezó a gritar ¡Qauuu , QAUUU,
QAUUU! Y armo tal escándalo, que el dueño de la casa no dudo en salir y al ver al cóndor bebiendo insaciablemente, le
propino una cruel golpiza, que casi lo deja muerto. El zorro muy asustado se subió al lomo del cóndor y así ambos huyeron
despavoridos de aquel lugar.
En el trayecto el cóndor le pregunto al zorro: ¡zorro! ¿Por qué empezaste a gritar cuando yo bebía agua? Y el zorro muy
astutamente le respondió: es que…..compadrito… ¡Sabes!, a i me gusta gritar mucho después de la comida ¡Ah ya!
Respondió el cóndor
Y cuando se encontraban a cinco metros del suelo el cóndor dio un giro en el aire y dejo caer al zorro al suelo y mientras
este se sobaba la cabeza por el golpe que se había dado, le preguntaba el cóndor: ¡Hey compadrito! ¿Por qué has dado
ese giro? A mí me gusta dar giros en el aire después de la comida le respondió y se fue sonriendo.
EL BURRO INTELECTUAL
“Rumbo a hacia el triunfo”
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Érase una vez un burro que desde pequeño había sido muy
inteligente, le gustaba leer y aprender en la escuela de la
vida, solía preguntar el porqué de las cosas y ninguno de los
otros burros podía contestar a sus difíciles preguntas
filosóficas.
Un día se dio cuenta de que no quería seguir siendo un
animal, porque él podía pensar de manera diferente que el
resto y decidió comportarse como los seres humanos,
aprendiendo de ellos mediante la observación y leyendo
muchos libros. Así comprendió muchas cosas. Pero, observo
que los seres humanos no eran tan inteligentes como
parecían, porqué se creían los dueños del mundo y vivían en
continuas guerras, desconfianza y crueldad.
En ese momento, decidió que no quería ser como los seres humanos, porque “no es más sabio el que más estudia, sino
el que vive amado a los demás y sembrando la paz en la tierra”.
El burro aprendió que la sabiduría más valiosa, consiste en cultivar nuestra alma.
LA SERPIENTE CHISMOSA
Cerca de un manantial vivía una serpiente muy chismosa. Era
tan mala, que con sus chismes envenenaba los corazones de
los demás animales.
Una tarde de otoño, decidió que sería interesante salir y
contar chismes totalmente inventados por ella, son el único
propósito de hacer que los animales se enemistaran,
separándose y creciera el odio en los corazones de los que
alguna vez fueron buenos amigos.
Loro como cuando era pequeña y prometió firmemente que
desde ese día nunca más contaría chisme y que dejaría a los
demás tranquilos, sin inferir en sus vidas.
La serpiente chismosa aprendió por su propia experiencia,
que la lengua puede ser muy venenosa, cuando se le utiliza
para el mal, puede destruir el mundo.
Desde aquel día utilizo su lengua solo para contar cosas buenas y bonitas.
EL CERDITO AGRADECIDO
EL GUSANO SINCERO
en un jardín vivía un gusano sincero al que le gustaba hablar
con la verdad y le molestaba la mentira y la falsedad.
Un día se hizo amigo de un caracol, que en un principio fue
muy amable con él, pero de pronto comenzó a hablar mal del
gusano a los otros insectos del jardín.
Cuando llegaron a los oídos del gusano los rumores de su falso
amigo, este muy molesto, decidió pedirle una explicación al
caracol, que en un primer momento no se atrevía a darle la
cara, pero finalmente acepto su error y y declaro que había
hablado mal a sus espaldas.
El gusano con toda sinceridad le dijo: ya no quiero ser tu
amigo, porque los verdaderos amigos no se traicionan, se
dicen las cosas buenas y malas de frente cara a cara.
El caracol comprendió la lección que le dio el gusano sincero y
se dio cuenta de que hablar con la verdad es algo muy valioso
en la vida y decidió cambiar de actitud.
LA VACA Y LA CULEBRA
Una serpiente, creía que con el oro que tenía podría comprarlo
todo. Cuando vio a una vaca reposando en el prado, le dijo:
Si me das tu pasto yo te daré mucho oro. La vaca le dijo: yo
como el pasto para gozar de buena salud; si tú crees que mi
salud se compra con oro, estas muy equivocada, pues la salud
no tiene precio.
La serpiente se fue arrepentida de su ofrecimiento, pues
comprendió que la salud es algo muy importante y que no se
compra ni con todo el oro del mundo.
Desde ese día la serpiente cambio de actitud y se fue por los
pueblos propagando la lección que la vaca le había dado.
EL CERRO HABLADOR
EL ZORRO Y LA OVEJITAS
Cierta vez, cinco ovejita se escaparon de su rebaño
para dirigirse al cebadal verdoso. A partir de esa
vez salían todas las mañanas en la misma
dirección, pero una mañana fueron sorprendidas
por un zorro madrugador, quien les hizo
maniobras de juego para no espantarlas, pero las
ovejitas se escaparon a toda carrera en dirección a
su rebaño.
Sin embargo, a pesar de lo ocurrido nunca se
olvidaron de salir por las mañanas al cebadal, pero
un día una de ellas casi muere por comer cebada
verde en exceso, se le hinchó el estómago y de
milagro fue librada de la muerte por el dueño. Así
las ovejitas seguían saliendo por las mañanas
porque era su costumbre; pero una mañana volvió
a aparecer el zorro, en está ocasión se había
escondido dentro del cebadal, así pudo cazar y
devorar a una de ellas; las demás habían regresado muy tristes a sus rebaños.
