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Develando La Bioetica - Luna y Salles

El documento analiza el papel de la filosofía en la bioética y distingue entre dos tipos de problemas en esta disciplina. En cuanto al primer punto, argumenta que aunque la bioética involucra el aporte de múltiples disciplinas, la reflexión filosófica sigue siendo fundamental. Respecto al segundo punto, diferencia entre "problemas sexies" como la reproducción asistida y "problemas aburridos" como la confidencialidad.

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Develando La Bioetica - Luna y Salles

El documento analiza el papel de la filosofía en la bioética y distingue entre dos tipos de problemas en esta disciplina. En cuanto al primer punto, argumenta que aunque la bioética involucra el aporte de múltiples disciplinas, la reflexión filosófica sigue siendo fundamental. Respecto al segundo punto, diferencia entre "problemas sexies" como la reproducción asistida y "problemas aburridos" como la confidencialidad.

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Develando la bioética.

Sus diferentes problemas y el papel de la filosofía*


Florencia Luna y Arleen L.F. Salles

La bioética constituye un campo establecido de estudio. En un intento de comprender cabalmente


esta disciplina, exploramos dos cuestiones: 1. el rol de la reflexión filosófica, y 2. los problemas que se
consideran parte de la bioética.
Acerca de 1. una fuente de escepticismo respecto de la importancia de la filosofía en la bioética es la
supuesta falla de los enfoques tradicionales basados en principios para resolver problemas concretos de la
práctica. Argumentamos que ni las dificultades de los enfoques tradicionales de la ética aplicada ni la
participación de una variedad de disciplinas eliminan la unicidad de la filosofía en la bioética
Respecto de 2. distinguimos dos tipos de cuestiones: los problemas “sexies” (por ejemplo, las nuevas
técnicas de reproducción asistida) y los problemas “aburridos” (por ejemplo, la confidencialidad). Otro punto
de reflexión concierne a la posible identificación de cada grupo de problemas con países específicos.

Introducción general

La Enciclopedia de Bioética define a esta disciplina como el "estudio sistemático de


la conducta humana en el campo de las ciencias biológicos y la atención de la salud, en la
medida en que esta conducta se examine a la luz de valores y principios morales". En los
últimos años la bioética se ha transformado en un campo de estudio y de práctica
establecido. La pregunta que analizamos en la primera parte de este trabajo es: ¿qué papel
juega la filosofía en este "estudio sistemático"?
En la segunda parte del artículo analizaremos la existencia de dos grupos de
problemas presentes en esta disciplina, que caracterizaremos como "problemas sexies"
(reproducción asistida, proyecto genoma, clonación de embriones, suicidio asistido);
y "problemas aburridos" (relación médico-paciente, comités de ética, distribución de
recursos). Mostraremos algunas características y rasgos de tales grupos de problemas y nos
preguntaremos si se puede identificar cada uno de los grupos de problemas con países que
presenten un mayor o menor grado de desarrollo económico. Concluiremos que aunque no
tenga sentido tal identificación, sí tiene relevancia el aporte que se pueda efectuar desde los
diferentes países. Estos planteos adquieren un perfil propio, se insertan en sociedades
particulares imbuidas de costumbres, tradiciones y valores a los que deberían otorgarse
relevancia.

Primera parte

La reflexión sobre la bioética y la filosofía generalmente no suscita el mismo interés


que muchos de los problemas de los que se ocupa la bioética. Sin embargo, precisamente
por la popularidad que está adquiriendo esta disciplina, es importante analizar este tema
para señalar límites y sugerir direcciones.
Comenzaremos delineando dos posiciones sobre la bioética y el rol de la filosofía.
La primera ve a la bioética como ética aplicada y, en cierta medida, como una forma de
reflexión filosófica. La segunda, en cambio, destaca que la bioética es el resultado del
aporte de distintos campos, y aunque la filosofía puede contribuir con nociones
*
Perspectivas Bioéticas en las Américas, Año 1, N° 1, primer semestre de 1996, pp.10- 22.
importantes, no tiene un papel fundamental. Favoreceremos un enfoque intermedio.
Creemos que concentrar el discurso bioético sólo en lo filosófico lleva a no tomar
conciencia de los aportes significativos de otras disciplinas, pero por otro lado afirmamos
que el papel de la reflexión filosófica es fundamental en este discurso.

