Derecho Antiguo
Derecho Antiguo
(Parte I)
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Este fenómeno reviste gran importancia para la historia del Derecho, ya que empuja al
Derecho Consuetudinario, a un Derecho escrito, menos propenso a la transgresión de las
leyes establecidas y a la casi supresión de la práctica interpretativa de las leyes.
El Derecho antiguo
Para adentrarnos en el estudio del Derecho antiguo es preciso hacer un breve exordio sobre
el origen del Derecho en los pueblos primitivos.
El hombre era dueño y poseedor de todo lo que ocupaba el espacio, no obstante, aparecieron
otros que se disputaban el dominio universal; a raíz de esto, el sentido de la propiedad y de
la pertenencia surgió. Fue entonces que el hombre sedentario primitivo formó parte de la
dinámica social y se incorporó a agrupaciones en forma de tribus, clanes y hordas que se
enfrentaban las unas a las otras, ejerciendo supremacía o debilidad.
Esa desigualdad contribuyó a que el Derecho sea un principio de autoridad que se imponía a
los menos fuertes y aptos. Las tribus vencedoras subyugaban e implantaban sus costumbres
a las hordas sometidas, originándose la Moral: sistema establecido por la fuerza;
engendradora del Derecho Consuetudinario (el más primitivo).
Las sociedades comenzaron a dividirse debido a los conflictos sociales (guerras), implicando
una evolución social del Derecho, ya que los conquistadores aplicaban el Derecho a los
conquistados; forma que se resumió en que los que ostentaban armas, poder y dinero
legislaran en contra de aquellos que cometiesen insubordinación a la autoridad establecida
(delito). De ahí que las condenas eran atribuidas en función del delito: político, artificial,
común o natural.
Pero, aunque hablemos de un Derecho durante la antigüedad, debemos destacar que ése
Derecho no es perfectamente caracterizado como los pueblos contemporáneos. Ni siquiera
son comparables con los pueblos de la antigüedad clásica, griega y romana, ya que carecían
de una unidad sistemática jurídica basada sólo en preceptos morales y costumbristas.
Éstas sociedades pueden ser muy diferentes, sin embargo, hay un carácter común entre ellas,
“la idea religiosa absorbe y domina las otras manifestaciones del espíritu, política, filosofía,
Derecho y ciencia están subordinadas especialmente a la religión y bajo la dirección y
dependencia del poder sacerdotal” (2). Por medio de ésta premisa, podemos entonces afirmar
que el factor común en las normas jurídicas de egipcios, mesopotámicos, indios, chinos,
persas y griegos es el Derecho al servicio de Dios y de su ley. Ello resalta que este estudio
estará cargado de legislación teológica y monárquica.
Derecho antiguo mesopotámico
Pero su mención y atención no reside en que sea o no uno de los pueblos más antiguos, sino
que la historia lo registra como la primera civilización que compila y codifica todas sus leyes
y legislaciones en un código que serviría para la unificación de todos sus pueblos.
Mesopotamia, como pueblo bajo cortos periodos de estabilidad debido a constantes guerras
libradas contra pueblos circundantes (Asiria, Babilonia, Caldea, etc.), no pudo regirse bajo
un sistema jurídico único y estable, por lo que a lo largo de su historia adoptó códigos
temporarios hasta la fijación del Código de Hammurabi. Códigos que suplieron
efímeramente las necesidades imperantes durante su tiempo de aplicación.
Entre los grandes códigos que poseyó Mesopotamia se encuentran el Código de Ur-Nammu,
el Código Eshnuna, el Código de Lipit-Ishtar y el Código de Hammurabi (el más
revolucionario y significativo de toda la historia mesopotámica). Estos códigos comprenden
la historia jurídica de la antigua Mesopotamia.
Código de Ur-Nammu
Corresponde a la autoría del primer rey de la III Dinastía de Ur, Ur-Nammu, quien gobernó
Mesopotamia por 34 años. Es el código más antiguo del mundo y se recopiló escrito en
sumerio en tres tablillas de barro, acuñando unos 195 artículos, redactados con fórmulas
condicionales que describen el delito y luego fijan la pena. En ellos se reflejan características
únicas y de relativo avance: 1) protección a la viuda y al huérfano por parte del Estado, 2)
multas por muerte o daños a terceros, 3) no existe la pena de muerte, 4) establece medidas
para contrarrestar la corrupción burocrática, 5) no hay castigos corporales ni mutilaciones,
sino multas, 6) no se aplica la Ley del Talión. En resumen, se podría adjudicar a éste código
rasgos de humanitarios en la dinámica penal, es inverso completamente al Código de
Hammurabi.
