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Estudio Del Evangelio de Juan

Este documento resume los 7 "Yo Soy" de Jesús en el Evangelio de Juan. Incluye resúmenes de Jesús como el Pan de Vida, la Luz del Mundo y la Puerta de las Ovejas. Explica que Jesús se identificó a sí mismo como estas cosas para revelar su naturaleza divina y ofrecer vida eterna a quienes creen en Él.

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Estudio Del Evangelio de Juan

Este documento resume los 7 "Yo Soy" de Jesús en el Evangelio de Juan. Incluye resúmenes de Jesús como el Pan de Vida, la Luz del Mundo y la Puerta de las Ovejas. Explica que Jesús se identificó a sí mismo como estas cosas para revelar su naturaleza divina y ofrecer vida eterna a quienes creen en Él.

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Estudio del evangelio de Juan: los 7 yo soy de Jesús

Milton García Méndez

Presentado a: Pastora. Mabel Luz Chamorro

Seminario Biblico de las asambleas de Dios


Ibagué Tolima
2019
I. Yo Soy el Pan de Vida

Luego de darse cuenta de que Jesús estaba al otro lado del lago, los hombres que
fueron alimentados quisieron ir buscarlo. Pero Jesús sabía sus verdaderas
intenciones. No estaban buscándole sinceramente o porque creían en Él. Lo
buscaban porque querían más pan. Lo buscaban por razones materialistas.
Recordemos que en el contexto en que nos encontrábamos, tener pan a veces era
una cuestión de vida o muerte. La gente, al ver el poder de Cristo para multiplicar el
pan, se desesperó. Querían declararlo rey, ya que tenía un poder de solucionar
problemas como el hambre. Y es por eso por lo que Jesús les dice

“Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales
sino porque comieron pan hasta llenarse” (Juan 6:26).
Dios no quiere que lo busquemos por este tipo de cosas. Los seres humanos siempre
buscamos a Dios para que nos solucione los problemas. Pero en realidad no estamos
buscando a Dios, estamos buscando una solución, cualquiera que sirva. Jesús quiere
que lo busquemos a Él, por quien Él es, no por lo que Él puede hacer. Pero esto para
el hombre es imposible, cómo vamos a ver más adelante.

Después les dice algo curioso, parecería que está diciendo que uno tiene que hacer
cosas para ganar su salvación. Al menos esto es lo que pensó la gente porque le
preguntan “¿Qué es lo que Dios exige?”. Lo preguntan como si alguien pudiera
cumplirlo. Jesús les aclara que lo que deben hacer es confiar en Él. Nunca debemos
creer que podemos hacer algo para satisfacer las demandas de Dios. Todos somos
pecadores y por más que intentemos hacer el bien, siempre terminamos haciendo
mal las cosas. No podemos agradar a Dios y vivir confiando en nuestras propias
obras para ser salvos. A Dios no le agrada nada eso. El único que pudo vivir una vida
que agradó a Dios fue Cristo. Es por eso por lo que Dios dice que debemos confiar
en Él. Porque de esta forma somos transformados salvos.

El origen y la identidad de Jesús


Pero ¿Cómo podemos saber que Jesús es el Hijo de Dios? Esta era la pregunta que
se hacían los que le estaban siguiendo. Ellos no sólo preguntaban, sino que querían
que Jesús demostrara su poder haciendo otro milagro/señal. Como ejemplo, le
dijeron que Dios para demostrar que estaba con los israelitas en el desierto, les dio
de comer pan del cielo. Pero Jesús les dice que el verdadero pan del cielo es aquel
que baja del cielo y da vida al mundo, revelando que Él es el pan de vida. El maná
era una sombra que apuntaba al verdadero pan que iba a descender del cielo y a
dar vida. Vemos que el “ir” a Jesús equivale a comer de su cuerpo y el “creer” en Él,
equivale a beber de su sangre.

