ALIMENTACIÓN DURANTE LA LACTANCIA
Introducción
La lactancia es un periodo de la vida de muchas mujeres en el que ofrecen al
recién nacido un alimento adecuado a sus requerimientos, que obliga a adecuar la dieta de la
madre para cubrir de forma óptima sus necesidades y las del recién nacido, sin correr riesgo
alguno para la salud de ambos. La cantidad y calidad de los alimentos ingeridos por la madre
tiene consecuencias directas en el volumen y composición de la leche y sobre su salud y la
del lactante.
La secreción de leche hace de la lactancia un proceso que aumenta la demanda de
nutrientes de la mujer que amamanta debido a que, durante varios meses, parte de los
nutrientes que obtiene mediante la ingesta habitual se destinan a la producción de este
alimento. Además, hay que tener en cuenta que la demanda de nutrientes no es homogénea y
varía a lo largo de la lactancia.
El estado nutricional previo al embarazo y la alimentación de la madre durante la
gestación son tan importantes como la alimentación propia durante el periodo de lactancia.
Conviene informar correctamente a la futura madre sobre los cambios fisiológicos
que se producen en el organismo y también sobre los factores que influyen en la producción
de leche. Este proceso exige un gasto de energía enorme que únicamente la alimentación de
la madre no puede cubrir. Es ahora cuando se utilizan las reservas de grasa almacenadas
durante el embarazo como fuente de energía para llevarlo a cabo.
La mujer en periodo de lactancia necesita una alimentación que contribuya a
Mantener su salud y la de su hijo. Aquí se describen cuáles son los
Principios básicos que deben regir su alimentación.
La leche materna es el mejor alimento para el lactante. El periodo de lactancia
debe iniciarse en las primeras horas de vida del lactante, esta primera secreción mamaria
producida unas horas después del parto, se denomina calostro. Pasados entre uno y tres días,
la leche materna va modificándose tanto en su consistencia como en su composición,
recibiendo entonces el nombre de leche de transición, y pasados entre 3 y 7 días se secreta lo
que se denomina leche madura.
Hoy en día la leche materna no debe considerarse únicamente como un alimento
para el lactante. Sino que, además de ser el único alimento, contiene otros muchos
componentes con finalidades muy distintas:
Enzimas de carácter digestivo: colaboran en la digestión de los
nutrientes.
Factores bifidógenos: favorecen la microbiota (microorganismos
presentes en el intestino) del lactante e impiden el desarrollo de patógenos
(microorganismos que provocan enfermedades).
Microbiota comensal: la leche materna contiene microorganismos
beneficiosos que van a colonizar el intestino del lactante.
Factores de crecimiento y desarrollo: pueden actuar favoreciendo estos
procesos en determinados tejidos.
Por todos ello, se ha ampliado la recomendación sobre la alimentación exclusiva
con la lactancia materna. La Organización Mundial de la Salud (OMS,
2002) recomienda la alimentación exclusiva con lactancia materna durante los
primeros 6 meses de vida y continuarlo junto con las comidas complementarias adecuadas
hasta los 2 años de edad o más. Esta recomendación ha sido adaptada por el Comité de
lactación de la Asociación Española de Pediatría en el 2005.
Así el objetivo de este tema es dar a conocer las condiciones, tanto físicas como
fisiológicas, que hacen de la lactancia una etapa nutricionalmente diferente.
También se presentarán desde estas páginas los requerimientos y especificaciones
nutricionales que deben guiar a los profesionales en el establecimiento de dietas en esta etapa
de la vida, para conseguir los mejores efectos con el menor riesgo, tanto para la madre como
para el bebé.
OBJETIVOS:
Objetivos generales.
Proporcionar información sobre la alimentación de la madre lactante.
Evaluación nutricional de la madre en período de lactancia
Requerimientos nutricionales de la mujer en período de lactancia
Objetivos específicos:
Suplementación con micronutrientes
Asesoría nutricional sobre ganancia de peso y lactancia materna
Marco teórico
La unidad funcional de la glándula mamaria se puede considerar el alveolo.
Cada alveolo está formado por una capa de células que son las productoras de la
leche materna y que vierten su secreción láctea al interior del mismo. El alveolo a su vez
drena la leche a través de un sistema de conductos lactóforos (o galactóforos) que acaban
convergiendo en el pezón.
La glándula mamaria se comienza a desarrollar en la pubertad, gracias
fundamentalmente a la acción de los estrógenos producidos en los ovarios.
