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Unidad 1

El documento presenta tres clases sobre liderazgo y conducción política. La primera clase discute dos paradigmas sobre el liderazgo: uno que lo ve como una contradicción a la representación política, y otro que lo ve como consustancial a la decisión política. La segunda clase analiza el liderazgo carismático según Max Weber. La tercera clase explica las cuatro teorías sobre la autoridad según Alexandre Kojeve: la teológica, la de Platón, la de Aristóteles y la de Hegel.
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Unidad 1

El documento presenta tres clases sobre liderazgo y conducción política. La primera clase discute dos paradigmas sobre el liderazgo: uno que lo ve como una contradicción a la representación política, y otro que lo ve como consustancial a la decisión política. La segunda clase analiza el liderazgo carismático según Max Weber. La tercera clase explica las cuatro teorías sobre la autoridad según Alexandre Kojeve: la teológica, la de Platón, la de Aristóteles y la de Hegel.
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Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

Liderazgo y Conducción Política

Unidad 1

Docente: Mg. Pablo Anzaldi

Clase 1 - El problema teórico político de la potestad

Novaro analiza un contexto de crisis de la representación política tradicional, de los partidos


políticos en su función de síntesis e integración, y de la capacidad que la dimensión
meramente normativa tiene para conferir autoridad.

Lo hace en un contexto a su vez determinado por la caída del socialismo real y por el auge de la tradición
republicana, en gran medida portadora de esas instituciones cuya crisis se reconoce.

Por cierto que el texto corresponde  a un marco estratégico distinto del actual, el libro fue publicado
en el año 2000.

Por lo tanto, es previo a la caída de las torres gemelas y al vacío geopolítico- verdadero agujero negro- que la
invasión de Afganistán e Irak dejó en medio oriente- hoy día hay que agregarle el norte de África- , previo
también a la crisis económica desatada en 2008-9. Son fenómenos que conviene tener en cuenta a la hora de
introducir modificaciones el contexto, porque han ido aparejados de un cuestionamiento de la solidez
preexistente y hasta casi obvia del proyecto de la globalización, que implicaba- además del consabido mercado
mundial unificado- una expansión de las ideas republicanas liberales en materia política, tendientes más al
gobierno de las leyes que al gobierno de las personas. A nivel internacional, el renacimiento del poder político de
Rusia a través del liderazgo de Putin, la Hungría de Viktor Orbán- despertares políticos que confrontan con los
valores del liberalismo como la ideología de género, el orgullo gay o la libertad de consumo de la cannabis- , la
persistencia de la alianza entre iraníes, sirios y rusos, el Brexit, el desprestigio de la clase política europea, etc.
son vectores que modifican cuanto menos la percepción optimista de un orden basado en las normas jurídicas
tendiente a reducir al mínimo el rol de las personas en tanto líderes.

Sobre la base de estas mínimas aclaraciones de los cambios de contexto, el trabajo de Marcos Novaro es
adecuado para plantear dos grandes paradigmas.

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Por un lado, el que visualiza en el liderazgo personal una contradicción con la función de la
representación política de la base amplia y heterogénea, o, si se quiere, la mera infatuación
subjetiva de la persona del representante.

Y, por otro lado, el que entiende que el liderazgo es consustancial a la decisión política y ésta es la
esencia de la conducción política y del gobierno.

Son dos visiones distintas: una entiende que el poder emana de abajo hacia arriba y ése arriba es mero
agregado de partes de la base; la otra entiende que el poder del líder es configurador de orden e identidad,
interpela a los sujetos sociales y transforma sociedades. Por cierto, la teoría última convive sí con un
reconocimiento de la estructura social, pero también con una suerte de imperfección e imposibilidad de
autogobierno sino es a través de la función unificadora de los líderes, sobre todo en los contextos críticos. Con
una salvedad, que agregaré a título personal: para Junger, en Acerca de la Línea- texto que no viene al caso
investigar aquí, tan sólo citarlo- la idea de crisis es una especie de a priori contemporáneo: desde hace muchas
décadas, se convive con la percepción de crisis.

En el segundo texto que citamos, Novaro contrapone un problema significativo en la teoría política y
constitucional: el de la normatividad jurídica autopropulsada frente a la personalización, la
soberanía y la decisión.

Es la contraposición entre un proyecto de despolitización liberal y la política en sentido fuerte: en términos


jurídico-políticos, la contraposición entre el normativismo y el decisionismo, entre Hans Kelsen y Carl Schmitt (y
las respectivas tradiciones y escuelas que reconocen en ellos sus grandes representantes). Por cierto, daría la
impresión que la normalidad en el desenvolvimiento de las leyes está condicionada por un orden político
resultante de una decisión soberana sobre un estado de crisis y excepción persistente. Habría una cierta
complementariedad y alternativa entre estado de excepción y decisión, y, normalidad jurídica de un orden
autopropulsado por sus leyes e instituciones.

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Clase 2 - La teoría política del liderazgo

Esta segunda clase refiere al liderazgo carismático como tipo de dominación según Max Weber,
diferenciado nítidamente de los otros dos grandes tipos de dominación: el legal-burocrático y el
tradicional.

Todos sabemos que a lo largo de la historia hubo líderes con un poder magnético de seducción y atracción, al
menos para sus partidarios. Hoy resulta curioso como líderes carismáticos del pasado, entre los que destacan
Hitler y Mussolini, nos parecen bastante ridículos. Pero no hay que llamarse a engaño: los cambios de estilo y
estética pronunciados no significan que su carisma no haya funcionado oportunamente…

Pero, ¿Qué es el carisma para Weber?

