Alquimia
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Secretaría de Cultura
María Cristina García Cepeda | Secretaria
Alquimia
José Antonio Rodríguez | Editor
Brenda Ledesma | Asistente editorial
Guadalupe Urbina | Diseño
Héctor Ramón Jiménez, Arturo Ávila Cano | Fotografía
Violeta García | Documentación
PÁGINA 1
© 6446
Salón Edén,
México, ca. 1950, Col. Archivo Casasola,
Índice
Secretaría de Cultura.INAH.SINAFO.FN.MX
Alquimia, Año 20, No. 59, enero-abril 2017, es una publicación cuatrimestral editada por el Ins-
tituto Nacional de Antropología e Historia. Córdoba 45, Colonia Roma, C.P. 06700, Delegación
Cuauhtémoc, Ciudad de México. Editor Responsable: José Antonio Rodríguez. Reservas de De-
rechos al Uso Exclusivo No. 04-2016-051812234600-102. issn: 1405-7786. Ambos otorgados
por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Licitud de Título y contenido: en trámite, otorgado
por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Goberna-
ción. Domicilio de la publicación: Córdoba 45, Col. Roma, 06400, Ciudad de México. Imprenta:
Offset Santiago. Av. Río San Joaquín 436. Ciudad de México. Este número se terminó de imprimir
el 30 de marzo de 2017 con un tiraje de 1 000 ejemplares.
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la
publicación.
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© 375868 Nacho López, Agente de tránsito auxilia a mujeres a salir del auto, México, ca. 1955, Col. Nacho López,
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Urbe noctámbula: travesías
de Nacho López
Yessica Contreras
Esta misma fotografía formó parte de su ensayo fotográfico “Un día cual-
quiera en la vida de la ciudad”.1 En el pie de foto Nacho López escribió:
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que la fotografía no surge con sólo apretar un botón de
la cámara sino que nace de un largo proceso mental, de
esa manera podrá recogerse una imagen que represen-
te un momento de la época en que se vive. Existen otros
factores que intervienen en la toma fotográfica, explica
Nacho López, y tienen que ver con las propias vivencias
y el conocimiento de otras disciplinas como la literatura,
la historia, la filosofía, la política, entre otras.2
Paisajes nocturnos
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de entretenimiento.
© 382859
Nacho López
Los anuncios luminosos, característicos del paisaje nocturno urbano, desborda- Monumento
a la Revolución
ban el centro capitalino como un recordatorio de que la vida comercial no se de- México, ca. 1957
Col. Nacho López
tiene ni ajusta al tiempo orgánico de la vida humana, que requiere descanso para Secretaría de Cultura
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incorporarse a las actividades del día siguiente.
Otros paisajes nocturnos que Nacho López experimentó fue el de las siluetas. Des-
de la Plaza de la Constitución su cámara apunta hacia la Torre Latinoamericana
recorriendo la calle Madero. Realizó la misma toma un poco más tarde, el resulta-
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do es similar al de un negativo.
La noche en las ciudades puede ser atractiva para cualquier noctámbu-
lo, incluso para los conductores del trasporte público. Así narra lo que
acontece en la vida nocturna de la Ciudad de México el taxista en la no-
vela Ojerosa y pintada (1960) de Agustín Yáñez:
Nacho López retrató varios empleos que se llevan a cabo durante la no-
che, como el conductor de tranvía en donde se lee la ruta del transporte:
Obregón-Bucareli. En otra fotografía vemos en primer plano a un agen-
te de tránsito dirigiendo el tráfico vehicular desde un banco, en Aveni-
da Juárez y en contrasentido los autos; el atardecer se muestra en las
ventanas del edificio de la Comisión Federal de Electricidad y, frente a
éste, el anuncio de la cerveza xx. Al fondo se encuentra el Monumento
a la Revolución.
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© 382754 Nacho López, Atardecer en la avenida Juárez, México, junio de 1950, Col. Nacho López, Secretaría de Cultura.INAH.SINAFO.FN.MX
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Travesías nocturnas
Cuando uno parece haberse decidido definitivamente a pasar la ve-
lada en su casa, cuando se ha puesto la chaqueta de entrecasa,
se ha sentado después de la cena frente a la mesa iluminada, y ha
comenzado algún trabajo o algún juego, después del cual podrá irse
tranquilamente a la cama, como de costumbre; cuando afuera hace
mal tiempo, y quedarse en casa parece lo más natural; cuando ya
hace tanto tiempo que uno está sentado junto a la mesa que el mero
hecho de salir provocaría la sorpresa general; cuando además el
vestíbulo está a oscuras y la puerta de la calle con cerrojo; y cuando
a pesar de todo uno se levanta, presa de repentina inquietud, se qui-
ta la chaqueta, se viste con ropa de calle, explica que se ve obligado
a salir, y después de una breve despedida sale, cerrando con mayor
o menor estrépito la puerta de calle, según el grado de ira que uno
cree haber provocado; cuando uno se encuentra en la calle, y ve
que sus miembros responden con singular agilidad a esa inesperada
libertad que se les ha concedido; cuando gracias a esta decisión uno
siente reunidas en sí todas las posibilidades de decisión; cuando uno
comprende con más claridad que de costumbre que posee más po-
der que necesidad de provocar y soportar con facilidad los más rá-
pidos cambios, y cuando uno recorre así las largas calles; entonces,
por una noche, uno se ha separado completamente de su familia,
que se desvanece en la nada, y convertido en una silueta vigorosa y
de atrevidos y negros trazos, que se golpea los muslos con la mano,
adquiere su verdadera imagen y estatura.7
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© 382634 Nacho López, Paseo de la Reforma, México, ca. 1957, Col. Nacho López, Secretaría de Cultura.INAH.SINAFO.FN.MX
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para toda la familia hasta los cabarets, pulquerías
y antros de “rompe y rasga”.
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parates ha operado una verdadera transformación en el aspecto de las ur-
© 405894
Nacho López
bes [...] El aspecto del conjunto del alumbrado es magnífico, y cuando se
Títere
México, ca. 1960
Col. Nacho López baja a la ciudad de noche por los caminos del Ajusco o aun en las lomas
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de Chapultepec, el vasto enjambre de las luces produce una impresión
inolvidable.
El músico y escritor Alain Derbez en su libro El jazz en México: Datos para esta
historia, menciona que la exposición de Nacho López y Pedro Cervantes Cincuen-
ta imágenes de jazz (1962-1963) celebrada en la Galería Novedades, fue una de
las primeras ocasiones en que convergieron varios lenguajes artísticos con el
jazz.9 Nacho López explica en el catálogo de dicha exposición que el surgimiento
de grupos de jazz en esta ciudad se debe a su carácter cosmopolita y universal.
Los caldos de la estación Indianilla fueron famosos porque allí acudían de ma-
drugada los desvelados al salir de los antros y cabarets. Los expendios surgieron
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© 381871 Nacho López, Cincuenta imágenes de Jazz, cartel, México, 1962, Col. Nacho López, Secretaría de Cultura.INAH.SINAFO.FN.MX
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alrededor de las instalaciones de los tranvías de mulitas, que nacieron en 1840 y
que en 1900, para festejar el Centenario de la Independencia, Porfirio Díaz mandó
modernizar cambiándolos por tranvías eléctricos. Esto dio lugar al establecimiento
de estaciones equipadas con colosales transformadores y generadores de sólido
hierro, e igualmente enormes filtros piramidales de ladrillo. Aquel era un equipo
necesario para generar la electricidad que requería el nuevo transporte capitalino,
lo máximo de la modernidad.12
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© 382821 Nacho López, Puesto de los “Caldos de Indianilla”, México, ca. 1955, Col. Nacho López, Secretaría de Cultura.INAH.SINAFO.FN.MX
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1 “Un día cualquiera en la vida de la ciudad”, Siempre!, núm. 262, México, 3 de julio de 1958.
2 Macario Matos, “Ignacio López: ‘La fotografía encierra el intento de encontrar la conciencia del hom-
bre’”, El día, México, martes 28 de octubre de 1975, p. 17.
