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Luis Ferreira - RevistaPós 2000 (500 Años) PDF

Este documento describe los eventos de contrafestividad que ocurrieron en Montevideo, Uruguay en 1992 para conmemorar los 500 años del "descubrimiento" de América. La Organización Mundo Afro (OMA) organizó una marcha masiva en la ciudad con el lema "500 años AHORA BASTA!!" para protestar la invasión europea y el genocidio de los pueblos indígenas. La convocatoria tuvo un gran éxito con la participación de varios sectores de la sociedad, incluyendo grupos de izquierda

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Este documento describe los eventos de contrafestividad que ocurrieron en Montevideo, Uruguay en 1992 para conmemorar los 500 años del "descubrimiento" de América. La Organización Mundo Afro (OMA) organizó una marcha masiva en la ciudad con el lema "500 años AHORA BASTA!!" para protestar la invasión europea y el genocidio de los pueblos indígenas. La convocatoria tuvo un gran éxito con la participación de varios sectores de la sociedad, incluyendo grupos de izquierda

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1

LOS ¨500 AÑOS¨ EN MONTEVIDEO


Luis Ferreira1

El interés de este artículo es presentar una breve reseña de algunos eventos que en torno
al 12 de octubre de 1992 se desenvolvieron en Montevideo. En particular se analizará el
festejo contestatario masivo que en octubre de 1992 se realizó en el centro de la capital de
Uruguay, presentando un perfil de algunos de sus principales actores y una lectura
tentativa de sus significados.

(1)
En julio de 1988 el gobierno uruguayo realizaba un desfile cívico-militar convocando a
distintas comunidades de inmigrantes en ocasión del aniversario anual de la fundación del
Estado. El desfile y otros eventos que le sucedieron en los siguientes años, tales como
´ferias de las naciones´, parecían anticipar y catar, para el gobierno, la receptividad a una
posible ´Conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América´ en 1992.
En noviembre de 1988 el editorial de la revista Mundo Afro denunciaba la omisión de la
minoría negra tanto del desfile como del discurso gubernamental de ese año en que se
había aseverado que ´nuestra civilización europea nos hace diferentes al resto de América
Latina, ... en nuestra población no existe sangre negra ni sangre indígena´ (citado en
Mundo Afro 1988[xi]).
Hay dos aspectos del crítico editorial que apuntan a orientaciones imprimidas
luego por su autor, Romero J.Rodríguez, a la organización que lidera a partir de 1989 y
que impulsará una otra clase de evento en 1992. El primero es que el artículo se dirige a
'los uruguayos todos', incluido el autor. Puede verse aquí un cambio en el sujeto a quién el
discurso se dirige si se compara con los antecedentes históricos en que la prensa de la
minoría negra de Uruguay se dirigía hacia un 'nosotros la raza [negra]'. El sujeto del habla,
invierte ahora los términos con la sociedad mayoritaria a la que plantea, asumiendo un
lugar igualitario, una propuesta de introspección. El segundo aspecto es que la idea de

1
FERREIRA, LUIS (2000). Los «500 años» en Montevideo. En: Pós - Revista Brasiliense de Pós-
Graduação em Ciências Sociais, (IV):39-50. Katacumbas Edit. UnB/ICS-CEPPAC, Brasília.
2

racismo que denuncia confronta el estereotipo más común en Uruguay, correspondiente a