Código de Eshnuna
Redactado unos 300 años antes del Código de Hammurabi. De éste no hay relatos
convincentes, debido a que se ha dificultado su investigación de origen, pero se sabe que es
antesala a la modalidad penal que sostiene el Código de Hammurabi, ya que establece la
práctica de la Ley del Talión y detalla el procedimiento de lugar para los casos penales (robo,
asesinato, violación e injurias graves). Fue encontrado en su forma prístina en dos tablillas
de barro escritas en cuneiforme.
Código de Lipit-Ishtar
Fue creado por Lipit-Ishart, quinto rey de la III Dinastía de Ur; precede al Código de
Hammurabi, donde se enumera casos por los cuales el imputado debe resarcir el daño al
afectado con una multa. Es un código que establece, además, la modificación y
estandarización de los sistemas de medida y peso; para evitar fraudes y engaños en las
transacciones comerciales de granos (cebada y trigo). Consta de una tablilla en barro con 43
artículos.
Código de Hammurabi
Es el código más antiguo que ha quedado intacto y completo, por lo que es el más famoso y
conocido (3). Escrito por el sexto rey de la I Dinastía de Babilonia, Hammurabi. Está grabado
sobre diorita, contiene 282 artículos concernientes a todos los aspectos de la vida humana.
No es una formulación de todas las normas prevalecientes, sino una compilación de leyes
necesitadas, modificadas y nuevas leyes promulgadas. En realidad, no es un auténtico código,
sino un conocimiento de las antiguas leyes (Ur-Nammu, Eshnuna y Lipit-Ishtar) y la
añadidura de otras por Hammurabi.
El Código es tan importante porque unifica las leyes existentes y es impuesto sobre los
pueblos sojuzgados por el Imperio. Lo que constituye la unificación jurídica de todos los
estados de Hammurabi, es decir, la unificación jurídica de toda Mesopotamia por primera
vez. El Código no respondía a las necesidades de los simples ciudadanos, sino a la iniciativa
de los reyes.
Los señores y el pueblo tenían sus propios derechos y deberes, mientras que los esclavos eran
considerados como “cosas”. El mismo código regulaba aspectos del matrimonio
(monogámico), adopciones, sucesiones, divorcio, libertad, propiedad (inalienable), oficios y
crímenes con sus consecuentes castigos.
Justicia
La civilización egipcia es una de las más ancestrales y significativas para el proceso evolutivo
histórico del Derecho; ya que constituye, junto a India, los países-madre de la Historia y de
las primeras instituciones y figuras jurídicas del mundo (5).
Egipto era una sociedad totalmente materialista y de carácter práctico calando dentro del
Derecho, lo que permitió que se nutriera de su tradición y sus costumbres; haciéndola una
maquinaria que funcionaba de forma perfecta en todas las materias jurídicas y en la
legislación de justicia, ya que se ajustaba a las necesidades de su colectividad.
Egipto transmitía sus reglas de conducta y sus normas (todo lo que se denomina Derecho)
así como su espíritu filosófico al través de su tradición (6). Éste método fue tan eficaz que fue
adoptado por muchas comunidades e, incluso, ha influido en la legislación actual en materia
de penas, con el único contraste de que la implementación del castigo era exagerada e
inflexible.
En Egipto se utilizó tres de las instituciones más viejas del mundo, las cuales han llegado a
nuestro Derecho moderno casi intactas; variando de acuerdo a las culturas y grupos étnicos
a lo largo de la historia. Estas instituciones significaron para los egipcios la renovación en los
regímenes matrimoniales, de sucesión, de comercio, de traspaso de bienes, patrimonios
familiares, hipotecas, etc.
Adopción
Fue una institución asimilada por los egipcios a través de asirios, hebreos y judíos;
practicándola de modo parecido. Luego tomada por los griegos y después transmitida a los
romanos.
Matrimonio
Hipoteca
Era concebido como un contrato real por acuerdo oral o compromiso honorable por el cual
el deudor entrega a su acreedor un inmueble para que disfrute de él como propietario y se
compense así por el fruto que deriva del mismo ese capital que tiene invertido y
comprometido en la deuda, durante todo el plazo del contrato, que vencido éste pueda
apropiárselo, cumplidas ciertas formalidades legales.
Organización de la Familia
La familia es la base de la organización social en el periodo del Imperio del Nilo. Egipto, desde
sus inicios fue un pueblo matriarcal; en donde el protagonismo doméstico era representado
por la mujer. El patriarcado surge en la época faraónica o con mucha posteridad al Egipto
primitivo. La mujer era sojuzgada al hombre por el poder marital, quien se encargaba de los
oficios, tejer, preparar alimentos, criar hijos, etc.
