Tesis Sobre El Envejecimiento
Tesis Sobre El Envejecimiento
Tesis Doctoral
TESIS DOCTORAL
INFORMA
Y para que conste a los efectos oportunos, emite el siguiente informe en Elche, a 5 de
mayo de 2017.
CERTIFICA
Yo fui de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada momento de su vida…
claro que tuve momentos de alegría. Pero, si pudiera volver atrás, trataría solamente de
tener buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua
caliente, un paraguas y un paracaídas. Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Don Herold
Me gustaría aprovechar la ocasión que me brinda este trabajo, para agradecer el apoyo
a las personas que me han ayudado durante todo este tiempo, pese a dedicarme de
forma completa a esta investigación y no poder devolverles la misma dedicación.
Además, la realización de esta tesis, ha coincidido con una etapa complicada en mi vida
desde distintos puntos de vista. Por ello, cada época se presentaba como un desafío,
que debía vencer para seguir con mi proyecto vital. Es un orgullo haber afrontado cada
reto de la mejor forma posible, y encontrarme ahora al final de este largo camino, en el
que he podido aprender, debatir y conocer nuevas ideas del ámbito objeto de este
trabajo, gracias a las reuniones que compartía con mis compañeros de universidad.
Siento que concluye una etapa, y comienza otra, llena de posibilidades para abrir nuevas
líneas de investigación con mis colegas.
Por ello, me gustaría dar las gracias, en primer lugar, a la Universidad Miguel Hernández
y al Departamento de Psicología de la Salud. En segundo lugar, a Juan Carlos Marzo
Campos, que se preocupa por todos nosotros, nos ayuda en la medida en lo que puede
y más, humilde, sencillo y buena gente, que siempre me ha apoyado, no solo en la
elaboración de esta tesis, sino también en mi actividad docente desde que entré en el
año 2008 como profesora.
En este puesto he crecido como persona, docente e investigadora. Durante estos casi
ocho años, los miembros del departamento me han inculcado el valor del esfuerzo
continuo, así como la belleza de nuestra Universidad. Gracias por tanto cariño y amor
recibido durante todos estos años, y por proporcionarme los recursos necesarios para
llevar a cabo este trabajo.
Me gustaría agradecer a mis orígenes, MA y Raquel Costa, por despertar en mí, la intriga
por la investigación en mi etapa como estudiante, en mis primeros pasos durante 4 años
en prácticas internas de colaboración en investigación desde 2006, así como abrirme la
puerta a la universidad.
Asimismo, quisiera agradecer a mi directora de tesis, Beatriz Bonete López, el cariño con
el que me ha enseñado el rigor científico y el afán de superación. Gracias también por
incluirme en todos sus proyectos como una más del equipo, y hacerme partícipe de las
actividades investigadoras, su naturalidad y humildad son ejemplo para todos. Por
respetar mi forma de trabajar y mi espacio.
Gracias a Ángeles y Jose, por su infinita paciencia, tranquilidad, puertas abiertas cuando
lo necesitaba, consejos y respeto de tiempos. Ante situaciones imprevistas y difíciles me
han inculcado la idea de que podía seguir adelante con una sonrisa, ser proactiva frente
a los problemas, y perseguir una meta con paciencia y determinación, a pesar de los
errores y las dificultades.
Finalmente, quiero darle las gracias a mi “peque”, fuente de apoyo y sosiego durante
todo este tiempo. Jamás podré devolverle todo lo que me ha dado. Gracias por
compartir una parte importante de la vida conmigo y darme el privilegio de compartirla
contigo.
European Group for Research into Elderly and Physical Activity (EGREPA)
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Tabla 11. Medias (desviaciones típicas) y ANOVA de un factor de la edad de los 142
participantes según el nivel de actividad física
Tabla 12. Nivel de actividad física según el sexo de los participantes 142
Tabla 13. Nivel de actividad física según el estado civil de los participantes 143
Tabla 14. Nivel de actividad física según el estado clínico de los participantes 144
Tabla 15. Media y desviación típica de la escala y subescalas de salud de 145
CUBRECAVI según el sexo de los participantes
Tabla 24. Media y desviación típica de la escala y subescalas de actividad y ocio 157
de CUBRECAVI según el sexo de los participantes
Tabla 25. Media y desviación típica de la escala y subescalas de actividad y ocio 159
de CUBRECAVI según la edad de los participantes
Tabla 26. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala y 159
subescalas de actividad y ocio de CUBRECAVI según el estado civil de los
participantes
Tabla 30. Medias (desviaciones típicas) y ANOVA de un factor de la edad de los 163
participantes según el nivel de satisfacción con la vida
Tabla 31. Nivel de satisfacción con la vida según el sexo de los participantes 164
Tabla 32. Nivel de satisfacción con la vida según el estado civil de los 164
participantes
Tabla 35. Nivel educativo agrupado según el estado civil de los participantes 166
Tabla 38. Nivel de ingresos agrupado según el estado civil de los participantes 168
Tabla 39. Frecuencia de utilización de los servicios sociales y sanitarios según la 170
edad de los participantes
Tabla 40. Frecuencia de utilización de los servicios sociales y sanitarios según el 170
sexo de los participantes
Tabla 41. Frecuencia de utilización de los servicios sociales y sanitarios según el 171
estado civil de los participantes
Tabla 42. Nivel de satisfacción con los servicios sociales y sanitarios según la 172
edad de los participantes
Tabla 43. Nivel de satisfacción con los servicios sociales y sanitarios según el 172
sexo de los participantes
Tabla 44. Nivel de satisfacción con los servicios sociales y sanitarios según el 173
estado civil de los participantes
Tabla 45. Posición de importancia en que los participantes sitúan los 174
componentes de la calidad de vida
Tabla 47. Autovaloración de su calidad de vida según el sexo de los participantes 176
Tabla 48. Autovaloración de su calidad de vida según el estado civil de los 176
participantes
Tabla 49. Media y desviación típica de la escala LSI según el sexo de los 177
participantes
Tabla 50. Media y desviación típica de la escala LSI según la edad de los 177
participantes
Tabla 51. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala LSI según 178
el estado civil de los participantes
Tabla 52. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala de salud de 179
CUBRECAVI según la actividad física de los participantes
Tabla 56. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala de calidad 183
ambiental de CUBRECAVI según la actividad física de los participantes
Tabla 57. Autovaloración de la calidad de vida según el nivel de actividad física 184
de los participantes
Tabla 58. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala LSI según 185
el nivel de actividad física de los participantes
Índice de figuras
Figura 23. Principales actividades físicas a realizar por las personas 115
mayores. Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la OMS (2010)
Figura 34. Salud psíquica en grupos diferenciado por estado civil 147
Figura 35. Satisfacción con la convivencia en grupos diferenciado por edad 149
Figura 36. Integración social en grupos diferenciado por estado civil 150
Figura 44. Actividad y ocio en grupos diferenciados por nivel de actividad 182
física
Introducción
Todos los que con suerte llegan a la vejez, desean disfrutarla bien, en el amplio sentido
del término para, así, vivir su júbilo final amando todo aquello y aquellos que les rodean.
Por ello, la sociedad en su conjunto, debe dar prioridad al estudio de la calidad de vida
en esta etapa de la vida. Y en este sentido, ciencia y sociedad van de la mano a través de
la Gerontología.
Así, esta tesis se enmarca en el estudio del envejecimiento activo y la calidad de vida en
personas mayores, debido a la urgencia, cada vez mayor, de dar respuesta a las
necesidades del individuo que se plantean socialmente. El incremento de la longevidad
y los cambios demográficos que se han producido a escala internacional, hace preciso
ahondar en este tipo de investigaciones.
Por ello, el envejecimiento debe mirarse como una oportunidad de vida, de reto, de
disfrute de los mayores que quieren ser parte activa de la sociedad. Y su aproximación
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científica debe hacerse desde todas las formas que permitan a los mayores disfrutar de
esa etapa con calidad de vida. Para ello, hay que erradicar prejuicios e ideas negativas, y
favorecer una visión del envejecimiento positivo, para centrarnos en las oportunidades
que ofrece esta etapa de la vida. Este trabajo se desarrolla desde esta perspectiva,
teniendo en cuenta el avance que la investigación en el área ha tenido en los últimos
tiempos.
38
diversos estudios demográficos a escala internacional y nacional, y se delimitan los
principales estudios y teorías existentes en el área.
Una vez realizada una aproximación teórica al tema, en el capítulo 2 se profundiza sobre
la naturaleza de la calidad de vida, y la mejora de la salud a través del estudio de la
repercusión de la actividad física y la satisfacción con la vida en personas mayores. Tras
los objetivos planteados y métodos expuestos en el capítulo 3 y 4, se desarrollan los
resultados obtenidos en el capítulo 5, y finalmente, en el capítulo 6 y 7, se exponen las
conclusiones del estudio centradas en futuras líneas de investigación.
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PARTE I
MARCO TEÓRICO
Capítulo 1
Introducción al envejecimiento
Por el contrario, Aristóteles (384-322 a. de C.) afirma que la vejez es la última etapa de
la vida humana considerada como una enfermedad natural. Séneca (4-65 d. de C.)
también se centra en el deterioro físico y mental del individuo como consecuencia del
envejecimiento (Fernández-Ballesteros, 2009).
Así, a lo largo del estudio del envejecimiento, hay dos claras tradiciones. Un
planteamiento positivo procedente de Platón, y otro negativo, procedente de
Aristóteles.
43
otro lado, otra centrada en el modelo de desarrollo, que redefine la vejez como una
etapa diferente y llena de posibilidades; se trata del envejecimiento activo (Figura 1).
Figura 1. Modelo deficitario y Modelo de desarrollo de vejez. Fuente: Limón y Ortega (2011).
Lamentablemente, tal y como señala Birren (1996), el estudio del envejecimiento, vejez,
viejos o mayores se ha centrado, especialmente, en el estudio de las condiciones
patológicas y en los sistemas biológicos que dejan de funcionar o van en declive, se
deterioran o presentan pérdidas.
Por ello, hacen falta estudios que ahonden en la vejez desde una perspectiva evolutiva y
positiva. Pero antes de avanzar, consideramos estrictamente necesario delimitar,
terminológicamente hablando, varios de los conceptos sobre los que se sustenta este
trabajo.
Etimológicamente vejez procede del latín veclus, vetulusm, lo que significa persona de
mucha edad. Generalmente, se considera que la edad cronológica marca la vejez; que
tras un período de crecimiento y estabilidad, el organismo pierde eficiencia biológica
44
conforme pasa el tiempo, dado que el ser humano experimenta una serie de cambios a
lo largo de su vida, que acaban con el declive de sus capacidades físicas.
Así, a partir de la edad cronológica, Neugarten (1975), establece dos categorías de vejez:
los jóvenes-viejos, de los 55 a los 75 años; y los viejos-viejos, a partir de los 75 años.
Riley (1988), por su parte, considera que los jóvenes-viejos son aquellos entre 65 y 74
años y los viejos-viejos entre los 75 y 85 años, siendo los mayores de 85 años los viejos
más viejos.
45
cronológico fluctúa, debido a que, o bien se abandona el mercado laboral a una edad
más temprana, o bien se prorroga en muchos casos. Por ello, la barrera de los 65 años
ya no significa lo que antes, y se desconoce lo que supondrá dentro de unas décadas.
Estereotipos
Refuerzo de
Déficits Patologías Deterioro imágenes
negativas
Discriminación
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Así, Fernández-Ballesteros (2000) indica que la “vejez” es un estado en la vida, y el
“envejecimiento” un proceso que sucede a lo largo del ciclo vital. Tanto la vejez como el
envejecimiento humano, son objetos de conocimiento multidisciplinares, en el sentido
en el que el individuo humano es un ser bio-psico-social.
Junto a este concepto, surgen otros como “viejo” o “persona mayor”. Según la OMS en
2015, p. 252, el término viejo hace referencia a “un constructo social que define las
normas, funciones y responsabilidades que cabe esperar de una persona mayor, y que
se utiliza con frecuencia con sentido peyorativo”; mientras que persona mayor, según
este mismo organismo, se refiere a “aquella persona cuya edad ha superado la
esperanza de vida media al nacer y, a su vez, la esperanza de vida al nacer es el número
promedio de años que cabe esperar que viva un recién nacido, sujeto a la tasa de
mortalidad específica por edad en un periodo determinado”.
Otro término que generalmente se utiliza indistintamente junto con el término de vejez
que acabamos de definir, es el concepto de envejecimiento que pasamos a analizar
seguidamente, así como otros relacionados.
Bandura (1986) indica que el envejecimiento puede considerarse un largo proceso bio-
psico-social, a través del cual, se producen transacciones mutuas entre el organismo
biológico, la persona y el entorno. En la actualidad, entendemos el envejecimiento
como un proceso que sucede a lo largo del ciclo vital desde una amplia perspectiva, que
acontece desde el nacimiento hasta la muerte, como una etapa plena de sabiduría y
riqueza, fruto de la experiencia adquirida como periodo de crecimiento y desarrollo
(Fernández-Ballesteros, 2004; Muñoz, 2002).
En esta misma línea, la OMS (2010) propone un planteamiento que abarca todo el ciclo
de la vida, en el que los individuos envejecen de diferente forma, es decir, mientras
unos no alcanzan los niveles de desarrollo personal y de capacidad funcional, otros
47
pueden traspasar al umbral de la discapacidad. Sin embargo, dependiendo de la
perspectiva que tomemos, encontraremos unas delimitaciones conceptuales u otras.
Es decir, desde el punto de vista biomédico, Guralnik y Kaplan (1989) consideran dos
criterios fundamentales para el envejecimiento con éxito: bajo nivel de enfermedad y
discapacidad, y buen nivel de funcionamiento físico. Desde la perspectiva psicológica,
Williams y Wirths (1965) afirman que el envejecimiento con éxito significa satisfacción
con la vida y compromiso social (sentirse bien y actuar de acuerdo con unos valores).
Lehr, Seiler y Thomae (2000), por su parte, señalan la satisfacción con la vida como el
principal componente de envejecimiento con éxito. Desde la perspectiva social, Butler
(1969) define el envejecimiento con tres criterios: productividad, participación y
compromiso con la vida.
48
crecimiento y desarrollo.
OMS (2010) Propone un planteamiento que abarca todo el ciclo de la vida, en el
que los individuos envejecen de diferente forma, es decir, mientras
unos no alcanzan los niveles de desarrollo personal y de capacidad
funcional, otros pueden traspasar el umbral de la discapacidad.
Estas cuestiones, como señala el presente trabajo, son clave para un envejecimiento
positivo. De hecho, el impacto del ejercicio no se produce meramente en los aspectos
físicos y/o cognitivos; incide también en las emociones, el afecto y las relaciones
sociales, y la salud en general, tal y como aprecian Justine y Hamid (2010) en sus
estudios.
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manera significativa, a la mejora y/o mantenimiento de la salud en cualquier franja de
edad (OMS, 2010).
Otra cuestión importante, es poseer una cobertura económica, social y física. Las
personas mayores prefieren vivir de forma activa, manteniendo actividades similares a
las que ejercitaban antes de la jubilación. En este sentido, la participación es el principal
modo de integración del envejecimiento en la sociedad (Pérez, 2003).
Para ello, deben contar con recursos que les permitan asegurar la protección económica
por parte de los organismos oficiales (Fundación Edad y Vida, 2013). La mejora de la
educación, la participación en actividades mentales e incluso el conocimiento de
lenguas extranjeras, son factores que también inciden en este proceso (Lehr, Re y
Wilbers, 2009; Thomae, 1976, 1983, 1998) tal y como se observa en la figura 4.
EDUCACION
RECURSOS
ECONOMICOS,
SOCIALES, ALIMENTACIÓN
FISICO Y
SERVICIOS
HABITOS
DE ENVEJECIMIENTO
FACTORES
PERSONALES
CUIDADO
CULTURA SANIDAD
FAMILIA,
AMIGOS
50
generado una variabilidad de los patrones de envejecimiento (Fernández-Ballesteros,
2009). La plasticidad, se expresa a partir de la capacidad de cambio y la compensación
ante el déficit y las disfunciones, y es la clave del envejecimiento activo y positivo (Stern,
2003).
51
Al respecto, otro concepto que cabe incorporar en el presente apartado, es la Esperanza
de vida sin Discapacidad (DFLE) o la expectativa de años de vida con salud (Comisión
Europea, 2005); lo que hace que la investigación en el área del envejecimiento sea
fundamental y de gran necesidad en la actualidad (Sampedro-Piquero, 2015). Por ello,
en el apartado siguiente, veremos el alcance de dicho desarrollo poblacional mediante
la demografía a escala internacional y nacional.
De hecho, la OMS (2015), señala que en 2050 una de cada cinco personas será mayor de
60 años, el 80% vivirá en países con ingresos bajos o medios, y habrá más octogenarios y
nonagenarios de los que nunca antes ha habido. Este hecho no tiene precedentes
históricos: la mayoría de las personas tendrá una edad madura, y muchos niños
conocerán a sus abuelos y bisabuelos. Más adelante se aportarán más datos que den
muestra de la magnitud de los cambios poblacionales que se avecinan.
52
revoluciones demográficas más importantes de la historia de la humanidad (Fernández-
Ballesteros, 2009).
Tal es este hecho, que la evolución social y económica que ha vivido el mundo en el
último siglo ha dado lugar al incremento de la esperanza de vida, convirtiendo el
envejecimiento en un desafío que afecta a todos como familiares, enfermos en un
futuro o integrantes de una sociedad, que debe contribuir a la mejora de las condiciones
(Gañán y Villafruela, 2015). Además, aunque la migración ha aumentado, esta situación
no ha compensado el fenómeno del envejecimiento, y es que dicho envejecimiento está
impactando en la alta incidencia de gasto en pensiones y recursos (Mazzola et al. 2016)
en occidente.