la idea del racismo cara-a-cara entre individuos co-presentes y que se lo ejemplifica por
los estereotipos difundidos por los medios masivos sobre Estados Unidos. Por el
contrario, Rodríguez apunta al nivel del sistema social, en que las ausencias en las propias
representaciones de las raíces identitarias de la nación son productos de una operación, de
carácter discriminatoria, por la cual es invisibilizada la minoría negra. La dimensión de
esta minoría, estimada estadísticamente recién en 1995 por una encuesta estatal a partir de
un criterio de auto-adscripción, es de 5,9%: 164.200 personas en un total poblacional de
2.790.600 (El País 1998[11-x]:5; CERD 1999).
Un insostenible argumento cuantitativo como explicación de la exclusión de la
minoría negra en la imagen de la nación que el estado presenta aparece, por lo pronto,
como justificación de una otra clase de motivaciones para la invisibilización. En efecto, la
estrategia del estado en Uruguay puede comprenderse como un doble vínculo entre una
ideología igualitarista y una ideología de modernización que ha visto en la europeización
la vía del progreso. Por un lado, el igualitarismo como valor universalista más un ideal
humanista de progreso social confluyeron en un ideal de uniformización (invisibilización
de las diferencias). Por otro, la construcción de una imagen de la nación como crisol de
comunidades europeas - equivalente simbólico de modernidad - llega a tener un viso de
criterio de pureza por el cual es ausentada, o minimizada, la minoría no-europea. Como en
el caso más general señalado por Herzfeld (1997:68), las minorías aparecen como
poluyentes simbólicos. La auto-imagen de Uruguay como "país más blanco y europeo"
actúa contrastivamente con las imágenes que se tienen de los vecinos de la región, como
muestra el discurso del gobierno en 1988.
Los centros culturales y asociaciones de la minoría negra de Uruguay han sido
actores sociales desde al menos la década de 1870 y han tenido, algunos, una larga
existencia como el grupo que editó el periódico Nuestra Raza de 1933 a 1948, o la
Asociación Cultural y Social Uruguay Negro (ACSUN) desde 1941. En 1985, con la
salida del gobierno militar y la restauración del gobierno democrático, un sector de la
Iglesia Católica, desde una práctica de incentivo al surgimiento de comunidades de base y
de movimientos sociales, da apoyo a la restauración de la casa de ACSUN e incentiva una
3

ideología de desarrollo social que dispara una dinámica de discusiones y de proyectos


hacia el colectivo negro y la sociedad. Del grupo de jóvenes activistas negros que venía
trabajando en ACSUN y que, junto a otros grupos en agosto de 1988 había comenzado a
editar la revista Mundo Afro, se crea en 1989 la Organización Mundo Afro (OMA). Su
director es quien en 1988 denunciaba la ausencia total de la minoría negra de la imagen de
la nación que el estado uruguayo públicamente promovía.
Una iniciativa hacia una posición no sólo localmente colectiva sino abarcante de
activistas regionales se concreta en mayo de 1990 cuando OMA organiza el Primer
Encuentro de Entidades Negras del Cono Sur reuniendo delegados de veinticinco
organizaciones de la región. La evaluación realizada destaca la situación de pobreza y la
existencia de estereotipos desvalorizadores, recomienda la re-escritura del pasado y
proclama la voluntad de integración a las sociedades nacionales (Mundo Afro 1990[vi]).
La propuesta se instrumentó, localmente, en la centralización en OMA de denuncias de
estereotipos racistas, en una política de desarrollo y en la valoración y dimensionamiento
político de la producción cultural tradicional - la música de las grandes orquestas de
tambores - asociada en la sociedad mayoritaria exclusivamente al carnaval. Así, en 1990,
el artículo de contratapa "Cronología de un largo camino hacia la libertad" termina de este
modo: "11 de febrero: Nelson Mandela es liberado a las 14:00 (GMT) y los tambores
uruguayos resuenan en las calles de Montevideo." (Mundo Afro 1990[vi´]).
En 1992 OMA es uno de los principales impulsores y coordinadores de la
organización de los ´Contrafestejos del descubrimiento de América´ y, con el eslogan "500
años AHORA BASTA!!", lanza una campaña en Montevideo. Los panfletos - "500 años -
el tambor es rebelde y no olvida" - convocaban para el día 11 de octubre "en que se
conmemora el último día de la libertad americana" para un punto de encuentro en que
"Los tambores afrouruguayos se concentran" y realizan una marcha por el centro de la
ciudad hasta el acto final de oratoria. La oratoria y los folletos trazan en sus dos primeros
puntos un nexo con los pueblos Indios y una re-lectura del pasado americano:

"1) El 12 de octubre de 1492 es una fecha que evoca un hecho terrible en la Historia de la
Humanidad. Ese día, un puñado de mercenarios pisó el suelo americano para inundar de
sangre y dolor dos continentes, dando inicio al más grande genocidio de todos los tiempos.
...
4

2) La Invasión Europea se distinguió de los imperios anteriores, porque aspiró a no dejar


ni huella de las culturas vencidas. ....

La convocatoria fue plenamente exitosa y reunió una participación masiva de varios


sectores de la sociedad mayoritaria. Se consiguió movilizar a integrantes de distintas
vertientes de la izquierda uruguaya, incluyendo a jóvenes con un discurso crítico que, a la
caída del modelo de ´socialismo real´ en Europa, encontraban nuevos valores y utopías en
las culturas Indias y Afroamericanas. A la vez OMA logró la adhesión de varios de los
grupos tradicionales más grandes de tambores de la ciudad y de otros tantos grupos
menores en varios puntos de concentración en distintos barrios de la ciudad.

