2019
ALIENACIÓN PARENTAL
La aliención parental y la utilización de los
niñoz como venganza de padres separados
1-1-2019
LA ALIENACIÓN PARENTAL Y LA UTILIZACIÓN DE LOS NIÑOS COMO
VENGANZA DE PADRES SEPARADOS
I. Concepto
El síndrome de alienación parental (SAP) es un término que fue acuñado por el
profesor de psiquiatría Richard Gardner que en el año de 1985 empieza a utilizar este término para
referirse a lo que él describió como un desorden psicopatológico en el cual un niño, de forma
permanente, denigra e insulta sin justificación alguna a uno de sus progenitores,
generalmente, pero no exclusivamente, hacia el padre quien se niega a tener contacto con el niño o
es inducido de parte de la madre a tener un contacto con su padre.
Tras medio siglo de investigación, el pasado 18 de junio de 2018 la Organización
Mundial de la Salud dio a conocer en Ginebra la versión 11 de la Clasificación Internacional de las
Enfermedades (CIE-11), dando el primer paso para proteger a la infancia de todo el mundo del
conflicto conyugal al reconocer la Alienación Parental.
Es muy común que después de la separación de los padres, el conflicto conyugal
crezca y algunos hijos rechacen a uno de ellos de forma injustificada debido a que se les proporciona
información inapropiada, innecesaria e incomprensible para su edad sobre la problemática de pareja,
combinada con estrategias de chantaje y manipulación con la intensión de desvirtuar la imagen del
otro padre y romper su vínculo con él.
Este fenómeno es conocido como Alienación Parental, es un tipo específico de
violencia infantil que afecta entre un 10% a un 40% de los niños y adolescentes de padres que se
separan o divorcian. Es una condición en la que el niño o adolescente rechaza injustificadamente a
uno de sus padres bajo la influencia psicológica del otro padre, constituye una violación de los
Derechos de los Niños y Adolescentes.
II. Antecedentes
El SAP cuenta con el apoyo de grupos de padres que han sido alejados de sus
hijos por causas judiciales, por los abogados que los defienden en casos de divorcio y
utilizan el SAP como defensa y, por un grupo de profesionales que trabajan como peritos
propuesto por las partes en estos casos frente a los jueces para obtener beneficio respecto
a la preferencia de la tenencia de los menores de edad.
Richard Gardner trabajaba como perito en casos de divorcios conflictivos o
destructivos y con el término SAP se refirió al proceso por el cual según él un progenitor,
generalmente la madre, mediante distintas estrategias, realizaría una especie de “lavado de
cerebro” para transformar la conciencia de sus hijos con objeto de impedir, obstaculizar o destruir
sus vínculos con el otro progenitor, hasta hacerla contradictoria con lo que debería esperarse de su
condición amorosa o de mantener un vínculo afectivo entre ellos. El diagnóstico del SAP no puede
ser separado de su aplicación, la cual generalmente consiste en el cambio de custodia y modificación
de conducta tanto del progenitor como de los niños diagnosticados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en Ginebra el pasado 18 de Junio de 2018 su nueva Clasificación
Internacional de las Enfermedades CIE-11. Dentro de los códigos utilizados a nivel mundial, por primera vez en la historia aparece el término
QE52.0. Haciendo referencia expresamente a los problemas asociados con
las relaciones interpersonales en la niñez.
A partir del 1 de enero de 2022, el síndrome de alienación parental (SAP) será una
realidad, clasificada oficialmente e incluida en los criterios de evaluación psiquiátricos como
cualquier otro tipo de diagnóstico y por lo tanto los sistemas de salud de los estados miembros, así
como legisladores, juzgados y demás organismos deben trabajar para adaptar el marco legal a la
nueva normativa.
III. Cuadro clínico
Richard Gardner distingue tres grados de SAP: leve, moderado y grave,
aconsejando diversas formas de actuación para cada uno de ellos y destacando la importancia de
distinguir como se debe proceder en cada caso.
Es característico que los hijos estén involucrados en el proceso de deterioro, hecho
que logra provocar el progenitor “alienador” mediante un mensaje y un programa constituyendo lo
que normalmente se denomina “lavado de cerebro”. Los hijos que sufren este síndrome,
desarrollan un odio patológico e injustificado hacia el progenitor alienado que tiene
consecuencias devastadoras en el desarrollo físico y psicológico de éstos. Algunas veces,
sin llegar a sentir odio, el SAP provoca en el niño un deterioro de la imagen que tiene del progenitor
“alienado”, resultando de mucho menos valor sentimental o social que la que cualquier niño tiene y
necesita de sus progenitores, consecuentemente el niño no se siente orgulloso de su padre
como los demás niños. Esta forma más sutil, que se servirá de la omisión-negación de todo lo
referente a la persona “alienada” (padre o madre) no producirá daños físicos en los menores,
pero sí en su desarrollo psicológico a largo plazo, cuando en la edad adulta ejerzan su rol de
progenitores. El síndrome de alienación parental es considerado por Gardner como una forma
de maltrato infantil.