3 Atget es uno de los pioneros de la fotografía de calle o fotografía urbana, realizó varias series de
las calles parisinas que conjuntó de la siguiente manera: “paysages- Documents divers”, “Paris
pinttoresque”, ”Le Vieux Paris”, ”L´Art dans le Vieux Paris”, “Environs”. En sus tarjetas de visita y su
papel para cartas ostentaban la inscripción “E. Atget, auteur éditeur d´un Recueil photographique du
vieux Paris” (autor-editor de una recopilación fotográfica del viejo París). Véase Hans Christian Adam,
Paris, Eugéne Atget 1857-1927, Köln, Taschen, 2001.
5 Agustín Yáñez, Ojerosa y pintada. La vida en la Ciudad de México, México, Joaquín Mortiz (Serie del
volador), 1960, pp. 173-174.
7 Cuento de Franz Kafka “El paseo repentino”, en Narrativa Completa, Barcelona, Seix Barral, vol. I,
1988, pp. 258-259.
8 En su libro Amor de ciudad grande, Vicente Quirarte incluye este fragmento de la novela Rumba de
Ángel de Campo (Micrós) aludiendo a “uno de los mejores retratos de la noche en un barrio periféri-
co de la Ciudad de México” de finales del siglo XIX. Véase Vicente Quirarte, Amor de ciudad grande,
México, fce, 2011.
9 La Galería Novedades, dirigida por la escultora Beatriz Caso de Solórzano, fue uno de los tantos es-
pacios culturales y de arte de los años sesenta dedicados a la difusión de nuevas manifestaciones
artísticas, algunos de estos eran espacios independientes como las galerías de la Zona Rosa o espa-
cios impulsados por Jaime García Terrés desde Difusión Cultural unam. Para ampliar este panorama
cultural de los años sesenta ver Rita Eder (ed.), Desafío a la estabilidad. Procesos artísticos en Méxi-
co 1952-1967, México, unam/Turner, 2014. Alain Derbez, El jazz en México. Datos para esta historia,
México, fce, 2012.
10 Sergio González Rodríguez, Los bajos fondos. El antro, la bohemia y el café, México, Cal y Arena,
1988.
11 Fernando Mino Gracia, La fatalidad urbana. El cine de Roberto Gavaldón, México, unam, 2007.
12 Ángeles González Gamio, “Estación Indianilla”, La Jornada, México. Consultado en febrero de 2016
en http://www.jornada.unam.mx/2008/04/06/index.php?section=opinion&article=032a1cap.
13 La palabra dissolvesout se refiere a la marca de un producto de limpieza. Ésta como otras palabras
que encontramos en los textos estridentistas, es parte del argot propio de la juventud mexicana de la
época, “palabras que tienen en común con un dandismo de dejo tecnológico”. Sandra María Bene-
det, “La narrativa del estridentismo: La señorita etc. De Arqueles Vela”, Revista Iberoamericana, Vol.
LXXIV, Núm. 224, Julio-Septiembre, 2008, pp. 757. Consultado en febrero de 2016 en http://revista-
iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/5257/5414.
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Transitar en los veinte
Miguel Ángel Morales
Credencial expedida
por el Departamento
de Salubridad Pública,
Distrito Federal,
México, 1926.
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Videograma digital de la
película La casa de citas
En el Archivo Histórico del Ayuntamiento de la Ciudad de México sólo se encuen- núm. 41,
ca. 1925.
tran algunas quejas de las matronas, sobre todo de multas impuestas por atrabi- Col. Museo de Arte
Moderno.
liarios inspectores, pero no los retratos de sus pupilas porque están perdidos sus
expedientes y fotografías. Curiosamente a las matronas no se les pedían la iden-
tificación fotográfica. Entre las encargadas estaba la cincuentona Rosina Bianchi,
quien tenía su lupanar en la calle Doctor Velasco número 193 en la colonia Doc-
tores. En 1893 fue la única italiana ejerciendo en la ciudad de Oaxaca. Su expe-
diente incluye su retrato de medio busto.1
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“Cosas del Bata-clán”, El Universal Ilustrado, México, 26 de febrero de 1925, Col. particular.
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(191?) fueron filmadas por esa apócrifa productora, afirma Juan Solís, quien hizo
una tesis sobre esas películas y otras cintas pornográficas en el acervo de la Fil-
moteca de la unam. “Su logo era un falo con el nombre de la empresa”, escribe.
Una noche de febrero de 1925 [Febronio] Ortega reporteó el café de Los Monotes,
decorado con caricaturas de José Clemente Orozco, situado frente al teatro Lírico
(desde 2012 sobrevive sólo su frontispicio), en la calle de Medinas hoy Cuba, y
ya abierto en 1921. El foto-reportero de El Universal Ilustrado captó al compositor
del teatro de revista José Alfonso Palacios (el célebre Muerto Palacios, autor del
fox trot “Mi querido capitán”, éxito de Celia Montalván), al entonces delgado ceri-
escultor Luis Hidalgo, a la obesa mesera y quizá la entrada del establecimiento
llena de desvelados.
En una de esas gélidas horas de 1925, después de platicar con Alejandro Gómez
Arias (novio de Frida Kahlo, quien sufriría en septiembre de este año un acciden-
te que le quebró la espina dorsal) y con el poeta jalisciense Francisco González
de León, Ortega iba hacia las tres de la madrugada con Lira y Salas del Zócalo a
la calle de Bolívar donde se tropezó con alucinantes flautistas captados por el fo-
tógrafo de El Universal Ilustrado, a base de flashazos de polvo de magnesio. Así
concluía su recorrido nocturno: “Hacia el Paseo de la Reforma desembocaban los
automóviles de los generales, de las tiples, de los periodistas. La calle de Bolívar vi-
braba de flautas, flautas de los ciegos miserables, flautas emocionantes y frágiles”.4
Desde las tablas del teatro Esperanza Iris (hoy Teatro de la Ciudad), el Ba-Ta-Clán
irrumpió en marzo de 1925 como un destello lúbrico las noches callistas. Las her-
mosas y elegantes francesitas, bajo las órdenes de la robusta Berthe Rasimí, con-
mocionaron a los tandófilos al mostrar sus cuerpos semidesnudos en la pasarela.
En respuesta nacionalista, el cómico y empresario Roberto Soto, Emma Duval y
Delia Magaña irrumpieron a su vez en el Lírico con un paródico Mexican Rataplán,
voilá Mexique!. De esta moda surgió la nueva estrella: Lupe Vélez, quien para
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“Visiones del ‘Lirico-Town’”, El Universal Ilustrado, México, 26 de febrero de 1925, Col. particular.
En 1925 las noches tapatías eran amenizadas por los espectáculos de los salones
Zelayarán, Independencia, Variedades, Obrero, Imperio, Azteca, de los teatros
Degollado y Principal y las películas que se proyectaban en los cines Lux, Ópera,
Cuauhtémoc, Montes y Rialto. En diciembre de 1927 debutó la cantante de rumbas
Lulú Labastida en el teatro Obrero, al lado de Guille Ortiz, La Perla India, Teresita
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Villalva y Andrés Ordaz. Al asistir al teatrillo de la calle de Independencia, muchas
veces clausurado, quedaron arrobados el futuro pintor Raúl Anguiano y su herma-
no. Al presentarse en la Ciudad de México como desnudista quitará el sueño al
periodista Ortega y al poeta Efraín Huerta, entre otros asistentes al Molino Verde.
Una noche a fines de enero de 1926, el fotógrafo Víctor O. León salió del edificio
neoclásico de Bucareli 17, casi esquina con avenida Reforma, para recorrer las
avenidas Juárez y Madero hasta llegar al Zócalo, captando los anuncios lumínicos
de la cerveza Moctezuma xx “Orgullo de la industria nacional”, el de Sanborns ubi-
cado arriba del Palacio los Azulejos, la marquesina del Salón Rojo (mítico cine en
la calle de Bolívar) y el cometa parpadeante de la sombrerería Tardán.
Las fotografías de León, jefe del departamento de fotografía del periódico Excél-
sior, fueron publicadas bajo el cursi título “El confeti luminoso de la ciudad”, el
7 febrero de ese año en Revista de Revistas. En el texto el anónimo redactor no
tomó en cuenta la prestigiosa avenida Madero (aún se da el lujo de llamarla “aris-
tocrático paseo de San Francisco”) pero compara la de Juárez con Broadway,
Unter den Linden (“amplia, muy señorial e importante de Berlín”, me dice el escri-
tor y diplomático cultural Héctor Orestes Aguilar), Regent Street y Boulevard des
Italiens. Inspirado por las imágenes de Víctor León el redactor escribió: “a la luz
de los grandes candelabros [así llamaban a las hoy luminarias], las fachadas se
alargan hacia el cielo, presentando un aspecto fantasmagórico e imponente, y en
ella, como las fosforescencias estelares, un polvillo multicolor que semeja confeti
de las kermesses [sic.] fulgura con llamativas intermitencias”.
