Philippe Dubois
Fotografia & Cine
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serieveFotografia & Cineserieve
Directora de coleccién: Vesta Ménica Herrerias
DeReciios ReseRvapos
© 2013, Philippe Dubois
© Andrea Garrido, Ivin Salinas, por la traduccion
y Martin Solares por a revisin.
© 2013, Badiciones Ve S.A. de CV.
Calle 5 de Mayo, 16 ~ A, Santa Maria Txcotel, Santa Luct
del Camino, C.P, 68100, Oaxaca de Juérez, Oaxaca
[email protected]
Coedicién:
© 2013, Fundacién Televisa
“La mision de la Direcci6n de Artes Visuales de Fundacién Televisa es lade
promover y fortalecer deste México la formacién de comunidades de inter
cambio y reflexion en tomo al arte y fa cultura fotogeifica y audiovisual”
“Este libro fue publicado con el apoyo de la Embajada de Francia en Méico/
CCC-IFAL, en el marco del Programa de Fomento ala Publicacién “Alfonso
Reyes" del Ministerio francés de Relaciones extriores y europeas."
Disefo y formacién: Alejandro Magallanes / Ana Laura Alba
ssn: 978-607-95286-6.9
© Derechos Reservatos para todas la imigenes incluidas en esta publicacion,
‘Queda prohibida Ia reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier
‘medio o procedimiento, comprendidos la reprogeafiay el tratamiento
informatio, la fotocopia ola grabacién, sn la previa autorizacién por escrito
de EDICIONES vr.
Impreso en México
387045 IBERO
CIUDAD DE MEXICO @
Philippe Dubois
Fotografia & Cine
‘Traductores
Andrea Garrido e Ivin Salinas
Revision
‘Martin Solares
serieveIntroduccién
Este libro, Fotografia & Cine, se concentra més en el “&” que en
las dos palabras. sumamente cargadas de significado que lo rodean.
No es mas que un pequeto signo gréfico, pero él es el centro de este
trabajo, en él reside todo el sentido del mismo, Es lo que en lenguaje
tipogritico se llama “ligadura” o “nudo”. ¥ ese sera justamente el
tema a analizar en las piginas siguientes: este libro no busca obligar
una de estas dos palabras a ponerse junto a la otra, oa enfrentarla,
de manera que la fotografia se encuentre de un lado, el cine del otro;
ni yuxtaponerlas, sumarlas 0 acercarlas y mucho menos compararlas
6 restarle valor a una en detrimento de la otra. Tampoco se busca
analizar el primero de estos conceptos y luego saltar al segundo,
co casarlos a la fuerza (aunque compondrian un matrimonio interesan-
te). Pues cada una de las posibilidades anteriores nos obliga a aceptar
que hay dos entidades distintas, la fotografia de un lado y el cine del
otro, como si fueran dos bloques o iddentidades separadas, reconoci-
bles y reconocidas,establecidas de manera definitiva, ya las que seria
posible asociar, segtin modos variables por defini. Se trata mas bien
de despertar el interés en el hecho de que no se encuentran separados,
de hacer aficos el muro que pretende diferenciarlos: que Fotografia &
Cine sean vistos como un conjunto, no como algo constituido por dos
entidades distinta, sino como un todo tinico, indivisible e indiscernible,
+ Ligadura” 0 “nudo” son las palabras que designan en francés este signo ti-
pogrifico singular, construido a partir de la unin grfica de las letras “e" y"t,
{que componen la palabra “et” [La palabra “et” equivale a la conjuncidn “Y" en
francés, N. del F.. Este signo lo usaban los copistas antes de que se inventara la
imprenta. El1érmino téenico uilizado en francés para esta abreviacién es perluise
© experiuette (en inglés ompersand), Su uso se remonta ala Antigiedad latina (fue
inventado por Tiron, el seeretario de Cicerdn) y ala Edad Media (al tipégrafo
Aldo Manucio). Segin el Tréor de la Lamgue Francusee & fue considerado hasta
‘el siglo XIX como la vigésimoseptima letra del alfabeto, El Dicsonari bistro
de la Lengua Francesa (el Robert) sefala la influencia combinada de las palabras
peer y pirouetteEltema es
examina este
dura, He ahi, en términos generales, la cuestién que
ro: volver indiscernible lo que la tradicién
(por ejemplo, al oponer
imiento). Lo que se busca es hacer de la
o bloque estético. Un nudo
los aftos ochenta para
el comiin denominador de
estos dos “bloques”:
orrosa, que vibra entre el
Porque este pu
representa sin duda la vi
s que los liga en lugar de separarlos.
que posee una identidad problematica,
interesante para esclarecer con una
yensos que lo rodean.
oduetivo, y todas las précticas singulares
su manera, observar de manera indirecta
tos. Se comprende mejor lo que est en
esi se les observa de lado, a partir
iso directo y frontal (gQué es
un discurso indirecto
Qué puede decirnos la fotografia
Jmos el cine sobre la fotografia?
incisiva y penetrante.
interme
la mirada podia ser mas
El lector encontrar en esta recopila
{que he escrito al paso de los aios. Lo que tienen en comin a
vista es que cada uno representa una experiencia intelectual
ii trayectoria te6rica: todos estos textos fueron escritos después de la
publicacién de mi libro El acto fotogrfico (la primera edicion fue de
, de 1990). Todos muestran, en
rentes matices, emo he buscado, después
mnes internacionales a ese libro, que me v
“especialista de la foto”, cambiar de posiciGn te6rica, no enca
sobre la fotografia, Mostrar cémo el discurso sobre la especificidad
dela muy pronto en un obstéculo
que abrir de inmediato el campo de nuestras reflexiones mas
Ja simple ontologia de la imagen fotogréfica.
Este rechazo a encerrarse 0 replegarse, esta biisqueda de una
apertura he buscado realizarla mediante una doble mirada, por
tuna parte sobre el cine, por otro lado sobre las précticas en torno
a las imagenes contemporéneas (en particular al video arte), no para
ssumergirme una vez:mas en una interrogacién sobre la eseneia (:Qué
ces el cine? ¢Qué es el video?) sino por el contrario, para contemplar
y analizar el trabajo cruzado de la prictica de imagenes hibridas
lector de este libro encontrar aqui reflexiones que me han acom-
pafiado estos afios sobre el punto intermedio entre la foto y el cine
(no estén aqui mis textos sobre el video, el punto intermedio de los
dos por excelencia, porque pertenecen a otro libro, de manera que
constituyan un
Estos dos libros (sobre fotografia & cine y sobre cine & video)
trazan gran parte de tedrico de las imagenes.
De este forma, esta recopil bro personal,que mas allé de simy os textos que he
publicado por separado, define mi trayectoria y constituye el retrato
as imagenes
los textos son
emente sinte
ar o reeset
de un pensamiento en mov
(foro, cine,
posteriores a 198
fideo) y un determinado perio
iene diez textos que
a: primero una serie de
iniciales, que son los mas largos}
pequefios, circunstanciales y monogrificos, que est
particulares de fotégrafos, artistas 0 fotocineastas. Estos textos ya
-ados en Francia, sea en antologias, en revistas 0 en
gos dle expo
Los seis textos te¢
problemas estéticos de la imagen. En orden:
os, ms o menos transversales, estudian
1, La cuestién de la relacién (autobiogréfica) con la memoria
a través de la imagen en las peliculas de cinco “cinefot6grafe
‘modernistas: Raymond Depardon (y su pelicula Les Annees-décli),
Agnés Varda (y su pelicula Ubsse), Robert Frank (y su trilogia
Conversations in Vermont, Home Improvements y Life dances on),
Chris Marker (y su pelicula Sij vais Quatre dromadaires), y Ho
Frampton (y su pelicula Nostalgia);
2, La cuestién de la foto hecha ps
nematograma”, ms que el “forograma”),y de la memoria como
fotografia (pero noa la inversa) en el extraordinario film de Chris
Marker, La Jetée, hecho casi por completo a partir de fotografias
filmadas y que cuenta la historia de un viaje en el tiempo a través
de la imagen,
ula (que aqui llamo el “ci-
3, La cuestiGn del panorama fotogrifico
ada desde un punto de vist
de la fotografia pa-
Grico y a partir
el panorama, con el barrido de su
‘én de su temporalidad, considerada como
de una hipétesis “cinétiea
da
” en lacreacién fotogréfica con-
de un “efecto-filme” en el trabajo de los
rtstas plisticos, Fotdgrafos y ci
a partir de las priicticas que retor if
fotogrifico, fotografia estenopeicas, fuera de f
foto, en el cine, en el
'Y como corolatio, los pro
Encuant tro textos cortos y més monogrificos,examinan
a obra de los siguientes artistas:
2) Erie Rondepierre, artista francés que ha trabajado intensamentea
partir de fotogramas de peliculasa fin de provocar sorprendentes
“aberraciones” poéticas;
b) Hervé Rabot, fotdgrafo francés que ha trabajado de manera
plistica con los fuera de foco, los barridos, los temblores, las
imagenes movidas, agitadas por movimientos intimos que cons-
tituyen una especie de sismografiacaligréfica de los sentimientos
ligados a los lugares;
©) Michel Lamothe, fot6g
bajo con cémaras estenop
vibrantes, salvajes y brutas de su alrededor y de
cercanas a é
-as para obtener
«) Victor Burgin, el célebre artista fotdgrafo y cineasta inglés, que
ha desarrollado un sofisticado arte de la referencia intermed
en obras complejas, que mezclan fotografia, filmes,
dios digitales, e introducen al espectador en ver
de reflexion“Todos estos textos nos dicen, cada uno a su manera, a través de
problematicas particulares y de artistas ingulares, que la comprensién
de_la fotografia actual ha dejado de ser global, general, nica y frontal.
Por el contrario: la foto es especifica, transversal, abierta y miltiple
de foco,
de los acercamientos, que el cine en particular nos ofrece, han sido
para mi extremadamente esclarecedora. Pensar la fotografia a través
del cine (o a la inversa) se ha vuelto, en los primeros aftos del 2000,
anera més pertinente de determi idad donde
fotografia.
esti
Los cinefotégrafos de la memoria autobiografica
Introduccion
Desde hace algunos aiios mi trabajo de investigacién sobre las i
genes pretende deliberadamente (y cada vez més) ser transterritorial
es decir: situarse en el cruce de distintas formas de representacién
visual. Mis trabajos de principios de los afios ochenta sobre la fo-
tografia, y mas recientemente los de video buscaban, cada uno a su
manera, aproximarse a cierto tipo de imagen tecnol6gica, a lo que
le era estéticamente lo més esencial (digamos, su “especificidad”)\
Pero hoy en dia considero que es pri
solo, como si se tratara de un campo auténomo, aislado, autirquico.
En el plano tedrico creo que ya no es titil ni tampoco pertinente
hablar de la fotografia en si, o del cine como ontologia, 0 del video
como soporte especifico. Por el contrario (y ya he comenzado por
aqui y por allé a abordar en este sentido las relaciones transversa~
les entre cine, foto y video"): pienso que estamos en un momento
" Philippe Dubois, Ate photographique et autres exais, Paris, Nathan, coleccién
“«Université/Cinéma et images», 1983 -nuewa edicion aumentada 1990. (En
EL acto ftagrafce
ippe Dubois,
n Jo que respecta las relaciones entre
o:ntexprétations”,en Cenmmunizations espe
‘pense ce que le cinéma erées, en el ea
deo, 0°48, Paris,
Godard: Son
Image, New York, MoMA, 1992. En lo que se refere alas relacones entre foto
reine, ver por ejemplo mi articulo «Les Métissage
Phoregraphique,
ages» en La Recherche
La eréaton photographiqueearspienne de 1970 1990), Pais,
Raymond Bellour, 'Ente-Dmages. Phan, cinéma, vidéo, Pais,
Bprivilegiado que nos permite estudiar de manera fundamental una
-xamindndola a partir de otra, a través de otra, en otra, por
otra, como otra, Esta visi6n oblicua, desfasada, muchas veces ofrece
vias mis eficaces para llegar a aquello que se encuentra en el corazén
de un sistema. Entrar por la gran puerta central pr
y donde todo ya esta organizado para ser visto de
‘me parece menos agudo, menos pertinente, menos ingenioso, que
inmiscuirse por e/costado, por una pequeia entrada lateral que per
ver cosas inéditas (0 jamas vistas as) y con frecuenci
images
nudo mas penetrarite y asombroso que observarlas con tranqui
desde enfrente, hacia donde estin expuestas y donde, a fin de cuent
se convierten en una barrera
Pretendo practicar voluntariamente la oblicuidad. Partir, por
ejemplo, de la sencilla idea de que la cl 1 revelador de la
fotografia se encuentra fuera de ella, Y a partir de esta idea buscar
aprehender algo de la fotografia a través del cine (a menos que
focurra a fin de cuentas lo contrario). En pocas palabras, colocar-
me en el pliegue, en el sentido deleuziano’, en la interseccién que
articula de manera reciproca dos medios que con tanta frecuencia
consideramos antagénicos. Por ejemplo: ghay algo que nos diga mis
(y'mejor) sobre los aspectos fundamentales del imaginario fotogrstico
que, digamos, Blow-up de Antonioni, el film princeps en
Obien: zexiste algo més apropiado que La jetée de
entender fotogrsficamente la naturaleza del cine (
alls: al reflexionar sobre el estatus tedrico y e
de un film, no est uno en cierta medida en el corazén del pliegue
antes mencionado, ante un objeto
al mismo tiempo més all
‘uno, menos que el otro y es un poco ambos ala v.
‘Al considerar de este modo el conjunto de relaciones posibles
éntre el cine y la fotografia es de suponer que existe un volumen
el m
> Gilles Dele: coleecién Critique, 1987.
4
considerable de problemsticas transversales, suficientes ejemplos hasta
cierto punto enriquecedores y singulares. Evidentemente, no se busca
examinarlos todos aqui. Pero d nto variado (pues
hay muchas puertaslaterales en un edificio), he escogido una para este
primer ensayo, afin de estudiarla con gran detalle y en profundidad:
Eneste ensayo,
la obra de cinco n son maestros de la autobiagrafia
‘moderna: Raymond Depardon, Agnés Varda, Robert Frank, Chris
autores y por qué
‘externas y razones in
justificaciones
Las justificaciones externas surgen al mencionar a estos cinco
autores. Depardon, Varda, Frank, Marker y Frampton son cineastas
{que también son for6grafos yloson en igual medida. La mayoria ha sido
en un primer momento fotdgrafo, luego cineasta: han llegado al cine
por la fotografia, algunas veces para volver aella, en otros casos sélo
pasaron por el cine de manera temporal, y en otras ocasiones para
quedarse en ambos lados ala vez, o para no dejar de ir y venir de uno
al otro, sin distinciin de clase. Fotégeafos y cineastas que ven ambos
les y que cada vez lo demuestran sin lugar
smarlos cinefotdgrafos. No esté de més aftadir
que estos cinco cinefotégrafos son relativamente contemporéneos:
todos comenzaron su obra en los afios cincuenta, la desarrollaron
ance en las décadas siguientes y se vigor
ea de los diversos cambios cinematogrificos que caracteri~
zaron la produccién de esa época: la nowvelle vague, el documental
y los compromisos politicos en Francia, el cine independiente y el
ferground en Estados Unidos. Historica y estéticamente se puede
decir que estos cinco autores encarnan y representan lo que se ha
llamado la “modernidad cinematogritica”, es decir: wi
nal, critico y reflexivo, con una gran dosis de autenticidad
subjetivo y desapegado; un cine del anslisis detallado y de la opacidad,
que cuestiona al ser y la inquietud existencial; un cine del riesgo y
Ia experiencia, que se resistea la transparencia objetiva y al dominio
a dudas. Podriamos
1sismo que representa la gran forma clisica, Esta coincidencia
idad: la autobiografia es,
Elegir la autobiografia fue una consecuencia natural: los cinco
‘modernos aqui citados han realizado al menos una pelicula que prac~
tica esta postura enunciativa particular, la del
a través de imagenes y sonidos: Les Années-déclic
nd Dépardon, el Ubjse de Agnes Vard
noersacién en Vermont] de Robert Frank,
jera cuatro dromedarios| de
y esto es asumido ex}
ee cula, que sella i el espectador el famoso pacto autobiogrifico
(por usar la expresién de Philippe Lejeune’): el caso en que autor,
narradory personaje comparten y exponen la misma identidad. Ahora
bien: la eleccién de la autobiografia como tema de este corpus plantea
algunos problemas te6ricos importantes. En primer lugar, el debate
lo muy sustancioso, desde los ensayos de El
pe Lejeune hasta los coloquios y encuentros
en Bruselas, Valence y Montreal, pasando por el texto de Raymond
Bellour, entre otros’. Mas alla de las reflexiones anteriores cabe
1987, coloquio dirigido por Adolphe Njs
186 sobre L’Berizure du Je au cinéma, actas
té Libre de Bruxelles en
cen la Reaue Belge du Cinéma,
(Francia) organizados par Frangoise Calvex et Dominique Paini en 1984 sobre
Lettres, Canfessons,Journaus Invimes ~hay un catélogo con el mismo titulo. En
16
preguntarse si se puede hablar realmente de autobiogratia en el cine
- pre
al legir este tema es, por una parte, el hecho de que la autobiografia
implica una mirada autorreflexiva, que permite de alguna manera un
autocuestionamiento del dispositive: girado hacia sf
no le queda otra exterioridad que no sea su propia puesta en escena,
nto, manifestar sus propias condiciones de existencia como
Por otra parte, y sobre todo, la cuestién de la autobiografia
ubica la problemética de las imagenes en el orden explicito de la
subjetividad, en el orden de la vida siquica y de los procesos de
Jamemoria. Ya sea que esto ocurra a través de las peliculas o fotografias
(©, como ocurre con mayor frecuenci mismo tiempo)
Ja autobiografia instituye una reflexiGn esencial sobre la nocién de la
imagen mental. Esto es Jo que me interesa explorar principalmente
aqui, porque eso es lo que hace que se identifique en un solo nudo
‘ografia y la vida siquica
smo, al sujeto
en ambas
cineforografos o fotdgrafos cineastas resalta de inmediato que este cine
del Yo ernplea sistemticamente la puesta en escena de la fotografia. El Yo
autobiogrfico se instaura por el intermediario obligado, que es la ima-
gen fotogréfica: avanzan juntos. Cada una de estas peliculas comienza
por formular au manera una doble pregunta: gcémo lograr que la foto
hable en ya través de un film? y gpor qué la foto es el objeto de transi-
‘in privilegiado de la inscripcidn autobiogrfica en el cine? La tinica
respuesta satisfactoria a estas interrogantes debe buscarse en el hecho
«estuvo bajo a direccidn de Nicole Gingras y Raymond Bellovs, “Autoportrais",
en Communications, 0° 48 sobre el Video, Paris, Seu, 1988,
7singular de imagen y de palabra), que es el que articula siquicamente
Ir celacin foto-cine en un todo onginico, Pste dispositivo es por st
tao tan sgnificativo como las foros que transmis Es decir, este
spositivo es siempre tebrco en certa mancrsy tanto.un concepto
cone una forma, tanto una magqinaciOn como BA maquinaria.
‘De ahi la eleecién de las cinco obras citadas anteriormente den-
tro de este capitulo, dedicado a la filma “foroautobiogrifica”™.
He seleccionado estas peliculas, insisto, pordue ‘cada una de elas
representa de manera ejemplar un dispositive teérico modelo (un gran
rei de fancionamiento de las imagenes mentale) ¥ porque estas
neo formas particulares, una vex reunidass sun sistema.
‘Dicho de otra manera, cada una de las peli slas escogidas corresponde,
ayant modo de ver a ano de cuatro modelo abseractos cada pelicula
aan dispositivo que emplea Ia imagen y la palabras elcine y a foto,
f equivale aun modelo de la memoria y I HNBE? ‘mental. Estos
¥ taro modelos tedrices, como veremos, han sido elaborados en las
s simuadas fuera del campo y de Jos abjetos que son
reas de refle
Tos nuestros (la ret6rica de Ia Antigiedad, el psicoandlsis y la esté-
thea historia) pero se adecuan perfectamence a lo que Hes interesa,
Y puestos agut en perspectva, aineados satin cel mismo eje, cons-
truyen juntos una interpretacion fundamental acerca del problema
(moderno si es preciso) de la relacién entre ‘el sujeto y Ja imagen.
intes de aplicar ests cuatro modelos te6ricas a Jas Ce peliculas
cecogidas, me gustaria enumerarlos: me refiero, primer lugar al
‘modelo del Arte de la Memoria, tal como se desarroll6 en la tradicién
rootice anigua y caya mejor descripein fue dada por Frances A.
‘Yates en su libro fundamental’. Enseguida veremoss? doble modelo
vpatogieo,cuyos doskados son complenentarios:¢l delametifora de
Tre reinas (Roma, por una parte, Pompeys, por OmD) el del proceso
fovourifico, para designar en el texto freudiane el aparato psiquico
EN del T: el autor usaba oi
realizar un juego de palabras que
a laantobiogratia,
1 adjetivo «phautographique>, a fn de
jera simltineamente ala fotografia y
+ Frances A. Yates, L'drt de la mémoire, Patsy
18
(as huellas ms el primer t6pico), Por timo, y para germina
<-un iltimo modelo, tomado de la estética de la historia de-
lada por Walter Ben} aura aplicado ala obra de arte’.
Tnconsciente y el Aura... La aplicacién de estos
isintos modelos (de manera impleita, pero ejemplar) cada una de
tas peliculas aqu‘analizadas forma, globalmente, unsstems de posntss
muy articulad: todos remiten aesta concepeién de un estates psiquico
‘y metafisico de las imgenes que la autobiogratia cine-forogrdfica revela
von fuerza, Talos ellos nos muestran que en el fondo, la filmacién
forogrifica de la autobiografia moderna no es tanto una cueston de
imagenes reales sino un juego sutilmente variado de imagenes mentale
* En cuanto a Roma: Signvu
1971. En lo que eoncierne a Pom
y= de Jensen, Paris, Gi
ypositivo) ras veees por Freud para
del se Signmund Freud, Tater
(Capt 7), Pris, BU, 1977; Arde pycbanabe, Pars B-
arse Finconacient en psychanalyse” en Méapyctologe, Pars, G
1968 (p. 184); Intro
© Walter Benjamin, “Pet
photographie” (1931) y “EOew
38), en Homme, le langage etLes Années-déclic de Raymond Depardon
0 Bl Arte de la Memoria
Ia exstncia de un blogue de cera dentro de muestra ala:
‘mds grande en unos, mds pequeio en otra, en algunos
‘eco de una cera ms pura, en otras mas suca, en otros
‘més dra en algunos mas diluda oen cierto casos
apenas can la consitenca deseada. /Tetea: Lo admita
/ Séortes: Pues bien, digamas, que be abi un don de la
Memoria, i, madre de las Musas, y que en este
‘Wogue de cera se imprime todo cuanto deseamos recordar
de fo que hema vst, escuchado oconcebido pesonabmente
(J. Digamas que lo que ba podido moldearseen este
‘logue es lo que recrdamas, lo que conocemas por lo
memes mientras dure la imagen incrita en la cera; pero
si se borrara, ola imagen no quedaseinserita, entonces
Iabremosobvidado, yaa sabremas nada
Platén, Teeteto
Les Années-dédlces un mediometraje realizado en 1983 por Raymond
Depardon, a peticidn de los Encuentros Internacionales de Fotogra-
fia en Arles, donde se buscaba que el fot6grafo-cineasta evocara en
10 su obra y su trayectoria, y comentara él mismo sus propias
imagenes. A partir de este encargo, que respondia a un rito veranie-
go y de diversidn (las tradicionales veladas al aire libre en el teatro
iguo, delante de una pantalla gigante), Depardon realizé una
proviene
directamente del eneargo recibido, pero es interiorizado, realizado
4 escala humana, devuelto 2 una intimidad que era indispensable.
Dehecho, vemos iteralmente un defile de imagenes: fotosy fragmentos
de peliculas rigurosamente organizadas segtin un eje eronolégico (de
1957 a 1977) y comentadas en directo por la voz vacilante y disereta
del propio Depardon, cuyo rostro aparece de vez en cuando en pri-
mer plano, acentuando con sus comentarios frontales la sucesi6n de
20
snes que desfila ante nuestros ojos (y ante los suyos), como la
pelicula de su vida, a fin de compartir progresivamente, en orden,
tuna memoria hecha por completo de imagenes, desde las primeras
tomas que realizé de nifo en la granja familiar de Villefranche-sur-
Saéne hasta las que hizo durante la muerte de su padre en 1977.