Pero es en el embarazo cuando alcanzan un mayor tamaño y sobre todo su
capacidad secretora, aumentando el sistema de conductos y el desarrollo de los alvéolos, lo
que se debe principalmente a los cambios hormonales (estrógenos y progesterona).
La succión del lactante es el estímulo desencadenante para la producción y
secreción de leche. La succión estimula la segregación de una hormona llamada oxitocina,
que es la encarga de regular el proceso.
¿Qué ocurre durante la lactancia?
La lactancia es un periodo de la vida en el que la madre ofrece al recién nacido un
alimento cualitativa y cuánticamente adecuado a sus necesidades, la leche materna. La leche
materna es una sustancia que contiene macro y micronutrientes en proporciones adecuadas y
que sirve de alimento al recién nacido. Esta situación se alarga durante varios meses y obliga
a una adecuación de la dieta de la madre lactante para hacer frente y cubrir de forma óptima
sus necesidades y las del recién nacido, sin correr riesgo alguno para la salud de ambos.
La calidad de los alimentos consumidos por la madre tiene consecuencias directas
en el volumen, composición de la leche y también sobre sus propiedades organolépticas
(sabor, olor de la leche). Así alimentos como las alcachofas, coles, rábanos, ajos, cebollas y
especias picantes o irritantes (pimienta, pimentón, mostaza, etc.) Pueden trasmitir un sabor
fuerte a la leche y ser rechazada por el lactante e incluso algunos de éstos pueden
desencadenarle dolores cólicos.
El importante volumen de leche secretado y su riqueza en nutrientes implican un
gran esfuerzo metabólico materno que, además, debe mantenerse durante un periodo
fisiológicamente posible durante varios meses. Este esfuerzo metabólico se traduce en unas
necesidades maternas de nutrientes mayores y más específicas que en las mujeres con
lactancia artificial.
LAS CUALIDADES DE LA LECHE
Influencia de la dieta en la composición de la leche
Como ya se ha comentado anteriormente, el estímulo para segregar la leche es la
succión del lactante, por tanto si un bebé mama frecuentemente pero no llega a vaciar los
pechos, ese pecho producirá menos cantidad para la próxima vez porque no ha sido
totalmente vaciado. En cambio, si se vacía totalmente el pecho, la producción aumenta, ya
que de alguna manera el cuerpo recibe la información de que el bebé necesita más alimento.
Hoy en día sabemos que la dieta de la madre no sólo influye en la cantidad de
leche producida sino que también influye en la composición.
La composición de la leche materna puede variar en algunos nutrientes en función
de la alimentación de la madre, como por ejemplo en los ácidos grasos.
La calidad de la grasa ingerida por la madre repercute en la leche materna y por
consiguiente en la ingesta del bebé. Se ha asociado la ingesta de ácidos grasos w3 y w6 al
desarrollo neuronal del bebé durante el primer año de vida (Innis SM, 2014). Por tanto, es
importante tener una ingesta de grasas de calidad procedentes de pescados grasos, frutos
secos y aceite de oliva en lugar de abusar de mantequillas, natas y carnes rojas.
Además, es aconsejable que durante la lactancia se tomen alimentos ricos en
vitaminas hidrosolubles presentes en frutas y verduras ya que su contenido en la leche
depende de la ingesta materna de estos alimentos.
Ocurre lo mismo en algunos minerales como el selenio y el yodo. Por otra parte,
la cantidad de proteínas que contiene la leche puede verse afectada si la madre está
desnutrida. Los demás nutrientes parece que se mantienen constantes y son independientes de
la dieta.
En cuanto a las técnicas culinarias, se pueden utilizar todas, aunque se deben usar
con moderación las que incorporen mucha grasa, para que las comidas sean de fácil digestión.
La ingestión de alcohol en la madre lactante debe estar restringida, ya que los
niveles en leche son similares a los niveles sanguíneos. Además de los efectos dañinos sobre
el niño, elevadas concentraciones en sangre materna inhiben la evacuación de la leche de la
madre. No obstante, un consumo moderado de alcohol y de forma ocasional, probablemente
no tendrá efectos adversos, aunque es recomendable no tomar alcohol dos horas antes de
darle el pecho al lactante.
Respecto al consumo de bebidas excitantes (café, té o refrescos con cafeína), hay
que destacar que pequeñas cantidades pasar a la leche, por lo que ingestas elevadas pueden
ocasionar irritabilidad en el lactante.
