RESUMEN PRIMER PARCIAL HISTORIA DE LA LENGUA
VAANANEN: INTRODUCCIÓN AL LATÍN VULGAR
Latín Vulgar y Lengua Latina
Latín vulgar término consagrado para definir los distintos fenómenos latinos que no
están de acuerdo con las normas clásicas (Latín popular, variable social. Romance
común, perspectiva histórica como base de las lenguas romances).
El Latín es una transición entre dos estados idiomáticos: indoeuropeo y el romance. Las
diferencias entre los idiomas romances tienen que ver con distintos dialectos medievales
y modernos del latín. Espectro de continuidad.
La estabilidad de la lengua escrita fue una máscara para numerosos cambios y
transformaciones realizadas desde la lengua hablada. El latín se encuentra en
desacuerdo con las lenguas literarias y el paradigma clásico.
El hombre “sin cultura” se presta de formas más simples dejándose arrastrar por el
menor esfuerzo y por la necesidad de expresividad. El habla descuidada no es tan solo
de la clase baja o popular.
Más allá de todo esto hay numerosos contactos entre la lengua escrita y la lengua oral.
El latín vulgar estados sucesivos desde la fijación del latín común al terminar el
período arcaico hasta la víspera de la consignación por escrito de textos en lengua
romance. No se excluyen variaciones sociales ni regionales.
El latín a la conquista del mundo
La fortuna del idioma latino va de la mano con la historia del poder político y de la
civilización romana, así como también de su decadencia.
I. La expansión romana: Cuando los romanos entran en la historia Italia
era un combinado de razas disperso. Roma estaba situada en una
posición extraordinaria en términos geográficos y con excelentes
posiciones defensivas. A través de un fuerte ejército y de tratados
prodigiosos logró someter a los pueblos vecinos y dominó a los
Etruscos al norte y a los Samnitas al sur. En 275 sucede la derrota de
Benevento y es el fin de la primera expansión romana. Esto cubre
toda la península excepto la cuenca del Po. Poco a poco los
ciudadanos conquistados pasaron a tener status de ciudadanos
romanos (sometidos al derecho romano y obligados al servicio
militar). El imperio romano era inmenso y se identificaba casi con la
totalidad del mundo antiguo conocido (el coste eran pesadas guerras
para sostener el poderío). Al siglo siguiente se empezó a resquebrajar
el orden militar por anarquía y por reinado de emperadores
extranjeros. Además comienzan las invasiones bárbaras.
II. La romanización: Proceso de asimilación espiritual y lingüística de
los diversos pueblos sometidos. Sucede de formas distintas en cada
lugar. Una de las oposiciones más fuertes es la del pueblo griego
(civilización superior, no suplanta el idioma, opone resistencia). La
lengua latina se impone a los vencidos por el prestigio del pueblo
romano. Se utiliza como medio de comunicación entre los autóctonos
y los romanos. Se convirtió en una señal de comunidad frente al
exterior y el vehículo de la cultura romana (más tarde del
cristianismo). Ser ciudadano romano implicaba la protección de las
armas y leyes romanas, se podía prosperar y hacer carrera en el
terreno administrativo del imperio. Se construye un sentimiento de
“Patria común”.
III. Elaboración del latín común y literario: Con el poder político de
Roma el latín junto con el griego se volvieron las lenguas mundiales.
El latín significaba un futuro más próspero debido a la
administración romana. El latín es una fusión entre elementos
rústicos y extranjeros con fondo indígena y urbano. El contacto con
la civilización helénica fue de importancia capital para el nivel de
vida como la lengua romana. Los calcidios de Cumas y de Sicilia
transmitieron a los romanos el alfabeto griego y se encargaron de
adaptar la fonética a su lengua. Los griegos encontraron en los latinos
intérpretes y divulgadores de su pensamiento. A través de ese espejo
el pensamiento griego se volvió en fundante de la cultura occidental.
Hay una contaminación constante de elementos griegos con
elementos latinos.
Las edades del latín
I. Latín Arcaico (Orígenes hasta fines del siglo II A.C): Fuentes: inscripciones
grabadas, fragmentos de cantos rituales, actas oficiales, epitafios.