Al día siguiente, el dueño sacó a pastar a sus ovejitas, empezó a contarlos y faltaba la cría más conocida, entonces muy
triste se fue a pregunta casa por casa a los vecinos, buscó por pampas, cerros, quebradas y riberas del río, pero al no
encontrar ningún rastro, pensó que el zorro le había robado y por eso amarro a las cuatro ovejitas para que nunca más
vuelvan a escapar del rebaño por las mañanas.
LA LAGUNA DE UMAYO
EL PUKUPUKU Y EL GALLO
El pukupuku, es un ave propia de la región andina antes que llegaran los españoles, vivía contando feliz sin problemas,
aunque su canto no era del agrado de los pobladores.
Un día, llegaron dos personas al pueblo de pukupuku trayendo un ave nunca antes visto, fue traída de España. Le
llamaban gallo (k´anka). Todas las mañanas cantaba a una hora exacta y esto hizo que la gente rechazara al pukupuku,
que tuvo que escapar de la furia de la población que no lo quería.
Pasaron los días y el pukupuku fue a conversar con el gallo, pero terminaron discutiendo. Fue así el pukupuku le dijo
furioso al gallo:
-¿Quieres guerra? ¡Guerra vas a tener! ¡Voy a denunciarte ante el juez!
Y en verdad, el pukupuku sentó la denuncia por inavadir su habitad ypor hacer que la gente del pueblo se pusieran en
su contra.
Cuando llegaron ante el juez ambos manifestaron lo mismo: - Yo soy el que hago despertar a la gente. También dijo el
gallo.
El juez no supo qué hacer y para sentenciar pidió que cada uno trajera su testigo.
El pukupuku llevó al “liqichu”o”liqichu” ; el gallo llevó al ratón (achaku).
El día del comparendo, todos asistieron ante el juez; y ante la pregunta del juez el liqichu contestó:
Es el pukupuku el que hace despertar a la gente.
Señor juez, es el gallo el que hace despertar a la gente y a la hora exacta. Dijo el ratón por su parte.
El juez continuaba sin saber qué hacer. Pensando un rato dijo:
Está noche dormirán en cuartos separados y sin ventanas.
Antes de dormir, el gallo y el ratón conversaron. El ratón dijo:
No te preocupes amigo; haré un hueco y saldré fuera y te avisaré para que cantes a la hora exacta.
En cambio el pukupuku no podía hacer nada con su testigo liqichu.
“Rumbo a hacia el triunfo”
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Al amanecer, el juez escucho cantar al gallo a la hora exacta, y después de un rato escuchó al pukupuku.
El juez llamó a una audiencia a ambos y dijo dirigiéndose al gallo:
Usted, señor gallo, siempre dijo la verdad, al igual que su testigo el ratón.
Y felicitándolos, agregó:
Señor gallo, desde hoy vivirás con la gente. Tú, señor ratón, eres un testigo veraz, por eso siempre comerás alimentos sin
mucho esfuerzo y sin trabajar.
Y dirigiéndose al pukupuku, el juez dijo:
Tú eres mentiroso. Diciendo esto le dio un puntapié al pukupuku y al liqichu un palmazo en la cabeza.
Desde entonces, el pukupuku tiene el trasero verde y el liqichu la cabeza plana.
La sombra de la sospecha
(Texto narrativo)
Un día, un leñador se preparaba para salir a trabajar, pero no encontraba su hacha. Buscó por todos los
sitios en vano. Trató de recordar dónde la había dejado el día anterior. Solo recordó que el niño del
vecino lo estuvo observando mientras él partía leña en el patio. ¿No habrá sido el chico? Mientras seguía
buscando infructuosamente en las habitaciones, creció su sospecha. Y cuando removió en vano las cosas
del patio, confirmó su conjetura.
- Seguro que ha sido él. Me estuvo observando hasta que terminé el trabajo –pensó.
Incluso pudo imaginarse cómo entró el niño sigilosamente en su patio y se llevó el hacha corriendo.
Justo en ese instante, el presunto ladrón se asomó por la tapia que separaba los dos patios,
preguntándole:
- ¿Va a cortar leña otra vez?
El leñador lo miró con profundo resentimiento, tratando de interpretar el doble sentido del pequeño diablo.
2. Cuando el leñador le dijo al niño: “Sí. Ojalá pudiera cortar también las manos al ladrón”, lo
que realmente le quiso decir es:
a). Estoy muy resentido contigo.
b). Deseo encontrar al ladrón del hacha.
c). Toda mala acción merece un castigo.
3. Luego de leer hasta el penúltimo párrafo del texto, ¿Cuál es la idea principal?
a). El leñador comprueba la culpabilidad del niño.
b). El leñador no sabe qué pasó con su hacha.
c). La sospecha desarrolla nuestra imaginación.
d). Es fácil sospechar de los niños.
e). El niño demostró su inocencia.
Es indudable que desde que los animales aparecieron en la tierra dotados de órganos de los sentidos, es
la vista uno de los más relevantes ya que gracias a ella establecieron una relación con el mundo exterior
que les permitió conocer el terreno, distinguir el peligro, avizorar su caza y por ende su alimento; mas es
difícil saber qué animales distinguieron el colorido del medio ambiente y solo hasta que aparece el más
racional de los animales es que podemos tener la convicción que los colores influyeron en su vida y
decisiones. Este animal es el hombre.
El color es luz, belleza, armonía y delicia de la vista; pero es sobre todo equilibrio psíquico, confort y
educación.
Podemos imaginar cómo los hombres más antiguos aprendieron mediante la vista: los colores, muchos
de los fenómenos naturales, conocieron el azul del cielo y la oscuridad de la noche, el verde de los campos,
el árido amarillo de los desiertos, el blanco gélido de los glaciares y el rojo de la sangre. También estos
colores debieron avisarles las estaciones del año y hasta los cambios de clima según se percibía.