Entre otras cuestiones, Christensen, Doblhammer, Rau y Vaupel (2009); Robine y Michel
(2004); y Vaupel y Jeune (1995) indican que es necesario que los gobiernos apuesten
seriamente por la investigación a escala internacional en esta materia, ya que la
tendencia al envejecimiento de la población, acarrea numerosas consecuencias sociales,
económicas y sanitarias.
En este contexto, hay que tener en cuenta que el colectivo de personas mayores es muy
diverso: algunas de ellas, con 80 años, poseen altos niveles de capacidad física y mental,
mientras que otros con 60 años necesitan ayuda para llevar a cabo sus necesidades
53
básicas. Por ello, las políticas integrales o multidisciplinares deben englobar todos los
espectros de funcionamiento que abarca el envejecimiento, dependiendo de cada caso.
Según este organismo, este tipo de intervenciones deben ir dirigidas a lograr la máxima
capacidad funcional, manteniendo la capacidad intrínseca del individuo. En conclusión,
el envejecimiento de la población pone de manifiesto la necesidad de responder a esta
realidad desde las instituciones y la propia sociedad (Gañán y Villafruela, 2015).
Sin embargo, frente a esta preocupante situación, autores como Fries y Crapo (1981) se
muestran más optimistas, y señalan que no solo se prolongará la vida de las personas a
escala internacional, sino que el ser humano será capaz también de disminuir el dolor y
el sufrimiento, porque la aparición de la enfermedad y la discapacidad se pospondrán.
Estos investigadores confían en que la sociedad sepa reaccionar a tiempo ante este
desafío, gracias a la puesta en marcha de políticas sociales y sanitarias adecuadas, así
como a través de la promoción de hábitos de vida saludables.
Otros datos que arroja el Informe Mundial sobre el Envejecimiento y la Salud de la OMS
(2015) son los siguientes: entre 2015 y 2050 la proporción de la población mundial con
más de 60 años de edad pasará de 900 millones a 2.000, lo que representa un aumento
del 12% al 22%; en concreto, para 2030 las personas mayores supondrán el 16.5% de la
población mundial total, y para 2050 serán el 21.5%.
Esta situación, además, ocasionará que los países se preocupen porque las personas
tengan posibilidades de participar en voluntariados y estén activos, dado que todo
individuo debe poder vivir de la mejor forma posible en sus diferentes etapas, con
dignidad y libertad de elección (HelpAge International, 2015).
54
En la actualidad, solo un país tiene una proporción de personas mayores superior al
30%, Japón. Sin embargo, pronto muchos países alcanzarán esa cifra: numerosos países
de Europa y América del Norte, Chile, China, Federación de Rusia, República de Corea,
República Islámica de Irán, Tailandia y Vietnam. Por su parte, África subsahariana parece
menos afectada por el problema, aunque cuente con el doble de adultos mayores que el
norte de Europa. Tal y como se observa en la figura 5, las proyecciones para 2050
suponen el incremento de las personas de 60 años en adelante.
Figura 5. Países cuya población está envejeciendo. Proyección 2050. Fuente: OMS (2015).
El caso de Japón, como país muy envejecido, con un tercio de la población de más de 60
años es un caso interesante de analizar, ya que en la década de los 60, el país asiático,
emprendió una política de bienestar integral con cuidados universales de salud,
pensión social universal, redistribución de ingresos, tasas bajas de desempleo e
impuestos progresivos. Como consecuencia de estas medidas, en la actualidad, Japón,
posee una fuerza laboral más saludable y mayor expectativa de vida. Además, está
55
considerado uno de los países más saludables y ricos del mundo (HelpAge International,
2015).
Tal y como se observa en la siguiente figura, las diferencias entre 2015 y 2050 indican el
incremento de personas de más de 60 años.
Figura 6. Proporción de la población mayor de 60 años en 2015 y 2050. Fuente: UNDESA (2015).
56
International, 2015) refleja los últimos datos de 96 países: Suiza se coloca en primer
lugar en cuanto a acciones tomadas y políticas, que aseguran no dejar de lado a ninguna
persona adulta mayor, así como otros países industrializados; mientras que Afganistán
se sitúa en el último lugar. El caso de Suiza es paradigmático porque sus políticas y
programas para el envejecimiento activo, y la promoción de la salud y entornos
favorables (HelpAge International, 2015) han sido decisivos para que ocupe el primer
puesto.
57
1.4.2. Situación en Europa
Europa, Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y España son los países con la mayor cifra
de personas mayores, mientras que Italia, Alemania, Grecia, Portugal y Bulgaria son los
países más envejecidos en cifras relativas. Por su parte, Reino Unido, Alemania y Francia
son los que más personas mayores extranjeras se afincan en España.
Figura 7. Proyección de los cambios en la población (2013-2060). Fuente: Comisión Europea (2015).
58
Para ese año, se estima que la población europea aumentará un 4%, lo que tendrá una
gran repercusión también en la estructura laboral: si en la actualidad en la Unión
Europea hay cuatro trabajadores por cada persona de más de 65 años, en 2060 habrá
dos empleados por cada jubilado (Comisión Europea, 2015). Estos cambios supondrán
para Europa un incremento del gasto de entre un 2% a un 26% (CSIC, 2015); un dato
alarmante.
Según el sexo, los hombres pasarán de tener una esperanza de vida de 77.6 años en la
actualidad a 84 años en 2060, mientras que la edad de las mujeres aumentará de 83.1
años a 89.1 años. En general, en 2060 un 16% de los europeos tendrá una edad
comprendida entre los 65 y 79 años, y un 11.8% será mayor de 80 años.
59
Figura 8. Diferencia entre la población de hombres y mujeres por franja de edad. Fuente: INE (2015).
A escala geográfica, y también según datos del INE (2015), el mayor número de
personas mayores se concentra en los municipios urbanos (en Madrid y Barcelona viven
casi un millón de personas mayores, más que en los 5.834 municipios rurales). Sin
embargo, la proporción de personas mayores respecto al total, es mucho más
acentuada en el mundo rural. En concreto, en 2015, en los municipios rurales vivían
2.749.014 de personas, de las que el 27.9% eran personas mayores.
Por regiones, Castilla y León, Asturias, País Vasco, Aragón y Cantabria son las
comunidades autónomas más envejecidas, con proporciones de personas mayores que
superan el 20%. Concretamente, Galicia es una de las regiones europeas más
envejecidas, dado que casi la cuarta parte de sus habitantes tiene 65 años o más, hay
menos nacimientos y, con la crisis económica, muchos gallegos en edad laboral han
60
emigrado según el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC, 2016). En
cambio, Canarias, Murcia y Baleares son las que tienen una proporción más baja, por
debajo del 16%. Por su parte, Cataluña, Andalucía y Madrid son las comunidades con
más población de edad avanzada, ya que superan el millón de personas mayores cada
una de ellas (Figura 9).
La OMS (2015), en una comparación de 53 países, señaló que la salud de los españoles
es extremadamente buena, con una esperanza de vida de 79.5 años para los hombres y
85.5 años para las mujeres. Así, las mujeres españolas son las más longevas debido,
según este organismo internacional, a una combinación del estilo de vida, la dieta y el
sistema sanitario del país. Al respecto, el INE destaca que los mayores suponen el 43.3%
de todas las altas hospitalarias, y presentan estancias más largas que el resto de la
población (Figura 10). Además, más de la mitad de todas las estancias hospitalarias se
deben a la población mayor, que en 2014 suponía el 54.9%. Las enfermedades
61
circulatorias (21.8%), respiratorias (15%), digestivas (12.3%) y neoplasias (11.4%) son las
causas más frecuentes de ingreso entre los mayores. Le siguen las lesiones, las
enfermedades genitourinarias y del sistema osteo-muscular.
Figura 10. Tasa de morbilidad hospitalaria según sexo y grupo de edad (por 100.000 habitantes)
en 2014. Fuente: CSIC (2015).
En cuanto al sexo, son los hombres los que presentan mayor tasa de morbilidad
hospitalaria en casi todos los diagnósticos: neoplasias, problemas respiratorios y
genitourinarios. Las mujeres, por su parte, tienen mayores tasas que los hombres en
lesiones y problemas del sistema osteo-muscular.
62
Además, la intensidad en la utilización de los hospitales aumenta con la edad. Los
varones tienen la tasa de morbilidad hospitalaria más elevada que las mujeres, y las
tasas más altas se producen en las personas mayores con estancias hospitalarias más
prolongadas (54.9%) tal y como se observa en la Figura 11, y se incrementa el aumento
del gasto en la atención a las personas en situación de dependencia (Díaz y Moreno,
2015).
41.10% son
menos de 65
años
Figura 11. Estancias hospitalarias según la edad. España (2014). Fuente: CSIC (2015).
En cuanto a lo que nos depara el futuro, Serrano, Latorre y Gratz (2014) señalan que
España es uno de los países europeos que más cambios ha sufrido en el siglo XXI,
respecto al aumento de la población mayor. El CSIC (2016) también alerta sobre el
proceso de envejecimiento y, en concreto, sobre el aumento de la proporción de
octogenarios.
Los autores de esta investigación, Abellán y Pujol (2016), destacan que, según los datos
del padrón continuo del INE, el 1 de enero de 2015 había en España más de ocho
millones y medio de personas mayores de 65 años (en concreto, 8.573.985; el 18.4% del
total de la población). La citada proyección del INE indica, además, que en 2050 las
personas mayores se habrán duplicado, y la población en edad laboral (16-64 años) y los
niños (0-15 años) se reducirá, triplicando los mayores la cifra de niños (Figura 12).
63
Figura 12. Evolución de la población mayor (1900-2061). Fuente: CSIC (2015).
En su informe Un perfil de las personas mayores en España, el INE (2016) destaca otros
efectos negativos al respecto: la famosa generación del baby-boom entrará en su
jubilación en torno al año 2024, y con ello, la presión de los sistemas de protección
social continuarán aumentado y la estructura de la población cambiará (Figura 13).
Figura 13. Proyecciones de población por sexo y edad. España 2014-2064. Fuente: CSIC (2015).
64
Finalmente, tras desarrollar el alcance demográfico actual y los cambios que acontecen,
en el apartado siguiente, desarrollamos las áreas que llevan a cabo el estudio de dicho
envejecimiento: la Gerontología y la Geriatría.
Así, desde sus inicios, y especialmente durante sus 50 primeros años de vida, la
Gerontología se ha dedicado al estudio del envejecimiento desde diversos puntos de
vista (biológico, psicológico y social) y al estudio de la senescencia (envejecimiento
normal) y la senilidad (envejecimiento patológico). A este dato, cabe añadir que en 1948
la OMS defiende el concepto de salud como la suma de bienestar físico, mental y social,
y no meramente la ausencia de enfermedad.
Este mismo organismo, señaló en 2015 que la Gerontología era el área del saber
encargada de estudiar los aspectos sociales, psicológicos y biológicos del
envejecimiento. En otras palabras, la Gerontología estudia el envejecimiento, la vejez y
las personas mayores, y a la vez, lo hace desde múltiples aspectos biopsicosociales.
Además de estas cuestiones, la Gerontología estudia la vejez desde una visión positiva
(Fernández-Ballesteros, 2009), intentando aportar ideas sobre cómo mejorar las
condiciones de vida de las personas mayores.
65
considerado prioritario este estudio debido al incremento de la población de personas
mayores.
Asimismo, la OMS (2002a) realiza unas recomendaciones en las que se reconocen tres
prioridades para la acción: las personas mayores y el desarrollo, el fomento de la salud y
el bienestar en la vejez, y la creación de un entorno propio y favorable para las personas
mayores. En definitiva, la OMS reconoció la salud y el bienestar de los mayores como
una de las cuestiones sociales más urgentes (Antonucci, Okorodulu y Akiyama, 2002),
teniendo en cuenta los hábitos de conducta y los determinantes psicosociales, para un
envejecimiento saludable, tales como la satisfacción con la vida, la calidad de vida y la
salud física.
En esta línea, Schäfer (1975), en los años 70, ya indicaba que no solo es importante
añadir años a la vida, sino vida a los años: “Nuestra esperanza de vida depende de
nuestro estilo de vida. Esperanza de vida no solo significa duración de la vida, sino
también calidad de vida. No solo cuenta lo viejo que se llega a ser, sino también cómo se
envejece”.
66
percepción, el aprendizaje; así como en los cambios de roles y estructura social que,
inevitablemente, se producen con el paso del tiempo.
67
a los aspectos preventivos, clínicos, terapéuticos y sociales de las enfermedades en los
ancianos”.
De ahí que tenga tanta trascendencia investigar los procesos que regulan el
envejecimiento; conocerlos puede permitirnos vivir esta etapa de una forma más
saludable y activa. De hecho, si nos centramos en el envejecimiento activo, productivo,
óptimo, saludable o cualquiera de sus denominaciones (Caprara et al. 2013; Fernández-
Ballesteros, 2009,) entenderemos que por su multidimensionalidad son numerosos los
acercamientos empíricos posibles (Oliver et al. 2016). Dada la trascendencia de este
concepto, se abordará por separado y más ampliamente en el siguiente apartado de
este trabajo, tratando de reflejar los distintos modelos teóricos.
68
Además, y también como se ha señalado anteriormente, en los años 70 se realizan
numerosos estudios biomédicos centrados en la vejez desde una perspectiva negativa o
patológica, lo que refuerza su imagen negativa asociada a la enfermedad, la
discriminación y el deterioro cognitivo.
En este sentido, Butler (1969) acusa a los profesionales de la salud de ser los gestores de
estereotipos e imágenes negativas de la vejez. En esta línea la OMS (1990) y la ONU
(2002) indican que toda política relacionada con el envejecimiento debería ir precedida
de cambios en esta visión.
Figura 14. Evolución de los modelos teóricos de envejecimiento. Fuente: Elaboración propia.
69
2.1. La teoría del desarrollo de Erikson
La teoría del desarrollo de Erikson (1950) indica, desde una perspectiva evolutiva, que el
proceso de desarrollo abarca desde el nacimiento hasta la muerte. En cada etapa de
dicho proceso el individuo posee un conflicto y una virtud. Para Erikson la vejez
comienza a los 65 años y es el periodo en el que se establece la integridad versus la
desesperación, mientras se destacan como virtudes la prudencia y la sabiduría.
Por lo que Erikson, plantea el ciclo vital como una secuencia, haciendo referencia a un
proceso abierto que puede suponer pérdidas y ganancias.
En primer lugar, el entendimiento del yo, como la clave para, por un lado, poseer
una organización para solucionar las crisis que surgen en el contexto genético,
cultural e histórico de cada individuo.
De tal forma, que para él, en cada etapa de la vida el ser humano desarrolla
competencias, y forja desde la infancia, su propia identidad personal, que ayudará a
resolver los retos en otra etapa de la vida. Además, en cada etapa acontece un
conflicto, y cuando la persona resuelve cada uno de los conflictos, le hace crecer
psicológicamente. En esta resolución de conflictos, el ser humano crece y se desarrolla a
lo largo de todo el ciclo de la vida.
70
2.2. La teoría del ciclo vital de Neugarten
La teoría del ciclo vital de Neugarten (1975) permite el estudio del proceso de
envejecimiento a lo largo de la vida como un continuo y no por etapas. Neugarten
desarrolla el enfoque del ciclo vital a partir de unos estudios desarrollados en 1950,
presentados en la monografía Middle Age and Aging (Mediana edad y envejecimiento)
que describen el ciclo de la vida a partir de dos condiciones: la primera, los eventos
suponen una etapa de transición (el matrimonio, tener un hijo, los logros profesionales
o un retiro), y en segundo lugar, los roles que se asumen y que conllevan un cambio en
el autoconcepto e identidad. Esta teoría también ha sido desarrollada por Baltes o
Schaie, quienes han establecido una serie de supuestos:
Algunas funciones declinan con la edad (la inteligencia mecánica o fluida); y otras
no declinan, como la inteligencia pragmática o cristalizada.
71
En definitiva, esta teoría pone en perspectiva el curso de la vida, y tiene en cuenta el
desarrollo, la historia y la importancia de las relaciones con el tiempo (Stowe y Cooney,
2014). Además, posee una visión a largo plazo del envejecimiento, y pone el énfasis en
el potencial de crecimiento y adaptación del ser humano (Stowe y Cooney, 2014).
Los autores indican que, pese a la jubilación, es aconsejable utilizar los recursos y
contactos que se han tenido a lo largo de la vida. En definitiva, la persona mayor debe
elaborar estrategias con la finalidad de conseguir una mejor adaptación, tanto física
como mentalmente.
72
adaptación o satisfacción con la vida. El autor llegó a la conclusión de que “la
satisfacción interior puede ser útil definida y medida como criterio de envejecimiento
exitoso” (Stowe y Cooney, 2014). De hecho, Havighurst ha sido reconocido como el
primer investigador que utilizó el concepto de envejecimiento activo asociado a la
participación continua en las actividades, con el fin de mantener un estilo positivo,
actividad e independencia, en claro contraste con una situación de declive (Petretto,
Pili, Gaviano, Matos-Lopez y Zuddas, 2016).
Asimismo, este modelo señala que, a medida que el individuo avanza, desarrolla nuevos
valores, actitudes, hábitos, conductas y metas. Por ello, la edad no supone un cambio
brusco, ya que viene determinado por un estilo de vida previo (Mishara y Riedel, 1986).
73
desvinculación es funcional, y lo prepara para la muerte y sustitución generacional
(Petretto et al. 2016).
Alix y Muñoz (2002), por su parte, señalan que la vejez implica una disminución de
roles, ocasionando la desvinculación entre la sociedad y la persona mayor. Por este
motivo, es un proceso normal de envejecimiento que se produzca la desconexión y
disminución de interacciones con el sistema social al que se pertenece.