II. Latín Preclásico (Fines del siglo II A.C hasta la mitad del siglo I A.C): la
lengua literaria se libera de arcaísmos y se unifica. Poetas (Ennio), Cómicos
(Plauto y Terencio). La capital es la que da el tono del lenguaje.
III. Latín clásico, edad de oro (Mitad del siglo I A.C hasta la muerte de Augusto,
14 D.C): Apogeos de las letras romanas, auge de la política romana. La
retórica está y la filosofía está personificada por Cicerón que depura la
lengua y crea la prosa artística, el latín clásico.
IV. Latín posclásico, edad de plata (Desde la muerte de Augusto hasta el año
200DC): Afectación del estilo y la aceptación de elementos populares y
arcaicos
V. Latín tardío, bajo latín (Desde el 200 DC hasta la llegada de las lenguas
romances): Final de la latinidad propiamente dicha. La poesía cristiana
aparece en el siglo IV con Ambrosio. El nivel literario y gramatical de todo
cuanto se escribe en bajo latín va descendiendo continuamente hasta la
reforma carolingia. La reforma del latín (patrimonio de la iglesia y de los
cultos) coincide con la generación de un nuevo idioma: el romance. Hay una
toma de conciencia de la lengua hablada diferente del latín litúrgico o de los
documentos.
Fuentes del latín vulgar
La literatura romana utilizaba un latín de “lujo” que no demostraba nada sobre el
hombre normal, el romano de la calle. Para descubrir lo más cercano al latín hablado
debemos buscar al margen de la literatura en los márgenes donde aparecen autores y
textos secundarios. Hay vulgarismos que se transparentan en la lengua escrita frente a
algunos textos literarios (Épocas del período tardío). Se ve en las fallas que cometen y
las hipercorrecciones, ahí podemos ver el latín vulgar. También compararlo con otras
lenguas romances.
1. Gramáticos latinos: la serie de puristas que señalan las pronunciaciones o formas
deficientes. Appendix Probi
2. Glosarios latinos: Vocabularios rudimentarios, generalmente monolingües, que
traducen palabras y giros considerados como ajenos a los usos de la época.
3. Inscripciones latinas:
a. Inscripciones grabadas (textos honoríficos, dedicatorias a divinidades,
epitafios, actas públicas o privadas)
b. Inscripciones pintadas (anuncios privados, proclamas públicas)
c. Inscripciones trazadas con punzón (grafitos, tablillas de execración,
formulas cabalísticas)
4. Autores latinos antiguos, clásicos y de la edad de plata: habla descuidada
cercana al habla ordinaria
5. Tratados técnicos: manuales de medicina, veterinaria
6. Historias y crónicas a partir del siglo VI: obras toscas sin pretensiones literarias
redactadas en un latín cargado de vulgarismos y reminiscencias clásicas.
7. Leyes, diplomas, cartas y formularios: la lengua en estos casos es un injerto
extraño con elementos populares y expresiones pasadas de moda, estilos
literarios.
8. Autores cristianos: ellos rechazaron el latín culto o literario para lograr
evangelizar a toda la población por igual. La lengua era considerada como un
instrumento que debía poder expresar pronto la ideología cristiana.
9. Reconstrucción del latín vulgar por estudio de lenguas comparadas románicas: la
gramática comparada es la que rebela principales transformaciones sufridas por
el latín hablado. Como principios deben:
a. Compartir el cambio todas las lenguas románicas o la mayoría de ellas
b. Por un grupo geográficamente unido.
Este método es útil pero no son principios absolutos. Es necesario contar con
fenómenos populares que por alguna razón u otra no sobrevivieron en las
lenguas romance.
De la unidad latina a la diversidad románica
La norma latina era relativamente simple por el hecho de no estar dividida en dialectos
como el griego. Los distintos textos se caracterizan por las particularidades regionales
que sobrevivieron en las lenguas romance. El latín vulgar aparece en ellas siempre como
el mismo o con ligeras diferencias.
Una lengua hablada en una porción geográfica tan grande y por poblaciones tan
heterogéneas no puede tardar en disgregarse según los lugares y según los medios
sociales al mismo tiempo.
