¿Llamado o vocación?
Cuando nos disponemos a la meditación de la Torá es necesario profundizar en algunos
términos que en nuestra lengua castellana suelen tomarse como sinónimos, pero en
realidad, buscando su significado vemos la profundidad de los mismos.
Llamado: llamamiento.
Llamamiento: Acción de llamar / Vocación despertada.
Vocación: Del latín vocatio, -onis “acción de llamar”: Inspiración con que Dios llama a
algún estado.
Si observamos ambos términos, pensamos en la similitud, pero en la definición de
Vocación aparece la palabra “Inspiración” que nos da la profundidad de donde viene la
voz del Creador a nuestras vidas y es en nuestro interior.
La inspiración está asociada a nuestra respiración. Esto significa que cuando nosotros en
verdad nos disponemos a meditar (hacernos conscientes de nuestra respiración, entender
que con ella alabamos al Eterno, y por lo tanto, encontrar Su Shalom) entonces es el
momento oportuno para escuchar la voz de nuestro Creador.
Salmo 42:7 nos dice:
“Un abismo llama a otro abismo en el rugir de tus cascadas; todas tus ondas y tus
olas se han precipitado sobre mí.” Versión NVI
“Escucho el sonido del agua de tus cascadas, que sale de lo profundo de la tierra y cae
gritando con fuerza en un pozo profundo. Tus fuertes olas me cubren y me ahogan.”
Versión PDT
“Oigo el tumulto de los embravecidos mares, mientras me arrasan tus olas y las
crecientes mareas.” Versión NTV
Así es nuestro interior cuando se conecta con la Fuente, con nuestro Creador, con
nuestro ABBA. No podemos negarnos a esa voz que nos dice qué hacer (su voluntad).
En el hebreo encontramos que el término “llama” que aparece en este versículo es la
palabra “cará” que hace referencia a: encontrar, acontecer.
Por lo que, concluimos entonces que “el llamado que Yavhé hizo a Avrán”, no fue una
simple voz que se escuchó externamente, sino que se produjo desde el
interior/profundidad de Avrán en una búsqueda que lo llevó a encontrarse con el Dios
verdadero.
La Vocación de Avrán es la que lo llevó a atender esa voz. Así es cuando tenemos un
encuentro con el Dios verdadero: Su voz nos lleva hacer todo lo que Él nos manda
(porque entendemos Su gran amor por nosotros y por temor a no desagradarle).