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Ensayo Sobre La Eutanasia

El documento presenta argumentos a favor y en contra de la eutanasia. A favor, destaca el derecho a una muerte digna y a tomar decisiones sobre el propio cuerpo. En contra, señala la posibilidad de presiones sobre pacientes vulnerables y el riesgo de que se convierta en la única opción disponible. La postura final es que debería regularse pero no legalizarse completamente debido al contexto social peruano.

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Ensayo Sobre La Eutanasia

El documento presenta argumentos a favor y en contra de la eutanasia. A favor, destaca el derecho a una muerte digna y a tomar decisiones sobre el propio cuerpo. En contra, señala la posibilidad de presiones sobre pacientes vulnerables y el riesgo de que se convierta en la única opción disponible. La postura final es que debería regularse pero no legalizarse completamente debido al contexto social peruano.

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Ensayo sobre la Eutanasia

Introducción

La eutanasia significa una muerte buena. Desde el punto de vista jurídico, es la


muerte sin sufrimiento físico provocada por propia voluntad de un enfermo incurable.
En la práctica consiste en administrar drogas, fármacos u otras sustancias que
alivien el dolor, aunque con ello se acorte la vida. La decisión de la aplicación de la
eutanasia ha sido un problema persistente en la historia de la humanidad, ideologías
diversas se enfrentan defendiendo sus argumentos de si debe o no practicarse.
El objetivo de este trabajo, es dar a conocer mi opinión en base a que estoy de
acuerdo la práctica u empalamiento de la eutanasia en la sociedad peruana.

Lo verdaderamente importante es que el hombre, como ser racional, capaz de


revolucionar constantemente la ciencia y la técnica y de transformar la naturaleza
en beneficio de la especie, debe también morir con dignidad.
Esto es un simple recordatorio de lo que es la eutanasia y que debería pertenecer
a la cultura general. Pero si no queremos hacer un análisis aislado hemos de
contextualizarla. Y de esta manera entenderemos mejor de qué estamos hablando,
al menos en nuestro mundo cultural.

¿QUÉ ES LA EUTANASIA?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eutanasia como aquella


“acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente”. Esta
definición resalta la intención del acto médico, es decir, el querer provocar
voluntariamente la muerte del otro.

La eutanasia se puede realizar por acción directa: proporcionando una inyección


letal al enfermo, o por acción indirecta: no proporcionando el soporte básico para la
supervivencia del mismo. En ambos casos, la finalidad es la misma: acabar con una
vida enferma.

Punto de vista como estudiante de la carrera profesional de Derecho

En general, la asistencia para el suicidio representa un dilema moral. Para buena


parte de la población, nuestra vida le pertenece a Dios. Por lo tanto, la propia
persona no puede disponer de su vida como si fuera una cosa. Aceptando esto,
surge la pregunta: ¿El Estado debería involucrarse en el problema?

Desde el punto de vista filosófico, no es una pregunta zanjada –ni lo será jamás– si
el Estado debería involucrarse o no (es decir, cuán “neutral” debería ser). Desde el
punto de vista legal, sin embargo, nuestra Constitución nos consagra como un
Estado laico. Para el propio Tribunal Constitucional, “según el principio de laicidad,
el Estado se autodefine como laico o ente radicalmente incompetente ante la fe y la
práctica religiosa, no correspondiéndole ni coaccionar ni siquiera concurrir, como un
sujeto más, con la fe religiosa de los ciudadanos”.

La fe o la moral cristiana no son, pues, los fundamentos de la prohibición de la


eutanasia. ¿Cuál es, entonces, el fundamento? Desde un punto de vista más
pragmático, el Estado, muchas veces, influye en decisiones que considera que los
individuos realizamos en contra de nuestros propios intereses. Nuestro derecho a
decidir está aparejado a nuestra habilidad para tomar decisiones racionales. En
algunos casos –debido a deficiencias permanentes o temporales en nuestro
razonamiento– somos incapaces para tomar dichas decisiones.

Si una persona está cerca de tomar la decisión de suicidarse, podemos presuponer


válidamente que está en un estado mental distinto al ordinario, sujeto a un estrés
particular que podría nublar su razonamiento. ¿Quisiéramos que estas personas
tomaran dichas decisiones “en caliente” o que lo pensaran dos veces? Creo que la
mayoría estaría de acuerdo con que es más deseable que estas personas pudieran
pensar más antes de decidir suicidarse.

Sin embargo, asumiendo también que el suicidio no asistido es una alternativa a la


eutanasia, ¿cuál de las dos nos deja en una mejor posición para lograr que las
personas piensen mejor su decisión? Sin duda, la eutanasia. Si opta por esta
alternativa, la persona deberá consultar a un especialista antes de tomar una
decisión sobre su vida. La prohibición de la eutanasia impide que algunas personas
piensen mejor su decisión. Desde este punto de vista, prohibir la eutanasia, antes
que jugar a favor de la racionalidad, juega en contra. Siendo que la falta de
racionalidad es la razón para la intervención del Estado en primer lugar, el resultado
en este caso es contradictorio.