La dislocación de la romania se abordó a través del método comparativo y con la
consideración de los hechos históricos.
Causas para la variación:
1. Étnicas: acción que ejerce sobre una lengua un pueblo o una comunidad
lingüística diferenciada. Sustratos (huellas de la lengua dominada en la
dominante) y superestratos (huellas de la lengua dominante sobre la dominada).
2. Sociales: variedad de formas, construcciones y pronunciaciones (sobre todo) que
permiten clasificar al hablante de acuerdo a su pertenencia social. La jerarquía
social de una lengua cambia de forma bastante rápida (lo periférico se vuelve
central y viceversa).
3. Cronológicas: el latín no cesó de evolucionar. Es lícito suponer que las
provincias romanizadas antes habrán guardado rasgos relativamente arcaicos del
latín (caso de Hispania).
Si hay algunas provincias (como Hispania) que fueron armando una unidad aparte tiene
que ver con la falta de autoridad romana para controlar las provincias más lejanas y
autónomas.
BELTRAN IORIS: EL LATÍN EN LA HISPANIA ROMANA, UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA
A pesar de las diferencias temporales hay una vigencia entre expresiones de distintas
épocas latinas.
El latín funcionó durante casi un milenio como lengua de comunicación general en
Hispania. Se impuso poco a poco para convertirse en la lengua madre de la mayoría de
los habitantes de la península. Hay que analizar el proceso de fragmentación para la
evolución de las distintas lenguas romances.
¿Un latín de Hispania?
Se considera que existe un latín sustancialmente idéntico en Hispania y en Italia así
como en otros lugares de occidente. Incluso en época visigoda la documentación
muestra que los fenómenos que experimenta el latín tenían una extensión que iba más
allá de Roma.
Los rasgos que variación y cambio del latín se atribuyeron a un latín hablado del que no
se conservan testimonios pero cuya existencia se ve en la concordancia de distintas
lenguas romance. El latín culto y escrito coexistía con formas relajadas (familiares,
populares o rústicas) y modalidades regionales influidas por sustratos o adstratos
paleohispánicos.
La familiaridad con la escritura estaba difundida en el mundo romano con un gran
número de semiletrados cuanto menos en zonas cercanas a la urbe.
La clave es diferenciar cuán distintas son las formas cultas y las vulgares. La distancia
que separaba estas variedades no debería ser mucha.
Debido a la temprana introducción del Latín en Hispania es posible pensar que se
conservarían arcaísmos o prestamos de lenguas anteriores al latín.
Es posible pensar que el escenario para que se produzcan las diferenciaciones más
fuertes del latín fue la conquista musulmana en el año 711. En ese momento la
península ibérica quedó sometida a un mundo nuevo en contacto con cultura y lengua
arábica mientras que la población latina quedó fragmentada en comunidades
independientes en distintas partes geográficas de la península.
Diversidad, unidad y fragmentación
Latín en Hispania desde el 218 a.C y el 711 consta de cuatro etapas fundamentales:
- Dos de ellas marcadas por la diversidad lingüística y plasmada por el empleo de
no menos de siete lenguas en las que el idioma de Roma coexistió en una
posición subalterna hasta que logró imponerse frente a esas lenguas.
- La tercera etapa se define por la unidad durante el latín es el idioma hablado casi
únicamente en Hispania
- La cuarta muestra los primeros síntomas de diferenciación en el amplio ámbito
de influencia latino. La definitiva fragmentación se produjo con la irrupción
musulmana en el 711.
Los grandes cambios lingüísticos corresponden a distintos momentos históricos en torno
al proceso de romanización.
El latín se expandió junto con el imperio romano y mantuvo su substancial unidad
mientras que hubieran los vínculos políticos y culturales que lo vertebraban.
Las lenguas en el imperio romano
En ese momento no existía una vinculación tan estrecha entre lengua e identidad
comunitaria como la heredada por la Europa contemporánea del proceso de
construcción de naciones modernas. Roma no desarrolló una política sistemática para
expandir el latín ni eliminar las lenguas indígenas con las que se encontraba.