IV. Síntomas
Algunos indicadores típicos que permitirían detectar síntomas de maltrato serían los
siguientes:
Impedimento por parte de uno de los progenitores a que el otro progenitor vea a sus hijos
o pueda convivir con ellos.
Desvalorizar e insultar al otro progenitor en presencia del hijo.
Implicar al propio entorno familiar y a los amigos en los ataques al excónyuge.
Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.
Incentivar o premiar la conducta despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor.
Influir en los niños con mentiras sobre el otro progenitor llegando a asustarlos.
En los niños puede detectarse cuando éstos no pueden dar razones o dan explicaciones
absurdas e incoherentes para justificar el rechazo; y también si utilizan frases o palabras
impropias de su edad, como diálogos similares o idénticos al del progenitor “alienador”,
llegando incluso a inventar y mencionar situaciones de abuso o maltrato que jamás han
sucedido.
V. Tratamiento
Para Gardner se trata de “desprogramar” al niño y obligarlo a aceptar al padre
rechazado.
A. Visitas obligatorias al padre
Para esto el autor sugiere visitas obligatorias al padre y, en los casos más extremos,
el cambio de custodia y la mudanza del niño a la casa de éste. El diagnóstico del SAP se basa
en el grado de éxito que tuvo la madre en “adoctrinar” a su hijo: cuanto mayor es la hostilidad
del niño hacia su padre y más lo rechaza, más severo es el SAP y más extremo debe ser el
tratamiento. Según Gardner no solo la madre puede ser la programadora y la que le lava el cerebro
a sus hijos, a veces la hermana mayor, con la falsa creencia de haber sido ella misma abusada
puede serlo.
Pero como, según Gardner, en la mayoría de los casos es la madre la favorecida y
el padre el denigrado no se debe permitir a la madre elegir terapeuta porque elegirá una terapeuta
femenina que será antagonista de los hombres y desarrollará una folie-à-deux o Trastorno psicótico
compartido o incluso una “folie-à-trois” tomando partido por el niño y la madre. Esto debe ser
prohibido por la corte y la madre debe ser obligada a tratarse con el terapeuta de la corte porque su
propia terapeuta podría servirle de apoyo.
B. Personal especializado
El único terapeuta aceptado tiene que ser el psicólogo o psiquiatra que diagnosticó
el SAP, el mismo que en muchos casos propuso la medida de cambio de custodia del padre a la
madre durante el litigio.
Gardner propone que la corte impida que la terapeuta de la madre, que
siempre será otra mujer, sea la que trate al niño o a la niña porque en muchos casos no es
posible realizar ningún tratamiento mientras estos niños continúen viviendo con su madre.
En los casos de mayor gravedad el elemento más importante del tratamiento es la inmediata
transferencia del niño al hogar del así llamado padre odiado. Esto se recomienda tanto para casos
de SAP severo como para algunos de SAP moderado para impedir que el SAP progrese hacia el
tipo severo.
La presencia de SAP es lo que determina la recomendación que el terapeuta le hace
a la corte de cambio de custodia. El padre “alienado” debe seguir estrictamente las indicaciones del
terapeuta. Para Gardner la mudanza permanente al hogar paterno es fundamental en los casos en
los que la única manera de que el niño tenga relación con su padre es forzándolo.
C. Manipulación de los niños tratados
En muchos casos lo que sucede es que al padre le resulta imposible lograr la
aceptación del niño para llevárselo a su casa. Estos niños, si se los lleva a la fuerza, suelen
escaparse y hacer todo lo posible por volver con su madre. Entonces la única esperanza de
que el niño sea protegido de la mala influencia de su madre es el traslado o mudanza de éste a la
casa del padre.
Según Gardner el enfoque terapéutico implica un grado significativo de
manipulación de la gente. Los terapeutas que trabajan con niños del SAP deben sentirse cómodos
con métodos alternativos de terapia, una terapia que implica un enfoque autoritario al tratamiento.