La bioética como ética aplicada

Hay dos sentidos en los cuales se puede ver a la bioética como ética aplicada: en
sentido estricto y en sentido amplio. En un sentido estricto, la bioética es ética aplicada en
tanto es el intento de comprender hechos específicos y las relaciones que surgen en el
mundo médico para aplicar de manera más precisa las reglas morales justificadas por las
teorías éticas, especialmente las de corte deontológico o utilitarista.
Para la filosofía moral tradicional las reglas morales son un aspecto central de la
ética y constituyen el punto de partida de todo desarrollo del razonamiento moral. La tarea
del filósofo es describirlas, articularlas, explicarlas y clarificar los principios que las
justifican. En última instancia, todo estándar moral aceptable puede ser ordenado de
acuerdo a principios fundamentales.
La filosofía teórica brinda, entonces, la justificación de los principios y de las reglas
derivadas que sirven de base para tratar problemas especiales.
Esta perspectiva afecta la manera en que se ve a la bioética. Si la ética se define
como filosofía moral y la bioética, en tanto ética aplicada, como una rama de la ética, la
bioética es una forma menor de reflexión filosófica. Se distingue de otras disciplinas por el
tipo de temas que trata, su contenido específico, pero utiliza la metodología de la filosofía
moral tradicional. La bioética provee el análisis de circunstancias especiales y conceptos
fundamentales que permite entender cómo se aplica la teoría ética y cuáles son las
implicaciones de dicha aplicación.
Esta concepción presenta un cuadro familiar del razonamiento moral.
Resultan igualmente familiares las objeciones que se le hacen. En la literatura
bioética es frecuente poner en duda la eficacia y la relevancia de este tipo de enfoque. Las
preguntas son variadas: ¿Cómo se da la conexión entre teorías éticas remotas, formuladas
con abstracción de circunstancias particulares, y los dilemas reales que nos confrontan en la
medicina, dilemas ricos en detalles e inmersos en lo concreto? El énfasis en la teoría, ¿no
hará acaso que se deje de lado la riqueza de la experiencia humana real? Además, cuando
se tratan problemas prácticos es muy importante la comprensión e interpretación de cada
situación y sus aspectos morales fundamentales. Pero, ¿en qué medida puede la teoría
ayudarnos a interpretar la dimensión moral de una determinada situación? En principio, la
generalidad de la teoría es lo que la hace más aplicable; pero cuando vamos a nuestra
experiencia moral esa misma generalidad causa grandes dificultades de interpretación y
aplicación.
Los problemas de aplicación de este modelo han producido una actitud escéptica
con respecto a la noción de ética aplicada y la contribución de la ética teórica al discurso
bioético. De hecho, actualmente está más de moda destacar en qué medida la medicina
"salvó" a la filosofía moral de la aridez y la abstracción que la caracterizaban a principios
de siglo (Stephen Toulmin en 1982 fue el iniciador de esta tendencia)i, que analizar de qué
manera la filosofía moral contribuye a la bioética
Frente a esto, se ha presentado la alternativa de los principios intermedios, enfoque
ya clásico en la literatura bioéticaii. Según esta perspectiva, la discusión bioética comienza
con principios generales que se aplican a casos concretos mediante el desarrollo de reglas
interpretativas y axiomas más restrictivos, producto del análisis de los valores médicos y
sociales involucrados. Las normas morales se articulan a partir del análisis y revisión tanto
de casos empíricos y paradigmáticos como de los principios teóricos cuya interpretación y
aplicación se ven moldeadas por este análisis.
En el proceso, y frente a la realidad de la experiencia moral concreta, se crean
nuevas nociones sobre el valor de los principios y su aplicabilidad. Es decir, se utiliza el
método filosófico para el análisis crítico de la dimensión moral de problemas generados en
el ámbito de la medicina y las ciencias biológicas pero al mismo tiempo se utiliza a esos
mismos problemas para moldear los principios a aplicar.
Quienes avalan esta posición son críticos de nociones preestablecidas sobre la
importancia práctica de las teorías éticas tradicionales. Los escritos de filósofos como Kant,
Mill y Aristóteles proveen nociones importantes, pero son consideradas en conjunción con
otros factores que moldean así el discurso utilizado. No se niega el valor de las grandes
teorías éticas sino que se evalúa su poder y el tipo de ayuda que pueden brindar y se las
invita a un diálogo con las circunstancias particulares, diálogo que tiene como objetivo
lograr mejores modelos de razonamiento y justificación moral.
En esta perspectiva, la bioética es filosofía moral aplicada en sentido amplio: no es
la mera aplicación de las grandes teorías de los filósofos, teorías desarrolladas
independientemente de la bioética, a problemas más "mundanos"; sino que propone un tipo
de reflexión donde el diálogo forzado entre la experiencia concreta y los principios da como
resultado la especificidad necesaria.
Sin embargo, sólo en teoría evita este enfoque problemas de aplicación.