(2)
El éxito de la convocatoria puede ser entendido por la existencia previa de sectores
sociales, cuantitativamente importantes, con una posición crítica a una ´Conmemoración
del Quinto Centenario del Descubrimiento de América´, como había comenzado a ser
promovida desde España y repetida, tentativamente, desde esferas del gobierno y de los
medios. La adhesión a la convocatoria implica, en tanto, otros desdoblamientos con
respecto a la minoría negra en Montevideo. Un análisis de algunos de los significados que,
en la situación del evento, tuvo la proclama puede servir para esclarecer el campo de
variaciones de las posiciones de distintos actores relacionados de la minoría así como de
algunos sectores de la sociedad mayoritaria.
a) La convocatoria era demasiado radical en la percepción de al menos dos grupos
tradicionales de tambores – ausentes del evento – cuyas lideranzas se alinean
políticamente con uno de los dos partidos políticos más antiguos. Tampoco la propuesta
fue acompañada por otras asociaciones de la minoría negra; alguna por mantener una
adhesión política partidaria y posicionarse en oposición a OMA, a la cual leen sólo en
términos de alineación partidaria a una izquierda homogénea; otras, por entender que el
acto tenía un carácter de oposición muy radical. En efecto, el punto 6º del texto intenta
una mediación entre el pasado y el presente:

"Nuestra sabiduría fue tan despreciada, que nosotros mismos olvidamos su valor. Nuestra
moral y nuestros sentimientos, tan calumniados , que muchos de nuestros hermanos
trataron de disimular su condición. Sólo nuestra expresión artística resultó inocultable,
5

porque se mantuvo más fiel a sus raíces espirituales que cualquier otra de este suelo."

Pero aunque la afirmación de que "muchos de nuestros hermanos trataron de disimular su


condición" pueda ser cierta desde esta perspectiva, alude a situaciones que también han
sido estrategias que individuos o esos grupos de la minoría adoptaron en momentos
históricos concretos; tomar los estereotipos y transformarlos en "pantallas efectivas y
medios de supervivencia" es una estrategia que, por ejemplo, Nandy ha reconocido en la
India (1983:104). Pero una crítica moral del tipo que ha señalado Sahlins (1997:129) entre
jóvenes que defienden la tradición y los viejos que se han acomodado a los valores de la
modernidad blanca también es implícita: es el punto que OMA coloca cuando revaloriza
un referente - los tambores y las comparsas de candombe - que en las estrategias de
'disimulación' era negado.
b) El punto 4º también busca una mediación y, como el 6º, habría generado una
fuerte crítica de personas o grupos aunque desde las posiciones más radicales de la
izquierda pero presentes en el evento:

"Los pueblos indígenas y los pueblos traídos esclavos, tuvieron ... la sabiduría de
diferenciar entre el poder opresor y los humildes inmigrantes que vinieron después de
Europa; entre el mensaje falaz de los jerarcas de una Iglesia olvidada de sus origenes, y el
mensaje milenario del cristianismo primitivo, testimonio de otro pueblo oprimido. ..."

La crítica, recogida en campo, se fundamentaba en un reclamo de verdad histórica: los


"humildes inmigrantes" en otros países de América desplazaron, invadieron y tomaron
territorios Indios mientras la Iglesia fue el instrumento del poder para, cuando no
terminar, al menos sincretizar las religiones Indias y Africanas con el Catolicismo. El
punto es que OMA no desconocía estos argumentos y un reclamo reiterado de OMA es,
justamente, que las condiciones en que llegaron los inmigrantes europeos y las
concesiones que en algunos casos el gobierno les otorgó constituyeron privilegios
históricos de los cuales el colectivo negro siempre careció (cfr.Mundo Afro [vi]). La
intención del punto 4to. debe verse entonces en el campo político más amplio como una
mediación intentada por OMA entre la idea de pueblos indios y negros por un lado, y la
idea de pueblo nacional oprimido por otro, presente en las ideologías de la izquierda
mayoritaria con la noción de lucha de clases.
c) La distinción colocada en ese mismo punto entre una Iglesia del poder y otra de
6

