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Próceres de Centroamérica: Arce, Delgado y Valle

Los documentos describen las biografías de tres importantes próceres centroamericanos: Manuel José de Arce y Fagoaga, el primer presidente de la República Federal de Centroamérica; José Matías Delgado, un sacerdote y político salvadoreño que dirigió el movimiento independentista de 1811 en El Salvador; y José Cecilio del Valle, un filósofo, político y periodista hondureño que redactó el acta de independencia de Centroamérica. Los tres jugaron roles claves en los movimientos independentistas y en el establec

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Próceres de Centroamérica: Arce, Delgado y Valle

Los documentos describen las biografías de tres importantes próceres centroamericanos: Manuel José de Arce y Fagoaga, el primer presidente de la República Federal de Centroamérica; José Matías Delgado, un sacerdote y político salvadoreño que dirigió el movimiento independentista de 1811 en El Salvador; y José Cecilio del Valle, un filósofo, político y periodista hondureño que redactó el acta de independencia de Centroamérica. Los tres jugaron roles claves en los movimientos independentistas y en el establec

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PROCERES DE CENTRO AMERICA

Manuel José de Arce y Fagoaga


El General Manuel José de Arce y Fagoaga (San Salvador, El Salvador, 1 de enero de 1787, - id. 14 de diciembre de 1847) fue un
militar y político de El Salvador, y primer Presidente de la República Federal de Centroamérica.
Fue hijo de Bernardo José de Arce y Antonia Fagoaga. Casó con Felipa de Aranzamendi y Aguilar. Era descendiente de Sancho de
Barahona "El Viejo" uno de los conquistadores que estaba con Hernan Cortez en Tenochtitlan y luego con Pedro de Alvarado. Se
graduó de Bachiller en Filosofía en Guatemala.
Participó desde fecha temprana en las actividades independentistas, entre ellas el primer Grito de Independencia dado en su ciudad
natal el 5 de noviembre de 1811. Sufrió prisión por motivos políticos de 1815 a 1818.
Adversó enconadamente la idea de la anexión de El Salvador al Primer Imperio Mexicano establecido por Don Agustín de Iturbide y
participó en la misión enviada a los Estados Unidos de América para tratar de lograr que El Salvador pasara a formar parte de ese
país.
Formó parte de los gobiernos provisionales centroamericanos que rigieron de 1823 a 1825. Para las elecciones presidenciales
centroamericanas de 1825, aunque la mayoría numérica correspondió al conservador hondureño José Cecilio del Valle, la fracción
liberal del Congreso federal decidió que no había habido mayoría absoluta y escogió a Manuel José de Arce y Fagoaga como
Presidente para el período 1825-1829. Esto hizo que su administración fuese polémica desde el principio.
A pesar de ser liberal y haber sido apoyado por los liberales, pronto se distanciaron de él y desde 1826 ni el Congreso ni el Senado
federal volvieron a sesionar. Arce obtuvo entonces apoyo en el clero y en el partido conservador, pero también tuvo dificultades con
el gobierno del Estado de Guatemala, y para 1827 gran parte de Centro América estaba en guerra civil.
En 1828 llamó temporalmente a ejercer la presidencia al Vicepresidente Mariano Beltranena y Llano, y cuando quiso reasumirla,
Beltranena se negó a entregársela. A pesar de ello, cuando en abril de 1829 Francisco Morazán Quesada tomó el poder por la
fuerza de las armas y se designó a José Francisco Barrundia y Cepeda como Presidente provisional, Arce fue perseguido y exiliado.
Residió primero en los Estados Unidos y después se estableció en México. Regresó a El Salvador en 1842.
José Matías Delgado

José Matías Delgado y León nació en San Salvador el 24 de febrero de 1767, siendo hijo de don Pedro Delgado (de origen
panameño) y doña María Ana de León (de origen guatemalteco) y hermano de los también independentistas, Juan y Miguel.
En los Seminario Tridentino, Seminario o de la Ascensión de Nuestra Señora cursó la carrera sacerdotal y dio curso a los trámites
para convertirse en abogado de la Real Audiencia.
Al regresar a San Salvador, a partir del 12 de agosto de 1797, inició sus funciones como cura rector, vicario provincial, juez
eclesiástico y último comisario local del Tribunal del Santo Oficio. Desarrolló una intensa labor pastoral y en 1808 inició los trabajos
de reconstrucción de la antigua Iglesia Parroquial de San Salvador (lugar que ocupa en la actualidad la Iglesia del Rosario), los
cuales fueron concluidos una década más tarde.
Dirigió junto con su sobrino Manuel José Arce y Fagoaga y otros patriotas criollos el movimiento insurreccional del 5 de
noviembre de 1811, fecha en que la leyenda ha perpetuado que fue él quien tocó, a rebato, las campanas de la Iglesia de La
Merced.
En 1813 fue electo diputado provincial con sede en la ciudad de Nueva Guatemala, donde se desempeñaba como rector del Colegio
Seminario o Tridentino y se encontraba retenido por orden arzobispal, por lo que no tuvo participación en el intento emancipador de
enero de 1814. Electo de nuevo como diputado provincial en 1820, el 15 de septiembre de 1821 fue uno de los firmantes del Acta de
Independencia.
El 28 de noviembre de 1821 se convirtió en jefe político civil de la provincia de San Salvador. Desde este cargo, el 11 de
enero de 1822, encabezó la protesta de la ciudad contra la anexión al Primer Imperio Mexicano del brigadier Agustín de Iturbide y
Aramburu.
Como respuesta, San Salvador fue atacada por tropas de San Miguel y de México, entre abril de 1822 y el 9 de febrero de 1823.
Estas acciones pusieron fin al gobierno local encabezado por Delgado, quien había hecho importantes movimientos diplomáticos
internacionales durante esa gesta de defensa. Dos de los más importantes fueron solicitar una tregua al brigadier Vicente Filisola y
enviar una delegación hacia Washington DC, con el fin de solicitar la incorporación de la provincia a los Estados Unidos de
norteamérica.
Caído el Imperio Mexicano, el presbítero y doctor Delgado fue electo como uno de los representantes nacionales ante el primer
Congreso Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América, cónclave que se reunió en la ciudad de Guatemala a partir
del 24 de junio de 1823, bajo la presidencia del prócer y sacerdote salvadoreño.
Reunió los fondos populares con los que se compró en Guatemala la primera imprenta oficial salvadoreña, en la cual se imprimió el
“Semanario político-mercantil de San Salvador”, primigenio periódico salvadoreño, aparecido el 31 de julio de 1824.
Testimonios de sus contemporáneos lo retratan como una persona de carácter inquieto y alegre, poseedor de fácil palabra y fogosa
oratoria, acreditado patriotismo, austero en sus costumbres, astuto, ambicioso, impávido, firme y justo en sus decisiones o
resoluciones. Gracias a las cartas, manifiestos, arengas, sermones y otros documentos políticos que de él se conservan, es posible
concluir que su estilo, aunque no era pulido y revisado –quizá por las circunstancias-, sí era sobrio, claro y sencillo.
Enredado en una acre y feroz polémica con el Arzobispo de Guatemala y las autoridades vaticanas, a causa de haber sido
nombrado Obispo de San Salvador por las autoridades locales civiles (el 5 de mayo de 1824), el prócer vio agravarse su salud hasta
que le sobrevino la muerte, en San Salvador, a las 20:30 horas del 12 de noviembre de 1832.
Al día siguiente, su sepelio se constituyó en una verdadera manifestación popular de dolor, en la que las flores blancas y los
masivos llantos acompañaron a su níveo féretro desde la Plaza Mayor (ahora Plaza Libertad) hasta su sepultura, abierta al pie del
altar mayor de la Iglesia Parroquial capitalina.
En diciembre de 1878, el abogado, educador y periodista salvadoreño Rafael Reyes publicó el primer estudio biográfico del Dr.
Delgado, al que siguieron los de otros intelectuales centroamericanos, como Francisco Gavidia, Carlos Meléndez Chaverri, Ramón
López Jiménez, Rodolfo Barón Castro, José Salvador Guandique, Jorge Lardé y Larín y otros más.
José Cecilio del Valle
José Cecilio del Valle

