Ultrafiltracion Glomerular
Ultrafiltracion Glomerular
1924 por Wearn y Richards. Primera fase de formación de la orina (orina primitiva). Mecanismo de transporte
pasivo
Para producir orina, las nefronas y los túbulos colectores desarrollan tres procesos básicos: filtración
glomerular, reabsorción tubular y secreción tubular (Figura 26.7):
1 Filtración glomerular. Es el primer paso en la producción de orina. El agua y la mayor parte de los solutos del
plasma atraviesan la pared de los capilares glomerulares, donde se filtran e ingresan en la capsula de Bowman
y luego, en el túbulo renal.
2 Reabsorción tubular. A medida que el líquido filtrado fluye a lo largo de los túbulos renales y los túbulos
colectores, las células tubulares reabsorben cerca del 99% del agua filtrada y diversos solutos útiles. El agua y
los solutos regresan a la sangre mientras esta fluye a través de los capilares peritubulares y los vasos rectos. El
término reabsorción se refiere al regreso de las sustancias a la corriente sanguínea, frente a absorción que
supone la entrada de sustancias nuevas en el cuerpo, como a través del tubo digestivo.
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3 Secreción tubular. A medida que el líquido filtrado fluye a lo largo de los túbulos renales y los túbulos
colectores, las células tubulares secretan otras sustancias, como desechos, fármacos y compuestos iónicos
presentes en concentraciones excesivas, hacia el líquido filtrado. Se advierte que la secreción tubular elimina
sustancias de la sangre.
Cada nefrona recibe una arteriola aferente, que se divide en una red capilar en forma de ovillo denominada
glomérulo (diminutivo de glomus, ovillo). Los capilares glomerulares se reúnen para formar la arteriola
eferente (e-, fuera), que transporta sangre fuera del glomérulo. Los capilares glomerulares son singulares
porque están situados entre dos arteriolas, en lugar de interponerse entre una arteriola y una vénula. Como
son redes capilares y también desempeñan una función importante en la formación de orina, los glomérulos se
consideran parte, tanto del aparato cardiovascular como del aparato urinario.
Las arteriolas eferentes se ramifican para formar los capilares peritubulares (peri-, alrededor de) que rodean
las porciones tubulares de la nefrona en la corteza renal. A partir de algunas arteriolas eferentes surgen
capilares largos en forma de lazos: los vasos rectos que irrigan las porciones tubulares de las nefronas en la
médula renal.
Después, los capilares peritubulares se reúnen para formar las vénulas peritubulares y más tarde las venas
interlobulillares, que también reciben sangre de los vasos rectos. A continuación, la sangre drena a través de
las venas arcuatas en las venas interlobulillares que transcurren entre las pirámides renales. La sangre
abandona el riñón a través de una única vena renal que sale por el hilio y desemboca en la vena cava inferior.
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Edad:
Los valores máximos de flujo sanguíneo renal se alcanzan sobre los 20-30
años y descienden gradualmente hasta alcanzar un 60% en las personas
ancianas.
3/ Presiones
La presión en la arteria renal es aproximadamente igual a la presión arterial sistémica, y la presión en la vena
renal es de media de 3-4 mmHg en la mayoría de las condiciones.
Presión en mmHg
Vaso Comienzo Final
Arteria renal 100 100
Arterias interlobular, arciforme e interlobulillar ≈100 85
Arteriola aferente 85 60
Capilares glomerulares 60 59
Arteriola eferente 59 18
Capilares peritubulares 18 8
Venas interlobular, interlobulillar y arciforme 8 4
Vena renal 4 ≈4
Un aumento de la resistencia en
cualquiera de los segmentos vasculares
de los riñones tiende a reducir el flujo
sanguíneo renal, mientras que una
reducción en la resistencia vascular
aumenta el flujo sanguíneo renal si las
presiones en la vena y arteria renales
permanecen constantes.
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4/ Regulación del flujo sanguíneo renal
La mayor parte de la resistencia vascular renal reside en tres segmentos principales: las arterias
interlobulillares, las arterias aferentes y las arteriolas eferentes.
La TFG (tasa de filtración glomerular) está regulada principalmente por el flujo sanguíneo que circula a través
de las arteriolas renales. Si la resistencia total de estas arteriolas aumenta, el flujo sanguíneo renal disminuye y
la sangre se deriva a otros órganos. El efecto del aumento de la resistencia sobre la TFG depende de dónde
ocurre el cambio de resistencia.