La costumbre establecía el matrimonio incestuoso, pues a la muerte del hombre era repartido
en partes iguales entre los hijos y la viuda. La poligamia estaba permitida, estableciendo la
distribución igualitaria entre todos los hijos de cada matrimonio. El faraón Aramis instituyó
el matrimonio civil. El matrimonio civil era digno para personas comunes y el religioso sólo
para piadosos. El divorcio era practicado y aceptado, pudiendo ser pedido por la mujer o el
hombre, indistintamente.
Justicia
El Faraón era la representación en forma humana de los dioses sobre la tierra, lo que
implicaba que de él emanaban las leyes. Era el guardián de la Ley y tenía la última palabra
sobre casos extraordinarios en materia procesal. En la práctica, la justicia era oficio de los
sacerdotes, quienes formaban un tribunal de treinta miembros escogidos entre ellos mismos
por votaciones. Era presidido por un presidente, quien dirigía los debates en los asuntos
contenciosos.
El procedimiento era sencillo y escrito, función de los escribas. Los abogados no existían, por
lo que los litigantes debían defenderse por ellos mismos. El presidente era encargado de
emitir el fallo; pero, en defecto de ello, el presidente lo hacía presentando la imagen de la
diosa Ma (la verdad y justicia). La apelación sólo podía ejecutarse cuando el proceso era
conocido y valorado por el enorme aparato burocrático egipcio.
Para el siglo XI, el indostánico era el mismo Derecho arábigo que imperó en Asia. Indostán,
desde su conformación, ha sido nación basada en una filosofía política profundamente
religiosa, arraigada a los designios de la Ley divina, origen de los primeros preceptos sociales.
Con la propagación del budismo se produjeron las condiciones necesarias para confeccionar
la primera constitución política que regiría Indostán hasta la fragmentación del imperio en
numerosos reinos monárquicos absolutistas.
La casta de los brahmanes, según el Código de Manú, fue creada de labios del Señor del
Mundo; la de los chatrias de sus manos; la de los vaisías de sus caderas y la casta inferior (los
sudras) creada de sus pies.
El estudio de los libros religiosos y la enseñanza de la religión constituye parte de los oficios
que asisten a los brahmanes; la salvaguardia del pueblo a los chatrias; los vaisías deben cuidar
del ganado, comerciar, prestar dinero y labrar la tierra y, finalmente, la única ocupación que
el Señor ha designado a los sudras es la de servir dócilmente a las otras tres castas.
Los reyes, y luego los mismo señores, conceden grandes extensiones de tierras en beneficios
a cambio de la ayuda militar; las demás personas libres se someten en vasallaje a las más
poderosas, jurándoles fidelidad y comprometiéndose a servirlas en la guerra a cambio de su
protección.
La jerarquía social así creada elevó considerablemente a los grandes señores, quienes
reclamaron privilegios e inmunidades que implicaban delegar en su favor ciertas funciones
del Estado. Pero en España, contrariamente a lo que sucedió en las demás naciones de
Europa, esa delegación sólo fue excepcional, y lo reyes conservaron casi siempre sus
atribuciones esenciales o regalías (nombramiento de funcionarios, administración de
justicia, acuñación de moneda, etc.).
La nobleza, sin embargo, goza de un estatuto jurídico especial de carácter privilegiado que la
convierte en una clase social superior a las demás con derechos y obligaciones diferentes.
Este sistema jurídico, que en Italia es recopilado en los Libri Feudorum, aparece legislado
en las Partidas y en otros cuerpos legales.
Este Derecho asumía la forma de un pacto o contrato que fijaba el estatuto jurídico de ese
grupo frente al señor, creándole una situación especial.
Análogo contenido y significado tuvieron los fueros que se concedían a las ciudades y villas y
que, en definitiva, reemplazaron a las cartas pueblas. El primer fuero que se conoce es el
otorgado a Castrojeriz en 974, este sistema continuó hasta mediados del siglo XIII.
Originariamente un fuero era un conjunto breve de normas escritas que regulaban las
relaciones de los vecinos con el rey o el señor, asegurándoles también ciertos privilegios o
exenciones de carácter penal, impositivo y procesal.
Pero ya en el siglo XII aparecen fueros mucho más extensos –como el de Cuenca– que
recogen las costumbres jurídicas del lugar, la organización y funcionamiento del gobierno
comunal y las demás franquicias de que gozan los vecinos en el orden de las relaciones
privadas y procesales.
