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Marco Teórico

Este documento presenta el marco teórico sobre el concepto de conducta. Define la conducta como una respuesta a un estímulo que puede ser innata o aprendida. Explica que existen dos tipos principales de conducta: las conductas reflejas o respondientes y las conductas operantes. Además, describe nueve tipos de conducta como las naturales, fomentadas, adquiridas, agresivas, pasivas, asertivas, estereotipadas, instintivas y reflejas. Finalmente, presenta tres técnicas para mejorar la conducta

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Marco Teórico

Este documento presenta el marco teórico sobre el concepto de conducta. Define la conducta como una respuesta a un estímulo que puede ser innata o aprendida. Explica que existen dos tipos principales de conducta: las conductas reflejas o respondientes y las conductas operantes. Además, describe nueve tipos de conducta como las naturales, fomentadas, adquiridas, agresivas, pasivas, asertivas, estereotipadas, instintivas y reflejas. Finalmente, presenta tres técnicas para mejorar la conducta

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MARCO TEÓRICO

1. CONCEPTO DE CONDUCTA

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la conducta


se define como “La manera de comportarse una persona en una situación
determinada o en general. Manera de realizar un organismo sus funciones vitales o
de responder a ciertos estímulos”.
Según Bianco (2006), la conducta:
“Es una respuesta emitida ante una situación estimulo-umbral. Esta
respuesta puede ser incondicionada (innata) o condicionada
(aprendida)”. (p. 14),

Es decir, hace suponer que, para que exista una respuesta, esta deberá estar
precedida primero de un estímulo y luego de un cambio que puede ser observable
en el ámbito físico o no observable cuando esto ocurren a nivel fisiológico

Morles (2004), por su parte define este tema como:


“Una manifestación observable, verbal, muscular, glandular que un
sujeto emite en interacción con su entorno ambiental” (p. 22).

En tal sentido, ambos estudiosos coinciden, para que se manifieste una


conducta ha de esperarse un cambio generado por un estímulo que produce la
respuesta (conducta).

En el ámbito educativo este término mantiene una vigencia y ha sobrepasado a


todo cambio o proceso de evolución de la educación y de los modelos curriculares
implementados ya que el hecho de abordar en la educación la estrecha vinculación
enseñanza-aprendizaje permite inferir en cualquiera de los casos una estimulación
para que se produzca una respuesta. Específicamente la tarea del docente
promover esos cambios y vigilar las conductas manifiestas que permitan evaluar la
efectividad de los procesos que lleva a cabo, así como retroalimentados en situación
que puedan resultar adversas a lo esperado.
Morles (2004), señala:
“La existencia de dos grandes modos de conductas las llamadas
reflejas o respondientes y las operantes, ambas de mucha importancia
en esta parte del estudio” (p. 33).

1.- La conducta refleja o respondientes (E-R), es aquel modelo de conducta cuya


principal función ha de mantener el equilibrio fisiológico del organismo, por su
acción se realiza fundamentalmente en la musculatura lisa (viseras), y a nivel
de las glándulas. El equilibrio fisiológico hace referencia al funcionamiento
biológico organizado de un organismo que busca mantener un equilibrio u
homeostasis.
2.- La conducta operante por su parte está dirigida y se diferencia de la anterior
en cuanto que la respuesta emitida puede aparecer sin que se observe
necesariamente la presencia de un estímulo antecedente, por ello entonces
no se habla de una conducta provocada sino más bien voluntaria. Su
paradigma en la psicológica conducta se representa mediante la simbología
E-R-C, su acción se realiza en el ámbito verbal y de musculatura estirada.

La psicología como disciplina científica y abocada al medio de la conducta de los


seres vivos ha logrado establecer variables que entran en juego para calificar una
conducta como operativa o no operativa. Algunos modelos de comienzo del siglo
XX presentados por Watson, Gutrie y Thomdike, partieron del aprendizaje como
modelo para dar explicación a conductas calificadas de normales y la aparición de
otras que en casos vagos no respondían al carácter normal y que de alguna manera
representan una patología o en otros casos conductas desviadas o desadaptativas
como producto de una alteración endógena física o psíquica.
2. TIPOS DE CONDUCTA

2.1 Conductas naturales

Es la conducta que logra representar aquellas personas que actúan de forma natural,
con el objetivo de continuar con el equilibrio de sus respectivas necesidades como humano.

2.2 Conductas fomentadas

Refiere al tipo de conducta donde la persona es incitada por otro o por un agente
externo, con el fin de que actúe de una forma determinada. Este tipo de conducta, el
individuo raciona antes de cualquier acción a realizar.