Durante casi una hora Depardon se expone de este modo, sobria y
obstina con esa mezcla sutil de distancia y complicidad, de
lucidez y vacilacién que caracteriza su trabaj
Creo que se puede considerar el dispositivo de Depardon como
el ejemplo de una puesta en escena cldsicamente modernista de la
autobiografia fotogrifica. Lo que propone el dispositivo de la pe-
licula se sustenta en tres puntos y en una pequeia méquina:
irecto sobre las imégenes, con sus temblores, incert
vacilaciones, censuras, silencios e insistencias que ello
plica, que
Depardon, y la del enunciador implicado que (nos) cuenta y apunta
con el dedo las imsgenes que se encuentran enfrente de él. Una doble
frontalidad (por la confesi6n y la franqueza) que es al mismo tiempo
Ja del emunciado (las fotos) y la de la enunciacién (Depardon como
locadas cara a cara y a su vez cada una frente a nosotros.
idad y el riesgo del aqu{ y ahora. Tenemos la
impresién de examinar, de deslizarnos sobre las superficies de las
iigenes que se muestran en la pantalla, de recorrer una vida cuya
-moria mis que atravesarse se roza, y por ello al mismo tiempo se
exhibe y se oculta, se expresa y se mantiene en silencio.
Encuantoala “pequeita miquina”, se trata evidentemente dela que
Depardon ha concebido para el desfile o exhibicién de sus imagenes:
tuna especie de pequefia mesa luminosa, de dimensiones reducidas,
iluminada desde el interior, con una apertura en la faz. superior,
‘que ha instalado frente a él, ante sus ojos, y en la que hace avanzar
jerda, las
asitivo, al ritmo de
impresién de
desplegar el
recuperado. La p ‘
(0s, el transcur
tivo de Depardon repre-
mosos dispositivos
del Arte de la Men
de la ret6rica d
Ja Memoria, Recordem
griega y
(Deoratorede Cicerén, Insttutio
10s fue transmitido por
wente dentro de las p
a discurrir lo
juego de dos nociones
fundamentales: los lugares (
Cicerén sefialab:
las imagenes (imagines).
jento, lugares dis-
‘guardar
las tablas les se
dan las cosas. Los lugares so
escr
be; las imagenes son
vente “au
mit’De este modo, los mismos lugares, una vez que ya no necesitamos
recordar las imégenes que contienen, pueden ser empleados de nuevo
y recibir otro conjunto de imagenes, destinadas a otro trabajo d
moria. Como dice Frances Yates, retomando una de las metiforas mas
comunes de todos los tratados de la antigiiedad: “los oe son como las
tablas recubiertas de cera que perduran cuando lo que se ha escrito en
ellas ha sido borrado y que estin listas para usarse de nuevo”.
En lo que se refiere a las imagines, cada autor insiste en que de
rningiin modo deben ser anodinas. Sern, por o tanto, esencialmente
simbélicas y alegéricas, heterogéneas y aticuladas de manera prictica.
Si queremos que el dispositivo funcione bien, es necesario contar con
.égenes impactantes, que no pertenezcan a nuestra cotidianeidad,
imagenes activas (imagines agentes dice el autor del Ad Herenniunn,
4que indica ademés: “por lo general olvidamos lo que acabamos de
ver o de oft en Ia vida cotidiana, mientras que a menudo nos acor-
damos muy bien de los incidentes de'nuestra infancia”. Freud dirfa
lo mismo: es un asunto de trauma y de imagenes mentales). Por
otra parte, vemos también que existe en las artes de la memoria
una doble naturaleza que actia en las imagines: por una parte, hay
una referencia constante a la ecritura, a las figuras de lo escrito (el
autor an6nimo de Ad Herennium ofrece incluso esta definicién:
por otra parte, traducen de manera transparente el valor que otorgan
al sentido de la vista, como escribié Cicerdn en De oratore: “de todas
nnuestras impresiones, las que se fijan mas profundamente en nuestra
‘mente son las que recibimos por los sentidos; ahora bien, de todos
nuestros sentidos, el més sutil es la vista; apelar a la imagen es por lo
tanto el medio més seguro de conservar el recuerdo de algo, incluso
sise trata de una palabra, o de un pensamiento”. Entonces, es nece-
sario convertir todo en imagenes. La memoria podra o no ser visual,
pero el ejercicio visual de esta memoria se hari en el pensamiento.
Todo esté ahi. Para decirlo en una frase, se trata de una esoritura
interior en imagenes: es ahi donde coinciden el arte de la memoria y
Ia fotografia: como mnemotecnia mental
Si durante la antigiedad greco-latina el arte de la memoria es
luna rama que pertenece esencialmente a la Ret6rica, si su finalidad
4
orador en la
iay luego
tra con precisin—el
siempre al extremo los mismos
jentos de base (loci + imagines), se ija otros objetivo
:micos, y evoluciona hacia otros campos, en particular a la
rrante la Edad Media gética) al de
obras de Giotto, especialmente
n Francisco de Assis, donde la vida
co esté pintada y ordenada en los muros siguiendo la
smoria, para que quede inscrita en la mente
bastarg recorrer mentalmente la
recordat los episodios de la vida del Santo) y al campo de
sobre todo en la descripcién del Infierno), del ocul
much
Se entiende que a partir de ahi la fotografia, concebida en lo que es
into ms esencial, sea sin duda una de la formas modernas que
cierta prolong:
ssreemplazarona las tablas de cera. Y poco importa
mejor encarna u de estas artes de la memoria,
el soporte porque todo se juega, en realidad, en la interioridad del
Ya que sila Memoria es una actividad siquica
la fotografia su equivalente tecnolégico moderno,
nteresa, evidentemente, en el sentido opuesto, como
de positivo y negativo: la Fotografia vista més bien como fe-
pensamiento del st
hecha
ventana que encuadra) como de imagines
liza dentrocuyo hilo organizador es evidentemente el orden cronologico,
permanece), Y la doble naturaleza fivica y ‘unto
dispositivo proviene, en efecto, de la filima
+ en efecto, de la filmacién de las imagenes de
Ja memoria, es decir, del modo en que las fotografias, como objetos
las tiras manipuladas por las manos de De-
el raspado del papel que hace desfilar en la ventana-cuadro,
le dela imagen), son retomadas por el cin
¥ porlo tanto reutilizadas mediante un proceso de desmate
visual debido al carécter incon: tente ¢ impalpable de toda
Proyectada (y de manera singular, de la image
Después de ver de manera
os queda, a nosotros los espectadores,
con toda
que
pelicula de Depardon, slo
recuerdo de las imagenes,
xa Ia inconsistencia que eso puede implicar, pero un reeuerde,
dle imagenes que eran a su vez sélo imégenes de la memoria: une
“ oer grins ada. Una doble inconsistencia. Imigenes
los veces mentales. Esta lad", que slo el cine podria rev
es la que le da toda la ee ee a eee
El Ulysse de Agnés Varda, 0 una excavacién bacia
‘os estratos de una imagen momificada
Mientras preparaba el espectculo de Arles,
medi cuenta de que wna de mis ftograftas baba
femente era tan importante que me
regunt porqué. Eta pregunta se transform en el tema
de tn cortrmetraje: Ubsse. (.) Mediante dscubrimient
-) frustraions esta pequetia pelicula me ba enseha
sobre mi misma gue muchas concersacones
Aas Varda!®
"en Vara par Agnis, Cahiers du cinéma, Paris, 1994,
6
En 1982, miso menos en la misma época en que Depardon trabajaba en
Les Années-dédlc, Agnes Varda también realizaba un film autobiogrifico
cuyo punto de partida era la fotografia. Llyse esal mismo tiempo el titulo
del film, el nombre de la foto que sirve de base a todo el film (y que fue
tomada por Varda 28 affos antes, en 1954), ai como el nombre de uno
de los protagonistas dela foto y del film (que es un apodo, como uno se
nos explica l final de la cinta). Ulyse, el film, esté construido a partir de
un dispositivo cuyo principio es exactamente contrario al de Depardon:
ah donde Depardon, para evocar veinte aos de su vida, procede segin
elmodo diaerénico del desfile continuo y ordenado cronolégicamente de
las imagenes, Varda opta por la postura del corte sinerénicoen la que una
sola foto basta para realizar el viaje de ida y vuelta a veintiocho aftos de
vida, Esta foto de referencia, presentada en primer plano en la pelicul
es objeto de un verdadero trabajo de investigacién que se leva a cabo
cen varias etapas sucesivas, que e asendas excavaciones arqueo-
logicas encargadas de desmenuzar, capa por capa, la imagen original en
todos los niveles de significacién posibles. De este modo, la estructura
de la pelicula pasa por las siguientes etapas: primero, una presentacién
y la sencilla descripeién del foto-objeto (la huella intacta del pasado,
fijada para siempre en una sola imagen, definitica pero enigmética);
segundo, la etapa inicial de Ia investigacién, que consiste en encontrar
alos protagonistas que aparecen en la foro (un hombre, un nifio, una
cabra), veintiocho afios después, einvitarlos a recordar esa experiencia
El resultado: la nada. El hombre, Fouli Eliael, el egipcio, era modelo
go se convirtié en el editor de fotografia de la
revista Bile, ya no quiere recordar; el nfo, ahora adulto y librero en el
barrio del Marais, en Pari, esincapaz de recordar (su madre, Bienvenida,
presente en el momento de la toma fotogrfica, es quien sube detris de
ly recuerda por él con emocidn, habla con Varda sobre la enfermedad
de su hijo y del trabajo y la amistad que los unfa en esa épo
cabra muerta, incluso reencarnada en una de sus semejantes, se limita
a devorar su propia imagen ensilencio. Ningiin, o casiningin recuerdo.
a foto, para quienes aparecen en ella, no significa nada, es un agujero
negro yuna parte de su memoria que se
nosotros, espectadores, vemos en y por la
porla vida durante veintiocho aftos. Un trabajo de olvido y de borrado,ULYSSE
, Agnés Varda, 1982.obsesiva, mmuda y enigmiitica como munca, a pesar de las excavaciones, a
pesar del despliegue de las capas de sentidos posibles. La foto no habla
ahuella de lo que representa no sale a la superticie de la conciencia del
farda, a pesar de excavar la
uuna las capas sedimentadas, no logra darle un
espesor semiéntico ( iste los golpes del pico y del escar-
bador, sigue siendo s6lo superficie sobre la cual resbalan los intentos
por darle consistencia, por exhumar un sentido), es porque se focaliza
‘inicamente y exclusivamente en la fotografia. Pero si consideramos
la pelicula, que retine esta foto y este trabajo, entonces surge otra
‘cosa, que es ese convertirse-en-cine que ofrece la fotografia de Varda,
Ulysse (el doble nombre se encuentra plenamente justificado) es la
‘operacién por la cual Varda se afirma (y se designa) como cineasta
en el reverso de la fotografia. Entre el primero y el sltimo plano del
film (la misma foto), sin duda ningiin dato decisivo aclara de manera
explicitael contenido de laimagen-enigma: s6lo contamos con el film.
Para pasar del primero al lano ha sido necesaria la pelicula,
Ta que le da su espesor a la imagen. La consistencia de esta foto
existe en y por el cine, Y si Varda ha escogido (zinconscientemen-
te?) esta foto de mayo de 1954, es sin duda porque se trata del mismo
afio-en que deja de ser fotdgrafa para convertirse en cineasta. El corte
sinerénico es realmente uno. Este gesto retrospectivo es literalmente
auto-bio-grifico: escribir su propia vida a través de una pelicula que
se origina a partir de una tdtima foto para revelar en qué medida ésta
estaba implicitamente cargada del cine que vendria, Ese es el senti-
do de la foto titulada Uiyse: contener, virtwalmente, y sin saber
un film que se revela veintiocho aiios mis tarde. ste es el sentido del
film del mismo nombre: construir un dispositivo cinematogrifico
que nos lleve a aceptar que el hecho de que la autora-fotdgrafa se
‘convirtiese en cineasta, era algo que siempre estuvo latente, y que era
30
a superficie desde el fondo inconsciente que
le las imagenes, Varda, arquedloga de su propia
.exhuma de su inconsciente
fotogrifico su ser de cineasta. Y este sélo puede surgir de golpe, mas
tarde, a partir de una sola imagen-corte que habia registrado todo,
‘antos aflosantes, y que se descubre integralmente como una momia
«que surge de la tierra en su estado original. Ulyse equivale a Pompeya.
necesario sacarlo
Tres peliculas autobiogr ffcas de Robert Frank,
o las ruinas apiladas de una vida fotografica
sein el momento [.] Si acepo la
smelancolia ls difetiadesligadas al beco de wizar
smi trabaj anterior preferiva que las fotografia antiguas
pareceran en la pelicula tal como las veo boy, del misma
‘mado extra y desilvanado, er formendo parte de mi
como objetos extras, a medio enterrar, venidos de otra
tiempo objetasdotadas de una curiasa resmancia, Objtos
(que perturban, que cuentan, que se hacen ls muertos
_) que a menudo justfican ef interés que ls prestamas
Quisera bacer una foto-pelicula, estabecer un didlogo
rode la cimara yelcongelamiento de a
reel presente y el pasado, el interior y eb
‘exterior, ln que bay delantey lo que bay deta
centre el mari
Robert Prank
© Robert Frank, Paimerais fare un flm..",en Robert Frank, Photopoche n”10,
CNP Pari, 1983Y también es
la de Bruselas en 1986/87) hayan omit
de Robert Frank. El recorrido como cineasta (foto)autobiogratfico de
le “ficci6n”, la cual
vva desde Pull my Daisy hasta Candy Mountain, esté marcado por varias
las que corresponden al
tres que forman una especie de dispositivo estructu-
fermont (1969), Life y Home
‘improvement (1984-85). Este triptico narra ciertas interrogantes que
Frank se hace sobre sf{ mismo, su vida pasada y, en particular sobre
Ia historia de su relacién con sus hijos, Pablo y Andrea. Este cuestio-
znamiento, esta memoria de padre,esta desnuder.retrospectiva d
mismo, pasa de manera casi obligada por la fotograffa, por todas las
fotografias de Frank, las piblicas y las privadas, las conocidas y las
{ntimas, los contactos y las impresiones, por todas ellas revueltas, en
‘un amontonamiento y un desorden “ineluctables”. También pasan
porla palabra, no tanto por la vor.en off, discreta y segura que recons-
smo néimero de etapas de su vida,
truye y organiza posteriormente, que cura (que piensa) y cicatriza,
sino principalmente a través del dislogo directo, la conversaci6n sin
censura (de alto riesgo) con los protagonistas de antaiio, sus propios
hijos, que se descubren de golpe en las innumerables imagenes que
su padre les habia tomado, que ellos intercambian, rechazan, hurgan,
hhojean, amontonan, se pasan de mano en mat
Las tres peliculas mantienen una relacién estrecha y dolorosa
con la historia afectiva de Robert Frank: narran la historia de una
pérdida progresiva y terrible, La primera, Conversa
€s un intento del padre por reencontrarse con sus
juntar un mont6n de fotos en su casa, Frank se traslada a una finca
de Vermont donde se retine con sus hijos Pablo y Andrea.
recuperar algo del tiempo perdido que los ha separado y conversa
con los jévenes sobre el recuerdo y la imagen que han
do de su padre. Las cosas no son simples. La memoria
lo aflora
con dificultad, 0 con incomodidad. Se perciben fisuras latentes,
32
y busca (gdesesperadamente?) establecer lazos al registrar todo lo que
‘encuentra. Fue un primer intento, no fallido del todo, de un reen-
fotos, en su confusi
‘aparece once afios més tarde y es mucho ms dolorosa.
de la muerte de Andrea en
también luego de que muriera su amigo
. Como padre,
sus fotos un consuelo: imagenes-cicatrices. Cuestiona-
ablo, con quien Frank se reunira
ina vez. més, para hablar, para filmarlo con su novia. Las cosas son
simples y complejasa la vez. El desajuste se acentia, como un proceso
accidente
iptico, Home improvement, es la ms terrible de
las tres, Esta vez es el hijo el que ya no est, Uno se entera de que
ha sido internado. Frank filma alrededor del Bronx State Hos
‘Ya no queda nada, nadie con quien hablar. Prank, huérfano de sus
hijos perdidos, esté en su “casa” de Mi
1, en Nueva Escocia, frente
yy tormentoso. Se ha recluido
compafiera June (cuyas imagenes son a veces ate-
junto con
rradoras), estado de desolacién extrema, El film fue filmado
en video de media pulgada, ls fotos parecen haberse vu les,
son imagenes del fin del mundo. El pasado, la vida, todo parece tan
de
amente perdido, sepultado. Todo esté impregna
tun sentimiento de pérdida irremediable, Fs el fondo de la rui
de si mismo. El fondo de si mismo como ruina.
Ahi donde Depardon ordenaba sobria y rigurosamente las
ia de su vida y las hacia desfilar con regularidad
distancia, con una compl
tiempo el monumento sereno de su propia vida, ahi donde Varda,
3Fotogramas de Conversations in Vermont, Robert Frank, 1969.
partiendo de una sola imagen muy bien elegida, operaba mediante
entrevistas y excavaciones sucesivas, capa por capa (un trabajo visual
borado de la puesta en pagina de la foto filmada en la cémara de
animacién), para establecer a fin de cuentas, mediante el trabajo in-
consciente del tiempo el convertirse-en-cine
en cambio, muestra un trab:
dad y desorden, acumulacién de lo disperso,
de amontonamiento desorganizado. El caos de los fragmentos, el
apilamiento de los pedazos. Esa es la modalidad de la autobiografia
fotogréfica de Frank. Hasta la pérdida final, la destruccién generalizada
de las referencias, la disol
Varda como cineasta, en el reverso de la fotogr:
nifio prestado, se opone el gesto que destituye a Frank como Padre
(en el reverso de la fotografia y a través del cine)
Porque detrés (0 debajo) de este trabajo con las
se trata en realidad de une proces psiguico en el que la obra de Varda
y de Frank encarnan cada una, por decirlo de algiin modo, los dos
‘modelos de base, exclusivos y complementarios el uno del otro. Una
del sujeto. Al acto que constituye a
y por medio de un
vigenesyel relato,
esién a fin de comentar una doble metéfora freudiana: como se sabe,
34
Freud munca dejé de definir en sus escrito la vida psiquica en términos
In idea de dispositivo, de tran
Iténeamente negadas, renegadas, dectarada
hacia la visual
mperfectaso
fantasiosas. U pre desmentida
or lareiteracién de la imposible figuracién de los procesos psiquicos.
Entre estas metiforas (se encuentra principalmente aquella muy cono-
cid, de la “pizarra magica”, el Wimnderblok, de la cual no hablaré aqui),
sefialaré dos que interpretan con bastante fidelidad cada una la respectiva
postura de las peliculas de Varda y de Frank: a metéfora arqueolégica y
la metifora fotografica
La arqueologia de las ruinas del inconsciente:
1s modelos de Roma y Pompeya
metifora arqueol6gica aparece varias veces en el texto freudiano,
de sus dos sus principales apariciones se encuentra al comienzo de
iudad
is no menos célebre del
Eterna y en Ruinas; en el andl
bolismo de Pompeya, Ciudad Petrficada, en Ei deliv y lassuefiasen
Ia Gradiva de W. Jensen. Roma y Pompeya: dos tépicos arqueol6gicos
ala vez cercanosy opuestos, en realidad complementarios, A pesar de
que no desarroll6 una verdadera teorfa de la memoria, Freud no dej6
deinterrogarse obre|
la cuestién general de “la conservacién de las:
icas”. Re
cuestidn llamada “huellas mné
nay Pompeya brindan la
yranidad de dar dos respuesta, diferentes, a esa preguntaEn El matestar en la cultura, el postulado freudiano se enuncia
claramente: “nada en la vida psiquica puede perderse, nada de lo
que se ha formado desaparece, todo se conserva de alg
y puede reaparecer bajo ciertas circunstancias favorables, por ejem-
plo en el transcurso de una regresidn suficiente”, Para darse cuenta
exactamente del sentido de este principio fundamental, Freud recurre
@ una “comparacién tomada de otro campo”: el de la arqueologia
romana. Roma como objeto para I mismo tiempo Ruina
(la Ruina misma, acumulacién de capas hist6ricas, sedimentacién,
estratificacién todos los tiempos de la historia superpuestos en un
solo y mismo lugar, peto siempre en forma de fragmentos, mas 0
menos destruidos, dafiados, incor
desenfrenala de pedazos, restos, depésitos,vestigios; Roma como jirén
de la Historia), y simulténeamente, Roma Ciudad Eterna (Ia imagen
misma de la perennidad, el imaginario de la conservaci6n integral
a través del tiempo). Por un lado, la realidad: los restos, las huellas
les, los vacios, los agujeros; por otro, el fantasma: el suefio im-
pletos; Roma como acumulacié:
ia, como un inmenso palimpsesto arqueol6gico:
Imaginemos ahora que Roma sea un ser psfquico donde nada de lo
que se produjo alguna vez hubiera desaparecido, donde todas las
tapas recientes de su desarrollo subsistieran
Para Roma, eso significaria... que en lugar del Palazzo Caf
al que no estariamos obligadosa demoler, se construiria nuevamente
el templo de Jpiter Capitotino, y no sélo en su forma definitiva
del Imperio, pero t con su primitiva forma etrusca, etcétera
in con las antiguas.
Freud va hasta el limite de esta utopia de la representacién
Alobservadorle bastaria entonces con cambiar la direcn desu mirada
0 50 punto de vista, para hacer surgir uno uw otro de estos aspectos
tics.”
36
CCuestién de punto de vista y de rotacién que autorizan una suerte de
transparencia de la mirada, Roma ciudad virtual, como las memorias
del mismo nombre, donde bastaria, mentalmente, hacer girar la mirada
para que cada vista (literalmente una vista de la mente) revelara un
aspecto intacto, imagen tras imagen, capa tras capa, como cuando se
hojean fotograffas acumuladas ~y en tres dimensiones. En suma, un
holograma o una imagen virtual.
Por supuesto, una vez llegado a ese punto, Freud sélo puede
enfrentarse a la imposibilidad de representar espacialmente su idea
arqueolégica, De ahi la negacién inevitable:
No tiene sentido continuar con esta fantasia pues nos conduce a
representaciones inconcebibles que se vuelven absurdas, $i queremos
presentaren el espacio la sucesin histérica, sélo podremos hacerlo
ando en el espacio las cosas lado a lado; la misma unidad de lugar
no acepta dos contenidos distintos. Nuestro intento parece, por lo
tanto, un juego vano, Eteétera
Lo que ain le falta a Freud, en este momento del proceso, para en-
carnar su “visiGn de la mente”, es un dispositive de topografia visual
(an t6pico teenolégico) que permita actualizar esta virtualidad: una
néquina-palimpsesto (la “pizarra-magica”, el Wunderblok, ser pre-
cisamente esa miquina modelo en 1925),
La otra metifora arqueolégica es la de Pompeya. Por supuesto
ya aparece en el texto de Jensen, Gradiva, que lleva, notémosl
el subtitulo “fantasia arqueolégica”. Freud, es sabido, en su an:
sis del relato de Jensen, leer esencialmente el simbolismo de lo
reprimido: “Lo reprimido que vuelve lo psfquico inabordable y a
la vex Jo mantiene intacto, no tiene mejor comparacién que con un
entierro, tal como ocurrié con el destino de Pompeya, y fuera del
coal Ia ciudad pudo renacer bajo el trabajo de los instrumentos de
labranza”. Focalizéndose en la analogia de lo reprimido/enterrado
(yen su corolario: el retorno de lo reprimido/eshumacién), Freud hace
valer su idea de conservacién integral e inalterable del pasado. Esta
conservacién sélo es posible mediante a “instantaneidad” relativa del
entierro que convirtié a Pompeya, después de una catéstrofe tinica,
37id suspend Ipe. Pompeya nosentr
sélo 1a imagen, sl , pero nos la entrega
casi intacta. De ahi la diferencia con Roma, su lado unheintiche (omi-
i vuento de Jensen va en ese
que el Roberto,
de Viaggio in Italia, utiliza precisamente Pompeya
y la exhumacién de las cenizas de dos cuerpos atin entrelazados para
‘mostrar ante los ojos de Ingrid Bergman la revelacién misma, desde
el fondo de su inconsciente, de su amor enterrado, reprimido que
la conducira al verdadero milagro final). Pompeya: una verdadera
ciudad fotograf
En resumen, Roma y Pompeya, en tanto metiforas arqueol6gi-
cas entregan a Freud Ia imagen de dos regimenes de temporalidad
diferentes que ilustran en forma complementaria el funcionamiento
del aparato psfquico: por una parte, el tiempo de la acurmulaci
continuidad, la duracién, la contemplacién, el despliegue, una so-
brecarga, pero fragmentaria; por otra parte, el tiempo del registro,
del corte, del instante, del estallido, de la unicidad, pero tot
La dificultad consiste en que precisamente estos dos regimenes se
excluyen mutuamente: 0 bien se trata de Roma, la multiplicidad de
las capas pero siempre parcel
conservada pero singular. El sueio imposible, para Freud, es contar
con las dos al mismo tiempo: la multiplicidad y la integridad, Roma y
Pompeya, la duracién y el instante. Encontrar algo como un “cambio
en la direccién de la mirada” que articularia el conjunto de Roma y
Pompeya. Porque el aparato psiquico es, evidentemente, las dos cosas
en una sola. Todos tenemos, en el fondo de nuestra psiq
o corte hi
presentes, y siempre enteras, Sélo su brotea la superficie es selective.