Todas las mujeres que deseaban ejercer la prostitución debían darse de alta ante
las autoridades sanitarias y entregar retratos de frente o de perfil.6 En Guadalaja-
ra fueron inscritas 179 mujeres públicas repartidas en casas de asignación, y se
detuvieron a 977 mujeres por ejercer la prostitución clandestina, según el “Infor-
me sobre la administración municipal” de 1924, que cuantificaba las funciones de
teatros, cines y circos.7 Se desconoce la cantidad de prostitutas de la Ciudad de PÁGINA ANTERIOR
© 6224
México porque está perdida la documentación de la Inspección de Sanidad del Coristas
ca. 1925,
Departamento de Salubridad Pública Col. Archivo Casasola
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En febrero de 1926 se dio de alta como prostituta María G. de García, quien re-
cibió su certificado de buena salud. En un golpe de suerte el acucioso investiga-
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dor, periodista y coleccionista Rubén Martínez Cisneros encontró su certificado
de Buena Salud en el mercado dominical de La Lagunilla. La credencial con las
medidas de 9.5 por 15 centímetros lleva del lado derecho un óvalo para que la
prostituta pusiera su retrato. En el reverso vienen impresos los artículos 4° y 5°,
los más importantes, de las “disposiciones del 2 de junio de 1925”; además del
sello, del 7 de mayo 1927, de la revalidación del centro sanitario ubicado en Ta-
cuba. En su libro La verdadera Juana Gallo (Hermanos Porrúa, 1969), el historia-
dor zacatecano Ignacio Flores Muro publicó la credencial sanitaria de la famosa
zacatecana Ángela Ramos. Llama la atención que la leyenda frontal sea la misma
y que su fotografía sea ovalada, quizá tamaño pasaporte.
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© 6381
Bataclán en
el Teatro Lírico,
Para colmo de mala suerte, el fondo de la pequeña botella se desprendió Col. Archivo Casasola,
México, ca. 1927
y, con la fuerza de una catapulta, pasó silbando entre el Presidente y el Secretaría de Cultura
general Calles […] INAH.SINAFO.FN.MX
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© 197108
Teatro de revistas meros flashes eléctricos de importación y cámaras menos pesadas, ideales para
Bataclán,
México, ca. 1923 registrar los escondrijos nocturno de la urbe capitalina.
Col. Archivo Casasola,
Secretaría de Cultura 1 Puede verse su retrato en la sección gráfica de Fabiola Bailón Vásquez, Mujeres en el servicio do-
INAH.SINAFO.FN.MX méstico y en la prostitución: sobrevivencia, control y vida cotidiana en la Oaxaca porfiriana, México,
El Colegio de México, 2014.
2 Véanse mis textos “1918-1920: directorio de casas non sanctas”, suplemento Sábado, unomásuno,
México, 15 de agosto de 1992, y “Las zonas rojas de Adolfo de la Huerta”, suplemento dominical, La
crónica de hoy, México, 19 de abril de 1998.
3 En mis blogs Bitácora y Fotografía en México incluyo fotos y dibujos de la hermosa “ave de noche”.
En el primer buscador puede accederse por Hazel Walker. En el segundo por Manuel Montes de Oca,
fotógrafo que la retrató en la reconstrucción de la trayectoria de la bala que le disparó Fernando Hanc-
kel.
PÁGINA SIGUIENTE 6 Véanse otros requisitos en Miguel Ángel Morales, “Prostitutas, mesdames, ficheras, retratistas, foto-
© 97984 rreporteros y fotógrafos en la Ciudad de México (1930-1946)”, Alquimia, núm. 17, México, enero-abril
Bailarina de Bataclán,
México, ca. 1930 de 2003.
Col. Archivo Casasola,
Secretaría de Cultura 7 Informe disponible en la hemeroteca digital del periódico El Informador de Guadalajara, hndm, unam.
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Las exóticas diosas de la noche
Gabriela Pulido Llano*
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© 348272 Simón Flechine SEMO, Yolanda Montez, “Tongolele”, México, ca. 1950, Col. SEMO, Secretaría de Cultura.INAH.SINAFO.FN.MX
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© 327448 Simón Flechine SEMO, Kalantán, vedette, México, ca. 1950, Col. SEMO, Secretaría de Cultura.INAH.SINAFO.FN.MX
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“Kalantán en movimiento”, VEA, núm. 191, México, 9 de julio de 1948, pp. 20-21, Hemeroteca Nacional de México, unam
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© 653861 Vedette interactúa con el público en un teatro, México, ca. 1950, Col. Archivo Casasola, Secretaría de Cultura.INAH.SINAFO.FN.MX
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La imagen de la rumbera incorporó elementos en respuesta al momen-
to; el vestuario se ampliaba o reducía, los movimientos acentuaban las
caderas o la pelvis. Sin embargo, el carácter ligero, voluptuoso, carnal,
desenfadado, divertido, diferente, en contraste con otros personajes feme-
ninos, se mantuvo. No hay representación de la rumbera en la que no se
apreciara la transformación de lo femenino al contacto con la música. Ya
sea en la comedia más simplona o el melodrama suicida, la rumbera in-
trodujo alguna coreografía con la que interrumpía la tensión dramática y
llevaba al público hacia escenarios de lo más imaginativos. El espacio
central de un centro nocturno, la tramoya de un teatro, el tablado de un
cabaret de provincia, la calle, la fiesta del pueblo, cualquier espacio era
idóneo para iniciar el ritual de la rumba en el que se subvertía el orden.
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VEA, núm. 213, 10 de diciembre de 1948, p. 31, Hemeroteca Nacional de México, unam
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ma para compasar un temblor de las caderas con el repiquetear
de los dedos sobre los cueros. Aunque Shirley White, o Yolanda
Montez, es gringa de origen, “Tongolele” es mexicana así haya
sido el italiano Américo Manccini el que la bautizó e inventó el
cuento de que venía de Tahití. Como Manccini era muy agarrado,
otro empresario le quitó a “Tongolele” y se la llevó para el Follies,
entonces Manccini trajo a otra guapa gringa y le puso “Kalantán”.
Ésta ya había hecho striptease en Nueva Orleáns, pero aquí tuvo
que aprender el estilo de “Tongolele” y agregar algunos pasos
más. Ambas, “Tongolele” y “Kalantán”, crean para México esa im-
portante, alegre y combatida industria del exotismo... El teatro de
la vida, la vida en el teatro: los saltos de Dacia González en la re-
vista musical Salón México fueron pretexto para que la prensa es-
pecializada la propusiera como el símbolo sexual de su momento.7
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comunicación. Lo mismo se les veía conviviendo con la gente en las pla-
zas, que en fiestas de políticos prominentes, que en reuniones con los em-
presarios de espectáculos más poderosos del México del desarrollismo.
Las exóticas, de fines de los años cuarenta a los cincuenta, dieron con-
tinuidad a la curiosidad del público, que acudía a los teatros y cabarets
para negociar con sus valores, con su sexualidad. Al igual que las rum-
beras, hubo exóticas de diversos tamaños artísticos, que introdujeron al
lenguaje urbano todo tipo de adjetivos. “Tongolele”, se decía, practicaba
el ombliguismo. Su primera etapa rumbera, invitada por el músico cuba-
no Silvestre Méndez, la posicionó en los escenarios metropolitanos. Sus
atuendos rumberiles fueron modificándose, disminuyendo, hasta quedar
sólo las dos piezas del bikini con largas colas de telas vaporosas movién-
dose como olas al contoneo de la cadera, los pies desnudos también del
calzado civilizatorio. Y los medios periodísticos hablaban de esto, de la
disminución del traje de baño en minúsculas prendas y del desnudismo
y del tongolelismo y del ombliguismo y del pecado. La censura tapó el
ombligo pero no pudo hacer nada por controlar el meneo, ni la tempera-
tura que éste provocaba. Norteamericanas, francesas, coreanas, mexica-
nas, cubanas, chilenas, colombianas, mujeres que físicamente tuvieran
rasgos atribuidos a la extranjería, se vistieron —o desvistieron— de exó-
ticas. Con estampados de pieles de animales cubrieron sus cuerpos di-
ferentes y diversos.
