SCALABRINI ORTIZ / El hombre que está sólo y espera
16 enero, 2016 Tramas
Por GABRIEL FERNÁNDEZ *
El vacío, el sinsentido, pueden evidenciar la ausencia de esperanza y el declive; pero t
de la necesidad de elaborar otro destino. El trabajo más polémico del gran Raúl Scal
ha desatado más inquietud entre quienes arribaron a su obra de atrás hacia delante,
Justamente, el puntapié inicial del principal periodista de investigación de nuestro pa
está sólo y espera” referida al arquetipo porteño “el hombre de Corrientes y Es
por su postración a los admiradores del hacedor de las obras más trascendentes sob
perspectivas nacionales.
Sin embargo, es posible detectar en el interior de su trabajo primordial la impresión
causaba esta gran ciudad antes del emerger de un proceso abierto de desarrollo indu
que todo se escribe en un momento determinado… y todo, también, se lee en una ci
Aunque los clásicos trasciendan épocas y alcancen a identificar nuevas generaciones
preciso abordarlos tomando en cuenta el período de su realización. Vamos entonces
luz en 1931. Mucho, pero mucho tiempo antes –en términos de vida humana- que el
pintara su cuadro magistral sobre el 17 de Octubre de 1945.
¿Somos los mismos andando el tiempo? Algo late y perdura, hay una identidad, una m
referenciarnos en otro autor filosófico que incidió en toda la generación posterior, M
Fernández, pero hay modificaciones. Habitualmente, se supone que los años conllev
desencanto y que su decurso deriva en el escepticismo. Es clásico el ideograma del a
desesperanzado. Podemos decir que en Scalabrini el recorrido por los barrios porte
su pueblo y el mismo suceder argentino, reorientó su ser, calibró sus prismáticos, ins
vida y en su obra.
Harto de escribir en el diario La Nación, el autor se lanza a la aventura de pensar. Viv
abarca su entorno no lo satisface, y lo hace saber. El hombre de Corrientes y Esmera
inconforme pero sin salida. Mira hacia sus adentros en una búsqueda de reconocim
opciones afuera, no halla respuestas interiores. «Es la suya una vida que se va cues
resbalando despacito, lenta, sin sacudones, una vida que se le escurre entre los
una vida enaceitada que se aja sin constancias, sin tragedias, entre días monót
disuelven atónitos los unos a los otros». En la línea de los autores de novelas fi
de la percepción colectiva aunando sentires en una figura.
Scalabrini palpa que por estos pagos falta algo. Ni el prestigio que pueden ofrecer a
modas intelectuales de la época, ni el yrigoyenismo pese a sus virtudes, ni la frenétic
anárquica, facilitan un camino hacia la plenitud que exige el ser humano en tanto an
admisión de la ausencia de –digamos- una Gran Bandera, preludia su surgimiento. Po
describirse, como lo hace Scalabrini en la obra indicada, cuando se intuye la posibili
erradicación. Un hombre que no es cínico, realiza una labor literaria que bordea cont
calificativo. Es que cuando las comunidades carecen de objetivos de largo aliento, su
visualizan perdidos, a la deriva por un mundo ancho, ajeno.
Lo ha observado con hondura el ensayista Ernesto Goldar (y le ha costado ciertas po
faltan comentadores apresurados que le señalan desniveles (también se lo acusa de
primer ensayo, El Hombre que está solo y espera, oponiéndolo de alguna manera a s
posteriores. Si El Hombre… implica el comienzo de una fractura con el pensamiento
lectura significativa de la obra demostrará que todos los ingredientes básicos de la fo
conciencia nacional aparecen enunciados en este libro editado por Gleizer en 1931, p
ediciones en poco tiempo. La gran receptividad en el público no es casual cuando se
metodología que enfrenta la «realidad» versus «teorización vacía». «Este libro compe
que he soñado y proferido durante muchos años en las redacciones, cafés y calles de
confesará al final, suscribiendo un método de conocimiento donde la experiencia sen
observador que se «transforma en conejillo de indias y experimentador, simultáneam
de nuevos patrones para medir el contorno impedirán, así, la seducción ideológica an
ideales fijados, requiriendo de la práctica crítica como modelo de análisis.”
Añade Goldar “Entonces la apariencia externa de los hechos debe ser desechada y la
«buceo en el ambiente», para sentir, pensar y actuar, sobreviene como recurso. «Con
encantamiento de niño, me abandonaré a la contemplación del mundo», escribe, y c
en la realidad sin dejarse llevar por preconceptos convencionales. La obra se articula
dimensión: a) trasmite lo que piensa Scalabrini Ortiz, b) describe lo que siente el Hom
Esmeralda, c) expone lo que el Hombre -suelto, desprendido del escritor- dicta, corrig
para salvarlo de las imprecisiones y orientarlo hacia el «espíritu de la tierra». La desc
y sustantivo es, pues, el rasgo epistemológico del ensayo, que asalta la realidad porte
tipificado de medianía metropolitana- como expresión límite de una doble postergac
Hemos escogido, entre varios análisis, el del ensayista citado, porque inteligentemen
labor scalabriniana uno de los aspectos gnoseológicos que caracteriza al Pensamient
combinación de aproximación vital, percepción sensitiva y razonamiento. Durante la
esquirlas presentes, se ha devaluado esta vertiente por no considerarla científica o ri
andando el tiempo, cuando nos llegan “descubrimientos” del Norte sobre la llamada
Emocional”, podemos decir que en la Argentina numerosos autores conectados con s
comprendieron que por ese camino sinuoso, callejero y perspicaz, se podía arribar a
singularmente espejado y veraz de la realidad.
Queremos añadir otro elemento con proyección presente. Muchos datos espirituales
pre – 45 aún quedan en buena parte de la población de la gran capital. Ni el emerger
causas ni los cambios progresivos en el nivel de vida y por tanto en las opciones part
rumbos mejores, han logrado mellar el escepticismo de quienes, en contravención co
de Scalabrini, se configuran inmunes a la alegría, se sitúan en la queja como discurs
viviendo –aun siendo muy jóvenes- en aquél complicado y crítico año 1931. La observ
nos parece menor, pues esos recurrentes hombres de Corrientes y Esmeralda a dest
hacia atrás, liman su perspectiva de felicidad. Olvidan que en aquella obra Scalabrini
interrogante básico que le permitió el hallazgo de la salida con posterioridad: “El hom
¿Cómo? ¿Qué inmunidades cubren la propiedad? ¿Quién las concedió? ¿No es su vida
esencial del hombre, entonces?»
Encendemos un cigarrillo, tomamos unos mates. Releemos lo volcado hasta aquí y
hemos sido fieles al sentir – pensar – hacer de un autor excepcional. Después d
vivido- toda la obra de Raúl Scalabrini Ortiz, pensamos que probablemente, nos
aproximando. Por eso nos lanzamos al desafío de comentar su trabajo más polé
asumido. Ojalá alguna brizna de sabiduría vital nos facilite un proceso semejan
escepticismo con el ser de nuestra gente, cavar la tierra propia para ayudar la g
nuestro horizonte para saberlo hermoso.
* Director La Señal Medios
** Texto elaborado para el periódico Conexión 2000 Arte y Cultura en el Nuevo Milen
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David Gómez
Brillante artículo.
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