Es una cualidad que pasa por extraordinaria y da lo mismo que pertenezca a hechiceros, jefes o caudillos
militares. Es la idea del César y su estrella, de Francisco Franco como caudillo por la gracia de Dios- leyenda
nacida en África, en la guerra de la cordillera del Rif- la idea de personas predestinadas. Para Weber carece de
importancia si la cualidad en cuestión – el magnetismo, atractivo e influencia-es objetivamente cierta, o se trata
de un embuste consciente. Lo que determina quién es carismático es el reconocimiento. Es decir, los prosélitos o
dominados. Esa es la razón por la cual nos parecen ridículos los que a otros les parecen sublimes: una cuestión
de perspectivas intransferibles. El reconocimiento como decisión sobre quién es carismático trasciende las
fronteras de lo mental, es una disposición a  la obediencia, una entrega, una decisión de asociar de algún modo
la propia suerte y la propia vida con la del líder carismático.

La dominación carismática introduce una fase de construcción de un dispositivo de seguidores,


denominados cuadro administrativo, que no son seleccionados por capacidad aptitud
profesional ni por dependencia económica o personal. Su selección es producto del carisma:
son discípulos, séquito, hombres de confianza. No hay ninguna jerarquía, sólo la selección del
jefe, la “bendición”.

Ahora bien, el carisma es excepcional y extra cotidiano- sociológicamente hablando, no en sí mismo- pero
experimenta un proceso que Weber denomina “rutinización del carisma”. ¿De qué se trata esto? De una
conversión en tradicional o en racional- legal. Por cierto, se experimenta a través del tiempo y sobre todo en los
procesos sucesorios. Así, el heredero de San Pedro se elige a través del Colegio Cardenalicio, el Dalai Lama de
modo análogo, etc. El carisma se combina con la dominación legal y la tradicional. La rutinización del carisma es
también un proceso que interesa al cuadro administrativo. En efecto, Weber distingue el núcleo de seguidores y
discípulos que quieren vivir de acuerdo a la vocación ideal, a la idea encarnada o al mensaje y la enseñanza del
maestro, del grueso de los cuadros administrativos, que quieren vivir materialmente.

El pasaje de lo extracotidiano del carisma a su rutinización es también un  proceso sociológico,


determinado pro intereses de vida opuestos.

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Clase 3 - Potestad y autoridad

Esta tercera clase tiene el objeto de explicar la noción de autoridad según Alexandre Kojeve,
filósofo ruso que vivió y residió en Francia, maestro lector de la Fenomenología del Espíritu, la
influencia de su seminario sobre Hegel fue decisiva en autores muy relevantes como Sartre,
Aron, Raymond Queneau (quien le dedicó una novela, “La alegría de vida”), Lacan, George
Bataille, etc. Sobre su enigmática personalidad se han tejido diversas conjeturas, que ahora
no vienen al caso.

Para Kojeve, las teorías sobre la autoridad pueden distinguirse en cuatro grandes grupos:

1. La teoría teológica, de acuerdo a la cual la autoridad procede de Dios


2. La teoría de Platón, de acuerdo a la cual la autoridad procede de la Justicia como virtud o calidad del
hombre justo
3. La teoría de Aristóteles, para quien la autoridad procede de la prudencia, básicamente en el análisis de
Kojeve, de la providencia, como facultad de anticiparse al futuro.
4. La teoría de Hegel, para quien la autoridad es el resultado de la dialéctica del amo y el esclavo de acuerdo
a la cual esclavo es el que no arriesga su vida o prefiere la vida por sobre el honor, en cambio amo es
aquél que no le teme a la muerte y se impone, obteniendo obediencia.

Son cuatro modelos distintos de explicar la autoridad. Y son teorías excluyentes en un sentido preciso: cada una
de ellas reconoce como autoridad a su propio modelo, viendo en los demás autoritarismo, es decir, mera fuerza
o coacción.

Para Kojeve, la autoridad es una acción, un movimiento. Implica por lo tanto un agente, como soporte real de
ese movimiento. La Autoridad es la posibilidad de actuar sin establecer compromisos (un acto libre, podría
decirse).

Kojeve distingue cuatro tipos de autoridad:

1. La autoridad del Padre sobre el hijo.


2. La autoridad del Amo sobre el esclavo
3. La autoridad del Jefe (líder, conductor, etc.) sobre los seguidores.
4. La autoridad del Juez.

Para Kojeve, los tipos de autoridad se combinan, no siempre existen puros en la actualidad. Interesa
particularmente lo que denomina análisis metafísico, que es precisamente un análisis del tiempo: se nota la
influencia de Heidegger, para quien el horizonte del ser es el tiempo, el sentido del ser es el tiempo. Para
Kojeve, el tiempo es dador de autoridad. Tiene valor de autoridad.
La Autoridad del Padre sobre el Hijo es la autoridad temporal del pasado sobre el futuro. La autoridad del amo
sobre el esclavo es la autoridad del presente. La Autoridad del jefe es la autoridad del futuro (el líder señala el
camino). La autoridad del Juez es la autoridad de la eternidad sobre la temporalidad.

La temporalización de la autoridad es el análisis ontológico, del ser de la autoridad. (Nos permite


inferir la importancia del futuro en la autoridad del líder)

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