Al igual que las rumberas, las hubo altas, bajitas, delgadas y robustas,
morenas, castañas, rubias, de cabello lacio u ondulado, con caderas an-
chas, espaciosas o estrechas, de piernas afiladas o pequeñas e incontro-
lables. A diferencia de las rumberas, estas bailarinas exploraron con sus
coreografías los lenguajes más heterogéneos y totalmente eclécticos. Ya
“Tongolele” había concebido su capacidad histriónica con sus bailables
afrocubanos-tahitianos, haciendo una combinación de elementos rítmicos
abreviados que, en combinación con el poco vestuario y las escenogra-
fías simplificadas, invitaban a centrar la mirada en sus movimientos. No más
distracción de palmeras o escenarios estereotipados del Medio Oriente y
del trópico latinoamericano, junto con cuerpos de baile generosos, sólo el
PÁGINA SIGUIENTE cuerpo y su movimiento. “Kalantán” se contorsionaba y al hacerlo emitía
© 375146
Nacho López sonidos de animales, gatos, lobos, leones; de acuerdo al escenario, su es-
Vedette en el
cabaret El Burro pectáculo incorporaba gestos “sexosos”, cuya representación fue realiza-
México, ca. 1954
Col. Nacho López da de manera muy provocativa por Maris Bustamante.9 “Su-Muy-Key” se
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INAH.SINAFO.FN.MX contorsionaba también, con sus atuendos insólitos y sus inclinaciones y
sacudidas que para algunos eran ejemplos del “verdadero arte oriental”.10
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destacadas exóticas como Sátira, Kalantán, Naná que se presentaba en
cabaret haciendo pareja con un diablo que la desvestía paulatinamente
debajo de su amplia capa, Brenda Conde, La Dama del deshabillé, que
hacía lo mismo que Naná pero sin ayuda de ningún diablo”.11 Ni las rum-
beras ni las exóticas fueron consideradas artistas, ni lo suyo arte, sino
hasta los años sesenta, en que los intelectuales de izquierda las reivin-
dicaron. Puestas en palabras, descritas, las representaciones escénicas
de las exóticas y las diferentes definiciones de moral, de erotismo, de los
usos del cuerpo, se volvieron hechos.
1 Arturo García Hernández, Han matado a Tongolele, prólogo de Carlos Monsiváis, México,
La Jornada Ediciones, 1999.
4 Fernando Muñoz Castillo, Las reinas del trópico, México, Grupo Azabache, 1999.
5 Gabriela Pulido Llano, Mulatas y negros cubanos en la escena mexicana, 1920-1950, Méxi-
co, inah, 2010.
6 Margo Su habla del mambo y del espectáculo de “Tongolele” en este sentido, en Alta fri-
volidad, México, Cal y Arena, 1990.
7 Antonio Saborit, “Una visita”, Nexos, núm. 368, México, agosto de 2008.
PÁGINA SIGUIENTE
© 226588 8 Ibídem.
Eda Lorna bailando
en un cabaret 9 Maris Bustamante, “Terremoto para las buenas costumbres: el Pornochou”, Tierra aden-
México
11 de junio de 1966 tro, México, cOnacuLta, 2006, no. 143-144, número coordinado por Fernando Muñoz.
Col. Archivo Casasola
Secretaría de Cultura 10 Félix Enciso, op. cit.
INAH.SINAFO.FN.MX
11 Felipe de la Lama Noriega, “El Teatro Tívoli”, en Ciudadanos en red, 17 de junio de 2010,
http://ciudadanosenred.com.mx/el-teatro-tivoli/ (visitado 19 de febrero de 2017), texto to-
mado de la Revista Ritos y retos del Centro Histórico, núm. 12.
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Still de la película
Del brazo y por la calle
México, 1956
Fondo Emilio García Riera
Biblioteca Pública
del Estado de Jalisco
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Aferrada a tu recuerdo, noche a noche me encamino
hacia el Puente de Nonoalco esperando verte ahí…
(Bolero “En el Puente de Nonoalco” cantado
por Lupita Palomera)
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E l gobierno mexicano había cambiado, y el recién electo vicepresidente de los
Estados Unidos, Henry A. Wallace, venía a México a la toma de posesión del pre-
sidente Ávila Camacho el 1º de diciembre de 1940. Lo había mandado Franklin D.
Roosevelt como su representante, aunque había tomado una inusual decisión: lle-
gar a la capital del país en automóvil. Hacia los primeros días de noviembre, había
quedado listo el primer puente a desnivel de la ciudad, aquel que permitiría cruzar
los trayectos de los trenes y los automóviles a la entrada de la urbe. Así que a las
autoridades capitalinas les pareció buena idea aprovechar la llegada de semejante
personaje para inaugurar el Puente de Nonoalco a su paso en automóvil. A las seis
de la tarde con veinte minutos del jueves 28 de noviembre, Mr. Wallace entraba
a la Ciudad de México, en donde se encontró con “centenares de vecinos de las
AMBAS PÁGINAS colonias Guerrero, Atlampa, Tepeyac-Insurgentes, Peralvillo y Vallejo, [quienes]
Videograma digital de
Vagabunda, México, 1950. saludaron al distinguido huésped de México y sus acompañantes”.1 Con el paso
Alquimia
de la comitiva estadounidense por el nuevo Puente de Nonoalco, “esta magnífica
obra del Departamento del Distrito, quedó inaugurada”.
Hacia los inicios de la década de los años cuarenta del siglo pasado, el antiguo
pueblo de San Miguel Nonoalco se había transformado. Vivía bajo el humo cons-
tante de las fábricas, las locomotoras y, desde entonces también, de los automó-
viles que entraban a la ciudad. La estridencia sonora de los talleres y del andar
de trenes, ahogaba las antiguas campanas de la iglesia de San Miguel. Marcelo
Silva, quien llegó de Veracruz siendo aún niño, para avecindarse en la zona, re-
cuerda que “...el ruido no paraba. Yo identificaba esto, no como el murmullo de
los automóviles a cinco cuadras, sino como el estruendo producido por el choque
de los trenes. El acomodamiento de los vagones, el cambiar de ruta”.2 La algara-
bía humana también contribuía a la intensidad sonora y existencial: los ires y veni-
Alquimia
res de obreros, ferrocarrileros, empleados federales, maestros, jóvenes militares,
pepenadores, así como también de las comunidades del interior de la República
que llegaban buscando un mejor futuro. Estas últimas, le daban un carácter es-
pecial a la zona:
Nonoalco era una ciudad dentro de la ciudad. Si bien era la zona de los
talleres de los ferrocarriles, era una región de gran diversidad de población.
Era una zona de migrantes de provincia a la Ciudad de México que trasla-
daban sus culturas locales, su gastronomía y sus formas de festejar, incluso
de velar a sus muertos.3
Y es que la muerte pronto se avecindó por aquellos lares. El mismo puente se con-
virtió en escenario, cómplice y testigo de un buen número de crímenes, como el de
un ferrocarrilero cuyo cuerpo se encontró con heridas de arma punzo-cortante: “…
descubrieron el día de ayer, el cadáver de un individuo… incrustado en uno de los
pilares del fatídico Puente de Nonoalco, famoso por los asesinatos y suicidios que
en él se han registrado”.4 O como el de un hombre a manos de una quizá despe-
chada mujer: “A las 19:30 horas de ayer y debajo del fatídico Puente de Nonoal-
co, un policía uniformado halló el cadáver de un sujeto, al parecer expendedor de
periódicos de nombre Juan Mancera, quien, según se cree, fue arrojado desde la
parte más alta del puente por una misteriosa mujer”.5 Los que buscaban la muer-
te por decisión propia también acudían al lugar. Al parecer, con mayor frecuencia
durante la noche: la altura, el paso del tren y la oscuridad les eran propicios.6 El
Puente de Nonoalco se convirtió muy pronto en un lugar singular. No sólo era un
escenario habitual para el crimen y la muerte, sino también para los intercambios
de distinta especie, desde los comerciales hasta los amorosos. La diversidad de
población, le daba una fisonomía social particular. Era, en la experiencia de quien
vivió ahí de niño, “… un lugar mágico, como que se trasladaba el pueblo, la pro-
vincia para conquistar la gran ciudad […] Nosotros venimos aquí a conquistar la
capital. Nonoalco era la apertura al mundo, a la gran urbe. El puente era como la
entrada triunfal a la ciudad”.7
Este singular espacio citadino no pasó desapercibido a los ojos de los fotógrafos
como Manuel Ramos, Tomás Montero o Rulfo; de pintores como Raúl Anguiano,
o de grabadores como Ángel Bracho. Pero la representación de la noche nonoal-
quense le perteneció, en sus primeros tiempos, sólo al cine.