La bioética como discurso multidisciplinario

Para muchos, el fracaso práctico de estos modelos produce serias dudas con
respecto a la relevancia y eficacia de la filosofía en el ámbito de la medicina. A esto súmese
la siguiente consideración: desde tiempo inmemorial mucha gente discute temas morales.
En particular, la dimensión moral de los problemas en la medicina ha sido originariamente
debatida en su mayoría por médicos (de sus reflexiones resultaron códigos profesionales de
conducta), por teólogos (especialmente interesados en los procesos naturales de vida y
muerte), y por quienes al legislar, con el fin de proteger el interés público, ponen límites o
estimulan el desarrollo de ciertas prácticas. Comparados con ellos, los filósofos
probablemente son "recién llegados". Aunque el tinte médico-religioso claramente
identificarle en el discurso bioético de hace dos décadas es menos evidente en la actualidad,
la bioética ha incorporado sus valores y conceptos fundamentales y es, por ende, el
resultado de los aportes de una variedad de disciplinas.
Ahora bien, es cierto que no se puede negar el carácter dialógico e interdisciplinario
de la bioética. Por empezar, la comprensión de ciertos hechos es crucial para participar del
tipo de deliberación que la bioética propone. Y estos hechos son proporcionados por
diversas disciplinas. No es posible llegar a conclusión alguna sobre, por ejemplo, el aborto,
la experimentación con embriones o el suicidio asistido sin poseer el conocimiento
empírico relevante, sea éste derivado tanto de la medicina y profesiones afines, como de la
psicología, la genética, la biología, o la química. Además, no se debe olvidar la
contribución positiva de los abogados, cuyo conocimiento de las leyes muchas veces
constituye una guía importante en el proceso de toma de decisiones. Las evaluaciones de
quienes cumplen un rol institucional sobre lo que es posible y cómo, cuáles son los recursos
existentes y la manera de lograrlos también moldea el discurso bioético. La sociología y la
antropología, por otro lado, brindan el material con el cual se toma información sobre las
distintas culturas y sociedades en las que surgen los problemas a tratar. Él diálogo
interdisciplinario entre quienes participan de esta reflexión es característico de la bioética y
uno de los rasgos que más la enriquece. Sin embargo, queremos destacar que ni los
problemas de aplicación de los modelos de ética aplicada que delineamos ni el carácter
interactivo de la bioética llevan a la conclusión de que la filosofía no hace una contribución
única a este discurso.
La bioética estudia y examina sistemáticamente los problemas morales en la
medicina y, para ello, por medio de argumentación cuidadosa, razonamiento secuencial y la
definición clara de términos analiza convicciones, devela supuestos y cuestiona
constantemente. En la medida en que lo hace, su deuda con la filosofía es clara.
Por supuesto, ante esta afirmación se puede objetar lo siguiente: lo filosofía no es la
única disciplina que argumenta cuidadosamente, utiliza el razonamiento secuencial y la
definición clara de términos. Nótese, sin embargo, que no es eso lo que estamos diciendo.
Estamos lejos de pensar que sólo la filosofía utiliza la argumentación rigurosa y racional o
el pensamiento crítico. Pero es parte de la tradición filosófica pensar críticamente y
argumentar rigurosa y racionalmente sobre la conducta humana y los problemas morales
con los que la gente se enfrenta. De acuerdo a la definición con la que comenzamos, es eso
lo que la bioética hace, y en ese sentido es un diálogo interdisciplinario que tiene como eje
a la reflexión filosófica. Esta reflexión no tiene por qué ser identificada con la mera
aplicación de principios, sean estos absolutos o intermedios, y es perfectamente compatible
con la atención a contextos, relaciones personales, historias y situaciones de los
involucrados.
Pero, además, el análisis de los dilemas morales que se generan en los contextos
médicos -¿se debe decir la verdad sobre su situación a un paciente con cáncer terminal? ¿se
debe tratar a un recién nacido severamente discapacitado?- casi invariablemente revela
temas esencialmente filosóficos -la autonomía y la justificabilidad de la intervención
paternalista, calidad versus cantidad de vida-.
Entre los temas, específicamente filosóficos, que deben ser discutidos cuando se
tratan los problemas generados en la práctica médica encontramos el de la responsabilidad,
la justicia, la autonomía, qué es ser persona, la coerción y su justificabilidad, qué es lo
natural, cuál es el propósito y valor de la vida humana y los derechos humanos.
En suma, el papel de la filosofía en el discurso bioético no está ligado al éxito o al
fracaso de ciertos modelos teóricos de razonamiento moral. Por ello, creemos que aun
cuando la deuda de la bioética con la teoría ética puede ser debatible, su deuda con la
filosofía no lo es.