Así los colores de la naturaleza deben haber influido directamente en su desarrollo, naciendo el gusto y
predilección por algunos. La misma naturaleza pródiga en elementos, fue la que brindó la materia prima
para que los colores fueran manipulados por los hombres, provocando que se pintaran; posteriormente la
necesidad de abrigo los motivó a utilizar los colores de su preferencia en las vestimentas; y al paso del
tiempo, del conocimiento y perfeccionamiento de esta práctica establecieron que determinadas
vestimentas de color fueran utilizadas en galas, festejos, tristezas y guerras.
1. Según el texto, solo hasta que aparece……………..… se tuvo la convicción de que los
colores influyeron en su vida.
a). los colores
b). los sentidos
c). la vista
d). el hombre
e). los animales
Yo soy una gotita de lluvia que junto a millones y millones de mis hermanos
estamos cayendo de las nubes a la superficie de la tierra.
A veces caemos en los caminos, techos de las casas, en una carretera pero
lo que más nos gusta es caer en las chacras, parques y jardines para dar
vida a las plantas.
Sucede que muchas veces formamos los ríos que traen mucho agua y sin
querer inundamos las tierras que están cerca.
El mismo ser humano nos utiliza directamente para lavarse, cocinar,
asearse, regar, limpiar. También nos utilizan en las industrias de bebida, en
los laboratorios, etc.
Tú no tienes idea de cuánto nos necesitan, imagínate unos pocos días sin
agua: no habría comida, ni líquidos que tomar, tampoco aseo ni higiene.
Esa noche fue muy triste para la familia Kikirikí, pero sus vecinos
solidarios los acogieron en sus corrales.
Responden:
¿Qué le sucedió a la familia Kikirikí? ¿Por qué?.................................
………………………………………………………………………………………………………………..
¿Dónde se encontraba la familia Kikirikí?.........................................
¿Quiénes los ayudaron? ………………………………………………………………………..
¿Con qué apagaron el fuego?........................................................
Para estar lista y llegar a tiempo, la señora tortuga se bañó el sábado al mediodía, luego se
perfumó, se pintó los labios, se puso un collar y tanto se miró al espejo de frente, de costado y por
atrás que por fin estuvo lista recién al anochecer.
Salió apurada rumbo a la iglesia, y aunque en el camino no se entretuvo recién llegó frente a la
iglesia el domingo pero ya muy avanzada la tarde.
Preocupada por la tardanza comenzó a subir la escalinata y la pobre diez horas demoró en llegar
arriba.
A medianoche, al pisar el último escalón y ver cerrada la iglesia, por la impresión se resbaló y cayó
rodando de grada en grada hasta la vereda.
Tradicional
Estaba un zorro con mucha hambre cuando logró entrar a una casa donde había un patio con una
parra. Allá en lo alto se veían colgando unos deliciosos racimos de uvas negras. Quiso el zorro
atraparlos y para ello saltó una y otra vez del suelo a lo alto, tratando de morderlos. Pero por más
que saltó no los alcanzó.
Me FALTA MI BURRO
El chico montó sobre uno de ellos y se fue arreando los otros burros adonde su tío. Me falta un
burro
Cuando llegó con los burros a la casa de su tío, su primita lo recibió en la puerta.
El chico, todavía montado sobre uno de los burros, le dijo muy mortificado:
-Mira, Rosita. Me falta un burro. Yo traía cuatro burros y ahora sólo veo tres.
-¡Ay, primito! Tú ves sólo tres burros... pero yo estoy viendo cinco.
Salió apurada rumbo a la iglesia, y aunque en el camino no se entretuvo recién llegó frente a la
iglesia el domingo pero ya muy avanzada la tarde.
Preocupada por la tardanza comenzó a subir la escalinata y la pobre diez horas demoró en llegar
arriba.
A medianoche, al pisar el último escalón y ver cerrada la iglesia, por la impresión se resbaló y cayó
rodando de grada en grada hasta la vereda.
Tradicional
EL CERCO DE CAMPANILLAS
Frente a mi casa hay un tupido cerco de enredaderas. Y todas las mañanas amanece azul, como si
Muy temprano, apenas me levanto, corro a abrir la ventana de mi cuarto para mirar el hermoso
cerco azul. Debe de ocultar muchos nidos porque son muchos los gorriones que entran, salen, y se
agitan chillando entre el verde laberinto de sus tallos.
A veces los chicos del barrio arrancan puñados de sus bellas flores y se las ponen en sus gorras. Es
como si llevaran penachos de cielo sobre la cabeza. Pero las tiran en seguida.
Ayer vi que el panadero, al pasar, pegó al cerco con un palo y la vereda quedó cubierta de
campanillas mutiladas. Yo sentí una indignación profunda ante ese inconsciente y torpe acto de
maldad.
Creo que mirando ese cerco, ya tengo un diario motivo de alegría para todo el verano. No sé por
qué me serena verlo tan lleno de viva y sana belleza. Y creo que me da una constante lección de
optimismo floreciendo sin cesar, cubriéndose mañana a mañana con sus campanillas azules, a pesar
de la avidez de los muchachos del barrio y de la crueldad torpe del panadero que, al pasar, le pega
con un palo.
JUANA DE IBARBOUROU
El viento y el Sol disputaban siempre sobre cuál de los dos era más poderoso. Una mañana
decidieron que reconocerían como el más fuerte de los dos al que despojase de ropa a unos viajeros.