Alquimia
bida y que hoy en día es difícil de localizar. Sabemos por Emilio García Riera que Videograma digital de
Víctimas del pecado,
la acción de la cinta se ubicaba en los alrededores del Puente de Nonoalco, y a México, 1951.
Cortesía de Gabriel
decir suyo, las escenas bajo éste se hicieron en los Estudios Churubusco.8 En la Figueroa Flores
Alquimia
Videograma digital de ediciones digitales, pero no ha sido el caso de A la sombra del puente. Poco se
Víctimas del pecado,
México, 1951. han visto pues, estas primeras imágenes cinematográficas de la noche sobre el
Cortesía de Gabriel
Figueroa Flores Puente de Nonoalco.
Alquimia
El ex-policía, protagonizado por Antonio Badú, apodado “el Gato”, extorsiona a
los habitantes del barrio mientras dirige una banda de asaltantes. Está enamora-
do de la protagonista, quien lo rechaza. Dicho personaje encarna la corrupción,
el vicio, la traición, la lujuria, y en general las bajas pasiones y malos sentimientos
que, según el guionista (el escritor Mane Sierra) son rasgos característicos en los
habitantes de la zona de Nonoalco.
Las únicas opciones para los personajes es vivir en el vicio ineludible que supone la
zona o salir de ella. Leticia decide “salvar” a su hermano menor mandándolo a estu-
diar violín a la ciudad de Monterrey para evitar “este ambiente de brutalidad y vicio
en el que tarde o temprano caerá”. Su hermana muere al intentar salir de la zona, víc-
tima de una bala perdida, justamente bajo el Puente de Nonoalco. La única salvación
posible es salir, trasponer el límite que supone el puente, cuestión que logra final-
mente la protagonista en la secuencia última. Antes de que Leticia logre finalmente
subir, uno de los personajes le reitera que dicha estructura es “un camino como un
arcoíris de esperanza y de luz que conduce a otra vida, más libre y más hermosa.”
Esta visión estereotipada y poco informada de la zona, como lugar de vicio, cri-
men, lujuria, bajas pasiones y perdición es compartida por una crítica aparecida
en El Universal:
Alquimia
AMBAS PÁGINAS da por Ninón Sevilla, trabaja en el cabaret Changó. Una de sus compañeras tiene
Videograma digital de
Víctimas del pecado, un hijo con el proxeneta y hampón protagonizado por Rodolfo Acosta, quien hace
México, 1951.
Cortesía de Gabriel que tire al bebé al basurero al pie del Monumento a la Revolución, en una de las
Figueroa Flores
escenas más memorables del cine mexicano. Violeta lo recoge del bote de basu-
ra y lo adopta. La incompatibilidad de atención al niño y su trabajo en el cabaret
hace que pierda el empleo y que tenga que prostituirse. El ferrocarrilero Santiago,
protagonizado por Tito Junco, acude a sus servicios y al ver que es madre de un
niño, le dice: “Si algún día piensas cambiar de barrio para sacar al chamaco de
un cuarto así, búscame en La máquina loca bajo el Puente de Nonoalco”.
El padre del niño encuentra a Violeta, la golpea y éste es encarcelado. Violeta de-
cide ir a refugiarse y pedir trabajo a La máquina loca. A diferencia de las cintas
anteriores, en donde el puente tiene significados emotivos de signo contrario, para
el personaje de Violeta, éste significa la esperanza: la de obtener un trabajo y una
vida mejor. Paradójicamente, la esperanza se fotografía de noche. Violeta llega
en la oscuridad, vestida de negro a mirar desde el puente la zona de ferrocarrile-
ros que será su tierra de oportunidad. Una espléndida y muy celebrada secuen-
cia resuelta por Gabriel Figueroa, que recuerda las imágenes de Alfred Stieglitz,
describe la llegada del personaje a la zona industrial con su hijo en brazos entre
humo y sonar de trenes. Se trata de las más espectaculares imágenes de Nonoal-
co. Figueroa hizo también algunas muy memorables fotografías fijas de manera
independiente a la narrativa cinematográfica.
Alquimia
Violeta ya instalada en el cabaret, en donde no sólo tiene trabajo, sino un hogar
para su hijo, comienza una vida afectiva de felicidad. Bautiza a su hijo en la igle-
sia de San Miguel, junto al puente, como augurio de los seis años de felicidad y
vida familiar que vivirán al amparo del nuevo barrio. La visión de la zona de No-
noalco-Buenavista como un área emotiva de felicidad la comparte Marcelo Silva,
para quien el espacio ocupado por las vías, los durmientes y los trenes, fue de
juegos, vida familiar y solidaridad entre los habitantes, una visión más cercana a
la narrativa del “Indio” Fernández:
Los años de felicidad en la cinta analizada terminan con la muerte en el mismo si-
tio donde comenzaron. El personaje de Rodolfo Acosta sale de la cárcel y mata a
Santiago sobre las vías del tren, frente a La máquina loca. De nuevo, la noche se
tiñe de muerte bajo el puente de Nonoalco y Gabriel Figueroa construye la ima-
gen a través del dramatismo de una luz rasante que ilumina a una doliente Ninón
Sevilla de rodillas ante el cadáver de su protector, entre las vías del tren, mien-
tras el anuncio luminoso de La máquina loca y un puesto abandonado son testi-
gos de su tragedia.
Alquimia
En Del brazo y por la calle (Juan Bustillo Oro, 1955) Nonoalco y su puente son,
de nuevo, escenario de la pobreza, pero ahora también del amor romántico y su
desgaste; de la desilusión amorosa que conduce a la idea de suicidio. La Ciudad
de México es el tercer personaje que el director hace aparecer en los créditos ini-
ciales de la cinta, así como en el cartel de promoción.
Una mujer de familia de recursos, protagonizada por Marga López, se casa con
un pintor pobre, encarnado por Manolo Fábregas. Los recién casados habitan en
el último piso de un edificio junto al puente. La pobreza de la zona es una dura
Alquimia
Still de la película
Del brazo y por la calle,
México, 1956,
Fondo Emilio García Riera,
Biblioteca Pública del
Estado de Jalisco
Alquimia
abandonado. Ambos acuden a dirimir sus pesares al Puente de Nonoalco de ma-
nera simultánea sin apercibirse de la presencia del otro. Una con ideas suicidas,
el otro con profunda tristeza por el abandono y por el dolor producido por la de-
bacle amorosa, en una secuencia climática muy bien resuelta, fotografiada por
Ezequiel Carrasco, donde el puente adquiere protagonismo al oficiar como testigo
mudo de la miseria humana.
La noche del Puente de Nonoalco durante los años cuarenta y cincuenta fue fo-
tografiada de manera magistral por el cine mexicano. El puente como estructura
espacial donde gran cantidad de relatos de una amplia gama existencial y emo-
tiva han transcurrido por más de setenta años, sigue en pie, resistente a la gran
cantidad de transformaciones urbanas, con sus formas Art Déco junto al moderno
y reciente Tren Suburbano. Hito de una y de tantas Ciudades de México.
AMBAS PÁGINAS
Videograma digital de
Un rincón cerca
del cielo,
México, 1952.
Alquimia
1 El Nacional, México, 29 de noviembre de 1940.
3 Ibidem.
Alquimia
Vivir los años treinta
desde la cultura gay
José Antonio Rodríguez
Eran felices. Aunque desde la perplejidad y los adjetivos groseros por ahí es
que continuaba el cronista. Con todo, el célebre baile del Magic City, el des-
file por las calles nocturnas de París era para este testigo “un mundo espe-
cial, [de] los que buscan la ternura, el amor que no han podido encontrar en
otras partes”. Pero eso era allá. Otra circunstancia se daba en México. Más
lacerante, porque ser homosexual en un país que emergía de la Revolución
era un delito. Simplemente eso.