La bioética, el diálogo y la filosofía

Identificar a la bioética exclusivamente con lo filosófico, sin mencionar las contribuciones


de otras disciplinas, es inadecuado. La filosofía de por sí no es suficiente para alimentar
este discurso. Lo que mantiene a la bioética viva es el diálogo constante entre ámbitos
diferentes. Pero la diversidad de perspectivas y su interacción, así como el hecho de que
son muchos los intereses en juego en este tipo de discurso, plantean una serie de problemas
que requieren la articulación cuidadosa y la actitud crítica y autocrítica típicas del enfoque
filosófico. La interacción entre las diferentes perspectivas sin la contribución de este
enfoque puede llevar a un discurso sin rumbo o a uno que por atender las demandas de
diversos grupos de personas termina justificando valores presupuestos y legitimando el
status quo.
¿En qué medida, entonces, se puede destacar el papel que la filosofía cumple en la
bioética? Se puede mostrar su relevancia en la medida en que la bioética es un tipo de
reflexión sistemática (con todo lo que ello implica), cuestionadora, crítica y autocrítica,
sobre los problemas morales que se plantean en el campo de las ciencias biológicas y la
medicina y en la medida en que muchos de esos problemas plantean otros de índole
esencialmente filosófica. Que éste continúe siendo su papel en el futuro dependerá de todos
aquellos que participan de la reflexión bioética y de la seriedad con que la encaren.

Segunda parte

Diferentes tipos de problemas

En esta parte del trabajo queremos abordar ciertas características de algunos de los
problemas típicos de la bioética y también preguntarnos si se pueden identificar problemas
específicos de los países en desarrollo.
Creemos que vale la pena distinguir como mínimo dos tipos de problemas y analizar
sus conexiones internas. No se trata de una clasificación que pretenda ser exhaustiva o
taxativa, más bien ordena dos tipos de cuestiones que se presentan continuamente y analiza
las repercusiones y las implicaciones de ambas.
Un primer tipo de problemas corresponde, entre otros, a las técnicas de
reproducción asistida (sus continuos y perplejizantes logros), el proyecto genoma, la
clonación de embriones humanos, el suicidio asistido o la eutanasia.
Un segundo tipo de problemas encuadra cuestiones tales como la relación
médico-paciente, los comités de ética, la noción y práctica del consentimiento informado y
la distribución de recursos.
Entre uno y otro grupo de problemas pareciera haber pocas relaciones o elementos
en común dado que las cuestiones que plantean son bastante diferentes. Sin embargo,
trataremos de mostrar que hay ciertos elementos aglutinantes entre los planteos de cada
grupo.
Al primer conjunto de problemas podemos llamarlos, no muy académicamente,
"problemas sexies". Esto es, problemas que no pasan desapercibidos y reciben atención.
Son problemas que seducen, que inmediatamente atraen y llevan a una toma de posición a
favor o en contra (tal como una atractiva y provocativa mujer criticada por unos y admirada
por otros). Estos problemas tienen "prensa", se escribe y se opina sobre ellos. Los medios
masivos de comunicación se ocupan de los mismos y cada vez que sucede algo relacionado
con estas cuestiones obtienen un buen espacio en los medios de información, desde la
clonación, pasando por las madres post-menopáusicas que pueden tener hijos gracias a los
logros de las nuevas tecnologías, hasta la nueva ley de eutanasia en Australia.
No sucede lo mismo con el segundo grupo de cuestiones (relación médico-paciente,
comités de ética). Son problemas "aburridos". Se trata de planteos comunes, no
rimbombantes, problemas que se presentan a diario (como lo es la falta de camas o recursos
para atender a una persona o un médico que engaña y no da el diagnóstico a su paciente).
Estos problemas no llaman la atención, aburren. Pareciera que son comunes e inevitables y
el hecho de ser inevitables pareciera hacerlos menos interesantes. La sensación de que o no
se los puede modificar o que lo que se puede realizar en relación a ellos es muy poco, hace
que susciten escaso interés. No hay muchas posibilidades de que atraigan a la prensa, que
se los discuta o plantee seria y conscientemente a la comunidad.