NECESIDADES DE NUTRIENTES
Al igual que durante el embarazo, en el periodo de la lactancia determinar las
necesidades y requerimientos de nutrientes en la madre o el niño no es fácil. El método más
fiable para hacer esta valoración consiste en inducir un déficit, bajo estricto control médico, y
luego aportar cantidades del nutriente hasta conseguir elevar los niveles a los normales del
individuo. Este método no es éticamente aceptable para una madre lactante que utilice su
leche para amamantar a su hijo, De forma que los requerimientos y recomendaciones también
se establecen en este caso mediante estimaciones indirectas o analizando la calidad de la
leche producida con diferentes tipos de alimentación de la madre.
Con estas limitaciones, las recomendaciones generales en macro y
micronutrientes se explican en las siguientes páginas:
Energía
Vitaminas liposolubles
Vitaminas hidrosolubles
Minerales
Tablas resumen
Energía
Para establecer la energía necesaria en la mujer lactante es necesario tener en
cuenta el gasto producido en la producción de la leche materna. Por lo hay que tener en
cuenta otros factores como:
Variaciones razonables en la producción de leche por la mujer.
Eficacia metabólica en la formación de macronutrientes (hidratos de
carbono, grasad y proteínas) de la leche o en la incorporación de vitaminas y
minerales en la misma.
El coeficiente de absorción de los nutrientes que en algunas ocasiones
es muy alto, es decir de la cantidad ingerida se absorbe un porcentaje muy alto, pero
en otros casos es muy bajo, lo que implica que hay que ingerir más cantidad para
llegar a unos requerimientos adecuados.
Si la madre lactante no recibe cantidades adicionales, se comprometen los
depósitos corporales maternos (principalmente la grasa acumulada), lo cual a veces
representa problemas importantes en el estado nutricional materno, y por tanto en su salud.
La energía adicional que requiere la madre lactante viene condicionada por el
coste energético de la producción de leche. Durante los primeros 6 meses se produce una
media de 750ml/día y de 600ml/día a partir de los 6 meses. Por tanto la cantidad de energía
necesaria para producirla teniendo en cuenta la variabilidad individual es de 800kcal/día y
640kcal/día respectivamente.
Como la cantidad de ingesta energética recomendada extra es de 500kcal/día, que
es menor que los valores antes mencionados, hay una diferencia que no se va a cubrir con la
dieta, sino movilizando los depósitos grasos aumentados durante la gestación. De este modo
se va normalizando el peso materno.
Proteínas
Teniendo en cuenta la eficacia de convertir las proteínas de la dieta en proteínas
de la leche materna, la variabilidad individual y la calidad de las proteínas alimentarias, las
recomendaciones RDA indican que un aporte suplementario de 25 gr. /día respecto a las
mujeres no lactantes, lo que supondría un total de 71g/día de Grasas
En cuanto al tipo de ácidos grasos presente en la leche materna, hay que destacar
que es difícil establecer la distribución de los mismos con gran precisión, ya que la
composición de los ácidos grasos de la leche es un reflejo parcial de los ácidos grasos
ingeridos mediante la alimentación materna.
La grasa de la leche materna tiene ciertas particularidades como:
1. La cantidad de grasa saturada representa el 40% del total, alcanzando valores
muchos mayores en la leche de vaca.
2. El ácido graso mayoritario es el ácido oleico (36,4%), que puede alcanzar
valores más elevados como ocurre en España cuando se consume habitualmente aceite de
oliva. En nuestra población, se han hallado cantidades de ácidos grasos monoinsaturados de
hasta un 41,9%.
3. Uno de los hemos más sobresalientes de la leche humana es su riqueza en
ácidos grasos poliinsaturados se las series w6 y w3.
a. La cantidad de ácido linoleico o w-6, presente de forma general en las semillas
de girasol, lino, etc.; puede oscilar entre un 8 y un
15% del total de ácidos grasos, pudiendo llegar a cifras más elevadas en casos
particulares como ocurre en las mujeres vegetarianas.
b. La cantidad de DHA (ácido docosahexanoico) de la serie w3, cobra gran
importancia ya que es fundamental para el desarrollo y maduración del sistema nervioso y de
la retina.
4. Los triglicéridos constituyen el componente mayoritario de la grasa láctea,
aproximadamente un 98%. Representan algo más del 50% de la energía total aportada por la
leche materna.
5. La leche materna contiene una proporción de colesterol entre 30 y
40mg/100ml de leche.
Hidratos de carbono:
La concentración de estos macronutrientes en leche humana es de 6-7g/100ml (el
40% de la energía total). Por tanto, la ingesta materna de hidratos de carbono es mayor que
para las mujeres no lactantes. Se estima una ingesta de
210g/día de hidratos de carbono, mientras que en mujeres no lactantes se
recomiendan unos 130g/día.