(22 de noviembre de 1777 – † 2 de marzo de 1834) Fue un filósofo, político, abogado y periodista, centroamericano que redactó el
acta de independencia de Centroamérica. Fue diputado al primer Congreso Constituyente de México, Alcalde de Guatemala,
Presidente de las Provincias Unidas de Centroamérica y Ministro de Relaciones Exteriores de México entre otros cargos
importantes.
Valle apodado 'el sabio'[1] fue también, uno de los padres fundadores de Centroamérica.[2] [3] Él utilizó palabras como su única arma,
y el hecho más sorprendente de su vida es que, a pesar de su temperamento pacífico y la falta de glamour militar, sus esfuerzos
han sido apreciados por la mayoría de sus compatriotas.[4]
José Cecilio del Valle nació el 22 de noviembre de 1780, en la localidad de Choluteca, situada a orillas del río del mismo
nombre.[5] Esta ciudad perteneció a la antigua provincia de Tegucigalpa (hoy Honduras), durante la dominación española. Sus
padres fueron: José Antonio del Valle y la Sra. Gertrudis Díaz del Valle. Ambos miembros de las familias españolas de más prestigio
del Reino de Guatemala y que por lo tanto ocuparon importantes puestos políticos y militares.
Su bisabuelo, José Díaz del Valle..Era alférez mayor y regidor perpetuo de Choluteca, de origen andaluz y en su escudo llevaba una
leyenda que decía " El que más vale no vale tanto como vale Valle"; llegó a tener en sus haciendas más de dieiséismil cabezas de
ganado.[6]
Pero la fortuna de los Valles no era suficiente para proveer al jóven José Cecilio con una buena educación. Tegucigalpa, carecía de
buenas escuelas, las únicas disponibles con el apoyo de donaciones privadas. Debido esta situación, José Antonio del Valle, tuvo
que mudarse con su familia a la ciudad de Guatemala, donde esperaba que su hijo obtuviese una mejor formación. José Cecilio
contaba con sólo 9 años de edad, cuando llegó a Guatemala.[7]
Estudios superiores
Estudió Filosofía, Derecho Civil y Canónico en la Universidad de San Carlos, en donde optó el Título de Abogado. Continuó sus
estudios sobre Idiomas, Filosofía, Derecho, Economía, Ciencias Naturales, Políticas, Finanzas, Historia, Geografía, Matemáticas.
Sin embargo, los conocimientos adquiridos no estaban exentos de la influencia desconcertante de la Escolástica y la reverencial
sumisión a la colonia.[8]
Formación laboral
Desde septiembre de 1812 fue regente de la nueva cátedra de Economía Política en la Sociedad Económica de Guatemala. El 12
de octubre de 1812 contrajo matrimonio con Josefa Valero Morales, originaria de Comayagua. En mayo de 1813 fue nombrado
auditor de guerra del Ejército de Guatemala. En junio de 1813 fue designado Juez de Honor del Ejército.
En enero de 1817 fue nombrado fiscal interino de la Audiencia. El 6 de noviembre de 1817 elaboró el expediente Sobre fomentar la
agricultura, la industria y el comercio, mediante gestión del Real Tribunal del Consulado. El 6 de octubre de 1820 publicó el
prospecto de El Amigo de la Patria. El 16 de octubre de 1820 salió el primer número de El Amigo de la Patria.
Alcalde de Guatemala
En 1821 fue electo alcalde de Guatemala. En marzo de 1821 fue electo miembro de la Diputación Provincial. En mayo de 1821
obtuvo el nombramiento real de nuevo auditor de guerra, y renunció como alcalde. José Cecilio del Valle fue reconocido como uno
de los mejores presidentes
Redacción del Acta de Independencia de Centroamérica
El 15 de septiembre de 1821 redactó el Acta de la Independencia de Centroamérica del antiguo Reino de Guatemala e integró la
Junta Provisional Consultiva, en representación de Choluteca. El 15 de septiembre de 1821 redactó el Acta de la Independencia de
Centroamérica del antiguo Reino de Guatemala e integró la Junta Provisional Consultiva, en representación de Choluteca.
México
En 1822 Valle fue electo Diputado al Congreso Constituyente Mexicano, en el efímero período de de la anexión de Centroamérica
a México (1822-1823). Pero estando allí, (27 de agosto, 1822) fue puesto en prisión por el gobierno de Iturbide acusado de conspirar
contra ese gobierno. Valle cumplió 5 meses de cárcel, en el convento de Santo Domingo donde tuvo acceso a su riquísima
biblioteca. Después de este tiempo fue puesto en libertad por el mismo Agustín de Iturbide quien le confió el cargo de Ministro de
Relaciones Exteriores (22 de febrero de 1823) ante la renuncia de Don Jose Manuel de Herrera.
José del Valle aceptó el cargo luego reiterados rechazos al mismo. Paralelamente, el 2 de abril se convirtió en Ministro de Justicia y
Negocios Eclesiasticos. Como canciller de México, José Cecilio del Valle se distinguió por su marcada vocación latinoamericanista y
defensor del principio de No-Intervención. Para tal efecto, convocó a sus homólogos de la región para "trazar el plan más útil para
que ninguna provincia de América sea presa de invasores externos, ni víctima de divisiones distintas”, al mismo tiempo, lograrían
"formar el plan más eficaz” para que pudiesen suscribir "el tratado general de comercio de todos los estados de América” [9] [10]
En 1824 durante las elecciones para la presidencia de Centroamérica, Del Valle ganó la mayoría de los votos juridiccionales, pero
no la relativa. En una segunda vuelta electoral, los diputados al congreso de la Republica terminaron eligiendo a Manuel José
Arce como primer presidente constitucional de la República Federal de Centroamérica. El 2 de abril del mismo año fue nombrado
ministro en el Despacho de Justicia y Negocios Eclesiásticos. Se inclinó por la independencia, pero con el criterio de solicitar
previamente la opinión de las provincias. En 1823 fue diputado en el Congreso de México y representante de la Asamblea Nacional
Constituyente.[10]
En 1824 durante las elecciones para la presidencia de Centroamérica, Del Valle ganó la mayoría de los votos juridiccionales, pero
no la relativa. En una segunda vuelta electoral, los diputados al congreso de la Republica terminaron eligiendo a Manuel José
Arce como primer presidente constitucional de la República Federal de Centroamérica.
Presidente de la Federación Centroamericana
En junio de 1833 se trasladó a su hacienda La Concepción en diciembre de 1833, fue electo como presidente de la federación, pero
no pudo tomar el cargo ya que falleció el 2 de marzo de 1834 en la ciudad de Guatemala por problemas de salud.
Muerte de Del Valle
El sabio Del Valle falleció por problemas de salud, en el mes de enero estaba bien de salud, pero en febrero comenzó a quejarse de
fatiga acentuada, además presentó un episodio de disnea, fatiga y angustia, falleció el dos de marzo de 1834, antes de tomar la
presidencia de la federación centroamericana.

José Simeón Cañas

Nació en el barrio Santa Lucía de la ciudad de Zacatecoluca, el 18 de febrero de 1767, como tercer vástago del acaudalado hogar
de Pablo de Cañas y Lucía de Villacorta y Barahona, quienes también procrearon a otros hijos e hijas, como Pablo, Rafael (4 de
agosto de 1762), Francisco Ignacio (1 de abril de 1764), María Ignacia (¿mayo de 1765?), Mariana Marcelina (25 de abril de 1768),
María Lucía (17 de septiembre de 1773), María incolaza (23 de mayo de 1778) y Manuel María (2 de marzo de 1780).

Por el bien y educación de sus descendientes varones, la familia Cañas y Villacorta se trasladó a vivir a la hoy ciudad de Antigua
Guatemala, donde el joven José Simeón se interesó por las humanidades y el sacerdocio. Ingresó a la Real y Pontificia Universidad
de San Carlos Borromeo, de la que se bachilleró en Filosofía (2 de abril de 1787) y Teología (25 de febrero de 1791) y obtuvo su
licenciatura (16 de junio de 1795) y los símbolos correspondientes al doctorado en Sacra Teología (17 de octubre de 1795). Tras
someterse a los exámenes de rigor y al proceso de graduación, el 5 de julio de 1796 presentó su tesis doctoral.

En su vertiginosa carrera por el camino sacerdotal, desarrollada en el Colegio Seminario, Tridentino o de la Ascensión de Nuestra
Señora, entre el 3 y el 24 de octubre de 1790 fue ordenado como subdiácono, diácono y presbítero.

Del 18 de agosto de 1791 al 6 de junio de 1792 se desempeñó como catedrático de Artes en su Alma Mater, donde también ganó
por oposición el puesto como profesor titular de Prima Filosofía, en el que fungió desde junio de 1792 hasta el 12 de julio de 1800.

En la parte administrativa, fue electo vicerrector del Colegio Seminario o Tridentino (17 de agosto de 1793 al 17 de enero de 1794).
Además, los votos de sus colegas le otorgaron los sucesivos cargos de primer consiliario o vicerrector (6 de noviembre de 1800 al
10 de noviembre de 1802) y rector de la Universidad de San Carlos (noviembre de 1802 a noviembre de 1803 y los mismos meses
de 1811 a 1812).

Diputado Provincial por Sonsonate (17 de julio de 1813), fue miembro de la Junta Consultiva Provincial, reunida en la ciudad de
Nueva Guatemala, a partir del 13 de julio de 1820. Electo diputado por Chimaltenango y Zacatecoluca para el Congreso
Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América (Nueva Guatemala, 24 de junio de 1823), hizo realidad sus
sentimientos humanistas y cristianos cuando, en la última sesión anual de este cuerpo colegiado, efectuada en la capital
guatemalteca el 31 de diciembre de 1823, solicitó la liberación de los esclavos que aún quedaban en los Estados centroamericanos,
recién emancipados de los yugos español y mexicano.

En 1824 viajó de Guatemala a San Salvador, para apoyar el Congreso Constituyente de este Estado en el nombramiento civil del
presbítero y doctor José Matías Delgado como primer Obispo salvadoreño, lo que desató una fuerte oposición de las autoridades
guatemaltecas y vaticanas, ante las que el doctor Cañas emitió dos folletos titulados "Advertencias patrióticas" (San Salvador, 5 y 28
de octubre de 1824) y sostuvo un crudo debate epistolar con el arzobispo Ramón Casaus y Torres.

