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Por Qué Es Preferible La Pronunciación Erasmiana para La Lectura Del NT Griego, HBOC, 6-1-2020

Este documento discute las diferentes formas de pronunciar el griego antiguo y argumenta que la pronunciación erasmiana es preferible para leer la Septuaginta y el Nuevo Testamento griego por tres razones: 1) No se sabe con certeza cómo pronunciaban los antiguos griegos, por lo que la pronunciación erasmiana del siglo XVI es una opción tradicional. 2) La pronunciación del griego moderno se ha modificado con el tiempo y no refleja necesariamente la pronunciación del griego antiguo. 3) Los an

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Por Qué Es Preferible La Pronunciación Erasmiana para La Lectura Del NT Griego, HBOC, 6-1-2020

Este documento discute las diferentes formas de pronunciar el griego antiguo y argumenta que la pronunciación erasmiana es preferible para leer la Septuaginta y el Nuevo Testamento griego por tres razones: 1) No se sabe con certeza cómo pronunciaban los antiguos griegos, por lo que la pronunciación erasmiana del siglo XVI es una opción tradicional. 2) La pronunciación del griego moderno se ha modificado con el tiempo y no refleja necesariamente la pronunciación del griego antiguo. 3) Los an

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¿Por qué es preferible la pronunciación erasmiana para la

lectura y transliteración de la Septuaginta y el Nuevo


Testamento Griego?
Héctor B. Olea C.

A modo de introducción:

En virtud de que generalmente uso la llamada «pronunciación erasmiana»


al transliterar los textos bíblicos que analizo y comento, por supuesto, de la
Septuaginta y del Nuevo Testamento Griego; de vez en cuando una
persona me señala su preferencia por la pronunciación del griego moderno
(«pronunciación reucliniana»), incluso me hace saber de su extrañeza por
mi insistencia en la pronunciación erasmiana.

En consecuencia, me propuse escribir y publicar estas líneas con fines


didácticos, con el objetivo de explicar, por un lado, las diferencias que en el
plano de la fonética tiene la «pronunciación erasmiana» con la
«pronunciación reucliniana» (la pronunciación del griego moderno), y por
otro lado, con el objetivo de poner de relieve las razones por las que
entiendo que la «pronunciación erasmiana» es la ideal para leer y
transliterar los textos de la Septuaginta y del Nuevo Testamento Griego.

Finalmente, debo decir que en virtud de la interminable discusión respecto


de cuál es la mejor forma de leer y transliterar los textos de la Septuaginta
y del Nuevo Testamento Griego, he optado por enseñar ambas en
nuestros cursos online de griego koiné, si bien haciendo énfasis en la
«pronunciación erasmiana» con base en los criterios que expongo en este
trabajo.

Por supuesto, entiendo que el optar por la pronunciación erasmiana o por


la pronunciación del griego moderno para la enseñanza del griego koiné,
es una cuestión que debe estar supeditada a la procura de la comprensión
del estado de la lengua griega para el momento en que surgieron la
Septuaginta y el Nuevo Testamento Griego.

Que la lengua griega clásica no es la lengua griega de la Septuaginta y el


Nuevo Testamento Griego, es tan evidente como que tampoco es la
moderna lengua griega.

1
En fin, si la lengua griega no está muerta es porque se ha mantenido
evolucionando, y esta realidad tiene enormes consecuencias para todo
intento de establecer la que pudiera considerarse mejor forma (la original y
precisa) de leer y pronunciar el griego antiguo, el griego clásico y el griego
koiné, incluso el griego bizantino.

En suma, todo intento por establecer una conexión directa entre la


pronunciación del griego moderno con las distintas etapas anteriores de la
lengua griega, debe ser tentativo, modesto y sin dogmatismo alguno.

¿Es posible saber con certeza cómo pronunciaban los antiguos el


griego?

Al margen de lo que piensan algunos gramáticos, en su Curso de Lengua


Griega (disponible en la Internet), Luis González Martínez afirma: “Es
difícil reproducir con exactitud la pronunciación original, pues no sabemos
cómo pronunciaban su lengua los griegos de la antigüedad.

Tradicionalmente se siguen empleando las normas de pronunciación


establecidas por Antonio de Nebrija y Erasmo de Rotterdam (siglo XVI)”
(en la que cada letra tiene el sonido que representan la letra o letras
iniciales de su nombre castellano, con algunas excepciones).

En la misma línea se pronuncia Inmaculada Delgado Jara, autora de la


obra Gramática Griega del Nuevo Testamento (Morfología y sintaxis) y
del Diccionario griego español del Nuevo Testamento, ambas obras
publicadas por Verbo Divino, cito: “No sabemos cómo pronunciaban su
lengua los griegos de la antigüedad. Tradicionalmente se siguen las
normas de Antonio de Nebrija y de Erasmo de Rotterdam (pronunciación
erasmiana, siglo XVI).

Además, es preciso recalcar que en esta misma línea va la muy conocida


Gramática Griega, de Jaime Berenguer Amenós, cuando plantea: “Es
difícil reproducir con exactitud la manera como pronunciaban su lengua los
antiguos griegos. Nosotros seguimos la pronunciación tradicional fijada por
el célebre humanista holandés Erasmo (Siglo XVI). Esta pronunciación da
a cada signo el valor fonético que representa, con algunas excepciones”
(página 16).

2
En esta misma línea también se expresa Don José María Roman en su
Gramática Griega (1832), cito: “La verdadera pronunciación de la lengua
griega no puede determinarse con seguridad, y tampoco es uno mismo el
modo de pronunciar el griego que se usa en las escuelas de las diferentes
naciones de Europa” (página 3). Luego, siguiendo evidentemente la
«pronunciación erasmiana», afirma: “Los griegos modernos pronuncian de
un modo diferente que no nos detendremos a explicar puesto que no es el
que se usa ordinariamente” (páginas 4).

Luego, resultan comprensibles las palabras de José María Roman pues,


como plantea Marcela Coria (Lengua Griega I, guía de estudio,
disponible en la Internet): “Entre todos los elementos de una lengua, al que
menos se adapta un extranjero es al sistema fonético. Por eso, cuando un
pueblo adopta otra lengua, introduce en ella elementos fonéticos de su
propio idioma. Así se pierden elementos propios de la lengua antigua”.

Finalmente, para cerrar este punto, me parecen aquí demasiado oportunas


y elocuentes las palabras de Álvaro Fernando Ortolá Guixot, en su muy
conocida Gramática Griega (disponible en la Internet), cito:

“No tenemos registros sonoros del griego antiguo y, por tanto, no sabemos
cómo se pronunciaba en realidad. Además, dado que las variantes
dialectales del griego eran tantas, cuando hablamos de "lectura del griego"
nos referimos en nuestro caso al griego ático clásico de los siglos V y IV a.
C.

El griego moderno no tiene una escritura fonética, es decir, que desde


nuestro punto de vista no se pronuncia tal cual se escribe. Podríamos
pronunciar el griego antiguo a la moderna. Sin embargo, no parece que
este modo de leer el griego clásico sea el correcto. El análisis de los textos
escritos del griego antiguo, a lo largo de toda su historia en la antigüedad,
demuestran que las variaciones en la escritura atienden a dos razones
fundamentales. La primera de ellas se refiere a un proceso de adaptación
del alfabeto fenicio a la fonética griega.

En efecto, en Grecia no existió un alfabeto uniforme, sino muchos


alfabetos adaptados de una o varias fuentes fenicias. Con el tiempo, dicho
alfabeto sufrió modificaciones, adiciones y sustracciones de signos para
encajar bien con la fonética propia del idioma griego. Dichas actuaciones

3
de adaptación nos permiten conocer el trasfondo fonético –es decir, la
pronunciación- que las está motivando.

En segundo lugar y de forma simultánea a lo que acabamos de decir,


antes y después de que el alfabeto adoptara una forma fija que consiguió
imponerse a otras variantes locales –nos referimos al alfabeto que utilizó
Atenas, como potencia principal, una vez que se decidió adoptar el
alfabeto propio de Mileto, por considerarse bien constituido para el dialecto
ático-, los cambios en la escritura se constituyen nuevamente en un indicio
de cambio fonético.

La pronunciación que se propone y que es la que describimos aquí se


refiere a la pronunciación erasmiana, es decir, la que propuso Erasmo de
Rotterdam en el siglo XVI d. C. en su obra De recta Latini Graecique
sermonis pronuntiatione dialogus. Esta es la pronunciación académica que
se enseña en las escuelas y las universidades”.

Sin embargo, muy a pesar del indiscutible predominio del empleo de la


«pronunciación erasmiana», y muy a pesar del empuje e indiscutible
estado del griego moderno en la actualidad; me parece que se hace
necesario hacer mención de una tercera pronunciación griega si bien ya
desaparecida y nunca tan dominante.

A continuación unas breves líneas de las tres pronunciaciones que se han


propuesto para la lengua griega a partir de la Edad Media.

1) La llamada «pronunciación erasmiana» (la más dominante, la más


usada y popular) fue propuesta por Erasmo de Rotterdam (1466-
1536) en el siglo XVI d.C., en su obra «De rectos Latini Graecique
sermones pronuntiatione»: «La pronunciación correcta de la lengua
latina y griega», 1528). Por supuesto, no podemos negar la forma
enérgica en la que algunas personas estudiosas arremeten contra la
pronunciación propuesta por Erasmo.

2) La pronunciación del griego moderno fue introducida por Johan


Reuchlin (1445-1522) a principios del siglo XVI, razón por la cual los
filólogos la han denominado «pronunciación reuchliniana» (o
reucliniana). Se dice que Erasmo la combatió inmediatamente.

4
En cuanto a la «pronunciación reucliniana», observa Blas Goñi, en su
Gramática Griega, Teórico-Práctica (edición número 14, 1960, página
253): “Algunos helenistas, como Reuchlin han adoptado totalmente para
sus clases esta pronunciación; otros la han combatido por parecerles no
clásica (Aristófanes en el siglo 5 a. J. C. expresaba el balido de las ovejas
con ); y Platón nos asegura en «Crátilo» que sus contemporáneos no
pronunciaban , ni , sino ), y más confusa que la de
Erasmo a causa de su iotacismo; y otros la prefieren en cuanto a los
diptongos por su mayor dulzura y armonía”.

3) La «pronunciación henniniana»: “A partir de fines del siglo XVII se


divulgó, desde Holanda, una tercera pronunciación, la henniniana,
del filólogo Henning (lat. Henninius), que consiste en pronunciar el
griego según el acento latino (penúltima larga = acento sobre la
penúltima; penúltima breve = acento sobre la antepenúltima):
se pronuncia “anthópos”, se pronuncia
“lámbano”, etc. Pero esta pronunciación, difundida originalmente en
Alemania, Francia, Austria y España, fue sustituida de a poco por la
pronunciación reconstruida erasmiana” (Dino Pieraccioni:
Grammatica greca, 1954).

Principales diferencias fonéticas que tiene la pronunciación del


griego moderno («pronunciación reucliniana») con la «pronunciación
erasmiana».

En mi opinión lo primero que hay que poner de relieve es que muy a pesar
de las diferencias que existen entre la pronunciación erasmiana y la
reucliniana, es que el alfabeto del griego moderno y el alfabeto del griego
koiné es el mismo, en lo que a las grafías o letras se refiere.

5
El alfabeto del griego koiné, en conformidad a la pronunciación
erasmiana.

Letra Nombre griego Nombre español Pronunciación


Alfa A
Beta B
Gamma G (gue, gui)
Delta D
Épsilon E (breve, corta)
Zeta, dseta ds, z
Eta E (larga)
Theta-thita z-th
Iota I
Kappa K
Lambda L
Mu, my m
Un, ny N
Xi X
Ómicron O
Pi P
Rho R
Sigma S
Tau T
Úpsilon- ípsilon u, y
Fi F
Ji J
Psi Ps
Omega o (larga)

6
El alfabeto del griego moderno, en conformidad a la pronunciación
reucliniana.

Letra Nombre griego Nombre español Pronunciación


Alfa A
Vita V
Gamma G (gue, gui), Y
Delta D
Épsilon E
Zita Z
Ita I
Thita Z, Th
Iota I
Kappa K
Lambda L
My M
Ny N
Xi Ks
Ómicron O
Pi P
Rho R
Sigma S
Tav, taf T
ípsilon I
Fi F
Ji J
Psi Ps
Omega O

7
Diferencias respecto de algunas consonantes entre la pronunciación
erasmiana y la del griego moderno

Por lo general en la pronunciación erasmiana las consonantes tienen el


mismo valor fonético de su nombre. Sin embargo, hay algunas
excepciones.

En primer lugar, la letra siempre va a pronunciar con el valor fonético de


la g castellana, como con las vocales “ue”, “ui” (gue, gui).

Pero en el griego moderno, la se pronuncia como en la pronunciación


erasmiana sólo cuando va acompañada de los sonidos “a”, “o”, “u” ( , ,
, ).

Pero se pronuncia como la “y” castellana cuando va acompañada de los


sonidos “e”, “i” ( , , , , , ).

En segundo lugar, según la pronunciación erasmiana, la misma letra


adquiere el valor de la “n” castellana cuando va delante de otra ( ),
delante de la ( ), delante de la ( ),y delante de la ( ). Así se
va a leer y a transliterar.

Pero en el griego moderno, el grupo tiene el valor fonético de la “g”


castellana cuando es sílaba inicial, pero de “ng” si va dentro (en medio) de
la palabra. Lo mismo vale para el grupo .

El grupo se pronuncia como en la pronunciación erasmiana, o sea,


“ng”.

Hay otros tres grupos consonánticos que también tienen una


pronunciación distinta en el griego moderno. Estos son:

que se lee “b” al inicio de la palabra, pero “mb” dentro de la palabra.

que se lee “d” al inicio de la palabra, pero “nd” dentro de la palabra.

se lee “ts”.

8
que algunos sugieren leer “ds”, pero otros “tz”.

También está establecido en el griego moderno que en la mayoría de los


casos, cuando la combinación va seguida de una vocal, se pronuncia
como la “ñ” castellana. Por ejemplo (“baño”).

Con relación a la sigma, otra diferencia que muestra la pronunciación del


griego moderno respecto de la pronunciación erasmiana es que la
puede tener el valor fonético de la z castellana. Al respecto, el profesor de
griego moderno Javier Álvarez, plantea: “la se pronuncia como “z”
cuando le sigue inmediatamente alguna de las letras , , , , , ,
(ocasionalmente ): [kózmos], etc. Esta pronunciación es
obligatoria. Esto puede pasar incluso entre dos palabras separadas
cuando la primera termina en : [o filozmu]; esta
pronunciación no es obligatoria, pero sí frecuente en el habla cotidiana”.

La se pronuncia “ks”.

Respecto de las vocales, las diferencias que tiene la pronunciación del


griego moderno con la pronunciación erasmiana son las siguientes:

A diferencia del griego moderno que no hace distinción entre vocales


largas y vocales breves, en el griego clásico y en la koiné sí se establecía
dicha diferencia.

El fenómeno de “itacismo” o “iotacismo” (fenómeno que según


Inmaculada Delgado Jara comienza a gestarse en la segunda mitad
del siglo I de nuestra era, Gramática Griega del NT, página 264).

Consiste el iotacismo o itacismo en que se le da la pronunciación de la


(iota: i) a las siguientes vocales: , , así como a los diptongos (aunque ya
no diptongos en el griego moderno): , , .

Por supuesto, debo decir que los grupos vocálicos que el griego clásico y
en el griego koiné consideramos “diptongos” (aunque por lo general no así
en el griego moderno), todos se pronuncian en conformidad a la fonética
de las vocales que los componen ( -ai; -ei; -oi; -ui; -au; -eu;

9
-eu; -ou), excepto el diptongo que se pronuncia “u” (como un
dígrafo o dígrama) incluso en el griego clásico como en el griego moderno.

Por otro lado, en lo que respecta al griego moderno, los grupos vocálicos
por lo general ya no considerados diptongos, (“av”, “af”) y (“ev”,
“ef”) ambos se pronuncian con “v” cuando van seguidos de sonido
sonoro (vocal, , , , , , , , ), y con “f” cuando van seguidos de
sonido sordo ( , , , , , , , , ).

En resumen, las siguientes combinaciones vocálicas (diptongos en el


griego clásico y en el griego koiné), son considerados dígrafos o
dígramas (secuencia o combinación de letras que representan un solo
sonido) vocálicos en el griego moderno: para el sonido “e”; , ,
para el sonido “i”; para el sonido “u”.

Luego, las siguientes combinaciones de consonantes constituyen dígrafos


o dígramas consonánticos: , , , , , , .

Una mención especial requiere el diptongo (actualmente dígrama o dígrafo


vocálico) , pues si bien en la pronunciación erasmiana se lee “oi”, en el
griego moderno representa el sonido “i”.

La cuestión es que, aparentemente por causa del latín, el diptongo por


un tiempo se pronunció “e”, y con base a esta lectura tenemos muchas
palabras de uso muy común que tienen de base la palabra griega
(ekos, oikos, ikos: casa). Por ejemplo: economía, económico (a), ecología,
ecológico (a), ecosistema, ecoturismo, etc.

La aspiración

Otra diferencia que tiene la pronunciación del griego moderno con la


pronunciación erasmiana, y el griego moderno con el griego koiné, tiene
que ver con la desaparición (psilosis) de la llamada aspiración inicial,
ausente ya en el griego moderno.

La aspiración inicial establecía (fenómeno vigente en el NT griego) que


toda palabra que inicie con vocal o con diptongo (combinación de vocales

10
que se pronuncian juntas en una misma sílaba) debía llevar un espíritu
suave ( ) o un espíritu áspero ( ).

Con relación a los acentos, los espíritus iban juntos a los mismos cuando
se daba la coincidencia de que la penúltima o antepenúltima sílaba fuera la
sílaba tónica. Por ejemplo: (ánthropos) y (éjo).

También debían llevar espíritu algunos monosílabos como el artículo en


algunos de sus casos, pronombres relativos, preposiciones y conjunciones.

Sin embargo, a pesar de su innegable presencia en los textos del NT, la


aspiración inicial fue un fenómeno que tendió a ir desapareciendo (en la
inevitable evolución de la lengua hablada). Según Inmaculada Delgado
Jara, la perdida de la aspiración debió comenzar hacia el año 400 antes de
nuestra era.

Al respecto se pronuncia Andrea Marcolongo: “La aspiración, que se


debilitó a lo largo de los siglos, desapareció de la koiné y está
completamente ausente (ya no se escriben los espíritus) en el griego
moderno” (en La lengua de los dioses: nueve razones para amar el
griego).

La problemática en torno a la acentuación

Otra diferencia que tiene el griego moderno respecto del griego koiné tiene
que ver con las grafías de los acentos.

Originalmente, la acentuación griega era tonal (musical). Esto significa que


el acento no indicaba intensidad de voz (como en el castellano y ahora en
el griego moderno), sino una elevación o caída del tono.

El acento agudo (gráficamente similar a la tilde castellana), indicaba una


elevación de la voz; el grave (gráficamente similar a nuestra tilde pero
inclinada hacia la izquierda) indicaba depresión de la voz, y el acento

11
circunflejo (gráficamente similar a la vírgula que se coloca encima de la
letra “n” para formar la “ñ”), indicaba elevación y depresión de la voz al
pronunciar la vocal o sílaba sobre la cual estaba colocado el acento.

Según se cree el acento tonal o musical pasó a ser de intensidad (como en


castellano y en el griego moderno) alrededor del siglo II de nuestra era.

Luego, en virtud lo ocurrido ya con el griego moderno, y por razones


prácticas, me identifico con la postura de Amador Ángel García Santos:
“Debido a la complicación que tiene para nosotros la diferencia tonal, y a
efectos prácticos, pronunciaremos los acentos griegos al modo castellano,
y no distinguiremos entre acento agudo, grave y circunflejo” (Introducción
al Griego Bíblico, Verbo Divino, página 6).

Finalmente, mientras que en la Septuaginta y en el NT griego observamos


la presencia de tres acentos gráficos (tres grafías), el agudo, el circunflejo
y el grave; en el griego moderno (oficialmente con la reforma ortográfica de
1982) sólo se emplea el acento agudo (indicando una mayor intensidad de
voz como en castellano).

Cuadro donde podemos observar las tres grafías empleadas en el


griego clásico y en el griego koiné

Razones por las que considero que es preferible la pronunciación


erasmiana para la lectura y transliteración de la Septuaginta y del
Nuevo Testamento Griego

En primer lugar, no parece acertado decir que la pronunciación


erasmiana del siglo XVI nos permita pronunciar y leer el griego como se
hacía en la época clásica, como se leía el griego ático (siglos V y IV antes
de nuestra era), y por supuesto, tampoco podemos decir tal cosa respecto
de la pronunciación actual del griego moderno.

12
En segundo lugar, la Septuaginta y el Nuevo Testamento evidentemente
no constituyen ejemplos concretos del llamado griego clásico (el dialecto
ático), ni del llamado griego moderno (con todas sus características
actuales). Por ejemplo, se entiende que el uso de los acentos fue
introducido por los gramáticos, y que el griego clásico no conoció ni
espíritus ni acentos, por lo que en realidad vino a existir una acentuación
regular sólo a partir del siglo VI de nuestra era.

En realidad el Nuevo Testamento y la Septuaginta son ejemplos concretos


de una etapa única y concreta de la lengua griega, la llamada lengua
helenista o koiné ( ), si bien con una fuerte influencia
principalmente del dialecto ático (de Atenas). Por supuesto, también
absorbió elementos de los otros dialectos griegos, incluso de las lenguas
nativas que comenzaron a usarla.

En tercer lugar, en virtud de que el idioma original del Nuevo Testamento


(griego koiné) es el testimonio de un momento específico, de unas
condiciones históricas y concretas de la lengua griega; no podemos negar
que dicha lengua (como expresión escrita) ha de conservar y mantener
unas características que, por supuesto, se fueron modificando y perdiendo
en la evolución natural de toda lengua hablada, de toda lengua que no
muere (como se hace evidente con las características actuales de la
lengua griega moderna en todos los sentidos).

En cuarto lugar, en virtud de que el Nuevo Testamento Griego y la


Septuaginta exhiben una serie de signos que ya no existen en el griego
moderno (los del acento grave y circunflejo, los espíritus), así como la
distinción entre vocales cortas y vocales largas (distinción clave para
comprender la movilidad del acento, y la forma en que están acentuadas
las palabras en el Nuevo Testamento y en la Septuaginta); en mi opinión
resulta más práctico y factible emplear la pronunciación erasmiana que
la pronunciación del griego moderno.

En quinto lugar, la discusión todavía vigente respecto de cuál es la mejor


forma de pronunciar el griego clásico, si en conformidad al griego
moderno o si en conformidad a la propuesta por Erasmo de Rotterdam y
Antonio de Nebrija (pronunciación erasmiana); también ha sido llevada al
terreno de la enseñanza del griego koiné como lengua original del Nuevo
Testamento y de la Septuaginta.

13
Consecuentemente, a pesar de que hasta ahora sigue el predominio de la
pronunciación erasmiana en la enseñanza del griego koiné
(comúnmente llamado griego bíblico); no es menos cierto que desde el
siglo pasado se vienen haciendo los intentos por imponer la pronunciación
del griego moderno.

En tal sentido, en lo que al castellano se refiere, tal vez la primera y más


reconocida obra dedicada a la enseñanza del idioma original del Nuevo
Testamento que optó por la pronunciación del griego moderno, fue la muy
popular obra de Irene de Foulkes.

Esta obra fue publicada por Editorial Caribe en el año 1973 con el título El
griego del Nuevo Testamento, texto programado.

En todo caso, mantuvo la obra de Irene de Foulkes las tres conocidas


grafías de los tres acentos griegos (tal y como se ven en el Nuevo
Testamento Griego y en la Septuaginta), incluso la presencia de los
espíritus suave y áspero (aspiración inicial).

En sexto lugar, a pesar de que no se enseña la acentuación tonal (musical)


en los cursos de griego koiné (o griego bíblico), como tampoco es tonal
la actual acentuación del griego moderno; es indiscutible e innegable la
presencia de tres grafías distintas en el Nuevo Testamento Griego y la
Septuaginta para señalar las antiguas tonalidades del acento griego.

14
Ejemplos de palabras que en el Nuevo Testamento y en la
Septuaginta se distinguen por tener un espíritu suave o áspero, y por
la acentuación:

15
Ejemplo de un texto de la Septuaginta: Génesis 1.1-5

Ejemplo de un texto del Nuevo Testamento Griego: Mateo 1.1-4

Evidentemente, al observar estos dos fragmentos de textos bíblicos, a la


luz de las características actuales de la lengua griega, está demás decir
que de escribirse estos en la actualidad, no veríamos todos los signos de
los que somos testigos, y con las implicaciones que tienen desde el punto
de vista la fonética.

Conclusión: Confío en que este trabajo ayude a comprender por qué


entiendo que la pronunciación erasmiana es más adecuada e idónea
que la pronunciación del griego moderno en conformidad al estado y perfil
de la lengua griega que reflejan la Septuaginta y el Nuevo Testamento
Griego, así de sencillo.

16
Datos biográficos sobre mi persona.

Soy de nacionalidad dominicana, biblista, traductor y comentarista bíblico,


profesor de gramática castellana, de exégesis bíblica, de griego koiné, de
griego clásico y hebreo, etc.

Soy el presidente y fundador del Instituto Dominicano de Ciencias


Bíblicas IDCB, Inc.

Fui miembro del equipo de eruditos que trabajó en la producción de la muy


popular versión de la Biblia llamada Nueva Traducción Viviente (NTV).

Los cursos online que actualmente estamos ofreciendo son:

Curso de Gramática Castellana Aplicada, Curso de Griego Koiné (estudio


completo de la gramática del griego koiné), Curso de Griego Clásico
(estudio completo de la gramática del Griego Clásico), Curso de Hebreo
Bíblico (estudio completo de la gramática del hebreo bíblico), Introducción
a la lectura y exégesis de la Biblia Hebrea, Introducción a la lectura y
exégesis del Nuevo Testamento Griego.

Para mayor información sobre los servicios y cursos que ofrecemos, favor
de ponerse en contacto con nosotros vía correo electrónico
([email protected]) y vía Whatsapp: +18092057814.

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