Sin embargo, estos autores asocian esta desvinculación a un buen estado emocional y a
un envejecimiento satisfactorio, ya que es recíproco: al retirarse, la sociedad asume las
responsabilidades económicas, sanitarias y sociales, para atender las necesidades de las
personas mayores. En definitiva, lo que propugna esta teoría es que, al no conseguir
adaptarse, el anciano debe desvincularse.
Los autores concluyen que esta desvinculación permite que las instituciones sobrevivan,
y ayuda a mantener una estabilidad y funcionamiento social cohesivo. De cualquier
forma, señalan, el proceso de desvinculación se larva en el propio individuo, debido a un
componente psicológico, y por la influencia que ejerce el ambiente sobre él.
Sin embargo, los autores también comentan que esta desvinculación supone una
despreocupación por uno mismo, y un descenso de afectividad e interacción con los que
le rodean. Así, a medida que uno envejece va perdiendo lazos afectivos. En esta línea,
García y García (2013) indican que uno de los retos de las personas mayores es
demostrar que la edad no es sinónimo de enfermedad, sino que todavía se puede
realizar una vida activa e independiente.
74
2.6. El Modelo de Optimización Selectiva por Compensación (SOC) de Baltes y Baltes
Figura 15. El modelo de adaptación selectiva por compensación. Fuente: Pinazo y Sánchez (2006).
75
En líneas generales, conceptualiza el envejecimiento con éxito a partir de un
metamodelo que tiene en cuenta tres mecanismos que regulan el proceso de
envejecimiento: selección, optimización y compensación. El modelo conceptualiza
procesos que fomentan ganancias, mediante la selección y optimización, pero también
procesos que contrarrestan pérdidas que, inevitablemente, ocurren en la vida
(compensación o selección basada en las pérdidas).
El modelo subraya la necesidad de dar prioridad a las tareas más importantes cuando
los recursos son limitados, al tiempo que se adquieren e invierten los recursos restantes
en el mantenimiento del funcionamiento (compensación).
En definitiva, este modelo analiza las estrategias para manejar muchas dificultades
asociadas al proceso de envejecer, con la finalidad de alcanzar los objetivos en la vida.
Para Baltes y Baltes, el envejecimiento con éxito consiste en un equilibrio entre las
ganancias y las pérdidas, de modo que en dicho proceso, las personas seleccionan lo
importante para ellos, optimizan recursos y compensan las pérdidas, para generar un
desarrollo de la vida.
76
2.7. La teoría de la selectividad socioemocional de Carstensen
77
Además, destaca la necesidad de combinar ambos controles: el primario (esfuerzo por
cambiar el ambiente) y el secundario (adaptación psicológica a unas condiciones
ambientales determinadas).
Por su parte, el control primario compensatorio, supone que son otros los que
reemplazan a la persona en la satisfacción de sus necesidades y exigencias. El control
secundario compensatorio, actúa en el caso de pérdida, cuando el individuo modifica
sus necesidades y objetivos o los reevalúa, con el fin de adaptarse a la nueva situación
deficitaria.
Kahana y Kahana (1996, 2003) hacen hincapié, desde una perspectiva sociológica, en la
influencia del contexto histórico en los repertorios de conducta del ser humano. Así, el
envejecimiento positivo, explica la forma en la que el individuo se enfrenta a situaciones
estresantes.
Esta teoría, señala la existencia de recursos internos para envejecer bien (la esperanza y
autoestima) y de recursos externos (el apoyo económico y social, la disponibilidad de
tecnología y de servicios sociales y sanitarios, la adaptación proactiva en la sustitución
de roles, el mantenimiento de actividades agradables y relaciones valiosas) tal y como
se observa en la Figura 16.
78
Figura 16. Modelo de proactividad preventiva y correctiva de Kahana y Kahana (1996, 2003).
Fuente: Fernández-Ballesteros (2009).
Este modelo indica que las personas, pese a atravesar por dificultades y poseer una
reducida adaptación ambiental, pueden mantener un buen nivel de vida, si consiguen
crear estrategias internas de afrontamiento y recursos sociales externos (Petretto et
al. 2016). Estas estrategias son adaptaciones comportamentales, que implican la
promoción de la salud que se lleva a cabo por la modificación de roles. Dicha
adaptación, ayuda a reducir los eventos estresantes sobre la calidad de vida, bienestar y
mantiene actividades y relaciones (Martín, Barriopedro, Martínez del Castillo, Jiménez-
Beatty y Rivero-Herráiz, 2014).
79
En este modelo, los factores distales son las condiciones históricas o longitudinales que
acompañan al individuo, y los proximales, las condiciones determinantes con valor
explicativo del envejecimiento activo, tal y como se puede observar en la figura 17.
A lo largo del ciclo de vida, tal y como indica Bandura (1986) y Staats (1975), hay
millones de transacciones entre contexto e individuo, en las que la persona se
desarrolla en un entorno determinado. Estos factores distales y proximales, así como el
contexto y el individuo, se pueden agrupar en sistemas o niveles: nivel macro
(macrosociales), meso (condiciones contextuales) y micro (individuo o persona).
80
determinan su crecimiento y desarrollo biopsicosocial. Por último, el nivel microscópico,
se refiere a la persona como individuo biológico y agente psicológico.
2.11. El modelo de los efectos del afecto positivo y la influencia del afecto positivo
en la salud de Pressman y Cohen
81
Esta última idea es novedosa, ya que no son muchos los estudios que señalan la gran
influencia que poseen determinadas variables psicológicas en la salud, así como la
forma en la que percibimos nuestra satisfacción con la vida, en relación con la salud y la
calidad de vida.
Para concluir este apartado, cabe destacar que son tres los modelos representativos de
esta forma de envejecer: el modelo de Rowe y Khan, el modelo de envejecimiento
activo de la OMS (2002) y, finalmente, el modelo SOC.
Por su parte, esta investigación tiene como ejes teóricos la teoría del ciclo vital de
Neugarten (de la que parte el constructo de calidad de vida y las ganancias y
competencias que adquiere la persona mayor), la teoría de la actividad de Havighurst y
Albrecht (y la idea de envejecimiento saludable gracias a una mayor actividad) el
modelo SOC (como estrategia adaptativa a los cambios que acontecen en el
envejecimiento) y el modelo de Pressman y Cohen (del que parte la idea de los hábitos
saludables y su influencia en la salud).
82
Por ello, en el siguiente capítulo, se desarrollarán los aspectos más relevantes en el
campo del envejecimiento activo, como es la calidad de vida, la satisfacción con la vida y
la práctica de ejercicio.
83
Capítulo 2
Envejecimiento activo
Tal y como se ha analizado desde el inicio de este trabajo, el estudio del envejecimiento
se centra en el estudio del deterioro y las patologías (Fernández-Mayoralas, Rojo,
Abellán y Rodríguez, 2003), junto a ello, además, se ha intentado delimitar el concepto
de envejecimiento activo, teniendo en cuenta la salud (envejecimiento saludable), los
resultados (envejecimiento productivo) y los beneficios (envejecimiento satisfactorio),
siendo el nuevo concepto de “envejecimiento activo” el que logra ofrecer un modelo de
salud en el que orientarnos dentro del tema global del envejecimiento.
85
(1995), por su parte, emplean el término “envejecimiento productivo”, haciendo
referencia a la capacidad de las personas mayores, para ser útiles en actividades de
voluntariado y participación social, con la finalidad de mantenerse de forma
independiente.
Otro autor (Erikson, 2000) habla de “envejecimiento vital” para referirse al ciclo de la
vida como un proceso en el que acontecen tanto pérdidas como ganancias. Por su parte,
Rowe y Khan (1987, 1997) diferencian entre envejecimiento normal, exitoso o
saludable para hablar de “una baja probabilidad de enfermedad y de la discapacidad
asociada, alto funcionamiento cognitivo y capacidad física funcional y compromiso
activo con la vida”; una vez más, hablan de la salud como eje de ese envejecimiento
activo.
Sin embargo, es Palmore (1979) el primero que elabora una lista para definir criterios
del envejecimiento con éxito, donde incluye las condiciones biomédicas y psicológicas,
la longevidad, la salud y la satisfacción con la vida. Antes, Thomae (1975a,b) propuso
criterios biofísicos, cognitivos, emocionales y sociales para describir el envejecimiento
86
con éxito; y, más tarde, Fries (1989) indica seis criterios básicos del envejecimiento
(mantenerse independiente, tener hábitos de vida saludables, mantenerse activo, ser
entusiasta, tener una buena imagen de uno mismo y ser uno mismo).
Baltes y Baltes (1990) añaden otra lista de criterios para el envejecimiento con éxito:
longevidad, salud biológica, salud mental, eficacia cognitiva, competencia y
productividad social, control personal y satisfacción con la vida. Rowe y Khan (1987,
1997, 1998), por su parte, lo definen como la escasa probabilidad de enfermedad y de
discapacidad, alto funcionamiento físico y mental, y compromiso activo con la vida.
Otros autores (Baltes y Carstensen, 1996) aportan una definición basada en factores
psicológicos (satisfacción con la vida y bienestar subjetivo, percepción del apoyo social e
implicación social, salud física, aptitudes funcionales y estilos de vida, condiciones
biofísicas como fuerza y vitalidad, y condiciones sociales como las relaciones sociales y
la educación).
Yoon (1996) lo define como la suma de salud física, ingresos personales, estabilidad
económica, dinámica y cohesión familiar, estructuras de apoyo social, sentido de la vida,
óptimo rendimiento cognitivo, control personal, prevención de la depresión, estrategias
de afrontamiento, dominio del dolor por la muerte de seres queridos y mecanismos de
adaptación ante los resultados negativos de la vida. Por último, Kahana y Kahana (2003)
proponen un complejo modelo de envejecimiento con éxito que se denomina
“proactividad preventiva y correctiva” que incluye los estados afectivos, el sentido de la
vida, el mantenimiento de actividades y las relaciones valiosas.
87
Sin embargo, hay autores que en lugar de centrarse en los criterios para un
envejecimiento con éxito, lo hacen en el proceso del buen envejecimiento. Williams y
Wirths (1965), por ejemplo, consideran que el envejecimiento con éxito es el proceso de
adaptación en el que los individuos desarrollan capacidades para resolver dificultades, y
minimizar las consecuencias de los déficit propios del paso del tiempo.
Palmore (1979), por su parte, define el envejecimiento con éxito como el proceso de
maximización de la longevidad, la salud y la satisfacción vital; Ryff (1989a) lo considera
un buen funcionamiento positivo a lo largo de la vida; y Fisher (1992) lo define en
términos de estrategias para hacer frente a los problemas.
Tal y como señala esta última y relevante autora, todos los conceptos han sido utilizados
indistintamente por expertos que se pueden considerar descriptores de una forma de
envejecer positiva. En la presente tesis, sin embargo, se ha optado por el término
“envejecimiento activo” por ser el empleado por la OMS al referirse a un
envejecimiento que garantiza que los mayores accedan a la etapa de la vejez con calidad
de vida.
88
Ante esta situación, el término “envejecimiento activo” adoptado por la OMS a finales
de los años 90 comprende más variables: “El proceso de optimización de las
oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de
vida a medida que las personas envejecen” (OMS, 2012).
Además, la OMS (2015) hace hincapié en las siguientes ideas: “Debido al aumento de la
esperanza de vida y la disminución de la tasa de fecundidad, la proporción de personas
mayores de 60 años está aumentando más rápidamente que cualquier otro grupo de
edad en casi todos los países.
89
Desarrollar una continuidad de servicios sociales y salud que sean asequibles,
accesibles, de gran calidad y respetuosos con la edad, que tengan en cuenta las
necesidades y derechos de mujeres y hombres a medida que envejecen.
Proporcionar formación y educación a los cuidadores.
En este sentido, la mayoría de los proyectos europeos que tratan la calidad de vida,
bienestar subjetivo o satisfacción con la vida, consideran el envejecimiento activo como
un resultado de la calidad de vida. A su vez, la calidad de vida engloba la mayor parte de
los campos del envejecimiento positivo, como pueden ser la salud y la independencia.
Esta misma autora, Fernández-Ballesteros (1998), añade a estos conceptos lo que ella
denomina “envejecimiento competente”, que no es sino la participación del individuo
en la sociedad; por lo que amplía el modelo centrado en la salud. Esta misma visión la
comparte Palmore (1995) que hace referencia al envejecimiento óptimo para referirse
al proceso de maximización de la longevidad, salud y satisfacción con la vida. Gergen y
Gergen (2001) hablan, por fin, de envejecimiento positivo desde una perspectiva
multidimensional, que incluye condiciones cognitivas, emocionales y sociales.
En resumen, durante las últimas décadas del siglo XX se ha iniciado una fuerte base
empírica en el estudio del envejecimiento y ciencia de la Gerontología, que es la visión
positiva. Esta visión positiva del envejecimiento ha adoptado diversos rótulos
(saludable, con éxito, óptimo, vital, positivo, productivo, activo, envejecer bien o buena
vida) y se centra en las diferencias individuales al envejecer, la variabilidad entre el
crecimiento, mantenimiento y declive, y la plasticidad.
90
Sin embargo, pese a las incursiones de diversos investigadores en la idea de
envejecimiento positivo, hasta Baltes (1987) y Gutiérrez, Serra y Zacarés (2006) no se
desarrolla el concepto en todas sus dimensiones gracias, en parte, al nuevo enfoque que
adoptan las ciencias gerontológicas hacia un modelo evolutivo, centrado en los cambios
que se están produciendo a escala sociodemográfica, que han derivado en un
acercamiento hacia la pirámide invertida poblacional. Como se ha comentado
anteriormente, este cambio demográfico, ha incrementado la preocupación por el
estudio de la personas mayores desde una perspectiva preventiva.
Todas estas teorías, desde su inicio, han culminado en una declaración de la propia
Unión Europea que, en 2012, proclamó el “Año Europeo del Envejecimiento Activo”.
Con ello, quería animar a los países a alcanzar objetivos específicos, relacionados con el
envejecimiento, lo que pone de manifiesto el interés de las autoridades, además de la
academia, por aproximarse a la vejez desde un punto de vista multidisciplinar y positivo.
En definitiva, cada vez más, los estudios del área (Castellano, 2014) y los organismos
internacionales (OMS, ONU, UE, 2002) señalan que el envejecimiento con éxito es un
concepto multidimensional, compuesto de factores biopsicosociales como la salud, el
funcionamiento físico, psicológico y afectivo, y la participación social. Así, el interés
ahora se centra en abarcar múltiples ámbitos y distintos niveles del individuo,
independientemente de sus condiciones externas.
La siguiente figura ilustra lo que para la autora inspira el presente trabajo, Fernández-
Ballesteros (2009), es la promoción del envejecimiento activo: prevenir la enfermedad y
91
la discapacidad, y mejorar el bienestar y la calidad de vida en la vejez. De esta forma, el
envejecimiento activo no forma parte de una conceptualización simplista o
reduccionista sobre la vejez y los mayores, sino de un concepto realista y empírico, que
incluye también el declive y el crecimiento personal, así como los cambios en la
estabilidad del individuo.
Figura 18. Relaciones teóricas entre calidad de vida, bienestar y satisfacción con la vida y
envejecimiento con éxito. Fuente: Lawton (1983); modificado por Fernández-Ballesteros, Kruse,
Zamarrón y Caprarra (2007).
92
2005). Existen otros programas a escala europea como son el ELSA (2003), el SHARE
(2006) y el ESAW (2004).
En definitiva, y para acabar este apartado, haremos un breve recorrido por el desarrollo
del concepto. El término “envejecimiento activo” surgió en Estados Unidos durante la
década de los 60 como antítesis de la teoría de la desvinculación, la cual veía la vejez
como un período inevitable de la retirada de las funciones y relaciones sociales (Walker,
2009).
93
“participación en los asuntos sociales, económicos, culturales, espirituales y cívicos, no
sólo la capacidad de ser físicamente activo o para participar en el trabajo”. En este
sentido, realizar acciones que aseguren una vida prolongada y saludable, optando por
un envejecimiento activo y saludable, forma parte del informe Estrategia y plan de
acción mundiales sobre el envejecimiento y la salud 2016-2020, aprobado
recientemente en la 69ª Asamblea Mundial de la Salud por parte de la OMS (2016).
94
En esta línea, el II Plan Internacional de Acción sobre el Envejecimiento (ONU, 2002)
dirige sus acciones a la promoción de dicho envejecimiento activo y productivo, a
extender el bienestar durante la vejez y a mejorar la calidad de vida, y surge a la vez que
la Gerontología se ha psicologizado o subjetivizado, y la Psicología se ha positivizado y se
ha enfocado hacia una perspectiva positiva (Fernández-Ballesteros et al. 2009). Por todo
ello, se han desarrollado distintos proyectos como el FORUM (dirigido por Walker,
2005). Ejemplos de investigación europea sobre calidad de vida son también los
proyectos EQUAL y OASIS (Tesch-Römer, Von-Kindratowitz y Motel-Klingebiel, 2001)
financiados por la Unión Europea.
Sin embargo, tal y como ponen de manifiesto otros trabajos (Casas, 1989, 1996, 2000),
la falta de clarificación conceptual acarrea también confusión académica en la
evaluación y los instrumentos que se utilizan para medir esa calidad de vida. A pesar de
ello, el desarrollo de indicadores sociales, hace que la calidad de vida comience a
definirse como un concepto integrador, que engloba tanto condiciones objetivas como
subjetivas (Felce, 2006; Rodríguez-Marín, Pastor y López-Roig, 1993).
Así como de un conjunto de medidas que muestran la gran variabilidad según el sujeto
al que se aplica (Blanco, 1985; Fernández-Ballesteros, Zamarrón y Maciá, 1996;
Fernández-Ballesteros, 1998; Lher, 2004; Rodríguez-Marín, 1993; Ruiz y Baca, 1993;
Walker, 2004, 2005). De esta forma, la calidad de vida puede ser analizada desde la
condición psicológica, salud física, salud mental, funcionamiento social, factores
95
económicos y sujetos de derechos sociales, roles y percepción general de salud (Ruiz y
Baca, 1993).