El viento empezó primero, soplando primero con fuerza, pero los viajeros apretaron con fuerza sus
vestidos y abrigos. El viento entonces se enfrió y sopló con violencia, pero los viajeros se pusieron
más ropa y se la ajustaron bien.
El sol empezó a iluminar suavemente, y los viajeros se despojaron pronto de sus abrigos, ponchos y
mantas. Luego empezó a enviar sus rayos más ardientes, hasta que los viajeros no pudiendo resistir
más el calor, se fueron quitando prenda tras prenda hasta terminar bañándose desnudos en el río.
MORALEJA: Es mucho más poderosa una suave persuasión que un acto de violencia.
En los pueblos, a cierta hora, las aves se dirigen visiblemente a lugares ya conocidos: a los
pedregales, a las huertas, a los arbustos que crecen en la orillas de las aguadas, y según el tiempo
su vuelo es distinto. La gente del lugar no observa estos detalles, pero los viajeros, la gente que ha
de irse, no los olvida.
Las tuyas prefieren los árboles altos, los jilgueros duermen o descansan en los arbustos amarillos; el
Las tórtolas vuelan a las paredes viejas y horadadas; las torcazas buscan las quebradas, los pequeños
bosques de apariencia lejana; prefieren que se les oiga a cierta distancia.
El viuda pisko salta sobre las grandes matas de espino, abre las alas negras, las sacude y luego grita.
Los loros grandes son viajeros. Los loros pequeños prefieren los cactos, los árboles de espino.
Cuando empieza a oscurecer, se reparten todas esas aves en el cielo. Según los pueblos, toman
diferentes direcciones, y sus viajes los recuerda quien las ha visto. Sus trayectos no se confunden en
la memoria.
Dicen que cierto día se produjo una tormenta que comenzó con una gran granizada seguida de
muchos rayos, uno de los cuales mató a Puca Amaru, a su esposa y a una enorme y hermosa llama
negra del rebaño familiar.
El pequeño huérfano Killinchu fue recogido por unos vecinos, quienes lo criaron como a hijo. Pasó el
tiempo, y un día el niño vio cerca de la casa tres enormes y hermosas llamas: un macho y dos
hembras. El macho tenía pelaje rojizo con grandes manchas blancas y grises. Una de las hembras
era gris claro con algunas partes muy blancas. Y la otra era completamente negra.
Eran llamas silvestres, sin dueño, pero extrañamente paraban detrás de la casa y dejaban acercarse
al pequeño Killinchu, quien comenzó a corretearlas y a jugar con ellas.
Siguió pasando el tiempo, y las tres extrañas llamas silvestres no dejaban de acercarse diariamente
a la casa de Killinchu, pero sin dejarse atrapar ni encorralar. Era evidente que en todo momento
preferían su libertad, pero, la gente de los alrededores observó que las tres llamas solían pasar la
noche en el corral abandonado de la antigua estancia destruida por los rayos que mataron a los
padres de Killinchu.
Y llegó un año en que el invierno fue especialmente severo, pues hubo muchas granizadas, lluvias y
una espesa neblina. Las tres llamas silvestres --la rojiza, la blanca y la negra-- estuvieron más cerca
que nunca de la casa de Killinchu, quien se encariñó con ellas, pero de modo especial con la rojiza y
con la blanca, que además le mostraban especial afecto, y a las cuales bautizó como Puca llama y
Yurac Llama, respectivamente.
Fue en ese tiempo cuando un día, casi al amanecer, un enorme puma de pelaje amarillento comenzó
a perseguir al trío de llamas. Al ver esto, el pequeño y valiente Killinchu se desesperó y corrió tras el
puma arrojándole piedras con la honda de siete colores que años atrás Yurac Coillur había tejido
para Puca Amaru.
La persecución a través de la pampa donde se halla la laguna de Chinchaicocha duró toda la mañana.
Al mediodía, al llegar a las alturas de Colquijirca, la llama blanca -desesperaba al notar que el puma
la iba a coger- se metió en una profunda cueva, cuya entrada se derrumbó, dejándola así
mortalmente aprisionada.
Las otras dos llamas continuaron huyendo del feroz y enorme puma amarillento, que a su vez era
perseguido de cerca por el audaz e infatigable Killinchu, quien no dejaba de arrojarle piedras con su
honda de siete colores.
A media tarde, al llegar a los cerros de Uliachín, en las alturas de Pasco, la llama de pelaje rojizo con
manchas blancas y grises, para distraer al puma a fin de que no atrapara a la llama negra, se metió
en las frías aguas de la laguna de Quiulacocha. El feroz puma detuvo un instante su persecución,
creyendo que la llama rojiza tendría que salir para no morir atrapada en las pantanosas aguas
cubiertas de escarcha, pero la llama rojiza se adentró aun más en las frías aguas y sin dar un quejido
se hundió y desapareció en el pantano.
El puma, asombrado por el comportamiento de la llama rojiza, y asustado por la cercanía del
infatigable Killinchu, reinició la persecución de la llama negra. Cuando llegaron a los cerros de
Goyllarisquizga, la hermosa, enorme y cansada llama negra resbaló y cayó a un precipicio
provocando un derrumbe de rocas y tierra que la sepultó.
Así explicaban los antiguos junienses y pasqueños el origen de los tres grandes y famosos
Cuentan que tras la muerte de la llama negra, el puma amarillo comenzó a correr de nuevo, por
temor a las piedras que con su honda le arrojaba Killinchu, cuya puntería se iba afinando conforme
se acercaba a la fiera. Dicen que el puma huyó subiendo a la cordillera al ser herido por las pedradas,
y que Killinchu subió tras él. Pero el valiente niño no podía usar ahí su honda por lo escabroso del
camino y la falta de piedras sueltas, por lo cual se enfrentó al puma con un garrote. Killinchu pudo
por fin matar a la fiera que con su persecución había causado la muerte de sus tres queridas llamas,
pero el puma de un zarpazo lo dejó herido.