Firmante de la primera Constitución Federal centroamericana (22 de noviembre de 1824), hacia 1826 se trasladó a residir a la
ciudad de San Vicente de Austria y Lorenzana, donde fue testigo de la insurrección nonualca de Anastasio Aquino (1833), del
nombramiento de la ciudad como capital salvadoreña (1834) y de la peste del cólera morbus (1837-1838), cuya infección contrajo.
Complicado el mal con un derrame cerebral, el desenlace fatal ocurrió en la mañana del 4 de marzo de 1838.

Sus restos mortales fueron depositados en una catacumba del interior de la vicentina Iglesia del Pilar, templo católico colonial que
fue dañado por los terremotos del 13 de enero y 13 de febrero de 2001.

A lo largo del siglo XX, su vida y su obra humanista merecieron varios libros, escritos por el doctor Ramón López Jiménez y el
historiador Jorge Lardé y Larín.

Domingo Antonio de Lara

Fue don Domingo Antonio de Lara y Aguilar uno de los patriotas que juntamente con Arce, Rodriguez y Castillo, se enfrento con
valor a la guardia espanola. En 1811 se caso con dona Manuela Antonia de Arce, hermana del ilustre Manuel Jose Arce. Para el
movimiento de 1811, fue puesto en prision, juntamente con otros patriotas, continuando al salir de la carcel la propagacion de las
ideas de la libertad. Asi fue como en 1814 en el nuevo intento de la emancipacion, cayo herido en una carga de los realistas
espanoles. Fue puesto preso mientras se curaba de sus heridas, en su hacienda, habiendo durado cinco años en la carcel, pero al
salir de ella, nuevamente emprendio los trabajos revolucionarios, encontrandose entre los que, el 15 de Septiembre de 1821,
trabajaron por la Independencia.
Nació en San Salvador, el 30 de agosto de 1783, en el hogar formado por el exalcalde Domingo Antonio de Lara Mongrovejo y
Ladrón de Guevara (1740-enero.1797), Ana Petrona Aguilar (noviembre.1784), hermana de los sacerdotes Nicolás, Manuel y
Vicente Aguilar.

Fueron sus hermanos el sacerdote Mariano Antonio y Antonia Inés, quien en 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real,
corregidor y alcalde vicentino Rafael de Molina y Cañas. Huérfanos de madre a cortas edades, fueron criados por su abuela
materna, Isabel de Nava de Aguilar, y por su tío Nicolás Aguilar.
Desde 1795, el joven Domingo Antonio fue estudiante de Filosofía en la Real y Pontificia Universidad de San Carlos, en la ciudad de
Guatemala, donde destacó en el aprendizaje de ciencias naturales y humanidades. Por ello, no resulta extraño que, a inicios del
siglo XIX y a bordo de un primitivo planeador de su invención, haya intentado los primeros vuelos salvadoreños desde el cerro e
iglesia de San Jacinto.

Abandonados los estudios a causa de requerirse su presencia en la capital de la Intendencia de San Salvador, cambió sus apuntes
universitarios por una vida de campo, dedicada casi por completo a la administración de los obrajes de añil de su familia.

El 4 de mayo de 1811 se casó con Manuela Antonia de Arce, hermana de Manuel José Arce. A causa de su involucramiento directo
en la jornada libertaria del 5 de noviembre de 1811, sufrió prisión durante varios meses. Una vez libre, tomó parte activa en la
revuelta independentista del 24 de enero de 1814 y escapó, herido de bala, de la persecución de las autoridades españolas, para
entregarse a ellas en mayo de ese mismo año.

Gracias a las gestiones hechas por su esposa, fue indultado en junio de 1818 y excarcelado al año siguiente. Al salir de su encierro,
se dedicó a seguir en la lucha criolla por la emancipación centroamericana de España.

En 1822 fue electo alcalde segundo de la ciudad de San Salvador y diputado del Congreso Provincial de San Salvador. Después de
tomar parte en la lucha contra el brigadier italiano Vicente Filísola (1789-1850) y las tropas imperiales mexicanas que ocuparon San
Salvador entre 1822 y 1823, el prócer de Lara no aceptó la candidatura para Jefe de Estado que se le propuso y se retiró a la vida
privada, en la comodidad de su hacienda.

Una década más tarde, retornó a la escena política como intendente general de Hacienda del estado de El Salvador. Su actitud
moderada y sus dotes personales le valieron ser escogido como diputado presidente del Poder Legislativo desde el 6 de agosto al 8
de septiembre de 1832. Desde 1834 hasta 1836, se desempeñó como consejero de Estado y senador nacional ante el Congreso
Federal.

Viudo, sus hijas Antonia y Dominga fueron su único soporte en los años finales de su existencia, la cual finalizó entre 1837 y 1844,
aunque se ignora el lugar y fecha exactos de su fallecimiento.

Nicolás Aguilar y Bustamante

Nació en el cantón La Fuente, jurisdicción de Tonacatepeque, el 16 de diciembre de 1742, como primogénito del enlace matrimonial
de Isabel de Bustamante y Nava (1716-7.febrero.1800) y del capitán Manuel Aguilar y de León (1710-1772), primo hermano del
presbítero y doctor José Matías Delgado.
Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Vicente y Manuel, este matrimonio también fue el origen
de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y
Francisco Durán. Ana Petrona falleció en noviembre de 1784 y su esposo la siguió a la eternidad en enero de 1797. Su gesta
libertadora fue continuada entonces por sus hijos Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?, 13.agosto.1843),
Antonia Inés (¿?-marzo.1844. En 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de
Molina y Cañas) y Domingo Antonio.
La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy
Parque Libertad), donde después fueron construidos, en forma sucesiva, el Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca, 1866) y los
cines Popular y Libertad.
El 11 de febrero de 1755, Nicolás ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de Borja (Antigua Guatemala).
Recibidas las órdenes respectivas como capellán (15 de marzo de 1767) y presbítero (4 de abril de 1767), fue nombrado cura de
Olocuilta (16 de abril de 1767) y luego de San Salvador (Iglesia Parroquial o del Sagrario), puesto logrado tras intenso concurso con
otros presbíteros.
Aunque de avanzada edad, tomó parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811. Fracasado el movimiento
emancipador, Nicolás fue sometido a riguroso y humillante espionaje por parte de las autoridades españolas.
Luego del segundo intento insurreccional de enero de 1814, se le redobló la vigilancia. A él y a su hermano Vicente, que ya para
esos momentos se encontraba ciego, se les confinó en su hacienda familiar “Toma de agua” (Quezaltepeque), a partir del 2 de abril
de 1814.
Por decreto del arzobispo guatemalteco, a Nicolás se le suspendió en sus labores como cura y se le remitió prisionero a Guatemala,
encarcelamiento que duró de junio a agosto de 1814. De vuelta en su encierro domiciliar, trabajó junto a su hermano para obtener
jurídicamente por su libertad, la cual les fue concedida por indulto en febrero de 1818.
Aunque no hay datos históricos fehacientes, se supone que Nicolás Aguilar falleció en su hacienda de reclusión, el 12 de septiembre
de 1818, y que fue enterrado en una fosa abierta en el interior de la última Iglesia Parroquial de San Salvador (hoy Iglesia del
Rosario).
Como homenaje a él y a sus hermanos próceres, un errado decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La
Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El
Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser
villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).

Manuel Aguilar y Bustamante

Nació en la ciudad de San Salvador, el 26 de junio de 1750, como uno de los hijos menores de Isabel de Bustamante y Nava (1716-
7.febrero.1800) y del capitán Manuel Aguilar y de León (1710-1772), primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado.

Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Nicolás y Vicente, este matrimonio también fue el origen
de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y
Francisco Durán. Su hermana Ana Petrona falleció en noviembre de 1784 y su esposo la siguió a la eternidad en enero de 1797. Su
gesta libertadora fue continuada entonces por sus hijos Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?,
13.agosto.1843), Antonia Inés (¿?-marzo.1844. En 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde
vicentino Rafael de Molina y Cañas) y Domingo Antonio.

La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy
Parque Libertad). Tras la muerte de Manuel y en cumplimiento de su testamento, la casa fue traspasada a su primo, el presbítero
Juan José de Arce. Después, pasó a manos fiscales y estatales, por lo que en su predio fueron construidos, en forma s ucesiva, el
Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca, 1866) y los cines Popular y Libertad.

En 1761, ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de Borja (Antigua Guatemala).en 1761 y se bachilleró en
Filosofía el 17 de febrero de 1772. Recibió su tonsura y las órdenes menores del Colegio Tridentino en la iglesia del convento de
Capuchinas. El 13 de marzo de 1776 recibió los grados de exorcitado y acolitado, para después obtener el subdiaconado (20 de
septiembre de 1776), diaconado (sábado 4 de abril de 1778, en la iglesia del convento de la Concepción) y presbiteriado (13 de
junio de 1778, con ceremonia en la iglesia del convento de Santa Catalina). Después fungiría como encargado del curato de
Zacatecoluca.