los oprimidos intenta una mediación con los sectores 'progresistas' de la Iglesia y avanza
una visión religiosa ecuménica. En efecto, en Uruguay el proceso de modernización
comenzado hacia 1870 implicó seis décadas en las que fue barrida la fuerza social de la
Iglesia, estableciéndose, como demuestran Caetano y Geymonat (1997), la hegemonía de
un positivismo fuertemente anticlerical. Recién la década de 1990 presenta
manifestaciones públicas de religiosidad popular, entre ellas Católicas, coincidiendo con la
apertura y debilitamiento en la hegemonía anticlerical que la ideología del gobierno, las
lideranzas de la mayoría de los partidos políticos y los movimientos sociales y sindicales
venían realizando. La posición ecuménica del texto también responde en este punto a
mediaciones internas a OMA entre actores provenientes de la tradición anticlerical y atea,
otros de tradición familiar Católica o Evangélica y otros de alguna de las vertientes locales
de religiones regionales con raíces africanas.
Para el gobierno, a mi juicio, el acto no constituyó un desafío político como lo
hubiera sido una masiva marcha obrera numéricamente equivalente o un paro general.
Contando, además, que el día 11 era domingo. El acto fue pacífico y no hubo despliegue
de fuerzas de choque ni de brigadas anti-motines. Pero la efervescencia colectiva
desenvuelta en el propio ritual habría permitido una amalgama social, que el transcurso de
la década confirmaría, entre sectores sociales barriales negros, quienes a partir de ahora
podían reconocer en OMA una vocación organizativa. Esto generó sino una
representatividad, al menos una visibilidad, de OMA que no había sido logrado antes en
distintas épocas por la élite ilustrada negra de Montevideo, en particular con la malograda
experiencia del Partido Autóctono Negro (PAN) en 1937-38 (cfr.Nuestra Raza [iii]).
Ahora surgía una representatividad no en el campo de los partidos políticos sino en la
arena de lucha del campo simbólico e ideológico. Un capital cultural - las orquestas de
tambores - despolitizado en el proceso de conformación de la nación, había sido
convertida en capital político durante el acto. Panfletos y oratorias fueron medios de
comunicar una re-escritura de la historia. Resultado de esta estrategia, una imagen de
nación en que la presencia de la minoría negra no sólo aparecía sino constituía un valor
social y cultural estaba emergiendo en la consciencia de los actores de esa misma minoría
e impactaba en ciertos sectores medios de la sociedad mayoritaria.
7

(3)
Desde bien antes a octubre de 1992, la iniciativa española a través del Instituto de
Cooperación Iberoamericano (y no por iniciativa propia de algún gobierno americano)
había ido desplazando su referente del evento de 1492 al término ´Encuentro´, para evitar
el comprometedor ´Descubrimiento´ puesto en cuestión por voces críticas de España e
Hispanoamérica. Sin embargo, al menos en el plano local, en sectores de la izquierda e
intelectuales, no faltaron críticas denunciando la asimetría de poder y las consecuencias
desiguales que, como eufemismo, el término ´Encuentro´ recubría. Por lo pronto, es
preciso señalar el contexto intelectual crítico montevideano en donde el proceso colonial y
republicano venía siendo cuestionado desde la obra de ensayistas y escritores bien
conocidos, por ejemplo, Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano.
Interesa destacar el hecho de que, mientras el 11 de octubre fue masivamente
´contra-festejado´ como último día antes de la llegada de la conquista europea, el día 12
de octubre, por el contrario, no fue visiblemente festejado en Uruguay. Si bien hubo una
acción pedagógica previa al evento de 1992 – una exposición de un grupo organizador
adyacente a la sede céntrica de la Universidad, un programa radial semanal de un grupo
colaborador de OMA, volanteadas y pasacalles en varios puntos de la ciudad – interesa
señalar cuánto la eficacia del evento descansó en que los valores promovidos eran
previamente compartidos, de alguna manera, por los actores, implicando un grado de
consciencia crítica respecto a la conquista europea. Al respecto me interesa llamar la
atención sobre el siguiente aspecto de la cultura local al cual considero estructurante
inclusive del propio contexto intelectual crítico. Se trata de que las representaciones del
momento de la conquista, por un lado, con la de la formación de la nación, por otro, no
están conflacionadas.
En el evento del 11 de octubre de 1992 y de su contexto de los ´500 años´ es
reivindicado el lugar heroico de los descendientes de africanos, y esta reivindicación es
efectivizada en referencia a una representación colectiva de la constitución de la nación.
Más especificamente, el texto y la oratoria exaltan la figura del ayudante negro del prócer
nacional Artigas como un capitán. El punto 5º reclama para Ansina un lugar protagónico –
8

heróico – en la narración de fundación de la nación y no un lugar secundario, reafirmador


del estereotipo de fidelidad y subordinación:

"... Nos han querido borrar de la historia. Nos ignoran, no porque hayamos sido
indiferentes, sino porque fuimos protagonistas. ... porque no sólo fuimos soldados de
Artigas, sino capitanes; ... Porque fue un afrooriental el último compañero de Artigas ..."