La difusión del latín no fue producto de una política lingüística deliberada, sino más
bien el proceso espontáneo en el que participaron activamente las poblaciones
provinciales y que obedece a circunstancias históricas.
El latín era de todos modos símbolo de ascenso social y de dominio. A pesar de esto los
rasgos de heterogeneidad eran evidentes a lo largo de todo el imperio.
La península ibérica tenía una situación lingüística particular: convivían no menos de
siete idiomas pertenecientes a distintas familias lingüísticas y estas lenguas dejaron de
escribirse tempranamente.
La fragmentación lingüística de Hispania y la temprana desaparición de los idiomas
vernáculos fueron en beneficio del latín pero a la vez caracterizó todo el contexto
histórico posterior de la latinización.
La república: diversidad lingüística
A fines del siglo III AC, roma entro en la península con la presencia clara de un
mosaico de culturas con distinto desarrollo técnico y complejidad social. Esto permite
explicar cómo los fenómenos latinos se adhirieron de forma distinta en las costas
mediterráneas y en el centro de la península (estos más tardíamente). Durante un tiempo
considerable la península ibérica se encontró en guerra constante. Es comprensible que
por lo tanto gran parte del contacto con la población romana fuera por parte de soldados
del ejército romano. La población civil se establecía en el terreno de las costas y en
forma reducida.
Otros fenómenos de la romanización temprana: introducción de la moneda, uso del a
escritura, desarrollo de urbanismo y arquitectura, cambios en la dieta, fortalecimiento de
la vida urbana y el comercio a larga distancia, dislocación de estructuras sociales debido
a la conquista militar, integración al imperio.
Este contacto entre culturas puede evidenciarse en el terreno lingüístico fuertemente
dominado por las formas locales. El conocimiento del latín se difundió durante los
siglos II y I AC. Fuera de estos márgenes había una dominación clara de lenguas
locales.
A partir del siglo I AC la pacificación de Hispania hace evolucionar la situación
rápidamente. Pese al dominio de la diversidad lingüística el latín arraigó de manera
temprana en la península debido a la precocidad de la presencia romana.
El principado: hegemonía del latín
El gobierno de Cesar y el mandato de Augusto marcan un punto de inflexión debido a
distintas razones: la pacificación de Hispania tras las guerras cántabras, el asentamiento
de romanos en distintas colonias, la concesión de ciudadanía a más de setenta
comunidades indígenas y la instauración del principado como nuevo régimen político.
Cambio la situación de la península para ser un anexo más del terreno cívico romano. Se
comenzó a trasladar el estilo de vida creado por la cultura romana imperial. El vehículo
lingüístico para todos estos cambios fue el latín (siendo ya el idioma materno de
muchos asentados en Hispania). Todo esto hace que el latín como la lengua de
comunicación en todo el territorio de Hispania se establezca cada vez más certeramente.
Los primeros años del siglo I AC contemplan la desaparición de las lenguas vernáculas
o cuanto menos quedara reducida a ambientes familiares y zonas rústicas que
paulatinamente se extinguieron.
Vespesiano fue el emperador que aumento la integración política en Hispania. Proveyó
a todos los hispanos libres el derecho latino una condición jurídica próxima a la plena
ciudadanía.
Es posible que en este contexto conviviera un latín culto y un latín vulgar (por lo tanto
ágrafo) aunque sigue siendo claro el rol predominante del latín como lengua franca. A
fines del siglo II el latín era ya la lengua indiscutida de Hispania (había una
fragmentación pero menor siendo que ya las lenguas vernáculas se encontraban en vías
de extinción).
Pero a finales de siglo hubo una tendencia que se invirtió y se comenzaron a ver
síntomas de la crisis. Se comenzaron a ver ciudades abandonadas.