Killinchu, sintiéndose débil y cansado, se sentó al pie de una roca para descansar antes de iniciar el
retorno. Pero la noche había llegado, comenzó a soplar un fuerte viento que silbaba en las rocas y
levantaba como polvo la nieve, hasta que estalló una tormenta y Killinchu -como sus padres- murió
al ser alcanzado por un rayo. La nieve cubrió sus restos y éstos se convirtieron en un yacimiento de
oro que los mineros de la zona buscan desde hace siglos. Los pastores de la zona cuentan, sin
embargo, que algunas veces, en el verano, cuando el sol derrite parte de la nieve de la cordillera,
desde las alturas de Goyllarisquizga se divisa en lo alto de la cordillera el brillo dorado de los restos
del valiente Killinchu.
Luis Braille -el inventor del alfabeto para ciegos-, nació a comienzos del siglo antepasado en un
pueblito de Francia. Fue el hijo menor de una familia de artesanos que elaboraban artículos de cuero
para los campesinos de su región. Sus hermanos -Simón, de quince años, Catalina de doce, y María
de diez- le contaban cuentos, le cantaban y le leían cuanto podían.
A los tres años, lo llevaban a la talabartería familiar. Le gustaba ver cómo cortaban el cuero con una
filuda cuchilla y cómo lo cosían para hacer bolsos, botas u otro artículo. Y un, al imitarlos jugando,
se clavó una lezna en un ojo.
Sus padres lo llevaron a diversos hospitales, mientras Simón, Catalina y María atendían el negocio.
Pero los oculistas nada pudieron hacer. Luis perdió la visión con el ojo herido y luego también con el
sano.
II
Luis tuvo que aprender a vivir a oscuras. Su madre ordenó mantener siempre los muebles y objetos
en un mismo lugar. Gracias a ello, Luis memorizó su ubicación y pudo caminar por su casa sin
tropezar ni equivocarse.
Aprendió a usar mejor sus otros sentidos. Así, por el ruido reconocía cuál puerta se abría o cerraba.
Volteaba la cabeza hacia la persona que le hablaba y la reconocía. Y descubrió que los la gente se
diferenvcia por el ruido que hace al caminar. Los pasos de papá eran lentos y fuertes. Los de Simón,
fuertes pero rápidos. Los de mamá, lentos y firmes. Los de Catalina, firmes pero rápidos. Y los de
María, suaves y ligeros.
En la talabartería reconocía las botas, riendas y monturas tocándolas. Y si eran muy parecidas, las
diferenciaba pasando sus dedos sobre su superficie, para identificar sus adornos repujados o sus
rasguños y desgastes.
Sus hermanas lo sacaban a pasear y le describían y explicaban lo que veían. Así llegó a conocer por
su canto muchas aves, y por su olor diversas flores, frutos y plantas. Gracias a ello, un día en que
paseaban por las afueras del pueblo, Luis se detuvo en determinado sitio, señaló hacia arriba y dijo:
-En ese alto manzano hay un nido con tres pichones, pero sus padres no están.
III
Al cumplir seis años, comenzó a ser llevado a la escuela por su hermana María. Aunque era ciego, su
maestra se empeñó en enseñarle a leer. Para tal fin, le preparó con cartón letras recortadas de seis
centímetros de alto. Así, mediante el tacto aprendió el alfabeto y practicó la unión de las letras en
sílabas para formar palabras.
Apenas supo leer, le dijo a su maestra: -Hay libros con letras así, para que yo pueda leerlos, ¿no? Me
-Sí, hay libros con letras en relieve, para leerlos con los dedos. Pero están en París. Quizás algún día
irás allá-, le respondió, pensando en la escuela especial para ciegos creada por Valentin Hauy, el
inventor de esos libros.
Al cumplir diez años, Luis fue llevado a París. Ahí leyó su primer libro. Era un libro enorme, de gruesas
páginas y grandes letras abultadas. Luis deslizó sus dedos sobre los renglones. Se sintió
inmensamente feliz. Leer en un libro de tal tamaño era incómodo..., pero era leer.
Se necesitaban varios de esos librotes para decir lo mismo que sus hermanas le leían en un texto
escolar. Muchos ciegos se aburrían con tales librotes. Pero Luis era buen alumno y leyó los catorce
volúmenes que había en la escuela. Luego pidió otros. Se quedó tremendamente triste y pensativo
al oír la respuesta: "No hay más. Esos son todos. Publicarlos cuesta mucho".
Todos los años, al llegar el verano, Luis iba a su casa a pasar las vacaciones. Durante esos tres meses
se afanaba en aprender cada día algo nuevo. Por eso sus padres y hermanos conversaban
largamente con él y le leían cuanto libro conseguían, hasta que regresaba a la escuela. ¡Cuánto
deseaba Luis que los libros para ciegos no fueran tan caros! Decía que debería haber una mejor
manera de enseñar a los ciegos, y él tenía esperanza de lograrlo.
IV
Un día, un capitán francés fue a su escuela a mostrar la "escritura en cartones con puntos y rayas en
relieve" que usaba el ejército en sus operaciones nocturnas. Así, a oscuras, los soldados "leían" las
órdenes y avisos de sus oficiales. El capitán pensó que ese sistema podría ser útil para los ciegos.
