El fin de los tiempos modernos (Romano Guardini)
Sentido de la existencia e imagen del mundo en la Edad
Media
Diferencias entre hombre Antiguo y hombre medieval
(ambos carecen de la idea de una continuidad espacio-
temporal infinita y ven el mundo como una esfera).
El hombre antiguo
El mundo: Para él el mundo lo es todo, no va mas allá y no
se hacen preguntas sobre lo que podría haber fuera o sobre
ella. Lo percibe como algo divino que procede de un arjé de
un origen interior, y recorre el camino, el orden y el destino
que previamente le ha sido señalado; sólo que ese origen,
ese orden y ese destino es algo que le pertenece.
El espíritu griego indaga, investiga y quiere saber cómo es
el mundo. No lo contempla desde fuera sino desde dentro,
desconoce un punto de apoyo fuera del mundo y cualquier
forma de mirarlo y estructurarlo le resulta imposible
Cosmos. Tiene un sentido de la armonía que percibe todo lo
que existe como cosmos como un todo bello y ordenado.
El mito. Son figuras y acontecimientos que interpretan el
mundo, a sus elementos y al hombre. Los mitos ofrecen al
hombre la posibilidad de orientarse en su existencia.
Con el paso del tiempo el sentimiento religioso se desliga de
su base mítica y se vincula a motivos filosóficos y éticos.
Hombre medieval
En la Edad Media la actitud del hombre y la imagen del
mundo sufren un cambio radical. El hombre cree en la Biblia
qué le asegura la existencia de un Dios que está fuera y por
encima del mundo. La esencia de esta época es su
religiosidad, rica y profunda, que es fuente de sabiduría,
certeza y sentido para el hombre de la época.
Visión del cosmos. El cosmos aparece como una esfera en
cuyo centro se encuentra la tierra (también esférica) y
alrededor de ella giran otras 9 esferas y por encima de ellos
de ellas está el empíreo que al arder produce luz y en el
empíreo es el lugar de Dios y por otro lado en el centro de la
tierra, en lo más profundo está el infierno.
Visión del Conocimiento. La revelación de la biblia es la
máxima autoridad para todos los aspectos del conocimiento,
la Iglesia la formula como dogma y el hombre la acoge con
fe. No existe un interés por el análisis y conocimiento
empírico y exacto de la realidad.
Autoridad Política. La autoridad de la Iglesia era el papa, y
del estado el emperador. Ambas reciben el derecho de
soberanía de lo alto, y la tensión entre ambas por la
supremacía de poder caracteriza toda la época.