Si la resistencia aumenta en la
arteriola aferente (vasoconstricción
de la arteriola aferente), disminuye
el flujo sanguíneo, la presión capilar
y la TFG. Si la resistencia aumenta
en las arteriolas eferentes se forma
un dique de sangre frente a la
constricción del vaso produciendo
aumento de la presión capilar que
incrementa a su vez la TFG (líneas 1
y 2 del esquema de la figura).
Cuando la resistencia en las
arteriolas aferente o eferente
disminuye se producen los cambios
opuestos (líneas 3 y 4 del esquema
que aparece en la figura).
2. FILTRACIÓN GLOMERULAR
La filtración del plasma hacia el interior del túbulo renal es la primera etapa de la formación de orina. Este
proceso genera un filtrado cuya composición es similar a la del plasma pero sin la mayoría de las proteínas
plasmáticas. En condiciones normales, las células sanguíneas permanecen dentro del capilar, de manera tal que
el filtrado está compuesto sólo por agua y solutos.
1/ Membrana de intercambio
La filtración se lleva a cabo en el corpúsculo renal que está formado por los
capilares glomerulares rodeados por la cápsula de Bowman. Las sustancias
que salen del plasma deben pasar a través de tres barreras de filtración
antes de entrar en la luz tubular: el endotelio del capilar glomerular, una
lámina basal (membrana basal) y el epitelio de la cápsula de Bowman.
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La primera barrera es el endotelio capilar. Los capilares glomerulares son capilares fenestrados con grandes
poros que permiten que la mayoría de los componentes del plasma filtren a través del endotelio, pero lo
suficientemente pequeños como para evitar que las células sanguíneas salgan del capilar. Además, las
proteínas con carga negativa que
se encuentran sobre la superficie
del poro ayudan a repeler a las
proteínas plasmáticas también
de carga negativa.
Las células mesangiales glomerulares se encuentran entre los capilares del glomérulo y a su alrededor. Estas
células tienen proyecciones citoplasmáticas de filamentos similares a la actina que les permiten contraerse y
modificar el flujo sanguíneo a través de los capilares. Además, las células mesangiales secretan citosinas que
participan en los procesos inmunitarios e inflamatorios.
La porción de epitelio capsular que rodea a cada capilar glomerular está formada
por células especializadas llamadas podocitos que como las células mesangiales,
contienen fibras contráctiles conectadas con la lámina basal mediante integrinas.
Estas células tienen largas extensiones citoplasmáticas denominadas pedicelos
que nacen en el cuerpo principal de la célula. Estas
prolongaciones citoplasmáticas envuelven a los
capilares glomerulares y se entrelazan unos con
otros, dejando unas estrechas hendiduras de
filtración cerradas por una membrana.
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células hemáticas y proteínas que no podría salir del glomérulo. En realidad, sólo una quinta parte del plasma
que circula por los riñones se filtra en las nefronas. El resto junto con la mayoría de las células hemáticas y las
proteínas plasmáticas circula por los capilares peritubulares. El porcentaje del volumen plasmático total que
filtra hacia el interior del túbulo se denomina fracción de filtración.
Sin embargo, las hendiduras no corresponden a meros espacios abiertos, porque en su interior existe una
trama de fibras de tejido conjuntivo finas llamadas el diafragma en hendidura, que impide que las hendiduras
aumenten de tamaño cuando se someten a presión, al tiempo que mantienen la permeabilidad de las mismas.
El diafragma en hendidura es un componente importante del mecanismo de filtrado porque impide que
muchas macromoléculas grandes, como las proteínas, puedan pasar.
Los diafragmas de las hendiduras de filtración, que parecen una estructura continua cuando se observan con
el microscopio electronico, estan compuestos de numerosas proteinas, que incluyen nefrina (NPHS1), NEPH-1,
podocina (NPHS2), α-actina 4 (ACTN4) y CD2-AP). La hendiduras de filtración, cuya función principal es la de un
filtro selectivo por tamaño, impide que las proteínas y las macromoléculas atraviesen la membrana basal hacia
el espacio de Bowman.