El reclamo del reconocimiento del lugar heroico de Ansina tiene una historia previa en el
siglo XX (Nuestra Raza 1938[xi] y [xii]) que continuaría en la década de 1990. En el
caso, el texto apela a la intimidad cultural doblemente, al no mencionar el nombre propio
Ansina y al referirse, usando el término ´oriental´, a un regionalismo primordial; el recurso
potencia en el receptor el efecto agregador de un 'nosotros'. Este punto del texto así como
su recepción en el evento fue incontestada y, por el contrario, unánimemente aclamada,
mostrando cuánto esta narración fundante era compartida por los diversos actores
presentes.
Puede entenderse aquí que, para los actores participantes, su identidad, en tanto
identidad nacional, es vista surgiendo no de un evento de hace quinientos años, el cual es
deplorado, sino de una gesta revolucionaria redentora de la conquista: el artigismo
considerado como una inversión ideológica del proyecto de la conquista y como proyecto
republicano de ´buenos americanos, negros e indios´ en 1813. Si la raíz genealógica del
igualitarismo nace de este momento fundante, también lo hace el integracionismo,
paradojalmente a contracorriente de la imagen de Uruguay como "país más blanco y
europeo" en que se enfatiza la corriente inmigratoria europea de finales del siglo XIX,
imagen que se intenta reformular antes en el polémico punto 4º del texto.
La narración del primer período independentista-revolucionario en Uruguay parece
operar una ruptura entre las nociones de conquista y de nación por la cual resulta inviable
que ambas nociones coincidan en un mismo y único momento constitutivo, o que una se
desprenda de la otra. Una cuestión que escapa al objeto y brevedad de este artículo, pero
que quiero no obstante dejar colocada para la reflexión, es cuánto esta característica
pueda ser extensible a otros países hispanoamericanos. En el caso uruguayo, mi
sugerencia es que esa ruptura y distanciamiento en dos momentos sería gramatical en la
formación de la identidad nacional y permearía el pensamiento crítico y la consciencia
9

reflexiva locales.
Si los contenidos de la convocatoria no caían en un vacío ideológico, el hecho de
que el evento reuniera no sólo a sectores de la minoría negra organizada sino a sectores
masivos de la sociedad mayoritaria puede ser comprendido mejor si se considera que
dichos contenidos actualizaban, pedagógicamente, la narrativa fundacional, el charter de
la nación asentado en la gesta y ruptura revolucionarias. El evento, en tanto ritual,
efectivizaba performáticamente esos contenidos avanzando, a 500 años de la conquista,
una re-escritura, incluyendo la del lugar de héroe nacional negro de Ansina, del Otro del
conquistador, los pueblos Indios y Afroamericanos.

Bibliografía

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Segunda Parte: Carnaval y modernización - Impulso y freno del disciplinamiento (1873-
1904). Montevideo: Trilce, 1998.

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Taylor, Charles. ‘The Politics of Recognition’. In: Goldberg, David Theo (ed.), Multiculturalism, a
critical reader. Massachusets: Blackwell, 1994.
11

RESUMEN:
Se presenta una breve reseña de algunos eventos que en torno al 12 de octubre de 1992 se
desenvolvieron en Montevideo. Una ´Conmemoración del Quinto Centenario del
Descubrimiento de América´ parecía haber estado agendada para 1992. Sin embargo es de
otro tenor la Conmemoración que en octubre de 1992 se realiza en el centro de la capital
de Uruguay y, en este artículo, se intenta dar un perfil de algunos de sus actores e
impulsores – el movimiento organizado de la minoría negra – que convocan a la
participación de sectores masivos de la sociedad mayoritaria, y una lectura tentativa de sus
significados en el marco de la narrativa del estado-nación.

Palabras clave:
Minoría negra
Estado-nación
Contestación

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