Tal y como afirma Rodríguez-Marín y Neipp (2008, p. 235) “la calidad de vida es un
concepto complejo compuesto por diferentes dominios y dimensiones, y de difícil
definición operacional, que parece poder traducirse en términos de nivel de bienestar
subjetivo, por un lado, y, por otro lado, en términos de presencia o ausencia de
indicadores estándar, más o menos objetivos, de lo que en general las personas
consideran que determina una buena vida”.
Por su parte, Lawton (1983) también señala la complejidad del término cuando aporta
una de las primeras teorías sobre la calidad de vida, definida ésta como la valoración
multidimensional de muchos criterios que incluyen factores intrapersonales, socio-
normativos y de persona-ambiente. El modelo de Lawton sobre la calidad de vida
(percibida y ambiental objetiva) incluye el bienestar y la competencia conductual.
En cualquier caso, el concepto de “calidad de vida” se inicia en el último tercio del siglo
XX en la literatura social, psicológica y biomédica (Fernández-Ballesteros et al. 2009).
Pese a ello, la calidad de vida posee una definición imprecisa, en el sentido de que la
mayoría de los investigadores que han trabajado en este campo, están de acuerdo en
que no existe una única teoría o explicación (Esteban et al. 2010). No es de extrañar, por
tanto, que el presente apartado desgrane estas disparidades conceptuales.
96
Además, los dos conceptos (satisfacción con la vida y bienestar subjetivo) parecen
posicionarse indistintamente entre los investigadores con más éxito, y muchos autores,
no obstante, utilizan ambos conceptos como sinónimos (Diener y Lucas, 1999;
Fernández-Ballesteros et al. 2009).
Lo que sí está claro es que, como se puede apreciar, los estudios de los últimos años se
decantan por atribuirle a la calidad de vida y al envejecimiento positivo un origen
multifactorial. Numerosas investigaciones del grupo de trabajo europeo sobre Calidad
de Vida indican que cualquier reduccionismo a un concepto monofactorial de tipo físico
(la salud) o psicológico (la satisfacción con la vida) resultaría poco acertado (Fernández-
Ballesteros y Zamarrón, 2007). Esta idea, parte de que la vida es multidimensional y su
calidad ha de serlo también (Blanco, 1985; Walker, 2005).
97
Además de la falta de clarificación, en el proceso de desarrollo del concepto de calidad
de vida ha habido numerosas polémicas. Se ha polemizado, por ejemplo, sobre si se
deben tener en cuenta los factores subjetivos o integrarlos con los factores objetivos.
Ante esta situación, una propuesta de definición de calidad de vida debería incluir la
utilización de indicadores subjetivos y objetivos. Esta sería la forma de integrar la
percepción y valoración subjetiva en una serie de condiciones personales y sociales, y
aspectos objetivos de esas mismas dimensiones tal y como se observa en la siguiente
figura (Fernández-Ballesteros y Zamarrón, 2007).
Los retos que plantea el estudio de la calidad de vida son numerosos. En primer lugar,
existe una clara necesidad de alcanzar una definición unívoca que permita a los
investigadores realizar estudios comparables con otros y en el tiempo.
Los trabajos realizados hasta la fecha, no obstante, han resultado muy beneficiosos para
la sociedad y han contado con el rigor científico necesario (Benítez, 2016). En este
98
sentido, son numerosas las investigaciones que evalúan la calidad de vida en personas
con deterioro cognitivo o demencia, ya sea leve, moderada y grave (O´Rourke, Duggleb,
Fraser y Jorke, 2015).
Finalmente, son pocos los artículos que se han ocupado de tener en cuenta la calidad de
vida citada por la OMS (2002) como pilar fundamental para el estudio del
envejecimiento, de hecho, únicamente se han identificado 8 artículos en Medline al
emplear el término de búsqueda “active ageing” como palabra clave teniendo en cuenta
la definición de la OMS, así como la clara tradición por el estudio de sus relaciones con
la salud (Dow y Gaffy, 2015). Por todo ello, se considera relevante seguir profundizando
en este tema, tal y como hacemos en esta investigación. Igualmente, y por las
connotaciones subjetivas que conlleva, también es importante estudiar la satisfacción
con la vida de las personas mayores, y que a continuación desarrollaremos.
99
Este enfoque de la Psicología clásica, según Seligman y Csikszentmihalyi (2000), ha
hecho que se descuiden aspectos positivos tales como el bienestar, la satisfacción, la
esperanza, el optimismo y la felicidad.
Por su parte, Carballeira, González y Marrero (2015) señalan que el bienestar subjetivo
lo integran dos componentes de la satisfacción con la vida: uno cognitivo y otro afectivo.
Dicho bienestar subjetivo está cerca de otros conceptos de larga tradición como la
satisfacción vital, que hace referencia a la experiencia subjetiva de la felicidad
(Meléndez et al. 2008). Por todo ello, la satisfacción con la vida se puede definir como
un proceso de juicio mediante el cual los individuos valoran la calidad de vida según sus
criterios (Pavot y Diener, 1993).
Otro autor (Wills, 2009) indica que “el bienestar subjetivo explora las evaluaciones,
tanto positivas como negativas, de cómo las personas experimentan sus vidas”. La
satisfacción vital engloba el bienestar subjetivo, relacionado con un componente
emocional y, a su vez, con sentimientos de placer/displacer que experimenta la persona
(felicidad/infelicidad) tal y como se observa en la figura 21 (Diener y Lucas, 1999; Flecha-
García, 2015).
100
Sentimientos placer /
displacer
Componente emocional o
afectivo
En cualquier caso, satisfacción con la vida y bienestar subjetivo son dos conceptos
emocionales considerados resultado de complejos procesos de autorregulación del
individuo (Higgins, Grant y Shah, 1999). La satisfacción con la vida, en concreto, es un
constructo fundamental en el estudio psicosocial del envejecimiento (Fernández-
Ballesteros et al. 2009).
101
En esta línea, Lyubomirsky, King y Diener (2005) indican que las personas que sienten
más emociones positivas, poseen una tendencia a tener éxito en distintos ámbitos de la
vida. Estas cuestiones, están sin duda, ligadas a los recursos personales que se asocian, a
su vez, con resultados adaptativos.
102
de las emociones más positivo (Isaacowitz y Smith, 2003; Gross, Carstensen, Tsai,
Skorpen y Hsu, 1997; Pinquart, 2001).
Así, otros estudios también destacan este hecho: a pesar de las dificultades que conlleva
el envejecimiento (deterioro físico, pérdida de amigos y familiares), las personas
mayores no manifiestan un descenso en el bienestar o satisfacción con la vida (Caprara,
Steca y Caprara, 2009), gracias a las particularidades del proceso de envejecer antes
descritas, como es una mejor regulación emocional (Gross et al. 1997; Lawton, Kleban y
Dean, 1993; Lawton, Klebam, Rejagopal y Dean, 1992) y un equilibrio entre afecto
positivo y negativo (Ryff, 1989b).
Efklides, Kalaitzidou y Chankin (2003), por su parte, indican que estas formas de evaluar
los acontecimientos compensan la disminución de los recursos cognitivos porque la
adaptación a la vejez, implica también la adaptación de las capacidades y un mayor
control emocional (Carstensen, Fung y Charles, 2003).
En este sentido, Fredickson (2001, p. 219) postula un modelo teórico llamado la teoría
de la ampliación construcción que indica que “ciertas emociones positivas discretas,
103
como la alegría, interés, satisfacción, orgullo y amor, comparten la capacidad de ampliar
repertorios de pensamiento y acción, así como de construir recursos personales
duraderos, desde los físicos, intelectuales a sociales y psicológicos, que funcionan como
reserva para hacer frente a futuras amenazas”.
Sin embargo, las investigaciones realizadas hasta la fecha sobre la satisfacción con la
vida son escasas en personas mayores y, en muchas ocasiones, inconsistentes
(Etxeberría, 2016). De ahí que la presente tesis centre parte de su estudio en este tema.
Una de las pocas investigaciones al respecto es, precisamente, de Etxebarría.
Este autor indica que las personas de entre 65 y 74 años poseen menor satisfacción con
la vida respecto a los de 85 a 94 años. Otras investigaciones (Mroczek y Spiro, 2005)
también destacan este dato. En contraposición con los estudios expuestos, Ramírez y
Lee (2012) indican que dadas las pérdidas que acontecen en la vejez, disminuye la
capacidad para percibir los aspectos positivos de la vida en general, por lo que es de
gran valor definir los aspectos que influyen en la satisfacción vital en la tercera edad y
así influir en la calidad de vida positivamente.
Por su parte, Maher, Pincus, Ram y Conroy (2015) también destacan los bajos niveles de
satisfacción con la vida en las personas mayores, y Frijters y Beatton (2012) hacen
hincapié en que la satisfacción sigue una trayectoria estable hasta los 50 años y es a
partir de los 60 cuando decrece.
Maciá, Duboz, Montepare y Gueye (2015), por su parte, pusieron de manifiesto una idea
más positiva al destacar que, con la edad, los adultos mayores expresan mayor
satisfacción con la vida. Asimismo, los autores señalan que las mujeres mayores están
más satisfechas que los hombres de edad avanzada. A su vez, su investigación arrojó un
104
dato interesante y previsible: las condiciones económicas son un predictor importante
de la satisfacción con la vida, junto con las buenas relaciones sociales.
105
Finalmente, cabe destacar, tal y como indica Guillén y Angulo (2016), que las
investigaciones centradas en el estudio del bienestar psicológico en practicantes de
ejercicio físico han sido escasas, dada la naturaleza multifacética y compleja del
constructo de bienestar y, por ello, su estudio se ha dirigido más a deportistas o
personas jóvenes.
Así, según Perales et al. (2014), de 3.625 individuos mayores de 50 años, un 34% de
personas mayores españolas están en condiciones crónicas de salud, en contraposición
con Polonia y Finlandia, con unos porcentajes de 28% y 26%, respectivamente. Esto
implica la necesidad de tomar acciones preventivas para alcanzar una vejez sin
106
discapacidad. Y este logro por un envejecimiento activo, puede ser alcanzado a través
de diferentes acciones, entre las que se encuentra la práctica de ejercicio físico
(Zamarrón, 2007).
Así, el mantenimiento de las personas mayores con buena calidad de vida, mejorando
su bienestar y reduciendo la carga en cuidados, es uno de los mayores retos de la
sociedad actual (Carmel et al. 2016). Y entre los factores que pueden ayudarnos a
prevenir la enfermedad y la discapacidad, se encuentra el ejercicio físico.
La actividad física abarca el ejercicio, pero también otras actividades que entrañan
movimiento corporal, y se realizan como parte de los momentos de juego, del trabajo,
de formas de transporte activas, de las tareas domésticas y de actividades recreativas.
Mientras que hablamos de deporte cuando el ejercicio es reglado y competitivo.
La OMS (2015) también señala que cada vez más, hay más indicios de que algunos
hábitos clave relacionados con la salud, como la actividad física, pueden tener gran
influencia en la capacidad intrínseca de la vejez. Este mismo organismo indica que la
actividad física aporta muchos beneficios, y entre ellos, destaca el aumento de la
longevidad.
En esta línea, recientemente, Arem et al. (2015) ponen de manifiesto que las personas
que dedican 150 minutos por semana, a realizar actividad física de intensidad
moderada, presentaban una reducción del 31% de la mortalidad, en comparación con
las que son menos activas. La OMS añade numerosos beneficios que aporta la práctica
de actividad física, como la mejora de la capacidad física y mental, al preservar la
107
capacidad muscular y función cognitiva, reducción de la ansiedad y depresión, mejora
de la autoestima y de la respuesta social (es decir, facilita una mayor participación de
redes sociales y vínculos intergeneracionales).
Sin embargo, esta falta de interés, no se corresponde con los enormes beneficios que,
según las directrices de Heidelberg indica, para promover la actividad física entre las
personas mayores, del European Group for Research into Elderly and Physical Activity
108
(EGREPA), grupo de la OMS dedicado exclusivamente a la promoción del ejercicio físico
en el envejecimiento, tiene la práctica de actividad físico-deportiva en las personas
mayores, a corto y a largo plazo, y en distintos niveles: fisiológico, psicológico y social
(Meléndez y Schofield, 1997).
Además, la actividad física no solo mejora los aspectos físicos de las personas mayores,
también se ha demostrado que afecta positivamente al bienestar mental (auto-
109
percepción y estado de ánimo) y reduce la ansiedad y el estrés (Chodzko-Zajko et al.
2010; Windle, 2014).
En concreto, las personas que realizan de tres a cinco veces el mínimo recomendado,
tuvieron una reducción cerca del 40% del riesgo de morir. El beneficio alcanzó un
máximo de alrededor de 22.5 a 40 horas MET (Metabolic equivalent of task) por
semana. Las personas que hacían ejercicio, aunque fuera inferior al mínimo
recomendado, y gastaron de 0.1 a <7.5 horas MET por semana, con actividad moderada
a vigorosa, tuvieron una reducción del 20% en el riesgo de mortalidad.
En esta línea, Rowe y Khan (1998) también ponen de manifiesto la asociación negativa
entre ejercicio físico y mortalidad, lo que influye en la longevidad, tanto en aquellas
personas que realizan ejercicio regular a lo largo de su vida, como en las que comienzan
a practicarlo en la vejez. En este sentido, Pahor et al. (2006) indican que el ejercicio
mejora la fuerza muscular, la flexibilidad y el equilibrio, a la par que optimiza y
compensa el declive en el funcionamiento físico, incluso en personas muy mayores de
entre 72 y 98 años de edad (Fiatarone et al. 1994).
110
Estos resultados concuerdan con los obtenidos por el estudio europeo sobre
envejecimiento saludable (HALE) que pone de manifiesto que las personas de entre 70 y
99 años que realizan actividad física, muestran un 35% menos de riesgo de mortalidad y
menor prevalencia de dependencia.
Asimismo, entre los efectos nocivos de la inactividad física se encuentra que podría ser
responsable del 20% del riesgo de desarrollo de demencia (Norton, Matthews, Barnes,
Yaffe y Brayne, 2014). Otros autores señalan que también la actividad física vigorosa
reduce el riesgo de demencia entre un 19%-22%, y la moderada entre un 11%-15%
(Diep, Kwagyan, Kurantsin-Mills, Weir y Jayam-Trouth, 2010).
Además, un nivel alto de actividad física, incluso en los adultos mayores que ya padecen
insuficiencia cardíaca crónica, puede mejorar la función física y, por lo tanto, reducir la
morbilidad y la mortalidad. Una variedad de actividades físicas adaptadas a esta
situación parecen apropiadas para esta población, aunque padezcan enfermedades
cardiovasculares (Floegel y Perez, 2016).
Palacios-Ceña y Salvadores (2010) señalan que, los motivos por los que las personas
mayores no realizan ejercicio son la falta de apoyo social, el déficit de conocimiento
acerca de las actividades físicas adecuadas, la mala salud y la falta de oportunidades
para realizar un ejercicio físico adecuado.
Como muestra la figura 22, los países mediterráneos son los que muestran mayor
inactividad física. Todos ellos poseen una tasa por encima del 20% de la población.
111
Entre ellos, destaca Polonia y Portugal, donde más de un tercio de las personas
mayores de 60 años no practican actividad física.
Figura 22. Prevalencia de la inactividad física ajustada según la edad en personas a partir de 60
años por países. Fuente: Múnich Center for the Economics of Aging (2013).
En este sentido, el incremento de la actividad física entre las personas mayores como
medida para retrasar la morbilidad, es un enfoque de los más importantes en materia
de salud en la actualidad (Bauman, Merom, Bull, Buchner y Fiatarone, 2016). Este hecho
se refleja en el Informe Mundial sobre el Envejecimiento y Salud (OMS, 2015). Algunos
112
autores llegan a definir el ejercicio como la “polipíldora” más importante para preservar
la salud física y mental (Taylor y Pescatello, 2016).
Y, sin embargo, solo unas pocas personas mayores acumulan 30 minutos de actividad
física de intensidad moderada a vigorosa cinco o más días de la semana, y solo el 30%,
declaró tener más de diez minutos de actividad moderada a vigorosa en el mes anterior
(Colley et al. 2009).
Por todo ello, tanto las organizaciones internacionales que han elaborado The
Heidelberg Guidelines for Promoting Physical Activity Among Older Persons (OMS, 1997,
1999, 2004) y Global Strategy o European Network for Health Enhancing Physical
Activity (HEPA) como desde los Centers for Disease Control Prevention (2004) y el
Canadian Fitness and Life Style Institute (2001) consideran que el fomento del ejercicio
físico entre las personas mayores es primordial para conseguir un envejecimiento
activo. Muchos de los estudios que han desarrollado estas instituciones, confirman que
la actividad física es un requisito indispensable para el envejecimiento con éxito
(Fernández-Ballesteros, 2009; Lehr et al. 2009).
Al respecto, Bohórquez et al. (2014) señalan que el sedentarismo está relacionado con
la disminución de las capacidades físicas, cognitivas y psicológicas (Guillén y Sánchez,
2010). Sin embargo, los resultados no son concluyentes ya que, como se ha comentado
113
anteriormente, existe cierta confusión en las definiciones y los instrumentos utilizados
en el área. Además, muchos estudios no restringen su investigación a las personas
mayores, por lo que es difícil evaluar el alcance de la relación entre la actividad física y la
calidad de vida para esta población específica.