Por efectos de todas estas nuevas formulaciones, el derecho castellano a principios de la Baja
Edad Media (que comienza, como ya dijimos, en 1212), puede describirse así:
b) Derechos locales. Son los fueros en cuya redacción escrita se acumulan los derechos
especiales derivados de la concesión real, las costumbres nuevas y las fazañas del lugar.
c) Derechos personales. Que constituyen el estatuto de ciertos grupos sociales, los nobles, los
mudéjares, los judíos, etc.
d) Derecho canónico. Del cual trataremos más adelante (ver acápite “El derecho canónico”).
Este particularismo jurídico era, en gran parte, de formación espontánea y revela muy pocas
influencias exteriores, aunque se asemeja en su desarrollo a la evolución que se produce
contemporáneamente en los demás países europeos. En todos ellos, en efecto, aparecen los
derechos particulares de las ciudades, de la nobleza y de algunas profesiones.
Los primeros se llaman en Italia statuti y en Francia chartes o status municipaux y consisten
en la redacción escrita de reglas del gobierno comunal, a veces de origen consuetudinario y
otras –la mayoría– otorgadas por los reyes o los señores. Hay también costumbres
regionales –consuetudini, coutumes– que florecen al amparo de la falta de legislación real y
se afianzan con la jurisprudencia.
A este Derecho, que se desarrolla en especial en los siglos XI y XII, se agrega los privilegios
feudales, los estatutos de las corporaciones y más tarde el derecho marítimo, formando así
un conjunto de normas que, en general, se conocen bajo el nombre de derecho propio.
El particularismo jurídico así establecido en las principales naciones de Europa era opuesto
a la tradición romana de un derecho único y a los deseos de uniformidad que los juristas
querían desarrollar e imponer. Así reaparece con creciente vigor un Derecho común, más
científico y orgánico que en las materias eclesiásticas es el Derecho canónico y en las demás
el Derecho romano justinianeo (acápites “El derecho canónico” y “La recepción del derecho
romano justinianeo”).
El derecho canónico
La Iglesia católica fue organizando desde los primero siglos su propio Derecho, que con el
desarrollo del cristianismo iba a imponerse en todo el mundo occidental. Ese Derecho está
destinado no sólo a organizar el gobierno de la Iglesia como sociedad jurídica perfecta, sino
también las relaciones de ésta con sus fieles y la actividad religiosa de los últimos, que se
exterioriza a través del culto y de los sacramentos.
Además, la influencia creciente del catolicismo permitirá que el Derecho canónico penetre
profundamente en el Derecho laico, ya inspirando sus soluciones, ya absorbiendo materias
que –como el matrimonio, la familia, el parentesco, etc.– dependen de las instituciones de la
Iglesia.
El derecho canónico –de “canon”, que significa regla– tiene naturalmente su origen y
fundamento en la revelación divina desarrollada en la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento).
A este derecho divino se fueron agregando las normas impuestas por la tradición, por los
santos padres en sus libros (la Patrística), por los decretos de los papas y por los cánones de
los concilios (reuniones de los altos dignatarios eclesiásticos) que formaron el Derecho
canónico humano.
La diversidad de las fuentes y la dispersión misma de la Iglesia en los siglos de las invasiones
originaron la dificultad de conocer ese derecho humano y aun cierto particularismo dentro
del mismo. Surgió así la necesidad de recopilarlo y ordenarlo. Esta función se cumple extra
oficialmente.
La primera colección de cánones la hizo en Roma, a fines del siglo V o a principios del VI, un
monje llamado Dionisio el Exiguo. Pero, la que tuvo mayor importancia y difusión en la Alta
Edad Media fue la Hispana formada en la península ibérica durante el siglo VII por un autor
desconocido.
Entre los años 1140 y 1142 un monje llamado Graciano hizo una obra fundamental que tituló
Concordia discordantium canonum, más conocida bajo el nombre de Decretum. Es a la vez
una recopilación de fuentes y una obra doctrinaria, porque ordena ese material heterogéneo
procurando darle unidad y coherencia.
Enorme fue la influencia de este libro, no sólo para el conocimiento, sino también para la
enseñanza del Derecho canónico, porque, a partir de entonces, sirvió de texto en la escuela
de Bolonia en donde Graciano era profesor.
Sobre la base del Decreto se formó el Corpus Iuris Canonici, (Cuerpo del Derecho canónico)
en el cual se reunieron varias compilaciones hechas durante los siglos XIII a XV, a saber:
a) las Decretales del papa Gregorio IX, recopiladas en cinco libros por San Raimundo de
Peñafort y promulgadas en 1234;
d) las Extravagantes de Juan XXII, que comprendían decretales de este pontífice posteriores
a 1317; y
e) las Extravagantes Comunes, que igualmente reúnen normas papales hasta fines del siglo
XV.