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Marcel Montarron, “Los afeminados de París”, Detectives, México, 27 de marzo de 1933, Col. particular.
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© 202646 Homosexuales detenidos, México, ca. 1930, Col. Archivo Casasola, Secretaría de Cultura.INAH.SINAFO.FN.MX
lanzaran a las calles en persecución de su presa. Tenían la cancha libre.
Escribe el periodista lo que le contó poco después un policía: “Cuando
se hace sobrevigilancia, poco después de la media noche, es cuando
sorprendemos reuniones de afeminados que no se recatan”. En una casa
del pueblo de Tacuba, agregaba el oficial:
Alquimia
Miguel Gil, también para las páginas de Detectives del 24 de abril de
1933, se adentró en la Penitenciaría del Distrito Federal para dar cuen-
ta del cómo vivían todos aquellos seres confinados por sus preferencias
sexuales. El fotógrafo Díaz (muy probablemente Enrique Díaz) le acom-
pañó. Es éste, acaso, un testimonio de incomprensión, de abierta ironía.
El reportero no encuentra otra manera de describir la situación a la que
se enfrenta más que las frases burlonas. Quiere fotografiar a los reclusos
acusados sólo por sus preferencias afectivas:
…retratarnos ¡nunca!
Me cuesta algún trabajo convencerlos.
—Pero miren muchachos…
—Que muchachos ni que ocho cuartos! —dice La Yucateca—,
¿qué no ve que somos mujeres?...
Soltamos la carcajada.
—Eso… Dispensen… muchachas…
—Ah, eso es otra cosa…
Y La Yucateca que es un… ¿cómo decirle entonces si no es mu-
chacho?... la verdad es difícil el nombre… (le llamaremos neu-
tro, puesto que no es ni macho ni hembra), se pone las manos
hechas puño en las caderas, enchueca la boca pintada, y da
algunos pasitos delante de nosotros… Sus posturas grotescas
provocan las sonrisas de cuantas personas ven este simulacro
femenino.
Alquimia
Las mujeres al margen
del salario mínimo.
El caso de las “muchachas de buena presencia”
Luis F. Bustamante
Así, por ejemplo, día con día se leen avisos como éstos:
Es muy raro descubrir en los anuncios económicos ofertas de empleo con el sa-
lario mínimo, —cuarenta y cinco pesos mensuales— y más raro todavía con se-
senta o más pesos.
Los taquígrafos y tenedores de libros, que son los mejores pagados a juzgar por
los anuncios de referencia, perciben sueldos que fluctúan entre veinte y treinta
pesos semanales, y muy rara vez cuarenta.
Según han dicho y repetido los periódicos, el Departamento del ramo, para hacer
efectivo el jornal mínimo de peso y medio, cuenta con un ejército de diez mil ins-
Alquimia
Alquimia
Texto de Luis F. Bustamante, fotografías de Enrique Díaz, “Las mujeres al margen del salario mínimo”,
Todo, México, 27 de noviembre de 1934, Col. particular.
Alquimia
Alquimia
pectores; pero por lo visto éstos no leen jamás los anuncios económicos.
Ninguno de los elementos de trabajo a quienes se explota con las más ínfimos
salarios trabaja por tan poca paga como las empleadas que prestan sus servi-
cios a los dueños de tenduchos e inmediaciones de los mercados, las obreras
que laboran en las fábricas de ropa hecha y de comestibles, y las empleadas de
las cervecerías.
Por regla general las dos primeras laboran de diez a doce horas del día por
un salario que generalmente es de 75 centavos, y las últimas no sólo no per-
ciben un solo centavo por concepto de jornal, sino que se ven orilladas al vi-
cio por el propietario del “salón”, que las obliga a que se embriaguen con los
clientes, como el mejor medio de que obtengan mayores entradas por con-
cepto de comisión.
Un poco de historia
Los criticones, que jamás faltan, afirmaron por esa época que era muy raro que
coincidiera la ayuda a la venta de cerveza con la fundación de una gran fábrica
de esta bebida que, según se afirmaba, había repartido acciones entre los muní-
cipes; pero, de todas maneras, la disposición edilicia fue bien recibida.
Así fue como, al mismo tiempo que del centro de la ciudad desaparecerían las pul-
querías, por todo el Distrito Federal fueron establecidas cervecerías, a las que se
dio el privilegio, que aún perdura, de permanecer abiertas hasta la media noche, y
todo el día domingo, lo que está vedado a las cantinas. Otras muchas concesiones
se hicieron a los expendedores de cerveza, como las de no usar persianas en las
puertas y utilizar los servicios de muchachas en vez de empleados.
Alquimia
especialmente el de la embriaguez.
Como funcionan
Estos establecimientos, que como ya dijimos, gozan del privilegio de estar abiertos
inclusive los domingos, y de no usar las persianas en las puertas, tienen peque-
ños gabinetes donde toman asiento los parroquianos y las empleadas, a la vista
de las personas, grandes y chicas, que discurren por las calles.
Si el parroquiano invita una cerveza a la camarera, ésta acepta sin remilgos para
sacar su comisión, y cuando el cliente se retira, después de consumir una o varias
cervezas, el dueño del establecimiento abona a la empleada un tanto por ciento
sobre la venta.
Estas infelices criaturas a las cuales una medida gubernativa ha mandado al vicio,
con la aparente finalidad de desterrar el pulque como bebida nacional, entran a tra-
bajar, por regla general, a la una de la tarde, y abandonan el establecimiento hacia
la media noche, si es que antes, por hallarse absolutamente ebrias, no las envían
a dormir a su casa, o se van de juerga con cualquier cliente tan ebrio como ellas.
Como quiera que estas meseras obtienen un ridículo porcentaje por embriagar-
se con el cliente, y no reciben salario ninguno, se viola con ellas la Ley de Traba-
jo en dos de sus principales capítulos: el de la jornada de trabajo, que por regla
general es de diez a doce horas diarias, y el del jornal, que no se paga ninguno.
nos el mínimo, así como obligar a cada dueño de las cervecerías a que dote las
piertas de persianas, tal y como se hace en las cantinas.
Alquimia
Alquimia
Gilda Andrea Noguerola Flores
Margarita Michelena, México, ca. 1934, fondo Margarita Michelena, Col. Centro de Información Cultural.
E l Centro de Información Cultural (cic) fue creado para investigación, conservación y difusión del patrimo-
preservar, gestionar y difundir el patrimonio documen- nio cultural material e inmaterial, entre otros tópicos.
tal que produce la Secretaría de Cultura con la finalidad
de brindar acceso libre a la información cultural del es- • Una Fonovideoteca que preserva el patrimonio au-
tado de Hidalgo. diovisual de Hidalgo, compuesto por fonogramas y
videogramas producidos por las administraciones
Está ubicado en la planta baja del edificio que ocupó la culturales, instituciones públicas, productoras priva-
Biblioteca Central del Estado, y en la década de los años das, colecciones de particulares y registros sonoros
setenta se construyó como Centro Social Margarita Maza en campo. También se preservan fonogramas en so-
de Juárez, en Río de las Avenidas 200 de la colonia Pe- porte analógico mediante su digitalización.
riodistas, en Pachuca.
• El Archivo Histórico igualmente conserva los docu-
El cic cuenta con personal especializado en diversos mentos generados por la administración cultural en
procesos: organización técnica, registro audiovisual, di- Hidalgo desde 1986, así como fondos comunitarios
gitalización, almacenamiento de acervos, restauración y colecciones privadas que contienen documentos
de materiales gráficos, innovación tecnológica y desarro- en diversos formatos y soportes: expedientes, foto-
llo de sistemas, y servicios de extensión y difusión. Sus grafías, manuscritos, partituras, periódicos, medios
instalaciones contienen una cámara de fumigación de gráficos, casetes y planos.
documentos, una bóveda climatizada para preservar el
archivo histórico y las colecciones especiales, así como Los procesos de catalogación automatizada y la digitali-
una plataforma tecnológica que gestiona los sistemas zación de documentos originales se apegan a estánda-
de seguridad, los servidores y las telecomunicaciones. res internacionales, para facilitar su acceso e intercambio
en la web.