2.3 Conductas adquiridas

También se le conocen como conductas aprendidas, ya que son las que suelen
aprenderse con la vida diaria. Esta siempre está ligada a la adaptabilidad y a la
supervivencia. Tanto la memoria como el aprendizaje y el lenguaje son fundamentales para
estas conductas.

2.4 Conductas agresivas

Predomina en las personas que actúan de esta manera, el dominio de su propio ego.
Es decir, el derecho propio es más importante que el derecho de los demás y por tal razón
actúa trasgrediendo reglas con la finalidad última de hacer valer sus propios derechos y/o
voluntades. Esto provoca un ambiente de hostilidad y en la mayoría de los casos se
manifiesta algún tipo de violencia física.

2.5 Conductas pasivas

Esta conducta se encuentra dentro de tipo de personas que tienen como


característica principal, el ser sumisas ante cualquier escenario buscando siempre evitar
momentos o situaciones de conflicto. Creen que tienen menos derechos que las demás.
Normalmente, su autoestima está deteriorada o disminuida por diversas razones.

2.6 Conductas asertivas.

A comparación de la conducta pasiva y agresiva, este tipo de conducta mantiene


un perfecto balance entre ambas. Las personas con este tipo de conducta siempre logran
cumplir sus metas planeadas, están al tanto de los demás y siempre cumple con lo que
prometen. Son personas abierta que logran comunicar lo que sienten sea positivo o
negativo, son entusiastas, motivadoras, y se sienten muy bien consigo mismo. Estos logran
defender sus derechos y necesidades, y al mismo tiempo toman en cuenta y defienden los
derechos y deseos de los demás. Siempre están abiertas al diálogo y a la negociación, por
tanto, logran resolver dificultades.

2.7 Conductas estereotipadas

Este es un tipo de conducta muy particular. Se basa en el escenario de que se presenta


un cambio sociocultural en determinada épo0ca o por necesidades de aceptación, la
mayoría de las veces, se adquieren ciertas conductas específicas. Las misma
corresponderán a un nuevo tipo de manifestación cultural.

2.8 Conductas instintivas

Tiene como motivación este tipo de conductas reflejada en determinadas acciones


como su origen, los propios instintos del ser humano al que se refiere. Estos instintos
se manifiestan dependiendo de ciertos rasgos o patrones de carga genética predominado
de manera general en el aspecto sexual de la persona.

2.9 Conductas reflejas

Esto e su tipo de acción o actitud que desarrolla el ser humano de manera


automática en el momento en que precisamente, recibe un estímulo externo que hace que
reacciones de tal manera. Normalmente, en este tipo de situaciones no existe un control
voluntario de sus propis comportamientos; es decir, existe un estímulo y la respuesta
inmediata al mismo en acciones.

3. TÉCNICAS PARA MEJORAR LA CONDUCTA.

3.1 PROCEDIMIENTOS PARA LA ADQUISICIÓN O AUMENTO DE LA FRECUENCIA DE


LA CONDUCTA

Al tratar de inculcar o reforzar la frecuencia de un comportamiento, no se debe caer en


el error de aplicar consecuencias gratificantes de forma arbitraria, sino sólo y tan sólo a
aquellas conductas “buenas”, adaptadas y cuya frecuencia que se quiere aumentar. Luego,
de haber logrado la conducta que se busca, se dé con una frecuencia suficiente. Las
recompensas o premios sean lo más naturales posibles, intentando acercar la forma de
administrarlas a la forma en que las recibe el niño de un modo natural.

3.1.1 Refuerzo positivo

Este procedimiento consiste en presentar una consecuencia positiva (una


recompensa o premio) inmediatamente después de la emisión de una conducta
determinada, y esto aumenta la probabilidad de que dicha conducta se presente en el futuro.

Se utiliza cuando se busca desarrollar una nueva habilidad, aumentar la frecuencia de


una conducta o cuando el refuerzo de esa conducta disminuye la aparición de una conducta
incompatible no deseada.

Para que este procedimiento funcione, la recompensa tiene que estar en relación con
el comportamiento, ser contingente a éste (ha de ser inmediato) y siempre ha de ir
acompañado de la especificación de la contingencia y de refuerzo social. Así mismo deben
ser cognitiva y emocionalmente apropiados para la persona, y evitar caer en el error de
“saciar” al niño con la recompensa.

3.1.2 Refuerzo negativo

Consiste en la desaparición de un objeto o hecho desagradable que antecede a la


respuesta que nos interesa; como consecuencia de dicha desaparición aumenta la
frecuencia de la conducta deseada. La respuesta que buscamos es el medio que hace que
se retire dicho objeto u hecho, es decir, desaparece como consecuencia de la conducta.