Fuera de lo dicho, es difícil pensar en el suicidio como una decisión irracional en


todos los casos. Las personas tenemos miedo a la muerte y consideración por
nuestros seres queridos. Si una persona decide quitarse la vida, en muchos casos
tendrá una buena razón para hacerlo.

En el caso específico de una persona con una enfermedad terminal –o su familia–,


difícilmente podríamos pensar que esta decisión se tomará de manera irrazonada.
Teniendo esto en cuenta, la regulación (en lugar de la prohibición) de la eutanasia
–para que se realice en condiciones seguras y compatibles con su importancia–
parece una alternativa más adecuada.

Situación social

Los casos extremos y la autonomía personal, siempre aludidos por los partidarios
de la eutanasia para su despenalización, no deben generar leyes socialmente
injustas, que enfrentan el deseo individual con el ineludible deber del Estado a la
protección de la vida física de cada ciudadano.
El derecho, lejos de someterse a exigencias ideales en nombre de una u otra
perspectiva moral, debe atender a la situación real de las relaciones intersubjetivas
en una sociedad dada. En este sentido, con un esfuerzo continuado, es muy dudoso
que en la sociedad peruana actual se incrementen los casos de obstinación
terapéutica, por una posición vitalista de prolongar la vida a cualquier precio. Por el
contrario, las circunstancias actuales muestran un riesgo cierto de abandono
terapéutico, por razones económicas respecto a vidas que se consideran indignas.
De ahí que sea aún más arriesgado aumentar el poder del médico y del sistema
sanitario para poner fin a una vida humana dependiente, aumentando las presiones
sobre los pacientes o generando protocolos de actuación que objetivamente
favorecen la eutanasia.

El 52% en Lima aprueba la eutanasia para pacientes desahuciados

Bancada de Dignidad y Democracia presentó hace dos semanas un proyecto de ley


que despenaliza el llamado homicidio piadoso

El 4 de marzo último, los parlamentarios de Dignidad y Democracia y el congresista


no agrupado Sergio Tejada presentaron un proyecto de ley que despenaliza el
homicidio piadoso y, en la práctica autorizaría la eutanasia, el proyecto 4215-2014.

El autor de la iniciativa es el congresista Roberto Angulo, quien explica decidió


elaborar este proyecto de ley al conocer el caso de la norteamericana Britanny
Maynard, de 29 años, enferma terminal de cáncer, quien murió por su propia
voluntad en noviembre pasado.

“Este proyecto busca dar la posibilidad de una muerte digna, suprimir la sensación
de dolor terrible para las personas que están desahuciadas o tienen enfermedades
terminales”, dijo Angulo en conversación con este Diario.
El proyecto de ley propone derogar el artículo 112 del Código Penal, que sanciona
con penas de cárcel de hasta tres años el delito de homicidio piadoso. También
instituye la eutanasia pasiva, que consiste en dar al paciente terminal el derecho a
denegar o suspender todo procedimiento médico que contrarreste su incurable
enfermedad

La última encuesta de El Comercio, elaborada por Ipsos, señala que el 52% de


limeños está a favor de la eutanasia, mientras que el 40% la desaprueba. La
diferencia es aún mayor cuando se pregunta si están a favor de la eutanasia para
enfermos terminales en estado vegetal: el 63% está favor y el 32% en contra.

El ex primer ministro Luis Solari consideró delicado y peligroso este escenario. En


opinión del también ex ministro de Salud, los resultados de la encuesta revelan “la
cosificación de la persona” y también “son muestra de que estamos en un deterioro
social”.
Situación internacional

1) Eutanasia activa

Actualmente, hay 4 países en el mundo (Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Colombia)


en los cuales la eutanasia activa es legal. La situación en cada uno de estos países,
será motivo de otra revisión.

2) Eutanasia pasiva

Hay numerosos países que la permiten formalmente a través de sus regulaciones


en diferentes formas, como lo son Canadá, España, Inglaterra, India, entre otros. A
pesar de las legislaciones que la niegan (como la chilena), es una práctica
ampliamente usada en Medicina Intensiva en todo el mundo.

Antes de continuar, y también a modo de recuerdo, diré algo que, al menos,


sirva para sostener por qué habría que legalizar la eutanasia.

(Por cierto, la carga de la prueba tendría que estar en los que restringen la libertad
y no en los que la reivindicamos). Que, si está en mis manos dedicarme al sexo, a
la música o a la filosofía, en mis manos estará no dedicarme a ninguna. O si nadie
me ha pedido permiso para venir a este mundo, no se ve que se lo tenga que pedir
a nadie para marcharme. Aun así, lo primero a afirmar, puestos ya a ofrecer alguna
prueba a su favor, es que si se puede retirar la ventilación artificial a un enfermo, no
se ve la razón de prohibir una inyección letal. Si puedo no hacer X para que Pablo
muera, podré hacer X para que Pablo muera. En segundo lugar, si me puedo
suicidar, igualmente podré decirle a otro que me ayude a suicidarme. Si Pablo quiere
desprenderse de su dinero, podrá pedir a Pedro que le ayude a esa obra como a
cualquier otra. Y si, como lo recogen las leyes españolas de 1986 y 2002, el enfermo
tiene derecho a rechazar cualquier tratamiento, derecho tendrá también a no recibir
tratamiento alguno y, en consecuencia, desaparecer de entre los mortales.