Otras cuestiones que hay que tener en cuenta es que el estudio de la actividad física y la
calidad de vida en personas mayores se han centrado, generalmente, en poblaciones
con enfermedades cardiovasculares, artritis, enfermedades pulmonares o cáncer, entre
otras. También se han investigado mayoritariamente las relaciones existentes entre la
actividad física y la depresión (Adams et al. 2016; Reichert, Diogo, Vieira y Dalacorte,
2011).
Sin embargo, tal y como indica Ramírez-Vélez (2010) demostrar la asociación positiva
entre los niveles saludables de actividad física y la calidad de vida, podría proporcionar a
los individuos sanos mayor motivación para ser activos, y ese es el objetivo de esta tesis
doctoral.
114
En este sentido, y como estrategia, tal y como afirma Devereux-Fitzgerald, Pwell,
Dewhurst y French (2016), para aumentar el compromiso, las intervenciones deben
centrarse en la actividad física como un pasatiempo divertido, alegre, alcanzable para
los adultos mayores con beneficios relevantes a corto plazo.
Esta fue también una de las prioridades del II Plan Internacional de Acción sobre el
Envejecimiento (ONU, 2002). No obstante, aunque hay programas preventivos e
iniciativas europeas para incrementar el ejercicio físico, no existe un consenso en cómo
deben articularse los programas de envejecimiento positivo (Fernández-Ballesteros et
al. 2009), aunque sí existen algunos consejos o recomendaciones, realizados por
organismos internacionales, al respecto, tal y como se muestra en la figura 23.
Figura 23. Principales actividades físicas a realizar por las personas mayores. Fuente: Elaboración
propia a partir de datos de la OMS (2010).
115
Además, la OMS (2010) también realiza unas recomendaciones generales relativas a la
actividad física que deben desarrollar las personas mayores. En la tabla 4 se reflejan las
citadas recomendaciones.
116
Junto a ello, los beneficios de la práctica habitual de ejercicio físico puede aportar a las
personas mayores según el informe Physical Activity Guidelines for Americans (2008)
son importantes y de fuerte evidencia, tal y como se observa en la figura 24.
Figura 24. Evidencia de la práctica de actividad física en la salud. Fuente: Physical Activity
Guidelines for Americans (Gobierno USA), 2008.
Así pues, aunque la actividad física incrementa el bienestar psíquico, mejora las
aptitudes mentales, el bienestar subjetivo e incrementa las habilidades sociales y el
concepto de uno mismo (Lehr et al. 2009), entre otras cuestiones, que se han abordado
en este apartado, todavía no merece la atención necesaria por parte de la sociedad ni
de las instituciones.
117
farmacéutico y sanitario, y debería, por tanto, ser una prioridad en las políticas
gubernamentales de salud pública dedicadas a las personas mayores (Serrano-Sánchez
et al. 2013).
Por su parte, Ramírez y Lee (2012) indican la importancia de evaluar la satisfacción vital
en personas mayores que participen en actividades físico-deportivas. Además, la
influencia de la actividad física sobre la calidad de vida no ha recibido demasiada
atención por parte de los investigadores (Rodríguez-Romo et al. 2015). Finalmente,
Bohórquez et al. (2014) indican la necesidad de investigar las relaciones entre calidad de
vida, bienestar subjetivo y práctica de actividad física, así como el estudio concreto de la
cantidad de actividad física necesaria en personas mayores, y que forma parte de una
vía de investigación necesaria para el diseño de programas de mejora de la calidad de
vida de los mayores, que podría proporcionar a los individuos sanos, mayor motivación
para ser activos, y es el principal aporte novedoso de la presente tesis doctoral ante
dicha necesidad de estudio.
118
PARTE II
INVESTIGACIÓN
Capítulo 3
Objetivos e hipótesis
1. Objetivos
d) Conocer si la calidad de vida que tienen los mayores que son activos varía según
el nivel de actividad física que realizan.
121
e) Conocer si la percepción de la calidad de vida que tienen los mayores que son
activos varía según el nivel de actividad física que realizan.
f) Conocer si la satisfacción con la vida que alcanzan los mayores que son activos
varía según el nivel de actividad física que realizan.
2. Hipótesis
Los mayores que están activos realizan niveles relevantes de actividad física.
Los mayores que están activos, el nivel de actividad que ejercitan depende de la
edad que tengan, del sexo al que pertenecen, de la situación civil en la que se
encuentran y de las enfermedades que tienen diagnosticadas.
Los mayores que están activos alcanzan buenas valoraciones en las dimensiones
de la calidad de vida.
La valoración que realizan los mayores de los distintos aspectos de su calidad de
vida varía según la edad que tengan, el sexo al que pertenecen y la situación civil
en la que se encuentran.
Los mayores que están activos alcanzan niveles notables de satisfacción con su
vida.
122
La satisfacción con la vida que alcanzan los mayores que están activos varía
según la edad que tengan, el sexo al que pertenecen y la situación civil en la que
se encuentran.
Entre los mayores que están activos los que realizan niveles más elevados de
actividad física tienen una mejor valoración de su salud.
Entre los mayores que están activos los que realizan niveles más elevados de
actividad física se encuentran más integrados socialmente.
Entre los mayores que están activos los que realizan niveles más elevados de
actividad física cuentan con más habilidades funcionales.
Entre los mayores que están activos los que realizan niveles más elevados de
actividad física tienen más actividades y ocio.
Entre los mayores que están activos el nivel de actividad física que realizan no
afecta a la calidad ambiental que poseen.
Entre los mayores que son activos los que realizan niveles más elevados de
actividad física perciben que su calidad de vida es mayor.
Entre los mayores que son activos los que realizan niveles más elevados de
actividad física alcanzan una mayor satisfacción con la vida.
123
Capítulo 4
Material y método
1. Participantes
Asimismo, para abarcar todos los espacios donde las personas mayores pueden realizar
actividades físicas, se decidió completar la muestra con participantes captados en
espacios exteriores a los que habitualmente la población también acude para realizar
ejercicio físico, como son zonas verdes, grandes espacios abiertos o zonas deportivas.
En la selección de los centros a los que se les iba a exponer el proyecto se tuvieron en
cuenta dos consideraciones: que fueran centros que realizaran actividades orientadas a
personas mayores y, dado que había que acudir en varias ocasiones a cada sede, que
fueran fácilmente accesibles para los desplazamientos. Así, se seleccionaron 38 centros
125
a los que se solicitó su participación en el estudio; 18 de los centros contactados (el
47.4%) contestaron a la solicitud1.
Para todos los participantes se establecieron tres criterios de inclusión: a) que fueran
personas de 60 años en adelante, b) que fueran físicamente activos y c) que hiciera más
de un año que realizaban esa actividad física.
Inicialmente, decidieron incorporarse al estudio 613 participantes que fueron los que
recibieron los cuestionarios. Hubo 89 participantes que no devolvieron nunca sus
cuestionarios contestados. Tras la revisión de los cuestionarios cumplimentados, se
descartaron 127 participantes porque sus ejemplares contenían incongruencias
importantes, tenían ítems no contestados o era recomendable tras el resultado
obtenido del análisis estadístico exploratorio de los datos.
Finalmente, la muestra quedó formada por 397 personas mayores que, previamente,
habían rellenado el formulario de consentimiento informado de participación en el
estudio (Anexo II) y a los cuales se les garantizó la confidencialidad de los datos
obtenidos.
1
En el estudio participaron siete centros en Elche, tres centros en San Juan, dos centros en San Vicente del
Raspeig y un centro en L´Altet, en Callosa del Segura, en Crevillente, en Orihuela, en Torrellano y en
Torrevieja.
126
Tabla 5. Espacios y localidades en los que se ha obtenido la muestra.
Espacios Localidad n %
Altet 26 6.5
Callosa de Segura 13 3.3
Crevillente 12 3
Elche 172 43.3
Centros deportivos Orihuela 5 1.3
y sociales San Juan 36 9.1
San Vicente del Raspeig 8 2
Torrellano 13 3.3
Torrevieja 23 5.8
TOTAL CENTROS 308 77.6
Callosa del segura 3 0.8
Orihuela 16 4
Zonas exteriores
Torrevieja 70 17.6
TOTAL EXTERIORES 89 22.4
TOTAL 397 100
En el estudio han participado 397 participantes, de los cuales el 64.7% son mujeres
(n=257) y el 35.3% son hombres (n=140). La edad media de los participantes es de
69.65 años, siendo la edad mínima de 61 años y la máxima de 93 años. Respecto al
peso, las mujeres tienen una media de 66.86 kilos, mientras que en los hombres el peso
medio es de 78.88 kilos (Tabla 6).
127
Tabla 6. Estadísticos descriptivos de la variable edad y peso.
Peso 71.08 (12.05) 43 125 66.86 (10.55) 43 125 78.88 (10.71) 59 115
El estado civil que tienen la mayoría de los participantes es el de casados (66%), hay un
15.6% de los participantes que son viudos, el 7.8% son solteros, el 5.8% son divorciados
y el 4.8% tiene otro estado civil. En cuanto a los hijos, tienen una media de 1.95 hijos
128
por participante, aunque se ha registrado un 16.4% de los participantes que no tiene
ningún hijo (Tabla 7).
n %
Ninguno 65 16.4
1 hijo 55 13.9
2 hijos 160 40.3
3 hijos 84 21.1
4 hijos 22 5.5
5 hijos 8 2
6 hijos 3 0.8
M (DT) 1.95 (1.24)
Respecto a su situación de convivencia, los participantes del estudio viven con una
media de 1.36 personas más, aunque hay una parte importante de ellos (el 31.6%) que
viven solos (Tabla 8).
n %
Vive solo 125 31.6
Convive con 1 persona 105 26.5
Convive con 2 persona 89 22.4
Convive con 3 persona 59 14.9
Convive con 4 persona 13 3.3
Convive con 5 persona 5 1.3
M (DT) 1.36 (1.23)
129
Para analizar al apoyo social con el que cuentan los participantes se han considerado
dos aspectos: la cantidad de amigos que tienen y el número de personas que podrían
acudir a ayudarles si lo necesitaran. Los participantes tienen una media de 6.64 amigos
cada uno y cuentan con 6.46 personas de media que pueden proporcionarles asistencia
si lo requieren (Tabla 9).
Amigos que tienen los participantes Personas que les pueden ayudar
n % n %
No tiene amigos 37 9.4 Ninguna 25 6.3
Tiene entre 1 y 3 amigos 96 24.3 Entre 1 y 3 personas 112 28.2
Tiene entre 4 y 6 amigos 139 35.2 Entre 4 y 6 personas 128 32.2
Tiene entre 7 y 10 amigos 73 18.4 Entre 7 y 10 personas 78 19.7
Tiene entre 11 y 20 amigos 36 9.1 Entre 11 y 20 personas 50 12.6
Tiene entre 21 y 30 amigos 7 1.8 Entre 21 y 30 personas 2 0.5
Tiene entre 31 y 50 amigos 7 1.8 Entre 31 y 50 personas 2 0.5
M (DT) 6.64 (7.19) M (DT) 6.46 (5.88)
Por otra parte, en lo relativo a su situación laboral, el 90.4% de los participantes está
jubilado y hay un 7.1% que realiza algún tipo de trabajo que no está remunerado. En lo
que respecta a su situación económica, el 88.4% de ellos cobra una pensión de
jubilación y el 8.3% una pensión de viudedad. Además, hay un 3% de los participantes
que complementa sus ingresos con rentas que obtienen por el alquiler de inmuebles
(Figura 26 y 27).
130
Figuras 26 y 27. Situación laboral y económica de los participantes.
Para conocer cuál es el estado de salud de los participantes se han analizado dos
aspectos: los hábitos de vida que tienen que se pueden considerar poco saludables
(consumo de tabaco y alcohol) y su estado clínico (enfermedades físicas y psicológicas).
Respecto a sus hábitos, los participantes que han colaborado en el estudio, son
mayoritariamente no fumadores (91.7%) y solo un 4.3% fuma más de cinco cigarrillos
diarios. Además, la mitad de ellos, no consume nunca alcohol, aunque hay un 20.2% que
sí lo toma diariamente (Figuras 28 y 29).
131
Figuras 28 y 29. Hábitos de vida poco saludables de los participantes.
El análisis del estado clínico de los participantes determina que el 71.3% no padece
ninguna enfermedad física y el 87.9% carece de problemas psicológicos. Respecto a los
participantes que sí presentan dolencias, entre las físicas, las que tienen una mayor
incidencia son la artrosis (6.6%), la hipertensión (4.1%), la diabetes (3%) y la
osteoporosis (2.8%) (Tabla 10). En cuanto a las psicológicas, las más habituales son la
depresión (8.5%) y la ansiedad (2.8%) (Figura 30).
n %
Artrosis 26 6.6
Hipertensión 16 4.1
Diabetes 12 3
Osteoporosis 11 2.8
Artritis 8 2
Colesterol 4 1
Fibromialgia 4 1
Riñón 4 1
Taquicardia 4 1
132
Alergia 3 0.8
Escoliosis 3 0.8
Hipotiroides 3 0.8
Lumbalgia 3 0.8
Marcapasos 3 0.8
Migrañas 3 0.8
Arritmias 1 0.2
Bronquitis 1 0.2
Cáncer 1 0.2
Nictamus 1 0.2
Sordera 1 0.2
Tensión 1 0.2
Tiroides 1 0.2
TOTAL 114 28.7
Respecto a la actividad física concreta que realizan los participantes, la mitad de ellos
opta por hacer gimnasia, el 13.6% por bailar, el 12.6% por realizar algún tipo de
actividad acuática y el 10.8% por hacer yoga (Figura 31).
133
Figura 31. Actividad física principal de los participantes.
2. Procedimiento
Por una parte, se contactó a través de e-mail con los responsables de los 38 centros
alicantinos seleccionados para informarles del estudio que se iba a realizar y solicitarles
su colaboración en él. En cada uno de los centros que aceptaron cooperar (18), se
realizaron cuatro reuniones. En la primera reunión se concretaba con los responsables
del centro un día informativo para explicar el estudio al monitor/a y elegir el horario
más adecuado para exponérselo a los participantes.
En la segunda reunión se acudía con el monitor al aula para informar a los participantes
del estudio, de sus objetivos y de la utilización de los resultados para la investigación de
una tesis doctoral. Se ofreció a los asistentes que estuvieran interesados la posibilidad
de participar en la investigación de forma gratuita y voluntaria, y se les entregó una hoja
con el consentimiento informado que en la tercera reunión tenían que traer firmada los
que aceptasen participar.
134
En la tercera reunión la doctorando repartía los cuestionarios en el aula, explicaba cómo
había que contestarlos y aclaraba las dudas que se pudieran plantear, permaneciendo
en el aula con los participantes hasta que éstos terminaran de cumplimentarlos de
forma individual. Los cuestionarios se administraron después de que los participantes
realizaran la actividad física, en un ambiente tranquilo y de forma anónima. Finalmente,
se realizaba una cuarta reunión para recoger los cuestionarios que, algunos
participantes tenían pendientes de entregar y para agradecerles a todos su colaboración
en el estudio.
Por otra parte, se acudió a espacios externos a los que habitualmente acuden personas
mayores para realizar ejercicio físico. Se iniciaba el contacto con ellos preguntándoles si
tenían como hábito salir a andar, realizar actividades acuáticas o si participaban en
algún programa de mejora física. Cuando se confirmaba que cumplían todos los
requisitos de inclusión se les explicaba el estudio y sus objetivos, tal y como se había
hecho con los participantes de los centros deportivos. A los que aceptaron participar en
la investigación se les entregó un sobre con los cuestionarios que tenían que devolver
cumplimentados en una cita posterior que se fijaba en ese momento2.
2
Previo a la recogida de la muestra, y dado que no se iba a estar presente durante la cumplimentación de
los cuestionarios, se realizó un estudio piloto con 35 personas de 60 años en adelante para mejorar la
accesibilidad y comprensión del documento, lo que permitió realizar en el cuestionario los cambios
pertinentes y adecuarlo a las condiciones de la población objetivo.
135
3. Instrumentos
También se suministró una ficha de elaboración propia para recoger los datos de los
participantes relativos a aspectos sociodemográficos, del entorno social y familiar, de su
estado de salud y los relativos a hábitos de vida (Anexo III).
Así, en los niveles de actividad alta se considera a los participantes que realizan
diariamente al menos una hora más de actividad de intensidad moderada por encima
del nivel basal de actividad, o media hora de una actividad de intensidad fuerte por
encima de los niveles basales diarios.
136
actividad moderada o alta. Este cuestionario es recomendado por la OMS y se ha
utilizado frecuentemente en personas mayores (Milanovid, Sporis y Weston, 2015).
Está formado por 21 subescalas agrupadas en nueve escalas: Salud (salud subjetiva,
objetiva y psíquica), Integración social (satisfacción con la convivencia, frecuencia de las
relaciones sociales, satisfacción con las relaciones sociales), Habilidades funcionales
(autonomía funcional, actividades de la vida diaria), Actividad y ocio (nivel de actividad,
frecuencia de las actividades, satisfacción con las actividades), Calidad ambiental
(satisfacción con los elementos ambientales, satisfacción general con la vivienda),
Satisfacción con la vida, Educación, Ingresos y Servicios sociales y sanitarios (frecuencia
de utilización de servicios, satisfacción con la utilización de servicios).
137
El participante ha de valorar 71 ítems, casi todos construidos según escalas de
puntuaciones tipo Likert con 3, 4 o 5 opciones de respuesta, que evalúan el grado de
satisfacción o la frecuencia de distintos aspectos considerados. La duración del
cuestionario es de, aproximadamente, 20 minutos. Es un cuestionario altamente
recomendado para evaluar la calidad de vida (Fernández-Ballesteros y Zamarrón, 2007;
Santacreu, Bustillos y Fernández-Ballesteros, 2016).
Los niveles de consistencia interna de las escalas (alfa de Cronbach) oscilan entre 0.70 y
0.92.