3.1.3 Aproximaciones sucesivas

Este procedimiento consiste en reforzar diferencialmente las respuestas cada vez


más parecidas a la respuesta final deseada, y someter a extinción las que van
quedando más alejadas. Se utiliza cuando la conducta deseada no figura en el
repertorio de la persona.

En la aplicación, tras definir de la manera más precisa posible la conducta final que
queremos conseguir, elegiremos una conducta que la persona ya posea y que tenga alguna
semejanza con la conducta objetivo y la reforzaremos consistentemente. Después iremos
restringiendo la amplitud de esa conducta, de modo que reforzaremos las formas cada vez
más parecidas a la conducta deseada.
Por ejemplo, queremos conseguir que Laura permanezca un minuto en la “piscina de
bolas”. Esa conducta no existe en Laura y habrá que “moldearla” mediante aproximaciones
sucesivas. Lo primero que haremos es reforzar cualquier movimiento de aproximación a la
piscina; luego, cuando se acerque a una determinada distancia (por ejemplo, un metro) y
no cuando la distancia aumente. El paso siguiente consistirá en reforzarla cuando
permanezca, aunque sea de forma breve, en el borde de la piscina. A continuación, sólo
cuando permanezca sentada en el borde de la piscina con los pies dentro. Después sólo se
aplica reforzar cuando permanezca dentro, aunque sea durante breves instantes.
Paulatinamente hace que el tiempo de permanencia sea mayor.

3.1.4 Modelado

Consiste en dar a la persona la oportunidad de observar en otra persona significativa


para él la conducta nueva que se desea conseguir. El observador debe copiar la conducta
que le presenta el modelo inmediatamente o tras un intervalo de tiempo muy breve.

Este procedimiento se usa en la adquisición de nuevas conductas, eliminación de


respuestas inadecuadas a través de la observación de la conducta apropiada, y como
forma de suprimir miedos o fobias.

3.1.5 Encadenamiento

Consiste en recompensar a la persona tras la realización de una serie de


conductas engarzadas unas con otras, formando una cadena natural de actividades.

Por ejemplo, podemos hacer que la merienda se convierta en el último eslabón de la


conducta (por lo tanto, en recompensa o premio) si primero deja las cosas del colegio en
su cuarto y después se pone las zapatillas de estar en casa y se lava las manos.

Este procedimiento puede utilizarse para que adquiera nuevas habilidades


(descomponiendo esa conducta en pasos, que se enseñarán mejor si empezamos por el
último de la cadena) o para ensamblar las conductas del niño de modo que constituyan
cadenas y conseguir así que esas conductas se mantengan de forma natural (como
procedimiento para mantener la conducta).

3.2 PROCEDIMIENTOS PARA MANTENER LA CONDUCTA

Cuando la conducta recién adquirida o que se daba con poca frecuencia alcanza unos
niveles aceptables y está estabilizada deberemos pasar de un programa de reforzamiento
continuo (reforzar cada vez que ocurra la conducta) a uno de reforzamiento intermitente
(reforzar de vez en cuando). Este cambio ha de hacerse lenta y gradualmente para no
provocar que la persona deje de responder a la conducta que ya se estaba estabilizando.

Los procedimientos que hacen que las conductas se mantengan por tiempo indefinido
una vez adquiridas y sin necesidad de que las reforcemos continuamente son el
reforzamiento intermitente y el encadenamiento. Estos procedimientos hacen que las
recompensas y premios sean lo más naturales posibles.

3.2.1 Reforzamiento intermitente

Consiste en presentar el reforzador de manera discontinua, o sea, que no se refuerzan


todas y cada una de las respuestas del sujeto, sino solamente algunas de ellas. Podemos
utilizar como criterio tanto el número de respuestas dadas (de razón o número) como el
tiempo transcurrido desde el último premio (de intervalo). El paso del reforzamiento continuo
de la conducta al intermitente debe ser gradual, para evitar que la persona deje de
responder.