‘Todas las posibilidades estén consideradas pero las actualizaciones en
la conciencia, las revelaciones, se realizan puntualmente, de acuerdo
ntos que actéian como tantos otros filtros
lidos, sueitos, lapsus, asociaciones, proyecciones, etcétera,),
analista, como el arquedlogo, esta ahi para favorecer el resurgi-
miento, para cavar, raspar, exeavar, actualizar, revelar. Fl fotégrafo
38
encarna al analista-arquedlogo, quien hace pasar las imagenes del
estado latente al estado de imagenes manifiestas ~pudiendo estas
radlas,transfe-
ruinas romanas: el amontonamiento de los fragmentos, la memoria
parcelaria y acumulativa, los pedazos de una historia cuyo fantasma
serfa la imposibilidad de preservacién integral, nunca alcanzada, y
nnecesariamente cada vez.mis perdida. Como lo expresa el propio Frank:
o es mi intencién entregar una interpretacién de mis fotografias,
atribuirles un sentido particular o un sentido histérico. No me
interesa ese tipo de informacién. Si acepto la melancolia.y
te de mi vida cotidiana."*
Por el contrario, Ulysse de Varda, con su foto-momia escudrifiada en
tall, esté evidentemente trabajada segzin el modelo de Pompeya: un
solo bloque espacio-temporal conservado intacto desde “los tiempos
ntiguos” (el de Varda como fot6graf, el tiempo de lo cinematogr’-
ido) y exhumado (por euénto tiempo atin?) en el
‘tiempo nuevo” de Varda-cineasta. Asegura la cineasta:
dos visiones consiste en volver a filmar
\s. Agregar a imagen fija la propuesta de observarla segtin
™ Ratert Frank, Photopoche n®10, CNP, Paris, 1983,
"Var par Agnts, pA3L.‘Naturalmente, estas figuras arqueol6gicas que pen
hechos a partir de fotos que nos interesan
cen, al voltearlas, as
Freud, los fendmenos psiquicos
ruinas, sino por:
ver las prictieas ruinasas de los fotdgrafos-cineastas como pr
psfquicos. La fotografia, tal como la revelan el cine de Franko de Varda,
aparece de este modo como una forma de trabajo del inconscient
inconsciente fotogréfico
El sentido exacto de Ia otra gran metifora desarrollada por Freud
para describir el funcionamiento del inconsciente es precisamente la
‘metifora fotogréfica, Sélo hablaré aqui, para no hacer mas denso el
nto, de |
'ea Ia dptica, al sistema formado por el objetivo y el cuerpo de
cimara, o bien, el sistema percepciin-c que opera de
previa y que regula el ingreso de las huellas psi cémara
hasta la inscripcién de estas en la placa sensible del inconsciente. Esta
fase, llamada progrediente y diurna, sera considerada a¢
tituida, Las huellas mnémica:
smo cons-
a ; i spositivo.
esto interés se centraré en lo que ocurre a parti de este momento,
Ia fase regrediente y nocturna. En efecto, la quimica di
nudo descrita por Freud en términos fotogt
en Introduccién al psicoandlisis:
Para hacernos.
10s que cada proceso psfquico
onsciente para pasar Inego a la fase
igen forogrifica que comienza por ser
a después de haber pasado
sno modo, no toda imagen
: necesariamente postiva, no todo proceso psiquico
inconsciente se transform:
existe
negative y sélo se vuelve i
por el estadio
vecesariamente en proceso consciente
Al parecer Freud no cor
smente la exactitud con la que funciona el
amalgama las nociones de imagen
jente € imagen negativa, mientras que, como es sabido,
ramente en el conjunto los tres estadios: el del
el estado de latencia propiamente dicho de k
fotogrifica: no hay absolutamente nada q
siquiera se sabe lo que se ha inscrito en
imagen esté ahi, pero negativa, semivisible, con los valores in-
poco reconoci pero en espera de
yeel del consciente (la imagen positiva final, luminosa). Esa es la
ico del aparato psfquico.
inconsciente, del estado de latencia de las impre~
's psiquicas vistas en su virtualidad pura, como imagenes que se
;ernan, Escondidas en el fondo, inaccesibles a la
pera en la luz, las huellas,
rentesyy en espera. 2De qué? De un futuro muy inciert
nable, Porque la Revelaci6n, el revelado, el paso (por int
negativo: el preconsciente como reserva) hacia el positivado de.
manifiesta no se haré ni de golpe, ni con certeza. La iluminacién
vex progresiva, sinuosa y selectiva
jertas 0 ventanas mas © menos
cerradas, “guardianes de antesala”, que seleccionan el paso; hay re-
tencias, mecanismos de defensa; barreras que franquear). Algunas
ipresiones, oscuras para siempre, permanecersn enterradas en su
negatividad profunda. El cami
asunto que implica una gran d
Séloacceden ala
105 (in)eompl
igen
ver en este estadio,
I del pre-consciente,
de estas impresiones seré a
(hay fileros, pantal
Roma. Un residuo hasta cierto punto ma
uuna ruin sepultada, por lo tanto relativamente intacta, conservada,
que fa en ruina una vez desenterrada y expuesta
a la luz del dia (lo que equivaldrfa a dar el paso al positivado). Freud,
en el Hombrede las ratas, escribe: “Pompeya sélo se cae en ruinasahora,
adespués de que ha sido desenterrada.”. Esta ciudad sepultada que
¢s el negativo puede brotar de golpe a la superficie, o salir a la luz
desde el fondo del agujero negro donde esperaba. Pero también
puede permanecer alli, mas 0 menos completa, apareci
por fragmentos, enigmiticos, indescifrables. O ni siquiera permitir
la sospecha de su existencia: latencia eterni todo se inscribe
en la memoria psfquica y permanece inscrito ahi, no todo regresa
Lo reprimido viene de origen, y habré siempre restos perdidos, apices
imperceptibles para la conciencia. Siempre habré un pedazo de ima-
gen invisible. O mejor dicho siempre babré algo invisible en la imagen.
pre estar hechizada. Siempre
agen fantasma, como diria
cn cierta (y buena) medida, una
Hervé Guibert. .
Si jfavais quatre dromadaires de Chris Marker,
ola detencién, la distancia y el aura
Con sus cuatro dromedarios
n Pedro de Alfaroubeira
recor y admis,
Hizo lo que yo quisiera hacer
‘Tema: un forsgrafo af
‘mentan imagenes captads
yy dos de sus amigos co-
listintas partes del mundo.
Chris Marker'*
a
ostro o su “verdadero” nombre?) es eser!
is Marker, el més misterioso de los
eastas (zquién conoce su
1, fotdgrafo, director de
Commentaires 2, Sevil, 1967,
; ante todo, como él mismo se define, un viajero y una memo-
ria. Una especie de placa sensible y receptora que se pasea por todas
partes de observando a las personas ya las cosas, grabando
sus impresiones que nos restituye como pensamientos sueltos,
toda clase de formas: libros, fotos, pelfculas, memorias informéticas,
Para él erencias de soporte no tienen sentido en si mismas. Por
foto (imgenes-objeto, fijas 0 no) con un texto (un escrito, un
narracién en off}.O publicard sus peliculas (rodadas
ros, titulindolos Commentaires. Y toda esa mezcla
{genes y de palabras es siempre, de una w otra manera, un relato
beria,
noticias suyas de vez en cuando, a través de libros, fotos o pel
La “carta” se convierte de este modo en una de las formas privilegia-
das del discurso de Marker, lo que lo convierte sin duda en uno de
de Sibévie (Carta de Siberia), de 19582: “Les escribo desde un pais
Iejano...”. Al mismo tiempo sus peliculas no son relatos de su propia
vida, en el sentido de Ler Années-dédlic de Depardon o del triptico de
Frank. Marker habla en primer lugar de los dems, del mundo, de las
personas y de los paisajes que encuentra, dé los animales que venera y
del especticulo que ofrecen las sociedades que observa. Es su manera
de hablar y la mirada que ofrece en esta aparente exterioridad, una
fa y de fascinacién, de amor y de dista
patia y de critica; la mirada de un sabio y de un adepto al mismo
mpo, que le otorga la incomparable personalizacién asumida
(€1 ¥) al enfoque documentalista de Marker.
De todos sus films, Sij’avais quatre dromadaires es sin duda el més
autobiogréfico (quiz4s también Sans soleil, que es més tari
mas complejo) y, por cierto, el mas fotogréfico (unto con la inolvidable
La Jetée, que pertenece a otro mundo). El film es de 1966 y se presenta
como un paseo a través de nuestro “pequefio planeta” (el titulo de la
lebre coleccién de libritos de viaje fundada y dirigida por Marker en
Ia editorial Seuil) a partir de una gran variedad de fotografias tomadas
#8\gclamiento (de la imagen),
de un objeto de la memoria. Porque
efotogrifica del mundo pro
son recuerdos, sin
Marker. ¥ que se vuelve a manifest
‘enel comentario
ial como la figura del
ico de las imagenes para lograr el efecto de
de sonido, Marker en off nos
mpresiones” de viaje (
or por
de Corea, Cuba o Islandia,
negra, sus reflexiones sobre la sociedad
es decir: sus
agujas de
tintas vias o des
mente, por d
efectos que proporcionan
del discurso que los acorpatia y
grajiza, Bse comentario no es,en t
igura que retom:
Sans Soleil- manteniendo siempre ese doble efecto inimitabl
le caracter
Marker, 1966,
Fotogramas de Sij'vais quatre dromadaires,
ne. De ahi que -y ese es el aporte esencial de Marker a nuestro
sistema-las fotos adquieran una especie de fuerza interior: designada
en al mismo tiempo un fuerte valor de exposicién, que
Se recordar en particular la muy célebre definicién del
“zQué es psgenérica de una noci6n que permite medir el valor simbélico de una
obra de arte, Benjamin destaca un verdadero principio de distancia,
que afi rreductible y fundamental ya q) hasta
a proximidad posible del objeto. El aura se produciria
entonces como un efecto dialéctico en la percepcién de la obra de
arte, un efecto producto de esta tensién entre lo lejano y lo cercano,
lo lejano més esencial que se tiene, se mantiene,
lad de los acont
Ja esencia del aura, Benjamin, segxin sus propios términos, no hace
mas que “transponer la formula que designa
arte: lo que esta esencialmente lejano es
calidad principal de una imagen que sirve al culto esse
Por su naturaleza misma, siempre esté lejana, por muy cercana que
o mas bien
se encuentre. En otras palabras, una obra de arte como una gran
pintura amos un fresco de Giotto que narra la vida de
San Francisco en la Ba sti dotada en su contexto
6 erte “ (todo lo que hace de ella
un objeto tinico, aprehendido en el rito de un culto, todo lo que
hace de ella un objeto tanto de creencia como de visibn), pero este
valor original, generador de aura, tiende a diluirse a medida que
esta obra es reproducida, difundida, banalizada (por ejemplo por la
fotografia); es decir, a medida que su “valor de exposicién” aumenta,
Esaes a versién, elemental, que conservamosa menudo del texto de
Benjamin, Con ms frecuencia se olvida que la cuestién concierne
mas bien al uso particular del médium: la foto como herramienta de
reproduccién de las obras de arte. Fs un error considerable querer
tado a la fotografia en su conjunto o en su
|. Porque contrariamente a esta
n restrictiva, pienso que el “valor de culto” de la imagen
en el dispositivo fotogrifico mucho més pl
queen de las demés formas de la imagen. De hecho,
de todas las artes de la imagen, la fotografia es sin duda donde la
jén se encuentra ala vez ontolégicamente mas cerca de
su objeto, ya que es la emanacién fisica directa (la huella luminosa)
ete pegada a la piel (pues estén ida),
pero es también, y desde el punto de vista ontol6gico, aquella donde
amente
46
antiene totalmente una dist:
obstinadamente, cc
‘amente lo que pone en juego la pel
Precisamente es la separacién la que genera cualqui
movimientos per-
agen, de pasar
del agui-abora de ta foto al afera-anterior del objeto, que no deja
rar intensamente esta imagen (perfectamente presente, como
efecto de
imagen), de sumergirse en ella durante su observacién, para poder
sentir mejor el efecto de la ausencia (espacial y temporal), la parte
referencial inaleanzable que ésta le brinda a nuestra sublimacién.
La foto como instrumento del viaje en el tiempo y la memoria
Ver ~algo que necesar (an dia, en alguna par-
te), que estd tanto ms presente, cuanto que se sabe ahora que ha
desaparecido definitivamente- y munca poder tocar, tomar, abrazar,
definitivamente, para siempre
mico, una simple huella de papel
que es el tinico recuerdo palpable. Una frustracién tanto mis fuerte
cuanto que el sustituto indiciario, al mismo tiempo que seftala la
ausencia efectiva del referente, que se entrega como representacién,
como objeto conereto, material, dotado de una consistencia fisica rea
(todo el fetichismo de
postura: Ia foto como objeto, se toca, se enmarca, se colecciona, se
encierra, se quema, se rompe, se besa, a pesar de que sélo nos muestra
lo intocable, lo inaccesibl ausencia). En fotografia
xno existe una imagen separada, desfasada, temblorosa en su soledad,
habitada por la intimidad del instante que tuvo con lo real que se ha
jempre. Este embrujo, hecho de distancia en la
proximidad, de ausencia en la presencia, de lo io en lo re
de virtualidad de la memoria en lo efectivo de una huella, es el que
nos hace amar las Fotografias y otorgarles toda su aura: tnica aparicién
de lo lejano, por muy cerca que se encuentre.
En este sentido, Si vwis Quatre dromadaires es tanto un viaje en
el espacio de nuestro pequefio planeta como un viaje en el tiempo,
Yen la memoria. Es decir, en y porel pensamiento. Fxactamente com
La Jetée, que lo convierte incluso en el tema de su ficeién “Futuris
1 recuerdo,
a“es la histori
pero en este ca
en Lefondde
congelada, observabl
cen el que uno puede focalizarse, Esa es la funcién de
grificafija en Si joais Quatre dromadaives (al igual que en La Jeté).
es. Y poder viajar en el tiempo.
psfquica. Ese valorde expo
se vuelve a valorar en y por el
de logtar un aumento del valor de culto de las imagenes mism:
cex-puestas, actuadas nuevamente como imégenes-pens
genes auréticas, veneradas por el culto de la memoria y de la fjacién:
“La historia de un hombre marcado por una imagen
ine de i
infancia”,
Nostal
de Hollis Frampton, o la experiencia sintética
Entonces amplié de manera desmesurada esa parte de
smi negation, El grano dela pelicula no bizo mi
confundir os rasgas de la imagen. Es impresso. Po lo
‘que se puede aprecar, es desesperadamemte
a tomer:
Mirela! ;Ve lo que yo
muna mde. Agus
Hollis Frampton, Nostalgia, ltima secwencia
8
ferencia de los cuatro autores evocados anteriorment
jpton, también fotdgrafo y cineasta, consubstanci
izadas hasta ahora. En todo caso, esta dimensién “experimental”
favorece seguramente el hecho de que Frampton emplee todas las
iciones de la autobiogratia fotogritica
smo, utilizando diversos trucos, me: lidad y ficcibn,
verdadera y falsa autobiografia esta otra manera de contarse, entre
verdad y mentira, siendo quiz4s, al fin yal cabo, més “subjetivamente
documental” que cualquier otra
realizada en enero de 1971, es
lade 36 pulga-
ccomenta cada imagen. Desfilan de este modo autorretratos de Framp-
ton, retratos de sus amigos artistas (Frank Stella, James Rosenquist,
s personales de lugares u objetos diversos.
eal,
yne sin duda hace pensar
s-déclic de Depardon, Frampton y Depardon fundan a
ce en Ia historia de su
jos de limitarse
«esta primera impresié
La primera deformacién de este esquema tan si
muestran las trece fotografias consum na por una, en tiempo
"'N. del T. Juego de palabras con documental y mentiroso, menteur.
”real sobre una placa eléctrica caliente. La duracién de cada plano-
secuencia est determinada por el tiempo que necesita cada fotografia,
colocada intacta desde el principio, para ennegrecerse progresivamente
por debajo), para enroscarse y quedar reducida a
desde dentro
fondo de uno, isicamente, esta carbonizacién de imaigenes-memoria,
esta reduecién al de los fragmentos de
siendo solo cen
Ver imagenes que arden ¢s evidentemente un gesto radical: el de la
destrucein yl desapariién de todo, incluso del reeverdo del pasado;
lo cuando nos recuerda,
, que “en griego, la palabra nostalgia
énque
ino que se padece. Cuando Ulises [y Varda no anda nada
[ejos] regresa a su casa, no obtiene los placeres trémulos sino los golpes
de nostalgia, En mi film se funden algunos golpes que recibi durante
los afios en que fui fotdgrafo en Nueva York”. La foto como golpe, la
‘quemadura como cicatriz, Una es la exacta prolongacién de la otra
‘Quemar una foto no es més que perpetuar el proceso fotogrifico en
la foto no es otra cosa que una superficie sensible (como un alma)
quemada por la luz que Ia golpea. Carco
eso mismo que le permite ser: Ia luz y el tiempo.
Por otra parte, existe otra operacién importante que se pre-
peliculas de Frank o de Varda, sino a las de Chris Marker. Se trata
Gn que se establece entre las imagenes y el comentario.
4que hay un desfase de una unidad, lo que hace que el texto que se
escucha en un momento dado no corresponda con la imagen que
que aparecers posteriormente,
( cuando haya comenza
después). Este desfase sistematico implica, al considerar la pel
en su totalidad, que no se escuche el comentario de la primera foto
y que no se vea la iltima de las trece imagenes; es decir, que se esté
frente a una serie compuesta de catoree unidades de las cuales hay
npre una (parcialmente) ausente, ya sea al principio con respecto
al texto, ya sea al final con respecto a la foto, y por
ign (parcialmente) presente ya que s¢ tiene la foto (sin el texto)
para la primera y el texto (sin 1a foto) para la Gltima. Un desfase
¢ evidentemente una maquinaria distanciadora, que no deja de
recordarnos la distanc rica de Marker, su inteligencia
“estructural” y menos
Desde este punto de vista, Frampton se revela infinitamente
perverso, Este comentario desfasado hay que
dar cuei giiedades muy
texto que se nos relata esti, en realidad, literalmente repleto de
verdades-a-medias y de mentiras absolutas, afirmaciones dudosas y
trampas stiles, manipulaciones de toda especie y de completa fice
afla que se entrega ahi esti concebidaa través de un gran
juego a las escondidas con la realidad, Resultariafastidioso inventariar
todos los gestos de manipulacién y desvi i
lo mas de cerca
voz de Hollis Frampton la que escuchamos relatar Ia autobiogra
no la de su amigo Michael Snow. De ahi lo cémico de la undécima
secuencia, precisamente dedicada a Snow (“Si se mira de cerea, se
puede ver al propio 1 Snow, ala izquierda, por transmisién, y
la derecha, por reflexion... Creo que a Snow le complaci6
isma, tanto como a mi”). Existen ademés numerosas
aiiosy que el comentario interpreta *jcomo
Ia imitacién de una crucifixin del Renacimiento!”). Evidentemente,
‘uno de los primeros efectos de este tipo de manipulacién, es crear
‘una duda generalizada sobre la totalidad del proyecto de Frampton.ja semi-fctcia, sem
rey en las interrogantes
en La cémara hicida de
roala mentira
fotografi
fotografia), huegs
yma, pero en la que, mas tarde, en
habria descubierto mediante a
referencia a Blow up!), algo que se reflejaba e
a un reflejo en una vitrina (j!), un pequeio d
ula vuelve apenas reconoci
talle que el grano de
fo llené de un espanto
que munca me atreveria a tomar otra fotografia jamais”.
termina con esas palabras, respecto de una imagen inv
tanto mental, la sltima image
verdadera por su perversa falsedad: “;Aqut esti;
Laverdad dela autobiografia de Frampt
de los desvios parciales y las semi-falsificaciones.
una tltima referencia a
le un terror tan insoportabl
nel cual intervienen al
ylas cosas reprimidas. i
a
ae
as de Nostalgia,
Hollis Frampton, 1973.
ancontenido esté en relac
Doble cara, juego de sustitucién. Hay
que oculta,
ciego, para rehacer el camino abstracto de la memoria:
son recuerdos que ubicamos en el punto exacto de separacién entre
el ojo y ” i
ver lo que se expone (y lo que se oculta). Hay que
de, Buscar el negativo en el posi-
-gativo. Ir de la conciencia
iconciencia del pensai
vez mis el camino del aparato psiquico-fotogréfico, sin fin, del ojo
a Ja memoria, de las apariencias a lo irrepresentable. Atravesar las
capas, los estratos, como el arquedlogo. Una foto no es mas que una
Hay que saber
saber ver més
to, Recorrer una
siempre oculta (por lo menos)
alrededor de ella. Es cuesti6n de la pantalla.
que constituye toda autobiografia,
st
La Jetée de Chris Marker
o el cinematograma de la conciencia
Chris Marker es
spirit libre
Jonas Mekas
Antes de abordar mi objeto de estudio (mi querido, mi buen objeto),
le Henri Bergson donde este
iversas ocasiones, sobre el tiempo
la duracién, el presente y el pasa-
n'y finalmente, sobre la conciencia
percepeién mental entre la vida y la
ierte. Nos daremos cuenta, mésadelante, queen este ensayo también
Y que ese vinculo represen
Chris Marker, La Jerée:
Qué es.con exactitud el presente? Si se trata del instante actual quiero
te matemitico, que serfa al que el punto,
10 es mis
in, una ilusiOn 0 un espefismo sin existencia real.
inca podria crearse el tiempo (pues dos
mntos matemsticos que se tocan, se confunden, pero no forman una
). Nuestra conciencia nos dice que cuando hablamos del presente
de instantes
eYeuintoduraese
se trata de algo tan etéreo, que puede acortarse o alargarse sein el
55sin divi-
de todo fin prictico, reun
de este modo un pre
toria transcurrida de la persona consciente -no
siones de toda la
‘como una instanténea, no como un conjunto de partes simultineas,
sino como un material en perpetuo cambio... Pero esto no es mas que
‘una hipotesis. A veces, en casos excepcionales las personas renuncian
dde manera repe terés ya la atencidn que le otorgaban a la
vida: inmediatamente, como por encanto, el pasado se vuelve pre-
sente. Y quien ve surgir frente a la amenaza de una
muerte re cio,
para los ahogados y los ahorcados, por ejemplo, parece que puede
prodcirse una transformacién brusca de suatencién -algo asi como
hasta entonces vol-
caba su atencién hacia el futuro por las necesidades de la accién, de
‘manera que stibitamente pierde tal fascinacién. Esto basta para que
miles y miles de detalles
, 1971, p, 1085),
130
Sus rasgos caracteristicos son ficiles de identificar. Pueden ser
agrupados y presentados a partir de una serie de parimetros concep-
‘uales que forman el mismo nimero de parejas dialécticas cuyo juego
permite (a veces paradéjicamente) el funcionamiento del dispositive:
1. Elcentro y la periferia. Evidentemente la base es el operador.
centro es el espectador (y no la obra pintada). Mas precisamente, su
mirada, que es el foco a partir del cual se organiza tedriea, pictdrica y
arquitecténicamente todo el dispositivo. El suyo es un punto de vista
ios espectadores pueden encontrarse, por supuesto,
en la rotonda central) que funciona como un pivote. Por lo tanto,
el panorama expone con franqueza la mirada del espectador como su
‘objeto central, De hecho, lo pone en escena de manera literal, sobre
«sta plataforma sobrealzada y bordeada, semejantea un pedestal desde
Ia cual el espectador puede ejercer su “vista panorémica”, como si
cstuviera en la naturaleza, en la cima de una montafa o en un punto
de observacién desde el cual el mundo se ofreceria a él en toda su
amplitud, En cuanto a la periferia, se trata de la imagen: el cuadro
como horizonte, Un horizonte ilusorio (como todos los horizontes),
circular y sin limite, que fo engloba todo, que cumple la funcién de
ssubstituto integral para toda relacién con el mundo. La mirada en el
centro, la imagen en todo el rededor, entorno total. El espectador,
riicleo de una representacién concebida como dispositivo ala vez que
como imagen, esté inmerso en una imagen-especticulo™,
el espectador de un panorama ocupa de este
"este paseante un poco
Como sefala Jacques Aum
‘modo la misma posicin que la del “vajero de euml
cvaltado presente en todos losrelatos de viaje del siglo XVIIL:est sobre una pea,
sobre un punto culminance desde donde domina completamente el horizonte
lo rodea, Los libros tursticos de hoy, sin el vértigo romsntico, perpetian el
recuerdo de esis “vistas panorimicas” através de pequetios signos cartogrificos
(Ceiliterminable, op. cit, pp. 47-48).