Problemas sexies y problemas aburridos

El criterio para trazar esta distinción consideró, como puede observarse, el grado de
interés que estos temas despiertan en los medios masivos de comunicación y, a través de
éstos, en el público en general. Esta perspectiva es significativa porque, si bien los medios
masivos de comunicación privilegian al grupo de problemas "sexies", quienes están
directamente vinculados con el cuidado de la salud (personal de instituciones hospitalarias,
algunos médicos) consideran los problemas aburridos. Ambos grupos, sin embargo,
reconocen la existencia de los dos tipos de problemas y los distinguen.
¿Existe algún rasgo que permita diferenciar estos dos grupos de problemas?
Ciertamente hay algunas características, pero éstas no son absolutas; esto significa que se
presentan con mayor o menor énfasis e implican cierta gradualidad.
Un primer rasgo es el grado de acuerdo o desacuerdo que cada una de estas
cuestiones involucra. Mientras que las cuestiones "sexies" resultan decididamente
polémicas: hay encendidas posiciones en contra o a favor, ya sea en el caso de la ingeniería
genética, ya sea en cuestiones referidas o la eutanasia o al suicidio asistido, en las
cuestiones "aburridas", es más frecuente detectar ciertos acuerdos. Parece fácil coincidir
respecto de la importancia y la necesidad de un comité de ética -aunque siempre surgen
cuestiones conflictivas tales como si van a incluir o no pacientes, familiares de pacientes o
personas de la comunidad-, o respecto de la necesidad de un buen vínculo en la relación
médico-paciente -aunque haya divergencias respecto de la mayor o menor autonomía del
paciente o beneficencia del médico-. Pero pareciera que, pese a las diferencias que pueden
presentarse, estamos más cerca del acuerdo que del desacuerdo.iii
Un segundo rasgo consiste en una especial conexión de estos problemas con la
ciencia, la tecnología y sus últimos adelantos. Los problemas "sexies" están estrechamente
conectados con desarrollos tecnológicos y científicos.iv Están inmersos en el hechizo de las
realizaciones técnicas: por un lado generan fascinación y curiosidad y, por el otro, asustan
(el fantasma de las historias de ciencia ficción hechas realidad o la fantasía de la técnica
como adquiriendo vida propia, como la escoba del aprendiz de brujov). Los problemas
"aburridos", en cambio, están alejados de los milagros y encantamientos científicos, no
provocan perplejidad ni azoramiento; plantean cuestiones cotidianos que, por ser tan
usuales, a veces, hasta pasan desapercibidas.
Y un tercer rasgo, relacionado con el anterior, consiste en la percepción del poder
del hombre, en el caso de los manejos técnicos y científicos, en su posibilidad de generar
vida y muerte, ensanchar límites... Nuevamente, la fascinación ante el poderío humano y el
dominio que otorga la técnica y la ciencia. Este poder que surge de la posibilidad de
realizaciones tecnocientíficas genera una sensación de invulnerabilidad (podemos detener
los procesos de vejez, generar vida humana en probetas, dar a luz a los 60 años...). Frente a
ello, los problemas "aburridos" representan la vulnerabilidad de las relaciones humanas, las
dificultades para modificarlas y mejorarlas, las fragilidades humanas. Nos muestran un
flanco débil del hombre y nos enfrentan a ciertos límites (los problemas en la relación
médico-paciente, las dificultades para ser veraz con un paciente terminal y comunicar
malas noticias). Mientras los primeros representan al poder -con sus posibilidades de uso y
abuso-, los segundos representan la vulnerabilidad, la fragilidad humana y la dificultad de
lograr modificaciones.
¿Tienen los problemas "sexies" mayor importancia que las cuestiones "aburridas" o
viceversa? Ambos conjuntos de problemas son relevantes, no pueden obviarse ni ignorarse.
Atañen a diferentes ángulos de los problemas y están relacionados con diferentes
problemáticas pero, pese a su mayor o menor atracción o interés para los diferentes grupos
de personas, esto no implica que sean más o menos importantes.