Hacia el interior de la célula hay conexiones muy importantes: por ejemplo, con podocina, que también es una
proteína que forma parte de la membrana de filtración, y con otras, como CD2AP, con la cual se comunica a
nivel intracelular y se conecta hacia el interior de la célula en una cascada de transcripción de señales. Esta
cascada de señalización a través de kinasas, es importante para la sobrevida del podocito.
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Regulación hormonal de la tasa de filtración glomerular
Dos hormonas contribuyen a la regulación de la TFG. La angiotensina II la reduce, mientras que el péptido
natriurético atrial (ANP) la aumenta. La angiotensina II es un vasoconstrictor potente que constriñe tanto la
arteriola aferente como a la eferente y reduce el flujo sanguíneo renal, lo que a su vez desciende la TFG. Las
células de las aurículas secretan péptido natriurético atrial (ANP). La distensión de las aurículas, como sucede
cuando aumenta el volumen sanguíneo, estimula la secreción de ANP. Mediante la relajación de las células
mesangiales glomerulares, el ANP aumenta la superficie disponible para la filtración. La tasa de filtración
glomerular se eleva, a medida que se incrementa la superficie de filtración.
La membrana capilar glomerular es similar a la de otros capilares, excepto en que tiene tres capas principales
(en lugar de las dos habituales): 1) el endotelio del capilar; 2) una membrana basal, y 3) una capa de células
epiteliales (podocitos) rodeando a la superficie externa de la membrana basal capilar. Juntas, estas capas
forman la barrera de filtración que, a pesar de sus tres capas, filtra varios cientos de veces más agua y solutos
que la membrana capilar habitual. Incluso con esta elevada intensidad de filtración, la membrana capilar
glomerular evita normalmente la filtración de proteínas plasmáticas.
La elevada filtración a través de la membrana capilar glomerular se debe en parte a sus especiales
características. El endotelio capilar está perforado por cientos de pequeños agujeros, llamados fenestraciones,
similares a los capilares fenestrados que se encuentran en el hígado, aunque menores que las fenestraciones
del hígado. Aunque la fenestración es relativamente grande, las proteínas celulares endoteliales están dotadas
de muchas cargas negativas fijas que dificultan el paso de las proteínas plasmáticas.
Rodeando al endotelio está la membrana basal, que consta de una red de colágeno y fibrillas de
proteoglucanos que tienen grandes espacios a través de los cuales pueden filtrarse grandes cantidades de agua
y de solutos. La membrana basal evita con eficacia la filtración de proteínas plasmáticas, en parte debido a las
cargas eléctricas negativas fuertes de los proteoglucanos.
La parte final de la membrana glomerular es una capa de células epiteliales que recubre la superficie externa
del glomérulo. Estas células no son continuas, sino que tienen unas prolongaciones largas similares a pies
(podocitos) que rodean la superficie externa de los capilares. Los podocitos están separados por espacios
llamados poros en hendidura a través de los cuales se mueve el filtrado glomerular. Las células epiteliales, que
tienen también cargas negativas, restringen de forma adicional la filtración de las proteínas plasmáticas. De
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este modo, todas las capas de la pared capilar glomerular proporcionan una barrera a la filtración de las
proteínas plasmáticas.
2) Permeabilidad capilar
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4) Dinámica de la ultrafiltración glomerular
A medida que la sangre pasa desde la arteriola aferente a través de los capilares glomerulares hasta las
arteriolas eferentes, la concentración plasmática de proteínas aumenta alrededor de un 20%. La razón de este
aumento es que alrededor de una quinta parte del líquido en los capilares se filtra a la cápsula de Bowman, lo
que concentra las proteínas plasmáticas glomerulares que no se filtran. Suponiendo que la presión
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coloidosmótica normal del plasma que entra en los capilares glomerulares es de 28 mmHg, este valor
habitualmente aumenta a unos 36 mmHg en el momento en que la sangre alcanza el extremo eferente de los
capilares. Luego la presión coloidosmótica media de las proteínas plasmáticas en el capilar glomerular está a
medio camino entre los 28 y los 36 mmHg, o unos 32 mmHg.
Al aumentar el flujo sanguíneo renal, una fracción menor del plasma se filtra inicialmente fuera de los capilares
glomerulares, lo que provoca un incremento lento de la presión coloidosmótica glomerular y un menor efecto
inhibidor sobre la FG. En consecuencia, incluso con una presión hidrostática glomerular constante, una mayor
cantidad de flujo sanguíneo hacia el glomérulo tiende a aumentar la FG, y una menor intensidad del flujo
sanguíneo hacia el glomérulo tiende a reducirla.