Estas dos últimas colecciones, que no habían tenido carácter oficial, fueron agregadas a las
anteriores por el jurista francés Jean Chappuis, quien en 1500 editó todo el conjunto.
Posteriormente se hizo una revisión oficial de los textos así reunidos, la cual fue aprobada en
1580 y publicada en 1582 bajo el nombre de Corpus Iuris Canonici, a imitación del título con
el cual se conocía la compilación de Justiniano.
No cesó después esta obra legislativa de la Iglesia. Entre las reformas más importantes
corresponde recordar las sancionadas por el Concilio de Trento (1545-1563), que versan
principalmente sobre el matrimonio y la disciplina eclesiástica. Felipe II promulgó estas
reformas como leyes de España y de las Indias por real cédula del 12 de Julio de 1564.
Este proceso consiste esencialmente en la adaptación de las normas jurídicas laicas a las
enseñanzas religiosas y en la moralización del Derecho. Porque la Iglesia no se preocupó
solamente de organizar su propio funcionamiento como institución de origen divino, sino
que también trató de inculcar normas de convivencia ajustadas a sus doctrinas.
El desarrollo gradual de la cultura permitió, sin embargo, que prosperaran algunas escuelas
de Derecho en Italia. Entre ellas sobresalió la de Bolonia, desde fines del siglo XI, en cuyas
aulas se estudió el Corpus juris civilis de Justiniano, comentando sus doctrinas y sus leyes.
Diversas circunstancias –entre ellas el prestigio de que gozaba el Derecho romano en una
cristiandad que se mantenía unida a pesar de la separación de los Estados– convirtieron a
Bolonia en el Centro más importante de los estudios jurídicos medievales, en donde una
pléyade de maestros y discípulos iba a perfeccionarse para difundir luego por toda Europa la
ciencia fundada en aquellas compilaciones.
El primero que se destacó en Bolonia fue Irnerio (muerto después de 1125), quien inauguró
la escuela llamada de Los Glosadores. Consistía este sistema en comentar las leyes y doctrinas
romanas escribiendo –entre líneas o al margen del manuscrito– una glosa que trataba de
resumirlas y de explicarlas.
La última figura de esta escuela fue Accursio, fallecido hacia 1260, quien reunió los
comentarios anteriores y escribió la Glossa ordinaria, ampliamente difundida en Occidente.
Entretanto la escuela iba extendiendo por toda Europa sus enseñanzas, en especial en las
Universidades que aparecieron contemporáneamente como testimonio del renacimiento
cultural. El Piacentino (así llamado porque era oriundo de Plasencia, en Italia), fundó en
Montpellier una escuela de Derecho en la cual aplicó los métodos boloñeses durante la
segunda mitad del siglo XII. La enseñanza se extendió luego a Orleans, Oxford y otras casas
de estudio, así como a las que se fundaron a principios del siglo XIII en España: Palencia,
Salamanca y Valladolid.
Gracias a esta difusión del Derecho romano justinianeo y del Derecho canónico, exaltados
ambos por la nueva ciencia jurídica, los dos sistemas fueron mejor conocidos y comenzaron
a ser aplicados en algunas partes de Europa como Derecho común, es decir, como supletorio
de los derechos particulares.
Las leyes canónicas, naturalmente, continuaron en vigencia por obra de la Iglesia que
mantenía su régimen jurídico y orientaba la cultura.
Las romanas se impusieron en Italia desde el siglo XIII como legislación vigente que era
considerada a la vez como el propio derecho nacional.
En Francia las provincias meridionales las admitieron también como coutumes en reemplazo
de las antiguas, mientras el norte conservó su sistema propio.
En Alemania el Tribunal de la Cámara del Imperio, creado en 1495, recibió la orden de aplicar
el Derecho común (romano y canónico), salvo en los casos regidos por normas particulares,
así se produjo la recepción del Derecho romano en todo el Imperio Germánico.
El estudio de ese Derecho común suscitó en Italia la aparición de una nueva escuela llamada
de los postglosadores o bartolistas. Iniciada por Cino da Pistoia a principios del siglo XIV, su
máximo exponente fue Bártolo de Saxoferrato (1314-1357), al cual siguieron Baldo de Ubaldis
y otros muchos comentaristas.
Esta escuela, tratando de superar la exégesis más o menos literal de las normas (que había
caracterizado a la anterior), quiso buscar su verdadero y profundo sentido, la ratio legis y
creó así nuevas concepciones dando solución jurídica a muchos problemas de la época. El
mismo método aplicaron Juan Andrés y Nicolás de Tudeschi (llamado el Abad panormitano)
al comentario de las leyes canónicas.