Comiendo de la antigüedad tardía: el latín, lengua materna de Hispania
Tras la dinastía de los Severos el imperio se enfrentó a un período convulso en el que
las presiones exteriores de los pueblos se sumaron a la inestabilidad política provocada
por los pronunciamientos militares, enfrentamientos entre aspirantes al trono y distintos
conflictos civiles. El mundo romano se puso recuperar de esta experiencia a través de
profundas transformaciones que modificaron su fisionomía pero permitieron establecer
períodos de estabilidad. El cristianismo progresó de condición de ilegalidad a religión
oficial y exclusiva del imperio. Con Teodosio el cristianismo se convirtió en la única
religión tolerada en el mundo romano y dividió al imperio romano en dos mitades:
oriente y occidente. La extrema debilidad política y militar de la parte occidental del
imperio facilitó su disgregación a fines del siglo V, avanzando a la desarticulación
definitiva del mundo romano en occidente.
Hispania fue una de las que mayor disfrutó estabilidad durante el siglo IV pese a su
creciente marginalización.
El latín se vio afectado por estas variaciones culturales. Durante el siglo IV la mayor
parte de los textos conservados tienen que ver con el cristianismo. Todas estas obras
reflejan el proceso de expansión social, de consolidación política y de afirmación
respecto de las tradiciones clásicas.
Desde el comienzo del siglo V la estabilidad disfrutaba por Hispania se quebró con la
entrada de vándalos y alanos, pronto diezmados o emigrados.
La hegemonía visigoda: el preludio de la diferenciación lingüística
A lo largo del siglo VI el poder visigodo se afirmó en Hispania. Se desarrolló una
importante vida cultural dentro del marco de la iglesia sobre todo. Los monasterios se
volvieron centros de estudio y lideró la compleja labor de ajustar la tradición clásica a
las nuevas condiciones de un reino con raíces germánicas e hispánicas.
El mundo romano se convirtió en un horizonte cultural y político totalmente diferente.
Se evidencian mayores diferencias entre lengua oral y escita a través de los consejos
para la acción pastoral en los que se recomendaba el vulgarismo para asegurarse la
comprensión del auditorio.
A partir del año 711 con el ingreso de los musulmanes a la península dio lugar a un
cambio radical en la historia de Hispania. Al norte había una tendencia cristiana y al sur
islámica y arabizada.
La vigencia del latín como lengua de comunicación se agotaba y la pertenencia de
Hispania al imperio romano era algo remoto y pasado. La referencia se volvió cercana
al reino visigodo y no al romano durante este período. La fragmentación era evidente.
Entrada a la edad media.
VÁRVARO: LATÍN Y ROMANCE: ¿FRAGMENTACIÓN O REESTRUCTURACIÓN?
Hipótesis de Herman: La sensación de homogeneidad territorial que brindaba el latín
para los contemporáneos, aunque ilusoria, se fundaba en la experiencia continua de la
intercomunicación y la comprensión entre los hablantes.
Se plantea la siguiente situación:
1. La documentación de los fenómenos llamados pre-romances es más o menos
antigua, esporádica pero no está caracterizada de manera geográfica
2. La documentación debe aislarse de una vasta masa de otros fenómenos que se
encuentran fuera de la norma del latín pero que no tiene subsecuente evolución
lingüística hacia el romance
3. Los indicios derivados de la comparación de lenguas romance argumentan a
favor de la relativa antigüedad de los fenómenos aun de los que no tenemos
testimonios directos.
4. El lenguaje escrito empieza a exhibir formas marcadas regionalmente solo a
partir del siglo V en adelante
5. La conciencia de la unidad lingüística de la sociedad permanece viva en el siglo
VI
6. Por contraste, después del año 800 aparece un claro conocimiento del abismo
entre el latín y el romance.
Se considera injustificada la hipótesis que dentro del latín existieron dos latines: uno
vulgar y otro culto. También consideran indemostrable la existencia de un estado de
diglosia.
En tiempos imperiales el mundo lingüístico del latín tenía una minoría dotada de un
enorme prestigio social, económico y cultural que estaba absorbiendo a una gran
mayoría cada vez menos convencida de sus identidades diversas y originales. Tan solo
consideran que los bretones y los vascos lograron evitar la romanización.
El latín hablado por las masas latinizadas toleraba grandes infracciones a la norma.