» Este tipo de panorama puede también aparecer como un precursor no sélo de
os diversos procedimientos cinematogréticas de “inmersin" del espectador en
cos dispositivos te
los famosos cascos de realidad virual.
BL2, La muralla y el infinito. Una de las paradojas principales del
panorama consiste en que se trataa la ver. dle una estructura cerrada y
elespectador esel objeto d
del rey omnividente-
mero de ese mundo. Se halla
‘mos en Ia arquitectura penitenciaria"). El panorama escenogritico
consiste en un espacio cerrado, una burbuja. Un mundo, pero “en
tuna recimara” -y sin ventanas’. La imagen pi
miradas, no tiene ya nada que ver con la idea de una “ventana abierta
al mundo”. El panorama escenogréfico es un todo sin exterioridad,
un adentro sin afuera.
Al mismo tiempo esta mi
la, concebida y
in de la mirada del soberano (y otorgar la
¢s vivida por el espectador como el placer
6n en un espacio infinito, sin limites, y esto en mas de
5
f
#
del panorama durante un periode
‘otra parte, se han evoeadoa menudo
ard, 1975, p.209) que acerean el panorama al Panoptican,
lo concibié exactamente en el mismo perio. Son Ei
jemes, en la pica e
se encuentra en una ciudad
nas; fo verdadero no da
op. cit, 548)
in evoca otra metifora; “Daba la impresidn de entrar en
tun euro’ ds, Siempre ventana fas, que slo dana interior como la
le los famo30s “passes parisinas” que él tanto apreciaba (y principalmente el
“Pasaje de los panoramas”), ee
forma que los extremos se juntan, forman un circulo y se eliminan
las uniones, al gradlo que se ofrece una representacién continua, sin
comienzo ni Esta circulari-
dad del espacio que se logra al eliminar los marcos, a los lados por
supuesto, pero desde un punto de vista vertical también, ya que se
han desarrollado formas cada vez mas sofisticadas para unit loalto (el
creando de este modo un espacio
1géneo que lo engloba todo. Por otra parte, se piensa también
queen cierta medida esta imagen integral esti ahi para hacer olvidar la
existencia misma de la pared que le sirve de soporte. Negacién de los
bordes del edificio, el panorama se abre (de manera ficticia) hacia un
paisaje, una ciudad, una escena que es siempre una escena de exterior,
‘Una simulaci6n aceptada como especticulo, “La ms completa ilusién”
1 siendo la meta del panorama.
sin un borde que marque el
3. La curva y el plano, lo cercano y lo lejano, Io grande y lo
pequeito. Desde el punto de vista de la organizacién del espacio,
cl panorama escenogrifico pone en juego una serie entera de pari-
‘metros que provocan una dindmica de la ambivalencia, un juego de
perversiones de los modos “clisicos” de la figuraci6n: si el modelo
perspectivista establece el espacio del cuadro a partir del punto de
vista que constituye la plataforma, lo hace en una superficie que no
¢s plana sino curva, de acuerdo con las modalidades de una especie
de perspectiva curvilinea invertida (pues la imagen no parece curva:
lo es, sin que se vea ~al menos mientras uno adopte el “buen” punto
Joes. En a parte superior es algo:
tard los bordes superiores del panorama y
sminacién, obtenida medi
Sin embargo, a unién entre
nisimo, Al comienzo, se adoptarin soluciones teatrales ysl
‘poner en escena” elementos decorativos tridimensionales. Un cuadro viviente,
cjecutado en tres dimensiones, intentati permitirel paso entre la
10,entre lo vertical yo horizontal, lo mds progresivamente pos
Regarder", op. cit, pp. 86-87)
133osde pequetias cosas que el pablico
realista lo conduce
clos los
panor
procedimientos particulares de
mos pliegues, preciso en 10
bre panorama de Jerusalén
era completa. Reconoct apri-
hhasta el pequelio
{ dentro del
incluso
ss (Chateaubria
Prévost eseribi6:
armas dela represes
las anamorfosis 0
sentimiento de cereani
+ sentido del detalle se encuentra también
1a distancia bien
claramente
agen circular luego por
mua’ land visual que funciona un poco
el lugar de ly orquesta en la arquitectara del teatro a
spectador s¢ le mantene a distancia, pues 1218 que
sa pura,alejada de roa posibilidad de tocar
-sde cabullete. Tal distancia es una
ica, de hecho ella misma cs objeto de diversosahstes
“Flac eantas formas nstas de enlace en profund-
Ia zona de la imagen (la instalacién,
aque garantizan la “transiciOn”™”),
ambivalencia espacial
ia, Ja reduccidn de la
{que sugiere est
por nodecil
tamatio d
del espacio representa
‘ aa,
sujeto evocad (ura batalla tan “grande”
alla tan “grande” como W
eee trae 10 Waterloo un tema
im de Cr
se pesado de wn Saar eres
norma ela ciudad dento de a cast, com i see a
cla casa", como dice Walter Be i
jamin, 7 et modo exe an ean dered seeiveicil eae
tna especie de condenaniGn de lo giganteeo muy carcteriaia(y 4 He Oe de
sss ccc, eens ener thd entre la zona del espectador
sn peel rr del viaje alrededor del f
rot asin Cea ar wi ge bo ei
iaideses de Wy grande ye pequct nied que recordar que ees mips Formas dea
grande y lo pequefio es tambien la de lo cer~ ana cnet Tomer
ceano y lo distante, Los panoramas abundan en d
vemiten todas a Ta postura central de
[centro de las ambivalencias, el centro
joso, que caracteriza al mismo
espacio de presentacién),
ppor una barar
isaje dem
frece el panorama es una vi
a diferencia dela pintor
la curvatura plana)
da del espectador. Fl ese
sa veces en un,
cerre y abertura (al
‘en una superficie curea vis
na sobre Suiza pinnuras sity habia
primer plano ces diorama
jncluso wna cae
jet
135
Bebarrido de trescientos sesenta grados, med
iento de rotacién en el lugar. Dicl
ahora estin en la oscuridad) se vuelve
y permite pasar de un “cuadro” a otro durante el
quela
ador se encuentra completamente
rida y la duracién de la
un fragmento, En todo caso,
le golpe: el espa
; estrictamente a un tiempo (
Como se sabe, en cualquier percep
‘cuadro o de una fotografia), el
Es entre los cuadros que
wimiento (del espectador) ya
in separados, ya no van juntos. El diorama
vuelve totalidad en unidades espacio-temporales
de tiempo
‘or otra parte,
imagen ha cobrado vida de manera sorprendente:
ica y continua que se
le cuadros “en profundidad”,
para fa leceura
ingulares y recortadas,
yy finas, casi transparentes, con ambas
ss pintadas ¢ iluminadas de manera muy ingeniosa (por arriba,
la abundante literatura sobre el diorama, ree
LM. Daguerre: The
New York, 1968, a
Panoramas and Dioramas, Si
a John Barnes, Precursors of the Cinema: Peeshias,
67.
137por detris, por el costado) para permitir un gran juego de varia-
ciones de una a otra, Se trata de verdaderas escenografias, siempre
diapositivas. Como una muestra del paso del tiempo. Por ejem
podian obtener efectos de transicién entre una
nocturna de una misma vista, o incluso, mediant
asistir a representaciones de incendios que
las casas ante los ojos de los espectadores,
\do ha senalado, los
especticulos del diorama se parecen considerablemente, con los
wedios de la pintura y del teatro, a las funciones del cinematégrafo.
‘Lo que quisiera sefialar por mi parte, esque, del panorama (clisico) al
diorama de Daguerre, lo que se ha ganado en movimiento (por lo tanto
en organizacién de la materia-tiempo: se ha introducido la duracién
de y en la imagen) se ha perdido en la continuidad (por lo tanto en
de la materia-espacio: es necesario hacer el duelo de la
, de la imagen circular total, dado que el diorama vuelve a
introducir la problemstica del cuadro). Bl (falso) movimiento en el
© Bsa dimensién temporal del diorama (respecto de a dimens espacial
del panorama) ilustra perfectamente, por ejemplo, el problema dela daléerica
de la condensacién y de la extensidn (“o grande visto en pequemio”) que men=
ccuadro implica la fragmentacién del espacio (el recorte), asf como la
iba la inmovilidad de la representacién.
joblemtica entre cine y fotografia.
IIL. El panorama fotogréfico
Me falta, para terminar, volver al caso de Marey y Lumiére, el de la
foto y el cine, y del panorama como la posible “mSquina faltante”
les. Para ello abordaré la euestién
de los panorama-imigenes, aquellos que no dependen de una ar-
-ctura que produce un efecto espectacular, que son “simples”
vAgenes rectangulares que se extienden sobre una superficie plana,
como las imagenes Hlamadas convencionales, pero que, sin embargo,
se distinguen por su formato particularmente alargado y por su
singular capacidad para representar en este rectingulo oblongo
(que és como una banda-imagen) un espacio continuo que correspon-
de visién muy amplio (al menos de 150° pero puede
igar a 360°). Lo que sorprende a primera vista en estas imagenes
panorimicas es que estudian detalladamente y en un marco el mis
mo espacio (0 casi) que el de los panoramas escenogrificos ~donde
este Gltimo era completamente abarcador, curvilineo, circular y en
bucle. Es un poco como si se abriera, se desenrollara, se aplanara,
se redujera y enmarcara el cilindro visual del edificio panorémico.
Lo que me fascina, es que se pueda “hacer entrar” en una imagen
rectangular esta inmensidad abareadora que es el espacio de la ima-
gen total del panorama escenogeifico. Esto significa que de golpe
la mayoria de las earacteristicas que enumeré van a encontrarse en
anoramas-imagen, pero reacomodadas de manera distinta,
a veces con mayores ambivalencias y paradojas en
la espiral de ambivalencias y paradojas que constituirin su interés y
complejidad formal. Por ejemplo, uno de los efectos mas evidentes
en cuanto a la dialéctica de la curva y del plano es que si uno foto-
rafia con el panorama una extensién lateral rectilinea (digamos la
an fachada de cohumnas, completamente recta, de un monument),
entre estos dos temas incon:
139vuelven muy,
cs su concepe'
medida en qui
se pueda
tuna técnica (un espectéculo) sino como un coneepto.
E] panorama-imagen tiene su propia tradici
no es exactamente
Por supuesto, no
alargadas 0 representaciones continuas
pinturas rupestres de Lascaux ala columna de Trajano,
Bayeuxa lasninfas de Me
del panorama fotografico. Para
dela tapiet
‘Martens’ fueron quienes,
iglo XIX) y es sorprendente notar qui
ingulares representaciones que ampliaban el marco de visi
édéric Von Martens quien inauguré
struyendo una “panor
yy adaptada por Peuvion y permi
Muy rapidamente, y hasta la déea
ogrifico conocer iodo his
lo por la mayorfa de los fotdgrafos conocidos: Baldus,
Secq, Poitevin, Le Gray,
» que caracteria el reciente perfeecionamiento
1 con un objetivo muy medioere
prichasse debe,
le una especie de caja que se mueve
Los daguerratip«
oe gases ‘en has colecciones del George
s« rangaise de Photographie en Paris yjaca 0 el papel
reamientos de todo tipo, extendiendo paisajes (mar o montaia,
territorios (por ejemplo vistas del asedio a Sebastopol o del terre
de operaciones durante la guerra en Crimea), grandes ciudades
Gobre todo Paris visto desde sus puntos mas
(Giempre grandiosos, a todo lo ancho, como la fachada del Louvre, 0
en circulo, como la plaza San Pedro en Roma), grandes reuniones de
personas 6 militares corporativas), etcétera. Fs evidente
‘queahi hay no s6lo un gran entusiasmo por una “curiosidad” técnica,
sino la profunda necesidad de ver las cosas més ampl
«estos fotdgrafos abren el cuadro
Desbordar el cuadro clisico, en el espacio y en el
que traduce, globalmente, el panorama fotogritico.
‘Me parece que se pueden distinguir de manera esquemitica dos
grandes tipos de panorama fotogrfico (y varios subtipos)”. Por una
parte estin los panoramas en el sentido estricto (de tipo 1), los que
ofrecen una vista panorimica en una sola imagen (realizada en una sola
toma); por otro lado, estén los panoramas en el sentido amplio (si se
puede decir asi, de tipo TD), aquellos obtenidos por el montaje de varias
tomas (cada una de ellas mas 0 estrictamente
reunidas (desapareciendo o no la unién entre ellas) de manera que se
reconstituya la continuidad espa: in campo extenso. Es evidente
que la cuestiGn del tiempo separa a estos dos tipos, sdlo los primeros
-mpo, he abi lo
” La tipologia que sugiero aq
basarse en datos téenicos pero lo
realmente fundador de una singulari
2
strictamente una continuidad temporal org
igada a la continuidad espacial. Si se hace una comparacién con el
tantas diferencias entre estos dos tipos de pano
a es al cine. Ya pesar de que las estrategias de ajuste de los
panoramas @ través del montaje son muy interesantes de estudi
.quellas que podemos considerar monobloques,
npo son io slo
opinién, entre los panoramas de una pieza se
dios 6pticos (desde el objetivo gran angular hasta el famoso lente
cde pescado) 0 mediante formatos mas alargados que lo normal (los
cuales sobrepasan en cierta medida las proporciones del rectingulo
de oro) ~evidentemente estamos aqui, segiin el grado de amplitud,
a del panorama “elemental” y el de la foto todavia (semi)
convencional. Con el segundo tipo (el IB) entramos de leno en la
parte vita del género: es el objetivo que, delante de la caja, realiza
jento giratorio de barrido (tal como una mirada recorre un
Paisaje que desea abarcar en su totalidad)e insribe la imagen en un
(menudo curvado simétricamente debido a la rotacién
névil -se trata del panorama clisico,
‘Martens con su Megascopio. La ex-
mn que se puede captar de este modo es necesariamente
gira sobre si
misma, ya que puede realizar uno e incluso varios giros completos de
a
flexible, graba en forma
todo el tiempo que dura la rotacién. Este iltimo tipo, el mas extremo,
fue perfeccionado tardiamente, en realidad durante la segunda ola
de desarrollo del panorama, que tuvo lugar a finales del siglo XIX.
13Por lo tanto, es exactamente contemporineo de Marey y Lumiere
¥ de toda la época que evogué hace en este capi
dicho dispositivo en 1891 es Damoizeau (
de este pers
lama Ciclégrafo® y me parece precisamente que cumple la funcién
de enlace entre la foto y el cine. Tal como lo sugiere Joachim Bonne.
maison”, Damoizeau podria perfectamente encarnar histéricamente
este tereer hombre, esta “maquina faltante” entre Marey y Lui
En todo caso, son estas as formas de panorama-imagen
+ adel Megascopio de Martens y la del Ciclégrafo
de Damoizeau, que han dado tenido descendientes
ser observadas con dete
Quien inventa
Is que merecen
ent
{son cuatro los puntos que caracterizan desde el punto
sta estético esta forma especifica de representacién, los cuales
oducen, una vez mis, cuatro paradojas que implican una dialéetiea
no puede hablarse de un fuera de euadro pero tenemos la
de un cuadro, la imagen es plana pero tiene una profundi-
dad modulable, la toma es tnica pero multiplica ls perspectivas,y
"enemos una toma nica pero que permite a insripein del temp
La falta del fuera de cuadro esta ligada evidentemente a la idea de
‘campo total al queapuntaen su origen el panorama (dle hecho, lo lleva
en su nombre): su voluntad de verlo todo, de recorrer el espacio de
‘un extremo a otro, de identificarse con el horizonte. -xactamente lo
contrario del corte que convierte ala foto convencional en un detale,
en un pequeiio bloque de espacio-tiempo extraido del continue del
mundo, Sin embargo, una diferencia me parece sobresaliente entre el
éentorno integral del panorama escenogrfeo vel espacio (a pesar de
todo rectangular) del panorama fotogrifico: que en este titimo caso,
™ Laurent Mannoni no habla de Damo
et de Vombre, Arcologie du cinéma
‘correo personal
Cilindrégrafo del
oanemason: “Damoizens el personae intermedi entre Marey
‘abricd una cimara que tiene relacién con el movimiento y con el
‘espacio, pero produce fotografia (op. eit, p. 23).
44
so si se realiza la circularidad completa, existe de todos modos
te, un corte (para simplificar las cosas aqui
ue también se
iad). El circulo perfecto ha sido cortado
ddos (y expandido en una superficie plana). Bste corte me parece
\ero, porque es por esta grieta que se introduce, ©
ico fuera de cuadro
real de la imagen: el sujeto de la enunciacién (sea el forsgrafo 0
el espectador). En segundo lugar, porque este corte determina un
jo yun fin, puntos de partida y de llegada para el recortido de
Joterales, aunque sea para medir la amplitud de la rotacién que se ha
realizado y ver siel comienzo “pega” con el fin. Es de
sn mental entre los extremos: a veces hay un “hueco”
tuna carencia que sefala con claridad el lugar del sujeto que enuncia),
*perfectamente unido” (al milimetro) y a veces hay una
*superposicién” (como en una unién defectuosa: se observa en un
lel paisaje que ya estaba
introduce al mismo tiempo el lugar del Sujeto y una linealidad en la
nagen. $i no se trata de una especie de narracién, al menos existe
un itinerario que se realiza, una temporalidad que transcurre. Marey,
por supuesto, supo sacar de este principio la base para sus panoramas
cronofatogréficos.
Por otra parte, nos volvemos a encontrar con la dialéctica que se
«genera entre la condicién plana del panorama y la profundidad que lo
caracteriza sila imagen curva y cilindrica del panorama escenogrifico
se ha estudiado detenidamente como imagen, por el contrario, en el
campo representado no se ha dejado de variar en lo que respecta a la
didad: todo lo que era
da la impresién de curvarse en la imagen; el centro “sobresale” del
do y la periferia lateral parece “huir hacia atrés”, En fin, todo lo
‘que era plano se vuelve convexo modificando de este modo, en funcién
«de su posicién en la imagen (el centro o las extremidades), a distancia
el tamaiio relativo de los elementos. Muchas vistas panorimicas desobre todo la mayoria de los panoramas que los hermanos Lut
realizaron alred
lestra percep-
© en interpretarla (una
en donde lo perceptivo no corresponde con Io cognitive
¥¥ ¢5 necesario ajustar ambos). Por el contrario, todo lo que es curvo
en la realidad (al menos todo lo que es eéncav
respecto del punto de
imagen. De este modo los alineai
parecen estar por co}
estaban en real \dos en eirculo
alrededor de la cimara. Dicho de otro modo, las rectas se convierten
std equidistante
ira) apareceré como recto en la
de personas que en la foto
leto de frente sobre un:
Nuestra relacién con el espacio se ve modificada:yano
ess6lo un asunto de visién mimética (de reconocimiento visual, segtin
las buenas y viejas costumbres que se desprenden de la perspectiva
lineal clisica), sino un asunto de sensaciones (producido por la pers-
Pectiva curvilinea). Lo cercano y lo lejano, lo grande y lo pequeiio,
los huecos y los relieves, lo recto y lo curvo son categorias que ven
su estabilidad visual ida. Una especie de modulacién de la
profundidad, la maleabilidad ondulante del espacio, que avanza 0 se
rerna de acuerdo con el desarrollo lateral de la imagen panorsimica,
¥¥ exige un ajuste permanente de nuestra percepcidn: el panorama se
apodera de la mirada del espectador, explora la superficie de manera
lateral, visitante -o laneur- de las distancias en su profundidad. Aqui
se genera un efecto muy cercano a lo que Deleuze analiza como
propio de un plano de
provocar variaciones en los cuerpos, las partes, los aspectos, las di-
‘mensiones, las distancias, las posiciones respectivas de los euerpos
imagen... Y es porque descompone
y vuelve a componer el conjunto que se relaciona también con un
todo fundamentalmente abierto, cuya particularidad es “construirse”
constantemente o cambiar, durar. Epstein es quien defini6, de la
146
profunda y poética, esta naturaleza del plano como
jento: “La perspectiva de lo que se encuentra afuera
perspectiva de lo que se encuentra adentro, una
asolada, ondulada, variable y contréc
ico, No es la misma ala derecha que a la
juierda, ni attiba que abajo. Fs decir, que las fracciones no tienen
10s denominadores de distancia, de relieve, 0 de luz»:®,
manera
En el fondo, el panorama en una sola vista es un plano de cine
izado con la fotografia.
(tra consecuencia de este fenémeno de aplanamiento lateral del
acién de las perspectivas, Ineluso si fue regis-
aida mediante una sola toma y desde un mismo lugar, debido a la
rotacién de su punto de vista la foto panori legs Goan
iversas direcciones. Teéricamente hay
perspectivas, que parten en diversas
tantas perspectivas como radios en el curso de la rotacién. Eviden-
mareada). Muy a menudo, se descubren tres perspectivas de base,
tuna que va hacia la izquierda, una hacia la derecha y otra hacia el
centro. Es una consecuencia del efecto de la convexidad evocada
Jogra al observar (cuando existen) ls sombras en el suelo (dejadas por
los personajes, los drboles, eteétera). Es sorprendente ver hasta qué
to estas sombras parten en todas direcciones (hacia la igquierda
En realidad, estas sombras transforman el panorama
1n una especie de cuadrante solar. Se puede leer en él no realmente
la hora sino el espacio (recorrido), no tanto el tiempo mismo sino el
les Deleuze, image-monement,P
la dade Delewe se ube al fn de un comentario sobre el moines
‘cimara y en particular sobre la panorimica (aquel de Renoir en Le erime de
Lange, que se supone de ido por Bazin).
17‘movimiento (de la rotacién). En efecto, esta dimensién continua de
iples perspectivas del panorama representa de manera indirecta
(a través del recorridlo del cual ella seria la huella) el registro-temporal
de este tipo de imagen. Y es que en cualquier otra parte, que
se estableceré la relacién con el cinematégrafo, aunque su esencia
permanece, claro esté, fundamentalmente fotogritica
La relacién que mantiene el panorama fotogrifico con el tiempo
es uno de sus parametros esenciales. Al principio convencional de
!a instanténea, el panorama opone una forma de registrar el
radicalmente
0
rente, No es que capte lapsos de tiempo largos,
extensos, ral como hace con el espacio, sino que los capta progresiva
ycontinuamente. Es decir, al desplazarse. El movimiento durante la
toma es la causa de todo. La superficie sensible de los panoramas no
queda inserita de un solo golpe, como en la foto convencional, sino
de manera sucesiva, comenzando por un extremo para luego dirigirse
hacia el otro, en el sentido (inverso) de la rotacién del objetivo 0
de la edmara, De este modo se producen distintas zonas de tiempo,
todas continuas, que se suceden a lo largo del panorama, de manera
que cuando se llega al final del trayecto uno se encuentra en otro
‘momento, posterior al del comienzo. El intervalo puede ser grandeo
pequefio segiin sea el caso. Lo que sies seguro, es que se ha captado
la duraci6n y se ha inscrito el tiempo en la imagen, un tiempo que
transcurre, que desfilaliteralmente ante nuestros ojos. Por supuesto,
esto se reproduce ante el espectador en el momento de la contempla-
i6n: una foto panorimica, a diferencia de una instantanea, no puede
ser apreciada de un solo vistazo, El ojo debe leerla, es decir recorrerla,
evando a cabo un desplazamiento (comtinmente de izquierda a
derecha: como acostumbramos Este recorrido del
ojo se toma su tiempo, se desarrolla en el tiempo y en el espacio.