Gracias a esas dos escuelas sucesivas se formó una verdadera ciencia del Derecho que de las
universidades pasó a la aplicación práctica de las doctrinas y de las soluciones concretas que
se fueron elaborando.
La Recepción en España
Esta difusión alcanzó también a la península ibérica. Los estudiantes españoles de Bolonia
volvieron a su patria trayendo las nuevas ideas que iban a enseñar en las universidades y a
inspirar la labor de los tribunales superiores. Pero el Derecho común no se impuso sin que
surgieran fuertes resistencias de quienes pretendían conservar el orden tradicional, de esta
lucha procede el complejo sistema jurídico de España.
Desde que se unieron definitivamente los reinos de Castilla y León en 1230 se manifiestó una
política real orientada a uniformar el localismo jurídico y la diversidad de fuentes que
entonces existía. Fernando III el Santo ordenó en 1241 traducir el Liber Judiciorum al
lenguaje común, llamándolo “Fuero Juzgo” lo otorgó en tal carácter –es decir, como fuero–
a varias ciudades recién reconquistadas.
Alfonso X el Sabio, su hijo, continuó idéntica política con el Fuero Juzgo, además hizo
redactar otro cuerpo legal llamado Fuero Real (1255), que tanto él como sus sucesores dieron
a varias poblaciones, con el objeto de unificar los derechos locales.
Esta nueva obra legislativa se inspiraba principalmente en los fueros anteriores y también en
el Derecho común (romano y canónico) entonces ya conocido en España y ejerció una
influencia considerable entre los juristas.
Pero la gran obra legislativa de la época fue el código que más tarde se llamó de las Siete
Partidas. Su historia es algo confusa y poco conocida. Alfonso el Sabio redactó –con ayuda de
los juristas de la Corte– un “Libro del Fuero” en cuyo prólogo se dice que es “espejo del
Derecho” y, por esta razón, recibió el nombre de “Espéculo”.
La obra, hecha probablemente entre los años 1256 y 1260, sólo tenía cinco libros que trataban
acerca del rey, la Corte, las obligaciones de los súbditos y el Derecho procesal. El libro fue
sancionado y promulgado para servir de guía en la Corte y para ser aplicado por los jueces
nombrados por el rey, distintos de los jueces locales que utilizaban los fueros.
Dentro del matrimonio, el Código de Manú establece que el sistema de repartición de bienes
es distinto dependiendo de la tendencia que la comunidad escoja entre la de Mitacshara y la
de Dayabhaga. La primera sostiene que los hijos están sujetos a su padre y forman una
especie de comunidad de bienes o patrimonio común, que sólo se disuelve por la muerte de
aquél. La segunda expresa que los hijos adquieren el derecho al patrimonio del padre sólo
cuando éste muere o los abandona para adoptar otra religión (equivalencia a muerte civil en
la antigua legislación francesa).
La cónyuge y las hijas no ejercitan ningún derecho sobre el patrimonio, ya que no se les toma
en serio. Ese sistema de familia ha sobrevivido en India durante toda su larga historia. La
familia india está vinculada socialmente para satisfacer el triple fin de su existencia: la
subsistencia por medio de la alimentación, el bien espiritual por medio del culto y el disfrute
de sus bienes comunes por una sabia administración de su patrimonio (2). Según el Código
de Manú, la administración de los bienes y la dirección de los negocios pertenecen al jefe de
la familia y, en su defecto, al varón de más edad, con la cooperación de los hermanos y la
madre, si está viva.
El divorcio con ruptura del vínculo conyugal estaba prohibido, sólo se toleraba,
excepcionalmente, cuando había cambio de religión en uno de los esposos. Ahora bien, en el
Digesto indio existían formas de lograr el reemplazo de la pareja si una mujer se embriagaba
o caía enferma gravemente, cuando era estéril por un periodo de 8 años, si sólo procreaba
hijas o si era una maldiciente y abandonaba su hogar. De igual forma la mujer podía
abandonar a su marido legalmente y hasta contraer nuevas nupcias bajo las siguientes
causas: si su marido era degradado públicamente o si mendigaba contrariando la Ley.
Entre las condiciones del matrimonio estaban la de elegir a la mujer dentro de la misma casta
social del novio y, si se buscaba en una inferior, el marido descendía a la categoría de la mujer
y perdía todos los honores y prerrogativas correspondientes a su rango.