Los terapeutas deben saber exactamente qué amenazas pueden utilizar para dar
apoyo a sus sugerencias, instrucciones e incluso manipulaciones. Ellos deben reconocer que hacer
lo que los niños piden puede no ser lo mejor para ellos. Lo que es el mejor interés en los casos de
SAP es que los niños sean forzados a visitar al padre alienado. Los terapeutas que no se sientan
cómodos con lo que él denomina la terapia de la amenaza (después de todo, dice Gardner, la vida
está llena de amenazas) no deben trabajar con las familias de SAP. Terapeutas que reconocen
como válidos los deseos de sus pacientes y consideran que es terapéuticamente contraindicado
presionar o realizar coerción sobre el paciente no son buenos candidatos para este tipo de terapia.
D. Intercambio de prisioneros
Lo mismo sucede con los funcionarios de las Defensorias o del mismo personal de
cada juzgado quienes muchas veces no apoyan las maniobras coercitivas del terapeuta.
Dice Gardner que antes de solicitar el cambio de custodia, como las madres
siempre se resisten a las visitas del padre, se pueden utilizar diferentes recursos. Una
posibilidad es amenazar a la madre con que la única manera de que ella pueda ver a sus hijos es
que ella permita que visiten al padre en su casa, sino se los sacarán. Gardner llama a esto:
“intercambio de prisioneros”. Si no da resultado, finalmente propone la amenaza económica y de
la cárcel para la madre, y la amenaza de internar al niño en un hospital psiquiátrico convencen a la
mayoría de estas mujeres a aceptar el traslado.
Si esta etapa no diera resultado y el niño siguiera sin aceptar plenamente a su
progenitor otra consideración, si el niño insiste en escaparse y sobre todo para niños más pequeños,
sería una internación en una casa de acogida o refugio temporal primero, en un hospital psiquiátrico
en segundo lugar o en un centro reformatorio para delincuentes si éstos no funcionaran. Esto tiene
un sentido punitivo y podría ayudar a tales niños a replantear su decisión de no visitar al padre.
E. Prevenir la manipulación
El propósito principal de este programa terapéutico es reforzar la separación de la
madre y el niño para proteger al niño de la campaña de manipulación y programación de ésta.
Durante esta fase se debe evitar todo contacto con la madre incluyendo llamadas telefónicas
o correo. Cuando se reinician las visitas al hogar del padre se debe prohibir todo acercamiento de
la madre so pena de encarcelamiento u hospitalización para la misma.
En casos extremos conviene separar del todo al niño de la madre por meses incluso
años. El darse cuenta de que no podrán volver a su hogar y que, si insisten en rebelarse, su
permanencia durará más tiempo fuera de casa, ayudará a que los niños se den por vencidos y
finalmente acepten mudarse a la casa del padre.
F. Falsas denuncias
Los terapeutas que creen que deben respetar los reclamos del niño cuando llora
que quiere ver a su madre en realidad lo están perjudicando porque verla contribuye al afianzamiento
de la alienación. Gardner sostiene que un terapeuta debe tener la piel bien curtida para soportar los
reclamos del niño sin acceder a sus caprichos. No se debe respetar al niño cuando se opone a
visitar al padre alienado. No se lo debe escuchar pues tomar en serio las acusaciones de maltrato
o abuso sexual hechas por un niño SAP es un grave error. No se les debe permitir insistir en sus
acusaciones de abuso sexual porque el terapeuta sabe que son falsas. Es antiterapéutico
escuchar estas falsas acusaciones. Lo terapéutico es decirle al niño que eso no ocurrió. Los niños
pueden haber fabricado estas acusaciones y fantasías sexuales por si mismos o haber sido
programados por su madre. Una manera que tiene el terapeuta de confirmar que la acusación
es falsa es carear al niño denunciante con su padre porque en el enfrentamiento cara a cara
estos niños no logran sostener su acusación y suelen retractarse.
G. Quejas del niño respecto al trato del terapeuta
Para Gardner no se puede prestar atención a las quejas del niño sobre la crueldad
del terapeuta que lo obliga a visitar al padre “alienado” porque en realidad los niños quieren ser
obligados a visitar al padre.
El problema con estos niños radica en que comparten las mismas fantasías
paranoides de sus madres con respecto a sus padres y también creen que fueron abusados. Al
llevarlos a la casa del padre algunos llegan a tener un ataque de pánico o quedan tan paralizados
de terror al verlo que se escapan corriendo. Estos niños no sienten ningún remordimiento por como
tratan a su padre y muestran una completa falta de gratitud por los regalos recibidos y la manutención
económica que reciben de él, llegando al extremo de presentar características psicopáticas por su
ausencia de culpa y su insensibilidad ante el sufrimiento de su progenitor al punto de rechazar o
destruir sus regalos.