Vitaminas liposolubles
Vitamina A: se aconseja una ingesta de 600µg/día durante todo el periodo de
lactancia.
Vitamina D: se debe asegurar una ingesta de 5µg/día. Puede ser compensada con
una adecuada exposición al sol.
Vitamina E: la ingesta recomendada suplementaria es de 4mg/día durante el
primes y segundo mes de lactación.
Vitamina K: se recomienda la misma ingesta que en mujeres no lactantes,
90µg/día.
Vitaminas hidrosolubles
Vitamina C: las cantidades recomendadas como suplemento durante la lactancia
son de 45mg/día.
Tiamina: se recomienda una ingesta de 1,4mg/día. Riboflavina: se debe asegurar
un mínimo de 1,6 mg/día.
Niacina: las ingestas adicionales de esta vitamina que se recomiendan en el
periodo de lactancia son de 17mg/día.
Vitamina B6: la ingesta recomendada es de 2 mg/día.
Folatos: se recomiendan suplementos de 80-100 microgramos/día sobre los 180-
200 microgr/día recomendados para la población adulta sana.
Vitamina B12: se recomienda un aporte de 500mg/día.
Minerales
Calcio: se recomienda la misma cantidad que en mujeres no lactantes,
1000mg/día.
Fósforo: se recomienda una ingesta de 700mg/día, al igual que en mujeres no
lactantes.
Magnesio: se recomienda la misma ingesta que para mujeres no lactantes,
310mg/día.
Hierro: la cantidad de hierro en la leche materna es relativamente pequeña,
oscilando alrededor de 80mg/dL, lo que representa una cantidad inferior < l<z pérdidas
menstruales que puede cuantificarse en una media de 1mg/día y que a menudo no está
presente en los meses de lactación. Por ello, mantener la misma recomendación de hierro
durante el periodo de lactancia que cuando no se está lactando, representar estar
proporcionando una cantidad extra. Esta situación le permite ir recuperando las pérdidas de
hierro producidas por el embarazo y el parto.
Zinc: se recomienda un suplemento adicional de 4mg/día, por lo que la ingesta
total de cinc es de 12mg/día.
Yodo: se debe suplementar el aporte diario con 140µ/día, por lo que la ingesta
total de yodo es de 290µ/día.
Selenio: se debe aportar un suplemento de 15 µ/día, por lo que su ingesta total es
de 70 µ/día.
Cobre: se recomienda una ingesta de 1300 µ/día. No hay que olvidar que la
fructosa reduce su absorción, mientras que las proteínas en general la aumentan. También la
vitamina C, el hierro, el molibdeno y el zinc influyen negativamente en su absorción.
GUÍA PRÁCTICA
Una vez conocido el producto (leche materna), conocidos los requerimientos
nutricionales y muy someramente la fisiología de la lactancia se puede elaborar una pequeña
guía dietética para ayudar en la alimentación durante la lactancia.
1. Debe establecerse una alimentación repartida a lo largo del día en 5 o 6
comidas.
2. Los azúcares o hidratos de carbono debe tomarse repartidos en las comidas en
forma de azúcares complejos como pan, cereales, pasta, arroz, patata o legumbres y evitando
azúcares simples procedentes de productos de repostería (pasteles, tartas, etc.), bollería
industrial, caramelos, golosinas, etc.
3. La grasa ingerida debe ser grasa de calidad, eligiendo aceite de oliva (grasa
monoinsaturada) en lugar de mantequillas y margarinas (grasa saturada), y dar preferencia a
pescados y frutos secos (grasa poliinsaturada) en lugar de carnes rojas y embutidos grasos
(grasa saturada).
4. Las frutas y verduras deben debe estar presentes en 5 de las 6, para asegurar un
aporte adecuado de vitaminas, minerales y fibra.
5. Se recomienda evitar dietas restrictivas y mucho más si son para perder peso.
Esta idea se debe dejar para otro momento menos comprometido.
6. Se debe asegurar un aporte de líquidos de unos 2,5-3 litros diarios.
7. Se debe cuidar la higiene de las mamas para evitar complicaciones de tipo
infeccioso que dificulten o impidan la lactancia.
Se debe tener especial cuidado con la toma de antibióticos, anticonceptivos
orales, drogas, alcohol, tabaco, etc. que puedan pasar a la leche, causando efectos nocivos
sobre el recién nacido.
Menú tipo
Como todo esto va dirigido al diseño de dietas, y en definitiva a una alimentación
más correcta, se recoge en la tabla siguiente un resumen con los grupos de alimentos y un
ejemplo de un día que sea útil para los lectores.
(Cuadro
Bibliografía:
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