Adopción
La única razón en la ley hindú para adoptar era si no se tenía hijos o si la mujer no procreaba
varones herederos sucesibles en grado hábil dentro de la escala fijada por la ley. Dentro de la
ley, el esposo podía adoptar a un hijo sin el consentimiento de la mujer, pero la mujer no
podía hacerlo sin el consentimiento previo del marido. Por último, el adoptado se desvincula
totalmente de la familia natural para entrar en la familia jurídica del adoptante.
Código de Manú
Constituye el más antiguo e importante de los códigos hindúes, ya que es el único que
constituye la recopilación de todos los preceptos jurídicos primitivos, legislaciones, códigos
de derecho consuetudinario, monumentos religiosos, filosóficos y políticos que han existido
en la antigua India. En esencia, no es realmente un código en el sentido técnico. Es el “Libro
de la Ley”, porque a más de las reglamentaciones ordenanzas y leyes propias de todo código,
regula la vida civil y religiosa de todo hindú (4).
El Manú primitivo abarca 24 rúbricas y 1.000 capítulos de la obra Narada (quien es el sabio
entre los dioses indios). En el Código figuran muchas modalidades legales que conservamos
en nuestro Derecho moderno, como la indemnización o compensación económica, adopción,
divorcio, secesión de bienes matrimoniales, etc.
3. Al brahmán no se le aplicarán los castigos severos previstos por el Código, sólo se le puede
castigar con una multa o con el destierro, siendo su propiedad inviolable, ni siquiera el Estado
tiene derecho a quitarle sus bienes.
5. El rey está considerado como la máxima autoridad del Estado, con poderes ilimitados. Es
la personificación del amo del mundo.
6. El rey debe defender el régimen de las castas, salvaguardar la ley sagrada, es el jefe del la
administración del Estado, dirige el ejército, política exterior y recaudación de impuestos, es
el juez supremo que resuelve los asuntos judiciales.
7. El Código previene el paso del poder del Estado a manos de representantes de la clase
inferior.
8. El Código persuade a los jueces y reyes de que deben observar estrictamente las leyes y no
dejar sin castigo a los culpables.
El rey
Polemarco
Era el comandante inmediato del ejército y dirigía los asuntos de diplomacia, relaciones
internacionales y era el concerniente de la extranjería.
Arconte
Era el órgano compuesto por los arcontes, quienes administraban la justicia. Estaba
conformado por nueve arcontes, tres de los cuales eran jefes del órgano y los seis restantes
ejecutaban las sentencias y dictámenes despachadas por los arcontes principales.
Familia
Era la unidad superior que agrupaba en su seno algunos linajes o fratrias. Los guerreros se
reunían por fratria y file en la guerra.
Era la corte suprema judicial, compuesta por los miembros retirados del cargo de arconte. Su
función principal era la de velar por la conservación de las leyes, administrar parte de los
asuntos de la ciudad y castigar con penas corporales y pecuniarias a los delincuentes. Su
función es similar a la del Senado primitivo romano.
La población griega durante el periodo de la Aristocracia se quejaba y lamentaba de la
deleznable práctica que ejecutaban los funcionarios del Estado, ya que operaban bajo la
corrupción y la arbitrariedad en términos legales. Al no existir una codificación escrita de las
costumbres y normas tradicionalistas, los funcionarios no se sentían obligados a seguir
ningún tipo de directriz establecida. Es así como los ricos no aristócratas exigen la
transcripción de las leyes para participar en el gobierno.
Dracón, en el 621 a.C, tiene la misión de fijar las leyes; su trabajo constituyó la creación del
primer código ateniense escrito. “Las leyes de Dracón son una simple recopilación de las
antiguas normas conservadas por la tradición (8). Con el logro de Dracón se les arrebata a
los jueces aristócratas la exclusividad en el ejercicio de la justicia y de la arbitraria
interpretación de las costumbres como fuente de éste Derecho. Con la ley se rompía la
estrecha relación de la justicia con los poderes dirigentes. Dracón fijó las leyes de la justica
penal y criminal sobre homicidios; diferenciando los asesinatos premeditados de los
asesinatos en defensa propia. Era un Derecho más humano en comparación con el anterior.
Sin embargo, implementa cruelmente el jus talionis, el cual representó la severidad y dureza
en la imposición de los castigos.
Solón
La fama de Solón como gran poeta lo catapulta hacia el Arconte, entre el 594 y 594 a.C. Fue
legislador a quien se le confirió poderes extraordinarios para actuar como árbitro equitativo
entre ricos y pobres. Sus trabajos se centraron en crear leyes que contrarrestaran el grave
conflicto social y económico imperante en la sociedad ateniense.
Leyes de Solón
Solón se avocó a reestructurar los modelos constitucionales, sociales y económicos, los cuales
no estaban en concordancia con los problemas que padecían los griegos.