Luis estuvo encantado con esa escritura nocturna. Después le halló defectos y quiso corregirlos. Pero
sus propuestas no fueron aceptadas por el ejército. Entonces decidió buscar él mismo un mejor
método.
Imaginó varias soluciones y las experimentó con sus compañeros. Durante tres años buscó una forma
fácil de leer y escribir para los ciegos. Tenía apenas quince cuando dio a conocer públicamente la
solución que hasta hoy se usa: representar cada letra y número mediante puntos en relieve colocados
en diferentes posiciones. Para leerlos, los ciegos pasan las yemas de sus dedos sobre esos puntos en
relieve.
Luis Braille estaba feliz. "Ahora sólo es cuestión de tiempo. Pronto habrá muchos libros para todos
los ciegos", exclamó.
Esos deseos se cumplieron. Hoy existen miles de libros y revistas escritos con el alfabeto que con
justicia lleva su nombre. Luis Braille inventó un sencillo aparatito portátil con el cual los ciegos
pueden escribir presionando por atrás una especie de clavo sobre un papel. De esa manera marcan
en alto relieve los puntos en distinta posición que diferencian una letra de otra.
EL PICAFLOR Y EL PAUJIL
Cuentan nuestros abuelos que, al principio del tiempo, Jempue, el picaflor, cantaba. Su canto era
hermoso y muy sonoro.
Un día Jempue estaba cantando mientras iba y venía entre los árboles para chupar el néctar de las
flores. Su canto se oía a larga distancia. Mashu, el pájaro paujil, al escucharlo desde el interior de la
selva, se preguntó:
-¿Qué animal será ese que canta tan fuerte y tan lindo? Iré a ver quién es.
Y se fue volando a buscarlo. Llegó después de un buen rato al lugar de donde procedían tan lindas
melodías, pero miraba y miraba por todas partes y no lograba ver a nadie. Porque Jempue es un ave
bien chiquita. Mashu, el paujil, se preguntaba:
Y siguió buscándolo, hasta que por fin encontró al picaflor que cantaba. Y Mashu quedó admirado
de que un pájaro tan diminuto pudiese cantar tan fuerte. Y entusiasmado, rogó al picaflor,
diciéndole:
Pero Jempue, que estaba enamorado de su canto, mezquinaba y no quería prestárselo. Por esto, el
paujil se enojó y quería matar al picaflor. Entonces éste, por miedo al paujil que era un pájaro bien
grandazo, le prestó su canto.
Y el paujil, agarrando el canto del picaflor, se fue volando bien lejos y nunca se lo quiso devolver. El
picaflor quedó triste y lloroso sin sus lindas canciones.
Desde aquel tiempo, el paujil canta muy fuerte y su estridente canto se oye desde larga distancia.
Por el contrario, al pequeño picaflor, desde entonces, apenas se le oye silbar un poco y hasta dicen
muchos que no sabe cantar.
Hijos míos, habéis de saber que hubo una vez una cigarra que se pasó todo el verano cantando. En
cambio, cerca de ella, una hormiga trabajadora iba y venía, acarreando provisiones para su
hormiguero. Llevaba granos de trigo, alpiste y maíz, y los iba depositando en sus trojes
subterráneos... Pero pasó el verano y comenzó el invierno, crudo y desapacible. El agua y la escarcha
cubrieron los campos. La cigarra entonces, no encontrando qué comer, se acercó al hormiguero.
"Señorita hormiga --dijo--. ¿Podría hacerme la caridad de darme un granito de trigo para matar el
hambre?" Pero la hormiguita salió al borde de su agujero y le dijo con gesto agrio: "Señorita cigarra:
si yo tengo mis graneros repletos es porque pasé el verano afanándome y trajinando. ¿Qué hacía
usted mientras tanto?" La cigarra contestó: "¿Yo? Cantar y cantar". Entonces la hormiguita,
volviéndole la espalda, terminó: "Pues bien, señorita cigarra, si en el verano cantaba usted, ahora
en el invierno... ¡baile usted!"
--Hijos míos: He aquí dos conductas opuestas: la de la cigarra y la de la hormiga. ¿A cuál debéis
imitar?
Iba a proseguir, pero me interrumpió una risita burlona desde una ventana que estaba encima de
mí. Alcé los ojos y vi que quien se reía era un mirlo, que estaba posado en una rama de olivo.
Acostumbrado a las fábulas, no me extrañó que el mirlo hablara. El mirlo me dijo con cortesía:
--Perdóneme que le haya interrumpido. Comprendí que iba usted a proponer a esos pobres niños que
imiten a la hormiga, y he querido evitar que cometa la crueldad de envenenar y endurecer tan pronto
esas almas infantiles.
Protesté indignado:
--Señor mirlo, no olvide usted que la fábula que he referido está admitida en la enseñanza de todos
los países. Su autor, La Fontaine, es un clásico, y creo que merece de vosotros, los animales, un poco
más de respeto, aunque sólo sea en atención a las muchas cosas filosóficas que os hizo decir:
El mirlo sonrió:
--Las fábulas morales --manifestó-- suelen propagar una moral chiquita y casera. Y es que muchas
veces los hombres llamáis "moral" a la sanción de las inmoralidades corrientes y cotidianas. Es una
moral defensiva de vuestra vida rutinaria y útil. Por eso en vuestras fábulas presentáis a los niños
tan lindos modelos morales: una rana triste e impotente, que revienta por querer alcanzar el
volumen de un buey; un león que abusa de su fuerza; un zorro que triunfa con su astucia; un cuervo
que por adulación consigue librarse de un águila... Todo un código de dureza, utilidad y maña. Sólo
así se concibe que llevéis varias generaciones presentando como ejemplar la conducta de esa
--¡Oh, sí! ¡La humanidad es muy lista! Nosotros, los mirlos, que la vemos desde arriba, la conocemos
bien... La humanidad necesita más de las hormigas que de las cigarras para abarrotar sus graneros,
como para vivir tranquila necesita que revienten las ranas que quieran imitar al buey. Por eso,
cuando un día monsieur La Fontaine, con sus manos perfumadas de agua de olor, escribió esta
apología de la hormiguita despiadada y los graneros cerrados y rellenos, la humanidad se
enterneció, batió palmas y la puso de texto en texto en las escuelas. Sus frutos son hermosísimos.