Life Satisfaction Index, Index A. LSI-A. (Adams, 1969, adaptada al castellano por Stock,
Okun y Gómez, 1994).
La escala LSI-A original consta de 20 ítems y se utiliza como medida de operación válida
y confiable del bienestar psicológico entre adultos mayores. Tiene cinco dimensiones:
entusiasmo, propósito y fortaleza, congruencia entre deseo y posibilidad de alcanzar
metas, autoconcepto positivo y estado de ánimo (Neugarten, Havighurst y Tobin, 1961).
Esta escala fue revisada por Adams (1969) que la redujo a 18 ítems en los que los
participantes han de valorar su nivel de conformidad con unos valores de puntuación de
0 a 2 (0=En desacuerdo, 1=No sabe y 2=De acuerdo). La puntuación de la escala fluctúa
entre 0 y 36. En otras investigaciones para los mismos participantes ha sido una escala
utilizada con buenos resultados (Serrano et al. 2014).
4. Análisis de datos
138
Para conocer los niveles de actividad física, calidad de vida y satisfacción con la vida
que tienen los participantes de la muestra según sus características sociodemográficas
se han aplicado distintas pruebas estadísticas según los tipos de variables (análisis de
varianza de un factor, chi-cuadrado y prueba t para muestras independientes).
Los análisis de datos se han realizado con el paquete estadístico SPSS, versión 23.0.
3
Cohen, J. (1988). Statistical Power Analysis for the Behavioral Sciences (2nd ed.). Hillsdale, NJ: Lawrence
Erlabaum Associates.
139
Capítulo 5
Resultados
1. Actividad física, calidad de vida y satisfacción con la vida que tienen las
personas mayores
Los resultados de la escala IPAQ señalan que, el 46.1% de los participantes realiza una
actividad física alta, el 41.6% una actividad física moderada y el 12.3% una actividad
física baja (Figura 32).
141
Se ha analizado si la edad que tienen los participantes varía según el nivel de actividad
física que desarrollan, pero los resultados muestran que no existen diferencias
significativas entre las medias de edad en cada grupo de actividad física (Tabla 11).
Tabla 11. Medias (desviaciones típicas) y ANOVA de un factor de la edad de los participantes
según el nivel de actividad física.
Edad 183 69.15 (4.22) 165 69.83 (4.76) 49 70.92 (5.96) 2.37 .097
* Significación estadística
142
Si se analiza la actividad física que realizan los participantes según su situación civil,
mientras que los solteros y los casados realizan mayoritariamente una actividad alta (el
54.8% y el 49.2% respectivamente), los viudos y los divorciados ejercitan más una
actividad moderada (el 66.1% y el 47.8% respectivamente); los análisis muestran que
existen diferencias estadísticamente significativas en el ejercicio físico que se ejercita en
los diferentes estados civiles (χ2(6,N=378)=19.12; p=.004) aunque la asociación entre las
variables es de grado bajo (VCramer=.159) (Tabla 13).
Tabla 13. Nivel de actividad física según el estado civil de los participantes.
143
Tabla 14. Nivel de actividad física según el estado clínico de los participantes.
144
Tabla 15. Media y desviación típica de la escala y subescalas de salud de CUBRECAVI según el
sexo de los participantes.
Salud 397 3.15 (.48) 257 3.09 (.48) 140 3.26 (.46)
Salud subjetiva 397 2.78 (.82) 257 2.77 (.84) 140 2.81 (.77)
Salud objetiva 397 3.48 (.38) 257 3.44 (.36) 140 3.55 (.40)
Salud psíquica 397 3.19 (.66) 257 3.08 (.66) 140 3.41 (.60)
Para analizar la escala de salud según la edad (Tabla 16), se han diferenciado dos
grupos5: de 61 hasta 68 años y de 69 a 93 años. Las diferencias entre ambos grupos son
muy pequeñas tanto en la escala general de salud, como en la subescala objetiva y
psíquica.
4
Todas las subescalas de salud tienen una puntuación máxima de 4.
5
Se han distinguido dos grupos en función de la mediana de la edad de la muestra (Me=69).
145
Tabla 16. Media y desviación típica de la escala y subescalas de salud de CUBRECAVI según la
edad de los participantes.
En cuanto a la escala de salud según el estado civil de los participantes las diferencias de
medias son pequeñas y no significativas en la escala de salud general, en la subescala de
salud subjetiva y en la de salud objetiva (Tabla 17).
146
Tabla 17. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala y subescalas de salud de
CUBRECAVI según el estado civil de los participantes.
Salud 31 3.31 (.41) 262 3.15 (.49) 23 3.27 (.52) 62 3.05 (.47) 2.45 .063
Salud
31 3.03 (.75) 262 2.75 (.82) 23 3.04 (.88) 62 2.69 (.82) 2.11 .098
subjetiva
Salud
31 3.48 (.42) 262 3.49 (.38) 23 3.54 (.37) 62 3.45 (.33) .39 .759
objetiva
Salud
31 3.42 (.42) 262 3.21 (.69) 23 3.22 (.69) 62 3.02 (.63) 4.42 .007*
psíquica
* Significación estadística
Solo en la subescala de salud psíquica las diferencias entre los grupos son
estadísticamente significativas (F(3;66.76)=4.42; p=.007). En las comparaciones entre los
grupos se obtiene que las diferencias son estadísticamente significativas (t(82.99)=3.67;
p<.001) con un tamaño del efecto medio (d=.75), concretamente entre la salud psíquica
de los solteros (3.42) y la de los viudos (3.02) que es inferior, como se puede observar
en la siguiente figura.
147
1.2.2. Escala de integración social
Los participantes obtienen una alta puntuación en la escala de integración social (3.33),
siendo la puntuación de las mujeres ligeramente superior a la de los hombres, pero no
alcanzando a ser la diferencia de medias estadísticamente significativa (Tabla 18).
Tabla 18. Media y desviación típica de la escala y subescalas de integración social de CUBRECAVI
según el sexo de los participantes.
Total Mujeres Hombres
Integración Social 397 3.33 (.40) 257 3.34 (.39) 140 3.31 (.42)
Satisfacción con la
397 2.83 (.55) 257 2.81 (.57) 140 2.86 (.51)
convivencia
Frecuencia relaciones
397 3.67 (.77) 257 3.72 (.75) 140 3.59 (.81)
sociales
Satisfacción relaciones
397 3.55 (.53) 257 3.53 (.51) 140 3.58 (.56)
sociales
6
La puntuación máxima que se puede obtener en la subescala es 3.
7
La puntuación máxima que se puede obtener en la subescala es 4.
8
La puntuación máxima que se puede obtener en la subescala es 5.
148
efecto pequeño (d=.25), siendo menor la integración social en los participantes de más
de 68 años (3.28 frente a 3.38) (Tabla 19).
Tabla 19. Media y desviación típica de la escala y subescalas de integración social de CUBRECAVI
según la edad de los participantes.
N M (DT) N M (DT)
Integración social 194 3.38 (.37) 203 3.28 (.43)
Satisfacción con la
194 2.89 (.37) 203 2.77 (.67)
convivencia
Frecuencia
194 3.68 (.75) 203 3.67 (.79)
relaciones sociales
Satisfacción
194 3.56 (.51) 203 3.55 (.54)
relaciones sociales
En lo que respecta a las subescalas, tanto en la frecuencia con las relaciones sociales
como en la satisfacción con las relaciones sociales las diferencias de puntuación no son
significativas, pero en la subescala de satisfacción con la convivencia sí que se han
obtenido diferencias estadísticamente significativas entre las puntuaciones en personas
de 61 a 68 años (2.89) y las personas de más de 68 años (2.77) (t(319.27)=2.28; p=.023)
con un tamaño del efecto pequeño (d=.26) tal y como se observa en la figura 35.
149
Respecto a la escala de integración social según la situación civil de los participantes,
hay diferencias estadísticamente significativas en las puntuaciones de los participantes
(F(3, 374)=19.31; p<.001). En las comparaciones por pares, se observa que la
integración social de los solteros (2.91) es inferior a la de los casados (3.41) siendo las
diferencias significativas (t(291)=-7.45; p<.001) con un tamaño del efecto grande
(d=.87); que existen diferencias entre los solteros (2.91) y divorciados (3.33)
estadísticamente significativas (t(52)=-4.38; p<.001) con un tamaño del efecto grande
(d=1.21); y que también existen diferencias entre los solteros (2.91) y los viudos (3.43)
estadísticamente significativas (t(91)=-6.68; p<.001) con un tamaño del efecto grande
(d=1.40) como se observa en la siguiente figura.
150
efecto medio (d=.70); lo que sugiere una mayor satisfacción por parte de los
solteros respecto a los viudos.
151
Tabla 20. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala y subescalas de integración
social de CUBRECAVI según el estado civil de los participantes.
Integración
31 2.91 (.33) 262 3.41 (.36) 23 3.33 (.42) 62 3.43 (.32) 19.30 .000*
social
Satisfacción
con la 31 2.97 (.18) 262 2.86 (.49) 23 2.61 (1.03) 62 2.76 (.43) 4.68 .005*
convivencia
Frecuencia
de las
31 2.92 (.74) 262 3.73 (.74) 23 3.77 (.53) 62 4.09 (.57) 19.96 .000*
relaciones
sociales
Satisfacción
con las
31 2.62 (.59) 262 3.75 (.31) 23 3.55 (.42) 62 3.47 (.42) 42 .000*
relaciones
sociales
* Significación estadística
152
En el análisis de cada una de las subescalas de habilidades funcionales9, en la subescala
de actividades de la vida diaria (3.78) se alcanza una puntuación superior a la de la
subescala de autonomía funcional (3.59). Según el sexo de los participantes, no existen
diferencias significativas en la autonomía que tienen hombres y mujeres, pero sí en las
habilidades para realizar las actividades de la vida diaria (t(364.75)=3.22; p=.001) con
un tamaño del efecto pequeño (d=.34), teniendo los hombres mayores destrezas (3.87)
que las mujeres (3.73).
Habilidades
397 3.69 (.43) 257 3.65 (.46) 140 3.75 (.36)
Funcionales
Autonomía
397 3.59 (.60) 257 3.58 (.63) 140 3.62 (.54)
funcional
Actividades vida
397 3.78 (.48) 257 3.73 (.52) 140 3.87 (.37)
diaria
En cuanto a las habilidades funcionales según la edad, las diferencias entre ambos
grupos son estadísticamente significativas (t(387.81)=2.86; p=.004) con un tamaño del
efecto pequeño (d=.29), siendo las habilidades funcionales de los de hasta 68 años
(3.75) mayores a la de las personas de más de 68 años (3.63) tal y como se observa en
la siguiente figura.
9
Todas las subescalas de habilidades funcionales tienen una puntuación máxima de 4.
153
Figura 37. Habilidades funcionales por grupos de edad.
N M (DT) N M (DT)
Habilidades
194 3.75 (.38) 203 3.63 (.46)
funcionales
Autonomía
194 3.69 (.52) 203 3.51 (.66)
funcional
Actividades vida
194 3.81 (.44) 203 3.75 (.51)
diaria
154
Figura 38. Autonomía funcional por grupos de edad.
155
significativas (t(78.88)=3.45; p=.005) con un tamaño del efecto medio (d=.78); y
entre la de los divorciados (3.83) y la de los viudos (3.29) que también son
significativas (t(72.85)=4.34; p<.001) con un tamaño del efecto grande (d=1.02).
Tabla 23. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala y subescalas de habilidades
funcionales de CUBRECAVI según el estado civil de los participantes.
Habilidades
3.7 (.38) 3.7 (.39) 3.79 (.38) 3.40 (.49) 9.23 .000*
funcionales
Autonomía
3.7 (.59) 3.6 (.56) 3.83 (.39) 3.29 (.73) 6.46 .001*
funcional
Actividades
3.8 (.33) 3.84 (.38) 3.76 (.66) 3.51 (.66) 4.89 .004*
vida diaria
* Significación estadística
156
1.2.4. Escala de actividad y ocio
Las puntuaciones que han obtenido los participantes en esta escala10 son altas (2.80) y,
aunque la de los hombres (2.85) supera la de las mujeres (2.77), la diferencia entre
ambos no alcanza a ser significativa (Tabla 24).
Tabla 24. Media y desviación típica de la escala y subescalas de actividad y ocio de CUBRECAVI
según el sexo de los participantes.
Según el sexo de los participantes, los hombres declaran un nivel de actividad (3.44)
mayor que las mujeres (3.20), siendo la diferencia entre ellos estadísticamente
significativa (t(395)=2.11; p=.035) con un tamaño del efecto pequeño (d=.21); en
10
La puntuación máxima es 3.67.
11
La puntuación máxima es 3.
12
La puntuación máxima es 3.
13
La puntuación máxima es 5.
157
cambio, la frecuencia con la que realizan actividades de ocio es mayor en las mujeres
(2.31) que en los hombres (2.23), siendo la diferencia significativa (t(395)=-2.68;
p=.008) con un tamaño del efecto pequeño (d=.27) tal y como se puede observar en la
siguiente figura. En cuanto a la satisfacción con las actividades de ocio realizadas no hay
apenas diferencias entre ambos sexos.
En el análisis de la escala de actividad y ocio según la edad, las actividades de ocio de las
personas entre 61 y 68 años (2.85) son mayores a las de 69 años en adelante (2.75),
siendo la diferencia estadísticamente significativa (t(391.52)=2.33; p=.020) con un
tamaño del efecto pequeño (d=.24).
158
Tabla 25. Media y desviación típica de la escala y subescalas de actividad y ocio de CUBRECAVI
según la edad de los participantes.
N M (DT) N M (DT)
Frecuencia
194 2.29 (.26) 203 2.28 (.28)
actividades
Satisfacción
194 2.86 (.44) 203 2.82 (.49)
actividades
Tabla 26. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala y subescalas de actividad y ocio de
CUBRECAVI según el estado civil de los participantes.
Soltero Casado Divorciado Viudo
F p
N M (DT) N M (DT) N M (DT) N M (DT)
Actividad y
31 2.79 (.41) 262 2.82 (.44) 23 2.84 (.45) 62 2.73 (.44) .66 .571
ocio
Nivel
31 3.29 (1.07) 262 3.32 (1.07) 23 3.35 (1.15) 62 3.06 (1.02) .99 .395
actividades
Frecuencia
31 2.26 (.25) 262 2.28 (.27) 23 2.27 (.30) 62 2.30 (.29) .16 .920
actividades
Satisfacción
31 2.81 (.54) 262 2.84 (.47) 23 2.91 (.29) 62 2.84 (.41) .24 .862
actividades
* Significación estadística
159
1.2.5. Escala de calidad ambiental
Tabla 27. Media y desviación típica de la escala y subescalas de calidad ambiental de CUBRECAVI
según el sexo de los participantes.
Calidad ambiental 397 2.96 (.09) 257 2.95 (.10) 140 2.99 (.06)
Satisf. elementos
397 2.93 (.16) 257 2.91 (.19) 140 2.98 (.08)
ambientales
Satisf. general
397 3 (.07) 257 3 (.06) 140 2.99 (.08)
vivienda
Respecto a las subescalas, los participantes están totalmente satisfechos con su lugar de
residencia (3), y menos satisfechos con los elementos ambientales de la misma (2.93).
Teniendo en cuenta el sexo de los participantes, no hay diferencias entre ellos en la
satisfacción con su vivienda, pero sí las hay en la satisfacción con los elementos
ambientales, ya que los hombres (2.98) se muestran más satisfechos que las mujeres
(2.91), y esta diferencia es estadísticamente significativa (t(385.41)=5.20; p<.001) con un
tamaño del efecto medio (d=.53).
14
La puntuación máxima de la escala y subescalas es de 3.
160
En la calidad ambiental percibida según la edad (Tabla 28), las diferencias entre ambos
grupos son estadísticamente significativas (t(369.02)=-2.40; p=.017) con un tamaño del
efecto pequeño (d=.25), siendo superior la percepción de la calidad que tienen las
personas de más de 69 años (2.97 frente a 2.95). En las subescalas, también en la
satisfacción con los elementos ambientales, la diferencia es estadísticamente
significativa (t(321.64)=-3.21; p=.001) con un tamaño del efecto pequeño (d=.36) y
mayor en las personas de más de 69 años (2.96 frente a 2.91), mientras que no difieren
en ambas edades en la opinión general sobre su vivienda.
Tabla 28. Media y desviación típica de la escala y subescalas de calidad ambiental de CUBRECAVI
según la edad de los participantes.
N M (DT) N M (DT)
Satisfacción elementos
194 2.91 (.20) 203 2.96 (.12)
ambientales
161
satisfechos con los elementos ambientales que los solteros (2.82), y que esa diferencia
de valoración es estadísticamente significativa (t(32.83)=-2.99; p=.026) con un tamaño
del efecto grande (d=1.04).
Tabla 29. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala y subescalas de calidad
ambiental de CUBRECAVI según el estado civil de los participantes.
F p
N M (DT) N M (DT) N M (DT) N M (DT)
Calidad 2.91
31 262 2.97(.08) 23 2.93 (.12) 62 2.97 (.07) 3.21 .029*
ambiental (.12)
Satisfacción
2.82
elementos 31 262 2.95 (.14) 23 2.86 (.24) 62 2.93 (.14) 3.88 .013*
ambientales
(.23)
Satisf.
3
General 31 262 2.99 (.09) 23 3(.00) 62 3 (.00) .29 .830
vivienda
(.00)
* Significación estadística
162
Figura 40. Nivel de satisfacción con la vida de los participantes.
Tabla 30. Medias (desviaciones típicas) y ANOVA de un factor de la edad de los participantes
según el nivel de satisfacción con la vida.