¿Problemas específicos para países específicos?

¿Hay problemas atinentes a unos países y no a otros? Por ejemplo, en América del
Sur hay una pluralidad de culturas, vínculos sociales, cosmovisiones y realidades
económicas muy diferentes a las de América del Norte: ¿delimita esto campos de
problemas específicos?
En una primera visión, se puede tender a pensar que hay problemas que son propios
de países desarrollados y otras cuestiones que corresponden a países en desarrollo. Por
ejemplo, problemas relacionados con avances tecnocientíficos se vinculan con países con
alto nivel tecnológico o problemas relacionados con la muerte con países que tienen
legislaciones avanzadas (Holanda o Australia). En estos países los problemas aburridos
parecen estar resueltos y no así las cuestiones "sexies" que permanecen en debate. Sin
embargo, del hecho de que haya legislaciones avanzadas no se sigue que el problema moral
esté resuelto, así como de la existencia de cierto status quo y de la aceptación de modelos
de salud y distribución de recursos no se sigue que realmente haya una distribución justa.
Por ende, nosotras no concordamos con la propuesta de que hay problemas que
corresponden a determinados países en función del grado de desarrollo que éstos tengan.
Ambos conjuntos de problemas, entonces, son relevantes, no pueden obviarse ni ignorarse.
Si bien los problemas "aburridos" parecen pasar desapercibidos, no cabe duda de
que son muy acuciantes en ciertos países. Generar una conciencia ética, mejorar la relación
médico-paciente o trabajar en el tema de una distribución justa de recursos escasos son
algunos de los problemas que se manifiestan con gran ímpetu en la Argentina. Y se
manifiestan con gran ímpetu porque quizás no han sido resueltos (aunque tenemos nuestras
dudas respecto de la plausibilidad de la respuesta de algunos países, de los cuales
tradicionalmente se considera que "resolvieron" algunas de estas cuestiones). Un claro
ejemplo de un problema que excede fronteras es el de la justicia. Ésta se expresa a través de
diferentes dilemas y problemas. Es innegable que en nuestros países en vías de desarrollo
una situación bastante habitual reside en la escasez de medios (de recursos primarios:
alcohol, camas, respiradores). Pero, el problema de la distribución de recursos no es
privativo de ellos solamente, también existen problemas similares en países con mayores
recursos económicos que, por ejemplo, también deben distribuir órganos, bienes
sumamente escasos, que vuelven a plantear serios problemas de justicia. Como se puede
observar, el problema de la justicia y la distribución equitativa tienen relevancia universal.
Lo anteriormente expuesto no implica que los problemas sexies nos resulten
totalmente ajenos, irrelevantes o que no deban plantearse. La eutanasia, las técnicas de
reproducción asistida también están presentes, quizás no conllevan la urgencia que
actualmente tienen en ciertos países en donde hay que tomar decisiones respecto de
investigaciones que se han llevado a cabo o se están realizando (como la clonación con
embriones humanos); pero la técnica no reconoce fronteras y en un relativo corto plazo
estos problemas nos invaden (ya se utilizan técnicas de reproducción asistida, tests
prenatales, transplantes de órganos o complejos equipos médicos). No se trata de problemas
exóticos y alejados, estos problemas también se hacen presentes en estas sociedades. De
hecho, durante este año, nos encontramos con la posibilidad de una legislación respecto de
técnicas de reproducción asistida, dado que se trata de procedimientos que se practican y
sobre los cuales se carece de regulación legal. Por ende, estos problemas no son foráneos,
son cuestiones que también afrontan nuestras sociedades.
Frente a los problemas "aburridos" que arrastramos quizás endémicamente,
coexisten estos otros problemas "sexies", problemas sobre los cuales también debemos
reflexionar para evitar el desborde de situaciones de facto no deseadas.