Sin embargo el proceso de latinización involucró al mismo tiempo aculturación. Esto
significa que no podía evitar la proliferación de los fenómenos llamados vulgares y que
se documentan en distintos textos. Si bien hay un intento de censura e hipercorrección y
hay algunos vulgarismos que deben haberse perdido había una norma laxa que permitía
que estos fenómenos emergieran y persistieran.
El universo lingüístico del latín debió parecer un enorme y sólido espacio debajo de una
sólida pero elástica cúpula (la norma) debajo de la cual operaban fuerzas ingobernables
de innovación, desviación y de expresión. Esto explica el sentimiento generalizado de
que el mundo romano era lingüísticamente homogéneo. Lo era en cuanto a la norma
unitaria y que la variación era en todas partes medianamente similar y siempre
controlada por la primera.
El momento decisivo es el colapso del imperio: el momento donde la gente pierde el
sentimiento de pertenencia a un todo adquiere un sentido de identidad local. La
conciencia universalista no desaparece del todo y explica la vitalidad del latín pero la
homogeneidad anterior no se preserva de igual modo.
La desaparición de la unificación que daba el imperio permite un grado considerable de
variación. Se permiten nuevas normas locales y que se vuelven disponibles
paulatinamente para ser alternativas a la norma original.
Lo que cambió fueron las relaciones y los valores sociales: la fragmentación no es más
que la consecuencia diferida de una profunda reestructuración del sistema
sociolingüístico de la comunidad.
MOURE, RESEÑA DE TEXTO DE WRIGHT
Tesis de Wright: la coexistencia en el territorio de la romania y en el período que se
extiende entre la caída del imperio romano y el renacimiento del siglo XII dos lenguas
distintas: una vernácula, hablada por el pueblo iletrado y un latín medieval, patrimonio
de una clase cultivada que había tenido acceso al aprendizaje de la escritura.
Frente al latín vulgar como distintas formas vernáculas diversamente evolucionadas la
perspectiva tradicional supuso la práctica de una lengua latina con relativa pero
innegable uniformidad de gran documentación literaria.
El latín, la lengua del imperio romano, habría permanecido como inalterada mientras
que las lenguas vernáculas habrían crecido y se habrían extendido paralelamente en el
uso de la plebe.
W. sostiene que no existió distinción entre una lengua latina y una lengua romance
desde el quiebre de la unidad imperial hasta el establecimiento oficial de una ortografía
y pronunciación específica para el latín.
La nueva pronunciación prescripta en el tratado de ortografía de Alcuino que se basaba
en una correspondencia única entre grafema y fonema, esto constituyó la base del
método de aprendizaje de la lengua latina desde entonces.
Con anterioridad a la reforma carolingia todo hablante empleaba un determinado estilo
de acuerdo a su idioma vernáculo de cuyo carácter latino o romance no tenía conciencia.
La distinción conceptual entre dos lenguas diferentes (latina y romance) no pudo nacer
antes de que se comenzara a utilizar de forma consciente una pronunciación
diferenciada, artificial y deliberadamente arcaizante del latín (reforma carolingia)
W. está en contra de la teoría de las dos normas que sostiene la coexistencia con
anterioridad al siglo IX de dos normas una propia del latín culto y otra propia del latín
vulgar. Se basa en el frágil supuesto de que determinado grupo de hablantes habái
logrado resistir exitosamente a lo largo de mil años a los cambios fonéticos que estaban
afectando contemporáneamente a la comunidad.
La consecuencias de esta reforma en el territorio francés, la actividad de los diversos
centros eclesiásticos que la difunden y las primeras evidencias registradas de una toma
de conciencia de la existencia del idioma vernáculo y de la posibilidad de un nuevo
código que lo registrase apelando a la ortografía reformada son temas que toca la obra
de W.
W. precisa que hasta el siglo XI cada región española poseía su idioma vernáculo y
refuta las hipótesis que han postulado la práctica de un latín vulgar.
La existencia del latín medieval es lo que permite distinguir conceptualmente dos
lenguas: latín y romance. El acto de los reyes magos es el caso más antiguo de una obra
literaria española que ha sobrevivido. Está escrita con ortografía vernácula para su
lectura en la iglesia durante el servicio.