La libertad, el dolor y la propia imagen.


Suponemos que somos libres y, como tales, salvo patologías que la anulen,
pensamos que los otros son libres y, por tanto, responsables. Las neurociencias,
sin embargo, están reduciendo la libertad al mínimo. En este sentido, si se duda de
la libertad del paciente, otro tanto habrá que hacer del profesional de la salud. Y si
se añade que el estado del paciente reduce casi a cero su capacidad de decisión,
digamos que, como en el amor, a veces una situación extrema incluso da más
lucidez. En cualquier caso, uno es titular de su cuerpo, de su vida y de su muerte y,
si expresa con claridad cuál es su voluntad, se debe respetar. Respecto al dolor que
cuando va más allá del cuerpo llamamos sufrimiento, hemos de decir, con Milton,
que es el peor de los males. La eliminación del dolor es uno de los principales fines,
si no el principal, de la medicina y de la moral. Si uno malvive con dolor es lógico
que prefiera no vivir para así no padecer. Esto es básico. Y no entenderlo suena a
pésima intención o imbecilidad. Y en relación a la imagen que uno tiene de uno
mismo, al espejo en el que se ve, pueden darse situaciones en las que su figura
esté tan deteriorada y los dolores tan agudos que la eutanasia sea, según su
voluntad, la solución deseada. Estos tres pilares de la argumentación proeutanasia
parece que son casi imposibles de refutar.

La eutanasia debe estar claramente regulada

Dejando de lado la etimología, por eutanasia se entiende en nuestros días la


decisión libre de que le quiten la vida a uno si se dan las siguientes condiciones:
intenso dolor o sufrimiento, irreversible enfermedad cercana a la muerte y carencia
de alternativa alguna; y se discute hoy si entre tales condiciones habría que incluir
el cansancio vital. La eutanasia, para ser tal y además de lo dicho, debe estar
claramente regulada. En los Países Bajos, el primer y único Estado en el mundo en
donde está regulada con nitidez, se puede castigar con 12 años de cárcel a quien
la ejecute sin atenerse a las normas establecidas. Esto es la eutanasia y no las
distorsionadas imágenes provenientes de aberrantes hechos entre los que destaca,
para su desgracia, el nazismo. O una hipereugenesia que desechara todo lo
humano deforme.
Esto es un simple recordatorio de lo que es la eutanasia y que debería pertenecer
a la cultura general. Pero si no queremos hacer un análisis aislado hemos de
contextualizarla. Y de esta manera entenderemos mejor de qué estamos hablando,
al menos en nuestro mundo cultural.

Conclusiones

Se puede concluir que la corriente a favor de la eutanasia aumenta, que los


médicos han de comprometerse como lo han hecho sus colegas europeos y que el
compromiso, enemigo de la cobardía, nos atañe a todos. Ante el absurdo de tolerar
el dolor evitable, y sin oponernos a quien desee los analgésicos y la sedación en los
cuidados paliativos, hay que levantar la voz y colocar la eutanasia en nuestras
manos.
Referencias

1. Bilansky A. Impacto de la tecno-ciencia en el afrontamiento de la enfermedad y


la muerte. Rev Geriatría Clínica Web 2010; 4 (3): 0000-0000.

2. Taboada P. El derecho a morir con dignidad. Acta


Bioeth 2000; 6 (1): 89-101

3. Rodríguez R. El derecho a amar y el derecho a morir: entre la vida y la muerte.


Fondo Editorial PUCP; 1997. 364 p

4. El enfermo terminal. Rev Med Chile 2000; 128 (5): 547-52.

2. Acosta Sariego JR. ¿Quien debe decidir? Rev Avances Médicos Cuba. 1996; Año
III No 7. p. 60.
Jonsen AR, Siegler M, Winslade WJ. Clinical Ethics: A Practical Approach to Ethical
Decisions in Clinical Medicine. 7th ed. Mc Graw - Hill; 2010.

Instituto Borja de Bioética. Hacia una posible despenalización de la eutanasia:


Declaración del Institut Borja de Bioética (UEL). Bioet Debat. 2005;(Enero - Marzo).

Masiá J. Dignidad humana y situaciones terminales. An Sist Sanit Navar. 2007;30


(Supl 3):39–56.

Román B. Euthanasia: between personal moral and civic ethics. In: Kure J, editor.
Euthanasia - The “Good Death” Controversy in humans and animals. Rijeka, Croatia:
InTech; 2011. p. 81–92.

Diario el Comercio. Debate: ¿Debe practicarse la eutanasia en enfermedad


terminal?

Javier Sádaba Por qué creo que sí se debería legalizar la

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