H. La confidencialidad de las sesiones con el terapeuta
En el tratamiento del SAP según Gardner, a diferencia del resto de los tratamientos
psicoterapéuticos, la confidencialidad no existe, el terapeuta puede darle información del paciente a
los abogados y también puede solicitar al juzgado la aplicación de sanciones para la madre que se
resista sugiriendo al juez la reducción de la cuota alimentaria (aunque no funciona en los casos en
que el padre no pasa dinero o no paga alimentos), la aplicación de multas, arresto domiciliario,
servicios comunitarios obligatorios o la encarcelación.
I. Sanción a madres reticentes de tratamiento
Gardner lamenta no haber logrado convencer a los jueces de encarcelar a las
madres reacias al tratamiento.
Muchas veces no alcanza con las amenazas y es necesario que las sanciones sean
aplicadas para que tanto la “alienadora” como sus hijos entiendan que la amenaza de la corte es en
serio; entonces responderán positivamente a las sanciones y al programa terapéutico del SAP. Sin
embargo, el objetivo del tratamiento no es alejar definitivamente a los hijos de sus madres
sino desprogramarlos, razón por lo cual si se logran reducir las manipulaciones se pueden realizar
visitas a la madre supervisadas por el terapeuta para evitar un nuevo adoctrinamiento.
VI. El diagnóstico del SAP no es médico sino jurídico
El SAP no es diagnosticado fuera de un litigio por custodia. Su argumentación tiene
como primer objetivo pragmático la aceptación de sus ideas en los tribunales y no un tratamiento
médico. Se supone al SAP un intento de medicalizar lo que es una lucha de poder por la custodia
de un hijo.
Según Andrés Montero, presidente de la Sociedad española de psicología de la
violencia y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid la perdurabilidad del SAP en contra de
toda evidencia científica responde a que es un artefacto psico-jurídico diseñado con propósitos
misóginos instrumentado por maltratadores en relaciones de violencia para desacreditar el rechazo
justificado que sienten ciertos niños hacia su agresor.
Gardner propone que siempre que un menor realice una acusación de abuso
sexual contra su padre el profesional que lo atiende averigue si sus padres se están
divorciando en cuyo caso posiblemente la denuncia sea falsa.
En este contexto el SAP se convierte en una herramienta para litigar que
desacredita las acusaciones de abusos sexuales a los menores lanzándose al ataque en contra del
progenitor inductor culpabilizando a las madres de las conductas de sus hijos dando por hecho que
las mujeres y los niños mienten.
El diagnóstico diferencial entre SAP leve, moderado y severo respecto al alienador
se basa fundamentalmente en si se opone judicialmente a las solicitudes del progenitor alienado. El
objetivo al definirlo como síndrome médico es justificar su admisión en juicios como diagnóstico
pericial. La aceptación del diagnóstico, pone en marcha automáticamente la terapia de la amenaza,
fin último del SAP. Es condición para su utilidad judicial que el síndrome sólo pueda ser atribuible a
una causa única. Paradójicamente cualquier intento del progenitor diagnosticado de actuar
legalmente o de probar la inexistencia de su SAP confirma su condición de alienador.
La identificación de un único progenitor y un niño como patológicos sirven de
justificación judicial para el cambio de custodia como terapia. Abogados, psiquiatras y asociaciones
de mujeres alertan sobre las consecuencias que tiene aceptar la existencia del SAP en los
expedientes jurídicos. A partir de ahí, cualquier cosa que diga la persona diagnosticada será
considerada un síntoma y, por tanto, deja de tener validez.
VII. Acusaciones de abuso sexual
La veracidad de las acusaciones de maltrato o de abuso sexual infantil es algo que
debe decidir un juez en un juicio. Los peritos psiquátricos no estarían en condiciones de decidir si el
hecho ocurrió realmente o no. Se le cuestiona a Gardner que confundió un rechazo infantil hacia un
progenitor con un síndrome médico, un problema de relación y vínculo paterno-filial con un trastorno
psiquiátrico infantil.
En vez de investigar los motivos del rechazo del niño hacia su padre, Gardner (y el
SAP) da por supuesto que este niño fue influenciado por un adulto ya que no considera natural que
un niño pueda rechazar a su progenitor. La bondad del padre alienado es una premisa dada y
necesaria para el cambio de custodia y no se cuestiona.7 Gardner se muestra preocupado por el
alarmante aumento de acusaciones de abuso sexual contra los pares biológicos sin aportar ningún
estudio estadístico, solo basándose en la percepción de su propia experiencia.
Un extenso estudio de Thoennes, Pearson y Tjaden de la Association of Family and Conciliation
Courts Research Unit. concluye que no se puede decir que las denuncias de abuso aumenten
durante los divorcios y cuestiona que sean más frecuentes las acusaciones de abuso sexual en los
divorcios.