El acceso a las colecciones documentales está disponi-
ble en la Biblioteca Digital del sitio web (www.cic.hidal- El Archivo Histórico del Centro de Información Cultural
go.gob.mx) y se brinda atención presencial al público resguarda los fondos Banda Sinfónica del Estado de Hi-
en tres áreas: dalgo (1921-1987); Consejo Estatal para la Cultura y las
Artes (1994-1999); Instituto Hidalguense de la Cultura
• Una Biblioteca Especializada sobre cultura, gestión (1988-1994); Consejo Estatal para la Cultura y las Artes
cultural, promoción y difusión del arte y la cultura, de Hidalgo (1999-2013); Archivo Histórico de San Juan
82 Alquimia
Tepemasalco (1832-1907); Archivo Histórico de Tlacolula (1790-1902); Ar-
chivo Histórico de la Hacienda de Zontecomate (1864-1962); Benjamín León
Estrada (1961-2013); y el periódico Renovación (1936-1970). Además cuen-
ta con cinco fondos fotográficos:
Fondo Leo Acosta: la serie Vida y Obra de este importante artista plástico
hidalguense, está conformada por 146 positivos (impresión de plata sobre
gelatina) y un negativo de película de seguridad. El fondo continúa abierto.
Contacto: Lic. Gilda Andrea Noguerola Flores, Subdirectora del Centro de Información
Cultural, Tel: (771) 7780538. Correo: [email protected]
Fb: @CentroDeInformacionCultural
Alquimia 83
Violeta García Prado
© 901133 Ángel Bassols Batalla, Campos de cultivo del henequén, Mérida, Yucatán, ca. 1960, Col. IAABB, SECRETARÍA DE CULTURA.INAH.SINAFO.FN.MX
T odo material fotográfico que recién ingresa al acervo tadística y fue investigador emérito del Instituto de
de la Fototeca Nacional del inah nos sorprende siempre Investigaciones Económicas de la unam. Contribuyó de
por su contenido. Hoy es el caso de la colección que lle- forma contundente en la enseñanza, el estudio y la di-
va el nombre del connotado geógrafo Ángel Bassols Ba- fusión de la cultura geográfica del siglo xx en México,
talla, valiosa donación realizada por su hijo Ángel Carlos mientras que en el extranjero destacó como investigador
Bassols Ricárdez a mediados de 2016. Se trata de 2 574 luego de realizar estancias en la Universidad de Calcu-
piezas entre negativos y transparencias, que muestran ta, la Universidad de Beijing, así como en el Instituto de
una intensa labor de investigación y actividad humanista Economías de Desarrollo en Tokio. Es importante men-
en el ámbito geográfico. cionar que el maestro Bassols Batalla realizó su licen-
ciatura en la Universidad Estatal M. V. Lomonósov de
La diversidad temática en negativos en 35 mm es intere- Moscú entre 1945 y 1949.
sante ya que comprende el registro de paisajes y pobla-
dos de China, Rusia, Francia y Austria, entre otros países. La colección es relevante como fuente de investiga-
Por otro lado, las imágenes del territorio nacional van ción, además de que amplía nuestra visión del espa-
desde la península de Baja California y el norte del país, cio geográfico de México hacia otras partes del mundo.
hasta la península de Yucatán. El maestro Bassols Batalla Destacan los registros fotográficos de dos viajes de ex-
registró zonas arqueológicas, playas, centros turísticos ploración realizados en la península de Baja California
y mineros de Veracruz, Coahuila, Tamaulipas, Sonora, entre 1957 y 1958, que formaron parte de un diario de
Zacatecas, Ciudad de México y Yucatán. campo que el geógrafo publicó posteriormente. Diver-
sos boletines y conferencias dan cuenta de este estudio
El maestro Bassols Batalla ocupó el cargo de vicepre- pionero sobre la economía y la geografía de un territorio
sidente de la Sociedad Mexicana de Geografía y Es- que hasta entonces era poco conocido.
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© 901659 Ángel Bassols Batalla, Vista desde la explanada del Palacio de Bellas Artes, México, ca. 1945, Col. IAABB,
SECRETARÍA DE CULTURA.INAH.SINAFO.FN.MX
Por otro lado, las imágenes de regiones europeas nos en Baja California Sur en la primera mitad del siglo xx, y
permiten recrear la mirada en bellos paisajes como los la agroindustria henequenera en Yucatán.
que corresponden a los Alpes suizos y austriacos, y la
vida cotidiana en Rusia y Polonia. Las fotografías de Chi- Los procesos científicos de Ángel Bassols Batalla le lle-
na son particularmente interesantes ya que nos provocan varon a realizar una minuciosa recolección de datos en
interrogarnos sobre la intención fotográfica del autor y el cada uno de sus viajes de investigación, las notas escri-
motivo de sus tomas; la belleza en el ambiente se suma tas y las fotografías apoyaron la conclusión de su com-
a la información gráfica puntual, son imágenes con inte- pleja labor. Sus grandes aportaciones cimentaron una
rés histórico y geográfico. Los templos budistas y gran- nueva perspectiva, a partir de los estudios geográficos,
des edificios públicos, se alternan con los campos de para el desarrollo de las regiones. Hemos asociado imá-
cultivo de Camboya y otros puntos del sudeste asiático. genes depositadas en la colección, con algunas de las
Es imposible evitar el asombro al ver imágenes de es- obras escritas del investigador, como La seductora geo-
pacios urbanos en México en su proceso de evolución grafía de China (1956) y Caravana de Hombres Libres
y ocupación, así como de algunas industrias manufactu- (1951). Seguramente habrá especialistas interesados
reras, empacadoras o extractivas que dan conocimien- en buscar las imágenes que muestran la dinámica de
to de la actividad económica de la región en cuestión. la transformación del paisaje natural y urbano a partir
Dos ejemplos son la actividad pesquera y procesadora de esta colección.
Alquimia 85
Las letras de José Antonio Rodríguez, editor en jefe de
Rebeca Monroy Nasr la revista de fotografía de mayor éxito nacional, Alquimia,
doctor en historia del arte, hondo y profundo crítico de
las imágenes que por años postuló su famosa columna
“Clicks a la distancia”, desde donde se ganó amigos y
enemigos muy visibles. Rodríguez, quien también se ha
dedicado a la fotohistoria regional, describe una sensa-
ción muy clara que emana de estas imágenes: la sole-
dad, el aparente asilamiento, los vestigios del pasado
y del presente. Describe con claridad la forma en que
la cámara de Maawad actuó revelando la microhistoria
de un lugar que lo ha albergado desde hace años en el
estado de Hidalgo. Es para Rodríguez un “viajero admi-
rado”, que ha logrado una “equilibrada armonía entre la
olvidada arquitectura de acabados barrocos… y el férreo
acto compositivo del fotógrafo… admirándose frente a
un pasado que se niega a morir”.
86 Alquimia
de 1539. El duotono cuidado al extremo da cuenta clara de
ese magnífico esfuerzo evangelizador, ahora fotográfico, Iván Méndez
porque muchos de estos andares son veredas que sólo
los locales han conocido y transitado. La edición elegi-
da por Maawad deja constancia de sus diversas virtudes
profesionales, entre letras y párrafos, entre imágenes y la fotografía de guerra en la visualidad contemporánea.
medios tonos que describen bien al hombre detrás de la Lo que motivó a Sontag, fue la preocupación por la ob-
cámara, detrás de la computadora que edita el material jetualización del sufrimiento ajeno, su comercialización
visual, el que cuida la impecable redacción e impresión. y auge a través de la fotografía.