Elespacio del panorama, como hemos visto, ¢s un tiempo repartido.
Entre el borde izquierdo y el borde derecho de un panorama un lapso
de tiempo transcurre -y durante ese lapso pueden suceder cosas, hay
aspectos que se pueden modificar. Siempre es sobrecogedor observar
¢n un panorama que el personaje del extremo izquierdo también se
encuentra en el extremo derecho de la misma toma, pero en una
pose diferente, sélo porque ha transcurrido algo de tiempo entre
148
ros y en ese lapso el personaje hizo algo: se movi6 0
su actitud, Gracias al movimiento rotativo de la toma, la
panorimica se otorga el don de la ubicuidad: puede represen
jas veces la misma cosa en momentos de tiempo diferente.
re a la experiencia temporal de la duraci6n y del cambio dentro
inde los panoramas cronofotogrificos de Mi
;portancia. Se observa al mismo tiempo en
sntro de esta légica temporal y en qué se diferencian:
son representaciones sucesivas de momentos diferentes, registrados
ia misma placa, Pero el tiempo que representan (el tiempo
n gesto, de un salto, de una cafda, de una carrera) no ha sido
.do en continuidad. Sélo han sido captados instantes de ese
impo (aislados por el obturador en el we lo que va a
‘rarse pasa delante de la placa), el resto ha sido ocultado. En es0
nsiste el problema de la intermitencia de las tomas de Marey, que
mvierten esas imagenes en panoramas y en instanténeas al mismo
smpo, panoramas hechas de instantaneas. Esta eencia es sin
ada necesaria para alcanzar los objetivos cientificos que se ha fijado
bio (captar la descomposicién del m
mento en
imiento, nitido e inm
reden ser vistos por la
nuidad temporal que
emtica, Sil oposicién entre Marey y Lumigre sobre la cuestién
parecer radical
Sin querer entrar en la volu
aceneidn acerca de los siguiente
cl primero, que me parece que se conve
50-1904. La photographie
"Arr Madlerne,
, Centre Georges Pompidou ~ Musée National d’Art Me
7.¥ del mismo autor, La Chronophotographi. Temps, photographie
de EJ. Marey, Beaune, Association des Amis de Marey ylogren plen
‘cronofotografia geomé
ceptible. Las diversas va
a Marey jugar con el fat
151
turador: acelerar o disminui
‘entre otras ma
Texas, agosto, 1930,
y por lo tandonde las etapas descompuestas de los movimientos se sobreponen
Y provocan verdaderos enmaraitamientos de las partes del cuerpo.
Abi hay un “espiritu de sintesis” visual donde los cortes analiticos
se diria que estén absorbidos en el magma formal de las superposi-
ciones. Es decir, que contrariamente a la sintesis temporal que sera
la del cine, obtenida durante la proyeccién a partir de imagenes
totalmente separadas, esta casi-sintesis espacial de Marey se obtiene
al interior mismo de la imagen. Es una sintesis del movimiento que
se opera en el cuerpo mismo del espacio fotogritico. Y el panorama
para mf, es eso: cuando la imagen logra la paradoja de integrar una
de las dimensiones fundamentales del cine en el interior mismo de
tuna forma fotogriica. Fs por eso que el panorama es esta “maquina
faltante” evocada por Godard: ya no es tan sélo una foto (en el
sentido convencional y dominante de la instantnea, del pequeio
bloque) pero tampoco es cine (imagenes fijas que desfilan, que se
Proyectan, que sélo existen en el tiempo). Se trata, por decirlo asi,
del cine en la foto. Es por eso que el panorama debe ser al mismo.
tiempo una continuidad del espacio y del tiempo. Es necesaria y
consubstancialmente un espacio que se recorre y una duracién que
se siente, en el espacio de una sola imagen, Es su propia verdad,
Es por eso también que el panorama, como bisagra entre dos
artes, dos historias, dos siglos y dos hombres, fue completamente
ignorado por todos. Porque no pertenece a ningiin campo. Ni los
historiadores de la foto, ni los del cine comaron en cuenta este
objeto impuro, que conciliaba lo que ambas disciplinas exigfan
dividir. Eliminado, por Io tanto, al resistirse a seguir el juego de
la oposicion y Ia separacién de territorios, Basta con releer con
esta disposicién, pensando en todo lo que se acaba de decir sobre
el panorama, las paginas de Deleuze que se refieren a la nocién
fundamental del plano en el cine y donde Deleuze nos dice que
cl plano “es un corte movil, es decir, una perspectiva temporal 0
‘una modulacién. La diferencia entre la imagen cinematogréfica y
| imagen fotogritfica proviene de ello. La fotografia es una espe-
cie de “molde” (0 corte inmévil)... En tanto que la modulacién
no deja de modificar el molde, de constituir un molde variable,
mntinuo, temporal. Una alusién, por supuesto, a André Bazin
1 oponia de este modo foto y cine: “El fotdgrafo procede, por
‘termedio del objetivo, a una verdadera toma de huella uminosa,
lo... Pero la fotografia es una téenica incompleta en.
‘en que la instantaneidad la obliga a captar el tiempo en
tes. Fl cine, por su part, realiza la extra paradoja de moldearse
ene! tiempo del objeto y eaprar dems Ia huella de su duracién™.
‘Tanto para Deleuze como para Bazin, cine y fotografia sélo
pueden oponerse: por principio, La concepcién que tienen de uno y
pitro esti determinada de antemano (con el objeto de afirmar mejor
“superioridad” del cine como flujo, como movimiento variable,
se postula la “imperfeccién” de la fotografia, viendo en ella sélo
instantinea, un pequefio bloque fijo). Y se genera con ello un
ésmo tedrico cémodo, pero reductor. Habria bastado que
al ampliar su mirada (viene al caso decirlo), le concedieran un poco
de atencién a esta “pequeiia forma” que es el panorama fotogrifico.
Una pequefia forma ubicada sin embargo en un momento histérico
«que cumple de manera ejemplar la funcin de bisagra. Una pequetia
forma cuya potencia singular consiste precisamente en introduc lo
cinematogeifico en un objeto fotogrifico, en instalar la modulacién
‘nel molde, en mezelar en un solo cuerpo los dos valores de verdad en
lo que se refiere a la imagen: el “ver més” y el “ver tal cual”, ambos
confundidos en el mismo gesto visual.
En 1992, un joven cinéfilo y fotdgrafo de Lyon, Bernard Bon-
nour, realiz6 un panorama fotogréfico de una sola pieza. Media
jez metros de largo por veintséis centimetros de ancho. Se necesita
po para recorrerlo (tiempo y cuerpo) a todo lo largo. ¢Y qué
puede apreciarse en él? El tiempo mismo del cine. La modulacién
‘moldeada, El panorama de Michel Bonnamour muestra efectivamente
norte, sin que distingamos en éllos fotogramas, como en un vaciado
ontinuo (¢ hilado), siete minutos completos de una secuencia de
Touch of Boil (La sed det mal) de Orson Welles, una secuencia captada
it, 1983, p. 39.
Falitions du Cerf, 1985, p.151,
© Gilles Deleuze, Limage-mouvement, Pas
% André Bazin, Quiet-ce que le cinéma, P
153por la emara forogrifica durante
pantalla y por medio del avance
toma, co
proyeccién de lapel
inico de la pel
rurador siempre abierto, Desplegar el tiempo de la
pelicula en el esp: la imagen foto. El panorama no como plano
sino como foto-secuencia, Moldeado y modulacién. Ver més y ver tal
nografia y cine. Sin exclusién,
1s4
Efectos del cine en la creacién
‘fotografica contemporinea
Destle hace mas dle veinte aos la hibridaci6n de las imigenes ese rasgo
por completo en un espacio pseudo-purista, donde corre el riesgo de
cer un peligroso ostracismo estético. De un tiempo a la fecha, la
yha llegado el momento de preguntarse qué significa
id esta expresidn) se muestra visiblemente ineémoda en
y mira de reojo de forma cada vez més flagrante, por
«deseo 0 por necesidad, para ver o para sobrevivir, hacia otras maneras
ude desbordarse que podrian otorgarle una dimensién adicional. Sea
que la foto se limite a retratar objetos cinematogrificos (fotogramas
aso pantallas de televis jemplo); sea que busque, de
delas imagenes fotogréficas usadas en las inst
de estrategias topogréficas; sea que salte alegremente y hasta con
iferencia de un soporte a otro, en ambas direcciones y sin hacer
;primen fotografias que
en el tamafio ~y por lo tanto el extura, eteétera~ de una
igen de cine proyectada en una ps sea que se involucre en
jones relacionadas con las puestas en se
criticos); sea que aborde la
npo y el problema de la inscripcién
magen (como se puede apreciar en los fuera de
lice la relacién que
mn del campo de
cen una foto aislada una rn ance” caperde soon en
defccin que insine los elementos propios dew
155las salas oscuras y
inario de los espec-
uuno de las grandes rasgos que caracterizan
la ereacién fotogrifica. Antes de estudiar con
is de las modalidades cinematogriticas del
era recorrer ampliamente el territorio
os generales dela representacién tecnol6gica.
que capta a través de la fh
tadores embelesados
J. La cuestién maguinal
La fotoy el cine. Yen cierta medida, vi agen digital. Cuatro
‘maquinas para hacer imigenes que se relacionan histéricamente me~
iante repeticiones y aban mos un veloz repaso.
Las miquinas para hacer im jdentemente tan antiguas
como las mquinas del lenguaje. Pero la fotografia no representa de
ningxin modo su propio origen hist6rico. Es evidente, por ejemplo,
que la cimara oscura (y el modelo perspectivista molecular que esta
presupone), fue desde el Quattrocento la maquina que usaron los pin-
tores-ingenieros del Renacimiento para concebir y fabricar imagenes,
‘Sin embargo, la relacién entre arte y técnica ha evolucionado y los
términos han cambiado de manera sustancial. Con el surgimiento de
/a fotografia comienza un proceso que no hard més que extenderse. La
cémara escura era, recordemos, una maquina (in
ichas: una prétesis de la
ipaba en la etapa previa,
su parte, seguian ejecuttindose mediante
el registro manual, individual y subjetivo. Lo que cambiaré con la foro
156
esta segunda fase, no la que capta y prefigura, sino la que se
rga de la representacién propiamente dicha, va a realizarse por
cesta ver en el corazén mismo del proceso de constitu:
o de grabacién de la imagen, que de Arago a Bazin aparece de este
do como una represent
rans facta acbeiropoiete de lo teal. Con la fo
genes se converte en una “
ces). ¥ al mismo tiempo es enzo de la “magia de los
1 producen el mos su propia represen
1a parte, como el inicio del problema, que no dejars de acrece
c, de la participacién del hor las artes mecanicas (es decir, la
i o frente ala tecnologfa). Esto debido a que
sa” (segtin Michel
smostrado muy bien Jonathan Crary en su
<0 Techniques ofthe Observer: On Vision and Modernity in eee
rela ilusion
ia permanente
ivo
7, esto marca un corte teérico mucho més de
le continuidad en la que puede hacernos creer a existe
in del cine a fines del siglo XIX incluso
}n final del producto, seré
1s (hechas por el cine) por la
tercera
reciente de la imagen. En efe
2 la imagen-foto, no posee el mismo peso objetu
rial, “palpable” (podemos
romperla, besarla o quemarla:en este
ico)
larmente
Se puede decir incluso que es
17Sree Ss tse
desfile de
pido como fue entrevista a fin de existir
es también el arte de la desaparicién de las ims
Je las imagenes.
jenzos del siglo NX la cadena entera ce produe-
cemplaci6n)
anteriores sino
ue se les agrega como
q \grega como una capa tecnol6gica adicional. Y este pro-
es mis que
en una ban«
mple vista. Existe
dems el barrido a alta velocidad sobre una pantalla fosfe
wsforescente con
138
cual
Je electrone:
tiene una existencia
Ja forma de un simple
nis labil e incon:
sponta del
a hecha de Iineas y puntos por un haz d
magen aparente que sé
seer como untidad
jene nada que
ctrica cot
o de una rama
conereta que le
origen mismo de
code partida.
ie, ya que esta vez regresa al comien
cl ~ el abjeto, el relerente que fue el pune
o cual transforma de
Esta ver “lo res
damental la condi
nla edmara oscura del pintor, la
“le wideo, Ya no se necesita de una herramienta TS
rade cine o
que se representara” perenece él también
ssto que también es
ste iltimo. La miquina produce su
ma imagen. Los dos extremos
‘qui para formar uno
Jas miquinas, PH igenerado por el
no existe fuera de €
queeslami
co y Ja imagen) se resinen
in de facto, ia cual consiste en que 12
no tiene sentido (en la medida en
porque esta no es ms que wn potenci: Si 0%
a le su vireualidad, Por un curioso vuel
‘odo tan solo una forma de imagen onto
nar a todos los forografos en espera cela
ima no es mas que una de
natural
de este
nte, como la que hac
Jin, Sélo que en este caso, esta
Revela
159pre pre-vistas por el programa (ya no hay mirada,
el tivo de un sujeto frente al mundo)
y queda poca magia 0 ocasién y del azar.
De esta pequefta hi
retener de la hi Itimos veinte
aiios? En primer lugar, el culto por los dispositivos de parte de los
artistas-forégrafos, con el auge reciente de las instalaciones f
grificas,
igenes, Luego, el
sn especial cuando se presenta bajo la forma
arraneada de las im
\ciencia
de la volatilidad de la naturaleza de la fotografia, en la medida en que
esta corre el riesgo de verse afectada (incluso en su soporte mismo)
por las méquinas que desmaterializan
UI. La instalacién “cinética” y la prayeccién de imagenes
Es evidente que la fotografia contemporiinea ha sido influida por el
auge considerable . A menudo se ha
relacionado este auge con la tradicién de las artes plasticas y con los
efectos de la préctica “insta” de otrasartes vvas, como el Land Arto el
* Para mayor sobre ests miquinas de hacer imagenes, ver por ejemplo
el libro de Paul Viilio, La Mae
el de Jonathan Crary
nineteenth Cont
lations et sculptures photographiques con-
exposicin Stupturen-Fragmente, Internatio~
‘alefotaarbciten der 90er Jahre, Viena, Wiener S
160
influencia que ejerce el dispositive
mn, es sabido,
‘como tal en la obra, de convertirse incluso en el objeto de esta), y
especie de contrato, un protocolo, un juego de relaciones entre
su presentaciGn, Pero la mayoria de las veces lo “olvidamos”. Como
usualmente uno se centra en la representaciGn de la imagen, no se le
‘concede (demasiada) importancia ala. deexpasiién dela foro,
todo lo que tiene de fisico,a todo lo que la rodea, a
hace posible que llegue hast
iain concreta a nivel de su contempla
parece importante y significativo es que desde hace unos quince
Ahora bien, lo que
ai
trabajos centrados de manera espe
la puesta en escena d
Y que se presenti
|
/
'
Susan Trangmar, Ble Skies, 1990,
exclusivamente con
itivas proyectadas, son interesantes re-
flexiones sobre la consistencia florante de
mecanismo de la proyecci
‘ocho proyectores de carrusel dispuestos en el espacio que proyectan
magenes desde éngulos muy variados, con frecuencia oblicuos,
.cluso verticales: hacia el suelo o hacia el cielo raso; y sobre superfi-
es que funcionan como pantallasa menudo ellas mismas en éngulos
‘quebrados, con todas las deformaciones, quiebres, entrelazamientos que
esto puede causar), pero también son reflesiones sobre los efectos
del movimiento y del tiempo que pasa en
maigenes fjas (cuatro
proyectores muestran imagenes estiticas de diferentes generaciones
de Europa del norte: de los aos veinte, cuarenta, setenta y
los otros cuatro proyectores hacen desfilr series ordenadas
igenes de cielosy de
bes coloridas. Estas ochenta y un diapo-
Juego nuevamente es una reflexién sobre las con s
percepcién de las imagenes (en la medida en que las diapositivas son
presentadas en cuartos oscuros,
las salas de cine donde
rodeado por rectingulos de luz de gran formato en los cuales se
encuentra él mismo cautivo viendo por aqui o por all, y segxin sus
desplazamientos ve surgir su sombra de entre las imagenes proyec-
tadas), y finalmente también sobre
162
tituye la representacién mecénica de las apariencias (el motivo
fico del cielo nublado esta ahi como figura simbélica: con
el recuerdo de las Equivalenciasstieglitzianas: una forma libre, sin
teria estables, simple reflejo inmaterial
instituido casi de manera abstracta en pura representacién por el
gesto de recorte del cuadro). Es evidente que instalaci
n fundamentalmente trabajadas por los efectos
veles y en varias dimensiones, remiten al dispositive
ni consistent
wes.como
proyeccién y el
sposicion. Por ej el trabajo de otro inglés, Tim Head,
ue desde comienzos de la década de los setenta proyectaba diapo-
sitivas a escala 1 a I en las paredes de cuartos cerrados y sombrios,
onde se encontraban colgados (pero invertidos) los mismos objetos
reales” que aparecfan en las diapositivas, de manera que el espec-
tador debia desplazarse hasta tocar el muro que funcionaba como
la y/o los objetos tridimensionales para poder distinguit, en
superps lo real de su representacién, Mis estructurales y
mente autoreferenciales, tenemos las obras del austriaco Mi-
chael Schuster, que exhibe las efmaras con las que hace las tom:
las proyecta, después de realizarles pequefias manipulaciones mas
mel icas;o las del belga Bernard Queeckers, por ejemplo en
su obra Réfléchir (1980), que muestra no realmente una imagen sino
n proyector de diapositivas colocado entre dos espejos dispuestos
re a frente, donde se proyecta ygen” que se ha obtenido
tografiando dicho espejo -¥ que po Se trata
ina “instalaci6n especular”, donde la imagen no es més que el
sitivo mismo transformado por completo en bucle. Fs posible
bras que més r hasta la
juso, sea una instalacién de Jennifer Bolande: Cusp
(1989), donde por una parte se ve suspendida en lo alto de un muro
verdadera pantalla de cine si na imagen proyectada en
desplegado y rodeado por
°
tanto, lo refle
ice esta tender
parte, abajo, una larga fotografia vertical en blanco y negro sobre
163mes meticulosas €
iempre presente de
antes mencionada, sobre una gran al
a: por un lado
dorado esti
(con ligeros desfases) co
icado a ci
ot
solas, ha sido puesto frent
penumbra, Este espejo expuesto,
como todos los demés,
fantasmagérico. Un
Quin es? Qué
el titulo, sin duda
verdadero espectro, una visién. De dénde sal
hace
ado en una silla, de acuerdo co
‘hombre que intenta expl
se trata de aquel
1653. La foto de una pantalla
Lejos de estas tendencias de la instalacién fotogrifica, existe otro tipo
no es tan comin como la primera, no es
iF fuertemente Ia posi
mnera de afirmar esta
recta
sobre todo en Europa y particularmente en Francia,
tenso que en otras partes, algunas experiencias
nstruidas a partir de la idea de fotografiar
1 cine: captar estas imagenes en movimiento
que desfilan en una pantalla y que desaparecen en cuanto son vistas
para luego desarrol
ngenes provenientes
imagenes-memoria, imigenes-pantalla, fetches. Pero las cosas no son
tan simples. En primer lugar, estas fotos de las peliculas no son realmen-
te fotos tomadas a la pantalla en la sala de cine durante la proyeccién.
Se han desarrollado diversas estrategias para
consistan en fotografiar la imagen-
decir que se busca obtener mds bien el fotograma de la pelicula, lo con-
cretamente fotogrifico en el meollo d
mostrar en él aspectos espeeificos, in
, porque se pretende
urante la proyecei
pan
«aso por lo ge
fuertemente sobre
narca (indeleble, transformadora) que se le ha
aportado a la pelicula por intermedio de la trama de video. A continua-
cidn doy un ejemplo de estas dos estrate
166
reguecida, con respecto a
e ininterrumpida
mentos
reproduce y exp ibacromo: la
1 pelicula (0 de los “excedentes”
series de “Negros”,
scar en algunas peliculas los fotogramas negros,
mnes diversas: por la restauracién, por la
vo y conservar la sin-
iulado de las copias
Esos son los. tur
te
a entre el sonido y
lo con fuerte funcion
fondo negro, sin ninguna imagen, lo que no deja de produciralgunos
wu os como el “zApago? No” de la serie Le Vayew*).
de na pelicula
:stos oscurecimientos tienen una duracién que vat
eto Solos los encuentra (no se pueden ver realmente) mediante
sin westo radical el congelamiento de la imagen. Fs decir, por medio
ide una fotografia, nica arma (jpero qué arma) para arrancar esos
hentos de su invisibilidad natural (cinética). Estos *silencios'
* banda imagen, esas “fllas” y es0s “accidentes” técnicos, esas
‘elocidad”, esas “manchas” casi subliminales, e805 pe~
datos de ausencia de la representacién (una especie de
jpsia dela Figuracion), slo puede revelaros a fro, sacaros ala
convertirlos en objetos aparentes. Como explica Rondepierre:
‘Tom, de Michael
nigenes negras en medio de
he (1/3 de segundo). Standist
Jo, en medio del
restera” (en Exvédents
le Hitehcoek, una sola imagen negra
3 inédita del artista).
167os ica que “la imagen oculta (del sexo)” atraviesa la malla
incriptada y nos llega de todas formas, casi re-configurada (trans-
rresponde al fetiche del pobre) més allé y debido
iidad. Lo importante en este caso no esti en el
la porno y sus imagenes escurridizas) ni
(la foto de la pantalla y su imagen
eco, en el espacio intermedio,
este tra: instantes fil ne eaaoerbada por clesripado (x cual nos hace comprar
{rabsjo se inmiscuye un intermediario
plano) en la operacién: la trama de
no cualquier trama, u
na trama caricaturesea:
res
televisivy
mato de video se encuentra encriptada) aparece de este modo
yerador mismo de la transformacién, se presenta como
tama sobreac-
neas desfasadas del encriptado
yoner la imagen difundida en
us en este caso)
igenes de la :
Por Canal Plus el sibado por la an cee
chupando el sexo de
lear el descodificador, con:
descompuesta, cuando subtitula
borrador de imagen) con una letra
a lo Magritte: “Ceci n'est
i que transmiten
(Por ejemplo, la imagen de
n hombre), cuando capta eso sin
servando la imagen encriptada y
tm imagen borrosa (este
de Jean-Luc Godard,
‘Marey tenia algunas reticencias respecto
jére, al grado que llegé a decir que no le vefa ningain
as que repro-
Le rad Photographique de Roland
tamente ir mis
nodo, todo aquello que cl ojo no puede captar en estado nor-
|. Se trata de la cuestién fundamental de “la verdad” en la imagen.
‘que una heres
fotogritica. Para Vouga,
idm ideal pero la aNO es tanto una
siempre hay una foto como punto de p:
1, nos faltarfa abordarla cu
igenes en la medida en que esta puede registrar el trabajo
et, la reprodueci
interna, la simulaci6n, las correcc
nposicién en la imagen, etcétera. Siesta
ental” de la imagen fotogrsfica ha afectado principalmente
a ahora al mundo del periodismo
lode la fotografia es el testimonio de un desarrollo notable, de
ud considerable y de una gran diversidad de estrategias que
duraci6n en la imagen,
micas (ver
los medios de comunicaci
influir en los trabajos de alg
demostrado diversas exposiciones, sobre todo imagenes. Cu
Bretaiia
lerfa Impressions: Phot.
eo, Photography in the age of computer (1991), donde se encuentran
itario y cerrado de la imagen-foto “simple”, de desbordarl
campo de registro, de variar, de multiplicar,
tuna evolucién fundamental
transposicién directa (poe
de manera indiscutible) de esta anpor decirlo de manera general: la foto como un pequeiio bloque de
espacio-tiempo, indestructible ytinico, como registro inmortal de un
fragmento del mundo, como un acto de recorte radical que extrae de
‘una vez por todas una porcién precisa y delimitada del espacio y que
sustrae un instante de tiempo en la huida permanente de las cosas,
a fin de transponer e inscribir ese fragmento de espacio-tiempo en
‘un estado a partir de ahora definitivo, A esta l6gica sorprendente de
la fotografia, donde el marco o recorte encierra literalmente (pot
no decir encadena) ala imagen en sf misma, a esta légica que tardé
todo el siglo XIX en instituirse y que culminé con el surgimiento
de la “fotografia pura” a comienzos del siglo XX, se opuso justa-
mente en la misma época (la del perfeccionamiento del lenguaje
‘cinematogréfico), una concepcién mucho més abierta y mévil que
la captacién de las apariencias. Fueron necesarios mas de treinta
afios para que el cine nos ensefiara a desplazarnos en el espacio por
y-con las imagenes, a aprehender el tiempo en su dura
el movimiento y el punto de vista, a controlar la mul
la mirada, a percibir el mundo bajo la forma din:
tun recorte y de un montaje, es decir de una descomposicién por el
detalle y de una recomposicién por la disposicién. Luego el cine
nos impuso progresivamente esta visidn, que comenz6 a ganarle
en profundidad a la fotografia (que hasta entonces se le oponia
“naturalmente”), Los trabajos de los fotdgrafos artistas desde hace
veinte afios han evolucionado (entre otras vias) en el sentido de
tuna integracién progresiva de esos caminos, cinematogrificos, para
aprehender el espacio y el tiempo,
‘Una de las modalidades trabajadas més sisteméticamente desde
este punto de vista considera a la vez la fragmentacién (el recorte
por el detalle) y la disposicién, el nuevo montaje (que produce
un efecto de sutura). Descomponer primero, La fragmentaci6n
es ciertamente un gesto forogestico casi ontolégico (el golpe que
permite el corte). Peto lo que resulta evidente en los numerosos
trabajos de varios artistas contemporineos es que este gesto ha
sido exagerado al extremo, hasta el punto de alcanzar una especie
de abstraccién, El gusto por el fragmento se ha convertido en el
gusto por el detalle literalmente desorbitado (més invasivo cuando
1 acompaftado por el culo al gran formato: en algunas exposicio~
es se observan cada vez con mayor frecuencia pequefios detalles
nagnificados por el gigantismo de los formatos, que los iguala a
Jas dimensiones de una pantalla de cine, incluso en lo que respecta
«la textura, el grano, el fuera de foco). Por lo tanto, en un primer
,omento tenemos una fotografia cas fractal, que practica de manera
extrema el detalle y el fuera de cuadro. Pienso aqui, por ejemplo,
ufias comidas y rotas, “hiper-realistas” de Patrick Tosani
los recortes corporales violentos y pinchados de Genevieve
Cadieux, 0 en los detalles anatémicos intimos y descontextuali
zados de Hanna Villiger, o en los pedazos de taller, sueltos, fuera
de cuadro de Platino, o en las vistas necesariamente parcelarias
cde superficies acuiticas (los “campos” de Dieter Appelt), etcétera.
‘Tantas fotos que, consideradas individualmente, ponen al espectador
en una posicién de entomélogo con la vista fija, como dirigida
hacia ese pequeiio bloque de espacio-tiempo aislado del contexto
que se encuentra tan cerca (“cuya nariz se asoma todo el tiempo’
sobre todo por los formatos) que provoca una relativa sensacién
y de atontamiento. Cada una de estas tomas de detalles
es en siel lugar de una experiencia del espectador que es Ja de la
piedra y del precipici interior del que hablé Francis Ponge:
de vérti
‘Vea usted, cuando uno tiene una especie de abismo dentro de si
mismo, uno que se ahonda a cada instante... para muchos equivale
un precipicio. 2Y qué hace un hombre que tiene vértigo cuando
llega al borde de un precipicio? Instintivamente mira lo que estd mas
«cerca ~usted lo ha hecho, ha visto que lo hacen. Es sencillo, esa cosa
s sencilla Se dirige la mirada al peldafto que sigue o al pilar, a
Ja balaustrada, o a un objeto fijo, para no ver el resto. Al borde del
precipicio, el hombre no filosofard sobre la caida o la desesperanza.
Mirard muy atentamente la piedra para no ver el rest.
Avveces sucede que la piedra se abrea su vez, vse convierte en
jo. De este modo, cualquier objeto, basta con querer
lo, se revelaa su ver, se convierte en un abismo. Pero este
smo puede cerrarse, Ser mis pequefio. Se puede, por medio del
arte, volver a cerrar esa piedra, No podemos volver cerrar el gran
175agujero metafisco, Pero quizas la manera e
valga para el resto, terapéuticamente."
se cierra la piedra
que podremos aleanzar algo
“cinematogrifica” de I fotografia c
ver) son integrados y organizados en un montaje enunciativo que
ecesaria,
jes suturadores son evidentemente
yente variables. Podrfamos intentar un
Jos modelos elementales: por ejemplo, los
un espacio plano que esté enfrente del espectador, como la pared de
tuna galeria o la pagina de una publicacién) y los dispositivos escénicos
@ ican una escenografia tri
el espectador puede intervenir pasiva o i
jensional al interior de la cual
ractivamente: volvemos
part
Por supuesto, una empresa sem
tiva, Loimportante, me parece, es
de manera distinta en las com icas: si en el cine
Jasutura funciona en la sucesién temporal ineluctable de las imgenes
3 planos se s denan,
suturador opera
), en las distintas disposiciones de las fotografias a sueura
saneicad de los fragmentos expuestos uno
lado del otroy someridos constantemente ala mirada organizadora
quien contempla y lee (y une) como quiere un conjunto que no
ante. Tales obras fotogréficas, en resumen,
zan cl trabajo cinematogréfico del montaje pero desplegindolo
tun presente perpetwi sutoriza todas las lecturas
y relecturas. “La sobre-sutura
VI. El retorno del aura en fotografia por el efecto-cine
wente sobre el sentido general
nifica el hecho de que se pueda trabajar a partir de aba partir por
into de la experiencia fractal del precipicio interior y del vértigo
ra, del que hablaba Ponge) en una especie de operacién de
, de sutura simbalica, donde lo fractal se recompondrfa en algo,
“filmico”? Me parece que se cerpretacidn aeste
respecto, que car
is elisicas (y compl
bre la fotogral
‘ones de
de la obra de arte: la foto como instrumento del triunfo
acto de ver) y como
‘Me parece quea
contemporineos
cencontramos finalmente ante
7los montajes de inspiracién filmica como los aqui mencionados, la
nueva toma que representan la disposicién y recomposicién de las
los escombros de una fragmentacién previa, esta
ra de mostrar no algo a partir de ahora perdido,
enterrado, desvanecido) sino las imagenes y las relaciones entre
imagenes (Ia sutura), explica el hecho de que hayamos pricticamente
superado el valor de exposicién elemental y quenos encontremos ante
un valor de exposicién de segundo grado que representa el retorno
al instante del aura en la obra: nos encontramos nuevamente ante un
tuna creencia y un ritual, pero es el culto af valor deexposi
imagen como obj
vertiginoso, como conjunto de fragmentos nuevamente dispuestos
en manipulaciones que nos remiten de manera directa al trabajo del
cine. Estamos ante un aura de segundo grado. De hecho, con estos
trabajos el vértigo ya no se encuentra tanto en la foto como recorte,
sino més bien en la obra como montaje de imigenes.
‘io radica en el conjunto de la obra, tan tentador como
aterrador, tan atractivo como inquietante (y las imagenes de detalle
que componen la disposicién no son més que las pequefias piedras
al borde del precipicio, aquello en lo que fijamos la mirada para no
caer, pero que a veces se abren a su ver). He ahi donde se encuentra
elculto: en la imagen fotogesfica (en la medida en que se le ha vuelto
a observar) gracias a su obsesidn por los efectos del cine.
refere
a la imagen como toma, como detalle
El efecto cinematografico:
fies materag forte te ine
en la fotografia
Esta exposicin Ler film: fgures,
photographie! no se concentra en un solo autor, escuela 0 género, y
‘menos ain en un tema, sino en una de formas y materias.
strar (las obras) se concibe cor
jentos de las imagenes). Y visitar la exposicién, a fin de
cuentas, equivale a ver una pelicula imaginaria en la cual las diferentes
salas corresponden a otras escenas articuladas entre ellas, dentro de
tuna gran caja-pantalla que les da cuerpo.
Este ensamblaje de piezas, esta disposicidn de formas y materias,
este “montaje” permite exponer un efecto relevante: el cinemato-
gnifico, tal y como opera hoy en las obras y la buisqueda artistica de
numerosos creadores contemporineos, El efecto cinematogritico,
ademas de ser una cuestién de imagen (un problema visible en las
imagenes), y un asunto de dispositivo (una confabulacién invisible,
Je emocién. Fl efecto cinematogréfico es un testimonio de la fuerza,
iginariay real, del cine en el arte contemporéneo, en especi
sos de funcionar co-
jovimiento contra congelamiento,
ine y la foto estén articulados aqui en un
como el desarrollo hibrido de un.es decir, de las reconfiguraciones visuales que conjumtomente implican
estos dos grandes tipos de imagenes contempordneas. La exposicién
esté pensada,
obras, en don
Pantallas y proyecciones: luz, superficie opaca, proyeccién,
Cémaras (oscuras) y cajas: cimara, cortina, camara oscura,
teatro 6ptico, monitor.
rramente forogestficas ni ver-
jn estético-topografica es permeable: todo esté di
togrificas, sino un
tra, entre una figur
riaciones infinitamente moduladas, de manera que cada obra es muy é Zones, combinaciones. Un mismo artista puede
distinta entre sf, Ia expo aes
ites (a veces indiscernibles) de ambos tert varies de las Bgures. El peinc omesponenca, aqui
todo, que hacen emerger tejend y propondré ecos visuales al espectador
peels para combinar categ icer que imagenes y bis
se correspondan, la memoria de uno.
no narrativa
trasversales.
Asi, el espacio de la exposicidn estara “ocupado” en su conjunto
ingulares ¢ hibridas: no solo, aunque prineipalmente, habri
dela veces, pequeias series otogrities colgndas
les se produce, en y por la came viva de las
imagenes, un efecto de pliegue que convierte a las diferentes figuras
en operadores de diversidad, en cuestionesirresolubles.
La figura, entonces, sera la palabra que designe cada uno de los
ensamblajes de formas y materia cinematogriticas y fotogrificas.
Hemos retenido solo cinco que corresponden al nimero de onas
{que estructuran la exposicién’. Cada una de estas zonas o figuras est
iddentificada por un titulo (la lista queda abierta):
Congelamientos de Ia imagen: el extracto, los derivados (el en las salas, en el piso, suspendidas en el techo (de este lado como
fotograma, la mancha, la trama). la carpa donde se instala el fot6grafo, del otro como cémara dptica).
c la dispuesta a todo
‘Temblores del tiempo: ripei6n del movimiento (lo des lo largo de una forma de ciclorama fotogrifico, que obliga
barrido, movido 0 tembloroso).
nte a caminar para ver al tiempo desplegarse en el espa
s de video que traman paradojas de movimiento inmé
la que se repite en cadena, pro-
origen la exposicién esta
Escalonamientos en el espaci
tiempo en el espacio, las trayect
en panoramas, cintas, fotos estenopeicas).
inde homenaje a Tarkovski —en pati
prolonga el misterioso acéano.
“el guia” y
Marker —el
‘una pequeia pel
tina instalaeién, que sera como el contraplano en mov
los deseos”— asf como a Chi Ja imagen mural fija que se desprende de la misma sala en la que se
zalor de La Jet, de Zapping Zone, de lmmemary y de Level salocién.
encuentra la obra~i
180 181Dependiendo instalaciones en las que se lleve a cabo la
iculas sers programado. El ciclo presentaré
trecruzamientos entre foto y cine (peliculas experimentales, ensayos,
documentales,ficciones)
Primera zona o figura: los congelamientos de la imagen
Demanera emblemiitica, la exposicidn abrir con imagenes fotogrficas
«xtraidas materialmente dela pelicula cinematogratica, expuestas como
objetos fijos, en algunos casos modificadas o manipulados. Este acto
de extraer 0 tomar prestada Ja materia dela cinta tomando una imagen
desu cuerpo fluido, desvirtuéndola de su modo de existencia original,
embalsamandola en la eternidad de la imagen ex-puesta, representa
el gesto de una sepatacién radical. Un gesto que presupone algo como
‘una breve condena a muerte de lo que caracteriza al cine: la sucesién
de fotogramas. El congelamiento de la imagen es el nombre de este gesto,
Una extraita operacién, casi en el sentido quirdrgico. Una operacién
que despedaza al cuerpo cinematogrifico en sus unidades minimas,
Casi un asesinato, Un gesto que se asimila al sacrifici
Elescalpelo fotogrifico se enfrenta al gran cuerpo en movimiento del
cine para robarle un fragmento de luz y exponerlo, como un cuadro
‘un guifio, en toda su inesperada belle
le esos objet
badores que en la cinta se Hamat
de manera ideal la filosofia de la exposi
iiicleo dialéctico remite a un ol
tiempo sea doble; un objeto que no es (verdaderamente) cine ni (sim-
plemente) fotografia, que es un poco mis que la foto (su
sto que ver el forograma de una cinta, uno solo, en si mismo, es
ecesariamente no ver la pelicula como tal, es decir, como imagen-
proyectada en la pantalla; hay una rela
veruno de los dos impide la visién del otro); el fotograma,tinica ima-
gen real del dispositivo-cine (tangible, palpable, capaz de ser tocado,
como wna foro) y sin embargo, por su naturaleza inasible durante la
proyeccién
de bisagra, de pliegue entre foto y cine, es el punto exacto (prunctum)
| paso entre uno y otro, el objeto sofado que suprime los
centre ambos territorios,
En esta primera zona o figura de la exposicién se pueden obser-
var varias obras notables de fotégrafos que se ocupan del concepto
de fotograma como frantera. El Kite no solo entre foto y cine, sino
tambien, y de forma paralela, entre lo visible y lo invisible. A esto lo
smaré de aqui en adelante, fa juegas de la mancha y de la trama, pues
estos modos de extraer las imgenes no son munea insignificantes 0
comunes. Los instantes rabados ala sucesién de imagenes, buscados
1n meticulosidad, sin ser en lo absoluto la mera reproduccién (o la
ta trivial) de una parte de una pelicula, responden de hecho a una
seleccién precisa realizada por parte de los fotdgrafos. Y estas légicas
tienen que ver (perversamente o no) con la idea de la desfiguracin: los
fotogramas expuestos aqui han sido seleccionados porque permiten
ver ala figura humana en diversos grados de descomposicién, Son
rostros deshechos, especificamente imégenes-rostros de pel
aunque trabajados por la mancha y la trama que, por efecto del mis-
terio, opacan o hacen a un lado su belleza.
Eric Rondepierre
teméticamente, como lleva a cabo su labor artistica Erie
Rondepierre, quien delante de la pelicula, del flujo de imagenes,
‘busca la imagen “correcta”. El acto de congelar la imagen intenta de
olpe ver en ura imagen lo que no se habia visto nunca al observar
Esa
183profundidad,
igen, en la corporeidad del
y que también afecta, por un cierto azar objetivo,
rostros torturados, devorados, roids, exhalando
uspiro de la mancha, aureolados de ni 1e esbozan a su
vez suefios enigmisticos, rostros perdidos, torcidos, comidos, como
de Francis Bacon. S
retratos defe
figuras que vemos por la
lo a este obsesivo trabajo figurativo sobre los rostros
€s posible en
en dos posturas artisticas presentes
distintas en sus principios, pero que resuenan
de Rondepierre: me refiero, por una parte, a algunas piezas
Foucault y, por I otra, a ciertas obras de Victor Burgin.
185Henri Foucault
Las composiciones de Henri Foucault aqu‘ reunidas —en especial
las que integran su bella serie titulada Secret life/Vie secréte— nos
permiten observar imagenes que fueron lite fe armadas: al
centro de un marco constituido por rombos pintados (un trenzado
de papeles pintados con gouache que crean un fondo degradado de
beiges y grises), en medio de estos cuadriculaclos opacos que crean
‘una trama pietsrica al fotogrifica, brotan unas
Figurasbiluctas que también son imagenes doble, es decir, fatogra-
‘as en el doble sentido del término, cinematogrifico y fotogrifico.
tun lado, descubrimos también
figura—rostros, una galeria de retratos
(des)centradas, (en)cerradas, captadas en planos abiertos
¥ €n poses eminentemente cinematogrificas—rostros de espanto, de
seduecién, de mel de placer—que retoman y modulan, miso
menos, la figura del éxtasis (con esto, Foucaul
ntido en que Eisenstein lo entiende en el Acorazado Potemk
y La linea general) Imagenes robadas, instantes capturados al vuelo
(¢lrobo fotogrifico) de las emocionesinstantineas, pero desaparecidas
al desfilar a pelicula, de lo cual no nos queda sino una impresidn de
exceso, una retdrica de las pasiones. Sobre estos rostros extiticos que
se tomaron prestados al campo del cine se sobrepone otro tipo de
forograma, en este caso fotogrifico, en el sentido de los rayogramas
de Man Ray 0 de Moholy-Nagy. Los rostros-pan
todos cubiertos, o mis bien flradis, por una segunda “pantalla”, euya
estructura tramada, vidriosa y luminosa, fue elaborada con pequefias
canicas de vidrio que, colocadas sobre el papel sensible, fueron ex-
uestas a la luz, y solarizadas y luego reve
negativa (la prictica fotogriica de Foue:
ala materia y alas experiencias téctiles— es ta
del fotograma, pero mucho mas cer.
Fox-Talboty sus Photogenic Dra
Daguerrotipo ol luz pura, entendida como
materia del tiempo que se asienta y se hace sentir con todo su peso).
Se realiza una modulacién de la luz gracias al uso de una textura
—en eso que esel fondo de
de mujeres,
\bstracta e irreconocible de pequefios cfrculos am
un enrejado de ojos trashicidos, que tapan, as in y opacan los
smo tiempo
rostros subterréneos (enmarcados, cristalizados), al mismo tiemps
que dejan al descubierto su lado obsceno (las bocas abiertas, los ojos
pasmados). Este tejido (de) cristalino(s) (que a todas luces extiende
trabajo grifico de los rombos pintados a las siluetas del fotograma
a el entramado a toda la obra), esta trenza hecha por bolas
cristal (que confundiriamos con las bobinas de las peliculas vistas a
lo lejos) produce una materia hastante extrafa, sida y Muda que me
recuerda el estilo archimboldesco, unitario y fragmentario, figurante
cinematogréficas,
desfigurante, voyerista y cegador. Las pasiones togra
tais hecho rostro, se eneventin, por dcilo de agin modo,
rrados, desplazados, atacados, no tanto d sr (como ocurre
ra de Rondepierre, donde brotan de la emulsi6n y el = del
jor (como una proyeccién vista a través de un
:po) como del exterior (como una proyt arian
| fotograma cinematografico aparece como si estuviese cubierta de
istulas, una lepra que la materia fotogestica hace que se revele en la
agen filmica. Rostros de pasién, derrota de
}odevorando
isma superficie de
la figuracién, triunfo de lo figurativo. Doble fotogra
al otro, Con determinaciénVictor Burgin
Lasimagenes de Vi
(constituida en total por
formato horizontal y
imagenes superpuestas, tomadas del cine, de sus mot
asimismo, exploran de manera glot
seres, las formas y el mundo). Mis espeeificamente, cada imagen de
la serie The End ests constituida por un:
Proporciones son m
pertenecen a su famosa s
vigenes. Todas com
cla sedimentada (cuyas
ladas de manera diferente caso por caso,
tres capas de imagenes,
plano de un apasionado beso de dos enamorados
odense de los afios cincuenta. Estas tres imégenes-originarias, que
ten a un imaginario ciclico, repetitivo, mil veces congelado por
nuestra experiencia cinematogréfica, con la idea de errancia (de road
de tinel urban
‘dromoscopi
a idea de destruccién (la guerra, el derrumba-
vento, la ruina, Beirut) y la idea de la memoria amorosa y su fcono
eminentemente cinéfilo (la mitologia del beso, el deseo y la felicidad
(im)perdidos, Vertigo creciente), estas tres imagenes superpuestas son
retrabajadas por una computadora que,
con (0 sobre) las otras, en una especie de palimpsesto magnifico,
‘cuyos espesores se fusionan en una imagen tan lisa como dspera, tan
fluida como sélida, tan transparente como opaca. Imagenes fendidasy
«encadenadas (en el sen itivo), que recrean algo s
a.una doble visin del mundo, pero vuelta una sola; un mundo exte-
rior (la ciudad, la guerra, el sentimiento del fin) y un mundo interior
(la pérdida, la destruccién, el paraiso perdido); un mundo personal
indo hist6rico (la historia moderna
de nuestro entorno), articulados en una materia v
experimentamos como una recurrencia, La prese
que se ofrece como una experiencia de la pérdida de los
labelleza
el porver
inica y que
de la materia
ites: entre
tico; el pasado, el presente y
entre lo privado y lo pablico, lo de dentro y lo de afuera;
188
‘completamente digital” de las imagenes, ni la cuestidn de la simple
referencia cinemat ni Ia del cuerpo a cuerpo amoroso con
Ja “momenténea ilusin de que las fronteras entre dos seres se han
isuelto” (Burgin), més bien, y de manera mucho més vasta, es la
experiencia polifinica del derrumbe de la fronteras, de todas las fronteras
siempre la modernidad (The end: incrustacién del
texto-ribriea justo en el centro de la pantalla), inscribe su postura
creativa en una reflexién general sobre la hibridacién y la disolucién,
sobre el paso que afecta con un solo movimiento todo tipo de ni
Cipio organizador de la historia”, decia Burgin en la época en que
concibié The End (1994).
Este es, de Rondepierre a F
esta primera zona o figura: todas las imagenes que descubri
\qui, de un modo u otro, han sido extraidas de la materia del cine,
de la materia prima (acaso sul
189¥ muestros imaginarios, nuestras fantasias y nuestra cot
El cine, ola de tiempo y de formas, euyas idas y veni
Eline,
Por los azares del grano o del
tiempo, po las desfiguraciones consentidas gracias la manipulacion
, desmantelado, desplazado,
iItrado, recompuesto, que
rineas, favorece gestos
extraccién, la
leva a una experiencia de los limites
de las formas, divi
Primera instancia, el efcto-cinematogrfico que opera en el corazén
de la fotografia contem;
gratia contempordnea: el congelamiento de la imagen y su
Pequefia Fabrica figurativa: fotogramas, manchas y tramas,
citado, amasado, mezclado, integrado,
renta la creacién de ims
Jean Louis Gonnet
Si ls zona o figura titlada “Congetamientos de la imagen” expone
en su conjunto las imgenes fjas sobre los muros, es decir, el cine
‘que-se vuelve fotografia, el espectador no abandonaré la sala sin haber
echado un vistazo a alin “contra
in “contrapunto animado” de esta disposi-
cin: un cortometraje (en esta ocasicn, una verdadera cinta ate
movimiento propiamentecinemarogrfco) visible sobre una pantalla de
ideo en una tienda negra (a la aes
la tela del fotdgrafo para ver la
funciona exact
imagen en una caja), un corto que
inversion formal de lo que aca
que muestra cémo la fotografia se vuelve cine.
Ping. ipbridge [Filmando a Muybridge], cortometraje de Jean
ouis Gonnet (proyectado en su versién de
ave A de veinticinco minutos se pudo ver piiblicamente en salas de
ne) hecho de imégenes en movimiento desfilando sobre la pantalla
monitor, resulta ser una “pelicula” singular, ea
addjica, puesto que esté armada solo con (base e
ivadora y pa~
imagenes fijas.
190
s, hist6ricamente, tienen un gran valor, ya que se trata de las
's imagenes del estadounidense Eadweard Muybridge que da-
XIX (1872-1885), es decir,
lo fotografico casi inmediatamente anterior a su
la instanténea y la descomposicién
embargo, un docu-
‘mental ni un objeto pre-cine, tampoco una pelicula pedagdgica sobre
Jas relaciones posibles entre movimiento ¢ inmovilidad. Mas bien, se
trata de una invencién que se deja ver tal como es, en el proceso de
se. Es una especie de ensuefio zenoniano (por ende, poético)
el devenir de la historia, la imagen y
ilming Muybridge se oftece a primera
macién” (0 re-animacién) cinematogritica de estas famosas
tomas inméviles que descomponian en grandes placas el mo
ccada una de las imagenes fijas,distintas y sucesivas, para anal
locomocién humana. Al hacer esto, acostumbrados como estamos a
les las placas de Muybridge, el que podamos verlas
contemplarinmi
animarse(etimol
vida, movimiento), ver nacer frente a nuestros ojos el movimiento de
estas series de fotografiasfijas, se vuelve casi una experiencia migica:
ver al comienzo de la pelicula cémo surge la sonrisa en el rostro de
la nifia mientras se voltea hacia nosotros —cosa que no se veia en las
fotos—, ver nacer asi el movimiento a partir de lo inmévil, como
cuando aumenta el placer, es algo que no deja de fascinar y de encarnar
laconcepcidn (por cierto, hist6ricamente contemporinea) de
Henri Bergson sobre el movimiento: el movimiento no se mide ni se
analiza, salvo sise le hace perder su cualidad intrinseca, se le pone a
prueba en y por la consciencia; no puede, por ende, ser:
cen un presente que se renueva sin cesar. Cada se
ynet nos hace experimentar esta sensacin de invenci6n, esta
a del movimiento.
et no se contenta con este efecto, con esta anima
suplementaria creada por el movimiento. También habri de ocu-
parse del material en un doble sentido: narrativo (nacimiento de
1Z ficcién) y plistis c¢
Gonnet 7
Goons cl, haw eabonatpoibles
“en | fotogrifico de
toma a un par de hombres (desnudos), uno qu
gue om ave ma iu acierta distancia un bate de
di y otro, Gonnet inventa impo cent ci a hi era
nado un partido de béisbol en tiempo real por
{que levanta su sombrero, con una chi
de fren, cluso una situa veri
desliza bajo las sébanas m re
tbanas mientras un hombre desvia la mirada, como
para no ver la escen:
a. ¥
Cada accion postula
ouewosialment or Mgbrtigs haan prs ren ina
Beto ila ridge bastarian para erear
lo que monta Gonnet no son dos serie:
distintas de accione
ranciadas de una m
es ae pole pore heshods que mo Maptidge
-apturé algunos movimientos del d
on lel cuerpo desde angulos
do el punto de vista (frente eet
: revela la extraordinaria cu
cn las tomas de Muybridge, com sl
Ss pron Cavour sungeeeminetemente pois
Premonicin Gvo eminentemente po
loss maginaios del cine en Tos euerpos, los recorrdo
accién,
Gonnecny
y la continuidad en el
aoe el movimiento. Por otra parte, el tr:
net tambien tana pt ora forma on gue mana
(impresas) d ee
sw omnes eae
joy desencuadrando las fotos originales acab: por deafigurat
pone ales acaba por desfigurar
e a coer Saas
cea en el limite de fi
puntos (los de la trama de la impresién) filmad
no queda nada por ver, salvo racimos d esa
s de zonas negras o blancas,
192
faciones sucesivas
10 sucede con las am
Blow Up. La en
uy
nes, abstractas, com
mada por Antonioni en
Jos origenes del cine se
smbién) de un “anti-fot
matograna
jiacién zeno-
ds
niana y nostalgica de en lo amorfo
nancha y trama, aqui (2
de una foto hecha pelicula: un
rrama”, es decir,
el temblor del tiempo
egunda zona:
wn, la relacién entre
accion
ganda zona o figura de la exposic
Fn esta s
ya no se basa directamente en Ia subst:
fotografia y cine
fiaiea, sino, y de manera mis virtual 0 \
tle um problema de fondo de a iguracion: de la inscripeién del
vento, Este problema ha estado presen’e de manera inee-
Iistoria de la fotografia y ba sido muchas
“inieo fenmeno, bastante conocido: “1a
‘Ahora bien, lejos de recucir fa imagen
ide espacio-tiempo congelado
* ta Wogica de la toma del efecto Pett iticador,
wea soma particular es de exhibir el infss
fija” ha mostrado en To que
tras este se desarrolla.
le
fa transposicién formal
sante y exagerada en 1a
veces reducido a un solo
congquista de la instantine:
fea al pequerio bloque «nico
ogra
bien definido, en ¥ PO
die lo que se trata en ¢
gable interés que 12
se eeiere al registro del movimento mien!
El movimiento como hella, como tF420, CO estela de low
von run determinado tiempo (que “se toma su Het ): lo movide,
se parvo yTo desenfocado son los nombres dU hhan asignado a
cate tipo de figuracion. La cuestiOn aah v4 no esla extraccién, sino
we sraeién. Yano se trata de ineswspendide (por el congelamiento
dela imagen, sino de la fotografia temblorose (al captar la duraci6n,
aque la sustrae del f «oy I hace vibra). Asi se podrin observa
arias imagenes poéticas de estos
Ihlores fotograficos, en esta
vrentradas en el paisaje mas queen cl rose ‘Tre
cestardn presentes: Ia de Hi
agen Vlamada
posturas,
jervé Rabot,
‘complementarias,
fe John Hilliard.
dlistintas y
la de Didier Morin y Ia d
198Hervé Rabot
1997 y 1998.
serie Le
194Morin,
pict6rico y lo cinematogritfico, Nos eni(Por ejemplo, en abanico), los juegos de los planos de fondo y prin-
cipales, etcétera. El imperio de los signos y la magia de las fxerzas
visuales, un sentido de la belleza opaca y del enigma-fluido, hacen
que la foro vibre con un fantéstico efecto cinematogrifico,
Emmanuel Carlier
Si las fotos fuera de foco se muestran como ejemplo de buisquedas
diversas sobre la plasticidad cinematogrfica de una imagen-foto que
‘se toma su tiempo”, en franca oposicién con la estética predomi-
rnante de la nitidez de la instanténea “caprurada en un milésimo de
segundo”, el contrapunto animado que puede verse en el monitor de
video ubicado en el mismo espacio funciona a partir de una inversién
‘otal de este principio: lejos de renegarlo, este presupone, como en un
sudo gordiano, la existencia formal de la instanténea, alimentindose
y haciendo de ella su materia prima absoluta, Sera entonces al interior
mismo de la instantéinea que Emmanuel Carlier vaaintroducir el efecto
cinematogritico. Todos sus trabajos incluidos en la serie Temps morts
estén construidos a partir de un dispositivo de base, cuyo principio
es sencillo y al mismo tiempo complejo (incluso espectacular) en sus
efectos, Este dispositivo da pie a un verdadero vértige del pensamiento
yla sensacién, al confrontarnos con la siguiente paradoja: desplazarse
cinematogrsficamente en el fotogrifico
principio, durante
ita una escena, una
escena real en la que tiene lugar “la accién”: euerpos, desnudos, repar-
tidos en el espacio, gestos, actos, con y entre es0s cuerpos, los cuales
‘movimientos muchas veces extremos y ligados igualmente a
delagua en ellos: propagaci6n, proyeccién, caida, explosién,
chorro. Una gran intensidad anima estas acciones, al borde de una
Alrededor de este espacio escénico (por lo
circular): un batallén de edmaras fotogriticas, varios cientos,
icas todas, todas dirigidas hacia el centro de la escena, riguro-
samente dispuestas en circulo a una misma distancia, perfectamente
198
sincronizadas al disparo del flash electrénico en la misma fraccién
de segundo. La accién se prepara. Tensin extrema, como durante el
Flash, Magnifica captacién de un estallido, de un punto de
la en su apogeo, hipernitida, captura de una porcié
jempo, exactamente la misma, captada por cada una de las cémaras,
con un angulo diferente entre una y otra. Al término de la
Carlier dispone de una impresionante serie de instantineas,
simulténeas todas, de la misma accién espectacular captada a pat
de puntos de vista (ligeramente) diferentes aunque en progresién
regular, siguiendo el hilo del circulo de instrumentos que rodeaban la
cescena. Un efecto comparable al de Muybridge y su descomposici
cen tomas sucesivas resulta de esta serie de imagenes. Sin embargo,
hadi 10 se trata, en este caso, de
descomponer temporalmente un movimiento, sino de descomponer
espacialmente un no-movimiento, un instante congelado en seco,
el mismo en todas las fotos, pero visto de manera distinta, segrin la
rrogresiva rotacién de un punto de vista. Formidable, claramente
vertiginoso, es el resultado del trabajo de Carlier: el tiempo ha sido
detenido, el movimiento del gesto o del acto ha sido suspendido de
una vez por todas en cada una de las imagenes, exactamente en el
mismo punto del tiempo. Y es el corte instantineo de este punto
‘temporal lo que se explora de manera progresiva, toma por toma, en
cl orden de las imagenes, para recrear asi el recorrido de la mirada
que se anima (anima) en el sentido cinematogrifico, como si se tratara
de una panordmica circular que girara alrededor dela escena, aunque
la escena haya sido inmovilizada por la fotografia. Como en un pa~
norama invertido, desplegamos nuestra mirada en el espacio-tiempo
convertido en imagen de un instante del tiempo inmovilizado. En esto
radica la extraordinaria paradofa de la experiencia de los Temps morts
de Carlier: el espectador se desplaza al interior y al espesor de una
imagen fija. Por medio de un movimiento circular de la percepcién,
‘que para efectuatse se toma su tiempo, extendiéndose en un espacio
virtual de tres dimensiones, explora una accién que fue completamente
congelada en una infima fraccién de segundo, He aqui el contrapunto
exacto de las largas exposiciones, de las vibraciones del fuera de foco
zencia radical con aquellas es q
199en Ia imagen fija y de los efectos pict6ricos de la superficie, ya que
se trata de un movimiento efectivo, en lo que parece una imagen
ycasi en relieve de un mismo gesto inmovilizado en el apogeo
de su movimiento. Fascinante sensacién de una verdadera escultura
cine-fotogrfca del instante, que nos transmite la impresién de girar
alrededor de un trozo de tiempo.
‘Tercera zona: Escalonamientos en el espacio
Después delostemblores del tempo que intentan inscribir el movimiento
cn la dificilmente llamada imagen fij, la siguiente zona o figura del
«efecto cinematogréfico introduce un nuevo tipo de desbordamiento de
la fotografia, que se manifesta en ef espacio. A diferencia del recténgulo
(© del cuadrado) bien definido del encuadre fotogrifico comin, que
recorta una pequeita porcién de lo real, la vista panormica extendida
alo largo (a veces en exceso) ofrece un efecto bastante particular de
desbordamiento, de excedente del encuadre: laimpresién (casi fisica)
de que recorremos el espacio con la mirada, de que el ojo (y junto con
41, a veces, el cuerpo) del espectador efectiia un verdadero recorrido
para barrer un campo visual que puede ser total. En oposicién al
“corte del corte”, que define a la imagen instanténea clisica como el
mngelamiento de un fragmento del mundo en una imagen, lo que
lamamos panorama fotogrdfico realiza en una imagen fija el mismo
trabajo que el traveling (0 la panormica) en el cine: nos permite ver
mis y de forma distinta, ver mientras nos desplazamos, ir y venir con
las imagenes, respirar el espacio, inmiscuirnos en las cosas. Menos
el fragmento que el deslizamiento, menos la fijacién que el flujo.
En este sentido, el panorama fotogréfico debe considerarse como
‘un modelo de visidn dinmica: haya sido realizado en una sola toma
panormica a partir de un punto de vista-pivote giratorio, o a partir
de un montaje de tomas separadas, aunque contiguas y dispuestas
‘con una precisién reconstitutiva, el panorama esla forma que implica
un trabajo cinético de la mirada, es decir, un espacio que recorrer
yun tiempo que experimentar de manera consubstancial. De esto resulta
200
que la imagen, ciertamente fotogrifica, se vea
(cinematogréfica) del escalonamiento. Un molde,
Cine, pero en foto. Hemos seleccionado la apuesta creativa de tres
jvenes creadores cuyo trabajo cjemplifica esta cuestién.
Christian Lebrat
in Lebrat
las cuales se
Para comenzar, descubrimos las cintasfotogrdficas de Chi
‘en, por otra parte, es un cineasta experimental
exhiben como largas cintas-imagenes de movimientos, sobrepo-
siciones y recuperaciones. El eje del trabajo de Lebrat es el rol
completo de una pelicula. Durante las sesiones forogrficas el fot6-
_grafo procede como el operador de la cémara de cine: no reaceiona
de manera analitica, es decir, no intenta encuadrar su objeto (en
cl primer intento) recortando una “toma de un solo bloque” en el
continuo de lo visible, sino que piensa sintéticamente, en términos
de encadenamiento de imagenes, actuando con base en la longitud
del rollo y de la multiplicidad orgénica de las tomas, esforzndose
cen organizar un acercamiento como v: (dis)continua de su
tema, movigndose, girando en torno, como con una camara de cine,
fragmentado, si, pero cuyos fragmentos se acumulan, se enciman,
se encadenan, De ahi provienen las figuras constantes de su es~
critura panorsmica: la superposi repeticién, la variacién,
a ondul:
sobre otras, se repiten, se encadenan sin tener un
exacto, ondulan, se retuercen siguiendo una continuida
ineamiento
que podria ser la visién de un insecto, hecha de distintas facetas,
La unidad no es “Ia imagen” (no es posible aislar al menos una sola
en la banda), pero sf la cinta, el rollo en su totalidad, tomado como
tun solo vaciado visual, desty re)compuesto. Por lo dems, todo el rollo
ha sido impreso en una hoja de contacto tamafio natural, con sus
bordes, y montado sobre un fondo negro. La imagen final expuesta,
201modulacién cate in lugar de referencia personal,
no esun corte 2 sino la cinta c da
y pensada en su conjunto (todo se hace en la cémara),
Esta prictica del panorama, mediante el deletrear, el ritmo y la
cidn intermitente, como en la miisica o
hace pensar en la forma hist6rica, picto-cinematografica, de aquellos
os pintados a mano por los artistas plisticos del movi-
afios veinte: Viking Eggeling y Hans Richter,
tieron sobre la marcha en cineastas experimentales, en autores
sulas abstractas como Diagonal Symphonie o Rhythm 21, al
pasar con toda naturalidad de la imagen secuencial pintada,
en el espacio del r agen animada del cinematdgrafo, cuya
constitucién temporal efectiva permitia explorar intensamente esta
“perspectiva desde el interior (de las cosas y del mundo), una pers-
pectiva miiltiple, comasolada, con ondulaciones, variable y contréctil
como un cabello higrémetro” (Jean Epstein).
npleta, ton
nesse
wserita
Jeff Guess
De manera global, una légica semejante se encuentra en el origen
del trabajo de Jeff Guess y sus pequeiias fotografias estenopeicas
panorémicas, realizadas por medio de un dispositivo bastante primi-
tivo; una pequefta “caja” y un simple agujero, carente de objetivo,
de ventana, de obturador y de diafragma, en la cual Ia pelicula se
embobina de forma completamente artesanal, desprovista en suma
de una cémara fotogrifica. Estas tomas
las y modestamente llamadas “this and that” [esto
|, ptoponen alternativamente vistas de interiores (en blanco
lgunas tomadas en Seattle (la
is (uc
nscribir asi, con discrecién, la parte (auto)biogrética que recorre su
bor creativa. La singularidad de estas imagenes radica en la trayee-
yaquel
franco y
de las cintas de Lebrat, como Marey se distingue de Muybridge),
‘Jeff Guess, de la serie “this and that”,
fotografias panorimicas estenopeicas, 1988-1993
le una recémara, de un cuarto de ba~
ara, de un departamento; 0 puiblico,
dde-una explanada, de una ciudad), una expl completa
‘modulacién continua, harmoniosa, fluida (mas cerca, més lejos, giran~
do el campo, demorsndose aqui
-as partes, interpretando rimas visuales intern:
.ciones crométicas, eteétera: “this and that”). Ya no se trata de la
igenes-fragmentos, sino de un flujono
;esbaladizo, como un plano continuo de cine con una
nara mévil que se hubiera grabado por completo en el espacio de
una imagen pses, agujeros, elementos faltantes, pero aqui
in integrados, fusionados en el conjunto del fluido, absorbidos por
lo que de cierta forma crea contim
{genes estenopeicas panorimicas que constituyen
in especie de montaje en la imagen, exactamente como los planos-
secuencias del cine (los de Tarkovski més que los de Orson Welles),
os desplazamos
en que explora el espacio (és
fio, de una cocina, de una re
ygabundeo tanto
nici de continua modulacién me parece que funciona bastante bien
10 lo haria Ia conciencia (en el sentido bergsoniano y deleuziano)..
) como perceptivo, pues esta
203‘Una conciencia abierta, no preformada (encuadrada, cortada, for-
mateada), una conci¢ in ataduras, que circula en.
el mundo y las cosas exactamente como el pensamiento vivo circula
entre la materia y la memoria,
La otra obra de Jetf Guess, como la de Bernard Bonnamour, son
mente espectaculares, tanto por sus dimen: 0 por
su concepto —se trata de dos panoramas gigantes extremadamente
alargados (cada uno mide cuatro metros), que proceden del transfer
ddeun film de cine la fotograia preenistentee historicamente deter-
minada, La panoramica de Guess, titulada Translation [Traslacion], ha
salido de una pelicula de Thomas A. Edison, realizada en los inicios
del cine, exactamente el 30 de septiembre de 1903, conocida como
Panoram of beach and Cliff House (Panoramica de la playa y de la Cliff
House]. La de Bonnamour ha salido de una secuencia de la célebre
cinta de Albert Lewis, Pandora (con Ava Gardner y James Mason).
Gracias a este par de obras en un formato inusual, nos topamos de
nuevo con el gesto de la extrace objeto
filmico, figura que habjamos tratado en la primera zona. Pero aqui
la extraccién filmica no se concentra en la cuestin del fotograma, y
cl gesto constitutivo no tiene que ver con ningiin congelamiento de
la imagen. Se puede decir incluso que se trata de lo contrario: no de
interrumpir el curso de la pelicula para extraer un fragmento tinico
(ana mancha), sino de restituir la continuidad misma del movimiento
cinematogr
duracién en una longitud. De
re, movi
XO. gue dura unos veinte segundos proyectada a la velocidad de
la época, se encuentra casi en su totalidad en la imagen mural de Jeff
Guess. El barrido espacial del mismo campo visual es completo, de
un extremoal otro, y los veinte segundos se han transformado en 4.2
metros, Solo que en lugar de ser proyectado en la pantalla, esti en el
muro. Para que se pueda percibir, resentir incluso, esta convivencia
por medio de la diferenci
la exposicién muestra simulténeamente,
una al Iado de Ia otra, a foro extendlida en toda su longitu y la pe-
‘quefia cinta de Edison en toda su duraci6n, destilando en la pantalla
204
s herramientas que fundan
in, aunque eercanos: Grecia, Ja mirada fotogrifica clisica) son aqui indispensables. Nada (o slo
les, fuertes, tun poco) del afuera; nada (0 s6lo un poco) de lo exterior, La tenta~
dos, que Lamothe habita pero también, a su vez, esté habitado tiva de Lamothe pretende aleanzar el interior de las cosas, penetrar
por ellos: cada rama, cada mueble, cada ser. Como la pabma de su mano. cl espacio sensible como interioridad. El negro como subst: i
Lgares que puede reconstruir con los ojos cerrados. Pues justamente, blanco como materia, el movimiento como pulsién, como pulsaci
en este tipo de lugar, no se necesita ver en primer lugar. Bl espiritu es ‘Mucho més alli d lo visible, Lamothe prop
algo que se siente a través de la intuicién, del afecto. Lo que prima, lo imagenes para estar en el centro del mundo, en vibracién c
que funda el proceso es la sensacién. Y esta sensacién original que no El espacio que nos ofrece es tan téctil como dptico: para rocar con los
pasa por lo visible, se traduce en una relacién tan fi psiquica ‘ojos, 0 para ver con las manos. En resumen, se trata a todas luces de un
con ese lugar, una relacién que es una cuestién de la presencia, Se ie permite una percepcién diferente del mundo,
trata de espacios subjetivizados, no objetoas, cuya historia y memoria vista desde el interior de las cosas, desde el interior de su materia y
son importantes para el sujeto. Por supuesto, la dimensién privada es de su forma, desde el interior del Ser.
discreta, fue como borrada de la superficie de la imagen, pero inunda
atesta iltima desde el inter \
su consistencia tictil. Con la estenopeica ciega que trabaja al cileulo, La cuestién del fotogr
guiada menos por la vista que por el deseo, menos por una imagen
“por hacer” que por una impresién ya experimentada, Lamothe capta La otra gran vertiente de imagenes que constituye Ia obra de M
tientas algo de estas sensaciones, mas 0 menos al azar (a sabiendas Lamothe es la de los fotogramas. Es decir, la
que todo azar tiene su parte de necesidad), imagenes de segunda mano, extraidas del cel
302 303cinematogréficas (de sus propias peliculas, bastante cuantiosas y va-
riadas, que constituyen otra faceta de su trabajo, no tan alejada de su
actividad como fordgrafo)
como imagenes “en si", camo fotos (todo radica en el “como”), sepa-
radas de toda idea de proyeccién, arrancadas al flujo originario de la
ese vuelve
1a identidad flotante,
llamente) fotografia: es
‘un poco mas que una fotografia (es su Mis alls) y un poco menos que
elcine (essu Mis acs). Al ‘tiempo, es la primera condicién para
la aparicién de la pelicula (sin él, no hay imagen proyectada posible),
pues no es (verdade
‘en movimiento proyectada en la
curre una relacién de exclusin: ver uno de los dos prohibe
la visi6n del otro). Asi, se aftade un aspecto més del fotograma que
refuerza la postura de enceguecerse (que se enc
de a préctica creativa) de Lamothe: no ver (la pel
tra en el origen
Con el fotograma, se trata de sacarle los ojos al
cine para ver (més bien, sentir) una imagen fotografica, una imagen
{que no habiamos visto nunca (asf), pero que estaba disimulada por
completo en agen ciega, una sola (cada ver), elegida por lo
que es, por si misma, y mostrada lad, cuando en su
origen era lad cuando esmé
bien una evanescenci
y ponerlo (de pie) frente a si, como un mundo por completo aparte,
308
es decir, al fin pal
ico del tact fileico,
smente las imagenes de esta clase
(siempre en formato pequefio) expuestas por Michel Lamothe, podria-
igen fue la materia filmica, se exhiben
utosuficientes o al menos auténomas.
lesquier otras, sin
referencia particular a su existencia a base de imagenes anteriores, sin
remitimnos a una fuente precisa. ¥ es cierto, no por fuerza conocemos
ile. Fl Fotograma es
‘mos pensar que, aunque su
como imagenes “en:
s imagenes forman series
completamente heterogéneas respecto a sus temas, y jamas rehacen
alguna; la mayorfa no tiene titulo, solo la indicacién
sgenérica de “fotograma”). Sin embargo, creo que aunque sea posible
verlas por si mismas, sin recuerdo 0 conocimiento de la fuente, es
imposible olvidar que se trata de imégenes del cine: olvidar (ono haber
visto) la no significa olvidar al cine (como materia prima).
Frentea los fotogramas de Lamothe, estamos literalmente apresados
por su lado filmico, por lo que en ellos expresa la fuerza del cine (y
que reconocemos en el cuadro, el grano, el barrido, la luminosidad,
la incandescencia de esas pequefias imagenes que son cada una energia
condensada). Hay un cine virtual que habita, como un fantasma, cada uno
de estos fotogramas. Y el hecho de saber que “hay una pel
detris de todo esto”, como en filigrana bajo cada imagen, anima
2a estos pequefios rectingulos. El efecto de palimpsesto es inevitable.
Este cine implicito, esta animacién subterrdnea, estas vibrac
interiores, esta i ca inserita en la carne misma de los
cn la manera particular en que el
(0s que sentimosa veces como
vviolentos, a veces como suaves, pero que jamés podremos obtener con
tuna foto: ahi radica la diferencia entre el fuera de cuadro y el fuera
de campo; 0 en la manera de organizar los paisajes en profundidad, 0
en la manera de centrar los objetos més o menos peq modo
como el cine respira en las imagenes Ilamadas fijas nos inspira, nos
aspira hacia algo que esté més allé o més acé de ellas: el poder de su
305imagen, su fuerza sensorial, su
Es decir, en itima instancia, y una vez mas: su poder héptico.
Frente a los fotogramas, asf como a las estenopeicas, me abraza un
:istno sentimiento (aunque lo haga por caminos diferent
‘opuestos):el de borraro de poner en segundo plano lo visible en lo que
tiene de inmediato, de directo, de acabado) en beneficio de
De este modo, toman consistencia, espesura, materialidad
eltiempo hecho duracié
‘omnipresencia del fantasma cinematogréfico en la impresién visual de
los fotogramas) a los objetos, los lagaresyy los sees que no abordamos
aterialidad abstracta”.
mirada distante, sino de manera orgénica, hasta el contacto virtual,
hasta tocarlos con los ojos, hasta el sentimiento de experimentarlos,
hasta entrar “en simpatfa”, hasta sentir que se dibujan en nuestra
yen nuestro cuerpo-pelicula estas figuras que percibimos mejor “en
Ia conciencia” que con los ojos, y que al final descubrimos que (casi)
las conociamos, que ya éramos intimamente cercanos, El trabajo de
‘Michel Lamothe nos ha llevado hasta este punto. Lejos dela fotografia
(demasiado) visible (en especial, en el mercado del arte) que engafia
jo. Muy cerca de una forma de verdad con y en las imagenes,
‘Una fotografia sensible hecha por y para la mano. Un:
de Diderot: “Si alguna vez un filésofo ciego y sordo de nacimiento
hiciera un hombre imitando a Descartes [...), podria asegurarle que
situarfa el alma en la punta de los dedos; porque es de ahi de donde le
vienen sus principales sensaciones y su conocimiento
306
Victor Burgin: el acontecimiento y la estructura
O el montaje de tiempos heterogéneos
Sigmund Freud
‘Quien se interese porel trabajo de Victor Burgin sabe de entrada que
se enfrenta a una obra compleja, No solo por la forma en que esta se
presenta (pues cada una de sus obras puede existir en diferentes
versiones y usar diversos soportes, dispositivos yf
de video proyectada, un conjunto fotogrifico expuest
tun libro, una instal uso una confe-
rencia donde el autor comente su propia obra), sino (y sobre todo)
idad radica en su pensamiento, en la profundidad de sus
significaciones y estructuraciones. Esta complejidad “a profundidad”
es la que deseo abordar: todo el juego del trabajo de Burgin radica
en su multiplicidad y, sobre todo, en su dinamismo. De la obra
conocemos bien los polos mas sobresalientes, como la relacién entre
fotografia y cine, la relacién entre texto e imagen, o la relacién entre cita
y ereacién, ¢ incluso los polos fisico, psfquico, presente-pasado,
superficie-profudidad, presencia-ausencia, lugar-figura...No quisiera
de todos, por supuesto, sino identificar en ellos,
ipios y mostrar las costuras.
hacer una rev
transversalmente, algunos
El trabajo de las referencias
Partiré del trabajo més reiterativo; es decir, del trabajo de referen-
cia, con sus corolarios; los gestos de recuperacién, la circulacién
intertextual, el juego de las fuentes. Foto, ps video, libro(cualquiera que sea la forma), cada obra de Burgin es una operacién
(por ende, compleja) que
un “subtexto” (e
un texto propiamente literar
Estos “subtextos” no son tan solo las fuentes de la obra (queda por
identificar si nos interesa hacer una lectura genética o iconogréfica;
ademés, dicho sea de paso, la mayorfa de las veces el mismo Burgin
disemina con discrecién estas “fuentes”, escondidas al menos en el
paratexto de estas obras) ni se trata de una banal cuestion de citas
(tiles solo para indicar el cargeter “cultivado” de la obra). Se trata
de mucho mds que eso. Pero no es sencillo decir en qué consiste ese
cémo y por qué funciona este juego, que es al mismo tiempo
deestratificacién yanimacidn de referencias. Digamos que este trabajo
pone a los objetos referenciales aqui reunidos en una situacién en la
que al mismo tiempo son materia ( (conceptual 0
formal) de la obra, una pala (para cultivar) y un ramo (compuesto),
‘campo y un cuadro, un lugar (para vivir) yuna figura (para desplegar),
tuna fuente, si se quiere, per’ jén un efecto. Porque todo es una
ala vez precisa y abierta, libre y articulada, construida y
lotante (como la atencién del mismo nombre), que se pone eada vez
ica, de hecho, es la obra en si, en el sentido en
to y la estructura,
En.un primer momento (del que se complace a menudo la critica
dearte) cada obra de Burgin podria serasignada a determinado
Por ejemplo, uno puede contentarse con decir que Venize
inspira en la novela D entre les morts (De entre l
desarrolla como por capas, a partir de
Rée (narrado en su correspondencia); que Listen t0 Britain
[Escuchando a Bretafia] (2001) se elabor6 a partir de un doble recuerdo
filmico, primero por el cortometraje de 1942, precisamente titulado
tain, realizado por Humphrey Jennings, y también de un
intenso, pero de otro modo: vendria de una secuencia
ertos planos de la pelicula A Canterbury Tale (Una historia de
308
Canterbury], de Michael Powell y Emeric Pressburger (1944), En esta
logica, se podria decir también que The Little House [La casita]
Je libertina de Jean-Francois de
1758), con unos cuantos
Tsaly (Viaje a Teali
(una de sus Vues de Pompei
excétera. Todo eso sin olvidar las referencias més o menos implicitas
a Freud, Benjamin, Barthes o Foucault, entre otros, que atraviesan
Ja mayoria de las obras de Burgi
Enlistar las referencias y ter la red intertextual no es suficiente,
yaque perdemos aquello que consttuye la obra en cada una de las piezas
{que nos interesan, El centro vivo de cada composicién son el juego,
a circulaciGn y el montaje de todos estos ingredien-
tes, El acontecimiento se sostiene en la dinémica de la estructura.
in presento una breve travesfa por la obra a partir de
lamarfa las “fuerzas estructurantes” en la trayectoria del
artista, para asi proyectar un andlisis teérico de cada una de las obras.
Ellugar
Fs conocido el interés especifico de Victor Burgin por el espacio y la
arquitectura. No ha publicado, entre sus obras, Some Cities [Algunas
1996) e In/different Spaces. Place and Memory in Visual Culture
s, Lugar y memoria en la cultura visual] (19*
Y, en efecto, como lo sefalan los titulos de sus obras, cada una esti
ligada a un lugar, ala exploracién de un espacio singular, que es en
‘otras dos ciudades: San Francisco y Marsell
inscribe su referencia parisina al trio Nietzsche-Salomé-Rée en una
vista circular cinfinita de la explanada vacfa de la Biblioteca Nacional
de Francia (BNF), construida por Dominique Perrault; Listen to Britain
explora el paisaje de los alrededores de Canterbury, en particular una
309pequefia colina arbolada del sur de
1943 la escena de ref
Un cuenta de Cant
encia de
quese
inglés en un cortometraje de 1942, s
asu ver asociada
americanos posterioresal 11 de septiembre); The Little House se flmé
en 1922, en Hollywood, por el
regreso de Burgin a Inglaterra, Inego de sus afios.
en la casa “a la chines:
recdmara mod. ‘Watergate de la
to Italy nos deja admirar las rainas de la basi
edrich (se trata del bosque
ar); todo eso sin contar su afeccién por
francés o alemén, eteétera), como
1999)
romanticos a la Gaspar Davi
de Ettersberg, cerca de V
escenas de parquesjardines (de
en Another Case Hist
Par
Nietssche’s
motivo (iconogréfico), ni siquiera un signo (cultural), sino ala vez una
forma y un fondo, un objeto y un sujeto. Un topos y un locus
En efecto, por un lado, se trata de lugares-referencias que llevan el
im mando, Paisajes (la
yosque aleman), ciudades contemporsneas ohist6ricas
simiento,
explanada de la Biblioteca Nacional de Franc
diversos; todos esos lugares, esos topoi, conducen por si mismos un
imaginario completo que funciona como uno de los stratos dela obra.
Por otrolado,estos"lugares dem
310
yelhotel de Washington
nada vivo en estos cuadros, en estasarquitecturas expuestas por
icas habitadas solo por
cen estas estructuras
vacio. Nos da la
espaciosen
estos lugares son doeene
Ars memorie
Podemos ver, en estarecordarlo brevemente, “el arte de la memoria” es un legado que nos
viene de la retorica de la antigtiedad grecolatina y se concibe como
proced Seggin los tratados de
epoca Qi Ad Herennnium), reposa en el juego
de dos nociones del todo fandamentales: los lugares (loi) y las imé-
genes (imagines).
gin Cicerén, “Para ejercer esta fa
Memoria), se deben escoger, en ig
luego formarnos imsigenes (imagines) de-cosas que nos interesa retener,
sersos lugares. Entonces, el orden de
den de las cosas, puesto que la
recuerdan a las cosas mismas. Los lugares son las tablillas de cera sobre
las que se escribe; las imagenes son las letras que se trazan”?, Esta es
tad del cerebro (que es la
pensamiento, lugares (loc) distintos,
son numerosos, unidades aisladas y autdnomas, pero que se deben
‘ordenar con precisién; tal es la base del sistema) son como compar-
nentos vacios, cuadros, recepti nstantes. Son super
rgenes, susceptibles de recibir las imagenes
pero transitorias (pues cambian, se escabullen). Los loci forman la
resulta imperativo que se encadenen segtin un guién preestablecido,
ya inscrito en nuestra mente. Debemos recordarlos “naturalmente”
para encontrarnos de nuevo en ellos a cada instante. Asi
formas més hal tectura de Joi, figuran la disposicién
de los cuartos en una
delosespacios que frecuentamos con regu
iglesias, teatros, museos, etcetera). Topografias que se pueden reco-
rrer cmodamente en el pensamien
lugares,
uun nuevo conjunto de imagenes destinadas a un trabajo de memoria
2 Deoratore I, 86, pp. 351-354.
Victor Burgin, Watergate, 2000,
Fotografias, video ¢ instalaci6
distinto. Como lo dice Frances Yates, retomando una de las metéforas
comunes de los tratados de la antigtiedad.
tablillas de cera que permanecen c1 lo quese hae
Jos oci son como las
ito
(de saber) y vacios (de presencia). Lugares de inscripcién suspendida,
donde la funcién de la memoria es esenci
La figura (femenina)
Ahora es necesario retomar la aparente vacuidad de estos lugares
rarlos mas de cerca. En primer lugar, no todos estén des
mas 0 menos ocultas o evanescentes, secretas
pasadas, resultan ser figuras de mujeres. Bllasencantan lugares falsamente
vacios, bajo la forma de un remoto origen (un recuerdo, una imagen
33jue sefialar que, si bi
arquitecténicos (las rui
mnal de Francia, la casa de Schind
los espacios “naturales
iglesa de Listen to
nente) habitada por una presencia femer
de la pelicula de Powell/
Britain esta (intensa
en blanco y negro,
que no se sabe de
) se encuentra la figura de
oscuro, largo y ‘muy a la manera
ada, es casi
Las voces en off
istos de
tante que
parte, inch
ceuerpos (las arquitectu
gan. Ellas ocupan los lugares
sierto, convocan no solo al sentido (y
cerarias), sino también a
gante). P
lentes que puede
(narrativa, comentadora 0
as voces no describen las imagen
mismo modo, en The Little House, ese
go sacado del texto de Jean-Fran
sobre las relaciones de seduce
Mélite (voces que cosralmente paralelas
{que acompafian a las imagenes (como los textos que acompaitaban a
sus fotos en los aftos ochenta). Las ih las envuelven, las abren,
las nutren. Tienen una “amplia” relacidn con las imagenes, son como
un eco, flotan (como se dice del psicoanalista cuando escucha las pa-
labras del paciente). Son presencias “venidas de otra parte”, de otro
lugar, de otro tiempo, de otro campo. Se inscriben como un efecto
de montaje. Un montaje heterogéneo hecho de tiempo.
Un fantasma estructurante: una imagen de mujer
el desierto del espacio representado,
tes a
“Tras” los lugares vacios, “baj
también hay fantasmas que vagan, cuerpos virtuales, seme]
spectros que han poseido esos lugares, habitados solo en apariencia.
Deentrada, las voces en offson en cierto modo voces sin cuerpos, voces
de fantasmas que se deslizan por lasimagenes. Pero también, para decirlo
honestamente, hay “verdaderos” fantasmas en algunas de las obras.
Voyage to Ttaly €s ejemplar al respecto: nos pasea entre las ruinas
“ desesperadamente vacias” de la basilica de Pompeya, mientras que esta
de Burgin encuentra su fuente y su sentido en una fotografia de
Carlo Fratacci (una impresién analégica en papel albiimina, de 1864,
tomada del itulado Princpales vistas de Pompeya), donde se apre-
cia la figura singular de una mujer. Esta foto, publicada en la versién
para libro de la obra’ con un texto descriptivo de Burgin integrado a
|a obra, y exhibida originalmente a la entrada de la exposicién, en la
pagina correspondiente del élbum original de Fratacci, nos muestra
en perspectiva, a derecha e izquierda, las dos hileras de columnas
rotas de la Basilica (las mismas que Burgin volveré a fotografiar una
1 una, luego panorsiicamente, en su obra), y entre las dos, sobre la
» Victor Burgin, Voyage to Taly, con un texto de Hubertus Von Amelunsen,
2007, p.71
316
pie, con su silueta trfangu
sobre los hombros ysusombrer
ance ls estructura: comprendemos que
inscribe en el espacio la doble artic la mirada que funda
cel montaje de los pu ispositivo de las imégenes de
npo/contracampo. Por una parte, la
primera panorimica del video y la primera serie de fotos se organizan
desde su panorimica y las otras
to de vista del que las ftografio
tuna figura de mujer, ausente de la
superficie de la obra (femrina in absentia), pero presente en cuanto
da, una mujer que a la vez opera como estructura y
como acontecimiento (originario, enterrado, olvidado, pero que final-
mente constituye la condicién de posi
del pasado (desaparecida), pero cor
de intervalos, una mujer flotante, real a medias, fantasma a me:
fen suma, una mujer “alucinada’ or supuesto, nos remi
figura mitica de Gradiva (en 19
titulada Gradiva, compu
to). Cor
aleatilogo de esta
. Burgi
Listen to Britain reinterpreta esta misma
disposicin, aunque en este caso el fantasma esti bien visible en el
primer plano-fetiche del rostro de Ia actriz Sheila Sim, sacado de la
pelicula de Powell/Pressburger. Los lugares (vacios) son recepticulos
37para la inscripcidn de las imagenes de memoria. Fondos de materia
(y desaber) para figuras cambiantes. Estructuras para acontecimientos.
Acontecimientosfigeratioarque son, aqui, un asunto de figuras Femeninas.
Me acuerdo de jemoria (Chris Marker) y de
otra pelicula (La Jet), también hecha, en lo esencial, con fotos, y
{que cuenta, por medio de un viaje en el tiempo (y en las imagenes),
tun hombre mareado por una imagen de una
extremo del embarcadero (un lugar de memoria),
{que primero es un rostro de mujer que “ha impresionado” al perso-
naje, y que, in fine, se revelars como la imagen de su propia muerte
alos ojos” de la mujer deseada (una vez mas, una cuesti6n de doble
code vista, de “quién mira a quién’”, de un eje estructurante entre
jradas que se cruzan). Burgin escribi6 un ensayo sobre La Jetée en
su trabajo The Remembered Film.* Alli establece un paralelo con la
Gradiva de Jensen y recuerda aquel comentario autobiogrifico de
Marker (en Lnmemory) sobre su primer recuerdo del cine:
Esta imagen (la del rostro de Simone Genevoir en la pe
Mare de Gastyne, La merveillewse vie de Jeanne d'Arc, de 1928,
cuando Marker tenia entonces si
primer plano que gira la cabeza, exactamente como en el plano de
Una bistoria de Canterbury, que Burgin retiene como micleo de Listen
10 Britain], fue la que ense’i6 a un nifo de siete alos emo, de golpe,
‘un rostro que inunda la pantalla era la cosa ma preciosa del mundo,
n cesar y se mezclaba con todos los instantes de la
ro cineasta de la
f afios, un rostro femenino en
algo que vol
yenel que decirel nombre y describir sus rasgos se convertia en
Ia ocupacién més necesaria y d
interpretacién de estos sintomas extrafios llegé mas tarde, al mismo
qunque para ese niflo que se
sron como dos nociones
inseparables, y que una pelicula sin mujer le sigue pareciendo tan
incomprensible como una 6pera sin miisica.>
# Vietor Burgin, “La Jetée", en The Remembered Film, Londres, BFI, 2006,
ido en el CD-ROM de Chris Marker, Inomemary, P
Pompidou, 1997,
Centre Georges
318
‘Una cuesti6n que involucra memoria y deseo, lugar y figura, lo vacio
ylo leno, el pasado y el presente. Una introspeccidn autobiografica.
‘Un trabajo que combina de manera inextricable una imagen men
‘una imagen real. Lo que se encuentra en cuestién es una articulacién
flotante. F] montaje de tiempos heterogéneos.
El mineral fotograficay el fluido cinematogréfico
Ain se puede retomar este juego entre los lugares y las imagenes, entre
Jos fondos de memoria (las estructuras) y las figuras que en el
inscriben (los acontecimientos), enfatizando que en él se desarrolla todo
tun imaginario formal que combina lo sdlido y lo iquido, lor
fluido, lo o figurativo. Por un lado, las ruinas, las piedras,
arquitecturas,
el plano fijo, el juego hieritico, las poses, el instante inmovi
hasta cierto punto fotogrifico); por el otro, lo vivo y lo mé
‘cuerpos que respiran, la visién que circula y gira sobre sf misma, la
naturaleza vibrante, el prado y los drboles, el agua y el mar, la misica
‘que transporta, lo panorimico, los fundidos-encadenados, la duracién
‘en movimiento (hasta cierto cinematogréfica). De manera constante,
los dos aspectos dialogan en los trabajos de Burgin, se articulan, se
proyectan, se mezclan, Sia menudo se encuentra primero el aspecto
mineral, firmemente estructurante, de la obra, si impone con fuerza
sus encuadres y sus posturas (recuperando al vuelo el viejo discurso
sobre Burgin-fotdgrafo-conceptual), es interesante notar que cada
‘vez ms este cardeter fotogritico de la obra se vuelve fluido, se desliza
cn sutiles ¢ infinitos movimientos. Ello no solo es perceptible en los
temas (el viento, los érboles, los campos y el trigo del paisaje), sino
en Ja forma misma de las composiciones. Por ejemplo, en Another
Case History, luego de los dos largos planos fis del inicio, en donde
hay dos mujeres de espaldas, fijas como estatuas ante un parque que
reverdece, se ve pasar una sucesi6n de magnificos fiendidos-encadenados
(en dos planos breves) de un bosque profundo, bastante sombrio,
con troncos enormes cuyos ripidos encadenamientos dan la impre-
sin de “deslizarse” unos sobre otros, en los otros, con una fluider
319‘que, en la oscuridad apenas manchada por diminutos halos de luz,
travellings (a través de los paisajes-memorias)
estos videos: mravellings en auto 0 en tren, citados “proustianamente
recuerdos de Burgin (pienso en el trayecto en co-
Viaggi
cen tren por el sur de Inglaterra que sirv
asociaciones filmicas de la memoria en Listen to Britain,
mo detonador para las
La imagen panordémica
artista cor
emerge de I
adquirido un lugar preponderante: Vayage to It
Watergate, Nietzsche's Paris, The Little House,
{Las
esta particular fi
igura espacial, representéndol
perpetuo (en un
icas completas, de tress
dos). De hecho, pese a su mo
panorémicas son
to continuo
dem intos sesenta gra-
nerosas panor
estas vistas
320
r de fotografias digitales. Las vistas panorimicas (el interior
de la King Road House de Schindler, la explanada de la Bibl
leras de columnas de Pompeya,
san) son, de hecho,
ue fueron cosidas juntas”
resultado de un:
a expresién es ce Burgin) en la secuencia
panorimico del cine!) es un
que pueda ser, el espacio que nos permite ver es uno abierto, que
se despliega, particularmente en el tiempo: se entrega como (y pot)
fama: entre photogra-
nathéque francaise!un movimiento
que se requiere t
Ia mirada, no solo se despliega en el espacio sino
tun principio y un fin,
mplica una duracién. En el fondo es (como) un plano de cine exten-
imagen ca. Es un acontecimiento em una
estructura, una modu! interior de un molde (para retomar
los términos Bazin y luego Deleuze para oponer el cine
ala fotografia: el cine es el pl:
decir, un
riva la difer
casa Schindler, el museo Corcoran o en el cuarto d
no podemos dejar de se ccuriosa sensa
de las superficies planas, ciertas perspectivas later:
profundidad curvilinea,
curvacura,
tamente?), como esos,
de:
La extrafieza figurativa del espacio panorimico deformado da a este
timo un lado “psiquico” particular. Deforn
correcciones dgitales erean una sensacién de flotamiento, de confu-
incertidumbre de la percep
dumbres mésamy
imerosas, que organizan todo el universo
de Victor Burgin: el reconocimiento incierto de referencias mis ©
‘menos enigmiticas, el gusto por el fragmento flotante y desprendido
de la imagen aislada, el montaje libre de los fragmentos, el juego de
nados (en, y entre, cuadros
lidad es una forma que debe cultivarse con
determinados). La inestal
precision,
El montaje de los puntos de vista
Almismo tiempo, estas perturbadoras vistas circulares de trescientos
grados, que a veces se repiten de manera vert
ejemplo, sobre la explanada de la Bil
el foro en ruinas de Pompeya, plantean, una vez més, la pregunta del
(0 de los) punto(s) de vista. Central, omnividente, multiperspectiva:
es la cuestién del lugar de la mirada pandptica lo que hace gitar la
representacidn. Como siempre en los trabajos de Burgin, la pregunta
del “qué ver?” es inseparable de la de “gquién ve?”. Al respecto, se
desarrolla toda una estrategia juega con la presencia y
Ja ausenci wemos visto a propésito de
Voyage to Italy, 0 que podriamos ver en Listen to Britain. Para Burgin,
el panoptismo articulado (a la vez fluido y desestabilizante) de vistas
problema del barrido espaci
‘montaje: repeticién,
contracampo, etcétera) no es nunca la afirmacién de una voluntad
de poder. Mas bien, es el instrumento de una duda, una sospecha 0,
errogacién sobre los poderes de lo invisible
lo visible. Se trata de una especie de fundido-
‘encadenado de campos de visi6n, construido a partir de una carencia.
jinosa, por
joteca Nacional de Francia, oen
323‘Una operacién de montaje abierto de puntos de vista, que se une alas
‘otras grandes formas de construccién de miradas, concebidas como
‘tras tantas formas de ordenar la conciencia. Recordemos que Burgin
¢s profesor emérito de “Historia de la conciencia” en la Universidad
de California en Santa Cruz, Estructuras muy calculadas, las cons-
trucciones visuales de Burgin se abren a las operaciones de la mente:
‘memoria, recuerdo, conciencia, inconciencia. Se trata de un montaje
de tiempos heterogéneos. Y, por iltimo, como el palimpsesto o el
famoso Wanderblock (cuaderno de notas mégico) freudiano,* como
Ja metéfora de las ruinas de Roma (EI malestar en la cultura)? o de
Pompeya (EI delirio y los suetas en la Gradiva de Jensen),! ademas de
definir a una obra, también definen un modo de funcionamiento del
parato psiquico y de las operaciones mentales de la supervivencia en
las imagenes de los estratos de la memoria. Una vez més, sobre este
punto como sobre tantos otros, la obra de Burgin, en mi opinién se
encuentra (zo concuerda ?) con la de Chris Marker. Como se afirma
en La Jetée:
Onienes conducen la experiencia asumen el control, vuelven a
ponerlo en juego.
EL tiempo se contrae de nuevo, el instante se repite.
Pata ver él, cerca de ella, le habla. Ella lo recibe
Ninguno tiene recuerdos o proyectos.
Su tiempo se construye sencillamente en torno a ellos, sin mayor
referencia que el gusto del momento que viven, y los signos en
los muros..
in sorpresa.
Sigmund Freud, “Le bloc noves magique/Die Wunderblock” (1925), en Ernder
sur Plystérie
* Sigmund Freud, Malaise dans la civilisation, Paris, PUE, 19.
"Hem.
» IBERO
Chums oe MEXICO
Indice general
Introduceién
Los cinefotdgrafos de la memoria autobiogrifica
La Jetée de Chris Marker
o el cinematograma de la conciencia
La fotografia panorimiea o cuando la foto hace cine
Efectos del cine en la ere:
in fotogritica contemporinea
El efecto cinematogrifico: figuras, materias
y formas del cine en la fotografia
Movimientos improbables: recorrido por una exposicién
Erie Rondepierre o el forograma en todos sus estados:
(entre la mancha y fa rama)
Hervé Rabot. El sismégrafo y el ealigrafo:
tun mundo visto desde el interior de las cosas
Michel Lamothe o la fotografia a flor de piel
‘Victor Burgin: el acontecimiento y la estructura
‘0 el montaje de tiempos heterogéneos
B
85
7
155
179
207
277
285
291
307serieve
tro objetivo es reunir los ensayos mas
acados en el estudio de la imagen.
str
sta dedicada a aquellos fotégrafos,
ensayistas, profesores, artistas y lectores
interesados en profundizar en el andlisis
e interpretacion de la imagen.