SACRAMENTOS DE CURACIÓN
Jesús mismo quiso que la Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación
y salvación de los hombres, incluso en sus propios miembros. Esta es la finalidad
de los dos sacramentos de curación, del sacramento de la Penitencia y de la Unción de los
enfermos.
EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN:
El pecado es, ante todo, ofensa a Dios, ruptura de la
comunión con Él. Al mismo tiempo, atenta contra
la comunión con la Iglesia.
Por eso la conversión implica a la vez el perdón de
Dios y la reconciliación con la Iglesia, que es lo que
expresa y celebra litúrgicamente el sacramento de la
penitencia y la reconciliación. (CIC 1440) El
sacramento de la Reconciliación está constituido por el
conjunto de tres actos realizados por el penitente y la
absolución del sacerdote. Los actos del penitente son:
el
arrepentimiento, la confesión o manifestación de los
pecados al sacerdote y el propósito de
realizar la reparación y las obras de penitencia.
¿Quiénes pueden recibir este sacramento?
Todo bautizado está llamado a la penitencia y la reconciliación, en tanto la debilidad humana
nos hace atentar contra la comunión con Dios y con la Iglesia. La confesión individual e
íntegra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario para la
reconciliación con Dios y con la Iglesia. Es importante acercarse a la parroquia y solicitar los
horarios de atención del sacerdote, para prepararse convenientemente a recibir la
Reconciliación.
¿Cuáles son sus signos principales?
Como ya se ha señalado, consiste en los tres actos del penitente más la absolución del
sacerdote. Más este último constituye, en sí, la reconciliación con Dios, que nos pone en
camino de la reconciliación con el hermano.
PASOS PARA UNA BUENA CONFESION
1. Examen de conciencia
2. Dolor de corazón
3. Propósito de no volver a pecar
4. Decir los pecados al sacerdote
5. Cumplir la penitencia
UNCIÓN DE LOS ENFERMOS:
El sacramento de la Unción de los enfermos tiene por fin conferir
una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades
inherentes al estado de enfermedad grave o vejez
(CIC 1527). Es un acto de reconciliación y aceptación de la
voluntad de Dios, ponerse en sus manos y esperar confiados en su
voluntad, uniendo nuestro dolor y nuestro sufrimiento al sufrimiento
y al dolor de Cristo en la cruz, para ser liberados con Él en la
plenitud de los tiempos.
¿Quienes pueden recibir este sacramento?
Cada vez que un cristiano cae gravemente enfermo, puede recibir la Santa Unción, y también
cuando, después de haberla recibido, la enfermedad se agrava. En cualquiera de
estos casos, los familiares han de acercarse con tiempo a la Parroquia o capilla para
solicitar la asistencia del sacerdote. Esto es importante, pues suele ocurrir que, en la
premura del tiempo y en la gravedad del enfermo, el sacerdote no se encuentre en la unidad
pastoral o esté dedicado a otra labor que le impida asistir inmediatamente. Esto es muy importante, pues
ólo el sacerdote puede administrar este sacramento.
¿Cuáles son sus signos principales?
Lo esencial de la celebración de este sacramento consiste en la unción en la frente y las
manos del enfermo con el santo crisma, acompañado de la oración litúrgica del sacerdote
celebrante que pide la gracia especial de este sacramento.
PENITENCIA, LLAMADO TAMBIÉN CONFESIÓN O RECONCILIACIÓN
De acuerdo con el catecismo de la Iglesia católica:
Se le denomina sacramento de conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús
a la conversión, la vuelta al Padre (cf Lc 15,18) del que el hombre se había alejado por el pecado.
Se denomina sacramento de la Penitencia porque consagra un proceso personal y eclesial de
conversión, de arrepentimiento y de reparación por parte del cristiano pecador.
Es llamado sacramento de la confesión porque la declaración o manifestación, la confesión de los
pecados ante el sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento. En un sentido profundo
este sacramento es también una "confesión", reconocimiento y alabanza de la santidad de Dios y
de su misericordia para con el hombre pecador.
Se le llama sacramento del perdón porque, por la absolución sacramental del sacerdote, Dios
concede al penitente "el perdón y la paz" (OP, fórmula de la absolución).
Se le denomina sacramento de reconciliación porque otorga al pecador el amor de Dios que
reconcilia: "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20). El que vive del amor misericordioso de Dios
está pronto a responder a la llamada del Señor: "Ve primero a reconciliarte con tu hermano" (Mt
5,24).
UNCIÓN DE LOS ENFERMOS (ANTES LLAMADA EXTREMAUNCIÓN)
Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera
encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso
los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo; y contribuir, así, al bien del Pueblo
de Dios"