Ese hombre serio, meditabundo, que nos mira siempre
desde la perspectiva de un ojo cíclope, único, implaca- La autora señaló que el consumo en torno a las imáge-
ble e impecable. nes violentas no era nada nuevo: “La apetencia por las
imágenes que muestran cuerpos dolientes es casi tan
Tierras de Misión es un libro selecto, maravilloso, que obli- viva como el deseo por las que muestran cuerpos des-
ga a comprender que la fotografía no es un acto banal, que nudos”, ambas necesidades se satisfacían en tiempos
sí es lenguaje y discurso, que no nace espontáneamen- pasados a través de la pintura religiosa, con temas como
te sino que se hace, se configura, se piensa, se trabaja y el infierno. Más tarde, en el siglo xvii, el sufrimiento de la
retrabaja, y comprueba las líneas de trabajo profundas y población ante los sucesos bélicos surgió como tema en
maduras con las 120 imágenes extendidas en el libro para las artes. Para ejemplificarlo, Sontag recurrió a la serie
nuestro deleite visual. Páginas y fotos a prueba del tiem- de grabados de Goya, Los desastres de la guerra, que
po con un sólido constructo interno de piedras y muros, le permitió contrastar el uso de la imagen producida por
de contrafuertes intensos, un material obligado para que el artista con la imagen fotográfica, cuestionando el apa-
de nuevo aprendamos a leer en blanco y negro con todos rente carácter veraz de esta última.
sus tonos, medios tonos y sus cálidas propuestas. Para
voltear de nuevo al valor inicial de la toma selecta, la ima- Este balance entre imagen plástica y fotográfica, le permitió
gen erigida con un propósito y una huella en ese espacio explorar temas que hunden sus raíces en algunas de las
material del tiempo, que es la fotografía. problemáticas más complejas de la visualidad y del alma
humana: la búsqueda del empoderamiento y el dominio
sobre los otros. La neoyorquina, partiendo de referentes
fotográficos, identificó rasgos característicos: milicianos
abusando de la población civil —como en el caso de la
imagen de la guerra de Bosnia, capturada en 1992 en el
poblado de Bijeljina y retomada por John Kifner en el New
York Times—, cadáveres humillados por los vencedores,
identidades expuestas sin consideración por los fotógra-
fos y el uso de estas imágenes para fomentar el odio entre
los bandos en disputa. “La violencia convierte en cosa a
quien está sujeto a ella”,1 por esta razón, surge la urgencia
de estudiar la forma, la función, la necesidad, la intencio-
nalidad, las consecuencias y los contextos en los que se
muestran las imágenes violentas: “¿somos mejores porque
miramos estas imágenes?”
Alquimia 87
© inv. 349461 SINAFO - Fototeca Nacional
El estilo de fotografía de Nacho López se distingue por su enfoque en capturar imágenes estáticas que narran historias sobre la vida urbana en la Ciudad de México, a menudo con una sensibilidad hacia los detalles cotidianos y el simbolismo social . En comparación, el estilo cinematográfico en películas que se centran en la ciudad tiende a utilizar técnicas visuales como iluminación de alto contraste (low-key) para dramatizar situaciones en movimiento, resaltando las emociones a través de la interacción en escenas dinámicas e inmersivas . Mientras López enfatiza la humanidad y la quietud en sus fotografías, el cine busca involucrar al espectador en la narrativa fluida y emocional que se desarrolla en el espacio urbano .
La obra de Nacho López es crucial en la historia de la fotografía en México por su capacidad de integrar influencias de la vanguardia europea con las preocupaciones sociales y culturales mexicanas contemporáneas. A diferencia de sus predecesores, quienes principalmente buscaban innovar en técnica y estética, López sucesivamente adopta estos aprendizajes para documentar y expresar la realidad social, enfocándose en narrativas humanas urbanas y los cambios en la sociedad mexicana del siglo XX . Su trabajo ofrece una perspectiva única que combina el contenido crítico con una estética madura, por lo que es un referente en el desarrollo de una identidad fotográfica nacional coherente y consciente .
Las obras cinematográficas mencionadas utilizan el espacio urbano de la Ciudad de México para reflejar conflictos internos y sociales al situar a sus personajes dentro de estos entornos y utilizar los paisajes urbanos como metáforas visuales de sus luchas. El Puente de Nonoalco, por ejemplo, simboliza la brecha social y emocional entre distintas vidas y oportunidades, presentándose como un lugar de transición y enfrentamiento para personajes cuyas historias personales están marcadas por la desesperanza, la corrupción, e incluso el deseo de escape o transformación . Asimismo, estas películas emplean localizaciones específicas para representar el choque entre la miseria de los barrios marginales y las promesas de una vida mejor más allá del mismo, visualizando estas tensiones en el relato visual .
El Puente de Nonoalco en la cinematografía de la Ciudad de México generalmente simboliza la dualidad entre la pobreza y la oportunidad económica, funcionando como un límite físico y metafórico entre mundos diversos. Películas como 'Vagabunda' presentan el puente como un símbolo de esperanza y libertad que separa las zonas marginales de las oportunidades económicas del resto de la ciudad, mientras que en 'Del brazo y por la calle', el puente representa tanto el desgaste emocional y la esperanza perdida de sus personajes al actuar como testigo de sus dramas personales .
La fotografía urbana nocturna juega un papel crucial en la representación de la vida cultural y social al capturar la atmósfera única que solo aparece bajo la iluminación artificial de las ciudades como México y París. En México, fotógrafos como Nacho López revelan aspectos de la vida nocturna que incluyen las interacciones humanas y el paisaje arquitectónico de la ciudad desprovisto de su bullicio cotidiano . En París, fotógrafos como Brassaï capturan la ciudad por la noche utilizando sombras y luces para transmitir un sentido de misterio y belleza, documentando una sociedad que prospera en la oscuridad mediante la vida de los noctámbulos y parejas .
El cine explora los contrastes sociales en la Ciudad de México utilizando localizaciones como el Puente de Nonoalco para dramatizar la separación entre la pobreza y la riqueza. Las películas representan este puente como un límite entre el mundo de desesperanza y crimen de los barrios marginados y el espacio de oportunidades que yace más allá. Por ejemplo, en 'Vagabunda', se utiliza el puente como símbolo del paso de la privación a la esperanza, mientras que en 'Del brazo y por la calle', sirve para escenificar la tensión emocional y socioeconómica de los personajes, destacando los desafíos de vivir en un entorno urbano desigual .
La obra de Nacho López refleja la interacción cotidiana entre los espacios urbanos y sus habitantes capturando la pulsante vida diaria de la Ciudad de México, ya sea durante el día o la noche. Utilizando la luz y la composición, López documenta escenas que muestran tanto las rutinas cotidianas de los trabajadores y enamorados en las calles como las actividades más tranquilas y solitarias en paisajes despoblados. Su fotografía no solo evidencia el ambiente físico de la ciudad, sino también las emociones y relaciones humanas que la población tiene con su entorno .
La fotografía nocturna de Nacho López se enfoca en capturar la vida y las actividades de la Ciudad de México en la noche, presentando escenas que revelan tanto los paisajes urbanos desolados como la vibrante vida nocturna de la ciudad. López logra transmitir esta atmósfera introspectiva y dinámica utilizando la luz artificial y componiendo escenas con una sensibilidad particular hacia las emociones humanas y los aspectos sociales . A diferencia de Brassaï, quien retrataba París con sombras densas en sus paisajes nocturnos húmedos para capturar su atmósfera misteriosa e íntima, Nacho López incorpora el entorno cotidiano y sus personajes en una estética socialmente consciente .
La modernización del transporte público, como la transformación de tranvías de mulitas a tranvías eléctricos durante el régimen de Porfirio Díaz, influyó significativamente en la fotografía urbana al proporcionar nuevas oportunidades temáticas y estéticas para capturar la modernidad y la transformación urbana. Los fotógrafos documentaron esta infraestructura y el cambio social asociado a través de imágenes industriales con grandes contrastes luminosos. Este cambio permitió una nueva perspectiva sobre la ciudad y su ritmo de vida, lo que se reflejó en trabajos fotográficos que exploraban la interacción entre las personas y la tecnología emergente .
Los fotógrafos de la vanguardia de los años 30, como Atget, Brassaï, Bresson, Weston, y Modotti, influyeron en el desarrollo de la fotografía en la Ciudad de México al introducir técnicas y estéticas innovadoras que muchos fotógrafos locales adoptaron y adaptaron. Estos artistas promovieron una nueva manera de ver y capturar la vida urbana, centrándose en temas sociales y humanistas, así como en los contrastes de modernidad y tradición. Su trabajo ayudó a crear una rica tradición visual que Nacho López, entre otros, asimiló para desarrollar su propia estética fotográfica que combinaba la sensibilidad social con una técnica avanzada .