Es importante que acá Jesús comienza a declarar acerca de su origen. Él no está


diciendo que viene de Nazareth, o de Belén. Está diciendo que viene del Cielo,
implicando que Él es un ser que existe desde la eternidad junto al Padre. Esto hizo
que los judíos empiecen a murmurar diciendo: “¿Quién se cree que es? ¿No es el
hijo de José?¿Qué anda diciendo que vino del Cielo?”
Seguido de esto, nos encontramos con la realidad de que ellos no buscaban a Jesús,
la fuente de la vida. Jesús ya sabía que ellos no creían en Él. Porque Él dice que sólo
aquellos que son atraídos por el Padre, son los que verdaderamente van a Jesús.
Hay mucha confusión en el mundo cristiano hoy en día respecto a esto. Pero si
leemos consistentemente la Palabra, vamos a darnos cuenta de que cuando Dios, el
Espíritu Santo, llama a alguien, lo hace de forma eficaz, transformando la forma de
pensar de la persona. De esta forma, el pecador que antes estaba en rebeldía y
oscuridad, en muerte espiritual y no quería ir a Jesús, ahora desea ir a Jesús con
todo su corazón. Decimos que esta llamada es eficaz, porque quien es llamado por
Dios, responde y cree en Jesús (Romanos 8:29-30). Luego Jesús dice que todo el que
es atraído a Él por el Padre no va a ser rechazado. El Padre, en su infinito amor por
el Hijo, nos atrae hacia Él para que le amemos. Y el Hijo, en infinita gratitud y amor
por el Padre, nos recibe como el más hermoso regalo de amor ¿Por qué amamos un
regalo hecho por una persona? ¿Es por el regalo en sí?¿O es porque amamos a la
persona que nos lo regaló? A veces, un regalo puede no ser de mucho valor material,
pero cobra un gran valor sentimental, sólo porque fue regalado por un ser querido.
Así, el Hijo nos ama, porque fuimos dados por el Padre para Él.

Jesús repite, Él es el verdadero pan de vida (v.48). Los israelitas en el desierto


comieron el maná y los mantuvo con vida por mucho tiempo, pero luego perecieron.
Pero si nosotros comemos todos los días del pan de vida, que es Cristo, tendremos
vida eterna

II. Yo Soy la Luz del Mundo

Juan 8:12-20

El segundo “Yo Soy” de Jesús dice: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no
andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

Este tipo de analogía entre Cristo y la luz no es ajeno al lenguaje usado por Juan. Es
más, en todo el Nuevo Testamento, podemos ver analogías basadas en la luz. Y esto
es porque la luz siempre se asocia con el conocimiento y con lo bueno. Por ejemplo,
en Juan 1 dice:

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las
tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla.”

(Juan 1:4-5 NVI)

“Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo. El que
era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el
mundo no lo reconoció.” (Juan 1:9-10 NVI).

Pero esta es la primera vez que Jesús se identifica a sí mismo como la luz del mundo.
La luz suele asociarse en la Biblia con la Gloria de Dios. Jesús es la luz del mundo,
porque es la Gloria de Dios revelada. Cuando subió con Pedro, Jacobo y Juan al
monte de la transfiguración, y la naturaleza divina de Jesús se manifestó, ellos vieron
la Gloria de Cristo que brillaba como una luz resplandeciente. Fue tan glorioso y
majestuoso lo que vieron, que Pedro y Juan lo relatan en sus escritos (Juan 1:14, 2
Pedro 1:16-18). Esto es otra muestra de la divinidad de Jesús.

Ahora, también sabemos que la luz es lo contrario a la oscuridad. Y en la Biblia, se


utiliza la oscuridad para representar el estado en el que nos encontramos todos los
pecadores antes de venir a Cristo ¿Por qué piensas que esto es así? Jesús lo explicó
en Juan 3:20:

“Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que
sus obras queden al descubierto.”.

Juan 3:20 (NVI)

El hombre quiere permanecer en oscuridad, porque sabe que, en la luz, el pecado


es expuesto, pero él quiere seguir pecando. No queremos que nuestros pecados
sean descubiertos, y por lo tanto odiamos a la luz, es decir, odiamos a Jesús, cuando
aún no somos transformados por Dios. Es más, un versículo antes en Juan 3:19, dice
que el mundo está condenado porque ha rechazado la luz.

III. Yo Soy la Puerta de las Ovejas


Juan 10:7-10 – Por eso volvió a decirles: «Ciertamente les aseguro que yo soy la
puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos
bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta.

Él había devuelto la vista a un ciego, y éste, que tenía este defecto de nacimiento,
se presentó en la sinagoga diciendo que Jesús lo había sanado. Los líderes judíos,
que tenían el corazón totalmente endurecido, se negaban a aceptar lo obvio: Todas
las señales que este hombre hacía le daban las credenciales para demostrar que era
el Hijo de Dios. Además, muchas profecías se habían cumplido y se seguían
cumpliendo en él. ¡Es increíble hasta qué punto ellos estaban cegados en su
entendimiento que terminaron matando a su propio Mesías!