Se desempeñó durante años como catedrático de Filosofía y Cánones en el Seminario Tridentino de Antigua Guatemala. Aquejado
por grave enfermedad en septiembre de 1788, al mes siguiente retornó a San Salvador y acompañó a su sobrino Mariano Antonio
de Lara en la rectoría de la Parroquia de Santa Lucía Zacatecoluca (1790-1801). Después, ejerció el curato en esta población desde
junio de 1803 hasta mediados de 1808, cuando fue nombrado rector de su antiguo colegio guatemalteco. En 1809, fue designado
capellán del convento de las Carmelitas.

Aunque de avanzadas edades, con sus hermanos tomó parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811. Fracasado el
movimiento emancipador, fue encarcelado desde octubre de 1811 hasta el 4 de marzo de 1813. Luego del segundo intento
insurreccional de enero de 1814, escapó de San Salvador en la noche del 2 de marzo y una semana más tarde, al llegar a la antigua
ciudad capital de la Capitanía General, se le ordenó reconcentrarse y fue reducido a prisión en el hospital de San Pedro y en el
Colegio de Cristo.

Pasó sus últimos años en la ciudad de Antigua Guatemala, en la casa de María Antonia Córdoba de Brito, una amiga de sus
hermanas. Ante los oficios del escribano José Inocente Calderón de la Barca firmó su testamento el 6 de febrero de 1819 y lo
enmendó y renovó el 4 de marzo del mismo año. Falleció a las trece horas del sábado 25 de mayo de 1819 y fue sepultado en la
tarde del día siguiente, en una ahora olvidada tumba de la Parroquia de San Sebastián.

Como homenaje a él y a sus hermanos próceres, un errado decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La
Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El
Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser
villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).

Vicente Aguilar y Bustamante

Nació en la ciudad de San Salvador, el 5 de abril de 1746, como fruto matrimonial de Isabel de Bustamante y Nava (1716-
7.febrero.1800) y del capitán Manuel Aguilar y de León (1710-1772), primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado.

Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Nicolás y Manuel, este matrimonio también fue el origen
de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y
Francisco Durán. Ana Petrona falleció en noviembre de 1784 y su esposo la siguió a la eternid ad en enero de 1797. Su gesta
libertadora fue continuada entonces por sus hijos Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?, 13.agosto.1843),
Antonia Inés (¿?-marzo.1844. En 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de
Molina y Cañas) y Domingo Antonio.

La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy
Parque Libertad), donde décadas más tarde fueron construidos, en forma sucesiva, el Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca,
1866) y los cines Popular y Libertad.

Vicente siguió los pasos educativos de su hermano Nicolás e ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de
Borja (Antigua Guatemala), donde fue ordenado diácono (1 de junio de 1776) y presbítero (21 de diciembre de 1776). Durante 22
años tuvo a su cargo los curatos de Suchitoto, Tonacatepeque, Cojutepeque, Zacatecoluca, San Pedro Perulapán (1798), San
Martín, Tenancingo y otros, además de que fue coadjutor de las parroquias del Sagrario en las ciudades de Guatemala y San
Salvador.

Aunque de avanzadas edades, junto con sus hermanos tomaron parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811.
Fracasado este primer movimiento emancipador, Vicente fue despojado de la vicaría. Luego del segundo intento insurreccional de
enero de 1814, a su hermano Nicolás y a él, que ya para esos momentos se encontraba ciego, se les confinó en su hacienda
familiar "Toma de agua" (Quezaltepeque), a partir del 2 de abril de 1814.

Falleció en ese lugar de reclusión, el 17 de enero de 1818. Trasladado a San Salvador para el reconocimiento legal, fue sepultado
en la Iglesia Parroquial (hoy Iglesia del Rosario).

Como homenaje para él y sus hermanos próceres, un errado decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La
Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El
Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser
villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).
Miguel José de Castro y Lara

Nació en San Salvador, el 8 de mayo de 1775, en el hogar de José María Castro y Elena de Lara y Mongrovejo, quien estaba
emparentada con la noble casa paterna del independentista Domingo Antonio de Lara y Aguilar.

Realizó sus estudios sacerdotales en la ciudad de Guatemala. Tomó parte en los movimientos independentistas de noviembre de
1811 y enero de 1814, mientras fungía como cura de la zona de los Texacuangos, cargo del cual fue separado el 2 de agosto de
1814. La orden emitida por el arzobispo guatemalteco Casaus y Torres también estipulaba su marcha hacia la capital de la
Capitanía General, donde fue encarcelado por rebeldía contra la corona y procesado durante varios años.

Indultado y puesto en libertad, regresó a El Salvador y ocupó la Parroquia de Santa Lucía Zacatecoluca, donde, a fines de
septiembre de 1821, recibió una correspondencia secreta que le dio la pauta para proclamar la Independencia junto con las
autoridades civiles y militares del lugar.

El 28 de noviembre de 1821 fue nombrado por el presbítero José Matías Delgado como miembro de la Junta Constitutiva de
Gobierno de la provincia de San Salvador, puesto en el que fue ratificado el 11 de enero siguiente, pero que le fue imposible ejercer,
debido a los momentos críticos que generó la anexión forzosa al Imperio Mexicano y la posterior invasión militar del brigadier
Vicente Filísola.

Electo diputado constituyente por Zacatecoluca, ocupó dicho cargo del 5 de marzo al 23 de noviembre de 1824, período en el cual
participó en la discusión, redacción y promulgación de la primera Constitución Política de El Salvador.

En junio de 1824, una imprenta de mano, comprada en Guatemala mediante colecta popular hecha entre la población
sansalvadoreña, fue instalada en la casa de Manuel Herrera -predio que corresponde a la 2ª. avenida sur y 8ª calle oriente, frente al
otrora teatro y cine Apolo, donde hasta hace unas décadas funcionó la Confederación de Obreros de El Salvador-. Los primeros
impresores y tipógrafos fueron el metapaneco Manuel Inocente Pérez y el capitalino Samuel Aguilar, quienes aprendieron el oficio
de Gutenberg en el taller guatemalteco de Manuel José Arévalo.

El 31 de julio de 1824, de esa primera Imprenta del Gobierno surgieron las páginas del primer periódico salvadoreño, Semanario
político-mercantil de San Salvador, cuya dirección editorial le fue confiada al presbítero Miguel José de Castro y Lara. Esta
publicación sabatina contenía entre cuatro y ocho páginas, impresas a dos columnas de 7.5 por 25 cms cada una, aunque las
medidas generales del periódico eran de 21 por 30 cms, con numeración correlativa de tomo, número de ejemplar y folios.

Mientras ejercía sus labores periodísticas, fue electo secretario y presidente temporal del Congreso salvadoreño de 1826, ocasión
en la que, el 21 de octubre de 1826, entregó un informe legislativo acerca de la crítica situación política del país, redactado y
suscrito junto con Juan Manuel Rodríguez y Ramón Meléndez.

Después, se desempeñó como jefe de sección del Ministerio General y consejero de Estado, cargo desde el que demostró una
férrea oposición al gobierno federal centroamericano, presidido por Manuel José Arce.

Falleció en la capital salvadoreña, el 26 de abril de 1829.

José Mariano Calderón y San Martín

Nació en una hacienda cercana a la ciudad de San Vicente, en una fecha indeterminada entre 1778 y 1783, en el hogar de Mariano
Antonio Calderón de la Barca y Teodora de San Martín.

Con estudios primarios y secundarios realizados en territorios salvadoreño y guatemalteco, ingresó al Seminario Tridentino y a la
Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo, en la ciudad de Guatemala. El 9 de octubre de 1803 fue ordenado como
presbítero por el Arzobispo Monseñor Luis Peñalver y Cárdenas y poco después se doctoró en Derecho Civil y Canónico.

Reconocido por sus altas capacidades intelectuales, religiosas, legales y humanas, rechazó un alto puesto que le fue ofrecido en el
Obispado guatemalteco, así como la Mitra que le ofreció la Corte madrileña, en agradecimiento por su defensa local del imperio
español durante la invasión de las tropas napoleónicas.

Coadjutor del párroco de Metapán durante algún tiempo, en junio de 1810 pasó a Zacatecoluca como cura beneficiado, cargo que
obtuvo por oposición frente a otros candidatos, que buscaban sustituir al también presbítero y prócer independentista Mariano
Antonio de Lara y Aguilar. Estimulado por los sucesos emancipadores de noviembre de 1811, se adhirió al ritmo de los tiempos y
predicó entre sus feligreses a favor de la libertad, a lo que le dio continuidad en los años venideros.
Devoto de la Virgen de Dolores y de San Bernardo, el 13 de julio de 1820 fue nombrado cura colado de la zona de los Texacuangos,
plaza religiosa en la que laboró, con algunas interrupciones, desde septiembre de ese año hasta el día de su muerte.

Al año siguiente fue electo, por el partido electoral de Chiquimula, como integrante de la Diputación Provincial del Reino de
Guatemala, en cuyo carácter fue la suya la tercera firma que se estampó en el Acta de Independencia del 15 de septiembre de ese
año. Después, se convirtió en integrante del primer gobierno de la Centro América independiente, presidido por Gabino Gaínza.