5) Valores normales
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6) Fracción de filtración
La fracción del plasma que atraviesa las arteriolas aferentes de los riñones y se
transforma en filtrado glomerular es la fracción de filtración, calculada como el
cociente entre la TFG y el flujo plasmático renal.
A pesar de que la fracción de filtración típica normal oscila entre 0,16 y 0,2 (16-
20%), el valor varia en forma considerable, tanto en condiciones de salud como
de enfermedad. En promedio, el volumen diario de filtrado glomerular en los
adultos es de 150 L en las mujeres y de 180 L en los hombres. Más del 99% del filtrado glomerular retorna a la
corriente sanguínea por reabsorción tubular, de modo que solo 1-2 L se excretan como orina.
7) Regulación
La FG es normalmente de 180 l/día y la reabsorción tubular de 178,5 l/día, lo que deja 1,5 l/día de líquido que
se excreta en la orina. Si no hubiera autorregulación, un incremento relativamente pequeño en la presión
arterial (de 100 a 125 mmHg) provocaría un incremento similar de un 25% en la FG (de unos 180 a 225 l/día). Si
la reabsorción tubular permaneciera constante en 178,5 l/día, el flujo de orina aumentaría a 46,5 l/día (la
diferencia entre la FG y la reabsorción tubular), un incremento total de la orina de más de 30 veces. Debido a
que el volumen total de plasma es solo de unos 3 l, tal cambio agotaría rápidamente el volumen sanguíneo.
En realidad, los cambios en la presión arterial suelen ejercer un efecto mucho menor sobre el volumen de orina
por dos razones:
1) la autorregulación renal impide los grandes cambios en la FG que de otra forma se producirían, y
2) hay mecanismos adaptativos adicionales en los túbulos renales que provocan un incremento de su
reabsorción cuando la FG aumenta.
Los riñones tienen un mecanismo especial de retroalimentación que acopla los cambios en la concentración de
cloruro de sodio en la mácula densa al control de la resistencia arteriolar renal y la autorregulación de la FG.
Esta retroalimentación ayuda a asegurar una llegada relativamente constante de cloruro de sodio al túbulo
distal y ayuda a evitar las fluctuaciones falsas en la excreción renal que de otro modo tendrían lugar. En muchas
circunstancias, esta retroalimentación autorregula el flujo sanguíneo renal y la FG en paralelo. Pero debido a
que este mecanismo se dirige específicamente a estabilizar la llegada de cloruro de sodio al túbulo distal, hay
casos en que la FG se autorregula a expensas de cambiar el flujo sanguíneo renal. En otros casos, este
mecanismo puede inducir realmente cambios en la FG como respuesta a cambios primarios en la reabsorción
de cloruro de sodio en los túbulos renales.
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El mecanismo de retroalimentación tubuloglomerular tiene dos componentes que actúan juntos en el control
de la FG:
El complejo yuxtaglomerular consta de las células de la mácula densa en la porción inicial del túbulo distal y las
células yuxtaglomerulares en las paredes de las arteriolas aferentes y eferentes. La mácula densa es un grupo
especializado de células epiteliales en los túbulos distales que entra en estrecho contacto con las arteriolas
aferente y eferente. Las células de la mácula densa contienen aparato de Golgi, que son orgánulos secretores
intracelulares dirigidos hacia las arteriolas, lo que indica que estas células pueden estar secretando una
sustancia hacia ellas.
La reducción del cloruro de sodio en la mácula densa dilata las arteriolas aferentes y aumenta la liberación
de renina
Estos dos componentes del mecanismo de retroalimentación tubuloglomerular, que operan juntos por medio
de la estructura anatómica especial del aparato yuxtaglomerular, proporcionan señales de retroalimentación a
las arteriolas aferente y eferente para una autorregulación eficiente de la FG durante los cambios de la presión
arterial. Cuando ambos mecanismos funcionan juntos, la FG cambia solo unos puntos porcentuales, incluso con
grandes fluctuaciones de la presión arterial entre los límites de 75 y 160 mmHg.