Respecto al nivel de satisfacción según el sexo de los participantes, mientras que los
hombres manifiestan mayoritariamente mucha satisfacción (el 62.1% frente al 44% de
las mujeres), las mujeres declaran bastante satisfacción (el 49% frente al 35% de los
hombres) (Tabla 31); así, los resultados de los análisis muestran que existe relación
entre estas dos variables, y por tanto hay diferencias en el grado de satisfacción entre
hombres y mujeres que son estadísticamente significativas (χ2(2,N=397)=12.80; p=.002)
aunque la asociación entre las variables es de grado bajo (VCramer=.180).
163
Tabla 31. Nivel de satisfacción con la vida según el sexo de los participantes.
Tabla 32. Nivel de satisfacción con la vida según el estado civil de los participantes.
164
1.2.7. Nivel educativo
El nivel educativo de los participantes es bastante dispar, ya que hay un 36% de los
participantes que no terminó los estudios primarios, un 25.9% que concluyó los estudios
primarios, un 7.6% que realizó formación profesional, un 10.6% que cursó bachiller
elemental o superior y un 19.9% que cursó estudios de grado medio o universitarios. Si
analizamos si la edad de los participantes varía según el nivel educativo que han
alcanzado, los resultados muestran que no hay relación entre estas dos variables, y en la
tabla 33 se puede observar que las diferencias que existen son pequeñas.
N 81 52 13 20 37 203
> 68
% edad 39.9 25.6 6.4 9.9 18.2 100
años
% nivel 56.6 50.5 43.3 47.6 46.8 51.1
N 143 103 30 42 79 397
Total % edad 36 25.9 7.6 10.6 19.9 100
% nivel 100 100 100 100 100 100
Respecto al nivel educativo que tienen los participantes según el sexo, de los análisis
realizados se desprende que tampoco existe relación entre estas dos variables, ya que
como se refleja en la tabla 34, las diferencias que se han detectado son pequeñas.
165
Tabla 34. Nivel educativo según el sexo de los participantes.
En cuanto al grado educativo que tienen los participantes según su situación civil15,
mientras que los solteros tienen mayoritariamente estudios de grado medio o
superiores (el 61.3%) y entre los divorciados los que tienen estudios de grado medio o
superior también están muy presentes (34.8%), entre los viudos y los casados
predominan los que tienen hasta estudios primarios (el 82.2% y el 64.1%
respectivamente) (Tabla 35); se ha obtenido que existen diferencias estadísticamente
significativas en el nivel educativo en los diferentes estados civiles (χ2(6,N=378)=53.30;
p<.001) y la asociación entre las variables es de grado medio (VCramer=.266).
Tabla 35. Nivel educativo agrupado según el estado civil de los participantes.
Hasta Estudios de
FP o
estudios grado medio Total
bachiller
primarios o superiores
N 10 2 19 31
Soltero % estado civil 32.2 6.5 61.3 100
% N. educativo 4.2 3 26.4 8.2
N 168 53 41 262
Casado % estado civil 64.1 20.2 15.7 100
% N. educativo 70.3 79.1 56.9 69.3
Divorciado N 10 5 8 23
15
En este caso se ha reagrupado la variable del nivel educativo para estudiar si existe relación con la
variable del estado civil.
166
% estado civil 43.5 21.7 34.8 100
% N. educativo 4.2 7.5 11.1 6.1
N 51 7 4 62
Viudo % estado civil 82.2 11.3 6.5 100
% N. educativo 21.3 10.4 5.6 16.4
En el estudio del nivel de ingresos de los participantes, se obtiene que el 4.1% de los
participantes no dispone de más de 300 euros para pasar el mes, el 14.5% tiene entre
301 y 600 euros, el 37.5% entre 601 y 1.200 euros, el 23.2% entre 1.201 y 2.100 euros y
el 20.7% dispone de más de 2.100 euros mensuales.
Si analizamos si la edad de los participantes varían según sus ingresos, mientras que el
30.5% de las personas entre 61 y 68 años disponen de unos ingresos altos de entre
1.201 y 2.100 euros, entre las personas de más de 68 años sólo el 16.3% dispone de
ese nivel de ingresos (Tabla 36); en los análisis se obtiene que existe relación entre
estas dos variables (χ2(4,N=392)=13.52; p=.009) y la asociación entre las variables es
pequeña (VCramer=.186).
167
Por otra parte, el nivel de ingresos no depende del sexo de los participantes, ya que no
se ha hallado que exista relación entre estas dos variables y, además, las diferencias
recogidas entre hombres y mujeres son pequeñas, según se refleja en la tabla 37.
N 6 12 50 35 37 140
Hombre % sexo 4.3 8.6 35.7 25 26.4 100
% ingresos 37.5 21.1 34 38.5 45.7 35.7
N 10 45 97 56 44 252
Mujer % sexo 4 17.8 38.5 22.2 17.5 100
% ingresos 62.5 78.9 66 61.5 54.3 64.3
Tabla 38. Nivel de ingresos agrupado según el estado civil de los participantes.
Hasta 600 Entre 601 y Más de
Total
euros 1.200 euros 1.200 euros
N 3 9 19 31
Soltero % estado civil 9.7 29 61.3 100
% N. ingresos 4.3 6.3 11.9 8.3
16
En este caso se ha reagrupado la variable de nivel de ingresos para estudiar si existe relación con la
variable del estado civil.
168
N 36 101 120 257
% estado civil 14 39.3 46.7 100
Casado
% N. ingresos 51.4 70.6 75 68.9
N 2 10 11 23
% estado civil 8.7 43.5 47.8 100
Divorciado
% N. ingresos 2.9 7 6.9 6.2
N 29 23 10 62
Viudo % estado civil 46.8 37.1 16.1 100
% N. ingresos 41.4 16.1 6.2 16.6
En esta escala se distingue entre dos aspectos: la frecuencia de utilización que hacen los
participantes de los servicios sociales y sanitarios, y la satisfacción que alcanzan tras la
utilización de los mismos.
169
Tabla 39. Frecuencia de utilización de los servicios sociales y sanitarios según la edad de los
participantes.
Tabla 40. Frecuencia de utilización de los servicios sociales y sanitarios según el sexo de los
participantes.
170
En cuanto a la frecuencia de utilización de los servicios según su estado civil17, mientras
que los solteros y los viudos utilizan frecuentemente los servicios sociales y sanitarios
(el 60.7% y el 50.8% respectivamente), los casados y divorciados los utilizan sobre todo
ocasionalmente (el 62.9% y el 71.4% respectivamente) (Tabla 41); los análisis indican
que existen diferencias estadísticamente significativas en la frecuencia de uso según los
diferentes estados civiles (χ2(3, N=356)=9.76; p=.021) y que la asociación entre las
variables es pequeña (VCramer=.166).
Tabla 41. Frecuencia de utilización de los servicios sociales y sanitarios según el estado civil de
los participantes.
La satisfacción con los servicios sociales y sanitarios que tienen los participantes
es elevada, ya que el 22.4% de los participantes está muy satisfecho, el 53.1%
está bastante satisfecho, el 21.4% algo satisfecho y el 3% no se encuentra nada
satisfecho. Si se considera la satisfacción que tienen los participantes con los
17
Se han estudiado las diferencias entre los participantes que hacen uso de los servicios sociales y
sanitarios, ya sea ocasionalmente o frecuentemente, que son el 93.9% de los participantes.
171
servicios según la edad, el estadístico muestra que no hay relación entre las
variables (Tabla 42).
Tabla 42. Nivel de satisfacción con los servicios sociales y sanitarios según la edad de los
participantes.
Tabla 43. Nivel de satisfacción con los servicios sociales y sanitarios según el sexo de los
participantes.
172
En cuanto a la satisfacción que tienen los participantes con los servicios según su estado
civil18, los análisis también muestran que no existe relación entre estas variables (Tabla
44).
Tabla 44. Nivel de satisfacción con los servicios sociales y sanitarios según el estado civil de los
participantes.
Baja Alta
Total
satisfacción satisfacción
N 5 26 31
Soltero % estado civil 16.1 83.9 100
% frecuencia 5.5 9 8.2
N 62 200 262
Casado % estado civil 23.7 76.3 100
% frecuencia 68.9 69.5 69.3
N 6 17 23
Divorciado % estado civil 26.1 73.9 100
% frecuencia 6.7 5.9 6.1
N 17 45 62
Viudo % estado civil 27.4 72.6 100
% frecuencia 18.9 15.6 16.4
Adicionalmente, los participantes han enumerado sus preferencias sobre cuáles son los
aspectos determinantes de la calidad de vida. Así el componente “Tener buena salud”
es el que mayor porcentaje de participantes considera entre los más relevantes en la
calidad de vida (en concreto el 87.9% de los participantes), seguido de “Mantener
18
Se ha recodificado la satisfacción con los servicios sociales y sanitarios en dos niveles: baja y alta
satisfacción, dado el pequeño valor que alcanzan algunas frecuencias.
19
Para analizar este apartado se han eliminado aquellos casos en los que los participantes habían
realizado mal la enumeración de sus preferencias (principalmente por repetir en alguna ocasión las tres
primeras posiciones) quedando la muestra reducida a N=322.
173
buenas relaciones familiares y sociales” (el 69.3%), de “Poder valerme por mí mismo”
(el 58.1%) y de "Mantenerse activo” (el 42.5%) (Tabla 45).
Tabla 45. Posición de importancia en que los participantes sitúan los componentes de la calidad
de vida.
% participantes Posición de importancia
que incluyen el del componente en la
Componentes de la calidad de vida calidad de vida
componente entre
los tres primeros 1ª 2ª 3ª
Tener buena salud 87.9 72.7 10.9 4.3
Mantener buenas relaciones familiares y
69.3 5 33.5 30.8
sociales
Poder valerme por mi mismo 58.1 6.5 28.6 23
Mantenerme activo 42.5 6.5 12.4 23.6
Tener una vivienda buena y cómoda 11.5 0.3 5.9 5.3
Sentirme satisfecho con la vida 10.9 5 1.9 4
Tener oportunidades de aprender y
2.1 0.3 0.9 0.9
conocer nuevas cosas
Tener una buena pensión o renta 3.4 0.6 1.2 1.6
Tener buenos servicios sociales y
3.4 - 0.3 3.1
sanitarios
Asimismo, para el 72.7% de los participantes del estudio “Tener buena salud” es el
componente considerando como el más importante de todos en la calidad de vida.
174
Figura 41. Valoración de la calidad de vida de los participantes.
N 2 114 78 194
Hasta 68
% edad 1 58.8 40.2 100
años
% calidad 18.2 49.4 50.3 48.9
N 9 117 77 203
> 68 años % edad 4.4 57.7 37.9 100
% calidad 81.8 50.6 49.7 51.1
175
Tabla 47. Autovaloración de su calidad de vida según el sexo de los participantes.
N 3 76 61 140
Hombres % sexo 2.1 54.3 43.6 100
% calidad 27.3 32.9 39.4 35.3
N 8 155 94 257
Mujeres % sexo 3.1 60.3 36.6 100
% calidad 72.7 67.1 60.6 64.7
Tabla 48. Autovaloración de su calidad de vida según el estado civil de los participantes.
176
1.3 Satisfacción con la vida
En este apartado se tratará de conocer si las personas activas alcanzan niveles notables
de satisfacción con la vida, así como según su edad, sexo y estado civil.
Tabla 49. Media y desviación típica de la escala LSI según el sexo de los participantes.
Si se analiza la escala LSI según la edad de los participantes (Tabla 50), se observa que la
satisfacción obtenida es algo superior en los participantes de entre 61 a 68 años (22.95
frente a 21.80), pero las diferencias entre ambos grupos son pequeñas y no alcanzan a
ser estadísticamente significativas.
Tabla 50. Media y desviación típica de la escala LSI según la edad de los participantes.
177
En cuanto a la escala de satisfacción percibida, según el estado civil de los participantes
(Tabla 51), los análisis muestran que hay diferencias entre los grupos que son
estadísticamente significativas (F(3;374)=4.32; p=.005).
Tabla 51. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala LSI según el estado civil de
los participantes.
23.26 22.93
LSI 31 262 23 23.65 (5.52) 62 20 (6.94) 4.32 .005*
(5.96) (5.97)
* Significación estadística
En las comparaciones por pares se obtiene que las diferencias son estadísticamente
significativas (t(322)=3.39; p=.001) con un tamaño del efecto pequeño (d=.38) entre la
satisfacción manifestada por los casados (22.93) y la de los viudos (20) que es inferior
(figura 42).
178
2. Análisis de las dimensiones de la calidad de vida en personas mayores
según su nivel de actividad física
En este apartado se tratará de conocer si las personas más activas tienen una mejor
valoración de la salud.
Tabla 52. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala de salud de CUBRECAVI
según la actividad física de los participantes.
Salud 183 3.20 (.41) 165 3.14 (.49) 49 2.99 (.65) 2.54 .083
* Significación estadística
En este apartado se tratará de conocer si las personas más activas poseen una mayor
integración social.
179
Analizando las puntuaciones obtenidas por los participantes en la escala de integración
social según la actividad física realizada, en la tabla 53 se observa que las diferencias de
medias son muy pequeñas no alcanzando tampoco a ser estadísticamente significativas.
Tabla 53. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala de integración social de
CUBRECAVI según la actividad física de los participantes.
En este apartado se tratará de conocer si las personas más activas poseen una mayor
habilidad funcional.
Tabla 54. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala de habilidades funcionales
de CUBRECAVI según la actividad física de los participantes.
Alta Moderada Baja
F p
N M (DT) N M (DT) N M (DT)
Habilidades
183 3.79 (.34) 165 3.59 (.46) 49 3.63 (.52) 11.92 .000*
funcionales
* Significación estadística
180
En las comparaciones por pares se deduce que las diferencias detectadas están en las
habilidades funcionales de los que realizan un alto nivel de actividad física (3.79), que
son superiores a las habilidades de los que realizan un nivel moderado de actividad
(3.59), siendo esta diferencia estadísticamente significativa (t(299.55)=4.73; p<.001) con
un tamaño del efecto medio (d=.55) tal y como se observa en la siguiente figura.
En este apartado se tratará de conocer si las personas más activas poseen más
actividades y de ocio.
181
Tabla 55. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala de actividad y ocio de
CUBRECAVI según la actividad física de los participantes.
En las comparaciones por pares se obtiene que las diferencias se dan en los tres grupos
analizados. Así, las actividades y ocio de los que están en un nivel alto de actividad
física son mayores (2.99), a las de los que están en un nivel moderado (2.68), siendo
esta diferencia estadísticamente significativa (t(345.99)=7.07; p<.001) con un tamaño
del efecto medio (d=.76).
Las actividades y ocio de los participantes que están en un nivel moderado de actividad
física (2.68) son mayores a las de los que están en un nivel bajo (2.50), siendo la
diferencia significativa (t(80.22)=2.95; p=.004) con un tamaño del efecto medio (d=.66);
y las actividades y ocio de los participantes que están en un nivel alto de actividad física
(2.99) son mayores de las de los que están en un nivel bajo (2.50), siendo la diferencia
también estadísticamente significativa (t(84.05)=7.85; p<.001) con un tamaño del efecto
grande (d=1.71) tal y como se observa en la siguiente figura.
Figura 44. Actividad y ocio en grupos diferenciados por nivel de actividad física.
182
2.5. Escala de calidad ambiental
Tabla 56. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala de calidad ambiental de
CUBRECAVI según la actividad física de los participantes.
Para analizar si la calidad de vida que perciben los participantes de la muestra está
relacionada con el nivel de actividad física que realizan, se ha calculado la prueba chi-
cuadrado entre las dos variables y los resultados muestran que no son independientes
(χ2(4,N=397)=11.75; p=.020) aunque la asociación entre las variables es pequeña
(VCramer=.122).
183
Para concretar en qué niveles la actividad física está relacionada con la calidad de vida
percibida, hemos estudiado entre qué niveles de actividad hay significación estadística
con la autovaloración de la calidad de vida. De los distintos grupos analizados, se ha
obtenido que donde existen diferencias estadísticamente significativas, es entre el nivel
alto de actividad física con los niveles de actividad moderada y baja (χ2(2,N=397)=9.11;
20
p=.011), aunque con una asociación pequeña entre las variables (VCramer=.151) .
A continuación, hemos analizado entre qué niveles de calidad de vida están esas
diferencias estadísticamente significativas de actividad física. Los resultados indican que
existen diferencias estadísticamente significativas entre el nivel alto de calidad de vida
con los niveles medio y bajo de calidad de vida21 (χ2(1,N=397)=6.71; p=.010) con una
asociación pequeña entre las variables (Phi=.130) (cuando comparamos la alta actividad
física como grupo diferente de la actividad física moderada y baja, que tienen un
comportamiento homogéneo).
Por tanto, la proporción de participantes con alta calidad de vida que tienen alto nivel
de actividad, es significativamente superior, a la proporción de participantes con alta
calidad de vida y con actividad física moderada y baja. Además, para los niveles de
actividad moderada y baja, la autovaloración de la calidad de vida no depende de la
actividad realizada como se puede observar en la siguiente tabla.
Tabla 57. Autovaloración de la calidad de vida según el nivel de actividad física de los
participantes.
20
Siendo los niveles de actividad moderada y baja homogéneos.
21
Los niveles de calidad de vida media y baja tienen un comportamiento homogéneo respecto a la
actividad física.
184
N 8 99 58 165
Moderada % N. actividad 4.8 60 35.2 100
% Calidad 72.7 42.9 37.4 41.6
N 1 35 13 49
% N. actividad 2.1 71.4 26.5 100
Baja
% Calidad 9.1 15.1 8.4 12.3
Para estudiar si la satisfacción con la vida que tienen los participantes del estudio está
relacionada con el nivel de actividad física que realizan, se ha calculado un anova de un
factor entre las dos variables, y los resultados muestran que no existen diferencias
estadísticamente significativas en la valoración media de satisfacción con la vida que
hacen los participantes de los tres grupos de actividad física (Tabla 58).