Los dos tipos de reforzamiento intermitente pueden aplicarse según un criterio fijo o un
criterio variable. Tendremos así cuatro opciones de aplicación:

a) Reforzamiento intermitente de razón o número fijo de respuestas. La recompensa se


da cuando la persona cumple con un criterio fijo establecido de antemano: cada tres
respuestas, o cada cinco, etc. Por ejemplo, cada diez sumas bien hechas una partida en el
ordenador.

b) Reforzamiento intermitente de número variable de respuestas. La recompensa se


administra según valores que varían de una a otra en base a un promedio. Por ejemplo,
echar dinero en las tragaperras. El que juega se ve recompensado cada vez que juega un
número de veces a las máquinas. Es recomendable utilizar este tipo de programas,
especialmente los de tipo variable, cuando se desea que la persona emita una conducta
con mucha frecuencia. Produce formas constantes de respuesta.

c) Reforzamiento intermitente de intervalo fijo de respuestas. La recompensa se


administra pasado un tiempo fijo establecido de antemano: cada minuto, o cada minuto
cuarenta y cinco segundos, etc. (P.e. exámenes cada trimestre: la conducta de estudio es
muy baja al principio y aumenta según uno se va acercando a la fecha de exámenes, pero
una vez hecho esto, la conducta de estudio disminuye o incluso desaparece durante una
temporada.)

d) Reforzamiento intermitente de intervalo variable de respuestas. La recompensa se


administra según valores de tiempo que varían de una recompensa a otra.

3.3 PROCEDIMIENTOS PARA REDUCIR O ELIMINAR LA CONDUCTA

3.3.1 Extinción

Este procedimiento debe ser aplicado a cualquier conducta mal aprendida. Consiste en,
una vez identificado el reforzador, suprimirlo para que tal conducta desaparezca
gradualmente, es decir, en no dar la recompensa que la mantiene. La suspensión de
reforzamiento debe ser completa; no se debe administrar nunca para esa conducta (si no
estaríamos recompensando de “forma intermitente”, que como hemos visto antes es un
procedimiento para mantener la estabilidad de una conducta). Será más efectiva cuando se
preste atención positiva (se administren consecuencias positivas) a otras conductas
alternativas a las que se quiere eliminar.

Cuando se utiliza este método al principio se produce un aumento momentáneo de la


conducta que precisamente se quiere eliminar. Hay que esperar a que pase este aumento
inicial de frecuencia para observar la disminución gradual típica de la extinción.

Por ejemplo, cuando llega una visita Alfonso hace “tonterías” y sus padres le dicen:
“Estate quieto”, “Es que no paras ni un momento”, “Deja de hacer tonterías”, etc.,
proporcionándole recompensas de atención que hacen que la conducta de “hacer tonterías”
aumente. Bastará con suprimir la atención que los padres prestan a ese comportamiento (y
por el contrario prestarles atención a conductas contrarias positivas) para que Alfonso
reduzca de forma gradual el comportamiento indeseable.

3.3.2 Reforzamiento de conductas incompatibles

Es un método complementario de cualquier intento de eliminar una conducta


problemática. Se basa en la administración de recompensas de forma continua a aquellas
conductas que son incompatibles con la que se quiere suprimir y en no aplicar ningún tipo
de consecuencia a la conducta que se quiere eliminar (ignorarla). El aumento de la conducta
alternativa incompatible conlleva una disminución de la conducta indeseable. Por ejemplo,
y siguiendo el ejemplo anterior, hacer caso a Alfonso en el momento en que esté distraído
jugando, o haya esperado a que no haya nadie hablando para tomar la palabra.
3.3.3 Aislamiento o tiempo fuera

Es un procedimiento que puede ser de gran utilidad cuando no podemos retirar el


reforzador que mantiene la conducta. Lo que se hace es sacar a la persona de la situación
en la que se encuentre cuando realiza la conducta que deseamos suprimir. Puede hacerse
dejándole en su cuarto y llevándose de la habitación todo el material, juguetes, etc.,
poniendo al niño de cara a la pared, en “el rincón de los aburridos” o llevándole a un cuarto
especial. La primera vez que se aplique se dejará claro que hasta que no cese la conducta
no se dejara de “aislarle”.

Antes de aplicar el aislamiento conviene dar una señal o aviso para intentar que sólo la
aclaración verbal tenga poder de controlar la conducta problemática que deseamos
eliminar.

Por ejemplo, si el niño tira arena a sus amigos, la madre dice ¡eso no se hace! o ¡no se
tira arena! y le sienta un rato a su lado. Durante ese tiempo no se le dirige la palabra al niño,
ni se le echa la bronca durante y después del periodo de aislamiento. Luego se da opción
a seguir jugando.

El tiempo de aislamiento será aproximadamente de un minuto por cada año de edad,


siendo útil hasta los 15 años. Demasiado tiempo da opción a buscar otras actividades, y
debemos asegurarnos que no obtiene recompensas. Si en una semana el procedimiento
de aislamiento no da resultado será mejor cambiar de procedimiento.