Tras suscribir el acta de anexión de las provincias ístmicas al Imperio Mexicano del Septentrión (5 de enero de 1822), retornó a las
labores sacerdotales en su parroquia, aunque investido ya con el nombramiento pontificio de Protonotario Apostólico.

Durante la invasión mexicana a San Salvador, abrió las puertas de su parroquia a los refugiados y perseguidos por las fuerzas del
brigadier Vicente Filísola, a los que suministró techo y asistencia completa de alimentos y medicinas.

Tras la caída del sueño imperial del brigadier mexicano Agustín de Iturbide, en 1823 llegó de nuevo a ciudad de Guatemala, en su
carácter de representante electo por Chalatenango para el primer Congreso Nacional de las antiguas provincias españolas, entidad
política que declaró la independencia absoluta de las Provincias Unidas del Centro de América de España, México o cualquier otra
potencia del mundo.

Del 14 de marzo al 17 de abril de 1824 se desempeñó como presidente temporal del primer Congreso Constituyente de El Salvador,
al que llegó electo como diputado por San Salvador. Pocos meses más tarde, ese cuerpo colegiado promulgó la primera Carta
Magna del país, redactada por el doctor Pedro Molina y el licenciado José Damián Villacorta.

Opuesto al nombramiento civil de José Matías Delgado como primer Obispo de San Salvador, el presbítero Calderón volvió a ocupar
su parroquia y falleció en Santiago Texacuangos, el 9 de abril de 1826. Su muerte se encuentra asentada en los libros municipales
del lugar, en cuya iglesia fueron sepultados sus restos mortales, tal y como lo señala una placa instalada en la fachada de la misma
por la Academia Salvadoreña de la Historia.

Juan Manuel Rodríguez

Nació en San Salvador, el 31 de diciembre de 1771, como descendiente de la unión ilegítima de la salvadoreña Josefa Rodríguez y
el panameño Pedro Delgado. Luchador por la libertad patria en el movimiento del 5 de noviembre de 1811, al lado de Arce y los
sacerdotes Delgado y Aguilar, el fracaso de esta intentona no lo desmotivó en sus empeños libertarios. Electo alcalde primero de
San Salvador, jefatura que detentó en compañía de Pedro Pablo Castillo, ambos dieron notable impulso a un nuevo intento
insurreccional el 24 de enero de 1814. Controlado el movimiento por las autoridades españolas, sus cabecillas tuvieron que fugarse
-como fue el caso de Castillo- o ser reducidos a prisión tras los juicios respectivos.
Seis años permaneció Rodríguez en la cárcel, pero su salida casi coincidió con la firma del Acta de Independencia en Guatemala,
por lo que su nombre figuró como vocal de la Diputación Provincial que se instaló en San Salvador, a partir de noviembre de 1821.
Sin embargo, la anexión de Centro América al imperio mexicano del brigadier Agustín de Iturbide impidió el funcionamiento pleno de
esa asamblea regional.

Ante la anexión forzosa, Rodríguez, Arce, Rafael Castillo, Cayetano Bedoya y otros marcharon hacia Filadelfia y Washington D. C.,
a fin de solicitar la inclusión de la antigua intendencia de San Salvador en los Estados Unidos de América, gestión diplomática que
no progresó más debido a la caída de Iturbide y su Imperio del Septentrión (1823).

En abril de 1824, Rodríguez fue electo como jefe político de El Salvador, desde cuyo cargo dispuso la aplicación del decreto de
abolición de los esclavos, promulgado en el último día de 1823, la instalación del Tribunal Supremo de Justicia y la redacción y
promulgación de la primera Constitución salvadoreña, elaborada en el antiguo convento de San Francisco (ahora Mercado
ExCuartel).

Además, promovió el ingreso de la primera imprenta de mano con que contó el país (junio de 1824) y en la que se editó el primer
periódico nacional, Semanario político mercantil de San Salvador, aparecido el 31 de julio de 1824 y dirigido por el presbítero y
diputado Miguel José de Castro y Lara (1775-1829).
Con amplias garantías para los ciudadanos, Rodríguez convocó a elecciones, en las que resultaron electos Jefe y Vicejefe de
Estado Juan Vicente Villacorta y Mariano Prado, quienes empezaron a fungir en sus puestos a partir de diciembre de 1824.

Tras militar durante años en el partido de los "fiebres" y desempeñar el cargo de inspector general de Hacienda y Rentas Federales
Estancadas, Rodríguez se retiró a la vida privada. Pasó sus últimos años en su hacienda "San Jerónimo", jurisdicción de
Cojutepeque, donde vistió el hábito de terciario franciscano, se entregó a obras de caridad y murió entre 1837 y 1841, víctima de la
peste del cólera morbus.

Pedro Pablo Castillo

El barrio de Candelaria, al sur de la ciudad de San Salvador, fue el escenario en el que, el 29 de julio de 1780, vino al mundo el más
humilde los próceres centroamericanos: Pedro Pablo Castillo.
Cohetero de oficio, en 1805 contrajo nupcias con Francisca Alegría Aquino, con quien procreó cuatro hijos. Residieron por algún
tiempo en Cojutepeque y en el barrio capitalino de La Merced, donde el fogoso artesano se involucró de lleno en el movimiento
popular del 5 de noviembre de 1811. El fracaso político de esa intentona no disminuyó en él su espíritu independentista.
Electo alcalde segundo de San Salvador, junto con el alcalde primero Juan Manuel Rodríguez potenciaron un nuevo intento
insurreccional el 24 de enero de 1814, en el que Castillo fue señalado por las autoridades españolas como "el principal autor de la
infame insurrección".
Castillo, al frente de unos 150 patriotas, ocupó la Parroquia de San Francisco (hoy Mercado ExCuartel) y desde allí opuso
resistencia militar a las tropas españolas que intentaban sofocar la revuelta. Batido en duelo con el jefe militar español Zaldaña,
logró superar la lucha desigual y lo mató. Por esta razón, las autoridades le pusieron precio a su cabeza, una vez que el nuevo
intento independentista fue sofocado y sus promotores fueron reducidos a prisión.
Refugiado en la Iglesia Parroquial de San Salvador (ahora Iglesia del Rosario), fue protegido allí por uno de los presbíteros Aguilar,
quien lo ayudó a ponerse una de sus sotanas y a montar en su propio caballo.
En la tarde del día 25, la orden de arresto en su contra fue publicada por bando militar en las cuatro esquinas de la Plaza Mayor de
San Salvador (ahora Plaza Libertad) y fue despachada por cordillera hacia San Vicente, San Miguel, Suchitoto, Chalatenango,
Zacatecoluca, Usulután y Santa Ana.
Enterado de que las autoridades habían establecido una recompensa de 500 pesos por su captura, se trasladó por pocos días a una
propiedad que poseía en la jurisdicción de Huizúcar. Mientras tanto, su casa, muebles y demás bienes fueron destruidos o
incautados por furiosas turbas proespañolas, las que también lanzaron a la calle a su esposa y vástagos. Poco menos de un año
más tarde, Francisca de Castillo murió de fiebre puerperal, tras dar a luz a su quinto descendiente.
La tradición cuenta que el prócer se marchó hasta Omoa, en la costa caribeña de Honduras, se trasladó luego a Belice y después
viajó a la isla de Jamaica, en donde adoptó el pseudónimo de Juan Sánchez y murió el 14 de agosto de 1817. Sobre estos últimos
hechos biográficos no se cuenta con documentación histórica verificable, pese a las gestiones realizadas en los últimos cincuenta
años por el Ateneo de El Salvador y la Academia Salvadoreña de la Historia.
Pedro Pablo Castillo fue padre de León Castillo, quien heredó de él la entrega por las causas populares, por lo que desempeñó
importantes trabajos gubernamentales y militares al lado del general Francisco Morazán. Ya de edad avanzada, el hijo del prócer
ingresó a la Orden de los Carmelitas y fue gracias a sus esfuerzos que se construyó en la ciudad de Santa Tecla la primera Iglesia
de Belén, dedicada originalmente a la Señora del Carmen, construida a partir de 1857 y estrenada el 1 de abril de 1862. En la
actualidad, solo existe parte de la puerta principal de dicho templo católico, encerrada al norte del gimnasio del colegio femenino
Belén.

José Trinidad Cabañas


José Trinidad Cabañas Fiallos (n. Tegucigalpa, Honduras; 9 de junio de 1805 - m. Comayagua, Honduras; 8 de enero de 1871) fue
un militar y político hondureño que fue Presidente de la República de Honduras (1852-1855) y un defensor de las ideas liberales que
apoyó la unión de Centroamérica.
Es considerado prócer de y una de las personas más honradas de la historia de Honduras. Era chaparro y durante su periodo de
presidente sostuvo que: "No se trata de fundar la República de algunos, si no la República de todos". En su estatua erigida en
el Parque "La Merced", de Tegucigalpa, puede leerse: "Al Heróico Soldado de la unión centroamericana. Al guerrero modelo
de constancia, de honradez y de valor".
Biografía
José Trinidad Cabañas nació en Tegucigalpa el 9 de junio de 1805. Es hijo de José María Cabañas Rivera y Juana Fiallos. Fue
bautizado por el padre Juan Francisco Márquez el mismo día de su nacimiento, su fe de bautismo se encuentra en el folio 98 del
Registro Eclesiástico de la Iglesia Parroquial de San Miguel de Tegucigalpa y lo registra como español.
Estudio en el Colegio Tridentino de Comayagua, donde estudió gramática latina, teología y filosofía.
Vida militar
En 1827 cuando las fuerzas de Justo Milla invadieron y sitiaron Comayagua y derrocaron al Gobierno de Dionisio de Herrera,
Cabañas, con 22 de edad, prestó su cooperación en defensa del gobierno; se presentó ante Dinisio de Herrera con sus tres hijos y
dijo:
«Señor, el peso de mis años no me permite acompañaros al campo de batalla pero aquí tenéis a mis tres hijos que pueden
lo que yo debiera hacer, dispuestos a derramar su sangre al pie de la bandera que defendéis».
Fue así como ingresó al ejército de la República Federal de Centroamérica, donde fue lugarteniente del General Francisco
Morazán y llegó a ser general del Ejército federal, ganando liderazgo político y militar, lo que le valió ser Diputado de la Asamblea
Constituyente de 1830.
La primera experiencia militar de Cabañas fue en la Batalla de la Trinidad el 11 de noviembre del mismo año. Participó además en
las batallas de San Salvador, Las Charcas, y además, destacó en las batallas de El Espíritu Santo y en las de San Pedro Perulapán
—llevada a cabo en territorio salvadoreño—, ocurridas el 6 de abril y el 25 de septiembre de 1839, respectivamente.
El 13 de noviembre de este mismo año, venció a las fuerzas del general Francisco Zelaya y Ayes, en la Batalla en el Sitio de la
Soledad, en inmediaciones de Tegucigalpa, y luego fue derrotado por el mismo general el 31 de enero de 1840 en Los Llanos del
Potrero.
Tras la derrota liberal de 1840, Cabañas y el general Francisco Morazán se retiraron de Guatemala y se exiliaron en Panamá. Luego
Cabañas viajó a Costa Rica.
Cabañas, estableció una leal amistad con el General Francisco Morazán, a quien, como dice el General Luis Maldonado, le decía
"Mi Amado General" en su correspondencia. Tras la de la muerte de este, en Costa Rica el 15 de septiembre de 1842, el General
Cabañas expresó su descontento: «No es posible. A nosotros nos pueden fusilar, pero al general Morazán no... ese sería un crimen
hacia Centroamérica...», luego regresó a El Salvador donde vivió por varios años y colaboró en el gobierno de los presidentes
salvadoreñosEugenio Aguilar y Doroteo Vasconcelos. Fue Ministro de Guerra en diciembre de 1850 y fue vencido en la Batalla del
Sitio de San José, de la Arada, el 2 de febrero de 1851.
Presidencia
Durante su período, con José Santiago Bueso como Vice-Presidente, Cabañas realizó importantes obras para fomentar la
instrucción pública, la agricultura y la minería, así como esfuerzos significativos para mejorar el cultivo del café y la Instrucción
Pública. Fue el primer impulsor del ferrocarril, el café y la artesanía de junco. Era un presidente educador, que impuso impuestos a
la exportación de ganado y madera para establecer las primeras 50 escuelas públicas pagadas por el erario nacional.
Mientras Trinidad Cabañas residía en la ciudad de San Miguel, fue comunicado por una Comisión de Senadores formada por
Francisco López, Vicente Vaquero y León Alvarado, de los resultados de las elecciones celebradas en Honduras a finales de 1851,
en las que él había sido elegido como Presidente de Honduras. La Asamblea Legislativa de Honduras le envió el Decreto de
Elección como Presidente Constitucional de Honduras, prestó la promesa de Ley y tomó posesión del cargo el 1 de marzo de 1852.
Con el objetivo de restablecer la Federación, Cabañas fue nombrado como Vice Jefe de Estado por la Asamblea Constituyente de
Centroamérica, reunida en Tegucigalpa el 13 de octubre de 1852. Sin embargo Cabañas rechazó dicho cargo y manifestó: «No
estoy preparado para tan alto cargo, soy un soldado, no tengo conocimientos de la administración pública», por lo que el
Vicepresidente Pedro Molina asumió las tareas de celebrar asambleas en El Salvador y Nicaragua.
El 23 de junio de 1853 firmó la primera contrata para la Construcción del Ferrocarril Interoceánico de Honduras, para comunicar
Omoa con Amapala, proyecto que se venía gestando desde 1590 pero que fue engavetado por el Consejo de Indias y realizado
en Panamá. Como dicha idea requería de empréstitos de la banca extranjera, Cabañas, vio esta opción como un peligro a la
enajenación y perdida de la soberanía nacional, por lo que desistió y el proyecto fue llevado a cabo en el gobierno de José María
Medina.
Guerra con Guatemala
En 1853, Cabañas nombró a José Francisco Barrundia, Ministro Plenipotenciario en Washington. Durante este año, fueron
constantes los hostigamientos del Presidente guatemalteco, el general Rafael Carrera hacia el general Cabañas. Por ello, Cabañas
depositó la presidencia del país en el general Francisco Gómez durante el periodo del 9 de mayo al 31 de diciembre de 1853, para
conducir en forma personal la campaña militar contra Guatemala e instaló en Gracias su cuartel general.

Volvió a la presidencia el 1 de enero de 1854 y se enfrentó a condiciones políticas difíciles. En julio de ese mismo año envió una
columna militar hacia Nicaragua bajo la jefatura del General Francisco Gómez, quien murió atacado por el Cólera el 25 de julio
de 1854, sin lograr los objetivos de imponer los partidarios de la vieja Federación. Debido a los intentos de Cabañas de restablecer
la Federación Centroamericana y a sus conflictos con el gobierno conservador de Rafael Carrera, este declaró que su objetivo en
Honduras era derrocar al General José Trinidad Cabañas, lo cual logró apoyando a los conservadores hondureños, quienes,
encabezados por el general Juan López, invadieron el país y derrotaron a Cabañas en la batalla de Masaguara, en los llanos de
Santa Rosa y Gracias el 6 de octubre de 1855, obligándolo a renunciar a la presidencia y a refugiarse en El Salvador. El general
Juan López llamó al Vicepresidente José Santiago Bueso a desempeñar la titularidad del Ejecutivo, el 18 de octubre del mismo año.
Cabañas inmediatamente de llegar a El Salvador, viajó a Nicaragua a solicitar apoyo para recuperar la presidencia de Honduras, al
presidente nicaragüense Patricio Rivas, quien no se lo brindó por supuestas influencias del venturero William Walker. Así que
regresó a El Salvador, donde vivió muchos años y en su estadía sirvió como ministro y gobernador civil y militar de San Miguel en el
gobierno de su amigo Gerardo Barrios (1858-1863).
Últimos años
Durante los últimos años de su vida, el General Cabañas se retiró de la política y pudo regresar a Honduras en 1867 y establecerse
en Comayagua. En Honduras, inició una campaña contra la presencia del Williams Walker en Centroamérica, luego fue nombrado
por la administración del Presidente José María Medina como Intendente de la Aduana de Trujillo. Cabañas falleció el 8 de
enero de 1871, a la edad de 65 años.
Luego de su muerte, el gobierno de Honduras le otorgó el título de "Soldado de la Patria" y la República de El
Salvador nombró Cabañas a uno de sus departamentos, en su honor. Sus restos descansan en la Iglesia de San Sebastián de
Comayagua.

JOSE LORENZO DE ROMAÑA


Firmó el Acta de Independencia como secretario de gobierno. Fue nombrado por don Gabino Gaínza como jefe del Regimiento del
Fijo. Se le encargó recibir el juramento de los individuos de la Secretaría de Gobierno y Capitanía General, el 22 de septiembre de
1821.
ATANACIO TZUL

Indígena de San Antonio Totonicapán. El 12 de j ulio de 1820 hizo estallar una rebelión independentista y se coronó Rey de los
Quichés secundado por Luis Aguilar, a quién nombró presidente. Las causas fueron los reales tributos que los indios ya no tenían
que pagar desde 1811, suprimidos por las Cortes de Cádiz, y aún se los estaban cobrando. El motín fue sofocado por tropas
Quezaltenango leales a España

MARIANO DE BELTRANENA Y LLANO


Su firma aparece en el Acta de Independencia. Fue miembro de la diputación provincial y de la Junta Provisional Consultiva.
Morazán lo desterró, y a raíz de esto estuvo radicado varios años en Cuba. Falleció en 1866
Hombre humilde, representante del pueblo en la mañana del 15 de septiembre de 1821; cansado de oír las largas discusiones que
se desarrollaban en el salón de sesiones del palacio de gobierno, salió a ayudar a la plaza de la Constitución a doña Dolores
Bedoya de Molina a quemar cohetes y bombas, y a gritar ! Viva la Patria Libre ! ! Viva la Independencia !. Se destacó por su carrera
política al lado del Dr. Pedro Molina y Dolores Bedoya.

JOSE FRANCISCO BARRUNDIA


Durante su vida siempre mantuvo un afán independentista, por lo que fue continuamente perseguido. Participó en la Conjura de
Belén en diciembre de 1813, por lo que fue condenado a muerte "con garrote", sin embargo la sentencia fue interrumpida ante
gestiones del Ayuntamiento de Guatemala.
Nació en la ciudad de Guatemala en 1787. Hijo de de don Martín Barrundia y doña Teresa Cepeda. Estudió en el Colegio Tridentino,
donde obtuvo el título de Bachiller en Filosofía el 19 de marzo de 1803.
En su época se le consideró como una destacada figura intelectual y distinguida por su dedicación a la lectura y por que dominaba
varios idiomas. Fue quien tradujo al castellano el Código Penal de Livingston hecho para Louisiana, para adaptarlo al país. Fungió
como representante del pueblo en el Congreso Centroamericano, colaboró con el Ministerio de Instrucción Pública en el primer
período del doctor Mariano Galvez y también fue Ministro Plenipotenciario (hoy embajador) de Guatemala en New York, U.S.A.
Luchó por la Independencia de Centroamérica y estuvo presente en el Palacio de los Capitanes Generales cuando se firmó el Acta
de Independencia; se opuso radicalmente a la anexión a México logrando con esto el repudio y calificativo de terrorista por Vicente
Filísola cuando éste era gobernante; formó parte del grupo que aprobó la Constitución de 1824; atacó a Rafael Carrera en 1850 por
su sanguinario proceder e ignorancia en el poder; iluminó con sus ideas al pueblo en lucha por los derechos humanos y la dignidad
del hombre. Luchaba por la verdad desafiando a la Iglesia.
La historia considera a Barrundia como un hombre generoso, ya que siendo pobre regaló al Tesoro Nacional todos sus sueldos
devengados en los puestos públicos al darse cuenta de la crisis que afrontaba la Hacienda Pública.
Como actos erróneos en su gestión se dice que hizo la propuesta a la Asamblea para que declarara a Guatemala como un estado
libre, soberano e independiente cuando ésta era un estado de la Federación Centroamericana; contribuyó al derrocamiento del
doctor Mariano Gálvez y propició la entrada al poder de Rafael Carrera por falta de tacto político.
Siendo Embajador (Ministro Plenipotenciario) en New York muere el 4 de septiembre de 1854, y por disposición del presidente
Manuel Estrada Cabrera fueron repatriados sus restos en el año de 1913.
MARIANO GALVEZ

La fecha de su nacimiento se desconoce, y según algunos historiadores es un tanto misteriosa. Se dice que apareció abandonado
dentro de una canasta en las gradas de la casa de Fray Toribio Carvajal, quien lo entregó a una de las familias más ricas de la
Colonia. Algunos historiadores indican que nació el 29 de agosto de 1790, otros que el 26 de mayo de 1794. Fue recibido por doña
Gertrudis de Gálvez; la familia lo adoptó dándole su apellido. Tuvo una educación esmerada y privilegiada, los primeros estudios los
realizó en el Colegio de Infantes, fue muy dedicado en sus estudios, habiéndose doctorado el 16 de diciembre de 1819. Sirvió como
síndico primero en la municipalidad de Guatemala; presentó la moción de que terminara la guerra entre Guatemala y El Salvador.
Fue consejero privado de Gabino Gaínza en su gobierno. La historia le atribuye la reunión del 15 de Septiembre de 1821, fecha en
que fue proclamada la Independencia de Centroamérica. En agosto de 1831 fue electo Jefe de Estado de Guatemala en una época
dificil llena de disturbios, los máximos enemigos de su gobierno fueron el coronel Manuel Montúfar y Juan de Dios Mayorga.
Entre sus logros de gobierno se le atribuyen el mejoramiento de la instrucción pública; su lucha por la enseñanza laica; eliminó
muchos días de fiestas religiosas para evitar feriados; organizó el funcionamiento de las municipalidades; fundó la Biblioteca y el
Museo Nacional; estableció el matrimonio civil en el país; respetó las leyes y las garantías individuales, la libertad de prensa y
emisión del pensamiento; promulgó el Código de Livingston, el cual fue aceptado con desagrado; respetó la libertad de asociación y
decretó la Ley del Divorcio, entre otras.
Era un personaje astuto, inteligente, muy dedicado a sus estudios, supo ganarse el cariño del pueblo, progresista, con buenas ideas
políticas y muy respetuoso de las libertades.
Fue odiado por el Partido Clerical, el cual lo difamó con la calumnia de que había envenado las aguas fluviales, provocando el
contagio del Cólera Morbus a algunos militares de la época. En los últimos años de su gobierno surgieron dos grandes enemigos,
ellos fueron don José Francisco Barrundia y Pedro Molina quienes habían sido sus amigos. En 1838 fue desconocido como Jefe de
Estado en Antigüa Guatemala, Chiquimula y Salamá; en febrero de ese mismo año entró a Guatemala Rafael Carrera, lo que lo
obligó a dejar el poder y huir hacia México donde radicó definitivamente en la ciudad capital adquiriendo allí una gran reputación
como abogado.
Entre los errores fatales que cometió en su gobierno resaltan: la firma de un contrato con un "simple e insignificante" contratista
inglés, el cual entregaba a Izabal, las Verapaces, Petén y Belice a Inglaterra, el 6 de agosto de 1834, para que estos departamentos
se colonizaran en el término de 20 años, pero fue imposible cumplir dicha colonización; tuvo la debilidad de aceptar la reelección en
1835; en 1833 solicitó a la Asamblea Nacional el traslado de la Federación a la capital de El Salvador.
Murió en México el 29 de marzo de 1862, y fue sepultado en el Cementerio San Fernando. A su muerte Gálvez dijo: "PATRIA, NO
POSEERAS MIS RESTOS...", sin embargo sus restos fueron repatriados en 1925, y descansan en la Escuela de Derecho de la
Ciudad de Guatemala.
Era el primer alcalde al Ayuntamiento de Guatemala cuando se proclamó la independencia el 15 de septiembre de 1821, por lo tanto
fue el primer funcionario municipal que le correspondió tomar el juramento de lealtad a la nueva nación al jefe político de Guatemala,
brigadier Gabino Gaínza. El licenciado Larrave tuvo a su cargo la organización administrativa de la Nueva Patria.

JOSE ANTONIO DE LARRAVE


Es uno de los firmantes del Acta de Independencia. En el momento de discutirse la misma ocupaba el cargo de Regidor del
Ayuntamiento. Cuando nació la nueva patria él tuvo a su cargo la organización del Ayuntamiento capitalino.

Miguel Larreynaga

Don Miguel Larreynaga nació en el ciudad de León el 29 de Septiembre de 1772. Su padre don Joaquín Larreynaga muere antes de
su nacimiento y su madre doña Manuela Balmaceda y Silva muere durante el parto. Su abuelo paterno lo adoptó y educó.
Los primeros cuatro años de su niñez transcurrieron en Telica a donde fue llevado por dos tías solteras. Antes de cumplir los cinco
años, aprendió las primeras letras en el Convento de la Merced, en el mismo sitio donde se levantó la Universidad Nacional.
En ese mismo convento, concluye sus estudios de primaria y a los diez años de edad (1782) ingresa en el Seminario Conciliar de
San Ramón, que era el mejor centro de estudios secundarios. A los dieciocho años era ya profesor de Filosofía y Geometría.
De ahí se marchó a la universidad de San Carlos en Guatemala, donde obtuvo el bachillerato en Derecho Civil y Canónico en
1790.A los 27 años, viene a Nicaragua y es llamado por el Obispo de León para asignarle las cátedras de Retórica y de Filosofía,
que imparte en 1799.En 1801 regresó a Guatemala, dejando su biblioteca, de más de tres mil volúmenes, en la Universidad de León
y ya nunca retornó a su Patria.
De nuevo en Guatemala adquirió el Título de Licenciado en leyes en 1801. El Lic. Larreynaga fue un servidor público que ocupó
posiciones oficiales durante la colonia, en el Gobierno de la República Federal de Centroamérica y en el Imperio Mexicano, a raíz de
la anexión de Centroamérica al Imperio de Iturbide. La carrera de Don Miguel Larreynaga en el campo de las letras, las ciencias y el
arte de la política es simplemente brillante. Por dondequiera que va, deja los destellos de su luminosa personalidad. "Larreynaga es
el alma de las tertulias -dice el Capitán Bustamante- y el que mantiene las ideas de independencia de estos países".
En 1812 fue electo diputado de las Cortes de Cádiz por la provincia de Nicaragua, cargo que no ocupó por haberse disuelto estas en
el mismo año por Fernando VII.
En Febrero de 1818 viaja a España con el propósito de que el Rey le reconozca sus méritos y le nombre en un puesto importante.
Larreynaga regresó a Guatemala el 15 de Agosto de 1821, un mes antes de la proclamación de la Independencia y logró
plenamente su objetivo: obtuvo del Rey el nombramiento de Oidor Tercero de la Real Audiencia de Guatemala. El 15 de Agosto de
1821, tomó posesión de su tan ambicionada magistratura. Fue en este carácter que Larreynaga asistió, el 15 de Septiembre, a la
reunión convocada, precipitadamente, por el Capitán General Gabino Gainza; con el fin de que "auxilie con sus luces" a la
Superioridad, según reza la misiva enviada por el Capitán General.
El 15 de Septiembre estaba sentado en la Asamblea, la de los Próceres, que nos darían la emancipación. Cuando uno de los más
ilustres próceres, José Cecilio del Valle, parecía conquistar los ánimos para retardar la proclamación de la Independencia,
Larreynaga y otros ilustres próceres, en discursos encendidos de pasión y de razones, inclinaron la balanza de la libertad inmediata,
en medio de los aplausos del pueblo que llenaba las galerías.
Al producirse la anexión de Centroamérica el Imperio de Iturbide, Larreynaga fue llamado a prestar sus servicios. Durante sus trece
años de permanencia en México, desempeñó los cargos de Juez Letrado de hoy Distrito Federal de aquella nación y los de
Presidente de la Suprema Corte de Oaxaca; Magistrado de la Real Audiencia de Guanajuato; Asesor Legal del Gobernador de
Oaxaca y nuevamente, Magistrado de la Corte Suprema del mismo estado.
En noviembre de 1835, regresa a la ciudad de Guatemala e "inmediatamente, fue visitado, buscado y consultado por los
gobernantes y literatos, y por los que no lo eran, pues en él hallaban siempre una biblioteca viviente". La Universidad de San Carlos
le nombre Catedrático de Derecho Civil y después de Retórica y de Economía Política.
Dos circunstancias históricamente comprobadas, confieren al Licenciado Larreynaga su condición de PRÓCER de la
Independencia, proclamada en la Ciudad de Guatemala, en el año 1821, a saber:
Su concurrencia como invitado de alta categoría en el engranaje oficial de la Capitanía General de Guatemala a la solemne sesión y
su franca intervención y pronunciamiento inmediato de nuestra independencia en aquella memorable fecha.
Su designación honrosa para integrar la "JUNTA CONSULTIVA" de la nueva entidad política, libre e independiente de España,
como consta en el Arto. 8 del Acta de Independencia del 15 de Septiembre de 1821.
Don Miguel de Larreynaga falleció el 28 de Abril de 1847, después de haberse consumado el fraccionamiento de la federación
Centroamericana.
Don Miguel de Larreynaga es reconocido en los textos de historia "como el prócer por antonomasia" y el único que figura como tal, a
nivel internacional.
En la galería de los héroes de la Unión Panamericana, en Washington, figura su noble efigie como ejemplo para la juventud
Americana.

TOMAS RUIZ

El Dr. Tomas Ruiz, sacerdote indio, prócer de la independencia de Centroamérica ha si do casi olvidado, y la historia no le ha hecho
justicia.
Nació el padre Ruiz en Chinandega, el 10 de Enero de 1777 e inicio sus estudios en el Colegio Tridentino de San Ramón en la
ciudad de León, culminando estos con honores en la Universidad de San Carlos de Guatemala fue el primer indio puro
centroamericano en graduarse con titulo universitario.
Igual que don Miguel Larreynaga, el padre Ruiz fijo su residencia en Guatemala, distinguiéndose por su talento que puso al servicio
de la causa de la independencia.
El padre Ruiz encarnó a los curas liberales de la época que recibieron con entusiasmo los movimientos independistas de México
encabezados por don Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón.
La participación de Ruiz en el proceso de independencia de Centroamérica se inicio en Diciembre de 1813, en el Convento de
Belén, ciudad Antigua, Guatemala, dirigiendo la famosa conspiración conocida como la “Conjura de Belén”. Como consecuencia del
involucramiento del padre Ruiz en la conjura, fue capturado la noche del 1° de Diciembre, exactamente un día antes de que se
llevara a cabo el plan revolucionario que fracaso por la traición de Pudenciano de la llana.
El padre Ruiz y otros conjurados fueron condenados, unos a la horca y otros a prisión, pero por gestiones de personas influyentes,
estas penas no se aplicaron. El padre Ruiz permaneció 5 años en prisión, sufriendo largos períodos de incomunicación, privaciones
y desprecios.
Ya libre en 1819 solicitó permiso para trasladarse a la cuidad real de Chiapas en México donde falleció como consecuencia de los
vejámenes y torturas recibidas en la cárcel. Tenia entonces 47 años.
Se desconoce donde fue enterrado, pero todos los nicaragüenses estamos en deuda con él y debemos rendirle homenaje como
prócer de la independencia.

Enmanuel Mongalo y Rubio

Enmanuel Mongalo fue otro de los protagonistas de la guerra nacional (1855-56), que se cubrió de gloria en la batalla de Rivas entre
fuerzas nicaragüenses y los filibusteros de William Walker.
Enmanuel Mongalo nació en Rivas el 21 de Junio de 1834. Sus padres, Bruno Mongalo y Francisca Rubio, fueron honestos y bien
acreditados miembros de la sociedad rivense.
Infancia y juventud de Mongalo se deslizan en la paz de la ciudad natal, pero su despierta inteligencia le impulsan hacia más
amplios horizontes.
Agotados los estudios que podían ofrecerles los colegios de su departamento y llevado del ansia de emigrar, se embarga para los
Estados Unidos. Por ese entonces, el Istmo de Rivas estaba animado por el ir y venir de norteamericanos y europeos que de las
costas del Atlántico se trasladaban a California, y Mongalo se sintió también atraído y se marchó a San Francisco.
Pero San Francisco, urbe en formación, poblada de toda laya de gente, centro de vicio y de violencia, no podía retener el espíritu
delicado y más bien soñador que inclinado a la actividad. Pronto regresa Mongalo a Nicaragua y en Rivas se dedica al estudio y la
enseñanza, y a escribir textos. Su profundo espíritu patriótico comprende, sin duda, la urgente necesidad de cultivar la mente de los
niños nicaragüenses y por ellos escoge la abnegada carrera de magisterio para mejor servir a la patria.
En esta quieta labor civilizadora, le sorprende la llegada de los contingentes filibusteros. Han desembarcados en San Juan del Sur y
amenazan Rivas. El, que ha huido de California de donde vienen, los conoce muy bien. Son violentos mineros, los ágiles jinetes y
expertos rifleros y grandes bebedores. El ha conversado con sus coterráneos de aquella gente y ante su llegada súbita da la voz de
alarma y alerta. Pinta a lo vivo sus costumbres, sus caracteres de aventureros, despreciadores de indios y mestizos, e infunde entre
sus conciudadanos la voluntad firme de resistir hasta la muerte antes de pasar al dominio de tan despiadados conquistadores.
El calor y la convicción del joven maestro de escuela logran que los hombres de todas las condiciones sociales se presenten
voluntarios a empuñar las armas con decisión inquebrantable. El peligro es inminente.
Los invasores han salido de San Juan del Sur y avanzan. Los filibusteros se apoderan de la casa de Don Máximo Espinoza, que se
convierte en verdadera fortaleza, donde se parapetan y comienzan a disparar con mortíferos efectos.
Urge una decisión pronta y enérgica para evitar la carnicería que hacen desde la improvisada fortaleza. Los jefes de las tropas
nicaragüenses deciden incendiar el edificio, arriesgadísima tarea que solo puede ser llevada a cabo por voluntarios heroicos. El
momentos es angustioso, impresionante y grave. Entonces Enmanuel Mongalo se presenta. El soñador, el joven soñador, el joven
maestro de escuela desafiará al destino.
Marchó paso a paso, erguido, firme, con la tranquilidad de un espíritu recto, lleno de los sentimientos que anidan en los corazones
hidalgos a incendiar el refugio de los filibusteros. Y allí la lumbre se convirtió en llamaradas que se enroscaron en el hoy histórico
Mesón y lo hacían quejarse, gemir, crespitar. El Fuego escribía con caracteres infernales en el techo que cobijaba a los bucaneros y
les decía con lengua enfurecida y les gritaba con voz de patriotismo que Nicaragua no teme, mientras tenga a sus hijos que la
defiendan.
Las llamas eran serpientes dantescas que causaron extraños delirios, visiones de horror a los que juzgaron muy fácil apoderarse de
hombres para quiénes a pesar de su juventud, no representaba mucha la existencia al oír el grito de la Patria amenazada.
Vivieron sus compañeros momentos de angustia y de incertidumbre, pensando que allí se detuviera para siempre aquel corazón que
cantaba en medio del desastre y reía en medio de los gritos desesperados de los usurpadores y les mostraba, como escudo para la
Patria, la rosa viva de su corazón.
Los filibusteros con grandes pérdidas, abandonaron todo; el miedo se apodera de ellos y huyendo a través de las calles, plana de
heridos y muertos, se retiran desordenadamente de Rivas. Se había ganado la primera batalla a los invasores. Era el 29 de Junio de
1855.
Murió el 01 de Febrero de 1874 y sus restos reposaron durante muchos años en la Iglesia La Merced de Granada, habiendo sido
exhumados y trasladados simbólicamente a la ciudad de Rivas el 29 de Junio de 1970, porque la tumba contenía únicamente sus
cenizas las cuales fueron colocadas al pie de un monumento erigido en su memoria, en la calle Mongalo.
El 29 de Junio fue consagrado por el Congreso Nacional de Nicaragua como día del maestro nicaragüense, en homenaje al
maestro-héroe.

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