Reformas Constitucionales
Solón reformó la constitución para dividir a la sociedad en cuatro clases, en relación a los
ingresos anuales en cereales y aceite.
En primer lugar, se estableció la clase pentakosiomedimno, que incluía a las personas con
ingreso de 500 medias, ciudadanos con facultades y derechos para desempeñar funciones en
las magistraturas. En segundo lugar estaban los hippeis, caballeros que ganaban unas 300
medias; eran pequeños nobles vinculados a la tierra. En un tercer orden tenemos a los
zeugitais, quienes ganaban unas 200 medias; eran pequeños propietarios y miembros de los
hiplotas (infantes de guerra). Por último, los thetes no tenían salarios y sus ingresos eran
menos de 200 medias. Son parte del pueblo simple.
Reformas sociales
Las leyes de Solón, en su gran mayoría, hacen referencia al individuo, la familia y la herencia.
7. Redujo la tasa de interés por préstamo y la cuantía de la renta por labrantía de tierras.
8. Suprimió el mayorazgo.
10. Devolvió a la libertad a los deudores reducidos a servidumbre y fueron restituidos a sus
antiguos cargos.
Colocado al frente de los negocios, Solón libertó al pueblo para el presente y para el futuro
con la prohibición de préstamos sobre la persona, puso leyes e hizo una cancelación de las
deudas privadas y públicas; fue como quitarles un peso de encima (9).
Reforma económicas
Las reformas de Solón van íntimamente vinculadas y, en cierto modo, dependen de las
reformas económicas, que fueron la base del desarrollo económico posterior de Atenas (10).
Se creó el primer tribunal de apelación denominado Heliaia, compuesto por 400 miembros
(100 por cada tribu), que se reunía en el Ágora, donde podían revisar las sentencias del
Consejo de Areópago, con facultades para revisar, aumentar, disminuir o anular las penas
expedidas del Consejo de Areópago. En sus leyes, Solón dejó establecidas las cuantías de las
penas correspondientes a los diversos delitos; evitando la arbitrariedad tribunal.
Este legislador, a través de su labor legislativa, encaminó a Grecia hacia el avance radical de
las políticas públicas y del sistema jurídico discriminatorio con que era administrado
injustamente por la Aristocracia funesta. Sus trabajos sirvieron de base para posteriores
sistemas de gobiernos, como la Democracia con Pericles.
En general, la actividad propia de los asentamientos estaba administrada por los códigos; los
cuales eran respetados y horados debido a su peso histórico como legado “iluminado” de sus
fundadores y antepasados. Ahora bien, la asimilación y la adaptación de dichos códigos
fueron relativamente prontas, porque las costumbres estaban y era obligatorio el
conocimiento de las mismas; lo que implicaba que la experiencia contribuía al dominio
rápido de la ley escrita.
A mi entender, el estudio intensivo de los vestigios jurídicos por parte del Derecho contribuye
a que crear un compendio normativo más justo y equitativo, aprendiendo de los errores y de
las dificultades que afrontaron nuestros antepasados y, a la vez, enriqueciéndolo hasta hacer
un Derecho más internacional, plural, práctico y variable conforme los tiempos.
Conclusión
Como se pudo apreciar, la verdadera esencia del Derecho proviene de las más antiquísimas
costumbres que prevalecieron en la prehistoria como en la historia. Por lo que se puede
afirmar que el Derecho es resultado de la interacción social por medio de sus costumbres. La
preeminencia del Derecho antiguo será siempre base fundamental para el estudio de los
textos jurídicos y para la comprensión de su aplicación práctica, sobre todo, cuando nos
referimos a las instituciones y figuras legales.
Las grandes civilizaciones, constituidas en poderosos imperios y reinados, contribuyeron a
afianzar la legitimidad de las leyes, para encauzar sus destinos en aras de estabilidad, unión
y paz. No obstante, las divergencias entre las clases sociales contribuyeron aún más para que
las leyes fuesen mejor elaboradas, reformadas y ejecutadas. Es decir, por la sed insaciable de
justicia y equidad que reivindicaban sus gentes, los antiguos hicieron del ejercicio del
Derecho una práctica común, valorizada y digna de apreciación.
Esa sed de justicia y el valor real que los antiguos le imprimieron a las leyes, hacen hoy día
tan necesaria y obligatoria la sabiduría de las leyes ancestrales, así, los caminos del hombre,
acompañados siempre de la fidelidad de la verdad, serán más meritorios y ponderables
durante toda la existencia de la humanidad. “La verdad y la fiel ejecución de las leyes siempre
ha sido el verdadero ideal social de los hombres en sociedad”, afirmó el gran maestro
Aristóteles.