Bioética y países en desarrollo

¿Es necesaria, entonces, una reflexión bioética en países en vías de desarrollo?


Creemos que sí, que es necesaria e importante por las siguientes razones. El peculiar
enfoque que desde estos países podemos brindar permite poner en contexto y localizar los
problemas en cuestión, analizándolos así a la luz de toda la problematicidad y sutilezas que
impone cada situación. Ayuda, además, a combatir la tendencia a transplantar tanto
problemas como soluciones de otros países. Se trata de reflexionar sobre problemas que,
aunque de carácter universal, adquieren un perfil propio. Se insertan en sociedades
particulares imbuidas de determinadas costumbres, tradiciones y valores. Es necesario,
entonces, reflexionar a la luz de estos aspectos particulares de nuestras sociedades, analizar
qué se va a aceptar y por qué. Esto puede involucrar polémicas tales como la universalidad
de ciertos derechos, qué peso tienen tradiciones, costumbres o ideologías, hasta dónde
pueden aceptarse y hasta dónde ya no. Así nos vamos a enfrentar con preguntas más
particulares: ¿Cómo vamos a trabajar los serios problemas reproductivos que se plantean en
Latinoamérica? ¿Cómo se insertan las presiones de corporaciones e ideologías particulares?
¿Inciden o deben incidir la mayor o menor presencia de poblaciones analfabetas en
cuestiones de salud tales como la relación médico-paciente? Se trata de cuestiones y
elementos que se agregan a problemas universales y le dan un sabor particular y propio y,
es a la luz de estos problemas y de nuestras tradiciones que debemos pensarlos.
Así es que, si bien los problemas son comunes, nuestros planteos y situaciones
permitirán enriquecer el debate de la bioética con voces y matices nuevos. Hace falta,
entonces, una discusión seria, un diálogo racional y un análisis profundo desde estas
"nuevas" perspectivas.

NOTAS
i
Toulmin, Stephen, “How Medicine saved the Life of Ethics” en Perspectives in Biologyand Medicine, 25 (4), 1973, pp.
736-750.
ii
Beauchamp, Tom y Childress, James, Principles of Biomedical Ethics, New York, Oxford University Press, 1989.
iii
Nótese, sin embargo, que podría hacerse una distinción respecto del nivel de desacuerdo involucrado. Podría hablarse de
por lo menos dos niveles de desacuerdos: desacuerdo
pre-reflexivo y desacuerdo reflexivo. El que se den estos niveles de desacuerdos está relacionado con la divulgación de cada
uno de los problemas. El estar bombardeados por problemas sexies nos hace pensar que sabemos más de lo que sabemos
sobre ellos y por ello estar muy dispuestos a dar nuestra opinión. El desacuerdo parece ser, al menos en un primer momento,
pre-reflexivo -no se analiza el problema en detalle y profundidad, se tiene una opinión sobre él-. Los problemas "sexies”
parecen involucrar ambos niveles de desacuerdos: desacuerdo pre-reflexivo y desacuerdo reflexivo (dada la naturaleza de
las cuestiones involucrados: el valor de la vida, el matar, la noción de persona en el caso de embriones, etc). Los problemas
aburridos, en cambio, al no tener tanta difusión en la prensa no implican un desacuerdo pre-reflexivo, generalmente surgen a
partir del planteo de una serie de cuestiones: qué es un comité, cuáles son sus funciones, cómo se implementa, etc. Esto
requiere que se reflexione sobre el tema y, una vez que se llega a ese punto, es difícil que se visualice como esencialmente
negativo. De todas maneras, pareciera que si se plantean desacuerdos serios, éstos se dan en el nivel reflexivo y no en el
nivel pre-reflexivo.
iv
Aquí debemos hacer una salvedad: si bien el suicidio asistido es una práctica con características contemporáneas que a
veces implica la utilización de máquinas para poder matarse, la eutanasia no está intrínsecamente relacionada con los
adelantos técnicos y científicos, ya los griegos la practicaban hace más de 2.000 años. Su inclusión en los problemas
"sexies" está más ligado a la primera característica, esto es, al grado de polémica que genera.
v
Cassell, Eric, "The Sorcerer's Broom: Medicine's Rampant Technology" en Hastings Center Report, vol. 23, N° 6, 1993,
pp. 32-39.

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