Las hipótesis de Gardner se basan en el supuesto de que en casos de disputa por
la custodia existe una alta incidencia de acusaciones de falsas de abuso sexual infantil mientras que
las estadísticas conocidas hasta el momento prueban lo contrario: solo en el 2% de los divorcios
controvertidos aparecen acusaciones de abuso sexual, tasa mucho menor que la que aparece en
matrimonios no divorciados.
Organizaciones que trabajan en temas de abuso sexual infantil o violencia
doméstica en distintos países alertan sobre los riesgos de la utilización del SAP en los juicios por
custodia en divorcios debido a las consecuencias que acarrea no por el mal uso del SAP sino por
sus fundamentos teóricos mismos: El descreimiento de la palabra de los niños y la demonización de
las mujeres.
Según un fallo de la jueza de paz Graciela Jofre, en casos de abuso incestuoso “el
SAP instala la sospecha sobre la víctima, devalúa la palabra del testimonio infantil y de todo aquel
adulto que le cree y busca protegerlo, cuando en la casi totalidad de los abusos sexuales en la
infancia, la palabra de los niños es la única prueba para iniciar la investigación”.
En declaraciones a Europa Press, la pediatra Dra. Dolores Aguilar dijo que el SAP
lo único que hace “es negar las causas reales del rechazo hacia el padre, que muchas veces están
en las propias vivencias negativas del menor”.
VIII. Misoginia
Se le cuestiona la adjudicación del papel de progenitor alienador siempre a las
madres y no al padre. Se le critica la identificación de un único progenitor y un niño como patológicos
(el padre siempre es presupuesto, sin ninguna evaluación psicológica, la parte sana) y la justificación
judicial del cambio de custodia de la madre hacia el padre como terapia. Para algunos autores el
SAP colabora en la construcción de un estereotipo social de la madre malvada, manipuladora y
vengativa dispuesta a todo con tal de separar a un padre bondadoso de sus hijos. Se cuestiona que
el SAP sostiene el principio de inocencia para los acusados de abuso pero el de culpabilidad para
las acusadoras. La mujer aparece como el factor etiológico del SAP y su causa principal. Todo lo
que se diga la parte alienadora, hable o actúe se considera síntoma y confirmación constante del
propio diagnóstico. El SAP presenta a las madres como constantes inventoras y generadoras de
denuncias de abuso sexual.
Según un informe oficial de denuncias de abuso sexual infantil en los Estados
Unidos el 78% de las denuncias de abuso fueron realizadas por profesionales, organismos estatales,
docentes y trabajadores de la salud mientras que solo el 28% fueron realizadas por el padre, la
madre, otros familiares, vecinos o anónimos. Las madres realizaron una ínfima cantidad de las
denuncias.
IX. Vulneración de los derechos del niño
La utilización del SAP como argumento puede tener graves consecuencias para los
niños que buscan protección y defensa legal en los juzgados.
El diagnóstico presupone que los menores mienten, no se respeta sus
manifestaciones y se minimizan situaciones de abuso y maltrato. No se da credibilidad a las
manifestaciones de los niños ni de sus madres. Se da por sentado que los buenos recuerdos del
padre son verdaderos y los malos recuerdos del niño son falsos.
Son motivo de diagnóstico del SAP tanto que el niño de razones muy vagas sobre
su rechazo como si da motivos específicos y describe abusos horribles de una forma muy
convincente.
Se le critica al SAP que se fundamente en una concepción pre patronal del niño sin
palabra propia, alienable y proclive a renunciar a sus afectos por presión de otros.
Aunque la realidad psíquica de los padres modela la de sus hijos ésta nunca es
modelada en forma pasiva.
A pesar de la fundamental influencia materna en la mente de un niño éste no es una
tabla rasa y no es posible que ella tenga el poder de borrar de la memoria de su hijo recuerdos
agradables e insertar falsos recuerdos desagradables. Cuando existe un padre que ha brindado
cariño y protección no se puede lograr que un hijo deje de amarlo. Se critica la terapia propuesta por
vejatoria de la concepción del niño como sujeto de derechos. Se le cuestiona que vulnera los
derechos aprobados por la Convención sobre los Derechos del Niño al promover el aislamiento y la
coherción como técnica terapéutica.
La salida de los niños del hogar materno para ir a vivir con un padre al que temen
deja una huella traumática que dura muchos años.
Los psicólogos alertan sobre los intentos inadecuados de revinculación con el
progenitor incestuoso que coloca al niño en situación de vulnerabilidad y desprotección.