Una acción constrictora preferente de la angiotensina II sobre las arteriolas eferentes ayuda a impedir
reducciones graves de la presión hidrostática glomerular y de la FG cuando la presión de perfusión renal se
reduce por debajo de lo normal. La administración de fármacos que bloquean la formación de angiotensina II
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(inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina) o que bloquean la acción de la angiotensina II
(antagonistas del receptor de la angiotensina II) puede provocar reducciones de la FG mayores de lo habitual
cuando la presión arterial renal se reduce por debajo de lo normal. Una complicación importante del uso de
estos fármacos para tratar a pacientes con una hipertensión debida a una estenosis de la arteria renal (bloqueo
parcial de la arteria renal) es un descenso intenso de la FG que puede, en algunos casos, provocar una
insuficiencia renal aguda. No obstante, los fármacos bloqueantes de la angiotensina II pueden ser sustancias
terapéuticas útiles en muchos pacientes con hipertensión, insuficiencia cardíaca congestiva y otros trastornos
mientras se vigile que no aparezcan en los pacientes descensos acentuados de la FG.
Otro mecanismo que contribuye al mantenimiento del flujo sanguíneo renal y de la FG relativamente
constantes es la capacidad de cada vaso sanguíneo de resistirse al estiramiento durante el aumento de la
presión arterial, un fenómeno denominado mecanismo miógeno. Los estudios realizados en vasos individuales
(sobre todo en arteriolas pequeñas) de todo el cuerpo han demostrado que responden a un aumento de la
tensión o un estiramiento de la pared con una contracción del músculo liso vascular.
El estiramiento de la pared vascular permite un mayor movimiento de los iones calcio desde el líquido
extracelular hacia las células, lo que provoca su contracción. Esta contracción impide una distensión excesiva
de la pared y al mismo tiempo, mediante un aumento de la resistencia vascular, ayuda a impedir un aumento
excesivo del flujo sanguíneo renal y de la FG cuando la presión arterial aumenta.
Aunque el mecanismo miógeno opera probablemente en la mayoría de las arteriolas del cuerpo, su
importancia en la autorregulación del flujo sanguíneo renal y de la FG ha sido cuestionada por algunos
fisiólogos porque este mecanismo sensible a la presión no tiene medio de detectar directamente por sí mismo
cambios en el flujo sanguíneo renal ni en la FG. Por otra parte, este mecanismo puede ser más importante para
proteger el riñón de lesiones inducidas por hipertensión.
Como respuesta a aumentos repentinos en la presión sanguínea, la respuesta de contracción miógena en las
arteriolas aferentes tiene lugar en unos segundos y, por tanto, atenúa la transmisión del aumento de la presión
arterial a los capilares glomerulares.
Otros factores que aumentan el flujo sanguíneo renal y la FG: ingestión elevada de proteínas y aumento de la
glucemia
Aunque el flujo sanguíneo renal y la FG son relativamente estables en la mayoría de las condiciones, hay
circunstancias en las que estas variables cambian significativamente. Por ejemplo, se sabe que una ingestión
elevada de proteínas aumenta el flujo sanguíneo renal y la FG. Con una dieta rica en proteínas de larga
duración, como la que contiene grandes cantidades de carne, los incrementos en la FG y en el flujo sanguíneo
renal se deben en parte al crecimiento de los riñones. Sin embargo, la FG y el flujo sanguíneo renal aumentan
también un 20-30% en las 1 a 2 h siguientes a la ingestión de una comida rica en proteínas.
Una posible explicación del aumento de la FG es que una comida rica en proteínas aumenta la liberación de
aminoácidos a la sangre, que se reabsorben en el túbulo proximal. Como los aminoácidos y el sodio se
reabsorben juntos en los túbulos proximales, la mayor reabsorción de aminoácidos también estimula la
reabsorción de sodio en los túbulos proximales. Esta reabsorción de sodio reduce la llegada de sodio a la
mácula densa, lo que desencadena un descenso mediado por retroalimentación tubuloglomerular de la
resistencia de las arteriolas aferentes. Este descenso de la resistencia arteriolar aferente eleva después el flujo
sanguíneo renal y la FG. Esta mayor FG permite mantener la excreción de sodio en cifras casi normales
mientras se incrementa la excreción de productos de desecho del metabolismo proteico, como la urea.