Los hombres se afanan, se atropellan, se pelean por llevar granitos a sus agujeros. Y si alguna cigarra
soñadora se descuida en su acarreo... ¡que baile! Ésa es la vida, Hay quien, ante ella, pronuncia
palabras severas: frialdad, dureza, injusticia... Pero no; es sencillamente la continuación de la
elegante fábula moral de la cigarra y la hormiga que os enseñan de niños.
--Creo simplemente que monsieur La Fontaine no contó más que la mitad de la fábula. Entusiasmado
con la grosera respuesta de la hormiga, no contó el desenlace. ¿Sabe usted lo que pasó luego? Pues,
poco a poco, al encontrarse sin comida, la cigarra se fue debilitando. Todavía la infeliz, soñadora
empedernida, cantaba con el roce de sus élitros verdes al pie de las matas. Pero su canto era cada
vez más débil, más triste, más suave. Al fin, una noche dejó de cantar. A la mañana siguiente el sol
arrancó reflejos metálicos del cuerpo verde de la cigarra tendido sobre la tierra... ¿Y la hormiga?
¡Ah! Ella estaba en su agujero templado y bien provisto, comiendo su trigo, su alpiste y su maíz.
Hasta su agujero llegaba desde afuera el canto de la cigarra. Pero, como he dicho, éste fue
debilitándose hasta enmudecer. Entonces la hormiga sintió un vago desasosiego, un vacío extraño.
Comenzó a comprender que se le había hecho necesario para la vida aquel dulce rumor de la cigarra
cantora. Lo echaba de menos. Andaba triste de un lado para otro; perdió el apetito, junto a sus
graneros atestados; encontró a su agujero frío y húmedo. Comprendió, poco a poco, lo que le ocurría:
la infeliz se había vuelto neurasténica. ¡Cuánto hubiera dado entonces por poder resucitar con un
granito de trigo a la cigarra! Pero ya era tarde: en un rincón triste y oscuro de su hormiguero, sumido
en silencio mortal desde que enmudeció la cigarra, la hormiguita fue languideciendo poco a poco
hasta morir...
Hubo una pausa. Comprendí que el mirlo estaba emocionado, impresionado. Yo también lo estaba.
El mirlo terminó:
--Esto es todo lo que olvidó monsieur La Fontaine. Uno se puede morir de hambre de trigo, pero
también se puede morir de hambre de música. Ésta es también una moraleja que debe enseñarse en
las escuelas... Y ahora, adiós, señor profesor. Ya empieza la primavera. Ha de saber usted que soy
casado. De un día a otro mi señora ha de poner huevos. Tengo que acarrear pajuelas y barro para el
nido. Voy, pues, a mi trabajo...¡Sí, pero voy cantando, siempre cantando!...
Los zagalillos, que sólo me habían visto ensimismado, pues no entendían el habla del mirlo, me
recordaron mi interrumpida pregunta:
--A ninguna de las dos --les contesté--, sino a aquel mirlo que va allá, cantando, a su tarea.
EL OSO Y EL CAZADOR
En el año mil novecientos cincuenta y cinco llegaron los primeros pobladores a un lugar que tenía una
pampa entre los montes. Talaron los árboles y sembraron plantas como maíz, yuca, plátano y café. Pasaron
los meses y las plantas produjeron, pero los animales comenzaron a comerse los choclos, las yucas, los
plátanos y otros productos que habían sembrado. Lo hacían muy astutamente, sin dejar huellas. Sólo
arrancaban lo que les gustaba.
Las personas se dieron cuenta de que algo pasaba con los frutos, porque no cosechaban nada. Pero no
sabían quién se los comía. Sin embargo, poco a poco se dieron cuenta de que eran osos. Osos que comían
frutas. Eran unos osos negros que tenían pelo blanco alrededor de los ojos.
Las personas se reunieron para matarlos a los osos y ni uno de los campesinos dejó de ir solo de su casa al
maizal. Y un hombre llegó a su chacra y se escondió en una mata de plátano y vio que llegó un oso al maizal
y comenzó a arrancar las mazorcas de maíz. Las amontonaba, las pelaba y se comía los choclos tiernos y
jugosos. Era un oso enorme, negro, con pelaje blanco alrededor de los ojos.
El hombre al ver al oso sacó su escopeta y le quiso matar disparándole un tiro. Pero no salió el tiro. A lo
mejor el cartucho estaba pasado o mojado o el gatillo no funcionó.
Entonces el oso lo oyó, volteó la cabeza y lo vio y se fue hacia él. El hombre se asustó y gritó y entonces los
vecinos lo oyeron y fueron corriendo a ayudarlo a matar al oso. Corriendo y gritando, los campesinos
lograron matar entre todos al enorme eso de anteojos. Desde ese tiempo la gente denominó a ese lugar
con el nombre de Pampa del Oso, porque es pampa y había bastantes osos. Por eso.
HUGUIANA
9 de abril de 1912
¡AY DE mí! Cuantas veces, arrobado en la contemplación de una quimera, me olvidé de la noble
compañera que Dios puso a mi lado.