3.3.4 Control de estímulos

Si un estímulo está siempre presente cuando se refuerza una respuesta (y ausente


cuando no se refuerza) la conducta en cuestión se emite con mayor probabilidad ante dicho
estímulo que en cualquier otra situación. Aunque en un principio sean neutrales, como
consecuencia del hecho de estar presentes siempre que una conducta es reforzada,
adquieren determinado control sobre ella. Entonces alterando los antecedentes que
controlan las condiciones, podemos eliminar la conducta. La conducta problema puede ser
cambiada asociando estímulos (antecedentes) con recompensas no deseadas.

Por ejemplo, si un niño charla continuamente con el compañero que tiene a su lado, el
profesor generalmente cambia al niño de sitio. Cambiando el sitio, el profesor cambia el
contexto estimular (en este caso la proximidad) en el que la charla (que se quiere evitar)
tiene lugar.
El procedimiento de cambio de estímulos tiene, sin embargo, un corto efecto a la hora
de reducir conductas no deseadas.

3.3.5 Costo de respuesta o castigo negativo

Consiste en quitar, como consecuencia de la conducta, algo que gusta (algún reforzador
disponible). Se llama también castigo negativo porque se suprime algo que gusta, pero no
hace uso de estimulación aversiva.

Por ejemplo, para reducir la conducta indeseada de mantener un coche aparcado


durante mucho tiempo en una zona muy congestionada, aumenta el precio del
aparcamiento por cada hora adicional.

3.3.6 Práctica positiva

Este método consiste en hacer que la persona practique, durante periodos de tiempo
determinados, conductas físicamente incompatibles con la conducta inapropiada. No se
mejora, sino que se ejecuta el comportamiento adecuado. Este procedimiento tiene efectos
rápidos y de paso enseña conductas aceptables a los niños.

Por ejemplo, Pedro entra dando un portazo: “Sal y cierra despacio”. Es importante que
utilizar una clave verbal previa (una advertencia del tipo “no” en tono claro y firme) que
pueda servir posteriormente para ser usada como forma de control sin necesidad de recurrir
continuamente a la práctica positiva.

3.3.7 Saciedad

Con este procedimiento se suprime una conducta basándonos en la utilización del propio
reforzador que la mantiene porque aumentando de forma considerable la administración de
reforzamiento hace que el reforzador pierda su valor como tal. De hecho, el exigir la
realización continuada de una actividad en principio agradable puede convertirla en
aversiva. Cuando se decida utilizar este procedimiento ha de tenerse claro que la conducta
problemática que se quiere eliminar la usamos como recompensa —y sólo como tal— de
otras actividades. Al igual que un reforzador que se presenta con mucha frecuencia y en
grandes cantidades produce saciedad, cansa y pierde su eficacia en el mantenimiento de
la conducta, si consideramos la conducta problemática como una posible recompensa y la
usamos sistemáticamente como tal, conseguiremos que el niño se canse de ella, es decir,
deje de realizar la conducta problemática.
3.3.8 Castigo

Consiste en aplicar una consecuencia punitiva a una conducta. El castigo debe ser
usado sólo y exclusivamente cuando otros procedimientos no hayan funcionado o cuando
la propia vida del niño esté en peligro y ello pueda evitarse recurriendo al castigo. Tal es el
caso de las conductas de autoagresión.

El castigo es efectivo porque reduce o elimina rápidamente la conducta indeseable. Sin


embargo, existen muchas razones para evitarlo: sólo funciona cuando está presente la
persona que castiga, puede provocar agresividad hacia otros (personas o cosas) y no se
puede establecer una relación adecuada entre castigador y castigado puesto que este
último tiende a escapar del primero, etcétera.

Para que sea efectivo han de cumplirse al menos los siguientes requisitos: ha de
aplicarse inmediatamente después de la conducta problemática; debe ir precedido de una
señal (un tono verbal, un gesto, etc.) que más adelante pueda impedir por sí sola la
aparición de la conducta indeseada; ha de aplicarse de forma continua para la conducta
que se pretende eliminar (da mejores resultados con conductas que ocurren muy a
menudo); debe reducir efectivamente la conducta indeseado (si utilizamos un azote,
estamos utilizando un azote, no unas caricias). Siempre deben premiarse las conductas
alternativas capaces de sustituir a la conducta problemática que estamos castigando.

Cuando se decida aplicar el castigo como procedimiento de reducción o eliminación de


conductas, ha de emplearse con absoluta calma y retirando otros posibles reforzadores que
existiesen en el momento de aplicar el castigo.

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