Tabla 58. Media, desviación típica y ANOVA de un factor de la escala LSI según el nivel de
actividad física de los participantes.
LSI 183 23.16 (5.76) 165 21.8 (6.31) 49 21.29 (7.12) 2.97 .052
* Significación estadística
185
Capítulo 6
Discusión
Esta investigación trataba de conocer cuáles son los niveles de actividad física y de
bienestar en personas mayores de 60 años que están activas según sus características
para averiguar si ese bienestar estaba relacionado con el grado de actividad física que
realizaban. Como se ha comentado a lo largo de este trabajo, el tema se ha convertido
en uno de los ejes de la sociedad actual dado el envejecimiento de la población y las
consecuencias que esta acarrea. Numerosos autores otorgan la misma importancia al
tema escogido por la doctoranda (Etxeberría, 2016; García, Bohórquez y Lorenzo, 2014;
Guillén y Angulo, 2016).
De este modo, al cotejar los objetivos e hipótesis con los resultados obtenidos se
deducen las siguientes cuestiones:
Los resultados indican una proporción bastante elevada de los participantes que
realizan una actividad física moderada o alta, confirmando la hipótesis de que
187
una gran parte de las personas de más de 60 años en adelante físicamente
activas realizan niveles relevantes de actividad física. Sin embargo, estos
resultados contradicen los numerosos autores (Devereux-Fitzgerald et al. 2016;
Franco et al. 2015; García et al. 2014; García-Ferrando y Llopis-Boig, 2011;
Guillén y Angulo, 2016; Josefsson, Lindwall y Archer, 2014; Lindwall, Gerber,
Jonsdottir, Borjesson y Ahlborg, 2013), que sugieren que casi la mitad de las
personas mayores de 60 años son inactivas.
188
Una vez más, en este estudio se observan diferencias significativas entre
hombres y mujeres, en este caso, en la escala de salud y en las subescalas de
salud objetiva y psíquica, siendo mayor la salud de los hombres. Estos
resultados también se aproximan a los de Navarro, Calero y Calero-García
(2014). Asimismo, las diferencias según la edad en la subescala de salud
subjetiva también son significativas, siendo mayor la percibida por los que tienen
68 años o menos; y la salud psíquica percibida por los solteros frente a los
viudos.
Por otro lado, hay diferencias significativas en los tramos de edad en la escala de
integración social y en la subescala de satisfacción con la convivencia, siendo en
ambos casos, mayor la puntuación en los menores de 68 años; y, según el estado
civil, en la integración social, en la satisfacción con la convivencia, en la
frecuencia de las relaciones sociales y en la satisfacción con las relaciones
sociales, siendo los solteros los que presentan más diferencias con los demás
estados y los que menos puntuación obtienen (excepto en la satisfacción con la
convivencia que son los que obtienen mayor puntuación). Las diferencias son
significativas entre hombres y mujeres en la escala de habilidades funcionales, y
en la subescala de habilidades para realizar las actividades de la vida diaria,
teniendo los hombres más destrezas en ambos casos que las mujeres, siguiendo
la línea de los resultados encontrados por Navarro et al. (2014). También hay
diferencias significativas entre los tramos de edad en las habilidades funcionales
y en la autonomía funcional, siendo superiores las puntuaciones de las personas
de hasta 68 años. Por otra parte y, según su estado civil, hay diferencias
significativas en las habilidades funcionales, en la autonomía funcional y en las
habilidades para las actividades diarias, siendo los viudos los que menos puntúan
y los que, en las comparaciones con los demás estados, las diferencias tienen
habitualmente significación.
189
que los hombres tienen más nivel de actividad, las mujeres registran una
mayor frecuencia. Ello sugiere lo corroborado por Garrido et al. (2002) al
sugerir que las mujeres poseen mayores lazos afectivos y fuentes de apoyo.
Teniendo en cuenta la edad, son significativas las diferencias en la escala de
actividad y ocio, y en el nivel de actividad, siendo en ambos casos superiores las
actividades de las personas menores de 68 años.
190
vejez superior a la de las mujeres y los casados menor calidad de vida (López,
Banegas, Graciani, Herruzo y Rodríguez, 2005).
Además, una vez más, las diferencias en la satisfacción con la vida son
estadísticamente significativas entre hombres y mujeres (es mayor en los
hombres) y también considerando su estado civil (los casados están más
satisfechos que los viudos). El primero de los aspectos (la diferenciación según el
sexo) no concuerda con los resultados de algunos investigadores (Maciá et al.
2015; Montenegro y Soler, 2013).
191
Sin embargo, no hay diferencias significativas en la satisfacción obtenida según la
edad. Por tanto, se valida parcialmente la hipótesis de que las características
sociodemográficas son decisivas para la satisfacción con la vida de los
participantes activos, especialmente las relaciones sociales. Etxebarría (2016)
muestra, sin embargo, resultados contradictorios con los nuestros cuando señala
que las personas mayores de 85 años poseen menor satisfacción que grupos de
edad menor.
4) Cuarto objetivo: investigar la calidad de vida que alcanzan las personas mayores
según su nivel de actividad física
192
En cuanto a las habilidades funcionales de los participantes activos, éstas
presentan diferencias significativas según el nivel de actividad física que realizan,
siendo las habilidades funcionales de los participantes que realizan un nivel
alto de actividad física, superiores a las habilidades de los que realizan un nivel
moderado de actividad. Se confirma, por tanto, parcialmente la hipótesis de que
las personas mayores que desarrollan niveles más altos de actividad física
cuentan con más habilidades funcionales. Varma et al. (2014) arrojan resultados
similares al indicar que la actividad física mejora la función física,
independientemente de la intensidad realizada, así como la menor dependencia.
Sin embargo, las actividades y ocio de las personas mayores activas presentan
diferencias significativas según el nivel de actividad física que realizan, siendo
superiores las actividades y ocio del participante a medida que aumenta el nivel
de actividad física. Se confirma, por tanto, la hipótesis de que las personas
mayores que desarrollan niveles más altos de actividad física tienen más
actividades y ocio. Por su parte, la calidad ambiental de los participantes activos
no presenta diferencias significativas según el nivel de actividad física que
realizan. Se confirma, por tanto, la hipótesis de que el nivel de actividad física
que desarrollan las personas de 60 a 90 años es independiente de la calidad
ambiental que poseen.
193
calidad de vida. Resultados similares se han encontrado por Gómez-Piriz et al.
(2014). Otros estudios evalúan la calidad de vida en personas con deterioro
cognitivo o demencia, ya sea leve, moderada o grave (O´Rourke et al. 2015).
Estos autores sugieren que no existe claridad entre la intensidad de la actividad
física realizada y la calidad de vida.
6) Sexto objetivo: estudiar la satisfacción con la vida que alcanzan las personas
mayores según su nivel de actividad física
194
limitaciones que se han detectado en la investigación y se proponen líneas de
investigación futuras:
195
Ello implica un nuevo ámbito de estudio en el envejecimiento en
personas físicamente activas, alejado de la tendencia al estudio de la
enfermedad y el deterioro ligado a la vejez, muy reflejado en la literatura
científica.
Del mismo modo, sería interesante potenciar estos hábitos con el fin de
mejorar la adherencia a la práctica de actividad física, reforzando la
conducta para el mantenimiento de la salud. Asimismo, las
intervenciones dirigidas a un envejecimiento activo y saludable, podrían ir
más allá de los factores ambientales y adentrarse en las estrategias
compensatorias que previenen los déficit, dada la contribución de las
intervenciones recientes basadas en la psicología positiva a la
psicogerontología (Jiménez et al. 2016).
Finalmente, tal y como aseguran Dow y Gaffy (2015), hay que insistir en el
estudio de este tipo de intervenciones para mejorar el bienestar y la
calidad de vida de las personas mayores, lo que podría suponer una línea
de investigación futura, que estableciera intervenciones para comprobar
la clara evidencia de la mejora de estas variables. Estos estudios deberían
abordarse desde una metodología y diseño empleado rigurosos, desde
una perspectiva multidimensional que incluyera la monitorización de
aspectos psicobiológicos.
196
despierta menos interés que la juventud (Dow y Gaffy, 2015), al igual que la
situación de los mayores de determinadas zonas geográficas (en especial,
Estados Unidos) recibe más interés académico que los de otras. Por ello, tal y
como indica Müller, Ansari, Ale y Khoo (2015), es necesario ampliar el estudio
a otras zonas geográficas.
197
Capítulo 7
Conclusiones
A partir de los objetivos que se habían formulado y tras el análisis de los resultados de la
investigación, podemos extraer las siguientes conclusiones:
Los hombres mayores activos tienen mejor salud que las mujeres, aunque
todos crean que su salud es peor de lo que apunta la realidad.
Pese a que los hombres tienen un mayor nivel de actividades y ocio, las
mujeres realizan esas acciones con mayor frecuencia.
Los hombres están más satisfechos que las mujeres con la calidad ambiental
que tienen.
199
Para la mayoría de las personas mayores “Tener buena salud” es el
componente más importante para determinar la calidad de vida.
Los hombres mayores activos manifiestan estar más satisfechos con la vida
que las mujeres, y los casados también están más satisfechos que los viudos.
Los altos niveles de actividad física realizada por las personas mayores se
relacionan con una alta valoración de su calidad de vida.
200
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Withall, J., Stathi, A., Davis, M., Coulson, J., Thompson, J. L. y Fox, K. R. (2014). Objective
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Yorston, L. y Kolt, G. (2012). Physical Activity and Physical Function in Older Adults: The 45 and
Up Study. Journal of the American Geriatrics Society, 60(4), 719-725.
CONSENTIMIENTO INFORMADO
Nombre:________________________Apellidos:_________________________Teléfono:
Correo electrónico______________________DNI:______________________________
-Informar a la comunidad científica de la situación actual según los datos con el fin de
crear programas de promoción de la salud, teniendo en cuenta cuales son los
predictores del envejecimiento con éxito.
h. Marca con una cruz (X) qué nivel tienes en la actualidad o has tenido a nivel laboral:
Jubilación.
j. Marca con una cruz (X) la cantidad de cigarrillos diarios que tomas:
l. Escribe el número de las personas(0, 1, 2, 3 etc) que crees que podrían acudir a
ayudarte en alguna situación complicada (incluidos amigos y familiares):……………………..
ñ. ¿Tienes ahora o has tenido algún problema psicológico? En caso afirmativo, escribe el
nombre:………………………………………………………………………………..…………………………………
CUESTIONARIO INTERNACIONAL DE ACTIVIDAD FISICA
Piensa en todas las actividades intensas que realizaste en los últimos 7 días. Las
actividades físicas intensas se refieren a aquellas que implican un esfuerzo físico intenso
y que lo hacen respirar mucho más intensamente que lo normal. Piensa solo en aquellas
actividades físicas que realizaste durante por lo menos 10 minutos seguidos.
Por favor, piensa acerca de las actividades que realizas en tu trabajo, como parte de
tus tareas en el hogar o en el jardín, moviéndote de un lugar a otro, o en tu tiempo
libre para la recreación, el ejercicio o el deporte.
1. Durante los últimos 7 días, ¿cuántos días realizaste actividades físicas intensas tales
como levantar objetos pesados, cavar, hacer ejercicios aeróbicos o pedalear rápido
en bicicleta?
______ días por semana
3. Durante los últimos 7 días, ¿cuántos días hiciste actividades físicas moderadas como
transportar objetos livianos, pedalear en bicicleta a velocidad regular o jugar dobles
de tenis? No incluyas caminar.
______ días por semana
Piensa en el tiempo que dedicaste a caminar en los últimos 7 días. Esto incluye caminar
en el trabajo o en la casa, para trasladarse de un lugar a otro, o cualquier otra caminata
que podrías hacer solamente para la recreación, el deporte, el ejercicio o el ocio.
5. Durante los últimos 7 días, ¿Cuántos días caminaste por lo menos 10 minutos
seguidos?
______ días por semana
Ninguna caminata Vaya a la pregunta 7
La última pregunta es acerca del tiempo que pasaste sentado/a durante los días hábiles
de los últimos 7 días. Esto incluye el tiempo dedicado al trabajo, en la casa, en una
clase, y durante el tiempo libre. Puedes incluir el tiempo que pasaste sentado/a ante un
escritorio, visitando amigos, leyendo, viajando, o sentado/a o recostado mirando la
televisión.
6. Durante los últimos 7 días ¿cuánto tiempo pasaste sentado/a durante un día de la
semana?
______ horas por día
Aquí hay algunas informaciones de la vida en general, sobre las cuales la gente opina de modo
diferente. Indica tu opinión. Di si estás de acuerdo o en desacuerdo. Marca con una cruz (X).
1. A medida que pasan los años, las cosas parecen mejores de lo que pensé que serían. A ¿? D
2. He tenido más oportunidades en la vida que la mayoría de las personas que conozco. A ¿? D
3. Esta es la etapa más monótona de mi vida. A ¿? D
4. Soy tan feliz como cuando era más joven. A ¿? D
5. Mi vida podría ser más feliz de lo que es ahora. A ¿? D
6. Estos son los mejores años de mi vida. A ¿? D
7. La mayoría de las cosas que hago son aburridas o monótonas. A ¿? D
8. Espero que en el futuro me ocurran algunas cosas interesantes y placenteras. A ¿? D
9. Las cosas que hago me parecen tan interesantes como antes. A ¿? D
10. Me siento viejo/a y un tanto cansado/a. A ¿? D
11. Cuando miro hacia atrás me siento bastante satisfecho/a. A ¿? D
12. No cambiaría mi vida pasada aunque pudiera. A ¿? D
13. Comparativamente con otra gente de mi edad, tengo buen aspecto. A ¿? D
14. He hecho planes sobre las cosas que haré dentro de un mes o un año. A ¿? D
15. Cuando pienso en mi vida pasada, me doy cuenta que no conseguí la mayoría de las A ¿? D
cosas que quise.
16. Comparativamente con otras personas, tengo ideas negativas demasiado a menudo. A ¿? D
SALUD
1. ¿Te sientes satisfecho/a con tu estado de salud? Marca con una cruz (X):
2. Para cada uno de los siguientes enunciados, elige la casilla que mejor describa CÓMO
TE SENTÍAS EN LAS DOS ÚLTIMAS SEMANAS. Marca con una cruz (X).
3. Para cada uno de los siguientes enunciados, elige la casilla que mejor describa CON
QUÉ FRECUENCIA TE OCURREN LAS COSAS QUE SE PREGUNTAN. Marca con una
cruz (X).
Casi
Nunca nunca A veces Frecuentemente
1.¿Te sientes deprimido/a, triste, indefenso/a,
desesperado/a, nervioso/a, angustiado/a?
2.¿Tienes problemas de memoria, como olvidar el
día
de la semana, lo que ha estado haciendo o dónde ha
puesto sus objetos personales?
3. ¿Te desorientas o pierdes en algún lugar?
INTEGRACIÓN SOCIAL
4. Indica en la actualidad dónde vives. Marca con una cruz (X).
Vivo solo/a en mi propio domicilio o en el de un familiar.
Vivo acompañado/a en mi propio domicilio o en el de un familiar.
Vivo en una residencia de ancianos y no comparto habitación con nadie.
Vivo en una residencia de ancianos y si comparto habitación con alguien.
5. ¿En qué medida estás satisfecho/a con la relación que mantienes con la
persona con quien vives o compartes habitación (en el caso de residentes)?
Marca con una cruz (X):
Satisfecho/a. Indiferente. Insatisfecho/a.
6. Marca con una cruz (X) CON QUÉ FRECUENCIA SUELES VER (PARA HABLAR O TOMAR
ALGO) A LAS SIGUIENTES PERSONAS:
7. Marca con una cruz (X) en qué medida estás SATISFECHO/A con la relación que
mantienes con las siguientes personas:
Satisfecho/a. Indiferente. Insatisfecho/a. No tengo.
1.Tu cónyuge.
2.Tus hijos/as.
3.Otros familiares.
4.Vecinos/as o personas de la
residencia.
5.Amigos/as.
HABILIDADES FUNCIONALES
8. ¿Cómo consideras que puedes valerte por ti mismo/a? Marca con una cruz (X):
9. Marca con una cruz (X) LA DIFICULTAD que tengas para las siguientes tareas:
3.Caminar.
ACTIVIDAD Y OCIO
10. Marca con una cruz (X) una de las siguientes opciones que mejor describa TU
NIVEL DE ACTIVIDAD DIARIA:
11. Marca con una cruz (X) la FRECUENCIA con la realizas estas actividades:
12. Marca con una cruz (X) el GRADO DE SATISFACCIÓN en la forma en la que ocupas
tu tiempo:
CALIDAD AMBIENTAL
13. Marca con una cruz (X) el GRADO DE SATISFACCIÓN que tienes con los
siguientes aspectos de la casa o residencia donde vives:
Satisfecho/a. Indiferente. Insatisfecho/a.
1.El ruido y silencio.
2.La temperatura.
3.La iluminación.
4.El orden y la limpieza.
5.El mobiliario.
6.Las comodidades (electrodomésticos etc.).
14. Marca con una cruz (X) el GRADO SATISFACCIÓN que tienes con la vivienda o
residencia en GENERAL.
15. Marca con una cruz (X) en qué medida estás satisfecho con la vida:
EDUCACIÓN
16. Marca con una cruz (X) el nivel máximo de estudios terminados:
INGRESOS
17. Marca con una cruz (X) los ingresos mensuales que entran en el hogar (entre todos
de forma conjunta):
18. Marca con una cruz (X) la FRECUENCIA en la utilizas los servicios sociales y
sanitarios que te ofrece la comunidad o residencia:
19. Marca con una cruz (X) el GRADO DE SATISFACCIÓN con los servicios sociales y
sanitarios que utilizas:
21. Marca con una cruz (X) como valoras tu propia calidad de vida: