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Rito de Exorcismo de Personas Poseidas

El documento presenta el rito de exorcismo de la Iglesia Católica para expulsar demonios. Consiste en oraciones como las letanías de los santos, salmos, lecturas del Evangelio y exorcismos pronunciados por el sacerdote sobre la persona poseída. El sacerdote ordena al demonio revelar su nombre y salir de la persona, invocando la autoridad de Jesucristo y su victoria sobre el mal.
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Rito de Exorcismo de Personas Poseidas

El documento presenta el rito de exorcismo de la Iglesia Católica para expulsar demonios. Consiste en oraciones como las letanías de los santos, salmos, lecturas del Evangelio y exorcismos pronunciados por el sacerdote sobre la persona poseída. El sacerdote ordena al demonio revelar su nombre y salir de la persona, invocando la autoridad de Jesucristo y su victoria sobre el mal.
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RITOS DE EXORCISMO

RITO PARA EXORCIZAR A LOS POSEIDOS POR EL DEMONIO


(Rit. Rom. Tit. XII, C.II)

1. El Sacerdote delegado por el Ordinario, después de confesarse como es debido o al


menos arrepentido sinceramente de sus pecados, después de celebrar el Santísimo
Sacrificio de la Misa, si es posible, y de haber implorado con piadosas oraciones el auxilio
divino, revestido de sobrepelliz y estola morada, teniendo ante si al poseso, ligado si
hubiere peligro, harán la señal de la cruz tanto él como los asistentes, hace la aspersión con
agua bendita y, de rodillas recite las letanías ordinarias, a las que responderán los
asistentes, hasta las preces inclusive.
Letanías de los Santos
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Dios, Padre celestial ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo ten misericordia de nosotros
Trinidad Santa que eres un solo Dios ten misericordia de nosotros
Santa María Madre de Dios ruega por nosotros
Santos Miguel, Gabriel y Rafael rueguen por nosotros
Todos los Santos Ángeles y Arcángeles rogad por nosotros
San Abraham ruega por nosotros
San Juan Bautista ruega por nosotros
San José ruega por nosotros
Todos los santos patriarcas y profetas rogad por nosotros
Santos Pedro y Pablo rogad por nosotros
San Andrés ruega por nosotros
San Juan Santo ruega por nosotros
Tomás San Mateo ruega por nosotros
Todos los santos, Apóstoles y Evangelistas rogad por nosotros
Santa María Magdalena ruega por nosotros
Todos los santos discípulos del Señor rogad por nosotros
San Esteban ruega por nosotros
San Ignacio de Antioquía ruega por nosotros
San Lorenzo ruega por nosotros
Santas Perpetua y Felicidad rogad por nosotros
Santa Inés ruega por nosotros
Santa María Goretti ruega por nosotros
Todos los Santos Mártires rogad por nosotros
San Gregorio ruega por nosotros
San Agustín ruega por nosotros
San Atanasio ruega por nosotros
San Basilio ruega por nosotros
Santo Toribio de Mogrovejo ruega por nosotros
Todos los Santos Obispos y Confesores rogad por nosotros
San Antonio ruega por nosotros
San Benito ruega por nosotros
Santos Francisco y Domingo rogad por nosotros
San Juan de Dios ruega por nosotros
San Francisco Javier ruega por nosotros
San Juan María Vianney ruega por nosotros
San Pedro Claver ruega por nosotros
San Luis Beltrán ruega por nosotros
San Martín de Porres ruega por nosotros
Santa Catalina de Sena ruega por nosotros
Santa Teresa de Jesús ruega por nosotros
Santa Rosa de Lima ruega por nosotros
Santa Mariana de Jesús Paredes ruega por nosotros
Todos los santos Presbíteros y Religiosos rogad por nosotros
Santa Mónica ruega por nosotros
Santa Isabel de Hungría ruega por nosotros
Todos los Santos laicos rueguen por nosotros
Que nos seas propicio líbranos Señor
De todo mal líbranos Señor
De todo pecado líbranos Señor
De las asechanzas del demonio líbranos Señor
Por el misterio de tu santa Encarnación líbranos Señor
Por el misterio de tu santo Nacimiento líbranos Señor
Por el misterio tu santo Bautismo y ayuno líbranos Señor
Por tu cruz y pasión líbranos Señor
Por tu muerte y sepultura líbranos Señor
Por tu gloriosa resurrección líbranos Señor
Por tu admirable Ascensión líbranos Señor
Por la efusión del Espíritu Santo líbranos Señor
Por tu gloriosa venida en el día del juicio líbranos Señor
Para que nos perdones líbranos Señor
Cordero, de Dios que quitas el pecado del mundo Perdónanos, Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Perdónanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo Ten misericordia de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Luego dice:
Antífona. No te acuerdes, Señor, de nuestros delitos o de los de nuestros padres, ni tomes
venganza por nuestros pecados. Padre Nuestro etc.
Salmo 54
¡Oh Dios, sálvame por tu nombre,
por tu poderío hazme justicia,
oh Dios, escucha mi oración,
atiende a las palabras de mi boca!
Pues se han alzado contra mí arrogantes,
rabiosos andan en busca de mi alma,
sin tener para nada a Dios presente.
Mas ved que Dios viene en mi auxilio,
el Señor con aquellos que sostienen mi alma.
¡El mal recaiga sobre los que me acechan,
Yahvéh, por tu verdad destrúyelos!
De corazón te ofreceré sacrificios,
celebraré tu nombre, porque es bueno,
porque de toda angustia me ha librado,
y mi ojo se recreó en mis enemigos.
Gloria al Padre...
V. Salva, Señor, a tu siervo (sierva) a
R. Que espera en ti, Dios mío.
V. Sé para él (ella) una torre de fortaleza.
R. Frente al enemigo.
V. Que el enemigo no logre ventaja alguna sobre él (ella).
R. Y que el hijo de la iniquidad no se dedique a hacerle mal.
V. Envíale, Señor, tu auxilio desde lo alto. ,
R. Y protégelo (a) desde Sión.
V. Escucha, Señor, nuestra oración.
R. Y llegue hasta Ti nuestro clamor.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos
Oh Dios, de quien es propio siempre compadecerse y perdonar: recibe nuestra petición, y a
este siervo (a) tuya a quien mantiene atado (a) la cadena de los delitos, la compasión de tu piedad
absuelva clementemente.
Señor Santo, Padre Todopoderoso, Dios eterno, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que
enviaste al infierno a aquel tirano fugitivo y apóstata, y que enviaste a tu Unigénito a este mundo
para que aplastara al que rugía: atiéndenos con prontitud, apresúrate a librar a un hombre creado a
tu imagen y semejanza, de la ruina y del demonio del medio día. Envía, Señor, tu terror sobre la
bestia que extermina tu viña. Da a tus siervos confianza para luchar fortísimamente contra el
maligno dragón, para que no desprecie a los que esperan en Ti y no diga, como dijo Faraón: "No
conozco a tu Dios, no libero a Israel. Que tu diestra poderosa le obligue a salir de tu siervo (a) N †,
que no pretenda tener más tiempo cautivo a quien Tú te dignaste hacer a tu imagen y redimiste en
tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos.
Amén.
2. Ordena luego al demonio en esta forma:
Te ordeno, espíritu inmundo, cualquiera que seas y a todos tus compañeros que estáis en
este siervo (a) de Dios, para que los misterios de la encarnación, pasión, resurrección y ascensión
de Nuestro Señor Jesucristo, por el envío del Espíritu Santo y por la venida del mismo Señor
Nuestro para el juicio, que me digas tu nombre, días y hora de tu salida por medio de alguna señal,
y que a mí, ministro de Dios, aunque indigno, me obedezcas pronto en todo, y que en manera
alguna no ofendas a esta creatura de Dios, a los presentes, o a sus bienes.

3 Léanse luego sobre el poseso estos pasajes del Evangelio, o al menos uno:
Juan 1,1-14
Marcos 16,15-18
Lucas 10, 17-20; 11,14-22
V. Escucha, Señor, nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos
Señor Todopoderoso, Palabra de Dios Padre, Cristo Jesús, Dios y Señor de toda creatura,
que diste a los Santos Apóstoles el poder pisotear serpientes y escorpiones; que entre los demás
preceptos de tus maravillas te dignaste decir: Arrojad a los demonios; en virtud de lo cual cayó
Satanás del cielo como un rayo; con temor y temblor ruego, suplico a tu santo nombre que a mí,
indignísimo siervo tuyo, otorgado el perdón de todos mis pecados, te dignes otorgarme una fe
constante y el poder para, confiado y seguro del poder de tu brazo, enfrentarme con este cruel
demonio: por Ti, Jesucristo, Señor y Dios nuestro, que has de venir a juzgar a los vivos y a los
muertos y a este siglo por medio de fuego. Amén.
4 Luego trace sobre sí mismo y sobre el poseso la señal de la cruz e impóngale en su
cuello la extremidad de la estola, imponiendo las manos sobre su cabeza, repitiendo con
constancia y gran fe lo siguiente:
V. He aquí la Cruz del Señor, huid sus adversarios.
R. Ha vencido el león de la tribu de Judá, la raíz de David.
V. Escucha, Señor, nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu Espíritu.
Oremos
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invoco tu santo nombre y suplico tu clemencia
para que te dignes otorgarme tu auxilio contra éste y contra todo espíritu inmundo que aflige a esta
creatura tuya. Por Jesucristo nuestro Señor Amén.
Exorcismo
Te exorcizo inmundísimo espíritu, toda incursión del adversario, todo fantasma, toda legión,
en el nombre de Nuestro Señor † Jesucristo, para que te alejes y apartes de esta creatura de Dios.
† Te lo ordena el mismo que desde las alturas del cielo te ordenó descender a las profundidades
de la tierra. Te lo ordena el mismo que ordenó al mar, a los vientos y las tempestades. Oye, pues, y
teme, oh Satanás, enemigo de la te, adversario del género humano, introductor de la muerte,
raptor de la vida, quebrantador de la justicia, raíz de los males, fomento de los vicios, seductor de
los hombres, traidor de las gentes, incitador de la envidia, origen de la avaricia, causa de la
discordia, suscitador de los engaños: ¿por qué permaneces y resistes, sabiendo que Cristo el
Señor destruye tus caminos? Teme a Aquel que fue inmolado en Isaac, vendido en José, muerto
en el cordero, crucificado en el hombre y luego triunfador del infierno. (Háganse las siguientes
cruces sobre la frente del poseso). Aléjate, pues, en el nombre del Padre †, y del Hijo †, y del
Espíritu † Santo: cede el lugar al Espíritu Santo, por este signo de la santa † Cruz de Jesucristo
nuestro Señor, quien con el Padre y el mismo Espíritu Santo vive y reina, y es Dios, por todos los
siglos de los siglos. Amén.
V. Escucha, Señor, nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos
Oh Dios, creador y defensor del género humano, que formaste al hombre a tu imagen; dirige
tu mirada sobre este siervo (a) tuyo (a), acosado por los engaños del espíritu inmundo, al que el
viejo adversario y antiguo enemigo de la tierra rodea con el horror y el miedo y desfigura el sentido
de la mente humana con el estupor, perturba con el terror y agita con exagerado miedo. Rechaza,
Señor, la fuerza del diablo, aleja sus engaños e insidias; ahuyéntese lejos el tentador: que tu siervo
(a) sea marcado con el signo † (en la frente) de tu nombre y seguro (a) en el alma y en el cuerpo
(háganse tres cruces sobre el pecho del endemoniado). Guarda Tú † el interior de este pecho.
Rige † sus entrañas. Confirma † Tú su corazón. Que desaparezcan de su alma los intentos del
poder adverso. Concede, Señor, con esta invocación de tu santísimo nombre, la gracia de que
quien hasta ahora era causa del terror, huya aterrorizado y derrotado, se aleje y que este siervo (a)
tuyo (a) con firmeza de corazón y mente sincera te sirva como es debido. Por Jesucristo nuestro
Señor.
Exorcismo
Te conjuro, serpiente antigua, por el juez de vivos y muertos, por tu hacedor, por el hacedor
del mundo, por quien tiene poder de enviarte al infierno, para que pronto te alejes con tu miedo y el
ejército de tu de este siervo (a) de Dios que recurre al seno de la Iglesia. Te conjuro una vez más †
(en la frente), no con mi debilidad, sino con la fuerza del Espíritu Santo, a que salgas de este siervo
(a) de Dios N. a quien el Dios Todopoderoso hizo a su imagen. Ríndete, por tanto, no a mí, sino al
ministro de Cristo. Pues te lo exige su poder que te humilló con su cruz. Teme a su brazo, del que
vencidos los gemidos del infierno, condujo las almas a la luz. Sea para ti motivo de terror el cuerpo
del hombre † (en el pecho), produzca en ti temor la imagen de Dios † (en la frente). No resistas, no
tardes en alejarte de este hombre, porque plugo a Cristo habitar en el hombre. No pienses que
puedes despreciarme porque sabes que soy un gran pecador. Te lo ordena Dios †, Te lo ordena la
majestad de Cristo †, Te lo ordena Dios Padre †, te lo ordena Dios Hijo †, te lo ordena Dios Espíritu
Santo †. Te lo ordena el misterio de la cruz †. Te lo ordena la fe de los Santos Apóstoles Pedro y
Pablo y de los demás Santos †. Te lo ordena la sangre de los Mártires †. Te lo ordena la
continencia de los Confesores †. Te lo ordena la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas
†. Te lo ordena el poder de los misterios de la fe cristiana †. Sal, por tanto, transgresor. Sal
seductor lleno de todo odio y engaño, enemigo de la virtud, perseguidor de los inocentes. Cede el
lugar oh tirano, cede el lugar, oh el más impío, cede el lugar a Cristo, en quien nada encontraste de
tus obras; el que te despojó, el que destruyó tu reino, el que te venció y te ató, el que despedazó
tus instrumentos, el que arrojó a las tinieblas exteriores, donde está preparada la perdición para ti
junto con tus ministros. Más, ¿por qué, bestia truculenta te niegas? ¿Por qué temerariamente te
resistes? Eres reo delante de Dios omnipotente, cuyos mandatos has quebrantado. Eres reo ante
su Hijo Jesucristo Señor nuestro a quien te atreviste a tentar y presumiste crucificar. Eres reo ante
el género humano, al que con tus sugerencias propinaste mortal veneno.
Te conjuro, perversísimo dragón, en nombre del Cordero † Inmaculado, que pisoteó la
serpiente y el basilisco, para que alejes de este hombre † (haga la señal de la cruz en la frente),
que te alejes de la Iglesia de Dios † (haga la señal de la cruz sobre los presentes): tiembla y huye
al invocar el nombre de aquel ante el cual los infiernos tiemblan; a quien están sujetas las virtudes
de los cielos y las potestades, y las dominaciones; a quien con incansables voces alaban los
querubines y los serafines, diciendo: Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos. Te lo manda
el Verbo † que se encarno. Te lo manda el que nació † de la Virgen. Te lo manda Jesús †
Nazareno, que cuando despreciabas a sus discípulos, golpeado y postrado te ordenó salir de un
hombre, en cuya presencia, cuando te separó de ese hombre, ni siquiera pensabas entrar en una
piara de cerdos. Aléjate ahora conjurado † en su nombre de este hombre que él formó. Es duro
para ti querer resistir †. Es duro para ti dar coces contra el aguijón †. Porque cuanto más tardes en
salir, tanto más crece el suplicio para ti, porque no es a hombres a quienes desprecias, sino a
aquel que domina sobre vivos y muertos, y que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos y al
mundo por el fuego. Amén.
V. Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a ti nuestro clamor.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos
Oh Dios del cielo, Dios de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los
profetas, Dios de los apóstoles, Dios de los mártires, Dios de las vírgenes, Dios que tiene el poder
de dar vida después de la muerte, descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de
ti, ni podrá ser verdadero, sino Tú Creador del cielo y de la tierra, que eres Rey verdadero y cuyo
reino no tendrá fin, humildemente suplico a la majestad de tu gloria a este siervo (a) tuyo (a) te
dignes librarlo (a) de los espíritus inmundos.
R. Amén.
Exorcismo
Te conjuro, pues, todo espíritu inmundo, todo fantasma, toda incursión de Satanás, en el
nombre de Jesucristo † Nazareno, que después del bautismo de Juan fue llevado al desierto y te
venció en tu sede, para que dejes de atacar a aquel hombre que del polvo de la tierra formó Dios
para honra de su gloria y temas en un hombre miserable, temas, no a la humana fragilidad, sino a
la imagen de Dios todopoderoso Ríndete ante Dios † que lanzó al abismo a ti y tu malicia en
Faraón y su ejército por manos de Moisés tu siervo. Ríndete ante Dios que te puso en fuga por
medio de su fidelísimo siervo David de Saúl con cantos espirituales. Ríndete ante Dios que te
condenó en el traidor Judas Iscariote. Pues El te hiera con azotes † divinos, ante los cuales,
temblando y clamando con tus legiones dijiste: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios
Altísimo? ¿Viniste acá antes de tiempo para atormentarnos? Con llamas perpetuas te urge aquel
que al fin de los tiempos dirá a los impíos: Alejaos de mí, malditos al fuego eterno preparado para
el diablo y sus ángeles. Pues para ti, impío, y para tus ángeles habrá gusanos que nunca morirán.
Para ti y para tus ángeles está preparado un incendio inextinguible porque tú eres un príncipe del
homicidio maldito, tú el autor del incesto, tú la cabeza de los sacrilegios, tú el maestro de las malas
acciones, tú el doctor de los herejes e inventor de toda obscenidad. Sal, pues † oh impío, sal † oh
criminal, sal con todo tu engaño, porque Dios ha querido que el hombre sea su templo. ¿Por qué
tardas en alejarte de aquí? Da honor a Dios Padre † Todopoderoso, ante el cual toda rodilla se
dobla. Da el lugar al Señor Jesucristo †, quien derramó por el hombre su preciosísima sangre. Da
el lugar al Espíritu † Santo, quien por medio de su bienaventurado Apóstol Pedro te humilló
públicamente en Simón Mago; quien condenó tu engaño en el caso de Ananías y Safira; quien te
hirió en persona de Herodes que no rendía honor a Dios; quien en el mago Elimás por medio de su
Apóstol Pablo te castigó con la oscuridad de la ceguera y por medio del mismo apóstol te ordenó
salir de la pitonisa. Aléjate ahora †, aléjate † seductor. Tu sede es el desierto. Tu habitación es la
serpiente: humíllate y póstrate. Ya no hay tiempo que perder. Pues he aquí que el Señor
Dominador está ya cerca, ante El arderá el fuego y le precede e inflamará a sus enemigos
alrededor. Pues si engañaste al hombre, de Dios no podrás burlarte. Te arrojará aquel para cuyos
ojos nada hay oculto. Te arroja aquel a cuyo poder todo está sometido. Te arroja aquel que para ti
y para tus ángeles preparó el fuego eterno, aquel de cuya boca saldrá una aguda espada, que
vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por medio del fuego. Amén.
5. Todo lo anterior puede repetirse, si fuere necesario, hasta que el obseso esté
totalmente liberado.
6. Es conveniente, además repetir a menudo sobre el obseso el Padrenuestro, el
Avemaría y el Credo y recitar devotamente el Magníficat, el Benedictus, el Símbolo
Atanasiano y los Salmos, oraciones que a continuación se transcriben:
Cántico de la Santísima Virgen María
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, etc.
Cántico de Zacarías
Bendito sea el Señor Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian,
ha realizado así la misericordia que tuvo
con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que libres de temor
arrancados de la mano de los enemigos
le sirvamos con santidad y justicia
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia
de nuestro Dios nos visitara
el sol que nace de lo alto
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre.
Símbolo Atanasiano
Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no
la guardare íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre.
Ahora bien, la fe católica es que veneremos a un solo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en
la unidad; sin confundir las personas ni separar las sustancias. Porque una es la persona del
Padre, otra la del Hijo y otra (también) la del Espíritu Santo; pero el Padre y el Hijo y el Espíritu
Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad. Cual el Padre tal el Hijo, tal
(también) el Espíritu Santo, increado el Padre increado el Hijo, increado (también) el Espíritu Santo;
inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso (también) el Espíritu Santo; eterno el Padre, eterno el
Hijo, eterno (también) el Espíritu Santo. Y sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno,
como no son tres increados ni tres inmensos, sino un solo increado y un solo inmenso. Igualmente,
omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente (también) el Espíritu Santo; y, sin
embargo, no son tres omnipotentes, sino un solo omnipotente. Así Dios es el Padre, Dios es el
Hijo, Dios es (también) el Espíritu Santo; y sin embargo no son tres dioses, sino un solo Dios. Así
Señor es el Padre, Señor el Hijo, Señor (también) el Espíritu Santo; y sin embargo no son tres
Señores, sino un solo Señor; porque así como por la cristiana verdad somos compelidos a
confesar como Dios y Señor a cada persona en particular; así la religión católica nos prohíbe decir
tres dioses y señores. El Padre, por nadie fue hecho ni creado, ni engendrado. El Hijo fue por solo
el Padre, no hecho ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo, del Padre y del Hijo, no fue
hecho ni creado ni engendrado, sino que procede.
Hay, consiguientemente, un solo Padre, no tres padres; un solo Hijo, no tres hijos; un solo
Espíritu Santo, no tres espíritus santos; y en esta Trinidad, nada es antes ni después, nada mayor
o menor, sino que las tres personas son entre sí coeternas y coiguales, de suerte que, como antes
se ha dicho, en todo hay que venerar lo mismo la unidad en la Trinidad que la Trinidad en la
unidad. El que quiera, pues, salvarse, así ha de sentir de la Trinidad.
Pero es necesario para la eterna salvación creer también fielmente en la encarnación de
nuestro Señor Jesucristo. Es, pues, la fe recta que creemos y confesamos que nuestro Señor
Jesucristo, hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios engendrado de la sustancia del Padre antes de
los siglos, y es hombre nacido de la madre en el siglo: perfecto Dios, perfecto hombre, subsistente
de alma racional y de carne humana, igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre según
la humanidad. Mas aún cuando sea Dios y hombre, no son dos, sino un solo Cristo, y uno solo no
por la conversión de la divinidad en la carne, sino por la asunción de la humanidad en Dios; uno
absolutamente, no por confusión de la sustancia, sino por la unidad de la persona. Porque a la
manera que el alma racional y la carne es un solo hombre; así Dios y el hombre son un solo Cristo.
El cual padeció por nuestra salvación, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los
muertos, subió a los cielos, está sentado a la diestra de Dios Padre omnipotente, desde allí ha de
venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y a su venida todos los hombres han de resucitar con sus
cuerpos y dar cuenta de sus propios actos, y los que obraron bien, irán a la vida eterna; los que
mal, al fuego eterno.
Esta es la fe católica y el que no la creyere fiel y firmemente, no podrá salvarse.
Salmos
91 68 70 54 118 35
31 32 22 3 11 13
Oración después de la liberación
Te rogamos, Dios Todopoderoso, que el espíritu de la iniquidad no tenga ya más poder
sobre este siervo (a) tuyo (a) N. sino que huya y no regrese; que entren en él por mandato tuyo, la
bondad y la paz de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos sido redimidos y que no temamos
ningún malo porque el Señor está con nosotros, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
EXORCISMO
Contra Satanás y los ángeles rebeldes Publicado por orden de León XIII
(Rit. Rom. Tit. XII, C. III)
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Oración a San Miguel Arcángel
Gloriosísimo Príncipe de los ejércitos celestiales, San Miguel Arcángel, defiéndenos en el
combate contra los principados y las potestades, contra los caudillos de estas tinieblas del mundo,
contra los espíritus malignos esparcidos en los aires. Ven en auxilio de los hombres que Dios hizo
a su imagen y semejanza, y rescató a gran precio de la tiranía del demonio (2). A ti venera la
Iglesia como a su guardián y patrono. A ti confió el Señor las almas redimidas para colocarlas en el
sitio de la suprema felicidad. Ruega, pues, al Dios de paz que aplaste al demonio bajo nuestros
pies, quitándole todo el poder para retener cautivos a los hombres y hacer daño a la Iglesia. Pon
nuestras oraciones bajo la mirada del Altísimo, a fin de que desciendan, cuanto antes, sobre
nosotros las misericordias del Señor, y sujeta al dragón, aquella antigua serpiente, que es el diablo
y Satanás, para precipitarlo encadenado a los abismos, de manera que no pueda nunca más
seducir a las naciones (3).
Exorcismo
En el nombre de Jesucristo Dios y Señor nuestro, mediante la intercesión de la Inmaculada
Virgen María, Madre de Dios; de San Miguel Arcángel, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y de
todos los Santos y apoyados en la sagrada autoridad que nuestro ministerio nos confiere,
procedemos con ánimo seguro a rechazar los asaltos que la astucia del demonio mueve en contra
de nosotros.
Salmo 67
Álcese Dios, sus enemigos se dispersen, huyan ante su faz los que le odian!
Cual se disipa el humo, los disipas;
como la cera se derrite al fuego,
perecen los impíos ante Dios.
V. He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Venció el león de la tribu de Judá, el hijo de David.
V. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Os exorcizamos, espíritus de impureza, poderes satánicos, ataques del enemigo infernal,
legiones, reuniones, sectas diabólicas, en el nombre y por virtud de Jesucristo †, nuestro Señor, os
arrancamos y expulsamos de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a la imagen de Dios y
rescatadas por la preciosa sangre del Cordero divino †. No oses más, pérfida serpiente, engañar al
género humano ni perseguir a la Iglesia de Dios, ni sacudir y pasar por la criba como el trigo a los
elegidos de Dios † Te manda Dios Altísimo †, a quien por tu gran soberbia aún pretendes
asemejarte y cuya voluntad es que todos los hombres se salven y vengan en conocimiento de la
verdad (4) Te manda Dios Padre † Te manda Dios Hijo † Te manda Dios Espíritu Santo †. Te
manda Cristo, Verbo eterno de Dios hecho carne, † que para salvar nuestra raza perdida por tu
envidia, se humilló y fue obediente hasta la muerte (5), que ha edificado su Iglesia sobre firme
piedra, prometiendo que las puertas del infierno no prevalecerán jamás contra ella, y que
permanecería con ella todos los días hasta la consumación de los siglos (6). Te manda la santa
señal de la Cruz † y la virtud de todos los misterios de la fe cristiana †. Te manda el poder de la
excelsa Madre de Dios, la Virgen María †, que desde el primer instante de su Inmaculada
Concepción, aplastó tu muy orgullosa cabeza por virtud de su humildad. Te manda la fe de los
Santos Apóstoles, Pedro y Pablo, y la de los demás Apóstoles †. Te manda la sangre de los
Mártires y la piadosa intercesión de todos los santos y santas †.
Así pues, dragón maldito y toda la legión diabólica, te conjuramos por el Dios † vivo, por el
Dios † verdadero, por el Dios † Santo, por el Dios que tanto amó al mundo, que llegó hasta darle
su Hijo Unigénito, a fin de que todos los que creen en El no perezcan, sino que vivan vida eterna
(7); cesa de engañar a las criaturas humanas y brindarles el veneno de la condenación eterna:
cesa de perjudicar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. -Huye de aquí, Satanás, inventor y
maestro de todo engaño, enemigo de la salvación de los hombres-. Retrocede delante de Cristo,
en quien nada has encontrado que se asemeje a tus obras; retrocede ante la Iglesia, una, santa,
católica y apostólica, que Cristo mismo compró con su sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de
Dios, tiembla y desaparece ante la invocación hecha por nosotros, del santo y terrible nombre de
Jesús, ante el cual se estremecen los infiernos; a quien están sometidas las virtudes de los cielos;
las Potestades y Dominaciones, a quien los Querubines y Serafines alaban sin cesar en sus
cánticos diciendo: ¡Santo, Santo, Santo es el Señor Dios de los Ejércitos!
V. Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a ti nuestro clamor.
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oración
Dios del cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los
Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los
Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el
descanso después del trabajo; porque no hay otro Dios delante de ti, ni puede haber otro sino tú
mismo. Creador de todas las cosas visibles e invisibles, cuyo reino no tendrá fin: humildemente
suplicamos a la majestad de tu gloria se digne librarnos eficazmente y guardarnos sanos de todo
poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. -Por Jesucristo nuestro Señor, Amén.
V. De las asechanzas del demonio,
R. Líbranos Señor,
V. Que te dignes conceder a tu Iglesia la seguridad y la libertad necesarias para tu servicio,
R. Te rogamos, óyenos.
Que te dignes humillar a los enemigos de la Santa Iglesia, te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar donde se recita el exorcismo).
(1) Ephes 6 (2) Sap 2;1 Cor 6.
(3) Ap 20 (4) 1Tim 2.
(5) Phil 2 (6) Manh XXVIII, 20.
(7) Jn 3

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