— ¡Siempre estás distraído! —me decía; y yo, tras mis fantasmas estelares, por escrutar lejanos
luminares el íntimo lucero no veía.
Qué insensatos antojos los de mirar, como en tus versos, Hugo, las estrellas en vez de ver sus ojos,
desdeñando, en mi triste desatino, la cordial lucecita que a Dios plugo encenderme en la sombra
del camino...
Hoy que partió por siempre del amor mío, no me importan los astros, pues sin ella para mí el
universo está vacío.
Antes, era remota cada estrella: hoy, su alma es la remota, porque en vano lo buscan mi mirada
y mi deseo.
Ella, que iba conmigo de la mano, es hoy lo más lejano: los astros están cerca, pues los veo.
Cebiche de pejerrey
Ingrediente:
3 docenas de pejerrey
1 diente de ajo molido
Sal y pimienta
1 taza de dejugo de limón
1 taza de naranja agria
1 ají fresco picado
Ají molido al gusto
Culantro picado
1 una cebolla grande cortada a la pluma
Choclos, camotes sancochados, etc.
Preparación:
Lavar, bien el pescado, cortar en cuadraditas, sazonar con sal y pimienta cubrir con los jugos dejándolo por
una hora.
Agregar, ají picado y molido, la cebolla bien lavado, dejándose por una hora más.
Espolvorear, con culantro picado, y acompañar con choclos.
ESTOFADO DE POLLO
Ingredientes:
6 presas de pollo
5 gotas de aceite
1 cebolla picada
8 zanahorias
4 tomates
2 cucharadita de ajís molidos, sal pimienta
1cajita de pasa
Preparación:
Freír las fresas en aceite, retirarlas y dorar las cebollas y los ajos, añadir la salsa de tomate, sal y pimienta; las
presas nuevamente, oporto, pasas y dejar a fuego lento añadir las alverjas, zanahorias y aceitunas, verter en
una rodeado de papas, servir con arroz blanco.
Los valores
Decencia. El valor que nos recuerda la importancia de vivir y comportarse dignamente en todo
lugar.
Pulcritud. El vivir el valor de la pulcritud nos abre las puertas, nos permite ser más ordenados y
brinda en quienes nos rodean una sensación de bienestar, pero sobre todo, de buen ejm.
Puntualidad. El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado
Coherencia. Es el valor que nos hace ser personas de una pieza, actuando siempre de acuerdo a
nuestros principios.
Aprender. El valor que nos ayuda a descubrir la importancia de adquirir conocimientos a través
del estudio y la reflexión de las experiencias cotidianas.
Docilidad. Es el valor que nos hace conscientes de la necesidad de recibir dirección y ayuda en
todos los aspectos de nuestra vida.
Sensibilidad. Es el valor que nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello
que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social.
Crítica constructiva. Hacer una crítica constructiva para ayudar a los demás es una actitud
madura, responsable y llena de respeto por nuestros semejantes.
Comunicación. Una buena comunicación puede hacer la diferencia entre una vida feliz o una
vida llena de problemas.
Compasión. La compasión se enfoca en descubrir a las personas, sus necesidades y padecimientos,
con una actitud permanente de servicio.
Orden. A todos nos agrada encontrar las cosas en su lugar, pero lo más importante es el orden
interior y es el que más impacta a l a vida.
Servicio. Brindar ayuda de manera espontánea en los detalles más pequeños, habla de nuestro
alto sentido de colaboración para hacer la vida más ligera a los demás.
Voluntad. La voluntad nos hace realizar cosas por encima de las dificultades, los contratiempos
y el estado de ánimo.
Serenidad. Este valor nos enseña a conservar la calma en medio de nuestras ocupaciones y
problemas, mostrándonos cordiales y amables con los demás.
Paciencia. Si nuestra época pudiera tener un nombre se llamaría "prisa". ¿Cómo esperamos que
nuestra vida tenga más cordura y sea más amable a los demás si todo lo queremos “ya” ?
Experiencia. ¡Qué personalidad tan fuerte y atractiva presenta la experiencia! Parece tan lejano el
día en el que seamos maduros y más prudentes. Es el aprendizaje de la vida.
2.-De gusto no hay nada escrito. No pueden juzgar los gustos de nadie ya que
sobre eso no existen reglas.
4.-No mojé que no hay quien planche. No critiques algo que está hecho si no
tienes la solución.
5.- El saber no ocupa lugar. Nos dice que el conocimiento nunca está de más.
CHISTES
En una clase la profesora manda a los alumnos escribir una carta como si
fueran el presidente, todos se ponen a escribir excepto Jaimito. La
profesora
le pregunta:
Jaimito, ¿Por qué no estas escribiendo la carta?
Porque estoy esperando a mi secretaria.
! Papa, papa, tengo una noticia buena y otra mala!
¿Cuál es la buena Jaimito?
! Que he aprobado todas!
¿Y la mala?
! Que es mentira!
Estaba Jaimito en la escuela y la maestra le pregunta:
Jaimito, ?cuanto es 4+4?
Este,... no sé, debe ser 9, ?o no?
Mal Jaimito, y ahora tienes 9 días fuera del colegio.
A ver Fernandito, ?cuanto es 10+5?
15 señorita.
Y la maestra responde:
Muy bien Fernandito, por haber contestado bien tienes 15 días de
vacaciones.
De pronto la maestra noto que Jaimito reía sin parar, y le pregunto:
¿Por quéríes tanto?
Es que Fernandito es tonto maestra.
¿Porque si el contesto correctamente?
Es que si hubiera contestado 365, !se hubiera ganado todo un ano de
vacaciones!