La cuestión es que ellos buscaban la manera de que el ciego confesara que, en


realidad, nunca había sido ciego. Se negaban rotundamente a aceptar una sanidad
de parte de Jesús. Sin embargo, como el hombre persistía indicando que había
recobrado la visión que antes no tenía, los líderes religiosos del momento
enfurecieron, expulsándolo de la sinagoga. Al enterarse de estos eventos, el Señor
se acercó hasta aquel lugar y se dispuso a hablar con los judíos. Entonces llegamos
al capítulo 10. En los primeros seis versículos, Jesús intenta mostrarles a estos
hombres, mediante una alegoría, que ellos eran bandidos y ladrones. Falsos
pastores, si queremos ser más concretos. Es que ellos tenían la tarea de acercar a la
gente a Dios, pero en lugar de eso todo lo que hacían era imponerles cargas cada
vez más pesadas, que hacían que el pueblo se frustrara en su intento por cumplirlas;
esto no era más que lo que se conoce como “legalismo”.
Como estos hombres no entendían la parábola que Jesús había hecho, tuvo que ser
bien directo hacia ellos para que pudieran interpretarla. Y es en ese momento
cuando encontramos que el Señor hace su tercera declaración “YO SOY”. Ahora
bien, ¿a qué se refiere con que es la puerta? Difícilmente podamos imaginarnos a
Jesús como a alguien hecho de madera con un picaporte en la cara. No, por supuesto
que este es un lenguaje simbólico. La puerta sirve para dos finalidades: ser tanto
una entrada como una salida de un lugar determinado. Veamos qué representa cada
elemento de esta ilustración…

La puerta: Es el Señor Jesús.


El pastor: Es también el Señor Jesús
Las ovejas: Somos los creyentes.
Los bandidos: Son los falsos maestros.

IV. Yo Soy el Buen Pastor.


Juan 10:11-16 –» Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. El
asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo
se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa.

1. Él muere por sus ovejas: El diablo viene a nosotros con una mochila llena de
acusaciones que hacernos. Y, en cierto modo, todas ellas son justas y reales.
Nosotros somos malos y nada bueno puede salir de nosotros. Esto nos hace
sentir culpables e inútiles delante de Dios; incapaces e inmerecedores de
servirle y de estar en comunión con él. Sin embargo, esto es una trampa, porque
las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas desde que aceptamos a Jesús
como nuestro salvador (2 Corintios 5:17). Nosotros •éramos merecedores de la
ira de Dios, por haberle desobedecido y por llevar una vida apartada de él. Es
por eso que el diablo se acerca a nosotros con el dedo acusador. Es acá en donde
entra la gracia en nuestras vidas. Inmerecidamente, somos declarados justos, a
pesar de nuestra maldad, por medio de nuestra fe en Jesús. Él no solo es un
pastor que está dispuesto a dar todo, incluso su vida, por sus ovejas, sino que
lisa y llanamente dio su vida por todos nosotros, de manera que quienes crean
en su sacrificio en la cruz no se pierdan mas tengan vida eterna. Esto lo
diferencia notoriamente de aquellos líderes religiosos que todo lo que buscan
es ganar dinero mediante lo que hacen (1 Pedro 5:2) y que les interesa poco y
nada como estén las ovejas, sino que en la primera señal de dificultad están
dispuestos a abandonar el barco. Ellos son los falsos maestros que pretenden
engañar a la iglesia.
2. Él ama a sus ovejas: ¿Por qué da su vida por sus ovejas? Lo hace por el amor que
tiene hacia ellas. No importa todas las veces que le fallemos, él es fiel y su amor
para con nosotros permanece inmutable. Él está siempre dispuesto a
disciplinarnos, así como también a restaurarnos para que podamos volver a
encauzar nuestro camino. Este pasaje afirma que él conoce a ovejas e incluso
las llama por su nombre. Se preocupa por ellas, las cuida y busca lo mejor para
sus vidas.
3. Él une a sus ovejas: Jesús es el pastor que vino a unir los rebaños de dos rediles:
los judíos y los gentiles. De la misma manera, hoy en día él une los diferentes
rediles, que podrían representar las congregaciones, para que formen parte de
un solo rebaño, es decir, un solo cuerpo en Cristo. Él rompió el muro que nos
dividía (Efesios 2:14) y ahora somos nuevas criaturas que forman parte de una
nueva sociedad santa, apartada para cumplir los propósitos y la perfecta
voluntad de nuestro Dios.

Además de las características de este buen pastor, podemos sacar algunas cosas
más de este pasaje:

Este pastor fue profetizado desde mucho antes de su venida, en el Antiguo


Testamento (Ezequiel 34:23 / Miqueas 5:4 / Zacarías 13:7).
Este pastor fue reconocido por los escritores del Nuevo Testamento (1 Pedro 2:25 /
1 Pedro 5:4 / hebreos 13:20 / Apocalipsis 7:17).
Dios advirtió a los falsos pastores por medio de los profetas (Isaías 56:10 / Jeremías
10:21, 12:10, 23:1-2, 50:6 / Ezequiel 34:2-10).
En la iglesia hay falsos pastores (Mateo 7:5 / Hechos 20:29 / 2 Pedro 2:1 / 1 Juan
4:1).
Podemos confiar en este buen pastor que nos guía en nuestros caminos, nos
protege, se entrega por nosotros, cura nuestras dolencias y nos lleva directamente
a la presencia del Padre. En él tenemos salvación y en el hallamos descanso. .Gracias
a Dios por ese pastor que se sacrificó en la cruz por amor a sus ovejas.

V. YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

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