1) Concepto de aclaramiento
Por definición, el aclaramiento renal de una sustancia es el volumen de plasma que queda completamente
desprovisto de la sustancia por unidad de tiempo.
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Por así decirlo, el aclaramiento renal es un indicador de la función renal: evalúa la cantidad de plasma que es
totalmente depurada de una determinada sustancia por unidad de tiempo.
Volumen de x Concetración de
Aclaramiento
= orina sustancia en orina
plasmático
Concentración de sustancia en plasma
La figura muestra el manejo renal de cuatro sustancias hipotéticas. La sustancia A se filtra libremente en los
capilares glomerulares, pero no se reabsorbe ni secreta, de forma que su excreción es igual a la intensidad con
que se filtra. Los riñones manejan de esta forma ciertos productos de desecho, como la creatinina, lo que
permite excretar casi todo lo que se filtra.
La sustancia B se filtra libremente pero se reabsorbe parcialmente de los túbulos hacia la sangre. Luego la
excreción urinaria es menor que la filtración en los capilares glomerulares. Este patrón es típico de muchos
electrólitos del cuerpo, como iones sodio y cloruro.
La sustancia C se filtra libremente en los capilares glomerulares pero no se excreta en la orina porque toda la
sustancia filtrada se reabsorbe de los túbulos de nuevo a la sangre. Este patrón aparece en algunas sustancias
nutritivas de la sangre, como los aminoácidos y la glucosa, lo que permite conservarlas en los líquidos
corporales.
La sustancia D se filtra libremente en los capilares glomerulares y no se reabsorbe, pero se secretan cantidades
adicionales de esta sustancia desde la sangre capilar peritubular a los túbulos renales. Este patrón es frecuente
en los ácidos orgánicos y las bases, lo que permite eliminarlos rápidamente de la sangre y excretarlos en
grandes cantidades en la orina.
Si retomamos la fórmula del aclaramiento plasmático, vemos que con sólo obtener muestras de sangre y orina
podemos medir la TFG eligiendo una sustancia adecuada de estas características.
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Una vez conocida la TFG de una persona, se puede determinar cómo
el riñón maneja cualquier soluto midiendo la concentración
plasmática de ese soluto y su tasa de excreción.
Utilizando sustancias que no se metabolizan en el riñón, podemos calcular el clearance renal de éstas según la
cantidad de la sustancia eliminada por la orina. Como el clearance renal es el volumen de plasma que se limpia
de una sustancia al pasar por el riñón por unidad de tiempo (Ej: 1 minuto), podemos preguntarnos por el
volumen de plasma en el que venía originalmente la cantidad de sustancia que encontramos en la orina en ese
mismo tiempo (ej. 1 minuto).
La cantidad de sustancia que hay en la orina es igual a su concentración en la orina (Co) por el volumen de
orina (Vo) producido en 1 minuto. Es decir, Co x Vo. Si asumimos que el riñón no metaboliza la sustancia,
entonces la cantidad de la sustancia en el plasma sería Cp x Vp, en donde Cp es la concentración plasmática de
la sustancia y Vp es el volumen teórico de plasma en el que vendría la cantidad sustancia eliminada por la orina
en 24 horas.
Cp x Vp = Co x Vo
El flujo plasmático renal típico es de 650 mL por minuto, que representa alrededor de 55% del flujo sanguíneo
renal (1200 mL por minuto).
Para cada sustancia del plasma hay una combinación particular de filtración, reabsorción y secreción. La
intensidad con la que la sustancia se excreta en la orina depende de la intensidad relativa de estos tres
procesos renales básicos.
Para medir la TFG hay que disponer de una sustancia indicadora en la sangre con las siguientes características:
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- la cantidad filtrada no se debe modificar a nivel tubular por reabsorción ni por secreción,
En la práctica clínica los médicos utilizan la creatinina para calcular la TFG. La creatinina es un producto de
degradación de la fosfocreatina, un compuesto para almacenamiento de energía que se encuentra
principalmente en los músculos.
Una vez filtrada, no se reabsorbe y su secreción es muy escasa. Como la cantidad secretada es muy baja, la
depuración de creatinina es solo una aproximación cercana de la TFG y no es tan exacta como la depuración de
inulina, para determinar la TFG. La depuración de creatinina normal oscila entre 120 y 140 ml/min.
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